La Rebeldía Primitiva de Los Hambrientos
La Rebeldía Primitiva de Los Hambrientos
La Rebeldía Primitiva de Los Hambrientos
82 MARZO-ABRIL 1986
Una rebeldía inédita permea las sociedades que el capitalismo retrasado latinoa
mericano ha modelado durante las últimas décadas. Es la expresión de un conflicto
social de nuevo tipo, donde los protagonistas ya no son sólo los trabajadores fabri
les sino los marginados, y su escenario ya no es sólo la industria sino la calle y la
población.
Ese conflicto social que los analistas han comparado con la "rebeldía primitiva" son
los brotes espontáneos de cólera de quienes sufren una pobreza de nuevo tipo, una
pobreza que las sociedades latinoamericanas que supieron de la industrialización
sustitutiva, del llamado "Estado benefactor" y de la reforma agraria, no alcanzaron
a conocer. Una pobreza donde quienes la sufren, viven la utopía cotidiana de co
mer al menos una vez al día.
1
Briones, A. y Caputo, C.: "Hacia una nueva modalidad de acumulación dependiente en América
Latina (Reflexiones en torno al caso chileno)", en Revista de Investigación Económica , UNAM, N°
14, México 1977, pp. 17-47.
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La cronología sobre los efectos sociales que provoca el hambre en la región llenaría
centenares de páginas. Un día cualquiera es Sao Paulo (ciudad con 900.000 desem
pleados), donde en sólo 48 horas se producen 16 saqueos a supermercados2. Otro
día nos informamos que en Haití, masas enardecidas protagonizan "motines de
hambre" saqueando almacenes que operan con capitales trasnacionales. También
en sectores campesinos sucede lo mismo, como los 3.000 que saquean un depósito
de comestibles en Cabole do Rocha, o 500 que invaden Belo Cruz en busca de ali
mentos3. Cualquier día, en cualquier ciudad, hechos como los que testimonia esta
muestra tomada al azar hacen su aparición y sólo una represión que concibe a
quienes la sufren como "enemigos de una guerra interna" puede contener.
4
Compromiso que, como dice Cardoso, tendía a sustituir el conflicto abierto ocultando las formas de
explotación y de participación restringida. Cardoso, F.: "La ciudad y la política". Estudios Sociales
Latinoamericanos , N° 4.
5
La agricultura que durante los primeros 4 años de la década del 40 cubría 15% del PCB y el año
1940 otorgaba empleo al 37% de los ocupados, el año 1967 cubrirá sólo el 10% del producto y será
fuente de empleo de sólo el 25% de los ocupados. Aranda, S. y Martínez, A.: "Estructura económica
- Algunas características fundamentales" en Chile Hoy, Siglo XX, Santiago 1971. pp. 55-170.
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La clase obrera, que había surgido a fines del siglo, se ganó en la década del 30 un
espacio político que significaba su integración al sistema como estrato subordina
do. La industrialización generó para ellos empleo y salario (con las restricciones
propias del capitalismo). Se garantizaba con ello la viabilidad política del desarro
llo industrial (basado en la sustitución de importaciones) y de paso se garantizaba
también el mercado interno para la industria emergente.
6
Hacia la Región Metropolitana (donde se concentra sobre el 50% de la producción fabril) ingresa el
50,3% de los migrantes del país entre 1952 y 1970. Ellos provienen principalmente de la V, VI, VIL
VIII, IX y X regiones, de las cuales sólo la V y la VIII no tienen en la agricultura la actividad econó
mica preponderante y su principal fuente generadora de empleo. Ver al respecto Bastías, A. y Gá
vez, R.: "Chile 1973-1979. Estrategia políticoeconómica, empleo y migraciones" VECTOR-PISPAL,
Santiago, 1983.
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El marco político que se ha bosquejado determinó que la relación de los pobres ur
banos con el Estado fuera contradictoria y compleja. Por una parte observamos un
tipo de relación que podemos denominar como "conflictivo" sobre todo con el go
bierno interior del Estado que asume la represión de las luchas reivindicativas,
acompañadas de acciones de fuerza que ejecutan estos sectores. Por otro lado, ob
servamos un tipo de acción que podemos denominar "técnico-burocrático", con mi
nisterios o instituciones de la administración pública, encargada de implementar
políticas sociales. La instancia mediadora, en ambas perspectivas, pero sobre todo
de la del conflicto, fueron tradicionalmente los partidos políticos.
En síntesis, lo que queremos resaltar en esta mirada histórica es, por una parte, que
el conflicto urbano que tuvo a los pobladores como sus protagonistas, tiene tanto al
interior del llamado "Estado de compromiso" como fuera de él, canales de institu
cionalización. Por otro lado, hay que destacar también el rol que juega el propio Es
tado en la generación de este sector social, lo que determina que la relaciones de
dominación, y por lo tanto las de dirección, se expresen mucho mas por la sociedad
política. Esto implica que su constitución como movimiento, aún cuando no tiene
la perspectiva de poder, esté determinada fundamentalmente por el Estado, en su
papel de "encargado" de la reproducción de mano de obra urbana.
Doble ruptura
las presiones de una demanda por trabajo de dimensiones anormales. El capital en
tonces no tuvo problemas para deteriorar las condiciones laborales y rebajar los sa
larios (por debajo del límite de subsistencia en muchos casos), en tanto que los tra
bajadores, con una organización sindical mutilada por una cesantía sobredimensio
nada y el miedo al despido de los activos, se vieron impedidos de hacer uso de su
libertad como propietarios de la fuerza de trabajo.
Con el pretendido traslado del polo de desarrollo de la industria hacia las activida
des que poseen ventajas comparativas para la exportación, la fábrica deja de ser la
principal fuente de creación de ocupación para convertirse en un espacio de des
trucción de empleo urbano. El censo industrial levantado el año 1979 registra una
disminución de la ocupación en el sector de 17.104 personas en relación a los regis
tros que acusa el censo de 1969.
Por su parte, las empresas capitalistas modernas que conforman los sectores de
punta del modelo, demuestran una limitada capacidad de absorción de mano de
obra, y cuando esta necesidad se manifiesta, la contratación adopta características
especiales, siendo las más importantes el predominio del trabajo temporal. Ello
hace que la relación del trabajador con la empresa capitalista en expansión sea
inestable de manera permanente, con sus secuelas de cesantía intermitente, sueldos
deprimidos, condiciones de trabajo deterioradas e inseguridad laboral.
Diversos estudios que han examinado el mercado de trabajo que generan las em
presas de punta de la economía, comprueban cómo, junto con liderar el proceso de
expansión capitalista, han sido capaces de incorporar características del empleo in
formal en su relación con el factor trabajo 7.
7
En Rivera, R. y Cruz, M. E.: "Pobladores rurales", GIA. 1984, se examina este fenómeno no en los
mercados de trabajo que generan las empresas frutícolas, agroindustriales y ganaderas, identificán
dolo como una de las tendencias que caracterizan la evolución reciente del capitalismo agrario en
Chile. En Bastías, A. "Convenio colectivo y relación capital-trabajo en El Cobre", Mimeo, Rancagua
1985, se entregan antecedentes sobre la dimensión que ha alcanzado el fenómeno en el cobre, el cual
adopto la forma de entrega de faenas a contratistas.
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Es la cruenta realidad social que las encuestas y censos han traducido al frío len
guaje de las estadísticas. Una de estas encuestas, levantada en 1981 a los miembros
de los comités de pobladores de tres zonas de Santiago 9, certifica que el 59% de los
jefes de familia interrogados están desempleados; sólo el 39, 4% de las casas donde
habitan estos pobladores poseen agua potable dentro de la vivienda, en tanto que
el 51,9% no poseen deposición de escretas; el 22% de las familias encuestadas viven
en condiciones de promiscuidad. De las 3.265 familias encuestadas que habitaban
en el Campamento Monseñor Fresno en 1983, el 49,3% de sus jefes de hogar decla
raban estar cesantes y del 50,7% restante que permanecen ocupados la mitad posee
sólo un trabajo inestable, el 73,2% de las personas que componen este grupo pobla
8
Schkolnik, M.: "Informe sobre la situación económica de los trabajadores", AMC, Estudios Econó
micos N° 5, Santiago 1981.
9
TIJERAL "Encuesta a Comités de Pobladores", Mimeo, Santiago 1983.
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cional no posee previsión social10. El 40,2% de las 4.720 familias que viven en el
Campamento Raúl Silva Henríquez el mismo año, perciben un ingreso familiar
mensual inferior a los 50 dólares11. De las 7.985 familias que protagonizan las "to
mas de terreno" del Area Sur de Santiago, el 87,3% vivían en calidad de
"allegados", una tercera parte de ellas permanecía en tal condición por más de 3
años12.
Entre los nuevos mecanismos alternativos de integración social, hay que destacar
los esfuerzos hechos por ellos mismo para enfrentar el problema de la subsistencia
y acceder a la satisfacción de necesidades básicas a un nivel precario. Este fenóme
no denominado "economía popular de subsistencia" busca, a través de la organiza
ción familiar o de pequeños grupos asociados (Organizaciones Económicas Popu
lares, OEP), producir bienes o servicios, insertarse en el mercado y participar en
esta forma en los flujos y donaciones solidarias. Es un esfuerzo por superar, a un
nivel muy precario, el aislamiento y la marginación mediante la fuerza de cada uno
potenciada por la acción organizada del grupo. Un documento elaborado por una
institución que ha promovido su constitución13 constataba la existencia, en noviem
bre de 1982, de 494 OEP en operaciones en la ciudad de Santiago.
Este quizás sea uno de los fenómenos sociales relativamente nuevos más interesan
tes manifestado durante los últimos años en Chile, provocado precisamente por el
proceso de marginación social inducido por un subdesarrollo capitalista, suminis
trado desde un Estado que desprecia las políticas redistributivas y de beneficio so
cial.
10
Colegio de Asistentes Sociales: "Censo campamentos Cardenal Raúl Silva Henríquez, Monseñor
Juan Francisco Fresno", Mimeo, Santiago 1983.
11
Idem.
12
Idem.
13
Razeto, L.: "Las Organizaciones Económicas Populares en la nueva coyuntura económica". PET,
Santiago 1984.
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No obstante la fecundidad del ingenio popular para diseñar las más inimaginables
estrategias de supervivencia basadas en la solidaridad social o familiar, no obstante
la institucionalización de la beneficencia pública y la eficacia de quienes la explotan
por traducirla en servicios esenciales; ambos mecanismos se manifiestan insuficien
tes para reemplazar el efecto de las tradicionales políticas públicas de redistribu
ción y beneficio social. Las conductas de desadaptación se manifiestan, por ello,
como un testimonio transparente de ruptura social.
El Mercurio , en diciembre de 1979, informa que durante ese año 25.943 menores
de 15 años eran detenidos por drogadictos. De ellos, 3.413 agregaban a esta causa
la vagancia y la prostitución. Citando cifras del Servicio de Investigaciones, el re
portaje certifica que 23.134 niños entran ese año al mundo del delito, la mayoría
drogadictos, y 2.600 menores son detenidos por tráfico de drogas. Alarmado por
esta realidad, el sacerdote A. Soiza14 denunciaba cuales son las determinaciones so
ciales presentes en el fenómeno de la drogadicción: desintegración familiar, ausen
tismo escolar, abandono de hogar, vagancia, prostitución juvenil, alcoholismo.
14
Revista Mensaje , N° 307, mayo-abril 1982, Santiago-Chile.
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El caso de "los colgados" masivos a las redes de energía eléctrica y agua potable,
constituye otra forma de expropiación social para la subsistencia masificada duran
te los últimos años. Una encuesta hecha en la Comuna de San Miguel (donde pre
dominan sectores de ingresos medios-bajos) revela que el 28% de las casa-habita
ciones de la comuna durante el segundo semestre de 1983, tiene deudas con la em
15
Terrazas, F.: "Irregularidad en el comercio sexual de menores de 15 años", TIJERAL, Mimeo, San
tiago 1983.
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presa que otorga el servicio de luz eléctrica, un tercio de las cuales arrastran tal si
tuación por más de 12 meses.
16
P. 13.
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Los antecedentes que por ahora poseemos, parte de los cuales hemos expuestos en
estas notas, nos permiten concluir que este sector social que hemos caracterizado
aquí como pobladores (o pobres urbanos), durante los últimos años ha robustecido
su rol de actor político con "personalidad" propia, principalmente en lo que dice re
lación con su particular forma de " hacer política". De ahí la necesidad de profundi
zar en su estudio en orden a indagar las interrogantes que su presencia plantea en
relación a fenómenos como su inserción en la estructura de clases, perspectivas de
desarrollo como poder de organización y agente de cambio, y sobre todo, las alter
17
P. 15.
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Referencias
*Briones, A.; Caputo, C., REVISTA DE INVESTIGACION ECONOMICA. 14. p17-47 - México,
UNAM. 1977; Hacia una nueva modalidad de acumulación dependiente en América Latina
(Reflexiones en torno al caso chileno).
*Cardoso, F., ESTUDIOS SOCIALES LATINOAMERICANOS. 4 - Santiago, Chile, Siglo XX. 1971;
Estructura económica - Algunas características fundamentales.
*Aranda, S.; Martínez, A., CHILE HOY. p55-170 - Santiago, Chile, VECTOR-PISPAL. 1983; Informe
sobre la situación económica de los trabajadores.
*Bastías, A.; Gávez, R., CHILE 1973-1979. ESTRATEGIA POLITICOECONOMICA, EMPLEO Y MI
GRACIONES. - GIA. 1984;
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 82 Marzo-
Abril de 1986, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.