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REFORESTACIONES URBANAS Y RURALES

PLANTACIÓN DE ÁRBOLES EN LAS CIUDADES: MITOS Y REALIDADES

DRA. ALICIA CHACALO HILU


PROFESORA INVESTIGADORA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
METROPOLITANA – UNIDAD AZCAPOTZALCO

La arboricultura es una disciplina que se encarga del estudio de los árboles en ambientes
construidos; comprende la selección, propagación, cuidado y derribo de árboles y arbustos,
así como los cuidados necesarios para su adecuado crecimiento. Uno de los objetivos
principales de la arboricultura es contar con la información y técnicas que permitan
reconocer las necesidades y manejo de la flora arbórea y arborescente en ambientes
urbanos para garantizar su salud y buen desarrollo, por lo que se intentará esclarecer los
mitos y realidades alrededor de las plantaciones urbanas ((Lilly, 2011).

Una creencia muy arraigada en relación con los árboles es creer que el tamaño de la copa
es proporcional al tamaño en las raíces; sin embargo, la realidad es que las raíces de los
árboles se pueden extender hasta cuatro veces el tamaño del árbol y en el caso de los
árboles urbanos, el 80% de sus raíces se encuentran en la superficie (en los primeros 30 cm
del suelo, fig. 1). (Chacalo et al., 2016).

Fig. 1. Los árboles en ambientes construidos se plantan a menudo sin


el espacio suficiente para que las raíces, la copa y el tronco puedan desarrollarse.
A pesar de que los árboles surgieron de ecosistemas naturales, como los bosques y las
selvas, existen grandes diferencias entre un árbol forestal y un árbol en un ambiente
construido. El árbol urbano depende mucho de la mano del hombre y de las condiciones
que lo rodean, por lo que, si aprendiéramos más sobre cómo cuidarlos, podríamos tener
árboles sanos y longevos.

En las ciudades, los árboles son la conexión más importante que tenemos con la naturaleza.
Para garantizar su cuidado, la arboricultura menciona los siguientes principios (fig. 2):

Fig. 2. Ver un árbol longevo en la ciudad, como este ahuehuete ubicado


en Xochimilco, es una experiencia espiritual.

1. Espacio suficiente para crecer en la madurez. Los árboles necesitan espacio para
crecer, por lo que si vamos a plantar un árbol tenemos que pensar en el tamaño que
alcanzará en la madurez considerando su altura, ancho de copa y del tronco, y
tamaño del cepellón (raíces + suelo), así como las condiciones del sitio (Lilly, 2011).

De acuerdo con los censos del arbolado de la Ciudad de México, que se tienen desde
1993, el 50% de la población arbórea crece bajo cables de luz, por lo que es
importante definir la especie que se debe de plantar para evitar podas excesivas a
los árboles, lo cual condena al árbol y compromete su valor estético y ornamental.
Cabe destacar que, en la Ciudad de México, este problema se ha reducido
significativamente gracias a la normatividad existente: la NOM 001 sobre Podas y
Derribos de Árboles; y la NOM 006 sobre la creación de áreas verdes urbanas
(Chacalo et al. 2009; Grabinsky et al. 2009).

2. Árboles libres de plagas y enfermedades. Para cuidar algunos de los problemas de


salud de los árboles, se debe seguir un manejo integrado de plagas, el cual promueve
la identificación de plagas. Varias son estacionales y en la mayoría de las ocasiones,
no requieren la aplicación de productos químicos. Una de las actividades más
comunes en el manejo de plagas que han tenido buenos resultados han sido la
aplicación de materia orgánica (composta), aireación del suelo y poda de árboles
(fig. 3) (Miller, 2014).

Fig. 3. Buenas prácticas de manejo, como elaborar composta, ayudan a tener árboles más
vigorosos que resisten mejor las invasiones de insectos o de patógenos.

3. Capacitación en el manejo del arbolado. La capacitación del personal que da


mantenimiento a las áreas verdes urbanas es indispensable para garantizar los
mejores resultados en la salud del arbolado, así como en la seguridad del personal,
especialmente con el equipo de poda y protección personal adecuados (fig. 4).
Fig. 4. Taller de actualización en técnicas de poda y trepa en la UAM-Azcapotzalco en diciembre de 2019.

4. Riego y acciones de apoyo en épocas de estiaje. Se deberá asegurar el aporte de


agua al arbolado, ya sea por medio de riego o de técnicas como infraestructura
verde que permitan canalizar el agua hacia las áreas arboladas. De la misma forma,
se deberá apoyar con composta y mulch (por lo general astillas de madera) que
permiten a mantener la fertilidad del suelo y conservar la humedad (fig. 5) (Lilly,
2011).

Fig. 5. Colocar mulch en la línea de goteo de los árboles,


aporta numerosos beneficios tanto al árbol como al suelo.
5. Selección de especies. Se debe hacer un proceso de selección de especies que serán
plantadas, teniendo en consideración el objetivo que se busca de ellas. Ante todo,
es muy recomendable buscar el árbol apropiado para el sitio que va a ocupar. Si las
especies son nativas, permitirán mostrar la gran riqueza de especies con la que
contamos en nuestro País; por lo que cada vez que muere un árbol y vamos a plantar
otro, es una oportunidad para sustituirlo por una especie nativa (fig. 6) (Lilly, 2011).

Fig. 6. Es importante conocer nuevas especies en los jardines botánicos para mostrar
la megadiversidad de México en nuestras ciudades.

6. Cuidar lo que se tiene. Históricamente, las ciudades han sido reforestadas con
árboles que no son nativos de la región (especies exóticas). A pesar de que la
tendencia actual es reforestar con especies nativas, es importante cuidar a los
árboles previamente establecidos en las ciudades y darles el mejor mantenimiento
posible, ya que proporcionan muchos beneficios a las personas y especies que
coexisten con ellos (Calvillo et al, 2016).

7. Especies de baja demanda de agua. Cuando el clima árido o semiárido es un factor


limitante, es importante seleccionar especies de la región que están adaptadas a
sobrevivir con poco riego. México tiene cerca del 40% de su territorio en esta
condición, además de una gran cantidad de especies endémicas, que se podrían
rescatar si se utilizaran en las áreas urbanas o suburbanas (fig. 7) (Soberón et al.
2008).

Fig. 7. En el Jardín Botánico de Chapultepec –CDMX- se utilizaron cactáceas y suculentas en su reciente remodelación.

A manera de conclusión, deseo señalar que la plantación de árboles en las ciudades no se


mide por el número de árboles plantados, sino por aquellos que sobreviven, en un buen
sitio, en buen estado de salud, partiendo de la selección apropiada y la técnica de plantación
adecuada.

Hay que trabajar de la mano con arquitectos paisajistas, con constructores y trabajadores
de la construcción pues el árbol en el ambiente urbano es una de las caras de un triángulo.
La segunda cara, son las personas que habitan en la ciudad, y finalmente la tercera, es la
infraestructura en donde se desarrolla.

Muchas veces hay que partir de rediseñar por completo el sitio de plantación para que
permita el desarrollo adecuado de los árboles. Esto aplica tanto desde el momento de la
plantación como años y años más tarde. Los árboles son seres longevos que viven varias
generaciones humanas, con seguridad pueden vivir más que quienes los plantaron.
Una plantación exitosa será aquella que se presuma muchos años después de haberla
realizado, en donde el resultado final serán árboles, sitio y personas viviendo en armonía.

Referencias
1. Calvillo, A., E. Herrera y C. Jiménez. 2016. México y sus Centinelas del tiempo. En: Chacalo,
A. (coordinadora). 2016. Temas de Arboricultura. Árboles, arbustos, palmas y frutales para
Ciudades. Tomo I. Universidad Autónoma Metropolitana. 48-65.
2. Chacalo, A, J. Kohashi, G. Watson y R. Bye. 2016. El sistema de raíces. En: Chacalo, A.
(coordinadora). 2016. Temas de Arboricultura. Árboles, arbustos, palmas y frutales para
Ciudades. Tomo I. Universidad Autónoma Metropolitana. 108-125.
3. Chacalo, A., J. Grabinsky, A. Aldama y H. J. Vázquez. 2009. El arbolado de la ciudad de
México: realidades de un inventario. Mirar a los árboles con otros ojos. En: Chacalo. A.
(coordinadora). 2009. Árboles y arbustos para ciudades. Universidad Autónoma
Metropolitana. 86-101.
4. Grabinsky, J., A. Chacalo, A. Aldama y H. J. Vázquez. 2009. Si los árboles pudieran hablar. En:
Chacalo. A. (coordinadora). 2009. Árboles y arbustos para ciudades. Universidad Autónoma
Metropolitana. 102-107.
5. Lilly, S. 2011. Biología del Árbol. En: Guía para la Certificación del Arbolista. International
Society of Arboriculture. Champaing, Illinois. 2-21.
6. Lilly, S. 2011. Manejo del agua. En: Guía para la Certificación del Arbolista. International
Society of Arboriculture. Champaing, Illinois. 56-69.
7. Lilly, S. 2011. Selección del árbol. En: Guía para la Certificación del Arbolista. International
Society of Arboriculture. Champaing, Illinois. 86-98.
8. Miller, R. 2014. Manejo Integrado de Plagas. Mejores Prácticas de Manejo. International
Society of Arboriculture. Champaing, Illinois. 52 pág.
9. Soberón, J., G. Hlffter., J. Llorente-bousquetes. 2008. Capital Natural de México.
Conocimiento actual de la biodiversidad. Volumen 1. Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Primera edición. México. 660 páginas.
DENDROCRONOLOGÍA, LA CIENCIA DE LOS ÁRBOLES

DR. JOSÉ VILLANUEVA DÍAZ


INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES, AGRÍCOLAS Y
PECUARIAS

Existen árboles muy longevos en México, sin embargo, no existen restricciones que impidan
cortar árboles antiguos de gran valor. Un ejemplo de ello fue la tala clandestina de 20
árboles de un bosque de coníferas localizado en las faldas del volcán Cofre de Perote,
Veracruz, los cuales, después de ser datados, descubrimos que tenían entre 400 y 500 años.
Estas acciones evidencian la necesidad de entender las características y la forma de
crecimiento de los árboles, para darles su justo valor.

La Dendrocronología es una disciplina que se ocupa de la datación exacta de los anillos de


crecimiento de los árboles. Consideramos a los árboles como estaciones climáticas, en
donde sus anillos de crecimiento registran todo tipo de acontecimientos ambientales
puntuales (desde incendios, hasta tempestades y plagas) con una precisión anual. Su
estudio permite analizar periodos climáticos, cambios ambientales y procesos más
complejos y difíciles de medir como la evolución del clima y los procesos geológicos.

El estudio de los árboles inicia con crecimientos de árboles vivos, donde se conoce el año
del crecimiento más reciente, la información que se obtiene permite hacer
representaciones de crecimiento que se trasladan en el tiempo para compararlas con
madera de edificios antiguos y de minas arqueológicas. Con esta información uno puede
viajar al pasado y reconstruir series de anillo de crecimiento de hasta 10 y 15 mil años atrás.
Eso no quiere decir que los árboles tengan 10 mil años, si no que estas series extensas se
pueden conformar con el crecimiento de árboles vivos y muertos, particularmente cuando
los árboles son milenarios, como en el caso de México, que existen especies muy longevas
como el ahuehuete, donde se han encontrado individuos de 1,200 hasta casi 1,700 años y
en los bosques templados, especies de coníferas que alcanzan más 500 años.

Es importante resaltar que existen muchos factores que intervienen en el crecimiento anual
de los anillos en los árboles, por ejemplo, en el caso de las coníferas, los crecimientos son
grandes al inicio, pero al paso de los años su tamaño va disminuyendo y esto no significa
que las condiciones climáticas hubieran sido mejores en sus primeros años, si no que
conforme el árbol crece la producción de madera se distribuye en una superficie mayor, lo
que resulta en anillos de crecimiento de menor tamaño. Por razones como éstas, es
importante conocer la biología de las especies estudiadas, para determinar los factores que
afectan su crecimiento.

La Dendrocronología ha sido ampliamente utilizada en México en la mayoría de los


ecosistemas, sin embargo, se requiere ampliar los estudios de este tipo, especialmente en
las áreas tropicales del país. Existen oportunidades para utilizar la información de los
crecimientos de los árboles en una gran cantidad de estudios científicos y de proyectos,
desde el manejo forestal y la conservación, la restauración de áreas, hasta el
reconocimiento de la hidrología de áreas de interés. Ejemplos de ello son la determinación
histórica de los volúmenes de agua y sus tendencias actuales en el Valle de Yaqui, Sonora;
los cambios en la disponibilidad de agua de la Comarca Lagunera de los últimos 550 años;
la elaboración del Atlas de Sequía con datos de los últimos 600 años; concentraciones de
gases de efecto invernadero; los periodos de sequía que afectaron a los aztecas en la época
de la conquista y la determinación del aumento de la contaminación a través del análisis de
concentración de metales pesados. Un proyecto que deseo destacar por su importancia
actual es la conservación de los árboles milenarios, los cuales contienen una información
genética valiosa, por lo que se intenta propagarlos en cada una de las regiones en donde se
encuentran.
Los árboles son reservorios de información y de vida. Su estudio y cuidado permitirán
conocer tendencias de cambio climático, de contaminación de aire y suelo, así como tomar
mejores decisiones de manejo para la conservación y recuperación de áreas naturales.
Debemos promover políticas públicas que garanticen el cuidado y permanencia de los
árboles en el largo plazo, comparando su valor con los sitios históricos y arqueológicos del
país.
MANUAL DE REFORESTACIÓN URBANA Y JARDINES DE POLINIZADORES EN LA
REGIÓN LAGUNA

Q.F.B. DIANA SUSANA ESTENS DE LA GARZA


AMBIENTALISTA Y MIEMBRO DE LA O.S.C. EN DEFENSA DEL AMBIENTE

Las áreas verdes otorgan grandes beneficios a la comunidad y a los seres vivos en general.
Sus beneficios se pueden agrupar en tres grandes grupos:

• Beneficios ambientales. Los árboles y plantas evitan la erosión, regulan la


temperatura ambiental, reducen la velocidad de las corrientes de agua, proveen de
sombra, reducen la velocidad y filtran los vientos, abaten el ruido, absorben el
bióxido de carbono que contamina la atmósfera y son hábitat para la fauna silvestre.
• Beneficios sociales. Se convierten en espacios de convivencia y de generación de
tejido social, son sitios de recreación y espacios para el deporte, pueden ser
utilizados como sitios educativos y se ha comprobado que disminuyen
enfermedades como las respiratorias, además, generan un sentido de identidad.
• Beneficios económicos. Incrementan la plusvalía de las áreas en donde se
encuentran, dan privacidad, organizan el espacio y se convierten en sitios más
seguros.

Sin embargo, la presión para incrementar las superficies habitables dentro de las ciudades
ha resultado en la disminución de la superficie cubierta por áreas verdes urbanas, ya sea
porque la sociedad no logra concientizarse, o porque las prioridades a corto plazo siempre
son otras. Esto da como resultado que el déficit de áreas verdes urbanas se profundiza.

Para lograr un desarrollo armónico, se deberá contar con la participación comunitaria, las
autoridades, los desarrolladores e inversionistas, los técnicos y profesionistas en una
relación estrecha y activa para lograr con éxito la arborización de casas y desarrollos, calles
y barrios, colonias y ciudades. Su tarea se centra en fomentar que las plantas y los árboles
se siembren, vivan y perduren tal y como lo hacen en su medio natural. Esto se logrará con
buenos diseños, buenas plantaciones y especies bien seleccionadas, con consensos y
voluntades, compromisos y retos, en suma, educando y planeando cada vez más y mejor.

La selección de árboles y plantas para un sitio determinado es una de las decisiones más
importantes para asegurar beneficios a largo plazo, belleza y satisfacción. En especial, hay
que cuidar la adaptación de las especies con el sitio donde se vayan a plantar. Cada especie,
particularmente en el caso de los árboles, tiene ciertos requerimientos y cada sitio de
plantación presenta características ambientales específicas que determinan el tipo de
plantas que prosperarán. La mejor opción de especies a seleccionar siempre será la flora
nativa ya que está totalmente adaptada a las temperaturas, precipitaciones y tipos de suelo
de la región de que se trate; de igual manera esas plantas están adaptadas para resistir las
plagas y enfermedades de la localidad; si adicionalmente se eligen variedades que requieran
poco mantenimiento se estará haciendo una elección exitosa.

Dentro de las áreas verdes urbanas se ha promovido la instalación de jardines para


polinizadores, los cuales son espacios destinados a la siembra y conservación de plantas
nativas (preferentemente con flor) como salvia, lavanda, ruda, lantana y albahaca. Su
organización y colorido puede ser muy llamativo para las mariposas y también para otros
polinizadores. De hecho, a mayor diversidad de plantas, mayor posibilidad de atraer
diferentes tipos de polinizadores como abejas, colibrís, polillas y escarabajos.

Los polinizadores son especies clave en la diversidad de los ecosistemas y pueden ofrecen
servicios ecológicos como la producción de plantas cultivadas. Según CONABIO, de 135
especies de plantas cultivadas, el 88% depende de los polinizadores para su producción. Por
ello, todos podemos colaborar para incluir un jardín de polinizadores en nuestros hogares,
en las áreas verdes urbanas y en todos los lugares en donde exista la oportunidad de tener
estas especies al aire libre; los resultados serán el producto del esfuerzo de cada uno de
nosotros.

El planeta Tierra es nuestro hogar, el único que tenemos. Necesitamos valorarlo y unir el
esfuerzo de cada uno de los individuos para mejorar sus condiciones ambientales. El tiempo
para actuar es ahora, no perdamos la oportunidad.
REFORESTACIONES EN LA RESERVA NATURAL ESTATAL SIERRA DE
ZAPALINAMÉ

ING. SERGIO CARLOS MARINES GÓMEZ


DIRECTOR DE PROTECCIÓN DE LA FAUNA MEXICANA, A. C.

La reforestación es la primera acción que viene a nuestra mente cuando pensamos en llevar
a cabo acciones a favor del planeta, sin embargo, cabe señalar que podemos abonar a la
conservación de muchas formas. Para el caso específico de la Reserva Natural Estatal Sierra
de Zapalinamé las reforestaciones persiguen tres objetivos:

1. Recuperación de especies nativas. Se identifican las especies que tienen una


distribución restringida, una categoría de riesgo o sus poblaciones han disminuido
por algún disturbio; se recolecta el germoplasma de las especies seleccionadas para
su reproducción y posteriormente se llevan a cabo las reforestaciones en áreas
previamente definidas.

2. Fomentar el uso de especies nativas en reforestaciones de áreas urbanas. La


diversidad de especies de árboles que encontramos en la Reserva permite identificar
especies que por su nivel de adaptación a las condiciones de la ciudad, belleza,
tamaño y porte son potenciales para ser reforestadas en áreas verdes urbanas.

3. Recuperación de suelo e incremento de la cubierta vegetal. Como parte de las


acciones de conservación de suelo y agua, se reforestan áreas que fueron
impactadas por actividades antropogénicas, como áreas agrícolas abandonadas o
desmontes.

Además, en la Reserva Natural Estatal Sierra de Zapalinamé hacemos un evento de


reforestación al año, como estrategia para fomentar la participación social. Con ello, se
busca incrementar el conocimiento de la gente que participa sobre la riqueza biológica e
importancia de la reserva, además de fomentar su respeto reforzando sus lazos con la
naturaleza.

Es importante destacar que en la reserva no solo se reforestan árboles, también especies


arbustivas, cactáceas, hierbas y pastos; tomando en cuenta para garantizar su éxito los
siguientes factores:

LUGAR. Se selecciona el sitio a reforestar y durante el proceso de planeación, se confirma


el tipo de vegetación original del lugar, esto para evitar errores muy comunes, como en
reforestaciones que se llevaron a cabo en el pasado, donde se sembraron pinos en áreas
que habían sido pastizales naturales.

ESPECIES NATIVAS. Todas las reforestaciones se llevan a cabo con especies nativas,
preferentemente con germoplasma de la Reserva, ya que entre más cerca se haya colectado
la semilla del sitio a reforestar, mayor certeza se tendrá de su sobrevivencia, debido a que
están adaptados a las condiciones específicas del lugar.

SOBREVIVENCIA. No todas las especies tienen el mismo éxito de sobrevivencia en las


reforestaciones, a pesar de que se contemplen cuidadosamente cada uno de los factores
necesarios. Por ejemplo, el pino pinceana (Pinus pinceana) es el árbol que tiene el menor
índice de sobrevivencia en la reserva (30%), a diferencia del pino piñonero (Pinus
cembroides) que tiene el 84% de sobrevivencia. Esta información nos permite definir el
número de árboles que se requieren reforestar para garantizar cierto número determinado
de árboles a largo plazo.
TÉCNICAS DE REFORESTACIÓN. Muchas técnicas de reforestación definen patrones con
distancias determinadas entre árboles para establecer plantaciones, sin embargo, si
queremos tener una estructura normal tenemos que evitarlos, ya que en la naturaleza no
vamos a encontrar un bosque con los árboles alineados. Además, es importante definir la
distancia mínima que deben de tener un individuo del otro, para garantizar que no compitan
entre ellos y seguir la topografía del terreno, buscando la mejor ubicación para los sitios en
donde se harán los pozos para plantación.

SUSTRATO. Se deberá buscar que los viveros produzcan las plantas con sustrato similar a
aquel donde en un futuro se reforestará, esto para garantizar que las plantas cuenten con
micorrizas para poder desarrollarse. En caso de producirse con un sustrato inerte, se
deberán agregar de forma artificial micorrizas para facilitar su crecimiento en campo.

ÉPOCA DEL AÑO. En la Reserva se busca reforestar un mes después del inicio de la
temporada de lluvias para garantizar la sobrevivencia de los árboles. Sin embargo, los pozos
se hacen antes, para que con las primeras lluvias se humedezca.

Se cuenta con datos de las reforestaciones de la Sierra de Zapalinamé desde 1999, en donde
se observa que durante los años de sequía (2009-11 y 2015) no se llevaron a cabo
reforestaciones porque no existían las condiciones adecuadas para hacerlo. En la Reserva
se busca reforestar con diferentes especies, por lo que actualmente se han manejado 52
especies diferentes, de las cuales 21 son árboles, 13 de arbustos, 17 de cactáceas y dos de
hierbas. La especie más reforestada es el pino piñonero, seguido por el pino pinceana y el
pino prieto (Pinus greggii). Las especies de Zapalinamé son una buena opción para
reforestar las áreas verdes urbanas de las ciudades de Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga, lo
que permitirá establecer especies nativas de bajos requerimientos y alto nivel ornamental.
ESPECIES NATIVAS CON POTENCIAL PARA LA REFORESTACIÓN URBANA

ARQ. LUCIEL WEST PRADO


ARQUITECTA PAISAJISTA

Las especies nativas tienen un gran potencial para su uso en reforestaciones urbanas, sin
embargo, se tiene poco conocimiento de ellas. Las reforestaciones urbanas no tienen que
ser monocultivos, por el contrario, se deben explotar las texturas, matices y tamaños de las
diferentes especies para crear una paleta de colores, aunado a ello, debemos mirar el
movimiento, la cadencia de los colores y tonos con la que cuentan las especies.

Los arquitectos y urbanistas deben buscar un diseño del paisaje que considere los suelos
someros de la región y las bajas precipitaciones. Es necesario cambiar la imagen de lo que
consideramos bello, como las grandes áreas cubiertas de pastos que tienen altos
requerimientos de agua. Se deben buscar especies nativas que se puedan reproducir en
vivero y que tengan un crecimiento rápido o moderado, para que sean redituables
económicamente para su comercialización.

Las especies nativas además de tener bajos requerimientos de mantenimiento proveen de


alimento a la fauna como aves y pequeños mamíferos, se cuenta también con una riqueza
de especies favorables para los polinizadores. Las características de cada planta pueden
definir su función, por ejemplo, las plantas con espinas pueden prevenir el vandalismo en
ciertas áreas.

Existen especies de árboles nativos de tallas medianas cuyas raíces no crearán problemas,
y algunas especies tienen fragancias que perfuman sutilmente todo el ambiente. Uno de los
árboles favoritos es el duraznillo (Cercis canadensis) cuyo porte y floración exuberante lo
hace una selección ideal para las reforestaciones urbanas. El mimbre es otra especie con
una floración llamativa y que además es un árbol longevo, que puede vivir más de 70 años.
Pero no debemos despreciar a los mezquites y huizaches que proveen de una sombra
generosa y resisten largos periodos de sequías y son percha de especies como las mariposas
monarca, los huizaches además son inmensamente fragantes, tanto que exportamos sus
flores para perfumería francesa.

Los arroyos que atraviesan la ciudad de Saltillo debieran ser sitios prioritarios para
mantener áreas verdes con especies nativas. La humedad que conservan garantizaría la
permanencia de las especies y permitiría el embellecimiento de la ciudad. Debemos
recuperar los cuerpos de agua que históricamente han sido desecados y eliminados.

Y las especies que deben mantener un sitio especial en todas las reforestaciones son los
pinos y los encinos los cuales, si tienen requerimientos específicos de espacio, pero si se
cuenta con ello, son especies longevas, de mínimos requerimientos de mantenimiento y
que son hogar de diversas especies de fauna. Otro árbol consentido es el capulín, el cual
funciona como regulador de la temperatura y que como todo árbol caducifolio tira sus hojas
en el invierno para permitir la entrada del sol, pero no debemos considerar a sus hojas como
basura, en lugar de ello, pueden utilizarse en la composta o como molch en macetas y en
áreas cercanas a los árboles.

Las especies nativas tienen un alto potencial para ser comercializadas, pero no existe una
gran diversidad en el mercado. Se deben promover viveros como los que existen en la Sierra
de Zapalinamé, en donde se producen especies nativas con alto valor ornamental. Las
especies nativas nos dan identidad, además de reducir la demanda de agua y
mantenimiento, por lo que es el momento de generar un cambio y construir una ciudad
llena de matices y colores, que cambie con las estaciones y que proporcione una riqueza
visual y alegría a sus habitantes.
RESTAURACIÓN DE ÁREAS INCENDIADAS

M.D.R. JUAN MANUEL FRAUSTO LEYVA


DIRECTOR DEL PROGRAMA DE CONSERVACIÓN DE BOSQUES Y CUENCIAS
FONDO MEXICANO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA

México fue incluido entre el período de 1990 y 2010 como uno de los 10 países con mayor
pérdida anual de bosques, y entre los 5 con mayor reducción del área de bosques
conservados en todo el planeta. Esto nos dice que estamos perdiendo a mayor velocidad
las superficies forestales que lo que logramos recuperar o restaurar; sumado a ello, se
menciona que el 48 % del área cubierta por vegetación en México tiene cierto nivel de
desertificación. Desafortunadamente, no existe una política nacional de restauración sólida
que busque detener este deterioro, solo se han logrado acciones aisladas e incipientes.

Si buscamos la causa motora que genera el deterioro encontramos que es la competencia


por el uso del suelo, como en el caso de apertura de áreas de cultivo por menonitas en
Chihuahua o en Calakmul, así como los cultivos de aguacate en los estados de Michoacán y
Jalisco. Y no solo la apertura a tierras agrícolas es uno de los factores más importantes de
pérdida de la biodiversidad y de la degradación de los servicios ambientales, sino también
la ganadería, ya que existen 130 millones de hectáreas destinadas a actividades
agropecuarias.

Para reducir estos cambios y deterioros, se debe eliminar la falsa contradicción entre
actividades productivas y conservación, ya que existen alternativas que pueden, en muchos
casos, hacerlas compatibles, como es el de la ganadería sustentable en donde se pueden
combinar áreas de recuperación de arbolado con algunos tipos de ganadería que permiten
recuperar la fertilidad del suelo, o en el caso de pastizales, la rotación de potreros y la carga
animal que permiten mayor productividad y favorecen la conservación de los recursos
naturales.
En materia de incendios forestales las estadísticas señalan que en el año 1998 fue donde se
ha tenido la superficie más grande de afectación en los últimos tiempos en México. A partir
de ese año hasta el 2015 se tuvo una reducción tanto de las superficies como del número
de incendios, pero a partir del 2015 hemos tenido un repunte con un promedio de 600 mil
hectáreas anuales. Sumado a ello, no existe información sobre la condición ambiental en la
que quedan las áreas afectadas por incendios.

Con estos niveles de degradación debemos entonces pensar en la restauración. La Sociedad


Internacional de Restauración Ecológica define a la restauración forestal como una
actividad que interrumpe procesos de degradación, elimina barreras bióticas y abióticas a
la recuperación del ecosistema, e inicia o acelera la sucesión ecológica. Esta es una buena
definición, a excepción que deja fuera el tema social ya que el ser humano puede ser una
barrera importante para las acciones de restauración o el principal aliado. Es importante
destacar que la reforestación no es lo mismo que restauración, ya que esta última busca la
recuperación de ecosistemas, de funciones, de estructura y de interacciones.

La Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México (ENBioMex) tiene una proyección al


2030, contiene una línea de acción relativa a la restauración de ecosistemas degradados;
esto apunta a que debe existir una política nacional de restauración, la cual tendría que
incorporarse a diferentes escalas. Para el caso específico de las áreas afectadas por los
incendios forestales, el Servicio Forestal de Estados Unidos propone tres grandes pasos para
la restauración de áreas incendiadas: el primero es reparar los daños de la supresión, el
segundo es la denominada respuesta de emergencia en áreas quemadas (acciones para
retener el suelo y evitar la erosión hídrica), y la tercera etapa es la recuperación o
rehabilitación de las áreas incendiadas.
El Estudio de Estado, La Biodiversidad en Coahuila (Volumen I), contiene una Propuesta
Estratégica para el Manejo del Fuego y la Conservación de la Biodiversidad (p. 295), la cual
puede ser una referencia para una política de restauración ecológica a escala estatal, que
incluiría atención específica para las áreas incendiadas. La propuesta estratégica considera
la restauración ambiental (suelos y recursos hídricos), la biodiversidad y los servicios
ambientales. Debemos entender que la tarea fundamental no es suprimir el fuego de
manera radical, sino que se intensificará y tecnificará el uso del fuego prescrito en las
prácticas de control del fuego, incluyendo la restauración de los recursos naturales y la
biodiversidad (componente j, Manejo de combustibles y fuego prescrito).

La estrategia también propone un componente de Restauración de Áreas Quemadas, en el


cual se indica la necesidad de lograr la articulación del manejo del fuego y las estrategias de
restauración de las áreas incendiadas. En estos casos podrán aplicarse evaluaciones de los
daños y, a partir de estas, identificar las actividades de restauración post incendio, en
atención a los regímenes de fuego, el cuidado de la biodiversidad y las medidas de
prevención a la introducción de especies exóticas.

Es el momento de superar la protección contra incendios y pasemos al manejo del fuego y


a la restauración de áreas incendiadas, con perspectiva de cambio climático.
EL PARQUE FUNDIDORA Y SUS APORTACIONES A LA SUSTENTABILIDAD

DR. ERNESTO ENKERLIN HOEFLICH


DIRECTOR DE CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA Y SOSTENIBILIDAD DEL
PARQUE FUNDIDORA

La sostenibilidad es la meta que se busca alcanzar, es un estado ideal e indivisible en donde


se cuida el planeta para la presente y futuras generaciones futuras, incluyendo a todos los
otros habitantes no humanos del planeta. La sostenibilidad tiene tres dimensiones
principales: la ambiental, la económica y la social, las cuales deben estar en balance para
alcanzar esta meta. Por ello, lo que tenemos actualmente son niveles de insostenibilidad,
ya tenemos una brecha entre el estado ideal y el estado actual.

Estas brechas cada vez más grandes nos llaman a la acción urgente, en donde todos los
sectores tienen que participar para transitar a una sociedad más sostenible. Esto nos trae
al Parque Fundidora, el cual se creó con dos propósitos: rescatar la arquitectura industrial
y crear un área verde de convivencia y esparcimiento. El parque recibe aproximadamente
8 millones de visitantes por año y ocho veces al año se pone a disposición de eventos
musicales masivos. Su arbolado ha aumentado de 1,500 a 10,500 individuos, la mayoría de
muy buen porte, de los cuales 2,000 son de especies exóticas. En los últimos años el
principal interés ha sido aumentar la diversidad de los árboles buscando especies nativas y
longevas que sean un legado para el Área Metropolitana de Monterrey.

El Parque Fundidora busca hoy mantener un liderazgo y ser un actor del cambio para la
sostenibilidad del área metropolitana de Monterrey. Pretende reconectar los ambientes
urbanos con los rurales, además, se llevaron a cabo los primeros eventos neutrales en
carbono y neutrales al clima, los cuales para el 2021 serán positivos en captura de carbono
para contribuir a la sostenibilidad. Además, se planea generar una red entre los espacios
públicos en la mancha urbana y las áreas naturales protegidas, en particular las periurbanas.

Además de ello, en el Parque Fundidora buscamos contribuir a garantizar la seguridad


hídrica a través de un manejo de cuencas, por lo que estaremos trabajando en la cuenca del
río San Juan, lo que beneficiará a una parte de Coahuila y Nuevo León. Se está promoviendo
un convenio marco para formar una junta intermunicipal que permita la estrecha
vinculación entre los municipios a favor de la conservación y mejores prácticas.

Dentro del parque se tienen proyectos de reforestación identificando áreas con potencial
para incrementar la densidad arbolada, lo que permita tener un área verde que beneficie a
la ciudadanía. Se iniciará un proyecto denominado “Resiliencia climática y ecológica” en
donde se reemplazarán árboles exóticos por especies nativas como un simbolismo de
nuestro compromiso con la seguridad climática y la seguridad hídrica. Y no solo se
reemplazarán árboles exóticos, sino que se apoyarán acciones de reforestación en 2,000
hectáreas dentro de áreas naturales protegidas cercanas como Cumbres de Monterrey y la
Sierra de Arteaga.

Debemos al final reconocer que venimos de la Tierra y debemos saber cuidarla. Se requiere
ser apasionado, congruente y humanista. Necesitamos estar conscientes de que estamos
solo de paso y debemos pensar en las generaciones futuras. Debemos saber colaborar a la
distancia, buscar el servicio a la comunidad y tener una vocación de trabajo con otras
personas que piensan diferente, lo que permitirá enriquecer las ideas y los resultados. Hay
que contemplar la belleza que la Tierra nos da y tener fuerzas para vivir a plenitud mientras
haya vida. Cada uno de nosotros está llamado a informarnos y sumarnos en hacer lo que
corresponde, lo cual se traducirá en un bien superior que es el bien común.
EL GERMOPLASMA, FUENTE DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA

M. PROF. ADRIANA ANTONIO BAUTISTA


PROGRAMA DE DOCTORADO REFIZA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA ANTONIO NARRO

El germoplasma es el conjunto de los genes que, mediante células reproductoras o gametos,


son transmitidos a los descendientes a través de la reproducción. El uso más habitual que
damos al término germoplasma se encuentra en el terreno de la botánica y de la agricultura,
en donde no nos referimos exclusivamente a las semillas sino a los propágulos, ya que
incluye a los individuos que son reproducidos de forma sexual y asexual.

Una semilla es una unidad reproductiva compleja, la cual almacena la diversidad genética
de las diferentes especies de plantas, ya sean las cultivadas por el hombre o las silvestres.
Históricamente, se han estudiado y resguardado más las semillas de plantas cultivadas, por
la importancia para la producción y alimentación. Sin embargo, en las últimas décadas se
ha dado atención y relevancia a las especies silvestres del mundo. Los principales medios
de transporte de las semillas son los frutos, aunque otras especies están equipadas con alas
o pelos plumosos para poder ser dispersadas por el viento, otras cuentan con ganchos para
ser dispersadas por los animales que cruzan su camino, otras utilizan el agua para su
dispersión y finalmente, existe la auto dispersión de algunas plantas, las cuales, cuando las
semillas se secan, tienen un tipo de explosión que puede dispersar hasta cinco o seis metros
de distancia a la semilla de la planta madre.

Las semillas no son viables todo el tiempo, por lo que las clasificamos de acuerdo con su
tipo de longevidad: las ortodoxas son semillas que pueden ser almacenadas por largos
periodos de hasta 100 años bajo condiciones favorables (temperatura y humedad
controladas) ya que toleran una desecación; y las semillas recalcitrantes son aquellas que
no toleran la desecación, por lo que solo se les puede tener almacenadas entre tres a seis
meses, y después de ello mueren o germinan.

Los bancos de germoplasma son reservorios de semillas y propágulos que permiten


conservar la diversidad genética de especies vegetales silvestres y cultivadas. Estos
reservorios permiten la posibilidad de reproducción de las especies de forma asistida y se
han convertido en una estrategia de conservación. Los bancos de germoplasma promueven
el estudio de las especies para garantizar las mejores condiciones de almacenamiento que
permitan su viabilidad en el largo plazo además de apoyar estrategias de conservación
como áreas naturales protegidas y recuperación de especies que por factores climáticos o
de degradación de los ecosistemas, no puedes reproducirse de forma natural. También, se
dedican a localizar, recolectar y almacenar semillas de especies que se consideran útiles
para el ser humano y de importancia para el resguardo de la biodiversidad vegetal del
planeta.

Existen más de 1,300 bancos de germoplasma en todo el mundo y todos ellos resguardan
un aproximado de seis millones de muestras de especies vegetales, almacenadas en forma
de semillas, lo que representa una pequeña fracción de la biodiversidad de nuestro planeta,
ya que muchas regiones no han sido exploradas por completo. En México existen 37 bancos
de germoplasma forestal (BGF) y 17 centros de almacenamiento temporal de germoplasma
forestal (CATGF) lo que nos habla de la necesidad de fortalecerlos para garantizar el
resguardo de la biodiversidad de nuestro país. Una línea interesante de trabajo es el
resguardo de pequeños tejidos vegetales de las semillas recalcitrantes
(crioconservación)para posteriormente promover su regeneración, sin embargo, hay
mucho que estudiar aún al respecto.
La colecta de las semillas para el resguardo de especies silvestres debe llevarse a cabo de
forma cuidadosa para garantizar, en la manera de lo posible, la variación genética dentro
de las mismas especies. Además, se debe cuidar que las semillas estén sanas y que estén
maduras fisiológicamente, es decir, que tenga la capacidad y las reservas necesarias para
formar otro nuevo individuo. Otro factor por considerar es la dormancia o latencia de las
semillas, lo que se ha convertido en el cuello de botella de la reproducción de ciertas
especies en vivero, por lo que se debe eliminar con algunos tratamientos químicos o físicos.

Para cumplir con las normas ambientales de México, se deben considerar los lineamientos
para el ingreso del germoplasma a un sitio de resguardo, entre los que destacan los
siguientes:

- Código de colecta. Lo emite la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales


(SEMARNAT) y permite dar cumplimiento a varios instrumentos jurídicos de México
y define el uso que se dará al germoplasma, así como para dar cumplimento al
Tratado de Nagoya.

- Análisis de calidad de centro autorizado. Permite garantizar la sanidad y viabilidad


del germoplasma.
- Procedencia. Contiene datos de los sitios específicos en donde fue recolectado el
germoplasma, lo que es de vital importancia para proyectos de conservación de la
biodiversidad.

Los bancos de germoplasma son considerados actualmente como estrategias


fundamentales de la conservación de la biodiversidad y de la seguridad alimentaria, sin
embargo, existen una corriente de pensamiento que considera que los reservorios detienen
la variación en la evolución de las especies. A pesar de ello, existen acuerdos internacionales
que promueven el crecimiento de los bancos de germoplasma para ayudar a mitigar los
efectos de cambio climático y de la degradación de los ecosistemas.
INFRAESTRUCTURA VERDE

JOAQUÍN MURRIETA SALDIVAR


WATERSHED MANAGEMENT GROUP

Históricamente, cuando una ciudad crece se elimina una gran parte de su vegetación y la
tierra es cubierta con asfalto, concreto y techos. Estas superficies impermeables no
permiten que el agua se filtre hacia el subsuelo como sucede en un medio natural. En un
pasado reciente, el diseño de las ciudades se centró en el uso de automóviles o vehículos
motorizados, lo que fomentó la creación de extensas áreas suburbanas con calles anchas y
diseños ineficientes que maximizan las superficies impermeables. Cuando la lluvia cae en
estas superficies provoca problemas, como la inundación de calles y canales, incremento de
la erosión en riachuelos, lechos de ríos y arroyos, incremento de la velocidad a la que fluye
el agua, y mezcla del agua de lluvia con contaminantes como aceite de automóvil, herbicidas
y heces de animales.

Para contrarrestar esta problemática surge la infraestructura verde, la cual es una estrategia
que cada vez usan más comunidades para administrar el agua de lluvia de manera más
regenerativa, así como para aumentar la vegetación con múltiples beneficios. La
infraestructura verde ofrece una solución integral para el manejo de agua de lluvia, lo que
quiere decir que resuelve varios problemas y provee beneficios al mismo tiempo. Los
métodos de la infraestructura verde usan el agua de lluvia como un recurso al distribuirlo
en una zona urbana, en lugar de desviarlo lejos del sitio lo más rápidamente posible, tal
como lo hace la infraestructura gris.

La infraestructura verde ofrece amplias ventajas, por ejemplo: promueve la infiltración del
agua de lluvia, usa procesos auto-renovables del suelo y la vegetación que necesitan menos
mantenimiento, proporciona irrigación pasiva para los árboles de las calles y otra
vegetación, lo que a cambio da sombra y refresca las calles disminuyendo el efecto de isla
de calor, provee un hábitat silvestre, embellece las comunidades e incrementa el valor de
las propiedades.

La infraestructura verde está regida por los siguientes principios:

1. Proteger y restaurar áreas naturales. Las áreas naturales — como bosques,


pastizales, o áreas ribereñas relativamente poco afectadas realizan las funciones
que la infraestructura verde busca imitar. Estas áreas ofrecen servicios como
filtración de agua y aire, así como un hábitat para la vida silvestre. Cuando una zona
natural como un arroyo o un pequeño humedal es removida, es costoso y difícil
reconstruir sus características originales, pues son una red compleja de
interacciones ecológicas, y por lo tanto también es difícil reconstruir los servicios
que ofrece. Por esta razón, siempre es preferible preservar y proteger las áreas
naturales, no solamente en lugares donde hay nuevo desarrollo, sino también en los
oasis naturales que existen en nuestras ciudades y poblaciones. En la mayoría de las
comunidades, las zonas no desarrolladas que quedan están más degradadas que en
su estado original. Trabajar con la naturaleza para restaurar las funciones y servicios
ecológicos de estas áreas es una práctica fundamental de la infraestructura verde.

2. Realizar funciones múltiples con la infraestructura verde. Consideramos a la


infraestructura verde como una nueva forma de pensar sobre cómo logramos
nuestros objetivos como comunidad. En lugar de hacer infraestructura que
solamente tenga una función (como un canal de concreto), las mejores prácticas
deben cumplir múltiples funciones, como desacelerar el tránsito; mejorar los
caminos para peatones y ciclistas; refrescar y embellecer las calles; reducir y limpiar
el flujo del agua de lluvia; y crear hábitats silvestres. Tal diseño integral genera
prácticas que son más rentables y benéficas para las comunidades.
3. Incluir a la comunidad. El enfoque de la infraestructura verde requiere de un proceso
y planeación multidisciplinario e incluyente. Tomar en cuenta la opinión de los
habitantes de cada uno de los sitios, colonias, negocios e instituciones como
escuelas e iglesias es fundamental para que los proyectos sean exitosos y tengan
apoyo a largo plazo. A través de métodos como talleres de voluntarios y
plantaciones de árboles, hasta la construcción de infraestructura verde; puede ser
un proceso guiado por la comunidad, que sea educativo, divertido y que cree lazos
comunitarios.

La infraestructura verde promueve nuevas formas de ver las ciudades, fomenta la


construcción del tejido social y permite transformar espacios con el manejo y
aprovechamiento de áreas, además de colaborar en su embellecimiento y promover el uso
de especies nativas. Se convierte en un proceso que revalora los espacios y une a las
personas lo que es cada vez más necesario en los modelos de vida urbana actuales.
LA NUEVA NATURALEZA: RECUPERACIÓN DE ECOSISTEMAS DESPUÉS DE UN
INCENDIO

DR. JOSÉ M. INIGUEZ


U. S. FOREST SERVICE, ROCKY MOUNTAIN RESEARCH STATION

Uno de los objetivos que se persiguen en el manejo de recursos forestales es la


sosteniblidad forestal, sin embargo, es necesario conocer las dinámicas que suceden en los
bosques para implementar acciones de manejo adecuadas. Históricamente (antes de 1900),
muchos bosques secos de coníferas de Norteamérica estuvieron regidos por un régimen de
incendios frecuentes con severidad variable. Los incendios generalmente estaban
dominados por afectaciones ligeras y moderadas en donde la mayor parte del arbolado
adulto sobrevivían, pero también contenían pequeños parches con afectaciones severas en
donde la mayor parte del arbolado adulto moría. Estos incendios actuaban como un control
de reclutamiento de arbolado joven, por lo que resultaban en bosques con una variedad de
tallas y densidades de arbolado. Esta heterogeneidad en la estructura de los bosques en el
pasado los hacía más resilientes a las sequías y a subsecuentes incendios, sin embargo, no
se conoce por completo si estos patrones tenían una función en la mortalidad del arbolado,
en la regeneración posterior a los incendios, o en ambos factores.

Actualmente, identificamos dos tipos de regímenes de fuego, los cuales están basado en su
frecuencia y severidad, existen bosques adaptados a alta frecuencia de incendios de baja
intensidad, y bosques adaptados a baja frecuencia de incendios, pero de alta intensidad.

Las características de los bosques adaptados a incendios infrecuentes de alta severidad


tienen áreas con alta acumulación de combustible que cuentan con temporadas cortas de
incendios. Sus adaptaciones son la presencia de rebrotes después del incendio, semillas
aladas, así como especies con conos serótinos, es decir, conos de los pinos que son
dependientes de ráfagas de calor para liberar sus semillas. Algunas especies presentes en
estos bosques son el álamo (Populus tremuloides), el abeto (Psudotsuga mensesii), el pino
Prieto (Pinus gregii) y especies del género Abies. Las características de los bosques
adaptados a incendios frecuentes de baja severidad tienen baja acumulación de
combustibles y temporadas largas de incendios. Sus árboles tienen cortesa gruesa y ramas
altas. Las especies características de estos bosques son el pino real (Pinus ponderosa), pino
de Arizona (Pinus arizonica) y el pino piñonero (Pinus cembroides).

Existen dos tipos de reforestación posteriores al paso de un incendio: la regeneración


artificial, es decir, la reforestación establecida por el hombre, y la regeneración natural. Si
hacemos un comparativo costo beneficio de ambos, la diferencia es que la regeneración
natural tiene bajos costos y sus beneficios son garantizar la diversidad genética y la
heterogeneidad de especies en el área; por el contrario, las reforestaciones tienen un costo
elevado, pero sus beneficios son el involucramiento de la sociedad en su recuperación, se
reducen los tiempos en el establecimiento de la cubierta vegetal y se recupera el suelo. Por
ello, uno debe primero definir el objetivo que se persigue en la recuperación del área, así
como las condiciones ambientales que permitan definir alguno de ambos tipos como el más
adecuado. Las condiciones deseadas deben responder a cuántos árboles serán
considerados como una regeneración suficiente, cuál es la superficie que se desea
reforestar y cuál es la escala temporal en la que se desean obtener los resultados deseados.

En el caso de la regeneración natural se deben de establecer obras de conservación de


suelos como primera acción, en donde se utilice material muerto del incendio y en caso
necesario, obras más elaboradas para retener el suelo. Además de ello existen dos factores
de vital importancia a considerar: la distancia hacia árboles semilleros que permitan la
repoblación de las especies vegetales, así como la humedad del suelo. Otro factor para
considerar es el tamaño del área afectada por el incendio y la cantidad de arbolado vivo que
permanece dentro de las áreas y que funcionará como semilleros.
Una vez que se lleven a cabo las reforestaciones o acciones para promover la regeneración
natural, se deberá hacer un monitoreo y documentación de los cambios, lo que permitirá
justificar las acciones de manejo en el área, generar y transmitir conocimiento, informar a
los diferentes sectores de la sociedad sobre las acciones y resultados obtenidos, justificar
los fondos necesarios para dar seguimiento, así como definir acciones de adaptación al
cambio climático.
EL ZACATAL SEMIÁRIDO DE LA SIERRA DE ZAPALINAMÉ

DR. JUAN ANTONIO ENCINA DOMINGUEZ


MAESTRO INVESTIGADOR DE LA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA ANTONIO NARRO

El zacatal es un tipo de vegetación dominado por gramíneas o zacates. Tiene amplia


distribución en Norteamérica desde el sur de Canadá hasta el centro de México, sin
embargo, para nuestro país representa el 4.25 del territorio nacional. El zacatal es un
ecosistema que alberga una gran riqueza de especies herbáceas, además de algunas
endémicas o bajo estatus de riesgo, su uso más común es el pastoreo extensivo, pero
debido al manejo inadecuado, se ha provocado la disminución de especies forrajeras y de
acuerdo con un reporte del 2003 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
los zacatales presentan un 95% de sobreapacentamiento. Desafortunadamente, en México
existe una escasa valoración por la conservación de este tipo de vegetación, por lo que es
necesario elaborar planes que promuevan su conservación.

El zacatal semiárido se presenta en los valles intermontanos del sureste de Coahuila en


suelos aluviales con altitudes de 2,000 a 2,400 m. Está dominado por especies de zacates
de los géneros Bouteloua, Aristida y Muhlenbergia y arbustos aislados de los géneros
Buddleja, Cylindropuntia y Prosopis. En la Reserva Estatal Sierra de Zapalinamé se presenta
el zacatal semiárido, el cual ha disminuido de un 38 % de 1998 al 2007, quedando 2,917
hectáreas con esta vegetación (6.65 % del total de la reserva). En esta área el zacatal
presenta un pastoreo sin control, invasión de arbustos y sobreapacentamiento. Está
dominado por el zacate búfalo (Bouteloua dacyloides), es considerado como un relicto de
la pradera americana e incluye gramíneas de excelente valor forrajero y palatables por
ganado bovino.
Con el objetivo de promover la conservación de los zacatales de la Reserva Estatal Sierra de
Zapalinamé, se realizó un estudio para determinar el efecto de la exclusión del pastoreo en
la composición y riqueza de especies, así como en nutrientes del suelo y la biomasa dentro
del ejido Jaguey de Ferniza en el municipio de Saltillo, Coahuila.

Para llevar a cabo el estudio se establecieron 8 sitos de muestreo, cada sitio incluye un área
de exclusión y otra área donde se permite el pastoreo o parcelas control, se ubican a una
equidistancia de 1000 m y ubicadas a diferentes niveles altitudinales. En cada sitio se
registraron las especies presentes, se colectaron las especies no identificadas y se
analizaron muestras de suelo, además se tomaron muestras en parcelas de control con fines
comparativos. Con las áreas donde se realizó la exclusión del pastoreo ha incrementado la
cobertura de las especies en especial de los zacates de elevado valor forrajero para el
ganado.

Con los resultados del estudio se elaboró un listado de la flora del zacatal semiárido de la
sierra de Zapalinamé el cual cuenta con el registro de 170 especies de plantas, lo que indica
una elevada riqueza de especies para esta vegetación. De estas especies, 30 son zacates con
cinco especies y dos variedades del género Bouteloua (las cuales presentan el 89 % de
similitud con los zacatales del Rancho Los Ángeles), 103 hierbas perennes y 39 hierbas
anuales, así como 28 especies de plantas leñosas.

Se encontraron además especies interesantes como el helecho lengua de serpiente


(Ophioglossum engelmannii) el cual es el primer registro para la flora de Coahuila y especies
raras como una orquídea de suelo Dichromanthus michuacanus y cuatro cactáceas, una de
ellas sujeta a protección especial (Turbinicarpus beguinii) y tres más de lento crecimiento y
difícil regeneración Mammillaria heyderi, Echinocereus pectinatus y Echinocactus
horizonthalonius, así como 16 especies de malezas nativas.
Dentro de los zacatales de la Sierra de Zapalinamé se encontró la presencia de costras
biológicas, las cuales son comunidades de cianobacterias (algas verdeazules) que habitan
en la superficie del suelo de ecosistemas áridos o semiáridos y fijan el nitrógeno atmosférico
enriqueciéndolo; su presencia es notoria en la temporada de lluvia.

Esta información nos permite reafirmar la riqueza biológica de estas comunidades vegetales
y la importancia de los zacatales en el estado de Coahuila. Se deben continuar los estudios
y las acciones para su conservación y recuperación de las áreas sobrepastoreadas. Aunado
a ello, se debe cuidar la selección de los sitios para la reforestación, evitando hacer curvas
de nivel o plantar árboles en áreas que formen parte de los zacatales.

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