Oraciones Básicas Del Católico Completo
Oraciones Básicas Del Católico Completo
Oraciones Básicas Del Católico Completo
del católico
ÍNDICE
Oraciones de la mañana ......................................3
Oraciones del día .................................................9
Bendición de la mesa ................................11
Angelus .....................................................12
Regina coeli ..............................................14
Oraciones de la noche ........................................16
Santo Rosario ....................................................23
Letanías de la Santísima Virgen María ....31
Vía crucis ...........................................................36
Oraciones varias ................................................53
Padrenuestro explicado .....................................54
Acto de fe
Dios mío, creo firmemente todo lo que cree y
enseña la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Ro-
mana, porque eres Tú, Verdad infalible, quien se
lo ha revelado.
•3•
Acto de esperanza
Dios mío, espero con firme confianza, que me
has de dar, por los méritos de Jesucristo, tu gra-
cia en este mundo, y, observando tus manda-
mientos, tu gloria en el otro; porque así me lo
has prometido y eres todopoderoso, bueno y fiel
a tus promesas.
Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el corazón, con toda
mi alma, con todas mis fuerzas y sobre todas
las cosas, por ser infinitamente bueno e infinita-
mente amable; y a mi prójimo como a mí mis-
mo, por tu amor.
•4•
Hagamos una firme resolución de evitar
el pecado y practicar la virtud.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hága-
se tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
•5•
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y per-
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en la tentación; mas líbranos del mal.
Amén.
Ave María
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo; bendita Tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Je-
sús. Santa María, Madre de Dios, ruega por no-
sotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
•7•
Oh San José, Padre virginal de Jesús, purísimo
Esposo de la Virgen María, rogad cada día por
nosotros al mismo Jesús, para que, defendidos
con las armas de vuestra gracia y luchando legí-
timamente durante la vida, seamos coronados
por Él mismo en la muerte.
•8•
Oraciones durante el día
En la tentación
•9•
El Acordaos de San Bernardo
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que ja-
más se ha oído decir que ninguno de cuantos ha
acudido a vuestra protección, implorando vues-
tra asistencia y reclamando vuestro socorro,
haya sido abandonado de Vos. Animado con esta
confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Vir-
gen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de
mis pecados me atrevo a aparecer ante vuestra
presencia soberana. ¡Oh, Madre de Dios! No
desechéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y
acogedlas benignamente. Amén.
• 10 •
Bendición de la mesa
Es muy bueno rezar antes y después de comer.
Antes de la comida
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendícenos, Señor, y bendice los alimentos que por
tu infinita misericordia vamos a tomar, para que
manteniendo nuestro cuerpo se emplee en tu santo
servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu vo-
luntad, así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdóna-
nos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tenta-
ción; mas líbranos del mal. Amén.
Después de comer
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te damos gracias, Señor, por todos los beneficios que
nos has hecho y por los alimentos que acabamos de
tomar, esperando de tu bondad recibir un día la bie-
naventuranza eterna, así como ahora recibimos el
sustento corporal. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre. Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén.
• 11 •
El Angelus (en español)
Es bueno rezar el Angelus en la mañana, a medio día y en
la tarde.
!. El ángel del Señor anunció a María.
". Y concibió por obra y gracia del Espíritu San-
to.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. He aquí la esclava del Señor.
". Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. Y el Verbo se hizo carne.
". Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María llena eres de gracia...
!. Ruega por nosotros, Santa Madre de
Dios.
". Para que seamos dignos de alcanzar las pro-
mesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos
Te suplicamos, Señor, derrama tu gracia en
nuestras almas para que los que por el anuncio
del ángel, hemos conocido la encarnación de tu
Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz, lle-
guemos a la gloria de su resurrección. Por el
mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
• 12 •
Angelus (en latín)
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo
de alegría, concédenos, por intercesión de su
Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eter-
nos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
• 14 •
Regina Coeli (en latín)
Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini
nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus
es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem
Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia
vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum.
Amen.
Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut
erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula
sæculorum. Amen (3 veces).
Examen de conciencia
• 17 •
Para con el prójimo: Amor al prójimo
por Dios.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien
sois, bondad infinita y porque os amo sobre to-
• 18 •
das las cosas, me pesa de todo corazón haberos
ofendido, también me pesa porque podéis casti-
garme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y
cumplir la penitencia que me fuera impuesta,
para el perdón de mis pecados.
Os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos, en sa-
tisfacción de todos mis pecados, confío en vues-
tra bondad y misericordia infinita, me los per-
donareis por los méritos de vuestra preciosísima
Sangre, pasión y muerte; me daréis gracia para
enmendarme y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
Ave María
Dios te salve María; llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo; bendita Tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Je-
sús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Yo Pecador
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a
la bienaventurada siempre Virgen María, al bie-
naventurado San Miguel Arcángel, al bienaven-
turado San Juan Bautista, a los Santos Apósto-
les, Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos,
padre, que pequé gravemente con el pensamien-
to, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa,
• 20 •
por mi grandísima culpa; por tanto, ruego a la
bienaventurada siempre Virgen María, al biena-
venturado San Miguel Arcángel, al bienaventu-
rado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre,
que roguéis por mí a Dios Nuestro Señor.
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos
quien sois y porque os amo sobre todas las co-
sas, me pesa de todo corazón de haberos ofendi-
do, propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de las ocasiones de ofenderos, confe-
sarme y cumplir la penitencia que me fuera im-
puesta. Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y tra-
bajos en satisfacción de mis pecados y confío en
vuestra Bondad y Misericordia infinita me los
perdonaréis por los merecimientos de vuestra
preciosísima sangre, pasión y muerte, y me da-
réis gracia para nunca más pecar, enmendarme
y perseverar en vuestro santo servicio hasta el
fin de mi vida. Amén.
• 23 •
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su único Hijo,
nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María
Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió
a los infiernos; y al tercer día resucitó de en-
tre los muertos; subió a los cielos y está sen-
tado a la diestra de Dios Padre; desde allí ha
de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católi-
ca, la comunión de los Santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de los muertos y la vida
eterna. Amén.
Padre nuestro
!. Padre Nuestro, que estás en los cielos, santifi-
cado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad así en la tierra como en el
cielo.
". El Pan nuestro de cada día dánosle hoy; per-
dónanos nuestras deudas, así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes
caer en tentación; más líbranos del mal. Amén.
• 24 •
Gloria
!. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
". Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Y las jaculatorias:
• 25 •
Misterios gozosos
(Se rezan los días Lunes y Jueves)
El Papa Juan Pablo II propuso los Misterios Luminosos, pero
no los impuso. Aquí seguimos el método de Santo Domingo.
• 27 •
Misterios gloriosos
(Se rezan los días Miércoles, Sábados y Domin-
gos)
• 29 •
La Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti
suspiramos gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡oh
piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Amén.
• 30 •
Letanías de la
Santísima Virgen María
Son las letanías más antiguas después de las de
los Santos.
• 33 •
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Perdónanos, Señor.
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Escúchanos, Señor.
!. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo.
". Ten piedad y misericordia de nosotros.
!. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
". Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
!. Oremos. Te rogamos, Señor Dios, que nos
concedas a nosotros, tus siervos, gozar de perpe-
tua salud de alma y cuerpo, por la gloriosa inter-
cesión de la bienaventurada siempre Virgen Ma-
ría, seamos librados de las tristezas presentes y
disfrutemos de la eterna alegría. Por Jesucristo,
Nuestro Señor.
". Amén.
• 34 •
Oración a San José
Por el Papa León XIII, para rezar después del Rosario
A vos recurrimos en nuestra tribulación, biena-
venturado José; y después de haber implorado el
auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos
también confiadamente vuestro patrocinio. Por
el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada,
Madre de Dios; por el amor paternal que profe-
sasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis
benigno los ojos a la herencia que Jesucristo
conquistó con su Sangre, y que nos socorráis con
vuestro poder en nuestras necesidades.
Proteged, prudentísimo custodio de la divina
familia, el linaje escogido de Jesucristo; preser-
vadnos Padre amantísimo, de todo contagio de
error y corrupción, sednos propicio y asistidnos
desde el cielo, poderosísimo protector nuestro,
en el combate que al presente libramos contra el
poder de las tinieblas. Y del mismo modo que,
en otra ocasión, librasteis del peligro de la muer-
to al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Igle-
sia de Dios contra las asechanzas de sus enemi-
gos y contra toda adversidad. Amparad a cada
uno de nosotros con vuestro perpetuo patroci-
nio, a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos y
sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir
santamente, morir piadosamente y obtener la
felicidad eterna en el cielo. Amén.
• 35 •
Viacrucis
Arrodíllate ante
el altar, haz un
Acto de Contri-
ción, y forma la
intención de ga-
nar las indulgen-
cias bien para ti,
o para las almas
en el Purgatorio.
• 36 •
Primera estación
• 38 •
Tercera estación
Jesús encuentra a su a f l i g i d a
Madre
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera el encuentro del Hijo con su Madre en
este camino. Se miraron mutuamente Jesús y
Maria, y sus miradas fueran otras tantas flechas
que traspasaron sus amantes corazones.
• 40 •
Quinta estación
La Verónica limpia
el rostro de Jesús
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
• 43 •
Octava estación
• 45 •
Décima estación
Jesús es despojado
de sus vestiduras
!. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
". Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
• 47 •
Duodécima estación
• 48 •
Décimotercera estación
• 50 •
Después, volviendo ante el altar, arrodillándo-
te, reza:
• 51 •
¡Oh Dios mío! acabamos de seguir a vuestro di-
vino Hijo por el camino de sus dolores, haced
que nunca perdamos la memoria de su pasión,
haced que nuestro arrepentimiento sea cada vez
más sincero, nuestro amor a Vos más ardiente.
Ahora ya nuestra felicidad será amar y servir a
Jesús; deseamos llevar con paciencia las penas
que se digne enviarnos, para que después de ha-
ber participado de sus dolores en la tierra, parti-
cipemos también de su gloria en el cielo. Así sea.
• 52 •
Oraciones varias
El Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues
todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, te
ofrezco en este día, alma, vida y corazón, mírame
con compasión; no me dejes, Madre mía.
La Comunión espiritual
¡Oh Jesús mío!, creo en Vos y Os adoro realmente
presente en el Santísimo Sacramento del altar; me
arrepiento de haberos ofendido; Os amo y Os de-
seo; venid a mi corazón; me uno a Vos; nunca Os
separéis de mí.
• 57 •
Iglesia Católica, y el reino de Dios en el cielo,
que es la bienaventuranza.
16. ¿Qué pedimos en orden a la gracia con las pa-
labras VENGA A NOSOTROS TU REINO?
— En orden a la gracia, pedimos que Dios reine
en nosotros con su gracia santificante, por la cual
se complace de morar en nosotros como rey en
su corte, y que nos conserve unidos a sí con las
virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad, por las
cuales reina en nuestro entendimiento, en nuestro
corazón y en nuestra voluntad.
17. ¿Qué pedimos en orden a la Iglesia con las
palabras venga a nosotros tu reino? — En or-
den a la Iglesia, pedimos que se dilate y propa-
gue por todo el mundo para la salvación de los
hombres.
18. ¿Qué pedimos en orden a la gloria con las pa-
labras venga a nosotros tu reino? — En orden
a la gloria, pedimos ser un día admitidos en la
bienaventuranza, para que hemos sido creados,
donde seremos cumplidamente felices.
19. ¿Qué pedimos en la tercera petición: HÁGA-
SE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA
COMO EN EL CIELO? — En la tercera peti-
ción: Hágase tu voluntad, así en la tierra como en
el cielo, pedimos la gracia de hacer en todas las
cosas la voluntad de Dios, obedeciendo sus san-
tos mandamientos con la misma presteza con que
los ángeles y santos le obedecen en el cielo. Pe-
dimos además la gracia de corresponder a las
• 58 •
divinas inspiraciones y de vivir resignados a la
voluntad de Dios cuando nos enviare alguna tri-
bulación.
20. ¿Es necesario que cumplamos la voluntad de
Dios? — Es tan necesario que cumplamos la vo-
luntad de Dios como lo es alcanzar la salvación
eterna, pues Jesucristo dijo que sólo entrará en el
reino de los cielos el que hiciere la voluntad de
su Padre.
21. ¿De qué manera podemos conocer la voluntad
de Dios? — Podemos conocer la voluntad de
Dios especialmente por medio de la Iglesia y de
nuestros superiores espirituales, puestos por Dios
para guiarnos en el camino de la salvación. Tam-
bién podemos conocerla por las divinas inspira-
ciones y por las circunstancias en que el Señor
nos ha colocado.
22. ¿Debemos reconocer siempre la voluntad de
Dios en las cosas así prósperas como adversas
de esta vida? — En las cosas prósperas como
adversas de esta vida hemos de reconocer siem-
pre la voluntad de Dios, el cual todo lo dispone o
permite para nuestro bien.
23. ¿Qué pedimos en la cuarta petición: EL PAN
NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLE
HOY? — En la cuarta petición: El pan nuestro
de cada día, dánosle hoy, pedimos a Dios lo que
nos es necesario cada día para el alma y para el
cuerpo.
• 59 •
24. ¿Qué pedimos a Dios para nuestra alma? —
Para nuestra alma pedimos a Dios el manteni-
miento de la vida espiritual, es decir, rogamos al
Señor nos dé su gracia, de la que continuamente
tenemos necesidad.
25. ¿Cómo se mantiene la vida de nuestra alma?
— La vida de nuestra alma se mantiene sobre
todo con la divina palabra y con el Santísimo
Sacramento del altar.
26. ¿Qué pedimos a Dios para nuestro cuerpo? —
Para nuestro cuerpo pedimos lo necesario para el
mantenimiento de la vida temporal.
27. ¿Por qué decimos: EL PAN NUESTRO DE
CADA DÍA y no EL PAN DE CADA DÍA? —
Decimos: El pan nuestro de cada día y no El pan
de cada día, para excluir todo deseo de los bienes
ajenos; por esto le pedimos al Señor nos ayude
en las ganancias justas y lícitas con que nos pro-
curemos el sustento mediante nuestro trabajo, sin
echar mano de hurtos y malas mañas.
28. ¿Por qué decimos DANOS y no DAME el
pan? — Decimos danos y no dame para traernos
a la memoria que, siendo Dios el dador de todos
los bienes, al darlos en abundancia, lo hace para
que distribuyamos lo superfluo a los pobres.
29. ¿Por qué añadimos DE CADA DÍA? — Aña-
dimos de cada día porque hemos de querer lo
necesario para la vida, y no la abundancia de
manjares y bienes de la tierra.
• 60 •
30. ¿Qué significa la palabra HOY en la cuarta
petición? — La palabra hoy quiere decir que no
hemos de andar demasiado solícitos de lo por
venir, sino pedir lo que al presente necesitamos.
31. ¿Qué pedimos en la quinta petición: PERDÓ-
NANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO
NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS
DEUDORES? — En la quinta petición: Perdó-
nanos nuestras deudas, así como nosotros perdo-
namos a nuestros deudores, pedimos a Dios nos
perdone nuestros pecados, como nosotros perdo-
namos a nuestros ofensores.
32. ¿Por qué nuestros pecados se llaman deudas?
— Nuestro pecados se llaman deudas porque
hemos de satisfacer por ellos a la divina justicia
en esta vida o en la otra.
33. ¿Pueden esperar de Dios perdón los que no
perdonan al prójimo? — Los que no perdonan
al prójimo no tienen razón ninguna para esperar
de Dios el perdón; tanto más que se condenan
por sí mismos diciendo a Dios que les perdone
como ellos perdonan a su prójimo.
34. ¿Qué pedimos en la sexta petición: Y NO NOS
DEJES CAER EN LA TENTACIÓN? — En la
sexta petición: Y no nos dejes caer en la tenta-
ción, pedimos a Dios que nos libre de las tenta-
ciones, o no permitiendo que seamos tentados o
dándonos gracia para no ser vencidos.
35. ¿Qué son las tentaciones? — Las tentaciones
son unas excitaciones al pecado que nos vienen
• 61 •
del demonio, o de los malos, o de nuestras pasio-
nes.
36. ¿Es pecado tener tentaciones? — No, señor; no
es pecado tener tentaciones; pero es pecado con-
sentir en ellas o exponerse voluntariamente a pe-
ligro de consentir.
37. ¿Por qué permite Dios que seamos tentados?
— Dios permite que seamos tentados para probar
nuestra fidelidad, para darnos ocasión de perfec-
cionar nuestras virtudes y para acrecentar nues-
tros merecimientos.
38. ¿Qué hemos de hacer para evitar las tentacio-
nes? — Para evitar las tentaciones hemos de huir
de las ocasiones peligrosas, tener a raya nuestros
sentidos, recibir a menudo los Santos Sacramen-
tos y valernos de la oración.
39. ¿Qué pedimos en la séptima petición: MAS
LÍBRANOS DEL MAL? — En la séptima peti-
ción: Mas líbranos del mal, pedimos a Dios que
nos libre de los males pasados, presentes y futu-
ros, especialmente del sumo mal, que es el peca-
do, y de la pena de él, que es la condenación
eterna.
40. ¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL MAL y no
DE LOS MALES? — Decimos: Líbranos del
mal y no de los males porque no hemos de desear
estar exentos de todos los males de esta vida,
sino solamente de los que no convienen a nuestra
alma, y por esto pedimos nos libre Dios del mal
• 62 •
en general; a saber, de todo lo que prevé que es
mal para nosotros.
41. ¿Es lícito pedir que nos libre Dios de algún
mal particular, por ejemplo, de una enferme-
dad? — Sí, señor; es lícito pedir a Dios nos libre
de algún mal particular, pero siempre remitién-
donos a su voluntad, ya que puede ordenar aque-
lla misma tribulación para provecho de nuestra
alma.
42. ¿De qué sirven las tribulaciones que Dios nos
envía? — Las tribulaciones nos ayudan a hacer
penitencia de nuestras culpas, a ejercitar las vir-
tudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo, nuestra
cabeza, a la cual es justo nos conformemos en los
padecimientos si queremos tener parte en su glo-
ria.
43. ¿Qué quiere decir AMÉN al final del PA-
DRENUESTRO? — Amén quiere decir: así sea,
así lo deseo, así lo pido al Señor y así lo espero.
44. ¿Basta rezar de cualquier manera el PADRE-
NUESTRO para alcanzar las gracias que pe-
dimos? — Para alcanzar las gracias que pedimos
en el Padrenuestro hay que rezarlo sin atropella-
miento, con atención y acompañarlo con el cora-
zón.
45. ¿Cuándo hemos de rezar el PADRENUES-
TRO? — Hemos de rezar el Padrenuestro todos
los días, pues todos los días tenemos necesidad
del socorro de Dios.
• 63 •
PARA CRECER EN LA VIDA ESPIRITUAL
• 64 •