Planetas

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EL PLANETA MERCURIO

Mercurio fue nombrado de esta manera en honor a Hermes, el mensajero


de los dioses griegos del Olimpo. Más tarde los romanos lo bautizaron, tal y
como ocurre con el resto de los planetas, con el equivalente en su mitología
para los dioses griegos, en este caso Mercurio. Y con ese nombre ha
llegado hasta nuestros días.
Con un tamaño tan solo un poco mayor al de nuestra luna, es el planeta
más pequeño del sistema solar y el más cercano al Sol. Se trata del
menor de los planetas rocosos del sistema solar y de manera similar a la
Luna, presenta una superficie plagada de cráteres, en parte, debido a la
finísima y casi ausente atmósfera (exosfera) que le rodea. Con una
velocidad de 170.5030 kilómetros por hora, también se trata del planeta
que viaja más rápido a través del espacio -de aquí su nombre- ya que la
velocidad de un planeta incrementa con su cercanía a la estrella que orbita.
Por su proximidad al Sol, desde la superficie de Mercurio nuestro astro se
vería 3 veces más grande que desde la Tierra, y su brillo sería hasta 7
veces superior. También cabría esperar que, por su cercanía al Sol,
Mercurio fuera el planeta más caliente del sistema solar, sin embargo,
contradiciendo la intuición, este honor es para el Venus, pues es en Venus
que, debido a su densa atmósfera, se registran las temperaturas más altas
de todo el sistema solar.
La ausencia práctica de atmósfera en Mercurio también propicia que las
temperaturas en el mismo sean las más extremas del sistema
solar, pudiéndose alcanzar durante el día los 430ºC y por la noche los -
180ºC. También cabe decir que eje de rotación de Mercurio está inclinado
apenas 2 grados con respecto al plano de su órbita alrededor del Sol. Eso
significa que gira casi perfectamente en posición vertical y, por lo tanto, no
experimenta estaciones.

EL PLANETA VENUS
Solo tras el Sol y la Luna, Venus es el objeto más brillante que se puede
ver en el firmamento desde la Tierra. Esto propició, ya desde la
antigüedad, que por su brillo y belleza los romanos asociaran el planeta con
la diosa de la belleza y el amor, Venus, de la cual recibe su nombre.
Parte de la intensidad del brillo de Venus es debido a la cercanía con la
Tierra, ya que se trata del planeta que más próximo se encuentra de
nosotros. También es el segundo planeta más cercano al Sol. Se trata de
otro de los 4 planetas rocosos del sistema solar y debido a la gran similitud
tanto en tamaño como en densidad con nuestro planeta, en ocasiones es
denominado como el planeta gemelo de la Tierra
No obstante, Venus no es tan parecido a la Tierra como cabría esperar. Uno
de los mejores ejemplos de ello es su atmósfera, muy espesa y rica en
dióxido de carbono. De hecho, la atmósfera de Venus es tan densa que
desde su superficie el Sol se vería como un tenue destello de luz. Esto,
junto a las densas nubes de ácido sulfúrico que la rodean generan tal efecto
invernadero que hace de Venus el planeta más caliente del sistema solar.
Así la temperatura en Venus puede alcanzar los 475ºC, suficiente como
para derretir el plomo, y la presión a nivel de superficie puede alcanzar las
90 atmósferas.
Otra gran diferencia con la Tierra y con el resto de planetas del sistema
solar es que Venus gira sobre su eje al contrario que los demás, es decir, en
el caso de Venus el Sol sale por el oeste y se pone por el este. Además su
rotación es tremendamente lenta, ya que tarda 243 días en dar una vuelta
sobre si mismo, lo que propicia que el año en Venus, el cual dura 225 días,
sea mas corto que un día en el planeta.

EL PLANETA TIERRA
Por simple que pueda parecer, el nombre de nuestro planeta, no obstante,
también tiene un origen en la mitología griega. Así, en este caso, los
antiguos griegos denominaron a la Tierra en honor a la diosa Gea, la cual
era adorada como la creadora del universo y la madre, tanto de los dioses
primordiales, los titanes, como de los primeros humanos. Al igual que
sucede con el resto de planetas, posteriormente los romanos la bautizaron
con el nombre de su diosa equivalente, Terra, el cual ha transcendido hasta
el presente con las evidentes adaptaciones.
Nuestro hogar, la Tierra, es el quinto planeta más grande y el tercero en
cercanía al Sol del sistema solar. Entre otras cualidades como la rotación de
su eje respecto a la elíptica, la composición de su atmósfera rica en oxígeno
o la presencia de agua líquida, esta distancia de la Tierra al Sol -situada
dentro de la zona de habitabilidad de una estrella- es la responsable de que
nuestro planeta sea el único del sistema solar en el que hasta el
momento se haya encontrado vida.
De hecho, en la Tierra se suceden una gran cantidad de características que
hacen posible la vida. Por ejemplo, la atmósfera de la Tierra, la cual también
nos protege de la radiación procedente del Sol y del espacio, está
compuesta por un 78 % de nitrógeno, un 21 % de oxígeno y un 1 % de otros
ingredientes: el equilibrio perfecto para respirar y vivir. Los vastos océanos
de la Tierra proporcionaron un lugar conveniente para que comenzara
la vida hace unos 3.800 millones de años. La Tierra es del mismo modo
el único planeta del sistema solar con una sola luna, la cual es, en muchos
sentidos, responsable de hacer de la Tierra un hogar habitable al regir las
mareas o estabilizar la oscilación de nuestro planeta, lo que ha hecho que el
clima sea menos variable durante miles de años.

EL PLANETA MARTE
El planeta Marte recibe su nombre en honor a Ares, el dios griego de la
guerra. Más tarde los romanos lo bautizaron, tal y como ocurre con el resto
de los planetas, con el equivalente en su mitología para los dioses griegos,
en este caso Marte.
Marte, también conocido como el planeta Rojo, es el más alejado del Sol de
los cuatro planetas rocosos del sistema solar, y el segundo más cercano a
la Tierra, aunque cuenta aproximadamente con solo la mitad de su tamaño.
Se trata de un planeta sencillo de identificar en el firmamento nocturno
debido al brillo rojizo que hace honor a su nombre.
Pese a lo que pudiera parecer por su rojo color, Marte no es planeta
cálido. Muy al contrario, en la actualidad se trata de un planeta seco,
rocoso, inhóspito y frío, algo que no exime al planeta de haber albergado
unas condiciones pasadas en las que la vida hubiera sido posible. Así, se
cree que en el pasado Marte fue un mundo más cálido cubierto de agua,
motivo por el que los científicos no cesan en su empeño de encontrar signos
de vida pretérita. De hecho, en Marte podemos encontrar agua a día de hoy,
no obstante la atmósfera marciana es demasiado delgada para que exista
agua líquida por mucho tiempo en la superficie, por lo que la mayor parte
del agua marciana se encuentra en forma de hielo debajo de la superficie,
en las regiones polares.

EL PLANETA JÚPITER
Como no podía ser de otra manera, Júpiter, con más del doble de la masa
que el resto de planetas juntos, es el planeta más grande del sistema
solar por lo que recibe su nombre del dios entre los dioses del Olimpo,
Zeus; Júpiter en la mitología romana.
Y es que todo en Júpiter adquiere magnitudes extraordinarias. Para
hacernos una idea, en torno a la línea del ecuador de Júpiter cabrían hasta
11 planetas Tierra puestos en fila. La velocidad a la que gira este coloso del
sistema solar también es endiablada, pues no solo hay que tener en cuenta
que el día en Júpiter dura apenas unas escasas 10 horas mientras que en la
Tierra un día dura 24 horas, sino también que su radio es 10 veces mayor
que el de nuestro planeta. Esta también es la causa de los fuertes vientos
que se producen en la atmósfera de Júpiter, los cuales en el ecuador del
planeta pueden alcanzar hasta los 540 kilómetros por hora, dando lugar a
las tormentas más impresionantes del sistema solar, como es el caso de la
Gran Mancha Roja, una tormenta que según los científicos lleva activa más
de 300 años y en la cual cabrían 2 planetas como la Tierra.

Sin duda, uno de los aspectos más fascinantes de Júpiter es su


atmósfera. De hecho, Júpiter es conocido por sus distintivos cinturones y
zonas: bandas de nubes blancas y rojizas que envuelven el planeta y le dan
un aspecto realmente impresionante. Se cree que las bandas más oscuras
se corresponden con columnas de gases que contienen azufre y fósforo que
se elevan desde el interior más cálido del gigante gaseoso.

EL PLANETA SATURNO
Saturno es otro de los planetas más grandes del sistema solar, por lo
que al igual que Júpiter, recibe su nombre de uno de los dioses más
importantes de la mitología para griegos y romanos, quienes
respectivamente se referían a él como Cronos y Saturno, y en sendas
mitologías fueron padres de Zeus y Júpiter. Cronos y Saturno eran, de
hecho, los dioses del tiempo y la agricultura. Saturno es el planeta que a lo
largo del año se puede observar durante más tiempo en el firmamento, por
lo que la elección de ambas culturas para nombrar a este gigante gaseoso
no es una casualidad.
Saturno es el sexto planeta en distancia al sol del sistema solar. También se
trata del segundo planeta más grande (9 planetas Tierra en fila cabrían a
lo largo de la línea de su ecuador) y el otro de los gigantes gaseosos de
nuestro vecindario cósmico, aunque al igual que sucede con Júpiter, los
científicos creen que podría albergar una núcleo sólido en su interior.

Sin duda, el elemento más llamativo de Saturno son sus 7 anillos, los cuales
se cree que están compuestos millones de pedazos de hielo y roca
procedentes cometas, asteroides o lunas que se desintegraron antes de
llegar al planeta debido a la poderosa gravedad de Saturno. Este sistema de
anillos se extiende hasta una distancia de 282.000 kilómetros del planeta,
pudiendo alcanzar un grosor de 10 kilómetros en los más importantes. Una
curiosidad sobre estos anillos es que fueron nombrados alfabéticamente en
el orden en que fueron descubiertos, y no en el orden en el que se
establecen. Así, los anillos principales son A, B y C. Los anillos D, E, F y G
son más débiles y se descubrieron más recientemente. Y comenzando en
Saturno y desplazándonos hacia el exterior encontraríamos los anillos, D,C,
B, A, F, G y E.
Al igual que Júpiter, Saturno tiene 53 lunas conocidas con 30 lunas
adicionales a la espera de la confirmación de su descubrimiento, es decir,
un total de 83 lunas, algunas tan interesantes como Titán o Encélado.

EL PLANETA URANO
El dios Urano fue en la mitología griega el dios del cielo. Sin embargo,
cuando los griegos se referían al objeto que brillaba en el cielo con este
nombre, no se estaban refiriendo a un planeta, si no que creían que se
trataba de una estrella. Para constatar que Urano se trataba de un planeta
hubo que esperar hasta el año 1781, cuando fue descubierto por Sir
William Herschel, quien quiso bautizarlo en honor al rey Jorge III de
Inglaterra. Georgium Sidus, el nombre propuesto por Herschel para este
gigante de hielo no prosperó, y la comunidad astronómica acordó en el año
1850 que este adoptara el nombre de Urano, un nombre de origen
mitológico en consonancia al resto del planetas del sistema solar.
Urano es el séptimo planeta en distancia al sol, el tercero más grande, el
cuarto más masivo y el segundo menos denso del sistema solar. Se trata
del primero de los gigantes helados de nuestro sistema planetario y está
compuesto por una especie de "hielo" fluido de agua, amoníaco y
metano. De hecho, el manto helado de Urano no está compuesto de hielo
en el sentido convencional, sino que es un fluido caliente y denso formado
por agua, amoníaco y otros volátiles.
Urano es un planeta muy diferente a todos los que hemos visto con
anterioridad, aunque comparte una característica especialmente
excepcional con el planeta Venus, y es que rota de oeste a este. Con la
salvedad, eso si, algo que lo hace mucho más especial, de que gira en un
ángulo de casi 90 grados desde el plano de su órbita, lo cual hace que
Urano parezca girar de costado, orbitando alrededor del Sol como una
bola rodante.

EL PLANETA NEPTUNO
El nombre del planeta Neptuno, dios de los océanos para los romanos, en
un proceso parecido al que tuvo lugar con Urano, fue adoptado por
consenso dentro de la comunidad de astrónomos. Neptuno fue el primer
planeta descubierto mediante cálculos matemáticos, ya que los
antiguos, al igual que ocurrió con Urano, pensaban que se trataba de una
estrella.
Oscuro, frío y regido por vientos supersónicos, el gigante de hielo Neptuno
es el octavo y más distante planeta de nuestro sistema solar. Está tan lejos
que es el único de los planetas que no es visible desde la Tierra a
simple vista.
Neptuno guarda muchas similitudes con su vecino Urano. Así, Neptuno se
clasifica como un gigante de hielo, y la mayor parte de su masa
corresponde con una especie de "hielo" fluido de agua, amoníaco y metano
que se asienta sobre un pequeño núcleo rocoso. Al igual que sucede en
Urano, la atmósfera de Neptuno se compone principalmente de hidrógeno
molecular, helio atómico y metano, aunque algunas pequeñas diferencias
en esta hace que los dos planetas se vean de colores azules diferentes.
Neptuno tiene 14 lunas conocidas que llevan el nombre de dioses del mar y
ninfas en la mitología griega y también un sistema de anillos que cuenta con
cinco anillos principales y cuatro arcos de anillos más, que son cúmulos de
polvo y escombros probablemente formados por la gravedad de una luna
cercana.

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