Dussel Conferencia 6 Amerindia en Una Visión No Eurocéntrica de La Historia Mundial

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Conferencia 6 : amerindia en una visión no-eurocéntrica de la historia mundial Titulo

Dussel, Enrique - Autor/a Autor(es)


1492 : el encubrimiento del otro : hacia el origen del mito de la modernidad En:
La Paz Lugar
UMSA. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Editorial/Editor
Plural Editores
1994 Fecha
Colección
Indígenas; Historia cultural; Filosofía; Modernidad; Historia; América Latina; Temas
Capítulo de Libro Tipo de documento
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Conferencia 6

Amerindia en una visión


no-eurocéntrica de la Historia Mundial

"Habiendo ya hecho abrirse-en-flor 1


el fundamento-de-la-palabra 2 que había de ser,
habiendo ya hecho abrirse-en-flor un único amor
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo 3
en virtud de su saber que se abre-en-flor,
hizo que se abriera-en-flor
un canto 4 sagrado en soledad.
Antes que la tierra existiera,
en medio de la noche antigua
cuando nada se conocía,
hizo que se abriera-en-flor
para sí mismo en su soledad un canto sagrado"
(Ayvu Rapyta de los guaraníes).

Ahora es necesario cambiarse de "piel", tener nuevos "ojos". No son


ya la piel y los ojos del ego conquiro que culminará en el ego cogito o

____________
1
" Abrir en flor" significa crear.
2
Ya veremos, también entre los aztecas y mayas, que el "fundamento" es
donde se apoya, reposa, se asienta y las cosas "se ponen de pie". De la misma
manera la humanidad es "palabra", pero su "palabra" se asienta en el Gran
Padre Originario antes de la creación ("abrirse-en-flor") del universo.
3
"Ser-de-cielo" es lo divino.
3
Entre los Avá-Katú el oporaíva es el "cantor". El "canto" es la expresión hu-
mana suprema, es el lugar donde lo divino originario y lo humano se unen,
donde se une el individuo y la comunidad, la historia y el futuro (la "tierra-
sin-mal"), la tierra, la selva, el cielo. Es la "realización" plena del "ser" de
los tupi-guaraníes.
84

en la "Voluntad-de-Poder". No son ya manos que empuñan armas de


hierro, y ojos que ven desde las carabelas de los "intrusos europeos" 5
y gritan: "¡Tierra!" con Colón. Ahora tenemos que tener la suave
piel bronceada de los caribeños, de los andinos, de los amazónicos...
Los ojos admirados de aquellos indios que desde las playas, con pies
desnudos sobre las suaves y cálidas arenas de las islas "vieron" 6
acercarse, flotando sobre el mar, dioses nunca vistos. Tenemos que
tenerla piel que sufrirá tantas penurias en las encomiendas y el repar-
timiento, que se pudrirá en las pestes de los extraños, que será lastima-
da hasta los huesos en la columna donde se azotaba a los esclavos -pa-
cíficos campesinos de la sabana africana vendidos como animales en
Cartagena de Indias, Bahía, La Habana o Nueva Inglaterra Tene-
mos que tener los ojos del Otro, de otro ego, de un ego del que debe-
mos reconstruir el proceso de su formación (como la "otra-cara" de la
Modernidad), y, por ello, debemos ahora partir desde el Océano Pa-
cífico 7.

Cambiar de piel como la serpiente, pero no la perversa serpiente


traicionera que tentaba a Adán en Mesopotamia, sino la "serpiente em-
plumada", la Divina Dualidad (Quetzalcóatl) 8, que "cambia su piel"
______________
5
Túpac Amaru usaba esta expresión para referirse a los españoles: "euro-
peos". Véase Boleslao Lewin, La rebelión de Túpac Amaru, SELA, Buenos
Aires, 1967, p. 421. Hace años pensamos denominar "intrusión" el acto vio-
lento de los europeos, pero fueron las asambleas indígenas a fines de la déca-
da del 80 que nos impusieron el concepto de "invasión" de un continente.
6
E. O'Gorman, en una entrevista televisada, expresó hace años que los indios
no habían descubierto América, porque ni noticias tenían del continente
como tal. En efecto, nunca descubrieron el continente como una totalidad.
Simplemente "vivían" sobre un espacio propio, experiencia telúrica regional,
nunca global. Pero lo que muchos parecieran ignorar es que, de todas mane-
ras, los indios, desde su subjetividad humana, fueron las primeras personas
que ocuparon culturalmente estas tierras americanas y, por ello, la experien-
cia europea del "descubrimiento" es "segunda". Se sobrepone sobre la "pri-
mera" experiencia indígena, y esto hay que expresarlo filosóficamente. Hei-
degger nos permite también describir el "mundo" indígena dentro del cual
aparecen los europeos "descubridores", Pero ésta no es adoptada de hecho
como perspectiva metodológica por Edmundo O'Gorman.
7
Al escribir estas líneas, aquí en Zihuatanejo, Estado de Guerrero (México),
escucho las olas cadenciosas del Gran Mar de los griegos, del "Sinus Mag-
nus" de Martellus y Colón, del Mar del Sur de Balboa, del Océano Pacífico.
Junto a este Océano creo que es exactamente el lugar para empezar esta Se-
gunda Parte de estas Conferencias.
8
"Quetzal" es un pájaro de maravillosa hermosura de Centroamérica; sus plu-
mas eran signo de divinidad. "Coatl" es la dualidad, los dos principios del
universo. Quetzal Coatl en realidad, representado como serpiente por los az-
tecas, era la suprema divinidad, el principio dual del universo, como vere-
mos.
85

para crecer. ¡Cambiemos la piel! Adoptemos ahora "metódica-mente"


la del indio, del africano esclavo, del mestizo humillado, del campesi-
no empobrecido, del obrero explotado, del marginal apiñado por mi-
llones miserables de las ciudades latinoamericanas contemporáneas.
Tomemos como propios los "ojos" del pueblo oprimido, desde "los de
abajo" -como expresaba Azuela en su conocida novela-. No es el ego
cogito sino el cogitatum (pero un "pensado" que también "pensaba"...
aunque Descartes o Husserl lo ignoraran): era un cogitatum, pero antes
aún era el Otro como subjetividad "distinta" (no meramente "dife-
rente" como para los Post-modernos). Reconstruyamos entonces las
"figuras" de su proceso.

6.1. Del Oeste hacia el Este: Amerindia en la Historia Mundial

Con razón se ha afirmado que América Latina quedaba excluida,


como fuera de la historia 9. La cuestión es proponer una "reconstruc-
ción" que sea históricamente y arqueológicamente aceptable y que al
mismo tiempo corrija la desviación eurocentrista. Para ello echaremos
mano, simplemente, de las historias de las civilizaciones que produce
la misma Europa Occidental. En ellas se descubre que la visión hege-
liana es una auténtica "inversión" -además de una invención ideo-
lógica con sentido eurocéntrico.

____________
9
Véase Leopoldo Zea, América en la historia, FCE, México, 1957. En esa
época, para Zea, la "cultura occidental" termina por ser Estados Unidos (ya
que la misma Europa queda "al margen del Occidente"; pp. 155 ss.). Es la
"cultura occidental" la que se ha hecho mundial (pp. 88 ss.). Lo mismo que
en sus obras anteriores (p. e. en América como conciencia, Cuadernos Ame-
ricanos, México, 1953, o en La esencia de lo americano, Pleamar, Buenos
Aires, 1971) la "cultura occidental" es para Zea la clave de su interpretación.
Posteriormente a nuestro encuentro de San Miguel (con Salazar Bondy y en
torno al tema de "La filosofía de la liberación"), Zea adopta la clave de la
"dependencia" (véase p. e. Filosofía de la historia americana, FCE, México,
1978). Ahora hay un proyecto colonizador mero (pp. 103 ss.), y occidental,
norteamericano (pp. 133 ss.). Ante ellos, y contra la dependencia, hay un
proyecto libertario (pp. 188 ss.), otro conservador (pp. 211 ss.), y por último
civilizador liberal (pp. 244 ss.), que quedan subsumidos en un "proyecto
asuntivo" (pp. 269 ss.) como síntesis de todos, de todo el pasado, y con
visión de futuro -Simón Bolívar y Martí son figuras centrales-. En toda esta
interpretación, sin embargo, no existe algo así como un "proyecto indígena"
o amerindio; tampoco lo hay de las clases, grupos o etnias subalternas; es
decir, pareciera no haberse descubierto un "proyecto de liberación" del
bloque social de los oprimidos, del pueblo latinoamericano explotado, em-
pobrecido.
86

Los pueblos y etnias indígenas americanas no entran en la historia


mundial como contexto del descubrimiento de América -que es el mo-
mento en el que los programas vigentes de historia en bachilleratos y
universidades hablan por primera vez del indio (junto a las islas, pal-
meras, animales exóticos... habían igualmente indios en las playas que
Colón descubre)-. Debe encontrarse racional e históricamente su lugar
en la historia. Para ello deberemos remontamos a la "revolución
neolítica", desde la invención de la agricultura y la organización de
confederación de ciudades (la "revolución urbana"). Si este momento
se estudia en el tiempo y en el espacio, concluiremos -al contrario de
lo que proponía Hegel- que dicha revolución se situó primeramente en
el Oeste (en la Mesopotamia y algo después en el Egipto) y que fue
surgiendo sucesivamente, sin necesarios contactos directos, hacia el
Este: en el valle del Indo, en el valle del río Amarillo o China, y más
allá de las culturas del Pacífico en el espacio mesoamericano (para
culminar con mayas y aztecas) y en los Andes del Sur (en las regiones
del imperio inca) 10.
_______________
10
Este tema lo he tratado largamente en algunas de mis obras. En mis lec-
ciones tituladas: Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la Historia
Universal, Universidad del Nordeste, Resistencia (Argentina), t. I, 1966,
268 p., puede verse una extensa bibliografía. También en la Introducción, t.
1/2 de la Historia general de la iglesia en América Latina. Sígueme, Sala-
manca, 1983, pp. 108 ss.; El humanismo helénico, EUDEBA, Buenos
Aires, 1975; El humanismo semita, EUDEBA, Buenos Aires, 1969. En es-
pecial mi artículo "Iberoamérica en la Historia Universal", en Revista de
Occidente (Madrid), 25 (1965), pp. 85-95. Allí propuse ya la hipótesis que
ahora resumiré nuevamente.
87

Grandes culturas neolíticas y áreas de contacto


del Oeste hacia el Este 11

Todos los autores reconocen que en ciertos lugares propicios, y en


momentos adecuados, surgieron sistemas civilizatorios de confedera-
ciones urbanas que podemos llamar grandes civilizaciones. Para noso-
tros esas civilizaciones fueron al menos seis 13, y hubo dos zonas de

_____________
11
Darcy Ribeiro, en su obra El proceso civilizatorio, Universidad Central de
Venezuela, Caracas, 1970, escribe: "En la fijación del paradigma de Esta-
dos rurales artesanales tuvimos en mente [...] las ciudades estados que inau-
guran la vida plenamente urbana, basadas en la agricultura de regadío y en
sistemas socioeconómicos colectivistas, antes del 4000 a.C., en la Meso-
potamia (Halaf); entre 4000 a 3000 a.C., en Egipto (Menfis, Tebas); en la
India (Mohnejo-Daro) hacia el 2800 a.C.; antes del 2000 a.C., en la China
(Yang-Shao, Hsia); y mucho más tarde [...] en el Altiplano Andino (Salinar
y Galinazo, 700 a.C., y Mochica, 200 d.C.); en Colombia (Chibcha, 1000
d.C.)" (p. 61). Olvida aquí Ribeiro el mundo mesoamericano. Por ejemplo,
el conjunto Zacatenco-Copilco, junto al lago Tezcoco (suburbio de la ciu-
dad de México) florece 2000 a.C.; pero sus épocas clásicas deben situarse
del 300 al 900 d.C., para el área yucatana-azteca (Teotihuacan III florece en
e1700 d.C.), y para el Tiahuanaco del Titicaca boliviano del 400 al 800 d.C.
12
Las flechas no indican ninguna relación necesariamente directa entre las
culturas, sino simplemente una dirección en el espacio y una posterioridad
en el tiempo, que en algún caso puede ser relación directa (como entre los
polinésicos y las culturas urbanas amerindias).
13
Para Oswald Spengler fueron: la egipcia, babilónica, índica, china, greco-
rromana, árabe, mexicana y occidental (La decadencia de Occidente, Ed.
Calpe, Madrid, t. I-IV, 1923-27), claro que interpreta eurocéntricamente
toda la historia mundial con tan reducido número de culturas. Nosotros nos
estamos refiriendo sólo a las primeras y más fundamentales culturas
neolíticas en cada macrorregión. Para Arnold Toynbee (A Study of History,
Oxford University Press, London, t. I-XII, 1934-59), había seis civiliza-
ciones primarias: egipcia, sumeria, minoica, sínica, maya y andina. Excluye
la índica e incluye la minoica. Alfred Weber nos habla de "la historia de las
88

contacto (I y II en el esquema anterior) que deseamos prestar atención.


Esta propuesta, por ingenua y sabida que pueda parecer, tiene el
propósito explícito de incluir América Latina, desde su origen, en la
Historia Mundial (lo mismo que el Africa bantú y el Asia), y no ya
como antecedentes de la cultura posterior europea (como "Edad Anti-
gua"), sino como los pilares -para hablar como Alfred Weber- de la
Historia Mundial. Evidentemente hay dos áreas latinoamericanas de
gran cultura: la región mesoamericana que culmina con mayas y azte-
cas, y la andina del Sur, posteriormente inca. Tiene esto la mayor im-
portancia en el debate actual. La "Ilustración (Aufklärung)" de los
americanos tiene que ser incluida en el "Tiempo eje" de Jaspers, como
veremos.

En la región mesopotámica (sumero, acadia, babilónica, etc.) flore-


cerá un centro de alta cultura neolítica de regadío 14. Un conjunto de

____________
grandes culturas egipcia, sumero-acadia-babilónica, chipa e indostánica, los
cuatro pilares de la historia" (Kulturgeschichte als Kultursoziologie, Piper,
München, 1963; trad. española, FCE, México, 1960, p. 12). La eliminación
de Latinoamérica es evidente, y se continuará en toda interpretación euro-
céntrica de Weber. Tomaré de él, sin embargo, la idea de las Primären
Hochkulturen (grandes culturas primarias). Un Karl Jaspers (en Vom Urs-
prung und Ziel der Geschichte, Piper, München, 1963) da importancia a la
"Achsenzeit (Tiempo eje)", que él sitúa en los tiempos de Confucio y Lao-
Tse China, en los Upanishad de la India, de Buda en Nepal y el norte de la
India, de Zarathustra en Irán, de los primeros grandes profetas de Ismel
(Elías, Isaías), y de los primeros filósofos presocráticos en Grecia: "La épo-
ca mística había terminado y con ella su tranquila placidez y su ingenuidad"
(p. 21). Este "Tiempo eje", evidentemente, no se sitúa al comienzo de la re-
volución neolítica-urbana, sino como su culminación. Además, y una vez
más, queda fuera Latinoamérica. Nada sabía Jaspers de la sabiduría crítica
de los Tlamatinime o de un Nezahualcoyotl en México ni de los amautas
del imperio inca (a los que Toynbee les atribuye, sin embargo, el haber co-
menzado una etapa crítica y universal del pensamiento: "the viracochi-
nism", de la visión teológica de Viracocha, el "Hacedor originario del uni-
verso"). Paro Jaspers las culturas superiores fueron: la mesopotámica, la
egipcia, la índica y la Huang-Ho, a las que después se agregarían: la civili-
zación mediterránea, india y china. Es sobre ellas que sobrevendría el
"Tiempo eje". La Saeculum Weltgeschichte (ed. H. de Franke-H. Hoff-
mann-H. Jedin, Ed. Herder, Freiburg, iniciada en 1965, t. I) propone ya
"zonas de contactos", idea que tomaremos nosotros en los casos de las este-
pas euroasiáticas y las culturas del Pacífico.
14
Véase D.-O. Edzard, "Im Zweistromland", en Saeculum Weltgeschichte, I,
pp. 239-281, y en otros muchos lugares de esta obra; C. L. Wolley, Ur, la
ciudad de los caldeos, trad. española, FCE, México, 1953; Idem, The Su-
merians, Oxford University Press, London, 1928; André Parrot, Archeolo-
gie Mesopotamienne, Paris, 1946; y todo lo referente a la Mesopotamia en
el Cambrigde Ancient History, Cambridge University Press, diversas edi-
ciones.
89

ciudades existían ya en el IV milenio a. C., tales como Ur, Eridu,


Erech, Larsa, etc. "Hacia el 4000 a. C., la enorme comarca de tierra
semiárida que bordea el Mediterráneo Oriental y se extiende hasta la
India (cuyo corazón era la Mesopotamia), se encontraba poblado por
un gran número de comunidades" 15. La cultura de Tel-el'Obeid
llegó a extenderse a "toda el Asia occidental antigua, desde el Medi-
terráneo hasta las mesetas del Irán" 16. Sobre ese caldo de cultivo
nació Sumer. Con motivo de las luchas entre Lagasch y Umma, el rey
Eannadu nos dejó estelas de gloriosas campañas. Poco después el rey
Mesilim de Kisch extiende su poderío en 2700 a. C., y así se suce-
derán unos tras otros los reinos, reyes, pequeños imperios. El templo
más espléndido de Sumer era un jardín en forma de pirámide escalo-
nada (el Ziggurat de Ur) edificado en honor de Nannar, la Luna -co-
mo en la inmensa Calzada de los Muertos de Teotihuacán en México-;
mientras que era adorado Enlil en Nippur o An en Uruk. El universo
tenía un "centro", donde se reunía el Cielo- Tierra-Hades (Dur-An-Ki) 17,
y cuya conexión era la "montaña mítica": el Ziggurat. Esta visión
mitológica-ritual suponía un altísimo grado de racionalización. Los
mitos suponen una racionalidad de alto grado de criticidad, supone ya
una cierta "ilustración (Aujklärung)". La sola lengua humana y su dis-
curso simbólico sistematizado en "relatos" con sentido es una obra de
la razón de enorme desarrollo. Tomando en cuenta sólo a los indí-
genas bororos, y otros contiguos del Brasil tropical -cuyas mitologías
no son tan elaboradas como los de la Mesopotamia, las del México an-
tiguo o del Perú de los Incas-, Claude Levi-Strauss describirá mitos
con estructuras, momentos de sistemas de una enorme complejidad co-
dificada racionalmente:

"Los mitos reposan sobre códigos de segundo orden (pues los de pri-
mer orden son aquellos en que consiste el lenguaje)" 18.

_______________
15
Gordon Childe, Los orígenes de la civilización, FCE, México, 1959, p. 174.
16
Jouget-Dhorme, Les Premiers Civilisations, PUF, Paris, 1950, p. 115.
17
Cfr. E. Burrows, "Some cosmological pattems in babilonian religion", en
The Labyrinth, London, 1950, pp. 45- 70.
18
Mitologías. Lo crudo y lo cocido I, trad. española, FCE, México 1986, t. I.,
p. 21. Para Levi-Strauss, su propio lenguaje entnográfico, que es una inter-
pretación de mitos, constituye un tercer código, significa un metalenguaje,
pero "a diferencia de la reflexión filosófica, que pretende remontarse hasta
su fuente, las reflexiones que aquí tratamos se refieren a rayos carentes de
todo foco [...] postulan, sin embargo, un origen común: punto ideal donde
convergerían los rayos desviados por la estructura del mito" (Ibíd., p. 15).
El metalenguaje interpretativo de la etnología no es el metalenguaje fi-
losófico, está claro. Pero, de todas maneras, el mito está lejos de ser un len-
guaje ingenuo, no-crítico. Significa un proceso de racionalización que
ocupó a la humanidad durante cientos de miles de años (si consideramos
90

Desde la Mesopotamia hasta el imperio inca tendremos, entonces, el


mundo racional del mito en civilizaciones urbanas. Cortés se enfren-
tará, en cierta manera, con una conciencia racional situada en el mis-
mo nivel del neolítico de las culturas que indicaremos a continuación.

Siglos después, en el famoso Códice de Hammurabi (1728-1686 a.


C.), se expresarán principios éticos de universalidad racional definiti-
va:

"Los he gobernado en paz, los he defendido con sabiduría, de modo


que el fuerte no oprimiese al débil y se hiciera justicia al huérfano y a
la viuda" 19.

El Egipto 20, por la configuración de los desiertos que rodean al


río Nilo, procede del corazón mismo de las culturas bantúes, y de
donde se originan los mitos originarios 21. Al fin del IV milenio a.
C., (en torno al 3000 a. C.), el "Reino del Sur" (bantú, africano negro)
vence al "Servidor de Horus" del norte 22. El fundador de la primera
dinastía "tinita" (por la ciudad de This o Tinis no lejos de Abydos) ini-
cia la historia institucional de la "nación egipcia". El nivel ético de
esta cultura fue inmenso. Leemos en el Libro de los muertos:

"He dado el pan al hambriento, agua al que tenía sed, vestido al des-
nudo, y una barca al náufrago, a los dioses ofrendas y libaciones [...]
¡Espíritus divinos, libradme, protegedme, no me acuséis ante la gran
divinidad (Osiris)!" 23.

_______________
que el homo habilis apareció hace tres o cuatro millones de años), y decenas
de miles de años en el desarrollo del homo sapiens.
19
El principio ético de la "Exterioridad" o Alteridad (el huérfano, la viuda, el
extranjero, el pobre...) supera el nivel 5 y 6 de los niveles éticos de Kohl-
berg, porque pone en cuestión aún la "universalidad" de un "mundo de la
vida" -en el que permanecen de todas maneras los niveles nombrados de
Kohlberg o los dos principios de John Rawls, "liberales" y por ello limita-
dos a la experiencia de la Lebenswelt moderna.
20
Véase E. Otto, "Im Niltal. Aegypten", en Saeculum Weltgeschichte, I, pp.
282 ss.; E. Drioton-J. Vandier, L'Egypte, Clio, PUF, Paris, 1952; John Wil-
son, La cultura egipcia, FCE, México, 1958; Jouget-Dhorme-Vandier, Les
Premières Civilisations, en Peuples et Civilisations, I, pp. 21-300; etc.
21
Se ha probado recientemente que Osiris, el dios de la resurrección de la
carne, y sobre cuyo pedestal se construyó toda la cultura del Nilo (siendo
las pirámides tumbas dé muertos que esperan dicha resurrección, tal como
lo describe El libro de los muertos), procede de las culturas bantúes, del
Africa negra -que de esta manera "entran" en la Historia Mundial, que He-
gel había dejado "fuera".
22
Por ello, siempre, el faraón egipcio llevará dos coronas, pero la primera que
colocaba-en su cabeza, y mirando hacia el Sur, era la corona "negra" bantú.
23
Papiro Ñu; trad. española de Juan Bergua, Madrid, 1962, pp. 181-182.
91

La "carne" -no el cuerpo o el alma 24- muere y resucita. Esto


manifiesta, en un nivel de racionalización "mítica", que dicha carne
tiene una dignidad absoluta, y por ello el dar pan, agua o vestido -y si
falta la "casa" es porque en el clima cálido del Egipto era más impor-
tante una "barca" que actuaba como casa y medio de subsistencia, de
transporte- es el principio ético concreto absoluto 25.

Hacia el Este, en el valle del Indo (hoy Pakistán) hasta el Penjab,


florecieron culturas tales como las de Mohenjo-Daro y Harappa-cu-
yas murallas pueden fecharse en el 2500 a. C.-. Junto a ellas, ciudades
como Amri, Chanhu-Daro, Jhangar, Jhukar, Nal, estaban organizadas
en cuadras con calles hasta de ocho metros de ancho. Hoy se descarta
la "invasión" indoeuropea de los arios, pero ciertamente el sánscrito
fue la lengua comercial y sagrada que se fue imponiendo lentamente
en toda el área. Es el tiempo del Rig-Veda, cuando la experiencia pri-
mitiva recibirá la superposición de grupos dominantes (las "castas")26.

____________
24
Este es el argumento de mis obras primeras, desde El humanismo semita,
ya citado, hasta El dualismo en la antropología de la Cristiandad. La an-
tropología desde el origen del cristianismo hasta el descubrimiento de
América, Guadalupe, Buenos Aires, 1974. Una Filosofía de la Liberación
había que situarla desde sus más lejanos antecedentes en la Historia Mun-
dial, y lo he hecho. Por ello, el reproche de Arturo Roig o de Leopoldo Zea,
de haber pretendido ignorar la historia, me parece parcial. En efecto, Zea
me criticaba (véase "Dependencia y liberación en la Filosofía latinoameri-
cana", en Filosofía y cultura latinoamericana, Centro Rómulo Gallegos,
Caracas, 1976, pp. 211 ss ): "Es interesante destacar la reacción que frente a
la Filosofía de la Liberación, de la generación de Alberdi, tiene otro argenti-
no [...] Enrique Dussel (... pretende) borrar el nefasto pasado; de borrarlo,
no de asimilarlo, para partir nuevamente a cero"; (p. 214), sin advertir que
se partía de una definición restringida de filosofía por mi parte; (es decir,
para mí en ese momento era filosofía sólo la filosofía académica enseñada
en universidades, en la época colonial la escolástica o la actual desde los
“fundadores”, aproximadamente desde 1920 en adelante, por la "normaliza-
ción", como enseñaba F. Romero). Repito, Zea me criticaba que yo niego
todo el “pensamiento” latinoamericano anterior (Bolívar, Alberdi, Sarmien-
to, Barreda, etc.). De ninguna manera he negado -ya ello he dedicado va-
rias obras- la “historia” latinoamericana anterior. Mas, he procurado fundar
la "Filosofía de la Liberación" latinoamericana a partir de los griegos y
semitas, medievales y modernos, de la historia latinoamericana, para mos-
trar lo que les debemos y en lo que nos separamos. Pero la filosofía "univer-
sitaria" que se practica en América Latina, todavía hoy, en gran parte es
imitativa y no creativa. He propuesto explícitamente un “proyecto” seme-
jante al de Zea, pero “asuntivo” también de lo popular, de los oprimidos, y
por ello es un "proyecto de liberación".
25
En este punto coinciden el fundador del cristianismo (Mateo cap. 25) con F.
Engels en su obra El origen de la familia. Es el estatuto económico de la
ética.
92

En el "Tiempo eje" Buda comenzará su crítica a la religión de


castas e iniciará el camino estrecho de la "comunidad" de monjes con-
templativos.

Siempre hacia el Este, en la región china del río Amarillo 27, si


dejamos de lado la mítica dinastía Hsia, debemos remontamos hasta
1523 a 1027 a. C., para ver reinar la dinastía Shang, que conquistaron
el Yangtsé, el Chansí y Chen-si, cuya capital era Anyang. En el
"Tiempo eje" (propuesto por Jaspers) expresó su sabiduría Confucio.
En el Tao-Té King de Lao-Tsé leemos:

"Calma significa inacción, y cuando prevalece el principio de la inac-


ción, cada hombre cumple con su deber. Inacción significa estar consi-
go mismo, y cuando se está en paz consigo mismo, las penas y los te-
mores no pueden preocuparle y entonces goza de larga vida" 28.

El Tao es el absoluto. Una moral del "orden" del Tao, la Totalidad,


imperará por siglos. Los chinos ciertamente llegaron con su experi-
mentada navegación hasta las costas orientales del Africa, pero parece
que igualmente a las costas occidentales de América. ¿No será la anti-
gua "Catigara" del mapa de Martellus del 1487 -que navegantes
árabes y chinos habían comunicado a portugueses- la ciudad Chan
Chan pre-inca de la costa del Perú? 29. De todas maneras, la historia
del neolítico nos ha llevado en su ruta hacia el Oriente, hasta las costas
del Océano Pacífico. ¡Pero nuestro camino no ha terminado... sólo lo
hemos iniciado!

_____________
26
Véase en la Historias Mundiales ya nombradas el capítulo de India; y E.
Mackay, The Indus Civilization, London, 1935; M. Wheeler, The Indus civi-
lization, en Cambridge History of India, Cambridge University Press, 1953.
27
Además del capítulo correspondiente en las Historias Mundiales, véase
Marcel Granet, La civilización china, en La evolución de la Humanidad, t.
29; Idem, El pensamiento chino, en la misma colección, t. 30,1959.
28
Tao-Té, XXXVII, 1; edición de Lin-Yutang, trad. española de F. Mazía,
Sudamericana, Buenos Aires, 1959, pp. 167-168.
29
Véase la obra de Gustavo Vargas ya citada (América en un mapa de 1489):
"Por su ubicación entre los 8.3 grados de latitud sur, y según los croquis de
Colón y el mapa de Münster, corresponde a la costa norperuana. Acaso sea
Chan Chan. No tendría nada de raro y así lo creen algunos, como Jacques
Mahieu (El imperio vikingo de Tiahuanacu. América antes de Colón, El La-
berinto 15, Barcelona, 1985, p. 36)"; (inédito p. 67).
93

6.2. El Océano Pacífico y el “Cemanáhuac”, “ Abia Yala”,


“Tahuantisuyo”... 30

La nueva visión de la Historia Mundial, que debe incluir no sólo al


Africa y al Asia, no como momento "inmaduro" (la Unmündigkeit de
Kant), sino como consistente progreso de la humanidad, incluye igual-
mente a los pueblos amerindios del Oriente del Pacífico. En realidad
fueron las poblaciones orientales del Oriente, el Extremo oriente del
Oriente. Eran asiáticos por razas, lenguas, culturas. Colón murió afir-
mando haber llegado al Asia; gracias a Amerigo Vespucci se supo que
era un "Mundus Novus". Lo que hasta ahora no se ha tomado concien-
cia (al menos al nivel de la conciencia cotidiana y de la enseñanza de
la historia en colegios secundarios y universidades) es que en realidad
Amerindia era el Extremo oriente del Asia: el "ser-asiático" de Améri-
ca era su ser auténtico, contra la conclusión de O'Gorman. Veamos
esto por partes, y para no afirmar ya nunca más que el "descubrimien-
to" de América da el "lugar" a los amerindios en la Historia Mundial
(como contexto de dicho descubrimiento). Su "lugar" es otro y el "des-
cubrimiento" se interpreta ahora no sólo como "en-cubrimiento" sino
como genocida "invasión". Para ello, sigamos tal como aconteció, la
historia de la Humanidad "hacia el Este", hacia el Oriente.

_____________
30
En lengua náhuatl del imperio azteca, “anáhuac” significa el anillo de agua
que circunda la “tierra” (para los aztecas los Océanos Atlántico y Pacífico
que rodeaban México por el Este y Oeste era un solo Gran Mar: teoatl, o
agua divina; ilhuica-atl); la totalidad del “mundo” se decía “Cemanáhuac”
(véase la magnífica obra de Miguel León Portilla, La filosofía náhuatl,
UNAM, México, 1979, pp. 113, 150, etc.). Por su parte, en lengua kuna (del
Panamá) la totalidad de la “tierra” conocida por ellos recibe el nombre de
“Abia Yala”; entre los incas era el “Tahuantinsuyo”. En cada lengua
indígena la “tierra” (el continente americano) recibe otro nombre. Hemos
querido, simplemente, ponerle el “nombre” en tres lenguas indígenas, tres
de tantos “nombres” autóctonos. Véase Aiban Wagua, “¡Medio Milenio!” Al-
gunas consecuencias actuales de la invasión europea a Abia Yala. Visión
indígena”, inédito, Ustupu, Kuna Yala (Panamá), 1990, donde escribe: “Los
kunas desde antes de la llegada de los europeos, conocían a esta tierra como
Abia Yala, que significa: tierra madura, tierra madre grande, tierra de san-
gre. Y hoy se nos impuso el nombre del italiano: América” (p. 14). Felipe
Poma de Ayala (Waman Puma), en su Primer nueva crónica y buen gobier-
no, Siglo XXI, México, 1980, t. III, pp. 913-916, coloca un hermoso y dibu-
jado “Mapa Mundi del Reino de las Indias, un reino llamado Anti-suio ha-
cia el derecho del Mar del Norte [el Caribe], otro reino llamado Colla-suio
[donde] sale el sol, otro reino llamado Conde-suio hacia la Mar del Sur [el
Océano Pacífico], otro reino llamado Chincai-suio poniente del sol”. El
todo era el “Tahuantinsuyo”. Era la visión del “mundo-tierra” para un inca.
Las cuatro partes formaban siempre una “cruz”, en las teogonías de la Chi-
na, las culturas del Pacífico (polinésicas especialmente), desde la de los az-
tecas y mayas, hasta la de los chibchas e incas.
94

Hay diversas áreas de contacto entre las culturas "pilares" (Meso-


potamia, Egipto, del valle del Indo, del río Amarillo, de la Mesoaméri-
ca y la zona Inca). Una de ellas es la del Mediterráneo Oriental 31.
Más importante, en cuanto a la relación de las culturas de todo el con-
tinente euroasiático, es el área migratoria del Asia central -con (I) en
el esquema anterior- 32. Desde Mongolia -región donde se domesti-
ca el caballo en el V milenio a. C.-, y en su corazón, el desierto de
Gobi, 33 atravesando el Turquestán oriental o chino (Sinkiang, de
Dzungaria al valle del Turfán, el Tarim) y el Turquestán Occidental o
ruso (el Turán), para abrirse hacia el Sur por el Irán y por el Oeste las
estepas que se abren al norte del Mar Negro a Europa. Esta inmensa
región de caravanas y caminos, el "Camino de la seda", es la clave de
toda la historia del continente euroasiático hasta el siglo XVI. Desde
esta área se "empujarán", entre otras, a las invasiones de los jinetes de
caballo con armas de hierro, desde los hititas o hyksos, de los aqueos,
dorios hasta los jónicos, o, posteriormente, de los persas o de los ger-
manos. Y es, justamente, en el momento en que los turcos dominen es-
tas regiones (donde habían estado presente desde el 760 a.C., en el
Turfán), cuando los europeos deberán lanzarse, a finales del siglo XV
d. C., hacia el Atlántico, para retomar el contacto con el Océano Indi-
co separados por el "cerco" o el "sitio" musulmán -como veremos en
el Excurso de esta Conferencia 6.

Por su parte, el Océano Pacífico (tanto para los españoles como


para los aztecas e incas es el "Mar del Sur", y en el mapa de Martellus
el "Sinus Magnus" mítico) es el área de contacto -con (II) en el es-
quema anterior- que nos interesa. El "Gran Mar" de los griegos era un
horizonte recorrido por expertos navegantes neolíticos: el Centro de la
Primera-historia americana (la Protohistoria americana en sentido es-

____________
31
En torno a la cultura cretense, y con contactos costeros en todo el Egeo, el
Delta del Nilo y las ciudades de Gaza, Gezer, Megiddo, Tiro, Biblos, Ale-
po, Karkemisch, al sur de Anatolia, Chipre. Zona de conexión posterior de
hititas, egipcios, acadios, babilónicos, fenicios, etc. Véase G. Glotz, La ci-
vilización egea, en La evolución de la humanidad, t. 10, 1956, pp. 211 ss.;
Wolfgang Helck, "Der Ostmittelmerraum", en Saeculum Weltgeschichte, t.
I, pp. 451-550.
32
Véase el tema en las Historias Mundiales ya citadas; en especial Karl Narr,
"Exkurs über die frühe Pferdehaltung", en Saeculum Weltgeschichte, t. I,
pp. 578-581; W. M. McGovern, The Early Empire of Central Asia, London,
1939.
33
En esta región los líderes político-militares tenían título de "Kan". En el
mapa de Martellus de 1489 había una región denominada "tartaria per to-
tum" (adecuadamente situada al noroeste de la China), y por ello Colón bus-
caba poder tomar contacto con el "Gran Kan ", en su primer viaje de 1492, co-
mo hemos visto en la Conferencia 1.
95

tricto, fuerte). Muchos milenios antes, en una época interglacial, unos


50 mil años a. C., según las últimas mediciones, caminando a través
del estrecho de Behring, por el valle de Anadir y el río Yukon, pasaron
numerosas migraciones asiáticas, "descubriendo" 34 estas tierras, y
comenzando así nuestra Proto-historia (de ninguna manera la "pre"-
historia americana) 35. Huían del Asia, presionados por la expansión
demográfica del Gobi o Siberia -los últimos venidos, que han quedado
entre los dos continentes, son los esquimales-, de raza australoide, tas-
manoide, melanesoide, protoindonesio, mongoloide y aun malayo-
polinésicos. El amerindio, entonces, es asiático, pero habitante origi-
nario de las costas occidentales del Pacífico específicamente.

Sólo a manera de ejemplo, deseamos indicar algunos hechos, para


"situar" a América Latina en la Historia Mundial. En efecto, unos
1700 años a. C., expulsados de Birmania, lava, o de otras islas de In-
donesia o del sur de la China, los proto-polinésicos se lanzaron al gran
Océano. Pasaron por Melanesia (Nueva Guinea), de allí a Samoa -don-
de hay restos fósiles desde 800 a. C.-. Unos partieron hacia el Nor-
oeste (Micronesia), hasta Hawai (donde llegaron en 124 d. C.); otros
hacia el Este (Islas Marquesas) y al Sureste (Islas Sociedad y Tuama-
tu, Tahití, Pitcairn, etc.). Dos invasiones llegaron hasta la isla de Pas-
cua, la última de cultura Ariki, a cientos de kilómetros de Chile. Por el
Pacífico Sur la corriente de Humboldt permitía que, en julio y agosto,
las grandes balsas (con hasta 150 personas, y durante 4 ó 5 semanas)
pudieran navegar de Tahití a la isla de Pascua y hasta las costas de los
araucanos de Chile o de los incas del Perú. Desde las islas Christmas
podía navegarse gracias a la corriente ecuatorial y se llegaba a las re-

____________
34
Tiene razón O'Gorman al decir que nunca tuvieron "conciencia" del conti-
nente como totalidad. Pero lo que aquí deseamos indicar es que, existencial
u objetivamente, la Humanidad iba descubriendo región por región, valle y
montaña una tras otras, durante generaciones, desde Alaska hasta Tierra del
Fuego. No es el "descubrimiento de América", es algo mucho más impor-
tante: es la "humanización" efectiva del Continente sin anterior ocupación
humana. La "conquista" contará ya con dicha "humanización", y esto ética-
mente es fundamental. La primera "ocupación" fue "humanización de la na-
turaleza", la segunda fue "dominación de culturas" ya establecidas.
35
Todos esos "pre-" indican diferentes grados de eurocentrismo. Como el ha-
cer comenzar la historia con la "escritura" -como si la lengua no fuera el
momento racional esencial y no su expresión escrita-. Véase J. Beaglehole,
The exploration of the Pacific, London, 1947; F. Keesing, Native Peoples of
the Pacific, New York, 1946; Paul Rivet, Los orígenes del hombre ame-
ricano, FCE, México, 1960; Heins Kelm, "Frühe Beziehungen Amerikas zu
Asien und Polynesien", en Saeculum Weltgeschichte, t. I, pp. 610-637 y
663-668; Hans Nevemann, "Die polynesische Hochkultur", en Op. cit., pp.
355-378; Canals Frau, Prehistoria de América, Sudamericana, Buenos
Aires, 1950.
96

giones mayas y aztecas. Por el Norte, costeando el continente (ésta era


la manera de la navegación china), se unía aun más fácilmente el Asia
Noreste con Alaska, hasta el territorio californiano.

El océano era un "mundo" cultural. Por ejemplo, el concepto de ha-


cha ( arma de guerra o instrumento de trabajo) se expresaba con la pa-
labra toki en las islas Tonga, Samoa, Tahití, Nueva Zelandia, Mange-
reva, Hawai, Pascua y entre los araucanos de Chile 36. Los verbos
tokin y thokin significan mandar, gobernar, juzgar. "Al disponer por
categorías nuestros datos objetivos, podemos deducir que la cadena
isoglosemática del toki se extiende desde el límite oriental de Melane-
sia, a través de las islas del Pacífico, hasta el territorio americano,
donde penetra en calidad de vocablo de cultura, y en toda esta trayec-
toria, los significados de este vocablo han sufrido idéntica transforma-
ción semántica" 37. De la misma manera en lenguas polinésicas y en
quechua (una de las lenguas del imperio inca) son semejantes el verbo
llevar (auki, awki), médium (waka, huaca), comer (kamu, kamuy), vie-
jo (auki, awki), guerrero (inca, inga), fuerte (puhara, pucara) 38.

Pero si pasamos a otros niveles culturales, el del "círculo de la cul-


tura" -como diría W. Schmidt o Graebner- las semejanzas entre poli-
nésicos y amerindios son asombrosas. Friederici ha mostrado que la
taclla o pala de la agricultura peruana es idéntica hasta en los detalles
secundarios a la taclla maoría de Nueva Zelandia. En el sur de Chile
se bebe la kava, bebida nacional polinésica, denominada del mismo
modo y fermentada mascando la raíz de ciertas plantas. El sacar la len-
_______________
36
En agosto de 1990, asistiendo a un seminario sobre el tema del 1492, pre-
gunté a los caciques mapuches (araucanos) qué significa toki en su lengua.
Me explicaron que los clanes matrilineales, pero polígamos, de los mapu-
ches, elegían en tiempo de guerra un líder -que era escogido entre los más
valientes, fuertes e inteligentes-. Era como la función de la "dictadura" en-
tre los romanos. Función guerrera para una acción concertada única. Poste-
riormente el toki (jefe militar) volvía a sus funciones anteriores, y los ca-
ciques retomaban el poder político de la etnia interclánica. Es entonces una
institución militar de los polinésicos, lo que impidió durante toda la época
colonial, a los españoles, conquistar el sur de Chile, en manos de mapuches
(araucanos) con "instituciones polinésicas", del Pacífico.
37
I. Imbelloni, La segunda esfinge indiana, Buenos Aires, 1942, p. 391. Del
mismo autor "La première chaîne isoglosématique océano-américaine, le
nom des haches lithiques", en Festschrift W. Schmidt, Mödling, Wien,
1928, pp. 324-335.
38
S. Canals Frau, Prehistoria de América, p. 425. El mismo autor da otros
ejemplos: hombre (tama) en polinésico es la misma palabra que en el grupo
americano Hoka; nariz: ihu, en ambos; cabeza: upoko y epoko; sol: laa y
ala; canoa: matoi y mato, etc.
97

gua como gesto sagrado tiene el mismo sentido religioso en todo el


Pacífico, hasta en la India, en las estatuas ciclópeas de la isla de Pas-
cua y hasta entre los aztecas ("saca la lengua" el Huitzilopochtli de la
quinta Edad del Mundo de la "Piedra del Sol", hoy expuesta en el Mu-
seo de Antropología de México). A todo esto podrían agregarse mi-
llares de elementos tales como la identidad o semejanza en cerbatanas,
propulsores, macanas, anulares, arcos, hondas, lazos, anzuelos, puen-
tes de bejucos, remos, balsas, canoas dobles, decoración de la proa, ti-
pos de habitación, morteros, asientos y almohadas de madera, hama-
cas, mosquiteros, cepillos para cabellos, abrigos de fibras contra la
lluvia, procedimientos textiles, ornamentos nasales, tambores de ma-
dera -que se tocan con el mismo ritmo-, arcos musicales, flautas de
pan, juegos los más diversos, bebidas alcohólicas, cultivos por te-
rrazas, tipos de irrigación, pesca con venenos, ofrendas religiosas de
conchas, danzas con máscaras, mutilaciones, etc. A estos detalles ex-
ternos, debe agregarse el "sentido" de los instrumentos dentro de su
función ritual, las palabras que las expresan, las músicas, etc.

Todo esto nos permite afirmar que el Pacífico fue el centro cultural
de la protohistoria amerindia, ya que sus costas irradiaron su influen-
cia, en numerosos aspectos culturales, sobre las mesetas de México,
Guatemala, Perú: la" América Nuclear" urbana. Por su origen y por su
protohistoria, Amerindia es parte del Asia en torno al núcleo genera-
dor de las culturas del Océano Pacífico. Esto no quiere afirmar, y sería
un grave error, ya que en México se han encontrado en el lago de Tez-
coco fósiles de agricultura del VII milenio a. C., que las culturas urba-
nas u otras se originaron por influencia polinésica. Ni mucho menos.
Hemos querido sugerir sólo que, procedentes del Asia ("origen del
hombre americano", atravesando Behring), el Pacífico siguió siendo
un espacio de intercambio cultural. En su costa oriental, entonces,
había una inmensa masa continental, con diversos nombres, según los
pueblos que la habitaban; el "Cemanáhuac" de los aztecas, el" Abia
Yala" de los kunas de Panamá, el "Tahuantinsuyo" de los incas... di-
versos nombres autóctonos para un continente ya humanizado en su
totalidad cuando llegó Colón.

6.3. El "tekoha" 39 o "mundo" de un pueblo autóctono


americano

Desde el Asia, desde el Pacífico, los pueblos amerindios fueron des-


cendiendo durante 50 mil años, desde Alaska, por los valles (desde los

___________
39
Expresión guaraní que se explicará más adelante.
98

Grandes Lagos, por el Mississippi-Missouri hasta Florida y el Caribe,


por las islas Antillas y otras hasta el Orinoco, el Amazonas, el Río de
la Plata; hoy diríamos: de Chicago a Buenos Aires) o por las montañas
(por las Rocallosas a la Sierra Madre Oriental u Occidental en Méxi-
co, que como un inmenso embudo produjo una enorme concentración
demográfica, hacia los Andes colombianos, peruanos, y hasta Tierra
del Fuego). Asiáticos por razas, lenguas, religiones, fueron "originan-
do" en su largo caminar migratorio nuevas culturas, con centros semi-
autónomos, con escasos contactos entre sí. Todos ellos, desde los sim-
ples pescadores y recolectores del extremo sur (como los alakaluf o
yahagan) o del extremo norte (como los esquimales) reconocen a una
Gran Divinidad uránica mítica que inmediatamente se toma "dual" (la
Gran Madre-el Gran Padre, los hermanos o hermanas gemelas o los
principios abstractos de la dualidad). Parentesco mítico asombroso de
todo un continente 40. No es nuestro propósito aquí describir la vida,
ni el "mundo" de los amerindios, sino sólo sugerir su lugar en la His-
toria Mundial.

Hubo tres grados, en nuestra interpretación, de desarrollo cultural


de los pueblos americanos en la protohistoria del continente. En un
primer grado, en el caso de los clanes y tribus de pescadores, caza-
dores y recolectores nómades del Sur 41 y del Norte 42. En un se-
gundo grado, los plantadores con aldeas de clanes, tribus y confedera-
ción de tribus (pre-urbanos), de las culturas de las cordilleras al sur y
sureste del imperio inca, hasta los amazónicos (tupi-guaraní y ara-
waks), caribes, y las culturas del Sureste, de las praderas y del Sur-
oeste del actual Estados Unidos. En un tercer grado, la "América Nu-

____________
40
Véase W. Krickeberg-H. Trimborn-W. Müller-O. Zerries, Die Religionen
des alten Amerika, Kohlhammer, Stuttgart, 1961; W. Schmidt, Der Urs-
prung der Gottesidee, Münster, t. I-X, 1926-1955, que aunque se propone
mostrar que el monoteísmo es la creencia originaria de la humanidad, sólo
logra indicar que lo es el "enoteísmo", sin integrar la idea de lo "dual" en el
mismo ser originario; Idem., Ursprung und Werden der Religion, Münster,
1930; J. Comas, Ensayos sobre indigenismo, México, 1953; S. Canals Frau,
Las civilizaciones preshispánicas, ya citada.
41
Son los indios magallánicos, pampas, del Gran Chaco y los del Brasil
Oriental. Véase mi obra Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la
Historia Universal, ya citada. pp. 130 ss.; o mi otra obra Historia general
de la iglesia en América Latina, Introducción, t. I/1, pp. 129 ss., con des-
cripción y mapa detallado. También Otto Zerries, "Die Religionen der Na-
turvölker Südamerikas und Westindiens", en W. Krickeberg y otros, Op.
cit., pp. 269 ss.
42
Los californianos, shoshonis y los canadienses Algonkinos y Athapasken,
más los esquimales. Véase Werner Müller, "Die Religionen der India-
nervölker Nordamerikas", en W. Krickeberg y otros, Op. cit., pp. 171 ss.
99

clear" o urbana, desde Mesoamérica (de los mayas y aztecas de Méxi-


co y Guatemala), hasta los Chibchas de Colombia y el área del impe-
rio inca de Ecuador a Chile y Argentina. Inmenso "mundo" cultural
que ocupaba todo el continente, que había "descubierto" ríos, mon-
tañas, valles, praderas; que le había puesto "nombres"; que los había
incorporado a su "mundo de la vida (Lebenswelt)" con un sentido hu-
mano pleno. No era esto un "vacío" incivilizado y bárbaro: era un
"pleno" de humanización, historia, sentido.

Tomemos un ejemplo entre las culturas de segundo grado. Uno de


esos pueblos que habitan las selvas del Amazonas hasta el Paraguay,
los tupi-guaraní, y que en sus manifestaciones culturales externas pu-
dieran parecer totalmente desprovistos de todo desarrollo 43, y que
por ello podrían aparecer como verdaderos "bárbaros" en su sentido
más primitivo, en el tercer sentido de José de Acosta 44, son ese
"Otro" totalmente "en-cubierto" en el fenómeno del "des-cubrimiento"
(que como un "1492" diacrónico y metafórico se va haciendo presente
en todo el continente al pasar de los años, desde el siglo XV hasta el
presente). Pero el "mundo" de aquellos pueblos, en su sentido heide-
ggeriano existencial, no difiere por su desarrollo humano mucho del
moderno, si "entramos" en el núcleo de su experiencia cultural. En
efecto, expresa el "gran canto" 45 Ayvu Rapyta, como núcleo gene-
rador de su "mundo", de su "mundo de la vida (Lebenswelt)", lo si-
guiente:

"El verdadero Padre Ñamandú, el Primero


de una parte de su propio ser-de-cielo 46,
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo

_______________
43
"El guaraní pertenece a la selva [...] Vida rápida, fugaz, desesperada. Lucha
constante por la luz y por la materia nutricia en un mundo anegado" (León
Cadogan, La literatura de los guaraníes, Joaquín Mortiz, México, 1970, pp.
11-12). Los guaraníes dejan en los museos o para los arqueólogos muy po-
cos objetos. Son extremadamente pobres en sus expresiones técnicas, edili-
cias, textiles, de alfarería, etc.
44
"A la tercera clase [...] En ella entran los salvajes semejantes a fieras, que
apenas tienen sentimiento humano, sin ley, sin rey, sin pactos, sin magistra-
dos ni república, que mudan la habitación o si la tienen fija, más se asemeja
a cuevas de fieras o cercado de animales [...] así también la mayor parte de
los del Brasil [...] andan también desnudos, son tímidos y están entregados a
los más vergonzosos delitos de lujuria y sodomía..." (De procuranda Indor-
um salute, Proemio; BAE, Madrid, 1954, p. 393). Esta definición cabría ex-
actamente a los guaraníes a los que nos estamos refiriendo.
45
"Canto" es poema, canción cantada y rito con danza y ritmo de la "comuni-
dad" en la "fiesta". Es un acto central de la existencia guaraní.
46
"Ser-de-cielo", hemos dicho, es lo divino, lo eterno.
100
con su saber que se va abriendo-como-flor 47,
hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina.
Habiéndose incorporado y erguido como hombre,
de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo,
con Su saber que se abre-cual-flor
conoció para sí mismo la fundamental palabra futura [...]
e hizo que formara parte de su propio ser-de-cielo [...]
Esto hizo Ñamandú, el padre verdadero, el primero" 48.

Toda la existencia guaraní era un culto místico, profundamente ra-


cional, a la "palabra": palabra como divinidad, palabra como "núcleo
inicial de la persona (ayvu o ñe'ê), como porción divina por participa-
ción" 49; "palabra-alma" como la esencia del ser humano; palabra
que se descubre en el sueño 50, que se interpreta, que se expresa en
el "canto ritual" que se festeja. La vida de un guaraní comienza cuan-
do se le impone el "nombre" -momento originario de la vida-, y en
realidad su biografía no es sino el "desarrollo" de su palabra: "aquello
que mantiene-en-pie 51 el fluir del decir" 52. La existencia humana
se "funda", se "pone-en-pie" desde la palabra eterna del "Nuestro Pa-
dre Ñamandú", expresada cuando se nace (cuando se "abre-en-flor",
cuando es creado), y que guía el "modo-de-ser" de cada guaraní: el
teko 53:

____________
47
" Abrirse-en- flor", hemos ya dicho, es el acto productor, sacar fuera de sí, es
la acción creadora.
48
Bartolomeu Meliá, El guaraní, experiencia religiosa, Biblioteca paraguaya
de Antropología, Asunción, 1991, pp. 29-30; León Codogan, Op. cit., pp.
53-57.
49
B. Meliá, Op. cit., p. 34.
50
Sentido de lo onírico que Freud supo comenzar a racionalizar.
51
"Mantenerse-en-pie" es estar fundado, apoyado, ser verdadero, como entre
los aztecas, ya lo veremos.
52
León Codogan, Ayvu Rapyta. Textos míticos de los mbya-guaraní del
Guairá, Universidad de Sao Paulo, 1959, p. 40. Véase el mismo autor Ywy-
ra ñe'ery; fluye del árbol la palabra, Centro de Estudios Antropológicos,
Asunción, 1971; B. Meliá, Die schönen Ur-Worte: die Kunst des Wortes bei
den Guaraní, Museum für Völkerkunde, Frankfurt, 1988. "La palabra, el
nombre, la oración, el canto, la invocación medicinal, la profecía, la exhor-
tación político-religiosa, todas estas formas del decirse: ñembo'e, son la for-
ma privilegiada de la religión Guaraní. El guaraní es religioso porque se
hace palabra, y en haciéndose palabra participa del ser de los Primeros Pa-
dres, Padres de las palabras-almas" (B. Meliá, El guaraní, experiencia reli-
giosa, pp. 41-42).
53
Teko significa algo así como el "ethos" griego: modo de ser y el lugar
donde se mora. Tekoha significa: el "lugar" donde se puede establecer el
modo-de-ser-guaraní: "El tekoha significa y produce al mismo tiempo rela-
ciones económicas, relaciones sociales y organización político-religiosa,
esenciales para la vida guaraní. Aunque parezca redundancia, hay que admi-
tir, con los mismos dirigentes guaranaí, que sin tekoha no hay teko" (B.
Meliá, Op. cit., p. 64).
101
"¡Oh, nuestro Primer Padre!
Fuiste tú quien por primero conociste las normas de nuestro modo-de-
ser (teko).
Fuiste tú quien por primero conociste en tí mismo lo que había de ser
la palabra fundamental,
antes de abrir y manifestar la morada terrenal (tekkoha)" 54.

La morada terrenal es el "lugar" que el guaraní "abre" 55 en la sel-


va para hacer su aldea, para efectuar la agricultura, para "vivir" hu-
manamente. Es allí donde desarrollará su "palabra", desde la "palabra
fundamental" (como el destino) misteriosamente oculta desde el ori-
gen en el Primer Padre que se "abre-en-flor", creador.

La palabra es siempre comunitaria y económica, en un sistema de


total "reciprocidad":

"La fiesta guaraní no es sólo un ceremonial, sino la metáfora concreta


de una economía de reciprocidad vivida [...] El intercambio de bienes,
sean de consumo o de uso, se rige por principios de distribución igua-
litaria, según los cuales la obligación de dar supone la obligación de
recibir, y recibir se toma a su vez obligación de dar. Por eso el inter-
cambio es de hecho un diálogo social, mediante el cual lo que más cir-
cula es el prestigio de quien sabe dar y la alegría de quien sabe recibir,
según el modelo de los Primeros Padres y Primeras Madres que ya en
los orígenes convidaban y eran convidados" 56.

La "fiesta" es el lugar de la "palabra" (inspirada en sueños, cantada


en largos relatos míticos e improvisados, danzados ritual y comu-
nitariamente con ritmo y música de gran belleza durante días) y de la

____________
54
Ibid., pp. 44-45.
55
Es el "abrir" que ilumina en Heidegger (que piensa en la Selva Negra ale-
mana; aquí estamos en la Selva Amazónico-paraguaya).
56
B. Meliá, Op. cit., pp. 45-46. Esta "reciprocidad" originaria de la comuni-
dad en el horizonte de la "palabra" y en la "economía de la reciprocidad",
fue lo que de manera intuitiva conservaron los jesuitas en las Reducciones
socialistas del Paraguay. En realidad no eran socialistas, sino un modo
económico donde los productos eran sólo "valores de uso" (sin valor de
cambio alguno), anterior a la formación de clases, ya que eran clanes aldea-
nos, y que pueden elevarse al nivel de la utopía. Marx, ciertamente, descu-
brió en este tipo de sociedades un tipo de relación humana comunitaria an-
terior a la "individualidad" moderna (capitalista), que de poder sumarse a
aquella "comunitaridad" podía ser proyectada como un horizonte utópico: la
plena individualidad en la plena comunidad (de los Grundrisse, que hemos
estudiado en detalle en nuestras obras La producción teórica de Marx, Siglo
XXI, México, 1985; Hacia el Marx desconocido, Siglo XXI, México, 1988;
El último Marx, Siglo XXI, México, 1990); un Marx de plena actualidad
después de la desaparición formal de la Unión Soviética, el 26 de diciembre
de 1991.
102

reciprocidad económica: el que comparte el banquete se obliga a invi-


tar y participar en su producción 57. Pero todo esto, por ser pueblos
que migraban por la selva -que en pocos años agotan los terrenos que
no sirven ya para nueva producción agrícola-, toda la existencia de
celebración de la "palabra" estaba tendida a llegar a la "tierra-sin-
mal":
"La expresión: yvy marane'y, que los modernos etnólogos traducen
como tierra-sin-mal, significa simplemente 'suelo intacto, que no ha
sido edificado', o ka'a marane'y 'monte donde no han sacado troncos,
ni se ha traqueado"' 58.

Es una "tierra" donde no habrá enemigos que expulsar, ni animales


dañinos que matar, ni se deberá trabajar para comer... tierra donde en
reciprocidad perfecta se deberá cantar, danzar, proferir la "palabra fun-
damental" eternamente. "La palabra en el alma del guaraní. Ayvy: pa-
labra-alma; alma-palabra. La vida y la muerte del guaraní, son la vida
de su palabra y la medida de sus realizaciones y de sus crisis está dada
por las formas que toma su palabra. La historia del guaraní es la his-
toria de su palabra, la palabra que se le impone con el nombre, la pala-
bra que se escucha, la palabra que él mismo dirá, cantará, rezará, la
palabra que en su muerte todavía es la palabra que fue: ayvukue" 59.

Extraño sería intentar expresar todo esto al conquistador del Río de


la Plata, y a los mismos generosos y profundos jesuitas que realizaron
las magníficas Reducciones del Paraguay. Aquellos "indígenas", bár-
baros... eran cultores insignes de la "Palabra" eterna, sagrada, his-
tórica, en medio de las selvas tropicales. Para conocer su "mundo" hu-
biera sido necesario conocer su "lengua" (su "palabra"), haberla "vivi-
do"... Para "dialogar" con ellos hubiera sido necesario vivir su propio
"mundo", desde su tekoha tan bella, tan profunda, tan racional, tan
ecológica, tan "desarrollada" 60, tan humana. Para establecer una
"conversación" -a lo Richard Rorty- hubiera sido necesario "des-
______________
57
Por ello, los guaraníes invitaron a los españoles a sus "fiestas" y creyeron
que con ello habían firmado con ellos un "contrato" de dar-recibir eterno.
¡Cuál no sería su sorpresa al ver que habiendo festejado y comido con ellos,
ni colaboraron en los trabajos de la producción de las próximas fiestas, ni
los invitaron a las suyas! Esos europeos eran traicioneros, habían cometido
un mal imperdonable contra el Primer Padre, eran demoníacos, perversos...
58
Ibíd., p. 77.
59
Ibíd., p. 84.
60
Desde el homo habilis, hace unos cuatro millones de años, hasta los gua-
raníes se había realizado lo esencial del "desarrollo" humano; la diferencia
con el hombre "moderno" es realmente insignificante (en cuanto a la len-
gua, el sentido ético, el aprecio a la dignidad y el sentido de la vida, etcéte-
ra).
103

cubrir" el "mundo" del Otro, establecer antes las condiciones de posi-


bilidad de ella. En ese caso la "comprensión", el "acuerdo" no sería in-
conmensurable, aunque siempre difícil. Pero, al mismo tiempo, sin di-
chas condiciones, en el eurocentrismo de los conquistadores (posición
también del moderno Ginés de Sepúlveda y compartida hoy por racio-
nalistas que pareciera que creen que es fácil el diálogo o que al menos
no han desarrollado una teoría de sus condiciones de posibilidad,
como J. Habermas), ni la "conversación" es posible (mucho menos
una argumentación en la "comunidad real de comunicación"). Histó-
ricamente, por desgracia, todo esto quedó "en-cubierto" desde los
tiempos del "des-cubrimiento" de América por los europeos. Aquel
mítico 1492 se fue proyectando diacrónicamente sobre todo el conti-
nente con un manto de olvido, de barbarización, de "modernización".

Podríamos dar cientos de ejemplos, de pueblos menos desarrollados


(como los nómadas del Sur o del Norte), o los mucho más desarrolla-
dos (de la América Nuclear). Con el de los guaraníes, sin embargo,
basta para indicar la cuestión. De las culturas de la" América Nuclear"
nos ocuparemos preferentemente de los náhuatl, como ejemplo nueva-
mente, en el desarrollo de las próximas conferencias.

Excurso sobre Europa como "Periférica" del mundo musulmán

En el siglo XV, hasta 1492, la que hoy llamamos “Europa Occiden-


tal” era un mundo periférico y secundario del mundo musulmán. Nun-
ca había sido "centro" de la historia. Europa Occidental no se extendía
más allá de Viena por el Este, ya que hasta 16811os turcos estuvieron
junto a sus muros, y de Sevilla en su otro extremo. La totalidad de sus
habitantes, de la Europa latino-germana, no superaba los cien millones
(inferior a la población del solo imperio chino en su momento). Era
una cultura aislada, que había fracasado con las Cruzadas al no poder
recuperar cierta presencia en un polo neurálgico del comercio del con-
tinente Euro-asiático: la conquista del lugar donde se situaba el Santo
Sepulcro era, en realidad, el lugar donde el comercio de las caravanas
que llegaban a Antioquía desde la China (atravesando el Turán y el
Turquestán chino) y se juntaban con las vías de navegación del Mar
Rojo y el Pérsico en la actual Palestina. Las ciudades italianas de Gé-
nova (la ciudad de Colón y de tantos descubrimientos clandestinos
desde 1474 en costas atlánticas), Venecia, Nápoles, Amalfi, necesi-
taban estas vías de comunicación para llegar al Asia tropical, a la India
de las especias. Rechazados los europeos en sus intentos por controlar
el Mediterráneo Oriental, tuvieron que permanecer aislados, peri-
féricos del mundo musulmán.
104

Los reinos musulmanes iban desde el norte del Africa -con los Al-
morávides 61 y sus florecientes ciudades de Marruecos, el Maghreb
o desde Trípoli, que se conectaban con las caravanas hacia el sur del
Sahara, y de allí con los reinos de la sabana: Malí, Ghana, etcétera-,
con la actual Libia y Egipto (posteriormente ocupado por el imperio
otomano), con el califato de Bagdad, hasta el Irán (después conquista-
do por el imperio safawi), llegando a los reinos mongoles que ocu-
parán el norte de la India -con la capital Angra, y después Delhi, y
con obras de espléndida belleza tales como el Taj Mahal-, pro-
longándose hasta el control sobre Malaca llevado a cabo por comer-
ciantes musulmanes, para alcanzar el sur de Filipinas, ya que la isla de
Mindanao será musulmana desde fines del siglo XIV.De manera que
el Dar-el-Islam (la casa de la fe) llegaba del Océano Atlántico al
Pacífico. Es verdad, que los invasores turcos habían roto la espina dor-
sal del mundo comercial árabe-musulmán, aunque ellos mismos eran
musulmanes. Los turcos, que ocuparon la península balcánica, Grecia
y Turquía, habían aislado la parte occidental de la parte oriental del
mundo musulmán pre-turco. La China había caído por ello mismo en
una profunda crisis económica. Por su parte, la Horda Dorada de los
mongoles había dominado Rusia (1240-1480). La ocupación de Cons-
tantinopla por los turcos en 1453 significaba para Europa, entonces, el
quedar sitiada y reducida a la mínima expresión.

Hablar en esta situación de una Europa comienzo, centro y fin de la


Historia Mundial -como opinaba Hegel- es haber caído en una miopía
eurocéntrica 62. Europa Occidental 63 no era el "centro", ni su his-
toria había sido nunca el "centro" de la historia. Habrá que esperar a
1492 para que su centralidad empírica constituya a las otras civili-
zaciones en su "periferia". Este hecho de la "salida" de Europa Occi-
dental de los estrechos límites dentro de los cuales el mundo mu-
sulmán la había apresado constituye, en nuestra opinión, el nacimiento
de la Modernidad. 1492 es la fecha de su nacimiento, del origen de la
"experiencia" del ego europeo de constituir a los Otros sujetos y pue-
blos como objetos, instrumentos, que se los puede usar y controlar
para sus propios fines europeizadores, civilizatorios, modernizadores.

Es esa Europa Occidental, por primera vez, la que se lanza a la con-


quista del mundo. Rusia, con Ivan II, el Grande, comenzará la expan-
sión por la taiga del norte. En 1485 Ivan III comienza el Kremlin ya

____________
61
Véase, entre otras obras, la de R. y M. Cornevin, Histoire de l'Afrique,
PUF, Paris, 1964, pp. 145 ss.
62
Véase Samir Amin, Eurocentrism, Monthly Review Press, New York, 1989.
63
Véase Apéndice 1.
105

comienzos del siglo XVII llegarán los rusos al Pacífico. Será en cam-
bio por Portugal (que en 1415 toma Ceuta en Africa) y España, que
Europa se expandirá por el Occidente y desenclaustrará a esa Europa
del sitio musulmán que había comenzado en el siglo VII d. C., desde
la muerte del Profeta Mahoma 64. Esa España, que después Europa
Occidental olvidará y despreciará -y que Hegel ya no considera Euro-
pa-, es la que comienza la Modernidad. La conquista de México, por
su parte, será la primera experiencia "fuerte" del ego europeo de con-
trol a otro imperio, al Otro como siervo, como colonizado, como do-
minado, como explotado y humillado. Todo esto podremos verlo aho-
ra "desde abajo", desde el Otro, desde el indio, desde el horizonte que
hemos abierto en esta Conferencia 6, desde el Océano Pacífico, desde
el Asia. Veamos entonces ahora, sólo ahora, cómo vivió el indio la ex-
periencia de la llegada de esos europeos marginales del mundo mu-
sulmán que iniciaban su triunfal curso hacia la "centralidad" de la His-
toria Mundial.

_____________
64
Es desde una Europa "marginal" (Rusia. España y después Inglaterra) que
Europa se expande (Véase Leopoldo Zea. Discurso desde la marginación y
la barbarie, Anthropos. Madrid. 1988).

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