Oraciones Básicas Del Católico Completo

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Oraciones básicas

del católico
ÍNDICE
Oraciones de la mañana ......................................3
Oraciones del día .................................................9
Bendición de la mesa ................................11
Angelus .....................................................12
Regina coeli ..............................................14
Oraciones de la noche ........................................16
Santo Rosario ....................................................23
Letanías de la Santísima Virgen María ....31
Vía crucis ...........................................................36
Oraciones varias ................................................53
Padrenuestro explicado .....................................54

Para conocer su fe cristiana católica escuche los


canales de Youtube:
• Catecismo Católico Tradicional
• FSSPX Costa Rica
• FSSPX América Central y el Caribe
¿Es muy importante la oración?

• ¿Quiere usted vivir en paz y tranquilidad? Rece


cada día.
• ¿Quiere usted vencer las tentaciones degradantes?
Rece cada día.
• ¿Quiere usted evitar el pecado y no ser esclavo del
demonio, del vicio y adicciones? Rece cada día.
• ¿Quiere usted escapar de la cárcel eterna que es el
infierno? Rece cada día.
• ¿Quiere usted tener más fe, esperanza, caridad, vi-
vir en gracia y santidad? Rece cada día con aten-
ción, devoción, humildad y perseverancia.
• ¿Quiere usted evitar vicios y pecados, ser bueno,
caritativo, casto, cristiano católico de veras? Fór-
mate bien en la Fe, lea y vuelva a leer el catecismo,
confiésate, comulgue, rece cada día, sea devoto de
la Virgen Santa y evite las ocasiones de pecado y
sobre todo evite todo lo que conduce al pecado.
«El que reza se salva, el que no reza no se sal-
va. Sin oración no hay salvación» (San Alfonso
María de Ligorio, El Gran Medio de la Oración).
Nuestro Señor Jesucristo dijo: «Velad y orad para
no entrar en tentación» (San Mateo 26, 41).
«Pedid y se os dará; buscad y encontraréis;
golpead y se os abrirá. Porque el que pide ob-
tiene» (San Mateo 7, 7).
«Todas las virtudes nacen, crecen y se perfec-
cionan por medio de la oración» (San Carlos
Borromeo).
•2•
Oraciones de la mañana
Se aconseja hacer estas oraciones cada día, y
cuando es posible en familia.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del


Espíritu Santo. Amén.

Pongámonos en la presencia de Dios y


adoremos su Santo Nombre

¡Oh Santísima y augustísima Trinidad, Dios uno


en tres Personas! Creo que estás aquí presente.
Te adoro con sentimiento de la más profunda
humildad, y te ofrezco de todo corazón, los ho-
menajes que son debidos a tu soberana majes-
tad.

A continuación rezamos los actos de fe,


esperanza y caridad

Acto de fe
Dios mío, creo firmemente todo lo que cree y
enseña la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Ro-
mana, porque eres Tú, Verdad infalible, quien se
lo ha revelado.

•3•
Acto de esperanza
Dios mío, espero con firme confianza, que me
has de dar, por los méritos de Jesucristo, tu gra-
cia en este mundo, y, observando tus manda-
mientos, tu gloria en el otro; porque así me lo
has prometido y eres todopoderoso, bueno y fiel
a tus promesas.

Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el corazón, con toda
mi alma, con todas mis fuerzas y sobre todas
las cosas, por ser infinitamente bueno e infinita-
mente amable; y a mi prójimo como a mí mis-
mo, por tu amor.

Demos gracias a Dios por los beneficios


que nos ha hecho y ofrezcámonos a Él

Te doy, oh Dios, humildemente gracias por to-


dos los beneficios que hasta aquí me has dispen-
sado, y si he llegado a este día, es por un efecto
nuevo de tu bondad. Quiero, por lo mismo, em-
plearlo únicamente en tu servicio. Te consagro
todos los pensamientos, acciones y trabajos.
Bendícelos, Señor, a fin de que no haya ninguno
que no esté animado de amor y no atienda a tu
mayor gloria. Amén.

•4•
Hagamos una firme resolución de evitar
el pecado y practicar la virtud.

Adorable Jesús mío, divino modelo de perfec-


ción a que debemos aspirar, quiero hacerme se-
mejante a Ti, en cuanto sea posible: dulce, hu-
milde, casto, celoso, sufrido, caritativo y resig-
nado como Tú. Procuraré especialmente no caer
hoy en las faltas que más a menudo cometo, y de
las cuales deseo sinceramente corregirme.
Amén.

Pidamos al Señor las gracias que necesi-


tamos.

Dios mío, Tú conoces mi flaqueza. Yo no puedo


nada sin el auxilio de tu gracia. No me la rehú-
ses, oh Dios mío, concédemela según mis nece-
sidades. Dame fuerza bastante para evitar todo
el mal que Tú prohíbes, para practicar todo el
bien que de mí esperas, y para sufrir con pacien-
cia todas las penalidades que a bien tengas en-
viarme.

Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hága-
se tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.

•5•
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y per-
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en la tentación; mas líbranos del mal.
Amén.

Ave María
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo; bendita Tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Je-
sús. Santa María, Madre de Dios, ruega por no-
sotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.

Credo de los Apóstoles


Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María
Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los
muertos; y subió a los cielos; está sentado a la
derecha del Padre, y desde allí ha de venir a juz-
gar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíri-
tu Santo, la Santa Iglesia católica, la Comunión
de los Santos, el perdón de los pecados, la resu-
rrección de la carne y la vida eterna. Amén.
•6•
Yo pecador
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a
la bienaventurada siempre Virgen María, al bie-
naventurado San Miguel Arcángel, al bienaven-
turado San Juan Bautista, a los Santos Apósto-
les, Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos,
padre, que pequé gravemente con el pensamien-
to, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa,
por mi grandísima culpa; por tanto, ruego a la
bienaventurada siempre Virgen María, al biena-
venturado San Miguel Arcángel, al bienaventu-
rado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre,
que roguéis por mí a Dios Nuestro Señor.

Invoquemos a la Santísima Virgen, a San


José, a nuestro Ángel Custodio y a nues-
tro Santo Patrón.

Virgen Santísima, Madre de Dios, madre y


patrona mía, yo me pongo bajo tu protección;
me arrojo confiado en el seno de tu misericordia.
Sé, Madre de bondad, mi refugio en mis necesi-
dades, mi consuelo en mis penas y mi abogada
cerca de tu adorable Hijo, hoy y todos los días de
mi vida, y sobre todo en la hora de mi muerte.

•7•
Oh San José, Padre virginal de Jesús, purísimo
Esposo de la Virgen María, rogad cada día por
nosotros al mismo Jesús, para que, defendidos
con las armas de vuestra gracia y luchando legí-
timamente durante la vida, seamos coronados
por Él mismo en la muerte.

Ángel de Dios, que sois mi custodio, bajo cuya


tutela me ha encomendado la divina piedad, en
este día iluminadme, guardadme, regidme, go-
bernadme. Así sea.

Celestial patrono, con cuyo nombre me glo-


río, rogad siempre a Dios por mí: confirmadme
en la fe; robustecedme en la virtud; defendedme
en la lucha, para que vencedor del maligno
enemigo, merezca conseguir la gloria eterna.
Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del


Espíritu Santo. Amén.

«Todas las gracias que el Señor ha deter-


minado en sus consejos eternos otorgar
al hombre, no quiere dárselas sino por
medio de la oración» (Santo Tomás de
Aquino).

•8•
Oraciones durante el día

En el nombre del Padre, y del Hijo y del


Espíritu Santo. Amén.

Ofrece a Dios cada obra, en particular,


rezando una Avemaría al principio de
cada una y diciendo:

Dios mío, os ofrezco esta obra que voy a hacer


por vuestro amor. Bendecidme, Señor, y Vos
¡oh, Jesús!, y Vos, también, oh María, bende-
cidme.

En la tentación

Reza a la Virgen, al Ángel de la Guarda e invo-


ca los nombres de Jesús y de María. Reza el Pa-
drenuestro y Avemaría.

En los momentos de impaciencia

No blasfemes ni reniegues; reza, pide a Dios o


bien exclama:
Dios mío, dadme paciencia; Madre mía, refrena
mi lengua.

•9•
El Acordaos de San Bernardo
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que ja-
más se ha oído decir que ninguno de cuantos ha
acudido a vuestra protección, implorando vues-
tra asistencia y reclamando vuestro socorro,
haya sido abandonado de Vos. Animado con esta
confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Vir-
gen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de
mis pecados me atrevo a aparecer ante vuestra
presencia soberana. ¡Oh, Madre de Dios! No
desechéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y
acogedlas benignamente. Amén.

Invocación al Espíritu Santo


Venid, Espíritu Santo, llenad los corazones de
vuestros fieles e inflamad en ellos el fuego de
vuestro amor.
!. Enviad, Señor, vuestro Espíritu y todo sera
creado.
". Y renovaréis la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que adoctrinasteis los cora-
zones de los fieles con la ilustración del Espíritu
Santo, hacednos la gracia de que, con el mismo
Espíritu, sepamos gustar el bien y gozar siempre
de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Así
sea.

• 10 •
Bendición de la mesa
Es muy bueno rezar antes y después de comer.

Antes de la comida
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendícenos, Señor, y bendice los alimentos que por
tu infinita misericordia vamos a tomar, para que
manteniendo nuestro cuerpo se emplee en tu santo
servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu vo-
luntad, así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdóna-
nos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tenta-
ción; mas líbranos del mal. Amén.

Después de comer
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te damos gracias, Señor, por todos los beneficios que
nos has hecho y por los alimentos que acabamos de
tomar, esperando de tu bondad recibir un día la bie-
naventuranza eterna, así como ahora recibimos el
sustento corporal. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre. Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén.

• 11 •
El Angelus (en español)
Es bueno rezar el Angelus en la mañana, a medio día y en
la tarde.
!. El ángel del Señor anunció a María.
". Y concibió por obra y gracia del Espíritu San-
to.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. He aquí la esclava del Señor.
". Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. Y el Verbo se hizo carne.
". Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. Ruega por nosotros, Santa Madre de
Dios.
". Para que seamos dignos de alcanzar las pro-
mesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos
Te suplicamos, Señor, derrama tu gracia en
nuestras almas para que los que por el anuncio
del ángel, hemos conocido la encarnación de tu
Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz, lle-
guemos a la gloria de su resurrección. Por el
mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
• 12 •
Angelus (en latín)

!. Angelus Domini nuntiavit Mariae.


". Et concepit de Spiritu Sancto.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum: be-
nedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus
ventris tui Iesus. * Sancta Maria, Mater Dei ora
pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis
nostrae. Amen.
!. Ecce ancilla Domini,
". Fiat mihi secundum verbum tuum.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum...
!. Et Verbum caro factum est,
". Et habitavit in nobis.
Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum...
!. Ora pro nobis, sancta Dei Genetrix,
". Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Oremus. Gratiam tuam, quaesumus, Domine,


mentibus nostris infunde; ut qui, Angelo nun-
tiante, Christi Filii tui incarnationem cognovi-
mus, per passionem eius et crucem ad resurrec-
tionis gloriam perducamur. Per eumdem Chris-
tum Dominum nostrum. ". Amen.
• 13 •
Regina Coeli (en español)
(Desde el domingo de Pascua, hasta el sábado después de
Pentecostés, en lugar del Angelus, se reza el Regina Coeli)

!. Reina del cielo, alégrate, aleluya.


". Porque el Señor, a quien has llevado en
tu vientre, aleluya.
!. Ha resucitado según su palabra, aleluya.
". Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
!. Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
". Porque en verdad ha resucitado el Se-
ñor, aleluya.

Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo
de alegría, concédenos, por intercesión de su
Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eter-
nos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,


como era en el principio ahora y siempre por los
siglos de los siglos. Amen (tres veces).

• 14 •
Regina Coeli (en latín)

!. Regina caeli, laetare, alleluia.


". Quia quem meruisti portare, alleluia.
!. Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
". Ora pro nobis Deum, alleluia.
!. Gaude et laetare Virgo María, alleluia.
". Quia surrexit Dominus vere, alleluia.

Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini
nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus
es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem
Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia
vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum.
Amen.
Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut
erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula
sæculorum. Amen (3 veces).

Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante


el tiempo Pascual (desde la Resurrección del
Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituye-
ra el rezo del Ángelus por la antífona "Regina
Coeli".
• 15 •
Oraciones de la noche
Se aconseja hacer estas oraciones cada noche, y
si fuera posible en familia. La familia que reza
unida, permanece unida.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del


Espíritu Santo. Amén.

Pongámonos en la presencia de Dios, y


adorémosle.

Te adoro, Dios mío, con el acatamiento que me


inspira la presencia de tu soberana grandeza.
Creo en Ti, porque eres la Verdad misma; espero
en Ti, porque eres infinitamente bueno.
Te amo con todo mi corazón, porque eres su-
mamente noble, y amo al prójimo como a mí
mismo y por amor tuyo.

Demos gracias a Dios por todos los favo-


res que nos ha prodigado.

¿Cómo agradecerte, Dios mío, todos los bienes


que he recibido de Ti? Tú has pensado en mí
desde toda la eternidad, me has sacado de la
nada, me has dado tu vida para rescatarme y me
colmas a diario de infinitos favores.
• 16 •
¡Ah Señor!, ¿Qué puedo hacer en agradecimien-
to por tanta bondad?
Uníos a mí, espíritus bienaventurados, para ala-
bar al Dios de las misericordias, que no cesa de
hacer el bien a la más ingrata de sus criaturas.

Pidamos a Dios conocimiento de nues-


tros pecados.

Fuente eterna de Luz, Espíritu Santo, disipa las


tinieblas que me ocultan la fealdad y la malicia
del pecado. Hazme concebir un horror tan gran-
de, oh Dios mío, que le odie, si es posible, tanto
como le odias Tú mismo, y prefiera mil veces la
muerte antes que volver a cometerlo. Amén.

Examen de conciencia

Para con Dios: Amor de Dios sobre todas


las cosas.

Negligencias y omisiones en mis deberes de reli-


gión: - Irreverencias a la iglesia - Santificación
del domingo - Falta de respeto a las personas y
cosas santas - Dudas sobre la fe - Respeto hu-
mano -Blasfemias - Murmuraciones - Falta de
confianza o de resignación - Resistencias a la
gracia.

• 17 •
Para con el prójimo: Amor al prójimo
por Dios.

Falta de solicitud - Falta de obediencia - Peni-


tencia - Aspereza - Desprecio - Frialdad - Odio -
Envidia - Injurias - Burlas - Calumnias - Maledi-
cencias - Perdón de las injurias - Falsos testimo-
nios - Violencias - Mentiras - Malos ejemplos -
Incitación al mal - Escándalo - Injusticias - Deu-
das - Hurtos - Deberes para con la patria - Debe-
res sociales.

Para consigo mismo: Santificación

Enmienda de mi principal defecto - Práctica de


mi virtud dominante - Sencillez - Generosidad -
Orgullo - Vanidad - Avaricia - Sensualidad en
deseos, miradas, lecturas, palabras, acciones -
Intemperancia - Gula - Malicia - Falta de morti-
ficación - Ira - Impaciencia - Pereza en el cum-
plimiento de mis deberes de estado - Perdida de
tiempo de redes sociales - Me expongo a la ten-
ción en redes sociales.

Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien
sois, bondad infinita y porque os amo sobre to-

• 18 •
das las cosas, me pesa de todo corazón haberos
ofendido, también me pesa porque podéis casti-
garme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y
cumplir la penitencia que me fuera impuesta,
para el perdón de mis pecados.
Os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos, en sa-
tisfacción de todos mis pecados, confío en vues-
tra bondad y misericordia infinita, me los per-
donareis por los méritos de vuestra preciosísima
Sangre, pasión y muerte; me daréis gracia para
enmendarme y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Hagamos un propósito firme de nunca


más pecar.

¡Cuánto desearía, oh Dios mío, no haberte ofen-


dido jamás! Más, ya que he tenido, Señor, esa
desgracia, te quiero mostrar el dolor que siento,
por una conducta del todo contraria a la que
hasta aquí he observado. Renuncio, desde ahora,
al pecado y a la ocasión del pecado, sobre todo
aquél en que caigo con más frecuencia. Y si Te
dignas concédeme la gracia, como yo Te la pido
y la espero, he de cumplir fielmente con mis de-
beres, y nada será capaz de detenerme cuando se
trate de tu servicio. Amén.
• 19 •
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hága-
se tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y per-
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en la tentación; mas líbranos del mal.
Amén.

Ave María
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo; bendita Tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Je-
sús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Yo Pecador
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a
la bienaventurada siempre Virgen María, al bie-
naventurado San Miguel Arcángel, al bienaven-
turado San Juan Bautista, a los Santos Apósto-
les, Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos,
padre, que pequé gravemente con el pensamien-
to, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa,

• 20 •
por mi grandísima culpa; por tanto, ruego a la
bienaventurada siempre Virgen María, al biena-
venturado San Miguel Arcángel, al bienaventu-
rado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre,
que roguéis por mí a Dios Nuestro Señor.

Encomendémonos a Dios, a la Virgen


María y a los Santos.
Bendice, oh Dios mío, el descanso que voy a to-
mar para reparar mis fuerzas, a fin de servirte
mejor. Virgen Santísima, Madre de Dios y mi
única esperanza después de Él; San José, Santo
Patrono mío, interceded por mí; protegedme
durante la noche, todo el tiempo de mi vida y en
la hora de mi muerte. Así sea.

Oración Ángel de mi guarda


Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que el Se-
ñor me ha encomendado a Ti, ilumíname, guár-
dame, rígeme, gobiérname. Así sea.

Roguemos por vivos y por los fieles di-


funtos.
Derrama, Señor, tus bendiciones sobre mis pa-
dres, mis hermanos, mis amigos y mis enemigos.
Protege a todos aquellos que me has dado por
maestros, así espirituales como temporales. So-
• 21 •
corre a los pobres, prisioneros, afligidos, cami-
nantes, enfermos, agonizantes. Convierte a los
herejes e ilumina a los infieles.
Dios de bondad y misericordia, ten piedad tam-
bién de las almas de los fieles que se hallan en el
purgatorio. Acelera el fin de sus penas, con cede
el descanso y la luz eterna a aquellos por los cua-
les tengo más obligación de orar. Amén.
Antes de acostarnos, podemos rociar agua ben-
dita en el lecho y rezar tres Avemarías por
nuestra perseverancia, añadiendo luego las ja-
culatorias:
• Jesús, José y María, os doy el corazón el alma
mía.
• Jesús, José y María, asistidme en mi última
agonía.
• Jesús, José y María, con Vos descanse en paz
el alma mía.
• En tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.

«Todas las gracias que el Señor ha determi-


nado en sus consejos eternos otorgar al hom-
bre, no quiere dárselas sino por medio de la
oración» (Santo Tomás de Aquino).
• 22 •
Santo Rosario
«Si quieren que la paz reine en sus familias y su
Patria, recen todos los días el Rosario con todos
los suyos» San Pío X.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros


enemigos, líbranos, Señor, Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos
quien sois y porque os amo sobre todas las co-
sas, me pesa de todo corazón de haberos ofendi-
do, propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de las ocasiones de ofenderos, confe-
sarme y cumplir la penitencia que me fuera im-
puesta. Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y tra-
bajos en satisfacción de mis pecados y confío en
vuestra Bondad y Misericordia infinita me los
perdonaréis por los merecimientos de vuestra
preciosísima sangre, pasión y muerte, y me da-
réis gracia para nunca más pecar, enmendarme
y perseverar en vuestro santo servicio hasta el
fin de mi vida. Amén.
• 23 •
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su único Hijo,
nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María
Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió
a los infiernos; y al tercer día resucitó de en-
tre los muertos; subió a los cielos y está sen-
tado a la diestra de Dios Padre; desde allí ha
de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católi-
ca, la comunión de los Santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de los muertos y la vida
eterna. Amén.

Padre nuestro
!. Padre Nuestro, que estás en los cielos, santifi-
cado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad así en la tierra como en el
cielo.
". El Pan nuestro de cada día dánosle hoy; per-
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en tentación; más líbranos del mal. Amén.

• 24 •
Gloria
!. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
". Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Y las jaculatorias:

!. Oh, Jesús mío,


". Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego
del infierno, lleva al cielo a todas las almas, y
socorre especialmente a las más necesitadas de
tu divina misericordia. Amén.

Nota: el Gloria al Padre y las jaculatorias se


rezan después de cada misterio.
Ahora vienen los Cinco Misterios que le corres-
ponden a cada día. En cada misterio se reza un
Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria al
Padre y las Jaculatorias.

En Fátima, la Santísima Virgen


pidió que recemos el santo Rosario,
todos los días en familia.
La familia que reza unidad, permanece unida.

• 25 •
Misterios gozosos
(Se rezan los días Lunes y Jueves)
El Papa Juan Pablo II propuso los Misterios Luminosos, pero
no los impuso. Aquí seguimos el método de Santo Domingo.

Primer Misterio: La Anunciación del Ángel y


la Encarnación del Verbo. Fruto de este mis-
terio: La virtud de la humildad (Lc 1, 26-38).
Rezar un Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y:
Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las al-
mas, y socorre especialmente a las más necesitadas
de tu divina misericordia. Amén.

Segundo Misterio: La Visitación de María a


su Prima Santa Isabel. Fruto: La caridad frater-
na (Lc 1, 39-56).

Tercer Misterio: El Nacimiento del Salvador.


Fruto: El espíritu de pobreza (Lc 2, 1-20; Mt 2,
1-12).

Cuarto Misterio: La Presentación del Niño


Jesús en el Templo y la Purificación legal de Ma-
ría Santísima. Fruto: La obediencia y la pureza
(Lc 2, 21-40).
Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y ha-
llado en el Templo. Fruto: Buscar a Dios en to-
das las cosas (Lc 2, 41-52).
• 26 •
Misterios dolorosos
(Se rezan los días Martes y Viernes)

Primer Misterio: La Agonía. Fruto: La contri-


ción de nuestros pecados (Lc 22, 39-46).
Rezar un Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y:
Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las al-
mas, y socorre especialmente a las más necesitadas
de tu divina misericordia. Amén.

Segundo Misterio: La Flagelación. Fruto: La


mortificación corporal (Jn 18, 36-19).

Tercer Misterio: La Coronación de Espinas.


Fruto: La mortificación del espíritu y del cora-
zón (Mt 27, 27-31).

Cuarto Misterio: Jesús lleva su Cruz a cues-


tas. Fruto: La paciencia en las pruebas (Lc 23,
26-32).

Quinto Misterio: La Crucifixión. Fruto: El


don de sí mismo a la obra de la redención (Lc
23, 33-49).

• 27 •
Misterios gloriosos
(Se rezan los días Miércoles, Sábados y Domin-
gos)

Primer Misterio: La Resurrección de Nuestro


Señor Jesucristo. Fruto: La fe (Lc 24, 1-12).
Rezar un Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y:
Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las al-
mas, y socorre especialmente a las más necesitadas
de tu divina misericordia. Amén.

Segundo Misterio: La Ascensión de Nuestro


Señor Jesucristo a los cielos. Fruto: La esperan-
za y el deseo del cielo (Hech 1, 4-11).

Tercer Misterio: La venida del Espíritu Santo


sobre Nuestra Señora y los Apóstoles. Fruto: La
caridad y los dones del Espíritu Santo (Hech 2,
1-13).

Cuarto Misterio: La Asunción de Nuestra Se-


ñora. Fruto: La gracia de una buena muerte (Lc
1, 48-49).

Quinto Misterio: La Coronación de la Santí-


sima Virgen en el Cielo como Reina y Señora de
todo lo creado. Fruto: La verdadera devoción a
la Santísima Virgen María (Ap 12, 1).
• 28 •
Ahora se reza la Salutación, con las tres Ave
Marías, como sigue.

Dios te salve, María Santísima, Hija bien


amada de Dios Padre, Virgen purísima antes
del parto, en tus manos encomiendo mi fe para
que la alumbres, llena eres de gracia…

Dios te salve, María Santísima, Madre


admirable de Dios Hijo, Virgen purísima du-
rante el parto, en tus manos encomiendo mi es-
peranza para que la alientes, llena eres de gra-
cia…

Dios te salve, María Santísima, castísima


Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purí-
sima después del parto, en tus manos enco-
miendo mi caridad para que la inflames, llena
eres de gracia…

Dios te salve, María Santísima, Templo, Trono y


Sagrario, de la Santísima Trinidad, Virgen con-
cebida sin mancha de pecado original, alcánza-
nos Madre mía, la perseverancia final, no nos
dejes vivir, ni mucho menos morir en pecado
mortal. Amén.

• 29 •
La Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti
suspiramos gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡oh
piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Amén.
• 30 •
Letanías de la
Santísima Virgen María
Son las letanías más antiguas después de las de
los Santos.

!. Señor, ten misericordia de nosotros.


". Señor, ten misericordia de nosotros.
!. Cristo, ten misericordia de nosotros.
". Cristo, ten misericordia de nosotros.
!. Señor, ten misericordia de nosotros.
". Señor, ten misericordia de nosotros.
!. Cristo, óyenos.
". Cristo, óyenos.
!. Cristo, escúchanos.
". Cristo, escúchanos.
!. Dios Padre celestial,
". Ten misericordia de nosotros.
!. Dios Hijo Redentor del mundo,
". Ten misericordia de nosotros.
!. Dios Espíritu Santo,
". Ten misericordia de nosotros.
!. Trinidad Santa, un solo Dios,
". Ten misericordia de nosotros.
• 31 •
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes,
ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia, ruega por nosotros.
Madre purísima, ruega por nosotros.
Madre Castísima, ruega por nosotros.
Madre virginal, ruega por nosotros.
Madre incorrupta, ruega por nosotros.
Madre inmaculada, ruega por nosotros.
Madre amable, ruega por nosotros.
Madre admirable, ruega por nosotros.
Madre del buen consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Virgen prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros.
Virgen poderosa, ruega por nosotros.
Virgen clemente, ruega por nosotros.
Virgen fiel, ruega por nosotros.
Espejo de Justicia, ruega por nosotros.
Trono de sabiduría, ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Vaso espiritual, ruega por nosotros.
Vaso digno de honor, ruega por nosotros.
• 32 •
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros.
Rosa mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de marfil, ruega por nosotros.
Casa de oro, ruega por nosotros.
Arca de la alianza, ruega por nosotros.
Puerta del cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original,
ruega por nosotros.
Reina elevada al cielo, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario,
ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

• 33 •
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Perdónanos, Señor.
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Escúchanos, Señor.
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Ten piedad y misericordia de nosotros.
!. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
". Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
!. Oremos. Te rogamos, Señor Dios, que nos
concedas a nosotros, tus siervos, gozar de perpe-
tua salud de alma y cuerpo, por la gloriosa inter-
cesión de la bienaventurada siempre Virgen Ma-
ría, seamos librados de las tristezas presentes y
disfrutemos de la eterna alegría. Por Jesucristo,
Nuestro Señor.
". Amén.

• 34 •
Oración a San José
Por el Papa León XIII, para rezar después del Rosario
A vos recurrimos en nuestra tribulación, biena-
venturado José; y después de haber implorado el
auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos
también confiadamente vuestro patrocinio. Por
el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada,
Madre de Dios; por el amor paternal que profe-
sasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis
benigno los ojos a la herencia que Jesucristo
conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con
vuestro poder en nuestras necesidades.
Proteged, prudentísimo custodio de la divina
familia, el linaje escogido de Jesucristo; preser-
vadnos Padre amantísimo, de todo contagio de
error y corrupción, sednos propicio y asistidnos
desde el cielo, poderosísimo protector nuestro,
en el combate que al presente libramos contra el
poder de las tinieblas. Y del mismo modo que,
en otra ocasión, librasteis del peligro de la muer-
to al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Igle-
sia de Dios contra las asechanzas de sus enemi-
gos y contra toda adversidad. Amparad a cada
uno de nosotros con vuestro perpetuo patroci-
nio, a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y
sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir
santamente, morir piadosamente y obtener la
felicidad eterna en el cielo. Amén.
• 35 •
Viacrucis

Arrodíllate ante
el altar, haz un
Acto de Contri-
ción, y forma la
intención de ga-
nar las indulgen-
cias bien para ti,
o para las almas
en el Purgatorio.

SEÑOR mío Jesu-


cristo, Vos andu-
visteis con tan grande amor este camino para
morir por mí, y yo os he ofendido tantas veces
apartándome de Vos por el pecado; mas ahora
os amo con todo mi corazón, y porque os amo,
me arrepiento sinceramente de todas las ofensas
que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíte-
me que os acompañe en este viaje. Vais a morir
por mi amor, pues yo también quiero vivir y mo-
rir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Je-
sús mío, quiero vivir siempre y morir unido a
Vos.

• 36 •
Primera estación

Jesús sentenciado a muerte

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera cómo Jesús, después de haber sido
azotado y coronado de espinas, fue injustamente
sentenciado por Pilato a morir crucificado.

(En silencio, meditar la estación).

ADORADO Jesús mío: mis pecados fueron más


bien que Pilato, los que os sentenciaron a muer-
te. Por los méritos de este doloroso paso, os su-
plico me asistáis en el camino que va recorrien-
do mi alma para la eternidad.
Os amo, ¡oh Jesús mío más que a mí mismo, y
me arrepiento de todo corazón de haberos ofen-
dido; no permitáis que vuelva a separarme de
Vos otra vez; haced que os ame siempre y dispo-
ned de mí como os agrade. Amén.

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío, por mí vas a la muerte, quiero


seguir tu suerte, muriendo por tu amor; perdón
y gracia imploro, transido de dolor.
• 37 •
Segunda estación

Jesús es cargado con la Cruz

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera cómo Jesús, andando este camino con
la cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo
a su Padre por tu salvación, la muerte que iba a
padecer.

(En silencio, meditar la estación).

AMABILÍSIMO Jesús mío: abrazo todas las tri-


bulaciones que me tenéis destinadas hasta la
muerte, y os ruego, por los méritos de la pena
que sufristeis llevando vuestra Cruz, me deis
fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y
resignación.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 38 •
Tercera estación

Jesús cae la primera vez

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera esta primera caída de Jesús debajo de
la Cruz. Sus carnes estaban despedazadas por
los azotes; su cabeza coronada de espinas, y ha-
bía ya derramado mucha sangre, por lo cual es-
taba tan débil, que apenas podía caminar; lleva-
ba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre
sus hombros y los soldados le empujaban; de
modo que muchas veces desfalleció y cayó en
este camino.

(En silencio, meditar la estación).

AMADO Jesús mío: más que el peso de la Cruz,


son mis pecados los que os hacen sufrir tantas
penas. Por los méritos de esta primera caída,
libradme de incurrir en pecado mortal.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).


• 39 •
Cuarta estación

Jesús encuentra a su a f l i g i d a
Madre
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera el encuentro del Hijo con su Madre en
este camino. Se miraron mutuamente Jesús y
Maria, y sus miradas fueran otras tantas flechas
que traspasaron sus amantes corazones.

(En silencio, meditar la estación).

AMANTÍSIMO Jesús mío: por la pena que expe-


rimentasteis en este encuentro, concededme la
gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santí-
sima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, que fuis-
teis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra
intercesión una continua y amorosa memoria de
la Pasión de vuestro Hijo.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 40 •
Quinta estación

Simón ayuda a Jesús con la Cruz


!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba
desfalleciendo cada vez más, temieron que se les
muriese en el camino y, como deseaban verle
morir de la muerte infame de Cruz, obligaron a
Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar aquel
pesado madero.

(En silencio, meditar la estación).

DULCÍSIMO Jesús mío: no quiero rehusar la


Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acep-
to y la abrazo; acepto en particular la muerte
que tengáis destinada para mí, con todas las pe-
nas que la han de acompañar, la uno a la vues-
tra, y os la ofrezco. Vos habéis querido morir
por. mi amor, yo quiero morir por el vuestro y
por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).


• 41 •
Sexta estación

La Verónica limpia
el rostro de Jesús
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo la devota mujer Verónica, al ver


a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en
sudor y sangre, le ofreció un lienzo y limpiándo-
se con él nuestro Señor, quedó impreso en éste
su santa imagen.

(En silencio, meditar la estación).

AMADO Jesús mío: en otro tiempo vuestro ros-


tro era hermosísimo; mas en este doloroso viaje,
las heridas y la sangre han cambiado en fealdad
su hermosura. ¡Ah Señor mío, también mi alma
quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la
gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado
después con mis pecados. Vos solo, ¡oh Reden-
tor mío!, podéis restituirle su belleza pasada:
hacedlo por los méritos de vuestra Pasión.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).


Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Amado Jesús mío… (pág. 37).
• 42 •
Séptima estación

Jesús cae por segunda vez


!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera la segunda caída de Jesús debajo de la


Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las he-
ridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido
Señor.

(En silencio, meditar la estación).

¡OH PACIENTÍSIMO Jesús mío! Vos tantas ve-


ces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y
a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta
nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta
la muerte. Haced que en todas las tentaciones
que me asalten, siempre y prontamente me en-
comiende a Vos.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 43 •
Octava estación

Las mujeres de Jerusalén lloran


por Jesús
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo algunas piadosas mujeres,


viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba
derramando sangre por el camino, lloraban de
compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por
Mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hi-
jos.

(En silencio, meditar la estación).

AFLIGIDO Jesús mío: lloro las ofensas que os


he hecho, por los castigos que me han merecido,
pero mucho más por el disgusto que os he dado
a Vos, que tan ardientemente me habéis amado.
No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el
que me hace llorar mis pecados.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).


• 44 •
Novena estación

Jesús cae por tercera vez

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera la tercera caída de Jesucristo. Extre-


mada era su debilidad y excesiva la crueldad de
los verdugos, que querían hacerle apresurar el
paso, cuando apenas le quedaba aliento para
moverse.

(En silencio, meditar la estación).

ATORMENTADO Jesús mío: por los méritos de


la debilidad que quisisteis padecer en vuestro
camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria
para vencer los respetos humanos y todos mis
desordenados y perversos apetitos, que me han
hecho despreciar vuestra amistad.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 45 •
Décima estación

Jesús es despojado
de sus vestiduras
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo al ser despojado Jesús de sus


vestiduras por los verdugos, estando la túnica
interior pegada a las carnes desolladas por los
azotes, le arrancaran también con ella la piel de
su sagrado cuerpo.

(En silencio, meditar la estación).

Compadece a tu Señor y dile: INOCENTE Jesús


mío: por los méritos del dolor que entonces su-
fristeis, ayudadme a desnudarme de todos los
afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo
poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois
de ser amado.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).


• 46 •
Undécima estación

Jesús es clavado en la Cruz

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, tendido sobre la Cruz,


alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno Padre
el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le
enclavan aquellos bárbaros verdugos y después
levantan la Cruz en alto, dejándole morir de do-
lor, sobre aquel patíbulo infame.

(En silencio, meditar la estación).

¡OH DESPRECIADO Jesús mío! Clavad mi cora-


zón a vuestros pies para que quede siempre ahí
amándoos y no os deje más.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 47 •
Duodécima estación

Jesús muere en la Cruz

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, después de tres horas de


agonía, consumido de dolores y exhausto de
fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y expía en la
Cruz.

(En silencio, meditar la estación).

¡OH DIFUNTO Jesús mío! Beso enternecido esa


Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis
pecados, tenía merecida una mala muerte, mas
la vuestra es mi esperanza. Ea, pues, Señor, por
los méritos de vuestra santísima muerte, conce-
dedme la gracia de morir abrazado a vuestros
pies y consumido por vuestro amor. En vuestras
manos encomiendo mi alma.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 48 •
Décimotercera estación

Jesús es bajado de la Cruz

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor,


le bajaron de la Cruz dos de sus discípulos: José
y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su
afligida Madre, María, que le recibió con ternura
y le estrechó contra su pecho traspasado de do-
lor.

(En silencio, meditar la estación).

¡OH MADRE afligida! Por el amor de este Hijo,


admitidme por vuestro siervo y rogadle por mí.
Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido mo-
rir por mí, recibidme en el número de los que os
aman más de veras, pues yo no quiero amar
nada fuera de Vos.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).


• 49 •
Décimocuarta estación

Jesús colocado en el sepulcro

!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo los discípulos llevaron a ente-


rrar o Jesús, acompañándole también su Santí-
sima Madre, que le depositó en el sepulcro con
sus propias manos. Después cerraron la puerta
del sepulcro y se retiraron.

(En silencio, meditar la estación).

¡OH JESÚS mío sepultado! Beso esa losa que os


encierra. Vos resucitasteis después de tres días;
por vuestra resurrección os pido y os suplico me
hagáis resucitar glorioso en el día del juicio final
para estar eternamente con Vos en la Gloria,
amándoos y bendiciéndoos.

Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!… (pág. 37).

Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Amado Jesús mío… (pág. 37).

• 50 •
Después, volviendo ante el altar, arrodillándo-
te, reza:

OREMOS, Señor mío Jesucristo, que para redi-


mir al mundo de la esclavitud del demonio, qui-
sisteis nacer entre nosotros mortal y pasible, ser
circuncidado, reprobado de los judíos y entrega-
do por Judas con ósculo sacrílego, ser preso y,
como inocente cordero que llevan al matadero,
ser presentado ignominiosamente en los tribu-
nales de Anás, Caifás, Pilato y Herodes; ser acu-
sado por tes tigos falsos, azotado cruelísimamen-
te, coronado de espinas, herido con bofetadas,
golpeado con una caña, escupido y cubierto de
oprobios, despojado de vuestros vestidos, cruci-
ficado, levantado en la cruz entre dos ladrones,
abrevado con hiel y herido con una lanza. Por
estas vuestras amargas penas que yo, aunque
indigno pecador, voy meditando, y por vuestra
pasión y muerte, libradme de los tormentos del
infierno y dignaos llevarme a donde llevasteis a
aquel dichoso ladrón, que fue crucificado con
Vos, ¡oh Jesús mío!, que con el Padre y el Espíri-
tu Santo vivís y reináis por los siglos de los si-
glos. Amén.

• 51 •
¡Oh Dios mío! acabamos de seguir a vuestro di-
vino Hijo por el camino de sus dolores, haced
que nunca perdamos la memoria de su pasión,
haced que nuestro arrepentimiento sea cada vez
más sincero, nuestro amor a Vos más ardiente.
Ahora ya nuestra felicidad será amar y servir a
Jesús; deseamos llevar con paciencia las penas
que se digne enviarnos, para que después de ha-
ber participado de sus dolores en la tierra, parti-
cipemos también de su gloria en el cielo. Así sea.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria, por las in-


tenciones del Santo Padre.

• 52 •
Oraciones varias
El Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues
todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, te
ofrezco en este día, alma, vida y corazón, mírame
con compasión; no me dejes, Madre mía.

La Comunión espiritual
¡Oh Jesús mío!, creo en Vos y Os adoro realmente
presente en el Santísimo Sacramento del altar; me
arrepiento de haberos ofendido; Os amo y Os de-
seo; venid a mi corazón; me uno a Vos; nunca Os
separéis de mí.

Invocación al Espíritu Santo


Venid, Espíritu Santo, llenad los corazones de
vuestros fieles e inflamad en ellos el fuego de vues-
tro amor.
!. Enviad, Señor, vuestro Espíritu y todo
será creado.
". Y renovaréis la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que adoctrinasteis los corazo-
nes de los fieles con la ilustración del Espíritu San-
to, hacednos la gracia de que, con el mismo Espíri-
tu, sepamos gustar el bien y gozar siempre de su
consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea.
• 53 •
El Padrenuestro explicado
La importancia de la oración

Nuestro Señor Jesucristo nos dice: «Es necesario


rezar siempre» (Lucas 18, 1). «Sin mí no podéis ha-
cer nada» (Juan 15, 5). «Velad y ORAD para no en-
trar en tentación» (Mateo 26, 41). «PEDID y se os
será dado» (Mateo 7, 7). El que no pide no recibe.
Sin oración no hay salvación. Nuestro Señor Jesu-
cristo nos enseñó el Padre Nuestro (Mateo, 6, 9-13)
que es la oración por excelencia, la más completa, la
más necesaria, la más importante, la que debemos
rezar cada día, mañana, medio y la noche, antes y
después de comer y en todo momento de tentación,
• 54 •
problemas y rencores. Aquí tenemos la explicación
del Padre Nuestro sacada del Catecismo Mayor de
San Pío X (Preguntas 280 a 324).

1. ¿Cuál es la oración vocal más excelente? — La


oración vocal más excelente es la que el mismo
Jesucristo nos enseñó, que es el Padrenuestro.
2. ¿Por qué el PADRENUESTRO es la oración
más excelente? — El Padrenuestro es la oración
más excelente porque la compuso y enseñó el
mismo Jesucristo; encierra con claridad y en po-
cas palabras cuanto podemos esperar de Dios y
es la regla y dechado de todas las demás oracio-
nes.
3. ¿No es también el Padrenuestro la oración
más eficaz? — El Padrenuestro es también la
oración más eficaz porque es la más acepta a
Dios, pues hacemos oración con las mismas pa-
labras que nos dictó su divino Hijo.
4. ¿Por qué el Padrenuestro se llama oración
dominical? — El Padrenuestro se llama oración
dominical, que quiere decir oración del Señor,
precisamente porque nos la enseñó Jesucristo por
su propia boca.
5. ¿Cuántas peticiones hay en el Padrenuestro?
— En el Padrenuestro hay siete peticiones prece-
didas de una introducción.
6. Rezad el Padrenuestro. — Padrenuestro, que
estás en los cielos:
1a Santificado sea tu nombre.
• 55 •
2a Venga a nosotros tu reino.
3a Hágase tu voluntad, así en la tierra como
en el cielo.
4a El pan nuestro de cada día, dánosle hoy.
5a Perdónanos nuestras deudas, así como no-
sotros perdonamos a nuestros deudores.
6a Y no nos dejes caer en la tentación.
7a Mas líbranos del mal. Amén.
7. ¿Por qué al invocar a Dios al principio de la
oración dominical le llamamos Padre nuestro?
— Al principio de la oración dominical llamamos
Padre nuestro a Dios para despertar nuestra con-
fianza en su bondad infinita, siendo nosotros sus
hijos.
8. ¿Cómo podemos decir que somos hijos de
Dios? — Somos hijos de Dios: 1o porque El nos
ha creado a su imagen y nos conserva y gobierna
con su providencia; 2o porque, con especial be-
nevolencia, nos adoptó en el Bautismo como
hermanos de Jesucristo y coherederos con Él de
la vida eterna.
9. ¿Por qué llamamos a Dios Padre nuestro y no
Padre mío? — Llamamos a Dios Padre nuestro
y no Padre mío porque todos somos sus hijos,
por lo cual hemos de mirarnos y amarnos todos
como hermanos y rogar unos por otros.
10. ¿Cómo, estando Dios en todo lugar, decimos:
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS? — Dios está
en todo lugar; pero decimos Padre nuestro que
estás en los cielos para levantar nuestros corazo-
• 56 •
nes al cielo, donde Dios, en la gloria, se mani-
fiesta a sus hijos.
11. ¿Qué pedimos en la primera petición: SAN-
TIFICADO SEA TU NOMBRE? — En la pri-
mera petición Santificado sea tu nombre, pedi-
mos que Dios sea conocido, amado, honrado y
servido de todo el mundo y de nosotros en parti-
cular.
12. ¿Qué entendemos cuando pedimos que Dios
sea conocido, amado y servido de todo el
mundo? — Entendemos pedir que los infieles
vengan al conocimiento del verdadero Dios, los
herejes reconozcan sus errores, los cismáticos
vuelven a la unidad de la Iglesia, los pecadores
se conviertan y los justos perseveren en el bien.
13. ¿Por qué pedimos ante todo que sea santifica-
do el nombre de Dios? — Pedimos ante todo
que sea santificado el nombre de Dios porque
hemos de desear más la gloria de Dios que todos
nuestros intereses y provechos.
14. ¿De qué manera hemos de procurar la gloria
de Dios? — Hemos de procurar la gloria de Dios
con oraciones y buen ejemplo, y enderezando a
El todos nuestros pensamientos, afectos y accio-
nes.
15. ¿Qué entendemos por REINO DE DIOS? —
Por reino de Dios entendemos un triple reino es-
piritual: el reino de Dios en nosotros, que es la
gracia; el reino de Dios en la tierra, que es la

• 57 •
Iglesia Católica, y el reino de Dios en el cielo,
que es la bienaventuranza.
16. ¿Qué pedimos en orden a la gracia con las pa-
labras VENGA A NOSOTROS TU REINO?
— En orden a la gracia, pedimos que Dios reine
en nosotros con su gracia santificante, por la cual
se complace de morar en nosotros como rey en
su corte, y que nos conserve unidos a sí con las
virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad, por las
cuales reina en nuestro entendimiento, en nuestro
corazón y en nuestra voluntad.
17. ¿Qué pedimos en orden a la Iglesia con las
palabras venga a nosotros tu reino? — En or-
den a la Iglesia, pedimos que se dilate y propa-
gue por todo el mundo para la salvación de los
hombres.
18. ¿Qué pedimos en orden a la gloria con las pa-
labras venga a nosotros tu reino? — En orden
a la gloria, pedimos ser un día admitidos en la
bienaventuranza, para que hemos sido creados,
donde seremos cumplidamente felices.
19. ¿Qué pedimos en la tercera petición: HÁGA-
SE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA
COMO EN EL CIELO? — En la tercera peti-
ción: Hágase tu voluntad, así en la tierra como en
el cielo, pedimos la gracia de hacer en todas las
cosas la voluntad de Dios, obedeciendo sus san-
tos mandamientos con la misma presteza con que
los ángeles y santos le obedecen en el cielo. Pe-
dimos además la gracia de corresponder a las

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divinas inspiraciones y de vivir resignados a la
voluntad de Dios cuando nos enviare alguna tri-
bulación.
20. ¿Es necesario que cumplamos la voluntad de
Dios? — Es tan necesario que cumplamos la vo-
luntad de Dios como lo es alcanzar la salvación
eterna, pues Jesucristo dijo que sólo entrará en el
reino de los cielos el que hiciere la voluntad de
su Padre.
21. ¿De qué manera podemos conocer la voluntad
de Dios? — Podemos conocer la voluntad de
Dios especialmente por medio de la Iglesia y de
nuestros superiores espirituales, puestos por Dios
para guiarnos en el camino de la salvación. Tam-
bién podemos conocerla por las divinas inspira-
ciones y por las circunstancias en que el Señor
nos ha colocado.
22. ¿Debemos reconocer siempre la voluntad de
Dios en las cosas así prósperas como adversas
de esta vida? — En las cosas prósperas como
adversas de esta vida hemos de reconocer siem-
pre la voluntad de Dios, el cual todo lo dispone o
permite para nuestro bien.
23. ¿Qué pedimos en la cuarta petición: EL PAN
NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLE
HOY? — En la cuarta petición: El pan nuestro
de cada día, dánosle hoy, pedimos a Dios lo que
nos es necesario cada día para el alma y para el
cuerpo.

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24. ¿Qué pedimos a Dios para nuestra alma? —
Para nuestra alma pedimos a Dios el manteni-
miento de la vida espiritual, es decir, rogamos al
Señor nos dé su gracia, de la que continuamente
tenemos necesidad.
25. ¿Cómo se mantiene la vida de nuestra alma?
— La vida de nuestra alma se mantiene sobre
todo con la divina palabra y con el Santísimo
Sacramento del altar.
26. ¿Qué pedimos a Dios para nuestro cuerpo? —
Para nuestro cuerpo pedimos lo necesario para el
mantenimiento de la vida temporal.
27. ¿Por qué decimos: EL PAN NUESTRO DE
CADA DÍA y no EL PAN DE CADA DÍA? —
Decimos: El pan nuestro de cada día y no El pan
de cada día, para excluir todo deseo de los bienes
ajenos; por esto le pedimos al Señor nos ayude
en las ganancias justas y lícitas con que nos pro-
curemos el sustento mediante nuestro trabajo, sin
echar mano de hurtos y malas mañas.
28. ¿Por qué decimos DANOS y no DAME el
pan? — Decimos danos y no dame para traernos
a la memoria que, siendo Dios el dador de todos
los bienes, al darlos en abundancia, lo hace para
que distribuyamos lo superfluo a los pobres.
29. ¿Por qué añadimos DE CADA DÍA? — Aña-
dimos de cada día porque hemos de querer lo
necesario para la vida, y no la abundancia de
manjares y bienes de la tierra.

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30. ¿Qué significa la palabra HOY en la cuarta
petición? — La palabra hoy quiere decir que no
hemos de andar demasiado solícitos de lo por
venir, sino pedir lo que al presente necesitamos.
31. ¿Qué pedimos en la quinta petición: PERDÓ-
NANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO
NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS
DEUDORES? — En la quinta petición: Perdó-
nanos nuestras deudas, así como nosotros perdo-
namos a nuestros deudores, pedimos a Dios nos
perdone nuestros pecados, como nosotros perdo-
namos a nuestros ofensores.
32. ¿Por qué nuestros pecados se llaman deudas?
— Nuestro pecados se llaman deudas porque
hemos de satisfacer por ellos a la divina justicia
en esta vida o en la otra.
33. ¿Pueden esperar de Dios perdón los que no
perdonan al prójimo? — Los que no perdonan
al prójimo no tienen razón ninguna para esperar
de Dios el perdón; tanto más que se condenan
por sí mismos diciendo a Dios que les perdone
como ellos perdonan a su prójimo.
34. ¿Qué pedimos en la sexta petición: Y NO NOS
DEJES CAER EN LA TENTACIÓN? — En la
sexta petición: Y no nos dejes caer en la tenta-
ción, pedimos a Dios que nos libre de las tenta-
ciones, o no permitiendo que seamos tentados o
dándonos gracia para no ser vencidos.
35. ¿Qué son las tentaciones? — Las tentaciones
son unas excitaciones al pecado que nos vienen
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del demonio, o de los malos, o de nuestras pasio-
nes.
36. ¿Es pecado tener tentaciones? — No, señor; no
es pecado tener tentaciones; pero es pecado con-
sentir en ellas o exponerse voluntariamente a pe-
ligro de consentir.
37. ¿Por qué permite Dios que seamos tentados?
— Dios permite que seamos tentados para probar
nuestra fidelidad, para darnos ocasión de perfec-
cionar nuestras virtudes y para acrecentar nues-
tros merecimientos.
38. ¿Qué hemos de hacer para evitar las tentacio-
nes? — Para evitar las tentaciones hemos de huir
de las ocasiones peligrosas, tener a raya nuestros
sentidos, recibir a menudo los Santos Sacramen-
tos y valernos de la oración.
39. ¿Qué pedimos en la séptima petición: MAS
LÍBRANOS DEL MAL? — En la séptima peti-
ción: Mas líbranos del mal, pedimos a Dios que
nos libre de los males pasados, presentes y futu-
ros, especialmente del sumo mal, que es el peca-
do, y de la pena de él, que es la condenación
eterna.
40. ¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL MAL y no
DE LOS MALES? — Decimos: Líbranos del
mal y no de los males porque no hemos de desear
estar exentos de todos los males de esta vida,
sino solamente de los que no convienen a nuestra
alma, y por esto pedimos nos libre Dios del mal

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en general; a saber, de todo lo que prevé que es
mal para nosotros.
41. ¿Es lícito pedir que nos libre Dios de algún
mal particular, por ejemplo, de una enferme-
dad? — Sí, señor; es lícito pedir a Dios nos libre
de algún mal particular, pero siempre remitién-
donos a su voluntad, ya que puede ordenar aque-
lla misma tribulación para provecho de nuestra
alma.
42. ¿De qué sirven las tribulaciones que Dios nos
envía? — Las tribulaciones nos ayudan a hacer
penitencia de nuestras culpas, a ejercitar las vir-
tudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo, nuestra
cabeza, a la cual es justo nos conformemos en los
padecimientos si queremos tener parte en su glo-
ria.
43. ¿Qué quiere decir AMÉN al final del PA-
DRENUESTRO? — Amén quiere decir: así sea,
así lo deseo, así lo pido al Señor y así lo espero.
44. ¿Basta rezar de cualquier manera el PADRE-
NUESTRO para alcanzar las gracias que pe-
dimos? — Para alcanzar las gracias que pedimos
en el Padrenuestro hay que rezarlo sin atropella-
miento, con atención y acompañarlo con el cora-
zón.
45. ¿Cuándo hemos de rezar el PADRENUES-
TRO? — Hemos de rezar el Padrenuestro todos
los días, pues todos los días tenemos necesidad
del socorro de Dios.

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PARA CRECER EN LA VIDA ESPIRITUAL

1. Mons Juan Straubinger, La Biblia Comentada


(bajarla de Internet o pedir copia electrónica al
whatsup +502 4212 0020).
2. Catecismo Romano del Concilio de Trento
3. Catecismo Mayor de San Pío X . Este catecismo está
explicado en youtube con el nombre Catecismo
católico tradicional.
4. San Alfonso María de Ligorio, El Gran medio de
la Oración; Para Confesarse bien; Las Glo-
rias de Maria; La practica de Amor hacia Je-
sucristo;Visitas al Santísimo Sacramento;
Preparación para la muerte; La Monja Santa
etc.
5. Tomás de Kempis, La Imitación de Jesucristo.
6. San Francisco de Sales, Introducción a la vida
devota.
7. Padre Philipon, Los Sacramentos en la vida
cristiana.
8. San Pedro Julian Eymard, Obras Eucarísticas.
9. Mons de Segur, El infierno, ¿Cómo evitarlo?
10.Vidas y obras de los Santos
11. San Luis Maria Grignon de Montfort, Tratado de
la verdadera devoción; El Secreto del Santí-
simo Rosario; Carta a los Amigos de la Cruz.
12. Luis de la Palma, La Pasión de Nuestro Señor
Jesucristo.

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