T-881-02 Didnidad Humana

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Sentencia T-881/02

PRINCIPIO DE DIGNIDAD HUMANA-Naturaleza

Una síntesis de la configuración jurisprudencial del referente o del contenido de la expresión


“dignidad humana” como entidad normativa, puede presentarse de dos maneras: a partir de
su objeto concreto de protección y a partir de su funcionalidad normativa. Al tener como
punto de vista el objeto de protección del enunciado normativo “dignidad humana”, la Sala
ha identificado a lo largo de la jurisprudencia de la Corte, tres lineamientos claros y
diferenciables: (i) La dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad de
diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir como quiera). (ii) La
dignidad humana entendida como ciertas condiciones materiales concretas de existencia
(vivir bien). Y (iii) la dignidad humana entendida como intangibilidad de los bienes no
patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones). De otro lado al
tener como punto de vista la funcionalidad, del enunciado normativo “dignidad humana”, la
Sala ha identificado tres lineamientos: (i) la dignidad humana entendida como principio
fundante del ordenamiento jurídico y por tanto del Estado, y en este sentido la dignidad
como valor. (ii) La dignidad humana entendida como principio constitucional. Y (iii) la
dignidad humana entendida como derecho fundamental autónomo.

DERECHO A LA SALUD DEL INTERNO-Protección por conexidad con derechos


fundamentales

PRINCIPIO DE DIGNIDAD HUMANA-Contenido material

La Sala concluye que el referente concreto de la dignidad humana está vinculado con tres
ámbitos exclusivos de la persona natural: la autonomía individual (materializada en la
posibilidad de elegir un proyecto de vida y de determinarse según esa elección), unas
condiciones de vida cualificadas (referidas a las circunstancias materiales necesarias para
desarrollar el proyecto de vida) y la intangibilidad del cuerpo y del espíritu (entendida como
integridad física y espiritual, presupuesto para la realización del proyecto de vida). Estos
tres ámbitos de protección integran, entendidos en su conjunto, el objeto protegido por las
normas constitucionales desarrolladas a partir de los enunciados normativos sobre
“dignidad”. Considera la Corte que ampliar el contenido de la dignidad humana, con tal de
pasar de una concepción naturalista o esencialista de la misma en el sentido de estar
referida a ciertas condiciones intrínsecas del ser humano, a una concepción normativista o
funcionalista en el sentido de completar los contenidos de aquella, con los propios de la
dimensión social de la persona humana, resulta de especial importancia, al menos por tres
razones: primero, porque permite racionalizar el manejo normativo de la dignidad humana,
segundo, por que lo presenta más armónico con el contenido axiológico de la Constitución
de 1991, y tercero, porque abre la posibilidad de concretar con mayor claridad los mandatos
de la Constitución. Los ámbitos de protección de la dignidad humana, deberán apreciarse no
como contenidos abstractos de un referente natural, sino como contenidos concretos, en
relación con las circunstancias en las cuales el ser humano se desarrolla ordinariamente.

PRINCIPIO DE DIGNIDAD HUMANA-Respeto

En aras de la identificación de las normas constitucionales a partir de los enunciados


normativos constitucionales sobre el respeto a la dignidad humana, se afirmará la existencia
de dos normas jurídicas que tienen la estructura lógico normativa de los principios: (a) el
principio de dignidad humana y (b) el derecho a la dignidad humana. Las cuales a pesar de
tener la misma estructura (la estructura de los principios), constituyen entidades normativas
autónomas con rasgos particulares que difieren entre sí, especialmente frente a su
funcionalidad dentro del ordenamiento jurídico.

SERVICIO PUBLICO DE ENERGIA ELECTRICA EN ESTABLECIMIENTO


CARCELARIO Y HOSPITAL-Continuidad en la prestación/SERVICIO PUBLICO
DE ENERGIA ELECTRICA EN ESTABLECIMIENTO CARCELARIO Y
HOSPITAL-Suspensión y racionamiento del servicio/SERVICIO PUBLICO DE
ENERGIA ELECTRICA EN ESTABLECIMIENTO CARCELARIO Y
HOSPITAL-Principio de solidaridad
La Sala reiterará la jurisprudencia sobre las características del servicio público de energía,
especialmente en lo relativo al imperativo de continuidad de la prestación, dada la existencia
de una especial relación entre la necesidad de garantizar los fines del Estado, la eficacia del
principio de la dignidad humana y el goce cabal de los derechos fundamentales. Especial
relación que se hace evidente dada la situación en la que se encuentran, las personas
privadas de la libertad en la Cárcel Distrital de Cartagena, y las personas del municipio del
Arenal, que se vieron privadas del servicio de salud y de agua. Sobre todo cuando es
imperativo, como parte integrante de una adecuada administración de justicia, el deber de
velar por el correcto funcionamiento y la seguridad del centro penitenciario, y, cuando es
imperativo, como parte integrante de una adecuada administración pública, el deber de
velar por el normal funcionamiento del centro hospitalario, del acueducto y de los
establecimientos de seguridad en el municipio.

SERVICIO PUBLICO DE ENERGIA ELECTRICA EN ESTABLECIMIENTO


CARCELARIO Y HOSPITALARIO-Consecuencias cuando el usuario se atrasa en
el pago de facturas

La Sala considera que, en el ámbito de los servicios públicos, recargar o imponer toda la
responsabilidad al particular encargado de su prestación, resulta contrario a la
Constitución. Es claro que la posibilidad de prestación efectiva de los servicios está
condicionada a la viabilidad financiera de las empresas privadas o públicas encargadas de
su prestación, de tal forma que la reiteración de prácticas ilegales de no pago deterioran no
sólo el interés económico de las empresas, reflejado en la depauperización de su patrimonio,
sino que pueden incluso conducir al colapso de las mismas y por esta vía a la imposibilidad
material de la prestación general del servicio público. En consecuencia, el pago de las
facturas correspondientes a la prestación de los servicios públicos por parte de los usuarios
y directos beneficiarios se impone como un deber de rango constitucional, en tanto y en
cuanto del mismo depende el normal funcionamiento de los mecanismos de solidaridad
constituidos como el sustrato irremplazable del sistema, y de cuya operatividad depende la
prestación efectiva de los servicios públicos a todos los habitantes del territorio nacional.

CONDUCTA LEGITIMA DE PARTICULAR-Alcance del adjetivo “legítima”

Para la Sala el adjetivo “legítima” que califica la conducta del particular contra el cual se
ejerce la acción de tutela, se refiere a la posibilidad de identificar el origen de la conducta en
las normas de autorización vigentes al momento de la realización de la misma, de tal forma
que exista armonía entre la conducta y el ordenamiento jurídico entendido como un todo
normativo. De esta forma la conducta no se puede considerar como legítima si la misma
encuentra sustento en una norma de autorización de rango legal pero al mismo tiempo se
encuentra en abierta contradicción con normas de prohibición de rango constitucional.

DERECHO A LA DIGNIDAD HUMANA DEL INTERNO-Prestación


ininterrumpida del servicio de energía

Es evidente la existencia de una estrecha relación entre la posibilidad del goce efectivo del
derecho a la dignidad humana y la prestación ininterrumpida del servicio de suministro de
energía eléctrica al centro penitenciario como bien constitucionalmente protegido. No sólo
porque de la prestación ininterrumpida del servicio de suministro de energía dependa la
posibilidad del mantenimiento de las condiciones materiales de existencia de los actores,
sino también porque frente a la interrupción del servicio, el centro de reclusión por sus
especiales características sufre una grave alteración en sus condiciones ordinarias de
funcionamiento, lo cual se traduce en una vulneración del derecho a la dignidad humana en
el sentido social o funcional, en los términos de la parte motiva de esta sentencia, si se tiene
en cuenta que los reclusos están en imposibilidad de adelantar normalmente sus actividades
ordinarias.

ACCION DE TUTELA-Hecho superado por acuerdo de pago con empresa de energía

DERECHO A LA INTEGRIDAD FISICA DEL INTERNO-Riesgo por encontrarse


la cárcel en “zona roja”

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La Sala también encuentra fundada la amenaza al derecho fundamental a la integridad física
y a la vida de los habitantes del municipio del Arenal, y sobre todo de los miembros de la
fuerza pública, debido a la verosimilitud de la potencialidad del riesgo, ya que al estar
ubicado el municipio del Arenal en "zona roja", la posibilidad de incursiones de grupos al
margen de la ley y en general de actos de violencia se incrementa, los cuales pueden
degenerar en la lesión física o incluso en la muerte de los miembros de la fuerza pública o
incluso de los demás habitantes del municipio. La conducta contractual de Electrocosta S.A.
E.S.P., tuvo una grave y directa incidencia en la posibilidad real del goce de los derechos
fundamentales de los habitantes del municipio del Arenal a la dignidad humana (ámbito de
las condiciones materiales de existencia), a la salud en conexidad con la vida, y a la vida y a
la integridad física, por lo cual la Tutela sería procedente.

Referencia: expedientes T-542060 y T-602073.

Acciones de tutela instauradas por Austreberto


de Ávila Ríos y otros, y Edwin Campo Vega
(personero de El Arenal (Bolívar)) contra
Electrocosta S.A. E.S.P.

Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT.

Bogotá D.C., diecisiete (17) de octubre de dos mil dos (2002).

La Sala Séptima de revisión de la Corte Constitucional integrada por los magistrados Clara
Inés Vargas Hernández, Álvaro Tafur Galvis y Eduardo Montealegre Lynett, quien la preside,
en ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, específicamente las previstas en
los artículos 86 y 241 numeral 9º, de la Constitución Política y en los artículos 33 y
siguientes del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

dentro del proceso de revisión de los fallos, proferidos por la Sala Civil y de Familia del
Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cartagena y la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia, en primera y segunda instancia respectivamente, dentro del expediente
de tutela T-542060; y de los fallos proferidos por el Juez Promiscuo Municipal de Morales
(Bolívar) y el Juez Promiscuo del Circuito de Simití (Bolívar), en primera y segunda
instancia respectivamente dentro del expediente de tutela T-602073.

I. ANTECEDENTES.

Expediente T-542060

Circunstancias previas al problema jurídico que plantean las sentencias de tutela objeto
de revisión.

1. En el segundo semestre del año 2000, el Instituto nacional penitenciario y carcelario


INPEC y el Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias, celebraron el convenio
interadministrativo No. 1580 de 2000, mediante el cual el INPEC se obligó, entre otras, a
recibir en la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena a los contraventores enviados por las
autoridades del Distrito de acuerdo con las leyes vigentes en la materia; a su vez, el Distrito
de Cartagena se obligó entre otras, a “cubrir el pago de los servicios públicos que demande
la utilización del pabellón designado por el INPEC para los contraventores en proporción
equivalente al uso del mismo...” (folios 62, 63 y 64).

2. En virtud de la ejecución del referido convenio, la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena,


desde el mes de marzo del año 2001, inició la atención de los contraventores cuyo número
había oscilado hasta el mes de septiembre de 2001 entre 180 y 200 personas. Esta situación

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encareció los costos de funcionamiento del plantel carcelario, entre ellos el rubro a pagar por
concepto de energía eléctrica (folios 57, 94 y 95).

3. A pesar de que el INPEC hasta la fecha de los hechos (Septiembre de 2001), había
cumplido todas las obligaciones contractuales, el Distrito de Cartagena se desentendió por
completo del asunto, iniciando una cadena sucesiva de incumplimientos, entre los cuales se
encuentra el no pago proporcional de los servicios públicos en función del uso de los mismos
por parte de los contraventores (folios 57,58, 86).

4. Simultáneamente, la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena, por diversas circunstancias,


entre las que se cuentan la insuficiencia de la partida presupuestal para el pago de los
servicios públicos y el encarecimiento de los precios de los mismos, por lo referido en los
numerales anteriores, omitió el pago oportuno de las facturas por concepto de energía
eléctrica a la empresa Electrocosta S.A. E.S.P. (folio 28).

5. A pesar de la situación de incumplimiento, la Directora de la Cárcel de Distrito Judicial de


Cartagena, Dolores Guerra Millán, adelantó todas las conductas necesarias para evitar el
inminente racionamiento en el suministro de energía a la Cárcel de Distrito Judicial de
Cartagena: ofició al Alcalde del Distrito, exigiendo cumplimiento al Convenio
interadministrativo 1580 de 2000, mediante la asignación de la partida presupuestal
correspondiente; se reunió en varias oportunidades con funcionarios de la empresa
Electrocosta S.A. E.S.P., con el fin de llegar a un acuerdo de pago; por vía telefónica se
comunicó con el Director seccional del INPEC y con la Dirección nacional del mismo con el
fin de obtener la partida presupuestal para cancelar las sumas adeudadas; y atendiendo a la
disponibilidad presupuestal realizó pagos parciales del capital adeudado a la empresa
Electrocosta S.A. E.S.P. (folios 66, 77, 84, 85, 90-93).

6. Por otro lado y de manera simultánea diversas autoridades encargadas de la seguridad tanto
en el Distrito de Cartagena como en el Departamento de Bolívar oficiaron copiosamente a la
dirección de la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena solicitando la toma de medidas de
seguridad: traslado de presos, reentrenamiento del personal, fortalecimiento de las medidas
internas de seguridad, estudios de vulnerabilidad del penal, etc., todo con el objetivo de
prevenir, ante los graves problemas de orden público, tanto la sublevación como la posible
fuga de algunos reclusos (folios 68-72, 73-75, 78-83).

7. A su vez la empresa Electrocosta S.A. E.S.P., amparada en el artículo 140 de la ley 142 de
1994, y en virtud del incumplimiento del contrato de condiciones uniformes celebrado con el
INPEC, inició desde el mes de agosto de 2001, una serie de racionamientos diarios en el
suministro de energía prestado a la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena, por espacio de 5
a 6 horas diarias (folios 1, 5-8).

8. A partir de esta situación irregular, predicable tanto de la situación presupuestal de la


Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena, como del incumplimiento de las obligaciones
surgidas a partir del Convenio interadministrativo por parte de las autoridades del Distrito de
Cartagena, que desembocó en los racionamientos de energía por parte de la empresa
prestadora del servicio el día 9 del mes de septiembre de 2001, el señor Austreberto de Ávila
y 10 personas más, recluidas en la Cárcel de Distrito Judicial de Cartagena “San Sebastián de
la Ternera”, presentaron acción de tutela contra la empresa Electrificadora de la Costa
Atlántica S.A. Empresa de servicios públicos (ELECTROCOSTA ESP) (folio 1).

Hechos motivo de la demanda, derechos fundamentales presuntamente vulnerados.

9. A partir del racionamiento de energía se empezaron a presentar los siguientes hechos que
constituyen el fundamento de la demanda: Primero. En la Cárcel de la Ternera, el suministro
de agua para usos sanitarios se opera mediante el uso de motobombas, para que éstas
funcionen se requiere energía eléctrica. Segundo. Por razones de seguridad carcelaria, no
existen fogones de gas, por tanto la cocción y preparación de los alimentos al interior del
penal se realiza mediante estufas eléctricas. Tercero. Por el lugar geográfico (costa caribe) las
situaciones ambientales son en ocasiones insoportables y ante el calor excesivo se hace
necesario el uso de abanicos, que también funcionan con energía eléctrica. Cuarto. Por el
estilo y la época de la construcción de la cárcel, existen zonas muy oscuras en las que se hace

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indispensable la iluminación artificial, la cual opera por razones de seguridad mediante
energía eléctrica. Quinto. El número de personas recluidas es cercano a 1200 (folios 1-3).

10. Los actores señalan como derechos fundamentales vulnerados: El derecho a la vida
(artículo 11). El derecho a ser protegido por el Estado por la indefensión física derivada de la
privación de la libertad (artículo 13). El derecho a la salud (artículo 49). El derecho a gozar
de un ambiente sano (artículo 79). (folio2).

Decisiones de instancia.

Primera instancia.

11. La Sala Civil del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cartagena tuteló los derechos
fundamentales a la vida y a la integridad personal de los actores, en consecuencia ordenó a
Electrocosta S.A. E.S.P., abstenerse de realizar cortes o racionamientos de energía en la
cárcel San Sebastián de la Ternera.

12. Consideró el Tribunal “...que efectivamente el corte o racionamiento del servicio de


energía eléctrica, por parte de la sociedad demandada, al centro carcelario San Sebastián de la
Ternera, aunque justificado, afecta o pone en peligro la vida la integridad personal y por ende
la dignidad de los reclusos...” Y continua “...Si bien es cierto, que el corte, suspensión o
racionamiento del servicio de energía... se encuentra amparado por la ley, no es menos cierto,
que esta medida resulta desproporcionada en este caso concreto, pues el interés económico de
la empresa prestadora del servicio domiciliario, debe ceder ante el interés superior y concreto
del estado, que se materializa en el efectivo funcionamiento y seguridad de los centros
penitenciarios, contando en todo caso, la empresa prestadora del servicio domiciliario, con
los medios judiciales pertinentes, para obtener la cancelación de la deuda.” (folio 110)

Segunda instancia.

13. La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia en segunda instancia decidió
revocar la sentencia del a quo y en su lugar denegó la tutela invocada. Afirmó el ad quem que
en casos similares la Corte Suprema había sostenido que la acción de tutela “no procede para
debatir temas referentes a la instalación suspensión y reinstalación de servicios públicos, toda
vez que normalmente los derechos allí involucrados emanan de una relación contractual y no,
por tanto, de rango fundamental, de donde aflora que los conflictos que de allí puedan
emerger, deben ventilarse a través de los mecanismos de defensa en la vía gubernativa o a
través de las acciones judiciales pertinentes.” (folio 8 segundo cuaderno).

14. Para el ad quem es claro que existe un incumplimiento contractual por parte de la
administración del centro penitenciario, y que tal circunstancia en virtud del artículo 140 de
la ley 142 de 1994 da lugar a la suspensión del servicio. Sobre el particular afirmó: “En este
orden de ideas, no se vislumbra proceder arbitrario de la entidad accionada, ya que su actitud
encuentra soporte en la relación contractual existente y naturalmente en las disposiciones
legales que la gobiernan, destacando a propósito de los derechos invocados por los
accionantes que la supuesta vulneración no aflora del comportamiento de Electrocosta S.A.,
que según lo reseñado es legítimo y por consiguiente la protección reclamada se torna
improcedente, siguiendo la preceptiva que consagra el artículo 45 del decreto 2591 de 1991.”
(folio 10 segundo cuaderno).

15. Concluyó el ad quem que, “los cuestionamientos vertidos en el escrito de solicitud de


tutela no provienen de un comportamiento aislado, voluntarioso o arbitrario de la entidad
accionada”, sino que recaen en la “actitud injustificable y negligente relacionada con el no
pago del servicio público dispensado por los períodos facturados”, imputable a la
administración del centro penitenciario, por lo cual no resulta “desproporcionado el proceder
de la accionada, quien, por lo demás se ha limitado a disponer racionamientos con la
esperanza de generar una actitud que se acompase con las obligaciones nacientes de la
relación contractual incumplida.” (folio 11 segundo cuaderno).

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Expediente T-602073

Circunstancias previas al problema jurídico que plantean las sentencias de tutela


objeto de revisión.

1. En el segundo semestre del año 1992, la antigua electrificadora de Bolívar (Electribol) y el


Municipio de Río Viejo (Bolívar), celebraron un convenio interadministrativo, mediante el
cual Electribol se obligó, entre otras, a prestar suministro de energía eléctrica al Municipio de
Río Viejo y a sus corregimientos; a su vez, el Municipio de Río Viejo se obligó entre otras a,
“cancelar oportunamente los valores de la factura mediante giro directo”, a “implementar un
sistema de contabilización de los ingresos obtenidos por la venta de energía, alumbrado
público y demás conceptos inherentes a la prestación del servicio de energía”, y a “prestar el
servicio de elaboración de las facturas de cobro a los usuarios del servicio en Río viejo y en
los corregimientos de Regidor, San Antonio y Santa Teresa” (folios 173 a 179). Un convenio
similar se celebró entre el Municipio de Morales y Electribol. Para entonces El Arenal era un
corregimiento del Municipio de Morales (folio 189). Los referidos convenios nunca se
cumplieron en su totalidad.

2. En el Primer semestre de 1997, Electribol y los municipios de Morales, Regidor, Río Viejo
y El Arenal (antiguo corregimiento del municipio de Morales) suscribieron un acta de
acuerdo, en la que se obligaron a independizar "la facturación y cobro de la energía
consumida en los municipios de Morales, Arenal, Regidor y Río Viejo", y a celebrar un
nuevo convenio con el fin de "establecer la forma de mantenimiento, pagos, manejo de
alumbrado público etc., en estos municipios." (folios 180-181). El municipio del Arenal
nunca celebró nuevo convenio (folio 191 y 197).

3. En el mes de septiembre de 2001, los municipios de Río Viejo y Arenal del Sur debían a la
empresa Electrocosta E.S.P. cerca de dos mil millones de pesos ($ 2.000.000.000.oo) por
concepto de venta de energía eléctrica (folios 182 y 183).

4. En el mes de noviembre de 2001, Electrocosta informó a los alcaldes de los municipios de


Río Viejo y del Arenal que de no cancelarse las sumas adeudadas, a partir del día 22 de
noviembre de 2001, procedería, "en cualquier hora, de cualquier día" mientras subsistiera la
mora en el pago, "a la suspensión del servicio de energía eléctrica." Igualmente, señaló que el
servicio sólo sería restablecido cuando se hubiese celebrado convenio de pago y cancelado el
valor de la cuota inicial. Así mismo, ofreció reconsiderar tales medidas si antes del plazo los
municipios proponían una solución efectiva de pago (folios184 y 185).

5. El día 27 de noviembre de 2001, Electrocosta suspendió el suministro de energía eléctrica


en todo el municipio de El Arenal (Bolívar) (folio188).

6. Electrocosta ha comercializado la energía con los municipios (Regidor, Morales, El Arenal


y Río Viejo) en punto de red (subestación Santa Teresa), sitio en el cual sólo existe un
medidor para registrar el consumo de los cuatro municipios (folios 194 y 195). Igualmente,
Electrocosta nunca ha comercializado directamente la energía con los habitantes del
municipio del Arenal. (folio192).

7. El día 5 de diciembre de 2001, Edwin Campo Vega actuando en calidad de personero del
Municipio El Arenal, presentó acción de tutela contra la empresa Electrocosta (trámite objeto
de revisión) por considerarla responsable de la violación sistemática de los derechos
fundamentales de los habitantes del municipio del Arenal debido a los prolongados
racionamientos y la posterior suspensión del servicio de energía (folios 1 a 10).

8. El día 15 de enero de 2002, El Tribunal Superior de Cartagena a raíz de otra acción de


tutela presentada por el Alcalde del Arenal en representación del Municipio, decidió ordenar
a la empresa Electrocosta el restablecimiento del servicio de suministro de energía eléctrica,
al considerar que la mencionada empresa vulneró el derecho fundamental al debido proceso
del Municipio, por tres razones: primero, al oponerle una obligación (la del pago por
concepto de prestación de servicio de energía) sin existir título alguno (se pudo establecer que
El Arenal no había celebrado convenio alguno que la obligara con Electrocosta); segundo,
que el monto de la obligación era incierto, y tercero, que efectivamente las autoridades del

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municipio del Arenal habían manifestado tales inconsistencias aun antes del corte del servicio
(folios 198 a 201)). Esta decisión fue posteriormente revocada por la Corte Suprema de
justicia el día 22 de febrero de 2002, y al no mediar pago alguno por parte del municipio del
Arenal, Electrocosta reinició la suspensión del suministro de energía a todo el municipio
(folio 265).

Hechos motivo de la demanda, derechos fundamentales presuntamente vulnerados.

9. A partir de los prolongados racionamientos y de la suspensión en el servicio de energía que


sufriera la totalidad del Municipio del Arenal, empezaron a derivar las siguientes
consecuencias que constituyen los hechos de la demanda: Primero. En el centro hospitalario
del Arenal, debido a los razonamientos y a fallas en el fluido eléctrico, varios equipos
médicos se dañaron (la incubadora, el electrocauterizador y el espectronic, entre otros) y por
otro lado, debido a la suspensión del servicio de energía se hizo imposible la prestación del
servicio médico. Segundo. El acueducto del Arenal requiere energía eléctrica para su
funcionamiento, y como es la única fuente de agua potable cercana debido a que, afirma el
Personero: “la quebrada que bordea a Arenal se encuentra contaminada (envenenada) por
uranio y mercurio”, se ha puesto en grave peligro la salubridad de todo el municipio. Tercero.
Por el lugar geográfico (sur de Bolívar) las situaciones ambientales hacen necesario el uso de
refrigeradores que funcionan con energía eléctrica, situación que ha hecho imposible la
conservación de alimentos perecederos. Cuarto. La alcaldía con todas sus dependencias está
paralizada, al no funcionar los computadores, ni la iluminación. Quinto. La iluminación en
las horas de la noche es nula, situación que sumada a la ubicación del municipio (sur de
Bolívar), considerada como "zona roja", ante la inminencia de un ataque subversivo, ha
incrementado las condiciones de vulnerabilidad de la población (folios 2-4, 36-39).

9. Bajo las anteriores circunstancias fácticas, el Personero señaló como derechos


fundamentales vulnerados: El derecho a la vida (artículo 11), el derecho a la salud. (artículo
49) y el derecho al trabajo (Artículo 25) de los habitantes del municipio El Arenal (folio 1).

DECISIONES DE INSTANCIA.

Primera instancia.

12. El Juzgado Promiscuo Municipal de Morales (Bolívar) denegó la tutela de los derechos
fundamentales invocados, por considerar que la acción de tutela no era el mecanismo judicial
apropiado para la defensa de los intereses de los habitantes del Arenal, habida cuenta que lo
que se afectaba con la medida de suspensión del servicio de energía, eran intereses colectivos,
comunes a todos los habitantes del Municipio, para cuya defensa judicial fue consagrada la
acción popular regulada por la ley 472 de 1998. Agregó el a quo que la presente acción de
tutela "podría haber prosperado" como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable, situación que no es el caso al no establecerse los requisitos estructurales de la
"irremediabilidad del perjuicio" (inminencia, urgencia y gravedad), necesarios para la
procedibilidad excepcional de la acción (folios 148 y 149).

Segunda instancia.

13. El Juzgado Promiscuo del Circuito de Simití (Bolívar), reiterando las consideraciones del
a quo confirmó en su totalidad el fallo de primera instancia (folios 209 a 211).

II. CONSIDERACIONES.

Competencia.

1. De conformidad con lo establecido en los artículos 86 y 241 numeral 9, de la Constitución


Política y en los artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991, la Corte Constitucional es
competente para revisar las decisiones judiciales referidas.

Pruebas solicitadas por la Sala.

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Expediente T-542060

2. Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido entre el día de presentación de la demanda y la


adopción de este fallo, y con el objeto de tener información acerca de la continuidad en la
prestación del servicio de suministro de energía por parte de la empresa Electrocosta S.A.
E.S.P., así como del comportamiento contractual frente a la realización de los pagos por parte
del INPEC-Cárcel Distrital de Cartagena a la Empresa Electrocosta S.A. E.S.P., se solicitó
oficiar a la Cárcel Distrital de Cartagena.

Recibido el informe el día 7 de mayo de 2002, esta Sala tendrá por probado que: (i) A pesar
de no encontrarse suspendido el servicio de suministro de energía eléctrica a las instalaciones
de la Cárcel Distrital de Cartagena, se continúan presentando “cortes de energía repentinos y
prolongados en varias oportunidades.” (ii) A pesar de haberse efectuado algunos abonos a la
deuda contraida por el INPEC-Cárcel Distrital de Cartagena, aun no se encuentra satisfecha
la obligación. (iii) La Dirección General del INPEC con sede en Bogotá está gestionando un
“cruce de cuentas con Electrocosta para agilizar los pagos futuros.”

Expediente T-602073

3. En el mismo sentido, y con el objeto de tener información acerca de la continuidad en la


prestación del servicio de suministro de energía por parte de la empresa Electrocosta S.A.
E.S.P., así como del comportamiento contractual frente a la realización de los pagos por parte
del municipio El Arenal. Se solicitó, oficiar a la alcaldía del Arenal y a Electrocosta.

Recibido el informe el día 27 de agosto de 2002, está Sala tendrá por probado que (i) Desde
el 16 de julio de 2002, no se han efectuado racionamientos en el suministro de energía por
parte de Electrocosta, al municipio de El Arenal. (ii) Que a pesar de que Electrocosta expide
cuatro facturas a cargo del Arenal, según la división del municipio en cabecera municipal y
tres corregimientos, no existen medidores individuales para los mismos. (iii) Que
definitivamente no existen medidores que permitan individualizar el consumo de los
habitantes del municipio. (iv) Que el día 16 de julio de 2002 se celebró, bajo el auspicio del
Departamento de Bolívar, Asosipaz y la Superintendencia de Servicios públicos
domiciliarios, un acuerdo de pago entre Electrocosta y los municipios de Río Viejo, Regidor,
Morales, y El Arenal, en el que las partes se comprometieron a, nombrar y acatar lo resuelto
por una comisión que revisaría la facturación y establecería el monto de la deuda, a abonar a
la deuda la suma de ciento ochenta millones de pesos ($180.000.000.oo), y a reunirse
nuevamente para revisar el acuerdo de pago. Igualmente, Electrocosta se comprometió con
los municipios a asesorarlos acerca de la forma en que estos deben distribuir entre los
habitantes el costo del consumo de energía (fls. 259 a 271).

Presentación de los casos, problemas jurídicos por resolver y temas jurídicos por
abordar.

Expediente T-542060.

4. La empresa Electrocosta S.A. E.S.P., entidad prestadora de servicios públicos domiciliarios


de carácter privado, en virtud de una norma de autorización con rango de ley (artículo 140 ley
142 de 1994, modificado por el artículo 19 ley 689 de 2001), y motivada por el
incumplimiento contractual en el pago de las facturas del servicio de energía por parte del
INPEC-Cárcel Distrital de Cartagena, decidió efectuar racionamientos diarios de cinco a seis
horas en el suministro de energía al centro penitenciario.

Como consecuencia directa del racionamiento se han visto alteradas las condiciones
ordinarias de funcionamiento en el centro penitenciario (especialmente lo relacionado con el
suministro de agua potable, la cocción de los alimentos y la seguridad interna), situación que
constituye una fundada amenaza a los derechos fundamentales de los reclusos. Igualmente, al
ser el hecho que motiva la acción de tutela consecuencia de conducta aparentemente legítima
de particular, la Sala decidirá sobre la misma, en relación con los principios de dignidad
humana y de eficacia de los derechos fundamentales.

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Expediente T-602073

5. La empresa Electrocosta S.A. E.S.P., entidad prestadora de servicios públicos domiciliarios


de carácter privado, en virtud de una norma de autorización con rango de ley (artículo 140 ley
142 de 1994 modificado por el artículo 19 ley 689 de 2001), y motivada por el
incumplimiento contractual en el pago de las facturas del servicio de energía por parte del
Municipio del Arenal (Bolívar) decidió suspender el suministro de energía a la totalidad del
Municipio.

Como consecuencia directa de la suspensión del suministro de energía se han visto alteradas
las condiciones ordinarias de funcionamiento del municipio, especialmente las relacionadas
con la salud (funcionamiento del hospital y el acueducto,) y con la seguridad (iluminación de
las instalaciones militares y de policía), esta situación constituye una fundada amenaza a los
derechos fundamentales de los habitantes del municipio del Arenal. Igualmente, al ser el
hecho que motiva la acción de tutela consecuencia de conducta aparentemente legítima de
particular, la Sala decidirá sobre la misma, en relación con los principios de dignidad humana
y de eficacia de los derechos fundamentales.

Temas jurídicos por abordar.

6. En el marco de los problemas jurídicos planteados, la Sala estudiará: (a) la procedencia de


la acción de tutela contra particulares y la legitimación en la causa por pasiva. (b) La
naturaleza jurídica de la expresión constitucional “dignidad humana” y las consecuencias
normativas de su determinación. (c) Las características del servicio público de suministro de
energía eléctrica en el contexto del Estado social de derecho. (d) Los deberes
constitucionales: la obligación de pago en el ámbito de los servicios públicos y el principio de
solidaridad. (e) La situación de incumplimiento y las relaciones contractuales con efectos
directos sobre terceros. (f) La prestación de los servicios públicos esenciales, los derechos
fundamentales y los establecimientos constitucionalmente protegidos. (g) El alcance del
enunciado normativo del artículo 45 del decreto 2591 de 1991 y la aparente legitimidad de la
conducta de Electrocosta. Y (h) las implicaciones constitucionales de las llamadas “relaciones
especiales de sujeción.”

A. Procedencia de la acción de tutela contra particulares. La legitimación en la causa


por pasiva.

7. Ante la evidencia de la procedencia de la acción de tutela contra particulares que prestan


servicios públicos y por tratarse en este caso de una sociedad cuyo objeto social principal es
la prestación de los servicios públicos de distribución y comercialización de energía
eléctrica, la Sala considera que conforme a la Constitución y a la ley, (art. 86 inciso 5º de la
Constitución Nacional y numeral 3° del art. 42 del decreto 2591 de 1991), es procedente la
acción de tutela.

Sin embargo, de la sola condición de “prestador de servicios públicos” no se extrae la


consecuencia normativa de la procedencia de la acción "contra acciones u omisiones de
particulares”. Considera la Sala que, debe existir una estrecha relación entre la actividad
objeto de la prestación del servicio público, la acción u omisión del particular prestatario del
servicio, y la amenaza o vulneración al o a los derechos fundamentales. O en otros términos,
la amenaza o vulneración del derecho fundamental debe estar relacionada con una conducta u
omisión del particular desarrollada dentro del objeto propio que constituye la prestación del
servicio público. De esta forma la procedibilidad de la acción de tutela cobra verdadero
sentido, en atención a la importancia del servicio público de que se trate y su relación con los
derechos fundamentales, independientemente de que el servicio sea prestado por entidades
estatales o por particulares.

Por otro lado, el hecho del racionamiento, suspensión o corte en la prestación del servicio de
suministro de energía eléctrica, como un acto propio del desarrollo del objeto de prestación
del servicio público que afecta a terceros, pero que constituye una conducta contractual en
ocasiones prohijada y permitida por la ley, ofrece lugar a ciertas dudas sobre la certidumbre
de la legitimación por pasiva de la acción de tutela, debido a que la afectación de los terceros

9
no será como tal imputable al particular prestador del servicio, sino que sería, en principio,
responsabilidad del incumplido.

A pesar de que la conducta del particular esté en principio, legalmente avalada y además esté
justificada por el incumplimiento contractual, la situación es clara: se conserva la legitimidad
por pasiva. A esta conclusión llega la Sala a partir de la diferenciación de las dos ópticas
desde las cuales se pueden analizar y resolver los temas y los problemas jurídicos del caso: la
órbita legal y la órbita constitucional. Esta diferenciación es útil porque permite identificar
los marcos jurídico-conceptuales en los cuales se analiza el fenómeno bajo estudio y además
porque permite presentar una solución armónica con cualquiera de los dos programas.

8. En la órbita constitucional, propia de los derechos fundamentales y de los mecanismos


especiales para su protección, se impone el principio de la eficacia de los derechos
fundamentales y de los principios constitucionales; así mismo, en la órbita legal contractual,
se impone el principio de responsabilidad personal patrimonial; de tal forma que cuando las
dos órbitas se tocan en un caso concreto, este último principio deberá ceder ante el principio
de la eficacia de los derechos fundamentales. En sede de tutela no se aborda el estudio de un
asunto de responsabilidad patrimonial, predicable de un incumplimiento contractual, sino un
asunto de responsabilidad constitucional, predicable del incumplimiento del principio de
eficacia de los derechos fundamentales, entre otros.

De tal forma que al concurrir un problema jurídico de orden constitucional (la posible
vulneración o amenaza de derechos fundamentales originada en la suspensión de la
prestación de un servicio público), con un problema jurídico de orden legal (el
incumplimiento de obligaciones contractuales con efectos sobre terceros), y por ser la acción
de tutela un mecanismo procesal para que cualquiera persona reclame ante los jueces la
protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales por la acción u omisión
de un particular encargado de la prestación de un servicio público (art., 86 superior). El juez
de tutela deberá darle trámite a la respectiva acción toda vez que los casos bajo estudio
involucran una posible vulneración de derechos fundamentales, y además porque en ambos se
perfecciona una de las hipótesis de procedibilidad de la acción de tutela, en consecuencia la
Sala reafirma la existencia de legitimidad en la causa por pasiva.

B. Naturaleza jurídica de la expresión constitucional “dignidad humana”.


Consecuencias normativas de su determinación.

9. El estudio de la naturaleza jurídica de la expresión constitucional “dignidad humana” tiene


relevancia a partir de la existencia de una estrecha relación 1 entre los conceptos normativos
de, prestación eficiente y continua de los servicios públicos (artículo 365), Estado social de
derecho (artículos 1 y 365) y eficacia de los derechos fundamentales (artículos 2 y 86).
1
La Corte en la sentencia T-406 de 1993, sobre esta relación y la continuidad del servicio
público de salud afirmó: (...) “El artículo 365 de la Constitución Política consagra que "los
servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado...". La finalidad social del
Estado frente a la prestación eficiente de los servicios públicos, surge del análisis de los
artículos 2º, que establece como uno de los principios fundamentales los fines esenciales
del estado "asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado.” (...) Así pues, los
servicios públicos son el medio por el cual el estado realiza los fines esenciales de servir a la
comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios
derechos y deberes constitucionales.”
Sobre la misma relación la Corte en la sentencia T-380 de 1994, al revisar el caso de una
empresa de energía que decidió suspender el suministro a un establecimiento educativo, y en
el que finalmente tuteló el derecho a la educación, afirmó “Habiéndose dado al Estado
colombiano por parte del constituyente de 1991 un carácter social, se hace indispensable
que éste acometa acciones positivas en favor de la comunidad. En este contexto, la
prestación de los servicios públicos para asegurar en forma igualitaria y sin interrupción el
cumplimiento de actividades encaminadas a la realización de derechos fundamentales de los
individuos que hacen parte de la comunidad, es una de las actuaciones positivas a las que
está obligado el Estado colombiano. El carácter solidario de los servicios públicos se suma a
la necesidad de que estos sean prestados ininterrumpidamente: es decir, que los
inconvenientes particulares no tengan como efecto la suspensión en la prestación del
servicio.”
10
Así mismo esta relevancia se pone de manifiesto frente a los casos concretos, en los que, las
condiciones materiales, de los actores y de los demás reclusos en un caso, y de los habitantes
del municipio del Arenal en el otro, obligan al juez de tutela a considerar el concepto
normativo de dignidad humana, ya como fundamento de los derechos invocados (derecho al
ambiente sano, derecho a la protección por parte del estado, derecho a la salud y derecho a la
vida), o como entidad normativa autónoma, ya sea como derecho fundamental o como
principio constitucional.

Síntesis de la configuración jurisprudencial de la naturaleza jurídica de la dignidad


humana.

10. Para la Sala una síntesis de la configuración jurisprudencial del referente o del contenido
de la expresión “dignidad humana” como entidad normativa, puede presentarse de dos
maneras: a partir de su objeto concreto de protección y a partir de su funcionalidad
normativa.

Al tener como punto de vista el objeto de protección del enunciado normativo “dignidad
humana”, la Sala ha identificado a lo largo de la jurisprudencia de la Corte, tres lineamientos
claros y diferenciables: (i) La dignidad humana entendida como autonomía o como
posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir como
quiera). (ii) La dignidad humana entendida como ciertas condiciones materiales concretas de
existencia (vivir bien). Y (iii) la dignidad humana entendida como intangibilidad de los
bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones).

De otro lado al tener como punto de vista la funcionalidad, del enunciado normativo
“dignidad humana”, la Sala ha identificado tres lineamientos: (i) la dignidad humana
entendida como principio fundante del ordenamiento jurídico y por tanto del Estado, y en este
sentido la dignidad como valor. (ii) La dignidad humana entendida como principio
constitucional. Y (iii) la dignidad humana entendida como derecho fundamental autónomo.

11. Estos seis aspectos no representan de manera alguna una postura definitiva y restringida
del objeto protegido, del mandato de acción, de las razones normativas o de la configuración
de los límites, en que el enunciado normativo de la "dignidad humana" se concreta. Por el
contrario encuentra y reconoce la Sala, la riqueza tanto conceptual como funcional de la
dignidad humana como concepto normativo, de tal forma que el énfasis o el acento que
resulte puesto en uno de los sentidos expresados para efectos de la argumentación y en
general de la solución jurídico constitucional de los casos concretos, no implica la negación o
la pérdida de validez de los demás, incluso de las que no aparecen en este fallo relacionadas.
En este sentido no importará para efectos de la validez-existencia de la norma jurídica
implícita en el enunciado normativo “dignidad humana”, que la misma se exprese como
derecho fundamental, como principio constitucional o como valor; y en el mismo sentido,
que aparezca como expresión de la autonomía individual, como expresión de ciertas
condiciones materiales de existencia, o como expresión de la intangibilidad de ciertos bienes.

Objeto de protección o contenido material del enunciado normativo “dignidad


humana”.

12. A Partir de la idea de un objeto de protección o de un cierto contenido material de la


dignidad humana como concepto normativo, la Sala ha identificado en la jurisprudencia de la
Corte, tres ámbitos diferenciables y más o menos delimitados: la dignidad humana como
autonomía individual, como condiciones de existencia y como intangibilidad de ciertos
bienes. Estas líneas jurisprudenciales se conforman así:

Primera línea jurisprudencial: la dignidad humana y la autonomía individual.

11
13. En la sentencia T-532 de 1992, la Corte señaló la estrecha relación 2 entre la libertad
individual y la dignidad humana. A su vez, en la sentencia C-542 de 1993, en la cual se
pronunció sobre la constitucionalidad de normas antisecuestro, la Corte recurrió al
imperativo categórico kantiano, para reforzar la idea según la cual no pueden 3 superponerse
los intereses generales a los derechos fundamentales, especialmente los de la libertad y la
vida que son “inherentes” a la dignidad del ser humano. De igual manera la Corte insistió 4 en
que la dignidad se “logra” con el pleno ejercicio de la libertad individual. En la sentencia C-
221 de 1994, la dignidad constiuyó uno de los fundamentos constitucionales para la
despenalización del consumo de dosis personal de drogas ilícitas, la Corte consideró la
dignidad humana como el fundamento de la libertad personal, que se concreta en la
posibilidad de elegir el propio destino 5, cuando dicha elección no repercuta de manera directa
en la órbita de los derechos ajenos. En la sentencia T-477 de 1995, la Corte al estudiar el caso
de la readecuación de sexo de un menor, decidió proteger los derechos fundamentales del
menor con fundamento en la caracterización 6 de la dignidad humana como autonomía
personal. En la sentencia T-472 de 1996, la Corte estableció que las personas jurídicas no son
titulares de los derechos fundamentales a la honra y al buen nombre, debido a que los
mismos constituyen una “derivación directa del principio de dignidad humana”, en esta
oportunidad se pronunció sobre el contenido7 de la dignidad asociándola a la autonomía
2
“El núcleo esencial de este derecho (derecho al libre desarrollo de la personalidad) protege
la libertad general de acción, vinculada estrechamente con el principio de dignidad humana
(CP art. 1). La autodeterminación se refiere al ser humano y a la potencialidad de
desarrollarse según su propia naturaleza y aptitudes y acorde con su dignidad.”
3
“Se invoca, para prohibir el pago del rescate, el argumento de la primacía del interés
general. Pero es menester tener presente que, por su dignidad, el hombre es un fin en sí
mismo y no puede ser utilizado como un medio para alcanzar fines generales, a menos que él
voluntaria y libremente lo admita. Por tanto, el principio de la primacía del interés general,
aceptable en relación con derechos inferiores, como el de la propiedad, no es válido frente a
la razón que autoriza al ser humano para salvar su vida y su libertad, inherentes a su
dignidad.”
4
“La verdadera libertad es signo del señorío del hombre sobre las contingencias de la vida, de
suerte que la razón hace que el ser humano esté en manos de su propia decisión, y por eso es
responsable, según se expresó. La dignidad humana requiere que el hombre actúe según su
recta razón y libre elección, movido por la convicción interna personal y no bajo la presión
que otros hagan sobre su libertad, porque entonces el acto no sería libre, y al no serlo, no
puede estar amparado por la legitimidad. El hombre, pues, logra la dignidad cuando se libera
totalmente de toda cautividad y cuando pone los medios para que sus semejantes no caigan en
dicho estado indigno.”
5
“... por tratarse de una órbita precisamente sustraída al derecho y, a fortiori, vedada para
un ordenamiento que encuentra en la libre determinación y en la dignidad de la persona
(autónoma para elegir su propio destino) los pilares básicos de toda la superestructura
jurídica. Sólo las conductas que interfieran con la órbita de la libertad y los intereses ajenos,
pueden ser jurídicamente exigibles.”
6
“En el derecho a la identidad la persona es un ser autónomo, con autoridad propia,
orientado a fines específicos, que ejerce un claro dominio de su libertad y en consecuencia
ninguna decisión tomada sin su consentimiento se torna valida. Tal autonomía, implica a la
persona como dueña de su propio ser. La persona por su misma plenitud, es dueña de si, es
el sujeto autónomo y libre. En otros términos, el distintivo de ser persona y el fundamento de
la dignidad de la persona es el dominio de lo que quiere ser.”
7
“En efecto, la dignidad de la persona debe ser considerada, primariamente, como aquel
valor constitucional que busca proteger al individuo en tanto ser racional y autónomo, capaz
de adoptar las decisiones necesarias para dar sentido a su existencia y desarrollar
plenamente su personalidad y, de conformidad con ello, determinar sus acciones sin
coacciones ajenas de ninguna índole. El objeto fundamental del principio de la dignidad de
la persona es, entonces, la protección del individuo como fin en sí mismo, el individuo como
universo único e irrepetible con capacidad para darse sus propias leyes morales, las cuales,
en razón de que los otros son, también, fines en sí mismos, deben ser compatibilizadas con
las de las otras personas. De este modo, la dignidad humana se refleja de manera más
inmediata en aquellos derechos que se fundan en las decisiones racionales y autónomas del
sujeto. El primero y más importante de estos derechos es el derecho al libre desarrollo de la
personalidad (C.P., artículo 16), en el cual se consagra -como lo ha manifestado la Corte- la
12
individual. En la sentencia C-239 de 1997, la Corte creó una causal de justificación o
eximente de responsabilidad, en el caso del homicidio pietístico; uno de los ejes de la
argumentación fue el de la dignidad entendida como autonomía 8 del enfermo para decidir
sobre su vida en determinadas circunstancias. En la sentencia T-461 de 1998, la Corte decidió
que la práctica consistente en limitar la actividad del trabajador a acudir al sitio de trabajo y
no permitirle desarrollar las labores para las cuales fue contratado, al estar dirigida a
configurar despido indirecto, afecta9 la dignidad humana en tanto imposibilita al trabajador el
despliegue de la actividad y el “desarrollo de su ser”.

Segunda línea jurisprudencial: la dignidad humana y las condiciones materiales de


existencia.

libertad in nuce y, por ello, se constituye en el fundamento último de todos aquellos derechos
que tienden a la protección de las opciones vitales que adopte cada individuo de manera
autónoma.
8
“...la Constitución se inspira en la consideración de la persona como un sujeto moral, capaz
de asumir en forma responsable y autónoma las decisiones sobre los asuntos que en primer
término a él incumben, debiendo el Estado limitarse a imponerle deberes, en principio, en
función de los otros sujetos morales con quienes está avocado a convivir, y por tanto, si la
manera en que los individuos ven la muerte refleja sus propias convicciones, ellos no pueden
ser forzados a continuar viviendo cuando, por las circunstancias extremas en que se
encuentran, no lo estiman deseable ni compatible con su propia dignidad... El deber del
Estado de proteger la vida debe ser entonces compatible con el respeto a la dignidad humana
y al libre desarrollo de la personalidad. Por ello la Corte considera que frente a los enfermos
terminales que experimentan intensos sufrimientos, este deber estatal cede frente al
consentimiento informado del paciente que desea morir en forma digna.”
9
“ El ser humano se diferencia de los demás seres vivientes, por tener la capacidad de
discernimiento que le permite optar entre las varias alternativas que le están dadas. Entre
ellas, escoger la actividad que le permita una proyección de su ser y su realización como
persona... ...debe decirse que la dignidad del trabajador no se circunscribe al reconocimiento
por parte del empleador de un salario... ...el no permitir a un trabajador que realice las
labores para las que fue contratado, restringiendo su actividad a la mera asistencia al sitio de
trabajo, sin permitirle desplegar tarea alguna, es, en si mismo, un acto lesivo de la dignidad
de quien es sometido a este trato. Pues, como se dijo, el hombre busca a través de la
ejecución de su actividad laboral, cualesquiera que ella sea, el desarrollo de su ser.”
13
14. En la Sentencia T-596 de 1992, la Corte ordenó realizar algunas reparaciones en un
centro penitenciario a partir de la acción de tutela presentada por un recluso que dormía en un
lugar incómodo expuesto a malos olores, con letrinas abiertas, etc., para la Corte en este caso
la dignidad opera como calificativo 10 de la forma de vida, de la cual se desprende una
relación entre la dignidad y unas ciertas condiciones materiales de existencia. En la sentencia
T-124 de 1993, la Corte tuteló el derecho de petición de una persona de la tercera edad que
solicitaba el reconocimiento de la pensión. En esta oportunidad señaló la relación 11 existente
entre la igualdad material, las condiciones materiales de vida y la dignidad. En la sentencia
C-239 de 1997, la Corte creó una causal de justificación o eximente de responsabilidad, en el
caso del homicidio pietístico. Uno de los ejes de la argumentación fue el de la dignidad, pero
ahora en función de las condiciones materiales 12 de la vida del enfermo. En la Sentencia T-
296 de 1998, la Corte revisó la acción de tutela presentada por una persona recluida en una
cárcel con problemas de hacinamiento y que tenía que dormir sobre un piso húmedo, lugar de
paso de otros reclusos. Aunque en este caso la Corte no concedió la tutela por existir hecho
superado (libertad del actor) si se pronunció sobre la relación 13 entre el hacinamiento
penitenciario la dignidad humana y las condiciones materiales de existencia. En la sentencia
C-521 de 1998, la Corte declaró inexequible una norma del código de tránsito que disponía
que para efectos de la capacidad de transporte de pasajeros, los niños menores de 7 años se
10
“ Los derechos fundamentales no incluyen sólo derechos subjetivos y garantías
constitucionales a través de los cuales el individuo se defiende frente a las actuaciones de las
autoridades públicas, también incluye deberes positivos que vinculan a todas las ramas del
poder público... ...La razón jurídica que explica este compromiso positivo del Estado se
encuentra en el mandato constitucional según el cual, el Estado colombiano se funda en el
valor de la dignidad humana, lo cual determina, no sólo un deber negativo de no intromisión
sino también un deber positivo de protección y mantenimiento de condiciones de vida digna.
Las personas recluidas en establecimientos carcelarios se encuentran bajo la guardia del
Estado. Ello implica, por un lado, responsabilidades relativas a la seguridad de los reclusos
y a su conminación bajo el perímetro carcelario y, por el otro, responsabilidades en relación
con las condiciones de vida de los reclusos.”
11
“La dignidad humana, como ya se estableció, es fundamento de la organización social,
tiene entre sus desarrollos, el derecho a la igualdad. Todo persona tiene derecho a la
igualdad de oportunidades, dentro de la relación individuo-sociedad. Sin embargo, en razón
de esa misma igualdad se impone un trato compensatorio a aquellos grupos, que se
encuentran en una situación particular de debilidad manifiesta, en cuanto éstos no pueden
acceder fácilmente a los medios materiales que les permita hacer efectiva su dignidad en un
marco de igualdad. ... Existe un derecho de las personas a vivir dignamente. Este es
inherente, es decir, hace parte de su esencia y como tal es un elemento perfeccionante que no
puede ser renunciado...”
12
“ Además, si el respeto a la dignidad humana, irradia el ordenamiento, es claro que la vida
no puede verse simplemente como algo sagrado, hasta el punto de desconocer la situación
real en la que se encuentra el individuo y su posición frente el valor de la vida para sí. En
palabras de esta Corte: el derecho a la vida no puede reducirse a la mera subsistencia, sino
que implica el vivir adecuadamente en condiciones de dignidad... Por consiguiente, si un
enfermo terminal que se encuentra en las condiciones objetivas que plantea el artículo 326
del Código Penal considera que su vida debe concluir, porque la juzga incompatible con su
dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su libertad, sin que el Estado esté
habilitado para oponerse a su designio, ni impedir, a través de la prohibición o de la
sanción, que un tercero le ayude a hacer uso de su opción. No se trata de restarle
importancia al deber del Estado de proteger la vida sino, como ya se ha señalado, de
reconocer que esta obligación no se traduce en la preservación de la vida sólo como hecho
biológico.”
13
“Como primera medida, esta Sala de Revisión reitera la jurisprudencia de la Corte
Constitucional en torno a la exigencia constitucional de otorgar un trato digno a la
población carcelaria, pues el Estado Social de Derecho y la multiplicidad de tratados,
convenios y acuerdos internacionales que han sido aprobados por Colombia, imponen el
respeto efectivo por la dignidad de la persona privada de la libertad. En este orden de ideas,
en razón a que el juez de tutela, como autoridad constitucional "obligada a asumir la vocería
de las minorías olvidadas", debe ser riguroso en la protección de la dignidad humana de los
internos; lleva a un interrogante: es indudable que el hacinamiento en las cárceles atenta
contra la dignidad humana, entonces ¿cómo debe resolverse este problema?... “
14
considerarían como medio pasajero; las razones giraron en torno a las condiciones 14 de
comodidad y seguridad durante el transporte como predicados de la dignidad humana. En la
sentencia T-556 de 1998, la Corte concedió la tutela del derecho a la salud y al desarrollo
armónico físico y psíquico de una menor bajo la idea de la dignidad humana en función de
las necesidades materiales15, por consiguiente ordenó el cumplimiento de la prescripción
médica consistente en el suministro de silla de ruedas. En la sentencia T-565 de 1999, la
Corte ordenó a una E.P.S. suministrar pañales (excluidos del POS) a una persona de la tercera
edad con dificultades económicas y con un problema de control de esfínteres; en este caso es
clara la relación16 existente entre la dignidad humana y las condiciones materiales de
existencia. En la sentencia C-012 de 2001, la Corte revisó la constitucionalidad de un tratado
internacional sobre repatriación de presos; en este caso consideró que la dignidad no se
restringe a la creación de las condiciones 17 de vida digna sino que se extiende a la obligación
de velar por que se alcance tal resultado.

Tercera línea jurisprudencial: la dignidad humana y la intangibilidad de los bienes no


patrimoniales, integridad física e integridad moral.

15. En la sentencia T-401 de 1992, la Corte resolvió el caso de reclusos inimputables por
demencia cuya medida de seguridad de internación psiquiátrica se había prolongado
indefinidamente lo cual constituía una pena o trato cruel, inhumano o degradante, que
14
“Siendo el niño un sujeto que merece un tratamiento especial y privilegiado por el Estado,
la sociedad y la familia, cuyos derechos prevalecen sobre los de los demás, no resulta acorde
con los principios de la dignidad humana y de igualdad, que un menor de 7 años, no pueda
viajar en un vehículo en las mismas condiciones de comodidad y seguridad en que lo hace
cualquiera otra persona.”
15
“La dignidad de la persona se funda en el hecho incontrovertible de que el ser humano es,
en cuanto tal, único en relación con los otros seres vivos, dotado de la racionalidad como
elemento propio, diferencial y específico, por lo cual excluye que se lo convierta en medio
para lograr finalidades estatales o privadas, pues, como lo ha repetido la jurisprudencia, la
persona es "un fin en sí misma". Pero, además, tal concepto, acogido por la Constitución,
descarta toda actitud despectiva frente a sus necesidades corporales y espirituales, todas las
cuales merecen atención en el Estado Social de Derecho, que reconoce en el ser humano la
razón de su existencia y la base y justificación del sistema jurídico. Ese concepto se traduce
en la idea, prohijada por la Corte, de que no se garantiza bien ningún derecho de los que la
Constitución califica de fundamentales -intrínsecos a la persona- si a un individuo de la
especie se lo condena a sobrevivir en condiciones inferiores a las que la naturaleza le señale
en cuanto ser humano. Es decir, cuando, como en los casos materia de examen, personas
menores deben afrontar una evolución irregular de sus sistemas físico y psicológico en
condiciones de desamparo.”
16
“Sin embargo, en la sentencia que se revisa, el juez no examinó un aspecto que adquiere
especial importancia: la relación entre lo pedido y la dignidad humana. No examinó que se
trata de una anciana, que padece demencia senil, que no controla esfínteres y que la
situación económica no le permite a su cónyuge suministrarle los artículos de aseo que su
situación especial requiere. Y requiere tales pañales, precisamente por la enfermedad que
padece. Es decir, existe una relación directa entre la dolencia (no controla esfínteres) y lo
pedido. Al respecto, no se precisan profundas reflexiones para concluir que la negativa de la
entidad, sí afecta la dignidad de la persona, en uno de sus aspectos más íntimos y privados, y
que impide la convivencia normal con sus congéneres. En este caso, la negativa de la entidad
conduce a menoscabarle la dignidad de persona y la puede llevar al aislamiento, producto,
se repite, de la enfermedad que sufre.”
17
“...la Corte reconoció el carácter eminentemente prestacional de las obligaciones que el
Estado asumía para con las personas privadas de la libertad. Con fundamento en éste, no
era exigible al Estado garantizar, de manera inmediata, condiciones de reclusión que
respetaran la dignidad de los detenidos y condenados... La efectividad de sus derechos
constitucionales de carácter prestacional y el real respeto por el principio de dignidad
humana, no se traduce en la mera creación de condiciones de vida digna, también obliga a
que las medidas adoptadas por el Estado efectivamente se dirijan a dicho resultado y,
además, a que el Estado se abstenga de tomar decisiones que impongan mayores cargas a los
asociados. Frente a este deber de abstención, los derechos prestacionales se tornan en
fundamentales.”
15
claramente afecta18 la dignidad humana. En la sentencia T-402 de 1992, la Corte revisó la
tutela interpuesta por la madre de un niño a quien su profesora le castigó poniéndole un
esparadrapo en la boca, la humillación 19 padecida por el menor fue una de las razones para
determinar la procedencia de la tutela de sus derechos. En la sentencia T-123 de 1994, la
Corte al estudiar un caso de violencia intrafamiliar, tuteló los derechos de una menor a partir
del enunciado normativo “respeto a la dignidad humana” del cual se desprende 20 el derecho
fundamental “a la integridad física y moral”. En la sentencia T-036 de 1995, la Corte puso de
presente la relación entre la noción normativa de dignidad y la integridad física. De tal forma
que es la prohibición21 de someter a persona alguna a la realización de “trabajos forzados” la
que permite perfilar el contenido del llamado derecho a la “dignidad humana.” En la
sentencia T-645 de 1996, la Corte resolvió el caso de una señora a quien después de varias
revisiones médicas no le resolvían sus problemas de salud. La Corte tuteló el derecho a la
integridad física el cual es “manifestación directa del principio de la dignidad humana” 22,
ordenando la revisión de la actora por parte de un especialista. En la sentencia T-572 de 1999,
la Corte al resolver el caso de una mujer que perdió la fisonomía de su cuerpo después de una
operación de senos, concedió la tutela del derecho a la integridad física en relación 23 con el
18
“Las violaciones a los derechos fundamentales que en los tres casos amparaban a los
reclusos, inimputables incurables, abandonados sin justificación jurídica y durante varios
lustros de su existencia en un anexo penitenciario cuya precariedad es públicamente
conocida, evidencian la transformación de una pena o medida de seguridad, en un comienzo
lícitamente impuesta, en pena o medida degradante y cruel y, por tanto, inconstitucional (CP
art. 12). La dignidad humana fue aquí desconocida, olvidándose que toda persona, en razón
de su condición humana, exige igual consideración y respeto y debe reconocérsele capacidad
de autodeterminación y posibilidad de goce de los bienes inapreciables de la existencia.
19
“Una práctica lesiva de la dignidad humana, con potencialidad de poner en peligro el
desarrollo mental del menor, es aquel castigo que por su gravedad degrada o humilla a la
persona y hace que ella pierda autoestima a los ojos de los demás o a los suyos propios. En
tal evento, nos encontramos ante una múltiple violación de derechos fundamentales (CP art.
12, 16 y 44), que genera una falla en el servicio público de la educación y puede dar lugar a
sanciones y condenas contra el Estado y el funcionario o particular encargado de la
educación (CP arts. 67 y 68).”
20
“La dignidad humana exige pues que al hombre, en el proceso vital, se le respeten también
su salud y su integridad física y moral, como bienes necesarios para que el acto de vivir sea
digno. De ahí que el derecho a la integridad física y moral consiste en el reconocimiento,
respeto y promoción que se le debe a todo individuo de la especie humana de su plenitud y
totalidad corpórea y espiritual, con el fin de que su existencia sea conforme a la dignidad
personal. En el caso materia de estudio, es conveniente considerar la armonía que debe
haber entre el derecho-deber de corrección que tienen los padres con respecto a sus hijos y el
derecho a la integridad física y moral de que son titulares todos los seres humanos.”
21
“En estas circunstancias, la actuación en que incurrió Elver García al cerrar el camino,
obligando a los petentes a arrastrarse bajo el alambrado y a cargar lo que sus cansadas
espaldas pueden soportar, sobrepasa el ámbito del derecho real de servidumbre y deviene en
una violación del derecho fundamental a la dignidad humana, en un desconocimiento del
deber de solidaridad exigible a todo individuo en un Estado Social de Derecho, y obliga al
juez de tutela a hacer efectiva la especial protección que otorga nuestra Carta Política a las
personas de la tercera edad.”
22
“...en razón a que el derecho a la integridad física es una prolongación del derecho a la
vida, que además es una manifestación directa del principio de la dignidad humana, impone
tanto el respeto por el derecho a la no violencia física y moral, como el derecho al máximo
trato razonable y la mínima disminución del cuerpo y el espíritu. Así pues, el Estado debe
proteger al individuo y, cuando se trata de preservar razonablemente y en condiciones
óptimas posibles la salud, integridad y vida de personas, el Estado debe colocar todos los
medios económicos posibles para obtener la mejoría de los administrados.
23
“En consecuencia, con fundamento en las pruebas que obran dentro del proceso, y
atendiendo los problemas que viene sufriendo la actora, estima la Sala que la cirugía que
ella requiere, tiene como finalidad esencial, garantizarle su derecho a la integridad física y a
la dignidad humana, afectados por la pérdida de sus mamas, y es por ello que resulta
evidente que por tratarse de derechos fundamentales tan importantes que inciden además en
la dignidad humana, se dan los presupuestos necesarios para conceder la tutela
formulada. ... En esas condiciones, es claro, para la Sala, que la cirugía requerida tiene fines
16
derecho a la dignidad humana, ordenando la realización de una cirugía estética. En la
sentencia T-879 de 2001, la Corte al resolver el caso de un delincuente gravemente herido
que fue esposado a la cama del hospital por el policía custodio, tuteló los derechos del herido
bajo el argumento según el cual, tal situación constituía un trato cruel que representaba una
“vulneración de la dignidad humana”24.

Síntesis de las líneas jurisprudenciales acerca del contenido material de la expresión


normativa "dignidad humana".

16. A partir de esta serie de pronunciamientos de la Corte Constitucional, la Sala concluye


que el referente concreto de la dignidad humana está vinculado con tres ámbitos exclusivos
de la persona natural: la autonomía individual (materializada en la posibilidad de elegir un
proyecto de vida y de determinarse según esa elección), unas condiciones de vida
cualificadas (referidas a las circunstancias materiales necesarias para desarrollar el proyecto
de vida) y la intangibilidad del cuerpo y del espíritu (entendida como integridad física y
espiritual, presupuesto para la realización del proyecto de vida).

Estos tres ámbitos de protección integran, entendidos en su conjunto, el objeto protegido por
las normas constitucionales desarrolladas a partir de los enunciados normativos sobre
“dignidad”, principalmente el contenido en el artículo 1 (Colombia es un Estado social de
derecho, organizado en forma de República unitaria,...fundada en el respeto de la dignidad
humana...), y de manera secundaria los contenidos en los artículos 25 (Toda persona tiene
derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas), 42 (la honra, la dignidad y la intimidad
de la familia son inviolables) y 51 (Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna).

17. Sin embargo, para la construcción de las normas en función del objeto de protección
delimitado, la Corte no se ha valido únicamente de los enunciados normativos de los artículos
1, 25, 42 y 51 en los cuales las palabras “dignidad” y “dignas”, ya como sustantivo, ya como
adjetivo, aparecen de manera literal; la Corte, por el contrario, ha recurrido a la delimitación
de los referidos ámbitos de protección, a partir de múltiples enunciados normativos o
disposiciones constitucionales. Ilustrativo es el caso de la contenida en el artículo 12 ( Nadie
será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles inhumanos o
degradantes) de la cual la Corte, junto con el enunciado normativo del “respeto a la dignidad
humana” ha extraído la norma consistente en el derecho fundamental a la integridad física y
moral.25

Igualmente ilustrativo es el caso del enunciado normativo contenido en el artículo 13 ( el


estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva), el cual junto con
el enunciado normativo del “respeto a la dignidad humana” ha servido para perfeccionar el
objeto de protección de la dignidad entendida como posibilidad real de acceder a ciertos
bienes o servicios materiales26 o de disfrutar de ciertas condiciones de vida 27, situaciones que
en principio deben ser garantizadas por el Estado mediante la distribución de bienes y
servicios28.

En el mismo sentido se puede mostrar el caso del enunciado normativo contenido en el


artículo 16 (todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de la personalidad) del cual

curativos, de rehabilitación y de restablecimiento físico, y encuadra dentro del concepto de


salud como derecho fundamental, por su conexidad con la dignidad humana, la vida en
condiciones dignas y los derechos de la mujer.
24
“No puede aceptar de ninguna manera la Sala como excusa válida la simple afirmación de
que el Departamento de Policía de Norte de Santander carencia de efectivos suficientes...
mucho menos cuando esa situación representaba la vulneración de la dignidad humana de
esa persona que si bien se hallaba sindicada de la comisión de unos hechos punibles, no
podía ser sometida a un trato que bien podía calificarse como cruel ante las condiciones de
salud por las que atravesada, las que perfectamente podía deducir el juez constitucional con
la simple lectura del reconocimiento médico legal...”.
25
Cfr., sentencias T-123 de 1994 y T-556 de 1998.
26
Cfr., sentencias T-124 de 1993 y T-958 de 2001.
27
Cfr., sentencias T-596 de 1992, T-296 de 1998, C-012 de 2001 y T-796 de 1998.
28
Cfr., sentencia T-1430 de 2000.
17
la Corte junto con el enunciado normativo del “respeto a la dignidad humana” ha delimitado
el objeto de protección de la dignidad entendida como posibilidad de autodeterminarse 29
según el propio destino30 o la idea particular de perfección 31, con el fin de darle sentido a la
propia existencia32.

Esta descripción de los ámbitos de protección a partir de ciertas relaciones existentes entre
los enunciados normativos contenidos en los artículos 1 (dignidad humana), 12 (prohibición
de tratos inhumanos), 13 ( principio de igualdad material) 16 (derecho a la libertad); plantea
el problema de la delimitación del ámbito de protección de las normas jurídicas que
consagran derechos fundamentales, el cual una vez resuelto, permite racionalizar los
contenidos de la Constitución, y lograr la protección efectiva de los mismos.

19. Pasará ahora la Corte a definir el aspecto de la funcionalidad del enunciado normativo
"respeto a la dignidad humana" en el ordenamiento jurídico colombiano. En este sentido se
han identificado tres lineamientos: (i) la dignidad humana entendida como principio fundante
del ordenamiento jurídico y por tanto del Estado, y en este sentido la dignidad como valor.
(ii) La dignidad humana entendida como principio constitucional. Y (iii) la dignidad humana
entendida como derecho fundamental autónomo.

La funcionalidad del enunciado constitucional "respeto a la dignidad humana" en el


ordenamiento jurídico colombiano. Y en primer lugar, de la “dignidad humana” como
valor fundante del ordenamiento jurídico y del Estado colombianos.

20. Para la Sala es claro que cuando la Corte Constitucional se pronuncia sobre valores, pasa
inmediatamente del plano normativo al plano axiológico. Esta duplicidad de planos impide
adelantar el análisis o el tratamiento de un enunciado normativo, en este caso el de la
dignidad humana, a partir del marco conceptual propio de la ciencia normativa del derecho.

Esta distinción igualmente le permite a la Corte evitar rupturas metodológicas de otra manera
insalvables, pues mientras el plano axiológico opera bajo la lógica de “lo mejor” el plano
normativo opera bajo la lógica de “lo debido”. De esta forma consideraciones que bien
cabrían en el plano axiológico no serían de recibo en el plano normativo.

Sin embargo, para efectos prácticos estas diferencias se diluyen, pues los predicados de la
dignidad humana comparten también naturaleza normativa. La distinción es importante para
la comprensión del concepto como fenómeno lingüístico, de tal forma que cuando se afirma
que la dignidad humana es el fundamento del ordenamiento jurídico y del Estado, o que
constituye el valor supremo de los mismos, la operatividad del concepto pasa del plano
prescriptivo al plano descriptivo, en este sentido la dignidad humana constituye un elemento
definitorio del Estado social y de la democracia constitucional, existiendo entonces una suerte
de relación conceptual necesaria entre dignidad humana y Estado social de derecho.

Pasará la Sala a revisar la funcionalidad del enunciado normativo “dignidad humana” en el


plano axiológico a partir de la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

21. Para la Corte en la sentencia T-401 de 1992, la dignidad humana es el principio fundante
del ordenamiento jurídico que constituye el presupuesto esencial 33 de la consagración y
efectividad del entero sistema de derechos y garantías de la Constitución. En la sentencia T-
499 de 1992, la Corte toma la dignidad humana como el valor fundante constitutivo del
orden jurídico. En la sentencia T-011 de 1993, la dignidad humana constituye la base

29
Cfr., sentencias T-532 de 1992, C-542 de 1993 y T-477 de 1995.
30
Cfr., sentencias C-221 de 1994 y T-090 de 1996.
31
Cfr., sentencia T-124 de 1993.
32
Cfr., sentencias T-472 de 1996 y C-239 de 1997.
33
“La dignidad humana...es en verdad principio fundante del Estado (CP art.1). Más que
derecho en sí mismo, la dignidad es el presupuesto esencial de la consagración y efectividad
del entero sistema de derechos y garantías contemplado en la Constitución. La dignidad,
como principio fundante del Estado, tiene valor absoluto no susceptible de ser limitado ni
relativizado bajo ninguna circunstancia...”.
18
axiológica34 de la Carta. En la sentencia T-338 de 1993, la dignidad humana se muestra como
el principio fundante de la Constitución y a la vez es una garantía 35 de las personas. En la
sentencia T-472 de 1996, la Corte lo toma como un principio del que derivan 36 derechos
fundamentales de las personas naturales. En la sentencia C-045 de 1998 la dignidad humana
es el fundamento37 del ordenamiento jurídico. En la sentencia C-521 de 1998 la dignidad
humana constituye el valor superior al cual están anejos 38 los derechos fundamentales. En la
Sentencia T-556 de 1998 es un principio constitucional 39 elevado a nivel de “fundante” del
Estado, base del ordenamiento jurídico y de la actividad de las autoridades públicas. En la
Sentencia T-1430 de 2000 la dignidad humana constituye a partir del Estado social de
derecho, el pilar ético fundamental40 del ordenamiento.

22. En conclusión, para la Sala es claro que la dignidad humana caracteriza de manera
definitoria al Estado colombiano como conjunto de instituciones jurídicas. La importancia
práctica de esta “faceta” de la dignidad humana está mediada simplemente por la posibilidad
de claridad conceptual.

34
“En la base axiológica de la Carta se encuentra en última instancia la dignidad de la
persona en el marco de un Estado social de derecho.” En el mismo sentido, en la sentencia
T-123 de 1994, afirmó la Corte “La Constitución establece un marco de valores y principios
materiales, que se estructuran como fundamento de un verdadero sistema axiológico. Este
sistema se basa en la dignidad humana, como principio que indica que el hombre es un ser
que tiende hacia su perfeccionamiento, al desarrollar plenamente lo que por naturaleza se le
ha dado como bienes esenciales: la vida, la salud, el bienestar, la personalidad, entre otros.".
35
“La dignidad como principio fundante de la Constitución Política se refleja en el ejercicio
de todos los derechos y deberes. Es una garantía que no puede ser desconocida en ninguna
circunstancia y por ninguna persona.”.
36
“A juicio de la Sala, en razón de sus características y naturaleza y, especialmente, por
constituir una derivación directa del principio de dignidad humana, las personas jurídicas
no pueden ser titulares de los derechos fundamentales a la honra y al buen nombre. En pocas
palabras, el valor dignidad no puede predicarse de las personas jurídicas y, en consecuencia,
no serán titulares de aquellos derechos fundamentales que sólo se explican como
mecanismos concretos de defensa de la dignidad de la persona humana.”.
37
“Se ordenó entonces retirar del ordenamiento esa expresión por considerar que ella es
incompatible con el concepto de dignidad humana, cuyo respeto constituye el fundamento de
todo nuestro ordenamiento jurídico ( artículo 1º de la Constitución).”.
38
“De lo expuesto fluye que cuando el Estado, independientemente de cualquier
consideración histórica, cultural, política o social, establece normas sustanciales o
procedimentales dirigidas a regular las libertades, derechos o deberes del individuo, sin
tener presente el valor superior de la dignidad humana, serán regulaciones lógica y
sociológicamente inadecuadas a la índole de la condición personal del ser humano y, por
contera, contrarias a la Constitución, en la medida en que se afectarían igualmente los
derechos fundamentales, dado que éstos constituyen condiciones mínimas para la "vida
digna" del ser humano; en efecto, cuando se alude a los derechos fundamentales se hace
referencia a aquéllos valores que son anejos a la dignidad humana.”.
39
“Es que el concepto de dignidad humana no constituye hoy, en el sistema colombiano, un
recurso literario u oratorio, ni un adorno para la exposición jurídica, sino un principio
constitucional, elevado al nivel de fundamento del Estado y base del ordenamiento y de la
actividad de las autoridades públicas. En virtud de la dignidad humana se justifica la
consagración de los derechos humanos como elemento esencial de la Constitución Política
(art. 1 C.P.).”.
40
“En primer término, debe anotarse que el concepto de Estado Social de Derecho (artículo
1 C.P.) no es apenas una frase ingeniosa ni una declaración romántica del Constituyente sino
un rasgo esencial del sistema jurídico que se proyecta más allá de los mismos textos
superiores y cobija la totalidad del sistema jurídico, debiendo por tanto reflejarse en las
normas legales, en la actividad del Gobierno y de las autoridades administrativas, no menos
que en las decisiones judiciales. (...) En concordancia con lo anterior, el Estado y la sociedad
deben asumir un papel activo en la redistribución de bienes y servicios con el fin proteger la
dignidad humana, pilar ético fundamental de nuestro ordenamiento.”.
19
El enunciado normativo "respeto a la dignidad humana", y las normas jurídicas
constitucionales.

23. Para la Sala es palmario que la nuda expresión “fundada en el respeto a la dignidad
humana” no permite la identificación inmediata de una norma jurídica. En este sentido
recuerda la Sala que la identificación de normas jurídicas a partir de enunciados normativos
es la más importante tarea del intérprete, y en el caso de los enunciados normativos
constitucionales, es una de las más importantes tareas de la Corte Constitucional como la
máxima intérprete de la Constitución.

Este proceso de identificación de normas, se presenta por lo general como un proceso


implícito, en el cual a partir de enunciados normativos determinados, al realizar el análisis de
hechos particulares, se perfilan argumentos de tipo normativo, que concluyen con una
decisión obligatoria. Es obvio que el racionamiento del juez constitucional no es el del lógico
del silogismo. Sin embargo el juez constitucional interpreta y aplica normas jurídicas, las
cuales se estructuran a partir de mandatos, prohibiciones, permisiones o potestades. Y frente a
las cuales el ordenamiento prevé la posibilidad de materializar consecuencias. En últimas la
estructura lógica de las normas permite reconducir las hipótesis de los enunciados a ciertos
supuestos fácticos comprensivos de lo ordenado, prohibido o permitido y a ciertas
consecuencias jurídicas más o menos determinables.

Como conclusión, del tema que ocupa a la Sala, en aras de la identificación de las normas
constitucionales a partir de los enunciados normativos constitucionales sobre el respeto a la
dignidad humana, se afirmará la existencia de dos normas jurídicas que tienen la estructura
lógico normativa de los principios: (a) el principio de dignidad humana y (b) el derecho a la
dignidad humana. Las cuales a pesar de tener la misma estructura (la estructura de los
principios), constituyen entidades normativas autónomas con rasgos particulares que difieren
entre sí, especialmente frente a su funcionalidad dentro del ordenamiento jurídico.

la definición de la estructura de las normas jurídicas extraídas a partir del enunciado


normativo “respeto a la dignidad humana".

(a) la configuración de la norma con funcionalidad de principio, a partir del enunciado


normativo "respeto a la dignidad humana”, o el principio de dignidad humana.

24. El principio de dignidad humana, se constituye como un mandato constitucional, un deber


positivo, o un principio de acción, según el cual todas las autoridades del Estado sin
excepción, deben, en la medida de sus posibilidades jurídicas y materiales, realizar todas las
conductas relacionadas con sus funciones constitucionales y legales con el propósito de
lograr las condiciones, para el desarrollo efectivo de los ámbitos de protección de la dignidad
humana identificados por la Sala: autonomía individual, condiciones materiales de existencia,
e integridad física y moral.

25. Pasará entonces la Sala a revisar la funcionalidad de la norma jurídica identificada a partir
del enunciado normativo “dignidad humana”, consistente en el principio constitucional de
dignidad humana, a partir de la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

En la sentencia T-499 de 1992, afirmó la Corte:

"El respeto de la dignidad humana debe inspirar todas las actuaciones del Estado. Los
funcionarios públicos están en la obligación de tratar a toda persona, sin distinción
alguna, de conformidad con su valor intrínseco (CP arts. 1, 5 y 13).".

En la sentencia T-596 de 1992, afirmó la Corte:

"Los derechos fundamentales no incluyen sólo derechos subjetivos y garantías


constitucionales a través de los cuales el individuo se defiende frente a las actuaciones de
las autoridades públicas, también incluye deberes positivos que vinculan a todas las
ramas del poder público. No sólo existe la obligación negativa por parte del Estado de no
lesionar la esfera individual, también existe la obligación positiva de contribuir a la
realización efectiva de tales derechos. La razón jurídica que explica este compromiso

20
positivo del Estado se encuentra en el mandato constitucional según el cual, el Estado
colombiano se funda en el valor de la dignidad humana, lo cual determina, no sólo un
deber negativo de no intromisión sino también un deber positivo de protección y
mantenimiento de condiciones de vida digna.".

En la Sentencia T-461 de 1998, afirmó la Corte:

"El respeto a la dignidad, es un mandato que obliga no sólo a las autoridades públicas
sino a los particulares, cualesquiera que sea la relación que exista entre éstos. Es, en si
mismo, un principio mínimo de convivencia y expresión de tolerancia.".

En la Sentencia C-328 de 2000, afirmó la Corte:

"Ahora bien, el principio de dignidad humana y el derecho a la paz no sólo imponen el


deber de prevenir la guerra sino que, en caso de un conflicto inevitable, obligan al Estado
a morigerar sus efectos. De igual manera, siguiendo la cláusula Martens, y en evidente
conexión con el principio de dignidad humana, el Estado colombiano estará obligado a
lograr la no utilización de medios que tengan efectos desproporcionados contra los no
combatientes o que afecten la población civil.".

En la Sentencia C-012 de 2001, afirmó la Corte:

"La efectividad de sus derechos constitucionales de carácter prestacional y el real respeto


por el principio de dignidad humana, no se traduce en la mera creación de condiciones de
vida digna, también obliga a que las medidas adoptadas por el Estado efectivamente se
dirijan a dicho resultado y, además, a que el Estado se abstenga de tomar decisiones que
impongan mayores cargas a los asociados.".

En la Sentencia T-958 de 2001, afirmó la Corte:

"El principio de dignidad humana, base última del sistema jurídico, exige del Estado y de
los particulares un compromiso permanente por respetar los valores de igualdad, libertad
y solidaridad... el respeto por la dignidad humana supone un reparto igualitario (sea
formal o material) de las condiciones de ejercicio de la libertad. En este punto, ha de
tenerse presente que la realización de la libertad depende, en gran medida, de las
condiciones materiales, de suerte que la interpretación de los derechos constitucionales,
sean fundamentales o no, ha de tener por norte la consecución de la real igualdad.".

(b) La configuración de la norma con funcionalidad de derecho fundamental, a partir


del enunciado normativo "respeto a la dignidad humana”, o el derecho fundamental a
la dignidad humana.

26. El derecho a la dignidad humana, se constituye como un derecho fundamental autónomo,


y cuenta con los elementos de todo derecho: un titular claramente identificado (las personas
naturales), un objeto de protección más o menos delimitado (autonomía, condiciones de vida,
integridad física y moral) y un mecanismo judicial para su protección (acción de tutela). Se
consolida entonces como verdadero derecho subjetivo.

Sin embargo, la Sala se pregunta si efectivamente la dignidad humana, según los ámbitos
protegidos constituye como tal un derecho fundamental, y no se trata en cambio de un
fundamento41 de los derechos fundamentales, a partir de una determinada concepción
41
En la jurisprudencia de la Corte es recurrente la afirmación según la cual la dignidad
humana se constituye como el fundamento de validez de los derechos innominados e incluso
en ocasiones como el fundamento de los nominados, así en la sentencias T-401 de 1992:
“Más que derecho en sí mismo, la dignidad es el presupuesto esencial de la consagración y
efectividad del entero sistema de derechos y garantías contemplado en la Constitución.”, en
la Sentencia T-472 de 1996: “...Por constituir una derivación directa del principio de
dignidad humana, las personas jurídicas no pueden ser titulares de los derechos
fundamentales a la honra y al buen nombre”., y en la Sentencia T-645 de 1996: “En este
orden de ideas, en razón a que el derecho a la integridad física es una prolongación del
derecho a la vida, que además es una manifestación directa del principio de la dignidad
21
antropológica de la Carta. En este último sentido la Corte se ha pronunciado en varias
oportunidades. Sin embargo, también se ha referido a la dignidad humana como un
derecho fundamental autónomo.

27. Pasará entonces la Sala a revisar la funcionalidad de la norma jurídica identificada a partir
del enunciado normativo “dignidad humana”, consistente en el derecho constitucional
fundamental a la dignidad humana, a partir de la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

En la Sentencia T-124 de 1993, afirmó la Corte:

"La dignidad (artículo 1o. Constitución Política) es un atributo de la persona y, en


cuanto tal, todos tienen derecho a que sean tratados conforme a esa dimensión
específicamente humana.".

En la Sentencia T-036 de 1995, afirmó la Corte:

"En estas circunstancias, la actuación en que incurrió Elver García al cerrar el camino,
obligando a los petentes a arrastrarse bajo el alambrado y a cargar lo que sus cansadas
espaldas pueden soportar, sobrepasa el ámbito del derecho real de servidumbre y deviene
en una violación del derecho fundamental a la dignidad humana, en un desconocimiento
del deber de solidaridad exigible a todo individuo en un Estado Social de Derecho, y
obliga al juez de tutela a hacer efectiva la especial protección que otorga nuestra Carta
Política a las personas de la tercera edad.".

En la Sentencia T-477 de 1995, afirmó la Corte:

"El derecho a la identidad, y mas específicamente a la identidad sexual , presupone la


existencia de un derecho constitucional a la Dignidad. Este derecho “Opera aún cuando
caduquen los demás derechos personales emergentes de la Constitución”. El derecho a
la dignidad, se constituye a su vez en fuente de otros derechos. Razón por la cual, toda
violación al derecho a la identidad, es a su vez una vulneración al derecho a la dignidad
Humana.".

En la Sentencia T-796 de 1998, afirmó la Corte:

"En consecuencia, en el caso concreto del menor cuya protección se solicita, se requiere
garantizar la aplicación efectiva de las normas constitucionales que amparan los
derechos a la vida, a la dignidad humana, a la integridad física, a la salud, y en
particular, los derechos de los niños,...".

En la Sentencia T-1700 de 2000, afirmó la Corte:

"Lo anterior permite a la Sala concluir que, si bien es cierto que el derecho a la salud en
principio es un derecho prestacional, no lo es menos que, conforme a la reiterada
jurisprudencia de esta Corporación, adquiere el carácter de fundamental cuando con su
vulneración resulten afectados o amenazados derechos fundamentales como la vida, la
integridad de la persona, la dignidad humana u otros que, de manera autónoma, ostenten
la calidad de fundamentales.".

En la Sentencia T-888 de 2001, afirmó la Corte:

"Ello deja ver otra vulneración grave a entidades constitucionales como el derecho a la
dignidad, en la medida en que tratándose de una persona que no cuenta con ninguna
fuente de ingresos y que no tiene la capacidad de operar en el mercado laboral, negarle
una pensión de invalidez, equivale a someter arbitrariamente su bienestar a la voluntad o
capacidad de terceras personas, lo que compromete seriamente la dignidad, la igualdad y
la autonomía."

humana, impone tanto el respeto por el derecho a la no violencia física y moral, como el
derecho al máximo trato razonable y la mínima disminución del cuerpo y el espíritu.”

22
Síntesis

28. En la mayoría de los fallos en los cuales la Corte utiliza la expresión "dignidad humana"
como un elemento relevante para efecto de resolver los casos concretos, el ámbito de
protección del derecho (autonomía personal, bienestar o integridad física), resulta tutelado de
manera paralela o simultánea con el ámbito de protección de otros derechos fundamentales
con lo cuales converge, sobre todo, con aquellos con los cuales guarda una especial
conexidad, como el derecho a la igualdad, el derecho al trabajo, el derecho al libre desarrollo
de la personalidad, el derecho a la identidad personal, el derecho a la vida, el derecho a la
salud, el derecho a la propia imagen o el derecho al mínimo vital, entre otros.

Esta situación merecería una revisión frente a la determinación de la naturaleza jurídica de la


dignidad humana, porque si bien, para la solución correcta de los asuntos constitucionales,
basta la invocación y la protección de un derecho fundamental nominado o innominado
específico, no parece adecuado acudir a la artificiosa construcción de un llamado derecho a la
dignidad. Más aún, si la propia Corte ha concluido que la dignidad es un principio
constitucional, y un elemento definitorio del Estado social de derecho colombiano, al que
como tal, le corresponde una función integradora del ordenamiento jurídico, constituye un
parámetro de interpretación42 de los demás enunciados normativos del mismo y sobre todo es
la fuente última, o el “principio de principios” del cual derivan el fundamento de su
existencia-validez buena parte de los llamados derechos innominados.

Sin embargo, el cauce abierto por la Corte tiene una especial importancia en el desarrollo del
principio de la eficacia de los derechos fundamentales y de la realización de los fines y
valores de la Constitución, sobre todo en lo relativo a la concepción antropológica 43 del
Estado social de derecho. Porque si bien la Sala ha identificado tres ámbitos concretos de
protección a partir del enunciado normativo del “respeto a la dignidad humana,” ámbitos
igualmente compartidos por otros enunciados normativos de la Constitución (artículos 12 y
16), una interpretación más comprensiva de la Constitución permite y exige la identificación
de nuevos ámbitos de protección que justifican el tratamiento jurisprudencial del enunciado
sobre la dignidad, como un verdadero derecho fundamental.

29. En este sentido, considera la Corte que ampliar el contenido de la dignidad humana, con
tal de pasar de una concepción naturalista o esencialista de la misma en el sentido de estar
referida a ciertas condiciones intrínsecas del ser humano, a una concepción normativista o
funcionalista en el sentido de completar los contenidos de aquella, con los propios de la
dimensión social de la persona humana, resulta de especial importancia, al menos por tres
razones: primero, porque permite racionalizar el manejo normativo de la dignidad humana,
segundo, por que lo presenta más armónico con el contenido axiológico de la Constitución de
1991, y tercero, porque abre la posibilidad de concretar con mayor claridad los mandatos de
la Constitución.

Con esto no se trata de negar el sustrato natural del referente concreto de la dignidad humana
(la autonomía individual y la integridad física básicamente), sino de sumarle una serie de
calidades en relación con el entorno social de la persona. De tal forma que integrarían un
concepto normativo de dignidad humana, además de su referente natural, ciertos aspectos de
orden circunstancial determinados por las condiciones sociales, que permitan dotarlo de un

42
En este sentido ver la sentencia T-645 de 1996.
43
Esta llamada “concepción antropológica” surge de la interpretación que ha realizado la
Corte Constitucional del enunciado normativo de la dignidad humana, en estrecha relación
con el tercero de los imperativos categóricos kantianos, en el que se postula uno de los
principios básicos de la filosofía práctica kantiana así: “obra de tal forma que la máxima de tu
actuación esté orientada a tratar a la humanidad tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro como un fin y nunca como un medio”, del cual la Corte ha extraído la idea
según la cual el “hombre es un fin en sí mismo”, lo que ha significado prácticamente una
concepción antropológica de la Constitución y del Estado, edificada alrededor de la
valoración del ser humano como ser autónomo en cuanto se le reconoce su dignidad, así en
las sentencias C-542 de 1993, T-090 de 1994, C-045 de 1998, C-521 de 1998, T-556 de 1998
y T-587 de 1998.
23
contenido apropiado, funcional y armónico con las exigencias del Estado social de derecho y
con las características de la sociedad colombiana actual.

En conclusión, los ámbitos de protección de la dignidad humana, deberán apreciarse no como


contenidos abstractos de un referente natural, sino como contenidos concretos, en relación
con las circunstancias en las cuales el ser humano se desarrolla ordinariamente.

De tal forma que integra la noción jurídica de dignidad humana (en el ámbito de la autonomía
individual), la libertad de elección de un plan de vida concreto en el marco de las condiciones
sociales en las que el individuo se desarrolle. Libertad que implica que cada persona deberá
contar con el máximo de libertad y con el mínimo de restricciones posibles, de tal forma que
tanto las autoridades del Estado, como los particulares deberán abstenerse de prohibir e
incluso de desestimular por cualquier medio, la posibilidad de una verdadera
autodeterminación vital de las personas, bajo las condiciones sociales indispensables que
permitan su cabal desarrollo.

Así mismo integra la noción jurídica de dignidad humana (en el ámbito de las condiciones
materiales de existencia), la posibilidad real y efectiva de gozar de ciertos bienes y de ciertos
servicios que le permiten a todo ser humano funcionar en la sociedad según sus especiales
condiciones y calidades, bajo la lógica de la inclusión y de la posibilidad real de desarrollar
un papel activo en la sociedad. De tal forma que no se trata sólo de un concepto de dignidad
mediado por un cierto bienestar determinado de manera abstracta, sino de un concepto de
dignidad que además incluya el reconocimiento de la dimensión social específica y concreta
del individuo, y que por lo tanto incorpore la promoción de las condiciones que faciliten su
real incardinación en la sociedad.

El tercer ámbito también aparece teñido por esta nueva interpretación, es así como integra la
noción jurídica de dignidad humana (en el ámbito de la intangibilidad de los bienes
inmateriales de la persona concretamente su integridad física y su integridad moral), la
posibilidad de que toda persona pueda mantenerse socialmente activa. De tal forma que
conductas dirigidas a la exclusión social mediadas por un atentado o un desconocimiento a la
dimensión física y espiritual de las personas se encuentran constitucionalmente prohibidas al
estar cobijadas por los predicados normativos de la dignidad humana; igualmente tanto las
autoridades del Estado como los particulares están en la obligación de adelantar lo necesario
para conservar la intangibilidad de estos bienes y sobre todo en la de promover políticas de
inclusión social a partir de la obligación de corregir los efectos de situaciones ya
consolidadas en las cuales esté comprometida la afectación a los mismos.

Para la Sala la nueva dimensión social de la dignidad humana, normativamente determinada,


se constituye en razón suficiente para reconocer su condición de derecho fundamental
autónomo, en consonancia con la interpretación armónica de la Constitución.

C. Características del servicio público de suministro de energía eléctrica en el contexto


del Estado social de derecho.

30. Para la Corte la "inherencia" de los servicios públicos predicable de la finalidad social del
Estado, según la disposición del artículo 365 de la Constitución, pone de presente la especial
relevancia política que el Constituyente de 1991 le atribuyó a los servicios públicos. En este
sentido, es evidente la existencia de un verdadero mandato constitucional encaminado a
asegurar la prestación eficiente de los mismos a todos los habitantes del territorio nacional.

La Corte igualmente ha considerado que los servicios públicos al encontrarse en el marco del
Estado social de derecho, constituyen “aplicación concreta del principio fundamental de
solidaridad social”44, se erigen como el principal instrumento mediante el cual “el Estado
realiza los fines esenciales de servir a la comunidad, promover la prosperidad general y
garantizar la efectividad de los principios y derechos constitucionales, 45” y son la herramienta

44
Cfr., sentencia T-540 de 1992.
45
Cfr., sentencia T-380 de 1994.
24
idónea para “alcanzar la justicia social y promover condiciones de igualdad real y efectiva 46”,
así como para asegurar unas “condiciones mínimas de justicia material” 47.

Los servicios públicos deben mantener un nivel de eficiencia 48 óptimo, que permita dar
respuesta a las necesidades sociales imperantes de justicia material y de condiciones reales
de igualdad. Dicho nivel de eficiencia se concreta en la “continuidad, regularidad y calidad
del mismo”49 frente a lo cual su prestación “no puede tolerar interrupciones” 50 y mucho
menos cuando la interrupción se acomete con el objeto de “hacer prevalecer el interés
económico del particular o entidad pública prestataria del servicio frente a los interese
públicos sociales que representa el Estado.”51

31. Frente al servicio de distribución y comercialización de energía eléctrica 52, se predican en


la misma medida, las características generales de los servicios públicos, especialmente la de
"continuidad en la prestación del servicio" 53. Toda vez que con el mismo se garantiza la
satisfacción de las necesidades esenciales de las personas 54 y el goce del derecho fundamental
a la dignidad humana en el sentido social o de otros derechos fundamentales 55, sobre todo
cuando de su prestación efectiva dependen las condiciones normales de prestación de otros
servicios públicos, o las condiciones necesarias para el funcionamiento de la sociedad.

En función del caso bajo estudio (racionamientos periódicos de energía en centro


penitenciario y suspensión del servicio de energía en hospitales, acueductos y
establecimientos de seguridad), la Sala reiterará la jurisprudencia sobre las características del
servicio público de energía, especialmente en lo relativo al imperativo de continuidad de la
prestación, dada la existencia de una especial relación entre la necesidad de garantizar los
fines del Estado, la eficacia del principio de la dignidad humana y el goce cabal de los
derechos fundamentales. Especial relación que se hace evidente dada la situación en la que se
encuentran, las personas privadas de la libertad en la Cárcel Distrital de Cartagena, y las
personas del municipio del Arenal, que se vieron privadas del servicio de salud y de agua.
Sobre todo cuando es imperativo, como parte integrante de una adecuada administración de
justicia, el deber de velar por el correcto funcionamiento y la seguridad del centro
penitenciario, y, cuando es imperativo, como parte integrante de una adecuada administración
pública, el deber de velar por el normal funcionamiento del centro hospitalario, del acueducto
y de los establecimientos de seguridad en el municipio del Arenal.

D. Los deberes constitucionales, la obligación de pago en el ámbito de los servicios


públicos y el principio de solidaridad.

32. La modificación del modelo de Estado operada por la Constitución de 1991, impone una
dinámica diferente en términos de los derechos y las obligaciones de los ciudadanos. A la
concesión de un catálogo ampliamente generoso de derechos le corresponde una serie no
menos importante de deberes de rango constitucional.
46
Cfr., sentencia T-540 de 1992. Entendida también como condiciones mínimas justicia
material en la sentencia T-058 de 1997.
47
Cfr., sentencia T-058 de 1997.
48
Cfr., sentencias T-380 de 1994 y T-406 de 1993.
49
Cfr., sentencias T-406 de 1993 y T-058 de 1997.
50
Ibid.
51
Cfr., sentencia T-235 de 1994.
52
A pesar de ser un lugar común, así en la ley 142 de 1994, y desde los primeros
pronunciamientos sobre el tema. Al respecto véase las sentencias T-406 de 1993, T-235 de
1994, y T-380 de 1994, entre otras.
53
Cfr., sentencias T-406 de 1993, T-380 de 1994, T-058 de 1997, T-018 de 1998 y T-477 de
2001. La característica de continuidad en la prestación del servicio público de energía, fue
catalogada como absoluta en la Sentencia T-406 de 1993.
54
Cfr., sentencias T-528 de 1992 y T-477 de 2001.
55
En la sentencia T-927 de 1999, la Corte reconoció la existencia del derecho fundamental a
la "prestación del servicio público de energía" y ordenó su protección, toda vez que se
encontraba en conexidad con otros derechos fundamentales.
25
En este orden de ideas y a partir del principio de solidaridad (CP art. 1), consustancial al
Estado social de derecho, deben interpretarse y concebirse las obligaciones constitucionales.
En este sentido, es importante resaltar la existencia-validez de verdaderos deberes
constitucionales entre los que se cuentan: la obligación social del trabajo (CP art. 25), las
obligaciones propias de la seguridad social (CP art. 48), las obligaciones derivadas de la
función social de la propiedad (CP art. 58) y de la empresa (CP art. 333), las obligaciones
tributarias (CP art. 95-9), la obligación de respetar los derechos ajenos y no abusar de los
propios, y la obligación de obrar conforme al principio de solidaridad (CP art. 95-1,2), entre
otros.

Una promoción normativa de los deberes, que los torna controlables en sede judicial, resulta
armónica con la fórmula de Estado propuesta por el Constituyente de 1991, que además de
proclamar una concepción del ser humano inspirada en el principio de dignidad y de
autonomía individual, se aleja definitivamente de una concepción paternalista bajo la cual el
Estado todo lo debe.

33. Esta dinámica derechos-deberes se realiza de manera especial en el ámbito de la


prestación de los servicios públicos cuyo funcionamiento se encuentra constitucionalmente
informado por el principio de solidaridad. Es así como en el caso del servicio público de
seguridad social o en el caso de los servicios públicos domiciliarios esenciales, la posibilidad
de su prestación efectiva, depende en buena medida del cabal funcionamiento de los
mecanismos de solidaridad. En consecuencia, el deber de cumplir con las obligaciones
contractuales surgidas en virtud de contratos de condiciones uniformes o de contratos de
prestación de servicios públicos, o el deber de cumplir con la obligación de realizar
legalmente el pago de los aportes al régimen integral de seguridad social, por la importancia
del servicio y la condición sistémica que impone la lógica de la solidaridad, abandona su
carácter de deber o de obligación puramente contractual, para elevarse a una obligación de
rango constitucional, en virtud del principio de solidaridad.

En este orden de ideas al verse comprometida la prestación del servicio público en


condiciones de regularidad, calidad y universalidad, la situación patrimonial de las empresas
de servicios públicos, de la que depende la operatividad del sistema y la prestación del
servicio, pasa de ser un asunto exclusivamente patrimonial y privado a un asunto de extrema
importancia pública y social.

La Sala considera que, en el ámbito de los servicios públicos, recargar o imponer toda la
responsabilidad al particular encargado de su prestación, resulta contrario a la Constitución.
Para la Sala es claro que la posibilidad de prestación efectiva de los servicios está
condicionada a la viabilidad financiera de las empresas privadas o públicas encargadas de su
prestación, de tal forma que la reiteración de prácticas ilegales de no pago deterioran no sólo
el interés económico de las empresas, reflejado en la depauperización de su patrimonio, sino
que pueden incluso conducir al colapso de las mismas y por esta vía a la imposibilidad
material de la prestación general del servicio público. Nada más alejado de la finalidad social
del Estado en términos del artículo 365 de la Constitución.

En consecuencia, el pago de las facturas correspondientes a la prestación de los servicios


públicos por parte de los usuarios y directos beneficiarios se impone como un deber de rango
constitucional, en tanto y en cuanto del mismo depende el normal funcionamiento de los
mecanismos de solidaridad constituidos como el sustrato irremplazable del sistema, y de
cuya operatividad depende la prestación efectiva de los servicios públicos a todos los
habitantes del territorio nacional.

Si bien existe un consenso en el sentido de aceptar que los servicios públicos constituyen el
principal instrumento mediante el cual el Estado realiza sus fines esenciales y pretende
alcanzar la justicia material, tanto como que su prestación debe mantenerse en condiciones de
eficiencia continuidad, regularidad y calidad, el propio principio de solidaridad impone la
concurrencia tanto del Estado como de la sociedad (el conjunto de usuarios de los servicios),
para que directamente y mediante la ejecución cumplida de sus deberes y en especial el del
pago individual, racional, estratificado y proporcional, se puedan realizar de manera plena,
integral y universal aquellos mandatos constitucionales.

26
E. Relaciones contractuales con efectos directos sobre terceros. El incumplimiento no se
discute.

34. En el caso bajo estudio las causas mediatas e inmediatas de los racionamientos tienen
origen en múltiples incumplimientos contractuales. En el caso del INPEC, se presentan por
un lado el incumplimiento de la obligación de pagar una suma de dinero, proporcional al
incremento de los costos por el uso de los servicios públicos de los contraventores, por parte
del Distrito de Cartagena al INPEC; y por el otro, el incumplimiento de la obligación de
pagar las sumas de dinero relacionadas en las facturas originadas en la prestación del servicio
de energía eléctrica por parte del INPEC a la empresa Electrocosta S.A. E.S.P.

Para la Sala está completamente demostrado tanto el incumplimiento del Distrito como el
incumplimiento del INPEC, situación contraria a los principios rectores de la administración
pública (art., 209 superior), y contradictoria con los fines del Estado (art., 2 superior). Por lo
cual se conminará a las entidades públicas responsables para que adelanten todo lo pertinente
con el fin de alcanzar la solución definitiva de las obligaciones contraídas con la empresa
prestadora de energía. Además compulsará copias a la autoridad competente, con el propósito
de que investigue los hechos que dieron origen a los incumplimientos contractuales y
establezca la responsabilidad respectiva de encontrarse procedente.

Es entonces claro para la Sala que ni el incumplimiento de las obligaciones contractuales, ni


la obligación de pagar las sumas adeudas, son objeto de discusión en sede de Tutela, como
bien lo señaló el ad quem en este caso. Sin embargo, la Sala no puede pasar por alto la
situación actual de las personas privadas de la libertad, que en su condición de terceros ajenos
a la relación negocial, sufren las consecuencias de las conductas contractuales tanto del
INPEC como de Electrocosta S.A. E.S.P.

35. Por otro lado, en el caso del municipio del Arenal, el incumplimiento se encuentra
igualmente demostrado. En este sentido la Sala observa que el servicio de energía ha sido
prestado al Municipio del Arenal desde que Electrocosta asumió las obligaciones de
comercialización y distribución de energía en la región de la Costa Caribe colombiana y que
efectivamente ni el municipio del Arenal, ni ninguno de sus habitantes han cumplido con su
deber constitucional de pagar por el servicio público de energía.

Sin embargo, la Sala no puede pasar por alto la situación eventual de las personas que
requieren atención médica en el municipio del Arenal, igualmente la de aquellas personas
miembros de la Fuerza pública, quienes se ven expuestos a sufrir riesgos prohibidos por la
Constitución sobre sus derechos a la vida, a la salud y a la integridad personal, a partir de la
privación del servicio de suministro de energía eléctrica.

Por estas razones la Sala conminará al Municipio como entidad pública responsable, para que
en adelante se abstenga de incurrir en conductas violatorias del deber constitucional de
cancelar las obligaciones contraídas con la empresa prestadora de energía. Además,
compulsará copias a la autoridad competente, con el propósito de que investigue los hechos
que dieron origen a los incumplimientos contractuales y establezca la responsabilidad
respectiva de encontrarse procedente.

Así mismo, compulsará copias a la Superintendencia de Servicios públicos domiciliarios, a la


gobernación de Bolívar, a Electrocosta E.S.P. y al propio municipio del Arenal con el fin de
que adopten las medidas necesarias para separar e instalar contadores de energía según
cuantos usuarios o grupos de usuarios existan, con el fin de individualizar el cobro de la
energía y permitir el cumplimiento de los deberes que impone el principio de solidaridad; y
en adelante evitar la afectación de sus derechos por la conducta contractual negligente de
terceros.

F. La prestación de los servicios públicos esenciales, los derechos fundamentales y los


establecimientos constitucionalmente protegidos.

36. En principio, Sala considera que no puede sobreponerse el interés contractual, que por lo
general se concreta en los intereses económicos de las partes, a los intereses de los terceros

27
directamente relacionados con la ejecución de ciertos contratos. Y menos aún cuando la
conducta contractual de aquellos, tiene la virtud de poner en riesgo o incluso de vulnerar los
derechos fundamentales de éstos, y el objeto contractual es la prestación de un servicio
público.

Sobre este asunto se ha pronunciado la Corte en varias oportunidades: a propósito del caso de
incumplimiento de un convenio sobre prestación del servicio de salud a terceros 56, o en el del
incumplimiento de algunas obligaciones del contrato de matrícula 57, e incluso también en el
caso del incumplimiento del contrato de condiciones uniformes de prestación del servicio de
energía por parte de establecimientos educativos 58. En este último, la Corte consideró
inconstitucional la suspensión del servicio de energía por parte del prestador, en el entendido
de que con la misma se generaba un perjuicio a terceros consistente en limitar o eliminar las
posibilidades de goce de los derechos fundamentales de los estudiantes.

Es por estas razones que, como ya lo ha afirmado la Corte, el interés económico del prestador
del servicio, empresa prestadora de servicios de salud, establecimiento educativo, o empresa
prestadora del servicio de energía, debe ceder ante la necesidad de protección de los intereses
de las personas que persiguen el goce efectivo de sus derechos fundamentales (en estos casos
a la salud y a la educación).

37. Sólo cuando se presenta un riesgo cierto e inminente sobre derechos fundamentales, tanto
el interés económico como el principio de solidaridad, deben ceder en términos de
oportunidad que no de negación, frente a los intereses que involucran los referidos derechos.
En este sentido, considera la Sala que existe un mandato constitucional de especial protección
a ciertos establecimientos de cuyo normal funcionamiento en términos absolutos, depende la
posibilidad del goce efectivo in abstracto de los derechos fundamentales de las personas que
integran la comunidad. De tal forma que del funcionamiento normal y ordinario de dichos
establecimientos, dependen en buena medida las posibilidades reales de goce del cúmulo de
derechos fundamentales que están a la base de la lógica ordenación de sus funciones
(hospitales, acueductos, sistemas de seguridad, establecimientos de seguridad terrestre y
aérea, comunicaciones, etc.) y en un sentido macro, del correcto funcionamiento de la
sociedad.

Esta protección especial torna constitucionalmente injustificada la conducta de las empresas


prestadoras de servicios públicos esenciales, que alegando ejercicio de atribuciones legales
proceden a efectuar como simples medidas de presión para el pago de sumas adeudadas,
racionamientos o suspensiones indefinidas del servicio, en establecimientos penitenciarios, o
indiscriminadamente en establecimientos de salud o establecimientos relacionados con la
seguridad ciudadana.

G. Alcance del enunciado normativo del artículo 45 del decreto 2591 de 1991.

56
En la sentencia T-406 de 1993, la Corte resolvió el caso de un pensionado de una empresa
pública, la cual había contratado con un tercero la prestación de los servicios médico-
asistenciales para los pensionados, quien se ve privado de la prestación del servicio por el
incumplimiento del contrato por parte de la empresa pública. La Corte ordenó al tercero
prestar el servicio de salud y buscar formas alternas para el pago de las sumas adeudadas.
57
En la sentencia T-017 de 1995, la Corte resolvió el caso de un estudiante a quien un
establecimiento educativo se niega a entregarle la habilitación del grado, alegando que aquél
no se encontraba a paz y salvo. La Corte ordenó al establecimiento facilitarle los documentos
al estudiante y lo conminó a buscar el pago de lo adeudado por los medios judiciales
ordinarios.
58
En la sentencia T-018 de 1998, la Corte resolvió el caso de unos estudiantes que se vieron
privados del servicio público de educación debido a que una empresa de energía alegando
incumplimiento contractual suspendió el suministro al establecimiento educativo. La Corte
ordenó al tercero restablecer el servicio de energía y buscar formas alternas para el pago de
las sumas adeudadas.
28
38. Sobre el alcance del enunciado normativo del artículo 45 59 del decreto 2591 de 1991, la
Corte se ha pronunciado en varias ocasiones. Esta Sala reiterará algunas de las características
de la figura contenidas en la sentencia T-017 de 1995.

En aquella oportunidad la Corte afirmó que en el artículo 45 del decreto 2591 de 1991 no se
consagraba una causal de improcedencia de la acción, sino una causal de improcedencia de la
tutela de los derechos fundamentales, de tal forma que aun cuando la acción sea procedente
en el caso concreto, sería posible negar el amparo, previo estudio de los hechos aducidos y de
las circunstancias de los mismos, a la luz de la normatividad vigente.

Para la Corte el objetivo de dicho enunciado es el de reservar la orden de tutela para la


protección de los derechos fundamentales, cuya vulneración tenga origen en “acciones u
omisiones contrarias al ordenamiento jurídico” 60. En este sentido constituye un “desarrollo”
de la disposición del artículo 6 de la Constitución, según la cual “los particulares sólo son
responsables por infringir la Constitución y las leyes,” en estrecha relación con el principio
de seguridad jurídica, que a su vez le permite a las personas que ajustan su conducta a las
normas existentes y no abusan de sus derechos, no verse sometidas a la imposición de
sanciones, a la limitación de derechos o a la deducción de responsabilidad. 61

Por otro lado, para la Sala el adjetivo “legítima” que califica la conducta del particular contra
el cual se ejerce la acción de tutela, se refiere a la posibilidad de identificar el origen de la
conducta en las normas de autorización vigentes al momento de la realización de la misma,
de tal forma que exista armonía entre la conducta y el ordenamiento jurídico entendido como
un todo normativo. De esta forma la conducta no se puede considerar como legítima si la
misma encuentra sustento en una norma de autorización de rango legal pero al mismo tiempo
se encuentra en abierta contradicción con normas de prohibición de rango constitucional.

Igualmente, como lo ha sostenido la Corte 62 “Quien invoca un derecho reconocido por el


ordenamiento jurídico únicamente puede llevar su ejercicio hasta los límites que el mismo
ordenamiento establece. Una vez traspasados esos linderos, deja de ejercerse un derecho y, en
cuanto se causa daño a la colectividad o a personas en concreto, se pierde legitimidad y se
debe responder.” Es por esto que a pesar de que en principio se pueda predicar el legítimo
ejercicio del derecho a la libertad de empresa por parte de Electrocosta, tal afirmación se
desvanece ante la generación de un riesgo grave y cierto a partir de su conducta, que no sólo
apareja en el primer caso, la amenaza de los derechos fundamentales de los actores, sino
también la afectación de las condiciones materiales para el correcto funcionamiento de la
Cárcel Distrital de Cartagena en estrecha relación con la posibilidad de cumplir los fines
esenciales del Estado; y que en el segundo, implicó la amenaza de los derechos
fundamentales de los habitantes del Arenal, sobre todo en lo que tuvo que ver con las
condiciones materiales para el correcto funcionamiento del Municipio entero en lo que atañe
a la salubridad pública (hospital y acueducto), así como a los establecimiento de seguridad.

La Sala concluye que la pretendida legitimidad alegada por Electrocosta no es de recibo,


máxime si a la misma se enfrentan tanto la obligación constitucional de no afectar los
derechos fundamentales de terceros, como la de garantizar el correcto funcionamiento de los
establecimientos constitucionalmente protegidos.

H. Implicaciones constitucionales de las llamadas “relaciones especiales de sujeción.”

39. De la existencia, identificación y régimen de las llamadas “relaciones especiales de


sujeción”63 entre los reclusos y el Estado (las autoridades penitenciarias), la Corte ha extraído
59
El tenor literal del enunciado normativo es el siguiente: Artículo 45 "Conductas legítimas.
No se podrá conceder la tutela contra conductas legítimas del particular."
60
Cfr., sentencia T-017 de 1995.
61
Ibid.
62
Cfr., sentencia T-119 de 1995.
63
Esta expresión en el contexto de las relaciones entre autoridades penitenciarias y personas
privadas de la libertad, fue utilizada por primera vez en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional en sentencia T-596 de 1992, así mismo dentro de las sentencias más
importantes al respecto cabe citar T-705 de 1996 y T-153 de 1998.
29
importantes consecuencias jurídicas que la Sala procederá a reiterar en función de la
ilustración del caso bajo estudio.

De la jurisprudencia de la Corte Constitucional la Sala identifica seis elementos


característicos qué procederá a relacionar así: las relaciones de especial sujeción implican (i)
la subordinación64 de una parte (el recluso), a la otra (el Estado); (ii) Esta subordinación se
concreta en el sometimiento del interno a un régimen jurídico especial 65 (controles
disciplinarios66y administrativos67 especiales y posibilidad de limitar 68 el ejercicio de
derechos, incluso fundamentales). (iii) Este régimen en cuanto al ejercicio de la potestad
disciplinaria especial y a la limitación de los derechos fundamentales debe estar autorizado 69
por la Constitución y la ley. (iv) La finalidad70 del ejercicio de la potestad disciplinaria y de la
limitación de los derechos fundamentales, es la de garantizar los medios para el ejercicio de
los demás derechos de los internos ( mediante medidas dirigidas a garantizar disciplina,
seguridad y salubridad) y lograr el cometido principal de la pena (la resocialización). (v)
Como consecuencia de la subordinación, surgen ciertos derechos especiales 71 (relacionados
con las condiciones materiales de existencia: alimentación, habitación, servicios públicos) en
cabeza de los reclusos, los cuales deben ser 72 especialmente garantizados por el Estado. (vi)
Simultáneamente el Estado debe garantizar73 de manera especial el principio de eficacia de

64
La subordinación tiene su fundamento en la obligación especial de la persona recluida
consistente en “cumplir una medida de aseguramiento, dada su vinculación a un proceso
penal, o una pena debido a que es responsable de la comisión de un hecho punible” citada de
la Sentencia T-065 de 1995. O también es vista como el resultado de la “inserción” del
administrado en la organización administrativa penitenciaria por lo cual queda “sometido a
un régimen jurídico especial”, así en Sentencia T-705 de 1996.
65
Desde los primeros pronunciamientos sobre el tema, la Corte identificó la existencia de un
“regimen jurídico especial al que se encuentran sometidos los internos”, el cual incluye la
suspensión y la limitación de algunos derechos fundamentales, en este sentido ver Sentencia
T-422 de 1992.
66
Que se concreta por ejemplo, en la posibilidad de implantar un régimen disciplinario para
los reclusos, así en la Sentencia T-596 de 1992.
67
Que se concreta por ejemplo, en la posibilidad de implantar un régimen especial de visitas,
así en la sentencia T-065 de 1995.
68
Sobre los tres regímenes de los derechos fundamentales de los reclusos, según la
posibilidad de la suspensión, limitación y goce pleno, ver entre otras las sentencias T-222 de
1993, T-065 de 1995 y T-705 de 1996.
69
En este sentido véase la sentencia C-318 de 1995. La potestad administrativa para limitar o
restringir derechos fundamentales en el contexto de las relaciones especiales de sujeción,
“debe estar expresamente autorizada en la ley que regule su ejercicio”, así en la sentencia T-
705 de 1996.
70
Sobre la finalidad de la limitación a los derechos fundamentales en el contexto de las
relaciones especiales de sujeción, véase especialmente la sentencia T-705 de 1996. Sobre su
relación con la posibililidad real de la resocialización véase la sentencia T-714 de 1996.
71
Entre los especiales derechos de los presos y su correlato, los deberes del Estado, como
consecuencia del establecimiento de una relación especial de sujeción, se encuentran “el
deber de trato humano y digno, del deber de proporcionar alimentación suficiente, agua
potable, vestuario, utensilios de higiene, lugar de habitación en condiciones de higiene y
salud adecuadas, el deber de asistencia médica, y el derecho al descanso nocturno, entre
otros”, citada de la sentencia T-596 de 1992.
72
Sobre los deberes especiales del Estado ver la sentencia T-966 de 2000.
73
Para la Corte esta garantía debe ser reforzada, ya que el recluso al estar sometido a una
relación especial de sujeción, tiene limitado su derecho a escoger opciones y le es imposible
autoabastecerse, en este sentido ver la sentencia T-522 de 1992, además se encuentra en un
estado de “vulnerabilidad” por lo cual la actividad del Estado en procura de la eficacia de los
derechos fundamentales debe ser activa y no solo pasiva, en este sentido ver la sentencia T-
388 de 1993, y en el mismo sentido la sentencia T-420 de 1994. Ya que el recluso está en
imposibilidad de procurarse en forma autónoma los beneficios propios de las condiciones
mínimas de una existencia digna, así en la sentencia T-714 de 1995, o se encuentra en estado
de indefensión frente a terceros, así en la sentencia T-435 de 1997.
30
los derechos fundamentales de los reclusos (sobre todo con el desarrollo de conductas
activas).

Como lo puede apreciar la Sala, entre las consecuencias jurídicas más importantes de la
existencia de las relaciones especiales de sujeción, están: (i) la posibilidad de limitar el
ejercicio de algunos derechos fundamentales de los reclusos (intimidad, reunión, trabajo,
educación). (ii) La imposiblidad de limitar el ejercicio de algunos derechos fundamentales
(vida, dignidad humana, libertad de cultos, debido proceso, habeas data, entre otros). (iii) El
deber positivo74 en cabeza del Estado de asegurar el goce efectivo tanto de los derechos no
fundamentales como de los fundamentales, en la parte que no sea objeto de limitación cuando
la misma procede, y en su integridad frente a los demás, debido a la especial situación de
indefensión o de debilidad manifiesta en la que se encuentran los reclusos. (iv) El deber
positivo75 en cabeza del Estado de asegurar todas las condiciones necesarias 76 que permitan a
su vez condiciones adecuadas para la efectiva resocialización 77 de los reclusos.

En este sentido, del perfeccionamiento de la “relación de especial sujeción” entre los reclusos
y el Estado, surgen verdaderos deberes jurídicos positivos del Estado que se encuentran
estrechamente ligados a la garantía de la funcionalidad del sistema penal, que viene dada por
la posibilidad real de la resocialización de los reclusos, a partir del aislamiento en
condiciones cualificadas de seguridad y de existencia vital de la población carcelaria.
Deberes positivos de cuyo cumplimiento depende la legitimidad del sistema penal y ante
cuya inadvertencia este último resulta convertido en una sombra ridícula de los valores y
principios propios del Estado social de derecho.

De los casos concretos.

Expediente T-542060

Procedibilidad de la acción.

40. En este caso es procedente la acción de tutela al haberse reconocido como sujeto pasivo
de la misma a Electrocosta S.A. E.S.P., sociedad anónima, cuyo objeto social principal es la
prestación de los servicios públicos de distribución y comercialización de energía eléctrica.
Para la Sala es evidente la relación entre la actividad objeto de la prestación del servicio
público (suministro de energía eléctrica), la acción u omisión del particular prestatario del
servicio (racionamientos diarios en el suministro de energía de hasta seis horas o repentinos
y prolongados) y la amenaza o vulneración al o a los derechos fundamentales (derechos a la
vida, a la integridad física y moral, a la salud y a la dignidad humana) de los actores, por las
especiales condiciones existenciales a las que se encuentran sometidos en la Cárcel Distrital
de Cartagena.

Derechos fundamentales invocados, derechos fundamentales protegidos.

41. En el escrito de acción los actores señalaron como derechos fundamentales vulnerados: El
derecho a la vida (artículo 11), el derecho a ser protegido por el Estado por la indefensión
física derivada de la privación de la libertad (artículo 13), el derecho a la salud (artículo 49) y
el derecho a gozar de un ambiente sano (artículo 79).

74
Sobre el contenido de este deber positivo ver la sentencia T-153 de 1998.
75
Sobre el énfasis en el deber positivo en cabeza del Estado, véase las sentencias T-714 de
1996 y T-153 de 1998
76
Responsabilidad del Estado que se concreta en la obligación de velar por la seguridad de
los reclusos en el perímetro carcelario y en la obligación de garantizar condiciones de vida
adecuadas a los reclusos, así en la Sentencia T-522 de 1992.
77
La posibilidad de reinserción social depende en buena medida de la eficacia del derecho de
los reclusos a contar con centros carcelarios adecuados, este derecho encuentra el fundamento
de su validez en el derecho a la dignidad y en el principio del Estado social de derecho, así en
sentencia T-153 de 1998.
31
La Sala reconduce el análisis del caso concreto a la situación fáctica que señalan los actores
en su escrito de acción: Inoperancia de los servicios sanitarios, por la imposibilidad de operar
las motobombas. Dificultades en la cocción y preparación de los alimentos por la
imposibilidad de encender las estufas. Imposibilidad de uso de abanicos. Inseguridad en el
penal por falta de iluminación en las zonas oscuras. Todos problemas generalizados (el
número de reclusos asciende a 1200).

Del hecho de encontrarse los actores y los demás reclusos sometidos a las referidas
condiciones existenciales originadas en la suspensión periódica del suministro de energía
eléctrica, deriva una incuestionable vulneración a sus derechos fundamentales a la dignidad
humana, a la salud por conexidad con la vida y a la integridad física.

Derecho fundamental a la dignidad humana.

42. La Vulneración al derecho fundamental a la dignidad humana (en el ámbito de las


condiciones especiales de existencia), derecho a su vez vinculado al derecho a la vida en
condiciones dignas, y al derecho fundamental al ambiente sano, invocado; se concreta en la
penosa situación de los actores quienes en algunos días del mes, en una situación que se ha
prolongado en el tiempo (desde el mes de septiembre de 2001 hasta el mes de marzo de 2002
fecha del último informe), durante las horas del racionamiento, se han visto privados de la
posibilidad de suministro de agua potable, (que permite además el correcto funcionamiento
de los servicios sanitarios), les resulta entorpecida la posibilidad de la alimentación en las
condiciones ordinarias del penal y se les ha hecho imposible disfrutar de los abanicos o
ventiladores.

Para la Sala es evidente la existencia de una estrecha relación entre la posibilidad del goce
efectivo del derecho a la dignidad humana (ámbito de la condiciones materiales de
existencia) y la prestación ininterrumpida del servicio de suministro de energía eléctrica al
centro penitenciario como bien constitucionalmente protegido. No sólo porque de la
prestación ininterrumpida del servicio de suministro de energía dependa la posibilidad del
mantenimiento de las condiciones materiales de existencia de los actores, sino también
porque frente a la interrupción del servicio, el centro de reclusión por sus especiales
características (lugar de ubicación, empleo de motobombas para la reconducción del agua,
empleo de estufas eléctricas, lugares oscuros, etc.) sufre una grave alteración en sus
condiciones ordinarias de funcionamiento, lo cual se traduce en una vulneración del derecho
a la dignidad humana en el sentido social o funcional, en los términos de la parte motiva de
esta sentencia, si se tiene en cuenta que los reclusos están en imposibilidad de adelantar
normalmente sus actividades ordinarias.

Derecho fundamental a la salud por conexidad con el derecho fundamental a la vida.

43. Simultáneamente a la vulneración del derecho a la dignidad humana (ámbito de las


condiciones especiales de existencia) a partir de los racionamientos de energía practicados
por Electrocosta S.A. E.S.P., encuentra la Sala que se configura una amenaza seria y fundada
del derecho a la salud por conexidad con el derecho fundamental a la vida de los actores e
incluso de los demás reclusos, ante la posibilidad de que surja una epidemia en el penal
debido a la precariedad de las circunstancias sanitarias.

Derecho fundamental a la integridad física.

44. Más aun, la Sala también encuentra fundada la amenaza al derecho fundamental a la
integridad física y a la vida de los actores e incluso de los demás reclusos, debido a la
verosimilitud de la potencialidad del riesgo, ya que al tratarse de un centro de reclusión en el
cual la capacidad de alojamiento se encuentra desbordada, la posibilidad de ejecución de
actos de violencia se incrementa, los cuales pueden degenerar, en la lesión física o incluso en
la muerte de reclusos o de guardias.

La pretendida legitimidad de la conducta.

45. Por otro lado, y como bien lo afirmó la Sala en el literal G de las consideraciones del
presente fallo, no se considerará como legítima la conducta de Electrocosta consistente en la

32
práctica de racionamientos periódicos, porque la misma a pesar de encontrar fundamento en
la norma de autorización del artículo 140 de la ley 142 de 1994 modificado por el artículo 19
de la ley 689 de 2001, no resulta compatible con el principio constitucional derivado de los
artículos 2 y 86 de la Constitución consistente en la eficacia de los derechos fundamentales y
sobre todo porque como la ha señalado la Sala, con dicha conducta se han afectado
gravemente el goce y posibilidad de ejercicio de los derechos fundamentales a la dignidad
humana (ámbito de las condiciones materiales de existencia) a la integridad física, a la vida y
a la salud en conexidad con la vida de los actores.

Los deberes positivos del Estado a partir de las “relaciones especiales de sujeción”

46. Por encontrarse los actores en la circunstancia de sujetos pasivos de la relación de


especial sujeción que su estado de privación de la libertad apareja, y como lo demandan en el
escrito de acción al invocar “el derecho a ser protegidos por el Estado”. Esta Sala conminará
a las autoridades encargadas de la administración de la Cárcel Distrital de Cartagena y a la
dirección del INPEC Regional Norte, para que ajusten su comportamiento a los mandatos de
la Constitución en el contexto de las relaciones de especial sujeción que sostienen como parte
activa con la población carcelaria de la Cárcel Distrital de Cartagena, especialmente para que
provean lo necesario (y en principio efectúen el pago de las facturas de energía adeudadas)
para optimizar tanto, las condiciones materiales de existencia en términos de calidad de vida
de los actores y de los demás reclusos, como las condiciones generales de seguridad del
penal.

Por último, la Sala Séptima de revisión de la Corte Constitucional, con el fin de proveer a la
eficacia de los derechos fundamentales involucrados, conminará a Electrocosta por medio de
la notificación del presente fallo al representante legal de la misma, para que se abstenga en
adelante de realizar cualquier tipo de conductas dirigidas al racionamiento, suspensión o corte
en el servicio de suministro de energía a la Cárcel Distrital de Cartagena, sin importar que
tengan o no su origen en el incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte del
INPEC. Así mismo prevendrá al INPEC a las directivas de la Cárcel Distrital de Cartagena y
al Distrito de Cartagena, para que realicen todas las conductas encaminadas a ajustar su
conducta a los términos de los contratos celebrados, con el fin de enervar definitivamente la
causa mediata de la vulneración de los derechos fundamentales invocados por los actores,
consistente en el pago efectivo de las obligaciones contraídas.

Expediente T-602073

Procedibilidad de la acción.

47. Para la Sala, es procedente la acción de tutela al haberse reconocido como sujeto pasivo
de la misma a Electrocosta S.A. E.S.P., sociedad anónima, cuyo objeto social principal es la
prestación del servicio públicos de distribución de energía eléctrica. Toda vez que es
evidente la relación entre la actividad objeto de la prestación del servicio público
(distribución de energía eléctrica), la acción u omisión del particular prestatario del servicio
(suspensión en el suministro de energía) y la amenaza o vulneración al o a los derechos
fundamentales (derechos a la vida, a la salud y a la dignidad humana) de los habitantes del
municipio del Arenal, por las condiciones a las que resultaron sometidos.

Carencia actual de objeto y hechos superados.

48. De las pruebas solicitadas en el caso concreto, la Sala pudo establecer, que desde el día 16
de julio de 2002, el municipio del Arenal y todos sus habitantes, han gozado sin mayor
perturbación del servicio de energía eléctrica, debido al acuerdo de pago celebrado entre
Electrocosta S.A. E.S.P., y el municipio de El Arenal. Lo cual permite a la Sala concluir que
se han superado los hechos que fundamentaron la presente acción de tutela objeto de revisión,
sin embargo, considera importante pronunciarse sobre las pretensiones de la solicitud de
tutela y sobre los hechos de la misma.

Derechos fundamentales invocados, derechos fundamentales protegidos.

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49. En el escrito de acción el Personero señaló como derechos fundamentales vulnerados: El
derecho a la vida (artículo 11), el derecho a la salud (artículo 49) y el derecho al trabajo
(Artículo 25) de los habitantes del municipio El Arenal

La Sala reconduce el análisis del caso concreto a la situación fáctica que señala el Personero
en su escrito de acción, reseñada en los antecedentes del presente fallo, así: Imposibilidad de
prestación del servicio médico y de correcto funcionamiento del Hospital del Arenal (falta de
energía, equipos médicos dañados por deficiencias en el fluido eléctrico). Imposibilidad del
funcionamiento del acueducto única fuente de agua potable del municipio (funciona con
motobombas). Ausencia de iluminación en los establecimientos de la fuerza pública en las
horas de la noche.

Para la Sala, del hecho de haberse visto sometidos los habitantes del municipio de El Arenal,
a las referidas condiciones existenciales originadas en la suspensión del suministro de energía
eléctrica, derivó una incuestionable amenaza a sus derechos fundamentales a la dignidad
humana, a la salud por conexidad con la vida y a la integridad física.

Derecho fundamental a la dignidad humana.

50. La amenaza al derecho fundamental a la dignidad humana (en el ámbito de las


condiciones especiales de existencia), derecho a su vez vinculado al derecho a la vida en
condiciones dignas invocado por el personero; se concretó en la penosa situación de los
habitantes del Arenal que se vieron privados de los servicios de salud que presta el hospital
del Arenal, así como, en la imposibilidad de gozar ordinariamente de suministro de agua
potable.

Para la Sala es evidente en este caso al igual que en el anterior, la existencia de una estrecha
relación entre la posibilidad del goce efectivo del derecho a la dignidad humana (ámbito de la
condiciones materiales de existencia) y la prestación ininterrumpida del servicio de
suministro de energía eléctrica.

No sólo porque de la prestación ininterrumpida del servicio de suministro de energía depende


la posibilidad del mantenimiento de las condiciones materiales de existencia de los habitantes
del Arenal, sino también porque frente a la interrupción del servicio, el Hospital, el
Acueducto, y los establecimientos de seguridad, bienes constitucionalmente protegidos,
sufrieron una grave alteración en sus condiciones ordinarias de funcionamiento, lo cual se
tradujo en una amenaza del derecho a la dignidad humana, en tanto y en cuanto los habitantes
estuvieron en imposibilidad de gozar normalmente de sus actividades ordinarias.

Derecho fundamental a la salud por conexidad con el derecho fundamental a la vida.

51. Simultáneamente a la amenaza del derecho a la dignidad humana (ámbito de las


condiciones especiales de existencia) a partir de la suspensión del suministro de energía
practicado por Electrocosta S.A. E.S.P. al municipio del Arenal, encuentra la Sala que se
configuró una amenaza seria y fundada del derecho a la salud e incluso del derecho a la vida
del Personero y de los demás habitantes del Arenal, ante la posibilidad de que de presentarse
una emergencia médica, por la imposibilidad de prestar el servicio y la atención médica en
condiciones normales, la protección de tales derechos resultare inoportuna o imposible.

Derecho fundamental a la integridad física.

52. Más aun, la Sala también encuentra fundada la amenaza al derecho fundamental a la
integridad física y a la vida de los habitantes del municipio del Arenal, y sobre todo de los
miembros de la fuerza pública, debido a la verosimilitud de la potencialidad del riesgo, ya
que al estar ubicado el municipio del Arenal en "zona roja", la posibilidad de incursiones de
grupos al margen de la ley y en general de actos de violencia se incrementa, los cuales
pueden degenerar en la lesión física o incluso en la muerte de los miembros de la fuerza
pública o incluso de los demás habitantes del municipio.

En conclusión, la conducta contractual de Electrocosta S.A. E.S.P., tuvo una grave y directa
incidencia en la posibilidad real del goce de los derechos fundamentales de los habitantes del

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municipio del Arenal a la dignidad humana (ámbito de las condiciones materiales de
existencia), a la salud en conexidad con la vida, y a la vida y a la integridad física, por lo cual
la Tutela sería procedente.

53. En este orden de ideas, la Sala conminará a las entidades encargadas de la


comercialización y de la distribución del servicio de suministro de energía eléctrica
(entidades territoriales (Departamento de Bolívar y Municipio del Arenal) y Electrocosta),
para que diseñen y adapten los sistemas técnicos de contabilización e individualización del
consumo de energía, que permitan el funcionamiento ordinario de los establecimientos
constitucionalmente protegidos (Hospital, acueducto y establecimientos de seguridad del
municipio del Arenal), de tal forma que el goce y ejercicio de los derechos fundamentales de
los habitantes del Arenal, no dependan de ninguna manera de la conducta contractual del
municipio del Arenal frente a la empresa distribuidora de Energía.

En el mismo sentido conminará a las entidades encargadas de la comercialización y de la


distribución del servicio de suministro de energía eléctrica (entidades territoriales
(Departamento de Bolívar y Municipio del Arenal) y a Electrocosta), para que en la medida
de sus posibilidades, instalen contadores individuales, con el fin de posibilitar las condiciones
materiales que permitan la individualización del consumo de energía por parte de los
habitantes del municipio del Arenal, y el cumplimiento de sus deberes constitucionales,
principalmente el del pago cumplido de las facturas por concepto de prestación de los
servicios públicos.

54. Finalmente y mientras no se adapta un sistema que permita mantener de manera continua
la prestación del servicio de energía a los establecimientos constitucionalmente protegidos:
Hospital, acueducto y establecimientos de seguridad terrestre, en el municipio de El Arenal,
esta Sala prevendrá a la empresa Electrocosta S.A. E.S.P., por medio de la notificación del
presente fallo al representante legal de la misma, para que se abstenga de realizar conductas
que tengan como consecuencia mediata o inmediata, la privación del suministro de energía a
los referidos establecimientos constitucionalmente protegidos, sin importar que dicha
conducta tenga o no su origen en el incumplimiento de las obligaciones contractuales por
parte de las mismas entidades o del Municipio del Arenal.

III. DECISIÓN.

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de la Corte Constitucional,


administrando justicia en nombre del pueblo colombiano y por mandato de la Constitución
Política de 1991,

RESUELVE:

Primero. Revocar la sentencia proferida por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema
de Justicia dentro del expediente T-542060, por las razones expuestas en la parte motiva de
esta sentencia y en su lugar, confirmar la sentencia proferida por la Sala de decisión Civil-
Familia del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cartagena, en el sentido de ordenar a la
sociedad Electrocosta S.A. E.S.P., abstenerse en lo sucesivo de realizar cortes o
racionamientos de energía eléctrica en la Cárcel Distrital de Cartagena, por tratarse de un
bien constitucionalmente protegido en los términos de esta sentencia.

Segundo. Adicionar la sentencia proferida por la Sala de decisión Civil-Familia del Tribunal
Superior de Distrito Judicial de Cartagena, en el sentido de que la tutela se predica además,
de los derechos fundamentales a la dignidad humana (ámbito de las condiciones materiales de
existencia) y a la salud en conexidad con el derecho fundamental a la vida de los señores
Austreberto Ávila Ríos, Rafael Julio Morales, Juan Porras, Alberto Rivera, Renso Manrique
Batista, Rodrigo Torres, Daniel Anzoategui, Rafael Lagarejo, Fadalgo Ochoa Ariza, Pablo
Suárez y Alberto de Arco.

Tercero. Prevenir en los términos de esta sentencia, al director del INPEC Regional norte y a
las autoridades encargadas de la dirección y administración de la Cárcel Distrital de

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Cartagena, con el fin de que adelanten todas las conductas enderezadas a realizar el pago
efectivo de la obligación contraída con la sociedad Electrocosta S.A. E.P.S., por concepto de
suministro de energía eléctrica.

Cuarto. Prevenir en los términos de esta sentencia al Alcalde del Distrito turístico y cultural
de Cartagena, con el fin de que adelante todas las conductas enderezadas al cumplimiento del
convenio interadministrativo No. 1580 de 2000 celebrado con el INPEC-Cárcel Distrital de
Cartagena, en lo relativo al pago de las obligaciones relacionadas con el uso de los servicios
públicos por parte de los contraventores.

Quinto. Remitir por intermedio de la Secretaría General de esta Corporación, las copias
pertinentes del expediente T-542060, con destino al Procurador General de la Nación, con el
objeto de que por su ministerio se adelanten, si lo encuentra pertinente, las investigaciones
disciplinarias del caso, con el fin de establecer la responsabilidad respectiva a partir del
incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte del INPEC, la Cárcel Distrital de
Cartagena, y el Distrito turístico y cultural de Cartagena, que sirvieron de causa mediata a la
vulneración de los derechos fundamentales de los reclusos de la Cárcel Distrital de
Cartagena, en los términos de esta sentencia.

Sexto. Confirmar la sentencia proferida por el Juzgado Promiscuo del Circuito de Simití
(Bolívar) dentro del expediente T-602073, en el sentido de denegar la tutela de los derechos
fundamentales del personero y de los habitantes del Arenal, por carencia actual de objeto, al
encontrarse actualmente superados los hechos objeto de la solicitud de tutela, en los términos
de la presente sentencia.

Séptimo. Prevenir a Electrocosta, para que se abstenga en adelante de realizar cualquier tipo
de conductas dirigidas al racionamiento, suspensión o corte en el servicio de suministro de
energía al Hospital, al Acueducto y a los establecimientos de seguridad terrestre (bienes
constitucionalmente protegidos), del municipio del Arenal (Bolívar), sin importar que las
mismas tengan o no su origen en el incumplimiento de las obligaciones contractuales por
parte de los mencionados establecimientos o del Municipio del Arenal.

Octavo. Prevenir al Gobernador del Departamento de Bolívar, al Alcalde del municipio del
Arenal, al Superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios y al Representante legal de
Electrocosta, para que en la medida de sus posibilidades realicen todas las conductas
encaminadas a implementar un sistema individual de prestación, contabilización y cobro, del
servicio público de suministro de energía eléctrica a los habitantes del municipio del Arenal
(Bolívar).

Noveno. Prevenir al Alcalde del Municipio del Arenal (Bolívar) para que ajuste su conducta
a los términos de los contratos y acuerdos de pago celebrados con Electrocosta, con el fin de
enervar definitivamente la causa mediata de la vulneración de los derechos fundamentales de
los habitantes de su municipio.

Décimo. Remitir por intermedio de la Secretaría General de esta Corporación, las copias
pertinentes del expediente T-602073, con destino al Procurador General de la Nación, con el
objeto de que por su ministerio se adelanten, si lo encuentra pertinente, las investigaciones
disciplinarias del caso, con el fin de establecer la responsabilidad respectiva a partir del
incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte del Municipio del Arenal
(Bolívar), que sirvieron de causa mediata a la vulneración de los derechos fundamentales de
los habitantes del municipio del Arenal, en los términos de esta sentencia.

Undécimo. Librar por Secretaría General de esta Corporación las comunicaciones de que
trata el decreto 2591 de 1991.

Comuníquese, notifíquese, cúmplase e insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional.

EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT


Magistrado.

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ÁLVARO TAFUR GALVIS
Magistrado.

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ


Magistrada.

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General.

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