Impresionismos

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ALUMNA: CLAUDIA MARCELA SALVATIERRA

IMPRESIONISMO

Es un movimiento que surgió en el siglo XIX, es un arte ciudadano por excelencia, no


porque vuelve a la ciudad el paisaje y devuelve la pintura desde el campo a la ciudad,
sino ve el mundo a través de los ojos de ciudadano y reacciona ante las impresiones
exteriores con las sensaciones del hombre técnico moderno. Están presentes las
impresiones súbitas, agudas y efímeras de la vida de ciudad. De esta manera, el
impresionismo constituye una disolución completa de la estática imagen medieval del
mundo
Los impresionistas se caracterizan por tratar de hacer una reproducción del acto
subjetivo de la percepción en vez del substrato objetivo del mirar típico de la pintura
perspectivita. En las obras impresionistas se observa la representación de la luz, del aire
y de la atmosfera, la descomposición de las superficies en manchas y puntos, la
disolución de colores locales en valores de expresión atmosféricos y perspectivitas, el
juego de reflexiones de luz y sombras iluminadas, la pincelada abierta y suelta, la
pintura improvisada, el dibujo rápido. El modo de ver impresionista, no muestran los
colores como cualidades concretas ligadas al correspondiente objeto, sino como
fenómenos cromáticos abstractos incorpóreos e inmateriales, como colores o manchas
por si mismas

Claude Monet, Impresión sol naciente

Puede decirse, por lo tanto, que Manet y sus seguidores realizaron una revolución en la
transcripción de los colores casi comparable a la revolución en la manera de representar
las formas desencadenadas por los griegos. Ellos descubrieron que, si contemplamos la
naturaleza al aire libre, no vemos objetos particulares, cada uno con su propio color sino
más bien una mescla de tonos que se combinan en nuestros ojos.
Edouard Manet, un bar aux Folies Bergere

Estos descubrimientos no fueron realizados todos a la vez por un mismo hombre. Manet
abandono el método tradicional de suavizar las manchas en favor de violentos y duros
contrastes. Manet negó rotundamente que pretendiera ser un revolucionario, busco la
inspiración en la gran tradición de los maestros del pincel, a explorar el contraste entre
la luminosidad del aire libre y la sombra que diluye las figuras en el interior. Por
diferentes que sean los procedimientos de estos pintores, todos deseaban crear la
sensación de cuerpos solidos mediante la luz y sombra. El hecho es que al aire libre y
plena luz del día, las formas voluminosas parecen planas, como simples manchas
coloreadas

Edouard Manet, El balcón


Este fue el efecto que Manet quiso analizar y la consecuencia es que, cuando nos
hallamos ante uno de sus cuadros, inmediatamente nos parece más verídico que
cualquiera de los pertenecientes a maestros antiguos. Experimentamos la ilusión de que
nos hallamos realmente encarados con este grupo en el balcón. La impresión general del
conjunto no es plana, sino, por el contrario, de verdadera profundidad y unas de las
causas a que obedece este efecto sorprendente es el atrevido color de la barandilla del
balcón, pintada de verde brillante que corta la composición con el absoluto desdén por
las normas tradicionales acerca de las armonías de color. El resultado es que esta
barandilla parece avanzar claramente haciendo que retroceda la escena que tiene detrás.
Las nuevas teorías no solo se refieren al manejo de color al aire libre sino formas de
movimiento

Edouard Manet, Claude Monet pintando en un barco


Entre los pintores que se unieron a Manet y contribuyeron a desarrollar estas ideas fue
un joven pintor Claude Monet. Fue Monet el que impulso a sus amigos a abandonar el
estudio y a no dar una pincelada delante del natural. Tuvo un barquichuelo equipado
como un estudio para poder observar las variaciones y los efectos del panorama del rio.
La idea de este, según la cual toda reproducción de la naturaleza debía necesariamente
concluirse sobre el terreno, no solo exigía un cambio de costumbres y menosprecio de la
comodidad, sino que conducían a nuevos procedimientos técnicos. La naturaleza o el
motivo cambia a cada minuto, al pasar una nube ante el sol o al provocar reflejos sobre
el agua el paso del viento. El pintor que confía en captar un aspecto característico no
tiene tiempo para mezclar y unir sus colores aplicándolos en capas sobre una
preparación oscura, como habían hecho los viejos maestros; debe depositarlos
directamente sobre las telas en rápidas pinceladas, preocupándose menos de los detalles
que del efecto general del conjunto
Claude Monet, La estación de Saint-Lazare
Claude Monet conoció obras de Turner, las había visto en Londres, donde residió
durante la guerra franco prusiana y ellas le confirmaron en su convicción de que los
mágicos efectos de la luz y el aire importaban más que el tema de un cuadro. Sin
embargo, una obra que presenta una estación de ferrocarril de Paris se trata de una
autentica impresión de una escena de la vida cotidiana. Monet no se interesó por la
estación del ferrocarril, sino que le fascinaba los efectos de la luz filtrándose a través del
techo de cristal sobre las nubes de vapor, así como las formas de las máquinas y
vagones surgiendo de la confusión. Monet armonizo sus tonos y colores tan
esmeramente como un paisajista del pasado.

Bibliografía

-Ernst Gombrich, Historia del arte, Ed Diana


- Álvaro Monterroza Ríos. La fotografía y la pintura impresionista

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