1994 ROCKWELL La Etnografia Como Conocimiento Local
1994 ROCKWELL La Etnografia Como Conocimiento Local
1994 ROCKWELL La Etnografia Como Conocimiento Local
LA ETNOGRAFÍA EN EDUCACié,N
Panorama, Prácticas y Problemas
Mario RUEDA BELTRÁN, Gabriela DELGADO BALLESTEHOS
y Zardel JACOBO {Coordinadores)
M É X I C O
1 9 9 4
La etnografía como
conocimiento local*
Elsie Rockwell**
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durante casi dos décadas, en diálogo con los textos que nos han
llegado no sólo del mundo anglosajón y europeo, sino tambiién de
numerosos colegas latinoamericanos. Debo aclarar que la perspec-
tiva del DIE tampoco es homogénea, y de antemano me disculpo
por aquellas eventuales distorsiones de trabajos ajenos, en este
intento por hacer el recuento de una experiencia colectiva. A partir
de múltiples ramificaciones de la investigación en nuestra
institución, se han inventado diversas formas de realizar investiga-
ciones cualitativas; algunas se autonombran etnográficas o
reconocen diversos grados de parentesco con la etnografía;. otras
se alejan del término pero reconocen su adscripción a la antropo-
logía; también hay formas híbridas - hijas de la pedagogía, la
psicología, la sociología- de utilizar algunas herramientas de la
etnografía.
He organizado la ponencia en cuatro apartados referidos
a : 1) el contexto educativo latinoamericano; 2) la perspectiva
metodológica y teórica; 3) la aportación de una de las líneas
temáticas (el trabajo docente), y 4) reflexiones en torno a ·10 4
crítico·· y la etnografía.
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DIE, habíamos vivido experiencias de transformación educativa. En
varias regiones, la entrada a la e tnografía fue tXJsterior a la
historia de la educación popular q ue marcó la década de los
setenta. En México, habíamos presenciado o participado en una
reforma educativa que generaba expectativas de transformar y
democratizar la enseñanza, de promo ver el pensamiento crítico y
de socializar los bienes culturales.
Sin embargo, las investigaciones cuantitativas iniciales
cuestionaban estos logros. Las primeras incursiones 1en las escuelas
revelaron prácticas y nociones no previstas por la reforma. En las
aulas descubrimos el .. currículum oculto·\ y encontramos una
complejidad de interacciones que no habíamos imaginado en las
discusiones previas. Todo parecía indicar que en realidad no era
tan fácil transformar la escuela. Esto, desde luego, fue terreno
fértil para las teorías sociológicas que surg1eron en esa década, las
llamadas teórias de la reproducción,2 que privilegiaban las
determinaciones estructurales y vinculaban los procesos escolares
con la reproducción del sistema social. Las reflexiones acerca de
la relación de la escuela y el Estado, así como sus consecuencias
para las clases populares, cobraban una importancia más que
académica, ligada a las discusiones sobre política educativa dentro
de la izquierda mexicana.
Las teorías de la reproducción entraron con fuerza e n
América Latina mediante traducciones relativamente tempranas de
las obras básicas, pero pronto adquirieron matices propios. L a
crítica a la escuela, propia de la corriente de la reproducción, s e
alió con la tradición de educación popula r no f orn1al , de inspira-
ción freiriana, que cobró auge particul armente e n aquellos países
donde las dictaduras militares habían clausurado tod a posibilidad
2 . Parti c ularmente, los trab ajos in ic iales de A lth usscr, Foucault, Bourdieu y
Passeron, Baudelo t y Estable t, B owlcs y Gintis, que forman una part e de lo que
Gary Andcrson (1989) dcnom ina teoría crítica en educac ión .
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de trabaj a r en las escuelas (Brasil, C hile, Arg entí na) . Si n cn1bargo,
otras corrientes en d iversos pa ís es comenzaron a c uestionar la
pertinencia de las teoría"' de la reprcxlucc ión para la realidad
latinoamericana. Diversos h echos contribuyero n a pensar de nuevo
la conceptuación de la escuel a para n ues tra región, entre ellos los
siguientes:
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conflicto entre las ""minorías" y la cultura mayoritaria
(mainstream) de la escuela. Es decir, fueron diferentes los
contextos sociales desde los cuales se cuestionaron las
teorías de la reproducción, en cada caso.
d) Durante los afios ochentas, los maestros de la región
latinoamericana emprendieron movimientos reivindicativos
masivos, a los que difícilmente se podían calificar de
··portadores de la ideología estatar• . Sus demandas y su
presencia en la esfera pública también marcaron rumbos
a la reflexión teórica sobre la escuela en la región.
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sistemas de educación pública. A esta escala, los retos pueden ser
bastante más complejos que a escala de la comunidad, en cuanto
que la escuela había sido la referencia de muchos proyectos de
educación popular, así como de los estudios etnográficos
realizados en otras regiones.
En esta década hubo un creciente interés político por
defender a las instituciones de educación pública a todos los
niveles, de las críticas y políticas de las derechas que atacaban el
control estatal, la burocracia, los libros de texto, el bajo
aprovechamiento, los docentes, e incluso a los estudiantes. Al
mismo tiempo, se planteaba como tarea mejorar las condiciones
de la enseñanza escolar. Mucho ha ocurrido durante los últimos
años, sobre todo, hemos sido testigos de transforn1aciones
profundas en los sistemas de educación, que responden a las
políticas neoliberales generadas desde el Estado, cuyas consecuen-
cias a largo plazo apenas se vislumbran. En nuestra región no se
ha garantizado aún el derecho universal a una educación básica de
calidad, e incluso hay tendencias de un decrecimiento en la
atención educativa y un deterioro en la calidad de las instituciones
pública~. Ante esta situación, la lucha por mejorar la equidad y la
calidad en el sistema formal ha desplazado, en gran medida, la
intención de propiciar la ''concientización~~ a partir de la acción
escolar.
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tas de la etnografía, el método tradicional de los antropólogos. En
los setentas, la etnografía era algo difícil de aprender; en esos
años anteriores a la ola de tratados que ahora conocemos, uno
tenía que inferir cómo hacer a partir de los textos resultantes,
como los clásicos de Malinowski.
Pero la etnografía resultó ser una herramienta rara. No es
tan ascéptica como las técnicas más formalizadas de los sociólo-
gos y los psicólogos. Aunque parece fácil de usar, e:s probable-
mente la más engorrosa de todas las formas de proceder para
conocer el mundo social. S in duda alguna, es la que más tiempo
requiere, y no es una opción prudente para escalar la carrera
académica. Además, no es una herramienta que se pueda traspasar
a los ayudantes, para que recojan ellos los datos. Dos de sus
consignas básicas, por lo menos en la tradición antropológica, la
distinguen de otras herramientas:
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proceso social. En este contexto, el ateoricismo que caracterizaba
tanto a a lgunas posiciones de la investigación etnográfica nortea-
mericana 1, el dehacerse de .. ideas preconcebidas~) como algunas
posiciones de la investigación participante practicada en América
Latina (el recoger el ··saber popular~~ sin contaminarlo) resultaban
imposibles de sostener. Pronto comprendimos que el trabajo
etnográfico, como cualquier trabajo de investigación, tenía que
acompañarse de un trabajo teórico. Este debate nos hizo particu-
larmente conscientes de cómo las conceptuaciones del investigador
generan las preguntas, proporcionan las categorías analíticas, e
informan las descripciones de la ··realidadn que se construye
-quiérase o no. El trabajo teórico es necesario para explicitar y
relaborar esas conceptuaciones a las que se llega ineludiblemente
en el trabajo etnográfico. En la etnografía, el trabajo teórico no
nos aleja necesariamente del conocimiento local, permite, r.oás
bien, el acercamiento a los significados culturales locales que los
actores sociales otorgan a los procesos en los que participan.
En el proceso de realizar investigaciones etnográficas, fue
necesario ir construyendo los conceptos pertinentes para estudiar
lo que ocurría en las escuelas. Ni Durkheim ni Parsons daban
cuenta de la complejidad contradictoria del aula. La teoría
pedagógica no abarcaba todo lo que hacían los maestros, ni la
teoría del conflicto cultural explicaba lo que expresaban los
alumnos. La etnografía nos confrontó con la vida cotidiana de las
escuelas, y buscábamos pistas conceptuales para acercamos a ese
mundo. La lectura del libro de Agnes Heller (1977) nos permitió
rebasar la idea de tipificaciones y rutinas (Berger y Luckmann,
1976) asociadas con la vida cotidiana, e inauguró la posibilidad de
repensar la apropiación y la heterogeneidad, sin perder el referente
de las estructuras sociales y las trayectorias históricas. Otros
autores también estaban presentes en los inicios de nuestro trabajo
etnográfico: Gramsci para repensar la institución; G.H. Mead para
pensar la identidad; Williams, Thompson, Monsiváis, Ginzburg,
entre otros, para mirar a la escuela de maneras distintas a las que
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solían encontrarse en el campo educativo. Con estos apoyos
pudimos debatir muchas de las ideas de los sociólogos de la
educación de los setentas.
Al explorar diferentes ámbitos de las escuelas desde esta
base, nos apoyamos también en estudios etnográficos realizados
en otros países. Hubo muchas convergencias, durante la década de
los ochenta, con desarrollos paralelos en el mundo anglosajón,
como el cuestionamiento de la teoría de la reproducción a partir
de la mirada etnográfica. También hubo diferencias importantes
frente a lo que se encontraba en otros estudios eltnográficos.
Quisiera nlencionar dos:
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mayoritarias, contenidas en las tradiciones diversas de
a lumno s y de maestros, son constitutivas de las escuelas
que estudiamos (Véase, por ejemplo, Paradise, 1991 ) .
6 . Podría mencionar, entre otros, las tesis y los trabajos del DIE de Aguilar,
Carvajal, Ezpeleta, Gálvez, García, Luna, Medina, Mercado, Quiroz, Rockwell,
Robles, y Talavera, así como varias tesis e investigaciones en proceso.
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término resultó ser demasiado estrecho para dar cuenta de todo lo
que analizábamos. En el transcurso de algunas investigaciones,
fuimos construyendo una conceptuación más coherente que
preferimos nombrar "'trabajo docente··. 7
¿Cuáles han sido las consecuencias de pensar lo que hacen
los maestros en términos de "trabajo docente .. ? Cierta mirada
hacia la escuela, frecuentemente influida por las teorías críticas,
tiende a describir las acciones de los maestros en función de sus
aparentes consecuencias: enfatiza el control, la discriminación, la
socialización, la inculcación ideológica. Si bien estos procesos
tienen un lugar en el complejo mundo del aula, a veces dichas
miradas parecen saltar desde los fenómenos estructurales, como
''el Estado .. o ''la clase dominante .. , hasta llegar a los estudiantes,
pasando por un maestro casi transparente, que ni es sujeto ni es
trabajador. Para reconstruir algunas de las rr1uchas nlediaciones
que existen entre las políticas estatales, por una parte, y las
realidades escolares cotidianas, por otra, es indispensable com-
prender a los maestros y a los profesores como trabajadores.
A diferencia de la idea de práctica docente, la noción de
trabajo docente obliga no solamente a tomar en cuenta lo que
hacen los maestros, sus práclica.5, sino también a estudiar sus
condiciones de trabajo, las relaciones institucionales que encua-
dran su quehacer, y los saberes que se apropian a lo largo de sus
vida.5. Desde esta perspectiva, es posible estudiar cómo determina-
das condiciones escolares constriñen o posibilitan el trabajo
docente. Es relevante conocer la.5 conformaciones culturales del
magisterio y estudiarlas con el mismo respeto que se le otorga
desde la antropología a la c u ltura n avajo o mazahua. Finalmente,
es posible, desde esta perspectiva, hi s torizar la descripción de las
7. Véase Rockwell y Mercado, 1986; Roc kwell ; 1988; M e rcado, 1991. Esta línea
conicidió con algunos desarrollos en otros países, com o e l trab ajo ele Woods ed .•
1980; Connell, 1985 y Moore Johnson, 1990.
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estructuras y culturas del trabajo docente para reconstruir tenden-
cias, continuidades y rupturas, es decir, para comprender las
transformaciones que de hecho se han dado en las prácticas
escolares.
Yo sostengo que el etnógrafo no podrá comprender e l
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trabajo de un maestro si al mismo no opta por ser prescriptivo'\
es decir, por querer ••transformar" su práctica para que
corresponda con la imagen que tenga de buena enseñanza. La
perspectiva del trabajo docente nos ha llevado a suspender la
mirada evaluativa, 8 al observar a los maestros, y priorizar la
reconstrucción de las lógicas institucionales y personales que
informan sobre su práctica. 9 La distinción entre norma y realidad
cotidiana, ha sido posible reconstruyendo muchos aspectos del
trabajo docente. Varios estudios en el DIE, por su parte, han
contribuido a reconstruir:
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Las relaciones entre instancias administrativas y
sindicales y el trabajo de los maestros.
Lo crítico de la etnografia
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preocupaciones partieron de un contexto educativo diferente. En
algunos de nuestros análisis h emos tomado posiciones distintas de
las que marcan algunos estudios destacados de la etnografía crítica
(por ejemplo, trabajos de Apple, 1986). Por ello, preferimos no
adherirnos a esta denominación, y preferimos marcar algunas
importantes diferencias con su perspectiva. Tres posiciones de la
etnografía crítica que se han delineado en años recientes nos
parecen particularmente problemáticas, dada la trayectoria muy
local que he tratado de describir.
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estudios antropológicos sobre cultura, cognición y lengua
escrita, que son centrales en el proceso educativo. Por otra
parte, en América Latina el término se asocia con una
idea general de .. crítica a la escuela ... y parece conllevar
una postura ··crítica .. frente al trabajo de los maestros, que
no siempre compartimos.
c) La ••etnografía crítica .. parece llegar a nuestro medio
ligada ineludiblemente con la ""pedagogía crítica··. Se
plantea como comprometida con la tarea de "''develar'' y
de ••transformar.. la práctica y la conciencia de los sujetos
estudiados. A veces hay algo de misionero, algo de
etnocéntrico en esta postura, que no creo compatible con
la tarea de hacer etnografía. Cuando se parte de una idea
preconcebida de lo que es una práctica ""buena", y se
denuncian las práctica~ ··malas .. , no es posihlc acercarse
al ··conocimiento local .. que hace inteligibles aquella~
prácticas que no son como quisiéramos que fueran.
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la e tnog ra fía. Para ello se requi ere h acer investi gación y desarrollo
d i"d,acttco
. en seno. , n o ctnogra f ta.
' 10
Lo esenc ia l de la experiencia etnográfica es transformar-
nos a nosotros mismos, es decir, tran._"iformar nuestras concepcio-
nes acerca de ot ros mundos, para producir conocimiento. Esto se
logra a l establecer un diálogo con los sujetos que habitan esos
mundos, y q ue emplean estrategias propias para intentar transfor-
mar o conservar su entorno social y cultural. Como etnógrafos
tenemos la consigna de dejar constancia escrita de lo que aprende-
mos, apostándol e a la fuerza potencial, aunque mínima, de la
lengua impresa; de hecho, los textos descriptivos y las explicacio-
nes que la etnografía produce se insertan, a veces fuera de nuestro
control, en los procesos políticos que transforman nuestros
mundos.
Bibliografía
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