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Este documento presenta un resumen de las diferencias entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu. Explica que las ciencias naturales se ocupan del estudio de fenómenos en la Tierra, mientras que las ciencias del espíritu tienen como objeto la realidad social e histórica. También define conceptos como fenomenología y hermenéutica y explica brevemente cómo las ciencias naturales se desarrollaron en la Europa renacentista con un enfoque en encontrar leyes universales, mientras que las ciencias del espíritu estudian comport
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Este documento presenta un resumen de las diferencias entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu. Explica que las ciencias naturales se ocupan del estudio de fenómenos en la Tierra, mientras que las ciencias del espíritu tienen como objeto la realidad social e histórica. También define conceptos como fenomenología y hermenéutica y explica brevemente cómo las ciencias naturales se desarrollaron en la Europa renacentista con un enfoque en encontrar leyes universales, mientras que las ciencias del espíritu estudian comport
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Unidad 1 / Escenario 1

Lectura fundamental

Ciencias naturales frente


a las del espíritu y conceptos
de fenomenología y hermenéutica

Contenido

1 Debate sobre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu

2 Conceptos de fenomenología y hermenéutica

Palabras clave: ciencias naturales, ciencias del espíritu, fenomenología, hermenéutica.


Introducción
Para una definición esencial de la filosofía basta con remontarse a la etimología de la palabra: viene
del griego φιλοσοφία y denota el interés por descubrir, el deseo por adquirir sabiduría o conocer. Sin
embargo, es necesario ampliar esta definición genérica y reconocer múltiples concepciones históricas.

Para Sócrates, uno de los primeros pensadores griegos en abordar el tema, la definición occidental
de la filosofía estaba estrechamente relacionada con el espíritu, sus principios se orientaban en
aspiraciones y formas de pensar la vida humana a partir de la reflexión. Aquí Sócrates hace un intento
por definir la experiencia de los sujetos desde acciones conscientes, desde el propio saber, entender la
vida y sus características desde la filosofía.

Platón como discípulo de Sócrates, amplió las reflexiones de su maestro y llegó a afirmar que la
filosofía no solo se ocupa de objetos prácticos como las virtudes o los valores, sino también del
conocimiento científico. Para estos dos pensadores griegos, la filosofía está presente como una
reflexión propia del espíritu.

Ahora bien, existe una concepción filosófica en la que el centro de interés es el universo. Aristóteles
define al espíritu desde el conocimiento científico y el objeto de ese conocimiento: el ser. Para
él, en la filosofía la ciencia es universalista y dentro de ella se posiciona el ser; a esto se le llamará
posteriormente metafísica, que permite conocer las cosas y su esencia, así como el principio último
de la realidad.

Este breve contexto ofrece algunos elementos iniciales para explicar las bases filosóficas del
conocimiento científico y de las ciencias naturales y del espíritu. El fin de esta Lectura fundamental
es ofrecer una contextualización de las ciencias y su aporte a la fenomenología y a la hermenéutica,
teniendo en cuenta antecedentes clásicos y elementos modernos y posmodernos.

1. Debate sobre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu


Las definiciones iniciales de las ciencias naturales y las ciencias del espíritu muestran las diferentes
concepciones que tienen. Las ciencias naturales o físicas se ocupan del estudio y análisis de
fenómenos en el planeta Tierra. Las ciencias del espíritu o humanas tienen como objeto la realidad
histórica y social.

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Para profundizar en su definición, resulta conveniente revisar la etimología de las palabras
“conocimiento” y “ciencia”. “Conocimiento” viene del latín cognoscere, que denota buscar e indagar
las relaciones de las cosas de manera profunda. Por su parte “ciencia” viene del latín scientia, que se
define como la observación y el razonamiento que favorece al conjunto o grupo de conocimientos
adquiridos en la experiencia humana; en la ciencia se determinan leyes o principios generales.

Es importante aclarar que no todo conocimiento es científico. Por ejemplo, el conocimiento que
transmite una partera, que acompaña y cuida a la embarazada como preparación a un parto que
sigue las recomendaciones de la medicina especializada. La partera sin duda posee un conocimiento,
pero no uno científico, sino que obedece a aspectos culturales que destacan los mecanismos de
adaptabilidad de la comunidad.

Son dos las características que hacen a la ciencia un cuerpo de conocimiento: primero, la experiencia
empírica o la revisión teórica para la observación; segundo, el razonamiento lógico. Una vez cumplidas
estas condiciones se procede a la comprobación o verificación que terminan de consolidar el
nacimiento del conocimiento científico.

1.1. Las ciencias y su clasificación

Se pueden clasificar las ciencias en dos grandes grupos, las ciencias formales y las ciencias fácticas:

La lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones


entre ellos, se llaman a menudo Ciencias Formales, precisamente porque sus objetos no son
cosas ni procesos, sino, para emplear el lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter
un surtido ilimitado de contenidos tanto fácticos como empíricos […] Las Ciencias Fácticas
necesitan más que la lógica formal: para confirmar sus conjeturas necesitan de la observación y el
experimento. En otras palabras, las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas, y, siempre que les
sea posible, deben procurar cambiarlas deliberadamente para intentar descubrir en qué medida
sus hipótesis se adecúan a los hechos (Bunge, 2013, p. 6).

Las ciencias formales están en búsqueda de la verdad de las cosas. Es frecuente que en esa búsqueda
se usen métodos deductivos para descubrir dicha verdad. Su esencia no son las cosas y procesos,
sino manifestar relaciones abstractas del conocimiento, esto es el estudio de las ideas. Dentro de las
ciencias formales se pueden encontrar la lógica y la matemática. Por su parte, las ciencias fácticas
están en búsqueda de relaciones existentes entre los hechos y la representación mental de estos;
el objeto de estudio de estas ciencias son los hechos y su método se sustenta en la observación.

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Dentro de las ciencias fácticas se encuentran las naturales y las de la cultura o sociales; las primeras
comprenden el campo de la física, química, biología, astronomía y geología; las segundas, la sociología,
antropología, ciencias políticas, economía, historia, pedagogía, psicología y el derecho.

Las ciencias fácticas naturales utilizan métodos experimentales que habitualmente no se desarrollan
con amplitud en las ciencias sociales, y cuando estas acuden al diseño experimental logran conjugarlo
con algunos métodos cualitativos. Las primeras se preocupan por la naturaleza, las segundas por la
experiencia humana.

Cómo mejorar...
Para profundizar más al respecto puede consultar el texto La ciencia, su método y su
filosofía, de Mario Bunge (2013).

1.1.1. Las ciencias naturales

Las ciencias naturales se reducen al carácter transitorio de su saber, necesitan el pensamiento


científico y este de la concepción filosófica de conocimiento. Así, las ciencias naturales utilizan
algunos métodos que desarrolló la filosofía, la mayéutica (descubrimiento de conocimientos
mediante el uso de preguntas), la lógica (principios que rigen el conocimiento y el pensamiento
de la humanidad), la dialéctica (cualidad de descubrir una verdad evidenciando la antinomia en la
argumentación y superándola) y la fenomenología (estudio y análisis de las experiencias subjetivas).

En el Renacimiento, las ciencias naturales cobraron relevancia gracias al interés de caracterizar las
relaciones entre los humanos y la naturaleza. En el siglo XVI, Galileo Galilei y René Descartes, y
posteriormente Isaac Newton en el siglo XVII, fomentan las técnicas de recolección de datos cuyo
resultado es producto de ejercicios matemáticos.

Cabe resaltar que la filosofía natural se dedicó al desarrollo de presunciones que no son vitales para la
historia de las ciencias naturales, pero que sí sirvieron como antecedente.

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Estas características sirvieron para el estudio y descripción del cosmos, los humanos, animales y
plantas, entre otros fenómenos filosóficos, físicos y matemáticos.

En este contexto la ciencia buscaba explicaciones y leyes de la naturaleza que generalmente poseían
amplio desarrollo ahistórico; se centraba en la observación del sujeto sobre el objeto, donde el
sujeto se distanciaba de sus valoraciones. De esta forma, el hombre de la ciencia, el científico, debía
encontrar la verdad universal, es decir, leyes generales y verdades absolutas. Esta concepción de la
ciencia ha llevado a la fragmentación del conocimiento, ha parcelado la realidad de las sociedades
al pensarlas como únicas e inmutables, y se gestó gracias al conocimiento científico de la Europa
medieval del siglo XVI.

El dominio de esta concepción del mundo ha ido cambiando. En el siglo XX, los teóricos de las
ciencias naturales replantean la manera en que se estudian los fenómenos, de forma que se pasa a
considerarlas como un conocimiento que puede superar la visión fragmentada y estática del mundo,
la visión del mundo natural y del universo como una totalidad. En consecuencia, las ciencias naturales
se ocupan del estudio de una realidad ya no desde análisis independiente, sino interdependiente que
constituye un todo para observar y definir el mundo.

1.1.2. Ciencias del espíritu

Ahora bien, ¿qué relación se puede hacer entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu?
La respuesta puede llevar a profundos análisis, sin embargo, también puede ser tan simple como
comprender la concepción fragmentada de las ciencias naturales en la cultura renacentista de
la Europa medieval. Las ciencias del espíritu pudieron ser parte de dicha fragmentación en un
determinado momento histórico de las sociedades; hoy estas ciencias, que son las mismas ciencias
humanas y con amplia relación a las ciencias sociales, se asocian a un estudio comportamental del
individuo y la sociedad, los cuales tienen un desarrollo interno dinámico, cambiante y, por ende, difícil
de abordar científicamente.

Las ciencias naturales se encargaron de ofrecer valoraciones, por lo menos hasta el Renacimiento,
centradas en el universo y propósitos divinos; las ciencias de tipo humanista, del espíritu, se
preocuparon por valoraciones de la experiencia de los individuos y recurrieron a un trazado social e
histórico donde los sujetos están en búsqueda de un llegar a ser, de un devenir.
Las ciencias del espíritu no pretenden alcanzar una totalidad, no como las que definen leyes y
procedimientos universales, sino que destacan el uso del lenguaje, la historia y la sociedad, de tal
manera que en su análisis tiene preponderancia la comprensión, no la dominación.

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Existe una autonomía inherente en las ciencias humanas. Es necesario plantar posiciones críticas
que reivindiquen dicha autonomía; se pone de manifiesto la separación de los fenómenos desde
una expresión material de estos, de forma que se acentúa el desarrollo intrínseco de los sentidos y
se devela la experiencia interna de los sujetos. Es necesario aclarar que este tipo de ciencias están
ampliamente relacionadas con la experiencia externa del conocimiento natural: los sujetos son
órganos vivos que se conservan con funciones físicas, sus acciones se encuentran directamente
condicionadas por órganos que acentúan la experiencia sensorial, sin embargo, las acciones
voluntarias que se presentan en la externalidad del mundo material se presentan en una dimensión
psicofísica. Dilthey (1949, p. 22) define la unidad psicofísica de vida como “parte que desprendemos
por abstracción; en esa unidad psicofísica se nos presenta la existencia y la vida de un hombre. El
sistema de estas unidades de vida constituye la realidad objeto de las ciencias histórico-sociales”.

Las ciencias del espíritu se han gestado a partir del sentido de las funciones sociales; son prácticas que
se dan en la vida de los individuos, son narraciones históricas que constituyen una realidad que se hace
accesible a la ciencia como conocimiento de la sociedad actual. Pero ¿cómo actuar científicamente en
ellas? Para ello se clasifican estas ciencias en tres clases:

Una de ellas expresa algo real que se ofrece en la percepción; contiene el elemento histórico del
conocimiento. La otra desarrolla el comportamiento uniforme de los contenidos parciales de esa
realidad que han sido aislados por abstracción: constituyen el elemento teórico de las mismas. La
última clase expresa juicios de valor y prescribe reglas: abarca el elemento práctico de las ciencias
del Espíritu (Dilthey, 1949, p. 35).

Estos son las clases de ciencias que componen las ciencias humanas y cuyos aspectos técnicos de la
comprensión llevaron a la hermenéutica.

2. Conceptos de fenomenología y hermenéutica


Las ciencias sociales y humanas han estado en constante evolución teórica, epistemológica y
metodológica. En consecuencia, se ha fomentado replantear sus bases según contextos modernos
y contemporáneos, lo que permite establecer fundamentos claros de cara a la explicación de la
realidad social frente a la coyuntura que proponen los nuevos desafíos y las referencias que explican la
experiencia humana teniendo en cuenta su sinnúmero de variables dinámicas.

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La realidad que estudia la fenomenología y la hermenéutica tiene sus pilares en la sociedad, donde
se integran las vidas de los sujetos individuos, con metodologías en las que prevalece la mirada en
un sujeto activo y dinámico. Este sujeto está en estrecha relación con otro sujeto social, así que se
produce un encuentro entre los significados del sujeto y con los que se producen en las interacciones
con otro agente social. Es en esta situación que aparecen las ciencias humanas y sociales, para
conocer esas realidades, descubrir lo intangible de la experiencia humana y darle sentido a través de la
investigación.

La metodología cobra amplio interés en la investigación cualitativa, ya que ella se hace imprescindible
para la sistematización de las experiencias humanas y la interpretación de los comportamientos
sociales, así como la carga simbólica, emocional y afectiva que el sujeto social le atribuye a su acción
social y la interacción que este tiene con su entorno. Así, la metodología permite poner al descubierto
la naturaleza subjetiva de la experiencia humana, mediante la interpretación de sentidos, emociones,
pensamientos, ideas, razones y motivaciones del ser social, donde confluyen la histórica y la cultura.

¿Sabía qué...?
La investigación cualitativa tiene sus orígenes en la fenomenología y el
interaccionismo simbólico, y su principal virtud es el trabajo de campo,
en el que el investigador es el principal instrumento. Esto la distingue
de la investigación cuantitativa, donde el principal instrumento son las
escalas, pruebas, cuestionarios, test psicológicos, entre otros.

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2.1. La fenomenología

La fenomenología destaca la importancia de la investigación y descripción de los fenómenos y el


papel que estos tienen en la conciencia, sin algún tipo de presunciones y teorías respecto al origen
de dichos fenómenos. Si bien el desarrollo de la fenomenología se consolida a lo largo del siglo XX,
existen algunos antecedentes que se remontan al siglo XVIII, en el que la fenomenología era aplicada
a la teoría del conocimiento como forma de diferenciar la verdad de otros fenómenos. Es el filósofo
alemán George Hegel, en el siglo XIX, quien ofrece un primer acercamiento a la visión moderna
de la fenomenología: se tiene una visión del desarrollo de la mente humana a partir del sentido del
conocimiento y la experiencia. En principio la fenomenología tiene gran vitalidad e importancia en el
pensamiento europeo, donde se estudia la conciencia manifiesta mediante la experiencia subjetiva. La
definición como disciplina filosófica de la fenomenología en el siglo XX se da en el centro de Europa,
específicamente en Alemania. Una vez expuestas las premisas de este tipo de conocimiento este tipo
de filosofía se extendió a otras regiones de Europa y otros lugares del mundo, como Estados Unidos.

La fenomenología concibe conceptos que no se enmarcan exclusivamente en la intuición, sino que se


fundamentan en la conciencia y la experiencia que es evidente del sujeto; no hay una caracterización
de leyes generales o conceptuales del mundo físico en el que se intenta explicar los fenómenos
externos al sujeto, sino que se presentan descripciones o comprensiones internas de este.

Las categorías que se atribuyen a los fenómenos no son definiciones objetivas de las cosas; aquí,
juegan lógicas subjetivas que posteriormente, en el ordenamiento del pensamiento del sujeto, se
muestran como un mundo objetivo que surge de la conciencia. La fenomenología funciona como
método, toda vez que supone el estudio de las vivencias humanas y sus estructuras esenciales con
base en la comparación detallada de varios objetos.

2.2. La hermenéutica

Tal vez la definición con la que más se relaciona la hermenéutica es con la de un arte que se encarga
de interpretar textos, en especial lecturas bíblicas. Sin embargo, es necesario ir más allá y tratar de
ampliarla frente a la complejidad del lenguaje, desde descifrar los significados que hay detrás de las
palabras y así lograr una interpretación formal. La hermenéutica como disciplina abarca el ámbito
de la comunicación verbal y no verbal.

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La hermenéutica es una novedosa disciplina del lenguaje de la filosofía que no se centra en una teoría
de la comprensión, sino en una teoría que reivindica la experiencia humana que se muestra antes de la
comprensión e ilimitada en relación con un nuevo acontecer de comprensiones del ser de la verdad y
la verdad de un ser.

En la hermenéutica se busca el análisis de textos para determinar su coherencia, así como la


revelación de los encuentros dialógicos de las personas en sus contextos naturales de socialización.
La hermenéutica vincula la descripción y estudio de los fenómenos humanos, con gran interés y
amplitud en la interpretación. Así, la hermenéutica posee no solo un amplio campo de descripción e
interpretación, sino que a esta última se le concede una carga simbólica.

El deber de la hermenéutica puede entenderse en doble vía: una reconstrucción del texto desde su
dinámica interna, por un lado, y la manifestación de un mundo habitado por la obra en la que esta se
proyecta al exterior, por el otro.

Hasta este punto se han planteado contextos históricos y filosóficos que definen a la ciencia y sus
clasificaciones, así como el contexto de las ciencias naturales y del espíritu. Esto ha sustentado el
desarrollo de espacios disímiles con múltiples niveles de análisis y elementos comunes que favorecen
a la conceptualización de la experiencia humana desde una visión integradora de la investigación en
ciencias sociales y humanas.

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Referencias
Bunge, M. (2013). La ciencia. Su método y su filosofía. https://users.dcc.uchile.cl/~cgutierr/cursos/
INV/bunge_ciencia.pdf

Dilthey, W. (1949). Introducción a las ciencias del espíritu. Fondo de Cultura Económica.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Corrientes Psicológicas Hermenéuticas y


Emergentes
Unidad 1: Introducción a la hermenéutica
Escenario 1: Debate de las ciencias naturales y del espíritu y
definición de la fenomenología y la hermenéutica

Autor: John Aranzalez Guerrero

Asesor Pedagógico: Laura Catalina Salcedo


Diseñador Gráfico: Karen Ortiz

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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