La Globalizacion

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II. ¿Qué es la globalización?

La "globalización" económica es un proceso histórico, el resultado de la


innovación humana y el progreso tecnológico. Se refiere a la creciente
integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del
comercio y los flujos financieros. La globalización abarca además aspectos
culturales, políticos y ambientales más amplios que no se analizan en esta
nota.

Gracias a la globalización, es posible beneficiarse de mercados cada vez más


vastos en todo el mundo y tener mayor acceso a los flujos de capital y a la
tecnología, pero los mercados no garantizan necesariamente que la mayor
eficiencia beneficiará a todos. Los países deben estar dispuestos a adoptar las
políticas necesarias y, en el caso de los países más pobres, posiblemente
necesiten el respaldo de la comunidad internacional a tal efecto.

III. Crecimiento sin precedente y mayor desigualdad:


Tendencias del ingreso en el siglo XX

La globalización no es un fenómeno reciente. Algunos analistas sostienen que


la economía mundial estaba tan globalizada hace 100 años como hoy. Sin
embargo, nunca antes el comercio y los servicios financieros han estado tan
desarrollados e integrados.

En el siglo XX hubo un crecimiento económico sin precedente, que casi


quintuplicó el PIB mundial per cápita. Sin embargo, este crecimiento no fue
regular, ya que la mayor expansión se concentró en la segunda mitad del siglo,
período de rápida expansión del comercio exterior acompañada de un proceso
de liberalización comercial y, en general un poco más tarde, de la
liberalización de las corrientes financieras. En el gráfico 1a se divide el siglo
en cuatro períodos1. En el período entre las dos guerras mundiales, el mundo
le dio la espalda a la internacionalización --o la globalización como se la
llama actualmente-- y los países cerraron su economía y adoptaron medidas
proteccionistas y un control generalizado de los capitales. Este fue el principal
factor determinante de los devastadores resultados de ese período: el
crecimiento del ingreso per cápita se redujo a menos del 1% entre 1913 y
1950. Durante el resto del siglo, aunque la población creció a un ritmo
extraordinario, el aumento del ingreso per cápita superó el 2%, principalmente
durante la fase de expansión de que disfrutaron los países industriales después
de la guerra.

El siglo XX estuvo marcado por un notable crecimiento del nivel medio de


ingresos, pero los datos muestran a las claras que este crecimiento no estuvo
repartido de manera igualitaria. La brecha entre los países ricos y los países
pobres, y entre los sectores ricos y pobres dentro de cada país, se amplió. Para
la cuarta parte de la población mundial más rica el PIB per cápita casi se
sextuplicó durante el siglo, en tanto que para la cuarta parte más pobre no
llegó a triplicarse (gráfico 1b). Sin duda, la desigualdad de ingresos se ha
agravado. Sin embargo, cabe señalar que el PIB per cápita no explica
totalmente la situación (véase la sección IV).

IV. ¿En qué medida están integrados los países en desarrollo?

La globalización supone una integración cada vez mayor del comercio


mundial y los mercados financieros. Pero, ¿en qué medida han participado los
países en desarrollo en esta integración? Los esfuerzos de estos países para
ponerse a la par de las economías avanzadas han tenido resultados dispares.
En el gráfico 2a se observa que, desde los años setenta, en algunos países --
sobre todo asiáticos-- el ingreso per cápita se aproxima con rapidez a los
niveles alcanzados en los países industriales. Un mayor número de países en
desarrollo sólo ha avanzado lentamente o ha perdido terreno. Específicamente,
en África el ingreso per cápita se redujo en comparación con los países
industriales, y en algunos países disminuyó en términos absolutos. El gráfico
2b explica en parte esta evolución: los países que recuperaron terreno son
aquellos en los cuales el comercio exterior registró una vigorosa expansión.

Considérense cuatro aspectos de la globalización:

 Comercio exterior. La participación del conjunto de países en


desarrollo en el comercio mundial aumentó del 19% en 1971 al 29%
en 1999. No obstante, el gráfico 2b muestra grandes diferencias entre
las principales regiones. Por ejemplo, las economías asiáticas
recientemente industrializadas han logrado resultados satisfactorios,
en tanto que África en su conjunto ha tenido un desempeño mediocre.
La composición de las exportaciones de los países también es un
factor importante. El mayor aumento se ha producido, por amplio
margen, en la exportación de bienes manufacturados, en tanto que ha
disminuido la participación en el total mundial de las exportaciones
de productos primarios --entre ellos los alimentos y las materias
primas--, que en general provienen de los países más pobres.
 Movimientos de capital. En el gráfico 3 se ilustra un fenómeno que
muchas personas asocian a la globalización: un fuerte aumento de los
flujos de capital privado hacia los países en desarrollo durante gran
parte de los años noventa. El gráfico también muestra que a) el
aumento se produjo tras un período --en los años ochenta-- en que los
flujos financieros fueron especialmente limitados, b) los flujos
oficiales netos de "ayuda" o asistencia para el desarrollo
disminuyeron considerablemente desde principios de los años
ochenta, y c) la composición de los flujos privados se ha modificado
de manera extraordinaria. La inversión extranjera directa ha pasado a
ser la categoría más importante. La inversión de cartera y el crédito
bancario aumentaron, pero han mostrado mayor inestabilidad, y se
redujeron de manera abrupta a raíz de las crisis financieras de finales
de los años noventa.
 Migraciones. Los trabajadores se desplazan de un país a otro en parte
en busca de mejores oportunidades de empleo. El número de
personas en esta situación aún es bastante pequeño, pero en el
período 1965-90 la mano de obra extranjera aumentó alrededor del
50% en todo el mundo. La mayor parte de las migraciones se
produjeron entre países en desarrollo. No obstante, la corriente
migratoria hacia las economías avanzadas probablemente de lugar a
una convergencia de los salarios a nivel mundial. También es posible
que los trabajadores regresen a los países en desarrollo y que los
salarios aumenten en estos países.
 Difusión de los conocimientos (y la tecnología). El intercambio de
información es un aspecto de la globalización que a menudo se pasa
por alto. Por ejemplo, la inversión extranjera directa da lugar no sólo
a una expansión del capital físico sino también a la innovación
técnica. Con carácter más general, la información sobre métodos de
producción, técnicas de gestión, mercados de exportación y políticas
económicas está disponible a un costo muy bajo y representa un
recurso muy valioso para los países en desarrollo.

En esta nota no se analiza en detalle el caso especial de las economías en


transición de un sistema de planificación centralizada a un sistema económico
de mercado, pero también estas economías se están integrando cada vez más a
la economía mundial. En realidad, la expresión "economía en transición" es
cada vez menos precisa. En algunos países (por ejemplo, Polonia y Hungría)
la estructura y los resultados económicos se aproximan con rapidez a los de
las economías avanzadas. Otros (como la mayoría de los países de la antigua
Unión Soviética) se ven ante problemas estructurales e institucionales a largo
plazo similares a los que se plantean en los países en desarrollo.
V. ¿Se acrecientan la pobreza y la desigualdad debido a la globalización?

En el siglo XX, el ingreso medio mundial per cápita registró un fuerte


aumento, pero con considerables variaciones entre los países. Se observa
claramente que la brecha de ingresos entre los países ricos y los países pobres
se ha ampliado a lo largo de varias décadas. En la última edición
de Perspectivas de la economía mundial se analizan

42 países (que representan casi el 90% de la población mundial) sobre los que
se dispone de datos para la totalidad del siglo XX. La conclusión a la que se
llega es que el producto per cápita creció apreciablemente, pero la distribución
del ingreso entre los países muestra hoy una mayor desigualdad que a
comienzos del siglo.

Sin embargo, el ingreso no lo explica todo; una medición más amplia del
bienestar que tiene en cuenta las condiciones sociales muestra que los países
más pobres han logrado considerables avances. Por ejemplo, en algunos países
de bajo ingreso, como Sri Lanka, los indicadores sociales son extraordinarios.
En un estudio reciente2 se llega a la conclusión de que, si se comparan los
países utilizando los indicadores del desarrollo humano (IDH) elaborados por
las Naciones Unidas, que tienen en cuenta la educación y la esperanza de vida,
el panorama es muy diferente del que muestran los datos referidos solamente
al ingreso.

En realidad, es posible que la brecha se haya reducido. De este estudio se


infiere sorprendentemente que existe un contraste entre lo que podría
denominarse la "brecha de ingresos" y la "brecha entre los indicadores del
desarrollo humano". Actualmente, el nivel de ingresos (ajustados por la
inflación) de los países pobres es aún mucho más bajo que el de los grandes
países en 1870, y además la brecha de ingresos se ha ampliado. No obstante, a
juzgar por los indicadores del desarrollo humano, la situación de los países
pobres es hoy mucho mejor que la que existía en 1870 en los grandes países.
Esto se debe en gran medida a que los avances médicos y el mejoramiento de
las condiciones de vida han aumentado considerablemente la esperanza de
vida.

Sin embargo, aunque la brecha entre los indicadores del desarrollo humano se
ha reducido a largo plazo, son demasiadas las personas que están quedando a
la zaga. La esperanza de vida puede haber aumentado, pero para muchos la
calidad de vida no mejoró, y muchos aún se encuentran sumidos en la
indigencia. A esto se suma la propagación del SIDA por toda África en el
último decenio, que está reduciendo la esperanza de vida en muchos países.

Nuevamente es urgente aplicar políticas orientadas específicamente a


combatir la pobreza. En los países que registren un crecimiento satisfactorio y
apliquen políticas correctas cabe esperar una reducción sostenida de la
pobreza, dado que los datos recientes corroboran que existe por lo menos una
correspondencia de uno a uno entre el crecimiento y la reducción de la
pobreza. Además, si se aplican políticas orientadas firmemente a combatir la
pobreza --por ejemplo, mediante gastos sociales adecuadamente focalizados--
es mucho más probable que el crecimiento se traduzca en una reducción
mucho más rápida de la pobreza. Esta es una razón contundente para que
todos los responsables de la política económica, incluido el FMI, tengan en
cuenta de manera más explícita el objetivo de reducir la pobreza.

VI. Cómo pueden los países más pobres recuperar con mayor
rapidez el terreno perdido?

Las condiciones de vida mejoran como consecuencia de la acumulación de


capital físico (inversiones) y capital humano (mano de obra) y de los avances
en la tecnología (lo que en economía se denomina "productividad total de los
factores de producción"3. Muchos elementos pueden facilitar o entorpecer
estos avances. La experiencia acumulada por los países que han registrado un
crecimiento del producto más acelerado revela la importancia de crear
condiciones conducentes al aumento del ingreso per cápita a largo plazo. La
estabilidad económica, el desarrollo institucional y la reforma estructural son
al menos tan importantes para el desarrollo a largo plazo como las
transferencias financieras, con todo lo indispensables que éstas puedan ser. Lo
que cuenta es el conjunto de políticas, asistencia financiera y técnica y, en
caso necesario, alivio de la deuda.

Forman parte de este conjunto:

 La estabilidad macroeconómica para crear condiciones que favorezcan


la inversión y el ahorro.
 Políticas de apertura al exterior que fomenten la eficiencia a través de la
expansión del comercio y la inversión.
 Reformas estructurales que estimulen la competencia dentro de cada
país.
 Instituciones sólidas y una administración eficaz que propenda al buen
gobierno.
 Educación, capacitación e investigacion y desarrollo para estimular la
productividad.
 Una gestión de la deuda externa que garantice la disponibilidad de
recursos suficientes para el desarrollo sostenible.

Todas estas políticas deben inscribirse en el marco de estrategias elaboradas


por cada país para combatir la pobreza mediante políticas que beneficien a los
pobres --y para las que se preverán recursos presupuestarios suficientes--, por
ejemplo, en lo que respecta a la salud y la educación y la creación de redes de
protección social eficaces. Un enfoque participativo, en el que se consulte a la
sociedad civil, acrecentaría enormemente las posibilidades de éxito.

Las economías avanzadas pueden apoyar de manera crucial los esfuerzos de


los países de bajo ingreso por integrarse a la economía mundial:

 Fomentando el comercio exterior. Una propuesta que se está estudiando


es dar acceso irrestricto a los mercados a todas las exportaciones de
los países más pobres, lo cual ayudaría a estos países a pasar de la
especialización limitada a los productos primarios a la producción de
bienes manufacturados que puedan exportarse.
 Estimulando los flujos de capital privado hacia los países de menor
ingreso, sobre todo de inversiones extranjeras directas, lo cual tendría
la doble ventaja de asegurar flujos financieros regulares y facilitar la
transferencia de tecnología.
 Acelerando el alivio de la deuda y complementándolo con un aumento
de la asistencia financiera. En los países avanzados la asistencia
oficial para el desarrollo se redujo al 0,24% del PIB (1998), frente al
objetivo del 0,7% previsto por Naciones Unidas. Como señaló
Michel Camdessus, ex Director Gerente del FMI: "La fatiga de los
donantes y acreedores no es una excusa creíble --sino más bien un
argumento sencillamente cínico-- en un momento en que, desde hace
diez años, los países avanzados tienen la oportunidad de beneficiarse
del dividendo de la paz".

El FMI apoya las refomas en los países más pobres mediante un nuevo
servicio financiero, el servicio para el crecimiento y la lucha contra la
pobreza, y contribuye al alivio de la deuda por medio de la Iniciativa para los
países pobres muy endeudados4.

VII. ¿Perjudica la globalización a los trabajadores de los países


avanzados?

También en las economías avanzadas la globalización suscita inquietud. ¿En


qué medida existe, como se piensa, el riesgo de que los trabajadores de alta
remuneración pierdan su empleo y que la demanda de trabajadores menos
calificados disminuya debido a la competencia que plantean las "economías
de bajos salarios"? ¿Son los cambios que se están produciendo en estas
economías y sociedades el resultado directo de la globalización?

Las economías están en constante evolución y la globalización es una de las


diversas tendencias que caracterizan esta evolución. Hay otras tendencias que
pueden destacarse: a medida que las economías industriales maduran, se
orientan cada vez más hacia los servicios para atender las cambiantes
necesidades de sus habitantes y, además, necesitan mano de obra más
calificada. No obstante, todo lleva a pensar que estos cambios tendrían lugar --
aunque no necesariamente al mismo ritmo-- con independencia de la
globalización. En realidad, la globalización facilita el proceso y reduce su
costo para la economía en su conjunto gracias a los flujos de capital, a las
innovaciones tecnológicas y al descenso de los precios de los bienes
importados. Tanto el crecimiento económico como el empleo y las
condiciones de vida alcanzan niveles más altos que en una economía cerrada.

Sin embargo, en la generalidad de los casos estos beneficios no se distribuyen


de manera uniforme entre los grupos de población, y algunos de estos grupos
posiblemente queden totalmente al margen. Por ejemplo, los trabajadores de
las industrias más antiguas que están en declinación pueden verse en
dificultades para reciclar sus aptitudes e incorporarse a industrias nuevas.

¿Cuál debe ser la respuesta de las autoridades? ¿Deben tratar de proteger a


grupos particulares, como los trabajadores de bajo salario o los de las
industrias antiguas, limitando el comercio y los flujos de capital? De esta
manera se podría ayudar a algunos segmentos de la población en el corto
plazo, pero en definitiva se estarían menoscabando las condiciones de vida de
toda la población. Más bien, las autoridades deberían aplicar políticas que
promuevan la integración a la economía mundial paralelamente a la aplicación
de medidas que alivien la situación de los más gravemente afectados por los
cambios. Sería más ventajoso para el conjunto de la economía aplicar políticas
que favorezcan la globalización mediante una mayor apertura de la economía
y que, al mismo tiempo, se orienten decididamente a asegurar que los
beneficios de esta apertura estén ampliamente distribuidos. Las autoridades
deberían centrarse en dos campos importantes:

 La educación y la formación profesional, para que los trabajadores


tengan la oportunidad de adquirir las aptitudes que exige una
economía en constante evolución.
 La creación de mecanismos de protección correctamente orientados a
ayudar a quienes pierdan su empleo.

VIII. ¿Son las crisis periódicas una consecuencia inevitable de la


globalización?

La sucesión de crisis financieras de los años noventa --México, Tailandia,


Indonesia, Corea, Rusia y Brasil-- llevan a pensar que algunas de ellas son el
resultado directo e inevitable de la globalización. En realidad, cabe
preguntarse si, tanto en las economías avanzadas como en las economías de
mercados emergentes, la globalización crea mayores dificultades para la
gestión económica (recuadro 1).

Recuadro 1. ¿Se ve menoscabada la soberanía nacional en la


formulación de las políticas debido a la globalización?

Cabe preguntarse si una mayor integración, sobre todo en el ámbito financiero, hace más
difícil para la gestión de la actividad económica, por ejemplo, al limitar las posibilidades
de elección de las tasas y sistemas impositivos, o la libertad de acción en la política
monetaria o cambiaria. Si se supone que el objetivo de los países es lograr un crecimiento
sostenible, acompañado de baja inflación y progreso social, la experiencia de los últimos
50 años muestra a las claras que la globalización contribuye a la consecución de este
objetivo a largo plazo.

Como hemos visto en los últimos años, la volatilidad de los flujos de capital de corto
plazo puede comprometer la estabilidad macroeconómica en el futuro inmediato. Por lo
tanto, en un mundo en que los mercados financieros están integrados, los países verán
que es cada vez más peligroso seguir políticas que no promuevan la estabilidad
financiera. Esta disciplina se aplica también al sector privado, para el que será más difícil
aumentar los salarios y los precios si como resultado el país pierde competitividad.

Existe también un riesgo de otra naturaleza. A veces, los inversionistas -sobre todo los
que operan a corto plazo- se confían demasiado en las perspectivas de un determinado
país, que puede así seguir recibiendo flujos de capital aun cuando su política económica
se haya apartado demasiado de la disciplina necesaria. Esta situación expone al país al
riesgo de que, frente a un cambio de opinión, se produzca un éxodo de capitales.

En resumen, la globalización no reduce la soberanía nacional. Crea fuertes incentivos


para que los países apliquen políticas económicas correctas. También debería crear
incentivos para que el sector privado evalúe cuidadosamente los riesgos. No obstante, los
flujos de inversión de corto plazo pueden ser excesivamente inestables.

En el marco de las tareas en curso para reformar la arquitectura financiera internacional,


es indispensable lograr una mayor estabilidad de los flujos internacionales de capital. En
este sentido, algunos se inquietan ante la posibilidad de que la globalización entrañe la
abolición de las normas que rigen o limitan la actividad económica. Cabe recordar sin
embargo que uno de los objetivos básicos de los trabajos sobre la arquitectura financiera
internacional es establecer normas y códigos basados en principios internacionalmente
aceptados que puedan aplicarse en muchos contextos nacionales diferentes.

Obviamente, si las economías no hubiesen estado expuestas a los mercados


mundiales de capital las crisis no se habrían producido de la misma manera,
pero las tasas de crecimiento económico de estos países tampoco habrían llego
a niveles tan excepcionales sin estos flujos de capital.

Estas crisis fueron complejas debido a que fueron el resultado de la


interacción de las deficiencias de las políticas nacionales y las del sistema
financiero internacional. Los países y la comunidad internacional en su
conjunto están tomando medidas para reducir los riesgos de que se produzcan
crisis en el futuro.
A escala nacional, aun cuando varios de los países habían logrado excelentes
resultados económicos, no estaban plenamente preparados para hacer frente a
las conmociones que podían propagarse a través de los mercados
internacionales. La estabilidad macroeconómica, la solidez financiera, la
apertura de la economía, la transparencia y la buena gestión son igualmente
condiciones esenciales que los países deben reunir para participar en los
mercados mundiales. Cada uno de los países afectados adolecía de
deficiencias en uno o más de estos aspectos.

A nivel internacional, se quebrantaron varias líneas de defensa importantes


contra las crisis. Los inversionistas no evaluaron adecuadamente los riesgos.
En los principales centros financieros, las autoridades de reglamentación y
supervisión no efectuaron un seguimiento suficientemente atento de la
evolución de la situación. Además, la información sobre algunos
inversionistas internacionales, sobre todo de instituciones financieras
extraterritoriales, era insuficiente. En consecuencia, los mercados se
mostraron proclives a un "comportamiento de rebaño" que provocó cambios
repentinos de la actitud de los inversionistas y rápidos movimientos de salida
o entrada de capitales, sobre todo de flujos financieros de corto plazo.

La comunidad internacional está respondiendo a las dimensiones mundiales


de la crisis mediante un esfuerzo continuo por fortalecer la arquitectura del
sistema monetario y financiero internacional. El objetivo básico es lograr que
los mercados funcionen con más transparencia, equidad y eficiencia. Al FMI
le cabe un papel central en este proceso, que se analiza con más detalle en
otras hojas informativas5.

IX. Papel de las instituciones y organizaciones

Las instituciones nacionales e internacionales, que inevitablemente están


influenciadas por las diferencias culturales, desempeñan un papel importante
en el proceso de globalización. Posiblemente lo mejor es dejar que un analista
externo nos exponga sus reflexiones sobre el papel de las instituciones:

". . . Que el surgimiento de mercados de productos básicos y de


mercados financieros altamente integrados esté acompañado de
tensiones comerciales y problemas de estabilidad financiera no
debería ser una sorpresa... La sorpresa es que estos problemas no
sean incluso más graves hoy, cuando la integración ha alcanzado un
grado tan alto.

"Una posible explicación [para esta sorpresa] es la función


estabilizadora de las instituciones creadas en el intervalo. En el
ámbito nacional, cabe mencionar los mecanismos de protección
social y financiera, y a nivel internacional, la OMC, el FMI y el
Comité de Basilea de Supervisión Bancaria. Estas instituciones
quizás estén lejos de ser perfectas, pero es mejor que existan, a juzgar
por la correlación histórica entre el grado de integración, por una
parte, y la cantidad de litigios comerciales y el nivel de inestabilidad
financiera, por la otra".6

X. Conclusión

A medida que el proceso de globalización ha avanzado, las condiciones de


vida (sobre todo medidas utilizando indicadores amplios del bienestar) han
mejorado apreciablemente en casi todos los países. Sin embargo, los más
beneficiados han sido los países avanzados y sólo algunos de los países en
desarrollo.

El hecho de que la brecha de ingresos entre los países de alto ingreso y los de
bajo ingreso se ha ampliado es motivo de inquietud. Y el número de personas
que, en el mundo entero, viven en la miseria extrema es profundamente
preocupante. Sin embargo, es erróneo concluir sin más que la globalización ha
sido la causa de esta divergencia, o que nada se puede hacer para mejorar la
situación. Por el contrario: los países de bajo ingreso no han podido integrarse
a la economía mundial con la misma rapidez que los demás en parte debido a
las políticas que han decidido aplicar y en parte debido a factores que escapan
a su control. Ningún país, y menos aún los más pobres, puede permitirse
quedar aislado de la economía mundial. Todos los países deberían tener como
objetivo reducir la pobreza. La comunidad internacional debería esforzarse --
fortaleciendo el sistema financiero internacional a través del comercio exterior
y de la asistencia-- por ayudar a los países más pobres a integrarse a la
economía mundial, a acelerar su crecimiento económico y a reducir la
pobreza. Esta es la mejor forma de garantizar que todas las personas de todos
los países se beneficien de la globalización

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