Teoria General Del Negocio Juridico

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Hechos jurídicos

Los hechos son acontecimientos o sucesos que, producidos por la acción humana o
por la naturaleza, tienen aptitud para dar origen, modificar o extinguir situaciones o
relaciones jurídicas. Analizaremos estos sucesos, haciendo especial hincapié en las
diferencias entre hechos y actos jurídicos a partir de sus características principales.

Hechos jurídicos

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Hechos jurídicos

Definición
Si hablamos de acontecimientos o sucesos producidos por el hombre o la naturaleza, por ejemplo, un
trueno, la caída de un rayo, la caída de un árbol, un hombre pintando su casa, ¿en qué piensas?, ¿estos
hechos tendrán alguna relevancia para el mundo jurídico?

Ahora, si hablamos, por ejemplo, de un nacimiento, un accidente de tránsito, el fallecimiento de una persona,
un pescador que hace propios los peces caídos en su red, la caída de un árbol sobre un vehículo, ¿estos
hechos tendrán alguna relevancia para el mundo jurídico? ¿Qué piensas?

 ¿Qué diferencia observas entre los primeros ejemplos y los segundos?

En este caso, repasando la legislación vigente, podemos decir que en los primeros ejemplos hablamos de
simples hechos, que no tienen relevancia para el mundo jurídico. Ahora bien, en el caso de los segundos
ejemplos, como un nacimiento, un fallecimiento, hablamos de hechos jurídicos, dado que estos sí son
relevantes para el mundo jurídico porque inciden en las relaciones jurídicas, dando lugar a la adquisición,
modificación, transmisión o extinción de derechos subjetivos o deberes jurídicos.

Para poder avanzar en la lectura, proponemos que analices el siguiente caso (sobre el que se irá trabajando
a lo largo de las diferentes lecturas del módulo):
Juan Rodríguez nació en 1968 en la ciudad de Córdoba. A la edad de 19 años se
fue a vivir solo, alquiló un departamento en el barrio de Nueva Córdoba y compró
un auto para poder realizar todos los días el viaje hasta la universidad, donde
estudiaba Música. Durante el cursado de su carrera, Juan compuso más de 25
canciones. En 1993 decidió casarse con María, su novia de toda la vida. Realizaron
una hermosa ceremonia en una parroquia del barrio y luego firmaron el acta en el
respectivo registro civil. A los dos años, nació Ricardo, el primer hijo de ambos, y
tres años después nació Soledad. En 2005 muere el padre de Juan, el señor José
Rodríguez. A los fines de dejar todo la documentación en orden con sus dos
hermanos, Juan decide realizar la declaratoria de herederos de su padre y luego
proceder a la división de dichos bienes. Como su hermana menor, Florencia, se
encuentra ausente el día de la audiencia notarial, asistió al acto de división de
bienes su representante, el señor Bulano. Dicha división se realizó en la escribanía
del notario Pérez, quien luego de la firma procedió a realizar las correspondientes
inscripciones en los registros respectivos.

Como se puede analizar, en el caso antes descripto, surgen un sinnúmero de hechos y actos jurídicos. A
continuación, se desarrollarán las teorías correspondientes a ambos supuestos para que, luego de ello, se
tengan las herramientas para identificarlos en la vida profesional y actuar de acuerdo con la normativa
vigente.

En primer lugar, corresponde señalar que los hechos son acontecimientos o sucesos que, producidos por la
acción humana o por la naturaleza, tienen aptitud para dar origen, modificar o extinguir situaciones o
relaciones jurídicas. El hecho jurídico es el supuesto fáctico o factum que, al corresponderse con un
supuesto jurídico, produce las consecuencias jurídicas previstas en la norma, o sea que produce
concretamente el efecto previsto en la norma.

El término acontecimiento, que proviene de los verbos acontecer, suceder, comprende toda circunstancia a
la cual la norma liga una consecuencia jurídica, sin detenerse en el hecho material.
¿Cuál es la importancia de los hechos?

“ Algunos hechos son irrelevantes para el mundo jurídico; otros, por el contrario, son
tomados en cuenta por el Derecho porque el ordenamiento prevé la producción de ciertos
efectos jurídicos para cuando ellos acontecen.”

(Altillo, 2016, https://bit.ly/2GCXSfs)

Estos son los hechos jurídicos. Los hechos jurídicos conforman la causa eficiente de los derechos. Esto
significa que constituyen la causa en función de la cual se produce la adquisición, modificación, transmisión
o extinción de las relaciones jurídicas.

Análisis del artículo 257 del Código Civil y Comercial


El Código Civil y Comercial (CCyC) comienza el tratamiento de la teoría del hecho y el acto jurídico a partir del

artículo 2571, en el que define el hecho jurídico. Dicho cuerpo normativo expone que:

El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al


ordenamiento jurídico, produce el nacimiento,
modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.

En el actual artículo 257 del CCC, como podemos ver, se elimina la susceptibilidad de los hechos como
causa generadora, que Vélez Sarsfield había tomado de Freitas, quien, a su vez, lo había tomado de Ortolan.
Una doctrina minoritaria estaba de acuerdo con dicha redacción del Código de Vélez Sarsfield, la cual se
refería a la susceptibilidad de los hechos para generar derechos, ya que consideraba que al referirse a esta
se incluía a la faz preventiva del derecho, es decir que considera al hecho eficiente no solo cuando el hecho
efectivamente genera efectos jurídicos, sino también cuando tiene la potencialidad para generarlos.
De todos modos, pese a ello y por el contrario, la comisión redactora de nuestro Código Civil y Comercial se
inclinó hacia una posición mayoritaria que considera que la causa eficiente solo está dada cuando el hecho
produce el efecto jurídico deseado. Es por ello que fue eliminada la susceptibilidad de los hechos para
producir efectos jurídicos. Otra observación que podemos hacer es que en el artículo 257 del CCyC ya no se
encuentra el término transferencia, por lo que se le quita redundancia a la redacción al tratarse la
transferencia de una forma de modificación de relaciones y situaciones jurídicas.

Además, este artículo 257 del CCyC, a diferencia del artículo 986 del Código Civil redactado por el doctor
Dalmacio Vélez Sársfield que se refería tan solo a los derechos y obligaciones, amplía el espectro
otorgando un cariz de mayor generalidad y considerando a las relaciones y situaciones jurídicas. Y esto tiene
explicación desde la ubicación metodológica de los hechos que se hizo tanto en el Código de Vélez como en
el actual Código Civil y Comercial. La causalidad eficiente de los hechos en el Código Civil anterior se
encontraba direccionada al derecho de las obligaciones al estar ubicada en el Libro II “de las Obligaciones”.
En cambio, actualmente, la teoría del hecho jurídico se encuentra regulada en la parte general del Código.

En cuanto a los efectos del hecho jurídico, el artículo 257 alude a tres posibilidades que, por lo general, irán
referidas a derechos subjetivos. Desde esta perspectiva, el nacimiento importará normalmente la unión de
un derecho a una persona que, de esta manera, deviene su titular, pudiendo ser originaria (por ejemplo, el
pescador que hace propios los peces caídos en su red) o derivada cuando una cosa se transmite de una
persona a otra (por ejemplo, adquisición de un inmueble por compraventa). Por su parte, la modificación
alude a toda alteración de un derecho, abarcando tanto la persona de su titular (subjetiva) como su
contenido (objetiva). Por último, la extinción comprende la pérdida de un derecho sin que exista transmisión
(por ejemplo, extinción del derecho de propiedad por destrucción de la cosa que constituye su objeto). Ahora
bien, la nueva redacción no se limita a aludir a derechos subjetivos y es que las posibilidades del hecho
jurídico van más allá y pueden abarcar, entre otras, al estado civil, a la capacidad, a meras facultades, a
deberes jurídicos que no son obligaciones y a posiciones jurídicas (Tobías, Rivera, Farina, Nieto Blanc,

Cariota Ferrara). Así, se ha dicho que el efecto jurídico se configura siempre como
situación jurídica que, al concretarse, se refiere a un sujeto determinado y, a su
vez, cuando la situación jurídica deviene intersubjetiva, llegamos a la idea de
relación jurídica en tanto vínculo entre dos sujetos (Prieto Molinero, 2014).

Hechos jurídicos: definición


Como primera media y adhiriendo al concepto expresado por el Dr. Rivera (1997), entendemos que:

Hecho jurídico es aquel que incide en las relaciones


jurídicas dando lugar a la adquisición, modificación,
transmisión o extinción de derechos subjetivos o
deberes jurídicos.

Los hechos jurídicos pueden ser hechos de la naturaleza o hechos humanos. Si bien el nuevo Código no
hace expresamente esta distinción, es importante hacerla “dado que a partir de la especie hecho irán
desarrollando las demás subespecies que componen la teoría (actos voluntarios e involuntarios, actos
lícitos e ilícitos, simples actos lícitos y actos jurídicos)” (Prieto Molinero, 2014).

Entonces, si se piensa en el caso, la muerte del señor Rodríguez es un hecho jurídico, ya que da lugar al
nacimiento de ciertos derechos y deberes jurídicos, en este supuesto, en cabeza de los herederos.

Esta tarea, la de identificar los distintos hechos que se pueden dar en la vida
cotidiana, es de amplia importancia para el notario, puesto que, como veremos
más adelante en las lecturas, sobre él mismo pesa la obligación de analizar
que en cada uno de estos hechos y actos se den los requisitos que exige la
normativa para que sean considerados válidos.
La inundación en La Plata año 2013 fue un evento que afectó a la ciudad y sus
zonas aledañas, con un registro de precipitaciones más de 400 mm
acumulados en cuatro horas, esto es:

Hecho jurídico

Acto jurídico

Hecho simple

Acto simple

SUBMIT

Diferencia entre hecho y acto jurídico

 ¿Es lo mismo hablar de la muerte del señor Rodríguez o de la compra por parte de Juan de
su auto cuando se va a vivir solo? ¿Cuál es la principal diferencia que se puede observar
entre ambas situaciones?

La diferencia entre los hechos y los actos jurídicos consiste en que los últimos se originan en la
voluntariedad del autor, en tanto que los hechos jurídicos tienen la particularidad de producir un efecto
jurídico que no ha sido querido por el autor. Esta distinción adquiere relevancia en el momento en que, si se
trata de un acto jurídico, el notario va a tener que analizar si dicha voluntad fue libre, sin vicios ni
impedimentos.

La relación que se establece entre el hecho y el acto jurídico es de género a especie:

Todo acto jurídico es un hecho jurídico, pero no todo


hecho jurídico es un acto jurídico, ya que el hecho puede
ser un simple acto lícito, faltándole la finalidad inmediata
que sí debe encontrarse presente en el acto jurídico.

Los hechos jurídicos tienen la aptitud para producir efectos jurídicos y pueden ser voluntarios o no. En
cambio, los actos jurídicos son hechos generados por las acciones del hombre, voluntarias y lícitas, que
tienen por fin inmediato producir efectos jurídicos. La importancia de la clasificación en actos voluntarios e
involuntarios se da para la atribución de la responsabilidad.

En el nuevo Código Civil y Comercial se eliminan las clasificaciones que se hacían de los hechos en el
anterior Código y se pasa, directamente, al tratamiento del simple acto lícito –o simple acto voluntario
lícito–, el cual se diferencia del acto jurídico al prescindirse en aquel del fin jurídico inmediato, y, por lo tanto,
los efectos jurídicos que produce se dan como consecuencia de que se encuentran predeterminados por la
ley.

El simple acto lícito es la acción voluntaria no prohibida por la ley, de la


que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o

situaciones jurídicas 2.
Es la ley la que deriva los efectos de la conducta consciente y voluntaria de la persona, aunque sus efectos
son producidos directamente por imposición del ordenamiento jurídico, más allá de si las partes quieren o no
producir tales efectos. (Caramelo, G., Picasso, S., Herrera, M., 2015, https://bit.ly/2NhFNny).

Recuerden el caso de Juan Rodríguez. En este se menciona que Juan, durante su


carrera, compuso más de 25 canciones. Esto es considerado para nuestra
legislación como un simple acto lícito, ya que mientras escribía la canción por
placer, no pensaba que el ordenamiento legal protege su creación intelectual y le
asigna la paternidad de la obra.

Los simples hechos lícitos se refieren a los actos voluntarios que no son contrarios al ordenamiento jurídico
y que tampoco tienen por fin inmediato la producción de efectos sobre las situaciones y relaciones jurídicas.
Esta última es la diferencia esencial entre el simple acto lícito y el acto jurídico.

Entonces, volviendo al caso, en el casamiento de Juan y su novia de toda la vida,


estamos en presencia de un acto jurídico, ya que mediante este se busca la
producción de los efectos jurídicos.

Es necesario distinguir entre actos jurídicos y simples actos lícitos por el régimen aplicable a cada caso. Al
simple acto lícito, no se aplicarán “las normas del Código en materia de elementos, vicios e ineficacia de los
actos jurídicos; quedando cada acto regido por lo que se disponga en cada hipótesis (Cifuentes, Rivera,
Orgaz, Cariota Ferrara)” (Prieto Molinero, 2014).

Por otra parte, el acto jurídico siempre será voluntario; en cambio, el simple acto puede o no serlo.
Tabla 1: Hechos y actos jurídicos

Fuente: elaboración propia.

Con base en las diferencias antes enunciadas, les proponemos realizar la


siguiente actividad:

Hecho jurídico

Recibir una herencia Nacimiento

Muerte por alguna


enfermedad

Acto jurídico

Comprar una casa Adquirir un seguro

Vender un auto

La diferencia entre los hechos y los actos jurídicos consiste en que los últimos
se originan en la voluntariedad del autor, en tanto que los hechos jurídicos tienen
la particularidad de producir un efecto jurídico que no ha sido querido por el
autor.

Para finalizar, te propongo completar la siguiente actividad:


El _____________ es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico,
produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

El _____________es la acción voluntaria no prohibida por la ley, de la que resulta


alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

El _____________ es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la


adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.
Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

 Es importante destacar que, tal como se realizó en la presente lectura a


través del ejemplo práctico, en cada situación de la vida profesional que se
presente, el notario debe poder interpretar los hechos y actos que se fueron
sucediendo, para poder realizar con mayor eficacia la interpretación de la
voluntad del requirente.

1 Art. 257. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
2 Art. 258. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Caramelo, G., Picasso, S., Herrera, M. (2015). Código Civil y Comercial de la Nación comentado. 1a Ed.
Buenos Aires: Infojus, Sistema Argentino de Información Jurídica.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=235975

Rivera, J. (1997). Instituciones de derecho civil. Parte general. Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.
La voluntad

El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se manifiesta en un hecho exterior. La voluntad se integra
con elementos internos: el discernimiento, la intención, la libertad, y la manifestación de la voluntad como elemento externo.
Analizaremos cada uno de dichos elementos, sus requisitos y características propias.

La voluntad

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

La voluntad

Elementos y requisitos
Cuando hablamos del negocio jurídico, el cual conforma el abecé y piedra angular de nuestra materia, nos referimos a:

La voluntad sana, manifestada, que genera, modifica o extingue situaciones o relaciones jurídicas.

Cuando decimos voluntad sana, queremos decir sin vicios, y tendrá que contar además con todos sus elementos, tanto internos como externos. El Código Civil y

Comercial nos define al acto voluntario en su artículo 2601 y de allí se desprenden sus elementos.

Elementos internos de la voluntad


Discernimiento.

Intención.

Libertad.

Elementos externo de la voluntad


Manifestación de la voluntad.

La voluntad le permite al sujeto decidir, iniciar, continuar, desarrollar actividades de acuerdo con la dirección de su inteligencia, y, como dijimos, posee un proceso
interno y otro externo. Desde el punto de vista interno, no debe tener vicios, debe ser sana; próximamente, veremos que los vicios de la intención son el error y el
dolo, y el vicio de la libertad es la violencia, vista como la fuerza física irresistible (vis absoluta) y la violencia moral (vis compulsiva).

 Si se piensa en el caso expuesto en la lectura anterior, en especial, en el casamiento de Juan, ¿cómo se puede analizar la voluntad de Juan?
Por un lado, en forma interna, hay que ver que no haya vicios, es decir, que Juan haya optado libremente por hacer esa acción, que entienda qué acto está
realizando y que no lo haga amenazado, por ejemplo.

Formas de expresión de la voluntad

La manifestación de la voluntad es el acto humano que consiste en la exteriorización de un hecho psíquico del fuero interno. Tiene el fin de producir efectos
jurídicos, con la plena comprensión de sus consecuencias.

El artículo 2622 del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN) habla de la manifestación de la voluntad y sostiene que los actos (voluntarios) pueden
exteriorizarse tanto en forma oral como escrita, así como por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

La voluntad puede expresarse de forma: expresa y tácita

 ¿Qué clase de expresión de la voluntad se produce cuando Juan firma el acta de matrimonio ante el registro civil?

Para poder dar respuesta a esta pregunta, vamos a analizar las distintas manifestaciones de la voluntad.

Manifestación expresa de la voluntad, artículo 262 del CCCN

Los actos se exteriorizan por algún modo, que puede ser oral o por signos inequívocos (hechos materiales), como, por ejemplo, levantar la mano en una subasta o
colocar la mercadería sobre la cinta del supermercado. Debemos tener en cuenta la forma escrita como modo de manifestación de la voluntad en forma expresa,
ya que es la más segura a los fines de poder acreditarse y probarse. La forma oral, además de ser poco frecuente y menos consistente a nivel probatorio, conduce
luego a la prueba testimonial.

Esta clase de manifestación es justamente la que se da cuando se firma el acta de matrimonio. Este signo de manifestación (la firma) es el que exterioriza dicha
voluntad. En cambio, también la voluntad se podría exteriorizar en forma oral, por ejemplo, cuando Juan se casa en la iglesia y expresa el “sí, quiero”.

Manifestación tácita de la voluntad, artículo 2643 del CCCN

Se da mediante actos a través de los cuales se puede deducir con total certidumbre que existe voluntad en aquellos casos en que una manifestación en forma
expresa no se exige.

Es por ello que la manifestación tácita no tiene eficacia en aquellos casos en que la ley o la convención

exigen inexorablemente una manifestación en forma expresa.


La expresión tácita surge de los comportamientos, como, por ejemplo, el pago, el cual es una confirmación tácita de que se está debiendo una prestación en
dinero.

Este supuesto se puede observar en el caso que se usa como base cuando Juan decide iniciar la declaratoria de herederos y ninguno de sus hermanos se opone.
Aquí no hay una expresión de voluntad en forma expresa, sino que tácitamente todos los herederos están exponiendo su voluntad de realizar dicho acto.

El valor del silencio, artículo 2634 del CCCN

La regla general es que “el que calla nada dice”. Es decir que, en principio, el silencio no puede ser tomado como manifestación de voluntad, ya que la regla es que
el silencio no tiene consecuencias jurídicas. Esto, sin embargo, cuenta con ciertas excepciones.

En el Código Civil y Comercial se amplía el elenco de excepciones que le dan valor al silencio como expresión de voluntad. En el nuevo Código, se elimina la
obligación de explicarse por las relaciones de familia, ya que esta es una hipótesis referida a una declaración presumida (por lo que no se estaría manifestando por
el silencio, sino que se presume que asiente).

En cambio, se mantiene en el Código la excepción fundada en situaciones en donde exista la obligación de explicarse por la ley (por ejemplo, si en una absolución
de posiciones la persona guarda silencio, este será tomado en sentido afirmativo). Asimismo, se mantiene la excepción en el caso en que existiera una relación
entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

El Código Civil y Comercial incorpora dos nuevas excepciones:

1 La primera es que el silencio tendrá efecto cuando las partes de antemano así lo hayan establecido en el contrato, pudiendo las partes de un contrato en ejercicio
de la libertad de contratación (lo que antes se denominaba “autonomía privada”) establecer que el silencio en determinada situación o circunstancia va a tomarse
en sentido afirmativo.

2 La segunda excepción refiere al valor del silencio, es la de los usos y prácticas. Esta excepción se relaciona, sobre todo, con el ámbito del derecho del consumidor.
Consiste en hacer hincapié en la necesidad de que, en ciertos ámbitos como el del derecho del consumo, el silencio sea entendido en sentido afirmativo según los
usos y prácticas habituales en el lugar donde se da esa relación jurídica.

Para exponer un ejemplo de esta situación, imaginemos que al momento en que Juan compró el automóvil al irse a vivir solo se firmó un boleto de compraventa en
el que se dejó asentado que el comprador tenía 15 días para reclamar cualquier desperfecto técnico o estético que tuviera el bien. Si pasado ese plazo Juan
mantuvo silencio, se configuraría el primero de los supuestos expuestos ut supra referidos al valor que se le puede otorgar al silencio.

La manifestación de la voluntad en el acto notarial

“ Difundir incesantemente la cultura jurídico notarial y aún la cultura general entre los escribanos, procurando por ese medio elevar el nivel
espiritual y su capacidad técnica”

(Negri, 1947, p. 22)

Debemos estar atentos a que, en el acto o negocio jurídico, concurran los elementos tanto internos como externos para que el acto sea voluntario y no adolezca de
vicios que lo afecten.
Así es cómo en el ejercicio profesional del escribano resulta de suma importancia captar la declaración de la voluntad de
los requirentes.

La etapa de calificación negocial consiste en la apreciación que debe hacer el notario respecto de la voluntad de las partes, junto con la valoración ética de sus
pretensiones y la posibilidad legal.

La calificación negocial es una obligación del notario, en donde él debe hacer toda esa apreciación, ya que justamente en el futuro debe asegurar que:

el acto fue voluntario, emanado de una voluntad sana, es decir, sin vicios;

que las partes sabían lo que querían firmar;

que tampoco hubo intención fraudulenta ni de daño (dimensión axiológica de la calificación negocial); y

que la que fue plasmada en el negocio es realmente la intención de las partes (dimensión psicológica de la calificación negocial).

Dentro de lo que es la audiencia notarial, la primera faz que denominamos audiencia previa o de conocimiento, donde las partes expresan sus inquietudes al
notario, es el principal momento en el que el notario tiene la obligación de evaluar que la voluntad de las partes sea sana axiológica y psicológicamente, y adecuada
al negocio que quieren otorgar. Luego en la audiencia de otorgamiento debe observarse a los otorgantes en el momento de la exteriorización de su voluntad.

 A partir del caso expuesto, y de acuerdo con lo antes mencionado en referencia a la calificación negocial, ¿qué debería analizar el escribano
cuando se realiza la partición de los bienes?

Como primera medida debería en la audiencia de conocimiento indagar acerca del requerimiento de las partes. Luego, debe analizar todo lo referido a la voluntad,
que sea libre, que no haya vicios. Asimismo, debe corroborar que todos comprendan aquello que están firmando y, en el caso particular de análisis, por ejemplo,
todo lo referido al poder que tiene el representante de la hermana de Juan.

Lectura obligatoria: valor jurídico del silencio

Valor jurídico del silencio.pdf


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Fuente: Poder Judicial de la Nación, Cam. Civ. Sala “B”, Angiolillo de Cartabbia Liliana Gloria y otro c/ CivitellaIdinesga y otro s/ejecucion hipotecaria. (2015). Recuperado

de http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2016/04/CNCiv.-sala-B-23-10-15-Valor-jur-%C2%A1dico-del-silencio.pdf

De acuerdo con lo leído en la resolución, el silencio ¿puede ser tomado como una manifestación de voluntad?
Verdadero, porque el hecho de no objetar, significa que está de acuerdo.

Falso, porque aun habiendo sido notificado, no ha objetado su derecho a percibir la totalidad del producido del remate.

SUBMIT

El discernimiento: definición y caracterización

Al tratarse de un acto voluntario, siempre se debe poseer discernimiento, y esto es una de las primeras cuestiones que el notario debe corroborar. Como dijimos
anteriormente, debe indagar acerca del entendimiento por parte de los requirentes del acto que se va a llevar a cabo y de sus efectos.

Elemento interno: el discernimiento

Podemos precisar la noción de discernimiento como:

La aptitud para poder razonar, entender y diferenciar lo que se quiere de lo que no se


quiere, pudiendo representarse y comprender las consecuencias de su proceder.

Caracterización del discernimiento

El discernimiento constituye el punto de partida para saber si un acto fue realizado con voluntad o no. Esto se debe a que, si no hay discernimiento, ya no interesa si
hubo intención y libertad, debido a que la intención avanza a partir del discernimiento, porque sin discernimiento no hay intención.

El discernimiento, a diferencia de los otros dos elementos de la voluntad, no tiene vicios. No existen vicios

del discernimiento. El discernimiento se tiene o no se tiene.

El acto realizado sin discernimiento se reputa como involuntario.

1 El acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón.

2 El acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años.


3 El acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales5.

Respecto del inciso 2, algunos autores entienden que el fundamento de tal distinción radica en que el concepto de la ética y la moral que los padres le introducen al
menor por su educación es más fácil de aprender que los otros conceptos, por lo que lo “bueno o malo” lo aprenden primero que lo conveniente e inconveniente.

Los menores, artículo 24 del CCCN6

El Código Civil y Comercial, en su artículo 24, enumera a las personas incapaces de ejercicio, refiriendo en su inciso A a la persona por nacer y en su inciso B a la
persona que no cuenta con la edad y el grado de madurez suficientes. El Código armonizó sus normas a los tratados internacionales con jerarquía constitucional,
como sucede con la Convención Internacional de los Derechos del Niño.

Así, en el caso de los menores, en cuanto a ciertos aspectos de la capacidad de ejercicio, se toma como parámetro a la
noción de autonomía progresiva, al establecer el criterio flexible de la “edad y madurez suficientes”.

El juez tiene la obligación de escuchar y tener en cuenta la opinión del menor con respecto a ciertas circunstancias, como, por ejemplo, en lo que atañe al cuidado
de su propio cuerpo.

El Código Civil y Comercial mantiene la denominación menor, en contra de la opinión de quienes lo consideran como un término peyorativo y que no resulta
congruente con las disposiciones de la Convención de los Derechos del Niño.

En consonancia, ahora se llamara niño el menor desde el nacimiento hasta los 13 años, y adolescente a aquel menor de edad comprendido entre los 13 y los 18
años. La reforma constitucional del año 1994 fija un rango constitucional a los tratados internacionales y frente a las expresas previsiones de la Convención de los

Derechos del Niño, la cual en el artículo 1 establece que “se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad…”7. Por lo tanto, queda de manifiesto la
influencia de esta convención en las modificaciones. La figura del adolescente resulta toda una novedad en el Código unificado.

Discernimiento para actos lícitos y para actos ilícitos, artículo 2618 del CCCN

Como ya expresáramos anteriormente, el Código Civil y Comercial, en orden al discernimiento de los menores, adopta un criterio rígido, marcado por límites etarios.
Así se refleja en el artículo 261 en los incisos B y C, quedando establecido que:

La responsabilidad de los menores para los actos ilícitos se tiene a partir de los 10
años, y para los actos lícitos, a partir de los 13 años.

En conclusión, desde el punto de vista notarial, esta reforma ha producido un gran cambio, lo que implica que, al momento de la realización de un acto notarial, es
de suma importancia que el notario constate la capacidad del requirente y de los intervinientes en el acto jurídico a llevar a cabo, tomando recaudos con respecto a
todos aquellos a los que le sea necesario completar la capacidad a los fines de llevar adelante en forma satisfactoria el acto requerido.
Otras circunstancias privativas del discernimiento, artículo 261 del CCCN

El acto involuntario no produce efectos jurídicos, debido a que son actos realizados con falta de discernimiento, ya sea por límite de edad o por privación de la
razón. El Código Civil y Comercial simplifica el tema, en cuanto al acto involuntario, que es el que carece de alguno de los elementos internos de la voluntad, y nos
dice que entre ellos están los actos de quien, al momento de practicarlo, está privado de razón. La privación de razón incluye tanto a las causas de pérdida
permanente de razón como a la persona declarada tal por incapacidad restringida o incapaz, y las pérdidas transitorias o accidentales del discernimiento. Como
podemos ver, el Código mantiene el término incapacidad, pero ha eliminado la denominación demente. Ahora, también se hace referencia a las personas con
capacidad restringida.

Es por esto que el acto lícito realizado en tales circunstancias debe ser considerado acto involuntario.

El acto ilícito será considerado involuntario si la privación de la razón también tiene carácter involuntario. Por ejemplo:
cuando la embriaguez o pérdida de conciencia proviene de la negligencia del sujeto que ha bebido o consumido drogas
en exceso, conociendo o debiendo conocer sus efectos, el acto será considerado voluntario, en tanto que el acto será
involuntario si la persona desconoce que la bebida ingerida posee ciertas cualidades que afectan su salud, o bien la
sustancia ha sido introducida por un tercero sin que tenga conocimiento de tal situación.

El elemento voluntario del acto genera un efecto que, al no existir el acto jurídico, tiene un problema de eficacia “estructural” (nulidad) y no produce efectos
jurídicos.

La intención: definición y caracterización

La intención es la determinación de la voluntad direccionada hacia un fin. Para que


haya intención, tiene que haber discernimiento, por lo que se puede tener discernimiento,
pero no intención en el caso de que esta pudiese estar viciada.

Vicios: concepto y caracterización

Vicios de la intención

La intención, como elemento interno de la voluntad, puede ser viciada por error o por dolo.

Error

En el Código unificado se mantiene el error de hecho esencial, pero se establece el error reconocible, que se da cuando el destinatario de la declaración lo pudo conocer, según
la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo y lugar.

Ahora, vemos que este error reconocible solo puede aplicarse en los actos bilaterales, es decir, a aquellos actos donde tenemos un destinatario, y en los actos unilaterales
recepticios. De esta manera, vemos cómo la teoría del error reconocible se aplica solamente a los actos bilaterales y unilaterales recepticios.
El Código Civil y Comercial agrupa varias normas del código anterior en un solo artículo, el 2679, en donde enumera los supuestos de error esencial.

Entre otras hipótesis de error como vicio, en el artículo 26810 encontramos al error de cálculo, que no da lugar a la nulidad, sino a que se rectifique. También tenemos el error
accidental, el cual si bien el Código Civil y Comercial no lo define, podemos inferirlo a contrario sensu, ya que el error que no sea esencial será accidental, debido a que el error
accidental recae sobre circunstancias secundarias o accidentales (no esenciales) y en razón de ello no resulta de entidad suficiente para provocar la invalidez. Claro que
queda a salvo la hipótesis en la que esa cualidad accidental haya sido exigida expresamente como condición por la parte interesada.

En el artículo 26911 del Código tenemos una norma que antes no la teníamos: la que se refiere a la subsistencia del acto en materia de vicio de error, expresando la
mencionada norma que “la parte que incurre en error no puede solicitar la nulidad del acto, si la otra ofrece ejecutarlo con las modalidades y el contenido que aquélla entendió
celebrar”.

Finalmente, en el artículo 27012 del Código, encontramos el error en la declaración. El Código Civil de Vélez Sarsfield no contenía una norma sobre el error en la declaración.

Dolo

El dolo es el otro vicio del elemento interno intención. Tanto el error como el dolo ya no producen la anulabilidad, sino la nulidad del acto, como ya expresáramos
anteriormente.

En cuanto al concepto y caracterización del dolo, podemos decir que consiste en todo engaño, astucia o maquinación destinado a inducir error para conseguir la ejecución de
un acto, y el Código lo reúne en un solo artículo, el artículo 271.13

Para que el dolo pueda causar la nulidad del acto, es preciso que sea grave, es decir, que tenga entidad suficiente como para inducir al engaño, por lo que ese dolo tiene que
ser la causa determinante de la acción, además de causar un perjuicio o un daño.

El dolo incidental no es determinante de la voluntad, ya que no vicia la raíz del acto por ser posterior a la estipulación contractual. Por lo tanto, no afecta la validez del acto, sino
que tan solo genera la responsabilidad del autor de responder por los daños causados.

El Código Civil y Comercial en su artículo 27514 establece la responsabilidad del autor del dolo, tanto esencial como incidental, de reparar el daño causado. Además, establece
responsabilidad solidaria para la parte que hubiese tenido conocimiento del dolo de tercero a tiempo de la celebración del acto.

Se puede pensar en un ejemplo de esto si en el caso de Juan, al comprar el automóvil, lo hace a una persona que dice ser su dueño, paga el precio y al ir a realizar
la transferencia se da con que hay un auto “mellizo”. Eso se debía a que quien se lo vendió modificó los números de chasis y motor “limando” estos en forma
dolosa.

La libertad: definición. Vicios

 ¿Qué sucedería si Juan se hubiera casado con su novia porque el padre de ella lo hubiera amenazado? ¿Habría actuado
con libertad?

El artículo 1915 de la Constitución Nacional dice que “nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado
de lo que ella no prohíbe”.

La libertad es afectada por el vicio de violencia a través de la fuerza o intimidación. El Código Civil y Comercial incluye a la fuerza e intimidación,
más “la fuerza irresistible y las amenazas que generan un temor de sufrir un mal grave e inminente que no se puede contrarrestar o evitar en la persona o bienes de

la parte o de un tercero”.16
Cuando estamos en presencia de estos factores, el acto no se realiza y algunos autores entienden que no

se pierde solo la libertad, sino también el discernimiento y la intención.

Rivera (1997) habla de la vis compulsiva o violencia moral, la cual es aquella amenaza de causar un daño a la persona o a sus bienes, por el cual una persona
celebra un acto jurídico que en realidad no hubiese querido realizar.

FU E RZ A FÍ S I C A I RRE S I S T I BLE V I O LE N C I A M O RA L

Frente a la fuerza física irresistible, se produce la eliminación del procedimiento volitivo, es decir, la posibilidad de actuar físicamente. La fuerza física
irresistible es el supuesto en que el humano está sometido a una fuerza que le impide por completo moverse conforme a su voluntad.

FU E RZ A FÍ S I C A I RRE S I S T I BLE V I O LE N C I A M O RA L

Con respecto a la violencia moral, aquí al sujeto no se le permite obrar de acuerdo con nuestro libre albedrío, a nuestra voluntad, libertad de elección; aquí
el sujeto externo va a incidir sobre esa libertad moral.

Cuando el daño es grave e inminente, produce un temor tal que no le permite a la persona actuar libremente y, por lo tanto, queda eximido de las consecuencias de
los actos ilícitos y, en este caso, se exime de culpabilidad por el presupuesto de la responsabilidad del ámbito subjetivo que es la imputabilidad.

De lo antes expuesto se deduce que, si Juan se hubiera casado amenazado, su libertad hubiera estado viciada, no hubiera sido un acto voluntario.

Los elementos y su relación con la actividad notarial

El notario en sus intervenciones, como auxiliar del derecho, deberá observar que se cumplan todos los requisitos para que el acto sea voluntario y, en
consecuencia, los actos otorgados sean válidos.

En caso de que el notario, en su calidad de instrumentador de los actos jurídicos, advierta anormalidades o
simplemente tenga dudas, no deberá otorgar los actos evitando de esta manera celebrar actos pasibles de nulidad.
En este punto vuelve a cobrar especial importancia todo lo referido al rol del notario durante la calificación negocial, a su diligencia para analizar a los requirentes,
sus intenciones y sobre todo sus voluntades. Esto es muy importante al momento de realizar las tareas, ya que puede ser causal de responsabilidad por parte del
notario.

Expresa Negri (2009) en el decálogo de la función de los colegios notariales:

“ vigilar el estricto cumplimiento por parte de los escribanos de las disposiciones legales o reglamentarias que rigen el ejercicio de la profesión,
procurar que sean subsanadas sin escándalo las pequeñas e involuntarias omisiones o irregularidades.”

(p. 14)

La actividad del notario consiste esencialmente en aprehender la voluntad de las partes, encuadrarla en la norma aplicable y narrarla, dando así nacimiento al
instrumento.

Después de haber desarrollado este contenido, ¿cuáles crees que son los elementos que integran la voluntad?

El discernimiento, la intención, la libertad y la manifestación de la voluntad.

El discernimiento, la motivación, la libertad y la manifestación de la voluntad.

El discernimiento, la motivación, la libertad y la manifestación de la decisión.

La decisión, la motivación, la libertad y la manifestación de la decisión.

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1 Art. 260. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 262. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 264. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 263. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 261. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 24. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 1. Ley 23849. (1989). Convención de los Derechos del Niño. Asamblea General de las Naciones Unidas.

Recuperado de http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-23849.html
8 Art. 261. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 267. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 268. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 269. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 270. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 271. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14 Art. 275. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15 Art. 19. Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16 Art. 276. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Ley 23849. (1989). Convención de los Derechos del Niño. Asamblea General de las Naciones Unidas. Recuperado de
http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-23849.html

Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Negri, J. A. (1947). Historia del notariado argentino. Buenos Aires, AR: El Ateneo.

Negri, J. A. (2009). Decálogo de la función de los colegios notariales. Revista Internacional del Notariado. Recuperado de http://escribanos.org.ar/rnotarial/wp-
content/uploads/2015/07/RNCba-12-1966-03-Doctrina.pdf

Rivera, J. (1997). Instituciones de derecho civil. Parte general. Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.
El acto o negocio jurídico

En la vida profesional, serás testigo de un gran número de actos o negocios jurídicos. Es por ello que indagaremos acerca de la
definición, caracteres y efectos de estos, haciendo especial hincapié en la clasificación de los actos jurídicos y en la distinción sus
elementos propios.

El acto o negocio jurídico

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

El acto o negocio jurídico

Como se vio anteriormente en las restantes lecturas del módulo, y siempre sobre el caso práctico planteado, existen en la
vida profesional un gran número de actos jurídicos. ¿Recuerdas cuáles vimos?

Podemos mencionar como ejemplos la compra del automóvil por parte de Juan, su casamiento y la declaratoria de
herederos realizada ante la muerte de su padre. Mientras que en el mismo supuesto se observan ejemplos de hechos
jurídicos, tales como el nacimiento de los hijos de Juan o la misma muerte de su padre, entonces ¿qué diferencia a unos
de otros?

Sus raíces más profundas deben buscarse en la escuela del derecho natural, que predica el valor de la voluntad como
fuente de efectos jurídicos, y en la evolución del derecho de los contratos, que admite la eficacia de los contratos
innominados, que generalizó las reglas previstas para contratos típicos.

En el Código Civil y Comercial, a partir del artículo 2571, se desarrolla la teoría de los hechos y actos jurídicos, y se define
en el artículo 259 al acto jurídico, lo que en la doctrina equivale al denominado negocio jurídico.

 ¿Cuáles cree que son los caracteres principales de estos actos, sus efectos, sus elementos, la relación de algunos de
ellos con la actividad notarial? ¿Tú que piensas?

El acto jurídico: definición, caracteres y efectos


El Código Civil y Comercial habla de acto jurídico, que se encuentra definido en el artículo 2592 de dicho cuerpo normativo.

Este artículo establece que el acto jurídico es:

El acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o


extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

En el supuesto del matrimonio de Juan, este es lícito, es voluntario (ya que no se hizo mención a que existiera ningún vicio en ninguno de los elementos de la
voluntad), y cuyo fin es la modificación de los derechos, por ejemplo, el cambio de estado civil (de soltero a casado), la adquisición de los derechos que implican el
régimen patrimonial-matrimonial, entre otros.

Algo importante a lo cual el notario debe prestar atención, en todos los actos jurídicos que tengan lugar frente a él, es que los sujetos intervinientes en dichos
actos comprendan el acto que están realizando, cuáles son sus consecuencias jurídicas, y recién cuando tengan una noción completa y acabada de ello, el notario
deberá proceder a llevar adelante el acto.

Entonces, por ejemplo, si pensamos en cuando Juan compró el automóvil, si ello se hubiera realizado ante un notario, él
mismo debería haberse cerciorado de que el comprador comprendiera que una vez que firmara el formulario 08 le daba el
derecho a Juan como comprador a inscribir el vehículo a su nombre, y que, asimismo, Juan comprendiera que la firma del
formulario no lo transforma en propietario, sino que, además, debe realizar otro trámite, y que mientras no se lleve a cabo, el
auto sigue siendo de propiedad del vendedor.

La manifestación de voluntad en el acto jurídico se trata de una declaración de voluntad lícita, expresa o tácita, con la intención de que produzca efectos
dispuestos por la ley, ya sea el nacimiento, la modificación o la extinción de situaciones o relaciones jurídicas.

La noción que el Código Civil y Comercial utiliza es la de acto jurídico, asimismo como en el anterior Código Civil de Vélez. En ninguno se hace referencia al negocio
jurídico.

La locución negocio jurídico suele emplearse para hacer referencia al acto jurídico de contenido patrimonial. En cambio, la noción de acto jurídico sería más
amplia.

Por ejemplo, se hablaría de negocio jurídico al referirse a la compra del automóvil, y de acto jurídico en el caso del
matrimonio de Juan.

Sin embargo, resulta indistinto decir acto o negocio jurídico. El acto en el derecho privado es equivalente al negocio jurídico.

El acto o negocio jurídico campea en el terreno de la autonomía de la voluntad, ahora denominada libertad de contratación. La voluntad es la clave, el abecé de la
materia, como ya hemos dicho con anterioridad. La voluntad sana, sin vicios, y manifestada.

Lo concerniente al ámbito de la figura del negocio jurídico es discutible. Algunos entienden que el negocio jurídico abarca el ámbito del derecho público y el derecho
privado, en tanto que la mayoría de la doctrina sostiene que corresponde al campo del derecho privado, pero la doctrina no es pacífica y no hay unanimidad.

Así veremos que, en el ámbito del derecho administrativo, existe un acto administrativo con sus requisitos y elementos, pero es una manifestación de voluntad de
la administración, donde las relaciones no son entre iguales, sino entre el Estado y los subordinados (ciudadanos).

Otros se refieren a zonas grises o de frontera con los actos procesales. Por eso, hablamos de zona de frontera donde la demanda, contestación, ofrecimiento de
prueba no son negocios jurídicos, sino actos procesales; en tanto que la consignación, la transacción con la que ponemos punto final a un juicio son negocios
jurídicos. A continuación, veremos sus caracteres.

Acto voluntario
1 Se trata de una actividad del hombre, del sujeto de derecho, ya sea actuando física e individualmente o como persona jurídica. No es negocio jurídico un hecho de
la naturaleza.

Entonces, por ejemplo, si el auto que compró Juan se encontraba estacionado afuera de la universidad, se caía un
árbol y se destruía el vehículo, más allá de que se produzcan efectos jurídicos, ya que Juan va a poder reclamar el
siniestro ante el seguro, no se trata de un negocio jurídico, porque, tal como se expuso anteriormente, es un hecho de
la naturaleza.

2 Según Orgaz (1963), lo de voluntario es redundante, porque si es un acto humano, tiene que ser voluntario, pero la doctrina entiende que para sacar las dudas debe
ser acto voluntario actuado con discernimiento, intención y libertad libre de vicios. Además, para que exista acto voluntario, se requiere de la manifestación.

3 Para Cariota Ferrara (1956), la manifestación de voluntad está limitada o acotada a la responsabilidad y confianza. Dice: “la responsabilidad indica cómo hay que
comportarse” (p. 49).

4 Además de ello, la manifestación de la voluntad va unida a la buena fe, dado que tiene que ser una voluntad clara, honrada, inequívoca. Allí es donde el notario
ejerce su labor utilizando términos adecuados, debido a que la manifestación de voluntad es para los otros sujetos que confían en lo que se está manifestando,
principio de confianza, hay que tutelar al emisor y al receptor.

Cuando la voluntad está dirigida a personas presentes, se considera perfeccionada desde que el sujeto ha recibido la declaración escrita o ha escuchado una
declaración verbal con posibilidad de comprenderla; y cuando se encuentra dirigida a personas ausentes, la declaración produce efecto cuando llega al
destinatario (como, por ejemplo, el envío de un fax) y puede tomar conocimiento dentro de tales circunstancias.

Otro de los asuntos importantes a los cuales se puede enfrentar el notario durante su vida profesional es al interrogante acerca de si la voluntad interna no
coincide con la declarada.

Imaginemos que cuando Juan compra el automóvil previamente se reúne con el vendedor y acuerdan verbalmente que el precio de la venta es de $100 000. Luego,
el día en que va a firmar el documento el vendedor dice que se retracta del precio, que en realidad la venta la quiere realizar en $120 000.

 Entonces, si la voluntad interna no coincide con la declarada, ¿qué debe prevalecer, lo declarado o lo efectivamente querido por el agente?

La regla general de nuestros autores responde al interrogante con la teoría de la voluntad (llamada francesa) y la teoría de la declaración (llamada alemana).

Teoría de la voluntad

Desarrollada por el alemán Savigny, considera que los efectos jurídicos se dan como consecuencia de la voluntad interna, y no por la declaración que de ella se hace.

En apoyo a esta postura, se suman aquellos argumentos que afirman que la voluntad interna es la única que tiene valor de obligación. Una persona no está obligada por su
declaración de voluntad, sino porque adquirió un compromiso que creó para ella una obligación moral y jurídica; la declaración revela simplemente la existencia del compromiso.
Teoría de la declaración

Adoptada por el Código Civil alemán, hace prevalecer la declaración de voluntad por encima de lo querido efectivamente por el autor de ella. (Justicia 365, 2017, https://bit.ly/2ElIkdr)

La declaración de voluntad es entendida en una doble función: comunicación y autodeterminación. La declaración de voluntad tiene por finalidad inmediata un
determinado efecto jurídico y la razón de hacer prevalecer la declaración por encima de lo querido internamente. Tiene dos razones fundamentales:

Por un lado, la relación jurídica no nace de la voluntad, sino de la declaración; no nace del querer, sino del comprometerse.

Y, por otro lado, tiene como fuente la responsabilidad del declarante, por el significado de su declaración, el cual le es imputable.

La postura intermedia trata de buscar una solución ecléctica; distingue entre las declaraciones recepticias y las no recepticias. Las declaraciones recepticias
deben ser analizadas en cuanto a su validez e interpretadas conforme lo efectivamente querido por el declarante. Pero, al estar dirigidas a otro sujeto, la indagación
se hará a través de la declaración.

Con respecto a la interpretación, se tendrá en cuenta lo que las partes, de manera verosímil, pudieron entender obrando de buena fe y de acuerdo con los usos del
tráfico. Por último, en lo concerniente a las declaraciones no recepticias (por ejemplo, el testamento), que tienen una función exclusiva de conocimiento, veremos
que la voluntad interna prevalece sobre lo declarado, siempre que esa voluntad interna tenga alguna expresión en la declaración.

Acto lícito
El acto jurídico lícito es el celebrado de conformidad con el ordenamiento jurídico considerado en su totalidad. A contrario sensu, no son actos jurídicos los actos
ilícitos, puesto que si bien es cierto que producen consecuencias jurídicas, estas últimas no se producen por ser queridas por el autor, sino que son impuestas por
el ordenamiento legal a título de sanción.

“ Los hechos ilícitos son las conductas antijurídicas dañosas imputables a su autor, que obligan a reparar daños que guarden adecuada relación de
causalidad con ellas.”

(Sandoz, 2010)

Daremos un ejemplo para diferenciar el acto jurídico del simple acto lícito.

En el supuesto que utilizamos como base, al hablar de que Juan componía canciones durante sus estudios universitarios y
realizaba esta actividad por mero placer, la ley le atribuye una protección especial a dicho sujeto como creador de la
obra. En este ejemplo estamos ante un simple acto lícito, dado que la diferencia es la siguiente; en el simple acto lícito la
producción del efecto jurídico nace con total prescindencia de la voluntad de quien actúa, es la ley quien atribuye este
efecto. En el acto jurídico, el efecto se produce porque el sujeto lo quiere, por ejemplo, su casamiento o la compra del
automóvil.

Acto con finalidad jurídica


Es la esencia del acto jurídico la finalidad de producir efectos jurídicos, ya sea el nacimiento, modificación o extinción de una situación o relación jurídica; efectos
que se producen por ser queridos por el autor del acto jurídico.

Esa finalidad (no la intención como elemento de la voluntad interna, sino la voluntad típica e invariable que corresponde al acto, por ejemplo, adquirir algo a través
de la compraventa) y los efectos se producen porque son queridos, perseguidos por el hombre, y la ley lo tutela, asignándole el efecto buscado.

Algunos autores critican esta noción finalista del negocio jurídico porque entienden que las partes intentan lograr un fin práctico o económico y no un efecto
jurídico.

En el simple acto lícito, la producción del efecto jurídico nace de la ley con total prescindencia de la voluntad de quien actúa (por ejemplo: en la caza o pesca, que
se pueden realizar por mero placer, la ley les atribuye el dominio si el sujeto conserva el pez o la presa). En cambio, en el acto o negocio jurídico, el efecto se
produce porque el sujeto lo quiere.

Clasificación de los actos jurídicos


El Código Civil y Comercial, al regular la teoría general del hecho y acto jurídico, no realiza una clasificación de los actos jurídicos. Sí lo hace, en cambio, en la parte
de los contratos.

Respecto de los actos jurídicos, podemos realizar la siguiente clasificación.

Unilaterales, bilaterales y plurilaterales



No es lo mismo la clasificación desde el punto de vista de los sujetos que concurren al acto que desde el punto de vista de los sujetos que se obligan. Si es una relación jurídica o
un contrato, siempre va a haber dos partes. Sin embargo, según surjan o no obligaciones para una o dos de las partes, será bilateral o unilateral.

Recepticios y no recepticios

En los actos recepticios, la voluntad va direccionada a otro (por ejemplo, la notificación al deudor cedido en la cesión de créditos) y esa voluntad debe ser conocida por el receptor.
En los actos no recepticios, no va direccionada, no es necesario que sea conocida por el receptor (por ejemplo, el testamento).

Patrimoniales y no patrimoniales

Los actos patrimoniales son actos que tienen contenido patrimonial, económico, susceptibles de apreciación pecuniaria. Los actos no patrimoniales no son susceptibles de
apreciación pecuniaria, lo que no quita que puedan tener consecuencias jurídicas patrimoniales (por ejemplo: matrimonio).
Entre vivos y por causa de muerte

En los actos entre vivos su eficacia no se encuentra condicionada al fallecimiento de quien emana. Los actos por causa de muerte producen sus efectos luego del fallecimiento del
causante.

Formales y no formales

Los actos formales requieren de una forma determinada para ser concluidos como tales. En los actos no formales, rige la libertad de formas. No se requiere una forma
determinada.

Onerosos y gratuitos

Los actos onerosos son aquellos que se dan cuando las ventajas que se procuran a una de las partes no le son concedidas sino por la prestación que la otra le ha hecho. Los actos
a título gratuito aseguran a una de las partes alguna ventaja, independientemente de toda prestación de su parte.

Consensuales y reales

En los actos consensuales, basta el consentimiento para que quede formalizado. Los actos reales requieren para su perfeccionamiento la tradición de la cosa objeto del negocio.

Causales y abstractos

En los actos causales hay una causa notoria. En los actos abstractos, no se encuentra expresada la causa, pero existe una declaración de voluntad que tiene la finalidad de producir
efectos jurídicos.

De disposición y de administración

Los actos de disposición implican una alteración sustancial del patrimonio. Los actos de administración hacen a la conservación y mantenimiento del patrimonio, sin producir una
alteración sustancial de este.

Entonces, por ejemplo, cuando Juan decide comprar el automóvil por un precio pactado de antemano, dicho acto sería
bilateral, recepticio, patrimonial, entre vivos, oneroso, consensual, causal y de disposición. En cambio, cuando alquila el
departamento para irse a estudiar, el acto es bilateral, recepticio, patrimonial, entre vivos, no formal (ya que puede hacerse
por instrumento público o privado), oneroso, consensual, causal y de administración.
Video 1: Actos jurídicos

Video format not supported.

Video 1. Los actos jurídicos. Cada vez que se provoca algún acto con el fin de producir cambios en las situaciones
jurídicas subjetivas, se están dando actos jurídicos. En este video se desarrolla en profundidad este concepto.

Fuente: Elaboración propia

Elementos: esenciales, naturales y accidentales

 Como notario, ¿qué elementos se deben observar para que el acto jurídico sea válido?

Como primera medida se tiene que remarcar que existen diferentes elementos: esenciales, naturales y accidentales. A continuación, se describen y se analizan
mediante la aplicación de distintos supuestos extraídos del ejemplo práctico.

Son aquellos que no pueden faltar para que


estemos frente a un acto jurídico o negocio
jurídico válido. Si bien en doctrina no existe
uniformidad o coincidencia respecto de cuáles son
los elementos y cuáles son los requisitos en el
los elementos y cuáles son los requisitos en el
Elementos esenciales
acto jurídico, la mayoría entiende que para la

validez del acto jurídico se requieren cuatro


elementos esenciales: sujeto, objeto, forma y
causa.

1 of 1

En el ejemplo del casamiento de Juan, se puede observar que los sujetos son Juan y María, su novia de toda la vida. El
objeto es contraer matrimonio, es decir, adquirir el estado de esposos, con las consecuencias jurídicas que ello
acarrea. La forma que posee el acto se refiere a que este debe ser realizado ante un empleado del registro civil y
capacidad de las personas con la capacidad suficiente para hacerlos contraer matrimonio; la causa puede ser
entendida en este supuesto como la voluntad de contraer matrimonio y adquirir dicho estado de familia.

Se denominan así a los que suelen acompañar al


negocio jurídico, según su naturaleza, la garantía
Elementos naturales
de evicción, y por vicios redhibitorios en la
compraventa, el pacto comisorio, etcétera.

1 of 1
Estos elementos se pueden observar cuando Juan compra el automóvil. En el supuesto que tras usarlo unas semanas
Juan descubra que el motor falla, ya que el vendedor no le había comentado que tenía el radiador roto, Juan podría
reclamar por vicios redhibitorios.

Son aquellos que pueden o no existir según la


voluntad de las partes. Forman parte de la
Elementos accidentales modalidad del acto, como, por ejemplo, establecer
plazo, cargo o condición en el acto que se quiere
celebrar.

1 of 1

Esto también se podría observar en la compraventa si en dicho supuesto Juan se hubiera comprometido a pagar el
precio total del automóvil en tres cuotas mensuales y consecutivas. Esta cláusula es considerada accidental al acto.
Dichos elementos deben ser especialmente analizados por el notario, ya que al no ser condición indispensable para el
acto, ni ser subsidiariamente contempladas por la ley, deben estar expresamente estipuladas en el instrumento que da
origen al acto.

Algunos autores distinguen entre presupuestos, elementos y requisitos. Los elementos son constitutivos a la figura, los presupuestos o requisitos son cualidades
de los elementos; por ejemplo, sujetos capaces: sujetos será elemento esencial y capaces el presupuesto.

A continuación, te proponemos realizar la siguiente actividad. Para completarla, debes arrastrar cada una de las cartas con sentencias que aparecen en el extremo
superior a la categoría correspondiente: elementos esenciales, elementos naturales o elementos accidentales.
Elementos esenciales

Forma Sujeto

Objeto Causa

Elementos naturales

Garantía de evicción Pacto comisorio

Elementos accidentales

Plazo Cargo

Condición
1 Art. 257. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 259. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Cariota Ferrara, L. (1956). El negocio jurídico. Madrid, ES: Aguilar.

Justicia 365. (2017). Los hechos jurídicos, actos jurídicos. Recuperado de https://bit.ly/2ElIkdr

Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Orgaz, A. (1963). Hechos y actos o negocios jurídicos. Buenos Aires, AR: Zavalía.
El contrato

En la vida cotidiana se observan un sinnúmero de contratos, los cuales hacen nacer o


extinguir distintas relaciones jurídicas patrimoniales. En esta lectura vamos a estudiar
los lineamientos principales de estos actos jurídicos, como así también sus requisitos y
elementos.

El contrato

Referencias

Revisión del Módulo


LECCIÓN 1 de 3

El contrato

El contrato: definición
En las lecturas anteriores, se analizó todo lo referido al acto jurídico en sí mismo, por ejemplo, cuando Juan
decidió comprarse el automóvil. Ahora, la pregunta que surge es cómo se materializa muchas veces esa
voluntad, cómo se pacta ello. Una de las opciones sería que Juan directamente vaya al registro del
automotor, firme la documentación con el vendedor, pague el precio y retire el auto. Pero puede suceder que,
antes de ello, deciden obligarse a realizar dicha venta mediante la confección de un contrato.

Contrato es todo convenio entre una o varias personas por medio del
cual se obligan con respecto a una o varias personas a dar, hacer o
no hacer una cosa.

El artículo 9571 del Código Civil y Comercial establece que es "el acto jurídico mediante el cual dos o más
partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales”.

Como ejemplos de diferentes tipos de contratos podemos mencionar mandato, depósito, comodato,
arrendamiento, compraventa, fideicomiso, factoraje, cuenta corriente, transporte, mutuo, auditoría,
consultoría, franquicia, distribución, agencia, concesión, etcétera.

Existen contratos que originan exclusivamente derechos personales y otros que exclusivamente tienen por
objeto dar nacimiento a derechos reales. Por ejemplo: contratos como el mandato, el depósito, el comodato
y el arrendamiento, que crean exclusivamente derechos personales.

En cuanto a la clasificación de los contratos, se presentan en la doctrina desde diversos puntos de vista. El
Código Civil y Comercial (CCC), en los artículos 966 a 970, realiza una clasificación de los contratos.

Bilaterales y unilaterales

Art. 9662 del CCC
El contrato unilateral es el acuerdo de voluntad que engendra solo obligaciones para una de las partes sin
que la otra quede obligada.
El bilateral es el acuerdo de voluntades que da nacimiento a derechos y obligaciones para ambas partes.

Onerosos y gratuitos

Art. 9673 del CCC
El primero es el contrato que impone provechos y gravámenes recíprocos, en tanto que el gratuito es aquel
en el que los provechos corresponden a una de las partes y los gravámenes a la otra.
Algunos autores afirman que todo contrato bilateral es oneroso y todo contrato unilateral, gratuito, algo que
no compartimos.

Conmutativos y aleatorios

Art. 9684 del CCC
Los contratos onerosos se subdividen en:

Conmutativos: son aquellos en que los provechos y gravámenes son ciertos y conocidos desde la
celebración del contrato; es decir, la cuantía de las prestaciones puede determinarse desde la
celebración del contrato.

Aleatorios: cuando los provechos y los gravámenes dependen de una condición o término, de tal
manera que no puede determinarse la cuantía de las prestaciones en forma exacta, sino hasta que se
realice la condición o término.

Formales

Art. 9695 del CCC
Son aquellos para los cuales la ley exige una forma para su validez; son nulos si la solemnidad no ha sido
satisfecha. Cuando la forma requerida para los contratos lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos
propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se haya otorgado el
instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la
expresada formalidad. Cuando la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta debe constituir
sólo un medio de prueba de la celebración del contrato.

Nominados e innominados

Art. 9706 del CCC
Los contratos son nominados e innominados según la ley los regule especialmente o no.

Vamos a analizarlo, entonces, desde un ejemplo práctico.

Se presenta el Sr. Rodríguez en tu escribanía y te informa que va a dejarle a una


fundación su casa, por el bien que hace a la sociedad. Te deja los datos y te dice
que va a volver en unos días para firmar el instrumento que haga falta. Ante esto,
lo primero que tienes que hacer es analizar con qué instrumento o contrato
llevarías a cabo la voluntad del requirente. En este supuesto sería un contrato de
donación. Una vez interpretada la voluntad, podemos clasificar el contrato. Este es
unilateral, ya que es el Sr. Rodríguez el único obligado; gratuito, ya que se trata de
una liberalidad a favor de la fundación; conmutativo, porque ya conoce el
“sacrificio” que va a afrontar y las tareas que debe realizar; formal, ya que para la
donación de un inmueble el Código Civil y Comercial exige que se realice mediante
escritura pública; y nominado, ya que está tipificado en el Código.

De esta misma forma es que, ante cada requerimiento que te sea solicitado en tu vida profesional, tendrás
que analizar con qué figura darle solución y desde allí analizarlo.

La libertad de contratación: alcance, límites


El principio de libertad de contratación, antes conocido como autonomía de la voluntad o autonomía privada,
tiene trascendencia en el plano de las relaciones jurídicas de causa contractual. De allí que el contrato
obliga tanto a las partes como a la ley misma. En el negocio jurídico donde el hombre actúa voluntariamente
con una finalidad jurídica, constituye el medio fundamental de realización del principio de libertad de
contratación.

Ahora, la pregunta que surge es si Juan, por ejemplo, al momento de comprar el auto, puede pactar con su
vendedor cualquier cláusula en virtud de la libertad de contratación.

 ¿Podría pactarse un plazo para el pago o una condición o cualquier otra cláusula?

En el Código Civil y Comercial se encuentra receptado en el artículo 958, que establece que "las partes son
libres para celebrar un contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden

público, la moral y las buenas costumbres”.7


Como podemos observar, se deja de lado la expresión autonomía de la voluntad por libertad de contratación.
Fuera de ello, se adopta, además, una redacción más escueta. Sin embargo, el espíritu de la norma es el
mismo.

Evolución
Podemos mencionar que se origina en la escuela de derecho natural. Se concibe a la voluntad como
creadora de la relación jurídica, del vínculo obligacional de fuente contractual; el contrato era considerado
como producto del consentimiento.

A partir de Savigny (como se cita en Hernández Fraga y Guerra Cosme, s. f.), comienza a producirse una gran
modificación en cuanto a que la voluntad deja de ser soberana. La voluntad pasa a formar parte de la
doctrina del negocio jurídico. En este sentido, será necesario que el ordenamiento jurídico reconozca y
proteja el fin querido por las partes.

La voluntad ocupa un lugar de gran importancia como productora de efectos jurídicos. En tanto esa voluntad
se manifieste lícitamente y dentro de los límites de la moral y de las buenas costumbres, el derecho la
reconoce como fuente productora de consecuencias jurídicas y provee los medios necesarios para su
eficacia.

Aplicación
En materia contractual, constituye un postulado por las doctrinas liberales e individuales proclamadas en la
Revolución francesa.

Si los derechos son facultades que la ley reconoce existir en el individuo y la libertad es la base de toda
actividad humana, es lógico que aquel pueda obrar como mejor le plazca. La consecuencia es que la libertad
solo pueda ser limitada en casos extremos.

Postulados
1 Las partes pueden crear libremente las relaciones jurídicas que entre ellas consideren
pertinentes, de donde tienen su origen los contratos innominados.

2 Nadie puede ser obligado a contratar contra su voluntad. No hay obligación de ofrecer y quien
reciba una oferta puede a su arbitrio aceptarla o rechazarla, y si opta por este último camino,
ello no acarrea responsabilidad de ninguna especie.

3 Las partes son libres para atribuir a los contratos celebrados los efectos que consideran
pertinentes, ya que las reglas del legislador son, en general, meramente supletorias de su
voluntad y pueden los contratantes derogarlas a su arbitrio.

4 Los interesados pueden modificar de común acuerdo los contratos celebrados y sus efectos y
dejarlos sin efectos, pero por regla general la voluntad unilateral de una de las partes no puede
alterar ni extinguir lo pactado.

5 La voluntad de las partes es lo que determina el contenido del contrato, de manera que en su
interpretación se atiende fundamentalmente a su intención.

6 Lo convenido por las partes es intangible y, en principio, no puede ser alterado por vía legal ni
judicial.

El negocio jurídico como obra de la voluntad del hombre, tiene una finalidad jurídica surgiendo como el medio
técnico de reconocimiento de la libertad de contratación y para la autorregulación en el campo del derecho
privado.

En cuanto a los límites a la libertad de contratación, es un principio básico en el derecho contractual


considerado una manifestación de la libertad del individuo, cuyo reconocimiento por la ley positiva se
impone, y se traduce en la posibilidad que tienen las personas de regular libremente sus intereses, ejercitar
los derechos subjetivos de los cuales son titulares y concertar negocios jurídicos. (Hernández Fraga y
Guerra Cosme, s. f.).
Si bien es considerado uno de los principios de mayor importancia en el
derecho, posee ciertas restricciones previstas por la ley y otras que se
desprenden de las circunstancias o situaciones de hecho (Hernández Fraga y
Guerra Cosme, s. f.).

El negocio constituye el medio fundamental de realización del principio de autonomía de la voluntad. Dicho
principio reconoce como límite el orden público, en el sentido de que la voluntad particular, al concertar un
negocio jurídico, no puede sustituir, cambiar ni renunciar las normas de orden público, el cual tiene su
expresión normativa en la imperatividad de la ley.

Por ejemplo: las normas que consagran la vigencia de la moral y las buenas costumbres o las que organizan
las instituciones fundamentales del sistema jurídico, derechos de la personalidad, atributos de la persona,
sistema sucesorio, etcétera (Velásquez Restrepo, 2010).

Pensemos algunas situaciones:

Si queremos efectuar un contrato de cuenta corriente en el banco, ¿crees que eso sería contra
la moral o contra el orden público? Ahora bien, si queremos vender una propiedad porque
tenemos deudas, pero en lugar de venderla simulamos esa venta y la ponemos a nombre de un
tercero sin que sea una venta real, en este caso, ¿qué piensas?, ¿eso será de acuerdo con la
ley?

Un martillero compra para sí los bienes para rematar, ¿eso sería contra las disposiciones de la
ley?

Juan vende una propiedad, pero fija en la escritura de compraventa un precio irrisorio para
evadir impuestos. ¿Qué piensas? ¿Eso sería parte de lo que llamamos libertad de contratación?
¿Cuál sería la responsabilidad del notario en este caso?
Podemos decir, repasando los ejemplos, que los límites de la libertad
de contratación los encontramos en la ley, el orden público, la moral y
las buenas costumbres.

La ley

No se puede celebrar un acto que persiga un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una
norma imperativa, ya que se considerará otorgado en fraude a la ley y, en ese caso, el acto debe someterse
a la norma imperativa que se trata de eludir. Hace a la ineficacia estructural de los actos jurídicos.

Orden público

El concepto ha ido cambiando con el tiempo, es elástico, variable e incluso en la doctrina. Llambías (1973)
entiende que el orden público está dado por la sociedad; para Borda (1999), una cuestión es de orden
público cuando responde al interés general y no será de orden público cuando responda a un interés
privado. Otros, como Horacio de la Fuente (2003), lo definen como un medio, instrumento o “técnica de que
se vale el orden jurídico para garantizar, limitando la autonomía de la voluntad, la vigencia irrestricta de
aquellos principios o intereses por encima del interés particular” (p. 12). Este puede ser orden económico y
social –orden público de dirección, el cual busca tutelar, proteger, promover determinadas políticas
económicas, por ejemplo, ley de convertibilidad, Ley de Emergencia Económica, etc.– u orden público social
o de protección, que busca tutelar, proteger, sectores débiles, a los fines de equilibrar esos sectores
desvalidos como, por ejemplo, las leyes laborales, que buscan tutelar a los trabajadores, o la Ley de
Defensa del Consumidor, que busca tutelar los consumidores.

La moral y las buenas costumbres



Tendremos que analizar esa moral y buenas costumbres en el contexto del lugar en que se da, debido a
que el concepto viene dado de acuerdo con la cultura, tradición y época de cada país. La mayoría de la
doctrina, a la hora de caracterizar a la moral y las buenas costumbres, aplica un criterio sociológico que
dice que el concepto de moral y buenas costumbres se vincula con la moral media de una comunidad en
un momento dado.

La buena fe

Es un principio general del derecho. Este principio rige previo al contrato, durante su ejecución y
poscontrato. Es un principio universal que impone el deber de actuación con lealtad evitando equivocación
en el otro. El principio de la buena fe que se encuentra regulado por nuestro Código Civil en el artículo 961
que, juntamente con el orden público, se convierten en dos grandes límites a la libertad de contratación. La
buena fe es utilizada como una válvula por la cual el derecho se va oxigenando para, de esta forma, lograr
dinámica y evolución imponiendo deberes y conductas.

Podemos ver lo estudiado hasta aquí en el siguiente esquema.

Figura 1: Hecho jurídico


Fuente: elaboración propia.

A continuación, y a modo de repaso de lo analizado, les compartimos la siguiente actividad en la que


deberás completar los espacios en blanco con las palabras necesarias para darle sentido a las sentencias.

Los contratos en los que la cuantía de las prestaciones puede determinarse


desde la celebración del contrato se denominan ____________.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

Los límites a la libertad de contratación son la ley, __________, la moral y buenas


costumbres.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT
La _____________ es un principio universal que impone el deber de actuación con
lealtad evitando equivocación en el otro.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

1 Art. 957. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
2 Art. 966. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
3 Art. 967. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
4 Art. 968. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
5 Art. 969. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
6 Art. 970. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
7 Art. 958, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 3

Referencias

Borda, G. (1999). Tratado de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Fuente, H. H. de la. (2003). Orden público. Figuras afines. Clases. Efectos jurídicos. Impretividad de las
normas y renuncia de derechos. Aplicación de oficio de las leyes de orden público. Sanciones por violación.
Nulidades. Buenos Aires, AR: Astrea.

Hernández Fraga, K. y Guerra Cosme, D. (s. f.). El principio de autonomía de la voluntad contractual civil. Sus
límites y limitaciones. REJIE, Revista Jurídica de Investigación e Innovación Educativa. Recuperado
de http://www.eumed.net/rev/rejie/06/hfgc.html

Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Velásquez Restrepo, M. P. (25 de junio de 2010). Administración de justicia en materia de negocios


internacionales [Entrada de blog]. Recuperado de https://bit.ly/2H8EpU7
LECCIÓN 3 de 3

Revisión del Módulo

Hasta acá aprendimos

Hechos jurídicos

La diferencia entre los hechos y los actos jurídicos consiste en que los últimos se originan en la
voluntariedad del autor, en tanto que los hechos jurídicos tienen la particularidad de producir un efecto
jurídico que no ha sido querido por el autor.

La voluntad

La manifestación de la voluntad es el acto humano que consiste en la exteriorización de un hecho psíquico
del fuero interno. Tiene el fin de producir efectos jurídicos, con la plena comprensión de sus
consecuencias.

El acto o negocio jurídico



La manifestación de voluntad en el acto jurídico se trata de una declaración de voluntad lícita, expresa o
tácita, con la intención de que produzca efectos dispuestos por la ley, ya sea el nacimiento, la modificación
o la extinción de situaciones o relaciones jurídicas.
El contrato

El negocio constituye el medio fundamental de realización del principio de autonomía de la voluntad. Dicho
principio reconoce como límite el orden público, en el sentido de que la voluntad particular, al concertar un
negocio jurídico, no puede sustituir, cambiar ni renunciar las normas de orden público, el cual tiene su
expresión normativa en la imperatividad de la ley.
Los sujetos

Al definir el acto jurídico, nos referimos a un acto voluntario. Esa voluntad emana siempre de una persona física o jurídica, la cual es el
sujeto del negocio jurídico. Por ello, entendemos que el sujeto es un elemento esencial del negocio. En esta lectura vamos a analizar
dicho elemento, en conjunto con sus características y lineamientos principales.

Los sujetos

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Los sujetos

Efectos del acto jurídico: las partes y terceros. Definición y


clasificación

 La voluntad, ¿de quién proviene esa declaración?

Para poder analizar los elementos que se te presentarán a lo largo de las lecturas del módulo, y a los fines de observarlos en un instrumento de la vida profesional
del notario, te presento el siguiente documento:

Lectura obligatoria: Escritura de donación Gómez-Rodríguez

Donación Gomez-Rodriguez.pdf
218.2 KB

Parte

Es quien en el negocio jurídico adquiere, modifica, extingue algún derecho.
La parte es quien en el negocio ejerce las prerrogativas por sí o por otro, pero, además, se debe tener presente que en el negocio intervienen las partes, el escribano, los testigos,
quienes los representan, quienes los asesoran; es decir, es una participación plural, para lo que será necesario desglosar y saber quién es parte, quién otorgante e incluso quién
participa en el instrumento pero no en el negocio.

Terceros

Son todos aquellos que no son partes en el acto o negocio jurídico, pero debemos distinguir que existen distintas categorías de terceros, acordes a los efectos y a la intervención
que se les ha dado en el acto celebrado.
Podemos distinguir entre terceros interesados y no interesados. Son terceros interesados quienes pueden ostentar un derecho subjetivo o un interés legítimo afectado por la
relación jurídica, como los sucesores a título singular y los acreedores privilegiados o quirografarios.
Los terceros no interesados son personas totalmente ajenas al negocio, carecen de interés directo o indirecto con el negocio celebrado y sus consecuencias, no tienen derechos
subjetivos o intereses legítimos afectados por al acto jurídico.

Otorgante

Es quien otorga el acto, concluyéndolo por sí mismo, prestando su consentimiento. Pueden otorgarse negocios jurídicos a través de la representación. En estos casos, el
representante actúa como mero otorgante y no como parte. En el caso de las personas jurídicas, actúan a través de uno de sus órganos, que ostenta la representación legal del
ente.

Representante

Es aquella persona-representante que declara su voluntad en nombre y por cuenta de otra persona-representado con facultad apropiada y suficiente, produciéndose en el
representado los efectos en forma directa e inmediata, como si él hubiese ejecutado el acto.

En la donación se puede afirmar que las partes de dicho acto jurídico son:

la señora García que es quien dona el inmueble;

el señor Pérez que otorga el asentimiento conyugal;

la señora Rodríguez que es quien recibe el inmueble donado;

y el señor Gómez que es quien representa a la donante y su cónyuge.

Sin embargo no se debe confundir a las partes con los otorgantes, ya que en este caso la misma es la señora García, y el señor Pérez que consiente. El señor
Gómez no es parte pero es otorgante, ya que cumple la función de representante, otorgando el acto en nombre y por orden de la señora García.

En el marco de la vida profesional del notario siempre hay que tener presente, tal como se puede observar en la escritura que se acompaña, la importancia de
analizar los requisitos formales de los distintos poderes y la necesidad de adjuntar copia de los mismos.

Los acreedores son terceros y se hallan en una situación particular, al contar con un derecho de crédito frente a su deudor, pudiendo exigir de este el cumplimiento
de alguna obligación. Los acreedores pueden ser quirografarios o privilegiados. Los primeros son aquellos cuyos créditos no tienen privilegio “y cuyas acciones se
ejercen sobre el patrimonio del deudor, distribuyéndose a prorrata lo que resulte después de pagados los acreedores privilegiados” (Cifuentes, 2004, p. 176). Los

acreedores privilegiados son aquellos acreedores cuyos créditos gozan de la calidad de ser pagados con preferencia a otros1. Dicha preferencia se otorga en
razón del asiento sobre el cual recae el crédito.

Por ejemplo, son acreedores privilegiados con privilegio especial los que gozan de una garantía real: hipotecarios,
prendarios o acreedores anticresistas.

Algunos autores distinguen una categoría de intervinientes no partes, incluyendo en este grupo al escribano del acto o negocio, los testigos y los representantes de
una de las partes. Dentro de esta categoría, los intereses de dichos intervinientes, al no ser parte en el negocio, no encuentran comprometidos sus intereses, pese
a intervenir en él colaborando en su elaboración y concreción, resultándoles ajena cualquier tipo de consecuencia directa o efecto del negocio en sí.
Podemos mencionar como ejemplos los honorarios del escribano, la rendición de cuentas del representante, la
veracidad de un testimonio, etcétera. En definitiva, todas las consecuencias que derivan de un acto celebrado.

María va a efectuar la venta de un inmueble, del cual es propietaria junto a su hermano, Pedro. La operación se realizará mediante

escritura pública, en una conocida escribanía de la ciudad. Los compradores son Jorge y Ana. En este supuesto, ¿quiénes son los

requirentes?

María y Pedro, porque son los que le piden efectuar la escritura de compraventa al escribano.

María, porque es propietaria del inmueble y le pide al escribano que realice el acto.

María, Pedro, Jorge y Ana, porque todos son partes del acto que requieren que intervenga el escribano.

SUBMIT

Asimismo, debemos tener en cuenta que el escribano, en la audiencia previa o de conocimiento, es decir, el paso previo al otorgamiento de la escritura, realiza una
investigación del sujeto referida a sus datos personales e identificatorios.

Estos datos son los que luego coloca en el escrito de presentación de las partes. En el caso de la donación se puede observar los mismos en la primera página de
la escritura en cuestión. Allí se hace mención a datos como por ejemplo: el nombre completo, documento, fecha de nacimiento y domicilio, entre otros.

Podemos distinguir dentro de la escritura a los sujetos, como instrumentales y negociales. En referencia a los primeros, es válido afirmar que son aquellos que
comparecen en el instrumento para otorgarse. En cuanto a los segundos, son los que realizan el negocio jurídico, constituyéndose así el acto para otorgarse.

En razón de ello, concluimos en que los sujetos negociales necesariamente serán instrumentales, pero

estos son todos negociales.

Siguiendo a Jorge Herrero Pons (2011), podemos distinguir como sujetos de la escritura:

Compareciente: hace referencia a todo aquel que está en el acto notarial.

Requirente: es aquella persona que le pide al escribano que actúe, aquel que requiere al escribano para que, por ejemplo, realice tal acto, una donación, una cesión
de derechos hereditarios, etcétera.

Otorgante: es aquel que da –que otorga– ese negocio jurídico. Tiene interés en este.
Parte: es aquel sujeto que tiene un interés legítimo y puede no comparecer.

La representación en los actos jurídicos:


distintas clases
La representación existe cuando una persona, denominada representante, declara su voluntad en nombre y por cuenta de otra, llamado representado, en virtud de
una facultad apropiada y suficiente, de modo que los efectos se producen de manera directa e inmediata en cabeza del sujeto representado, como si él mismo
hubiera llevado a cabo el acto.

Respecto de los representantes, entendemos que se trata de:

Otorgantes del acto pero no de partes, ya que si bien sustituyen a la parte y actúan en su
reemplazo, es la parte quien queda comprometida en cuanto a los efectos del acto a
través de su declaración de voluntad.

Debemos necesariamente distinguir la representación del mandato, dado que puede haber representación sin mandato (legal o judicial) y mandato sin
representación; por ejemplo, un mandato oculto donde el mandatario actúa sin decir que representa a alguien y como si actuara en nombre propio. También la
figura del emisario o nunciusse distingue del mandato; en la representación, el representante declara la voluntad del representado, sigue sus instrucciones, pero
decide él la celebración del acto y tiene margen de impulso y deliberación propia.

En el caso de la donación existe un representante (el señor Gómez) quien realiza el acto representando a la señora García y presta el asentimiento en nombre de su
esposo, el señor Pérez.

El mensajero o nuncio es un mero portavoz, un vehículo que transmite la declaración de voluntad de otro; en consecuencia, no necesita capacidad para obrar.

En la representación, los elementos necesarios para que exista serán:

la declaración en nombre ajeno que realiza el representante;

el actuar por cuenta o interés ajeno;

y la existencia de una facultad apropiada y suficiente que puede provenir de la ley o de la convención de partes.

Siguiendo a López de Zavalía (1997), concluimos en que los contratos celebrados por representantes se consideran concluidos entre presentes.

El artículo 3582 del Código Civil y Comercial (CCC) distingue entre la representación voluntaria, la legal y la orgánica.
Voluntaria Se realiza, por ejemplo, mediante un mandato.

Los actos que desarrollan los padres en nombre


Legal de sus hijos en razón de la responsabilidad
parental.

Por ejemplo la que realiza el presidente de una


Orgánica empresa.
Voluntaria, legal u orgánica
La representación de fuente voluntaria es una declaración unilateral de voluntad, emitida por el representado, dirigida a los terceros, mediante la cual se da,
normalmente, un poder al representante para que obre por cuenta y orden de aquél. Así, los efectos de los vínculos jurídicos que celebre el representante con los
terceros obligan directamente al representado (Álvarez Juliá y Sobrino Reig, 2014).

La representación voluntaria se establece por contrato de mandato: el representado nombra voluntariamente al representante y le otorga poder estableciendo los
límites de actuación. Comprende solo los actos que el representado puede otorgar por sí mismo, y debe ser otorgada en la forma prescripta para el acto que el
representante debe realizar. Entonces, por ejemplo, si se da un poder para comprar una casa, se requiere que sea entregado por escritura pública. Además, el

representado debe tener capacidad para otorgar el acto al momento del apoderamiento; para el representante es suficiente el discernimiento3.

La representación será de fuente legal cuando resulte de una regla de derecho, como sucede con la representación que ejercen curadores, tutores y padres en
ejercicio de la patria potestad, con relación a incapaces, relativamente capaces y menores de edad. En este supuesto, el poder de representación está dado por la
ley para suplir la incapacidad de las personas.

La representación orgánica, por su lado, contempla los casos de representación de personas jurídicas. Surgirá del estatuto, contrato, o instrumento legal que diera
origen a una persona de existencia ideal. El representante es el titular de un órgano, independiente de la existencia de un poder (Álvarez Juliá y Sobrino Reig, 2014).

Representación legal

Un padre que compra una


El curador de Roberto realiza
casa en nombre de su hijo
la venta de la casa de este
menor de edad

Representación orgánica

El presidente de una empresa


que compra un automóvil
para esta
Representación voluntaria

Pedro está realizando una


escritura en nombre de María,
ya que ella se encuentra

La representación también puede clasificarse en activa o pasiva y en directa o indirecta.

A C T I V A Y PA S I V A D I RE C TA E I N D I RE C TA

La representación activa existe cuando el representante declara o realiza una manifestación de voluntad dirigida a otro, en nombre y por cuenta del
representado. En la pasiva, está destinado a recibir una declaración de voluntad de un tercero que se dirige a quien representa.

A C T I V A Y PA S I V A D I RE C TA E I N D I RE C TA

En la representación directa, el representante actúa por cuenta o interés ajeno y en nombre ajeno. En la indirecta, el representante actúa en interés ajeno,
pero en nombre propio. Algunos doctrinarios entienden que en la indirecta no existe representación, debido a que el representado no se hace presente
en el negocio y el representante asume la calidad de parte sustancial, como, por ejemplo, el comisionista que realiza determinados negocios
individuales y lo hace en nombre propio.

En la representación, la regla general es que todos los actos lícitos susceptibles de producir alguna adquisición, modificación o extinción de situaciones
o relaciones jurídicas pueden ser actuados mediante representación, quedando exceptuados los actos de última voluntad y los que estuvieran
prohibidos por la ley. No pueden otorgarse por representación el testamento y la mayoría de los actos vinculados a las relaciones jurídicas familiares.

Video 1: Sujetos
Video format not supported.

Video 1. Sujetos. El acto jurídico es un acto voluntario, esa voluntad emana de una persona física o jurídica, pero ¿de
donde emana esa voluntad? En este video se describe éste y más conceptos.

Fuente: Elaboración propia

Sucesores
El artículo 4004 de nuestro Código Civil y Comercial se refiere a los sucesores y distingue entre sucesor universal que es el que recibe todo o una parte indivisa del
patrimonio de otro y sucesor singular el que recibe un derecho en particular.

Entendemos que sucesor es quien pasa a tomar el lugar de una persona en una
relación jurídica, tanto respecto de las obligaciones como de los derechos que se
derivan de dicha relación jurídica, ya se trate de actos entre vivos o por causa de muerte.

Los sucesores pueden ser universales o particulares. Los primeros sustituyen a la parte cuando esta muere y se colocan en igual situación que la que tenía la
parte a la que suceden, es decir, se les transmiten todos los derechos y obligaciones del causante, su activo y pasivo. En nuestro derecho, el único caso de
sucesión universal es el del heredero. Los segundos, es decir, los sucesores a título singular, son aquellos a quienes se les transmite tan solo una determinada
relación o situación jurídica.

En cuanto a los sucesores universales, el artículo 10245 del CCC establece que los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, salvo los derechos que no son transmisibles a los sucesores universales, tales como:

Por ejemplo, un pintor que es contratado por sus características


Obligaciones intuitu personae particulares y fallece.
Incompatibilidad de transmisión
Un ejemplo de ello son las obligaciones que provienen de la
atento a la naturaleza de la responsabilidad parental.
obligación

Cuando esté prohibida por una Por ejemplo, que los derechos que surgen de un determinado
contrato no puedan transmitirse.
cláusula del contrato
Cuando esté prohibida por la ley Por ejemplo, con el derecho de usufructo (art. 2140 del CCC).

Los sucesores a título singular son aquellos a los que se les transmite uno o más bienes en particular; por ejemplo: el comprador de un inmueble, el legatario de
una cosa cierta por disposición testamentaria. Si bien estos son considerados terceros, dado que no fueron parte en el negocio por el cual posteriormente se les
transmitió el bien, se encuentran en una posición donde pueden verse afectados en sus intereses.

El negocio jurídico formal, los comparecientes y el análisis de los


requisitos notariales
Los elementos del negocio deben ser determinados o determinables; la comparecencia de los sujetos en la audiencia notarial es indispensable para actualizar la
actividad funcional que, de no ser requerida, no se produce.

La comparecencia encuentra su fundamento en la rogación o requerimiento previo de uno o varios sujetos. Es decir que la comparecencia activa la función
notarial y da como resultado la escritura. Al momento de celebrar el acto, los comparecientes podrán ser la parte, otorgantes, nuncio o mandatarios con
representación o sin representación.

En caso de que sea la parte quien concurre al acto, titular del derecho subjetivo, ya sea que actúe por sí o por otro, el escribano controlará si esa persona tiene
capacidad y legitimación, es decir, el otorgante que concurre al acto puede ser la parte o el representante del negocio jurídico. También tenemos la intervención de
testigos, que pueden ser necesarios según lo requiera la ley o el acto para realizar.

En relación con los datos personales, tal cual lo indica Jorge Herrero Pons (2011), se podrían distinguir entre:

Datos personales subjetivos


nombres y apellidos;

filiación, fecha de nacimiento;

estado civil: nupcias, cónyuge.


Datos personales objetivos

documento nacional de identidad;

nacionalidad;

profesión;

domicilio.

Siempre debes tener presente que el domicilio que se inserta en el acta debe coincidir con el que figura en el documento nacional de identidad, y que actualmente,
en todo trámite notarial, inclusive en las certificaciones de firmas, cuando el compareciente es identificado mediante justificación de identidad (exhibición de

documento de identidad idóneo, inciso a del art. 3066 del CCC, se debe acompañar una fotocopia del documento nacional de identidad, a los fines de ser agregado,
ya sea al Protocolo Notarial (como se da en el caso de escrituras públicas o asimismo de las actas) o al Libro de Registro de Intervenciones (como es el caso de
las certificaciones de firma) de la escribanía. Claro que dicha exigencia se releva en el caso de que el compareciente sea identificado por el escribano mediante fe

de conocimiento art. 3067 inc. b, del CCC.

Justificación de identidad: la fe de identidad y la fe de


conocimiento. Definición y alcance

Gattari (2011) conceptualiza la fe de conocer o de individualización como el medio


técnico jurídico notarial por el cual el oficial público identifica, física y documentalmente,
a las personas con el fin de individualizarlas en el instrumento respectivo.

Así también, entiende por legitimación subjetiva aquella por la cual el notario admite la intervención, por sí o por otro, de personas físicas, en el instrumento notarial.
Tal admisión requiere la nominación de los sujetos, pues corresponde nombrar a quienes comparecen.

El artículo 306 del Código Civil y Comercial establece solo dos formas de justificar la identidad de los comparecientes: en su inciso a, la denominada justificación
de identidad, la cual consiste en la exhibición que se haga al escribano del documento idóneo, con el posterior agregado, ya sea al protocolo o, en su caso, también
al libro de intervenciones, de copia certificada de este de sus partes pertinentes. En su inciso B, el artículo 306 del CCC establece la fe de conocimiento, en la cual
el escribano afirma que el compareciente es persona por él conocida, situación de la que da fe en el instrumento notarial.

En el caso de la donación, tal como se puede observar en el escrito de presentación de las partes se utiliza la fe de conocimiento, y se deja constancia de ello en el
cuerpo de la escritura.
El documento nacional de identidad es una exigencia tanto legal como

registral.

¿Qué se deberá solicitar?

1 De ser una persona nacional, se le solicita el documento nacional de identidad;

2 de ser una persona extranjera, se le pide el pasaporte o, si ya cuenta con la residencia, tendrá un documento nacional de identidad –similar al de los nacionales–
con una numeración superior a noventa millones.

Algunos autores señalan que la fe de conocer se limita a la individualización de la persona por sus nombres y apellidos. En consecuencia, se hallan fuera de esa
fe: edad, nacionalidad, estado civil, nombre del cónyuge, nupcias, apellido materno, nombre de los padres, documento de identidad y domicilio.

Así también, si en la escritura pública no se opta por la fe de conocimiento, no puede usarse la tradicional atribución notarial de evitar las sumarias judiciales para
hacer coincidir los nombres de los sujetos implicados cuando aparecen diversos documentos con algunas diferencias, como por ejemplo, discordancias con el
nombre de una determinada persona: en una escritura aparece con Z y en otra con S; o si en alguna escritura consta con un solo nombre y en otras con dos. Sin la
fe notarial, se hace necesario acudir al juez, quien a través de un procedimiento sumario judicial declare que quien figura con dos nombres diferentes en distintas
escrituras es la misma e idéntica persona.

La capacidad y la habilidad. Capacidad de derecho y capacidad de ejercicio. Inhabilitación


La capacidad no es un elemento del negocio jurídico, sino que es un requisito de validez, una cualidad del sujeto, es la aptitud para otorgar por sí mismo actos
jurídicos. El Código de Vélez Sarsfield establecía que el negocio, para ser válido, debe ser otorgado por una persona capaz de cambiar el estado de su derecho. La

parte ha de tener capacidad de derecho, en caso contrario, el acto es nulo. Ello surge de lo dispuesto por el artículo 448 del CCC el cual recomendamos su lectura y
remitimos a él. Además, si la persona otorga por sí el acto, debe tener capacidad de hecho, y si lo hace por representante, bastará la capacidad de este último para
llevar adelante el negocio.

Al momento de la realización de la escritura, algunos notarios suelen colocar, también por una vieja costumbre, la fórmula “Sr. XX persona hábil y de mi
conocimiento”. Ello no corresponde y, en la actualidad, muchos notarios han dejado de utilizarla, ya que la doctrina opina que para el notario es muy difícil saber si
esa persona que va a otorgar el acto es hábil y si efectivamente no pesa sobre ella alguna incapacidad. Si bien algunos escribanos continúan identificando
habilidad con capacidad y dando fe de esta, el notario no es psiquiatra ni médico forense, y salvo que sea una situación ostensible y notoria que le permita
determinar que esa persona no es plenamente capaz, no podrá advertirlo.

Por ello, el notario deberá obrar con extrema diligencia y prudencia teniendo presente lo previsto en el primer párrafo
del artículo 17259 del CCC.

Legitimación y capacidad
Según Alterini (1966), la legitimación es definida como
“ la aptitud atribuida o integrada por la ley o por la voluntad, para adquirir derechos, contraer obligaciones o para disponer de objetos concretos, por
sí, o por medio de otro o por otro.”

(p. 251).

Para algunos autores, es un concepto que viene dado del derecho procesal. Así, podemos hablar de legitimación activa, pasiva o procesal, es una excepción, es
una defensa oponible, falta de legitimación del actor, el demandado me opone excepciones, etc.

Otros autores entienden que entre legitimación y capacidad existe una relación de género a especie, es la aptitud frente al objeto de que se trate, es el poder de
disposición en ese caso concreto, es la aptitud del sujeto para decidir sobre ese objeto del negocio jurídico que pretende realizar. Es un nexo entre el sujeto y el
objeto del negocio, es la capacidad jurídica de obrar en el caso concreto, es la capacidad de actuación en el negocio del que se trata.

Señala la doctrina que la aptitud genérica es la capacidad y la aptitud específica es la legitimación.

Autores como Gattari (1997) distinguen la legitimación de la siguiente forma.

Legitimación subjetiva

“Es aquella por la cual el notario admite la intervención, por sí y por otro, de personas físicas, en el instrumento notarial. Tal admisión requiere la nominación de los sujetos, pues
corresponde nombrar a quienes comparecen” (Gattari, 1997, p. 99).
En igual sentido, el mismo autor distingue:

Legitimación sustantiva o títulos, que consiste en verificar críticamente la posición o situación relativa del sujeto negocial transmitente en su titularidad o derechos para lograr
una nueva legitimación futura, la del adquirente, que también tiene su legitimación subjetiva.

Legitimación formal o situación registral, que se refiere a la verificación crítica que el notario realiza sobre la posición o situación relativa del sujeto negocial en los registros de
la propiedad frente a los terceros y al mismo registro, por medio de certificaciones que este expide a pedido de aquel, publicando los asientos con oponibilidad (Gattari, 1997,
p. 253).

Legitimación impositiva

La legitimación impositiva es la comprobación o retención de fondos que realiza el notario, con el fin de justificar, por su pago, la libre deuda de impuestos, tasas y contribuciones
que gravan los actos notariales, sus contenidos objetivos y los servicios prestados con motivo de la instrumentación (Gattari, 1997, p. 122).

Legitimación de personería

Consiste en la verificación de la existencia de poder o documentos habilitantes y crítica de sus facultades. El notario califica la personería del representante por medio de un hecho
notorio que se afirma, de documentación acreditativa, cuyas facultades legaliza en relación con el acto (Gattari, 1997, p. 126).
Debe tenerse presente que el notario solicitará a los requirentes que los poderes que se presenten al acto se encuentren legalizados y, en caso de ser fotocopias,
que sean certificadas. Cuando el acto sea otorgado por la actuación de una sociedad, deberá exigírsele asimismo:

Agregar los contratos de constitución, de adecuación, las reformas efectuadas en el desarrollo de esa sociedad, las cesiones, si se han efectuado aumentos de
capital, como así también si ha operado la liquidación de la sociedad.

En caso de tratarse de sociedades anónimas, deberán agregarse los estatutos sociales, las actas de asambleas, con elección de los directores, como así también
aquellas en las que se resuelve el acto. Recordemos que dichas actas deberán estar inscriptas ante el organismo de control correspondiente. En Córdoba,
contamos con la Dirección de Personas Jurídicas y en Buenos Aires tenemos la Inspección General de Sociedades Jurídicas. Ambas cuentan con sus respectivas
legales de funcionamiento.

1 Art. 2573, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2 Art. 358. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 364. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 400. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 1024. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 306. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 306, inc. b. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 44. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 1725. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Alterini, J. H. (1966). Capacidad y legitimación. En Revista Jurídica de Buenos Aires Tomo III.

Álvarez Juliá, L. y Sobrino Reig, E. (2014). Libro primero. Parte general. Título IV. Hechos y actos jurídicos.

Cifuentes, S. (2004). Negocio jurídico. Buenos Aires, AR: Astrea.

Gattari, C. (1997). Manual de derecho notarial. Buenos Aires, AR: Depalma.

Gattari, C. (2011). Manual de derecho notarial (2.a edición). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Herrero Pons, J. (2011). Vademécum notarial. Sujetos comparecientes. Trámites anteriores y posteriores al acto escriturario (Tomo I). Buenos Aires, AR: Di Lalla.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/texact.htm

López de Zavalía, F. (1997). Teoría de los contratos. Parte general (Tomo I). Buenos Aires, AR: Zavalía.
Actos jurídicos: el objeto

En esta lectura vamos a adentrarnos en uno de los elementos esenciales del acto jurídico: el objeto. Identificaremos sus requisitos de
idoneidad, distinguiremos el objeto del acto jurídico del de los contratos y, por último, analizaremos el objeto del negocio jurídico que
consta en escritura pública.

Actos jurídicos: el objeto

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Actos jurídicos: el objeto

El objeto
La comisión redactora del nuevo Código Civil y Comercial consideró de manera unánime que el término cosas es comprensivo tanto de las cosas materiales como
de las inmateriales, es decir, los bienes. Sin embargo, en el nuevo código la concepción sobre los bienes es más amplia que en el anterior, y, por lo tanto, se
encuentran alcanzados no solo los bienes de valoración económica, sino también los que tienen valor afectivo, científico, social o humanitario. El nuevo código
vuelve a referirse luego al objeto en la parte de los contratos, más precisamente en los artículos 1003 a 1011.

Existen distintas posturas para determinar cuál es el objeto del negocio jurídico:

El objeto del negocio jurídico está dado por las obligaciones que
Teorías amplias crea, modifica o extingue.

El objeto del acto son las prestaciones en el


Teoría intermedia sentido propio de la conducta prometida por el
deudor al acreedor.
Limitan el objeto del acto a los hechos (positivos o
Teorías restringidas negativos) y a los bienes (cosas y bienes) sobre
los que versa la voluntad.

Como lo menciona Cifuentes (2004) en su manual Negocio jurídico, muchos autores consideran al objeto no como un elemento del acto o negocio jurídico, sino
como un presupuesto o requisito de validez del negocio, entre ellos Santoro Passarelli, Albaladejo, Espín Canovas, Messineo y López de Zavalía, Piantoni.

El objeto es un elemento del acto o negocio jurídico, ya que, sin el cual, no existiría
como tal o sería por completo inválido.

También se ha diferenciado lo que es objeto y contenido de la manifestación negocial, siendo el primero tanto material o inmaterial, centrándose el interés que va a
ser tutelado jurídicamente. En cuanto al contenido, es el comportamiento para la satisfacción del interés de la persona sobre dicho objeto, siendo las relaciones
obligatorias no únicas del campo negocial, cuyo contenido es la prestación.

El principio general en lo que al objeto concierne es libertad de elección. El objeto de los actos jurídicos puede ser elegido libremente por las partes. Por esta razón,
tanto el artículo 279 como el artículo 953 del Código Civil derogado establecen los recaudos que debe reunir expresándolos de modo negativo.

 Ahora bien, ¿qué puede ser objeto del negocio jurídico?


H E C H O S Y BI E N E S LA PE RS O N A

El art. 2791 del CCC se refiere a hechos y bienes como objetos de los actos jurídicos. La mención de los “bienes“, concepto más amplio que el de
“cosas” y que responde, por ende, con más precisión a la idea de que se trata, pues no existe ninguna duda de que las cosas y los bienes en sentido
estricto –como derechos– pueden ser materia de negocio jurídico.

H E C H O S Y BI E N E S LA PE RS O N A

Algunos autores, como Cifuentes (2004), consideran que la persona puede ser objeto del negocio jurídico; no así la persona como unidad sustancial y en
orden a su entrega en el compromiso que supone un negocio, sino sus manifestaciones separables e identificables como, por ejemplo: derechos
personalísimos.

Por nuestra parte, entendemos que la persona no puede ser objeto del negocio jurídico. En los denominados “actos jurídicos familiares”, la persona actúa como
sujeto, y el objeto estará dado por las relaciones jurídicas que se adquieren, modifican o extinguen.

Tampoco en el matrimonio es la persona objeto del negocio. Allí los contrayentes son sujetos del negocio jurídico, y el objeto estará dado por los hechos o bienes
materia de los derechos y deberes generados por las relaciones conyugales.

En los actos de disposición de los derechos de la personalidad espiritual (imagen, intimidad, voz), habrá conductas (revelar aspectos de la vida privada a un
periodista o biógrafo) o cosas (una fotografía, una grabación, un filme) que constituyen el objeto del negocio.

Una cuestión delicada se plantea también en los denominados actos de disposición del propio cuerpo. (UniversoJus, 2016, https://bit.ly/2txF7BG)

Como lo expresáramos anteriormente, en virtud de la amplitud del objeto de los actos jurídicos en el Código Civil y Comercial, abarcadora tanto de los bienes que
tienen valoración económica como los que tienen valor científico, afectivo, humanitario etcétera, se concluye, asimismo en razón de lo prescripto por los artículos

17 y 56 del Código Civil y Comercial (los cuales recomendamos su lectura), sobre la base de lo establecido por el artículo 10042, que el cuerpo humano o partes de
él pueden ser objeto de actos jurídicos. No obstante, de la lectura de los artículos antes mencionados se desprende que, en general, se trate de partes renovables o
no, el objeto no es la persona, sino la parte del cuerpo de que se trate (cabello, leche materna, riñón) que una vez separados del cuerpo son cosas o bienes
jurídicos extrapatrimoniales según las distintas tesis. En síntesis, nuestra opinión es que la persona no es objeto del negocio jurídico.

En el caso de la donación que comenzamos a analizar al comienzo del módulo, el objeto del mismo es la donación del inmueble mencionado en la escritura, por lo
que entra en la categoría de hechos y bienes. En este aspecto es de vital importancia proceder a la correcta determinación e identificación del mismo. Ello se puede
observar en la primera mitad de la segunda página de la escritura en cuestión. Para ello el notario debe realizar un correcto estudio del título (en este caso) y de los
documentos referidos a cada uno de los objetos intervinientes en los actos en los que preste funciones.

El artículo 279 del Código Civil y Comercial


El artículo 953 del Código Civil de Vélez Sarsfield se refería a los hechos y a las cosas como objeto de los actos jurídicos y luego, por vía negativa, enunciaba cuáles

eran las cosas y los hechos que no podrían serlo. El artículo 2793 del Código Civil y Comercial (CCC) lo hace de la misma manera, pero con una concepción más
amplia de los bienes, comprensiva no sólo de aquellos que tengan valoración económica, sino también de los que tienen valor afectivo, social o científico,
diferenciándose así del Código Civil sustituido.

Este artículo establece que el objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden
público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea. Entonces,
por ejemplo, no podría ser objeto de un contrato de compraventa un cargamento de armas.

Requisitos de idoneidad. Posibilidad jurídica y material


El artículo 10034 del Código Civil y Comercial, norma relativa al objeto de los contratos, pero que resulta aplicable al objeto del acto jurídico, nos dice que el objeto
debe:

“ser lícito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración económica y


corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial”.

En cuanto a la determinación, deben existir parámetros de determinación del objeto o eventualmente el mismo Código Civil y Comercial establecerá la manera de
determinación, ya que será necesario a los fines de lograr el cumplimiento del acto celebrado; en caso contrario, traerá aparejada la nulidad.

Al hablar de posibilidad del objeto, es necesario distinguir que, cuando hablamos de idoneidad, nos referimos a las cosas y, cuando hablamos de posibilidad, nos
referimos al ámbito de los hechos, ya sea posibilidad material o jurídica.

Cuando nos referimos a los bienes inajenables, por lo general, hacemos referencia a los bienes que no están en el comercio. El artículo 2345 del Código Civil y
Comercial establece cuáles son los bienes que se consideran fuera del comercio, refiriendo que:

Están fuera del comercio los bienes cuya transmisión está expresamente prohibida,
ya sea por la ley o por actos jurídicos en cuanto el Código permita tales prohibiciones.

Asimismo, el artículo 10046 del mismo cuerpo normativo expone que no pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por
las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial
se prohíbe que lo sean.

El requisito de la posibilidad de los hechos es aplicable asimismo a los bienes del objeto del acto jurídico. Es por ello que resulta importante la correcta
identificación del objeto dentro del acto o negocio jurídico que se va a otorgar. Sabemos que la seguridad documental está en relación con la actividad tanto notarial
como registral. Se busca instrumentar adecuadamente los actos o negocios jurídicos, de allí surge lo importante que resulta que aquella persona, al otorgar el acto,
conozca la real situación de los derechos para transmitirse para que no afronte riesgos.

El notario evita que el negocio jurídico aparezca viciado, evitando que, por ejemplo, transmita aquel que no era titular de un bien o que se haya suplantado su
voluntad o que esta se encuentre viciada. Para ello, hay un sinnúmero de leyes específicas que tienden a la seguridad jurídica tanto en su faz estática como
dinámica.
Por último, también decimos que el notario es el depositario de la fe pública y nos indica no solo que es un agente de la función notarial, sino que el documento por
él instrumentado, siempre en ejercicio de esa facultad extraordinaria, cumple con las finalidades y formalidades legales.

Objeto del acto jurídico y objeto de los contratos


El contrato es una especie de acto jurídico, guardan entre ellos relación de género a especie. Así es cómo en el artículo 10037 del código unificado se remite, en
cuanto a las disposiciones generales del objeto de contratos, a la aplicación de aquellas referidas al objeto de los actos jurídicos, establecidas en la Sección 1.a,
Capítulo 5, Título IV del Libro Primero del Código Civil y Comercial. Asimismo, resultan aplicables al objeto del acto jurídico, en cierta medida, las normas referidas al
objeto de los contratos.

Tanto el objeto del acto jurídico como el objeto del contrato consisten en hechos o bienes. De esta manera, al quedar delimitado el objeto de los actos jurídicos y
los contratos, podemos diferenciarlos de otros conceptos con los cuales no se los debe confundir, que son, a saber, la obligación, que constituye un efecto del
negocio jurídico, y la prestación, que es el objeto de la obligación. Diferenciando estos conceptos, evitaremos caer en confusiones entre el objeto, la causa y el
contenido del negocio.

Objeto prohibido

En esta clasificación, la doctrina distingue cosas especialmente prohibidas, donde la mayor parte de ella, a través de ejemplos, interpreta que se trata de cosas
muebles que no pueden hipotecarse o los inmuebles que no pueden ser dados en prenda, o bien que puede tratarse de que se encuentre prohibido el uso de
determinada moneda y no sea posible comerciar a través de ella.

Otro ejemplo: en nuestro país, a través del artículo 189 bis8 del Código Penal,se considera delito la tenencia de armas de
guerra, bombas o materias o aparatos capaces de liberar energía nuclear, materiales explosivos, asfixiantes, tóxicos o
biológicamente peligrosos, o sustancias o materiales destinados a su preparación, en tanto será reprimido con reclusión o
prisión de cinco a quince años. En conclusión, estas cosas constituyen un ilícito al objeto de los actos jurídicos.

Así también podemos clasificar las cosas como imposibles. Esa imposibilidad puede ser material o jurídica, la cual se refiere a los hechos cuando se establece el
requisito de posibilidad, pero también será aplicable a los bienes objeto del negocio jurídico.

Con respecto a las cosas imposibles, se debe distinguir:

Imposibilidad material o jurídica



Según Llambías (1973), la imposibilidad debe ser jurídica y lo explica a través del siguiente ejemplo: si una parte se ha obligado a un hecho o cosa materialmente imposible –tocar
el cielo con las manos, cruzar el mar a nado, entregar la propiedad de la luna–, la otra no podría pretender el cumplimiento en especie ni las prestaciones sustitutas.
Para otros autores, la imposibilidad a la que se refiere es material, dado que la jurídica se subsume en la ilicitud.

Imposibilidad originaria o sobrevenida



Es la que se produce una vez celebrado el acto, es decir, la imposibilidad es contemporánea al acto, y asimismo debe ser absoluta y objetiva, por lo que esta imposibilidad del objeto
debe darse y afectar por igual a todos los sujetos negociales. De ser sobrevenida, ya ahí entramos en el terreno de la imposibilidad de cumplimiento.

Imposibilidad absoluta o relativa


La absoluta se produce cuando existe una imposibilidad material de realizar la actividad, lo que hace que la obligación sea nula y, por lo tanto, el contrato también lo será.
Además, no debe ser propia del sujeto del negocio, sino que debe afectar a todas las personas por igual.

En la imposibilidad relativa puede suceder que no traiga aparejada la nulidad porque, mediante alguna sustitución, el cumplimiento de la prestación se podría llegar a dar; por
ejemplo: es materialmente imposible que escalemos el Aconcagua, pero puede existir otra persona que lo pueda hacer, es decir que para nosotros es relativamente
imposible porque existe la posibilidad de que otra persona pueda hacerlo.

La imposibilidad que trae aparejada la nulidad es la absoluta, la cual, además, debe ser inicial, dado que si es sobrevenida, dará lugar a una ineficacia funcional (revocación,
rescisión, resolución), pero no a la nulidad (que es una eficacia estructural).

Imposibilidad total o parcial



si la imposibilidad fuere total, el acto no produce efectos por falta de objeto. Si la imposibilidad fuere parcial, el acto no será necesariamente nulo. Por aplicación del artículo 11309
del CCC, si la cosa ha dejado de existir parcialmente, el comprador puede demandar la parte existente con reducción del precio.

En relación con las cosas futuras, pueden ser objeto del negocio jurídico, en cuanto su existencia dependa de una condición o se trate de un negocio aleatorio
(Bueres, 1998). A los hechos imposibles se les aplican las mismas reglas que para las cosas o bienes imposibles.

En referencia a los actos ilícitos, se expone que el acto tiene como objeto un hecho ilícito cuando la conducta que lo forma o constituye o las circunstancias en que
se desarrolla se encuentran prohibidas por la ley.

Por ejemplo: una persona que ofrece sus servicios como médico cuando no posee título habilitante para ejercer tal
profesión.

En cuanto a las condiciones prohibidas, a diferencia de lo que sucedía con el artículo 531 del Código de Vélez Sarsfield, en el artículo 34410 del código unificado, en
su última parte, se establece una tipificación más general en orden a evitar casuismos innecesarios y se mantiene el espíritu de referirse a la libertad de acciones
o de conciencia.

Hechos contrarios a la moral y a las buenas costumbres

El artículo 344 del código unificado, en su primera parte, establece que es nulo el acto sujeto a un hecho

imposible contrario a la moral y a las buenas costumbres.


De modo que será necesario determinar el estándar jurídico.

Según cada situación concreta, tendremos que si bien son estándares dentro de una sociedad, no cristalizan el derecho y pueden variar, lo que significa que puede
haber fallos contradictorios, dado que los jueces deben tratar de aprehender objetivamente el estado de conciencia colectivo sobre la cuestión que se pondere a la
luz de ese estándar. En conclusión, es necesario atender a la moral en el ambiente presente y no a la moral pasada o futura; en suma, práctica y no teórica, civil y
no religiosa, nacional y no universal, objetiva y no subjetiva o individual.

Diremos que, según el artículo 27911 del CCC, se impone la conformidad del objeto del negocio jurídico con la moral y las buenas costumbres.

Para calcular ese estándar, hay dos doctrinas.

Una se identifica con la religión católica. Llambías (1973) y Borda (1955) identifican el estándar moral y las buenas costumbres con preceptos de la religión
católica, la cual es practicada por la mayoría de la comunidad y cuenta con reconocimiento de la Constitución.

También se cuenta con una doctrina sociológica, para la cual los conceptos de moral y buenas costumbres se vinculan con la moral media de una comunidad en
un momento dado –esta es la seguida por la mayoría de la doctrina nacional–.

En cuanto a los hechos que afecten los derechos de los terceros, diremos que en los actos jurídicos, como regla general, el efecto se limita a las partes del
negocio, no afectando a los terceros, ni perjudicando ni beneficiándolos salvo actos fraudulentos.

Así es cómo el artículo 33812 de nuestro Código Civil y Comercial establece la declaración de inoponibilidad que pueden solicitar los acreedores de un deudor que
se insolventa de forma fraudulenta.

Hechos que afecten los derechos de terceros

En principio, los actos jurídicos tienen un efecto relativo limitado a las partes del negocio, por lo que no afectan a terceros (conforme los arts. 1021 y 1022 del CCC).
Es por ello que la regla general es que los actos no pueden beneficiar ni perjudicar a terceros. Sin embargo, pueden quedar comprendidos en esta especie los
actos fraudulentos (ver arts. 338 y siguientes del CCC), con la particularidad de que la sanción de ellos no es la nulidad, sino la inoponibilidad.

La inoponibilidad es un supuesto de ineficacia funcional establecida por la ley que priva a un negocio jurídico válido y eficaz entre partes de sus efectos respecto
de determinados terceros, a quienes la ley protege impidiendo que se alegue contra ellos la existencia del acto jurídico.

Por ejemplo, el cónyuge que no dio el asentimiento conyugal para el acto. Otro ejemplo: cuando por razones de prueba el
instrumento privado carece de fecha cierta es inoponible a terceros y sucesores singulares.

En el caso de la donación esto podría haber sucedido si el señor Gómez no habría prestado, mediante el instituto de la representación, el asentimiento conyugal del
señor Pérez.
La ineficacia es la privación o disminución de los efectos propios del negocio jurídico, es decir, los efectos que las partes persiguen de manera inmediata al
otorgarla, aunque la ineficacia no impide que el acto produzca otros efectos dispuestos por la ley pero no deseados por las partes (Rivera, 1998).

La ineficacia puede ser estructural o funcional. Es estructural cuando la privación de los efectos del negocio se produce por defectos (vicios) en su estructura,
existentes en el momento de celebrarse el acto; es decir, cuando se dan en la génesis, en el origen, afectando a los elementos esenciales del negocio, en tal caso
hablamos de nulidad. En cambio, es funcional cuando la privación de los efectos del negocio jurídico se produce por circunstancias extrínsecas a la estructura del
negocio y que son sobrevivientes a su constitución, o sea que se presentan durante el desarrollo del negocio jurídico. Es decir, son negocios jurídicos
originariamente válidos –sin defectos en su estructura–, pero que devienen ineficaces por causa extrínseca, y, de mantenerse con efectos, se obtendría un
resultado contrario al derecho o a los fines prácticos de los sujetos del negocio; por ejemplo, la resolución, la revocación y la rescisión.

Como regla general, para los negocios jurídicos cuyo objeto no cumpla con los recaudos del artículo 27913 del CCC, la sanción que traerá aparejada será la nulidad
(ineficacia estructural).

Si Juan no inscribió la compra del inmueble que le realizó a Pedro, a los acreedores de Pedro esta le es

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Convalidación del objeto


Esta figura es una de las novedades en materia de la teoría general del acto o negocio jurídico, ya que en el Código de Vélez no estaba establecida. El artículo

28014 del Código Civil y Comercial se refiere a la convalidación del objeto y dispone que se dan dos hipótesis de ineficacia pendiente.

Se trata de actos jurídicos válidos pero que, sin embargo, carecen de ineficacia
(funcional) al quedar pendiente el cumplimiento de recaudos que no hacen a la
estructura del acto, sino que pueden provenir tanto de la voluntad de las partes como de
la ley misma, tal como sucede en el caso de un plazo o condición.

De esta manera, si al vencimiento de la condición o plazo el objeto del acto cumplimenta el requisito de posibilidad pendiente, el negocio no solo será eficaz, sino
que convalidará su validez.

Análisis del objeto del negocio jurídico que consta en escritura


pública
En la actividad desplegada por el notario, en la realización de distintos negocios jurídicos, este debe tener conciencia del acto jurídico en el que interviene y de no
afectar los límites que establece la ley en cuanto a las cosas y los hechos.
El escribano debe analizar los elementos básicos del acto, en cuanto a los sujetos, si tienen o no capacidad, si hay
representante o no, si poseen poder, documento nacional de identidad, etcétera.

Cuando llegamos al objeto, será necesario detenerse y analizar si es un acto válido o es nulo, también la determinación de los hechos y de las cosas para transferir,
todo ello de manera clara y precisa para evitar posibles nulidades, siempre teniendo presente que el escribano no solo realiza la escritura, sino también asesora a
los requirentes en la realización del acto.

Con relación al tema, Mario Zinny (2007), en su libro El acto notarial, desarrolla el concepto de objeto y objeto de la dación de fe, donde expone que el objeto del
comportamiento cabe entenderse por la cosa o bien sobre el cual recaen sus efectos.

Así, por ejemplo, el objeto de la compraventa son la cosa y el precio (en tanto el efecto del contrato consiste en transferirlos). Pero, en nuestro caso (actividad
notarial), no se trata de la compraventa, sino de su narración. Y al respecto cabe advertir que toda vez que un acto cumple una función “instrumental” respecto de
otros, a los cuales sirve, son estos los que hacen las veces de objetos del primero.

De allí que objeto de la dación de fe es el comportamiento (y, en su caso, acontecimiento o resultado) narrado por el notario. Y es que sobre lo narrado recae,
justamente, el efecto de la narración (adviértase para confirmarlo que así como el efecto de la compraventa recae sobre la cosa y el precio, así el de la dación de fe
vierte sobre la compraventa, cubriéndola de fe pública).

Si tal es el objeto del acto notarial, por fin, resulta fácil advertir ahora que el tema de su idoneidad no es otro que aquel que en los actos públicos es estudiado bajo
el nombre de competencia por razón de la materia.

Idoneidad del objeto de dación de fe

Competencia del notario por razón de la materia

Comencemos por tomar en cuenta que el notario narra lo que ve y oye. Recordemos a la vez qué es posible ver y oír:

El comportamiento humano (hechos, actos y negocios), los acontecimientos naturales (lluvia, granizo), y los
resultados materiales de unos y otros (esto es, la modificación del mundo exterior que ellos provocan, como cuando
percibimos el daño sufrido por el auto embestido o la mancha de humedad que la lluvia produce).

Ahora bien, así como ciertas cosas y bienes no pueden ser objeto de determinados negocios (las cosas muebles no pueden ser hipotecadas, las cosas no
fungibles no se las puede dar en comodato, etc.), así también se dan los comportamientos que no pueden ser objeto de la dación de fe (como los actos procesales
asignados al secretario del juzgado, el matrimonio asignado al oficial a cargo del registro civil, y todo lo concerniente a la minería, asignado, a su vez, a los
funcionarios administrativos o judiciales respectivos).

En lo que a los resultados materiales se refiere, se dan también los excluidos de la competencia del notario (como las huellas o rastros del delito de acción pública,
que deben ser comprobados por los funcionarios de policía).
Hay veces, por fin, que la competencia es derivada a notarios que están sujetos a un régimen especial (como el escribano de Gobierno, a quien compete dar fe de
los actos y negocios en que el Estado es parte). De donde resulta, como es fácil advertir, que la competencia del notario llega por exclusión, restando de ella lo que
la ley destina a otros funcionarios.

Por otra parte, se dan también los comportamientos, acontecimientos o resultados que no son idóneos, no ya como objeto de la dación de fe del notario, sino como
objeto de toda dación de fe, cualquiera sea su autor. Si se mira bien, este es el caso que en el terreno del derecho privado encuentra su equivalente en la idoneidad
de ciertas cosas o bienes para ser objeto de negocios.

El notario debe tener presente como regla las pautas jurisprudenciales sobre las buenas costumbres, ya que no solo es aplicable a las decisiones de los jueces,
pues es un principio rector que abarca todos los actos y acciones que se efectúen. Asimismo, no podría violar cláusulas ni su ejecución.

Se debe también analizar que las cosas no solamente existan, o deban existir, sino que deberán ser individualizadas cuando los negocios se hayan celebrado o
puedan individualizarse en el momento en que se deba efectuar el cumplimiento del negocio.

En tal sentido, debemos tener presente lo que indican los artículos 100515 y 100616 del Código Civil y Comercial, a cuya lectura remitimos.

Si bien el artículo 27917 del código unificado no establece expresamente la sanción ante la falta de idoneidad del objeto, entendemos que, al tratarse de un
elemento esencial como es el objeto del acto jurídico, estaremos hablando de la nulidad. Cuando la nulidad resultare manifiesta o apareciere en el acto por tratarse
de un objeto no idóneo, según lo que se ha visto en el artículo 279 del CCC, el negocio sería nulo.

El problema se plantea en torno a la nulidad cuando no resulta manifiesta, ya que en la regulación del nuevo Código Civil y Comercial la categoría de la anulabilidad
de los actos ha sido eliminada. De todos modos, manifiesta o no manifiesta, la sanción será la de nulidad. Se aplica la nulidad absoluta cuando están de por medio
la moral y las buenas costumbres.

El escribano debe tener en cuenta que va a responder frente a terceros por las inexactitudes en los actos

que haya labrado.

Siempre el notario responde por su actuación cuando no se adecua a las obligaciones legales existentes. Un ejemplo de ello sería cuando autorice un instrumento
sin cumplir con la forma legal exigible. De tal manera, sería cuando, por ejemplo, autorizara mediante certificación de firma la donación de un bien inmueble que se
realizara mediante instrumento público. En tal caso, es responsable por el asesoramiento que ha efectuado a las partes y aún hasta por el incumplimiento de las
obligaciones tributarias.

Siempre deberá otorgar un título perfecto, todo ello relacionado con la idea de plena eficacia jurídica, y lo otorga cuando resulte inobjetable, sin implicar como título
perfecto aquel que no dé lugar a controversias, ya que existen títulos verdaderamente perfectos que podrían ser atacados, pudiéndose aún, en una instancia
judicial, demostrarse la bondad de este.

La responsabilidad civil va evolucionando continuamente en este mundo cambiante y globalizado. De allí diremos
que el notario deberá no solo estar al tanto de los cambios que se den en las normas del derecho, sino también no
sustraerse de la jurisprudencia elaborada por los magistrados.
Para finalizar, compartimos un artículo muy interesante, el cual si bien hace mención sobre la fe de identidad, tema relacionado con los sujetos, menciona la
importancia de la acción que el escribano realiza al analizar los elementos básicos del acto: sujetos, objeto y causa.

Lectura obligatoria: negligencia en la actividad notarial

Doctrina del día. Negligencia en la actividad notarial.pdf


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Fuente: Thomson Reuters. (2013). Doctrina del día: negligencia en la actividad notarial. Recuperado de https://bit.ly/2IWxK0W

1 Art. 279. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2 Art. 1004. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3 Art. 279. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

4 Art. 1003. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5 Art. 234. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6 Art. 1004. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7 Art. 1003. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

8 Art. 189 bis. Ley 11179. (1984 actualizado). Código Penal de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

9 Art. 1130. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 344. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 279. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 338. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 279. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14 Art. 280. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15 Art. 1005. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16 Art. 1006. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
17 Art. 279. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Borda, G. (1995). Tratado de derecho civil argentino. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Bueres, A. (1998). Objeto del negocio jurídico. Buenos Aires, AR: Hammurabi.

Cifuentes, S. (2004). Negocio jurídico. Buenos Aires, AR: Astrea.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/texact.htm

Llambías, J. J. (1953). Efectos de la nulidad y de la anulación de los actos jurídicos. Buenos Aires, AR: Depalma.

Rivera, J. (1998). Instituciones de derecho civil. Parte general (2.a edición, tomo I). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

UniversoJus. (2016). Art. 1004 del Código Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2txF7BG

Zinny, M. (2007). El acto notarial (dación de fe). Buenos Aires, AR: Ad-Hoc.
Acto jurídico: la causa

Dentro del esquema de la asignatura, en esta unidad podemos ver que se trata de la causa, y consiste en el último elemento esencial
que tiene el negocio jurídico. En las restantes unidades, ya analizamos los demás elementos esenciales (sujeto, objeto y forma). Aquí
analizaremos la causa, distinguiendo entre causa fin y fuente, y la importancia de cada una de ellas en la vida del negocio.

Acto jurídico: la causa

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Acto jurídico: la causa

La causa
Cuando hablamos del sujeto, se han analizado la capacidad, la legitimación, las partes, los representantes, quienes participan en el negocio jurídico. Cuando vimos
el objeto, estudiamos que el objeto del acto o negocio jurídico pueden ser hechos o bienes. Ya hemos analizado los requisitos o condiciones esenciales de los
hechos y los bienes como objetos de actos jurídicos, hablamos de posibilidad, licitud, de que el objeto del acto jurídico no vaya contra la moral y las buenas
costumbres, o que perjudique los derechos de terceros. Asimismo, nos introdujimos en la noción de convalidación del objeto, novedad del nuevo código unificado.
Ahora nos adentraremos en el elemento causa.

El acto jurídico se basa sobre cuatro pilares fundamentales: sujeto, objeto, causa y
forma.

Con respecto al elemento causa, existen distintas opiniones doctrinarias para determinar si se trata o no de un elemento esencial.

En nuestra Provincia de Córdoba, no se han suscitado demasiadas discusiones, ya que autores como Moisett de Espanés (2004), entre otros, han entendido que la
causa es un elemento del acto jurídico. En tanto que otro sector de la doctrina tiene dudas de incluirla dentro de los elementos que conforman el acto jurídico. Otros
opinan que la causa es el efecto preestablecido, es el propósito común que tienen las partes al celebrar el acto.

Ejemplo: en un contrato de compraventa, el fin para una de las partes es adquirir la propiedad y para la otra es recibir el
dinero.

Ha ido cobrado gran importancia con figuras que se van agigantando en su aplicación y va a tener fundamental importancia con el tema de la ineficacia funcional,
principalmente, en lo relacionado con la frustración del negocio jurídico vinculado íntimamente con este tema de la causa.

Podemos decir que, con la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, ha quedado zanjada la disputa en nuestra doctrina respecto de la causa fin como elemento
del acto jurídico al haber sido regulada en forma expresa dentro de la teoría general del acto jurídico a continuación del objeto, otro elemento esencial del acto
jurídico.

Del artículo 2811 del Código Civil y Comercial surge que la causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la
voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son
esenciales para ambas partes.

El causalismo clásico

Sus pensadores, Domat y Pothier, entienden que la causa es un elemento esencial de la obligación, es decir, ubican a la causa en el momento de celebración del contrato, sin que
se considere la etapa funcional del negocio. Esta es la crítica que se le efectúa a los clásicos, así como también la falta de formulación de una definición clara y precisa.

Los anticausalistas

Niegan la autonomía de la noción de causa como elemento integrante de los requisitos del acto jurídico; para esta postura, los elementos esenciales son solo el consentimiento, la
capacidad y el objeto. La teoría anticausalista denuesta la causa, entiende que esta es inútil, ya que confunde el objeto con la causa, y agrega que en las obligaciones recíprocas
una no puede ser la causa de la otra, afirmando que la causa es el objeto del acto o pacto, y además confunde la causa con el consentimiento.

Los neocausalistas

Defienden la noción de causa en coincidencia con los clásicos, pero advierten que esta última es un elemento del acto jurídico, no de la obligación. En esta corriente se enrola la
mayoría de los autores modernos, los que producen una verdadera renovación en cuanto al tema de la causa, pues reconocen los motivos como incorporados a la noción de esta.
Al tomar en cuenta los móviles determinantes del acto, que inciden en la finalidad, los motivos adquieren relevancia jurídica al tiempo de regular los efectos de la convención. Henri
Capitant, precursor de esta tendencia, si bien distinguió entre causa y motivo, asignó relevancia a los motivos cuando ellos se incorporan al acto.

Las posturas modernas, en definitiva, intentan definir el porqué de la existencia del acto, su razón de ser, el fin determinante, la justificación o fundamento de la
declaración de voluntad privada.

En el artículo 2822 del Código Civil y Comercial, se hace referencia a que la declaración de voluntad es válida aunque no se exprese la causa, es decir, el supuesto
de presunción de la existencia de causa. Además, expone que el acto es válido aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera. Esto
parte de la base de que hubo expresión de causa, pero que es falsa, siendo entonces válida si se funda en una verdadera, y la hipótesis que encuentra aplicación
es el caso de la simulación. Este último artículo se refiere a la causa lícita, lo que influirá en el caso de la nulidad del acto.

Causa fuente y causa fin: distinción


En primer lugar, se habla de causa fuente; en el plano obligacional, la causa fuente se vincula con las causas que generan el nacimiento de la obligación, de la cual
emana un vínculo jurídico obligacional y produce un determinado efecto jurídico.

No debemos confundir la causa eficiente de los derechos con el elemento indispensable del acto jurídico, ya que todo acto jurídico debe tener una causa
movilizadora que dará la posibilidad de adquirir, transformar, transmitir o extinguir derechos u obligaciones.

Por otro lado, se habla de causa final, referida a todo aquello que las partes persiguen realizar. Es la razón de ser del contrato, es decir, la causa que trata de
identificar el interés concreto que ha movido a las partes para realizar el negocio jurídico.

De esta manera, al hablar de la causa como elemento esencial del acto jurídico, le damos el sentido de

causa fin. Es la razón de ser que tendrá el acto o negocio jurídico, es el motivo.
En cambio, cuando nos referimos a la causa eficiente, la cual en el derecho tiene mucha importancia, en la relación jurídica es la causa creadora, la que engendra
los efectos de los hechos jurídicos en su función eficiente de adquirir, modificar, extinguir o aniquilar relaciones o situaciones jurídicas. De allí que nos interesa
como un elemento esencial del negocio la causa como causa eficiente, toda vez que esa obligación tendrá como causa eficiente el acuerdo de voluntades o la ley
a través del delito, cuasidelito, que engendra la obligación de reparar, de resarcir el perjuicio que se ha creado, etcétera.

Si se piensa en el supuesto de la donación, la causa fuente es la donación, es decir, el vínculo obligacional mediante el cual el señor Gómez (en representación de
la señora García) dona a favor de la señora Rodríguez. En cambio, la causa eficiente, es el motivo que llevo a la señora García a realizar este acto.

Por ejemplo, se puede exponer que la señora García quería hacer una liberalidad otorgando el inmueble a la señora
Rodríguez en agradecimiento a que ella cuido de su madre enferma. En el supuesto traído a análisis, ello no surge de la
escritura, no obstante, el escribano en el marco de sus funciones podrá indagar acerca de ello, especialmente en las
audiencias previas, para así asesorar de la mejor manera al requirente.

La causa fin: los motivos y su trascendencia


Causa final es el propósito que han tenido las partes, es lo que se busca a través de la celebración del negocio. En tal sentido, todos los actos humanos racionales
son finalistas, ya sean patrimoniales o no. Creemos que la causa está en todos los negocios, en todos los actos jurídicos y, tal como lo indica Rivera (1998), se
advierte en la institución del matrimonio, por ejemplo. La causa está presente en el para qué lo hacen las partes o en el por qué lo hacen.

La causa final puede identificar a la finalidad perseguida con el negocio jurídico; por ejemplo, obtener la propiedad de la cosa por parte del comprador y la
disponibilidad del precio para el vendedor. Pero también puede estar referida a los móviles concretos que movieron al contratante para comprar, alquilar o vender,
etcétera.

Es decir que la noción de causa final sirve como respuesta a las preguntas para qué se contrata y por qué

se contrata.

Según Bueres (1998), puede ser definida como la razón de ser jurídica del negocio con una doble significación objetiva y subjetiva.

La causa final objetiva se identifica con la pretensión que cada una de las partes posee en un negocio jurídico con el cumplimiento de las prestaciones prometidas.
Entonces, decimos que es objetiva porque se condice con la clase de negocio que las partes han querido celebrar, es unitaria porque para ambas partes en donde
el cumplimiento de cada uno de ellos hace a una sola causa, y es tipificadora en cuanto caracteriza el negocio que las partes han querido. Entonces, la causa final
objetiva es aquella que tipifica cada clase de negocio.

En el caso analizado, la causa final objetiva es ceder mediante una liberalidad un inmueble a favor de la señora Rodríguez.
Para el notario es de vital importancia reconocer dicha causa, ya que podría modificar aspectos esenciales, naturales y
hasta accidentales de su labor profesional.
Por último, la causa final subjetiva se refiere a los móviles perseguidos por algún contratante particular. Para que dichos móviles se causalicen, se bilateralicen, es
decir, logren relevancia jurídica, deben necesariamente ser esenciales y exteriorizados. En el caso de contratos bilaterales o unilaterales onerosos, los móviles
deben ser comunes a ambas partes. Dichos móviles son esencialmente variables e individuales, por oposición a la causa en sentido objetivo, que es uniforme y
tipificadora.

En el ejemplo que venimos analizando no se exteriorizó la causa final subjetiva, tal como se aclaró anteriormente. Sin
embargo, siempre es importante que el notario les informe a las partes que en caso de que la causa tenga relevancia
jurídica para el acto, deberán exteriorizarlo.

Hay que tener muy en cuenta la subjetividad del móvil, ya que a partir de la causa se derivan instituciones sumamente importantes, tales como la resolución por
imprevisión, por imposibilidad, por frustración, por incumplimiento.

En cuanto al ámbito de aplicación de la causa fin, funciona tanto en los contratos como en los demás negocios jurídicos, es decir, constituye un elemento de los
actos jurídicos en general. Respecto de las funciones de la causa final, posee relevancia en la etapa genética del contrato y también en la etapa funcional o de
cumplimiento, hasta el mismo momento de su extinción.

Si Juan contrata un servicio de catering para que sea servido en su casamiento, esto último se denomina:

Causa final objetiva

Causa final subjetiva

Causa fuente

Causa eficiente

SUBMIT

En la antigüedad, la causa no tenía mayor importancia ni trascendencia. Si analizamos en el derecho primitivo romano, la causa no era tenida en cuenta, porque no
se valoraban las intenciones ni los propósitos, ya que, al ser un derecho eminentemente formal, se tenían en cuenta las formas primitivas.

Posteriormente, la causa cobra vida con la espiritualización del derecho –influenciado por la moral religiosa, en la Edad Media, con los canonistas– como una
manera de moralizar el acuerdo y apartamiento lento de las formas solemnes, y comienza a surgir la teoría de la imprevisión. En la teoría de la imprevisión aparece
el tema de lo sinalagmático, del equilibrio de las prestaciones y el rechazo a la usura. Se acentúa el tema de la moral, aunque no está claro el concepto de la causa
como un elemento del negocio jurídico.

La sistematización de la causa se da con Domat, previo a la aparición del Código Civil francés, y la ha realizado con las ideas que provenían de la Edad Media. Se
centraliza en la causa estática, la que se da en el momento de la creación del negocio jurídico; en consecuencia, también junto con Pothier, tendrá una importancia
genética. Es la que se da en la creación del negocio jurídico y hace la distinción frente a contratos bilaterales, unilaterales o reales, o actos a título gratuito.

En los contratos bilaterales sinalagmáticos, se sostenía que la causa eran las prestaciones y contraprestaciones. La causa de una de las partes estaría dada por
las prestaciones de la otra, de la cual ambas prestaciones se sirven recíprocamente y, en caso de celebrar un contrato de compraventa, se pagaría esperando que
la otra parte haga entrega de la cosa. Se advertiría, entonces, que la entrega de la cosa y el pago del precio serían una causa recíproca de la otra.

En los contratos unilaterales, contratos reales, la causa del deber de uno de ellos estaría dada por la entrega previa o simultánea de la cosa por el otro.

En los contratos a título gratuito, la causa estaría en los distintos móviles de beneficiar, de caridad, que pudieran llevar a alguien a la ejecución de un acto gratuito.

Teoría neocausalista

Surge replanteándose el tema de la causa. Se manifiesta en relación con la anterior teoría. Está referida a la causa eficiente y no a la final, porque la causa eficiente
es la que imputa, la que crea; en cambio, la final es la que lleva. No es lo mismo el objeto que la causa, ya que uno sería qué se debe y la causa es para qué se
debe. Tanto para Capitant como para Domat, la causa es objetivo y tiene importancia, fundamentalmente, en la creación del negocio.

Para Josserand, la causa tiene importancia genética, en tanto hace a la validez del negocio, porque aunque exista error en la causa, el negocio es inválido. Puede
existir causa simulada y el negocio se anularía existiendo una ineficacia estructural, hay invalidez incluso llegando a nacer el negocio, y estando presentes los
cuatro elementos: sujeto, objeto, forma y causa. Pero luego, durante la vida del negocio, este se puede caer, frustrándose la causa, ya sea por incumplimiento de
uno de ellos o que sobrevivan circunstancias extraordinarias e imprevisibles que conduzcan a su frustración, o se llegare a romper el equilibrio que se daba en la
faz genética. Se podría llegar a cumplir la causa cuando se frustra, pero sería lícito, contaría con todos los requisitos, pero sería inútil porque no se satisface con la
utilidad buscada.

Requisitos de la causa final. Falta de requisitos en la causa final.


La teoría de la frustración del fin
La teoría de la frustración del fin del contrato
La causa, en el sentido de fin, finalidad, motivo determinante, ha preocupado a los estudiosos del derecho, en especial por la tan antigua como conocida discusión
respecto de si aquella conforma o no un elemento o requisito o componente esencial, por cierto, de los negocios jurídicos, distinto de otros, el objeto, el
consentimiento, debe quedar comprendida o subsumida dentro de alguno de ellos.

Recordemos que la causa tiene un valor genético: si ocurre un desequilibrio, se puede llegar a transgredir una disposición.

La relación con la teoría de la frustración del fin del contrato, que demostraremos aquí, dará razón, una vez más, a la precedente afirmación. La causa fin es la que
motiva el negocio jurídico, es la causa motivo que de alguna manera vemos que se repite de forma habitual en todos los negocios jurídicos, constituyendo el motivo
subjetivo que tuvieron las partes al momento de negociar o contratar.

Quien va a comprar una casa quiere la casa, no quiere una indemnización, y la otra parte querrá el pago de

una suma de dinero.


Este patrón se repite en los contratos de compraventa, porque, por un lado, alguien quiere adquirir la propiedad de un bien y, por otro lado, alguien quiere el dinero; de
lo contrario, no celebrarían el contrato de compraventa. Luego comienzan a jugar los móviles subjetivos, ya que se puede querer comprar una casa para invertir y
alquilarla, para ir a vivir en ella o para usarla los fines de semana. Aquí observamos cómo los móviles subjetivos van variando a diferencia de los móviles objetivos
de un mismo negocio. De esta manera, se debe buscar cuál es el móvil subjetivo en el negocio que lo mueve a contratar, y este modo subjetivo no se repite, sino
que las partes, en ese negocio jurídico específicamente, lo van a plantear.

Dicha subjetividad del móvil debe ser tenida en cuenta la mayoría de las veces en el negocio jurídico, porque, por ejemplo, queremos comprar un departamento para
vivienda, pero resulta ser que se trata de un edificio para oficinas, por cuanto el negocio no podrá realizarse. Por ello, es tal la importancia del móvil subjetivo, ya que
si por alguna causa se pierde o se interrumpe dicho móvil, estamos ante una frustración del fin del contrato, que desemboca en una ineficacia sobrevenida, que no
tiene que ver con la nulidad, sino con la resolución.

La frustración del fin del contrato hace referencia a circunstancias sobrevenidas que, realmente, imposibilitan la ejecución del contrato, pero anulan notablemente
el fin económico-jurídico tal como fue tenido en cuenta por las partes. Esa razón o motivo por el cual se negocia o el fin por el cual las partes impulsan la
negociación, en el caso de Moisset Iturraspe (1997), se habla del “motivo determinante” (p. 205), y ello es lo que pone en marcha al negocio jurídico, el para qué.

Las causas subjetivas, si no se bilateralizan en los negocios jurídicos, al no poder ser conocidas por las partes, luego no se podrá mediar reclamo alguno al
respecto. En la mayoría de los negocios exteriorizamos la causa objetiva y no bilateralizamos la causa subjetiva, lo cual, sin embargo, entraña enorme importancia,
ya que si la causa subjetiva no se encuentra bilateralizada en el negocio, no se puede alegar luego una frustración del fin del contrato. Esto significa que si las
partes no la conocían al momento de la celebración, luego no la van a poder alegar. Esto va de la mano con el principio de la buena fe.

 ¿Cómo se bilateraliza la causa, cómo se hace conocible para las partes?

Sin duda, no en todos los negocios jurídicos es necesario expresarla, porque en muchos negocios la causa está tácitamente bilateralizada, e incluso, en algunos
negocios jurídicos, por más que inicialmente no se bilateralice, tal vez en anexos, en accesorios o en algunas declaraciones en el contrato original expresamente
se la tenga incluida.

La causa final se frustra cuando, por alguna razón, no puede satisfacerse la finalidad típica del negocio de que se trata o el motivo causalizado propio del negocio
concreto. Por ello, las causas subjetivas deben bilateralizarse y ser conocidas por las partes; si no, luego no podrán ser alegadas como frustración del fin del
contrato. El antecedente jurisprudencial del derecho anglosajón que ilustra a la perfección el concepto es el caso “Krell versus Henry” del año 1903.

Krell vs. Henry” (1903) trataba el caso del alquiler de unas habitaciones con vistas al trayecto
previsto de la procesión correspondiente a la coronación del Rey Eduardo VII. Ambas partes del
contrato eran conscientes de que tal era el único propósito del contrato. La procesión fue cancelada
con motivo de la enfermedad del rey, y las partes precisaban una clarificación del contrato. El
Tribunal sentenció que se produjeron circunstancias extremas ajenas al control o responsabilidad de
las partes que habían hecho imposible el cumplimiento del contrato en la forma en que se había
pretendido y, consecuentemente, procedió a entender resuelto el contrato. En cierto sentido, el
alquiler de las habitaciones resultaba posible materialmente, pero no, de hecho, el alquiler de las
habitaciones con el objeto de asistir a una procesión que no iba a celebrarse.

En realidad, lo que se produce en estos casos es una “frustración de la causa del contrato”, una
imposibilidad de alcanzar el fin económico-jurídico perseguido por las partes, de forma que el
cumplimiento no parece exigible. El hecho de que el mantenimiento de la obligación perjudique al
deudor en beneficio del acreedor no es suficiente para considerar al caso como un supuesto de
imposibilidad o frustración, pues tal es la razón de los ajustes que conducen a la excesiva
onerosidad. La circunstancia sobrevenida no tiene por efecto hacer más onerosa la prestación, sino
que la hace "infinitamente onerosa", pues no existe en realidad contraprestación, ya que la frustración
de la causa convierte lo pactado y lo exigido en prestaciones diferentes. La dificultad se encuentra
en determinar cuándo existe una auténtica frustración del objeto o causa del contrato, y no una mera
insatisfacción de los “motivos” de una de las partes; será fundamental que la causa o finalidad cuya
frustración se invoca haya sido compartida o asumida por ambas partes a celebrarse el contrato;
además es importante que la frustración de la finalidad del contrato sea completa, y no meramente
parcial y será necesario que el contrato se encuentre aún pendiente de ejecución, aunque sea
parcialmente.(Sánchez Lorenzo, 2005, http://goo.gl/9WGdhZ).

Un ejemplo de esto podría verse en el caso de que se haga un contrato de alquiler para un evento que se realizará la próxima
semana y el contrato establece que el locador se obliga a permitir que las bebidas de la fiesta sean guardadas en el mismo
salón en las heladeras, ya que son necesarias frías para el brindis. En caso de que el día de la fiesta las heladeras no
funcionen, podría darse una causa de frustración del fin del contrato, ya que el hecho de poder enfriar las bebidas era un
requisito indispensable para poder llevar adelante la fiesta que era la causa final subjetiva del acto jurídico.

Anticipamos que nos hemos manifestado siempre en el sentido de considerar a la causa-fin como un elemento autónomo, por lo que nos enrolamos
decididamente en la posición que ha sido receptada con la denominación causalista. Además, hemos siempre coincidido con la utilidad de la teoría de la causa-fin,
concepto, por tanto, no solo teórico, sino de un gran contenido práctico, apto para dar solución a más de un problema jurídico. Adherimos a la causa no solo como
elemento esencial del negocio jurídico, sino que adherimos a la teoría de la causa dual, a la causalidad del negocio jurídico desde el punto de vista subjetivo y
objetivo.

Es recomendable dejar expresado en el contrato la razón subjetiva que llevó a las partes a perfeccionarlo.

Verdadero, porque si no se da a conocer por las partes, no se podrá reclamar.

Falso, porque se presume que se da a conocer entre en las partes, y por ende es válido el reclamo.

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Causa ilícita e inmoral: efectos


Es nulo el negocio si la causa es ilícita o inmoral. Se sostiene doctrinariamente que la causa ilícita o inmoral genera una nulidad absoluta y, por ende, el acto
deviene inconfirmable (Llambías, 1953), de donde, si además el vicio es ostensible, la nulidad puede ser declarada oficiosamente por el juez.

Volviendo al tema de la teoría de la frustración del fin de la causa, diremos que es una creación doctrinaria, que significa que a pesar de que se podría continuar con
la prestación acordada por las partes, por un motivo externo no resulta útil para una de ellas y no se puede continuar con el negocio jurídico.

Para aplicar esta teoría, debe tratarse de un contrato válido, que surja un acontecimiento anormal, sobreviniente, ajeno a la voluntad de las partes –no provocado
por ninguna de ellas–, que la parte que lo alegue no se encuentre en mora y que incida sobre la finalidad del contrato.

Los efectos serían que las prestaciones cumplidas por una de las partes son repetibles, a excepción de los gastos realizados por la otra. Su finalidad va a ser la
resolución del contrato.

Otras formas de resolución serán por aplicación de la teoría de la imprevisión, por imposibilidad, por frustración y por incumplimiento.

Los requisitos para que se aplique la teoría de la frustración del fin de la causa son:

que sea un contrato válido;

que se produzca por un hecho anormal sobreviniente;

que el hecho sea ajeno a la voluntad de las partes;

que incida sobre la razón del contrato;

que la parte que lo alegue se encuentre en mora.

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Conveniencia de la determinación de la causa en los actos


notariales

Para dimensionar la gran implicancia que tiene la causa en los actos notariales, será necesario resaltar que el notario como fedatario lleva adelante un papel muy
importante, dado que deberá realizar un estudio minucioso de la causa que contiene el negocio jurídico que intenta celebrarse ante su presencia, y en el supuesto
de que la causa sea falsa, se encontrará frente a un negocio simulado.

Como, por ejemplo, puede serlo un contrato de compraventa de un bien inmueble donde las partes acuerdan celebrarlo por
un precio menor de lo que realmente corresponde, con la finalidad de evadir impuestos. Frente a tal situación, el escribano
debe advertir que el acto es sospechoso y dejar a salvo su responsabilidad notarial frente al posible acto ilícito que se
intenta llevar ante su presencia.

Resulta importantísimo incluir la causa final subjetiva dentro del negocio jurídico.

Se debe determinar la causa en el desarrollo notarial, hacerla conocida, bilateralizarla para exponerla ante una eventual frustración. Dicha causa es el motivo
determinante, es singular y variable en cada parte, y debe haber sido motivo del consentimiento de forma expresa o tácita.

La causa es un elemento del negocio jurídico que permite encuadrarlo y llevar la regla moral al negocio jurídico; la causa encausa a la voluntad, por cuanto podrá el
juez desmenuzar si el negocio se ajusta a la moral y a las buenas costumbres, ya que es el propósito que las partes han perseguido en la realización del negocio
jurídico.

El consentimiento también se diferencia de la causa, porque la causa es cronológicamente previa al consentimiento, que es la conclusión de voluntades. El
consentimiento puede tener los vicios de error, dolo, violencia, y la causa no puede tener vicio alguno.

La causa eficiente, a diferencia de la causa fin, es un elemento del contrato. El contrato, como negocio jurídico, tiene como objeto esa operación que las partes
persiguen, como una compraventa, y la causa es el propósito que guía a las partes, que puede ser objetiva o subjetiva.

La causa final objetiva es común, según el tipo de contrato; es tipificante, porque es la que da economía al negocio. Por ejemplo, el que compra persigue adquirir
algo y todo el que vende persigue desprenderse de algo a cambio de un precio. La causa desde el punto de vista subjetivo es el móvil, aquello que impulsa a cada
una de las partes del negocio, y es variable, es personal, y es singular.

La causa final es sintética, objetiva o subjetiva, tiene importancia genética la vemos en el campo de la licitud, la
simulación, la lesión, teniendo una gran importancia en la vida de los negocios jurídicos.

Para finalizar, compartimos un fragmento de un video referido a la causa de los contratos (desde el
minuto 28:34 hasta el 32:02)

Video 1: Los videos interactivos (tamaño: 24)

Objeto de los Contratos. - Claudia Wagner.


Video 1: Objeto de los contratos. En este video, la profesora Claudia Wagner nos comenta cómo trata el nuevo código la
causa en los actos jurídicos y en los contratos.

Fuente: https://youtu.be/da3gKFxhrUI?t=1714

1 Art. 281. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2 Art. 282. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Bueres, A. (1998). Objeto del negocio jurídico. Buenos Aires, AR: Hammurabi.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Llambías, J. J. (1953). Efectos de la nulidad y de la anulación de los actos jurídicos. Buenos Aires, AR: Depalma.

Moisset de Espanés, L. (2004). Curso de obligaciones. Buenos Aires, AR: Zavalía.

Moisset Iturraspe, J. (1997). Contratos. Buenos Aires, AR: Astrea.

Sánchez Lorenzo, S. (2005). La frustración del contrato en el derecho comparado y su incidencia en la contratación Internacional. Recuperado de
http://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/7501/FRUSTRACION%20DEL%20CONTRATO.pdf;jsessionid=9D6A0B2B74B191E583CEA6B8B385F527?sequence=1
Negocios simulados, causales y abstractos

En esta lectura analizaremos tres clases de negocios jurídicos: los simulados, los
causales y los abstractos. Estudiaremos sus características principales, sus
elementos más importantes y las implicancias prácticas que cada uno de ellos
conlleva en el desarrollo de la vida profesional del notario.

Negocios simulados, causales y abstractos

Referencias

Revisión del módulo


LECCIÓN 1 de 3

Negocios simulados, causales y abstractos

Negocios simulados
El artículo 2821 del Código Civil y Comercial establece la presunción de causa, ya que en principio no hay
obligación sin causa. En razón de esta presunción de causa es que dispone que, aunque la causa no esté
expresada en el acto, se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario, y que el acto es válido
aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera. Y aquí, sin duda, adonde nos lleva
de la mano esta norma es a la simulación, porque ¿qué sucede en la simulación?: si vemos la simulación,
decimos que hay un negocio, el cual ha tenido una causa simulandi porque nosotros recubrimos al acto
jurídico con un contenido de voluntad, o de un fin determinado que no es el verdadero, porque, por detrás de
él, está el acto jurídico real con el fin verdadero.

“ La palabra simulación proviene de las latinas simuli y actio, que indican el concierto o la inteligencia de
dos o más personas para dar a una cosa la apariencia de otra, siendo su finalidad el engaño. ”

(Rivera, 2010)

Es decir, es el negocio cuya causa muestra el acto jurídico. No es la causa real, sino otra causa por la cual
se ha celebrado. Se constituye como uno de los vicios propios del negocio jurídico, en cuanto se manifiesta
como un defecto de buena fe. La simulación del negocio autoriza su anulación por acción, que puede ser
deducida por las partes del mismo acto jurídico ostensible o por terceros ajenos a él.

El negocio simulado se compone de tres elementos:


La simulación se manifiesta por la
Contradicción entre la discordancia entre lo efectivamente
querido por las partes del negocio
voluntad interna y la (elemento interno, voluntad) y lo
declarada declarado por ellas (elemento
externo).

Acuerdo de partes que La simulación se caracteriza


por la discordancia entre lo
precede y sirve de causa a querido y acordado por las
esa contradicción partes.

De él puede resultar o no
El ánimo de engañar
perjuicio a terceros o una
(animus decipiendi) violación de la ley.
Mencionamos algunos ejemplos de negocios simulados:

Se efectúa un contrato de compraventa, pero el negocio oculto es un anticipo de herencia.

Cuando una persona aparece como celebrante de un acto, pero el destinatario de sus efectos
en realidad es otra persona.

Una persona con el fin de engañar a sus acreedores, simula enajenar sus bienes, pero en
realidad no transfiere nada, solo busca aparentar la celebración del acto.

Una persona pretende conservar sus bienes simulando su enajenación, a fin de evadir ciertos
requerimientos familiares.

Un deudor simula enajenar sus bienes para sustraerlos de la obligación de sus acreedores.

Ocultar una donación a través de una compraventa.

 Si se piensa en el caso de la donación ¿qué negocio podría estar simulando?

De acuerdo a lo analizado en la lectura se puede pensar que en realidad simuló una donación por temas
impositivos y nunca se desprendió del bien, o que lo hizo pasar por una donación cuando en realidad fue una
compraventa para no abonar las tasas a la transferencia, entre otras posibilidades.

Video 1: Negocios simulados

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Video 1. Negocios simulados. El principio general de la presunción de causa


establece que no hay obligación sin causa. Este principio se relaciona con el
instituto de la simulación. En este video, se explica de qué se trata este
concepto.

Fuente: Elaboración propia.

Clases de simulación

Simulación absoluta

Aquí se aparenta celebrar un negocio jurídico, cuando en realidad no se constituye ninguno. El negocio
jurídico celebrado no producirá consecuencias jurídicas entre las partes. Lo único que se busca es
aparentar la celebración de tal acto, puesto que ni la transferencia del bien ni el pago del precio se han
concretado. Los simuladores quieren solamente la declaración, pero no sus efectos, es decir, se crea una
apariencia carente de consecuencias jurídicas entre los otorgantes, destinada a engañar a terceros.
Simulación relativa

En este caso, el fin del negocio simulado es ocultar el disimulado, o los elementos disimulados, para que
los efectos que aparezcan al exterior se crean procedentes de un negocio jurídico que no es aquel del que
realmente proceden. Es decir, debajo del acto ostensible existe otro acto diferente que es el realmente
querido.

Simulación total

se da cuando abarca el acto jurídico en su totalidad. La simulación total es inherente a la simulación
absoluta, pues ella tiene la característica de comprender la totalidad del acto en todos sus aspectos.

Simulación parcial

La simulación relativa puede ser total o parcial. La simulación relativa total afecta la integridad del negocio
jurídico. Por ejemplo: un anticipo de herencia es ocultado mediante un contrato de compraventa. La
simulación relativa parcial recae solamente sobre alguna de las estipulaciones del acto. Esto sucede
cuando el acto contiene unas estipulaciones que son verdaderas y otras que son falsas.

Simulación lícita

La simulación, en principio, no es lícita. La ilicitud se da cuando perjudica el derecho de tercero.
Denominada también legítima, está dada cuando no se trata de perjudicar a terceros con el acto; además,
no deberá violar normas de orden público, imperativas ni de buenas costumbres. Por ejemplo: cuando
alguien pretende conservar sus bienes y para ello simula enajenarlos, a fin de evadir ciertos requerimientos
de sus familiares.
Simulación ilícita

También llamada maliciosa, es cuando tiene por fin perjudicar a terceros u ocultar la trasgresión de normas
imperativas, el orden público o las buenas costumbres. Por ejemplo: un deudor simula enajenar sus bienes
a fin de sustraerlos de la obligación de sus acreedores. No se debe confundir el acto simulado ilícito con el
error en la declaración. En el primero, las partes, de común acuerdo y en forma anticipada, pretenden
celebrar un acto a fin de que no tenga efectos entre ellos. En el segundo, las partes quieren que el acto
tenga plena eficacia, es decir, no existe un acuerdo para perjudicar a terceros.

Simulación por interpósita persona



Es una modalidad de simulación relativa que consiste en que una persona aparezca como celebrante del
acto y destinatario de sus efectos cuando en realidad es otra persona, pues el que aparece celebrando el
acto es un testaferro u hombre de paja, un sujeto interpuesto ficticiamente, ya que el acto realmente se
celebra con la otra persona, y solo en apariencia se celebra con el interpuesto o testaferro. Es decir, alguien
finge estipular un negocio con un determinado sujeto cuando en realidad quiere concluirlo y lo concluye con
otro, que no aparece.

Volveremos sobre este tema al abordar los vicios de los actos jurídicos. Un juicio de simulación suele llevar
varios cuerpos, debido al arduo trabajo probatorio que conlleva, y su cometido es desentrañar ese fin
subjetivo u objetivo en el negocio jurídico para determinar que es falso.

Si se vuelve al ejemplo antes expuesto, en el caso de la donación donde no se


habría trasmitido la propiedad, se trataría de una simulación absoluta, total e ilícita.
Si Juan realiza una venta de un inmueble por dos millones de pesos, pero en la
escritura deja consignado que la venta se realizó por un millón de pesos para
pagar menos impuestos, dicho acto sería una simulación:

Total; porque solo importa la finalidad que se pretende evadir impuestos.

Lícita; porque si bien se coloca otro valor, pero el precio que se pagará es el acordado.

Parcial, porque el acto contiene estipulaciones verdaderas y falsas.

SUBMIT

Luego de haber leído la clasificación de las distintas clases de simulación, los


invitamos a realizar la siguiente actividad:

El siguiente ejemplo corresponde al concepto de ___________.


Una persona, con el fin de engañar a sus acreedores, simula enajenar sus bienes a
otros, a fin de impedir que estos cobren sus créditos; pero, en realidad, no se
transfiere nada.

Escriba su respuesta aquí


SUBMIT

El siguiente ejemplo corresponde al concepto de ___________.


Juan realiza una escritura donde transfiere su casa a Pedro, pero en realidad la
venta es a favor de María.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

Si una persona oculta la donación de una compraventa, estamos hablando de


___________.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT
A continuación, compartimos una publicación referente a un fallo sobre la validez de una compraventa ante
la sospecha de simulación:

Lectura obligatoria: la validez de una compraventa ante


la sospecha de una simulación

La validez de una compraventa ante la sospecha de una


simulación.pdf
108.1 KB

Fuente: Reuters, T. ( 2012). Fallo Destacado: la validez de una compraventa ante la sospecha de una simulación.

Recuperado de http://thomsonreuterslatam.com/2012/09/fallo-destacado-la-validez-de-una-compraventa-ante-

la-sospecha-de-una-simulacion/

Luego de analizada la publicación, te invitamos a responder la siguiente pregunta.

La Cámara __________ con la óptica que impuso el a quo

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT
y que lo llevó a disponer la _____________ de la venta

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

por entender que el negocio era _________________.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

Negocios causales y abstractos

En principio, no hay obligación sin causa. Cuando nos referimos a la causa final, hablamos de esta causa
que de alguna manera las partes tuvieron en miras al momento de contratar con un interés particular al
celebrar el acto, sea como objeto genérico, repetitivo u objetivo, o individual subjetivo en el ámbito de las
causas.

Los negocios abstractos son aquellos que hacen abstracción de la convención causal, a diferencia de los
causales en que la causa se mantiene unida o conectada con el negocio jurídico mismo. Así es como en el
artículo 2832 se establece que la inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son discutibles en el acto
abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice.

Autores como Compagnucci de Caso (1992) entienden que no significa que el negocio carezca de causa,
sino que ella no está presente o visible, y prima facie no influye en su validez y efectos.

La abstracción asegura la circulación de los bienes y la estabilidad de los negocios jurídicos frente a
terceros ajenos al acto, pero que, de alguna manera, están afectados por él.

La doctrina suele incluir entre los actos abstractos a los títulos, valores, el
aval, la fianza, el reconocimiento de deuda, la tradición, las transferencias
inmobiliarias, la cesión de créditos y la transmisión de deudas a título
particular.

Se advierte la complejidad en las tareas que realiza el notario al otorgar el acto.

1 Art. 282. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
2 Art. 283. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
LECCIÓN 2 de 3

Referencias

Compagnucci de Caso, R. H. (1992). El negocio jurídico. Buenos Aires, AR: Astrea.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Terza, M. Z. y González Balcarce, J.A. (2012). La validez de una compraventa ante la sospecha de una
simulación. Recuperado de http://thomsonreuterslatam.com/2012/09/06/fallo-destacado-la-validez-de-una-
compraventa-ante-la-sospecha-de-una-simulacion/
LECCIÓN 3 de 3

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

Los sujetos

Al hablar de las personas que participan de los actos jurídicos podemos mencionar a las partes, los
terceros (interesados o no interesados), el o los otorgantes y el o los representantes.

Actos jurídicos: el objeto



El acto jurídico se basa sobre cuatro pilares fundamentales: sujeto, objeto, causa y forma.

Acto jurídico: la causa



El objeto del acto jurídico debe ser lícito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración
económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial.

Negocios simulados, causales y abstractos



No hay obligación sin causa. Cuando nos referimos a la causa final, hablamos de esta causa que de alguna
manera las partes tuvieron al momento de contratar, con un interés particular al momento de celebrar el
acto, sea como objeto genérico, repetitivo u objetivo, o individual subjetivo en el ámbito de las causas.
Actos jurídicos. La forma

Uno de los aspectos más importantes de los actos jurídicos es la forma. A partir de
ella y de su exigibilidad por parte de la ley se pueden encontrar actos formales y no
formales, los cuales analizaremos. Además desarrollaremos la relación entre el
formalismo y los actos notariales, especialmente en la sanción ante el
incumplimiento del mismo.

La forma

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

La forma

A partir de la situación práctica propuesta, iremos analizando y desarrollando los conceptos de éste módulo.

Caso “Ataturk Propiedades”

Juan Pereyra Iraola es un ciudadano de la ciudad de La Pampa que tiene tres hijos:
Luisa, Pedro y Roberto. Como Juan ya es una persona mayor y por suerte los
negocios le han ido bien este año (abrió su cuarta concesionaria en la región) y
quiere comprar para cada uno de sus hijos una casa.

Al consultarlo con cada uno de ellos, los mismos deciden aceptar el regalo
ofrecido por su padre y todos juntos se dirigen a la inmobiliaria “Ataturk
Propiedades” a ver las opciones de inmuebles.

En primera medida Luisa elige una casa de dos dormitorios en la zona sur de la
ciudad. La misma se encuentra terminada, es a estrenar, cuenta con todos los
servicios y se entrega la posesión en forma inmediata.

Pedro decide elegir un departamento en la zona céntrica ya que le queda cerca de


su trabajo. El departamento es de un dormitorio pero el edificio posee una serie de
amenities como pileta, gimnasio y quincho que le resultan muy atractivas.
Por último, Roberto elige una casa de tres dormitorios. La misma es de propiedad
del señor Batista y posee 15 años de antigüedad.

Una vez elegidas las propiedades, el gerente de “Ataturk” les comenta que todos
los actos jurídicos referidos a las propiedades se realizan en la escribanía del
notario Herrera. Respecto a los dos primeros inmuebles, los mismos son de
propiedad de “Ataturk”, por lo que él mismo va a firmar los documentos necesarios
para las respectivas operaciones. En relación al inmueble elegido por Roberto,
menciona que él posee un poder firmado por el señor Batista para realizar la venta
de la propiedad.

Luego de que el escribano Herrera solicita todos los informes registrales, se


presentan en la escribanía Luisa, Pedro, Roberto y el gerente de “Ataturk
Propiedades” para firmar las respectivas escrituras.

Con el inmueble de Luisa no hubo inconvenientes y todo se firmó rápidamente.

Al momento de firmar la escritura traslativa de dominio sobre el inmueble elegido


por Pedro, él le solicitó al escribano interviniente que en la escritura exponga que
el precio de compra es menor que el real, ya que se encuentra en una situación de
apremio económica y no está en condiciones de pagar el ITI (impuesto a la
transferencia inmobiliaria) sobre el precio total.

Por último, cuando se firma la escritura de la propiedad de Roberto, se le solicita al


escribano, que haga la escritura a favor de Jacinto (su amigo íntimo de la infancia),
quien es su testaferro, ya que Roberto se encontraba en pleno proceso de divorcio
con su esposa y no quería que se quedara con un porcentaje de la misma ya que
aún seguían casados. Ante ello el notario lo invita a realizar un contradocumento
en donde exponga que en realidad la propiedad es de Roberto y que se hizo este
negocio jurídico por las razones antes expuestas. Ante ello, y a modo de
contraprestación por su rol, Jacinto le pide a Roberto que le transfiera la propiedad
de su automóvil.

Definición. Actos formales y no formales

Forma es la manera en la que un comportamiento se manifiesta. La forma puede


consistir en una declaración, una operación o una omisión, es decir, escribir,
hablar, manipular, gesticular, o bien, omitir escribir, hablar, gesticular.

Cuando hablábamos de actos jurídicos, decíamos que es una manifestación de la voluntad, que esa
voluntad debe declararse y, entonces, por ejemplo, mencionamos el caso de la persona que en una subasta
levanta su mano para ofertar, el caso de la persona que pone la mercadería en la cinta de la caja de
supermercado o la persona que requiere al notario para efectuar la venta de una propiedad a través de
escritura pública.

 ¿Recuerdas que decíamos que la voluntad debía manifestarse de alguna manera?

Siguiendo estos ejemplos, hablábamos de signos inequívocos, expresiones orales o escritas. Estas últimas
constituyen hechos por los cuales la voluntad se manifiesta. Decimos, por lo tanto, que la forma es
contemporánea al negocio, es un elemento constitutivo del acto, porque es la manera en que se manifiesta
la voluntad.

Desafortunadamente, en el código unificado se eliminó la norma del artículo 973 del Código de Vélez, el cual
establecía que la forma es el conjunto de las prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que
deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico; tales son: la escritura del acto, la presencia de
testigos, que el acto sea hecho por escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del
lugar.

Para Zinny (2007), la forma es verbo, es la actividad, es la manera como la voluntad se exterioriza,
trasciende al sujeto, y también decimos que es verbo porque la forma es escribiendo, la forma es hablando,
la forma es gesticulando, haciendo signos con la mano, o incluso callando es una forma de exteriorizar la
voluntad. Entonces, no es el instrumento la forma, sino que la forma –por eso sostiene Zinny que es verbo–
es la manera como se exterioriza la voluntad. El autor da un ejemplo en el que hay un hombre escribiendo en
su dormitorio, en su habitación, frente a la ventana, y escribe y está sentado.

¿Cuál sería la forma? Pues, el papel escrito no, sino, por el contrario, el hecho
de que él esté escribiendo constituye la forma, porque al escribir estamos
exteriorizando nuestra voluntad.

Los hechos inequívocos y las expresiones orales o escritas constituyen la forma en sentido amplio, ya que
son los hechos por los cuales la voluntad se manifiesta.

De este modo, estamos en condiciones de afirmar que la forma es un elemento del negocio jurídico. El
negocio jurídico decimos que es una manifestación de la voluntad, decimos que el acto jurídico es el acto
voluntario lícito y, para ello, la voluntad tiene que declararse. La voluntad tiene que exteriorizarse o declararse
de cualquier forma, pero debe ser manifestada.

En el negocio jurídico, la forma es el tercer elemento de dicho acto o negocio. Toda declaración necesita de
una forma para poder pasar al mundo sensible y hacerse conocer, pero hay ciertos casos en los que se
requiere exclusivamente una especie determinada de forma, ya sea porque la ley así lo ordena o porque las
partes así lo convinieron. En este segundo sentido estricto o técnico de la palabra, forma es aplicable a
ciertos y determinados actos, y se la suele llamar forma impuesta.
Otro ejemplo: si hablamos de matrimonio, de un testamento, de una donación,
¿crees que estos actos jurídicos podrán tener cualquier forma? ¿Qué piensas?

En este caso, repasando la legislación vigente, podemos decir que hay ciertos casos en los que se requiere
exclusivamente de una forma determinada, ya sea porque la ley lo ordena o porque las partes así lo
convinieron. En estos casos hablamos de formalidades exigibles, que se dividen en formales y no formales.

En el caso de “Ataturk” se mencionan distintos actos: por un lado la venta de tres propiedades inmuebles, y
por el otro la transferencia de un automóvil. En este caso lo referido a los inmuebles debe realizarse por
escritura pública, por lo que es un acto formal. Ante ello, el notario debe tener en cuenta todas las
disposiciones normativas referidas a su validez. En cambio, cuando se trata de un automotor, la escritura
pública no es obligatoria. Ello no quiere decir que el notario no pueda realizarlo de esa manera, pero si las
partes lo desean, puede realizarse por instrumento privado. En este último caso rige la libertad de formas.

Aquellos que para su


validez o para su
Actos prueba tienen una
forma específica o
formales especialmente
prevista, que es
requerida por la ley o
Aquellos actos en los
que rige el principio
Actos no de libertad de
formas, ya que
formales pueden efectuarse
bajo cualquier
solemnidad porque la

Formales

Testamento Matrimonio

No formales
Compraventa

La regla de la libertad de formas y sus


excepciones
El artículo 2841 del Código Civil y Comercial establece que si la ley no designa una forma determinada para la
exteriorización de la voluntad, las partes pueden utilizar la que estimen conveniente. Las partes pueden
convenir una forma más exigente que la impuesta por la ley.

Es decir que la regla que rige el código unificado es la libertad de formas. En dicho artículo la forma puede
estar impuesta por la ley o puede ser convenida por las partes. Incluso, en este último caso puede suceder
que la forma sea más rigurosa y exigente que la establecida por el legislador.

Si no se indica una forma determinada, se consagra la libertad de formas y los particulares pueden elegir las
formas que quieran o pueden acordar una determinada forma, que, en ese caso, si la hemos establecido,
debemos cumplirla al ser la forma voluntaria que hemos escogido.

En el caso de no observarse las formas impuestas por la ley, el acto estará viciado en uno de sus
componentes constitutivos, lo que ocasionará diferentes consecuencias jurídicas según la forma que haya
sido exigida para el acto en forma absoluta, relativa o al solo efecto de su prueba.

Algo importante a tener en cuenta es lo dispuesto por el art. 10182 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Por ejemplo, si se plantea el caso de que en una de las transferencias inmuebles
del caso “Ataturk” no se otorgue la escritura pública sino que se firme un boleto de
compraventa con la promesa de realizarse la misma en un plazo de tres meses,
se debe considerar a dicho acto como una obligación de hacer, y si en el plazo
estipulado no se realiza la correspondiente escritura, se podrá solicitar al juez que
realice la misma.

La compra de un automotor debe realizarse por escritura pública.

Verdadero, porque es un acto formal.

Falso, porque lo rige la libertad de formas.

SUBMIT

Documento e instrumento
Tanto documento como instrumento son cosas demostrativas de la existencia de negocios o hechos
jurídicos. El documento como tal es una cosa mueble, aunque puede ser inmueble por su carácter
representativo. Pero, además, debe tener carácter representativo de un hecho o negocio jurídico de manera
unívoca.

Devis Echandía (1981) define al documento como:


“toda cosa que sea producto humano, perceptible con los
sentidos de la vista y el tacto, que sirve de prueba histórica
indirecta y representativa de un hecho cualquiera” (p. 486).

Documento e instrumento se encuentran vinculados en una relación de género a especie. El instrumento


abarca un ámbito más reducido. El elemento material del instrumento se denomina soporte y resulta
adaptado a las circunstancias de cada época, por ejemplo: papiro, pergaminos, y, en el último siglo, el papel.

El formalismo y los actos notariales


Rivera (2010) nos habla de la evolución del formalismo en el derecho y dice que “cuanto más primitivo es un
sistema jurídico, más se privilegian las formas en sí mismas”.

Es lo que ocurrió en los sistemas antiguos, desde el derecho romano hasta el germánico. En el derecho
romano, la primera etapa es la denominada derecho quiritario, las formas exigidas eran sumamente
rigurosas (por ejemplo, la compraventa solo podía hacerse mediante la mancipatio o la in iure cessio). Para
estos pueblos, la forma encontraba su razón de ser no tanto en la necesidad de poder probar, sino en sí
misma, pues integraba el acto como elemento principal. Las formas solían ser simbolismos fácticos y
fórmulas sacramentales. Todo el derecho intentaba impresionar fuertemente los sentidos mediante
simbolismos cuyo contenido era establecido por el sistema. Era este el que exigía que determinado acto
debía llevarse a cabo mediante una forma determinada. Con posterioridad, el derecho fue avanzando y se
advirtió que lo que realmente vinculaba a las partes no era la forma, sino el consentimiento prestado
libremente. Otro factor para la eliminación de los formalismos rituales fue el nacimiento de prácticas
comerciales entre distintas plazas, que admitió costumbres sencillas para cerrar un acuerdo, como darse la
mano.
Ventajas del formalismo

La utilización de formas determinadas facilita el conocimiento del acto por quien lo otorga, de esa manera
se protege a los otorgantes de su propia ligereza. (Oxana, Betancourt, 2012, https://bit.ly/2U3kAQW)

Además, facilita la prueba de la existencia del acto. Las formas que consisten en publicidad de los
derechos vienen a proteger los intereses de los terceros que pueden interiorizarse de la legitimación de
quien se los transmite. Por otra parte, permite la percepción de tributos con mayor facilidad y mayor
celeridad en el tráfico negocial. (Oxana, Betancourt, 2012, https://bit.ly/2U3kAQW)

Inconvenientes en el formalismo

En muchas oportunidades, las exigencias de las formas en el acto jurídico traen aparejada la falta de
celeridad en su celebración, lo que requiere del desembolso de una suma de dinero que representa una
incomodidad e inconveniente para los otorgantes (acto notarial). También ocasiona un riesgo, debido a que
el acto podrá ser cuestionado por la existencia de vicios o defectos de forma que conspiren contra la
eficacia del negocio celebrado.

El neoformalismo

Nos explica Rivera (2010) que el formalismo no ha desaparecido del derecho, sino que ha cobrado un nuevo
ímpetu y tiene una finalidad distinta que es la de proteger el interés de los terceros y la seguridad en el
tráfico jurídico, es decir, la certeza en la adquisición de derechos como posibilidad de poder reflexionar
mejor sobre los efectos del acto que se realiza.

Consecuencias de la omisión de las


formas vinculadas
 ¿Qué pasaría si omitimos las formas vinculadas? ¿Qué piensas?

En el caso del notario, en materia de dación de fe, da fe por escrito. La forma de declaración de fe le es
legalmente impuesta como deber, cuyo cumplimiento acarrea al notario, sin perjuicio de la invalidez de su
acto y la consiguiente responsabilidad. La forma de dación de fe suele estar minuciosamente regulada, en
relación con el protocolo, idioma, guarismos, etcétera.

Las consecuencias que trae aparejada la inobservancia de las formas dependerán de que la forma haya
sido exigida para el acto en forma absoluta, relativa o al solo efecto de su prueba.

El Código Civil y Comercial, en su artículo 2853, establece que el acto que no se otorga en la forma exigida
por la ley no queda concluido como tal mientras no se haya otorgado el instrumento previsto, pero vale como
acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija
bajo sanción de nulidad.

“ Lo que el artículo intenta despejar son las dudas en cuanto a los efectos que se generan
entre las partes al momento de no tener en cuenta la forma establecida o requerida por la
ley”. ”

(Cosola, 2014)

Las típicas clasificaciones de las formas utilizadas hasta la sanción del Código Civil y Comercial eran la
forma probatoria, o ad probationem, y forma solemne, o ad solemnitatem. En el primer caso, el requisito
formal es exigido para preconstituir la prueba, y aunque no se haya cumplido con esta, el negocio es válido y
la falta del elemento probatorio puede suplirse por cualquier otro medio de prueba. En el segundo caso, la
forma es exigida por el sistema jurídico como requisito de validez del negocio jurídico, y en caso de no
cumplir con la forma exigida, el acto estará viciado de nulidad.

Existen casos en que resulta dudoso establecer si determinada forma es exigida para la validez del acto o
para su prueba. En estos, debe entenderse que se exige para su prueba. Su falta de concurrencia ocasionará
un perjuicio menor que si fuese solemne, en cuyo caso ocasionaría la nulidad del acto.
El nuevo artículo 285 del Código Civil y Comercial (CCC) permite obtener una nueva clasificación de las
formas que las distingue en absolutas, relativas y formalidades para la prueba en lugar de la típica
clasificación de formas ad solemnitatem y ad probationem, considerada claramente insuficiente en los
tiempos actuales (Cosola, 2014).

Forma y prueba

La forma es el modo como se exterioriza o se manifiesta


la voluntad; es un elemento del acto y es contemporánea al
acto. La prueba es el conjunto de elementos y puede ser
contemporánea o posterior al acto.

No es la prueba de testigos, puesto que se produce u obtiene con posterioridad al acto que se pretende
probar. La prueba coetánea se denomina preconstituida.

La forma y la prueba van de la mano. Si bien, en principio, forma y prueba pueden llegar a confundirse, es lo
que sucede con la forma instrumental cuando el sistema jurídico exige para la validez del acto una forma
predeterminada. En tal supuesto, esa forma es necesaria para la validez del acto y también para su prueba.

En efecto, forma y prueba son conceptos diferentes que no pueden confundirse entre sí: mientras la forma
conforma el elemento externo del acto, la prueba se erige como medio no necesariamente instrumental que
sirve para demostrar la verdad del hecho de haberse efectivamente realizado el acto jurídico —puede ser
además de la escrita, confesional, testimonial, etc.–. (Cosola, 2014).

La publicidad y la forma
La publicidad y la forma, si bien están relacionadas, no se identifican, porque la forma es comportamiento y
la publicidad es hacer cognoscible el negocio jurídico a los terceros.

La publicidad es un complemento de la forma, implica una carga a la


forma y, en ciertos casos, hace a la protección de los derechos.

Ambas tienen en común que son solemnidades que deben observarse, pero se diferencian por la función
que cumplen: la publicidad genera la oponibilidad del acto frente a los terceros, tiende a la protección de
dichos terceros.

En el caso de “Ataturk”, más allá de que existen actos como los referidos a los inmuebles que son formales
(escritura pública en forma obligatoria) y otros no formales como el relacionado a la transferencia del
automotor (que puede ser realizado por instrumento público o privado), todos necesitan ser publicitados, a
través de la inscripción en los respectivos registros. En este punto hay que tener en cuenta para el desarrollo
de la vida profesional del notario, que dichos actos correspondientes a las inscripciones refieren a los actos
post escriturales, los cuales deben ser realizados en tiempo y forma ya que podrían generar algún tipo de
responsabilidad funcional, disciplinaria y/o hasta judicial en caso de incumplimiento.

Formas de dación de fe
Rivera (2010) entiende que es la manera en que la dación de fe se exterioriza, se torna reconocible en la vida
de relación. El notario da fe por escrito. La forma de declaración escrita le es legalmente impuesta como
deber, cuyo cumplimiento acarrea al notario, sin perjuicio de la invalidez de su acto y la consiguiente
responsabilidad.

En materia de dación de fe, queda circunscripta al notario la acción que es objeto de una especial regulación
inspirada en la función de seguridad que la dación de fe cumple. La forma de dación de fe suele ser
minuciosamente regulada, en lo que respecta al protocolo; el idioma; el color de la tinta; el registro de la
máquina con la que se realiza; los guarismos; los espacios en blanco; los datos que consignar para
identificar a las partes, acreditar la personería y describir los inmuebles; la manera de salvar lo entrelineado,
testado o enmendado; la firma; el sello, etcétera.

Se trata de dar fe de una manera inequívoca. No se trata de la redacción del negocio, sino de la redacción de
nuestro propio acto (actos propios del notario). Es decir, la dación de fe consiste en la percepción sensorial
del notario (que ve y oye).

A continuación te presento un extracto de una escritura pública, donde se puede observar la dación de fe
realizada por el escribano.

“ “LE CORRESPONDE: A la señora Cleri María GARCIA la mitad indivisa del inmueble
descripto precedentemente siendo del mismo estado civil actual, por compra venta
otorgada mediante escritura número setecientos cuarenta y tres sección "A" de fecha
veinte de octubre de mil novecientos noventa y seis, labrada por el escribano de esta
ciudad, Escribano Gustavo M. COLOMER, Adscripto al Registro Número 389, de lo que se
tomó razón en el Registro General de la Propiedad bajo la MATRICULA número 429.769/16
del DEPARTAMENTO CAPITAL(11), lo que así resulta de los antecedentes que he tenido a
la vista; doy fe.-“”

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A efectos de repasar algunos de los conceptos analizados, te proponemos
realizar una actividad para integrarlos.

Tienen una forma específica o


Actos formales
especialmente prevista.

Pueden efectuarse bajo cualquier


Actos no formales
solemnidad.

Se distinguen en absolutas, relativas


Nueva clasificación de las formas
y formalidades para la prueba.

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1 Art. 284. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
2 Art. 1018. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
3 Art. 285. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Cosola, S. J. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Libro Primero, Título IV, Hechos y actos jurídicos.

Devis Echandía, H. (1981). Teoría general de la prueba judicial (Tomo II, 5.a ed.). Buenos Aires, AR: Zavalía.

Lateano, A. (2014). Actos jurídicos. Recuperado de https://bit.ly/2E94Q8q

Oxana, L., Betancourt, R. (2012). La seguridad jurídica del comercio electrónico en Cuba. Recuperado de
https://bit.ly/2U3kAQW

Rivera, J. (2010). Instituciones del derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Zinny, M. (2007). El acto notarial (dación de fe). Buenos Aires, AR: Ad-Hoc.
Instrumentos públicos

Uno de los instrumentos públicos más utilizados por el notario es la escritura pública. Analizaremos sus requisitos de validez, su fuerza
probatoria y las distintas enunciaciones que el escribano puede realizar en esta, distinguiendo las características propias de ella. Por último,
indagaremos acerca de los lineamientos específicos de la escritura matriz.

Instrumentos públicos

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Instrumentos públicos

Los instrumentos públicos


A modo de ejemplo, podemos hablar de un decreto del Poder Ejecutivo, una sentencia de un juez, una compraventa instrumentada a través de escritura pública o un
hecho que requiere que se efectúe un acta de constatación referida a los daños que ha producido una tormenta de granizo en un campo a los fines de reclamar al
seguro.

 ¿Son estos instrumentos públicos? ¿Qué piensas?

Consultando la legislación, decimos, por un lado, que:

“son instrumentos públicos; las escrituras públicas y sus copias o testimonios; los instrumentos que extienden los
escribanos o los funcionarios públicos con los requisitos que establecen las leyes; los títulos emitidos por el Estado
Nacional, provincial o la ciudad autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión”1.

Entonces, efectivamente podemos decir que los ejemplos son instrumentos públicos. Si bien es dable advertir que, atentos a que el artículo no da un concepto de
instrumento público, sino que efectúa una enumeración, la doctrina tiene diversas posiciones al respecto.

Desde el artículo 2892 hasta el artículo 2983 del Código Civil y Comercial, se establece la regulación de los instrumentos públicos.

Este mismo artículo 289 realiza una enumeración de diversos tipos de instrumentos públicos, entre los que menciona a las escrituras públicas y sus copias o
testimonios, los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los requisitos que establecen las leyes, y los títulos emitidos por el
Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión, pero no proporciona un concepto de
instrumento público. Es por ello que la doctrina sustenta diversas posiciones sobre qué debe entenderse por instrumento público.

Una postura amplia entiende que instrumento público es aquel en el que interviene un oficial público, agente o
funcionario. En cambio, la tesis restringida afirma que, además, debe conferirse al oficial público, por ley, la facultad
de otorgarlo.
Para algunos autores, los instrumentos públicos son los otorgados con las formalidades que la ley establece, en presencia de un oficial público (agente
administrativo o funcionario) a quien la ley le confiere la facultad de autorizar y les otorga plena fe sin necesidad de posteriores pruebas o verificaciones. (Justicia
365, 2017, https://bit.ly/2tBkCnE)

Es necesario aclarar que, con respecto a la presencia del oficial público, en algunos supuestos no se hace necesaria, ya que el acto será llevado a cabo por
determinada persona, que, si bien no es funcionaria pública, se asimila en la actividad que realiza y la ley le permite la realización de tales actos.

Respecto de la finalidad que cumplen los instrumentos públicos, podemos mencionar que, entre otras, acreditan la existencia de un hecho o acto, lo que es un
supuesto muy común, o constituyen la forma de un ejercicio de un poder público. En este supuesto no se tiene que acreditar que se realizó tal acto, sino ordenar,
como lo hace una sentencia o un decreto del Poder Ejecutivo.

Así también, estas consideraciones adquieren gran relevancia en materia penal, ya que muchas veces se

hace necesario determinar sobre la veracidad o falsedad de un instrumento público.

Lo cierto es que los instrumentos públicos pueden acreditar todo tipo de hechos o actos, como por ejemplo, se instrumenta un acto jurídico de una compraventa
de inmuebles, o bien cuando se requiera que se instrumente un hecho a través de un acta de constatación por los daños que ha producido una tormenta de granizo
en el campo a los fines de reclamar ante el seguro, o bien para instrumentar un mero hecho humano voluntario y lícito, como puede ser la certificación del
escribano de haber colocado una determinada carta en el correo.

Es importante diferenciar entre el instrumento público y el instrumento privado. El primero es aquel al que la ley confiere autenticidad por sí mismo, que no
necesita ser comprobado de ninguna manera con posterioridad a su otorgamiento.

En el supuesto de “Ataturk” todo lo referido a las transferencias sobre bienes inmuebles son instrumentos públicos, en
cambio, como antes ya se dijo, la transferencia del automotor podía también materializarse en una escritura pública o en un
instrumento privado.

El instrumento privado, una vez que ha sido reconocido por su otorgante, también es auténtico, y tal autenticidad surge como consecuencia de un acto ulterior y
posterior, por ejemplo, el reconocimiento de la firma por quien suscribió, y aun así, no da fe en lo relativo a la fecha.

Además, quien invoque el contenido de un instrumento privado deberá demostrar su autenticidad, mientras que quien sostenga el contenido de uno público está
eximido de esa prueba, puesto que este tiene una fuerza de convicción especial, tal es la fe pública. Esto se denomina autenticidad.

En consonancia con lo antes expuesto, si se piensa en el caso de “Ataturk”, si un tercero quiere exponer que cualquiera de
las compra ventas inmobiliarias realizadas por los hermanos Pereyra Iraola no son auténticos, deberá acreditarlo, ya que
por el hecho de haber sido realizadas mediante escritura pública posee fe pública.

Rivera (2010) entiende que el instrumento público posee fuerza convictiva y que justamente, ese poder de convicción se denomina fe pública. Su autenticidad
consiste en cumplir con los recaudos formales comunes a todo instrumento público, como por ejemplo el papel especial que se utiliza en las escrituras públicas,
estampillas, sellos, etcétera, todo aquello que hace a la apariencia del documento presumir que el instrumento emana de un oficial público.

Estos recaudos formales tienden a dar veracidad y a verificar que el instrumento emana de un oficial público, puesto que la firma y el sello del funcionario son
fácilmente comprobables. Es decir, al emanar de un funcionario público, se presume que es veraz su contenido. Si el instrumento posee “apariencia” regular, se
supone emanado de un oficial público. Luego, la presunción se hará extensiva al contenido.

La fe pública es concebida como un bien social porque es necesaria para la seguridad jurídica que haya un instrumento que merezca tal fe por sí mismo, sin
necesidad de verificación posterior alguna. De allí que el derecho penal sancione severamente a quien adultere un instrumento público, máxime si es el funcionario
encargado de otorgarlo.

Se puede clasificar a la fe pública, según sea el poder público en el que recaiga, en:

Administrativa: está dada por la actividad de un funcionario dependiente del Poder Ejecutivo, sea nacional, provincial o municipal.

Judicial: es aquella otorgada por magistrados o funcionarios del Poder Judicial, ya sea en orden nacional, provincial o municipal.

Notarial: emana de lo actuado por un escribano público, llamado notario o fedatario. Esta última es la que se observa en el caso estudiado en el presente módulo.

Fe pública judicial

Providencia de un juzgado
Sentencia civil
civil y comercial

Fe pública notarial

Escritura pública

Fe pública administrativa
Partida de nacimiento

En igual sentido, Rivera (2010) entiende que cuando hablamos de plena fe nos referimos a la fuerza probatoria del instrumento público, y ambos conceptos, fe
pública y plena fe, se encuentran relacionados. Además, señala que la fe pública depositada en el instrumento por su uniformidad o formas regulares se presume
que ha sido otorgado por un oficial público.

Por necesidad social, atinente a la seguridad jurídica, se presume veraz el contenido volcado al instrumento por el funcionario, es decir, se presume auténtico.

Requisitos de validez
Para que el instrumento público sea válido y produzca efectos de plena prueba respecto de su contenido, será necesario cumplir con los siguientes requisitos,

establecidos en el artículo 2904 del Código Civil y Comercial, a saber: la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia
territorial, excepto que el lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella y las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus
representantes; si alguno de ellos no firma por sí mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para todos.

Entonces, por ejemplo, si una escritura pública es realizada en la Provincia de Buenos Aires por un escribano de la Provincia de Córdoba, no posee validez, ya que
fue realizada fuera de la competencia territorial del oficial público.

Figura 1: Boletín Oficial


“ACTUACIÓN DEL OFICIAL PÚBLICO DENTRO DE SU COMPETENCIA Y ATRIBUCIONES” (ART. 290 inciso A CCCN).

“FIRMA DEL OFICIAL PÚBLICO” (ART. 290 inc b CCCN).

Fuente: Boletón Oficial de la República Argentina, (2018). Recuperado de https://bit.ly/2NZAiKv

Si se hace nuevamente referencia al caso “Ataturk”, el notario, a los fines de dar efectivo cumplimiento a la normativa, deberá en cada escritura colocar su
competencia material, territorial y atribuciones, por ejemplo en virtud de ser titular del Registro número 476 de la ciudad de La Pampa, y la firma de las partes
intervinientes, por ejemplo en la primera Luisa Pereyra Iraola en calidad de compradora y Rodrigo Ludueña, en su carácter de representante de “Ataturk”
propiedades en calidad de vendedor.

Fuerza probatoria
Por último, es necesario resaltar cuestiones de suma importancia respecto de estos instrumentos, como es la presunción de autenticidad.

Es decir, cuando un instrumento público se muestra como un instrumento regular en cuanto a sus formas, goza de
apariencia y regularidad, presumimos que es auténtico. De ahí que concluimos que los instrumentos públicos se
prueban por sí mismos. Es por ello que decimos que los instrumentos públicos pueden probarse sin necesidad de
tener que recurrir luego a ningún otro medio probatorio.

Como ya se ha indicado, la regularidad de sus formas, en cuanto a la apariencia y regularidad, hace presumir que fue autorizado por el oficial público que lo
suscribió, y que, en consecuencia, es auténtico. Pero esa autenticidad no es referida al contenido del instrumento, sino a su paternidad, vale decir, a quien debe
imputarse.

Puede afirmarse, por lo tanto, que si consideramos al instrumento público en sí mismo, vemos que de por sí goza de una presunción de autenticidad proveniente de
su apariencia y regularidad. Por consiguiente, debe ser tenido por auténtico por cualquier persona a quien se le presente; por ejemplo, al apoderado que acredita en
un juicio su representación le basta con acompañar el testimonio de escritura de otorgamiento de poder, sin que le sea exigible demostrar que el poderdante
efectivamente lo firmó.

En materia probatoria, cada vez que la ley presume la autenticidad del instrumento considerado en sí mismo, hace que la parte que lo presenta quede relevada de
probar su autenticidad.
Como podemos ver, existe una diferencia fundamental con los instrumentos privados, ya que, respecto a estos, quien los presenta carga siempre con la prueba de
su autenticidad, y se debe citar a quien los firmó para reconocer su firma.

Los instrumentos públicos se prueban por sí mismos. Esto surge como consecuencia de la presunción de __________.

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La escritura: definición y requisitos

Gattari, define la escritura como:

“ Todo instrumento matriz, cuyo contendido principal es el acto o negocio jurídico; es autorizado por notario en ejercicio de sus
funciones, dentro de los límites de su competencia y con las formalidades de la ley, para darle forma, constituirlo y eventualmente
probarlo”

(Gattari, 1997, p. 74)

En este concepto se menciona el acto o negocio jurídico principal como contenido principal.

Otros autores definen la escritura pública como aquella especie de instrumento público labrado generalmente por un escribano (u otro funcionario autorizado para
ello) en su libro de protocolo, que debe cumplir requisitos prescriptos. Lo que la diferencia de otros instrumentos es que precisamente está labrada por un notario.

A su vez, el artículo 2995 del Código Civil y Comercial la define como el instrumento matriz extendido en el protocolo de un escribano público o de otro funcionario
autorizado para ejercer las mismas funciones, que contienen uno o más actos jurídicos. La copia o testimonio de las escrituras públicas que expiden los
escribanos es instrumento público y hace plena fe como la escritura matriz. Si hay alguna variación entre ésta y la copia o testimonio, se debe estar al contenido de
la escritura matriz.

Las escrituras públicas sólo pueden ser hechas por escribanos públicos, o por los
funcionarios autorizados para ejercer las mismas funciones.

Además, podemos definir qué se entiende por escribano: escribano público, notario o fedatario es un profesional del Derecho, que, además de poseer título
universitario de escribano, ha sido designado por el Estado como oficial público, confiriéndole la titularidad de un registro. Si él es directamente responsable ante el
Estado de la conservación y utilización del registro, se lo conoce como escribano titular. Si, por el contrario, sólo está autorizado a utilizar el registro del que es
directamente responsable otro escribano, se denomina escribano adscripto. (Justicia 365, 2017, https://bit.ly/2Xj4chd)
Lectura obligatoria: Doctrina clásica: escritura pública, firma, juez, facultades de los
jueces, obligación de hacer, obligación de escriturar.

Doctrina clásica - Facultades de los Jueces - Obligaciones de escritura.pdf


169.2 KB

Reuters, T. (2014). Doctrina clásica: escritura pública, firma, juez, facultades de los jueces, obligación de hacer, obligación de escriturar. Recuperado de https://bit.ly/2VLE9xC

Este artículo versa sobre si el juez puede suscribir una escritura en reemplazo de la parte interesada. Este fallo trae a colación una discusión doctrinaria sobre si el
juez puede subscribir directamente una escritura pública en reemplazo de la parte interesada, cuando ésta se niega o se resiste a ello, ¿lo permite la ley?

La escritura matriz
Se denomina así a la escritura original, es decir, aquella con la que se va formando el protocolo. La denominación de matriz se utiliza para diferenciarla de las
copias y para significar que de su existencia y validez dependen la existencia y validez de esas copias.

Según cuál fuera la posición del sujeto, Núñez Lagos (1967) distingue tres modalidades: titular del derecho subjetivo, parte en calidad de sujeto del negocio y
compareciente como sujeto del instrumento.

Por ejemplo, un vendedor es titular actual conectado con un derecho de propiedad, parte en el negocio de enajenación y compareciente en la escritura de
compraventa; se trata de una sola persona, sujeto del derecho según distintos enfoques.

En toda escritura pública, la parte no es solo sujeto negocial, sino también instrumental porque en él se encuentra. Pero es posible hallar sujetos que únicamente
son instrumentales y no parte porque no intervienen en el negocio, como los testigos, intérpretes, firmantes a ruego.

La conducta de los sujetos puede mostrar diversos contenidos objetivos, hechos jurídicos, aplicados incluso a hechos negativos como omisiones; actos jurídicos
que, puestos por el hombre, tienen consecuencia por la ley; los negocios jurídicos que exteriorizan declaraciones de voluntad en la búsqueda de un fin querido por
las partes dentro de las normas legales.

Los elementos formales, por ejemplo, consisten en la comparecencia física ante el notario, la lectura de la escritura por parte del escribano en voz alta, el
otorgamiento o firma de los comparecientes, la autorización o suscripción del oficial público, todo lo cual se rige por el principio de la unidad del acto.

Estos elementos deben producirse en el acto notarial propiamente dicho, es decir, en la audiencia, siendo considerados en este contexto como hechos producidos
en la realidad histórica.

Según Gattari (1997), los requisitos son también objetivos, subjetivos y formales.

“ El requisito de validez subjetiva de la escritura se refiere al notario y abarca toda su competencia, en razón de la materia, reparto
autónomo, en razón del territorio, parcela geográfica determinada, y en razón de las personas, impidiéndole actuar cuando él o sus
parientes se hallaren interesados.

Además el oficial público debe estar capacitado, es decir, hallarse investido con la función, para lo cual fue necesario su
nombramiento y la asunción real del cargo.
Los requisitos objetivos se refieren a los hechos: hechos de los sujetos o exteriorizaciones voluntarias advertidas por el agente;
hechos que el oficial público menciona como cumplidos por él mismo. (…) Todo este conjunto de elementos y requisitos es
manipulado por el notario y, desde el punto de vista formal, debe redactar.”

(Gattari, 1997, p. 74).

Por ejemplo, el texto escrito de la escritura constituye un requisito formal de validez. Así también, debe constar en la escritura la comparecencia con las
certificaciones iniciales, el texto negocial con las enunciaciones dispositivas de las partes, legitimaciones notariales, la lectura, la firma y la autorización. Interesan
todos estos hechos formales como constancias, además como redacción de un texto literario que cuenta lo acontecido en la audiencia.

Otro de los elementos indispensables de la vida notarial es el protocolo. Está definido en el artículo 3006 del Código Civil y Comercial. Se forma con los folios
habilitados para el uso de cada registro, numerados correlativamente en cada año calendario, y con los documentos que se incorporan por exigencia legal o a
requerimiento de las partes del acto. Corresponde a la ley local reglamentar lo relativo a las características de los folios, su expedición, así como los demás
recaudos relativos al protocolo, forma y modo de su colección en volúmenes o legajos, su conservación y archivo.

Advierte Armella que:

el protocolo entonces consiste en una universalidad jurídica integrada por diversos elementos, y cuya finalidad principal es
la de conservar cronológicamente los documentos notariales portantes de la instrumentación de hechos y/o actos jurídicos
que crean, modifican, transfieren o extinguen derechos, posibilitando sin alguna su reproducción, de donde surge que no es
solamente el protocolo una colección ordenada de documentos, sino que las escrituras son realizadas en el protocolo, por
cuanto la grafía se incorpora a la corporalidad, no existiendo anexión posterior en su confección como tal (Cosola, 2014).

Para autores como Rivera (2010), además de los requisitos de validez propios de los instrumentos públicos, esta especie tiene otras exigencias particulares.
Algunas son necesarias para su validez; otras, por el contrario, solo para evitar la responsabilidad del escribano.

Requisitos. El escribano debe recibir por sí mismo las declaraciones de los comparecientes, sean las partes, sus representantes, testigos, cónyuges u otros
intervinientes. Debe calificar los presupuestos y elementos del acto y configurarlo técnicamente. Las escrituras públicas, que deben extenderse en un único acto,
pueden ser manuscritas o mecanografiadas, y se pueden utilizar mecanismos electrónicos de procesamiento de textos, siempre que, en definitiva, la redacción
resulte estampada en el soporte exigido por las reglamentaciones, con caracteres fácilmente legibles. En los casos de pluralidad de otorgantes en los que no haya
entrega de dinero, valores o cosas en presencia del notario, los interesados pueden suscribir la escritura en distintas horas del mismo día de su otorgamiento. Este
procedimiento puede utilizarse siempre que no se modifique el texto definitivo al tiempo de la primera firma.7

Idioma. La escritura pública debe hacerse en idioma nacional. Si alguno de los otorgantes declara ignorarlo, la escritura debe redactarse conforme a una minuta
firmada, que debe ser expresada en idioma nacional por traductor público, y si no lo hay, por un intérprete que el escribano acepte. Ambos instrumentos deben
quedar agregados al protocolo.

Los otorgantes pueden requerir al notario la protocolización de un instrumento original en idioma extranjero, siempre que conste de traducción efectuada por
traductor público o intérprete que aquel acepte. En tal caso, con el testimonio de la escritura, el escribano debe entregar copia certificada de ese instrumento en el
idioma en que está redactado.8

Abreviaturas y números. No se deben dejar espacios en blanco ni utilizar abreviaturas o iniciales, excepto que estas dos últimas consten en los documentos que
se transcriben, se trate de constancias de otros documentos agregados o sean signos o abreviaturas científicas o socialmente admitidas con sentido unívoco.
Pueden usarse números, excepto para las cantidades que se entregan en presencia del escribano y otras cantidades o datos que corresponden a elementos
esenciales del acto jurídico.9

Contenido. La escritura debe contener:


a. lugar y fecha de su otorgamiento; si cualquiera de las partes lo requiere o el escribano lo considera conveniente, la hora en que se firma el instrumento;
b. nombres, apellidos, documento de identidad, domicilio real y especial, si lo hubiera, fecha de nacimiento y estado de familia de los otorgantes; si se trata de
personas casadas, se debe consignar también si lo son en primeras o posteriores nupcias, y el nombre del cónyuge, si resulta relevante en atención a la naturaleza
del acto; si el otorgante es una persona jurídica, se debe dejar constancia de su denominación completa, domicilio social y datos de inscripción de su constitución
si corresponde;
c. la naturaleza del acto y la individualización de los bienes que constituyen su objeto;
d. la constancia instrumental de la lectura que el escribano debe hacer en el acto del otorgamiento de la escritura;
e. las enmiendas, testados, borraduras, entrelíneas, u otras modificaciones efectuadas al instrumento en partes esenciales, que deben ser realizadas de puño y
letra del escribano y antes de la firma;
f. la firma de los otorgantes, del escribano y de los testigos si los hubiera; si alguno de los otorgantes no sabe o no puede firmar, debe hacerlo en su nombre otra
persona; debe hacerse constar la manifestación sobre la causa del impedimento y la impresión digital del otorgante.10

Justificación de identidad. La identidad de los comparecientes debe justificarse por cualquiera de los siguientes medios:

a. por exhibición que se haga al escribano de documento idóneo; en este caso, se debe individualizar el documento y
agregar al protocolo reproducción certificada de sus partes pertinentes;
b. por afirmación del conocimiento por parte del escribano.11

Documentos habilitantes. Si el otorgante de la escritura es un representante, el escribano debe exigir la presentación del documento original que lo acredite, el que
ha de quedar agregado al protocolo, excepto que se trate de poderes para más de un asunto o de otros documentos habilitantes que hagan necesaria la devolución,
supuesto en el cual se debe agregar copia certificada por el escribano. En caso de que los documentos habilitantes ya estén protocolizados en el registro del
escribano interviniente, basta con que se mencione esta circunstancia, indicando folio y año.12

Luego de analizados los requisitos de las escrituras, se acompaña copia de un instrumento público de compra venta de un inmueble, a efectos de poder vislumbrar
los mismos, en un documento importante en la vida profesional del notario.

Escritura de venta.pdf
111.8 KB

Es importante recordar que son nulas las escrituras que no tengan la designación del tiempo y lugar en que sean hechas, el nombre de los
otorgantes, la firma del escribano y de las partes, la firma a ruego de ellas cuando no saben o no pueden escribir, y la firma de los dos testigos del
acto cuando su presencia sea requerida. La inobservancia de las otras formalidades no anula las escrituras, pero los escribanos o funcionarios

públicos pueden ser sancionados.13

En cuanto al lugar, basta con señalar la ciudad o localidad que determine la jurisdicción del escribano: “En la

Ciudad de Córdoba...”.

Puede consignarse también si el acto se celebra en la escribanía o en otro lugar –incluso en el domicilio del otorgante, lo cual es frecuente en el caso de
testamentos–, pero es innecesario. No sería inválida la escritura que exprese que se otorgó en el domicilio del otorgante, aunque en realidad se haya celebrado en
la escribanía, porque la exigencia de citar el lugar de celebración es al solo efecto de establecer la jurisdicción del escribano y, en todo caso, la ley aplicable (por
ejemplo, por razones tributarias), lo que no varía dentro de la misma jurisdicción.

Las escrituras pueden firmarse en cualquier día, también en los feriados. Existe una excepción tratándose de escrituras de protesto de letras de cambio y pagarés,

que deben realizarse en días hábiles14.


Poco probable es que se pueda admitir una escritura carente de indicación del año en que fue otorgada. Por el contrario, no habría mayor inconveniente en
mantener la validez de otra glosada entre dos que tienen igual fecha, de lo que puede inferirse que la que está en el medio también la tiene.

El nombre de los otorgantes debe consignarse completo, es decir, con todos los que figura el otorgante en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas,

sin usar abreviatura15. No es suficiente el uso de un seudónimo, por más difundido que sea, ya que no sustituye al nombre ni tiene aplicación en todos los ámbitos
de la vida de relación de un sujeto.

Si en la mención del nombre y el apellido se cometió algún error, debe subsanarse por vía judicial o notarial, siempre que la persona –no obstante el error– resulte
individualizada, ya que, de lo contrario, la escritura sería nula.

Por ejemplo se consignó el nombre con un error ya que faltó una letra en el apellido, pero se puede identificar a la persona
ya que se encuentra correctamente escrito la fecha de nacimiento y el documento nacional de identidad. La nueva escritura,
que se denomina escritura rectificatoria, debe ser concordada con la escritura matriz, de suerte que si se consulta esta, se
advierta que existe la rectificatoria.

Si es por vía judicial, se realiza por medio de una información sumaria, o sea, un procedimiento que no es contencioso.

En todos los casos –sea por vía notarial o judicial– en que se pretenda rectificar una escritura que contenga actos de disposición sobre un inmueble, debe
solicitarse un informe de dominio al Registro de la Propiedad Inmueble, y de inhibiciones del disponente.

Distintas clases de enunciaciones


En cuanto a la fuerza probatoria del contenido del instrumento público, debe diferenciarse según las diversas partes que intervengan. El artículo 29616 se refiere a
la eficacia probatoria del instrumento público. Establece que el instrumento público hace plena fe en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los
hechos que el oficial público enuncia como cumplidos por él o ante él, hasta que sea declarado falso en juicio civil o criminal; y en cuanto al contenido de las
declaraciones sobre convenciones, disposiciones, pagos, reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto principal del acto

instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario 17.

Hechos cumplidos por el oficial público o en su presencia

El instrumento público hace plena fe tanto entre las partes de este como frente a terceros. No obstante, puede discutirse sobre su autenticidad, debido a que
podría darse el caso que dicho instrumento no fuese veraz. En consecuencia, cualquiera que pretendiera desconocer el contenido deberá redargüir de falsedad en
sede civil o penal. Por lo tanto, no resulta suficiente con intentar desvirtuar su contenido echando mano a cualquier otro medio probatorio.

Los actos en los que el oficial público tuvo intervención directa gozan de plena fe mientras que no se interponga a su respecto –y prospere– una querella de
falsedad en sede civil o penal. La autenticidad sólo está referida en estos casos a la verdad material de que así sucedió, no respecto a la realidad de esa verdad
material.

No están comprendidos en los supuestos de esta norma los dichos del escribano que solo configuran apreciaciones personales suyas.

Por ejemplo, cuando el escribano manifiesta que la parte estaba en su sano juicio, o que estaba libre de toda violencia o con
pleno conocimiento de las cosas, ya que no corresponde a su oficio el determinarlo. Por lo demás, resulta claro que, como
explica claramente Julio César Rivera (2010), ello no fue percibido por los sentidos del funcionario, sino que constituye un
juicio intelectual. Para desvirtuar este tipo de enunciaciones, basta la mera prueba en contrario.

Debe entenderse que, en principio, la expresión del artículo no se satisface con la mera interposición de la querella, sino que es necesario, para privar de eficacia al
instrumento público, que se obtenga sentencia que lo declare inválido.

Manifestaciones de las partes. Cláusulas dispositivas

Son aquellas manifestaciones que se refieren al objeto del instrumento, es decir, las manifestaciones de las partes configurativas de aquello para lo cual aquel se
otorga. Son ejemplos el contrato de compraventa, el otorgamiento de poder, entre otros. Esto no es lo mismo que no pueda discutirse en cierta forma, por lo que, si
se demuestra lo contrario, el mismo cae, y dicha prueba puedan hacerla tanto las partes como los terceros.

Enunciaciones directas

Son ejemplos de estas cláusulas la manifestación de haber recibido el precio antes o de haberse efectuado la tradición antes del acto.
Tampoco se encuentra comprendida la actividad del funcionario, ya que sería auténtico que las partes comparecieran y manifestaran que una le vendía a la otra un inmueble
determinado. Lo que podría ser falso es que la compraventa que las partes dicen efectuar sea tal, ya que pueden estar simulándola, permaneciendo en el dominio del vendedor,
quien nunca se ha desprendido de la propiedad –simulación absoluta–, o que exista entre ellas un verdadero acto jurídico, una donación, que estén encubriendo bajo la fachada de
la compraventa –ejemplo de simulación relativa–.
El funcionario no tiene cómo asegurar el grado de veracidad de las manifestaciones de las partes (que donan, que compran, etc.) ni las enunciaciones directas que estas efectúen
(que recibió el precio o la tradición antes del acto).

Meras enunciaciones

También conocidas como cláusulas enunciativas, son aquellas manifestaciones vinculadas indirectamente con el objeto del acto jurídico instrumentado. Son manifestaciones
unilaterales sobre hechos anteriores al acto instrumentado.
Ejemplo de ello lo constituye la manifestación que se suele efectuar cuando el pago se promete en moneda extranjera en el sentido de poseer los billetes con anterioridad al acto, o
la enunciación que efectúe en una escritura pública una mujer que dice ser de estado civil casada, siendo que, en realidad, solo tiene un vínculo fáctico con aquel a quien da trato de
esposo.
Como se advierte, podría prescindirse totalmente de ellas, y el acto instrumentado seguiría siendo el mismo, lo que no ocurre con las enunciaciones directas, que no podrían
suprimirse sin alterar el significado del acto.
El valor probatorio de estas cláusulas es mínimo, pues son meras enunciaciones unilaterales, que solo vinculan a quien las emite. Sin embargo, no se las tuvo en cuenta en la
redacción del art. 296, por lo que quedó un pequeño vacío en la regulación legal.

Redargución de la falsedad

La acción de impugnación de falsedad se denomina querella de falsedad, o redargución de falsedad, y es de consecuencias muy graves por cuanto, en la
generalidad de los casos, importa imputar al funcionario interviniente un delito de acción pública, como es el de falsedad o falsificación de instrumento.

La Corte Suprema de la Nación ha resuelto que la redargución de falsedad tiene por objeto destruir la eficacia de un instrumento público ofrecido como elemento
probatorio y requiere la impugnación previa del instrumento público, la que debe ser efectuada al contestar el traslado conferido de la documentación acompañada
o cuando se le exhibe para su reconocimiento.
 ¿Cuántos tipos de falsedad existen?

Dos tipos de falsedad puede tener un instrumento público: falsedad material o falsedad ideológica.

Falsedad material

Existe falsedad material cuando el instrumento público está formalmente adulterado, lo que resulta en los supuestos de falsificación, alteración o supresión del instrumento. Un
documento es falsificado cuando es una mera imitación de uno verdadero, y como tal, puede ser total o parcial, como si solo se imitara un sello. Supresión es un concepto que
también importa la existencia de un instrumento válido que se oculta o destruye en todo o en parte, por ejemplo, la sustracción de una foja del protocolo del escribano.

Falsedad ideológica

En el caso de la falsedad ideológica, a diferencia de los supuestos anteriores, el instrumento es formalmente válido, pero no es veraz su contenido. Así acontece si el oficial público
dice haber presenciado algo que en realidad nunca ocurrió. Debe advertirse que no se alude a la sinceridad de las manifestaciones, para cuya desvirtuación es necesario deducir
acción de simulación.

Si Juan, al momento de realizar la escritura de compra de un inmueble, expone que este se compra con un dinero recibido de una

herencia de su tía, ello es una:

Mera enunciación

Enunciación directa

Enunciación indirecta

Enunciación incidental

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1 Art. 289. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2 Art. 289. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 298. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 290. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 299. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 300. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 301, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 302, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 303, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 305, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 306, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 307, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
13 Art. 309, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
14 Art. 48. Ley 5965. (1963). Código de Comercio. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
15 Art. 303, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
16 Art. 29. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
17 Art. 296, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Cosola, S. J. (2014). Libro Primero. Parte General. Título IV. Hechos y actos jurídicos.

Gattari, C. N. (1997). Manual de derecho notarial. Buenos Aires, AR: Depalma.

Justicia 365. (2017). El Instrumento Público en el Derecho Civil I Parte General. Recuperado de https://bit.ly/2tBkCnE

Justicia 365. (2017). Instrumento Público y el Instrumento Privado en el Derecho Civil Parte General. Recuperado de https://bit.ly/2Xj4chd

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado
de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Ley 5965. (1963). Código de Comercio. Letras de cambio y pagares. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado
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Núñez Lagos, R. (1967). Los esquemas conceptuales del instrumento público. La Plata, AR: Universidad Notarial Argentina.

Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.
Simulación

La simulación constituye uno de los vicios propios del negocio jurídico, en cuanto se manifiesta como un defecto de buena fe. Es por ello
que analizaremos los elementos del negocio simulado, las clases de simulación existentes en nuestra legislación, las semejanzas con
otras figuras, las características principales del contradocumento y las implicancias notariales de este vicio en los negocios jurídicos.

La simulación

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

La simulación

Definición
La simulación constituye uno de los vicios propios del negocio jurídico, en cuanto se manifiesta como un defecto de buena fe. En la simulación alguien demuestra
que algo no es real. Es concertado, hay acuerdo entre las partes, lo cual excluye otras figuras como el fraude. Es el acuerdo por el cual se muestra a los terceros un
hecho cuando en realidad existe un hecho simulado. En palabras de Buteler Cáceres (2001), refiriéndonos a la simulación, decimos que le quitamos el velo
apareciendo el acto detrás de sí. Hay una voluntad no real que se oculta sobre los hechos que se demuestran por un acuerdo concertado entre las partes, por el
cual se han propuesto mostrar esa voluntad no real, formalizarla frente a los terceros; incluso entre las partes se deja constancia de esa voluntad no real a través
de un instrumento específico (contradocumento, cuyo concepto analizaremos infra).

“ La simulación es la declaración de un contenido de voluntad no real emitida consciente y de acuerdo entre las partes para producir,
con fines de engaño, la apariencia de un negocio jurídico que en realidad no existe o que es distinto de aquel que realmente se ha
llevado a cabo.”

(Ferrara, 1936, p. 74)

 Analizando el caso de “Ataturk”, ¿qué actos simulados se pueden observar en el mismo?

En primer lugar tenemos la simulación en la compra realizada por Pedro, cuando se realiza la misma con un monto menor al valor real de la venta a los fines de no
abonar la totalidad impositiva de dicha operación. La segunda simulación que se advierte es la que se da cuando Roberto compra el inmueble y no se coloca como
comprador, sino que lo hace a favor de su amigo Jacinto.

El artículo 333 del Código Civil y Comercial. Elementos


En el Código Civil y Comercial se brinda, en el artículo 3331, una caracterización de la simulación, pero se diferencia la simulación lícita de la ilícita en el artículo

siguiente art. 3342. El artículo 333 establece que:

La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un acto bajo la


apariencia de otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas
que no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten derechos a
personas interpuestas, que no son aquellas para quienes en realidad se constituyen o
transmiten.
Elementos del negocio simulado

1 Contradicción entre la voluntad interna y la declarada

Puesto que el negocio jurídico tiene un elemento interno que es la voluntad (que para ser eficaz debe emanar de un sujeto que actúe con discernimiento, intención y
libertad), y un elemento externo que es la declaración de la voluntad. La simulación se manifiesta por una discordancia entre lo efectivamente querido por las
partes del negocio y lo declarado por ellas. (UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2XmPQMU)

2 Acuerdo de partes que precede y sirve de causa a esa contradicción

Es la discordancia entre lo querido y lo manifestado. Se presenta en otros vicios (por ejemplo, en el error y en la violencia), pero lo característico de la simulación es
que tal discordancia es querida y acordada por las partes. (UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2XmPQMU)

3 Ánimo de engañar (animus decipiendi)

Moisset Iturraspe (2005) entiende que no existe discordancia entre la voluntad real y la declarada, ya que en realidad existen dos declaraciones –una interna y otra
externa–, ambas queridas así por las partes del negocio.

De este modo, nacerá un doble ámbito de relaciones:

las internas, entre las partes, acordes con la declaración habida entre ellos;

y las relaciones con terceros, que deberán sujetarse a la voluntad exteriorizada.

La primera no podrá tener plenos efectos, justamente porque queda oculta. Esta idea ha sido receptada por la jurisprudencia, a saber: CN Civ., Sala A, 5/4/1974, E.D.
54-433; id., Sala D, 4 / 9 / 1 9 7 3, E.D., 53-170; id., Sala E, 19/12/1958, E.D., 3-412; id., Sala C, 25/9/1959. E.D., 3-412; id. Sala G, 21/3/1984, E.D., 110-140.

Clases de simulación

Rivera (2010), siguiendo la ley, la doctrina y la jurisprudencia, entiende que la simulación puede clasificarse en absoluta y relativa. Sin embargo, en el nuevo Código
Civil y Comercial, ha sido eliminada la norma que contenía el artículo 956 del Código Civil velezano referente a la simulación absoluta y a la relativa.

Simulación por interposición de personas



Se produce cuando se adquieren o transmiten derechos para personas ocultas, también conocidas con el nombre de testaferro u hombre de paja. En dichas adquisiciones quien
aparece adquiriendo el derecho no es su real beneficiario, sino que actúa como representante oculto del verdadero destinatario del acto. Esto ha abierto debates en la doctrina, ya
que se discute si, para que exista simulación cuando se transmiten o adquieren derechos de personas ocultas, o para personas ocultas, ¿es suficiente con ese solo hecho o es
necesario que ambas partes conozcan la interposición? Podemos concluir con que la totalidad de la doctrina y la jurisprudencia consideran que existe negocio simulado si hay
acuerdo de voluntades entre la totalidad de las partes del negocio. Esto es, todos saben que los derechos que forman el objeto del negocio se adquieren o transmiten para terceros.

Simulación lícita e ilícita



Se encuentra regulada en el artículo 3343 del Código Civil y Comercial. De acuerdo con el texto legal, la simulación es ilícita cuando perjudica a terceros o tiene una finalidad ilícita,
sin ser necesario que ese fin se haya consumado. Si el acto simulado encubre otro real, éste es plenamente eficaz si concurren los requisitos propios de su categoría y no es ilícito
ni perjudica a un tercero. Las mismas disposiciones rigen en el caso de cláusulas simuladas.

Para Rivera (2010), reviste fundamental importancia distinguir si la simulación es lícita o ilícita, ya que las partes solo pueden demandarse recíprocamente por nulidad del acto
aparente siendo la simulación lícita, salvo que la acción tuviera por objeto dejar sin efecto el acto simulado y no se siguiera de ello ningún beneficio para el demandante.

Simulación completa o parcial



Parte de la doctrina distingue la simulación completa o parcial, según afecte alguna declaración o cláusula del acto sin afectar su esencia, asimilándose a la parcial antes
mencionada. Consideramos nosotros, asimismo, que el concepto de simulación parcial tiene muchísima relevancia con la normativa relativa al derecho del consumidor, dentro de
lo que se establece respecto de las cláusulas abusivas en los contratos de consumo, por la nulidad parcial o total.

Si se observan los dos ejemplos de simulación antes mencionados en referencia al caso “Ataturk”, se advierte que en el
caso de Roberto se produce una simulación por interposición de persona, en dicho supuesto con el fin de perjudicar a su
esposa, siendo además el mismo de carácter ilícito y parcial.

Si Pedro decide realizar una escritura simulando que transmite un auto a su hija María para no pagarle a unos acreedores, pero dicho fin

no se consume, ya que los acreedores se cobran la deuda. En dicho supuesto, ¿qué clase de simulación se produce?

Por interposición de persona

Lícita

Ilícita

Parcial

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Semejanzas y diferencias de la simulación con otras figuras

En cuanto al error y el dolo



Ambos demuestran una contradicción entre lo manifestado y lo efectivamente querido, pero el primero surge como consecuencia de la falsa noción que tiene sobre el objeto las
personas o la causa principal del acto, en tanto que el dolo es el resultado de la aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero. En ambos la discordancia no es consiente ni
acordada como en la simulación.

Respecto al vicio de violencia



Existe diferencia entre lo querido y lo manifestado; el sujeto del cual emana la declaración de voluntad tiene conciencia de tal disidencia, pero no lo consiente libremente, allí está la
diferencia con la simulación.

Entre el fraude y la simulación



En el negocio fraudulento el acto es real, mientras que en la simulación es pura apariencia, una ficción, una irrealidad creada para engañar a terceros. Además, la esencia del acto
fraudulento es causar un perjuicio a los acreedores. En el caso de las acciones que corresponden en cada caso, tenemos que en el fraude la acción revocatoria debe ejercerla quien
es acreedor de fecha anterior al acto; no así en la simulación, donde basta un interés legítimo a la fecha en que se promueve la acción y no será necesario que el acto produzca o
agrave la insolvencia, lo que sí será necesario en el caso de la acción revocatoria. El acto simulado es nulo y beneficia a todos los acreedores; el fraudulento inoponible y la
revocatoria, en cambio, solo benefician al acreedor que la ha intentado y en la medida de su crédito (salvo la acción revocatoria ejercida en el ámbito de la quiebra, donde la
revocación del acto fraudulento beneficia a todos los acreedores de la masa).

Carácter de la nulidad del acto simulado


Entendemos que rigen aquí los principios generales, esto es: que la nulidad será relativa si los intereses comprometidos en ella son meramente particulares o
privados. Y, por el contrario, la nulidad será absoluta cuando se encuentren en juego leyes imperativas o la defensa de intereses generales superiores.

La cuestión es trascendente, pues la acción de simulación es prescriptible si la nulidad es relativa. Pero es imprescriptible si la nulidad es absoluta.

 Cabe la pregunta: ¿quién puede invocar el vicio de simulación?

Puede ser invocado por un tercero ajeno al acto, que se ve perjudicado por él, y las mismas partes del negocio jurídico viciado, que pueden pretender la declaración
de simulado del acto viciado, asimismo también la eficacia del negocio oculto. Luego, la prueba de la simulación entre partes se relaciona con la existencia de otro
instrumento, al que se denomina contradocumento. Por ello, generalmente, la prueba de la simulación se hace a través de dicho documento.
Este contradocumento es el que el escribano le aconseja a Pedro que realice en el caso “Ataturk” cuando la escritura se
hace a favor de su amigo Jacinto. Ello a los fines de que haya una prueba de que la transmisión del inmueble,
originariamente, debía realizarse a favor de Pedro. Con respecto a la invocación del vicio, en este supuesto lo podría realizar
por ejemplo la esposa de Pedro, ya que son sus derechos los que se verían perjudicados con dicha maniobra.

Es necesario destacar que la acción de simulación es una acción conservatoria porque no busca modificar ni constituir. Es practicada por un tercero respecto del
negocio simulado que no ha sido parte, es decir, es la persona a quien iba dirigido el engaño, quien está legitimado para accionar. Además, es declarativa, personal
y no real. Puede ser acumulada a otras acciones. Por lo general, se acciona por simulación y subsidiariamente por vía revocatoria o pauliana.

El contradocumento. Acción de simulación: prueba e indicios


El segundo párrafo del artículo 335 del Código Civil y Comercial expresa que la simulación alegada por las partes debe probarse mediante el respectivo
contradocumento. Puede prescindirse de él cuando la parte justifica las razones por las cuales no existe o no puede ser presentado y median circunstancias que

hacen inequívoca la simulación4.

El contradocumento es un instrumento –documento público o privado– que es otorgado por las partes intervinientes en el negocio o por el beneficiario del acto
simulado.

Este instrumento suele presentarse como destinado a quedar secreto, y es donde se declara cuál es el verdadero
contenido o carácter del acto, tendiente a restablecer la realidad de las cosas. Por ejemplo, convenir con alguien y
escribirlo en un documento que deja constancia de que se va a celebrar un acto jurídico distinto al que se está
celebrando frente a los terceros.

Hay que siempre tener presente que si se trata de un contradocumento sobre un inmueble, el mismo debe ser realizado en escritura pública, ya que se trata de un
instrumento anexo a un acto realizado por escritura pública.

Cuando la acción es entablada por terceros, lo mejor que podría sucederles sería conseguir el contradocumento. De todos modos, el artículo 3365 del Código Civil y
Comercial establece la posibilidad para estos de usar cualquier medio de prueba.

Es decir que en el caso “Ataturk”, la esposa de Pedro podría probar la simulación con testigos o si es posible con
el contradocumento.

Requisitos que debe reunir el contradocumento


Desde siempre, la jurisprudencia ha sostenido que el contradocumento debe reunir los siguientes recaudos:

ser otorgado por las partes del negocio o el beneficiario de la simulación;


referirse fatalmente al acto simulado;

tener contemporaneidad intelectual con el acto.

Si bien el artículo 3356, en su segundo párrafo, establece que entre partes la simulación alegada debe ser probada mediante el contradocumento, permite que
pueda prescindirse de él cuando la parte justifica las razones por las cuales no existe o no puede presentarlo, o cuando medien circunstancias que hicieran
inequívoca la existencia de la simulación.

En principio, la carga de la prueba recae sobre quien invoca la simulación, pero se ha dicho que el demandado no puede asumir una actitud pasiva ni de simple
negativa de los hechos invocados por la parte contraria, estando moralmente obligados a aportar los elementos de juicio necesarios para averiguar la verdad de los
actos cuestionados (carga dinámica de la prueba).

Prueba de la causa simulandi, según Rivera (2010), se entiende por tal a:

Las razones que llevaron a las partes a realizar el negocio jurídico. Se trata de un
elemento revelador de importancia que ayudará a brindar certeza sobre la existencia de
la simulación. La jurisprudencia mayoritaria opina que la prueba de la causa simulandi
no es requisito para la procedencia de la acción.

Presunciones e indicios
Cuando la acción es entablada por terceros, ya mencionamos anteriormente que lo mejor que podría ocurrirles sería acceder al contradocumento, pero en la
enorme mayoría de los casos, la ley los autoriza a utilizar cualquier medio de prueba a los fines de probar la simulación. Es así que entre esas otras pruebas de las
que podrán valerse tenemos las presunciones. Asimismo, esto es aplicable para la acción cuando es interpuesta por alguna de las partes y justifica no poder
contar con el contradocumento.

Video 1: Simulación

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Video 1. Simulación. En este video se explica el concepto de simulación, que es uno de los vicios del acto jurídico.
En la simulación hay una voluntad no real que se oculta detrás de los hechos que se demuestran. Veamos de qué se
trata.

Fuente: Elaboración propia.

Algunas de las presunciones son las siguientes:

1 Que el acto jurídico se dé dentro del parentesco, ya que cuando el acto se celebra dentro de una relación de parentesco, es más fácil que haya concertación de
voluntad debido a la relación de confianza. El acto de fe (que proviene de fidei-fiducia, que significa confianza) se da entre personas que se conozcan.

2 Omnia bona, es decir, cuando una persona dispone o enajena todos sus bienes, lo cual no es una conducta normal.

3 Hacer el acto jurídico fuera de la jurisdicción de su domicilio (como, por ejemplo, cuando hizo todo ante un escribano de Villa María cuando él es de La Carlota).

4 Mantenimiento de la relación con el bien cuando en realidad ya fue enajenado, es decir, continuar en la posesión del bien luego de haberlo transferido (por ejemplo,
una persona le vendo la casa a su hijo y constituye un contrato de comodato a su favor).

5 Que no haya capacidad económica suficientemente declarada por las partes para que este negocio tenga sustento en la realidad (por ejemplo, un estudiante de
derecho de primer año y sin empleo no podría concretar una operación de compra de un inmueble de un millón de dólares).

6 Que el dinero no haya sido bancarizado o que se ponga en la escritura pública que este ha sido entregado con anterioridad (lo mejor y lo que corresponde es poner
en la escritura que el dinero se entrega frente al escribano).

7 Que el acto jurídico haya sido viabilizado por una tercera persona. Aquí encontramos la figura conocida como testaferro, la cual no es el verdadero titular del bien,
sino que esa persona concentra actos de otro de manera sucesiva (por ejemplo, siempre vende sus bienes a la misma persona).

8 El precio vil o excesivamente bajo.

Como vemos, además de estas presunciones, que son algunas, podríamos mencionar muchísimos indicios más. Esto pone de manifiesto que lleva un gran
desgaste probatorio.

Luego de escuchar el audio referido a los indicios, te invitamos a completar la siguiente actividad señalando las respuestas que

consideres que responden a indicios de una simulación:

Cuando una persona dispone o enajena todos sus bienes

Que el acto jurídico se dé dentro del parentesco

El precio vil o excesivamente bajo


Hacer el acto jurídico dentro de la jurisdicción de su domicilio

SUBMIT

Prescripción de la acción de simulación


Actualmente, en el régimen de nuestro Código Civil y Comercial, se establece, en el artículo 25637, el plazo para esta acción, el cual es de dos años y que se cuenta
de la siguiente manera:

“ para la acción entre partes, desde el momento en que una de ellas se negó a dejar sin efecto el acto simulado art. 2.563 inc. b8; y para el caso de

cuando es ejercida por terceros, desde que conoció o pudo haber conocido la simulación art. 2.536 inc. c9. ”

Alcances notariales en el negocio simulado


En cuanto al alcance que tiene la figura de la simulación frente a la actividad notarial, es necesario destacar que el notario puede tener conocimiento o no de que el
acto que se lleva a cabo ante su presencia adolece del vicio de la simulación, ya que en la escritura puede exteriorizarse un acto simulado o no.

De modo que será necesario distinguir entre simulación y falsedad (ideológica y material), que si bien son conceptos
que se superponen e identifican, existen importantes diferencias, por cuanto la simulación puede ser conocida por el
notario o no, y será necesario demostrar que tenía conocimiento y fue partícipe en la realización de tal acto.

Muchas veces, se demanda por simulación cuando se quiere impugnar un instrumento diciendo que es falso y en realidad es verdadero, porque no hay vicio en la
voluntad, esto es, en la causa. La instrumentación del acto que pasa ante el notario que dio fe es intachable, correcta, es perfecta, y exterioriza lo que las partes
han acordado en su concertación, pero no le han dicho al escribano que el acto es simulado para engañar a terceros. Por todo ello es que el notario deberá dejar a
salvo su responsabilidad de las consecuencias jurídicas que el mismo puede traer aparejadas.

Un ejemplo de lo mencionado es el siguiente:

Se presenta ante el notario una persona –a quien en realidad éste conoce– pidiéndole su intervención para formalizar una
escritura traslativa de dominio de un inmueble a título de venta. Llega a la escribanía acompañado por el vendedor y el
comisionista que medió en la firma del boleto.

El comprador pide al notario que estudie los títulos y, como resultado de la certificación expedida por el Registro de la
Propiedad, resulta que el inmueble está hipotecado.
Informados los contratantes, el vendedor dice que el importe de la hipoteca está pago y que sólo falta otorgar la escritura de
recibo para la cancelación del gravamen, comprometiéndose a volver con el acreedor para cumplir con esa formalidad.

Días después vuelve el vendedor a la escribanía con una persona que se presenta como el acreedor hipotecario.

El escribano le pide que se identifique y le presente la escritura hipotecaria. Entonces le dice que no la tiene en su poder,
pero que está en la notaría donde se formalizó el acto. El escribano se comunica con esa oficina, donde le informan que
efectivamente allí se encontraba la escritura y que no había inconveniente en entregársela al interesado, pues, por haber
fallecido el escribano titular del registro, que no tenía adscripto ni reemplazante, allí no se podía otorgar la escritura con la
finalidad de cancelar la hipoteca.

En tal circunstancia regresan juntos el vendedor y el comisionista, y el acreedor con la escritura hipotecaria y se redacta la
escritura de recibo del importe del mutuo a los efectos de la cancelación. El deudor vuelve a insistir en que pagó el importe
del capital adeudado, lo que admite el acreedor. El escribano observa el documento de identidad de éste, considera que
corresponde a la fisonomía de la persona que está frente a él y que la firma puesta en ese documento se parece a la que
obra en la escritura hipotecaria.

Cumplido ese trámite, se otorga la escritura de venta del inmueble. Todo parece suceder con normalidad. Sin embargo, poco
después, se presenta a la notaría otra persona, que dice ser el acreedor hipotecario, que no ha cobrado el importe de su
crédito y que ha sido estafado, denuncia al escribano (también al vendedor, su esposa y al comisionista) en sede penal y lo
responsabiliza por daños y perjuicios en sede civil. (Falbo, 1997)

1 Art. 333. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

2 Art. 334. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 334. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 335, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 336. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 335. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 2563. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 2563 inc b. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 2536 in c. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Buteler Cáceres, J. (2001). Manual de derecho civil. Parte general. Córdoba, AR: Advocatus.

Falbo, M. N. (1997). Función del notario en cuanto a la dación de fe de conocimiento. Responsabilidad que asume y sus límites razonables. Revista del Notariado,
850, 49-71. Recuperado de http://www.eco.unlpam.edu.ar/objetos/materias/escribania/derechonotarial/notasrevistas/RevdelNotFalbo.pdf

Ferrara, F. (1936). La simulación de los negocios jurídicos. Madrid, ES: Ed. Revista de Derecho Privado.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm

Moisset Iturraspe, J. (2005). Negocios simulados, fraudulentos y fiduciarios. Buenos Aires, AR: Ediar.

Rivera, J. (2010). Instituciones del derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

UniversoJus. (2015). Art. 333 del Código Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2XmPQMU
La lesión y el fraude

Uno de los instrumentos públicos más utilizados por el notario es la escritura pública.
Analizaremos sus requisitos de validez, su fuerza probatoria y las distintas
enunciaciones que el escribano puede realizar en esta, distinguiendo las
características propias de ella. Por último, indagaremos acerca de los lineamientos
específicos de la escritura matriz.

La lesión y el fraude

Referencias

Revisión del Módulo


LECCIÓN 1 de 3

La lesión y el fraude

Dos institutos que pueden afectar al negocio jurídico son la lesión y el fraude.
Analizaremos sus principales lineamientos y características, su regulación en
nuestra normativa, los elementos que se deben tener en cuenta para poder
identificarlos, y las acciones que se les conceden a los damnificados para
contrarrestar los efectos, haciendo especial hincapié en la legitimación activa de
estas y sus efectos.

La lesión. Definición

En un sentido amplio, la lesión puede definirse como el


daño en un contrato a título oneroso que deriva del hecho
de no recibir el equivalente de lo que se da.

Esta es una figura de larga data y tiene su origen en el derecho romano, donde los emperadores Diocleciano
y Maximiliano otorgaron, a quien hubiera vendido por un valor inferior a la mitad del precio real, la posibilidad
de rescindir la venta, o bien, a elección del comprador, de percibir la diferencia del precio justo. Se daba
principalmente como un vicio en la constitución del acto que tiene lugar en la compraventa inmobiliaria.

En el anterior Código Civil redactado por Vélez Sarsfield, tuvo una postura inflexible en cuanto a la figura de la
lesión, por lo que no la admitió.
Vélez Sarsfield es terminante en rechazar este instituto y por esto vemos que el Código Civil anterior no
legislaba sobre la lesión. Él dice que si el consentimiento ha sido dado sin error, sin dolo, sin vicio de
voluntad, sin violencia, no podemos enmendar nuestros errores si hicimos un mal negocio, si actuamos en
forma irreflexible e imprudente, en forma culposa. El legislador no está para soportar y socorrer a quien actúe
torpe.

Si bien adoptó una postura extrema, ya antes de la reforma de la Ley 177111 hubo supuestos de aplicación

de la lesión que venían dados a través de la aplicación del concepto de válvula previsto en el artículo 9532,
que introduce la regla moral en el objeto de los actos jurídicos.

De esa manera es como la doctrina de la lesión se fue incorporando al derecho


argentino a través de las decisiones de los tribunales y del trabajo intelectual
de los autores.

Con fundamentos en el artículo 953 del CCC, se anularon actos jurídicos en los que una de las partes,
aprovechando la inexperiencia, la ligereza o necesidad de la otra, obtenía ventajas evidentemente
desproporcionadas. Los tribunales anularon o modificaron negocios usurarios, típicos negocios lesivos
susceptibles de reducción o modificación, por lo que los tribunales nacionales optaron, en general, por la
reducción de los intereses pactados manteniendo la validez del contrato de préstamo. También se anularon
compraventas donde el precio era lesivo.

Es en el Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil, reunido en Córdoba en 1961, donde se postula la
necesidad de regulación de la figura de la lesión con una fórmula objetivo-subjetiva, contemplando una
acción de modificación, así como la facultad, a favor del demandado, de ofrecer reajuste equitativo del
contrato. Además, se postulaba el plazo de caducidad de un año, que fuera irrenunciable, y la sanción era la
nulidad relativa del acto.

A través de la reforma de la Ley 17.711 se incorpora finalmente al Código Civil en el art. 954 a la lesión con
una fórmula objetivo-subjetiva. Es donde aparece un elemento objetivo, el cual consiste en la desproporción
entre las prestaciones, la cual debe derivar de la explotación por una de las partes de un estado de
inferioridad típico de la otra.

Actualmente, con el nuevo Código Civil y Comercial, la figura de la lesión se encuentra legislada dentro del

Libro 1, Título IV Capítulo 6, referido a los vicios de los actos jurídicos, Sección 1, en el artículo 3323.

Siguiendo con el caso “Ataturk” Propiedades", si se piensa en una variable en


donde el señor Batista vende su propiedad ya que su padre se encuentra enfermo
y ante esa necesidad Roberto le paga la misma, un cincuenta por ciento menos de
su valor real, se estaría produciendo un caso de lesión.

El artículo 332 del Código Civil y Comercial.


Elementos. Acciones
El artículo 332 del Código Civil y Comercial establece que puede demandarse la nulidad o la modificación de
los actos jurídicos cuando una de las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la
otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin
justificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable
desproporción de las prestaciones.

Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el
momento de la demanda, y el afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del
convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste si éste es ofrecido
por el demandado al contestar la demanda. Solo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.

Siguiendo con el supuesto antes planteado, el señor Batista (o en su defecto los


herederos) podría demandar la nulidad del acto. No obstante ello, Roberto en su
caso, podría ofrecer modificar las condiciones del acto, por ejemplo abonando
una nueva suma de dinero.

Ámbito de aplicación del artículo 332 del CCC

El principio general previsto en dicho artículo expresa que podrán anularse o modificarse por el vicio de la
lesión los actos jurídicos.

 Si decimos que la lesión es un daño que deriva de un contrato a título oneroso y bilateral, por
el hecho de no recibir el equivalente de lo que se da, ¿cuándo se alteraría esa justicia
conmutativa?

Si es la etapa inicial, es la lesión; y de ser en la etapa sobreviniente, se aplica la figura de la imprevisión.

Respecto de los negocios aleatorios, la lesión se aplica en un contrato aleatorio cuando la desproporción
resulta ajena a la del contrato y medien los elementos subjetivos de la víctima y del beneficiario del negocio
viciado.

Con respecto a las ventas en pública subasta, ellas quedan fuera pues no puede existir allí posibilidad de
aprovechamiento, ya que la venta se efectúa al mejor postor, y menos si han sido hechas en subasta
judicial, ya que, además, se suma el control que realiza el magistrado. De llegar a ser nula la venta judicial
por el bajo precio obtenido, generaría desconfianza alrededor de ella y se contribuiría a reducir más los
precios.

El artículo 332 del CCC, como principio, se aplica a los actos jurídicos y no aplicaría a los actos unilaterales ni
aleatorios ni a las ventas en subasta pública, que cuentan con el control del magistrado.
Elementos del acto lesivo

La doctrina afirma que el artículo 332 del CCC cuenta con tres elementos: uno objetivo y dos de carácter
subjetivo que corresponden a ambas partes:

Consiste en la explotación
Elemento subjetivo del o aprovechamiento de la
lesionante situación de inferioridad de
la contraparte.

Precisado a través de la
Elemento subjetivo de la
necesidad, debilidad psíquica
víctima
o inexperiencia.
Consiste en la evidente e
Elemento objetivo injustificada desproporción de
las prestaciones.

En cuanto al elemento subjetivo de la víctima, se ha discutido si la enumeración realizada tiene carácter


enunciativo o taxativo. Algunos autores, como Borda (1955), entienden que posee carácter enunciativo y
manifiestan que lo esencial es el aprovechamiento de la inferioridad cualquiera sea la causa, debiendo
incluirse el aprovechamiento de la debilidad mental, la toxicomanía, la ebriedad consuetudinaria y la
prodigalidad. Otros, como Rivera (2010) y Moisset de Espanés (2004), le dan un carácter taxativo.

Análisis de cada uno de los supuestos:

Necesidad

Hay coincidencia en la doctrina en cuanto a que la necesidad es una situación de penuria, falta de cosas
necesarias para la vida, o cuya carencia hace la vida más dificultosa. Es un estado de carencia tanto
material como espiritual, que se traduce en quien está en una situación de agobio, de angustia, es decir, es
una necesidad carencia y tiene que ser una carencia que sea atendible. En el caso de las personas
jurídicas que se encuentren en un caso de necesidad, se refiere a la falta de elementos indispensables
para la vida del comercio, pero no para ampliaciones o nuevas especulaciones. Es de carácter económico.

Debilidad psíquica

Como vemos, se ha reemplazado el polémico término ligereza –una situación de minoración, en la que
estaban comprendidos los supuestos del artículo 152 bis 4 del Código– por debilidad psíquica, la cual debe
ser tomada para evaluar todas las situaciones de notable inferioridad, pudiendo traducirse esta última en
los criterios jurisprudenciales formados durante la vigencia del artículo 9545 del Código de Vélez Sarsfield.

Inexperiencia

Es la falta de conocimiento que se adquiere con el curso, la práctica. A nivel jurisprudencial, se la define
como la falta de conocimiento que se adquiere con el uso y la práctica. Ahora bien, ¿qué personas tienen
inexperiencia?
Se entiende que son personas de escasa cultura o corta edad. Por ello, de acuerdo con la importancia del
acto, también lo será la necesidad de reflexionar; por ejemplo: no tendremos la misma reflexión para
comprar un par de zapatos que para comprar un inmueble.

En relación con el elemento objetivo, parte de la doctrina interpreta que la desproporción evidente significa
que debe ser manifiesta, perceptible, indudable, incuestionable, de tal magnitud que no deje lugar a dudas
sobre su existencia, porque siendo la lesión una excepción a la regla de que los contratos se celebran para
ser cumplidos, la interpretación debe ser restrictiva. Asimismo, esta desproporción deberá mantenerse
durante la vigencia del contrato. Cuando se da este desequilibrio ab-initio, se verá deteriorada la buena fe
negocial configurándose la lesión.

En materia jurisprudencial, se entiende que debe ser una ventaja patrimonial que excede toda medida de lo
que habitualmente ocurre en los negocios, que no guardan relación con las oscilaciones del mercado, con
las contingencias ordinarias de las transacciones. Debe tratarse de un desequilibrio grosero entre las
prestaciones, suficiente para revelar la absurda explotación a la que se refiere la ley; debe ser tan chocante
que hiera los sentimientos de moralidad y equidad de que se nutre la norma. (UniversoJus, 2015,
https://bit.ly/2TaFHDK)
Acciones que se conceden a la víctima del
acto lesivo
La víctima del acto lesivo dispone de dos acciones para evitar los efectos del acto lesivo:

1 por un lado, la de nulidad, al tratarse de una situación inicial y estructural; y, por otro, la de
modificación o reajuste. Si demanda la nulidad, la contraparte puede ofrecer un equitativo
reajuste del contrato;

2 pero si, en cambio, solicita el reajuste, el demandado no puede oponer la nulidad porque él no
es titular de la acción.

 Ahora bien, Rivera (2010) se pregunta, ¿qué sucede si el demandado ofrece en forma
subsidiaria un reajuste al momento de contestar la demanda?

Dicho autor entiende que el demandado puede hacerlo porque en la ley no existe dispositivo que establezca
que el ofrecimiento de reajuste implique allanamiento por parte del actor, y podrá discutir la existencia del
hecho lesivo, el que, en caso de que no se le reconozca, pueda ofrecer el reajuste. En cuanto a la
oportunidad para hacerlo, se ha resuelto que el demandado por nulidad en la lesión que no ofreció ajustar
prestaciones al contestar demanda no puede hacerlo después, como tampoco es procedente el reajuste de
oficio.

Juan decide demandar un reajuste de la prestación que le debe a Pedro, ya que


entiende que se ha producido una lesión. Ante ello, Pedro puede solicitar la
nulidad del negocio.
Verdadero

Falso

SUBMIT

Titulares de la acción
El artículo 3326 del CCC establece la acción de nulidad o reajuste a la víctima del acto lesivo o a sus
herederos.

No es transmisible por actos entre vivos, esta prohibición ha sido


extendida a los acreedores de la víctima.

En el caso de que el lesionado fuera insolvente y no ejerciera la acción de lesión, perjudicaría a sus
acreedores, ya que de esta manera los privaría de alguna parte de la garantía de sus créditos. Es debido a
ello que el síndico estaría autorizado a ejercer las acciones correspondientes, por lo que, como señala
Moisset de Espanés (2004), debe modificarse la legislación en el sentido que permita que los acreedores
ejerzan la acción por lesión en caso de insolvencia del demandado.

Renuncia a la acción
Para Rivera (2010), en nuestro derecho no es viable la renuncia realizada coetáneamente con el acto, ya que
el estado de inferioridad que origina la lesión se comunica al acto de renuncia, viciándolo también.

La renuncia posterior se concreta a través de la confirmación que, para


ser válida, debe producirse una vez desaparecido el estado de
inferioridad que tipificaba el elemento subjetivo de la víctima.

Prescripción de la acción
En el régimen anterior del artículo 9547 del CCC, un plazo de prescripción estaba establecido en cinco años
computado a partir de la celebración del acto. Ahora, en el nuevo código unificado, debemos remitirnos al

artículo 2563, inciso e8, que dispone que:

El plazo de prescripción de la acción es de dos años


contados desde la fecha en que la obligación a cargo del
lesionado debía ser cumplida.

En el caso que se viene desarrollando, dicho plazo debe considerarse desde que se pagó el precio y se
entregó el bien en cuestión. En la práctica notarial, dichas acciones suelen ser llevadas a cabo durante el
desarrollo de la escritura pública.

Confirmación del acto lesivo


El acto afectado por lesión padece de nulidad relativa y es confirmable. La confirmación puede ser expresa

o tácita arts. 3939 y siguientes, pero para que ello opere la situación de inferioridad de la víctima ya no debe
encontrarse presente. Es por ello que el cumplimiento del acto no implica confirmación tácita y que todo lo
entregado en razón de dicho negocio puede ser objeto de repetición posterior, como efecto de la obligación
de restitución que se genera por el ejercicio de la acción de nulidad.

Para Rivera (2010), el pago de intereses no convalida el negocio usurario, salvo que se haya efectuado una
vez desaparecido el estado de inferioridad de la víctima de la usura. Además, se debe admitir que el sujeto
víctima de usura tenga derecho a que se le restituya lo pagado en concepto de intereses por encima de una
tasa razonable.

El fraude: definición y elementos. Acción


En nuestro derecho, actualmente en el código unificado, a diferencia de lo que sucedía en el Código Civil de
Vélez, contamos con una norma referida al fraude a la ley en sentido general, la cual se encuentra en el
segundo párrafo del artículo 12, al estilo del artículo 69, inciso 49, del Código Civil español o del artículo 1344
del Código Civil italiano.

En una segunda acepción, el fraude identifica a uno de los vicios típicos de los
actos jurídicos. Es el denominado fraude a los acreedores que el Código Civil y
Comercial regula entre los artículos 338 a 342. También denomina actos en
fraude a la ley a los negocios jurídicos aparentemente lícitos, por realizarse al
amparo de una determinada ley vigente (ley de cobertura) o los que persiguen
obtener un resultado equivalente al prohibido por otra ley imperativa (ley
defraudada).

El acto en fraude a los acreedores


Rivera (2010) sostiene que:

se entiende por fraude a los acreedores el que se comete a través de actos o


negocios jurídicos, válidos, por regla general positivos o de actuación, unilaterales
o bilaterales, destinados a enajenar derechos o facultades o abdicarlas, en
perjuicio de los acreedores –pues provocan o agravan la insolvencia o violentan la
igualdad de los mismos–, teniendo conciencia de obstaculizar o impedir la
prestación debida. Moisset Iturraspe (1997), por su parte, considera que el
ordenamiento jurídico reacciona frente al negocio fraudulento, mediante acciones
tendientes a reconstituir el patrimonio del deudor, haciendo que el negocio
fraudulento resulte inoponible a algunos acreedores (o a todos cuando se ejercen
en el ámbito de la quiebra).

Por ejemplo, si el deudor prende fuego a su automóvil para evitar que los acreedores se cobren de él,
tenemos un incumplimiento malicioso, pero no fraude. En cambio, sí podrían considerarse fraude los actos
que impiden el ingreso de bienes que hubieran incrementado el patrimonio del deudor, como por ejemplo, la
no aceptación de una donación ofertada al deudor.

Video 1: Actos en fraude a los acreedores

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Video 1. Actos en fraude a los acreedores. Los actos en fraude a los
acreedores se cometen a través de actos jurídicos válidos, destinados a
enajenar derechos o facultades, teniendo conciencia de obstaculizar o
impedir la prestación debida. Veamos en en este video más acerca de este
concepto.

Fuente: elaboración propia.

Los actos a través de los cuales se defrauda


a los acreedores

Deben ser negocios jurídicos



El fraude solo puede manifestarse en negocios jurídicos; nunca en simples hechos jurídicos. A su vez,
puede tratarse de negocios jurídicos bilaterales o unilaterales.

Deben ser negocios válidos



Si el negocio es nulo, no es susceptible de ser declarado inoponible por fraude. La nulidad absorbe la
inoponibilidad por ser una sanción más extensa.
Deben ser negocios positivos o de actuación

Por regla general, las conductas omisivas del deudor no generan la posibilidad del ejercicio de la acción
subrogatoria. Pero, en ciertos casos hay algunas omisiones que pueden ser fraudulentas, como dejar de
contestar una demanda, dejar caducar un pleito, no oponer la prescripción liberatoria.

Deben ser negocios de enajenación



El fraude ha de provocar o agravar la insolvencia, o de alguna manera perjudicar a los acreedores (incluso,
vulnerando el principio de igualdad). Por ello, son susceptibles de ser revocados los actos de enajenación.
La doctrina considera que también son inoponibles a los acreedores actos que no importan salida de
bienes del patrimonio del deudor, sino que impiden el ingreso de bienes que hubieran enriquecido ese
patrimonio.

Deben referirse a derechos o intereses patrimoniales



No son susceptibles de ser atacados por vía de una acción revocatoria los negocios que se refieran a
derechos extrapatrimoniales y a derechos patrimoniales, pero cuyo ejercicio sea inherente a la persona. Por
ejemplo, los acreedores no podrían pretender revocar un negocio jurídico tenía derecho alguno a
consecuencia de la revocación.

Puede tratarse de derechos perfectos o no



Naturalmente, quedan comprendidos en la categoría de negocios fraudulentos todos aquellos que importen
enajenación de derechos patrimoniales perfectos, por ejemplo, la venta de una cosa cuyo dominio estaba
incorporado al patrimonio del deudor. Pero también puede pretenderse la revocación de actos que se
refieran a meros derechos en expectativa e intereses legítimos.
Deben causar un perjuicio

Ya hemos señalado que debe tratarse de actos de enajenación que empobrezcan el patrimonio, o de actos
que impidan su enriquecimiento. Esto constituye un perjuicio para los acreedores, que de este modo ven
disminuida –o impedida de acrecentar– la garantía común. Pero, el perjuicio que da lugar a la acción
revocatoria es un poco más complejo. Pues para que tales actos sean revocables deben causar la
insolvencia del deudor, o agravar la ya existente (Medina, Rivera y Esper, 2014).

La acción de declaración de inoponibilidad


Con respecto a las acciones, el fraude a los acreedores da lugar a una acción de declaración de

inoponibilidad, que se encuentra regulada en el artículo 33810 del Código Civil y Comercial. Dicho artículo
expone que:

“ todo acreedor puede solicitar la declaración de inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en
fraude de sus derechos, y de las renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese
podido mejorar o evitado empeorar su estado de fortuna.”

Requisitos de procedencia
El artículo 33911 del Código Civil y Comercial establece los requisitos para la procedencia de la acción de
declaración de inoponibilidad, a saber:

que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya actuado
con el propósito de defraudar a futuros acreedores;
que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor;

que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido conocer que el acto
provocaba o agravaba la insolvencia.

Legitimación activa
El artículo 338 del Código Civil y Comercial no especifica si se trata tan solo de acreedores quirografarios.
Por lo tanto, la tendencia es ampliar su ámbito, entendiendo que compete la acción también a los
acreedores privilegiados y con derecho real de garantía siempre que acrediten la existencia del perjuicio.

Por ende, podrá realizarla tanto el acreedor quirografario como así también el
prendario si el deudor prende fuego su auto para no pagar su deuda.

Legitimación pasiva
Si el acto impugnado es bilateral, la acción debe intentarse contra las dos partes del negocio jurídico,
conformando un litisconsorcio necesario.

Efectos frente a terceros

De acuerdo con el código unificado, no puede oponerse el


fraude a los acreedores que de buena fe hubieran
ejecutado los bienes objeto del negocio fraudulento.

Esto surge de lo dispuesto por el artículo 34012 del Código Civil y Comercial de la Nación.

El segundo y tercer párrafo del mismo artículo regula lo relativo a la situación de estos subadquirentes, y
dice que la acción del acreedor contra el subadquirente de los derechos obtenidos por el acto impugnado
sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es cómplice en el fraude; la complicidad se presume si, al
momento de contratar, conocía el estado de insolvencia.

El subadquirente de mala fe y quien contrató de mala fe con el deudor responden solidariamente por los
daños causados al acreedor que ejerció la acción, si los derechos se transmitieron a un adquirente de buena
fe y a título oneroso, o de otro modo se perdieron para el acreedor. El que contrató de buena fe y a título

gratuito con el deudor responde en la medida de su enriquecimiento 13.

Para que la acción proceda contra el subadquirente, debe tratarse de un subadquirente a título gratuito, o
bien de ser a título oneroso que hubiese sido cómplice del fraude. Con respecto a qué entendemos por
cómplice, basta tan solo con el conocimiento de la insolvencia de quien enajena. Esta es una presunción
muy importante para tener en cuenta al momento de contratar.

Efectos de la acción
La acción de declaración de inoponibilidad busca justamente eso:

declarar la inoponibilidad de los actos


fraudulentos respecto de los acreedores que han ejercido
la acción.
Así lo dispone el artículo 34214 del Código Civil y Comercial, cuando dice que la declaración de inoponibilidad
se pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores que la promueven, y hasta el importe de sus
respectivos créditos.

Entonces, si Juan realiza una declaración de inoponibilidad de los actos de Pedro,


en caso de que prospere la acción, lo será solo respecto de él y no de los
restantes acreedores que el negocio pudiera haber perjudicado. Para ello, cada
uno de los acreedores que se sientan vulnerados en sus derechos debe iniciar la
acción.

Autores como Llambías (1953) entienden que en caso de que el adquirente sea a título gratuito y de buena
fe, solo deberá responder en la medida de su enriquecimiento, es decir, por el valor de la cosa o bien recibida
a título gratuito por parte del deudor insolvente.

El artículo 34115 del CCC prescribe, por su parte, que cesa la acción de los acreedores si el adquirente de los
bienes transmitidos por el deudor los desinteresa o da garantía suficiente.

Además, de acuerdo con lo previsto por el artículo 2562, inciso f 16 , el plazo de prescripción de la acción es
de dos años.

Participación notarial en negocios


fraudulentos
Del mismo modo que analizamos el alcance notarial en la simulación dependiendo de si el notario conoce o
no el verdadero acto que se está llevando a cabo, en el negocio fraudulento habrá que considerar ese
conocimiento por parte del escribano.
En este sentido, el escribano no será responsable por los daños causados por
el acto fraudulento, salvo que hubiese sido partícipe en él, otorgando ante su
presencia y a sabiendas un acto de disposición que coloque en estado de
insolvencia a alguna de las partes (o agravan la que ya existía).

Ante un fraude a los acreedores, se debe buscar realizar una acción de


_______________.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

El subadquirente de mala fe y quien contrató de mala fe con el deudor


responden en forma _________________ por los daños causados al acreedor que
ejerció la acción.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT
El plazo de prescripción de la acción ante un fraude es de _________ años.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

1 Ley 17711. (1968). Código Civil modificaciones. Recuperado de https://bit.ly/2NNM8Y4


2 Art. 953. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
3 Art. 332. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
4 Art. 152 bis. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
5 Art. 954. (1871). Código Civil y Comercial redactado por Dalmasio Vélez Sarsfield. Honorable Congreso de la

Nación Argentina.
6 Art. 332. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
7 Art. 954. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 2563 inc. e. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
9 Art. 393. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
10 Art. 338. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
11 Art. 339. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
12 Art. 340. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
13 Art. 340, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
14 Art. 342. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
15 Art. 341. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
16 Art. 2562 inc. f. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
LECCIÓN 2 de 3

Referencias

Borda, G. (1955). Tratado de Derecho Civil Argentino. Ed. Perrot, Bs. As.

Ley 17711. (1968). Código Civil modificaciones. Recuperado de


http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=103603

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
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Llambías, J. (1953). Efectos de la nulidad y de la anulación de los actos jurídicos. Bs. As.

Medina, G., Rivera, J. (Dirs.) y Esper, M. (Coord.). (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Ed. La Ley.

Moisset de Espanés, L. (2004). Curso de obligaciones. Ed: Zavalía.

Moisset Iturraspe, J. (1997). Contratos. Buenos Aires, AR: Astrea.

Rivera, J. (2010). Instituciones del derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

UniversoJus. (2015). Art. 332 del Codigo Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2TaFHDK
LECCIÓN 3 de 3

Revisión del Módulo

Hasta acá aprendimos

Actos jurídicos. La forma



Forma es la manera en la que un comportamiento se manifiesta. La forma puede consistir en una
declaración, una operación o una omisión, es decir escribir, hablar, manipular, gesticular, o bien omitiendo
escribir, hablar, gesticular.

Instrumentos públicos

Son nulas las escrituras que no tengan la designación del tiempo y lugar en que sean hechas, el nombre de
los otorgantes, la firma del escribano y de las partes, la firma a ruego de ellas cuando no saben o no pueden
escribir y la firma de los dos testigos del acto cuando su presencia sea requerida.

Simulación

La simulación constituye uno de los vicios propios del negocio jurídico, en cuanto se manifiesta como un
defecto de buena fe.
La lesión y el fraude

Fraude a los acreedores, es el que se comete a través de actos o negocios jurídicos, válidos, por regla
general positivos o de actuación, unilaterales o bilaterales, destinados a enajenar derechos o facultades o
abdicarlas, en perjuicio de los acreedores.
Ineficacia de los negocios

La ineficacia es simplemente la falta de eficacia. Un acto jurídico ineficaz no producirá los efectos propios para los cuales fue creado. Es
importante comprender este instituto y diferenciarlo de la inexistencia. Analizaremos los distintos tipos de ineficacia: ineficacia
estructural o inicial y funcional o sobreviniente, haciendo especial hincapié en los diferentes casos de ineficacia funcional: revocación,
rescisión, resolución.

Ine cacia de los negocios

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Ineficacia de los negocios

Descripción
A los fines de analizar los conceptos que se desarrollarán en el módulo se acompaña el caso denominado el departamento de Mario.

Mario, es ciudadano de la localidad de Morteros y propietario de un departamento que se encuentra ubicado en el centro de
la ciudad de Córdoba, motivo por el cual no quiere venderlo, ya que tiene pensado dejárselo a su sobrino como herencia, al
no tener hijos que lo suceda.

Ante esto, decide alquilar el departamento para poder afrontar los gastos del mismo, y decide arrendárselo a una pareja
joven que se había mudado a la ciudad. El contrato de locación que firman es por el término de dos años.

Al transcurrir un año y medio de celebrado el contrato de locación, la pareja le comenta a Mario que esperan un hijo, motivo
por el cual los lleva a tener que buscar un departamento más grande, y no poder continuar con la locación del inmueble.

Mario sufre de una enfermedad y por ello debe ocuparse de su salud, motivo que le impide poder atender de su inmueble. En
esos momentos, al no saber si se iba a poder recuperar, decide hacer un testamento para exponer que dicho inmueble, en el
supuesto caso que algo le suceda, pasaría a pertenecer a su sobrino Pablo.

Con el tiempo, Mario logra recuperarse de su condición y se da cuenta que su sobrino Pablo nunca fue a visitarlo durante su
enfermedad. A razón de ello, Mario decidió que no se merecía recibir un inmueble por parte de él y fue a consultarle a su
amigo notario que podía hacer, y le explicó que en cualquier momento él podía dejarlo sin efecto.

Mario vuelve a recaer, y decide internarse en una institución de salud mental, ya que su enfermedad le estaba provocando
que tuviera episodios de pérdida de noción del tiempo y desconocimiento de las personas. Su amigo escribano, tras
hablarlo con él, realiza un procedimiento judicial para que Mario sea declarado incapaz y es nombrado su tutor.

A pesar de todo lo sucedido, Pablo se acerca un día al hospital donde estaba alojado Mario, y aprovechándose de su
situación mental, lo convence de que le done el inmueble. Esto se realiza en la escribanía del notario Rodríguez, a quien
Pablo no le informa la situación de Mario ni que se encontraba declarado incapaz.

Ineficacia. Definición

 ¿A qué nos referiremos cuando hablamos de ineficacia?


Te daremos algunos ejemplos: se efectúa un negocio jurídico y uno de los sujetos no tiene la capacidad requerida para dicho acto. ¿Qué piensas que ocurriría? Se
efectúa un negocio jurídico donde la causa es ilícita, ¿será eficaz este negocio?

La ineficacia es simplemente la falta de eficacia. Un acto jurídico ineficaz no producirá los efectos propios para los cuales fue creado. Ineficacia es un término
genérico referido solo a una consecuencia, en sí mismo y por sí solo es abstracto y no se aplica a todas las figuras. La palabra ineficacia, en su alcance jurídico, es
problemática y ambigua, pues para comprenderla debe decirse algo de ella que la sitúe en el área jurídica.

“ Para analizar el concepto de ineficacia debemos partir de un concepto previo: el de eficacia; pues la ineficacia es simplemente
su negación. La eficacia es la aptitud que se predica de un acto jurídico para alcanzar y mantener sus efectos propios o
normales; es decir, aquellos que las partes persiguieron al otorgarlo. Tanto la eficacia como la ineficacia son calificativos
exclusivos del acto jurídico. Sólo el acto jurídico tiene la virtualidad de producir los efectos que las partes quisieron al celebrarlo
(art. 259) y solo él puede perderla.

La ineficacia es, genéricamente, privación o disminución sólo de los efectos propios del acto jurídico, vale decir, de los efectos
que las partes desearon al otorgarlo. De tal modo, la ineficacia no impide que el acto produzca otros efectos que impone la ley
con independencia de la voluntad de las partes. ”

(UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2U7ZT6j)

En definitiva, la ineficacia es una cualidad genérica negativa que se relaciona con los efectos del negocio.

Ineficacia, invalidez e inexistencia. Diferenciación


Como anteriormente expusimos, la ineficacia es la privación o disminución de los efectos propios que las partes desearon al otorgar un acto jurídico. Ahora bien, es
importante distinguir este concepto de la noción de invalidez y de la noción de inexistencia.

La invalidez importa un otorgamiento imperfecto o defectuoso de un acto jurídico. Es decir, un negocio en el cual las partes no han respetado los requisitos que la
ley exige respecto de cada uno de sus elementos o de su contenido (Malicki, 2014). En la inexistencia, en cambio, el acto simplemente no existe, por faltarle alguno
de los elementos esenciales.

Importa un otorgamiento imperfecto o defectuoso


de un acto jurídico. Es decir, un negocio en el cual
Invalidez las partes no han respetado los requisitos que la
ley exige respecto de cada uno de sus elementos
o de su contenido (Malicki, 2014).
El acto simplemente no existe, por faltarle alguno de los
Inexistencia elementos esenciales.

Tipos de ineficacia. Ineficacia estructural o inicial y funcional o


sobreviniente
La doctrina moderna distingue dos tipos de ineficacia: la estructural y la funcional.

1 Ineficacia estructural o estática: llamada también por algunos autores intrínseca o inicial. Se da cuando la privación de los efectos propios del negocio jurídico se
produce por defectos en su estructura existentes desde el momento mismo de celebrarse el acto, y pueden referirse a cualquiera de los elementos del negocio
jurídico o a su contenido.

2 Ineficacia funcional o dinámica: también denominada extrínseca o sobreviniente. En este caso, se trata de negocios que originariamente son válidos, sin defectos
en la estructura al tiempo en que fueron otorgados, y que devienen luego en ineficaces por causas extrínsecas, dejando de producir todos o algunos de los efectos
propios.

En el caso de Mario se producen tres casos de ineficacia, el primero al momento que la pareja decide no continuar con la
locación, el segundo cuando Mario deja sin efecto el testamento y el tercero cuando Pablo le hace firmar la donación a su
tío estando el mismo declarado incapaz judicialmente. En este último caso, se trata de una ineficacia estructural, en cambio,
en los dos primeros supuestos la ineficacia es funcional.

Con base en la clasificación antes mencionada, te invitamos a completar la siguiente actividad.

Ine cacia funcional


Rescisión Resolución

Ine cacia estructural

Incapacidad del sujeto Ilicitud de la causa

Asimismo, podemos distinguir entre ineficacia inicial e ineficacia sobreviniente. Si la invalidez es una ineficacia de tipo estructural, vamos a decir que se trata de
una invalidez en sentido estricto e inicial, porque se da en los elementos constitutivos del negocio jurídico. Por lo tanto, al estar afectados estos elementos, el
negocio ab initio carecerá de validez, y es por ello que se trata de una ineficacia inicial. Además, es así debido a que la ineficacia estructural está reservada a la
nulidad, porque la nulidad, según la descripción que hace Buteler Cáceres (2010), es una sanción de invalidez que la ley prescribe por adolecer el acto de un
defecto en su constitución.

Entonces, cuando el efecto no se cumple desde el inicio, se da una ineficacia estructural inicial, mientras que en el
otro caso se llama ineficacia sobreviniente o funcional porque el acto nace y es válido, y aunque la ineficacia lo afecta
en su funcionamiento, nace válido.

Ahora bien, los defectos constitutivos sin duda tornan al acto en inválido. Sin embargo, hay otras situaciones en el negocio jurídico que también van a tornarlo
ineficaz, no necesariamente inválido, sino ineficaz, ya que a la invalidez, en sentido estricto, la reservamos a la nulidad.

Hablando en términos laxos, muchos autores utilizan la eficacia y la invalidez como términos equivalentes. En sentido estricto, los autores reservan a esta última
solo para la estructura porque, dentro de las ineficacias, la ineficacia tanto estructural como funcional hace que el concepto de ineficacia, por su sentido, se
extienda a este concepto válido de nulidad.

Ineficacia estructural: la nulidad


La nulidad es un supuesto de ineficacia estructural (está afectada la validez del acto) y absoluta (la declaración de nulidad produce efectos erga omnes). (Malicki,
2014)
La nulidad es un tipo de ineficacia estructural o inicial y, además, es una ineficacia absoluta. Lo que genera la sanción de invalidez es una causa originaria. La
finalidad de la sanción de nulidad se encuentra en la idea de reparación con efecto retroactivo.

Si se observa el caso del inmueble de Mario, en el mismo se produce una ineficacia estructural cuando Pablo convence a
Mario de disponer de su inmueble estando el mismo declarado incapaz judicialmente. Ante ello, el notario (que es su
curador), puede demandar la nulidad del acto. La misma, tiene efecto retroactivo, por lo que se da desde el momento del
acto, debiendo en su caso prestarse mucha atención a los posibles derechos de terceros de buena fe que hubieran
realizado algún acto con Pablo.

Ineficacia funcional: revocación, rescisión, resolución


Revocación
La revocación es una causal de ineficacia en la cual el negocio jurídico válido va a dejar de producir efectos por la voluntad unilateral de una persona en un acto
jurídico unilateral, o por voluntad de una de las partes en un acto jurídico bilateral. Es decir que la ley autoriza en determinadas situaciones la revocación.

En principio, la revocación opera en los actos unilaterales, como, por ejemplo, el testamento arts. 25111 y 25122 del Código Civil y Comercial.

Los caracteres de la revocación son los siguientes:

Acto unilateral

Basta la voluntad del autor (por ejemplo, si es un testamento, el testador puede revocar el testamento hasta su muerte) o de una sola de las partes si el acto que se revoca es
bilateral.

Negocio entre vivos



Tiene efecto inmediato.

Los efectos operan hacia el futuro (ex nunc)



Se producen a partir del momento en que el autor manifiesta su voluntad, sin destruir los efectos ya producidos entre las partes y frente a los terceros del acto que se revoca (por
ejemplo, la revocación de la donación antes de la aceptación por el donatario). ¿Cuáles son las excepciones al efecto ex nunc de las donaciones? El efecto de la revocación de las
donaciones será retroactivo en los casos de incumplimiento o inejecución de los cargos por parte del donatario3 y en los casos de ingratitud de este.

Solo procede en los casos autorizados por la ley



Nunca es voluntaria, sino legal.

Este supuesto se puede observar en el caso de Mario, cuando él ante la falta de cuidado por parte de su sobrino durante su
enfermedad, decide revocar su testamento, dejándolo sin efecto. Ello puede ser realizado ya que tiene efectos desde que
Mario lo manifiesta, y además la ley expresamente lo autoriza a efectuarlo durante su vida.

La rescisión
La rescisión es la facultad de las partes, por medio de otro contrato, de extinguir las obligaciones creadas en un contrato anterior. Se da cuando, en la etapa de
ejecución de un acto jurídico válido, las partes, ya sea de mutuo acuerdo o en virtud de la voluntad de una sola de ellas, deciden extinguir los efectos jurídicos del
contrato.

Veremos la primera característica, donde la rescisión puede ser dada por voluntad tanto de ambas partes contratantes art. 10764 del Código Civil y Comercial como

de forma unilateral art. 10775 del Código Civil y comercial. En el caso de la rescisión bilateral, solo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros.

Ahora bien, estas partes o la parte individual va a decidir dejar sin eficacia el negocio jurídico y todo esto será con efectos hacia el futuro, a diferencia de la
resolución, que produce efectos retroactivos.

Es decir que, una vez rescindido el contrato, ya no produce efectos para el futuro, y respecto de los efectos que se
dieron con anterioridad a la rescisión, van a quedar firmes para las partes.

Por lo tanto, esto configura una característica esencial de la rescisión. De todas maneras, según lo que prescribe el artículo 1076, esta característica puede
modificarse por estipulación en contrario de las partes en ejercicio de la libertad de contratación.

En la rescisión bilateral, ambas partes de mutuo acuerdo deciden dar por terminada la relación negocial y se extingue el negocio por voluntad de ambas. Sin
embargo, si bien las partes en ejercicio de la libertad de contratación pueden rescindir, no podrán hacerlo cuando haya de por medio una ley imperativa o de orden
público.

Asimismo, dijimos que la rescisión también puede ser unilateral, es decir, que sea una sola de las partes quien decida dejar sin efecto el acto jurídico. Ahora, en los
casos de unilateralidad de esta voluntad, tiene que estar fundada en la ley, o sea, perfectamente establecida por la ley, o bien que esa facultad haya sido atribuida
mediante el contrato de las partes a una de las partes.

A modo de síntesis, entonces, decimos que, bilateralmente, la facultad de rescisión debe estar establecida por acuerdo de partes; unilateralmente, ocurre en los

casos en que la ley establezca esta facultad por ejemplo, artículo 1432, inciso b6, del Código Civil y Comercial o por un acuerdo de partes en forma privada en el que
se ha establecido o cualquiera de las partes pueda rescindir o darle esta facultad a una sola de ellas. Pero debe estar expresada en el acuerdo de voluntades. Esta
rescisión, ya se trate de la bilateral o de la unilateral, tendrá efectos ex nunc, es decir, hacia el futuro.
Un ejemplo de ello se puede observar cuando en el caso de Mario la pareja que le había alquilado el departamento decide
rescindir el contrato. En este caso, la ley expresamente contempla esta posibilidad, facultando al locatario a rescindir el
mismo luego de pasado un tiempo de cumplimiento del contrato. Dicho caso se trata de una rescisión unilateral por parte
del locatario, ya que de acuerdo a lo establecido por el Código Civil y Comercial de la Nación, el locador no puede rescindirlo
por su sola voluntad.

La resolución
La resolución también es un modo de ineficacia funcional y sobrevenida de los negocios jurídicos. En este caso, y por el acaecimiento de un hecho sobreviniente a
la celebración de un negocio jurídico (que podría ser o no imputable a la voluntad de las partes), se extinguen retroactivamente los efectos del acto. Esta
consecuencia es producto de que en la ley o en el propio acto se previó así.

Una vez que se produce la resolución, las partes deben volver las cosas al estado anterior. Según corresponda, podrá haber devoluciones de las
contraprestaciones en algunos casos. En el caso de que por culpa de una de las partes pueda haber daños y perjuicios por la demora en un incumplimiento, o
porque ya una de las partes, por cuestiones de su culpa o demás, no pueda devolver lo que recibió, entonces ahí también puede haber daños y perjuicios.

La resolución puede ser por un hecho que tiene que ver con las partes. Especialmente en este caso, hablamos de incumplimiento de una de las partes en el
negocio. Y por otro lado puede ser por una causa externa a las partes, algo que viene de afuera de la estructura del negocio, como podría ser el caso de la
condición resolutoria o plazo resolutorio, el caso de la teoría o doctrina de la imprevisión, el caso de la frustración de fin del contrato y el caso de la imposibilidad
sobrevenida. Además, puede estar prevista por ley o ser convenida por las partes.

La cláusula resolutoria expresa (en el anterior Código denominada pacto comisorio expreso) previsto en el art. 12037 del Código Civil, se da cuando las partes
pactan que frente al incumplimiento se produzca la resolución, la cual surtirá sus efectos desde que la parte interesada comunique fehacientemente a la otra, su

voluntad de resolver el negocio art. 10868 del Código Civil y Comercial.

En el caso de la propiedad de Mario ello puede suceder si en el contrato de locación se hubiera establecido (como es
común en la práctica) que ante el incumplimiento y/o falta de pago de dos meses consecutivos de alquiler, el contrato
queda resuelto sin necesidad de intimación en forma previa por parte del locador.

La cláusula resolutoria implícita está prevista en el artículo 10879 del Código Civil y Comercial (ex pacto comisorio tácito del art. 1204 del Código Civil). Se da en los
contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita y queda sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089 (establece la resolución por ministerio de la ley).

“ La resolución por cláusula resolutoria implícita exige: a) un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe
privar sustancialmente de lo que razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato; b) que el deudor esté en
mora; c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, a que cumpla
en un plazo no menor de quince días, excepto que de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la procedencia de uno menor.
La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho requerimiento no es necesario si ha vencido un
plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta
imposible. ”

(Glibota, 2015, https://bit.ly/2GQ0ruG)


A los efectos del artículo 1087, se considera incumplimiento esencial en atención a la finalidad del contrato lo prescripto en el artículo 1084. Dicho artículo
establece que, a los fines de la resolución, el incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:

1 el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;

2 el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del acreedor;

3 el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar;

4 el incumplimiento es intencional;

5 el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.10

Para Rivera (2010), la resolución puede ser:

Automática

Es la producida en los negocios sometidos a condición resolutoria.

Facultativa

En este caso, se exige que a la producción de un acontecimiento previsto por la ley o por las partes se le añada una declaración de voluntad de una de ellas para que acaezca la
resolución.

Opcional

Se presenta cuando una de las partes puede arrepentirse del negocio, dejándolo sin efecto. Es lo que acontece en los negocios en que se ha entregado una seña.

Legal o voluntaria

Es legal cuando ello se procede en virtud de la ley. Será voluntaria cuando ella dependa de la voluntad de la parte autorizada para promoverla, aunque para hacerlo puede derivar del
acto o de la ley.

Efectos
Expone Rivera (2010) que la resolución tiene efectos retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico, al menos entre partes, salvo pacto en contrario o
excepción legal; que la retroactividad obliga a las partes a restituirse lo recibido en razón del negocio o su valor; que, además, la parte incumplidora deberá
indemnizar daños y perjuicios; y, por último, que el efecto retroactivo no afectará al tercer adquirente de buena fe.
Teoría de la imprevisión
Otro de los institutos que trae como consecuencia la resolución en materia de contratos es la teoría de la imprevisión, que se encuentra receptada en el artículo

109111 del CCC. Dicho artículo establece que:

Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o permanente, la prestación a cargo de una de las


partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración extraordinaria de las circunstancias existentes
al tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es
afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por acción o como
excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación.

Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la prestación se
torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.

La imprevisión tiene su origen en el derecho romano a partir del famoso adagio pacta sunt servanda, que significa que los pactos son para cumplirse y que deben
ser respetados por las partes como a la ley misma. Pero, a su vez, en el derecho romano existía otra cláusula, la rebuc sic stantibus, la cual establecía que a los
contratos hay que respetarlos como a la ley misma, siempre que se mantengan las condiciones y circunstancias que acontecieron en el momento de la
celebración del contrato. Si esas condiciones en el futuro, en la parte ejecutiva del contrato, no se dan por algún hecho imprevisto por las partes, en ese caso ya no
debería perseguirse a ultranza esta norma de respetar el contrato como la ley misma porque han cambiado las circunstancias, esto es, las condiciones en que se
pactaron. Vemos cómo el derecho romano en sus comienzos ya tenía prevista la famosa imprevisión.

Luego la imprevisión se desarrolla por los posglosadores, especialmente con el derecho canónico. Esta toma fuerza porque está basada en la buena fe, la moral y
las buenas costumbres. Podríamos decir que el derecho canónico de la Iglesia católica refuerza el principio respecto de la imprevisión, es decir, no respetar a
ultranza lo pactado cuando cambien las circunstancias de contratación de un modo extraordinario nunca previsto por las partes y que, por lo mismo, va a causar un
perjuicio económico en exclusividad a una de ellas.

Para que se produzca la consecuencia de la resolución de un contrato por la imprevisión, primero tenemos que tener un negocio jurídico válido, el cual deberá ser
un contrato conmutativo oneroso de ejecución diferida o permanente. Asimismo, también puede tratarse de un negocio aleatorio, cuando esa imprevisión venga
más allá del riesgo común que tiene un negocio aleatorio.

 ¿Qué tiene que suceder?

En ese tipo de contratos, en su etapa de ejecución, se va a presentar a las parte un hecho extraordinario que va a tener la característica de ser extraordinario e
imprevisible. De ninguna manera las partes han podido tener en cuenta que algo así iba a suceder, va más allá de lo normal, de lo cotidiano, más allá de lo que dice
el conocimiento de las personas que pueden llegar a tener en cuenta que algo así pudiera suceder.

Además, otra de las características de la imprevisión es la excesiva onerosidad sobreviniente, la cual significa que ese hecho imprevisible y ajeno a las partes,
causa que una de ellas debe cumplir con la prestación debida. Si bien no torna imposible el cumplimiento, lo torna costoso a tal nivel que, según señalan algunos
autores, sería pasible de llevar a la ruina económica de la parte si cumpliera o fuera obligada a cumplir con esa prestación.
Ante esto, la parte perjudicada por el hecho sobreviniente e imprevisto puede plantear de forma extrajudicial o ante un juez, por vía de acción o como de excepción,
la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación.

Frustración del fin del contrato


El último caso de resolución del contrato por una ineficacia funcional es el de la frustración del fin del contrato. La frustración comparte con la imprevisión el
hecho de que en el desarrollo de la función del negocio jurídico válido se van a ver alteradas las condiciones, las circunstancias que las partes tuvieron en cuenta
para contratar. Eso es lo que nos dice la doctrina, que la frustración comparte con la imprevisión esa modificación de las condiciones que las partes tuvieron en
cuenta al momento de contratar. Por tal motivo, la parte perjudicada también podrá pedir la resolución del contrato.

Pero en el caso de la frustración lo que sucede es que se va a afectar la causa fin subjetiva del contrato, no como en la imprevisión, en donde lo que se afecta es la
equivalencia de las prestaciones, tornándola más onerosa para una de ellas.

En la frustración del fin lo que se frustra es la causa subjetiva del negocio jurídico,


dando posibilidades a la parte que ya no tiene interés en el contrato de resolverlo en
razón de haber desaparecido la causa.

Tanto la imprevisión como la frustración tienen sustento en la modificación de la teoría de las bases de Larenz, la que sostiene que cuando hubiese una
modificación en las bases desde el momento de la celebración hasta el momento de la extinción del contrato, la parte afectada por esa modificación puede pedir
un ajuste en esa diferencia.

Siempre hay que tener presente que para que se pueda invocar la teoría de la frustración del fin del contrato se debe necesariamente colocar en el cuerpo del
instrumento del acto cual era ese fin subjetivo que se quería realizar.

Por ejemplo, si Juan va a comprar un inmueble para realizar allí un bar, en la escritura traslativa de dominio se debería exponer de la siguiente manera:

Que el Sr. Roberto Pereyra, argentino, documento nacional de identidad número seis millones quinientos

cuarenta mil trescientos ocho, viudo, domiciliado en la calle Jujuy número 136 de la ciudad de Córdoba, cede

y transfiere todos los derechos y acciones que le corresponden sobre una fracción de terreno construida de

doce metros de frente por treinta metros de fondo, sobre la calle Santa Rosa de la ciudad de Córdoba, el cual

obra inscripto en el Registro General de la Provincia bajo la Matricula Real número trescientos cuarenta y

ocho al señor Juan Rinaudo, argentino, documento nacional de identidad número treinta millones trescientos

setenta mil doscientos quince, soltero, domiciliado en Avenida Vélez Sarsfield número 220 de la localidad de

Córdoba. Que en contraprestación, el señor Rinaudo se obliga al pago de la suma de pesos un millón

doscientos mil ($1.200.000). Que asimismo, el señor Rinaudo expone que dicho inmueble será destinado

para que allí funcione un bar.

Entonces, si luego de realizada la venta, Juan no puede abrir el bar en el inmueble ya que la municipalidad no permite dichos locales en esa zona residencial, él
podrá solicitar la frustración del fin del contrato, ya que en el instrumento dejo expresamente establecido que lo adquiría con dicho fin.
Para finalizar, te invitamos a completar una actividad de unir sentencias.

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Privación o disminución de los efectos propios que las partes


Ineficacia
desearon al otorgar un acto.

Invalidez Otorgamiento imperfecto o defectuoso de un acto jurídico.

Inexistencia El acto no existe por faltarle alguno de sus elementos esenciales.

SUBMIT

1 Art. 2511. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 2512. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 1570, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 1076. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 1077. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 1432 inc. b. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 1203. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 1086. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 1087. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 1084, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 1091. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Buteler Cáceres, J. (2010). Manual de derecho civil. Parte general. Córdoba, AR: Advocatus.

Glibota, V. (2015). Capítulo 4 segunda parte. Recuperado de https://bit.ly/2GQ0ruG

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=235975

Ley 340. (1869). Código Civil de la República Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de enlace
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=109481

Malicki, A. (2014). En “Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Directores Julio César Rivera y Graciela Medina. Buenos Aires: La Ley.

Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

UniversoJus. (2015). Art. 382 del Código Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2U7ZT6j
Inexistencia e inoponibilidad

Nos referimos a inexistencia cuando el acto simplemente no existe porque le falta alguno de los elementos esenciales. Describiremos
las posiciones doctrinarias con referencia a este instituto, haciendo especial hincapié en las posturas planteadas por cada una, y luego
analizaremos la figura de la inoponibilidad, como así también los distintos tipos de esta.

Inexistencia e inoponibilidad

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Inexistencia e inoponibilidad

La inexistencia
Nos referimos a inexistencia cuando el acto simplemente no existe, por faltarle alguno de los elementos esenciales.

Por ejemplo, en Francia, durante el siglo XIX, se consideraba que en el matrimonio el consentimiento era una parte esencial
del acto, por lo que si este faltaba, el matrimonio era existente solo en apariencia.

La doctrina jurídica argentina no ha sido uniforme al tratar la llamada inexistencia del acto jurídico, y hoy sigue estando dividida. La importancia del estudio de esta
teoría no se limita solo a un interés académico, ya que la admisión de la teoría nos enfrenta a un posible régimen de invalidez, que incluso es más agravado que el
régimen de la nulidad absoluta. Hay que tener cuidado de no confundir la inexistencia de un acto jurídico con la nulidad de un acto jurídico, ya que en la inexistencia
el acto simplemente no existe porque le falta alguno de los elementos esenciales; en cambio, en la nulidad, el acto existe aun cuando está viciado.

Habíamos dicho que en Argentina hay diferentes posturas. Algunos autores postulan la inexistencia como una categoría diferenciada de la nulidad y otros, en
cambio, no la admiten. Rivera (2010), en su libro Instituciones de derecho civil, expresa que la postura por la no aceptación se funda en:

la no aceptación del criterio de adjudicar dos formas de existencia al acto, una material y otra jurídica, pues se ajusta o no se ajusta a los requisitos que la ley
impone para considerarlo como negocio jurídico;

la falta de consagración legal de la inexistencia;

la existencia de nulidades virtuales que hace inútil la tesis de la inexistencia;

los caracteres y efectos que se atribuyen al acto inexistente están suficientemente captados en la regulación de la nulidad
absoluta;

la inexistencia matrimonial tiene su ámbito limitado y no puede expandirse al derecho patrimonial; es por estas razones que los autores antes mencionados
desechan la teoría. (Rivera, 2004)

En cambio, la doctrina que sostiene la teoría de la inexistencia entiende que esta categoría se caracteriza por lo siguiente:

1 en primer lugar, porque cualquier persona interesada puede alegar la inexistencia de un acto, incluso por los sujetos que han actuado de mala fe, siempre y cuando
la inexistencia sea manifiesta o resulte de la prueba producida;

2 en segundo lugar, porque la inexistencia puede ser alegada en cualquier momento del proceso;

3 en tercer lugar, porque los jueces pueden verificar la inexistencia y aplicarla de oficio; y, en cuarto lugar, porque la inexistencia es imprescriptible, inconfirmable e
inconvertible (es decir, un acto inexistente no puede ser convertido en otro acto).
Si se piensa en el ejemplo del inmueble de Mario, más específicamente cuando realiza el testamento para dejarle el
departamento a su sobrino, se podría observar un supuesto de inexistencia del acto, si en un error coloca en el testamento
que al morir deja el inmueble, pero no coloca el destinatario. Es decir, no expresa para quién es, y al haber un faltante de un
elemento esencial (en este caso el sujeto que va a recibir el bien) el acto es inexistente.

Es lo mismo hablar de inexistencia de un acto jurídico que de nulidad de un acto jurídico.

Verdadero, porque el acto existe aún cuando se encuentre viciado o le falte un elemento esencial.

Falso, porque en la inexistencia el acto no existe por falta de un elemento esencial, y en la nulidad el acto existe pero se encuentra viciado.

SUBMIT

La inoponibilidad
Es un supuesto de ineficacia que se llama relativa y se encuentra:

“ Establecido por la ley, que priva a un negocio válido y eficaz entre las partes de sus efectos respecto de determinados terceros a
quienes la ley dirige su protección, permitiéndoles ignorar la existencia del negocio e impidiendo a las partes del mismo ejercitar
pretensiones jurídicas dirigidas contra un tercero. ”

(PlanetaIus, 2013, https://bit.ly/2EkwjnH)

“La inoponibilidad es un supuesto de ineficacia funcional (no está afectada la estructura ni validez del acto jurídico) y relativa (sus efectos se producen sólo en
relación a determinados terceros)”. (Malicki, 2014)

Este supuesto se funda en la protección de determinados terceros, denominados terceros interesados, y en la satisfacción de un verdadero interés general: la
certeza y la seguridad jurídica de las transacciones entre los particulares. Pueden darse dos tipos de casos:

1 aquellos en los que la ley exige cierta publicidad para que los negocios adquieran eficacia frente a terceros art. 18931 del Código Civil y Comercial,

2 y otros en que la ley priva de eficacia frente a terceros a actos otorgados en su perjuicio art. 338 del Código Civil y Comercial.

Por ejemplo, hay casos donde la ley exige cierta publicidad para que los negocios adquieran eficacia ante terceros, como el ejemplo de la compraventa. Según la
legislación, precisamente el artículo 1893 del Código Civil y Comercial:
“ la adquisición o transmisión de derechos reales constituidos de conformidad a las disposiciones de este Código no son oponibles a terceros
interesados y de buena fe mientras no tengan publicidad suficiente. Se considera publicidad suficiente la inscripción registral o la posesión,
según el caso.”

Entonces, por consiguiente, si Juan le compra una casa a Pedro, pero no realiza la inscripción registral de dicha operación,
esta compra no va a oponible a los acreedores de Pedro.

En este punto es muy importante la labor de los notarios, hay que prestar especial atención a la inscripción de los correspondientes actos jurídicos llevados a cabo
ante él, ya que dichas tareas forman parte de los actos post escriturales, y su no producción o si la misma es defectuosa, puede acarrear responsabilidad
funcional.

También podemos mencionar el caso en que le priva de efectos frente a terceros a actos otorgados en su perjuicio:

“ Todo acreedor puede solicitar la declaración de inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus derechos, y de las
renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese podido mejorar o evitado empeorar su estado de fortuna.[2]”

Por ejemplo, el caso de no aceptar una donación o enajenar un bien, sin permitir que su estado de fortuna mejore o evitando que empeore.

Una característica muy relevante es que la inoponibilidad debe estar expresamente establecida por la ley, lo que no significa que la norma lo prevea puntualmente,
sino que podrá surgir de la aplicación del conjunto de normas referidas al caso en cuestión.

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Tipos de inoponibilidad

Inoponibilidad positiva o negativa



La primera se refiere a los casos en que el acto es válido y eficaz en general, pero es ineficaz frente a ciertos terceros. La segunda se refiere a los casos en que el acto es inválido o
ineficaz entre quienes lo otorgaron, pero esa nulidad o ineficacia resulta inoperante frente a ciertos terceros.

Inoponibilidad impuesta a modo de sanción por defecto de formas



Se refiere a aquellos casos en que la inoponibilidad del acto proviene de la inobservancia de algún requisito adicional referido a la forma o a la publicidad (por ejemplo, el art. 1893
del CCC).

A continuación, compartimos un fallo referido al fenómeno de la inoponibilidad.

Lectura obligatoria: Inoponibilidad de la inscripción del bien de familia

Inoponibilidad de la inscripción del bien de familia.pdf


106.6 KB

Fuente: Reuters, T. (2016). Inoponibilidad de la inscripción del bien de familia. Recuperado de http://thomsonreuterslatam.com/2016/10/inoponibilidad-de-la-inscripcion-del-

bien-de-familia/

Luego de la lectura del fallo, responde:

En el supuesto del fallo, es____________ a los efectos de la ejecución alimentaria intentada a favor de su hijo menor de edad.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT
La inoponibilidad es __________ cuando se refiere a los casos en que el acto es válido y eficaz en general, pero es ineficaz frente a ciertos

terceros.

Escriba su respuesta aquí

SUBMIT

1 Art. 1893. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 338. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/texact.htm

Malicki, A. (2014). En “Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Directores Julio César Rivera y Graciela Medina. Buenos Aires: La Ley.

PlanetaIus. (2013). Inoponibilidad. Concepto. Recuperado de https://bit.ly/2EkwjnH

Rivera, J. (2004). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo I, 3.a ed.). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.
La nulidad de los actos jurídicos

La nulidad de los actos jurídicos

Referencia
LECCIÓN 1 de 2

La nulidad de los actos jurídicos

Definición

La nulidad es un tipo de ineficacia estructural o inicial y,


además, es una ineficacia absoluta.

Analizaremos los caracteres propios de esta sanción, la clasificación de las


distintas modalidades existentes en nuestra legislación, y las incidencias de la
declaración de nulidad respecto de la tarea profesional del notario interviniente
en los distintos actos.

Definición, caracteres y clasificación


La nulidad es un tipo de ineficacia estructural o inicial y, además, es una ineficacia
absoluta. Esta causa originaria es, precisamente, la que acarrea la sanción de
invalidez y la que distingue la nulidad de la ineficacia en sentido estricto, y que se
da en los supuestos en que un negocio regular y válido no produce los efectos
que le son propios en virtud de una causa externa y sobreviniente. La finalidad de
la sanción de nulidad se encuentra en la idea de reparación con efecto
retroactivo.

La nulidad es una sanción legal que priva a un acto jurídico de sus efectos propios o

normales, con efecto retroactivo y frente a todos (partes y terceros), por adolecer de

defectos originarios, estructurales y esenciales a través de un proceso de impugnación

y declaración. (Malicki, 2014)

Caracteres
Siguiendo a Malicki (2014), podemos decir que son seis los caracteres de la nulidad:

La nulidad da paso a una sanción



La nulidad priva al acto jurídico de sus efectos propios, con efecto retroactivo (volviendo las cosas al
mismo estado en que se hallaban antes de su celebración) y da paso a la sanción; imponiéndoles a las
partes la obligación de restitución mutua de lo recibido en virtud del acto, negándole los derechos que
tenían con causa en el mismo y, en su caso, imponiendo la reparación de daños y perjuicios provocados por
el acto inválido. El efecto retroactivo alcanza, en principio, también a los terceros. (UniversoJus, 2015,
https://bit.ly/2U7ZT6j)

Base legal

La sanción de nulidad sólo puede ser establecida por la ley. (UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2U7ZT6j)
Es calificativo exclusivo del acto jurídico

Sólo el acto jurídico tiene eficacia propia y sólo él puede perderla. De allí, que no es acertado hablar de
nulidad de un acto ilícito o de un simple acto voluntario, pues no pueden perder una eficacia que nunca
tuvieron. (UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2U7ZT6j)

Sólo priva al acto jurídico de sus efectos propios



La nulidad destituye al negocio jurídico de los efectos que las partes persiguieron al otorgarlo; pero el acto
puede producir otros efectos que impone la ley con independencia de la voluntad de las partes (art. 391).
(UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2U7ZT6j)

Características de los defectos que causan invalidez y hacen posible la declaración


de nulidad

1) Son originarios, ya que existen desde la celebración del acto jurídico; 2) son estructurales (o intrínsecos),
se encuentran en la estructura del negocio (en sus elementos o en su contenido); 3) son esenciales, por su
gravedad (un defecto menor no amerita la declaración de nulidad, por ejemplo: el error debe ser esencial y
reconocible —art. 265—, para causarla). (UniversoJus, 2015, https://bit.ly/2U7ZT6j)

Proceso de impugnación y declaración



El acto defectuoso no es automáticamente nulo, es inválido. Para llegar a la nulidad es necesario impugnar
el acto, probar el defecto y así poder obtener la declaración que da estado a la nulidad. (UniversoJus, 2015,
https://bit.ly/2U7ZT6j)
Clasificación de las nulidades
El Código Civil derogado clasificaba a las nulidades de la siguiente manera:

1 nulidad expresa e implícita (art. 1037);

2 actos nulos y anulables (arts. 1038 y 1046);

3 nulidad absoluta y relativa (arts. 1047 y 1048);

4 nulidad total o parcial (art. 1039).

A su vez, un acto jurídico podía ser:

1 nulo de nulidad absoluta;

2 nulo de nulidad relativa;

3 anulable de nulidad absoluta;

4 anulable de nulidad relativa.

El nuevo Código Civil y Comercial solo mantiene la categoría de nulidad absoluta y relativa art. 3861 y la

distinción entre nulidad total y parcial art. 3892.


Por ejemplo, estaremos ante nulidad absoluta cuando el interés que se esté
tutelando sea un interés general, público, como el caso de una sociedad jurídica
cuyo objeto sea ilícito o prohibido, o el caso de un acto otorgado por un incapaz;
esta nulidad debe ser declarada por el juez, siempre que aparezca manifiesta en el
acto.

Otro ejemplo: si una persona contrae dos veces matrimonio sin haber disuelto el
primero de ellos, el segundo matrimonio resultará nulo en forma absoluta por
ilicitud; dicha nulidad puede ser invocada por cualquier interesado, por el primero o
segundo cónyuge, y debe ser declarada por el juez.

En cambio, en el caso de la nulidad relativa, está en juego el interés particular, por lo cual ni el juez ni el
ministerio público está autorizado a declararla, intervenir o alegarla. Un ejemplo de nulidad relativa es el caso
donde se dé un vicio del consentimiento. Esta solo puede ser invocada por las personas que celebraron el
contrato jurídico y en algunos casos por las personas a las que la ley les otorga esa facultad.

Por ejemplo, en el caso de que una persona sea obligada a celebrar un contrato de
donación por haber mediado violencia física o moral, solo los contratantes y en
este caso la persona que sufrió la violencia podrán pedir su nulidad.

Por consiguiente:

“ La nulidad absoluta puede declararse por el juez, aun sin mediar petición de
parte, si es manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por el
Ministerio Público y por cualquier interesado, excepto por la parte que invoque la
propia torpeza para lograr un provecho. No puede sanearse por la confirmación
del acto ni por la prescripción3.”

En cambio,

“ La nulidad relativa sólo puede declararse a instancia de las


personas en cuyo beneficio se establece.
Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de
buena fe y ha experimentado un perjuicio importante. Puede
sanearse por la confirmación del acto y por la prescripción
de la acción. La parte que obró con ausencia de capacidad
de ejercicio para el acto, no puede alegarla si obró con
dolo4.”

En síntesis, estaremos ante una nulidad absoluta cuando el interés que se está tutelando sea un interés
general, público; supuesto en el cual el juez puede y debe declarar de oficio la nulidad absoluta cuando esta
aparece manifiesta en el acto. Distinto es el caso de la nulidad relativa, en la que está en juego el interés
particular, por lo que ni el juez ni el ministerio público están autorizados para intervenir ni alegarla.

En lo atinente a la integración del acto, también podemos hablar de nulidad total o parcial, de acuerdo con lo

establecido en el artículo 3895 del Código Civil y Comercial. Este expone que “nulidad total es la que se
extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o varias de sus disposiciones”.

La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones válidas, si son separables. Si no son
separables porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total.

En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los
intereses que razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.
“ Para la nulidad parcial se recepta el principio de "separabilidad" ya consagrado
en el Código Civil sustituido (art. 1039). Pero innova el Código al establecer la
facultad del tribunal de integrar el acto jurídico en caso de ser necesario, fijando
alguna de las pautas que ha de considerar a esos fines (Fuentes del art. 389:
Proyecto de 1993 (PEN), art. 699; Proyecto de 1998, art. 386.).”

Video 1: Nulidad

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Video 1. Nulidad. En este video se explica la causal de nulidad, sanción legal


que priva al acto de sus efectos propios.

Fuente: Elaboración propia

La nulidad en el Código Civil y Comercial y


sus incidencias notariales
En cuanto a las incidencias que tienen las nulidades en materia notarial, el Dr. Luis Moisset de Espanés y
José Fernando Márquez (s. f.), en el trabajo titulado “Nulidad de las escrituras públicas. Responsabilidad del
escribano”, analizan los distintos aspectos relacionados con la actividad notarial y las consecuencias que la
tarea del escribano puede ocasionar en la realización de escrituras que pueden verse afectadas de nulidad.

En el mencionado artículo, los referidos autores sostienen que el escribano tiene la obligación de autorizar
una escritura instrumentalmente válida, y que esa obligación es de resultado. Asimismo, sostienen que si el
instrumento tiene defectos que lo tornan inválido, no sería necesario probar la existencia de culpa en su

accionar, ya que su responsabilidad es objetiva.

 En relación con lo anterior, ¿qué implicancias tiene la nulidad en la actividad notarial?, ¿qué
piensas?

Por ejemplo, si un escribano actuara fuera de su jurisdicción o fuera incompetente para otorgar cierto acto,
¿el acto en cuestión sería válido?

Si un escribano omitiera en una escritura pública la designación de tiempo o lugar donde fue efectuada,
¿esta sería válida?

El Código Civil y Comercial aborda el tema en el artículo 3091 y expone que:

“ Son nulas las escrituras que no tengan la designación del tiempo y lugar en
que sean hechas, el nombre de los otorgantes, la firma del escribano y de
las partes, la firma a ruego de ellas cuando no saben o no pueden escribir y
la firma de los dos testigos del acto cuando su presencia sea requerida. La
inobservancia de las otras formalidades no anula las escrituras, pero los
escribanos o funcionarios públicos pueden ser sancionados. ”

(Blanco, 2017, https://bit.ly/2VppIPz)


El artículo 309 del CCC mantiene todos los supuestos que ya contenía el artículo 10047 del viejo Código Civil.
Solo agrega la falta de firma del escribano como causal de nulidad.

Hay que tener en cuenta que las causales de nulidad de la escritura pública provocarán su nulidad total y
absoluta, porque se extienden a todo el acto y contravienen el orden público. Por lo tanto, el incumplimiento o
la omisión de alguno de los requisitos que la escritura pública debe contener, producirá la ineficacia del acto
jurídico, originando una nulidad absoluta y total.

Por último, podemos decir que a la escritura pública se le aplicarán todas las causales de invalidez que
anulan los instrumentos públicos, a saber: incompetencia material y territorial del funcionario y la falta de
firmas, incompetencia en razón de las personas, incompetencia temporal, salvados de partes esenciales, y
testigos inhábiles.

Luego de analizar la temática, compartimos la siguiente pregunta:

Tomando como parámetro las causales de nulidad de las escrituras, ¿cuál de


las siguientes opciones provoca dicha nulidad?

Una escritura que no tenga la firma de los testigos

Una escritura que solo tenga firma a ruego de las partes

Una escritura que dice que se realizó el 20 de enero, pero no dice en dónde

Una escritura donde se colocan abreviaturas


SUBMIT

La forma instrumental y la nulidad


Las escrituras, como especie dentro del género de instrumentos públicos, deben cumplir los mismos
requisitos sustanciales que estos, y si no los satisfacen, siguen similar suerte. Serían, por ello, nulas las
escrituras en las que el escribano haya actuado fuera de su jurisdicción o fuese incompetente para otorgar
el acto de que se trate (incompetencia en razón de la materia).

Para los casos de inobservancia de los requisitos formales (formas legales), el código ha prescripto dos
tipos de sanciones: la nulidad del acto y las multas al notario interviniente.

El artículo 309 del CCC solo contempla como supuestos de nulidad:

la omisión de la fecha;

la del lugar de otorgamiento;

la del nombre de los otorgantes;

la falta de la firma o de firma a ruego si correspondiese;

y la ausencia de firma de los dos testigos cuando su presencia fuese requerida.

Para concluir, el escribano tiene la obligación de autorizar escrituras instrumentalmente válidas y que esa
obligación es de resultado.
Lectura obligatoria: Sobrevuelo notarial del Código Civil
y Comercial. Escrituras y actas

Escrituras y actas. Artículos 299 a 312.pdf


155.4 KB

Etchegaray, N. P. (2016). Sobrevuelo notarial del Código Civil y Comercial. Escrituras y actas. Artículos 299 a 312.

Recuperado de http://www.revista-notariado.org.ar/2016/04/sobrevuelo-notarial-del-codigo-civil-y-comercial-

escrituras-y-actas-articulos-299-a-312/

Para finalizar, y luego de la lectura del artículo, te proponemos completar la siguiente actividad.

Enter a question title here...

Priva a un acto jurídico de sus


Nulidad efectos propios o normales, con
efecto retroactivo.

Nulidad absoluta y relativa, nulidad


Clasificación de nulidades
total y parcial.

Puede declararse por el juez, aun sin


Nulidad absoluta. Efectos mediar petición de parte, si es
manifiesta.

Afecta a una o varias de sus


Nulidad parcial
Nulidad parcial
disposiciones.

Nulidad total Se extiende a todo el acto.

SUBMIT

1 Art. 386. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
2 Art. 389. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 387. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
4 Art. 388. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 389. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
6 Art. 309. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.
7 Art. 1004. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina
LECCIÓN 2 de 2

Referencia

Blanco, C. (2017). Análisis del artículo 304 del Código Civil y Comercial de la Nación. Otorgantes con
discapacidad auditiva. Recuperado de https://bit.ly/2VppIPz

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/texact.htm

Malicki, A. (2014). En “Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Directores Julio César Rivera y
Graciela Medina. Buenos Aires: La Ley.

Moisset de Espanés, L. y Márquez, J. (s. f.). Nulidad de las escrituras públicas. Responsabilidad del
escribano. Recuperado de http://www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos/nulidades-de-escrituras-publicas-
responsabilidad

UniversoJus. (2015). Art. 382 del Código Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2U7ZT6j
La conversión del acto - Confirmación y ratificación

Existen determinadas situaciones en que por una cuestión de forma y/o sustancial
un determinado negocio jurídico no cumple con la finalidad por la cual fue realizado.
Ante ello la legislación plantea los institutos de la conversión, confirmación y
ratificación. Analizaremos los mismos, los supuestos en que pueden implementarse,
y los requisitos de aplicación de cada uno de ellos.

La conversión del acto - Con rmación y rati cación

Referencias

Revisión del módulo


LECCIÓN 1 de 3

La conversión del acto - Confirmación y ratificación

Conversión
El caso de la conversión, solo puede darse en negocios jurídicos formales no solemnes, por ejemplo en el
caso de la donación de bienes inmuebles, esta debe ser hecha por escritura pública, bajo pena de nulidad,
es este ejemplo estamos ante un negocio solemne, y en caso que el mismo hubiera sido otorgado de forma
insuficiente, no podemos aplicar la conversión.

 Ahora, ¿A qué nos referimos entonces por conversión?

Yendo a la legislación decimos que, el acto nulo puede convertirse en otro diferente válido cuyos requisitos
esenciales satisfaga, si el fin práctico perseguido por las partes permite suponer que ellas lo habrían querido

si hubiesen previsto la nulidad1.

 ¿Qué elementos deben concurrir para que opere la conversión del instrumento público
viciado?

Podemos mencionar uno objetivo, el cual busca establecer si con los requisitos formales y sustanciales del
acto inválido es posible construir otro acto diferente y uno subjetivo, que requiere que las partes habrían
querido el otro acto de haber previsto la nulidad.

Pasamos a algunos ejemplos:

En nuestro derecho, encontramos el ejemplo referido a los contratos que debiendo ser hechos por escritura
pública fuesen hechos por instrumentos particulares, prescribiendo que:

“ No quedan concluidos como tales pero quedarán concluidos como contratos en que las
partes se han obligado a hacer escritura pública. En el ámbito del contrato de sociedad
permite convertir en sociedad irregular o de hecho, el negocio social celebrado con
omisión de la escritura pública dispuesta por la ley. En la donación, cuando no es actual
sino condicionada al fallecimiento del donante, será nulo como contrato y sólo valdrá
como testamento cuando esté hecha con las formalidades de estos actos jurídico. ”

(https://bit.ly/2GMn96d)

De los ejemplos, podemos deducir como efectos de la conversión:

que un negocio celebrado sin la forma exigida por la ley, valdrá como causa fuente
de la obligación de elevarlo a la forma legal; si un instrumento publico se convierte
en privado, el mismo deberá ser reconocido en juicio y probar su fecha cierta para
poder oponerlo a terceros.

Video 1: La conversión del acto jurídico

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Video conceptual 1. La conversión del acto jurídico. En este video se


muestran los requisitos y efectos de la conversión del acto jurídico,
indagando acerca de las características propias de este instituto y las
distintas situaciones de la vida práctica en que podemos aplicarla.

Fuente: Elaboración propia

Confirmación
Para Rivera (2010), la confirmación es la convalidación de los negocios jurídicos que padecen una causal de
nulidad; la convalidación sería el género y la confirmación es la especie.

La convalidación, como género, es la forma de producir el


saneamiento de un acto imperfecto. La confirmación es
una especie de convalidación de un acto jurídico inválido
sujeto a una causal de nulidad relativa.2
Por ejemplo, un tipo de confirmación se da cuando un menor celebra un acto, la confirmación se dará en el
momento que sea mayor, siempre y cuando no haya algún otro tipo de vicio.

Además de la confirmación, existen otras especies de convalidación como la ratificación (art. 369), la
conversión (art. 384) y la prescripción liberatoria (arts. 2554 y ss.). (Malicki, 2014).

El art. 393 del CCC, el cual se refiere a los requisitos de la confirmación, la define y dice que:

“ se da cuando la parte que puede articular la nulidad relativa manifiesta expresa o tácitamente su
voluntad de tener al acto por válido, después de haber desaparecido la causa de nulidad. El acto de
confirmación no requiere la conformidad de la otra parte.3”

El art. 393 exige tres recaudos para la validez y eficacia del acto de confirmación:

La causal de nulidad debe haber desaparecido



Es decir, el defecto o el vicio que afectaba la validez del acto jurídico no debe subsistir. Así, el menor de
edad no puede confirmar por sí mismo un acto jurídico hasta alcanzar la mayoría de edad. De mantenerse
el defecto, el acto de confirmación sería a su vez pasible de nulidad. (Art. 393 del Código Civil y Comercial
Comentado de la Nación Argentina, Infojus, https://bit.ly/2IpOlKg)

El acto de confirmación no debe adolecer, a su vez, de otra causal de nulidad



De ser inválido el acto de confirmación no sería idóneo para otorgar eficacia definitiva al acto inválido que
se pretende confirmar. (Art. 393 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina,
Infojus, https://bit.ly/2IpOlKg)
El sujeto debe estar legitimado para confirmar

Se encuentran facultados para confirmar actos jurídicos los mismos sujetos que se encuentran
legitimados para invocar la nulidad relativa. (Art. 393 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación
Argentina, Infojus, https://bit.ly/2IpOlKg)

Forma
De acuerdo a lo dispuesto por el art. 394 del Código Civil y Comercial, la confirmación puede ser expresa o
tácita.

“ Si la confirmación es expresa, el instrumento en que ella conste debe reunir las


formas exigidas para el acto que se sanea y contener la mención precisa de la
causa de la nulidad, de su desaparición y de la voluntad de confirmar el acto.
La confirmación tácita resulta del cumplimiento total o parcial del acto nulo
realizado con conocimiento de la causa de nulidad o de otro acto del que se
deriva la voluntad inequívoca de sanear el vicio del acto. 4”

Entonces por ejemplo si un menor de edad realiza una escritura pública para disponer de un inmueble, va a
poder confirmarlo únicamente mediante otra escritura pública y recién cuando cumpla la mayoría de edad y
por ende adquiera la capacidad para realizar ese acto.

La confirmación expresa se manifiesta por escrito, y el instrumento debe contener:


1 las formas exigidas para el acto que se quiere confirmar;

2 la mención de la causa de la nulidad y su desaparición;

3 la voluntad de confirmar el acto.

Si falta alguno de estos requisitos, el acto de confirmación será nulo.

“ Para que la confirmación tácita tenga efectos, debe la causa o causas de la nulidad haber
cesado; no debe concurrir en el acto de confirmación tácita ninguna otra causal que pueda
producir su nulidad; la parte confirmante debe tener pleno conocimiento del vicio que
adolecía el acto y también debe demostrar inequívocamente su intención de repararlo5 ”

En cualquiera de sus formas, la confirmación no exige el concurso de la parte a cuyo favor se hace.

Si Pedro está declarado incapaz judicialmente y en ese momento realiza la


venta de un inmueble de su propiedad, sin la representación de su curador, y
luego de ello, en un intervalo lúcido decide realizar una nueva escritura
confirmando el negocio jurídico, ¿el mismo es válido?

Verdadero, porque su lucidez genera la nulidad de la


incapacidad y puede disponer de sus bienes.

Falso, porque sigue siendo incapaz declarado


judicialmente, y por ende no dispone de sus bienes.
SUBMIT

Efectos de la confirmación
Los efectos de la confirmación dependerán de si trata de actos entre vivos o actos de última voluntad.

En el primer caso, los efectos son retroactivos al día de la celebración del acto
originario. En cambio, en los actos de última voluntad, los efectos retroactivos
lo son al día del fallecimiento del causante.

Ello surge de lo dispuesto por el art. 395 del Código Civil y Comercial de la Nación. Dicho art. establece

asimismo que “la retroactividad de la confirmación no perjudica los derechos de terceros de buena fe”.6

Actos susceptibles de confirmación


Únicamente los actos que adolecen de nulidad relativa pueden ser confirmados. La razón por la cual los
actos absolutamente nulos no pueden confirmarse radica en que existe un interés social que prevalece
sobre la voluntad que quieran imponer los contratantes.

Requisitos
Para que haya confirmación:
1 en primer lugar debe haber cesado la incapacidad o el vicio del cual provenía la nulidad;

2 y en segundo lugar no debe existir ninguna otra causal de nulidad en el acto de confirmación.

Ratificación

La ratificación es la manifestación de voluntad de una


persona que asume como propios actos jurídicos
otorgados o ejecutados por otra en su nombre o por su
cuenta sin mandato o poderes suficientes previos y sanea
la inoponobilidad de ese negocio respecto del que lo
ratifica. La ratificación equivale al mandato.7

De acuerdo al art. 369 del Código Civil y Comercial luego de la ratificación, “la actuación se da por autorizada,
con efecto retroactivo al día del acto, pero es inoponible a terceros que hayan adquirido derechos con

anterioridad”.8

“ La ratificación se produce cuando, ante la actuación de un gestor que no tiene facultades


representativas, sobreviene una declaración de voluntad del titular del interés que asume la gestión
como propia. Así, otorga eficacia con posterioridad al acto9”

Avani Sadana

Los efectos que producirá la ratificación serán entre las partes y retroactivos al día del acto. Vale decir, que
la ratificación efectuada no implicará un apoderamiento futuro a quien actuó careciendo de representación,
para que comience a obrar en tal carácter, sino que circunscribirá sus efectos a los actos anteriores objetos

de dicha venia.10
La ratificación puede efectuarse en cualquier tiempo11, y con cualquier forma12. Podemos encontrar
algunos ejemplos de supuestos de ratificación en el artículo 1025, sobre la contratación a nombre de
tercero, y en el artículo 1789, relativo a la gestión de negocios.

Tomando como parámetro los conceptos estudiados en el presente bloque les propongo completar la
presente actividad

El siguiente ejemplo corresponde al concepto de______________.


La venta de una casa realizada por instrumento privado que queda concluido
como contrato para hacer la escritura.

Escriba su respuesta aquí

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El siguiente ejemplo corresponde al concepto de __________.


Una persona quiere volver a realizar la escritura de venta de un campo, ya que
cuando la hizo originalmente estaba declarado como incapaz.

Escriba su respuesta aquí

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El siguiente ejemplo corresponde al concepto de __________.
Pedro quiere firmar un acuerdo con María para darle validez a la venta que hizo de
su casa su representante, ya que el mismo prima facie habría excedido el
mandato.

Escriba su respuesta aquí

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1 Art. 384. Ley 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Recuperado de https://bit.ly/2sbQYYh
2 Art. 393 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Infojus. Recuperado

de https://bit.ly/2IpOlKg

3 Art. 393. Ley 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Recuperado de https://bit.ly/2eUv0yP

4 Art. 394 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Lex. Recuperado

de https://bit.ly/2DOsDKk
5 Art. 394 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Infojus. Recuperado

de https://bit.ly/2GRg6ci
6 Art. 395 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2GT8Lcf

7 Art. 393 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Infojus. Recuperado

de https://bit.ly/2GRg6ci
8 Art. 369 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Lex. Recuperado
de https://bit.ly/2Ei35Xs
9 Art. 371 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Infojus. Recuperado

de https://bit.ly/2GRg6ci
10 Art. 371 del Código Civil y Comercial Comentado de la Nación Argentina. Infojus. Recuperado

de https://bit.ly/2GRg6ci
11 Art. 370. Ley 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
12 Art. 371. Ley 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 3

Referencias

Buteler Cáceres, J. (2010). Manual de Derecho Civil – Parte General. Córdoba: Ed. Advocatus.

Cifuentes, S. (2004). Negocio Jurídico. Buenos Aires: Editorial Astrea.

Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/texact.htm

La conversión del negocio jurídico. Derecho financiero. Recuperado de https://bit.ly/2GMn96d

Llambías, J. J. (1953). Efectos de la nulidad y de la anulación de los actos jurídicos. Buenos Aires: Depalma.

Malicki, A. (2014). En “Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Directores Julio César Rivera y
Graciela Medina. Buenos Aires: La Ley.

Moisset de Espanés, L. y Márquez, J.(s.f.). Nulidad de las Escrituras Públicas - Responsabilidad del
Escribano. Recuperado de http://goo.gl/empuWs

Prieto Molinero, Ramiro J. (2008). Inexistencia de los actos jurídicos. Publicado en La Ley 01/04/2008.

Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil - Parte general. Tomo II. Buenos Aires: Abeledo Perrot.

Rivera, J. C. (2004). Instituciones de Derecho Civil - Parte General. Tomo I. Tercera edición. Buenos Aires:
Abeledo Perrot.
Rivera, J.C. (dir.) y Medina, G. (coord.) VV. AA. (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,
comentado por especialistas. Buenos Aires: La Ley.
LECCIÓN 3 de 3

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

Ineficacia de los negocios



La ineficacia es simplemente la falta de eficacia. Un acto jurídico ineficaz no producirá los efectos propios
para los cuales fue creado. Es importante comprender este instituto y diferenciarlo de la inexistencia.

Inexistencia e inoponibilidad

La inoponibilidad es un supuesto de ineficacia funcional (no está afectada la estructura ni validez del acto
jurídico) y relativa (sus efectos se producen sólo en relación a determinados terceros).

La nulidad de los actos jurídicos



La nulidad es un tipo de ineficacia estructural o inicial, y además es una ineficacia absoluta. Esta causa
originaria es precisamente la que acarrea la sanción de invalidez y la que distingue la nulidad de la
ineficacia en sentido estricto, y que se da en los supuestos en que un negocio regular y válido no produce
los efectos que le son propios en virtud de una causa externa y sobreviniente.
La conversión del acto, confirmación y ratificación

La convalidación, como género, es la forma de producir el saneamiento de un acto imperfecto. La
confirmación es una especie de convalidación de un acto jurídico inválido sujeto a una causal de nulidad
relativa.

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