Capitulo 1
Capitulo 1
Capitulo 1
El Trabajo Social es una profesión dedicada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Para
describir los fundamentos en que se asienta la naturaleza, los principios, y los objetivos de la
profesión, es necesario hacer alusión a los conceptos y elementos que contribuyeron en su
nacimiento y desarrollo.
En todo momento las personas han intentado satisfacer sus necesidades, pero muchas no han
podido o no han sabido hacerlo y han acabado por solicitar apoyo. El apoyo ha ido vinculado a la
acción social, que ha evolucionado conforme lo hacia la sociedad.
Como ejemplo de acción social, encontramos la filantropía como forma de fomentar la solidaridad
para el beneficio de los demás (se procura hacer el bien de forma desinteresada), la caridad como
forma de hacer el bien por amor a Dios, y la beneficencia como forma de instituciones que la
Administración pone de forma gratuita a disposición de los más necesitados, hasta la sistematización
en el S. XX. Así se fue configurando una nueva profesión denominada trabajo social.
Ha sido reconocida en el ámbito del trabajo social por dos se sus obras: “Diagnóstico social”, y “Caso
social individual”, que aportaron la teorización de la profesión en sus orígenes.
Para Mary Ellen Richmond, el servicio social de casos es el conjunto de métodos que desarrollan la
personalidad, reajustando consciente e individualmente a la persona a su medio social, teniendo en
cuenta los elementos y condiciones que nos rodean.
De esta definición se pueden extraer tres elementos básicos donde se apoya la intervención
profesional:
Siempre que existe una intervención social, la acción profesional es sistemática y racional que se
fundamenta en los siguientes principios:
Definición por Bray y Tuerlinckx: el trabajo social estará constituido por los procesos que conducen
al diagnóstico social y pretenden diseñar un plan de tratamiento. Pueden dividirse en: la toma de
información o evidencia, y el diseño de la inferencias o deducciones a partir de la información. La
reunión de datos se da a través de entrevistas y conversaciones del trabajador social con el usuario,
su familia u otras fuentes. Almacenados los datos y contrastada la información, se llega a una
interpretación obteniéndose un diagnóstico social previo al establecimiento de un plan de acción.
La naturaleza de la profesión está articulada sobre una metodología de trabajo, que permite analizar
antes de intervenir con el objetivo de diseñar el desarrollo personal y social, teniendo en cuenta el
contexto institucional burocrático. La actividad profesional es un proceso de apoyo sistematizado
que lleva implícito el asesoramiento, donde subyace la relación interpersonal como un fenómeno
complejo, variante, dinámico, sistémico y evolutivo. Por lo tanto, la relación de ayuda pasa a
convertirse en una relación de apoyo profesional.
La base del trabajo social reside en la denominada relación de apoyo. Sus fundamentos teóricos se
encuentran en autores como Carl Rogers con su obra “Terapia centrada en el cliente”, se convirtió en
uno de los máximos representantes para la consolidación del trabajo social, entendiéndolo como el
producto generado a partir de la interacción entre profesional y usuario. Define la interacción desde
una concepción utilitaria del proceso: “La relación de apoyo es aquella en la que uno de los
participantes intenta hacer surgir en una o ambas partes una mejor apreciación de los recursos
latentes y un uso funcional de los mismos”.
Como Compton y Galaway definen la relación de apoyo como “una relación en la que se expresa
preocupación real por entender a los otros, caracterizada por el compromiso, la obligación,
aceptación, empatía, autenticidad, caridad, y tener un propósito conocido y aceptado por ambas
partes”. Esta interacción otorga autoridad y poder a las personas para trabajar en la resolución de
sus problemas, utilizando conocimientos y habilidades.
Para conocer la naturaleza de la profesión algunos autores han analizado el objeto y sujeto en la
intervención.
SUJETO DEL TRABAJO SOCIAL. Persona que participa activamente en un proceso determinado por
tener inteligencia, determinación, intencionalidad y capacidad para hacerlo. El sujeto y el objeto
(aquello que puede ser observado y estudiado) son las personas y las relaciones que se establecen
entre ellas, el usuario plantea una problemática y el profesional que intenta apoyarle en su solución.
Ambas partes participan en el proceso, convirtiéndose durante la intervención en objeto y sujeto a la
vez. Es decir, el usuario intenta esclarecer su situación siendo artífice de su propio cambio, pero con
el apoyo profesional.
Desde los Servicios Sociales no puede tratarse a la población usuaria como un simple objeto de
intervención, sino que debe convertirse en sujeto de conocimiento, siendo el principal artífice de su
propio cambio. Este rol activo que define al sujeto tiene hondas repercusiones. En el ámbito
científico, admitir al usuario como agente constructor y receptor de conocimiento, y que el principal
objeto de estudio es una persona con habilidades y no el hombre-cosa. En la definición del
Diccionario de Trabajo Social (Fernández, De Lorenzo y Vázquez) se reconoce también al sujeto como
“ser con conocimientos, sobre todo experienciales, con capacidad de aprendizaje y de
investigación”. En el campo profesional estas aportaciones suponen admitir que el usuario tiene la
capacidad de autoayuda, puede incluso proporcionar apoyo a los que le rodean y decidir por sí
mismo su futuro.
Esta consideración activa del sujeto aleja la intervención profesional de la dependencia institucional
y de la pasividad del usuario, abogando por la participación activa de cada persona en su propio
cambio, eligiendo libremente el destino. El trabajador social desarrolla su labor con y para el usuario,
pero nunca en vez de él, al que se hace partícipe y responsable de sus necesidades y problemas, los
cuales deberán ser analizados y modificados conjuntamente.
El trabajo social cree en la capacidad que tiene cada persona para liberarse de sus angustias o
preocupaciones, con la finalidad de apoyarles para superar por sí mismos los lastres económicos,
sociales, físicos, emocionales o culturales que pueden dificultar su bienestar y la capacidad de
promoción y crecimiento personal.
El usuario debe convertirse en un ser activo y responsable de su destino, además debe aparecer
como coproductor de conocimiento. La persona puede ser a la vez productora y consumidora de
servicios.
Esta incorporación de otros sujetos como agentes activos es beneficiosa. El conocimiento no deja de
ser una gran construcción social, en la que deben participar todos. La democratización del saber
pasa no solo por difundir y extender el conocimiento al mayor número posible de consumidores,
sino sobre todo por la individualización a la producción y al compromiso creativo. Significa la
superación de viejas concepciones jerárquicas. Esa capacitación es uno de los fines más deseados.
Para la Unesco, una de las principales metas de la intervención social es “mejorar la capacidad
endógena (empowerment) de sus actores para favorecer la formulación, evaluación y gestión de las
políticas sociales”.
OBJETO DEL TRABAJO SOCIAL. Diccionario de la Real Academia Española define objeto como “la
materia o asunto de que se ocupa de una ciencia”. Otros autores lo definen como aquello con lo que
trabaja una disciplina para conocer una realidad y transformarla. Este término puede ser
considerado como objeto de conocimiento, de voluntad y de acción, para indicar hacia lo que se
dirige el pensamiento, la voluntad o la acción intencionada. El objeto es una construcción científica
abstracta, diferenciada del plano de la realidad física. “El objeto científico no es el mero objeto
percibido por los sentidos, sino un objeto elaborado teóricamente, superando y negando en cierto
modo el objeto sensible”.
También se puede entender como la categoría que hace referencia a lo que se construye a partir de
la práctica, sea productiva, profesional o social. Núcleo sobre el cual una profesión o un sujeto van
construyendo su propia identidad.
El objeto de las ciencias sociales se puede decir que sería todo aquello puede ser observado y
estudiado. El objeto del conocimiento “no es solo la sociedad, sino todo el conjunto de relaciones,
interacciones, actuaciones, e influencias de los hombres entre sí y con la sociedad institucional, la
cultura y la naturaleza”.
Una de las características del objeto en trabajo social es que no puede ser definido aislado para ser
estudiado, sino que se ve alterado por el observador, donde los sentimientos, ideologías,
experiencias, e intereses influyen.
Por otra parte, el trabajo social puede ser entendido como respuesta a una serie limitada de
carencias. En este sentido, el objeto podría ser el estudio de las necesidades de las personas, que
afectan al conjunto de ciudadanos. Por eso, para algunos autores el objeto de investigación y de
acción es la persona, analizada desde una visión individual, familiar, grupal o comunitaria. Es el
sujeto que en interacción con el medio vive una situación determinada.
Implica la gestión de un medio que favorezca el bienestar y evite la desigualdad, promoviendo las
condiciones estructurales y sociales necesarias para obtener el desarrollo global. Por este motivo, el
objeto también lo constituye el estudio de las contradicciones de una sociedad en constante
equilibrio entre necesidades y recursos.
Las personas construyen la realidad social en permanente interacción con su medio, por este
motivo, el trabajo social no es objetivo, ya que la realidad social es compleja y se construye a partir
de las peculiaridades de cada caso.
Desde hace tiempo la sociedad, y el trabajo social, debate si el conocimiento está evolucionando
desde una perspectiva modernista hacia unas sociedades posmodernistas. Las primeras se
caracterizan por diversas perspectivas teóricas que intentan explicar cómo funciona el mundo, la
creencia en una única verdad para explicar los fenómenos, la interpretación del conocimiento, y
consideran las explicaciones científicas y la perspectiva objetiva como únicas formas aceptables de
llegar al conocimiento. Las sociedades posmodernistas se caracterizan por la aceptación de varias
explicaciones para comprender un mismo fenómeno, existen múltiples verdades o versiones por la
creencia de que el conocimiento está socialmente construido y porque la subjetividad es inevitable y
necesaria.
De acuerdo con las características posmodernas, los trabajadores sociales asumen la dificultad del
estudio. Se sabe mantener una actitud crítica frente al conocimiento, intentando potenciar la
capacidad de autorreflexión de las personas. El objetivo base sería liberar a las personas de las
opresiones de su entorno mediante la generación de nuevos conocimientos, y que buscan el proceso
emancipatorio de la persona en el que se invierte el conocimiento de su propia realidad.
Será la aparición del profesional la que combine la subjetividad de las vivencias personales del
usuario con la objetividad institucional utilizando el lenguaje, la comunicación y la interacción para
orientar al usuario en la búsqueda de su propio beneficio en un contexto espacio-temporal
determinado. En este sentido, sujeto y objeto están relacionados.
Según el diccionario de Trabajo Social el concepto ha sido considerado como una profesión, como un
servicio o proceso de ayuda, como ayuda profesional, como forma de educación social, como una
actividad profesional o una actividad que ayuda al ajuste, así como una acción profesional
sistematizada, intencionada y racional. También se incorpora la consideración como agente de
cambio, como institución, como instrumento social, conjunto de métodos, ingeniería social,
provisión de recursos, comunicación y relación, incluso como un arte.
Numerosos autores lo han definido intentando aportar distintas características que pueden ser
ordenadas en tres consideraciones fundamentales, como ciencia o disciplina científica, como
disciplina académica y las que lo hacen teniendo en cuenta su talante profesional.
Entendiéndolo como ciencia, en 1949, Swithun Bowers realizó la definición del concepto de
casework como “ciencia de las relaciones humanas y la habilidad en su cultivo, que se emplean para
poner en juego las potencialidades del individuo y los recursos de la comunidad con objeto de
provocar una mejor adaptación a su medio ambiente”.
Otros autores, como Tomás Fernández lo definen como “disciplina científica, metódicamente
ordenada y formada que constituye una rama del saber de las ciencias sociales porque contribuye a
incrementar el funcionamiento individual y social de las personas y a potenciar sus conocimientos y
habilidades para alcanzar su bienestar social”. Otros autores lo han concebido como una ciencia
social y humana o una ciencia técnica. Dispone de unos contenidos sistemáticos y coherentes
obtenidos de forma científica, usando métodos que dan lugar a resultados contrastados, utilizando
actitudes profesionales determinadas y un código ético para promover el progreso mediante el
estudio y la investigación.
Como ciencia intenta conocer las causas-efectos de los problemas sociales y su incidencia sobre las
personas, grupos y comunidades. No obstante, su objetivo general es conocer los factores que
propician el bienestar, el crecimiento humano y la autonomía para buscar soluciones que emancipen
y proporcionen bienestar duradero. El trabajo social intenta que el conocimiento llegue a la
población y que esta pueda participar activamente en la producción de un cambio, orientado hacia
la democracia política, económica, cultural y social, para lograr el bienestar económico y social.
Las principales características como disciplina científica están basadas en las siguientes premisas:
- Es ciencia cuando se convierte en conocimiento (conceptos y teorías) producido por
científicos sociales.
- Su carácter científico está avalado por el estudio de un objeto propio de la investigación.
- Se requiere un método sistemático para la solución de problemas y conflictos.
- En el quehacer diario del trabajador social se establece un diálogo constante con la práctica,
la investigación aplicada, el conocimiento científico y la investigación básica.
Teniendo en cuenta los elementos docentes se podría definir como una disciplina académica, es
decir, como un ámbito de conocimiento que estudia las dimensiones sociales de las necesidades
humanas, las variables micro y macrosociales que inciden en la calidad de la vida, el bienestar
humano y los problemas de la sociedad. Los efectos sociales de las crisis y los tratamientos, recursos,
medidas o soluciones sociales más efectivos, incluyendo la capacitación, el empoderamiento, la
participación, la construcción de tejido social y la democratización plena.
Como disciplina académica, Soydan recuerda que depende de las decisiones políticas y educativas
adoptadas en cada país.
Considerando el trabajo social como profesión, puede definirse como un proceso sistematizado de
apoyo profesional ante una situación de necesidad, el trabajador social facilita a través de una
intervención profesional la movilización de diversos recursos personales e institucionales, con el
objetivo de transformar la realidad social del usuario, asegurando sus derechos sociales para
conseguir un mayor bienestar social.
Se trata de una profesión que desde la unidad de visión y de acción aplicada el conocimiento
científico en la intervención integral, desde los ámbitos micro y macrosocial. La prevención, la
asistencia y la rehabilitación pueden mejorar las condiciones de vida y el bienestar, utilizando de
forma científica las medidas, recursos, o soluciones más efectivas, promoviendo las relaciones
sociales, la capacitación, el empoderamiento, la participación, la cohesión social y la democracia más
amplia posible.
La finalidad es la calidad de vida, la salud integral, y el bienestar, pero también una vida más digna,
potenciando la fortaleza y capacidades, y derribando las barreras que impiden o dificultan el
deseable desarrollo integral de las personas.
Para la Federación Internacional de Trabajo Social lo que se busca son “cambios sociales en la
sociedad en general, y en las formas individuales de desarrollo dentro de la misma”.
PRINCIPIOS DEL TRABAJO SOCIAL. Casi todos los autores que han intentado estudiar los principios
que sustentan el Trabajo Social coinciden en establecer cinco como básicos. Algunos autores
coinciden en determinar que la actividad profesional reside en las interacciones interpersonales que
se pueden establecer entre usuarios y profesionales, pero también en la relación entre lo individual
y social. Como trabajadores sociales se debería pensar en la distintividad de cada persona, la
interacción del usuario con sus circunstancias sociales, la relación profesional entre usuario y
trabajador social y la relación que todo esto tiene con el contexto sociopolítico.
Para fomentar la interacción reflexiva de los usuarios, los trabajadores sociales siguen una serie de
principios.
La actuación profesional debe analizar las peculiaridades de cada caso y entender los sentimientos
arraigados. Ser minucioso en la búsqueda de la información. La recopilación de la información se
debe realizar desde el entendimiento, el respeto y la flexibilidad. Cada persona debe sentirse
escuchada y apoyada.
ACEPTACIÓN DEL USUARIO. Este principio está vinculado con el anterior, porque se complementan.
Aceptar al usuario supone entenderle independientemente de sus características o diferencias.
En algunas ocasiones el trabajador social se puede sentir incapaz de atender a una persona o de
aceptarla por motivos políticos, religiosos, personales, etc. Cuando esto ocurre, la mejor opción es
derivar el caso. El profesional también es una persona y puede estar influenciado por sus propias
vivencias. Es positivo que reconozca sus limitaciones y las de los usuarios para garantizar la
efectividad de la intervención.
Las premisas que garantizan este principio son el respeto, la afabilidad, la cordialidad, el
entendimiento, la atención, el interés, la cortesía, la autenticidad, y la interacción. Las características
que debería reunir el trabajador social podrían ser:
Lo realmente interesante es el potencial que reúne cada persona en sí misma, rechazando las
estigmatizaciones y clasificaciones por sexo, raza, religión, creencias, orientación política, u otros
posibles estereotipos. La función del profesional no es clasificar, sino apoyar a la persona en la
resolución de unas necesidades o problemáticas concretas.
NO ENJUICIAMIENTO DEL USUARIO. Este principio trata de asegurar que el profesional no vaya a
ejercer ningún juicio de valor sobre el usuario basado en prejuicios, opiniones personales o
apreciaciones sesgadas.
A la hora de hacer diagnósticos, deben alejarse de los procesos de culpabilidad, porque no deben
buscar culpables, sino soluciones. No deben emitir sentencias, sino ofrecer un asesoramiento y
apoyo profesional. Por lo tanto, asesora, pero no enjuicia, ofreciendo su apoyo incondicional.
Cuando se inicia un proceso de apoyo, el usuario suele tener miedo e incertidumbre. Es normal que
sienta temor a ser recriminada por sus actos. Este tipo de valoraciones sería un obstáculo para
continuar el proceso. Además, previamente ya se siente frustrada porque no ha podido solucionar su
situación, ha fracasado en su intento y trata de buscar apoyo profesional, por lo que sentirse
enjuiciada no ayudaría a que la persona pudiera exteriorizar sus emociones o pensamientos.
AUTODETERMINACIÓN. Se puede definir como “la capacidad que tiene la persona para decidir
libremente sobre su propio destino”. Está ligado a uno de los objetivos profesionales, el
empoderamiento de los usuarios, es decir, posibilitarles las herramientas necesarias para solucionar
por sí mismos sus problemas.
Cada persona dirige su destino. En algunas ocasiones, la vida puede poner a las personas ante
situaciones difíciles antes las cuales se bloquean, sintiéndose incapaces de tomar decisiones. En
estos momentos es cuando se suele acudir a un profesional para que les asesore, asumiendo que la
responsabilidad final de la decisión recae en el propio usuario. El profesional será la persona
formada y competente que le impulse en el desarrollo de sus propias capacidades, movilizando una
serie de recursos sociales como apoyo técnico. Debe facilitar al usuario toda la información
necesaria con una actitud colaboradora y orientadora, dejando un margen de flexibilidad en la
decisión final.
Esta libertad tiene dificultades, ya que pueden darse problemas que se deben tener en
consideración: cuando una decisión puede causar daños en la integridad de otra persona, cuando se
trata de una situación de incapacidad física o psíquica, cuando haya cumplimiento de las leyes.
Solamente en los casos anteriores habrá limitaciones para obrar libremente.
Cuando se coarta la libertad de decisión de un usuario se comete un acto antiprofesional. Por otro
lado, si se es meticuloso, si se ofrece la información necesaria para la toma de decisiones, y si el
trabajador es comprensivo, respetuoso y colaborador, se estará cumpliendo con el principio de
autodeterminación.
Durante la intervención, el usuario puede facilitar información privada e íntima, que deberá ser
tratada confidencialmente. En algunos casos, quizá sea el trabajador social la única persona que
haya tenido acceso a esta información, por lo que se debe ser respetuoso, salvaguardarlo y alejarlo
de posibles filtraciones.
Pero, en algunas ocasiones, la propia trayectoria del caso puede obligar a utilizar estos datos
privados en reuniones de equipo. En ese caso, se tendría que solicitar permiso al usuario,
explicándole los motivos, y velando por el bienestar del interesado. Aunque se dé por finalizado el
caso o fallezca la persona, siempre se mantendrá el secreto profesional.
OBJETIVOS DEL TRABAJO SOCIAL. Puede definirse como el destino final que se pretende conseguir
con las acciones profesionales y que lleva implícito una intencionalidad. Son los fines o resultados
que se anhelan conseguir después de la intervención.
No se deben confundir los fines con los medios. Informar, asesorar, orientar y apoyar serán los fines
fundamentales y para conseguirlos se utilizará la comunicación, planificación, información, etc., que
será los medios.
Algunos autores ordenan los objetivos destinados a conseguir el pleno desarrollo de las personas y
su bienestar social. Otros enlazan con una lucha por crear una sociedad más justa en la que prime la
justicia social, la equidad, y la igualdad. La Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social
añade otros fines, las personas que se comprometan en la defensa de asuntos internacionales,
nacionales, locales y regionales, conseguir la formulación e implementación de políticas coherentes
con los principios éticos de la profesión y lograr cambios en aquellas condiciones estructurales que
mantienen a las personas en situaciones marginales o de vulnerabilidad social.
El Instituto Nacional de Trabajo Social, establece, para ordenar los objetivos, la distinción entre
Trabajo social directo, que, implicada un contacto directo o físico con el usuario, y el indirecto, que
no lo requiere. El primero tiene como objetivo la evaluación, la prestación de servicios prácticos, el
consejo, el asesoramiento, la mediación, y la supervisión. En el segundo se realizan tareas de
planificación, gestión, formación, preparación de personal y prevención.
Se podría decir que el trabajo social intenta mejorar la calidad de vida de los ciudadanos mediante la
satisfacción de sus necesidades, o resolviendo sus problemas para incrementar su bienestar social. El
trabajo social tiene el compromiso de movilizar los recursos necesarios para salvaguardar una vida
digna. Pero esta finalidad no solamente se centra en la movilización de recursos, sino que además
dora de protagonismo a su destinatario. Lo que se pretende conseguir es que la persona sea capaz
de realizar su propio cambio en la búsqueda de su bienestar, centrándose en su liberación como
persona capacitada para tomar sus decisiones y evitar la dependencia.
Otros autores dividen las funciones del trabajador social en sociológicas y metodológicas. Las
primeras estarán orientadas a incrementar la operatividad de la persona desde una visión
autonomista-promocional y a mejorar los recursos disponibles desde una visión asistencialista-
prestacional. Por otro lado, las funciones metodológicas están dirigidas hacia la investigación,
organización, planificación, coordinación y análisis de los cambios experimentados después de la
actividad profesional.
COMPETENCIAS DEL TRABAJO SOCIAL. La creación del Grado en Trabajo Social y la incorporación de
las exigencias del nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, motivaron la elaboración del Libro
Blanco, como referente a seguir por todas las universidades. Se recopilaron las competencias
generales y específicas que debían desarrollar los egresados en trabajo social.
Su contenido parte de una competencia elaborada a partir del National Ocupational Standards for
Social Work, donde se expone “que los trabajadores sociales tienen una comprensión amplia de las
estructuras y procesos sociales, del cambio social y del comportamiento humano, que les capacita
para intervenir en las situaciones (problemas) sociales (de malestar), asistiendo, manejando
conflictos y ejerciendo la mediación. Tiene como objetivo participar en la formulación de políticas
sociales que favorezcan la ciudadanía activa mediante el empoderamiento de las personas y la
garantía de sus derechos sociales. El fin último es contribuir con otros profesionales de la acción
social a la integración social, la constitución de una sociedad cohesionada, y el desarrollo de la
calidad de vida y del bienestar social”. A partir de esta competencia se desprenden otras seis: