Principios de Contabilidad
Principios de Contabilidad
Principios de Contabilidad
Los términos “debe” y “haber” constituyen el fundamento de la contabilidad financiera. Para el ciudadano
de a pie, son términos relacionados con el comercio y los negocios, aunque también aparezcan en su
vida cotidiana: ¿tiene un descubierto en el banco, esto es, la cuenta está en “debe”? ¿Tiene (“haber”)
SOBREGIRO ADEUDAR
dinero en la cuenta? El empresario ha de hacer un ejercicio más complejo, puesto que estos dos
conceptos son el núcleo de la clásica contabilidad de partida doble y aquí tienen un significado más
bien formal: “haber” no significa exactamente que se “tenga” algo. Vamos a aclararlo a continuación.
Índice
1. La contabilidad de partida doble y los asientos contables
2. ¿Qué son el debe y el haber en contabilidad?
3. Saldo de una cuenta
4. El balance de sumas y saldos
La contabilidad de partida doble y los asientos contables
“Debe” y “haber” son dos conceptos que proceden de la contabilidad de partida doble, que es la
contabilidad financiera tal y como se conoce a día de hoy y que se recoge en los principios de contabilidad
generalmente aceptados. En la contabilidad de partida doble, cada operación se registra dos veces, en
el debe de una cuenta y en el haber de otra. Esta anotación doble se denomina registro o asiento
contable porque da cuenta de la entrada y salida de patrimonio de una empresa. ¿Por qué se ha de
registrar dos veces? Porque en contabilidad se considera que “no hay deudor sin acreedor, ni acreedor
sin deudor”, es decir, en una empresa, si un elemento patrimonial aumenta, es porque otro
disminuye (p. ej., compro mercancías, efectúo un pago por ellas). Es por ello que toda operación
financiera tiene un efecto doble en el patrimonio y se apunta como entrada en una cuenta contable y
como salida de otra.
Definición
La cuenta contable es el instrumento que permite identificar, clasificar y registrar un elemento o hecho
económico realizado por una empresa. Suele utilizarse la clásica representación en forma de T, porque
permite reflejar los distintos elementos de una operación financiera.
¿Qué son el debe y el haber en contabilidad?
En la actividad propia del negocio, cada día se producen transacciones que han de quedar registradas
en el libro diario y que implican al menos a dos cuentas, creando los llamados asientos contables. Los
asientos contables están formados por una anotación en el debe y otra en el haber, en función de la
cuenta de que se trate, debiendo quedar igualados en base al postulado mencionado antes (lo que por
un lado aumenta, disminuye por otro). Es el principio de equilibrio que sostiene al balance contable, de
donde se extraerá la salud financiera de la empresa.
Esta anotación “doble” es la que da nombre a la contabilidad de partida doble. Este principio de
contabilidad tiene su origen en la primera mitad del siglo XV en el contexto comercial del norte de Italia
y ha perdurado sin muchos cambios hasta nuestros días. Al respecto del origen de la terminología, una
explicación apunta que debe y haber podrían haberse derivado paulatinamente de la denominación
italiana de ambas columnas como “debe dare” (debe dar) y “debe avere” (debe tener).
¿Qué se anota en el debe y el haber?
Si bien ambos términos tienen un origen etimológico que se remonta a la Edad Media, hoy su significado
es puramente formal: el debe se escribe a la izquierda de la cuenta y el haber, a la derecha. La cuenta
se representa gráficamente como una T y anotar un valor en una u otra columna no depende solo del
tipo de transacción, sino también del tipo de cuenta.
Los ingresos y los débitos se apuntan en el debe de una cuenta, reflejando un cargo a la cuenta. Los
gastos y los créditos se anotan en el haber, reflejando un abono en la cuenta.
El debe y el haber reflejan los movimientos en cada cuenta dependiendo de si son de activo o de pasivo:
Las cuentas de activo (bienes y derechos de la empresa) incrementan su valor con anotaciones
en el debe y disminuyen su valor con anotaciones en el haber.
Al contrario, las cuentas de pasivo (obligaciones con terceros) y de patrimonio aumentan su valor
con anotaciones en el haber y disminuyen su valor con anotaciones en el debe.
Una vez sepas si la cuenta es de activo o de pasivo, sabrás si has de cargarla o abonarla en función de
si crece o disminuye.
Consejo
El Plan General de Contabilidad recoge en su quinta parte “Definiciones y relaciones contables" qué
grupos incluye cada cuenta y cuándo se carga o se abona.
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Cargar y abonar las cuentas contables
Las cuentas contables representan procesos económicos y permiten medir cómo aumenta o disminuye
el patrimonio de la empresa. Para distinguir ambos hechos, las cuentas se dividen en dos partes, como
explicamos arriba, la del debe en la parte izquierda y la del haber en la derecha. Una cuenta puede
incrementar o reducir su saldo según la operación. Se dice que se carga una cuenta cuando se registra
una operación en el debe y que se abona cuando se registra en el haber.
Nota
Otra forma de entender el debe y el haber: en el debe se registran el aumento de las inversiones y la
reducción de las finanzas y, en el haber, las reducciones de las inversiones y el aumento de la
financiación.
Una cuenta se carga cuando aumenta el activo y cuando disminuye el pasivo y el capital. Se abona
cuando disminuye el activo y aumenta el pasivo y el capital.
Veamos un ejemplo sencillo:
Partiendo de un importe en metálico en caja de 2000 €, una tienda efectúa un pago de 500 € a
proveedores y después un cobro de 750 € de clientes. Esta operación afecta a dos cuentas (pagos a
proveedores y cobros de clientes) y la suma de los importes de las cuentas cargadas ha de coincidir
con la suma de los importes de las cuentas abonadas en el libro mayor. Esto sirve para equilibrar el
balance y comprobar que los asientos son correctos.
En el libro diario anotaremos ambas operaciones así:
Debe Haber
Debe Haber
Debe Haber
2000 € 500 €
750 € Total: 500 €
Total: 2750 €
Saldo deudor:
2250 €
Para saber qué saldo tenemos en la cuenta de Caja solo hay que restar el total en el haber al total en
el debe. Como vemos en la tabla, la cuenta de Caja tiene un saldo deudor de 2250 €: esto es lo que hay
de efectivo en caja para hacer frente a otros pagos.
Consejo
Conoce a fondo las cuentas creedoras y deudoras en nuestra guía.
Saldo de una cuenta
En contabilidad, el saldo es la diferencia entre el debe y el haber y puede ser de tres tipos:
Deudor, cuando el importe en el debe es mayor que en el haber.
Acreedor, cuando el importe del haber es mayor que en el debe.
Cero, cuando ambas sumas son iguales. Se dice entonces que la cuenta está “saldada” o cerrada.
Por definición, las cuentas de activos, que representan bienes y derechos, han de tener saldo deudor.
No se pueden tener cantidades negativas de bienes y derechos. Si, por ejemplo, tenemos un saldo
acreedor en la cuenta de activo de Bancos, será porque hay un descubierto bancario (hemos pagado
más con esta cuenta de lo que hemos ingresado). La diferencia se obtiene restando el haber al debe.
La lógica de las cuentas de pasivo es exactamente la contraria. Lo normal es que los importes en el
haber sean superiores al debe porque las cuentas de pasivo aumentan en el haber, es decir, que la
cuenta ha de tener saldo acreedor. La diferencia se obtiene restando el debe al haber.
El balance de sumas y saldos
El balance de sumas y saldos o de comprobación se realiza antes de cerrar el ejercicio para que los
saldos reflejen la realidad (si no, reflejarían cero) y se utiliza para confirmar que las operaciones se han
registrado correctamente. En él se reflejan los saldos de todas las cuentas utilizadas durante el
ejercicio, de modo que también refleja si las cuentas se han saldado bien en el libro diario.
Si en el libro mayor tenemos la siguiente cuenta:
Mayor 600 Compras de mercaderías
Debe Haber
3000 € 800 €
Para reflejar que la contabilidad del ejercicio está cuadrada, las sumas totales del debe y el haber y de
los saldos han de dar como resultado el mismo importe.