Inbound 724206182
Inbound 724206182
Inbound 724206182
no es la de antes
María
M aría JJosé
osé Orobitg
Orobitg i Della
Della
Mi abuela
IIlustraciones
lustraciones de
de Carles
Carles Ballesteros
Ballesteros
no es la de antes
María José Orobitg i Della
Ilustraciones de Carles Ballesteros
editorial amanuta
COLECCIÓN SIN LÍMITES
1/16
M i abuela vivía en un pueblo junto al mar.
Vivía en un pueblo pequeño con las casas acariciando
la orilla de la playa. Casas de pescadores.
Mi abuela siempre, siempre, sonreía.
4 5
2/16
A ella le gustaba cantar, bailar y hablar hasta por los codos con sus vecinas.
Y cocinar pastelillos de merengue y postres de manzana.
Salía a pasear todas las tardes.
Y en noches de plenilunio tomaba baños de luna.
6 7
3/16
Cada verano yo iba al pueblo de mi abuela.
Viajaba en tren. Cuando paraba en la estación, deprisa, con mi madre
descargábamos los paquetes, las bolsas y las maletas.
Mi abuela ya estaba allí. Nos esperaba sentada en un viejo banco de madera.
Cuando nos veía nos daba la bienvenida con una gran sonrisa y unos ojos
brillantes y vivaces. Nos abrazaba, y las tres caminábamos de la mano hacia
su casa sin dejar de reir y de hablar.
8 9
4/16
Los veranos pasaban muy rápido en el pueblo de mi abuela.
Por las mañanas, ella me ayudaba a lavarme y a ponerme el traje de baño
y las sandalias. En una cesta metíamos pasteles, manzanas, agua, toallas y
crema para el sol y nos íbamos a la playa.
Nadábamos, saltábamos las olas y, flotando sobre el lomo del mar,
nombrábamos las nubes. Construíamos castillos en el aire y en la arena,
recogíamos caracolas vacías para enhebrar collares, contábamos los granos de
arena y cuando nos cansábamos comíamos los pasteles y las manzanas. Para
descansar nos tendíamos sobre las toallas y dormíamos una buena siesta.
10 11
5/16
Y por las noches mi abuela me contaba historias
y sueños de cuando ella era pequeña.
12 13
6/16
El verano pasado mi abuela comenzó a no ser mi abuela.
Todos los días cocinaba sopa de cebolla para desayunar. Y arroz
hervido para cenar.
Algunas mañanas se vestía con el camisón encima de la camisa.
O se ponía un zapato en un pie y una zapatilla en el otro.
A veces, cuando iba a comprar, caminaba cargada con las bolsas horas
y horas por el paseo de la playa, hasta que algún vecino la acompañaba
a su casa. Cuando llegaban a la puerta y le preguntaban si se
encontraba bien, ella les gritaba y entraba en la casa sin decirles adiós.
14 15
7/16
A veces, guardaba el monedero en el armario y decía
que alguien se lo había robado.
O dejaba las cucharas en el horno.
Y las zanahorias en el balcón.
16 17
8/16
Olvidó el nombre de sus vecinos.
Y no me escribió una tarjeta para mi cumpleaños.
Dormía de día y se levantaba por la noche.
Sus ojos dejaron de brillar.
Y se acabaron los baños de luna.
18 19
9/16
Mi abuela vive con nosotros en la ciudad.
Mi abuela, la de ahora, a veces no sabe quién es.
O no sabe dónde está.
O no sabe vestirse.
O no sabe cómo lavarse.
Durante la cena, a veces, se levanta y se va con
el plato y la cuchara a la calle.
20 21
10/16
Mi abuela, la de ahora, no sabe mi nombre.
Y, a veces, no sabe quién soy yo.
Pero me mira y me sonríe. Me da besos y me abraza.
Y las noches de plenilunio se acerca a la ventana y se mira
fijamente en la luna horas y horas como si fuera un espejo.
22
11/16
Mi abuela, la de ahora, ya no canta ni baila.
Y no habla mucho. Y cuando habla las palabras se diluyen en el aire como
terrones de azúcar en el agua. Por ejemplo, cuando quiere sus anteojos,
dice: “aquello que es para ver mejor”. O, cuando quiere un pañuelo:
“aquello que es para los mocos”.
Mi abuela, la de ahora, espera a que le pongan el plato en la mesa.
Y la servilleta en el cuello.
24 25
12/16
A mi abuela, la de ahora, le ayudo a sujetar la cuchara para tomar la sopa.
Algunas veces se enfada y tira al suelo plato, servilleta y mantel.
Y también le ayudo a ponerse la blusa y la falda que sé que más le gustan.
Está más delgada y le quedan grandes.
26 27
13/16
Después de comer, echadas en la cama, miramos juntas libros con
fotografías, dibujos y películas donde aparece el mar. Y cuando se
cansa, dormimos una buena siesta.
Mi abuela, la de ahora, ya no sale sola.
Por las tardes paseamos del brazo por el parque y por la plaza.
28 29
14/16
Y todas las noches le explico mis sueños.
Y le cuento nuestros veranos en el pueblo.
30 31
15/16
Para Aloma Sanae, corazón con alas.
Y su yaya Fina, todo corazón.
Mi abuela no es la de antes
Colección Sin Límites
Editorial Amanuta
Todos los derechos reservados
16/16