Poemas Literatura

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‭ARTE POÉTICA‬ ‭EL CENTINELA‬

‭Mirar el río hecho de tiempo y agua‬ ‭Entra la luz y me recuerdo; ahí está.‬
‭ recordar que el tiempo es otro río,‬
y
‭ mpieza por decirme su nombre, que es (ya se entiende) el mío.‬
E
‭saber que nos perdemos como el río‬
‭Vuelvo a la esclavitud que ha durado más de siete veces diez años.‬
‭y que los rostros pasan como el agua.‬
‭Me impone su memoria.‬
‭Sentir que la vigilia es otro sueño‬ ‭Me impone las miserias de cada día, la condición humana.‬
‭ ue sueña no soñar y que la muerte‬
q ‭Soy su viejo enfermero; me obliga a que le lave los pies.‬
‭que teme nuestra carne es esa muerte‬ ‭Me acecha en los espejos, en la caoba, en los cristales de las tiendas‬
‭de cada noche, que se llama sueño.‬ ‭Una u otra mujer lo ha rechazado y debo compartir su congoja.‬
‭Me dicta ahora este poema, que no me gusta.‬
‭Ver en el día o en el año un símbolo‬
‭Me exige el nebuloso aprendizaje del terco anglosajón.‬
‭de los días del hombre y de sus años,‬
‭Me ha convertido al culto idolátrico de militares muertos, con los que acaso no‬
‭convertir el ultraje de los años‬
‭en una música, un rumor y un símbolo,‬ ‭podría cambiar una sola palabra.‬
‭En el último tramo de la escalera siento que está a mi lado.‬
‭ver en la muerte el sueño, en el ocaso‬ ‭Está en mis pasos, en mi voz.‬
‭un triste oro, tal es la poesía‬ ‭Minuciosamente lo odio.‬
‭que es inmortal y pobre. La poesía‬ ‭Advierto con fruición que casi no ve.‬
‭vuelve como la aurora y el ocaso.‬ ‭Estoy en una celda circular y el infinito muro se estrecha.‬
‭Ninguno de los dos engaña al otro, pero los dos mentimos.‬
‭A veces en las tardes una cara‬
‭Nos conocemos demasiado, inseparable hermano.‬
‭nos mira desde el fondo de un espejo;‬
‭el arte debe ser como ese espejo‬ ‭Bebes el agua de mi copa y devoras mi pan.‬
‭que nos revela nuestra propia cara.‬ ‭La puerta del suicida está abierta, pero los teólogos afirman que en la sombra‬
‭ulterior del otro reino estaré yo, esperándome.‬
‭Cuentan que Ulises, harto de prodigios,‬
‭lloró de amor al divisar su Itaca‬
‭verde y humilde. El arte es esa Itaca‬
‭de verde eternidad, no de prodigios.‬

‭También es como el río interminable‬


‭que pasa y queda y es cristal de un mismo‬
‭Heráclito inconstante, que es el mismo‬
‭y es otro, como el río interminable.‬
‭el laberinto múltiple de pasos‬
‭ OEMA CONJETURAL‬
P ‭que mis días tejieron desde un día‬
‭ l doctor Francisco Laprida, asesinado el día 23 de septiembre de 1829‬
E
‭de la niñez. Al fin he descubierto‬
‭por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:‬
‭la recóndita clave de mis años,‬

‭Zumban las balas en la tarde última.‬ ‭la suerte de Francisco de Laprida,‬

‭Hay viento y hay cenizas en el viento,‬ ‭la letra que faltaba, la perfecta‬

‭se dispersan el día y la batalla‬ ‭forma que supo Dios desde el principio.‬

‭deforme, y la victoria es de los otros.‬ ‭En el espejo de esta noche alcanzo‬

‭Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.‬ ‭mi insospechado rostro eterno. El círculo‬

‭Yo, que estudié las leyes y los cánones,‬ ‭se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.‬

‭yo, Francisco Narciso de Laprida,‬


‭Pisan mis pies la sombra de las lanzas‬
‭cuya voz declaró la independencia‬
‭que me buscan. Las befas de mi muerte,‬
‭de estas crueles provincias, derrotado,‬
‭los jinetes, las crines, los caballos,‬
‭de sangre y de sudor manchado el rostro,‬
‭se ciernen sobre mí… Ya el primer golpe,‬
‭sin esperanza ni temor, perdido,‬
‭ya el duro hierro que me raja el pecho,‬
‭huyo hacia el Sur por arrabales últimos.‬
‭el íntimo cuchillo en la garganta.‬

‭Como aquel capitán del Purgatorio‬


‭RELIGIO MEDICI‬
‭que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,‬
‭fue cegado y tumbado por la muerte‬
‭donde un oscuro río pierde el nombre,‬ ‭Defiéndeme, Señor. (El vocativo‬
‭no implica a Nadie. Es sólo una palabra‬
‭así habré de caer. Hoy es el término.‬
‭de este ejercicio que el desgano labra‬
‭La noche lateral de los pantanos‬ ‭y que en la tarde del temor escribo).‬
‭me asecha y me demora. Oigo los cascos‬ ‭Defiéndeme de mí. Ya lo dijeron‬
‭Montaigne y Browne y un español que ignoro;‬
‭de mi caliente muerte que me busca‬
‭algo me queda aún de todo ese oro‬
‭con jinetes, con belfos y con lanzas.‬ ‭que mis ojos de sombra recogieron.‬
‭Defiéndeme, Señor, del impaciente‬
‭Yo que anhelé ser otro, ser un hombre‬ ‭apetito de ser mármol y olvido;‬
‭defiéndeme de ser el que ya he sido,‬
‭de sentencias, de libros, de dictámenes,‬
‭el que ya he sido irreparablemente.‬
‭a cielo abierto yaceré entre ciénagas;‬ ‭No de la espada o de la roja lanza‬
‭pero me endiosa el pecho inexplicable‬ ‭defiéndeme, sino de la esperanza.‬
‭un júbilo secreto. Al fin me encuentro‬
‭con mi destino sudamericano.‬
‭A esta ruinosa tarde me llevaba‬
‭ALEXANDER SELKIRK‬

‭LO PERDIDO‬
‭Sueño que el mar, el mar aquel, me encierra‬

‭y del sueño me salvan las campanas‬


‭¿Dónde estará mi vida, la que pudo‬
‭de Dios, que santifican las mañanas‬
‭haber sido y no fue, la venturosa‬
‭de estos íntimos campos de Inglaterra.‬
‭o la de triste horror, esa otra cosa‬
‭Cinco años padecí mirando eternas‬
‭que pudo ser la espada o el escudo‬
‭cosas de soledad y de infinito,‬

‭que ahora son esa historia que repito,‬


‭y que no fue? ¿Dónde estará el perdido‬
‭ya como una obsesión, en las tabernas.‬
‭antepasado persa o el noruego,‬
‭Dios me ha devuelto al mundo de los hombres,‬
‭dónde el azar de no quedarme ciego,‬
‭a espejos, puertas, números y nombres,‬
‭dónde el ancla y el mar, dónde el olvido‬
‭y ya no soy aquel que eternamente‬

‭miraba el mar y su profunda estepa‬


‭de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura‬
‭¿y cómo haré para que ese otro sepa‬
‭noche que al rudo labrador confía‬
‭que estoy aquí, salvado, entre mi gente?‬
‭el iletrado y laborioso día,‬

‭según lo quiere la literatura?‬

‭Pienso también en esa compañera‬

‭que me esperaba, y que tal vez me espera.‬


‭AL COYOTE‬ ‭EVERNESS‬

‭Durante siglos la infinita arena‬ ‭Sólo una cosa no hay. Es el olvido.‬

‭de los muchos desiertos ha sufrido‬ ‭Dios, que salva el metal, salva la escoria‬

‭tus pasos numerosos y tu aullido‬ ‭y cifra en Su profética memoria‬

‭de gris chacal o de insaciada hiena.‬ ‭las lunas que serán y las que han sido.‬

‭¿Durante siglos? Miento. Esa furtiva‬

‭substancia, el tiempo, no te alcanza, lobo;‬ ‭Ya todo está. Los miles de reflejos‬

‭tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo,‬ ‭que entre los dos crepúsculos del día‬

‭nuestra, la torpe vida sucesiva.‬ ‭tu rostro fue dejando en los espejos‬

‭Fuiste un ladrido casi imaginario‬ ‭y los que irá dejando todavía.‬

‭en el confín de arena de Arizona‬

‭donde todo es confín, donde se encona‬ ‭Y todo es una parte del diverso‬

‭tu perdido ladrido solitario.‬ ‭cristal de esa memoria, el universo;‬

‭Símbolo de una noche que fue mía,‬ ‭no tienen fin sus arduos corredores‬

‭Sea tu vago espejo esta elegía.‬

‭y las puertas se cierran a tu paso;‬

‭sólo del otro lado del ocaso‬

‭verás los Arquetipos y Esplendores.‬


‭HERÁCLITO‬ ‭SON LOS RÍOS‬

‭ omos el río que invocaste, Heráclito.‬


S ‭Somos el tiempo. Somos la famosa‬
‭Somos el tiempo. Su intangible curso‬ ‭parábola de Heráclito el Oscuro.‬
‭acarrea leones y montañas,‬ ‭Somos el agua, no el diamante duro,‬
‭llorado amor, ceniza del deleite,‬ ‭la que se pierde, no la que reposa.‬
‭insidiosa esperanza interminable,‬
‭vastos nombres de imperios que son polvo,‬ ‭Somos el río y somos aquel griego‬
‭hexámetros del griego y del romano,‬ ‭que se mira en el río. Su reflejo‬
‭lóbrego un mar bajo el poder del alba,‬ ‭cambia en el agua del cambiante espejo,‬
‭el sueño, ese pregusto de la muerte,‬ ‭en el cristal que cambia como el fuego.‬
‭las armas y el guerrero, monumentos,‬
‭las dos caras de Jano que se ignoran,‬ ‭Somos el vano río prefijado,‬
‭los laberintos de marfil que urden‬ ‭rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado.‬
‭las piezas de ajedrez en el tablero,‬ ‭Todo nos dijo adiós, todo se aleja.‬
‭la roja mano de Macbeth que puede‬
‭ensangrentar los mares, la secreta‬ ‭La memoria no acuña su moneda.‬
‭labor de los relojes en la sombra,‬ ‭ sin embargo hay algo que se queda‬
Y
‭un incesante espejo que se mira‬ ‭y sin embargo hay algo que se queja.‬
‭en otro espejo y nadie para verlos,‬
‭láminas en acero, letra gótica,‬ ‭NUBES I‬
‭una barra de azufre en un armario,‬
‭pesadas campanadas del insomnio,‬ ‭No habrá una sola cosa que no sea‬
‭auroras, ponientes y crepúsculos,‬ ‭una nube. Lo son las catedrales‬
‭ecos, resaca, arena, liquen, sueños.‬ ‭de vasta piedra y bíblicos cristales‬
‭Otra cosa no soy que esas imágenes‬ ‭que el tiempo allanará. Lo es la‬‭Odisea‬‭,‬
‭que baraja el azar y nombra el tedio.‬ ‭que cambia como el mar. Algo hay distinto‬
‭Con ellas, aunque ciego y quebrantado,‬ ‭cada vez que la abrimos. El reflejo‬
‭he de labrar el verso incorruptible‬ ‭de tu cara ya es otro en el espejo‬
‭y (es mi deber) salvarme.‬ ‭y el día es un dudoso laberinto.‬
‭Somos los que se van. La numerosa‬
‭nube que se deshace en el poniente‬
‭es nuestra imagen. Incesantemente‬
‭la rosa se convierte en otra rosa.‬
‭Eres nube, eres mar, eres olvido.‬
‭Eres también aquello que has perdido.‬
‭EL PUÑAL‬ ‭REMORDIMIENTO‬

‭En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis‬ ‭He cometido el peor de los pecados‬
‭Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo‬ ‭que un hombre puede cometer. No he sido‬
‭tuvo alguna vez en la mano.‬ ‭feliz. Que los glaciares del olvido‬
‭me arrastren y me pierdan, despiadados.‬
‭Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo‬
‭buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja‬ ‭Mis padres me engendraron para el juego‬
‭obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.‬ ‭arriesgado y hermoso de la vida,‬
‭para la tierra, el agua, el aire, el fuego.‬
‭Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los‬ ‭Los defraudé. No fui feliz. Cumplida‬
‭ ombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo‬
h
‭eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que‬ ‭no fue su joven voluntad. Mi mente‬
‭mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.‬ ‭se aplicó a las simétricas porfías‬
‭del arte, que entreteje naderías.‬
‭En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el‬
‭ uñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el‬
p ‭Me legaron valor. No fui valiente.‬
‭metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo‬ ‭ o me abandona. Siempre está a mi lado‬
N
‭crearon los hombres.‬ ‭La sombra de haber sido un desdichado.‬

‭A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente soberbia, y‬ ‭AUSENCIA‬
‭los años pasan, inútiles.‬ ‭Habré de levantar la vasta vida‬
‭que aún ahora es tu espejo:‬
‭LA PANTERA‬ ‭cada mañana habré de reconstruirla.‬
‭Tras los fuertes barrotes la pantera‬ ‭Desde que te alejaste,‬
‭repetirá el monótono camino‬ ‭cuántos lugares se han tornado vanos‬
‭que es (pero no lo sabe) su destino‬ ‭y sin sentido, iguales‬
‭de negra joya, aciaga y prisionera.‬ ‭a luces en el día.‬
‭Son miles las que pasan y son miles‬ ‭Tardes que fueron nicho de tu imagen,‬
‭las que vuelven, pero es una y eterna‬ ‭músicas en que siempre me aguardabas,‬
‭la pantera fatal que en su caverna‬ ‭palabras de aquel tiempo,‬
‭traza la recta que un eterno Aquiles‬ ‭yo tendré que quebrarlas con mis manos.‬
‭traza en el sueño que ha soñado el griego.‬ ‭¿En qué hondonada esconderé mi alma‬
‭No sabe que hay praderas y montañas‬ ‭para que no vea tu ausencia‬
‭de ciervos cuyas trémulas entrañas‬ ‭que como un sol terrible, sin ocaso,‬
‭deleitarían su apetito ciego.‬ ‭brilla definitiva y despiadada?‬
‭En vano es vario el orbe. La jornada‬ ‭Tu ausencia me rodea‬
‭que cumple cada cual ya fue fijada.‬ ‭como la cuerda a la garganta,‬
‭el mar al que se hunde.‬
‭1964‬
‭ L AMENAZADO‬
E
‭Es el amor. Tendré que cultarme o que huir.‬ ‭I‬
‭Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.‬ ‭Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.‬
‭La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.‬ ‭Ya no compartirás la clara luna‬
‭¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,‬ ‭ni los lentos jardines. Ya no hay una‬
‭la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para‬ ‭luna que no sea espejo del pasado,‬
‭cantar sus mares y sus espadas,‬
‭la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,‬ ‭cristal de soledad, sol de agonías.‬
‭los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche‬ ‭ diós las mutuas manos y las sienes‬
A
‭intemporal, el sabor del sueño?‬ ‭que acercaba el amor. Hoy sólo tienes‬
‭Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.‬ ‭la fiel memoria y los desiertos días.‬
‭Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se‬
‭levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero‬ ‭ adie pierde (repites vanamente)‬
N
‭la sombra no ha traído la paz.‬ ‭sino lo que no tiene y no ha tenido‬
‭Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el‬ ‭nunca, pero no basta ser valiente‬
‭horror de vivir en lo sucesivo.‬
‭Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.‬ ‭para aprender el arte del olvido.‬
‭Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.‬ ‭Un símbolo, una rosa, te desgarra‬
‭Ya los ejércitos me cercan, las hordas.‬ ‭y te puede matar una guitarra.‬
‭(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)‬
‭El nombre de una mujer me delata.‬ ‭II‬
‭Me duele una mujer en todo el cuerpo.‬ ‭ a no seré feliz. Tal vez no importa.‬
Y
‭Hay tantas otras cosas en el mundo;‬
‭un instante cualquiera es más profundo‬
‭y diverso que el mar. La vida es corta‬

‭y aunque las horas son tan largas, una‬


‭oscura maravilla nos acecha,‬
‭la muerte, ese otro mar, esa otra flecha‬
‭que nos libra del sol y de la luna‬

‭y del amor. La dicha que me diste‬


‭y me quitaste debe ser borrada;‬
‭lo que era todo tiene que ser nada.‬

‭Sólo que me queda el goce de estar triste,‬


‭esa vana costumbre que me inclina‬
‭al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.‬

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