Motivacion de Resoluciones
Motivacion de Resoluciones
Motivacion de Resoluciones
resoluciones
Luis Manuel Liza Castillo
DOI: 10.35292/ropj.v14i18.610
RESUMEN
La debida motivación de las resoluciones es el derecho
constitucional que tienen los ciudadanos de conocer las
razones fácticas y jurídicas que las autoridades y los
funcionarios, especialmente los del aparato estatal, adoptan
para resolver las pretensiones, donde sus intereses se
encuentran comprendidos. Este derecho es componente del
debido proceso, llamado también proceso justo, expresión de
la tutela procesal efectiva. Entre ambas instituciones existe
una relación de género a especie y, en consecuencia, están
íntimamente ligadas; por tanto, una indebida motivación
importaría una flagrante vulneración a los derechos
ciudadanos. En esa línea de ideas, constantemente se
escucha sobre la presentación de recursos de impugnación
contra decisiones emitidas, al no estar conforme con ellas, y
uno de los argumentos es la falta de motivación, por
presuntamente haberse vulnerado garantías sustantivas y
procesales en el decurso del proceso; apelaciones que en
algunos casos son estimadas por la instancia superior, al
constatarse que, en efecto, los responsables de deliberar el
caso actuaron normativa y procesalmente con displicencia,
proyectando una mala imagen de la institución a la cual
pertenecen.
Así las cosas, es este el contexto que motivó el presente
trabajo, cuyo objetivo ha sido describir, a la luz de la doctrina
y la jurisprudencia, especialmente del Tribunal
Constitucional, las características de una resolución
inmotivada. Se ha encontrado que el operador puede incurrir
en determinados vicios de justificación, realizando
motivaciones defectuosas, insuficientes, que no guardan
identidad entre lo pedido y lo resuelto, casi con ausencia de
razonamiento lógico interno y escasa corroboración fáctica y
jurídica; anomalías que revelarían que en algunos casos no
ha existido una debida apreciación de los hechos o que la
compulsación y la valoración del material probatorio no
fueron las adecuadas, generando una decisión inválida cuya
sanción es la nulidad y la consecuente regularización del
proceso. Se desprende, a su vez, que la conducción del caso
fue irregular y afectó, por ende, los intereses y las
expectativas de sus titulares. Esta situación no debe
presentarse, de allí que se resalte la importancia de conocer
las peculiaridades de cada una de ellas para detectarlas e
informar de su existencia, a fin de que la instancia
correspondiente declare su nulidad, así como realizar las
observaciones del caso para el funcionario que actuó
indebidamente, sin perjuicio que de oficio o a instancia de
parte, según la gravedad de los hechos, se deriven los
actuados a otras instancias para que se pronuncien sobre
otras responsabilidades a las que se hiciera merecedor.
Main Text
1. Introducción
El trabajo que se pone a consideración de los lectores está
referido a conocer y describir las distintas disfuncionalidades
que presentan algunos pronunciamientos o decisiones
emitidos por las autoridades y los funcionarios de las
diferentes instancias, especialmente las del aparato público
del Estado encargadas de resolver pretensiones de diversa
índole como judiciales, administrativas, administrativas-
disciplinarias, etc., pues es un derecho reconocido por
nuestra carta política que estas sean resueltas debidamente,
esto es, con adecuado estudio, análisis y objetividad, que
responda a los hechos informados, a los medios de pruebas
presentados, entre otros; no hacerlo es incurrir en
arbitrariedad e infracción constitucional.
El tratamiento jurídico a la debida motivación de las
resoluciones pasa por conocer también institutos como el de
tutela procesal efectiva y el debido proceso. Al respecto,
Espinoza (2014) nos señala que entre ambos existe una
relación de género a especie. La primera alude al aspecto
externo del proceso, de garantizar su inicio y su conclusión;
mientras que el segundo refiere al ámbito interno, a la
interacción de un conjunto de reglas que tiene que ser
respetado al interior del proceso. Estas reglas, como indica
Landa (2002), son las de presunción de inocencia, estado del
proceso, de defensa, de presentar pruebas, de pluralidad de
instancia, cosa juzgada, entre otras más. El derecho a la
debida motivación es un componente más que junto a los
otros está destinado a garantizar los derechos de los
ciudadanos que tienen conflictos con la obtención de
resoluciones debidamente justificadas.
A la luz de la jurisprudencia, sabemos que los ciudadanos, en
el ejercicio de su derecho a la doble instancia, comúnmente
presentan recursos impugnativos, invocan, entre otros, la
falta de motivación del pronunciamiento emitido. Incluso han
recurrido a la instancia constitucional para que conozca
también del caso; luego se ha informado que, en efecto, las
resoluciones cuestionadas presentaban anomalías de
motivación como el de ser simuladas o aparentes,
insuficientes o no exhaustivas, defectuosas por vulnerar
principios lógicos, sustancialmente incongruentes al no
existir identidad entre la pretensión y lo resuelto; sin
justificación interna, vale decir, con expresión de
razonamientos incompatibles o con ausencia de motivación
externa, esto es, faltos de corroboración normativa o fáctica,
etc.
De este modo, se llega a la conclusión de que algunas
decisiones que resuelven pretensiones estimándolas o no de
manera sutil pueden presentar algunas de las anomalías
antes descritas. Es necesario individualizarlas e informarlas
a la instancia correspondiente para que sean sancionadas
con la nulidad y que, asimismo, se corrijan y encaminen
debidamente los actos procesales al interior del proceso, y
que se dicte en el estadio respectivo una resolución que
responda a los hechos y a la normatividad que la sustenta.
4. Disfuncionalidad en la motivación de
resoluciones
En las resoluciones que provienen del sistema de justicia, el
ámbito administrativo, el administrativo-disciplinario, etc., es
común observar constantes impugnaciones a las decisiones
resueltas, argumentando, entre otras causas, falta o
ausencia de motivación de la apelada y simultáneamente
requerir la nulidad del pronunciamiento; sin desvirtuar que
algunas de ellas sean invocadas maliciosamente con afán
dilatorio para ejecutar lo decidido.
La causal de presuntas irregularidades o disfuncionalidad de
falta de motivación ha sido individualizada por el Tribunal
Constitucional en reiterada jurisprudencia emitida, la más
emblemática y conocida es la recaída en el Expediente n.o
00728-2008-PHC/TC-Lima, caso Giuliana Flor de María
Llamoja Hilares, sobre valoración probatoria y motivación de
las sentencias penales. En el fundamento 7 de este
expediente se establecen los supuestos de falsa motivación
como las simuladas, de falta de razonamiento interno,
deficiencias en la justificación de premisas, de no
exhaustivas, de incongruencia, motivación reforzada o
cualificada; del mismo modo, el hecho de no tener que
aplicar las máximas de la experiencia y los principios
lógicos, entre otros aspectos. Por lo que, partiendo de esta
sentencia constitucional, se hará un breve esbozo de cada
una de estas y se enfatizará que la doctrina y la
jurisprudencia también se refieren a ellas, aunque con otros
nombres, pero que en suma informan la misma idea.
5. Conclusiones
La motivación de las resoluciones garantiza a los ciudadanos
el acceso a decisiones explícitas y sólidas en relación con
las pretensiones y las alegaciones postuladas, lo que permite
especialmente el ejercicio del derecho de defensa y de
pluralidad de instancia.
Al tener la motivación una trascendencia constitucional,
obliga e impone a las autoridades a exponer y justificar los
fundamentos jurídicos y fácticos de su decisión; ello
proscribe la subjetividad y el mero decisionismo de los
llamados a resolver sus pretensiones.
Los defectos de motivación dan lugar a resoluciones
defectuosas (aparente, insuficiente y defectuosa en estricto),
con ausencia de justificación interna del razonamiento, sin
corroboración externa (normativa o fáctica), con motivación
sustancialmente incongruente, entre otros.
La doctrina y la jurisprudencia aconsejan estudiar los hechos
y las pruebas presentadas, seleccionar el material normativo,
descubrir su sentido y su alcance interpretativo; buscar si los
hechos calzan en la premisa jurídica elegida; interactuar
todos los medios de prueba, y asumir una posición sobre
aquellos que causan convicción; y, finalmente, se establece
una conclusión adecuada.
El silogismo jurídico se presenta también como un método de
argumentación básico al momento de esquematizar una
resolución, esto es, premisa mayor (norma, jurisprudencia,
doctrina), premisa menor (hechos fácticos) y conclusión
(decisión o pronunciamiento). Esta organización
argumentativa se encuentra supeditada a las características
del caso materia de deliberación, al cual se le debe añadir un
lenguaje sencillo y asequible, buscando que el lector logre
comprender el mensaje de la decisión.