Generalidades de La Economia
Generalidades de La Economia
Generalidades de La Economia
1 EL CONCEPTO DE ECONOMÍA
A lo señalado anteriormente hay que añadir los cambios políticos y sociales que se están implementando,
desde comienzos de este siglo XXI, en los países de América Latina. Estas reformas y los hechos ocurridos
en torno a la “Primavera Árabe”, que vivieron algunos países productores de petróleo, inciden directamente
en las actividades productivas y financieras de los países de la Región.
Vivimos en un mundo globalizado, “en donde opera la muda razón del capital, que no tiene patria, sino
intereses”. (…) “Ya no se trata únicamente de la renta tradicional de la tierra, ampliada al control de los
recursos naturales, sino de la nueva forma de la renta, bajo la forma de renta del conocimiento, renta
tecnológica”. (Villavicencio, 2013:32).
Resulta bastante complicado el encontrar una definición única de la ciencia económica y en consecuencia su
objeto de estudio puede aparecer impreciso. Lo afirmado obedece a que tanto los padres de la economía
como los economistas de las recientes escuelas de pensamiento no se han puesto de acuerdo sobre la
temática debido a los diferentes enfoques teóricos que caracterizan a cada una de las escuelas de
pensamiento. Por ejemplo, Gary Becker (Premio Nobel de Economía 1992) en su obra “El enfoque
económico de la conducta humana” plantea que “La definición de Economía en términos de bienes
materiales es la más limitada y menos satisfactoria. No descubre adecuadamente el mercado ni lo que los
economistas ‘hacen’ (…). La definición de economía en términos de medios escasos y usos alternativos del
mercado es la más general de todas. Define la economía basándose en la naturaleza del problema que se
trata de resolver, y abarca mucho más que el sector del mercado o ‘lo que hacen los economistas’ (…) Esta
definición de economía es tan amplia que a menudo es una fuente de descontento más que de orgullo para
muchos economistas y frecuentemente se considera de forma inmediata que excluye la mayor parte del
comportamiento ajeno al mercado. Todas estas definiciones de economía simplemente defienden su ámbito,
pero ninguna nos da la menor información acerca de lo que es el enfoque ‘económico’. (…) Separémonos,
por tanto, de las definiciones, porque creo que lo mejor que distingue a la economía como disciplina de otras
disciplinas en las ciencias sociales no es su objetivo, sino su enfoque” (Becker, 1998: 507).
Veamos cómo piensan sobre la Economía algunos de los economistas más renombrados:
Tradicionalmente se acepta que la economía apareció como ciencia con la publicación de la obra de Adam
Smith (1723-1790) intitulada “La riqueza de las Naciones” (1776). Este filósofo es considerado como el padre
de la ciencia económica y sus ideas son el fundamento de la economía moderna debido a que “defiende el
principio de división del trabajo y libertad de comercio. Smith pensaba que la satisfacción del propio interés
individual, limitado por el de los demás, es el mejor medio para conseguir el mayor beneficio para el mayor
número de gente. Sin embargo, Smith apoyó la intervención del Estado en materia de justicia, educación,
salud y todas aquellas empresas que la iniciativa privada fuese incapaz de abordar” (Garban: 5).
Según Aguirre (1962:41), Smith realiza su investigación basándose en la teoría del valor trabajo y muchas
veces por las simples apariencias.
David Ricardo (1772-1823), en su libro “Principios de economía política y tributación” (1817), afirma que el
principal problema de la economía política es determinar las leyes que rigen la distribución del ingreso entre
los diferentes agentes económicos. “Sin embargo, eran los cambios en la distribución funcional del ingreso a
través del tiempo los que concentraban su atención, así que empezó planteando una teoría que pudiera
explicar las ganancias, los intereses, las rentas y los salarios” (Guerrero, 2001).
Con este propósito desarrolló la teoría del valor trabajo. Se preocupó también de averiguar las causas del
crecimiento o, si se prefiere, del origen de la riqueza de los países a través del análisis de los factores que
explican la distribución de la renta. Así, este autor, dentro de sus múltiples contribuciones a la economía, lo
hizo en el campo de la teoría del comercio internacional, al haber desarrollado el principio de la ventaja
comparativa, a través de la cual explica la especialización que buscan los países para mejorar sus relaciones
comerciales. En sus investigaciones utilizó los métodos deductivo y abstracto (Aguirre, 1962: 155).
El aporte más importante de John Stuart Mill (1806-1873), autor del libro “Principios de Economía política con
algunas de sus aplicaciones a la filosofía social” (1848), consiste en su afirmación de que “…Las
proposiciones de la economía, sólo son ciertas en la medida en que sea cierta la premisa de donde se han
deducido, esto es, el postulado de que el hombre trata de obtener el máximo de riqueza con el menor trabajo
posible. Por ello, decía, en la aplicación práctica de las proposiciones económicas es necesario siempre tener
en cuenta si el postulado fundamental de la economía se verifica en la realidad y en qué medida lo hace; en
otros términos, si la conducta humana está guiada por principios distintos del adoptado por la ciencia
económica como premisa a sus deducciones y la medida en que lo hace” ( Napoleoni, 1962: 649).
Por otra parte, el mismo autor sostiene que el objeto de la economía está en la diferenciación que existe
entre las leyes de la producción y de la distribución. Al respecto manifiesta que las primeras son inmutables
debido a su carácter natural, las mismas no pueden ser cambiadas por los humanos. Sobre las leyes de la
distribución Mill afirma que son producto de arreglos sociales y en sí, son las instituciones las que las
construyen y realizan la distribución. En este punto se diferenciaba de la gran mayoría de pensadores
clásicos quienes construyen un sistema que fue utilizado en la política para cerrar los caminos a las masas
oprimidas ya que según esta no había forma de mejorar la retribución al trabajador pese a la buena voluntad
que se tuviera (Guerrero, 2001).
William Stanley Jevons (1835-1882) introdujo cambios importantes en el concepto de Economía. Es uno de
los pioneros de la escuela marginalista y su contribución más importante quizá radica en el hecho de que él
postula el empleo de modelos matemáticos y estadísticos en el desarrollo científico de la economía. Igualmente
sus análisis dan énfasis al enfoque microeconómico antes que el macroeconómico y consolida de modo
explícito los principios hedonistas como fin supremo de la vida. En consecuencia, la economía puede
definirse como “la ciencia que estudia las condiciones que debe satisfacer la conducta humana para conseguir un
placer máximo con un costo mínimo” (Napoleoni, 1962: 651). Jevons optó por las pruebas empíricas en sus
investigaciones.
Alfred Marshall (1842-1924), autor de “Principios de Economía” es considerado, junto a Léon Walras, como
los padres de la economía ortodoxa moderna. Para Marshall la economía política o economía, es el estudio de
la humanidad en las ocupaciones ordinarias de la vida; examina esa parte de la acción individual y social que está
más estrechamente conectada con la obtención y el uso de los requisitos materiales del bienestar , por lo que se le
considera el precursor de la Economía del Bienestar. Marshall fue uno de los primeros autores en introducir
la variable tiempo para hacer análisis en la economía. Consciente de la multitud de interrelaciones que
existen en la actividad económica, trató de diseñar un modelo analítico, el “Equilibrio parcial”, cuya finalidad
era aislar el comportamiento de un determinado aspecto económico, suponiendo que todo lo restante
permanece invariable". Es así como surgió el concepto Ceteris Paribus, término ampliamente utilizado en la
economía actual para reflejar en un análisis que “todo el resto permanece constante” (Marshall, 1931).
Según la Universitat de las Illes Baleares, la obra de Arthur Pigou (1877-1959) “La Economía del Bienestar”
(1912) “…constituye una guía de toma de decisiones de política económica, toda vez que reconoce, que un
político jamás debería ceñirse al mero razonamiento económico, sino que debería considerar todos los múltiples y
ricos aspectos de la existencia humana”.
Su preocupación objetiva era la renta nacional y los problemas del desempleo. (Pensamiento económico de
Cecil Pigou). Pensaba que el Estado podía hacer mucho para mejorar las condiciones de vida de sus
habitantes, bajo el principio de que los mercados tienen imperfecciones que no les permiten funcionar
eficientemente, pero también en la idea -bastante elitista, por cierto- de que el ciudadano medio no siempre
está capacitado para tomar las decisiones que más le convienen.
En la actualidad la definición de Robbins, al referirse al comportamiento humano como una relación entre
fines y medios escasos, susceptibles de usos alternativos, ha sido acogida con éxito por la comunidad de
economistas debido a que proporciona un punto de partida a los estudios llevados a cabo mediante la
aplicación de la lógica económica a los fenómenos sociales (Nolan, 2008).
Parece oportuno presentar ahora, la definición que utilizan Paul Samuelson (1915-2009) y William Nordhaus
(1941-….), profesores de Massachusetts Institute of Technology y de Yale University, respectivamente, en
sus casi veinte manuales introductorios de Economía escritos para cientos de generaciones de jóvenes
aspirantes a graduarse de economistas y que textualmente reza: “La economía es el estudio de la manera en
que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los
diferentes individuos” (Samuelson, 2010: 4). Como en esta definición subyacen dos conceptos importantes
que son: la escasez y el concepto de eficiencia, ellos agregan: “La esencia de la teoría económica es
reconocer la realidad de la escasez y luego encontrar la manera de organizar a la sociedad de tal forma que
produzca el uso más eficiente de los recursos. Es ahí donde hace su contribución única” (Samuelson, 2010:
4 y 5).
Pregunta de investigación:
Adam Smith (1723-1790), al publicar en 1776 su famosa obra titulada Investigación sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones, había conseguido justificar científicamente una ideología, el liberalismo
económico, que defiende la economía de mercado y que sentó las bases para el neoliberalismo. Eso
significa que para el liberalismo económico, en contra de lo que defendía el pensamiento tradicional, todas las
actividades económicas deben someterse a las leyes del mercado y el Estado tiene que tener únicamente un rol
subsidiario. Por eso podemos afirmar que la ciencia creada por Adam Smith es más la ciencia del sistema
económico de mercado que la ciencia de la economía, a pesar de lo cual la mayoría de los economistas
consideran que Adam Smith es el fundador de la economía como ciencia. En efecto, los sistemas
económicos dependen del fin que se asigne a la economía, es decir, de una elección que está condicionada
por las ideas y valores que dominan en una determinada sociedad. Adam Smith, de acuerdo con el
paradigma mecanicista y con los valores sociales de su tiempo, intentó demostrar que el sistema económico
de mercado era el único sistema que respetaba las leyes naturales de la economía y, por lo tanto, el único capaz de
asegurar el progreso económico.
Las ideas y valores que defiende el sistema económico de mercado se oponen radicalmente a las ideas y
valores defendidos por las sociedades tradicionales. Las ideas mecanicistas y los valores individualistas,
ausentes en el pensamiento económico tradicional, serán decisivos en la creación de la economía científica
moderna. Para comprender, por lo tanto, cómo llegó el pensamiento económico a defender las ideas y
valores propuestos por la economía de mercado y cómo pudo Adam Smith justificarlas científicamente es
preciso hacer un breve recorrido por la historia del pensamiento económico.
En la época, la actividad de los mercados era muy reducida, y estaba limitada al intercambio de bienes, pues
el valor del trabajo, de la tierra o del dinero, estaba regulado por otras instituciones sociales, como la
costumbre, la familia, o las leyes de la ciudad.
Aristóteles enseña, también, que así como los individuos forman parte de la familia, las familias forman parte
de la comunidad política. Por lo tanto, así como la ética debe subordinarse a la económica, como el bien
individual al bien familiar, la económica debe subordinarse a la política, como el bien familiar al bien político:
«Ninguno puede tener garantizado su propio bien sin la familia y sin alguna forma de gobierno».
Tomás de Aquino, por ejemplo, enseña que el fin último de la economía no es conseguir riquezas, dado que
éstas son un simple instrumento para conseguir el auténtico fin último de la actividad económica: el bien de
la familia: «Las riquezas se refieren a la economía, no como fin último, sino como instrumentos, según
leemos en la política.
En el Medioevo, los mercados desempeñan todavía un papel poco importante en la vida económica de los
seres humanos. Esta doctrina defiende ya claramente tres cosas: que la finalidad de la economía es adquirir
riquezas, que esto se consigue mediante intercambios favorables, es decir, comerciando, y que el Estado es
el principal sujeto de la actividad económica. Las sociedades, para Hobbes, funcionan como las máquinas, y
así como éstas están compuestas de piezas, las sociedades están compuestas de individuos.
Esta nueva concepción mecanicista del orden social conducirá al rechazo de la doctrina, defendida por el
pensamiento económico tradicional, de la necesaria subordinación de las actividades económicas a los fines
superiores de la comunidad familiar y política.
Si el orden económico está sometido en su funcionamiento a leyes naturales, toda intervención humana
contraria a las mismas será perjudicial para la sociedad por ser antinatural.
Además, avanzó la idea de que la riqueza no depende del comercio sino que es producto del trabajo. Como
el nuevo paradigma científico mecanicista era incompatible con el intervencionismo económico defendido por
los mercantilistas, apareció en el pensamiento económico una nueva doctrina: que la riqueza no se obtiene
del comercio sino de la agricultura. Quesnay defendió la idea de que los fenómenos económicos están
regidos, al igual que los fenómenos físicos, por leyes de la naturaleza que son independientes de las normas
y de la voluntad de los seres humanos. Quesnay era médico del Rey de Francia.
Adam Smith nació en 1723 en Kirkcaldy, cerca de Edimburgo. Los filósofos morales escoceses pensaban
que el mundo moral estaría también regido por una ley análoga que explicara la conducta de los seres
humanos. De acuerdo con estos planteamientos, Adam Smith acepta la existencia de un orden moral natural
en la sociedad que se manifiesta en las inclinaciones naturales de los seres humanos.
Según explica en su teoría de los sentimientos morales, obra publicada en 1759, la conducta humana está
movida, en primer lugar, por la búsqueda del propio interés, aunque otra inclinación natural, la simpatía hacia
los otros seres humanos, contribuye a moderar el egoísmo de cada uno. La premisa del propio interés de Adam
Smith estaba basada en el egoismo personal, en que en la sociedad cada quien busca su propio beneficio, pero
en la busqueda de ese beneficio se creaba un beneficio general, para todos. Smith decía que, "No es de la
benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su
preocupación por sus propios intereses". Es "la mano invisible del mercado", que hace que toda la sociedad se
beneficie del hecho de que los individuos busquen su propio beneficio particular. En términos prácticos, si un
panadero me vende pan, no es porque sea buena gente, es porque necesita vendermelo, él busca su propio
interés (de vender) y yo (de comprar)... al final ambos nos beneficiamos.
Poco después, en 1763, Adam Smith se encargó de impartir en la Universidad de Glasgow un curso de
economía política. Es como si Adam Smith nos dijera: "En las relaciones económicas no temas ser egoísta,
todo está dispuesto para que, al final, se produzca infaliblemente el bien de toda la sociedad". Adam Smith,
que en la Teoría de los sentimientos morales había rechazado las ideas de Mandeville, aunque advirtiendo
que en algún aspecto podían ser válidas, las aceptó más adelante en La riqueza de las naciones cuando
trataba de explicar la conducta económica de los seres humanos. Para Smith la economía tenía
un mecanismo de autoajuste que denominó como "la mano invisible", es decir que, esa mano invisible
arreglaba todos los problemas económicos y por lo tanto no se necesitaba la intervención del Estado,
bastaba con dejar actuar al mercado, y si sucedía algún problema, la mano invisible lo solucionaba. Como
veremos más adelante, con el tiempo se demostró que la mano invisible de Smith resultaba ineficiente ante
algunos problemas y, por lo tanto, era necesaria la intervención estatal.
La mano invisible de Adam Smith se relaciona con la expresión francesa "laissez faire, laissez passer" que
significa dejar hacer dejar pasar, es decir, que nadie intervenga en el orden natural de la economía. La
economía tiene naturalmente un mecanismo de ajuste y no necesita la intervención del Estado, a no ser que
sea subsidiariamente.
Para el filósofo escocés la economía tiene una moralidad propia, que depende del interés del individuo. Este
individualismo se justifica mediante la ética utilitarista, afirmando que la búsqueda egoísta del propio interés
produce automáticamente beneficios para la mayoría de la sociedad. Por eso algunos han defendido la tesis de
que la ciencia económica propuesta por Adam Smith es, en realidad, una ideología justificadora del liberalismo
económico y, por lo tanto, de la economía de mercado (neoliberalismo).
Las ciencias sociales (incluyendo la economía), a partir de este momento, intentaron imitar el camino seguido
por las ciencias naturales y, suponiendo que existía un orden social natural semejante al orden natural del
mundo físico, trataron de descubrir las leyes que regían el funcionamiento de la sociedad. Así, aceptaron
como leyes naturales de la economía las leyes del sistema económico vigente en el tiempo y lugar en el que
vivían. De esta manera, se explica que Adam Smith defendiera como leyes naturales de la economía las
leyes del sistema económico de mercado, que era el sistema económico que podía observar
experimentalmente.
Sin embargo, las actividades económicas no vienen naturalmente determinadas por ningún fin concreto, ni
existe un orden natural regido por el mercado y sus leyes, ni los hombres se mueven naturalmente sólo por la
búsqueda egoísta del propio interés, como lo planteaba Smith con la mano invisible. Adam Smith ha supuesto en
todos los casos que pertenece a la naturaleza de la economía y del hombre lo que son, en realidad,
consecuencias del sistema económico liberal: que el fin de la economía sea aumentar indefinidamente la
riqueza, que el mercado regule espontáneamente el orden económico y que en todas sus prácticas
económicas el hombre se mueva por búsqueda del propio interés.
Decíamos al principio de nuestra exposición que, para la inmensa mayoría de los economistas, Adam Smith
es el fundador de la economía como ciencia, aunque advertíamos que la ciencia fundada por el filósofo
escocés es más la ciencia de un sistema económico que la ciencia de la economía.
Por lo tanto, aceptaron como leyes naturales de la economía las leyes del sistema económico vigente en el
tiempo y lugar en el que vivían. Así se explica que Adam Smith defendiera como leyes naturales de la
economía las leyes del sistema económico de mercado, que era el sistema económico que podía observar
experimentalmente. Adam Smith ha supuesto en todos los casos que pertenece a la naturaleza de la
economía y del hombre lo que son, en realidad, consecuencias del sistema económico liberal: que el fin de la
economía sea aumentar indefinidamente la riqueza, que el mercado regule espontáneamente el orden
económico y que en todas sus prácticas económicas el hombre se mueva por búsqueda del propio interés.
Tampoco se puede aceptar la existencia de un orden natural y espontáneo en economía, semejante al orden
natural existente en el mundo físico, regido por el mercado y sus leyes. Pero este orden y estas leyes no son
las del mercado, que es una institución histórica desconocida o insignificante en otros sistemas económicos.
En síntesis, Adam Smith ha convertido en causas del sistema económico liberal, lo que en realidad son
efectos de dicho sistema. Como la ciencia económica, llamada también economía política o economía sin
más, es una ciencia normativa y no una ciencia descriptiva, como puede ser la física, no puede desprenderse
de la ideología, de estar al servicio de un proyecto político.
Adam Smith justifica la existencia del mercado en la propensión natural de los seres humanos al intercambio.
Smith ha convertido en causas del sistema económico liberal, lo que en realidad son efectos de dicho
sistema. Los planteamiento liberales de Smith, sobretodo aquellos referidos al protagonismo del mercado y a
la desaparición de las funciones del Estado dentro de la actividad económica, sentaron las bases para lo que
hoy conocemos como modelo neoliberal, el cual aún se mantiene vigente en muchos países a nivel mundial,
inclusive en El Salvador.
Pregunta de investigación:
Referencias
https://profesorjoserojas.weebly.com/uploads/4/2/3/5/42358921/la_econom%C3%8Da_pol
%C3%8Dtica_de_a_smith.pdf