Causas Del Fracaso Pastoral
Causas Del Fracaso Pastoral
Causas Del Fracaso Pastoral
Pastoral
Instituto Bíblico Central Walter Haydus
Pastoral
Alumna:
Delmy Bersalí Hernández Trinidad
Quinto grado en Teología
1. Sentirse invencible
Es bueno tener confianza en uno mismo. Es malo ser arrogante y
engreído. Cuando alguien se siente invencible, no rinde cuentas a
nadie, se aísla, y trata de resolver sus problemas por sí mismos.
Es la receta para el desastre.
3. No crecer
Fueron grandes, en el pasado. No se actualizaron, no se
renovaron, perdieron la frescura y se volvieron rancios. Eran
líderes analógicos en un mundo digital.
4. Perder la Pasión
Lo que antes les movía, la fuerza que los entusiasmaba se perdió. Cayeron en la
rutina del día a día. El ministerio se volvió un trabajo más, una manera más de
ganar dinero.
9. Indiferencia
La indiferencia al desarrollo de la obra de Dios es un problema de la iglesia
contemporánea. Pepe R. Castañeda evoca: La indiferencia pastoral a las
necesidades de la congregación causa severos conflictos.
Las iglesias locales están llenas de cristianos indiferentes, convirtiéndose esto, en
uno de los grandes problemas en la actualidad.
10. Celos
Esta actitud puede ser buena o mala. Es necesario que en el pastor no exista un
porcentaje elevado de celo negativo pues le llevaría a separarse de los líderes y
tratar de absorber la mayoría de responsabilidades ministeriales creando
conflictos de intereses.
11. Orgullo
El orgullo es una de las actitudes humanas que resaltan en
las relaciones interpersonales y las destruyen. Aunque el
pastor puede tener un círculo de apoyo, no debe ser
preferencial pues es el pastor de la iglesia. Una conducta
orgullosa fomenta aislamiento y un ambiente de crítica.
12.Mala doctrina
Las tendencias actuales a cambios radicales en la liturgia de las iglesias, casi
siempre termina en conflictos doctrinales. El pastor debe cuidar de la salud
doctrinal y no sacrificarla por emociones o el deseo de crecimiento
congregacional. La predicación de la Palabra de Dios debe ser con pureza, el
apóstol Pedro lo demanda: debemos desear la leche espiritual no adulterada (cf 1
Pe 2:2).
13. El poder
El poder se confunde con la autoridad. El pastor tiene autoridad de Dios.
Los pastores de la iglesia cristiana son los siervos de la iglesia, no los señores de
la misma. Es decir, no reciben su cargo para su provecho personal, sino para el
provecho de la iglesia. A ellos les toca cumplir su ministerio con mansedumbre (2
Timoteo 2.24–26). Dios les concede a los pastores la autoridad que les hace falta
para cumplir su obra. Ellos tienen la responsabilidad de gobernar la iglesia (1
Timoteo 5.17). Los que gobiernan bien ejercen su autoridad humildemente en el
temor de Dios y siempre están dispuestos a recibir los consejos de sus hermanos
fieles.
14. La fama
Se refiere a la opinión popular con relación a un individuo por su excelencia en su
profesión o arte. A algunos Pastores de iglesias contemporáneos les gusta que se
piense de ellos como hombres de empresa, estrellas de los medios de comunicación,
sicólogos, filósofos o abogados. No obstante, esas ideas están en clara oposición
con los símbolos que las Escrituras emplean para representar a los líderes
espirituales. Bajo el plan que Dios ha establecido para la iglesia, el liderazgo en
una posición de servicio amoroso y humilde. El liderazgo de la iglesia es
ministerio, no administración. A los que Dios ha designado como líderes no los
llama a ser monarcas reinantes, sino esclavos humildes, no individuos famosos e
ingeniosos, sino siervos diligentes. El hombre que dirige al pueblo de Dios debe ser
por encima de todo un ejemplo de sacrificio, devoción sometimiento y humildad.
15. . Codicia
La codicia es un mal que afecta a cualquier persona. La mayoría de iglesias no
cubren el total del presupuesto de la familia pastoral, piensan que el pastor debe
vivir por fe, eso quiere decir para ellos en pobreza. Esta realidad nefasta es
combustible para motivar la codicia en el pastor. No es malo que desee llevar
abundancia a su hogar, sin embargo, esta cruda realidad le lleva a buscar
ocupaciones paralelas que muchas veces generan mayores ingresos pero es
contraproducente. Eliseo M. Martínez Añade:
16. El adulterio
En las aulas del seminario los maestros con frecuencia
argumentaban que entre los problemas que más afectan a
los hombres son: la fama, las fichas y las faldas. No cabe
duda que las relaciones fraternales con el sexo opuesto es
una situación que debe regularse y fortalecer la relación
conyugal. José Martínez comenta:
17. La soledad
Todos consideran que el pastor debe estar constantemente monitoreando la salud
espiritual de la iglesia pero ¿quién se ocupa de la salud del pastor y su familia?
Esto lleva a:
Que el pastor constantemente por diversos motivos descuida su relación íntima
con Dios, la lectura de la palabra, la oración, el edificarse y el auto motivarse así
mismo.
Que otros más llegan a descuidar aún a su familia (esposa e hijos) llegando a
tener conflictos muy fuertes.
Muchas veces los hijos de los pastores tienen la reputación de ser los más
rebeldes y desobedientes de toda la congregación y es por la falta de atención
como padres.
19.Estancamiento espiritual
Introducción
El pastorado abarca toda la vida. Se comparte el gozo de los padres por el nacimiento de
un niño, así como el dolor de unos hijos por la muerte de un padre o una madre. Se ayuda
a celebrar una boda; y también se da consuelo en un funeral. Es en esos momentos que el
pastor va más allá de su sermón y se sitúa en la solución de Dios para las vidas de su
gente y por ello necesita ser un varon o una mujer integra. Esta investigación contiene 20
causas del fracaso en el ministerio pastoral en nuestros días, es de gran pertinencia que
como siervos de Dios analicemos y llevemos a nuestro corazón este contenido que sirve
como una alerta ante posibles errores en los que talvez estamos cayendo.
Conclusión
El contenido de este trabajo llama a los pastores a que vuelvan a las Escrituras como base
de autoridad para desarrollar una filosofía de ministerio. Por cuanto un gran número de
pastores de nuestra generación han caído presa del asedio consumista o la filosofía
ministerial del marketing, y aunque sabemos que el ministerio nunca ha sido fácil, y que
tiene su alto precio. Vivir en la esfera del ministerio de Dios significa experimentar dolor.
Un pastor no se mantiene firme en medio de su dolor por alguna fabricada animación
emocional y espiritual que niega los problemas a los que se enfrenta. Lo sostiene la
completa seguridad del carácter de Dios y del llamado que le ha hecho al ministerio.
Bibliografía