Contestacion Demanda

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Expediente:

Escrito N°
Sumilla: Contestación de demanda

SEÑOR PRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL:

JULIO CESAR TEALDO Procurador


Público Especializado en Materia
Constitucional, designado por medio de la
Resolución Suprema N°
024-2014-JUS/CDJE e identificado con DNI
N° 09338035, en el proceso de
inconstitucionalidad seguido por el
proyecto de ley N° 1720/2017-PE”
PROYECTO DE LEY DE REFORMA
DE LOS ARTICULOS 155 Y 156 DE LA
CONSTITUCION POLITICA DEL
PERU SOBRE LA CONFORMACION Y
REQUISITOS PARA SER MIEMBRO
DEL CONSEJO NACIONAL DE LA
MAGISTRATURA, ante usted me presento
y digo:

1. APERSONAMIENTO Y PETITORIO

1. De conformidad con el artículo 47º de la Constitución Política del Perú; el


literal h) del numeral 4 del artículo 25° del Decreto Legislativo N.º 1326, que
reestructura el Sistema Administrativo de Defensa Jurídica del Estado y crea la
Procuraduría General del Estado, y del artículo 48°, numeral 48.4, de su Reglamento,
y del proyecto de ley el proyecto de ley N°1720/2017-PE”PROYECTO DE LEY DE
REFORMA DE LOS ARTICULOS 155 Y 156 DE LA CONSTITUCION POLITICA
DEL PERU SOBRE LA CONFORMACION Y REQUISITOS PARA SER MIEMBRO
DEL CONSEJO NACIONAL DE LA MAGISTRATURA

2. En ese sentido, dentro del plazo establecido en el artículo 107º del Código
Procesal Constitucional procedo a contestar la demanda de inconstitucionalidad
interpuesta por el Colegio de Abogados del Callao contra proyecto de ley
N°1720/2017-PE (en adelante, la norma impugnada), que establece medidas en
materia de los recursos humanos del Sector Público, notificada a la Procuraduría
Pública Especializada en Materia Constitucional el 28 de julio del 2017. Al respecto,
se solicita al Tribunal Constitucional que declare improcedente la demanda en el
extremo que cuestiona el artículo único del proyecto de ley N°1720/2017-PE, e
infundada en lo demás que contiene; o, de ser el caso, infundada la demanda en todos
sus extremos.

2. NORMA IMPUGNADA

El proyecto de ley N°1720/2017-PE, que establece la modificación de los artículos 155


y 156 de la constitución política del Perú.

“Artículo 155.- Son miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, conforme a la ley de la
materia:

1. Uno elegido por la Corte Suprema, en votación secreta en Sala Plena.

2. Uno elegido, en votación secreta, por la Junta de Fiscales Supremos.

3. Uno elegido por los miembros de los Colegios de Abogados del país, en votación secreta.

4. Dos elegidos, en votación secreta, por los miembros de los demás Colegios Profesionales del
país, conforme a ley.

5. Uno elegido en votación secreta, por los rectores de las universidades nacionales.

6. Uno elegido, en votación secreta, por los rectores de las universidades particulares.

El número de miembros del Consejo Nacional de la Magistratura puede ser ampliado por éste a
nueve, con dos miembros adicionales elegidos en votación secreta por el mismo Consejo, entre
sendas listas propuestas por las instituciones representativas del sector laboral y del empresarial.

Los miembros titulares del Consejo Nacional de la Magistratura son elegidos, conjuntamente con
los suplentes, por un período de cinco años.

“Artículo 156 Requisitos para ser miembro del Consejo Nacional de la Magistratura”
Para ser miembro del Consejo Nacional de la Magistratura se requieren los mismos requisitos que
para ser Vocal de la Corte Suprema, salvo lo previsto en el inciso 4 del artículo 147. El miembro
del Consejo Nacional de la Magistratura goza de los mismos beneficios y derechos y está sujeto a
las mismas obligaciones e incompatibilidades.

2.1 El Consejo Nacional de la Magistratura, elegido bajo la presente reforma constitucional, en un plazo
no mayor a dieciocho (18) meses, se encuentra facultado para revisar los nombramientos, ratificaciones y
evaluaciones en trámite efectuados por los consejeros removidos por el Congreso de la República
conforme a la Resolución Legislativa N.º 016- 2017-2018-CR, en aquellos casos que existan indicios de
graves irregularidades.
2.2 En caso que el Procurador Público competente advierta que no se han seguido las reglas contenidas en
el presente artículo, debe iniciar las acciones legales pertinentes. De corresponder, el Procurador Público
interpone la demanda a que hace referencia el artículo 178 del Texto Único Ordenado del Código
Procesal Civil

3. ANTECEDENTES

El presente proyecto de ley de reforma constitucional, ha sido elaborado por la comisión consultiva
denominada Comisión de Reforma del Sistema de Justicia, creada mediante Resolución Suprema N.º 142-
2018-PCM, publicada en el diario oficial El Peruano el 13 de julio de 2018, con el objeto de proponer
medidas urgentes y concretas para reformar el Sistema de Justicia a fin de aportar a la construcción de
una justicia eficaz, oportuna, transparente, eficiente y libre de corrupción.
De conformidad con dicho mandato, el proyecto plantea la necesidad de reformar el sistema de elección y
el perfil de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, con el fin de garantizar su integridad y
adecuado funcionamiento. El Consejo Nacional de la Magistratura es un órgano constitucionalmente
autónomo que, de conformidad con los artículos 150 y 153 de la Constitución Política del Perú, se
encarga de la selección y el nombramiento de los jueces y fiscales, la ratificación de los mismos cada
siete años, y de aplicar la sanción de destitución a los vocales de la Corte Suprema y Fiscales Supremos, a
solicitud de la Corte Suprema o de la Junta de Fiscales Supremos, respectivamente, y a los jueces y
fiscales de todas las instancias. Asimismo, es competente para extender a los jueces y fiscales el título
oficial que los acredita. En la actualidad, de acuerdo con el artículo 155 de la Constitución, el Consejo
Nacional de la Magistratura se compone por miembros que representan a instituciones del Estado y la
sociedad civil de la siguiente manera: 1) uno elegido por la Corte Suprema, en votación secreta de la Sala
Plena, 2) uno elegido por la Junta de Fiscales Supremos, 3) Uno elegido por los miembros de los colegios
de abogados del país, 4) dos elegidos, en votación secreta, por los miembros de los demás colegios
profesionales del país, 5) uno elegido, en votación secreta, por los rectores de las universidades
nacionales, 6) uno elegido, en votación secreta, por los rectores de las universidades particulares. Este
número puede ser ampliado a nueve miembros, con dos miembros adicionales elegidos en votación
secreta por el mismo Consejo, entre sendas listas propuestas por las instituciones representativas del
sector laboral y del empresarial. Los miembros titulares son elegidos, conjuntamente con los suplentes,
por un período de cinco años. Por su parte, el artículo 156 determina que para ser miembro del Consejo
Nacional de la Magistratura se requieren los mismos requisitos que para ser Vocal de la Corte Suprema,
salvo el previsto en el inciso 4 del artículo 147 de la Constitución. El modelo vigente, basado en la
representación de sectores del Estado y la sociedad civil, fue adoptado por el Congreso Constituyente
Democrático de 1993, y buscó que el consejo estuviese conformado en su mayoría (cinco de siete) por
representantes de la sociedad civil, con el fin de evitar que el poder político tuviese una influencia
indebida en el nombramiento de jueces y fiscales y de hacer que sectores vinculados con el sistema de
justicia tuvieran participación en esta delicada tarea. Así, se esperaba que los representantes de los
colegios de abogados y de las universidades aportaran su conocimiento e investigación sobre la materia
para asegurar un nombramiento de jueces y fiscales competentes que coadyuvasen a superar la
problemática que afronta, desde hace muchas décadas, el sistema de justicia. El sistema de representación
previsto en la Constitución de 1993, en su momento, fue reconocido y valorado favorablemente por la
comunidad nacional e internacional, debido a que incorporaba a la sociedad civil en la elección,
ratificación y destitución de jueces y fiscales, minimizando, de esta manera, los riesgos que el poder
político tuviera una influencia indebida en dichas tareas. De esta forma, se superó lo que bajo la vigencia
de la Constitución de 1979 había representado uno de las principales taras del sistema
de justicia.

4. PROBLEMATICA
Consejo Nacional de la Magistratura es una de las instituciones públicas más desprestigiadas a raíz
de una serie de sucesos que ponen en duda la capacidad ética de la mayoría de sus miembros para
ejercer la delicada labor que le ha encargado la Constitución Política del Perú. Los cuestionamientos
a sus integrantes y a la forma en que se ha desnaturalizado el sistema de representación de los
colegios profesionales y de las universidades públicas y privadas, plantea la urgente necesidad de
reformar la institución con el fin de
devolverle legitimidad y recuperar la confianza ciudadana, indispensables para el adecuado
funcionamiento no solo del sistema de justicia, sino también, del sistema democrático nacional. Esto
se vuelve más urgente frente a los gravísimos hechos de tráfico de influencias,
intercambio de favores y otras formas de corrupción revelados por los audios difundidos por medios
periodísticos en las últimas semanas, que dan cuenta que algunos consejeros han utilizado sus
puestos para negociar nombramientos, evaluaciones y favores políticos, entre otros actos irregulares.
Además, se han puesto en evidencia el bajo nivel de las entrevistas desarrolladas a los postulantes a
jueces y fiscales y los casos de discriminación a postulantes con discapacidad, que evidencian que el
sistema de elección por representación de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura,
contrariamente al objetivo de la
Constitución, ha facilitado que lleguen a estos altos cargos personas sin las mínimas calidades
académicas, profesionales y éticas. Esta situación ha puesto en serio cuestionamiento la legitimidad
de la institución y de su actuación y pone en grave riesgo al sistema de justicia y a la propia
gobernabilidad del país. Debido a ello, diversas propuestas legislativas provenientes del Poder
Judicial, el Poder Ejecutivo, el Congreso de la República, y organismos de la sociedad civil
concuerdan en la importancia de realizar un cambio sustantivo en la composición del Consejo y en
las características y perfil de los consejeros como condición para superar esta difícil y delicada
problemática. (Ver Anexo: Proyectos de ley y propuestas de reforma del CNM, que acompaña esta
exposición de motivos).

5. DE LA DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD

El Colegio de Abogados de Piura sostiene que las normas impugnadas son inconstitucionales por razones
de forma y fondo. Los argumentos sobre la inconstitucionalidad por la forma constituyen su pretensión
principal, mientras que aquellos sobre la inconstitucionalidad por el fondo corresponden a su pretensión
subsidiaria, como la propia parte demandante lo señala de forma expresa en su demanda.

5.1 Argumentos sobre la supuesta inconstitucionalidad por la forma

La parte demandante precisa que si bien la materia objeto de regulación de los decretos de urgencia, durante
el interregno parlamentario, puede exceder a aquella relacionada a lo financiero y económico, para su
expedición deben observarse los criterios desarrollados en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
(Sentencia recaída en el Expediente N.º 008-2003- AI/TC), sobre su excepcionalidad, necesidad, conexidad,
transitoriedad y generalidad.

5.2 argumentos sobre la supuesta inconstitucionalidad de forma


En relación con la supuesta inconstitucionalidad de la Cuarta Disposición Complementaria Final del
proyecto de ley N.º 1720/2017, se alega que la aplicación a los procesos en trámite de la norma
impugnada contravendría el principio de no retroactividad de las normas, reconocido en el artículo 103º
de la Constitución, que se vulneraría por cuanto la norma impugnada establece que sus disposiciones se
aplican a los procesos o procedimientos en trámite.
5.3 Debe precisarse que la parte demandante, pese a haber consignado en su petitorio que impugna el
artículo 4º del Proyecto de ley N.º 1720/2017, en el desarrollo de su escrito no ofrece argumentos que
sostengan su supuesta inconstitucionalidad.

6. FUNDAMENTACION JURIDICA
6.1 El Proceso de Inconstitucionalidad conforme lo dispone el Art. 200 Inc. 4) de la Constitución
Política, procede contra normas con rango de ley de carácter general que contravienen la Constitución por
la forma o por el fondo. En cuanto, al control de normas jurídicas (leyes que materializan una reforma
constitucional).
6.2 el poder de reforma de la Constitución, por muy especial y singular que sea su condición, no deja de
ser un auténtico poder constituido y, por lo tanto, limitado.
6.3 Constitución Política del Perú artículo 43 tipo de Estado y Gobierno textualmente prescribe: “La
República del Perú es democrática, social, independiente y soberana. El Estado es uno e indivisible. Su
gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de
poderes
6.4 Artículo 138, Función Jurisdiccional – “La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se
ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes
La actividad presupuestal del Estado se rige por los principios de reserva de ley, equilibrio
presupuestario, universalidad, unidad, exclusividad, anualidad, no afectación, entre otros. Al
respecto, el Tribunal Constitucional (en la sentencia recaída en los expedientes acumulados 15-
2001-AI/TC, 16-2001-AI/TC y 4-2002-AI/TC, de fecha 29 de enero del 2004) ha señalado lo
siguiente:
“18. […] la administración económica y financiera del Estado se rige por el presupuesto
que anualmente aprueba el Congreso. En buena cuenta, los recursos del Estado sólo
deben estar asignados a los fines que determine la ley previamente existente.
38. […] Precisamente, uno de los condicionamientos a los que puede someterse
el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, tratándose del Estado como
sujeto procesal vencido en juicio, se relaciona con las exigencias que se derivan de la
observancia del principio de legalidad presupuestaria del gasto público.
39. Dicho principio, que se deriva del artículo 77 de la Constitución Política del
Estado, implica que el pago de las sumas de dinero ordenado por una resolución
judicial firme, sólo podrá ser cumplido con cargo a la partida presupuestal
correspondiente.

69. Al Tribunal Constitucional no le es ajeno que el Estado peruano no es precisamente


un Estado rico, y que muchas veces no cuenta con los fondos necesarios para satisfacer
los más elementales servicios públicos con idoneidad, eficiencia y calidad.
Pero tal condición tampoco puede servir como un pretexto constitucionalmente
suficiente como para autorizar el sacrificio del derecho a la efectividad de las
resoluciones judiciales, cuando existen otros medios y medidas que pudieran
implementarse con el objeto de satisfacer las deudas ordenadas por sentencias firmes”
(énfasis agregado).
Los principios que guían la formulación y aprobación del presupuesto requieren que los órganos
competentes se aseguren de que los gastos sean sostenibles a largo plazo. Esto se debe a que el
presupuesto anual está vinculado a una política económica que debe mantenerse a lo largo del
tiempo. Aprobar un presupuesto para cada entidad sin garantizar la sostenibilidad de los gastos
podría afectar la capacidad de la entidad para cumplir sus funciones o la calidad de los servicios
que ofrece.
El Decreto de Urgencia cuestionado menciona en su página 4 los numerosos mandatos de
reposición en la administración pública, los cuales afectan el equilibrio presupuestario de las
entidades. Se destaca que algunos gobiernos regionales y locales enfrentan dificultades
financieras. Los jueces están ordenando reposiciones que exceden los límites constitucionales y
resultan imposibles de cumplir para la Administración Pública en los diferentes niveles de
gobierno, lo que ha generado problemas en varios gobiernos regionales y locales.
En la Exposición de Motivos se señala la identificación de varios problemas relacionados con las
reposiciones de servidores públicos. Se menciona que algunas sentencias judiciales ordenan la
reincorporación de personas sin especificar el régimen laboral correspondiente, en un régimen
laboral inexistente en la entidad demandada, o sin demostrar que ingresaron por concurso
público a pesar de haber mantenido una relación contractual temporal o civil con alguna entidad
del Sector Público.
En ese sentido, en el Aplicativo Informático para el Registro Centralizado de Planillas y de Datos
de los Recursos Humanos del Sector Público (AIRHSP) se ha registrado a 3621 servidores
públicos con sentencias de reposición, cuyo costo anual se estima en S/ 151 millones de soles,
conforme se evidencia en el siguiente cuadro.
Actualmente, hay 31,265 casos en los que podrían emitirse resoluciones judiciales que ordenen
reposiciones en plazas no previstas ni presupuestadas, lo que generaría un costo adicional al
Estado de S/ 1,455.6 millones. Esto representa un impacto significativo en el presupuesto estatal.
La norma cuestionada busca proteger el principio constitucional de legalidad presupuestal,
asegurando que las reposiciones ordenadas por mandato judicial estén en línea con el principio
de equilibrio presupuestario. Esto implica que debe existir una plaza debidamente presupuestada
y de plazo indeterminado antes de ordenar la reposición, garantizando que haya presupuesto
suficiente para sostener económicamente dicha plaza sin afectar el presupuesto público.
El Tribunal Constitucional estableció en la sentencia del Expediente N.° 025-2013-PI/TC que la
regulación sobre la negociación colectiva en el sector público debe tener en cuenta las
características constitucionales del presupuesto público. Se enfatizó en que las limitaciones
presupuestarias deben ser cumplidas en todos los ámbitos estatales, especialmente en medidas
que representen un costo económico para el Estado, como las condiciones laborales, financiadas
con recursos de los contribuyentes y del Estado.
En este orden de ideas, el Decreto de Urgencia 16-2020 tiene una finalidad constitucional en
tanto busca evitar la afectación del principio de legalidad presupuestaria.
7. FUNDAMENTOS PARA DECLARAR INFUNDADA LA DEMANDA RESPECTO A
LOS CUESTIONAMIENTOS POR RAZONES DE FORMA
7.1. Los decretos de urgencia expedidos al amparo del artículo 135º de la Constitución
El artículo 135 de la Constitución de 1993 establece que durante la disolución del Congreso
según lo dispuesto en el artículo 134, el Poder Ejecutivo tiene la facultad de legislar mediante
decretos de urgencia. Estos decretos deben ser examinados por la Comisión Permanente y luego
elevados al Congreso una vez que este se haya reinstalado.
Con relación a esta norma constitucional corresponde indicar lo siguiente:
a) Se establece que, durante la disolución del Congreso, el Poder Ejecutivo asume la función
legislativa a través de decretos de urgencia, sustituyendo al Congreso en esa tarea debido a su
inactividad. Se destaca que esta medida es necesaria para garantizar el funcionamiento del
Estado durante ese período. César Landa Arroyo menciona que el Poder Ejecutivo tiene la
facultad de gobernar mediante estos decretos, actuando en lugar del Congreso para emitir normas
con rango de ley.
b) Los decretos de urgencia utilizados por el Poder Ejecutivo durante la disolución del Congreso
no son los mismos que los contemplados en el artículo 118 de la Constitución para situaciones de
normalidad constitucional. Aunque comparten la misma denominación, tienen fundamentos y
aplicaciones diferentes. Los decretos de urgencia durante la disolución del Congreso se emiten
en circunstancias excepcionales y tienen la finalidad de garantizar el funcionamiento del Estado
cuando el Congreso no está en funciones, mientras que los otros se utilizan en situaciones
económicas y financieras específicas cuando el Congreso está activo. Por lo tanto, los criterios
aplicables a uno no pueden ser automáticamente extrapolados al otro.
c) La Constitución no establece restricciones específicas sobre las materias que pueden ser
reguladas mediante decretos de urgencia durante la disolución del Congreso. Esto sugiere que el
Poder Ejecutivo tiene una facultad amplia para legislar en diversas áreas durante este período.
Samuel Abad indica que, dada la disolución del Congreso, los decretos de urgencia pueden tener
un alcance mayor que en situaciones normales, sin perder su naturaleza urgente. Aunque pueden
surgir dudas sobre los límites en ciertas áreas como la tributaria, estas cuestiones deben
abordarse caso por caso. En general, el mandato para legislar se entiende como amplio.
31. En consecuencia, la materia sobre la que pueden versar los decretos de urgencia señalados en
el artículo 135º de la Constitución abarca a toda aquella que requiera ser regulada en el período
de interregno parlamentario.
7.2.1 Los criterios establecidos para analizar los decretos de urgencia expedidos al amparo
del artículo 118º, inciso 19, de la Constitución no se aplican para el caso de los expedidos al
amparo del artículo 135º
La parte demandante reconoce que hay una diferencia entre las materias reguladas por los
decretos de urgencia del artículo 118º, inciso 19, de la Constitución y los del artículo 135º. Sin
embargo, argumenta que la norma impugnada no cumple con los requisitos establecidos por el
Tribunal Constitucional para los decretos de urgencia, como excepcionalidad, necesidad,
conexidad, transitoriedad y generalidad. Aunque estos criterios se aplicaron específicamente a
los decretos del artículo 118º, la parte demandante sostiene que también deben aplicarse a los
decretos del artículo 135º durante el interregno parlamentario.
La parte demandante comete un error de lógica jurídica al pretender aplicar los mismos criterios
desarrollados por el Tribunal Constitucional a ambos tipos de decretos de urgencia, a pesar de
reconocer que existen diferencias entre ellos. Argumenta que mientras uno se aplica cuando el
Congreso está en funciones y la potestad legislativa del Ejecutivo es excepcional, el otro se
aplica cuando el Congreso está disuelto y el Ejecutivo tiene el mandato constitucional de legislar.
Por lo tanto, los criterios establecidos por el Tribunal para el primer supuesto no pueden
aplicarse automáticamente al segundo, ya que son situaciones distintas. Los criterios para
analizar la función normativa del Ejecutivo cuando hay un Congreso en funciones no son
aplicables para analizar esa función cuando, debido a la disolución del Congreso, el Ejecutivo
está obligado a legislar.
El Decreto de Urgencia N.° 016-2020, impugnado en este caso, fue emitido durante el período de
interregno parlamentario tras la disolución del Congreso de la República en septiembre de 2019,
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 135º de la Constitución. Por lo tanto, no debe ser
evaluado según los criterios aplicables a los decretos de urgencia aprobados conforme al artículo
118º, inciso 9. En consecuencia, este aspecto de la demanda debe ser rechazado.
8. FUNDAMENTOS PARA DECLARAR INFUNDADA LA DEMANDA RESPECTO A
LOS CUESTIONAMIENTOS POR RAZONES DE FONDO
8.1 Sobre la alegada violación del debido proceso y la tutela jurisdiccional
La parte demandante alega que el Decreto impugnado viola el debido proceso y la tutela
jurisdiccional efectiva al establecer límites en el contenido de las demandas judiciales o medidas
cautelares que pueden presentar los trabajadores del sector público bajo el Decreto Legislativo
728. Argumenta que la norma impugnada obliga a los jueces a adecuar los procesos laborales
para que se tramiten como demandas resarcitorias, limitando la posibilidad de reposición o
desnaturalización solicitada originalmente en caso de despido injustificado o desnaturalización
del contrato. En resumen, la demandante cuestiona que el artículo 3º del Decreto establezca
reglas específicas para los procesos judiciales relacionados con trabajadores del sector público.
La norma impugnada establece reglas para la reposición y reconocimiento de la relación laboral
por mandato judicial en entidades del sector público. Estos requisitos son: a) Solo se permite en
la entidad demandada, b) Se aplica solo a plazas a tiempo indeterminado ocupadas por personas
que ingresaron por concurso público en plazas presupuestadas y permanentes del mismo régimen
laboral en el que fueron contratadas, c) En el caso de reconocimiento de vínculo laboral por
sentencia judicial, el demandante debe ser incorporado al régimen laboral vigente de la entidad, y
cualquier cambio solo puede hacerse mediante un nuevo concurso público.
La regulación sobre la reposición en el sector público, contenida en el artículo 3º del decreto
impugnado, sigue el precedente establecido por el Tribunal Constitucional en el caso Huatuco y
se basa en los principios constitucionales de presupuesto. Esto no busca interferir en los derechos
a la tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso, ya que la parte demandante puede plantear
sus pretensiones y defenderlas ante los tribunales, aunque estos últimos deben pronunciarse
considerando los precedentes constitucionales y las reglas presupuestarias relacionadas con los
trabajadores del sector público, en línea con la política estatal sobre recursos humanos.
8.2 Sobre la alegada violación del derecho a la igualdad
La parte demandante argumenta que la norma impugnada viola el derecho a la igualdad porque,
según su interpretación, solo ofrece una compensación económica al trabajador del sector estatal
sujeto al régimen del Decreto Legislativo 728, mientras que permite la restitución de derechos al
trabajador de una empresa privada bajo el mismo régimen laboral.
El argumento de la demanda carece de sustento ya que no se trata de situaciones jurídicas
idénticas, a pesar de que en la práctica ambos trabajadores, del sector público y privado, estén
formalmente bajo el mismo régimen laboral (el del Decreto Legislativo Nº 728). Es conforme
con la Constitución que el Sector Público mantenga un trato diferenciado para hacer efectivos
criterios como la meritocracia y ajustarse al presupuesto y sus principios, que no son propios de
la actividad privada.
Para determinar si se ha vulnerado el derecho a la igualdad, es necesario considerar que este
derecho no garantiza un trato idéntico para todos, sino uno que se adecúe a las condiciones
particulares de cada grupo afectado. Esto implica identificar los grupos que podrían recibir un
trato diferenciado y determinar si están en una situación comparable que justifique dicho trato.
Para realizar esta evaluación, es fundamental establecer un término de comparación válido,
basado en la misma situación objetiva en la que se encuentra el actor. Una vez definido este
término, se aplica un test de igualdad para determinar si el trato diferenciado es constitucional. El
Tribunal Constitucional ha establecido que el término de comparación debe tener propiedades
fácticas y jurídicas análogas a las del caso considerado discriminatorio, aunque no
necesariamente idénticas, sino solo suficientemente similares para establecer una relación
analógica relevante.

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