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Documento

Temático

#42
2023

Tatiana Martínez Ferro


Profesional en proyectos de investigación-CESED

Pablo Zuleta
Director del área de consumo, salud pública y
educación- CESED

Bernardo Tocua
Profesional en proyectos de investigación- CESED
Análisis y perspectiva del consumo problemático según sexo 1 :
usuarios de la Fundación la Luz IPS

Información utilizada
El consumo problemático ha sido objeto de estudio desde diferentes perspectivas
y en esta ocasión se aborda desde el análisis de las distribuciones por sexo de los
datos recopilados por la Fundación La Luz2 3 IPS, en el periodo comprendido entre
diciembre de 2020 y marzo de 2023. La muestra consta de 3.051 observaciones
correspondientes a 2.398 pacientes. Es importante destacar que se consideró
únicamente el primer ingreso de cada paciente para garantizar la integridad de la
muestra, lo que resulta en un total de 2.398 observaciones. De acuerdo con los
datos, se registraron 283 mujeres, 2.020 hombres y 95 datos en los que no se
especificó el sexo, conformando así una base final de análisis de 2.303 casos.

Ilustración 1. Total de ingresos por sexo

1
Definición Sexo: este término hace referencia al sexo biológico de la persona. Según la OMS, el "sexo" se puede
entender como las características biológicas y fisiológicas que definen a hombres y mujeres, mientras que el
"género" se refiere a los roles, conductas, actividades y atributos, construidos socialmente, que una cultura
determinada para las personas. De acuerdo con esta descripción, la OMS considera que "hombre" y "mujer" son
categorías de sexo. Fuente: Instituto Nacional de Estadística. (s.f.). Glosario de conceptos.
https://www.ine.es/DEFIne/es/concepto.htm?c=4484#:~:text=Seg%C3%BAn%20la%20OMS%2C%20el%20%22s
exo,apropiados%20para%20hombres%20y%20mujeres.

2
Definición de la variable sexo en la Fundación la Luz IPS: al ingreso en la fundación se pregunta el sexo del
paciente y las posibles repuestas son: hombre y mujer.

3
La Fundación empezó a recolectar el género de los pacientes clasificados en tres grupos: femenino, masculino
y no binario; no obstante, la variable solo está para el 20% de la población estudiada. Por lo que, por ahora, el
estudio se concentra en el sexo de las personas que ingresan.
Sin embargo, antes de reducir la base de datos al primer registro de cada paciente,
se analizan los ingresos tanto por sexo como por habitanza en calle. En la tabla 1,
a continuación, se observa que la mayoría de los pacientes ingresan una única vez
a la Fundación; no obstante, quienes presentan habitanza en calle ingresan entre
2 y 5 veces con más frecuencia, que quienes no presentan esta condición.

Tabla 1. Ingresos y habitanza en calle

hab_calle

Ingresos No Si Total
1 81.89 74.60 78.71
2 13.25 17.95 15.30
3 3.61 4.94 4.19
4 0.83 2.15 1.41
5 0.14 0.27 0.20
6 0.21 0.00 0.12
7 0.07 0.00 0.04
8 0.00 0.09 0.04

Total 100.00 100.00 100.00

Según el análisis por sexo, se encontró que la proporción de mujeres que ingresan
a la Fundación, en una única ocasión, es mayor en comparación con la proporción
de hombres. En cambio, se observa que los hombres superan a las mujeres en
términos de ingresos múltiples, específicamente en los casos de 2, 4, 5, 6, 7 y 8 de
la tabla. Estos resultados sugieren que puede existir una diferencia en los patrones
de utilización de los servicios de la Fundación entre hombres y mujeres. Al parecer,
los hombres pueden llegar a tener una mayor tendencia a realizar ingresos
repetidos.
Tabla 2. Ingresos y sexo

sexo

Ingresos Hombre Mujer Total


1 78.51 82.99 79.03

2 15.39 12.02 15.00

3 4.04 4.11 4.05

4 1.52 0.88 1.44

5 0.31 0.00 0.27

6 0.16 0.00 0.14

7 0.04 0.00 0.03

8 0.04 0.00 0.03

Total 100.00 100.00 100.00

También, se realizó un análisis de las variables que podrían estar relacionadas con
un mayor número de ingresos a la Fundación La Luz. En este ejercicio se utilizó
una regresión probit para determinar qué factores se asocian, con una mayor
probabilidad, al ingresar a la fundación más de una vez. Se observó, con un nivel
de confianza del 90%, que ser mujer se asocia con una menor probabilidad de
ingresar más de una vez. Por otro lado, se encontró que tener más hijos, vivir en
situación de calle y tener antecedentes de conducta delictiva se asocian con una
mayor probabilidad de ingresar más de una vez a la fundación. En la ilustración 1
se presentan estos resultados. Es relevante aclarar que aquellas líneas horizontales
que tocan o traspasan la línea vertical central de la gráfica no mostraron resultados
significativos. Esto ocurrió en el caso de tener pareja, el estrato socioeconómico y
la edad de ingreso del paciente. Adicionalmente, es importante tener en cuenta
que el 72% de la población se encuentra en estrato 1 y 2.
Ilustración 2. Regresión de ingresos

Al analizar los ingresos totales por región se determina que los departamentos que
más aportan pacientes, considerando la densidad poblacional total de cada región,
son: Tolima, Boyacá, Cundinamarca, Norte de Santander, Guaviare, Caldas,
Antioquia y Bogotá D.C.

Ilustración 3. Ingresos por región


Al analizar los ingresos por localidad, de aquellos que provienen de Bogotá, se
determina que las localidades que más aportan pacientes, considerando la
densidad poblacional total de la ciudad, son: Usme, San Cristóbal, Rafael Uribe
Uribe, Los Mártires y Engativá.

Ilustración 4. Ingreso por Localidad en Bogotá

Resultados y análisis de los datos de la Fundación la Luz

- Análisis de promedios
En primer lugar, se realizaron análisis de promedios, entre hombres y mujeres, en
diversas variables de interés en relación con el sexo reportado. Este enfoque
permitió examinar cómo el consumo problemático puede variar según el sexo de
los individuos y comprender mejor las características y patrones asociados.

En el primer gráfico se muestra el promedio de la edad de ingreso del paciente a


la Fundación. La barra azul oscura representa a los hombres, mientras que la barra
azul clara representa a las mujeres. Según los datos, se observa que, en promedio,
las mujeres tienen una edad de ingreso de 28.5 años, lo cual es aproximadamente
un año y medio más joven que la de los hombres, que es de 30.2 años.

Además, se presentan líneas delgadas, grises, que indican si existe una diferencia
significativa entre las edades de hombres y mujeres. En este caso, al no haber
traslape entre las líneas, se establece, con un nivel de confianza del 90%, que las
edades son significativamente diferentes entre los dos grupos.

Estos hallazgos resaltan una posible disparidad en la edad de ingreso a la


Fundación entre hombres y mujeres, lo cual puede ser relevante para comprender
los factores asociados con el consumo problemático en cada grupo. Sin embargo,
es importante realizar análisis más exhaustivos y considerar otros factores para
obtener un panorama más completo de esta relación.

Ilustración 5. Edad de ingreso

En cuanto al estrato socioeconómico se encontró que tanto hombres como


mujeres tienen un promedio de estrato 2, y no se observaron diferencias
significativas entre los grupos. Por tal razón, no se incluyeron gráficas adicionales
que poco aportarían a la discusión.

Dando continuidad con el análisis, se examinó la variable relacionada con la


maternidad/paternidad y su relación con el consumo problemático. Se observó
que las mujeres con consumo problemático parecen tener un mayor número de
hijos en comparación con los hombres. Esto se evidencia en la ilustración 5, en la
que se muestra una diferencia significativa en el promedio de hijos entre los dos
grupos.
Ilustración 6. Hijos

En términos directamente relacionados con el consumo se analizaron dos


aspectos: la edad de inicio y las recaídas. Las recaídas se refieren al número
histórico de episodios en los que se produce un retorno al consumo activo y
repetitivo de sustancias, con una frecuencia, duración e intensidad similares a las
previas al periodo de abstinencia, y con una duración mínima de un mes. En la
ilustración 6 se evidencia una diferencia significativa en la edad de inicio del
consumo entre hombres y mujeres con consumo problemático, siendo las mujeres
quienes tienen una edad de inicio mayor, con al menos un año de diferencia.

En cuanto a las recaídas se encontró que los hombres presentan un promedio de


2.43, mientras que las mujeres registran un promedio de 1.77. Esta diferencia es
significativa y sugiere que los hombres tienen una mayor tendencia a experimentar
recaídas en comparación con las mujeres.

Estos resultados proporcionan información importante sobre la


maternidad/paternidad, la edad de inicio del consumo y las recaídas en relación
con el consumo problemático, permitiendo identificar posibles diferencias y
patrones entre hombres y mujeres en estos aspectos. Sin embargo, es crucial
realizar análisis más detallados y considerar otros factores relevantes para
comprender, completamente, la complejidad de esta problemática.
Ilustración 7. Edad de inicio

Ilustración 8. Recaídas

- Análisis por porcentajes:

Durante el análisis de la población se examinaron los comportamientos en


variables categóricas, enfocándose en la distribución de hombres y mujeres en
cada categoría. Se investigó cómo se distribuían ambos sexos en diferentes niveles
educativos, así como en distintas categorías de sustancias de inicio e impacto,
entre otras.
En la ilustración 8 se puede observar que hay más hombres sin educación en
comparación con las mujeres. Además, tanto hombres como mujeres se
concentran principalmente en los niveles de educación de básica primaria
completa y básica secundaria completa. En cambio, se destaca que hay un mayor
porcentaje de hombres (44%) con educación básica completa en comparación
con las mujeres (35%). También es importante mencionar que hay un mayor
porcentaje de mujeres que han alcanzado niveles educativos que van desde
técnica completa hasta educación superior en comparación con los hombres.

Estos resultados sugieren que, en promedio, las mujeres con consumo


problemático tienen un nivel educativo más alto que los hombres. Esto resalta la
importancia de considerar la educación como un factor relevante al analizar las
diferencias entre hombres y mujeres en el consumo problemático.

Ilustración 9. Escolaridad

En relación con la vivienda y la situación de pareja de los pacientes se analizó la


presencia de habitanza en calle y la existencia de una pareja actual. En la ilustración
9 se destaca que tanto hombres como mujeres experimentan la habitanza en calle;
no obstante, este porcentaje es menor en comparación con aquellos que no
habitan en la calle. Además, se observa que un mayor porcentaje de mujeres
reporta vivir en la calle a diferencia de los hombres.
Por otro lado, en la ilustración 10 se analizó la situación de pareja de las personas.
Se encontró que, aunque en ambos casos los pacientes reportan no tener pareja
actualmente, el porcentaje de mujeres con pareja es mayor en comparación con
los hombres.

Ilustración 10. Habitanza en calle

Ilustración 11. Pareja


Además, se realizó un análisis de las sustancias de inicio y las que generaron
consumo problemático hacia los pacientes. Se evidenció que, para ambos sexos,
las sustancias de inicio más frecuentes fueron la marihuana, seguida del alcohol, el
tabaco y el basuco; sin embargo, se encontró una diferencia en la distribución de
sexo para estas sustancias. En el caso de la marihuana se identificó que hay más
proporción de hombres que mujeres que la consumen como su sustancia de inicio.
En contraste, en el caso del alcohol, tabaco y basuco, se observó que es mayor la
cantidad de mujeres que de hombres quienes lo reportan como su sustancia de
inicio.

Ilustración 12. Sustancia de inicio

En relación con las sustancias problemáticas se observan diferencias significativas


entre la que fue de inicio y la de impacto. En el caso de la marihuana, que es la
sustancia de inicio más común en ambos sexos, se evidencia que un porcentaje
menor de personas la reportan como sustancia problemática en comparación con
la de inicio. Aproximadamente el 18% de los hombres y el 22% de las mujeres la
identifican como problemática.

En comparación, el tabaco presenta una disminución significativa como sustancia


problemática, al igual que el alcohol frente al reporte de sustancia de inicio. Por
otro lado, se observan impactos mucho mayores en el basuco y la cocaína como
sustancias problemáticas. Estos hallazgos son interesantes porque demuestran
que aunque existan consumos de tabaco y alcohol, estos no generan consultas
médicas con la misma frecuencia. Esto puede estar relacionado con el hecho de
que estas sustancias permiten a los individuos llevar una vida cotidiana más
normal, considerando que el consumo problemático no solo se mide por la
frecuencia del consumo, sino también por la funcionalidad del individuo y su
comportamiento en los entornos sociales, laborales y familiares. Estos resultados
enfatizan la importancia de considerar no solo la sustancia consumida, sino
también su impacto en la vida cotidiana de las personas al analizar el consumo
problemático de sustancias.

Otro dato importante es que, aun cuando casi en la misma proporción, hombres y
mujeres inician su consumo con el basuco, es mayor la cantidad de hombres (más
de la mitad) que reportan un consumo problemático.

Ilustración 13. Sustancia de impacto

Al analizar el consumo problemático, en relación con las cuatro sustancias de inicio


más frecuentes, se observan diferencias entre los grupos de población. En el caso
de aquellos que iniciaron con marihuana, se encontró que, en promedio, el 57% de
ellos reporta un consumo problemático de basuco. No obstante, al desglosar los
resultados por sexo, se evidencian diferencias significativas. Por ejemplo, el 38%
de las mujeres reportan consumo problemático de basuco, comparado con un 59%
de los hombres. Por otro lado, un 28% de las mujeres reporta mantenerse en el
consumo de marihuana como sustancia problemática, mientras que en los
hombres es del 12%.

En el caso del alcohol se observó que, tanto para hombres como para mujeres,
aproximadamente el 14.6% de la población genera un consumo problemático en
esta sustancia. Sin embargo, al analizar los patrones de consumo problemático en
relación con el inicio en alcohol, se presentan diferencias entre los sexos. En
concreto, la mayoría de los hombres (41%) se trasladan al consumo de basuco y
desarrollan dependencia a esta sustancia. Asimismo, el 22% de las mujeres se
traslada al consumo problemático de basuco; no obstante, ellas muestran patrones
de consumo más dispersos, que incluyen consumo problemático de cocaína,
marihuana y alucinógenos.

En cuanto a la tercera sustancia de inicio más frecuente, el tabaco, se observa que


los comportamientos entre los sexos son más homogéneos. En promedio, tanto
hombres como mujeres, que inician con tabaco, presentan un alto porcentaje de
consumo problemático de basuco; aproximadamente el 66%. Además, alrededor
del 16% de ambos sexos se traslada al consumo problemático de marihuana.

Por último, para aquellos que inician con basuco, se encontró que
aproximadamente el 85% de ellos reporta un consumo problemático de basuco.
En el caso de los hombres, el restante 15% se distribuye de manera más equitativa
entre consumos problemáticos de marihuana y cocaína. En cambio, en el caso de
las mujeres, el restante 15% se traslada, principalmente, al de marihuana.

En cuanto a la frecuencia de consumo de la sustancia problemática se observa que


en la población en general predomina la frecuencia diaria. Sin embargo, se destaca
que hay una mayor proporción de mujeres, en comparación con los hombres, que
presentan frecuencias de consumo menores, como semanal y mensual.

Este hallazgo sugiere que, en promedio, las mujeres usuarias de la Fundación la


Luz tienden a tener una menor frecuencia de consumo de la sustancia
problemática en comparación con los hombres. Es importante destacar que estos
resultados se basan en el análisis de la muestra y pueden variar en función de las
características y circunstancias individuales de cada persona.
Ilustración 14. Frecuencia de consumo

En relación con el análisis de la sustancia principal de impacto, según la sede de


ingreso, se observa que, en general, el basuco es la sustancia problemática más
frecuente en el total de los ingresos. No obstante, se destaca un hallazgo
interesante en la sede de Barbosa, donde la sustancia de impacto más común deja
de ser el basuco. En esa sede se evidencian registros de cocaína y marihuana como
las sustancias principales de impacto, seguidas por el basuco y el alcohol en orden
de frecuencia. Este resultado sugiere que en la sede de Barbosa puede existir una
prevalencia diferencial de sustancias problemáticas en comparación con las demás
sedes.
Tabla 3. SPA impacto y sede

Sede
Barbos Bogotá Chinaut Total
spa_im a a
Alcohol 7.25 5.36 11.40 7.98
Alucinógenos 3.90 0.37 0.55 1.35
Basuco 15.06 69.08 56.87 50.73
Cocaína 35.13 3.74 6.46 12.86
Estimulantes de tipo 0.00 0.12 0.14 0.10
anfetamina
Inhalantes 2.04 3.24 3.30 2.95
Marihuana 29.18 12.59 17.72 18.71
Ninguna 0.00 0.12 0.00 0.05
Opiáceos 1.30 2.12 1.37 1.64
Otras 0.74 0.00 0.00 0.19
Otros estimulantes 3.72 1.50 0.96 1.89
Sedantes e hipnóticos 0.56 1.50 1.24 1.16
Tabaco 1.12 0.25 0.00 0.39
Total 100.00 100.00 100.00 100.00

Para finalizar, se realizó una gráfica que muestra las principales sustancias
problemáticas de todos los ingresos en cada sede. Allí se observa, claramente, que
en las sedes de Bogotá y Chinauta la sustancia más problemática es el basuco,
seguida en menor proporción por la marihuana. Por el contrario, en Barbosa, la
principal sustancia problemática es la cocaína, seguida, muy de cerca, por la
marihuana.
Ilustración 15. Sustancia de impacto por sede de ingreso

Conclusiones

Los hallazgos muestran diferencias importantes entre hombres y mujeres que


presentan consumo problemático. La principal diferencia se observa en el número
de ingresos; es decir, las mujeres, principalmente, tienen un solo ingreso en el
periodo analizado. Si bien hay muchos factores que pueden explicar está
diferencia, una de las principales es que el periodo de tratamiento parece ser
mucho más determinante respecto a la disminución de la demanda de servicios de
tratamiento bajo internación. Por lo tanto, es necesario establecer un proceso de
seguimiento específico para las mujeres, con el objetivo de evaluar la estabilidad
conseguida con el tratamiento por medio de la medición de la funcionalidad global,
de manera periódica, y así mejorar la gestión del riesgo. Sin embargo, también se
debe considerar que la convivencia en el programa puede ser mucho más difícil
para las mujeres y esto conlleva a no demandar el servicio posterior a la
culminación del tratamiento.

Por otra parte, también se puede observar que un porcentaje representativo de


mujeres tiene consumo de menor impacto, tanto en el tipo de sustancia como en
la frecuencia de uso. Aunque la población inicia principalmente con marihuana, la
migración a otra sustancia y la preferencia de su uso es diferente. Estas diferencias
pueden explicarse por el tipo de embriaguez que genera y el ambiente en el que
se desarrolla el consumo. Por ejemplo, el ambiente de riesgo físico en el que se
mueve la población que consume basuco puede tener un impacto de precaución
en la población femenina.

Asimismo, es fundamental considerar las diferencias innatas que hay entre


hombres y mujeres, que se pueden entender como las cualidades o capacidades
que no son aprendidas, sino pertenecen a la naturaleza u origen del individuo, y
que hacen que la embriaguez por basuco sea menos tolerante o satisfactoria en
las mujeres. Esto se puede observar en los 12.3 puntos porcentuales de diferencia
que hay en el uso de basuco como sustancia de mayor impacto entre hombres y
mujeres. Por el contrario, las mujeres muestran mayor porcentaje en el uso de
marihuana (3,4 puntos porcentuales), pegantes y otras sustancias inhalables (4,3
puntos porcentuales), y alcohol (3,1 puntos porcentuales). En consecuencia, es
probable que el rol social de la mujer; por ejemplo, el de dedicar más tiempo a
labores de cuidado, pueda ser un factor fundamental para que se presenten
diferencias respecto a la preferencia de la sustancia de mayor impacto, y su
relación con la frecuencia de uso.

De ahí que sea necesario avanzar en la caracterización del consumo, así como en
las distintas tipologías de la embriaguez, de hombres y mujeres, ya que la
información analizada permitirá establecer enfoques diferenciales desde las
valoraciones de ingreso, así como en las estrategias de seguimiento.

Por último, uno de los hallazgos de mayor relevancia en las poblaciones analizadas
fue el muy poco uso de basuco, como sustancia de mayor impacto, en la población
de Barbosa, Antioquia. Esta diferencia regional puede deberse a aspectos
culturales asociados al mercado ilegal de sustancias; sin embargo, se requieren
más aproximaciones sociales para conocer las razones de esta diferencia tan
marcada.

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