Lectura 4 Modulo 4
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agroecosistemas
Los agroecosistemas reciben aportes del hombre para lograr un equilibrio y mantener una
producción interesante. Estos aportes pueden ser:
Siembra.
Prácticas de arado.
Cosecha.
Transporte de grano.
Aplicación de fertilizantes.
Plaguicidas.
Mano de obra.
Suministro de medicamentos y alimentos balanceados.
Sistemas de riego.
Invernáculo.
Fertilizantes.
En el caso pampeano, por ejemplo, los pastizales producen menos cantidad de kilogramos
de biomasa por hectárea, pero son más estables (en términos ecosistémicos) y necesitan
poco subsidio energético para continuar su producción porque se autorregulan. En cambio,
en el caso de un monocultivo (solo maíz, sorgo o soja) se producen más kilogramos de
biomasa por hectárea, pero son más inestables y tienen mayores gastos de energía dado que
requieren de fertilización y de labranza.
Si vemos el caso del ejemplo, un engorde a corral necesita mayor inversión en todo sentido
debido al suministro de importantes cantidades de granos para poder sostener al ganado.
Estos son algunos casos a tener en cuenta para concluir que un agroecosistema que no
produce sustentablemente y eficientemente todos sus recursos, pierde muchos de ellos
durante la cadena de producción porque no pueden ser aprovechados. Esto implica grandes
pérdidas de energía.
En estos últimos años los avances tecnológicos a nivel biológico, químico y desarrollo de
maquinarias han generado cambios con resultados favorables para la sustentabilidad del
agroecosistema, aunque también otros con efectos negativos.
Biotecnología
La biotecnología es un conjunto de técnicas que utiliza células vivas, cultivo de tejidos o
moléculas derivadas de un organismo para obtener o modificar un producto, mejorar una
planta o un animal o desarrollar un microorganismo para utilizarlo con un propósito
específico.
Principales aportes:
Mejoramiento genético.
Eficiencia en el uso de recursos naturales disponibles.
Mayor tolerancia a las adversidades.
Establecimiento rápido tras la siembra.
Cortos periodos vegetativos y reproductivos.
Eficacia en la asimilación de nutrientes.
Adaptación a condiciones ambientales.
Resistencia a enfermedades y plagas.
Defensa del medio ambiente: se reducen los daños provocados al ecosistema al
aminorar el uso de agroquímicos.
Utilización de plantas sin valor agronómico como tapiz durante el período de no
cultivo: esto permite ahorrar agua y descontaminar el suelo.