2021 P4 COMUNI UD1 SEM2 DT4 - ANÁLISIS DE TEXTOS NARRATIVOS Rev
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° de sesión
2021 Comunicación P4 1 1
Estimado estudiante:
Las actividades propuestas en este documento de trabajo, serán desarrolladas durante la
videoconferencia 3, programada en tu horario escolar.
Si no es factible, no es necesario que imprimas la hoja. La puedes descargar en el mismo formato
en Word y guardar en una carpeta de tu escritorio para tenerla lista el día de la videoconferencia.
El camello perdido
Un sabio anciano iba caminando solo por el desierto. Marchaba lentamente, contemplando el camino. De
cuando en cuando se detenía, observaba el terreno y movía la cabeza como respondiendo a un pensamiento.
De pronto, vio de lejos dos figuras que se acercaban, y se detuvo a esperarlos.
Eran dos hombres que daban muestras de inquietud.
Cuando llegaron a su lado, el sabio les preguntó:
- ¿Has perdido un camello?
- Sí. ¿Cómo lo sabes? -dijeron ellos, extrañados.
- ¿Es un camello tuerto del ojo derecho y que cojea de la pata delantera izquierda? -insistió el sabio.
- En efecto.
- ¿Es un camello al que le falta un diente y lleva un cargamento de miel y maíz?
- ¡Sí! ¡Ese es nuestro camello! Pronto, buen aciano, dinos dónde está.
- No lo sé -respondió el anciano-; no he visto en mi vida ese camello ni nunca antes he oído hablar de él.
Los dos hombres se enfurecieron. ¿Cómo podía decir aquel viejo que no había visto el camello cuando lo
había descrito tan minuciosa y exactamente? Tal vez él mismo lo hubiera robado y, ahora, quería burlarse
ante de ellos.
Sin pensarlo más, lo agarraron y se lo llevaron ante el juez. Tras haber oído lo que exponían los mercaderes,
el juez preguntó al sabio:
- Anciano, ¿te declaras culpable del robo del camello?
- De ninguna manera, señor; yo no he robado nada.
- ¿Cómo puedes explicar, entonces, que conozcas tan bien las características del camello y hasta su carga,
si, como dices, no lo has visto?
- Muy sencillo: fijándome en lo que veo y analizándolo con un poco de sentido común. Verá: hace unas
horas advertí en el suelo huellas de un camello; como junto a ellas no había pisadas humanas, comprendí
que el camello se había extraviado. Deduje que el animal era tuerto del ojo derecho porque la hierba aparecía
intacta de ese lado, cuando la parte izquierda estaba comida. Supe que cojeaba porque las huellas del pie
delantero izquierdo eran mucho más débiles que las otras.
– Me parece muy ingenioso – observó interesado el juez.
- Luego vi entre las hierbas mordidas que quedaban siempre unas briznas sin cortar – dijo el sabio- por lo
que deduje que al animal le faltaba un diente. En cuanto, a la carga, vi que unas hormigas arrastraban unos
granos de maíz, mientras que varias moscas se afanaban en torno a unas gotas de miel que había en el suelo.
- Verdaderamente, eres un hombre sabio -dijo el juez- y veo que dices la verdad. ¿Qué piensan ustedes? -
añadió dirigiéndose a los dos mercaderes.
Los dos hombres reconocieron que el viejo era inocente y, tras pedirle disculpas por sus sospechas, se
marcharon admirados por tanta sabiduría.