Resumenfinal Psicopato LL
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ESTRUCTURA PSICOTICA
• Persecución
• Erotomaníaco
• Celos
Utilizan como mecanismo la proyección. Mientras unos piensan que el delirio tiene sobre todo una
función reconstructiva y autocurativa, como decía Freud, hay quienes no ven en él más que el signo por
excelencia de la enfermedad.
El yo expulsa hacia afuera una idea que se le ha hecho intolerable por su carga excesiva y, al hacerlo, se
separa también de la realidad exterior cuya idea es la imagen psíquica. “El yo se sustrae a la
representación inconciliable, pero ésta está inseparablemente unida a un fragmento de la realidad, de
modo tal que el yo, al realizar esta acción, se ha separado también, en su totalidad o en parte, de la
realidad.” Freud
El yo, se ve por lo tanto desbordado y, ciegamente, se amputa una parte de sí mismo, de la representación
de una realidad que le resulta insoportable. Es decir, una representación psíquica que tiene para el yo una
carga demasiado importante, queda de pronto privada de toda significación.
La percepción por parte del yo del fragmento rechazado sustituido por otra realidad, interior y exterior a
la vez, llamada delirio o alucinación. El proceso psicótico se inicia con la expulsión brutal de un remiendo
del yo y culmina —y allí es donde se forman los síntomas— con la percepción alucinada del fragmento
rechazado transformado en realidad nueva, una realidad alucinada.
• La idea delirante es sustentada con la misma energía con que el yo se defiende de alguna otra idea
penosa insoportable. Así aman al delirio como a sí mismos.
• La idea delirante es o bien el calco o bien lo opuesto de la representación que cayó bajo la defensa
REVISTA GEPU:
• Delirio
• Alucinaciones
• Neologismos
CLEREMBAULT: tanto las alucinaciones sensoriales como los delirios son secundarios a un proceso
elemental autónomo, al que llamó de muchas maneras: Pequeño Automatismo Mental, Síndrome de
Pasividad, Síndrome de Parasitismo.
MANIFESTACIONES INICIALES: elabora una semiología que fragmenta los signos y los multiplica,
con lo que se aboca a establecer continuas clasificaciones, cada vez más detalladas. En lo tocante a las
manifestaciones iniciales de las psicosis alucinatorias crónicas, traza una primera demarcación entre:
FENOMENOS SUTILES: se caracterizan por constituir interferencias en el curso del pensamiento, pero
sin contenido: juegos de palabras, entonaciones bizarras, flujo desmedido de representaciones visuales,
vacío del pensamiento, perplejidad sin motivo; paso de un pensamiento invisible, impresión de
adivinación del pensamiento, etc.
IDEO VERBALES: son neutros y atemáticos, siendo su modelo el eco del pensamiento; extrañeza del
pensamiento, enunciación de gestos e intenciones, actos comentados; palabras explosivas, juegos
silábicos, absurdidades; intuiciones detenciones del pensamiento abstracto, etc.
Se trata de fenómenos que revelan la existencia de una estructura psicótica, cuyo desencadenamiento
clínico puede o no haberse producido. Pueden hallarse de una forma constante o bien recurrente, pueden
asimismo estar enmascarados o ensombrecidos por otras cristalizaciones sindrómicas o por formaciones
del carácter y rasgos de la personalidad pero no hay psicoterapia ni neuroléptico que pueda erradicarlos
completamente.
• Pueden ser la irrupción de voces en la esfera psíquica de la persona, donde el sujeto manifiesta
escuchar una voz que viene referida a él.
• Se pueden presentar fenómenos que involucran una fragmentación en la imagen del cuerpo, así
como distorsión en la percepción del espacio y el tiempo.
• Acontecimientos en los que el sujeto testimonia tener experiencias de certeza absoluta, ya sea con
respecto a su identidad u hostilidad por parte de otros
• El psicótico funda su delirio y alucinación en base a la certeza de que todo va dirigido a él.
Cinco son las características que presentan estos fenómenos, tanto los relativos a la
autorreferencia enfermiza como al Síndrome de Pasividad:
El valor esencial de estos fenómenos viene dado no tanto por la manifestación aprehensible, sino por
la relación que el sujeto mantiene con ellos; tal relación muestra a un sujeto sumido en la perplejidad
o en un inquietante vacío de significación.
Una particularidad notable del psicoanálisis lacaniano consiste en el desarrollo de la teoría de los
fenómenos elementales, todos los fenómenos elementales presentan ciertos rasgos comunes y pueden
hallarse especialmente en tres ámbitos:
• el pensamiento,
El sujeto psicótico puede situarse en varios polos (paranoia, esquizofrenia, melancolía–manía), posiciones
de las que previamente advierten los fenómenos elementales premórbidos, todos esos fenómenos
elementales poseen unas características comunes, ya sean los que se sitúan en el polo más esquizofrénico
de la psicosis, como los que se concentran en el polo más paranoico.
Lo que permite detectar este tipo de funcionamiento, es el cambio continuo de identificación en función
de las circunstancias, demostrándose así que el sujeto no tiene los límites que la fijeza de un fantasma
fundamental daría a un neurótico o a un perverso.
Los fenómenos elementales de la esquizofrenia pueden ser concebidos como fallos en la articulación
entre las pulsiones (lo Real), el lenguaje (lo Simbólico) y el cuerpo (lo Imaginario)
La utilidad clínica de dichos fenómenos no se limita exclusivamente al ámbito diagnóstico, por más que
sean imprescindibles para detectar una psicosis que aún no se ha puesto en marcha, sino que nos indican
también, en gran medida, la posición de salida y la orientación con la que el sujeto encara la experiencia
de su locura; estos pequeños signos son indicadores veraces de los posibles modos de estabilización hacia
los que podemos encaminar a nuestros pacientes psicóticos, tomados en este caso uno por uno
• La feminización
«Los psicóticos serían máquinas con palabra» el nivel de lo simbólico en los psicóticos está trastornado
de tal forma, que padece del discurso en su conjunto. El psicótico tiene la sensación de estar poseído por
el lenguaje y atribuye sus pensamientos a un agente exterior a él, no se concibe como el productor del
lenguaje.
Para Lacan una alucinación es un perceptum sin objeto: el sujeto, lejos de estructurar al perceptum,
aparece como el que padece la percepción, y no sólo eso sino que es efecto o está afectado por lo
percibido.
El psicótico puede escuchar su propio pensamiento y cree que le viene desde afuera, habla con su yo y lo
siente como un tercero. El ser parlante que somos, psicóticos o no, es un ser dictado; dictado por Otro en
nosotros que nos trasciende más allá de nuestra voluntad y nuestro saber conscientes.
Toda percepción está sometida al orden simbólico, y éste determina y produce el sujeto; la cadena
significante puede imponerse por sí misma al sujeto en su dimensión de voz, sin necesidad de que
intervenga ningún órgano sensorial (sin sonido)
Escuchar la palabra de otro induce siempre una sugestión, un encantamiento del oyente por la cadena
hablada que se impone y sujeta
La percepción de la propia palabra introduce un efecto de división subjetiva, pues hay siempre un instante
de suspenso o incertidumbre que se instala entre el tiempo en que se oye la voz y la atribución de la frase
a la voz que la enuncia; ese, en el caso del psicótico, es el momento propicio para la alucinación.
ALUCINACIÓN: elementos significantes que han sido arrancados de la cadena significante, escuchados
realmente y atribuida su enunciación a otro, debemos interrogarnos sobre el pensamiento o el dicho que
precede a la alucinación.
En la psicosis, eso que está forcluido en lo simbólico, eso que el sujeto no asume de ninguna de las
maneras, vuelve a presentársele como proveniente de lo Real y ajeno a su propia endofasia (lenguaje
interior). La estructura de la alucinación es siempre idéntica e invariable, porque es la matriz mínima de la
relación del sujeto psicótico con el lenguaje, el relleno explicativo delirante, de llegar a producirse, es
variable y depende del estilo de cada quien.
La otra alternativa es que el sujeto quede en ese instante de vacilación en el que el sujeto se atomiza y
pierde el referente.
PSICOSIS Y CERTEZA
«La verdad no tiene tratamiento». La certeza como experiencia y la certeza como axioma o fórmula del
delirio.
Lasègue supo captar DOS TIEMPOS EN EL DELIRIO DE PERSECUSION: en primer lugar, el estado
inicial de perplejidad anterior a la construcción delirante; en segundo lugar, la localización del
perseguidor y la cristalización de esa singular «creencia» según la cual existe alguien malvado que le
acecha y le persigue.
Desde un punto de vista lógico, se pueden distinguir DOS MOMENTOS DE EDIFICACION, pese a que
no puedan concebirse como diacrónicamente separados:
• El segundo radica en las distintas respuestas que el sujeto perplejo pueda construir.
CERTEZA VS CREENCIAS:
Nos advierte Freud de la incapacidad de creer del paranoico, de esa característica suya que consiste en
rechazar la creencia mediante la proyección; claro que, a través de esa estrategia defensiva, termina el
paranoico por darse de golpes con la certeza.
El sujeto creyente es en esencia alguien que no sabe y busca afirmarse mediante las creencias en cierto
saber. Quien cree, o dice creer, se esfuerza por convencer y convencerse.
Es en ese movimiento entusiasta donde aspira a reafirmar su creencia, asunto que culminaría con éxito si
terminara por creérselo él mismo. Tal es, la razón por la que los creyentes se asocian y hacen sectarismo.
Todas las creencias se nutren de la reflexión y del consenso, del recurso a la ciencia y a la religión o a
cualquier discurso al que se le reconozca cierta certidumbre, pues en el interior de todo creyente aguarda
siempre un sujeto indeciso que trata de eliminar su duda reforzando su creencia.
En ese sentido se puede concebir la creencia del neurótico como la muestra más aceptable de la vacilación
y de la indeterminación sobre el Otro, hecho que pone de manifiesto la propia división subjetiva. El
psicopatólogo debe prestar atención al arraigo y a la determinación que poseen para cada sujeto las
opiniones, las creencias y las certezas. Las opiniones pueden desmontarse y modificarse mediante
argumentos.
Las creencias, sin embargo, resisten a los cambios porque su fijación es más profunda y mayor su
capacidad de influir, tanto que Montaigne afirmaba: «Tan firmemente arraigan en ellas las creencias, que
creen ver lo que no ven». Aportan estabilidad en la vida del sujeto.
Es tal el poderío de la certeza y tal el determinismo que ejerce, que el loco podría prescindir de todo
excepto de su certeza, pues en ella está su destino de principio a fin y a ella consagra toda su existencia.
Respecto a la dimensión temporal, todas las creencias están sometidas a la diacronía, al desgaste que
supone el paso del tiempo, dándose a menudo el cambio de una creencia por otra o el progresivo
mejoramiento de la inicial.
La certeza condena al psicótico a una soledad esencial. Esta dimensión trágica se manifiesta en el hecho
de que ningún psicótico asume y desarrolla la certeza de otro, por más que traten de cosas parecidas; ni
tampoco compartir su verdad.
El Dr. Nash, destacado profesor de psicosis, explicaba este asunto con las siguientes palabras: «Me sentía
como un profeta que vagaba solo por el mundo, alguien que tenía una gran verdad que transmitir pero que
no encontraba ningún interlocutor». También decía que la experiencia de la locura consiste en la plenitud,
sea el máximo de los horrores o la felicidad suprema. El drama del psicótico radica precisamente en
soportar una certeza que le compromete y determina, una certeza por definición intransferible.
Todo desarrollo delirante presupone siempre una certeza originaria. No habría elaboración delirante sin
una certeza inicial que encauce la creación de las nuevas significaciones. Por esta razón, mientras el
sistema delirante puede quebrantarse o llegar a desaparecer, la certeza perdura para siempre, invariable en
cuanto a su fórmula mínima aunque relativa respecto a la trascendencia que el sujeto le conceda en
distintos momentos de su vida. Que existan psicóticos —seres cuya experiencia subjetiva está en todos
los extremos sobredeterminada por sus certezas— que, en cambio, jamás desarrollarán forma alguna de
resignificación o sistematización delirante.
Algunos paranoicos querulantes genuinos y muchos melancólicos que no deliran ilustran a la perfección
este último supuesto. Dos dimensiones:
La cualidad de ser vividas como reales, verdaderas y referidas al sujeto viene determinada, como es
natural, por la particularidad del mecanismo psíquico que las origina, mecanismo defensivo al que
llamamos Verwerfung o forclusión.
• Por una parte, el sujeto no se reconoce autor de eso que rechaza de forma radical;
• Por otra, esas representaciones que no han entrado en el proceso de la simbolización le retornan
de nuevo y son experimentadas como provenientes de otro lugar pero aludiéndole, pues al fin y al
cabo son sus propias representaciones. En ese sentido se puede afirmar que todas las experiencias
de la certeza son testimonios de primera mano o efectos primigenios del mecanismo causal que
constituye la estructura psicótica.
• Un paranoico querulante, quien nos instruirá acerca del completo determinismo, en todos los
órdenes de su vida, derivado de un simple axioma delirante
• Melancólica aunque no delira, cuyo axioma de certeza la tiene permanentemente al borde del
suicidio.
A falta de ese Otro exterior, todas sus experiencias se circunscriben a la xenopatía del cuerpo y del
lenguaje. Así puede permanecer para siempre, a no ser que consiga inventar algún axioma o fórmula que
le permita delirar.
POLO PARANOICO: Se trata de un SUJETO ACTIVO, inventa una respuesta frente al enigma inicial.
Cualesquiera sean los fenómenos elementales de la paranoia, siempre encontramos en ellos la presencia
de un Otro. De algún lugar o instancia que no es él mismo tiene que partir la alusión y la autorreferencia.
El paranoico —a diferencia del esquizofrénico— es capaz de elucidar un axioma que sirva de armazón al
delirio que podría llegar a inventar. Al incluir al Otro, el postulado o axioma de la certeza posibilita la
creación de las distintas significaciones tendientes a explicar las causas, las intenciones y las finalidades
que mueven a ese Otro en sus propósitos gozadores. Una de las características más llamativas del axioma
paranoico es la maldad que atribuye al Otro, la cual es proporcional a la inocencia con la que él mismo se
define.
El clínico debe tener presentes dos aspectos. En primer lugar, del aplazamiento —a veces indefinido— de
la realización de esa violencia esencial del Otro. En segundo lugar, la consecución de algún tipo de
reconciliación, entendimiento o pacto con el perseguidor, saludablemente resultado que consiguen
algunas creaciones delirantes.
Los obstáculos propios de la estructura psicótica: forclusión del significante del Nombre del Padre
Cuando un paciente sufre de alucinaciones auditivas, la voz que lo injuria es un fragmento errante de su
yo.
En el lugar de una realidad simbólica abolida, aparece una nueva realidad compacta alucinada que
coexiste en el mismo sujeto con otras realidades psíquicas no tocadas por la forclusión. En el delirio
sistematizado, el delirio se establece de golpe (incluso si era general y vago al principio); en la
melancolía, por el contrario, el delirio es secundario; en el primero es un elemento esencial e
indispensable, mientras que en la segunda es accidental y puede a menudo faltar. Una vez creado, el
delirio sistematizado alivia al enfermo gracias a la explicación que aporta.
UNIDAD 3 – NEUROSIS
Es provocada por la acción patógena de una representación psíquica esencialmente de contenido sexual,
inconsciente y fuertemente cargada de afecto.
En los inicios de su obra, Freud está persuadido (desp cambiará de opinion) de que el enfermo histérico
sufrió en su infancia una experiencia traumatica. El niño fue tomado de improviso, fue víctima impotente
de una seducción sexual proveniente de un adulto. La violencia de este acto reside en la irrupción de una
efusión sexual excesiva, que inunda la niño y no tiene lugar en la consciencia.
Trauma: demasiado afecto icc en ausencia de la angustia necesaria q hubiese permitido al yo del niño
amortiguar y soportar la tensión excesiva. Esta demasía del afecto subsistirá en el yo a la manera de un
quiste por ej, y pasará a constituir el foco mórbido generador de los futuros síntomas histéricos.
La representación intolerable comprende dos elementos iccs: una sobrecarga de afecto y una imagen
sobreactivada. En el momento del trauma, el impacto de la seducción toca puntualmente la imagen que
corresponde a la parte corporal puesta en juego en el accidente traumático. El excedente de tensión
psíquica se concentra en esta imagen, y la inviste en tal medida que ésta de desolidariza de las demás
imágenes del cuerpo imaginario (del yo histérico)
La neurosis histérica es provocada por la torpeza con que el yo pretende neutralizar ese parásito interno
que es la representación sexual intolerable. Lo que hace a la misma radicalmente intolerable es el hecho
de haber quedado fundamentalmente separada de las otras representaciones de la vida psíquica (por la
represión), y esto hace que conserve en el seno del yo, una actividad patógena inextinguible.
Entonces hay un conflicto en el yo, por un lado una representación sobrecargada que intenta liberar su
exceso de energía, y por el otro la presión constante de energía la cual, aislando a la representación, le
impide dejar fluir su sobrecarga.
Entonces se realiza un desplazamiento de energía, de una transformación, se pasa de un espado primero
(sobrecarga de una representación intolerable, a ese otro estado de carga que es el sufrimiento corporal.
LA CARGA SE TRANSFORMA PERO NO POR ELLO DEJA DE SER UN EXCESO DE ENERGIA
GENERADOR DE MÓRBIDOS EFECTOS.
Actualmente no es necesario en la clínica, que la persona presente un hecho real traumatico para suponer
histeria; sino que puede ser posible también por la elaboración fantasmática infantil, frente al exceso de
sexualidad que experimenta el niño. Como forma de moderar un poco más el deseo del niño y el goce,
elabora fantasmáticas (escenas), q igualmente será causa de angustia luego y para desplazar esa carga de
afecto, deriva en trastornos del cuerpo.
NEUROSIS OBSESIVA
Su disposición se da en los instintos sexuales parciales sádicos-anales. Ocurre una regresión a la etapa de
la infancia donde se dan estos instintos.
En toda obsesión hay dos elementos: 1º. Una idea que se impone al enfermo. 2º. Un estado emotivo
asociado.
En algunas obsesiones el estado emotivo es lo principal puesto que persiste inalterado, variando en
cambio la idea a él asociada. En otros casos la idea también es fija. El estado emotivo como tal está
siempre justificado. El sello patológico consiste en 2 caracteres: QUE EL ESTADO EMOTIVO SE HA
ETERNIZADO; Y QUE LA IDEA ASOCIADA NO ES YA LA IDEA ORIGINAL, relacionada con la
etiología de la obsesión, sino una idea sustitutiva de la misma.
Hay otra clasificación, y es que algunas obsesiones tienen en común que la idea original (inconciliable) ha
sido sustituida por otra. Y existen otras, donde la idea original ha sido también sustituida, pero ya no por
otra idea, sino por actos o impulsos que sirvieron originariamente de alivio o de procedimientos
protectores, y que ahora se hallan en una grotesca asociación con un estado emotivo, con el que no
armonizan, pero que es el original, y continua estando tan justificado como en un principio.
La sustitución de la idea inconciliable es un acto de defensa del yo. Algunos recuerdan el esfuerzo de
voluntad realizado por expulsar la idea o el recuerdo penoso del campo de la cc, y otros produjeron esta
expulsión de manera icc, que no ha dejado huella alguna en la memoria.
La neurosis obsesiva vendría siendo una religión privada, ya que coincide el acto obsesivo con la
ceremonia religiosa en cuanto a algo que se debe cumplir y que muchas veces carece de sentido; pero en
la religión es conocido por toda la comunidad y guarda un sentido común, y en la obsesión es más
personal y privado.
A los ojos del enfermo se muestra incapaz de suspender su ejecución, pues toda infracción del ceremonial
es castigada con una angustia intolerable que le obliga en el acto a rectificar y a desarrollarlo al pie de la
letra.
Los actos obsesivos entrañan, en todos sus detalles, un sentido y son susceptibles de interpretación. Las
prohibiciones constituyen a los actos obsesivos. Por otra parte, el ceremonial representa la suma de las
condiciones bajo las cuales resulta permitido algo distinto, aún no prohibido en absoluto.
NEUROSIS FOBICA
Estado emotivo de angustia, temor y ansiedad. Son monótonas y típicas. Podemos distinguir dos grupos,
caracterizados por el objeto de la angustia: primero, FOBIAS COMUNES: miedo exagerado a aquellas
cosas que todo el mundo teme algo, tales como la noche, la soledad, la muerte, las enfermedades, las
serpientes, los peligros en general, etc.; y segundo, FOBIAS OCASIONALES: angustia emergente en
circunstancias especiales que no inspiran temor al hombre sano. Son subjetivos. Así, la agorafobia y las
demás fobias de la locomoción. Es interesante observar que estas últimas fobias no son obsesivas, como
las obsesiones propias y las fobias comunes. El estado emotivo no surge en estos casos, sino en
circunstancias especiales, que el enfermo evita cuidadosamente.
Cómo mecanismo, se encuentra un estado de angustia, que por una especie de elección ha hecho resaltar
todas las ideas susceptibles de llegar a ser objeto de una fobia.
La angustia de este estado emotivo existente en el fondo de las fobias no se deriva de ningún recuerdo.
TRASTORNOS FÓBICOS
Denotar reacciones de miedo intenso acompañado de evitación inducida por situaciones que
objetivamente no justifican tales respuestas. Clínicamente suele asumirse la no absoluta necesidad de que
se produzca evitación para establecer el diagnóstico de fobia siempre que la persona soporte las
situaciones temidas con excesiva ansiedad. La característica central de los trastornos fóbicos es que el
miedo y la evitación están asociados a estímulos más o menos específicos
Clasificación:
Pueden ser:
• FOBIA SOCIAL: miedo generado por situaciones sociales en las que la persona es expuesta a
desconocidos o a la evaluación de los demás. En la infancia el miedo se produce en contextos
sociales con iguales (la ansiedad pude expresarse en llanto, berrinche, inhibición o retraimiento).
Interfiere en la vida de la persona. Suelen acompañarse de baja autoestima y miedo a las críticas.
TRASTORNO DE PANICO
El ataque de pánico
En el DSM-IV se define el ataque de pánico como un episodio de intenso miedo o molestia durante el
cual aparecen bruscamente y alcanzan el pico en los 10 min al menos 4 de los siguientes síntomas:
El pánico es una forma de ansiedad cuyas manifestaciones sintomatológicas son básicamente de índole
somática. Los ataques de pánico no siempre son de naturaleza espontánea, esto es, que aparezcan sin
estímulos desencadenantes. El primer ataque frecuentemente ocurre en contextos de alta tensión
emocional. Otra característica es su omnipresencia. La mayor parte de pacientes con trastornos de
ansiedad posee experiencias de ataques de pánico. El pánico es pues un trastorno común en todos los
trastornos de ansiedad.
Ambos tipos, clínicos y no clínicos experimentan sintomatología fisiológica, ocurren durante periodos de
estrés. Pero difieren en varias dimensiones. Una es que los pacientes con trastornos de pánico
experimentan más ataques de pánico inesperado, mientras que los no clínicos, asociados a situaciones de
tipo social/evaluativa. La otra es que los pacientes con trastornos de pánico experimentan más
cogniciones catastrofistas durante los ataques de pánico.
Un aspecto importante es que el ataque de pánico no siempre conduce a trastorno de pánico.
Barlow afirma que el pánico debería ser categorizado en base a los términos "señalado" y "esperado" con
4 combinaciones posibles: a) señalado/esperado, b) señalado/no esperado, c) no señalado/esperado, d) no
señalado/no esperado. No obstante, un paciente puede tener la expectativa de pánico asociada a señales
internas difícilmente identificables, con lo que los conceptos de señalado y esperado podrían confundirse.
El DSM-IV-TR distingue 3 tipos:
La ansiedad patológica es una manifestación más frecuente, intensa y persistente que la ansiedad normal.
Se caracteriza por tener diferencias cuantitativas respecto a la ansiedad normal
Motor-conductual: Corresponde a los componentes observables de la conducta que hacen referencia a las
respuestas instrumentales de ESCAPE (HUIDA) Y EVITACIÓN.
El DSM-III supone un cambio radical sobre sus antecesores. Es más descriptivo y detallado, más
específico, más fiable y válido, elude los supuestos etiológicos psicodinámicos (ateórico) y se centra más
en conductas observables que en las inferidas. Además incluye por primera vez el grupo de "trastornos de
ansiedad". Los principales cambios respecto al DSM-II son:
En resumen, dos grandes tipos de cambios se producen con la publicación del DSM-III, uno de tipo
conceptual con la supresión del término "neurosis" como elemento central y otro de tipo operacional,
relativo a la descripción y especificación de las características clínicas de los trastornos, atendiendo más a
conductas observables que a fenómenos subyacentes inferidos.
Modificaciones DSM IV
• Trastorno de estres postraumático: tipo agudo, tipo crónico./ Trastorno de estrés agudo.
• Agorafobia (como trastorno de la ansiedad o como efecto secundario de otro trastorno): puede
darse independientemente del panico, son situaciones de las que resulta dificil escapar. La
diferencia es q la agorafobia sin panico el paciente suele tener la aparicion de un sintoma anologo
a los que concurre durante un ataque de panico.
• Ansiedad generalizada: la ansiedad no se limita a ninguna situacion particular, se da de manera
cronico sin que el paciente pueda reconocer el desencadenante de su sintoma. Recibe señales
internas. Preocupación cronica bastante inespecífica. Predominan los sintomas somaticos, y
preocupación no realista o excesivo. Como diferencia con ansiedad, no hay parametros para
determinar la ansiedad. Consiste en una rumiación del pensamiento. En la ansiedad se está atento
a los estímulos externos, observan. En cambio en la ansiedad generalizada, se basan en señales
internas principalmente del pensamiento, en preocupaciones.
• Fobia.
ANSIEDAD Y ANGUSTIA
En cuanto a la ansiedad y angustia se estableció en nuestro país la separación entre ansiedad (predominio
de componentes psíquicos) y angustia (predominio de componentes físicos).
TRASTORNOS SOMATOFORMES
El trastorno de conversión lleva consigo una depresión enmascarada mas que tipicamente manifiesta. A
veces puede decir por que responde de esa manera, y a veces no. Pueden ser situaciones estresantes las
desencadenantes o no.
Se diferencia de los trastornos psicosomaticos porque en estos ultimos existe una disfunción médica
observable. Los sintomas de conversión tampoco es que son fingidos, puesto que se manifiestan como
respuestas involuntarias que escapan al control cc de los sujetos.
• Trastorno dismorfico corporal: preocupación excesiva por una anomalia fisica leve o inexistente.
Autoimagen distorcionada, no lo tolera.
• Trastorno de dolor: presencia de dolor en una o más partes del cuerpo q constituye el aspecto
central de la sintomatologia clinica y alcanza un nivel de gravedad suficiente. Puede estar
asociado a factores psicologicos solamente o también sumandole una condición medica general.
Debe tener una duración superior o inferior a 6 meses, si es cronico o agudo.
Diagnostico diferencia:
TRASTORNOS DISOCIATIVOS
En esta categoria existen estresores psicosociales claros que mantienen una relacion importante con la
forma y el resultado del trastorno. En los t somatomorfes está ausente esta caracteristica.
• Amnesia disociativa: pérdida de memoria personal que no puede explicarse en base al olvido
normal ni es debida a enfermedad o daño cerebral. Es tipicamente retrograda ( de naturaleza traumatica o
estresante) q en algunos casos afecta solo a algun acontecimiento traumatico, mientras q en otros puede
cubrir un periodo de tiempo mas amplio.
b) Confusión sobre la identidad personal o asunción de una nueva identidad (parcial o completa)
d) Los sintomas producen malestar clinico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas.
Principales factores predisponenes para la fuga: estresores precipitantes, estado de animo deprimido,
intentos de suicidio, abuso de alcohol, epilepsia, entre otros.
• Trastorno disociativo de identidad: presencia de dos o más identidades distintas (cada una con sus
pautas relativamente constantes de percibir, relacionarse y pensar sobre el ambiente y sobre el yo). Toman
el control de la conducta de la persona de forma recurrente. Pueden mostrarse de forma simultánea o
sucesiva. Pueden conocerse entre sí y q exista un continuo de memoria o no (amnesia simétrica o
asimétrica). Es decir que se reconozcan una a la otra, o que una reconozca a la otra pero no viceversa.
Se supone que cuando una personalidad no está gobernando la conducta, permanece inactiva en el icc. Sin
embargo, algunas veces una personalidad puede seguir funcionando, pensando, sintiendo, aunque sea la
otra la que controle la vida mental en ese momento. (coconciencia).
• Trastorno por despersonalización: se pierde el sentimiento de realidad que tenía de sí mismo o del
entorno. La persona sigue siendo cc de estas contradicciones entre su experiencia subjetiva y la realidad
objetiva, pero es como si no fueran reales. Se dan experiencias persistenes o recurrentes de sentirse
distanciado, como si uno fuera observador externo del cuerpo o de los propios procesos mentales. Causa
deterioro en el funcionamiento social, ocupacional y otras áreas.
• Trastornos de conversión: presencia de déficit o síntomas que afectan a una o más funciones
motoras o sensoriales, pero sin embargo, a pesar de su apariencia orgánica, no existe una etiología física
que explique la aparición de estos síntomas. Además, estos síntomas, que no son fingidos o producidos
intencionalmente, están asociados con factores psicológicos, ya que la iniciación o exacerbación del
síntoma está precedida por conflictos o por otros estresores.
MELANCOLÍA Y DUELO: El melancólico nos muestra algo que falta en el duelo: una extraordinaria
baja en el sentimiento yóico, un enorme empobrecimiento del yo. En el duelo, el mundo se ha hecho
pobre y vacío, en la melancolía, esto ocurre con el yo. El enfermo nos describe su yo como indigno,
estéril y moralmente despreciable, se hace reproches, se denigra, espera un castigo y se humilla ante todos
los demás.
El duelo no es un estado patolÓgico, al cabo del tiempo desaparece por si solo. La melancolia estado de
animo profundamente doloroso. Hay una cesacion del interes por el mundo exterior. Perdida de la
capacidad de amar. Inhibición de todas las funciones. En el duelo la libido que estaba puesta en el objeto
perdido con tiempo puede depositarse en otro lado. En la melancolia el sujeto no sabe bien qué se perdio.
O si, pero no lo que con el objeto ha perdido. La libido libre se retrae al yo; el yo se identifica con el
objeto perdido.
MELANCOLIA Y PSICOSIS:
DEPRESIÓN NEUROTICA:
SUICIDIO: La complicación mas grave de la depresión. Entre el 50% y el 70% de las personas que
cometen suicidio tienen una historia previa de síndromes depresivos. Pero un dato interesante es que el
riesgo de suicidio no esta relacionado con la gravedad de los síntomas, sino más bien con otras
variables.También el consumo de alcohol incrementa la probabilidad de riesgo de suicidio.
Paradójicamente, el riesgo mayor de suicidio no sucede durante el momento peor del episodio depresivo,
sino unos 8 o 9 meses después de la remisión sintomática.
DICOTOMIAS DESCRIPTIVAS
Lo habitual es que un paciente bipolar presente episodios de depresión y de manía con una duración de
varios meses cada uno de ellos.
• TRASTORNOS MANIACOS
• TRASTORNOS HIPOMANIACOS
SINTOMAS DEPRESIVOS:
• Fisicos: cambios aparentes fisicos, problemas de sueño, perdida de apetito y deseo sexual.
Molestias corporales difusas
• Interrelacionales
CLASIFICACION
Presencia durante un período mayor de 2 años de un estado de ánimo triste prácticamente a diario. Se
requiere la presencia de al menos otros síntomas que coexistan con la tristeza (como pesimismo,
aislamiento social, fatiga continua, etc.). Se precisa que hayan estado casi continuamente presentes; que
no haya estado el paciente libre de síntomas por más de 2 meses. Nunca ha debido tener en su vida un
episodio de manía o hipomanía. Puede comenzar antes o desp de los 21.
a) trastorno disfórico premestrual (se dan durante la úlitma semana del ciclo menstrual y remiten en los
primeros días de mestruación).
c) depresión menor (se cumplen las 2 semanas requeridas de síntomas para el episodio depresivo mayor,
pero se dan menos de los 5 síntomas requeridos para ese diagnótico).
d) trastorno depresivo breve recurrente (presencia de cortos episodios depresivos -duración de entre 2 días
y 2 semanas- produciéndose al menos 1 vez al mes durante 12 meses).
TRASTORNO BIPOLAR
Afección mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo que comprenden altos emocionales
(manía o hipomanía) y bajos emocionales (depresión).
Síntomas físicos: Suelen manifestarse en el área vegetativa de la persona. Problemas de sueño, aumento
del apetito y un extraordinario incremento del umbral de la fatiga física.
Síntomas interpersonales: Suelen ser muy entrometidos, polemistas y controladores, y tienen una gran
resistencia a que se les contradiga o se les intente hacer ver lo inapropiado de su conducta. La falta de
control les puede hacer ser procaces verbal o sexualmente, ofensivos y poco conscientes de las barreras
normales que empleamos en las relaciones sociales. Desborda energía y agilidad mental.
EPISODIO MANIACO (DSM-IV): Periodo preciso y persistente con estado de ánimo anormalmente
elevado, expansivo o irritable durante 1 semana (o de cualquier duración si ha necesitado
hospitalización). Presentan problemas con el funcionamiento cotidiano, o requiere hospitalización para
impedir daños propios o ajenos.
En ambos tipos de episodios hay que considerar que no sean debidos a medicamentos, drogas o a una
condición médica general como el hipertiroidismo.
TRASTORNO BIPOLAR I
Las personas presentan o han presentado alguna vez en su vida algún episodio maníaco caracterizado por una
duración de al menos una semana o una hospitalización debida al mismo. El estado de ánimo actual puede ser, sin
embargo, maníaco, depresivo, hipomaníaco, o bien una mezcla heterogénea de componentes depresivos y maníacos
(mixto).
Cabe la posibilidad de que la persona tenga en la actualidad un episodio maníaco y nunca haya tenido anteriormente
un episodio depresivo; en este caso, existe una categoría adicional: “bipolar I, con episodio maníaco único”.
TRASTORNO BIPOLAR II
Se trata de personas que, habiendo padecido episodios depresivos hipomaníacos, nunca han padecido un episodio
completo de manía. Son pacientes con menor gravedad y sin un deterioro significativo en su funcionamiento
(aunque su estado de expansividad pueda ser apreciado por observadores externos). La mayor parte de los trastornos
bipolares II se mantienen con ese diagnóstico y no evolucionan hacia un trastorno bipolar I, lo que sólo ocurre
aproximadamente en el 10% de los casos de TBII.
CICLOTIMIA
Se caracteriza por presentar un patrón semejante a los trastornos bipolares, pero con una sintomatología menos grave
y más continuada a lo largo del tiempo.
Normalmente un paciente ciclotímico presenta períodos breves (entre 2 y 6 días) con depresión y euforia alternantes.
Según el DSM-IV-TR, se debe a numerosos períodos con síntomas hipomaníacos y numerosos períodos con estado
de ánimo deprimido o pérdida de placer (pero sin llegar nunca a satisfacer los criterios de Episodio depresivo
mayor) durante al menos 2 años. Durante estos dos años no tiene que haber un periodo de más de 2 meses libre de
los síntomas.
Normalmente existe un equilibrio entre síntomas depresivos e hipomaníacos, aunque en algunos pacientes pueden
predominar más unos sobre otros.
• Las recaídas y recurrencias afectan prácticamente a todos los pacientes. Incluso los tratamientos
farmacológicos pueden ayudar a estabilizar al paciente, pero no garantizan la recuperación.
• La mayoría de estos pacientes casi nunca está absolutamente libre de síntomas entre episodios,
y en el mejor de los casos suelen mostrar síntomas residuales depresivos o hipomaníacos.
• Cuanto más larga la historia previa de episodios y mayor el número de episodios previos, hay
más riesgo de recaída.
• Los episodios mixtos (en los que hay una mezcla de síntomas depresivos y maníacos) son los de
recuperación más lenta.
• El inicio de los TB puede darse a cualquier edad, pero lo más frecuente es que sea entre los 20 y
25 años de edad.
• La duración de los episodios es muy variable: a veces duran días y a veces meses, incluso en el
mismo paciente. Incluso con medicación, la duración de los episodios depresivos suele ser
mayor que la de los episodios maníacos.
• Los trastornos bipolares son padecidos por hombres y mujeres en la misma proporción, aunque
las mujeres informan de más episodios depresivos que los hombres y también en consecuencia
tienen una mayor probabilidad de tener diagnósticos de TBII que los hombres.
• El factor de riesgo más consistente hallado hasta el momento es el tener antecedentes familiares
de haber padecido este trastorno.
Diagnostico diferencial: Para efectuar un diagnóstico diferencial adecuado es necesario no sólo el examen
de los síntomas presentes, sino también el modo de aparición, el curso recurrente, la historia familiar y
también la respuesta previa a antidepresivos y antimaníacos.
Una de las distinciones más difíciles consiste en diferenciar un episodio maníaco de un trastorno
esquizofrénico o un trastorno esquizoafectivo, pero en las esquizofrenias raramente se observan estados
de euforia. En todo caso, en la esquizofrenia el habla suele ser menos coherente, hay conductas más
extravagantes, se observa un afecto más plano, y cuando existen alucinaciones son más complejas y
persistentes.
El problema más preocupante es el de la alta tasa de mortalidad. El riesgo de suicidio es del 10% en los
casos graves. Prácticamente el 50% de los pacientes con TB han tenido al menos un intento de suicidio
en su vida. Esto requiere que la evaluación detallada del suicidio sea un elemento indispensable en la
valoración de cualquier paciente con estas características psicopatológicas.
A su vez, suelen presentar altas tasas de comorbilidad con otros trastornos, lo cual complica su situación
clínica y los resultados del tratamiento.