ESTADO OLIGÁRQUICO, G.Ossenbach
ESTADO OLIGÁRQUICO, G.Ossenbach
ESTADO OLIGÁRQUICO, G.Ossenbach
A finales del siglo XVIII se produjo en Europa una ruptura del llamado "Antiguo
Régimen", la cual otorgó a la sociedad su emancipación respecto del estado
absolutista y fijó límites a la acción del Estado. Por otra parte, el Estado, que
desde el siglo XVII había procurado fundamentarse sobre criterios racionales y no
teológicos, empezó a garantizar la libertad religiosa e impuso a la Iglesia su
definición como asociación social separada del Estado y en ningún caso investida
de atribuciones generales para la sociedad. Con esta ruptura fue la burguesía
(opuesta a los privilegios de la aristocracia y el clero) la clase social que accedió
al poder.
El nuevo Estado liberal se erigió sobre sociedades definidas como naciones. Este
concepto de nación que empezó a utilizarse a partir de ahora alude a ciertos
elementos comunes de la sociedad, tales como la comunidad territorial, de lengua
y de cultura, pero no se definió su carácter clasista, sino que se concibió en
principio como una unidad indivisible integrada por una suma de individualidades
de carácter homogéneo e igualitario.
A pesar de que el liberalismo europeo en boga a principios del siglo XIX procuró
que el Estado se abstuviera de intervenir en los asuntos sociales, desde un
principio las necesidades de construcción nacional propiciaron una serie de
medidas estatales, entre ellas las medidas de política educativa, a las que se
asignó un papel integrador. Igualmente se llevaron a cabo diversas políticas
sectoriales destinadas a mejorar las condiciones de vida de la sociedad o para el
fomento y defensa de ciertas actividades económicas, sobre todo en aquellos
países de mayor retraso industrial.
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El nuevo concepto de Estado liberal o nacional se extendió, a causa de la
generalizada influencia de los textos constitucionales europeos, en otros contextos
como el iberoamericano. Estos conceptos fueron adoptados para la organización
de los nuevos Estados que surgieron a partir de la Independencia, pero su
adopción se hizo sobre unos contextos sensiblemente distintos a los que en
Europa habían conducido a la configuración de la nueva organización social y
política.
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El análisis de la dependencia económica no debe dejar de explicar cómo,
internamente, la vinculación con el exterior se hacia posible. La dinámica de las
sociedades dependientes se encuentra en las relaciones de grupos y clases que
luchan por el poder. Es preciso, definitivamente, según ha insistido Enzo Faletto,
matizar explicaciones puramente externas del desarrollo de la historia de las
sociedades dependientes como las latinoamericanas, intentando ligar lo externo y
lo interno y precisando el significado nacional de las políticas estatales (entre ellas
la política educativa).
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hegemonía oligárquica, es decir, de una clase cuyos orígenes son
coloniales, que basa su poder en el control de los factores productivos y que
utiliza directamente el poder político para aumentar su dominación sobre las
restantes capas sociales". Ya hacia 1880 estos grupos dominantes han
consolidado su posición apoyados por los beneficios del comercio exterior y por la
fuerza que han adquirido las inversiones extranjeras, inglesas sobre todo.
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comercial favorable, pero con unas constantes necesidades de capital para
mejorar la explotación, transporte y comercialización de sus productos (bancos,
ferrocarriles, puertos, innovaciones técnicas, etc.). Todas estas innovaciones no
se introdujeron por medio de una autofinanciación de los grupos económicos
nacionales, sino prioritariamente por la inversión directa de capitales extranjeros o
mediante empréstitos contratados por el Estado.
Hacia mediados del siglo XIX el Estado nacional fue considerado por los
sectores dominantes como la única institución capaz de movilizar recursos y
crear condiciones para superar el desorden y el retraso imperantes. Esta
prioridad atribuida a la creación del Estado obligaba, por una parte, a la
mencionada constitución de ejércitos nacionales frente a la influencia de los
caudillos locales, así como a la consolidación de los límites territoriales y, por otra
parte, a la exclusión de las masas populares de las decisiones políticas. El
instrumento jurídico encargado de dar una configuración a esta organización que
se perseguía fue la Constitución.
El Estado Oligárquico
El modelo de Estado que se organiza en América Latina, por los fenómenos que
hemos señalado y a diferencia del Estado liberal-nacional europeo, se define
como "Estado oligárquico", es decir, como una forma de organización en la
cual la sociedad política en este período no transcurrió por los cauces
auténticos de la democracia y se caracterizó más bien por una muy limitada
representatividad política y una reducida base social de apoyo.
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El Estado oligárquico fue posible gracias a la interdependencia entre los
propietarios de la tierra y la acción de la burguesía urbana, que mantenía
contactos con el mundo exterior y buscó las posibilidades para la expansión del
comercio internacional. El grupo urbano se fue consolidando y fue creando,
mediante la integración con los grupos rurales (muchas veces absentistas de sus
posesiones), las condiciones para la estructuración de un efectivo sistema de
poder. Las fuentes de este poder económico de la oligarquía, sin embargo, se
basaron en la producción y exportación de productos primarios, es decir, se
trataba de fuentes rurales de poder. No obstante, el campesinado fue el
elemento social que se mantuvo más al margen de la idea nacional y fue la
ciudad la que se erigió en centro y base del Estado nacional.
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Diferencias en el desarrollo del Estado en los diferentes países
iberoamericanos
a) S. Zermeño hace una interesante distinción entre aquellos países que nacieron
realmente en el siglo XIX, es decir, que fueron marcados apenas periféricamente
por la etapa colonial, y los países portadores de grandes difracciones
sociopolíticas desde la época colonial. En los primeros, que Zermeño denomina
"países de modernización temprana" (Argentina, Uruguay, Venezuela), se da una
mayor integración sociocultural, mientras que los segundos se caracterizan por su
débil herencia democrático-burguesa (México, Perú).
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potente oligarquía nacional. Sin embargo, los niveles de representación política y
el juego de las corrientes ideológicas fueron mayores, dando pie a una temprana
emergencia de las clases medias. De lo contrario, el consenso necesitó de mayor
apoyo político y, por tanto, de una mayor presencia del Estado como agente
hegemónico.
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consolidados el proyecto de gestión política debió apoyarse más en el ejército y
otros órganos represivos que en la educación. Este fue el caso de países como
Guatemala o el Ecuador.
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