Modernidad y Posmodernidad
Modernidad y Posmodernidad
Modernidad y Posmodernidad
Son más que etapas históricas: son paradigmas asociados a diferentes maneras de pensar y de vivir.
La modernidad y la posmodernidad son conceptos que utilizamos especialmente en las ciencias humanas y
sociales y que nos han servido para comprender algunas características de nuestras sociedades así como las
transformaciones por las que hemos pasado.
Con frecuencia son conceptos que se utilizan como opuestos o como una forma de explicar el paso de un
periodo histórico a otro, no obstante, la modernidad y la posmodernidad hacen referencia a elementos que
coexisten, que son muy complejos y que no pueden comprenderse por separado.
Tomando esto en consideración explicaremos a muy grandes rasgos algunas relaciones y diferencias entre la
modernidad y la posmodernidad.
Durante la modernidad el cuerpo es entendido como un objeto aislado, separado de la mente e integrado
principalmente de átomos y moléculas, con lo cual las enfermedades son entendidas como el mal funcionamiento
de estas moléculas, y su cura depende exclusivamente del médico y de los fármacos.
En la posmodernidad, el cuerpo ya no se entiende como un objeto aislado, sino en conexión con la mente y con
el contexto, con lo cual la salud no es solo la ausencia de la enfermedad sino un equilibrio que depende en gran
medida de cada individuo. La enfermedad es entonces un lenguaje del cuerpo y tiene unas finalidades
determinadas, es decir que se le atribuye un significado más positivo.
En el ámbito de la educación formal, el cambio de paradigma más representativo es que la tarea educativa ya no
está centrada en las actividades del educador, sino que se da al educando un papel más activo y se refuerza el
trabajo colaborativo.
La educación deja de promover normas rígidas y se compromete con la meta de formar personas integrales y
unidas tanto a la naturaleza como a la comunidad. Pasa de ser completamente racional a ser racional e intuitiva,
así como de la rigidez a la flexibilidad y de la jerarquía a la participación.
Esto mismo tiene repercusiones en los estilos de crianza, los padres dejan de ser autoritarios para ser más
flexibles, abiertos a la negociación y en ocasiones muy permisivos.
El terreno político está caracterizado por promover un paso del sistema autoritario e institucional hacia un
sistema consensuado y de redes no gubernamentales. Así, el poder político que anteriormente estaba
centralizado, pasa a descentralizarse, y a desarrollar ideales de cooperación social.
Surgen por ejemplo las ONGs (las Organizaciones No Gubernamentales) y se buscan nuevos valores políticos. Así
mismo, la política está marcada fuertemente por la globalización, paradigma que impulsa un pensamiento global
con acciones locales y que intenta disminuir las fronteras entre naciones. No obstante, la globalización también se
convierte en una actualización de las desigualdades promovidas por el colonialismo moderno.
5. La economía global
En relación con lo anterior, la economía pasa de ser local a ser mundial. Sin embargo, aunque en la
posmodernidad se procuran los grandes espacios económicos, las sociedades refuerzan el regionalismo y tienden
a regresar a las pequeñas formas de organización económica y política.
Hay un cambio del dominio del capital que promueve estilos de vida consumistas, a promover una calidad de
consumo responsable.
Así mismo, el trabajo deja de estar ligado solamente a la obligación y empieza a ligarse con el desarrollo
personal.
Se desvela la masculinización del sector laboral y se impulsan las responsabilidades colectivas que construyen
relaciones en equipo y no simplemente laborales. El desarrollo de la tecnología es uno de los protagonistas de los
ideales de progreso. Se trata de darle a la economía una transformación humanista que permita otros tipos de
convivencia.
Socialmente hay una exaltación de los valores ecológicos que antes eran puramente materiales. Si en la
modernidad los lazos eran más bien contractuales, en la posmodernidad se refuerza la creación de lazos
comunitarios.
Lo mismo ocurre en el terreno de las costumbres y las tradiciones, que antes eran rígidas y ahora se vuelven muy
flexibles. Se trata de integrar el pensamiento con el sentimiento, cuestión que había quedado separada durante la
modernidad.
Por otro lado, se promueven valores familiares que pasan de fomentar la familia numerosa, a insistir en el control
de la natalidad. Hay mayor flexibilidad en las parejas, que ya no se centran en entablar una relación con una
persona de por vida. Así mismo la familia tradicional se transforma, ya no está centrada en relaciones de dos, ni
únicamente entre personas heterosexuales.
Referencias bibliográficas
Zeraoui, Z. (2000). Modernidad y posmodernidad: la crisis de los paradigmas y valores. Noriega: México, D.F.
Amengual, G. (1998). Modernidad y crisis del sujeto. Caparrós: Madrid.
Roa, A. (1995). Modernidad y posmodernidad: coincidencias y diferencias fundamentales. Editorial Andrés
Bello: Santiago de Chile.