La Recuperación Del Siglo XVIII

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La Recuperación del siglo XVIII. División insular del trabajo.

La guerra entre España y Francia finalizó en el año 1697.

En el tratado de paz realizado en Ryswick, la Corona española aceptó la presencia francesa en la


parte oeste de la isla de Santo Domingo.

Ese tratado le puso fin al estado de guerra entre Santo Domingo, que era la parte este de la isla, hoy
República Dominicana, y Saint Domingue, la parte oeste, que hoy se llama Haití.

Ante la muerte del rey Carlos II, de España, en ese país se generó un conflicto alrededor del sucesor
del Rey, quien no dejó descendiente, ya que murió en estado de debilidad mental.

Un grupo dirigente de España apoyó el nombramiento como rey de Felipe V, quien era nieto del rey
de Francia, Luis XIV.

Otro grupo planteó que el sucesor debía ser un archiduque llamado Carlos.

El conflicto en España involucró a Francia, que apoyaba al nieto del rey francés Luis XIV, y a
Inglaterra, que consideraba que ese rey pondría a España del lado de Francia. Al final se impuso
Felipe V.

Entonces, España y Francia acordaron un pacto para enfrentar a Inglaterra.

El nombramiento normalizó las relaciones entre Santo Domingo y Saint Domingue. La primera, una
colonia española en parálisis y pobreza extrema, y la segunda colonia francesa en auge económico.

En Saint Domingue se desarrollaba una economía de plantación, de grandes extensiones de tierras


dedicadas a la caña, café y añil, con mano de obra esclava. En cambio, en Santo Domingo se empezó
a desarrollar una economía ganadera para vender carne en Saint Domingue, donde se compraban
productos manufacturados, como las ropas, tejidos, joyas, armas de fuego e instrumentos de trabajo.
También se compraban esclavos. O sea, que en la propia Isla se dio una división del trabajo. En Santo
Domingo disminuyó el contrabando por las costas, pues era más rentable vender ganado en Saint
Domingue por la frontera que venderles pieles a comerciantes ingleses. Por lo tanto, el grueso de la
riqueza ganadera se comenzó a vender en la colonia vecina del oeste. Además, buena parte de esa
venta se hacía de contrabando, lo cual era en buena medida permitido por España, que no tenía
poder para cambiar la situación, pues en el plano internacional ya era un imperio de segundo orden,
con respecto a Inglaterra y Francia.

Santo Domingo estaba prácticamente subordinada a la economía de la parte oeste de la Isla, que se
beneficiaba hasta de la plata que llegaba a Santo Domingo, pues con ella se compraban en los oeste
bienes manufacturados.

España consideró que para que Santo Domingo no cayese en manos de Francia tenía que desarrollar
su economía. Paraque esto sucediera debía tolerarse el contrabando, aunque ello implicaba que la
Corona española tuviera menos ingresos por impuestos.

Desde el año 1718, durante la presidencia de Fernando Constanzo, el Gobierno de Santo Domingo
trató de ponerle medidas al comercio con los vecinos. En la ciudad de Santiago se intentó apresar a
comerciantes franceses dueños de tiendas. Ese hecho generó un conflicto y un estado de tensión
entre el Gobierno y el Cabildo de Santiago.

Como respuesta al intento de controlar el comercio de Santiago, un grupo de capitanes de las milicias
de esa ciudad, dueños de hatos ganaderos, se rebeló contra el Gobierno. Al final los capitanes se
entregaron, pero las autoridades españolas tuvieron que detener las medidas que pretendían aplicar.
En el año 1762, España reconoció la legalidad del comercio fronterizo. A lo más que llegó fue a
reducir la cantidad de reses que debían venderse en la colonia francesa del oeste, para garantizar un
cierto abastecimiento de carne en la ciudad de Santo Domingo.

Factores para una recuperación lenta.

Para que Santo Domingo recuperara el vigor económico, era necesario que su población creciera y
que se utilizaran los espacios abandonados a causa de la concentración de la población. Otra
condición era que se facilitara la importación de mercancías más baratas que las francesas, para lo
cual había que dejar el comercio libre, pues las mercancías externas no afectaban la producción
nacional. Debido a esas dificultades, el proceso fue muy lento.

En la década de 1740 se liberalizó el comercio para la importación de alimentos. Y en el año 1751 se


declaró a Monte Cristi puerto libre durante diez años, lo que permitió que se establecieran
comerciantes extranjeros. Así se comenzó a expandir el comercio de ganado con el exterior y se
incorporaron rubros nuevos, como alimentos, maderas preciosas y tabaco.

Durante el siglo xviii, España libró varias guerras contra Inglaterra, que había renunciado al uso de
piratas, pues ya tenía posesión de ricos países coloniales. España permitió que en sus colonias en las
Antillas se establecieran piratas que atacaban las embarcaciones inglesas. O sea, que los papeles se
invirtieron. En el siglo anterior los piratas ingleses atacaban los buques españoles y ahora era España
la que permitía que corsarios atacaran a Inglaterra.

Los buques, mercancías y esclavos que arrebataban los corsarios eran vendidos por estos en el
puerto de Santo Domingo. Eso favorecía a los sectores dominantes en la Isla, cuyos recursos
económicos se acrecentaban, lo que les permitía ampliar la producción bajo condiciones de
esclavitud y servidumbre. El crecimiento de la población se vio favorecido por la finalización de las
guerras, por el leve repunte económico que redujo la mortalidad, por la entrada de más población
canaria y por la compra de esclavos en la parte oeste de la isla, o sea, en la colonia francesa de Saint
Domingue. A inicios del siglo xviii la población era de 10,000 personas. Para el año 1720 había unas
20,000 personas y para 1789 había 120,000. El crecimiento fue de 3% anual, muy alto para las
condiciones de la época.

Buena parte de la población canaria se ubicó en las zonas despobladas durante las devastaciones de
Osorio. Ello permitió el desarrollo de la ganadería hatera, pues a los inmigrantes se les daban buenas
cantidades de tierras. Los canarios se hicieron pequeños terratenientes esclavistas y vendían, sobre
todo, en Saint Domínguez. Los esclavos, que entraron por varios miles, eran comprados en el oeste a
cambio de ganado en pie. Los adquirían los canarios para que laboraran en sus hatos. También hubo
una entrada menor de esclavos africanos. La liberalización económica permitió que entrara también
un grupo pequeño de franceses y de gente de otras nacionalidades, quienes se ubicaron en Monte
Cristi y en otras zonas. En la ciudad de Santo Domingo se instalaron algunos comerciantes judíos. La
población blanca y negra creció un poco, pero la mayoría siguió siendo mulata.

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