HERRERA, V. Con Qué Prismáticos Observamos y Construimos La Realidad Social

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¿Con qué prismáticos observamos y construimos la realidad

social? Notas sobre las teorías de acción social que subyacen en


los enfoques metodológicos.

Autora: Vilma Herrera.


En:
http://catedraenreduca-investiga.blogspot.com.ar/2008/05/con-que-prismaticos-obs
ervamos-y.html

¿Cómo construimos el conocimiento acerca de la realidad? ¿Qué caminos


utilizamos para construir la realidad que queremos conocer, para enfocar los
problemas y encontrar las respuestas adecuadas? ¿Qué presupuestos teóricos
sociales están implícitos en nuestros modos de acercarnos a la realidad y de
construir el objeto de conocimiento? En este sentido, ¿En qué consiste la tarea del
investigador? ¿Cuál es nuestro posicionamiento metodológico como
investigadores?
Nuevos viejos términos aparecen en el escenario cuando queremos responder a
estas preguntas. Ya la filosofía clásica se hizo la pregunta por el conocimiento,
pero nosotros trataremos de dar una respuesta desde el reconocimiento de la
complejidad de la realidad social, lo cual implica conocerla y objetivarla, pero
sobre todo a “imaginar mundos posibles” susceptibles de ser investigados en la
cotidianeidad, en la que ‘ingenuamente’ vivimos y con-vivimos, y en la práctica de
la acción investigativa. Para ello, utilizaremos la analogía del ‘prismático’, cuyo
significado es ‘instrumento constituido por dos anteojos acoplados que
proporcionan una visión binocular aumentada de los objetos lejanos’, y también,
como adjetivo, ‘relativo a prisma’, que nos lleva a que ‘un prisma es un triangular
de cristal, que se usa para producir la reflexión, la refracción y la descomposición
de la luz’. Esta analogía nos viene bien para pensar los modos de construcción de
la realidad, para lo cual los sujetos/científicos suelen utilizar un prisma u otro para
la producción de métodos de investigación.
Las teorías acerca de la sociedad son el producto cambiante de un proceso
colectivo de construcción. Sus conceptos son el resultado, siempre provisorio, de
la reflexión realizada por conjuntos de pensadores o académicos en interlocución
entre sí, o directa o indirectamente con políticos o técnicos, u hombres comunes o
‘analistas de café’. No puedo imaginar a Durkheim pensando solo, ni a Marx,
seguramente sus textos discutían con textos de otros, habrán tenidos sus alumnos
seguidores como también sus enemigos de carne y hueso, o de papel. En fin, lo
que trataremos de plantear aquí es la vinculación que hubo, y que hay, entre las
preocupaciones sobre la construcción del objeto de las ciencias sociales y las
propuestas de los científicos sociales respecto a los modos en cómo construir ese
objeto de conocimiento, o lo que es lo mismo, la construcción de una metodología
para investigar en estas ciencias, y por qué no el ‘prisma’ a utilizar en ese proceso.
Por un lado, encontramos quienes utilizan un prisma objetivista, -muy conocido y
expandido en una época- y llamado también ‘positivista’, con una presencia actual
importante en las prácticas investigativas. Este prisma permite adoptar “una visión
dualista de la totalidad social” (Nota 1) y por lo tanto el uso de métodos
cuantitativos para dar respuestas a los problemas sociales.
Creemos que utilizando ese prisma produciríamos, como lo dice Rosana
Guber, “un conocimiento verdadero, pues al partir de la experiencia sensorial nos
muestra la realidad tal como es. La realidad ha sido reducida al plano de lo
material (Nota y en este sentido, al plano objetivo)” (Nota 2). Así, quien aborda la
realidad a investigar con este prisma es algo así como ‘refractar’ la realidad tal
cual es, y por tanto, lo que consigue es “cercenar el mundo social y… concebirlo
en su carácter moral, regido por normas que son introyectadas por los miembros
de una sociedad dada. El individuo encarna normas y valores de existencia social;
el conflicto entre individuo y sociedad es producto de los desajustes del primero
con respecto al sistema normativo prevaleciente" (Nota 3).
Dado que para otros la práctica humana como activa conductora del proceso
histórico es dejada de lado, hay quienes recurren al uso del ‘prisma interpretativo o
subjetivista’, destacando el “papel del sujeto en la historia como hacedor de su
destino… los hechos históricos y sociales son resultado de voluntades singulares
que permanecen inexplicadas o indeterminadas” (Nota 4). Con este prisma
adoptamos una visión interpretativista que supone que la subjetividad explica la
realidad social, es decir, son los actores con sus motivos, ideas, creencias y
propósitos, la fuente principal del conocimiento de los sujetos y sociedades
Ahora bien, ¿con qué prisma nos quedamos si queremos encontrar respuestas a
los problemas de la realidad desde la práctica investigativa? ¿Qué caminos
utilizamos para construir la realidad que queremos conocer, para enfocar los
problemas y encontrar las respuestas adecuadas? Creo que aquí vale detenerse a
recordar nuestra analogía, del significado del prisma como un triangular de cristal.
En ese triángulo de cristal podemos situar las perspectivas integradoras que evitan
de “diluir las diferencias entre objetividad y subjetividad social, sino que buscan
analizarlas integralmente, en tanto una no existe sin la otra. Y esto es así, dado
que la objetividad –aspectos económicos- como la subjetividad –representaciones,
creencias, bagaje cultural e ideológico, etcétera- son igualmente objetivos, pues
están objetivamente determinados” (Nota 5).
Construir el objeto de conocimiento, más aún cuando se trata de las ciencias
sociales y en las ciencias de la educación, tiene sus complejidades particulares
que merecen una reflexión más.
Una de las complejidades remite específicamente al riesgo de pensar la realidad
tal como es percibida desde el sentido común, a partir de afirmar que es la vida
misma la que explica e impone una realidad, que es parte de la naturaleza de ser
de las cosas. De esta manera, impone una concepción de la realidad donde “las
cosas son como son”, expuesta con tal nivel de certeza que terminamos
convencidos de que es obviamente así, que los hechos sociales son de esa
manera, tan abiertos y trasparentes que pueden ser observados a simple vista, se
encuentran dispuestos sobre la superficie para que puedan ser entendidos como
tales. Pero es necesario reconocer que detrás de esta ilusión de transparencia, el
sentido común no percibe desde la espontaneidad, sino que está engarzado en un
mundo cargado de significaciones, en ese sentido puede considerarse como una
interpretación de la experiencia cotidiana, construida históricamente.
Bourdieu, Chamboredon y Passeron (Nota 6) van a aportar a este análisis, una
mirada rigurosa para prevenir contra la ilusión del saber inmediato que genera la
familiaridad con el mundo social.
Todos los esfuerzos de objetivación deben ser aplicados para realizar
efectivamente una ruptura con la influencia de las nociones comunes.
La posibilidad de realizar descubrimientos implica entonces romper con la creencia
de que se puede leer directamente lo real, para comenzar a preguntarse acerca de
las relaciones entre elementos no siempre evidentes.
Así plantean los autores que lejos de pensar las relaciones sociales como
“relaciones entre subjetividades animadas de intenciones” como se ha hecho
desde una sociología espontánea, es necesario realizar las consideraciones
teóricas pertinentes para comprender que aquello que estudiamos son “relaciones
entre condiciones y posiciones sociales”, y que ello es más apropiado para pensar
lo real, que la ilusión de transparencia que genera pensar lo social como un
conglomerado de individuos.
Recuperar un párrafo de Elías puede ayudar a la comprensión de esta idea. Dice
este sociólogo en relación al pensamiento comprometido y al pensamiento
distanciado: “la pregunta típica del pensamiento comprometido ¿qué representa
eso para mí o para nosotros? Se encuentra ahora subordinada en el pensamiento
distanciado a preguntas como ¿Qué es eso? O ¿Cómo están relacionados estos
fenómenos entre sí? (Nota 7).
Siguiendo este análisis nos va a conducir, necesariamente, al lugar del
investigador en la producción del conocimiento, para lo cual los conceptos de
compromiso y distanciamiento en el proceso de investigación, hace darnos cuenta
de la empresa altamente riesgosa a la hora de analizar un fenómeno social.
Cuando nos referimos en nuestros estudios a los otros lo hacemos también
refiriéndonos a nosotros mismos, así cuando en las interpretaciones que hacemos,
durante el proceso de la investigación, ponemos énfasis en el sujeto investigado,
se puede afirmar que hay un estado de compromiso. Pero si se logra interpretar a
nuestro sujeto de investigación sin teñirlo de nosotros mismos, podemos afirmar
que existió un esfuerzo de distanciamiento.
Si parafraseamos a Elías, habremos comprendido que "el compromiso conlleva al
involucramiento, a los intereses, a las emociones, en tanto que el distanciamiento
permite la reflexión y consecuentemente a acciones más adaptadas a la situación;
en cambio, un alto compromiso dificulta el discernir y el reaccionar ante el
fenómeno." (Nota 8).
Si utilizamos el prisma como ‘reflexión’ sobre la práctica nos podría llevar al
significado que Bourdieu le imprime:
"la reflexividad no significa a la objetividad, sino en poner en tela de juicio el
privilegio del sujeto conocedor al que se exenta de manera totalmente arbitrario,
en tanto que puramente no ético, del trabajo de objetivación... es dar cuenta del
sujeto empírico en los mismos términos de la objetividad construida por el
conocimiento científico... y con base en ello, tomar conciencia y lograr el dominio
de las coacciones que pueden operar contra el sujeto científico a través de todos
los nexos que lo unen al sujeto empírico, a sus intereses, impulsos y premisas ,
los cuales necesita romper para constituirse plenamente... hay que buscar en el
objeto construido por la ciencia las condiciones sociales del sujeto y los posibles
límites de los actos de su objetivación." (Nota 9)
Por último, la construcción del objeto de conocimiento no se da de una vez y para
siempre, lo que cuenta en realidad, como diría Bourdieu (Nota 10), “es el rigor en
la construcción del objeto”, a lo que agrega “no confundir la rigidez científica con el
rigor científico y así privarnos de este o aquel recurso disponible… sino que sólo
se aplicaría una sola regla: está prohibido prohibir”. De este modo, el investigador
que realiza la tarea siguiendo esta regla también tendrá que tener en cuenta el
contraponer a esta extrema libertad en las decisiones metodológicas, “una
extrema vigilancia que debemos aplicar a las condiciones de uso de las
técnicas…” lo que conlleva una “postura activa y sistemática frente a los “hechos”.
Romper con la pasividad empirista, que hace poco más que ratificar las
preconstrucciones del sentido común, sin recaer en el discurso vacuo de la
‘teorización’…” (Nota 11)

Guía de Lectura:

¿Cuáles son las preguntas que se realiza la autora como punto de partida de sus
reflexiones?
¿Por qué utiliza la analogía de los prismáticos para explicar lo que supone
comprender la realidad?
¿Qué tipo de prismas identifica y que visiones o modos de abordar la realidad
plantea cada uno de estos prismas?
¿Cuáles son los riesgos de concebir la realidad como posible de ser percibida tal
cual es y que otra posición propone la autora frente a esto?
Intente imaginar y narrar una escena desde las dos posiciones que describe la
autora.

Notas.

Nota 1. Guber, R. El salvaje metropolitano. Editorial Paidós. Buenos Aires 2005.


Página 56.
Nota 2. Guber, R. Op. Cit. página 56
Nota 3. Guber, R. Op. Cit. página 56
Nota 4. Guber, R. Op. Cit. página 56
Nota 5. Guber, R. Op. Cit. página 56
Nota 6. Bourdieu, P.; Chamboredon, J. C. Y Passeron, J. C. El oficio del sociólogo.
Editorial Siglo XXI. Buenos Aires 2000.
Nota 7. Elías, Norbert. Compromiso y Distanciamiento. Ensayos de sociología de
conocimiento. Ediciones Península. Barcelona. 2002. Páginas 26-27
Nota 8. Elías, N. op. Cit.
Nota 9. Bourdieu, P.- Wacquant, L. "Respuestas por una antropología reflexiva".
Editorial Grijalbo. 1995. México
Nota 10. Bourdieu, P. – Wacqüant, L. “Invitación a una sociología reflexiva”.
Editorial Siglo XXI. Buenos Aires, 2005. Página 308, 317.
Nota 11. Bourdieu, P. – Wacqüant, L. Página 324.

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