Tema 5. Diferencias Negocio y Acto.
Tema 5. Diferencias Negocio y Acto.
Tema 5. Diferencias Negocio y Acto.
TABLA DE CONTENIDO
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3. LA REALIDAD COMO PUNTO DE PARTIDA.
Antes de osar adentrarme a tan ambiciosa labor, primero lo primero: ¿qué es un “acto”? Ten
en cuenta que, como todo, los conceptos jurídicos provienen también de la realidad misma.
Y este caso no es la excepción.
Se entiende por acto a aquel suceso, hecho o acontecimiento voluntario, es decir, aquellos
eventos con participación humana voluntaria que se dan en un determinado momento y
espacio de la realidad. –Ya, pero eso suena muy abstracto-. Veamos un ejemplo. El que estés
leyendo en este momento este artículo, en cuanto acontecimiento voluntario, es un acto
realizado voluntariamente (espero) por ti mismo. Pensado así, entonces, “actos” son todas
aquellas actuaciones humanas voluntarias de nuestra vida cotidiana, como desayunar,
comprar una galleta, jugar, tomar el taxi, casarse, besar, viajar, compartir un meme, pagar
tributos, matricularse en la universidad, cumplir una obligación, etc.
Siendo todos ellos ejemplos de actos de nuestra vida cotidiana, tenemos que reconocer que
no todos esos actos son relevantes jurídicamente, es decir, no todos estos actos
necesariamente acarrean efectos para el Derecho. –¿O sea, en simple?– El Derecho
selecciona determinados actos y los convierte en jurídicos. Veamos.
Por ejemplo, reconocerás que no es lo mismo decirle a alguien que sea tu enamorado/a y
comenzar una relación, a proponerle que sea tu esposo/a y casarse. En el primer caso
estamos ante actos voluntarios de la vida cotidiana que no transcienden al plano jurídico;
dicho de otro modo, al Derecho tales actos le son indiferentes y, por ello, no les atribuye
consecuencias jurídicas. En cambio, no sucede lo mismo con el segundo caso, que además
de ser actos cotidianos, sí transcienden al mundo del Derecho y se convierten en jurídicos:
el Derecho los regula y les atribuye consecuencias jurídicas.
Cuando los actos de la vida cotidiana transcienden al mundo del Derecho, dejan de ser
simples actos para convertirse en “actos jurídicos”, esto es, en actos importantes o relevantes
para el Derecho. –Entiendo, pero ¿qué determina que se conviertan en jurídicos?- Lo que
determina que un acto se convierta en jurídico es, básicamente, su regulación en una norma
jurídica. Por ejemplo, no existe una norma jurídica que regule los actos de enamoramiento,
pero sí existen normas —como el Código Civil— que regulan los actos matrimoniales. Eso
es lo que los convierte en relevantes para el Derecho.
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4. ¿Y QUÉ HAY DEL NEGOCIO JURÍDICO?
Seguramente, en tu clase de Acto Jurídico en la Universidad, en alguna lectura o ponencia, o
por alguna disquisición filosofo-jurídica de la vida, habrás leído o escuchado que la noción
de “negocio jurídico” es producto de la elaboración conceptual de la doctrina pandectista
alemana del siglo XIX. Pues, ciertamente, así fue.
En resumen, los juristas alemanes de esa época se dieron cuenta que existían una serie de
actos voluntarios, realizados por los privados, relevantes para el Derecho que compartían
características y una estructura en común (básicamente, el ser declaraciones de voluntad
privadas destinadas a crear efectos jurídicos). Ejemplos de ello son el contrato, el
matrimonio, el testamento, la transferencia de propiedad, entre otros. Por lo cual decidieron
elaborar una teoría que les sea aplicable a todos estos actos en general, y así fue cómo
surgió la teoría del negocio jurídico alemana (“Rechtsgeschäft”). Y dicha teoría, al final,
resultó formando parte estructural de su Código Civil (“BürgerlichesGesetzbuch” –
“BGB”), constituyéndose en una parte general de normas jurídicas comunes aplicables a
todos esos denominados negocios jurídicos.
Si eso te suena familiar, habrás escuchado también que dicha noción de negocio jurídico
alemana (“Rechtsgeschäft”) fue traducida al francés como L’actejuridique al no tener un
término equivalente más preciso, y que posteriormente, autores brasileños y argentinos
tradujeron dicho término directamente del francés como “acto jurídico”. Y así fue como
llegó también al Perú, a través de influencia brasileña y argentina, como “acto jurídico”.
-Espera, entonces, ¿qué? ¿negocio jurídico y acto jurídico son lo mismo? Mal entendida
esa explicación, podría entenderse que, al fin y al cabo, “acto jurídico” y “negocio jurídico”
hacen referencia a lo mismo, sino que mal traducidos; pero no es así. Si bien la noción de
negocio jurídico surgió en Alemania en el contexto mencionado, esta fue evolucionando a
lo largo del tiempo con el desarrollo de distintas escuelas de estudio, y actualmente tiene un
contenido particular, como veremos a continuación.
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regular sus propios intereses y de decidir cuáles serán las consecuencias jurídicas y prácticas
de la realización de dichos actos.
En los Negocios Jurídicos los privados tienen libertad(i) para decidir qué actos realizar
(libertad de elección) y (ii) para reglamentar el contenido y consecuencias de los mismos
(libertad de configuración). La razón: los intereses envueltos en los Negocios Jurídicos son
intereses esencialmente privados; o en otras palabras, intereses que primordialmente les
incumbe a los sujetos privados que participan en la realización del acto. En contraposición,
en los AJSE no existe un ejercicio de la Autonomía Privada (entendida en tales términos),
ya que si bien los sujetos que los efectúan son libres de decidir la realización o no del acto
(libertad de elección), no están habilitados para reglamentar su contenido, ni mucho menos
para modificar las consecuencias de los mismos (libertad de configuración). Y ello es así
porque los intereses envueltos en los AJSE no son esencialmente privados, sino que cuentan
principalmente con una transcendental relevancia pública. Esa es, desde mi punto de vista,
la diferencia esencial para identificar cuando estamos ante un Negocio Jurídico (como Acto
de Autonomía Privada) y cuando ante un AJSE. Los Negocios Jurídicos responden
esencialmente a los intereses privados de los sujetos que lo celebran; mientras que los
AJSE, además de tener intereses privados de por medio, tienen primordialmente intereses
públicos envueltos.
Se comprende así que esas sean las razones por las cuales las normas que principalmente
gobiernan a los Negocios Jurídicos y a los AJSE sean distintas. Las normas aplicables a los
Negocios Jurídicos son en esencia “normas supletorias”, esto es, normas ante las cuales las
partes pueden pactar en contra evitando su aplicación. En el caso de los AJSE, las normas
que los rigen son “normas de carácter imperativo”, es decir, mandatos que los sujetos no
pueden dejar de observar y cuyos efectos se producen de manera automática con la
realización del acto.
En esa misma línea, es comprensible por ello que en los Negocios Jurídicos las
consecuencias jurídicas y prácticas serán primordialmente las que decidan y regulen las
partes; mientras que, en los AJSE, las consecuencias jurídicas y prácticas serán las
predeterminadas por el Ordenamiento Jurídico, no habiendo espacio para su modificación.
Teniendo claro lo desarrollado, citaré algunos ejemplos de Actos Jurídicos en general, que
responden a la satisfacción de intereses de la vida cotidiana, invitándote a que trates de
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determinar en qué casos estaríamos frente a Actos de Autonomía Privada o Negocios
Jurídicos y en cuáles ante AJSE:
• Inmobiliaria S.A. quiere tener la propiedad de un inmueble para realizar sus
negocios y el propietario de tal bien, el Sr. Oropeza, desea venderlo; para tal fin
celebran un “contrato de compraventa”;
• Inmobiliaria S.A. quiere que uno de sus directores, el Sr. García, actué en nombre
de la empresa y celebre el contrato de compraventa indicado con el Sr. Oropeza,
efectuándose un “otorgamiento de poder” al Sr. García facultándolo para tales
efectos;
• Inmobiliaria S.A., una vez adquirido el inmueble, desea que su propiedad sea
oponible a terceros mediante publicidad registral, realizando así una “solicitud de
inscripción registral” en Registros Públicos.
• Por otro lado, el Sr. García y la Sra. María desean hacer vida en común que sea
reconocida legalmente para lo cual celebran un “matrimonio”;
• el Sr. García tiene un hijo extramatrimonial al cual aún no ha reconocido, y desea
efectuar su reconocimiento como tal a través de un “acto de reconocimiento de
hijo”;
• el Sr. García desea ordenar la repartición de todos sus bienes (herencia) para
después de su muerte otorgando para ello un “testamento”.
• Si el Sr. García muere intestado, esto es, sin dejar testamento, y sus hijos quieren
que se repartan entre ellos los bienes dejados, entonces efectuarán una “petición
de herencia”.
Si lo has notado e identificado así, tanto el “contrato de compraventa”, el “otorgamiento de
poder” y el “testamento” son Actos de Autonomía Privada o Negocios Jurídicos. En todos
estos actos, las personas que lo celebran tienen tanto libertad de elección como de
configuración, ya que además de decidir qué actos satisfacen de mejor manera sus intereses
y necesidades prácticas, pueden regular a su conveniencia el contenido de tales actos y
decidir cuáles serán las consecuencias jurídicas y prácticas resultantes. Nótese que los
intereses envueltos son esencialmente intereses de naturaleza privada.
En cambio, ello no sucede en los demás actos, como la “solicitud de inscripción registral”, el
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“matrimonio”, el “reconocimiento de hijo” y la “petición de herencia”. No cabe duda de que
en estos actos hay intereses privados de por medio, pero principalmente existen intereses
públicos envueltos. Prueba de ello es que para la realización de dichos actos se tengan que
observar obligatoriamente formalidades y reglas específicas, así como soportar
consecuencias jurídicas, ya preestablecidas en las normas correspondientes, no pudiendo las
personas modificarlas o impedir su aplicación.
A mayor abundamiento, un “matrimonio” no sólo es de interés de los que se casan, sino
también interés del Estado mismo que lo promueve (relevancia pública), por ello que las
consecuencias jurídicas del matrimonio no pueden ser modificadas por las partes. Son las
que son. Lo mismo sucede con el “reconocimiento de hijo”, en donde no sólo está de por
medio el interés del padre, sino también el derecho a la identidad del hijo; en la “petición de
herencia” donde, a falta de testamento, la protección de una adecuada repartición de la
herencia a cada heredero es esencial.
Por todas esas razones, jurídicamente, “no es lo mismo decir Acto Jurídico que Negocio
Jurídico”.
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El contrato es un acto jurídico plurilateral, la falta de este elemento determinaría la
inexistencia del contrato como tal, aunque pudiera valer como acto jurídico unilateral
(promesa de recompensa, testamento, declaración unilateral de voluntad)
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