Ciencias Ambeintales-1

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UNIVERSIDAD TECNICA DE

COMERCIALIZACION
YDESARROLLO “UTCD”
MEDICINA
VETERINARIA

CIENCIAS AMBIENTALES
“Perdida de la Biodiversidad”
TRABAJO DE GRUPAL.
Integrantes:

Yanina González
Celeste Ortiz
María Alonso
Nayeli Del Puerto
Yennifer Ruiz
Wilson Martínez
Perdida de la biodiversidad
La pérdida de biodiversidad en América Latina y el Caribe asciende al 94%
- El cambio climático, especies invasoras, sobreexplotación de los recursos naturales,
contaminación y urbanización, son los principales factores mundiales que impulsan la pérdida de
biodiversidad.
- En América Latina y el Caribe, la pérdida de biodiversidad asciende a 94%.
- The Climate Reality Project América Latina solicita a los países, empresas y organizaciones
cumplir con los tratados internacionales y fortalecer sus medidas para la conservación de la
naturaleza.




En los últimos años, el cambio climático y el uso insostenible de los recursos naturales han
ocasionado pérdidas significativas de biodiversidad en todo el mundo.

Según el "Informe de evaluación sobre la diversidad biológica y los servicios


de ecosistemas" realizado en 2019 por la UNESCO, los principales factores
mundiales que impulsan la pérdida de la diversidad biológica son el
cambio climático, las especies invasoras, la sobreexplotación de los recursos
naturales, contaminación y la urbanización.
En el marco del Día Internacional de la biodiversidad biológica, celebrado cada 22 de
mayo, The Climate Reality Project América Latina solicita a los países, empresas y
organizaciones cumplir con los tratados internacionales para salvaguardar los ecosistemas y
fortalecer sus medidas para la conservación de la naturaleza.
La biodiversidad es imprescindible para la vida en el planeta, debido a que proporciona
estabilidad en los ecosistemas y provee recursos naturales como el oxígeno, mejora la calidad
del aire, regula el clima, purifica el agua, provee suelos fértiles, plantas medicinales, así como
el suministro de alimentos vitales para el desarrollo y funcionamiento de los ecosistemas. Sin
embargo, las actividades humanas han alterado el medio ambiente terrestre en un 75% y 66%
el ambiente marino, a causa de ello, un millón de especies y vegetales están en peligro de
extinción, de acuerdo con la ONU. Aunado a esto, la pérdida de biodiversidad también está
relacionada con las actividades extractivas como la minería, ganadería, agricultura, y
caza, que ocasionan pérdidas ecosistémicas irreversibles.

En cuanto a la región, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Venezuela se encuentran en


la lista de los países más megadiversos, se consideran así porque ocupan menos del 10% de
la superficie del planeta, pero albergan el 70% de las especies reconocidas. A pesar de ello,
la pérdida de biodiversidad en América Latina y el Caribe asciende al 94%,
convirtiéndose en la región más perjudicada del mundo, según un informe realizado por
WWF y la Sociedad Zoológica de Londres.

Para conservar los ecosistemas es importante que los países y gobiernos destinen sus recursos
en el financiamiento climático, de forma que garanticen la protección y conservación de los
hábitats.

América Latina tiene grandes oportunidades para implementar de forma inmediata el cuidado
de la biodiversidad y de los ecosistemas. Un ejemplo de ello, es el caso de éxito de Colombia,
que ha implementado los Pagos por Servicios Ambientales (PSA), un modelo de incentivos
que corresponden al 1% de los ingresos de los municipios, para la protección, cuidado y
conservación de la naturaleza, es decir, le pagan a la comunidad por conservar la zona e
implementar estrategias de protección y cuidado, mientras se adelanta la restitución de tierras
y terrenos baldíos.

Claudia Buitrago, directora del Departamento Administrativo de Gestión del Medio


Ambiente, construyó en Cali, Colombia un plan PSA y tras el éxito obtenido, elaboró el plan
para el municipio Jamundi; luego de la realización de talleres de socialización y
entendimiento con la comunidad, se constituyó un plan que incluye 8 acuerdos colectivos con
99 familias, 800 hectáreas y más de 500 millones de inversión.

En la misma línea, existen tratados para disminuir la pérdida de biodiversidad como el


acuerdo "30 x 30" que fue creado en 2020 por la Coalición de Gran Ambición cuyo objetivo
es preservar el 30% de las tierras y 30% de los océanos del mundo para 2030.

De cumplir con estas metas, se lograría detener la pérdida de biodiversidad, fortalecer la


conservación de la naturaleza y al mismo tiempo, mitigar los efectos del cambio climático. De
acuerdo con la organización Earth Share, el 30% de la conservación de la tierra y el agua nos
permitirá mantener la biodiversidad crítica y la seguridad de los hábitats, protegiendo las
especies animales y vegetales, así como los ecosistemas esenciales que sustentan la
agricultura mundial.

Por otro lado, The Climate Reality Project América Latina hace un especial
reconocimiento por la increíble labor medioambiental de Alessandra Korap; activista
indígena de la Amazonía, ganadora del Premio Goldman de Medio Ambiente 2023, líder y
vocera de Munduruku, una comunidad indígena conformada por alrededor de 14,000 personas
defensoras del medio ambiente. Dicho Premio fue concedido por el gran compromiso y
esfuerzo de Alessandra por detener la explotación de las tierras por parte de una empresa
minera británica, que quería explorar las reservas de cobre en el territorio Sawré Muyby, una
zona de 180,000 hectáreas de selva tropical que ha sido el hogar de la comunidad de
Munduruku durante 4,000 años. Gracias a los esfuerzos de Alessandra, la empresa retiró las
solicitudes del territorio y de otras tierras indígenas.

Todavía estamos a tiempo de tomar medidas que cuiden y protejan a los ecosistemas, en lo
individual podemos separar los residuos orgánicos e inorgánicos, respetar la naturaleza, cuidar
el agua, evitar las fogatas, comer conscientemente, utilizar la bicicleta, con pequeñas acciones
podemos contrarrestar el daño ambiental que le ocasionamos al planeta.

El Bosque La Primavera cumple 44 años como Área de Protección de Flora y


Fauna
Cuenta con una extensión de 30 mil 500 hectáreas y un perímetro de 102 kilómetros, abarca
cuatro municipios de la región centro de Jalisco: Zapopan, Tala, Tlajomulco de Zúñiga y El
Arenal; es un espacio que brinda albergue a una gran gama de especies de flora y fauna.

A 44 años de recibir el decreto como Área Natural Protegida (ANP), el Bosque La Primavera,
permanece como una de las áreas naturales de Jalisco.

Cuenta con una extensión de 30 mil 500 hectáreas y un perímetro de 102 kilómetros,
abarca cuatro municipios de la región centro de Jalisco: Zapopan, Tala, Tlajomulco de
Zúñiga y El Arenal; es un espacio que brinda albergue a una gran gama de especies de
flora y fauna.

El Organismo Público Descentralizado (OPD), encargado de la gestión y manejo del Bosque


La Primavera trabaja en la implementación de proyectos para prevenir, detener y revertir la
degradación de los ecosistemas y enfrentar los efectos del cambio climático.

Actualmente, en el marco del Programa de Manejo del Fuego (PMF) del Bosque La
Primavera, se llevan a cabo acciones de prevención de incendios forestales a través de
rehabilitación de caminos, quemas controladas, brechas cortafuego, líneas negras y manejo de
combustible en zonas prioritarias dentro del Bosque y en la Interfaz Urbano-Forestal.
Dentro del ANP, se cuenta con un vivero en donde se producen plantas nativas para la
reforestación del bosque, se ha recolectado germoplasma de especies como encinos, pinos,
tronadora o campanilla, tepehuaje, chicalote, arbustos y herbáceas diversas, las cuales a su vez
favorecen la restauración del bosque.

El Bosque La Primavera mantiene su funcionalidad como un sitio de alto valor biológico


y es un ecosistema fundamental para las y los habitantes del Área Metropolitana de
Guadalajara (AMG).

La preservación de esta ANP también es de vital importancia frente al cambio climático, ya


que es una vía para mitigar sus efectos; los bosques actúan como sumideros de carbono y
absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, reducen la temperatura del suelo,
regeneran sus nutrientes, retienen las partículas de polvo del aire y actúan como
reguladores del clima.

También se realiza monitoreo de fauna silvestre a través del fototrampeo, una técnica de
conteo, vigilancia y/o registro de la fauna por medio de cámaras con sensores de movimiento,
mediante las cuales ha sido posible identificar especies como puma, águila real, guajolote
silvestre, venado cola blanca, jaguarundi, pecaríes y coatíes; lo que indica que este espacio
vital mantiene las condiciones naturales para la preservación de la flora y fauna silvestre.

El Bosque La Primavera alberga diferentes tipos de vegetación: cinco especies de pino y


11 especies de encino, algunas especies endémicas, y gran diversidad de orquídeas terrestres.
Algunas de las cuales están sujetas a protección especial o amenazadas de acuerdo con la
Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001.

“La pérdida de biodiversidad en Paraguay es cuantiosa, pero no podemos hacer

estimaciones exactas”
Para el Dr. Alberto Yanosky, especialista en conservación y sostenibilidad, a
la deforestación lo llaman habilitación de tierra, para otorgar legalidad a la remoción del
bosque para otro uso como parte del medio ambiente de Paraguay. Según los datos del
investigador del PRONII-CONACYT, se pierden entre 200 y 250 mil hectáreas de bosques en
el Chaco cada año.

En parte facilitada por la «habilitación de tierras» y con poco seguimiento y escasa acción del
Gobierno central de aquellas habilitaciones que son legales y se las llama nacionalmente
«deforestación».

Todavía continúan algunos focos de incendios en algunos departamentos del país. Las zonas
quemadas no vuelven a encenderse ya que no hay material combustible para hacerlo. La crisis
ambiental que enfrenta actualmente Paraguay -con la falta de recursos y las limitaciones
legales- muestra la gravedad de la situación, según el experto.

El también columnista de Ciencia del Sur remarcó que no hay datos oficiales completos sobre
la magnitud de la situación.

Yanosky es biólogo por la Universidad Nacional de Mar del Plata, tiene una maestría en
metodología de la investigación científica por la Universidad Nacional de Entre Ríos y un
doctorado en biología por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Biólogo profesional
del estado de Luisiana de los Estados Unidos, está categorizado en el nivel III del Programa
Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) del CONACYT.

-¿Por qué estamos ante una crisis ambiental en Paraguay?


Sí, hay una crisis ambiental por la falta de una legislación aplicada eficientemente. Tenemos
un marco legal ambiental importante, solo que no se aplica o se aplica a los que realmente no
promueven los delitos ambientales y solo se castiga a veces, a quienes operan en el campo,
muchas veces sin el conocimiento.

Es decir los autores «intelectuales» no sufren el castigo. Hay un pequeño cambio, que tiene
que ver con la juventud y la población más consciente de porqué un ambiente saludable nos
conviene a todos. Pero es muy lento ese proceso y requiere mayor acción de los jóvenes.

El deterioro de los recursos naturales o no tiene solución o requiere mucho dinero concretar la
restauración. No soy un gran «fan» de las compensaciones, ya que jamás restauremos
realmente el daño realizado. Estamos en una pérdida importante de recursos forestales,
independientemente de lo que digan los diferentes sectores.

Hemos perdido más del 80 % de las 9 millones de hectáreas de bosques de la Región Oriental
y eso se fue para siempre, no sabremos nunca qué perdimos, ni tampoco sabremos cómo era
para poder restaurarlo.

Tenemos algunos males endémicos en Paraguay. Por ejemplo, a tumbar el bosque o


desmontar no se lo llama deforestación, en Paraguay se lo llama habilitación de
tierra. Es un tema bastante serio. Los sectores productivos -y otros afines- afirman que no
hay deforestación, cuando estamos perdiendo entre 200 y 250 mil hectáreas de bosque,
específicamente bosque chaqueño, al año.

Solo llaman deforestación a aquellas actividades ilegales en la Región Oriental, donde está
prohibido el cambio de la matriz bosque a otra, como para pasturas o cultivos. Aun así,
hablamos de 30 a 40 mil hectáreas de bosques perdidos en esta región.

Eso te habla de la incapacidad que tenemos para controlar, por ejemplo, la deforestación. Si
estamos de acuerdo que necesitamos tumbar el bosque para actividades productivas y esa es la
decisión a pesar de todas las posibles consecuencias, pues aceptemos «deforestación» como
tal.

Los incendios recientes mostraron la incapacidad. No hay recursos, en la mayor parte todo lo
que tiene que ver con el combate al fuego -tanto en pastizales como forestales- fue voluntario.
De gente que voluntariamente lo hace y no tiene los recursos mínimos para poder operar. Y lo
vemos cada vez más en las calles, todos los bomberos y voluntarios que ayudan para recaudar
dinero que el Estado debería asegurar.

Estamos en una crisis ambiental y nadie parece darse cuenta del efecto que tienen el humo y
el hollín en el ambiente y en la salud humana. Estamos en una crisis y vemos los diferentes
eventos de contaminación de recursos hídricos y con poca acción del Estado.

Tenemos un marco legal de evaluación de impacto ambiental que sirve únicamente para crear
más corrupción y falta de transparencia. Y si sirve, sirve solo para obtener una licencia
ambiental que nadie después controla. Solo cuando pasan estos hechos, como ahora, se
preocupan. Sino, la licencia es un mero trámite para seguir operando, y también para generar
«tráfico de influencias» y coimas para acelerar procesos.

E incluso las multas o las penas que se dan por los delitos ambientales muy evidentes son
costos relativamente bajos. La gente deforesta porque paga la multa, sin responsabilizarse por
la degradación ambiental.

Tenemos una ley que habla de que el pasivo ambiental debe ser recompensado. Para eso
tenemos un sistema de compras de servicios ambientales, la Ley 3001/06 que ayuda a
compensar el daño causado, pero eso es letra muerta. El Ministerio de Hacienda no acepta
esto. Hay un pasivo ambiental gigante, en la Región Oriental, que nadie compensa.

El más vulnerable o con menos capacidad económica no cumple la ley porque las grandes
empresas o establecimientos tampoco lo hacen.

Seguimos reaccionando también a una prensa internacional que toma los casos de Paraguay,
sea por el carbón o la deforestación; es un concepto global. Tratamos de evaluar la huella
ecológica de agua o carbono de lo que consumimos. No podemos ir para atrás.

En Paraguay estamos tratando de encerrarnos en nuestra legislación, obsoleta y que no se


cumple. Y que en vez de mejorar, tratamos de defendernos mencionando lo de la habilitación
de tierra y de la deforestación.

Siempre trato de hacer analogías. ¿Qué pasa si nos sacamos el 75 % de nuestros pulmones,
vejigas o corazón y dejamos solo operando al 25 % restante? Estos órganos, ¿van a seguir
funcionando como lo hacían o tendremos que hacer arreglos en el corto o largo plazos para
restaurar esos pedazos que les sacamos? Esto pasa en Paraguay.

Cada vez que damos una licencia ambiental para desmontar el 75, 60 o 40 % de los bosques,
nadie tiene un cálculo real de qué es lo que se está yendo ahí.

Cuando tumbo el 75 % de un bosque seco chaqueño y quemo solo utilizo los postes más
importantes para hacer alambrados, y calcino el suelo, nadie calcula el daño a la microfauna.
Luego tenemos hantavirus y otras enfermedades que se favorecen por estos desmontes.

One Health o Una salud (salud ambiental, salud animal y salud humana) es una sola cosa, no
hablamos de tres cosas separadas. Debemos tener en cuenta esto.

-¿Cómo se puede lidiar con este desastre ecológico?


El desastre ecológico se puede intentar restaurar. Cuando lleguen las lluvias, muchas de las
zonas afectadas por los incendios se van a restaurar. Las que sean pastizales se van a restaurar
más rápido que los bosques. Por más rápido que parezca, un árbol puede tardar de 8 a 10 años
en crecer.

La estructura de la comunidad vegetal ya no será la misma. Hacemos estimaciones de 30 a 40


años o más, pero nadie sabe exactamente porque no tenemos evidencia de cómo era una
estructura vegetacional, y menos la diversidad funcional que contenía.

Estamos perdiendo recursos naturales. Cuando se incendian los bosques y los suelos se
comienzan a calcinar, se volatilizan los nutrientes, que van a otra parte. Eso capaz no se
vuelva a recuperar. Seguramente van a los ríos y cuerpos de agua, para luego ir al océano. Un
ciclo muy complejo que todavía no lo terminamos de entender.

Los incendios causan degradación, se recuperan los pastizales, pero nadie sabe si los suelos se
recuperan con la misma fertilidad y capacidad que tenían originalmente.
-¿Cómo se ve afectada la biodiversidad con los incendios y sequías actuales?
La pérdida de la biodiversidad es cuantiosa. Nadie tiene una estimación de cuánto se está
perdiendo. Este tipo de incendios que se están dando son provocados. Lo que hacemos aquí es
cambiar totalmente el ciclo de la naturaleza. No tenemos estimaciones de cuánto exactamente
se está dañando.

Solo podemos ver la afectación al ganado doméstico para darnos cuenta de cómo también
puede afectar a la vida silvestre.

Sequías e incendios son eventos que los conocemos históricamente y sabemos que se
exacerban por lo que cada vez deberíamos estar más preparados. Con algunos colegas ya
habíamos previsto estos sucesos, esto que está ocurriendo hoy, pero no nos preparamos. Ni
mitigamos ni nos adaptamos.

-¿Están accesibles datos sobre la envergadura de los incendios y sequía?


¿Falta transparentar más esta emergencia?

Los datos que tenemos no son datos oficiales. Tenemos más extraoficiales, de organizaciones
e institutos privados que se dedican a la conservación de la naturaleza. Con cada declaración
que se hace o dictamen que se presenta, tratan de acusar a los ambientalistas de “exagerados”,
pero la pérdida de fertilidad de los suelos o la falta de agua están hablando por sí solas.

Está todo interrelacionado en la naturaleza como en el cuerpo humano. Es un sistema que


trata de crear mecanismos para compensar los cambios a los que debe enfrentarse. Eso no lo
terminamos de entender.

Los que estudiamos biología, medicina o las ciencias de la vida sabemos que las células se
juntan para crear órganos y estos para crear individuos, y estos a su vez un ecosistema y los
ecosistemas se juntan para crear una biosfera. Debemos entender un concepto tan sencillo
como este.

-¿Qué podría recomendar al Gobierno de Paraguay ante la actual crisis


ambiental?

Darle mayor importancia al tema ambiental y social. No son dos cuestiones separadas, están
juntas. No estamos atendiendo a los más vulnerables, no estamos preparados para atender
inundaciones ni sequías, no tenemos los recursos financieros para hacerlo. No diría que no
tenemos gente capacitada para hacerlo, tenemos un montón de “soldados”, muchos de ellos
voluntarios.

Ese voluntariado -frente a la corrupción estatal- se ve desgastado y desestima cualquier


incentivo. La gente se cansa.

Lo que falta son personas que puedan pensar un poco más allá y que tengan un compromiso
más allá de lo que su asignación administrativa le otorga por cinco años en el poder. No
piensan en el país o en políticas de Estado y no tenemos visiones a largo plazo.
Tonterías como haber pensado que necesitábamos habilitar 4 millones de hectáreas más en el
Chaco, -como dijo un exviceministro de ganadería que luego fue ministro- da una idea de la
ignorancia de ciertas personas que tienen poder. El título universitario evidentemente no es
garantía.

O somos demasiado ignorantes o nuestros instructores y líderes no cumplen con su función.


La sociedad castiga de alguna manera este tipo de actitudes. Son los jóvenes los que están más
conscientes de la crisis ambiental que estamos pasando.

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