Bable Que de No Haber Estado Al Borde de La Ruina Hubiera

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24 Nicolas de Pe no bable que “de no haber estado al borde de fa ruing hubj tenido la voluntad y Ia capacidad politica de implemen estas reformas””’. Pero, el propio Manmohan Singh alertab, en su trascendental discurso del 24 de julio, de que lee “grandes y persistentes desequilibrios macroeconémicos, i baja productividad de la inversién [...] el aumento insoste. nible del gasto piblico [y] de subsidios con un impacto so. cial y econdmico cuestionable [habian dejado al Pais) al borde del precipicio desde diciembre de 1990 y mas desde abril de 1991 [por lo que] la crisis es aguda y profunda. La India independiente no ha experimentado nada similar”’, Asi que tanto Manmohan Singh, arquitecto de las reformas, como Narasimha Rao, por la audacia politica, merecen un crédito considerable. A pesar de esta situaci6n critica, las reformas no eran ni sencillas politica y socialmente, ni evidentes desde un punto de vista econdmico. Y no toparon sélo con la oposicién de los, en aquel momento, fuertes partidos comunistas sino también de parte de un sector empresarial renuente frente a la apertura a la competicién global. A lo que cabia afiadir al propio BJP quien, en 1992, quizés buscando un rédito co- yuntural, rechazaba “el capitalismo desenfrenado” e incluso apostaba por una forma de swadeshi o autosuficiencia “pa- tridtica” renovada “en consonancia con el ethos y costum- bres culturales” hindies”. Manmohan Singh dedicé su discurso a la memoria de Rajiv Gandhi, ya que, segin sus propias palabras, este pre- supuesto se inspiraba en “su suefio de guiar a una India fuer- te, unida, tecnologicamente sofisticada, pero humana hacia el siglo XxI”. Pero, estas reformas marcan una clara ruptura 37 William H. Avery, China’s Nightmare, America’s dream. India as the next global power, Amaryllis, New Delhi, 2012, p. 31. **” El discurso completo puede consultarse aqui http://indiabudgetnic.in/bspeech/bs199192.pdf » Thomas Blom Hansen, The Saffron Wave. Democracy and Hindu Nationalism in Modern India, Princenton, Princenton University Press, 1999, p. 172. itica de la India Elsistema > 235 Jas décadas precedentes y tienen un profundo impacto con ien desde el punto de vista ideolégico. Como nunca ae “se justifica la biisqueda de la riqueza individual” y at ssocialismo”, aunque sigue formalmente presente en ia retérica politica, queda claramente superado en su version mas purista, aunque se miantiene presente: en un discurso transversal de corte “populista” sobre la justicia social, 3.2, La Comisién Mandal y la fragmentacién del pano- rama politico Un segundo elemento de la revolucién de los afios 90, tan relevante 0 mas que las reformas econémicas, es el auge de los partidos de casta y, con ello, una progresiva fragmen- tacién del panorama politico indio a nivel nacional y tegio- nal. A diferencia de las reformas econémicas, forzadas por el riesgo de bancarrota, en este ambito los cambios se inician con una decisién voluntaria del gobiemo de Vishwanath Pratap Singh (noviembre 1989-diciembre 1990). En agosto de 1990, V. P. Singh, quien habia llegado al Poder con la in- tencién aparente de restaurar algunos de los principios y valo- tes del estado nehruviano, anuncia su decisién de implementar las recomendaciones de la llamada Comisién Mandal, Esto implicaba la reserva de un 27% de los puestos de trabajo en los servicios del Gobierno central para las denominadas OBC © personas provenientes de castas bajas‘', Esta cuota se unia a la del 22,5% asignada para los antiguos dalits o intocables y los adivasis o indigenas”. El interés del partido Janata Dal (JD) en la cuestién de las OBC no era nuevo. La Comision Mandal habia sido esta- blecida por el primer gobierno del JD en 1977. Esta Comi- “ Stuart Corbridge y John Harriss, op. cit, p. 121. * OBC (Other Backward Caste) es el acrénimo administrativo que engloba a las personas de castas bajas y medias (Siidras). * Los SC (Scheduled Caste) y ST (Scheduled Tribe) respectivamen- teen las denominaciones de uso administrativo. 236 Nicolas de Pech ho sién habia sido la encargada de identificar las 3.743 a pertenecientes a las OBC y que representaban algo mig de mitad de la poblacién total del pais (unos 2/3 sumadog Jos dalits). El gobierno del JD perdi6 el Poder sin tener tiene po para implementar las recomendaciones del Informe Man. dal. Sin embargo, la decisién de V. P. Singh respondia, sobre todo, a una coyuntura cortoplacista con vistas a sostener se coalicién parlamentaria fragil y tenia mucho de tactica, aun. que después tuviera un impacto transformador profundo, El anuncio desencadend de forma inmediata un intenso debate piblico en la India. Para los defensores de la medida representaba la “segunda oleada democratizadora” y repara- ba la discriminacién que histéricamente habian suftido las OBC, Para los detractores, las cuotas no s6lo acabarian con cualquier atisbo de meritocracia, sino que contribuirian a perpetuar corruptelas y las propias castas. Los detractores iban desde la derecha nacionalista hindi —tradicionalmente hostil a cualquier division del cuerpo hindi— hasta los inte- lectuales de izquierda partidarios de apelar a la clase como ““anica forma racional, progresista y hasta cientifica de mo- demnizar la sociedad”. Pero lo cierto es que los dalits tiempo atras y las OBC en este momento, toman conciencia de que la movilizacién por criterios de casta era, probablemente, la forma mis eficiente para adquirir mayores niveles de visibili- dad y poder. Este “ascenso de los plebeyos” es una auténtica revolucién, “silenciosa” en la conocida formula de Jaffrelot"’, de naturaleza politica y social que entrafia una enorme transfe- rencia de poder de los brahmanes a los siidras “*. Indudable- mente, la dimensién comunitaria o de casta en el voto entra en conflicto con el pilar liberal de la libertad individual de los ® Daniel Drache, “India: The Most Fragile of Democracies”, Cana- da Watch, Winter 2012, p. 3. “ ‘Agustin Paniker, La sociedad de las castas. Religion y politica en {a India, Barcelona, Kair6s, 2014, p. 603, “Christophe Jafirelot, India's Silent Revolution. The Rise of the Lower Castes in North India, Londres, Hurst & Co., 2003. “ Susanne Hoeber Rudolph y Lloyd I. Rudolph, op. cit, p. 53. sistema pion de la India - judadanos. Pero, en el caso de la India, esto obliga a re- a jonar sobre procesos de hibridacién, ya que “la etnizacién ci politica es un factor clave en la democratizacién de la democracia india”. fe . La regionalizacion de la politica india y este “ascenso de los plebeyos” son dos procesos que se alimentan mutua- mente. Asi, la mencionada Acta de Reorganizacién de Esta- dos de 1956 conduce a la creacién de “estados lingitistica- mente homogéneos [en los que] algunas macrocastas se encontraron en una situacién de absoluta superioridad [y] eso tuvo una traduccion politica inmediata””. Aunque se trata de un proceso complejo y plagado de matices, la politi- ca en algunos de los estados mas relevantes demografica- mente como Tamil Nadu, Uttar Pradesh, Bihar o Bengala Occidental ya no resultaba disociable del ascenso de estos nuevos partidos. Lo que, a su vez, ha condicionado la politi- ca nacional y ha obligado a reaccionar tanto al partido del Congreso como al BJP, las tnicas fuerzas de auténtico al- cance nacional”, pero no las ‘inicas que cuentan para la go- bernabilidad del pai La fragmentacién del panorama politico es uno de los resultados mas evidentes de este proceso de redistribucién de poder. La politica india ha estado marcada en los ultimos treinta afios por las grandes coaliciones parlamentarias, ya que de 1984 a 2014 no se ha producido ninguna mayoria absoluta. Y en estas ultimas elecciones, ha concurrido un climulo de circunstancias tan propicias y particulares que conviene ser prudente con la expectativa de que se repita una mayoria tal. Sin duda, las amplias coaliciones parlamentarias son una demostracién de la vitalidad y de nuevo “resilien- cia” del sistema institucional democratico de la India. Pero, también, han ocasionado inestabilidad y ciertos problemas 7 Christophe Jafirelot, op. cit. “* Agustin Péniker, op. cit., p.604. ® Excluyendo, especialmente en el caso del BJP, los estados dravi- dicos del sur y algunos del nordeste. 238 Nicolas de Pea bo bilidad. Asi, en los primeros 32 afios de ind dencia, de 1947 2 1989, la India tuvo un total de seis prt ros ministros; el mismo numero que tuvo durante la den i de los noventa. Si bien, la tendencia se invierte con ¢ ca bio de siglo, ya que de 1998 a 2016 la India s6lo ha cong con tres primeros ministros que han cumplido integramente (0 previsiblemente cumpliran en el caso de Narendra Modiy sus mandatos. Con la era de las coaliciones se acaba la hegemonia de] partido del Congreso, aunque se mantiene como fuerza pol. fica de referencia, al menos hasta 2014, ya sea respaldandy desde fuera coaliciones de multiples partidos (la opcién co- nocida como “tercer frente”) 0 liderando estas coaliciones (durante los gobiernos de Manmohan Singh de 2004 a 2014). Pero se produce un cambio muy trascendental, ya que desde la independencia y hasta 1990 la mayor parte de la politica del pais tenia lugar dentro del partido del Congreso mientras que en el nuevo sistema de partidos, el Congreso es uno entre varios. Las opciones de] Congreso se han mante- nido por su capacidad para alcanzar acuerdos, cooptar miembros de las OBC y aprovechar la fragmentacién entre estos tltimos y entre estos y los dalits. Conviene no perder de vista que los partidos creados por criterios de casta tien- den a competir intensamente con aquellos otros que estén muy proximos en la escala de casta y no se ha articulado ninguna fuerza de alcance nacional. Es decir, que se trata de actores (potencialmente) relevantes en el parlamento de Nueva Delhi, con un peso destacado o central en sus respec- tivos estados (alld donde tienen presencia), pero no constitu- yen, a diferencia del partido del Congreso y del BJP, parti- dos verdaderamente nacionales. La adopcién por parte del gobierno de V. P. Singh de las recomendaciones de la Comision Mandal puso al BJP, inicialmente, en una situacin muy comprometida. El BJP estaba formado, fundamentalmente, por representantes de castas altas, quienes, ademds, eran su principal base electo- ral. Hay que destacar que, desde un punto de vista ideolgi- de gobernal sie politen de la India / el BJP. defensor de los postulados del hindutva, era hos- cee division administrative y politica dela comunidad hind por criterios de casta. Pero, y este era su dilema, no lia oponerse frontalmente a una medida que, en principio, Prdel agrado de més de la mitad del electorado indio. Si aspiraba a gobermnar el pais, y esta era la vocacién del partido desde su fundacién, no podia alienarse el apoyo de las ma- sas, La respuesta ante este dilema fue la reactivacién de la ampaiia para la econstruccién del templo de Ayodhya. 3.3. La marea azafran: el ascenso del nacionalismo hindi El ascenso del nacionalismo hindu es el tercer vector de Ja transformacién de los afios 90. Probablemente, se trata de la dimensiOn que desafia més abiertamente los planteamientos nehruvianos, ya que la cuestién del “secularismo” -o “pseu- dosecularismo” segin la critica habitual de los nacionalistas hindies- estd en el centro de su confrontacién ideolégica con el partido del Congreso. Sin embargo, y de forma un tanto paradéjica, pero representativa de nuevo de decisiones toma- das con la vista puesta en coyunturas cortoplacistas, hay que referirse al periodo de Rajiv Gandhi para contextualizar este auge azafrén, color sagrado del hinduismo y adoptado tradi- cionalmente por el nacionalismo hindi En primer lugar, por el caso de una mujer musulmana (Shah Bano) que demandé en 1985 a su ex marido en los tribunales cuando este, apelando a la sharia, decidié separar- se de ella sin mediar ningiin tribunal y pagandole exclusiva- mente tres meses de pensidn. Los tribunales reconocieron el derecho de Shah Bano a una pensién. En su resolucién el tribunal no sdlo apelaba al cédigo civil, sino que incluia su interpretacién de algunos pasajes del Coran lo que incendié los animos de organizaciones musulmanas y provocé protes- tas multitudinarias. El gobierno de Rajiv Gandhi decidié entonces aprobar el Acta de las Mujeres Musulmanas lo que, a su vez, solivianté tanto a los defensores del secularismo y la primacia de las leyes civiles (y la no discriminacién de las 240 Nicolas de Ped, ng mujeres) como a los nacionalistas hindiies. La existencig codigos civiles diferenciados y ciertos Teconocimientos parte del Estado a Jos musulmanes (como el derecho ee poligamia) son algunos de los caballos de batalla tradiciong. Jes del nacionalismo hindi desde los tiempos de la Asambje, Constituyente. De ahi su propuesta de un cédigo ciyi aa forme desde la defensa de los valores democraticos, pero que cabe también entender desde su concepcién de la hege- monia ideolégica y cultural de la mayoria demogréfica apun. tada en el primer bloque de este capitulo. Para aplacar las criticas desde los sectores hinduistas, Rajiv Gandhi decidié entonces abrir para los hindies las puertas de la Babri Masjid (mezquita) de Ayodhya. La de Babri Masjid es una cuestién con una fuerte carga emocional que ha movilizado el sentimiento hindi desde hace décadas. Segin la narrativa del activismo hindd, la mezquita de Babri, Masjid en Ayodhya (Uttar Pradesh), construida en el siglo Xvien tiempos del primer emperador mogol, Babur, se erige sobre la ubicacién original del templo y lugar de nacimiento del dios Ram (o Rama). De ahi se deriva la reivindicacién de derribar Ia mezquita y construir, o “reconstruir” segin la perspectiva, un templo dedicado al culto a Ram. Este asunto ha sido utilizado politicamente desde el pe- riodo colonial briténico. Para el gobierno del Raj, conviene recordar, el enfrentamiento entre hindies y musulmanes resultaba estratégicamente util. Por esta razén, las autorida- des conceptualizaron y problematizaron las relaciones co- munales en la India poniendo las bases para la particién del subcontinente y la violencia intercomunal desde entonces. No obstante, el incidente que inicia la dindmica actual relati- va a Ayodhya se produce en diciembre de 1949, una vez alcanzada la independencia, cuando aparecen dos idolos de Ram y Sita (o Janki) dentro de la mezquita. Para unos se trataba de un milagro, para otros de una simple estratagema. FI suceso, ocurrido en un periodo atin marcado por la parti- cién y su violencia, lleva al entonces primer ministro Nehru a cerrar el templo para prevenir enfrentamientos. Y esa es, asim pico dela India . recisamente, la prohibicién que levanta su nieto Rajiv Gandhi en 1986. pa La cuestin de Ayodhya esta indisolublemente ligada al ascenso inicial del Bharatiya Janata Party, partido nacido en 1984 como brazo politico del conjunto de organizaciones del nacionalismo hindd, conocidas como la Sang Parivar y entre fas que cabe citar la Vishwa Hindu Parishad (VHP) y la mencionada Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) como las dos matrices de referencia. Al calor de las procesiones y actividades reivindicativas organizadas por la VHP, el BJP pasa de dos escafios en la Lok Sabha en 1984 a tener 85 en 1989 y 120 en 1991, convirtiéndose con el 20% del voto total en la segunda fuerza a nivel nacional (por detrds del partido del Congreso). En el verano de 1990 y como respuesta al dilema que le planteaba el asunto Mandal, el BJP organiza una nueva pro- cesién (Rath Yatra) con su lider en aquel momento, L. K. Advani, atravesando ocho estados sobre una pick-up decora- da como si fuera una cuadriga evocando la figura del legen- dario Arjuna (de la epopeya védica del Mahabharata). El objetivo no era otro que diluir el impacto del Mandal y con- tribuir a que “cristalizaran identidades colectivas sobre line- as religiosas”®" y no de casta (lo que dividia a los hindies y, al menos en teoria, no a los musulmanes). La cuestién de Ayodhya, pues, persigue los mismos objetivos movilizado- res y aglutinantes que, por ejemplo, la utilizacién de la vaca como simbolo religioso. Todo esta supeditado a la articula- cién de la mayoria hind’ como sujeto politico y la creacién de un nosotros (hindd) enfrentado a un ellos (musulman) con fines de legitimacién de un proyecto de transformacién so- ciopolitico. De ahi, el empefio en atraer (y utilizar) hindiies de castas bajas y dalits como fuerza de choque en los enfren- tamientos en los que se vio salpicada la procesién. La imagi- neria de la Rath Yatra fue “religiosa, alusiva, militante, mas- Consejo Hind’ Mundial. 5! Christophe Jafirelot, Religion... op. cit., p. XX. 242 Nicolas de Pedy, culina y anti-musulmana”™. Es decir, un compendio de 7 gunas de las cuestiones que mas inquietan al hacionalismo hinda mas doctrinario. De igual forma, cabe mencionar ue esta Rath Yatra permitio al BJP penetrar en el mundo Tural hasta entonces poco expuesto y receptivo a su mensaje, iB La procesion de Advani fue retenida en Bihar, Pero mi. les de sus seguidores (kar sevaks 0 voluntarios) continuaron hacia Ayodhya con la intencién de demoler la Babri Masjid, El 30 de octubre de 1990, al menos veinte de ellos murieron en enfrentamientos con la policia en Uttar Pradesh, lo que facilit6 la articulacion de un auténtico “culto a los martires” y la agitacion ain mayor de los animos. Finalmente, el 6 de diciembre de 1992, una masa de kar sevaks y miembros del Bajrang Dal -brazo juvenil y militante de la VHP**- mos- trando sus trishuls (caracteristico tridente asociado al dios Shiva) demolieron la mezquita de Ayodhya. Este incidente dio paso a una ola de violencia comunal por todo el norte y oeste de la India que se sald6 con, al menos, 246 muertos en Gujarat, 120 en Madhya Pradesh, 100 en Assam, 201 en Uttar Pradesh y 60 en Karnataka‘. Tras los disturbios, Mumbai (entonces Bombay) se vio sacudida por una cadena de atentados terroristas cometidos por activistas musulma- nes. De ahi que, como apuntan Corbridge y Harriss “no re- sulte exagerado afirmar que las relaciones entre los musul- manes y los hindées en toda India han quedado fundamentalmente alteradas por estos acontecimientos”°*. En las elecciones generales de abril-mayo de 1996, el BJP se convirtié, con 161 escafios, en la primera fuerza en la Lok Sabha. El partido del Congreso recibié el 28,8% del voto, superando claramente al BJP (20%), pero obtuvo sélo * Ramachandra Guha, India After Gandhi: The History of the World's Largest Democracy, Londres, Picador, 2007, p. 635. * Stuart Corbridge y John Harriss, op. cit., p. 129. * También conocidos como el Ejército de Hanuman. % Prateep K. Lahiri, Decoding Intolerance. Riots and the Emer- gence off Terrorism in India, Nueva Delhi, Roli Books, 2009, p. 186. Stuart Corbridge y John Harriss, op. cit, p. 131. sy siema politico de [a India 243 140 asientos dado que en el sistema electoral indio cada ‘io se dirime por mayoria simple en disputa directa en aes una de las circunscripciones. Sin embargo, dada su ei de aliados, se traté de un éxito efimero para el BJP. be 1996 a 1998, la India conté con dos gobiernos encabeza- dos por lideres del denominado “tercer frente”. En este pe- riodo, el declive del Congreso parecia inexorable, pero la consolidacién del BJP atin parecia incierta”’. Finalmente, el BJP fue capaz de articular una mayoria parlamentaria con sus 23 socios de la National Democratic Alliance (NDA) suficiente como para sostener un gobierno durante toda una legislatura. De hecho, el de Atal Bihari Vajpayee (marzo 1998/octubre1999-mayo 2004) fue el primer gobierno con un primer ministro que no fuera del Congreso que conseguia disfrutar de un mandato completo. En su carrera hacia el poder, el BJP tuvo que ampliar su registro tematico. La cuestién de Ayodhya era, indudable- mente, util para movilizar y visibilizar la agenda hinduizan- te, pero no suficiente. Una vez en el poder, confrontado con la necesidad de mantener la paz social y el respaldo de algu- nos de sus socios parlamentarios, el BJP de Vajpayee mo- deré su discurso. En clave ideolégica promovié la coloniza- cién de instituciones educativas y culturales para, precisamente, dar forma a una transformacién social mas profunda que superara 0, al menos, redefiniera los ejes neh- tuvianos de “pluralismo y secularismo”**. Asimismo, con los ensayos nucleares conducidos en mayo de 1998, por un Vaj- payee recién nombrado primer ministro, el BJP perseguia, entre otros objetivos, reforzar el orgullo nacional y presentar una nueva India al mundo. Lo que, en parte, habia reflejado el famoso eslogan de Indira de una “India fuerte” y represen- taba un intento de apropiacidn y replanteamiento del pasado. Por otro lado, con su presupuesto de 1999, el BJP mostraba 57 Ibidem, p. 133. Para un andlisis critico véase Martha C. Nussbaum, India. Demo- cracia y Violencia Religiosa, Barcelona, Paidés, 2009, pp. 247-344. 244 Nicolas de Peay a su orientacion econémica liberal con la que trataba respuesta a esa India urbana aspiracional que habja racide con las reformas econémicas y a la que inquietaba la incertj. dumbre que conllevaba la creciente fragmentacién Politcn A pesar de la bonanza econémica durante el cambio de sigle un exceso de confianza y algunos errores por parte del Byp condujeron al inesperado resurgir del partido del Congreso en las elecciones generales de 2004. De esta manera, el par. tido del Congreso, al frente de sendas coaliciones parlamen. tarias, dominaria de nuevo el gobierno por una década hasta la irrupcidn de Narendra Modi en la politica nacional india, de day 4, BL FENOMENO MODI ,COYUNTURA EXCEPCIO- NAL O CONSOLIDACION DE UNA NUEVA INDIA? El ascenso de Narendra Modi a la jefatura del gobierno indio en mayo de 2014 condensa buena parte de las trans- formaciones mencionadas en el apartado anterior y de los debates apuntados a lo largo del capitulo. Modi procede del activismo hinduista més comprometido y critico con los valores nehruvianos; sus origenes familiares son muy mo- destos y él mismo pertenece a las OBC; y, ademés, su victo- ria se fragué con el respaldo de la India urbana, joven y aspi- racional nacida como resultado de las reformas econdmicas iniciadas en 1991. Por otro lado, el como de su victoria es una nueva evidencia de la vitalidad de la democracia india y su caracter arrollador una muestra, aunque esta por ver si excepcional, de que las mayorias absolutas son atin posibles en la India, a pesar de la fragmentacién politica. Elaborar conclusiones firmes sobre un proceso en marcha es siempre aventurado, pero es posible afirmar que, con toda seguridad, las elecciones de 2014 marcan un punto de inflexién en los procesos electorales de la India. La victoria de Narendra Modi se construy6 sobre una campafia electoral intensa, muy eficaz y novedosa para los estandares indios, tanto por las herramientas utilizadas, in- site pica de a Inia : eluyendo el Uso masivo de las redes sociales, como por cen- trarse en la figura del candidato al mas puro estilo de unas residenciales estadounidenses. Hasta el punto de que el Fiano fue, sin lugar a dudas, suyo y no tanto del BJP. Modi centrd su campafia en los asuntos econdmicos y de desarro- lloy reiterd su mensaje en mitines multitudinarios alo largo y ancho del pais durante varios meses. Su mensaje estaba respaldado por su exitosa trayectoria como ministro princi- pal (Chief Minister) del estado de Gujarat, estado tradicio- nalmente rico y con vocacién comercial, que ha vivido un periodo de intenso desarrollo industrial y de las infraestruc- turas bajo su liderazgo. Con su promesa de replicar el “mo- delo Gujarat” a escala nacional y poner las bases de una suerte de —salvando las distancias— Indian dream, Modi sedujo a la India aspiracional que demanda, sobre todo, pros- peridad y consume, y, crecientemente, eficiencia y transpa- rencia en la gestién publica. Y este voto en clave econémica sitta al electorado, joven y urbano, en una dimensién funda- mentalmente individual. Modi contaba, ademas, a su favor con Ia ola anti- Congreso alimentada por los graves casos de corrupcién, las escasas capacidades y pobre campafia de su principal candi- dato, Rahul Gandhi, y, sobre todo, el hastio por la falta de reaccién del segundo gobierno de Manmohan Singh ante la ralentizacién econémica desde 2012, que puso en cuestin las posibilidades de la India emergente. Como resultado de las reformas de 1991 y otras posteriores, el PIB de la India se ha multiplicado por ocho pasando de unos 275.000 mi- Hones a algo mds de dos billones. A pesar de que el mismo Manmohan Singh fue uno de sus principales artifices, el partido del Congreso, atenazado, quizés, por el viejo eslo- gan socialista, ha tenido dificultades para hacer suyas aque- Ilas reformas y convertirlas en uno de sus ejes discursivos. Sin perder de vista, obviamente, que la desigualdad y la persistente pobreza, aunque mas de doscientos millones de personas han salido de ella en las dos tiltimas décadas, si- guen siendo los grandes desafios pendientes. Rahul . Nicolas de Pa i, por ello, traté de rescatar viejos esléganes ou a con poca credibilidad y sin demasiady fie to, Resulta sintomatico, por Semple, que Modi de aa sesenta afios conectara mejor! con los jovenes que Rahul, de menos de cuarenta y cinco” . El énfasis en los aspectos econdmicos mostraba la cara mas amable del BJP de Modi, pero tres de los grandes temag que han vehiculado la agenda del nacionalismo hindi —, construccién del templo de Ram en Ayodhya, la demanda de un cédigo civil uniforme y el articulo 370 de la constitucign relativo a Cachemira— estaban en el programa. De igual forma, toda la carrera politica de Narendra Modi resulta indisociable de su pertenencia desde su adolescencia a Ia RSS. Lo que, por un lado, obliga a matizar la narrativa de| “hombre de origen humilde hecho a si mismo”. Y, por otto lado, sitia la cuestin de la identidad nacional —el ser y esencia de India— en el centro de los debates. No por casua- lidad, Rahul traté de dirigir la campafia, aunque de nuevo con poco éxito, hacia la vigencia del secularismo, tratando de alertar del peligro que, segin él y una parte destacada de la intelectualidad liberal de Nueva Delhi, representan Modi y el BJP para la pluralidad de la India®. De hecho, el aspecto més inquietante de sus dos primeros afios como primer minis- tro ha sido la lentitud del gobierno para reaccionar ante inci- dentes violentos protagonizados por los sectores mas intransi- gentes del nacionalismo hindi y, en algunos casos, el clima de aparente impunidad y acoso sobre las voces criticas. Desde el punto de vista econdmico, el balance de los dos primeros afios de gobierno es positivo. El panorama ® Para un andlisis mas detallado de las elecciones puede verse Ni- cols De Pedro, “;Elecciones para una nueva era India?, Politica Exterior, Mayo/Junio, 2014, pp. 112-123. ‘Véase, por ejemplo, “How India’s writers are fighting intolerance”, BBC, 13 de octubre de 2015 0 Pankaj Mishra, “Narendra Modi: the divi- “ anipulator who charmed the worl”, The Guardian, 9 de noviembre sistema pon del India 27 E smico ha mejorado sustancialmente y la India y Janes de desarrollo despiertan un renovado interés in- pa ional Pero Modi no es evaluado, de momento, en fun- ba de estos resultados sino de las enormes expectativas eeneradts durante su campafia electoral. Y la India aspira- cional que le aupo al poder se muestra insatisfecha con el ritmo gradualista adoptado - Ello obliga a ciertas cautelas a Ja hora de extraer conclusiones. El triunfo de Modi demuestra que las grandes mayorias son ain posibles, pero esto no permite, en absoluto, dar por finiquitada la era de las coaliciones. En primer lugar, porque el cimulo de circunstancias que facilitaron esta mayoria absoluta no se repetira. En segundo lugar, porque el BJP y el partido del Congreso suman, aproximadamente, un 50% del voto (unos 278 millones en total) y 326 escafios. Unas cifras dificilmente desdefiables, pero que deben ser puestas en el contexto de un pais-continente plural y complejo de ms de 1,200 millones de habitantes. Los 217 escafios (y unos 276 millones de votos) restantes se reparten entre una amalgama de 33 partidos politicos de condicién muy diversa, Y en tercer lugar, porque algunos de los grandes estados como Uttar Pradesh, Bihar, Bengala Occidental o Tamil Nadu parecen, definitivamente, fuera del alcance de los dos parti- dos nacionales. Por otro lado, si algo han puesto de manifiesto las elec- ciones estatales que se han sucedido desde mayo de 2014, es que la situacién electoral es volatil, que el nivel de exigencia de la ciudadania india es cada vez mayor y que la irrupcién de nuevas fuerzas como el Aam Aadmi Party (AAP)®, sur- gido de los movimientos sociales de protesta con similitudes con el fendmeno de los indignados anti-establishment euro- macroecon “! Para un andlisis mas detallado puede verse Nicolés De Pedro, “Un. aio de Narendra Modi, “India y el mundo siguen expectantes”, Notes Internacionals CIDOB, n° 120, Junio, 2015. ® Partido del Hombre Comin. 248 Nicolas de Pet , | “ : pen, alia el espectro de la renovacién del panorama te indio. tico lazo del partido del Congreso por el Byp ¢ El reempl: o fuerza de referencia y en tomo a la cual se posicionan ¢., a de partidos politicos indios es, relativamente, Probable, Sin embargo, queda por ver SU alcance e impacto en el Sistema politico indio. El declive del partido del Congreso, dominadg por la dinastia Nehru-Gandhi, parece inexorable. En mayo de 2016 apenas mantiene poder en el nivel estatal (regional) y o, previsible que se reduzca atin mas en el corto plazo. Pero, Ja defuncién del Congreso ha sido dada por descontada en, al menos, dos ocasiones anteriormente (1977 y 1999). Y en am. bos casos, el partido se rehizo y recuperé su posicién domi- nante. En el contexto actual, una recuperacién fulgurante se antoja especialmente complicada, pero los escenarios se man- tienen abiertos. A nivel nacional, aun conserva la mayoria en la Rajya Sabha, lo que le permite, al menos, dificultar la ac- cidn legislativa del BJP en la Lok Sabha con aquellas leyes que necesitan del refrendo de la segunda cdmara para su apro- bacién. Si bien, esta mayorfa se reducird a la par que disminu- ye el poder estatal del partido. EI Congreso necesita, por ello, elaborar una narrativa nueva y propia con la que recuperar votos y galvanizar nuevos apoyos En definitiva, el sistema politico indio sigue dando mues- tras de vitalidad democratica, capacidad de adaptacién y natu- raleza plural y compleja. El primer ministro Modi ha insistido en la idea una Congress-mukt Bharat, una India sin Congreso para este siglo XXI. Es decir, desde el punto de vista ideol6- gico, una India libre de la herencia nehruviana, Este es el gran debate al que se enfrenta la India actual inmersa en un extra- ordinario proceso de transformacién y redefinicion. 5. BIBLIOGRAFIA. APPADARAI, Arjun, El rechazo de las minorias. Ensayo sobre la geografia de la furia, Barcelona, Tusquets,

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