Wilhelm y
Wilhelm y
Wilhelm y
INTERNACIONAL:
ENFOQUES YREALIDADES
MANFRED WILHELMY
Luciano Tomassin-í
Joaquín Fermandois
Roberto Durán
Rodrigo Pardo
Enrique Aimone
Una parte de este libro se elaboró dentro del marco del Programa de
Estudios Conjuntos sobre las Relaciones 'Tñ'fernaci0nales' de América Latina
( RIAL), que cuenta con el apoyo de un proyecto del PNUD y la CEPAL,
y se elaboraron de acuerdo con las normas de libertad académica que rigen
las actividades de dicho Programa. Los trabajos son de responsabilidad exclu—
siva de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de
ninguna de las instituciones patrocinantes.
CINDA
Julio 1987
Primera Parte
ENFOQUES BÁSICOS
CAPÍTULO 1
[ N TRODUCCI ÓN
aquella relación mediante la cual unº o más sujetºs (suj etºs activos)
procuran obtener de otrºs (pasivºs) un determinadº compºrtamientº
(sea de acción o de omisión) , valiéndose para este fin de determinadas
sanciºnes, cºnsistentes en consecuencias materiales e inmateriales, posi—
tivas o negativas (recºmpensas o privaciones), que han de seguir a la
respuesta del sujeto pasivº.
El cºnceptº enunciado permite apreciar que este tipo de relación
se encuentra en todos lºs ámbitos de la vida sºcial. Pºr ejemplo, en
términºs de las caracteristicas del pºder sería una relación de esta espe-
cie la que se establece entre padre e hijo, cuandº aquél prºmete a éste
un premio pºr la ºbtención de buenas calificaciones escºlares. En este
casº nº parece existir una relación política, salvº tal vez en el sentido de
que el padre desarrolla una “pºlítica educaciºnal” hacia el hijº. Perº
también cumple con los términºs de la definición una situación en que
un gºbierno “A” promete a un gºbiernº “B" apºyarlo en una votación
que le interesa e5pecialmente en las Naciºnes Unidas, siempre que “B”
mºdifique un aspectº de su compºrtamientº internacional que interesa
a “A". Aquí estamºs en presencia de una situación que cºrrespºnde
claramente, aunque de manera intuitiva, a lo que pºr lo general se
entiende pºr una vinculación pºlítica. Debemºs, por cºnsiguiente, bus-—
car rasgºs distintivºs adiciºnales que permitan diferenciar las rela—
ciones de pºder de carácter pºlíticº de aquéllas que nº lº sºn.
2. Prºcesºs de decisión de la autºridad. Las relaciºnes políticas se
caracterizan pºr el hecho de apuntar, directa º indirectamente, a lºs
prºcesºs de decisión a cargo de las autºridades públicas. Lºs agentes
pºliticºs, tanto los que se encuentran en cargºs públicºs cºmo lºs de—
más participantes en lºs prºcesºs pºlíticºs, prºcuran a través de sus
acciones que se tomen ciertas decisiones pºr parte de quienes están en
pºsiciºnes de autºridad pública, estº es, en algún rºl de la estructura
de gºbiernº de un sistema pºlítico (usamºs la palabra “gobiernº” en
un sentido más amplio, nº limitado al Poder Ej ecutivo) . Estas acciºnes
pueden dirigirse tantº a favºrecer determinadºs intereses materiales
(pºr ej emplº, mediante la impºsición, mºdificación º derºgación de un
irnpuesto, arancel, subsidio º tarifa), cºmo a establecer o cºnsºlidar
pºsiciones en el prºceso pºlíticº (pºr ej emplo, mediante una desig—
nación en un cargº). Las acciºnes de lºs agentes pºliticºs también se
pueden ºrientar a la creación º modificación, parcial o tºtal, de insti—
tuciºnes ¡; estructuras, cºmº ºcurre cuando se reforma el régimen
pºlíticº de un estadº º se establece un nuevo estadº. En estºs casºs
habrá, pºr ciertº, un cambio significativº en lºs prºcesºs de decisión
y, cºn menºs frecuencia, procesos de decisión enteramente nuevºs, a
cargº de autºridades establecidas o que se establecerán para este efectº.
3. ºbligatºriedad. El “prºductº” del prºcesº pºhtico cºnsiste en
decisiºnes (pºr ejemplo, leyes, decretos) y acciºnes ( cºmo la movili—
zación de trºpas, pºr ejemplº) , que deben ser acatadas pºr lºs miem—
brºs ' del—_ sistema pºlítico, según lº establece el respectivo sistema de
nºrnías. Las autºridades dispºnen de mediºs variadºs, sin excluir, en
El ámbito de la política internacional El 13
de cambio que se agitan entre lºs miembros del sistema, algunas de las
cuales se traducirán en reformas legislativas y/º en nuevas modalidades
de implementación y de ej ercicio de la función jurisdicciºnal. En lºs
sistemas democráticºs tales procesºs se dan, pºr lº general, de manera
más fluida, institucionalízada y consensual que en otros tipos de siste—
mas. De este mºdo tiende a mejorar la capacidad de adaptación de
estos regimenes a las exigencias y tensiones del cambio social.
En quintº lugar, en la medida en que prevalezca un orden nºrmativº
legitimo, el gobierno estará en condiciones de emprender, con apoyo de
la sociedad, las acciones protectºras del orden írnperante que las cir—
cunstancias puedan ezdgir. Las medidas para controlar acciones subver—
sivas, para apaciguar el descºntento de sectores de la población, y para
aminorar º elíminm situaciones de antagonismo, contribuyen a esta
protección del orden social y pºlíticº. Es muy diferente, por cierto, la
situación de las instituciones— políticas cuando por su intermedio se trata
de mantener un orden cuya legitimidad es ampliamente cuestionada en—
tre los miembros del sistema, ya que en este caso las acciones dirigidas
a ese fin nº contarán con un apºyo sºcial suficiente, y, por el contrario,
generarán resistencia y demandas de cambio.
La exposición precedente pone de manifiesto el hecho fundamen—
tal de la existencia de un cierto ºrden internº en lºs sistemas pºlíticos,
el que se establece y mantiene pºr medio de un conjunto de institu—
ciones políticas centrales. Sin perjuicio de la existencia de ºtras ins—-
tituciones, éstas constituyen, por así decirlo, el punto focal de cada
sistema. Esta es la regla general en los sistemas políticos modernºs,
mientras que en los sistemas premºdernºs —por ejemplo, en las socieda—
des primitivas— se observan fºrmas de mantención del orden social en
ausencia de instituciones políticas centralizadas. En ambos tipos de
organización política es pºsible encontrar, desde luego, niveles muy
diversos de orden efectivamente imperante. En cuantº a la justicia
inherente a cada tipº de orden, se trata de un problema de evaluación
nºrmativa, que nº corre5ponde abordar en el presente cºntexto, que se
limita a la descripción de los rasgºs básicos de lºs sistemas políticos.
Este análisis nº pretende, por tanto, privilegiar el ºrden sobre el cam—
bio, º viceversa.
Lºs elementºs desarrºlladºs en los párrafºs anteriores permiten
iniciar la cºmparación entre pºlítica interna y política internacional.
Es necesariº, primeramente, reiterar que la noción de política expuesta
al cºmienzo de este capítulo cºmprende tanto las relaciºnes pºlíticas
en el ámbito intemo de cada sistema pºlíticº como en el sistema inter—
nacional. Es fácil comprobar que en las relaciones pºlíticas internacio-
nales se dan lºs rasgos distintivos del fenómeno pºliticº identificadº
en la sección inicial del capítulo. En primer lugar, la pºlítica interna—
cional cºnsiste fundamentalmente en relaciºnes de poder, aunque, como
se explicará en este y en otrºs capitulos, el fenómeno del poder no
describe ni explica la totalidad de las interacciones internacionales y,
desde luegº, no se pºstula en esta ºbra una “pºlítica de poder” o de
engrandecimientº del estado cºmo valor o “deber ser” de la política
18 El Enfoques básicos
8 Stanley Hºffmann, The State of War: Essays ºn the Theory and Practice
of I ntemational Politics, Nueva Yºrk, Praeger, 1965. _
9 Thomas Hºbbes, Leviathan, citadº pºr Bull, ºp. 01t., p. 47.
El ámbito de la política internacional [:| 21
en sus decisiones, º sea, debe ser más que un mero apéndice º instru—
mentº de ºtrºs actºres.13
Aunque no es pºsible enumerar a priori los actores internaciº-
nales, la evºlución del sistema en lºs últimºs siglºs, presentada en el
Capitulº 3, permite identificar al estadº cºmº el actor principal."
El surgimiento del estadº cºmº ºrganización política predominante
en el mundo ºccidental implicó la declinación de actores cºn preten—
siones supranaciºnales , comº el Papadº y el Imperiº Rºmanº-Germá—
nico, y la exclusión de muchísimºs actores subnaciºnales, cºmº lºs
señores que controlaban regiones dentro de los reinºs. Desde el siglº
pasadº, inicialmente en Eurºpa ºccidental y luego en ºtras partes del
mundº, comenzando pºr América Latina, el estadº ha tendidº a ºrgani—
zarse cºmo estado nacional. En la actualidad, cºmº consecuencia del
prºcesº de descolonización, el númerº de estadºs ha pasado de 160, al—
canzandº una cobertura geºgráfica virtualmente glºbal. Esta circunstan—
cia sugiere que el desarrºllº del estadº, lejºs de encontrarse agºtado
comº se ha sugeridº en diversas ocasiones, en realidad ha alcanzadº el
apogeo de su impactº en el sistema. Al mismo tiempo, sin embargº, una
significativa prºpºrción de lºs estadºs nº se ajusta al mºdelo de esta—
do-nación, debidº a que tienen carácter plurinacional º pºrque algu—
nas naciºnes se encuentran divididas en diversas cºlectividades estata—
les. Esta incºngruencia está en la raíz de numerºsºs cºnflictºs inter—
naciºnales. El estadº cºmº fenómenº de ºrganización política cºnsti—
tuye, pºr lo tantº, una realidad cºmplej a y dinámica, y sus prºfundas
transfºrmaciºnes en lºs últimºs siglºs han tenidº fuertes repercusiºnes
en el ámbitº internacional, dandº lugar a prºcesºs que se explºran en
el Capítulº 7 de este textº. Nº se pretende, en suma, partir del supuestº
—que consideramºs erróneº— de que el estadº cºnstituiría la culmina—
ción histórica de las fºrmas de ºrganización pºlítica, º que deba siempre
ser el actor central de la escena internaciºnal. Tal cºmº en el pasadº
el estado debió “abrirse pasº” entre ºtrºs actºres, de hecho puede
enfrentar creciente cºmpetencia cºn ºtrºs actºres pºr el cºntrºl de
d1versºs aspectºs del sistema internaciºnal. '
Efectivamente, en décadas recientes es nºtoria la prºliferación de
actºres nº estatales, que entablan relaciones tanto entre si cºmº cºn lºs
estadºs. De esta manera, juntº a las relaciºnes interestatales, que cºn—
fºrman el planº “clásicº” de la pºlítica internacional, han resurgidº
últimamente en forma vigºrºsa las relaciºnes transnaciºnales. El panº—
rama de lºs actores nº estatales es el tema del Capítulº 6, dºnde junto
cºn una descripción de las principales categºrías de actºres de esta
e5pecie se intenta evaluar la significación del fenómeno transnaciºnal
para el sistema internaciºnal. El debate en tºrnº de estºs actºres se
plantea en términºs de dos pºsiciºnes básicas. Pºr una parte, se tra—
taría de una transfºrmación de la naturaleza misma de la política inter—
tal, al imponerse el actor más fuerte que, hip ºtéticamente pºdría esta—
blecer pºr esta vía un sistema de imperiº universal).
Lºs cºntrºles en el sistema — internacional sºn relativamente descen—
tralizadºs y pºr tantº cualitativamente distintºs de lºs que __ej ercen lºs
gºbiernºs en el planº internº. Pºr ej emplº, sºn fºrmas de cºntrºl las
presiones recíprºcas de lºs actores en un sistema de balance del poder,
destinadas a precaver el dominio de un estadº sºbre tºdºs lºs demás.
También lº sºn las actuaciones de las potencias rectºras de bloques
en un sistema bipolar cuandº imponen restricciones a la libertad de
movimientos de sus aliadºs menºres. Algunos cºntrºles en última ins-
tancia se instituciondizan, dandº lugar a usºs, costumbres y cºnvenciº-
nes, cºn las consiguientes expectativas de cumplimiento pºr parte de
tºdºs º de algunºs miembros del sistema. En la medida en que tenga
lugar este prºcesº, el sistema internacional llega a incluir un elemento
de sºciedad, mºderándºse la situación de “estadº de guerra” que fue
nuestrº puntº de partida. ' *
Diversºs autores han presentadº tipºlºgías de sistemas internaciº-
nales. Mientras algunºs sistemas sºn construcciones teóricº-cºnceptuales
sin referentes históricºs (cºmº el sistema de “vetº múltiple" º de am
plia proliferación nuclear cºncebidº pºr Mºrtºn Kaplan), ºtrºs sistemas
ºperan º han ºperadº en la práctica. Así se ha argumentado que el
sistema de balance ._ del pºder, vigente durante. variºs siglºs en la pºlí—
tica internacional eurºpea, seguiría funciºnando: sea pºrque se consi—
dera que su cºntrapartida, el sistema de dºs blºques, cada unº cºn—
ducidº pºr una gran pºtencia —sistema bipºlar—_— sería una variante
del balance del pºder, sea pºrque Se eStima que la bipºlaridad emer—
gente en 1945 ya se habría atenuadº pºr efectº de las tendencias mul—
tipºlares de las últimas décadas. Alternativamente se ha sºstenidº que
el sistema bipºlar es distintº del de balance del pºder y que el prºCesº
de difusión del pºder internaciºnal ha afectadº de manera más signi—
ficativa las relaciºnes económicas, mientras que a nivel diplºmáticº-
estratégicº persiste una situación bip ºlar,— aunque menºs drástica. que
la imperante al cºmienzº de la pºsguerra, Una impºrtante implicación
de este argumentº es la hipótesis de' la cºnfºrmación de una nueva y
cºmpleja estratificación internaciºnal, en la que cºexistirían jerarquías
funciºnales, _cºrreSpºndíentes a las diversas bases de pºder de que se
valen lºs estadºs: fuerza militar, capacidad industrial, desarrºllº cien—
tíficº y tecnºlógicº, influencia diplºmática, etc. Esta tendencia cºn—-
tribuiría a hacer más flexible, diferenciada y al mismo tiempº más
cºmpleja la ºperación del sistema. La temática cºrrespºndiente se dis-
cute en lºs capítulºs 4 y 7. '
Juntº con lºs sistemas internaciºnales, tºda la Tercera Parte del
librº se dedica al estudiº general de lºs prºcesos de coºperación y con—
flictº. Para estºs efectºs, hemºs distinguidº entre lºs aspectºs pºliticº-
estratégicºs y lºs aspectºs ecºnómicºs en la evºludón del sistema inter—
naciºnal pºsteriºr a la Segunda Guerra Mundía1.Esta amplia prºble—
matica se abºrda en una dºble perspectiva: prin1erº, se trata de describir
lºs factºres de cºntinuidad y cambio del periºdº de pºsguerra en
32 [] Enfoques básicos
INTRODUCCIÓN
Por ser una de las disciplinas más jóvenes dentro de las ciencias socia—
les, el estudio de la politica internacional sufrió de una prolongada
indefinición en cuanto a su campo de estudio, indefinición que en su…
tiempo afectó a otras disciplinas más antiguas Ello se debe a que
la"unidad de la realidad —y por lo tanto de la ciencia— determina 'que
'en el universo todo 'se relacione con todo y sea difícil trazar fronteras
claras entre los distintos compartimientos en que se divide el cono-
cimiento. Esto es lo que determina que, cuando sobreviene un cambio
cultúral, el tránsito de una época a —,otra surja un nuevo paradigma
científico que influye y revoluciona todos los campos del saber, como
lo han observado diversos autores. 3 En el tema que nos ocupa, esa inde—
finici6n se acentúa— pues, debido al número y variedad de las variables
que intervienen en las relaciones internacionales, se trata de un campo
de estudio que debe acudir a otras disciplinas, como la historia, el dere—
cho, — y… la economía. Uno de los principales. obstáculos para la con—
solidación de los estudios internacionales como disciplina académica,
y para su ulterior modernización, radicó durante— mucho tiempo [en
la irnposibilidad de trascender una visión unidisciplinaria, ya fuera
ésta proveniente de la diplomacia, la historia, el derecho o la geo-
10 Uno de los mej ores análisis de este debate se encuentra en Edward H. Carr,
The Twenty Years' Crisis, 1919 1939, McMillan, Londres, 1939.
, .11 Sobre este concepto de seguridad colectiva, ver mis L. Claude, Swords into
-'Plozoshar'es, Randºm _,House Nueva York, 1971, 43 edición, capitulº 12
El estudio de la política internacional [] 43
tismo que combinaba las diStintas posiciones; “Allí donde las diferen—
cias entre los enfoques Científicos _y tradicionales - parecían en un co—
mienzo plantear una drástica opción entre premisas y procedimientos
mutuamente excluyentes, ahora se observa la existencia de. elementos
complementarios junto con los conflictivos que predominaron en un
comienzo, y por lo tanto se ha aceptado la existencia de varios caminos
para el estudio de las relaciones internacionales". “5
Conviene por último explicar por que, en la práctica,_ se llegó a
este compromiso. El “behaviourismo” constituyó un intento para apli—
car el método científico al __campo del comportamiento humano. De
hecho, no sólo eMbió el método de análisis, sino el material mismo
utilizado por los investigadores. El énfasis se desplazó de5de el estudio
de las instituciones hacia la observación de la conducta humana. Esto
enfrentaba a los intemacionalistas con un grave problema: los prota—
gonistas de la política internacional, particularmente dentro _ de la teoría
clásica, eran los estados y no. los individuos. Y aunque el estado era,
y en alg1ma medida sigue siendo, una abstracción, la participación de
los ciudadanos en la poHtica exterior está filtrada por una serie de
instancias ideológicas e institucionales y mediatizada por los círculos
dirigentes en una medida mucho mayor que en otras esferas de la vida
pºlítica. El papel de las tradjdones culturales, el sentimiento nacional,
las instituciones formales, una per50nálidad fuerte o el azar, siguen
siendo particularmente importantes _j en el análisis de la política inter—
nacional. De allí la necesidad de buscar cierta —complementariedad en—
tre los métodos propue5tos por ambas escuelas.
El debate entre los que han intentado explicar la evolución de las rela—
ciones internaCionales en términos del funcionalmente de un sistema
y sus detractores se sitúa a medio camino entre los aspectos sustan—
tivºs que dividieron a realistas e idealistas, durante la. primera pos—
guerra, y las cuestiones metodológicas que enfrentaron a tradicionalistas
y científicos, durante la segunda, La idea. de aplicar conceptos tomados
del anali$i_s de sistemas al estudio de las relaciones internacionales
comenzó a abrirse paso en lºs años cincuenta. Su principal diferencia
con el enfoque convencional consistía en que éste COncebía las rela—
ciones internacionales como un conjunto de interacciones entre uni—
dades independientes y soberanas —los estados—, no sujetas a pautas
ni a. previsibilidad alguna, mientras que los enfoques siSt<_—3micos enten—
dían que la forma que adºptan dichas relaciones es influida o deter—
minada por la eStructura y las tendencias de una unidad más amplia,
que Sería el sistema internaciónal en su cónjunto.
La controvertida e incompleta transición desde una visión atomís-
tica hacia una visión sistémica en la realidad internacional parecería
'25 R. C. Snyder y…G. D. Paige, “The United. States Decision to Resist Aggression
in . Korea: The Applicatiºn of an Analytical' Sch'eme”, en Administrative Science
Quarterly, Nº 3, 1958; E. B. Cbilders, A Road to Suez, McGibbon, Londres, 1962, y
%. T. Allig%1, Essence of Decision: Ezplaining the Cuban Missile Crisis, Little, BroWn, '
Oston , - . _
El estudio de la política internacional El 53 ,
_Teorías de - la integración
El estudio de las fuerzas que contribuyen a la formación e integración
de las comunidades políticas es otro elemento central en el estudio de
las relaciones internacionales. Al igual que el análi3is del conflicto
'——y también el de las decisiones—, la revisión de los procesos de inte—
gración a mvel internacional forma parte de una preocupación más
' arnplia, eSencial en la ciencia politica, que ha llevado a. estudiar los
- procesos de mtegra01on a nivel Comunal, urbano, nacional e interna—
': __ cmnal Como en casos anteriores, nos detendremos en este último plano.
La pregunta acerca de Cómo se forman las lealtades que vinculan
' Í.—- alos md1mdúos a un conjunto de unidades sºciales o a un cierto
? º'numero de estadºs a una comunidad más amplia, se puede respon—
' ,. der de dos maneras La escuela realista piensa que la causa de este
' proceso radica en el empleo de la fuerza, o en la amenaza de usarla, .
'_ por parte de una autondad central.. . o, en ausencia de esa autoridad,
como ocurre en la vida internacional, por un estado o una coalición-
' dotados de poder suficiente para utilizar la fuerza o dar cred1bú1dad
El estudio de la política internacional El 57
citan a un grupo para pensar unidº, para percibir unido y para actuar
unido. La sociºlogía necesita comprender el" fenómenº de la comu—
nicación”.” Deutsch analiza las relaciones entre la“ integración de las
comunidades pºlíticas y las cºmunicaciones. Para él los países son con—
' juntºs poblacionales unidºs por fluj os de comunicación y de trans-
portes y separados por territorios vacíos o pºcº poblados. En general,
' las fronteras corresponden a áreas donde las comunicaciones “dismi—
nuyen drásticamente. Por esº la interacción al interior ”de lºs e5tadºs
naciºnales ha sido tradicionalmente mayor que entre lºs distintºs esta—
dºs. La principal contribución de Deutsch a la teoría de la integración
radica en su trabajo sºbre las condiciones en las cuales se formó una
“comunidad de seguridad” en el área del Atlántico Nºrte. Buscando las
similitudes entre la formación de una comunidad política (y también
de seguridad) en lºs Estados Unidos, durante el siglo pasadº, y la fºrma—
_ ción de la OTAN y la Comunidad Eurºpea a partir de lºs acuerdºs fran-
co-germanos sºbre el desarrollº conjunto de su industria del hierrº y
el acero, después de la Segunda Guerra Mundial, Deutsch analiza Cuan—
titativa y detalladamente tºdos lºs fluj os de cºmunicación generados
en esos distintos ámbitºs en sus respectivas epºcas. Deutsch comprueba
que entre lºs resultadºs del incremento de las comunicaciones entre
las distintas unidades, en dichas experiencias se cuenta una creciente
proporción de Valores compartidos; el desarrollo de un estilo de vida
distintivo;— la percepción de la" posibilidad de Cºmpartir lºs premios y
castigos atribuidos por el resto de la cºmúnidad internacional en fun—.
ción de la conducta de los distintos miembros de estºs nuevos 'conglo—
meradºs; una aceleración del desarrºllº económico de la comunidad
en su conjuntº, y un fºrtalecimiento de la capacidad pºhtica y admi—
nistrativa de las distintas unidades nacionales Cºmº Consecuencia de
_ su mayor cohesión y de una creciente coordinaCión de sus polítÍCas.
Según Deutsch, estos logrºs se basan en el incrémentº de las comu—
nicaciºnes y las transacciones entre los nacionales de lºs distmtºs " esta—
dºs o partes integrantes de una comunidad en formación más amplia,
en la mayor movilidad de las persºnas, en los crecientes intercambios
culturales y en la integración de las élites de cada una de las cºrres—
pondientes unidades. En su trabajo Deutsch cºmparó distintºs Casºs
históricºs de integración — y_ desintegración de comunidades nacionales.
Siguiendo este camino, Etziºní examinó cuatro esfuerzos ' recientes
para formar unidades pºlíticas integradas pºr varios estados nacionales:
la Asºciación Eurºpea de Libre Comercio, entre 1953 y 1964; la Cºmu—
nidad Ecºnómica Eurºpea entre 1968 y 1974; la—República Árabe Unida
entre 1958 y 1961, y la Federación delas Indias Occidentalesentre 1958 y
1962. En cada caso este autor seplante'a las siguientes preguntas: “¿Ba—'
jº qué condiciones [la integración] se inicia? ¿Qué fuerzas dirigen ese
movimiento? ¿Qué caminºs sigue? ¿Y que estructura tiene el sistema
que se forma, una vez que dicho proceso ha terminadº?” 37 Etziºni' tam—
38 Amitai Etzioni, The Active Society. A Theory of Societat and Political Proce—
sses, The Free Press, Nueva York, 1958, p 585 y siguientes
39 Ver Ernst B 13335, Beyond the Nation State, Stanford University Press.
_ 1964, así como también The Uniting Of Europe, de la misma editórial,1958.
60 El Enfoques básicos
butºs de sus partes, sinº a un nivel de abstracción más altº, éstas sólo
Se diferencian entre si pºr la cuºta de poder de que cada una dispone,
- estº es, pºr la distribución de capacidades observables entre ellas. '-
Como puede observarse, en la formulación de Waltz la visión realis-
ta de las relaciones internacionales alcanza un nivel de abstracción muy
distintº del que presentan los trabajºs de Mºrgenthau º Arºn. Sin
embargº, cuandº unº quiere aproximarse al análisis de la realidad
cºncreta a partir de unas variables definidas en fºrma casi tautºlógica,
se encuentra una vez más cºn el predominio abrumador de las uni—
dades ,representadas pºr el estadº soberano, que constituirían un siste—
ma sólo en la medida en que mantengan claras relaciones de jerarquía
entre ellas, es decir, en términºs de su poderío relativo. A nuestrº jui—
cio, el intento teórico de Waltz es algº atípico dentro “de la escuela
realista, que se había caracterizadº por presentar descripciones histó-
ricas y empíricas de determinadas situaciones, entre las cuales diº
especial importancia a las de ºrden cºnflictivº, y por haber apºrtadº
importantes analistas & la vida política. Entre ellºs cabría mencionar
a Kennan, Kissinger º Brzezinski, perº sus apºrtes nºs llevarían más
allá. de lº que es conveniente en un resumen cºmº éste.
' del estado y al_reconocimiento del papel de otros actóres, a la" impo.
tancia de la economia en la politica internacional y a la conflictiva din:
mica que inspira las relaciones entre los países desarrollados y lc
subdesarrollados. '
La única contribución importante que ha efectuado América Latin
a la teoría de las relaciones internacionales ——_1m__ área donde el trad
cional rezago de esta disciplina se ha visto agravado por un desale1
'tador silencio— se inscribe dentro de este último contexto. ' Desde line
de los años sesenta un conjunto de intelectuales latinoamericanos co'm
Fernando —Hanrique Cardoso, Helio J aguaribe y Osvaldo Sunkel des:
rrolla la teoria de la dependencia, que más adelante es ávidameni
asimilada por los Estados Unidos 55 La idea central de esta teoría, d
la cual existen numerosas versiones, es la de que la evolución de lc
países ricos y de los países pobres es parte de un mismo proceso qu
produce desarrollo en los centros y subdesarrollo. en la perifeiºzla.i6 E
otras palabras, la condición de los “países subdesarrollados es una 001
secuenCia de la evolución del capitalismo mundial; Aúnque su situ:
ción no sea estática, y pueda registrar progresos a lo largo del ._tiempt
éstos representan un tipo de desarrollo dependiente ——-un reflejo de la
necesidades e intereses de los países industrializados—_ que en algunc
casos privilegiados (como el del Brasil 0 Corea del Sur) puede dar luga
a ciertas formas de desarrollo asociado. Un concepto central en ']
teoría de la dependencia es que tanto los países desarrollados como lc
subdesarrollados forman parte de una estructura internacional y qu
su situación sólo puede entenderse a partir de ella, “concepto que ]
hace considerar los procesos nacionales desde el punto de vista dl
funcionamiento de un sistema global, y que constituye su principz
común denominador con las escuelas estructuralistas de origen ma:
xista. Un aporte especial de esta escuela radica en su apreciación d
que los engranajes a través de los. Cuales se produce la relación d
dependencia incluyen la existencia de intereses comunes, alianzas pol
ticas .y estrategias convergentes entre los segmentos capitalistas (may<
ritarios) de los países industrializados y los mismos sectores (mim
ritarios) de los países en desarrollo.
La teoria de la dependencia ha sido vinculada con el pénsamíent
marxista no sólo… por sus detractores, sino también por alguno d
sus propios autores. “La idea de la dependencia se inscribe en el can
po teórico de la teoría marxista del capitalismo. Una vez que *est
último se establece, no es posible negar la existencia de un espaci
57 La primera cita corresponde a Cardoso, “As Idoias & seu Lugar", CEBRAP,
1980, p. 72 y la segunda “The Consumption… Op cit., p. 17.
58 Ver e5pecialmente Osvaldo Sunkel, “Política Nacional de Desarrollo y Depen—
dencia Externa”, en Estudios Internacionales Nº 1, 1967, en donde este últimº fenó-
meno no es expíicado & partir de postulados ideológicos, sino de la observación de
situaciones concretas y procesos históricos..
' 59 La cita y el gráfico están tomados de Osvaldo Sunkel, “Capitalismo Transnacio-
%; Desintegración Nacional en América Latina”, en Estudiºs Internacionales. nº 16,
' . 'E)_I_j .Enfocjues- básicos
CUADRO 2/1,
leºfºi . í ., . X_._. Se l .
“' º , c: o!“
inte'qrados
. _ _, marginadº.
University Press, 1984, y en otro libro editado por él bajo el titulo New Realism ar
its Critics, Columbia University Press, 1986. Dos colecciones interesantes y muy bi—
sistematizadas se encuentran en el volumen editado por R. Maghroori y B.Rambe1
Globalism versus Realism: International Relations Third Debate, Westview Pre:
1982 y en el libro compilado por M. Smith, R. Little y M. Shackleton, Perspectin
on World Pºlitics, The Open University Press, Londres, 1981 DeSde un punto (
vista latinoamericano puede examinarse el libro editado por L. Tomassini titula1
Transnacionalización y Desarrollo Naciºnal en América Latina, Grupo Editor Latinc
mericano, Buenos Aires, 1984 y el artículo publicado por el mismo autor en Revista ¿
CienCia Política, Santiago, volumen 7, 1985, titulado “Relaciones Internacionale
_ Teorías y Realidades”, en el cual se basa la mayor parte de esta sección. .
— 61 El concepto de “bureaucratic politics” fue difundido fundamentalmente p
Graham T Allison. en Essence of Decision on cit.. en 1971. - . _
El estudio de "la política internacional. [] 731
6?— Ver la crítica del concepto de “interés nacional” realizada por L. Tomassmi
gn ;Elementos para el análisis de la politica exterior", Estudios Internacionales,
º 8 1987 .
63 Los autores que más han HMado la atención sobre esta práctica son J.
. Keohane y J. Nye, especialmente en su libro Power and Intérdependence, op. cit.
74 El Enfoques básicos
0.
s.
.
_.
.
.
'
+
f
+
. ...
...
c
.
.
/
CAPÍTULO 3
INTRO D UCCIÓ N
1 Para este tema sºn muy útiles lºs tºmºs IV, V y VI de The Cambridge .
Ancient H ¡story Cambridge, Cambridge University Press, 1960. Tarnbién cfr,: Peter
J. Fliess, Thucydides and the Politics of __Bipºlarity, N ashv¡lle Lºuisiana State Úni—
versitv Press 1966.
Evolución del sistema íntemacíonal'ij 81
2 Para la. formación del Mperio, cfr. Claude Nicolet, Roma y la Conquista del
Mundo Mediterráneo, 2642? AC. 2. La Genesis de un I mpeno Barcelóna, Labor, 1984 ._.
Para el funcionamiento del imperio mismo, cfr.. León Homo, El Imperio ROmano,'
Madrid, Espasa Calpe, 1961. - -
- 82 El Enfoques básicos
“' 4 Tantº aquí como en los acápites que siguen recomendamos la Histoire des
¡Relations Intemationales (_8 tºmºs), dirigida por Pierre Renºuv'in. El tomo primero,
'corre5pondiente al mundo medieval, de Frangois L. Ganshof, Le Moyen Áge, París, _
Hachette, 1968.
Evºlución del sistema internacional D' 85
. . 6 Sobre estºs temas y para lº que sigue, cfr. Historia del Mundo Moderno,
tºmo III, dirigido pºr Richard Bruce Wemham, La Contrarreforma ;; la Revºlución _ -
Econºmica (1559—1610); y el tomo IV dirigidº pºr J. P. Cºoper, La Decadencia Espa—
ñola ;; la Guerra de lºs Treinta Añºs ( 1610—1648/59 ) También de la histºria dirigida
por Renºúvin, cfn el tºmo II, escritº pºr Gaston Zeller,. Les Temps M odernes 1.—
De Christophe Cºlombº a Cromwell, París, Hachette, 1968. También cfr. Pierre
Chauny, La Expansión Europea (siglos XIII ¿: XV), Barcelºna, Labor (Nuev.a Clio),
_1£977 33 Mohafggoward, La Guerra en la H zstorza Eurºpea—, Mexicº, Fondº de Cultura
cºn mma -
88 El Enfoques básicos -
seguidºs cºn atención por tºdºs lºs gobiernos eurºpeºs. Lºs principa—
— les estadºs eurºpeºs (Venecia en primer lugar) mantenían sus embaj a—
das en la Sublime Puerta. Su poder militar era enorme y mantenía una
hegemonía de diversº gradº sºbre tºdº el Mediterráneº islámicº y
. sobre nº pºcas poblaciones cristianas en Eurºpa, especialmente en lºs
Balcanes. Perº cºmo civilización nº pºdía competir cºn Eurºpa, y_ su
atrasº tecnºlógicº —que prºntº quedaría en evidencia— no respondía
sinº a un ºrden sºcial y económico_—y a una cºncepción de la vida—
que nº pºdría rivalizar cºn la de lºs grandes estadºs europeºs-.- Perº
Turquía nº sºlamente sería una amenaza; progresivamente, quizás en
razón de su debilidad, sería también un factºr de equilibrio en el siste—
ma internacional, al menºs dentro del Cálculº de algunºs estadºs eurº-
peºs, y establecería alianzas cºn un númerº significativº de ellºs.
Un segundº escenario internacional, y hasta 1917 el más impor—
tante, estaba cºnstituidº pºr Europa Occidental. En primer lugar debe—
mºs referirnºs a la Península Ibérica. España —y en menor medida
Portugal— sería la gran pºtencia del siglº XVI. Rica, extendida a tºdº
— el globo, estratégicamente situada, respetada pºr tºdºs (y también
temida pºr tºdºs), dueña de la inmensa mayºría del continente ame—
ricano, también pºdía reclamar, merced a su militante espíritu de “re—
conquista católica”, la adhesión de los estadºs católicºs-' en las luchas
confesiºnales de lºs siglºs XVI y xvrr. Aunque nº pudº realizar su _ am—
bición de conservar el extensº territorio que Carlºs V había heredadº
(1516—1556), y que incluía al Imperiº, y perdió la lucha pºr mantener
la unidad católica, se mantuvo comº .a primera pºtencia eurºpea en
el curso del siglº xvr, y conservaría un rangº internaciºnal destacadº
hasta el fín de la Guerra de Sucesión de España, que finaliza precisa—
mente cºn el Tratadº de Utrecht. En su pºlítica de defensa de la unidad
cristiana muchºs vierºn (nº del tºdº erroneamente) una pºlítica de
expansión españºla… De tºdas maneras su pºder llegó a ser inmensº.
Las pºsesiones- americanas y sus expediciºnes al Lej anº Oriente la cºn—.
¿vertirían en “pºtencia mundial", y su literatura y pintura del Siglo de
. Orº le darían un puestº permanente en la cultura eurºpea. Perº tampºcº
fue el país en dºnde se prºduj ese una mºdernización. Ni se desarrºlló
el capitalismº, ni la secularización ni el cultivº de la ciencia. su atra50
económicº llegó a ser un tema de conversación en la Europa de su
tiempº. Se desangraría en sucesivas guerras, tratandº de mantener
intactas sus pºsesiones eurºpeas, Flandes especiahnente. Su estanca—
mientº económicº y sºcial la llevaría a una paulatina perº imparable
declinación y despºtenºiali2ación en el transcursº del siglº mr, _
Francia sería el gran actºr intemaciºnal.— en lºs siglºs XVII y x'vrrr,
hasta el Cºngresº de Viena inclusive. Fue la primera pºtencia eurºpea
y la que en este períºdº más buscó la hegemonía continental-. Desde
mediadºs del siglº mr fue eje de algunas de las diversas alianzas en
tºmº de las—- que periódicamente (perº vºlublemente) se articulaba el
sistema internaciºnal eurºpeº. En la segunda mitad del siglº Xvir Fran—
ºia tuvº una serie de dirigentes pºlíticºs que cºnScier'iteménte tuvieron
una suerte de “prºyectº” de expansióñ: Richelieu, Mazzarínº, Luis xrv_
L' __ … _-
Evolucíón del sistema internaciºnal _ E] 89 '
rr
siones está todavía concentradº en muy pocas manºs, sin mayor con—! *
trol externo del mismo. La ejecución se encuentra encargada a la diploa
macia, que quizás haya encontrado su época de oro en este siglo y sui
momento estelar en el Congreso de Viena en 1814—1815. Su reclutamientº—_
era fundamentalmente aristocrático, y en ese siglo casi había una iden—
tificación entre el “hombre de mundo” y el diplomático. Sin embargo,-
este aristocratismo no dejó de influir en una cierta humanización en
las relaciones internacionales, así como en el sentimiento de que existía
una suerte de “sociedad de naciones civilizadas”, sostenidas por una
sensibilidad cºsmºpolita. Pero muy pronto, bajo el manto de una con—
ciencia de cambio y de ordenación racional, se abriría paso a una nueva
serie de rupturas. 8 -
;
“revºluciºnariºs, lº que terminaría pºr convertirse en una pºderºsa ven—
taja diplºmática para la prºyección internacional de Francia
º" La expansión y cuasi—dominio napoleómcº sºbre Europa se vieron
facilitados pºrque muchºs eurºpeºs pºdian identificarse genuinamente
cºn el prºgrama que Napºleón les ºfrecía. Las victorias de las trºpas
francesas dierºn lugar a la expansión de una nueva forma de ºrganiza——
ción y legitimación social. Lº que Francia pºr momentos perdió en orga—
nización y disciplina, lº compensº en “pºtencia de cºnversión”, en irra—
diación ideológica y en modelo para muchos grupos ' que" en aquella
Eurºpa miraban hacia París como fuente de inspiración política. Y
Napºleón terminó por demoler la magia de intangibilidad que susten—
taba a las. monarquías absolutas eurºpeas a comienzºs del siglo xrx.
'“ Perº estamºs ante una mºneda de dºs caras. Muy prºntº en Eurº—
pa, . nº sólo lºs “reacciºnariºs” verían en las ideas revºluciºnarias un
arma de la expansión del estadº naciºnal francés. ,Muy prºnto la
política francesa sería vista cºmº la amenaza más seria en :siglºs al
principio del equilibrio eurºpeo. Y no sería una visión errónea. Con
tºdºs los elementºs. prºgresistas de la dºminación napoleºnica, con el
importante hecho de que cºrrespondía en lº internº a una síntesis feliz
entre lº antiguº y lo' nuevo, a una suerte de cºmprºmisº pºst-revolu-
ciºnariº, sin embargo nº cabe duda de que buscaba una hegemºnía
.. francesa en el cºntinente. Quizás no una absºrción, perº si un liderazgo
_indísputado de París en Eurºpa. Media docena de cºaliciºnes de esta— .
dºs eurºpeºs se levantarían contra ese intentº. * — .-
_ En dºs mºmentºs pareció que la Francia napoleónica alcanzaría
su objetivº. En 1802, cºn la Paz de Amiens (antes que …Napºleón
fuera prºpiamente emperadºr; era Primer Cónsul"), y cºn ' el Tratadº
de Tilsit en 1807. En ambºs Casºs nº existía todavía una hegemºnía,
perº si una clara preeminencia francesa Quizás pudo eternizarse esta
situación. En el prºcesº se habían eclipsado Aústria y Prusia, y España
estaba muy subºrdinada. Rusia estaba a la expectativa, y. dudaba del
resultado de una confrºntación final cºn el emperador.
""" Perº hubo una potencia irreductible en su tenacidad antinapºleóm—
ca: Inglaterra. Cºn breves interrupciºnes, Lºndres siempre se cºnsideró '
en guerra º en hºstilidad cºn la Francia revoluciºnaria _y napºleónica.
Investida de su pºder marítimº y de su creciente superiºridad ecºnó-
, mica, pudo imponer sucesivos blºqueos cºmerciales al cºntinente, y”
. animó constantemente a lºs rivales pºtenciales de Napºleón Y pºdía,
¿ no sin cierta razón, afirmar que su pºlítica no estaba encaminada a
ºbtener la hegemºnía prºpia. Cºmo ya decíamos, la pºlítica inglesa
sería definida cºmº una que ºbstaculizaría Consecuentemente la emer—
gencia de cualquier hegemonía en el continente. - " _
*-._“ Rusia sería la otra pºtencia ante la Cual naufragarían las ambiciº-
º ”nes napºleónicas. La incapacidad de la diplºmacia francesa para “díS- '
ciplinar” a Rusia en un frente cºntinental decididamente antibritánim
' llevaría a Napoleón a su. malhadada expedición de 1812, que terminaría
por arruinar prir'nerº a su e¿|ércitº y despues su prestigio pºlitiCo y
las bases de su poder. Al año Siguiente, en la “batalla de las naciºnesz
“ _,
Evolución del sistema internacional El 95
… La Histoire. cOntinúa ahora escrita por el mismo Pierre Renouvin. Pero los
cuatro tomos correspondientes a los siglos X1Xy XX están reunidos en un solo
volumen en su edición españ01a, Historia de las Relaciones Internacionales. Siglos
XIX y XX, Madrid, Akal, 1982 Con respecto a la Cambridge, oír. el tomó X,
dirigido por John Patrick Tuer Bury. El Cenit del Poder Europeo ( 18301870).
Evºlución del sistema internacional [] 99
mos fueron importantes más que por su concreción (nula), por su sim-
ple aparición en el escenario universal. "
11 Como antes, y para los acápites que vienen se recomienda igualmente a. -'
Renouvin. De la Cambridge, en su edición en español por cierto, hay que ver el'
tomo XI dirigido por F E Hinsley, El Progreso Material y los Problemas Mundiales
(1870—1898). También el tomo XII, que asimismo vale para lOs acápites posteriores,
dirigido por C L. Howat, Los Grandes Conflictos Mundiales (1898/1901-1945 ) Para el
clima de ideas suscitado por el imperialismo y la influencia de las ideologías radi—
' cales antes de 1914, cfr. Hannah Arendt, Los Orígenes del Totalitarismo, Madrid,
Alianza, 19,81 e5peoialmente tomos 1 y 2 Sobre el aspecto diplomático del origen"
de la guerra queremos referirnos a dos clásicos que a veces se encuentran en
bibliotecas de nuestro continente: A. J P Taylor, The Struggle for Mastery in
Europe, 1848—1918, Oxford, 1954; Luigi Albertini, The Origins of the War of 1914, tres —
tomos, 1952— 1957 Por otro lado, un libro fáchente díSponible, Wolfgang J. Mom-
' msen La Eno'na del Imnéñalix¿nn R'nrnm 1825-1918- Madrid Siºln XXI-1981.
1:vomczon aez Sistema internacional El 103
12 La bibliografía anteriormente citada vale también para este tema Sólo que—
remos agregar un par de títulos de obras relativamente asequibles. B. S. Liddell
Hart, History of the First World War, Londres, Pan Books, 1970, es un clásico en
la materia. H. Stuart Hugues, Historia de Europa Contempºránea, Santiago, Edito-
rial del Pacífico, 1966, tiene valor, especialmente por haber sido traducido y
publicado en nuestro medí_.o .
Evolución del sistema internacional ¡:| 105
' recuperar
¡ territorios perdidos o en discusión, anexarse Austria y Che—
¿eoslovaquia, esta última en la “Crisis de los Sudetes”, en 1938, que
¡concluyó con el Tratado de Munich, tan célebre en la historia de las
¡relaciones internacionales. Es cOnsiderado un modelo de la actitud que
Eno se debe tener en la mesa de negociaciónes internacionales. Así, hacia
1939, Alemania proyectaba una ya larga hegemonía Sobre Eur0pa Orien—
i tal, y poseía un poder militar no inferior al de los países occidentales,
Francia e Inglaterra.
!:
— _
La actitud de estOS últimos merece una breve mención. La politica
de estos. países ha recibido el nombre de “apaciguamiento” (appease-
ment), usado peyorativamente. Sería la 'clásica compra de la paz me—
diante Concesiones ante la wenaza_ del uso de la fuerza; al final no
se obtiene la paz, sino que una guerra mucho más cºstoSa que si se
hubiese emprendido ante la primera agresión. El apaciguai:niénto, en— _
tendido como “lección de la historia" (un problema capital en el pro—
ceso de tema de decisiones en política internacional), ha sido funda—
' mental en la mentalidad de la clase política occidental despues de la
' Segunda Guerra Mundial.
Originahnente se refería a una divisa inglesa de comienzos de la dé—
'“ cada de 1920, y que destacaba la politica de “apaciguar” a las zonas de
cónflicto, con el objeto de impedir una nueva guerra por razones que
no fueran vitales para la nación. Peroen los años 30 el “apacigua—
miento” estuvo— inextricablemente unido a un “espíritu del tiempo”:
cansancio y horror a la guerra, disposición a pagar Casi cualquier pref—
cio por evitarla; también relacionado con las tensiones ideológicas.
_- ESto último en cuanto que la ºpinión pública conservadora en Occi— -
dente pensaba que resistir ante los nazis (y ante Mussolini, hasta 1935
firmemente anclado en el campo ºccidental, por lo demás) pºdia signi—
' ficar abrir las puertas a una revolución comunista o algo similar en la
política interna. La Guerra Civil Española fue _irnportante en este con—
_ texto… de ideologización de la política internacional. Por otra parte, la
ºpinión pública de izquierda pedia resistencia ante Hitler, pero a— la
vez exigía un pacifismo a ultranza y deneg3ba su conCurso ¿¿ los esfuer—
¡ zos de rearme.
Así el apaCiguamiento se convirtió en una política de “apaciguar
., a Hitler”, que también escondía el profundo de500ncierto de una men—
talidad diplomática acostuhíbrada & la comunidad de criterios mo—
rales de la clase política europea de la época del “concierto”. Pero ante,
los dictadores de nuevo cuño —-—entre los que hay que incluir a Stalin
(1924—1953)— la política del apaCiguamiento Sólo excitaría a may0res
audacias. Además daría la falsa irnpresión de que Francia e Inglaterra
Otorgaban implicit…ente lo que el líder nazi les Sólicitaba: la libertad
de acción en EÚIOp3 Oriental y frente a la URSS. Pero ello cónstituia
un a mala lectura de la situación por ambas partes. Los gobiernos occi—
&eni: ales, al valorar el anticomuniSmo nazi, sólo podían entender que la'
_. Alemania nazi, tras las concesiones tipo Munich (que sigmficaron la
-. disolución de Chec0510vaquia),sería garante de un statu quo. Preci$a—¡
mente lo contrario era la intención nazi.
¡___
Evºlución del sistema internaciºnal [j 113
-.-F
Los ACTORES
— INTERNACIONALES
— ' CAPÍTULO 4
LA POBLACIÓN
4 De lºs 189 estadºs y territºriºs incluidºs en el Atlas del Banco 'Mundial 'de
1985, se restarºn 26 territºriºs nº independientes, que representan el 0,2% de la
poblaciºn mundial. .
l
122 E] Los actores internacionales
TABLA _4/1
10 ESTADOS DE MAYOR POBLACIÓN, 1962 —Y 1983
.- _ _ _ (en millones de habitantes)
Fuente: K W. Deutsch, The Analysis 0! Fuente: Banco Mundial, The World Bank
- — International Relations, p. 29. Atlas 1985.
* Incluye Bangla Desh,. que se se—
para en 1971
TABLA 4/2:
SELECCIÓN DE ESTADOS DE ESCASA POBLACIÓN, 1983
(en millones. de habitantes) _
EL TERRITORIO
LA SOBERANÍA ._
En Afganistan, por ejemplo, tal asistencia debía tener por objeto ayu—
dar al gobierno de Kabul a. derrotar a los insurgentes afganos, pero '
en realidad se trató de un verdadero golpe de estado que instaló en el
poder a un gobierno afgano dependiente de Moscú. 13 —
Los estados intervenidºs se pueden encontrar en situaciones muy
- distintas, dependiendo de las características de las aceion&s de inter—
vención y de su situación en el sistema político internacional. Así, un
estado que se encuentra en una situación internacional estable y Con—
solidada puede por lo general rechazar exitosamente las acciones de
intervención dirigidas en su contra, valiéndose de medios políticos ¡¡lo
— militares apropiados bajo su oontr01. En situaciones más preciañas, un
estado puede ser objeto de intervenciones de largo plazo, careciendo
de medios pr0pios suficientes para poner fin a la intervención—. En
tales condiciones, suelen prºducirse acciones de contraintmen0ión por
parte de terceros estados que tienen interés en ºponerse a la. primera
mtervención, lo que puede hacer del estado intervenido un virtual campo
de batalla política, y eventualmente militar, entre estados rivales. En
algunos casos la intervención es el preludio de una moorporación poli—º
tica que extingue definitivamente la exiStendá del estado intervenido;
Así, el reino de Hawaii fue convertido en protectorado de Estados Uni—-
dos a fines del siglo pasado, para luego convertirse en territorio y
finalmente en un estado más en el sistema federal norteamerimno.
No creemos necesario recalcar que las aceiones de intervencion
constituyen violaciones del Derecho Internacional, que se basa en el
principio de no intervención, como protector de la independencia p01í-
tica de los estados. E5ta independencia se resguarda tanto frente a
Otros estados, como frente a las organizaciones internacionales. El prin—
cip_io básico aplicable a estas entidades en relacion con los estados se
enuncia en el Art. 2 Nº '7, de la Carta de las Naciones Únidas, que esta—'
blece como uno de sus principios que la Organización no intervendrá
en lbs asuntos que se encuentran esen0iahnente en el ambito de juris—.
dicción interna de los estados. No obstante, es posible que determmados
estados establezcan mecanismos regionales de integracio,n como ha
ocurrido en los últiinos treinta años en el caso de la Comunidad Euro-
pea, radicando en ciertos órgan05 regionales determinadas cOmpetencias
o atribuciones que se ejercen directamente en relaáon con las personas
naturales y jurídicas de los eStados miembros. En esta Situación ——que
ciertamente es excepcional en el sistema internacional—+ hay al menos
un principio de autoridad soberana en una organización mternaoional
o, desde otra 'perspectiva, un actor supranacional en formación, que
ooexiste con los estados miembr05, compartiendo con eStos algunas
competencias y ejerciendo otras en carácter prºpio._ '
El analisis juridico—formal de la soberanía y del tema de la inter- "
vención no es pr0pio de la perspectiva de este libro, debiendo buscarse —
en los textos de derecho internacional. Pºr otra parte, los antecedentes
EL PODER NACIONAL
En el Capítulo 1 se caracterizó el ámbito de la política internacional
en “térmmos de una compleja trama de relaciones entre actores, en la
cual el fenómeno del poder político se encuentra presente de manera
permanente. Corresponde ahora vincular este fenómeno con el tema.
del estado como actor principal del sistema internacional.
El nivel de discusión es general y más bien conceptual,. quedando
reservado el estudio de las manifestaciones concretas de poder para los
capítulos 7 y siguientes, dedicados a. los aspectos político—estratégicos
y económicos del sistema internacional.- .
El análisis de los factores de poder nacional, que constituyeun
tópico central en la literatura tradicional de política internacional, se .
caracteriza por el interés en las bases de poder, o recursos utilizables
. para el ejercicio del poder político de los estados en el sistema inter—
nacional De acuerdo con esta visión, el poder estatal depende deun
conjunto de condiciones tanto objetivas como subjetivas o psicológicas,
que se encuentran presentes en diversas manifestaciones cuantitativas
y Cualitativas en las contingencias en que éstos se pr0pongan hacer uso
de sus atributos para fines polític.os . -_ - —
Una segunda caracteristica de este tipo de analÍSis es la incorpo-
ración de la dimensión temporal y__ el supuesto de que el poder es, en un _
grado significativo, un proceso o fenómeno de carácter fungible. En
otras palabras, se asume que es posible convertir d1versas bases de.
poder en. recursos utilizables porel estado para el ejercicio de aquel
a través de la política externa". Esta conversión, que se da a través de
procesOs economicos,. admim_strativos, militares y de comu11ica0ion, per—
mite movilizar o desplegar un conjunto de recursos que se encontraban .
en reserva y que, al cabo de un esfuerzo que demanda tanto tiempo
como diversas destrezas de los agentes públicos y privadºs, aumentan
el poder estatal en determinadas magnitudes De este modo, resulta
posible distinguir entre el pºder real —el que se encuentra disponible
actualmente— y el ¿poder potencial, que es aquél que se Obtiene una
vez que se han movihzado y convertido todas las bases de poder político
apr0piadas para perseguir determinados fines políticos internacionales.
Karl Deutsch— utiliza— co_mo _e j emplo de _,esta¿— distinción la situacion de
las potencias del Eje y de los Aliados al comienzo de la Segunda Guerra _
Mundial y en una fase avanzada del conflicto. Al miciarse la guerra '
(poder real), la situación era relativamente favorable al Eje. Alemania
había movilizado sus bases de poder antes que los Aliados. Pero el con—'
junto de bases de poder de que éstos disponían era superior a los
recursºs del Eje, de modo que Cuando se habían movilizado todos estos '
ac:¿urcs_ "flwmuan—uwb . _ _ , |
' .1'Jºl- |_] ws
interés en ello); las bases de poder sirven para respaldar los incentivos
y desincentivos ofrecidos 'a la contraparte. El uso meramente punitivo
de las bases de poder, aunque suele darse, tiene un carácter más
excepcional. '
La mayoría de las discusiones sobre poder nacional que se encuen—
tren en la bibliografía consisten en comentarios sobre los elementos del
estado (población, territorio y organización político-administrativa), el
medio físico (clima y recursos naturales), los niveles de desarrollo
(económico, social, científico—tecnológico), la cultura (educación y acti— '
tudes de la población) y la articulación política (calidad del liderazgo
político, roles de los actores internos). No seguiremos aquí este 'Cami—
no, que haría muy extensa la discusión. Tampoco es posible presentar
un estudio resumido sin caer en los vicios de una mera enumeración.
En cambio, parece Oportuno citar algunas perspectivas sinápticas de
los factores del poder nacional, las que se han desarrollado con el fin
- de permitir las comparaciones de niveles y situaciones de poder de los
' estados.
En primer lugar, según Raymond Aron, los factores del poder
nacional son:
. . ¿el espacio que ocupan (las) unidades políticas; luego, los mate—
riales disponibles y el saber que permite transformarlos en armas;
el número de hombres y el arte de transformarlos en sºldados
( o la cantidad y la calidad de los medios y de los combatientes),
y, por último, la capacidad de acción colectiva, que engloba a un
mismo tiempo la organización militar, la disciplina de los com—
batientes, la calidad del mando civil y militar en la guerra y en la
paz y la solidaridad de los ciudadanos durante el conflicto, en
circunstancias favorables. o adversas. Estos tres elementos, en su
expresión abstracta, explican la situación total, ya que equivalen a
la siguiente prºposición: el poder de una colectividad depende del
escenario de su acción y de su capacidad para utilizar los recursos
humanos y materiales disponibles. Medio, recursos y acción colec-
tiva, éstos son, en cualquier siglo y bajo cualquier forma de com—
petencia entre las unidades, las determinantes del poder.15
0-—
El estado como actºr internacional E] 139.
sos para fines estatales, lo que es más propio de potencias que buscan
desafiar— el orden internacional rprevaleciente. También influyen en estas
estrategias las preferencias y los estilos pragmáticos e . ideológicos de los
actores estatales. Así, Gran Bretaña pudo en el pasado manejar con
relativa—" facilidad su vasto imperio politico —y económim , debido a que
en general“ los objetivos británicos de pOder Se limitaron a evitar de
"parte de los sujetos en su dominio Ciertas acciones que se consideraban
incompatibles con los intereses imperiales como la cesión de bases
'- militares a Otras potencias o la instauración de políticas comerciales
proteccionistas. En cambio, las dificultades que ha tenido la URSS
para contrºlar los estados de Europa central y oriental después“ de 1945
pueden atribuirse, entre otros" factores, a que el proyecto. soviético de
dominación es de alcance vasto y profundº, oñentánd05e a una virtual
_ transformación de dichos estados según los lineanúentos del m0delo
soviético — —
En estrecha relación con el problema anterior, el alcance del poder
comprende desde comportamientos afectados tangencialmente por el
estadº hasta comportamientos politicos, eCo_nómicos, sociales, religi0—
Sos, filo$óficos y estéticos, que se trata de subordinar íntegramente a
”los designios estatales, conformando un proyecto politico de ___tipo COm—
-'_prensivo y totalitario, En el primer caso, la reconcú1acmn entre el
ejercicio del pdder por parte de un estado y la soberanía e indepen—
dencia de los demás estados por lo: general no resulta problematlca' en
. cambio, en el segundo, tan ¡solo una pohtma de carácter manifiesta—
de poder
El peso o cantidad de poder, en. fin, es un concepto comprens1vo
que se refiere a la probabilidad— de que el aotor estatal logre materializar
determinados obj etiv05 de poder. Se trata, en otras palabras, de una
— variable dependiente, cuyo comportamiento se procura epoCar en fun—
ción de las bases de p0der y_' demás variables que hemos desarronado;
ello sin per 3m010 de la influencia de factores circunstanciales y otr05
de difí0il ponderación, como los niveles de destreza en la manipula—
ción de oportunidades y restri_¿:ciones en el ejercicio del poder por parte
de los mdividuos en rºles de gobierno interior, mandos militares y Cargos
diplomáticos. ºº El peso del poder admite diversas gradaciones, que com—
prenden desde las situaCiones de determinación practicamente total y
permanente del comportamiento de un actor por un estado, paSando
por diversos tipos de relaciºnes negociadas, hasta situaci0nes de escasa
y ocasional gravitación. También es posible diseñar esquemas de anali—
Sis para identificar— en orden de importancia relativa a los 'estadós que
' ejercen poder frente a un determinado actor. En todos los casos, sin
embargo, no debe perderse de vista la especificación de las formas y
los aspectos en que éste recae.
En relación con eSte Concepto cabe advertir, por ultimo, que debe
_' interés nacional en aras de otro. Por ejemplo, algunos actores suelen
dar mayor importancia a las exigencias de seguridad debido a que
perciben mayores y más graves amenazas externas que otros; éstos,
por su parte, probablemente sostendrán que una política de alta asig—
nación de recursos para la seguridad—del estado — se logra a expensas de
metas de desarrollo, y más adelante agregarán que el . descuido pro-
longado de las últimas podría llegar finalmente—. a atentar contra la
propia seguridad. No existe, por tanto, un interés nacional fijo y pre-
determinado, sino más bien un conjunto de valores. políticos que son
socialmente compartidos en diver505 grados, cUyas demandas e 11an—
caciones especificas solamente pueden determinarse en el curso de cada
proceso ;político nacional. Mientras mayor sea el nivel de consenso
- político acerca de las exigencias del interés nacional, mayor será. la con—
vergencia de posiciones al evaluar alternativas de política exterior. en
función de dichas exigencias. En cambio, una amplia dispersión de
punt03 de vista en materias relativas al interés nacional será siempre'
fuente de las más serias dificultades para los gobiernos. º
No podría concluir este párrafo Sin una breve mención de la rela—
. ción entre el interés nacional y el interés internacional. Las dificultades
¿para determinar la naturaleza y las exigencias… del interés internacional
son formidables. En efecto, como se ha expresado anteriormente, la
fijación de criterios acerca del interés naCional depende de la asisten—
cia de actores políticos internos cuyas percepciones coincidan— razona—
blemente en torno de ciertos criterios de relevancia, valores y tradiciones
políticas. A nivel del sistema internacional se asiste a la proyección
' de los respectivos intereses nacionales en el eSCenario global, sin que
' por lo general se den niveles de consenso análogos a los que prevalecen
en los estad05 que poSeen instituciones políticas representativas. Si bien—
suele haber acuerdo en torno de proposiciones generales, como la Solu—
ción pacifica de controver3ias y. la coºperación para el desarrollo, es
muy dificil alcanzar consenso cuando se trata de lineas específicas de
acción, tanto a nivel global como regional. Frente a los intere5es y
políticas nacionales, que se perfilan de manera relativamente nítida, las
defunciones de intereses internacionales son tºdavía vagas y difusas.
' Por lo mismo, las exhortaciones a supeditar¿ deternnnados intereses
nacionales al interés internacional, que suelen encontrarse en las reso—
' luciones de las organizaciones internacionales, generalmente tienen eSCa—
sa acOgida en los eStados. ' ' -
CONCLUSIÓN
'!
..
CAPÍTULO 5
INTRODUCCIÓN,
Las organizaciones…internacionales han _ modificado la estructura de …la .…. -º
política internacional contemp cránea, ejerciendo una gravitación signi—'
ficativa, aunque no decisiva, en el funcionamiento de los pro ces Os mun—
diales o regionales. La coºperación e integración político-económica en
gran medida se debe al irnpulso que han puesto en ellas algunos orga—
nismos intergub emamentales; también es evidente, aunque insuficiente,
el papel asUmido por éstos en la mantención de la paz y estabilidad
entre las naciones. El estilo de las relaciones 'interestatales adquirió
nuevas connotaciones con el advenimiento del multilateralismo de fines
del siglo pa5ado, el que se afianzaría a partir del término de la Primera
Guerra Mundial y se consolidaría desde 1945 en adelante. Las guerras
mundiales y la senda de conflict05 que Siguieron rédefinieron la manera
de enfocar las vinculaciones entre países: a fin de asegurar la paz y
evitar la guerra no era Suficiente atenerse al esquema de una tradición
diplomática decirnonónica era imprescindible estimular la creación de
instancias en las cuales manifestar acuerdos y discrepancias El bilate—
ralismo de fines de siglo pasado y principios del mmm no satisfacia los
requerimientos de una paz duradera; al mence, esa era la impresión
prevaleciente al concluir la Pr1mera Guerra Mundial. En la medida en '
que el bilateralismo privilegiara una relación apegada al equilibrio poli—
tico- estratégico y/o político—comercial, las posibilidades de paz 0 guerra “
dependían directamente de la existencia o inexistencia de tal equi—
líbrio. Este fenómeno trascendía alos países directamente implicados;
en realidad, envolvía a otros, por el hecho de verse compelidos a-
servir Compromisos políticos o jurídicos,. o debido a que el carácter .
y amplitud de las crisis y conflictos desbordaban sus fronteras. EStá
claro que la extensión geográfica y las consecuen01as humanas y mate-
riales de la guerra de 1914 a 1918 reperCutieron en la concepción que
entonces se tenía de la guerra y la paz, 10 cual posibilitó la emergencia '.
de nuevas instancias multilaterales.
La experiencia contemporánea indica que a fin de compatibilizar
la. estructura y el funcionamiento de las organizaciones internacionales
con el Sistema internacional, y viceversa, deben satisfacerse entre ambos
ciertas exigencias mutuas, en el entendido de que los actores del Sistema
internacional deben demandar a éste el cumplimiento de ciertas funció-
nes esenciales para la estabilidad del _si8tema. En primer término, debe
eXistir una articulación de los requerimientos que se le“ formulan;
136 |_! Los acror_es mremacwna¿es
EL MULTILÁTERALISMO MUNDIAL
A grandes rasgos, las organizaciones internacionales son asociaciones
de estados establecidas e integradas por éstos para desarrollar fun"—
ciones de interés común mediante una estructura organica permanente—.
Este concepto alude sólo a las organizaciones de tipo intergubernamen—
tal; el Capítulo 6 trata, entre otros temas, las organizaciones no guber—
námentales, integradas por personas e instituciones de derecho pri—
vado que persiguen las más diversas finalidades. 1 -
Aunque existe un relativo con5enso sobre las características de la
4 Colliard, Op. cit., pp 631—648; Richard A. Falk, Legal Order in a Violent World,
Princeton, Princeton University Press, 1968, pp. 199- 184.
…” :
Las ºrganizaciones internacionales El 163
6 Claude, op. cit., pp. 118-140; Fa1k, op. cit., pp.'39-80. ' '
Las organizaciones internacionales El 165
? Leon Gordenkeiº, editor, The United Nations in International Politics, Princeton, '-
Princeton University Press, 1971, pp. 80—97. '
166 [:| Lºs actores internacionales
EL MULTILATERALISMO REGIONAL _.
Paralelamente a las "ºrganizaciºnes de cºrte universal, existe una ex—
tensa variedad de organizaciones regionales. Estas nº están imbuidas
del mismº tipº de consistencia internacional que las Naciºnes Unidas,
pºr cuantº lºs intereses que postulan sºn bastante más diversificados
y su campº de acción nº es tan vasto cºmº el multilateralismo mundial.
Desde ya, nº existe un mºdelº general de organismo regional, ni en su
estructura ni en su ámbitº de trabajº; Cada unº es prºducto de su prº-
pio contexto y obedece a procesos históricºs y pºlíticos que nº sºn
extrapºlables, Se da el casº de organismºs regiºnales que abarcan toda
la gama de actividades referidas a una región o subregiónj_ lºs hay
ºtrºs, en c,ambiº que cºmprenden áreas º aun ámbitºs temáticºs y/ º
geºgráficºs muy específicºs que aparentemente se superpºnen cºn ºtrºs
más generaIe_s. En el primer casº sé inscriben las ºrgamzaciºnes pana—_—
mericanas y africanas y el segúndº cºrr33pºnde netamente a las insti—_
tuciºnes eurºpeº—occidentales. Algunas abarcan amplias áreas geº-
graficas, cºmo la Cºmmºnwealth ( Cºmunidad Británica de N amºnes)
así cºmº ºtras cºmprenden regiones pequeñas, cºmº lº fue en un
tiempo el Mercadº Cºmún Centrºamericanº. Es la referencia a un. _cºn—
_ glºmeradº específico de países lº que. distingue a una ºrganización '.
' regiºnal de una de tipº mundial. Tienen en cºmún el hecho de defi—
nirse cºmo ámbitºs e instituciºnes al servicio de la fºrmulación 'e
implementación de pºliticas cºncertadas. de interés para sus miembrºs.13
' Little, Brown, 1969; Richard Fall: y Wolfram Hanrieder, editores, International Law
and Organization, Filadelfia, Lippincott, 1971. _
… u: 5uru¿qu¡.uuca ¿ru (:! rmu_¿0nu¿cs |_] 113
16 Atkins, Op. cit,, pp. 355—373; Connell—Smith, op cit., pp 351 —;390 Estudios-
I nternaczonales 60, 1982, número especial sobre las repercusiones del Conflicto de las
Malvinas en las relaciones internacionales de América Latina. »
182 El '_ Los actores internacionales"
tinúa vigente— canaliza recursos para el desarrºllº sºcial de lºs países . '
cuyºs proyectos resulten aprºbadºs, labor que se sigue ampliando has—
ta ahºra. Además existe un Fºndº de Operaciones Especiales que cºn.
cede creditºs en condiciones ventaj ºsas, eepecialmente a lºs países de
menores recursºs. A mediadºs de lºs añºs 1"70, trece países industria—-
lizadºs materializarºn su ingreso al BID, incrementando su capital “y
ampliandº sus operaciones en lºs mercadºs de capitales de América,.
Eurºpa ºccidental y el Lejanº Oriente. La ºrganización se asemeja a
la del Bancº Mundial y a la de ºtras agencias internacionales de finan—
ciamientº: una Asamblea- de Gobernadores (integrada pºr representan—
tes de lºs Bancos Centrales de lºs países miembros), un Directorio
Ejecutivº (ambºs cºn sistema de vºtº pºnderadº), un Presidente (que
hasta ahora ha sidº un latinºamericanº) y dºs Vicepresidentes. La sede
del BID se encuentra en Washington, D.C. '
La integración "regiºnal y subregional es un tema recurrente de la
ºrganización internacional latinºamericana. Desde pºcº después de su
creación, la Cºmisión Ecºnómica para América Latina (CEPAL) abºgó
pºr la integración regional para encarar el problema de la "estrechez
de lºs mercados naciºnales y me j ºrar la“ debilitada inserción latinºa—
mericana en la ecºnºmía mundial. ' La integración también cºmpensaría
el desequilibrio ecºnómico de Latinºamérica frente a Estados Unidºs,
traducido muchas veces en presiones pºlíticas internas y regiºnales. '
Las concepciones de la CEPAL y ºtrºs factores (insatisfacción,pºr
el estadº de la cººp'era0ión interamericana e influencia del mºvimientº
de integración eurºpea) contribuyeron a fortalecer el cºnsensº en tºmº
de la fundación de la Asººiación Latinºamericana de Libre Cºmerciº
(ALALC) y el Mercadº Cºmún Centrºamericanº (MCCA). La ALALC,
fundada en 1960, agrupó a lºs estadºs sudamericanºs y Méxicº", lºgrandº
un mºdestº nivel de liberalización del comercio zºnal, sin entrar en el
» ámbitº de la integración ecºnómica prºpiamente dicha. En 1969 lºs esta-'— _
dºs del área andina firmarºn el Acuerdº de Integración Subregional
Andina, Acuerdº de Cartagena, cºnºcidº también cºmº Pactº Andinº.
Fºrmalmente el Acuerdo se inscribió en el marcº de la ALALC, perº en
realidad constituyó un intentº de dinamizar el prºcesº entre lºs estadºs
participantes (Venezuela, Colombia, Ecuador, Bºlivia, Perú y Chile:
este_últimº país se retiró-en 1976). Lºs lºgrºs del Paºto Andinº han sidº
mºdestºs si se lºs cºmpara cºn las expectativas de su épºca funda—
_ciºnal, perº han cºnstituidº un prºgresº en la integración regiºnal,
sºbre tºdº en lºs a5pectºs instituciºnales. — [.
En 1980 la ALALC diº pasº a una nueva entidad regional, la Asºda— '
ción Latinºamericana de Integración Ecºnómica (ALADI), que en la '
prácticanº se prºpºne un ºbjetivº de integración ecºnómica, cºmº lº
sugiere su denominación, sino sólº una flexibilización de lºs mecanis—
mºs de apertura cºmercial en la región. Una institución multilateral
relativamente reciente es el Sistema Ecºnómicº Latinºamericanº
(SELA), creadº en 1975, del cual fºrman parte 25 miembrºs,. incluida
Cuba. El SELA es una entidad de“ cºnsulta, coºrdinación y prºmºción , '
cºnjunta del desarrºllº ecºnómicº-sºcial de la región; SELA tiene una
186 T_'_I Lºs actores internaciºnales
CONCLUSIONES
Este capítulo ha entregado una viSión general de las organizaciones
internacionales de caracter intergubernamental. Otras referencias a
estos importantes actores se encuentran en los Capítulos 8, 9 y 10. El
tratamiento del tema no ha pretendido ser exhauStivo, ni podría serlo
en el marco de esta obra El lector interesado podrá proseguir su estu—
dio en obras clásicas como la de Inis Claude y demás fuentes señaladas
en las n0tas bibliºgráficas. Nuestra reflexión sobre el tema sugiere las
siguientes con01usiones centrales:
1 ). Las Organizaciones internacionales de tipo intergubernamental
son actores internacionales relativamente nuevos, no obstante 10'cual
su presencia en el sistema contemporáneo parece encontrarse virtual—
21 Ver Raymundo Barros, “Comunidad Económica Europea: la incertidumbre
compartida”, Estudios Internacionales 67,1984, pp. 378—480, y el ensayo de Rudolf
_ Hrbek en la obra colectiva citada en la nota anterior — _
190 E] Los actores. internacionales ,
…o 1
PAÍSES MIEMBROS DE LA ORGANIZACIÓN
DE LAS NACIONES UNIDAS
, ' . Año de Año de
, Pazs , _ ingreso País ingreso
Afganistán 1946 Camerún 1960
Alhama 1955 Canadá 1945
Alemama (Rep._Democrática)' 1973 Cabo Verde 1975
gema
Angola
" . 1962
1976
Chile
.
. 1945-
Ant" B b d _ Ch1pre 1960
1g“?'y
Argentina.
ar “ a 1981
1945 .
China
º
(Rep. Popula
.
r) -
1945 -
Australia 19 45 Checoslovaqma 1945
Comores 1975 -
_Año de _Año de
—'País" mgreso Pazs . mgreso
'
1968…
México _. 1945
Haití 1945 Mong01ia 1961
Honduras 1945 Marruecos 1956
Hungría ' 1955 MOzambique 1975
Holanda 1955
Nepal ' 1955.
' Islandia 1946
Nueva Zelanda 1945'
India 1945 Nicaragua 1945“
N iger - 1960
Indonesia 1950 Nigeria
Irán . ' ' 1945 ' 1960
Noruega 1945
Irak 1945
Irlanda 1955
Islas Salomón 1978 (innmn '
_ 1961
Israel 1949
Italia 1955
' Polonia _ 1945
Portugal 1955
Pakistán 1947 Q atar 1971
Panamá - ___ 1945
Papua Nueva Guinea 1975
Paraguay —
Reino Unido de G. Bretaña _ 1945
1945 Rep. Centroafricana 1960
_-Perú ' '- -——— 1945 Rep. Dominicana 1945
Rumania 1955
Jamaica 1962 Rwanda 1962
Japón _ 1956
Jordania 1955¿ Santa ¡Lucía 1979
San Vicente y Granadinas 1980
Kampuchea 1_1955 Samoa Occidental 1976
- Kenia _1963 Santo Tomás y Príncipe 1975
Kuwait 31963 Senegal “1960.
_…. Vlów1bbngou:bw blbbv11……l…w | | L7J
INTRODUCCIÓN
Este tipo de interacciones, ”que son solamente una parte de las “rela—
ciones transnacionales", ha existido desde tiempo atras Arnold Wolters
había escrito en 1959 que; -
13 Ibid., p. 1632.
l4—Ibíd., p. 1632.
15 Ibid., p. 1632. s
16 Kjell Skjelsbaek, “The Growth of International Nongovernmental Oág2anizz
,_ tion in the Twentieth Century”, en International Organization, ob. Cit., p
acrores no esrarales en ¿a pouuca Intemaczonaz -l_¡ ZU_5
17 Ibid., p. 433.
204 I:] Los actores internacionales
33 Ibid., p. 804.
34 Ibid., p. 802. '
35 Robert Keohane y Joseph Nye, Power and Interdependence. World Politics
in Transition, Boston, Little, Brown, 1.977 - .,
, 212 D Los actores internacionales
38 Ibid., p. 29. .
¿1.4 L! .L¡US HCLUTB.S IYLIBÍMCIUWCS
CONCLUSIONES
¡ Los intentos de construcción de un paradigma más comprensivo que
el basado en el concepto “estado-céntrico” abren una serie de interro—
gantes sobre los efectos de fenómenos como las relaciones transnacio-
— nales, el papel de los actores no estatales, las interconexiones transgu—
bernamentales y el rol de las organizaciones internacionales. Dentro de
este conjunto de inquietudes, aparece desde luego la relación entre el
estado y los actores no estatales.— En un extremo se localizan quienes,
desde el paradigma tradicional, insisten… en la primacía no disminuida
del estado con argumentos que involucran las circunstancias más carac-
terísticas de la era contemporánea. En el otro, se encuentran aquellos
que ven en los fenómenos de transnacionalización un proceso que con—
duce virtualmente ala desaparición del estado en la política mundial,
' debido - a que otros actores habrían“ crecido en importancia y contarían
con inStrumentos' suficientes ' para gozar de un espacio de una amplitud
sin precedentes: Algunos escritores de la escuela“ realiSta se acercan
a la primera posición,. demostrando poca inclinación a percibir y valo—
rar los cambios en la escena internacional. En la . posición ºpuesta tam—
bién se incurre en error, ya que la expansión del ámbito transnacional
no necesariamente tiene lugar a expensas de la gravitación interna y
Actores no estatales en la pºlítica internacional El 215
41 Richard Feinberg, The. Intemperate Zone, Nueva Yºrk, Nortºn, ”1983, pp. 93—98;
acrures no eswrcuas en la pºlitica mremaczonal L_] 217
reses, detrás del cual quedarían sepultadas las demandas de los paí8es
del Sur. 44 — —
Los mismos autores han señalado que la interdependencia implica
costos y que por lo general es asimétrica. La interdependencia asimé
trica puede utilizarse como un recurso de poder que podría promete:
a sus usuarios lograr resultados efectivos. Puesto que la política inter
nacional se caracteriza precisamente por la asimetría entre los actores
en la mayor parte de los asuntos que los relaciona, el proceso de nego
ciación tiene gran importancia, y en él Se intentarán diversos tipos de
estrategias. En general, sin embargo, los actores mas fuertes son los
que se encuentran en los estados más poderosos, lo que señala los lími
tes de la difusión del poder y de la fragmentación de los recursos en
el sistema internacional. . -— .
En síntesis, la adopciOn del enfoque transnacional es útilcomo cri
tica de algunos aspectos de los modelos tradicionales, y como correo
ción y complemento de las proposiciones formuladas. a nivel interesta
tal. El enfoque permite identificar una amplia gama de actores no esta
tales, asi Como analizar la proyección hacia el sistema internacional de
una variedad creciente de asuntos cada vez más interrelaoiOnados debidc
al estrechamiento de las comunicaciones entre los estados y las socie
dades. Aunque a fines del siglo. pasado pueden haber .S_Ído relativamente
mayores ciertos niveles de interdependencia internacional "_ (ver Capi—
tulo 1), el irnpaot0 de las relaciones interdependientes contemporáneas
se incrementa debido a la velocidad y globalidad 'que alcanzan "muchas
interacciones. Aunque las nuevas formas de ejercicio de influencia 3
poder no están en vías de volver obSoletas a las instituciones e5tatales
éstas deben actuar bajo condiciones internas y externas profundamente
distintas, y sobretodo más complejas que en el pasado.
EL SISTEMA INTERNACIONAL
- ' CONTEMPORANEO ¡
II'-'.
..
00
o.
CAPÍTULO 7
INTRODUCCIÓN
2 Sºbre estas cºncepciºnes, ver Inis Claude, Power and Internatiºnal Relations,
Nueigl Ygrk, Randºm Hºuse, 1962; Wight, ºp cit., pp. 173—179 y Reynºlds, op cit.,
cap 0
3 Seguiremºs, en líneas generales, el métºdº expºsitivº que se basa en el clásicº
tratamientº del tema por Mºrtºn Kaplan, System and Prºcess in Intemtioncl
Pºlitics, Nueva Yºrk, Wiley, 1957.
4 Bull, ºp. cit., p. 102._
. 224 El El "sistema internacional contemporáneo
los intereses de los vencedores. Una vez logrado ese objetivo, la pafte ' K _
vencida se reintegra al sistema de balance,“ que por entonces habrá regis—
trado y tenderá a legitimar el cambio de relaciones de poder producido
por el resultado de las hostilidades. La guerra limitada, en consecuen— |¡
.*
cia, tiene una función esencialrnente política en el sistema. __)
El funcionamiento de los sistemas históricos puede ajustarse en ma—
yor o menor medida a estas características generales, 10 que dependera
de factores como el grado de apoyo de los miembros a la existencia y
conservación del balance, las relaciones de poder prevalecientes, y la
destreza política de los gobiernos. A juicio de teóricos como Raymond
Aron y Stanley Hoffmann, el balance tiende a perdurar, y el proceso
a funcionar de manera más fluida, en la medida en que la estructura in—
terna de los estados no constituye un tema u objetivo de las políticas
exteriores, descartandose en consecuencia las políticas de intervención
en los asunt05 internos de los participantes. Esta característica se cum—
ple en los sistemas homogéneos, esto es, aquellos cuyos actºres res-
ponden a similares principios de organización política de las unidades,.
por ejemplo, monarquia hereditaria o régimen republicano. Tales sis-
temas serán generalmente moderados en la formulación de los obje—*
tivos de los actores y en los procesos de ajuste de las relaciones de
poder. Aunque la guerra no se excluye como método de acción de los
gobiernos, los actores de un balance homogéneo entienden que el con——
flicto debe mantenerse limitado, tanto en los objetivos que se persiguen
como en los métodos de conducción militar.
La concepción de la variante moderada del balance o, en términos
de Aron, del “equilibrio multipolar”, se refleja fielmente en el siguiente _
pasaje. Bajo este sistema, los estados.
LA 01 PLOM ACI A
'
LA s ALIANZAS
- - Las alianzas sºn acuerdºs entre dºs º más estadºs, destinadºs al lºgrº
de determinadºs obj etivºs mediante la acción cºnjunta º cººrdinada de
- lºs mismºs. -
_ El primer fundamentº de las alianzas es la percepción de insufi-'
ciencia de lºs recursos de lºs estados para promover un determinadº
interés, que incentiva a lºs gobiernos a buscar combinaciones interna—
cionales cºn dicho fin Algunos gobiernos suelen evitar las alianzas pºr—
que estiman que están en condiciones de lograr sus prºpósitos por si
mismos, º pºrque no desean asumir lºs compromisos políticºs inheren-'
tes a e'Stas. Una—- famºsa exhortación en este sentido, que puede carac—
terizarse cºmo aislacionista, dirigida a mantener a Estados Unidºs fuera
de lºs prºblemas pºhticºs eurºpeºs, se encuentra en el discurso de
. despedida del presidente George Washington (1796), en que advirtió a
Sus connacionales sºbre las cºmplicaciºnes provenientes de las alian—
' zas, que acºnse1 aban, en su ºpinión, evitar esta fºrma de acción ex—
terna. Pero este tipº de pºlítica ha sidº excépcibñal. Sºn pºcºs lºs
estados que rehúyen deliberadamente la conclusión de enténdimientºs
y acuerdºs internaciºnales de acción cºnjunta; Japón, hasta mediadºs
__ del siglº XIX, y la URSS, enla década de 1920, sºn algunºs de lºs escasºs
ejemplºs de esta pºlítica. Pºr lo general, conserva su vigencia la regla
enunciada en el siglo m1 pºr el intemaciºnalista holandés Hugº Grºciº:
' general..22 Otrº factºr de tensión deriva de las - dudas eurºpeas— sºbre la
' dispºsición real de lºs Estados Unidºs a responder efectivamente a tu:
ataque en Eurºpa. Este cuestionamiento eventualmente contribuyó a
la marginación francesa de la estructura militar de la OTAN, en 1966
_ - En las alianzas bélicas, la fuente principal de tensión es el temºr a
la celebración de una paz separada cºn el adversariº, que dejaría sºlº a
un estadº frente a un enemigo, º restaría fuerza militar y poder pºli
ticº a la alianza que lº cºmbate.— Este temºr estuvo presente en la alían
za anglº—francesa cºn Rusia en la Priinera Guerra Mundial, puestc
que la materialización de una paz separada de Rusia cºn Alemania 3
Austria debía debilitar gravemente la situación de lºs aliadºs en e
frente ºccidental. Otrºs prºblemas característicºs de estas alianzas
giran en tºrnº de la naturaleza y el mºntº de las prestaciones materiales
(la tendencia de cada parte es contribuir el mínimº y exigir el máximc
a lºs aliadºs: la situación extrema es la del “¡viaje gratis”, en que un
aliadº ºbtiene prºtección de una gran pºtencia sin hacer ninguna Cºn-
tribución significativa a la defensa cºmún), de lºs mecanismos de cºn
sulta sºbre las decisiones militares y pºlíticas, delas alternativas diplº
máticas y militares tendientes a llevar a término el cºnflictº, inolu
yendº las condiciones de un"eve11tual acuerdº de paz. En cada unº de
- estºs aspectos, la pºlitica de cada participante debe comparar lºs bene
ficiºs de la participación —seguridad militar, ºbtención de subsidios
admiSión a un círculº de potencias impºrtantes— cºn lºs cºstºs, que
pueden ser muy variadºs: disminución de la autºnomía naciºnal para
tºmar decisiones pºlíticas, aumentº de gastºs públicºs y ºtras cºntri
.buciºnes a la alianza, necesidad de admitir fuer2as militares extranjeras
en el prºpiº territorio, pºsibilidad de convertirse en blancº 0 teatro de
hostilidades, etcétera. —
. _ Las negociaciones de paz someten a las alianzas a difí0iles pruebas
Mientras la especificación de lºs requisitos para pºner en marcha una
alianza suele ser mas º menos precisa, nº ocurre lº mismº cºn las
condiciones de terminación de un cºnflictº, que dependen de ºbj etivºs
pºlíticºs nº siempre fijadºs cºn claridad, y- expuestºs 3. Cambiºs a la
luz de la evolución de las circunstantzi3;s. De este mºdº, la cºhesión
— de las alianzas bélicas tiende a debilitarse a medida que se viSlumma'
¿el fin del cºnfliCto que les ha dadº ºrigen. Al estar pºr desaparecer
la causa “de su transitºria asºciación, disminuyen ' las mºtivaciones que
sustentan las acciºnes cºnjuntas y retºrnan a primer plano lºs inte—
reses individuales de cada estadº '
Esta ºbservación nºs lleva a la siguiente distinción: las alianzas
sºn tempºrales º permanentes. Las prin'1eras cºnstituyen la regla gene
mi, y las segundas sºn fenómenºs altamente excepciºnales. Pºr lo gene
ral, las alianzas sºn tempºrales, fºrmándºse, ºperandº y 'disºlviéndº'se
en determinadas cºyunturas histºricº—pºlíticas que dependen, cºmº se
ha vistº, de los intereses percibidºs pºr lºs gobiernos interesadºs. El
sistema de balance del pºder, cºn sus cºntinuºs realineamientºs, da
22—Klaus Knºrr, “Burden Sharing in NATO"; "Orbis, ¡otºñº “de l985, p. 519.
Los procesos políticos en el sistema internacional El 245
EL USO DE LA WERZA
2. Enfoques sºciºlógicºs , *— . _ .
27 Klaus Knorr, El Poder de las Naciónes, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, '
1981, p 193…
252 El El sistema internacional contemporáneo
el statu quo. Estas guerras pueden ser tanto preventivas (de agresión
' a la potencia que se percibe como un peligro) como defensivas, si "ésta
_ toma la iniciativa; y 3) guerras doctñnarias, mediante las cuales cier—
tos gobiernos procuran cambiar el sistema internacional, difundiendo,
con ayuda de las armas, conjuntos de ideas políticas, religiosas, etc.28 -
Sin duda, en el primer tipo de conflicto son irnportantes los fac—
tores económícos, en el segundo los psicológicos y políticos interna—
cionales, y en el tercero los políticos nacionales.
Una segunda clasificación atiende a los objetivos y modos de con—
ducción de las guerras, distinguiendo entre guerras limitadas y totales.
En las primeras, los fines y métodos del conflicto se circunscriben de
modo tal qUe el resultado es un reajuste en las relaciones de poder entre
las partes, que no llegan a movilizar en el conflicto la totalidad de sus
recursos sociales, y tras la guerra conservan sus identidades políticas,
pudiendo eventualmente restablecer sus posiciones internacionales. En
cambio, la guerra total exige, en principiº, la conversión de todos los
- recursos sociales (políticos, económicos, demógráficos, psicºlógicos)
para un enfrentamiento bélico en el que se juega la supervivencia mis-—
ma de 105 participantes. Frecuentemente son de este tipo las guerras
que Gilpin llama hegemónicas, que son aquéllas en que se trata de
definir a qué gran potencia o coalición servirá el reordenamiento o la
'mantención del sistema internacional. En caso de reemplazo de una
potencia hegemónica, la guerra conlleva una amplia redistribución de
territorio, de esferas de influencia y de división internacional del tra—
bajo en torno a la parte que emerge triunfante.” Cabe observar que
los gobiernos involucrados en una situación bélica pueden o "no coin—
cidir en sus percepciones acerca de la naturaleza del conflicto. Por
ejemplo, en condiciones de marcada desigualdad entre los estados, ésta
puede ser total para la parte más débil y limitada para la más fuerte.
En esta situación, la primera se jugará por entero, mientras la motiva—r
ción de la segunda generalmente será menos intensa. Esto explica en
parte la ocurrencia ocasional del “fenómeno de David y Goliat”, o sea,
la derrota de grandes potencias en conflictos menores, o al menos su
incapacidad para irnponerse sobre adversarios pequeños altamente mo—
tivados.
Una tercera clasificación atiende al ámbito geográfico y político
de la guerra, que puede ser local, regional o global. La guerra local (por
ejemplo, la que libran Irán e Irak desde 1980) generalmente comprº—_
mete sólo a dos estados, mientras la guerra regional —'—.-que puede origi—
narse en una guerra local—'— compromete a bandos que abarcan por lo
menos una parte sigruficativa'de una zona geográfica o subsistema poli—
tico. En su primera fase, la Segunda Guerra Mundial fue en realidad
un conflicto de este tipo, aunque desde su inicio estuvo claro su carác—
ter hegemónico. La guerra global comprende simúltáneamente “varias
regiones, involucrando a las potencias más importantes del sistema"
T
RESOCRISI
DE LUCISÓN SISTEMA EN
SISTEMICA_ . <————— DESEQUILIBRIC. .
INTR 0D UCCIÓ N
E5te capitulo se.—- refiere a la d1mens1on bipolar y e5pemalmente a los
aSpeCtoS pohtlco—estrateglcos en el sistema internaciOnal posterior a la
Segunda Guerra Mundial.
El análisis que Sigue se complementa en el Capítulo 9, mediante el
estudio de factores de multipolaridad que asumen creciente importan—
cia en las últñnas décadas.
_...L—S
J.,;
das, en la practica se impuso el criterio de las esferas de innuencm
' pero sm que reconociera formalmente la primacía política de un:
' potencia en cada e'5fera La Orgamzamon de las Naciones Unidas, fo:
'mada en primer lugar por los aliados y fundada c0m0 organ1za0101
internacional a fines de 1945, se estableció sobre la base del principio uni
ver5alista. El principio de responsabilidad compartida de las grande:
p0tenCias se institucionalizó en el Consejo de Seguridad, donde, en v'ir
tud del Art. 27 de la Carta de Naciones Unidas, las resoluCiones Sobre
cuestiones de fondo exigen el acuerdo de una mayoría calificada qm
debe incluir los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, la URSS
China, Gran Bretaña y Francia) Al producirse el antag0nísmo de 10:
blºques en el curso de la Guerra Fría, el funcionamiento así estructu
rado del Consejo se vio señaníente afectado, por cuanto las grande:
potencias generalmente se situaban en posiciones Opuestas en los pro
blemas de paz y seguridad sometid05 a la consideración de este órganc
p01ítico de la organización mundial. 2 ' - ' º— -—
La Guerra Fría corresponde a un período de aproximadamente 22
* añºs desde el fin de la Seglmda Guerra Mundial, en que el sistem;
internacional adquirió características bipºlares, registrandose profunda:
divisiones en todo Orden entre los bloques occidental y sºviético, cor
los consiguientes niveles elevados de tensión. En este período, el siste
ma internacional exhibe como sus rasgos más distintivos lOs siguientes:
1) La política internacional tiene Como eje central la estructura de
bloques. Las relaciones al interior de los bloques se desarrollan en fun
ción del irnperativo de fortalecnniento de las posiciones politi0as y eco
nómicas frente al b10que rival, entre los bloques, las relaciones son 0an
exclusiVamente de caracter cOnflictivo. - — - -—
2) Es especialmente agudo el enfrentamiento ideológico entre los
bloques; la pólítica internacional Se plantea en términos de modelos
alternativos y excluyentes de organización política, Social y económica
Las grandes potencias miran con abierta desconfianza cualquier plan
teamiento intermedio entre sus posiciones, 0 que pretenda disminuir c
desconomer la importancia de la división politico—ideológica global.
3 Louis Halle, The Cold w_¿f as History, Nueva York, Harper 1967, y séfom
Brown, The Faces of Power, Nueva York, Columbia University Press, "?1968, Son obras
representativas. _ … … - - '
296 D_ El sistema internacional contemporáneo
!
1
.'
minimalista, en cuantº prºpendería a la limitación del alcance y_ …
¿ lºs instrumentos de la acción internacional, cºncentrándºse en aquel]
Il
!
1
¡
| ' áreas y prºblemas en que se perciben mayores perspectivas de éxi1
Esta ºp ción ab andºnaría lºs obj etivºs de prep ºnderancia pºlitica, cc
sus inevitables secuelas de manipulación pºlítica externa, y se cºnºce
traría en pºlíticas de interés cºmún cºn ºtrºs estadºs. 4
En los primerºs añºs, el debate en tºrnº de la pºlítica exteri
nºrteamericana diº lugar a dºs pºSiciºnes: una de Carácter aislaci
nista, cercana al mºdelº “muumalista”, y ºtra de Carácter internac
nalista, ___qu_e cºrre5p ºnde fundamentalmente a la ºpción “máxiri1alistt
La primera ºpción fue prºpugnada pºr sectºres que demandaban
retºrnº a la situación anteriºr a la guerra, exigiendº, pºr cºnsiguien
una fuerte disminución de la presencia pºlítica y_ militar en Eurºpa,
Lej anº Oriente y ºtrºs escenariºs regiºnales. La segunda era defendíe
pºr persºnerºs que argmnentaban que la guerra había creadº una sitr
ción nueva e irreversible, que exigía asegurar una presencia glºbal 4
largº plazº, a menºs que se aceptasen elevadºs riesgºs para la s'egurid1
del pais.. _ —_ — _ ¿f, ,…—, —…, ¡_r
,f”" En 1947, la adrmmstracmn Truman se inclinó pºr la tesis irit'érr
Íciºnalista. La dºctrina Truman ——fºrmulada cºn ºcasión de las cria
de Grecia y Turquia (véase reseña de la Guerra Fria)—- Subrayó la di
sión bip ºler del sistema mternaciºnal, articulandºla en términºs ideºl
gicºs, al expresar que:
la' adm 1ms tra cmn del pre mde nte E15 enh owe r ——. sob re todo a tra
-Secretano de Estado John E. Dulles— mterpretó la pohtica de conten—
cion como un mandato tendiente a establecer un smtema global de
a la URSS Hama 195 41
|. *—q—o_,
.*—
el Canciller Soviétic0 -Molotov — a sus colegas Ernest Bevin, del Reino
i Unido, “y Georges Bidault, de Francia, fue uno de los hechos de mayor
1 importancia en el proceso de división de. Eurºpa en b10ques politicos
f º rivales.
—-.___
f ' Tan importantes ' como estos elementos fúeron los “lineamientos de
una institucionalidad económica internacional para la posguerra. Los
¡ Objetivos del sistema, diseñado en la conferencia aliada de Bretton
!
J Woods (1944) fueron la reconstrucción de los países devastad05, la esta—
!; bilidad y liberalización de las relaciones económicas internaciónales y
“* —con menor énfasis— el crecimiento económico de los paiSes menos
desarrollados. Las instituciones creadas para los fines referidos fuer0n
el Fondo Monetario InternaCional y el Banco Internacional de Recons—
trucción y Fomento (BIRF, con0Cido cOmo Banco Mundial). Posterior—
!
:
mente se organizó el Acuerdo General de Aranceles y Comercio ( GATT).
Las tres instituciones se crearon dentro del sistema de Naciones Uni—
"das, aunque con autonomía política y operativa en relación con los
órganos centrales del mismo. No obstante, la URSS y sus aliados no
'participaron en estas instituciones, lo que no hizo sino reforzar la ya
decisiva gravitación de Estados Unidos en ellas. El análisis de estas
materias corresponde al Capítulo 10 —
' f“ La politica de contención gózó en su primera década de vigencia
de un amplio respaldo en Estados Unidos y los países aliados de la
1
+
1
0
¡
' !
?
. El conflicto ESte-Oeste El 273
9 Hoffmann, Pñmacy or World Order, pp. 42—59; para un análisis a fondo del
período, ver Raym ond Gartho£f, Detente and Coñfr_ontation: American-Soviet Relations -
. from Nixon to Reagan, Washuigton D C, Brookings, 1985.
' _. 276 DNE—lusís'tema internacional contemporáneo
'!
' Cºn
. de rearme nuclear y convencional, aunque el Cºngre80 dispuso que
_ debía ceñirse a los términºs del acuerdo SALT II (nº ratificadº), mien—
tras la URSS se cºmpºrtara del mismº mºdº—1.2, y aprºbó fºndºs para
nuevºs prºgramas estratégicºs (cºmº el cohete MX), bajº la cºndi—
ción de que se intentarían nuevas conVersaciºnes sºbre cºntrºl de armas,
_ que debían tener pºr ºbjetivº lºgrar reducciºnes efectivas de lºs nive—
les existentes. Otrº aspectº de gran impºrtancia pºlítica es la IniciatiVa
% de DefenSa EStratégica ( IDE, cºnºcida cºmº “Guerra de las Galaxias”),
cºnslstente en una serie de investigaciºnes ºrientadas al eventual des—
phegue de un sistema defensivo capaz de absºrber un ataque eStrate'—-
,,,,,
' . 10 Henry GrunWald, “Fºreign policy under Reagan II”, Foreign Affairs 63, Nº 2
1984—5, p 219. En igual sentidº ºpina David Scºtt Palmer, _“Actºres y factºres en
las relaciºnes Estadºs. Unidºs—América Latina”, en Manfred Wilhelmy editºr. La
Fºrmación de la Política Exterior: Lºs Países Desarrollad03 ¡¡ América Latina,
Buenºs Aires, Grupº Editºr latinºamericanº, 1987.
11 Caspar Weinberger, “U S defense strategy'f, Foreign Affairs 64, Nº 4,1986,=
p. 697.— . 4
12 En juliº de 1986, Reagan ¿mundº que, debidº a Viºlaciºn&s sºviéticas de
—Salt II, el gºbiernº terminaba su politica de ºbservar este inStrumehtº cºmº_— si.
mvierafuerzajuridica. _ . _ . _ ..-
El conflicto Este—Oeste El 277 ' —
gico nuclear de gran escalaf La IDE introduce cambios significativos en
las doctrinas estratégicas convencionales; su examen correspond
e a _'
otra sección del presente capítulo.
En el seno de la OTAN, Washington alcanzó un triunfo importante _,
con el despliegue de armas de alcanCe intermedio (misiles crucero y / Kf
"¡
< 1_3 Citadº pºr Stephen Bºsenfeld, '_'The guns ºf July”, Foreign Affairs 64, Nº 4,
1986, p. 702 . _
- 14 Rºsenield, ºp. cit., p. 714.
— _.
El conflicto Este—Oeste [1.279
CUADRO _8-_—1
_ Comunidad
. - ' ' '_ ' - socialista
Pa0to de ' - ' ( según“ 269
Varsovia . CAME Congreso PC
(_1955)5 . (19.49) URSS)
Unión Soviética x X' “x
Polonia x )( Í :(
Rep. Dem0crática Alemana .x ' x (1950) ' ' X
Checoslovaquia :( - x ):
Hungría " ' ' ' x x '— x -
Rumania )( —x' X”
Bulgaria " . x a “ x )(
Albania x—(ret. 1968) ——x' ' - "
Cuba '_ ' — x (1972) ' x _
Mongolia ' - ' ' _ - x (1962) ' )(
Vietnam '- " ' — x'_( 1978) — ' x'
LaoS_ - ' ' - - ¿ * — ¿x
: Reconocidos como estados socialistas fuera de la comunidad socialista: Yugos—
lavia, Albania, República POpular China, Corea del Norte.
Fuentes: Adaptado de información en MeÍsSner, Op.— cit., y material de referencia .
sobre el CAME.
_.rr__¿
prorrogaron la vigencia del Pacto hasta el año 2005. Dentro del Pacto
el rol soviético es comparativamente mayor al de Estados Unides en l:
OTAN, puesto que la domina0ión sºviética en los altos mand05 un1fi
cados práctiCamente no tiene contrapeso. — —
La proporción de tropas de la URSS en los contingentes aliado:
es alrededor del 50 %, mientras la pafti0ipación de fuerzas de Estadº:
Uhid05 en la OTAN es claramente minoritaria. Un tercer factor es 'e
. nuclear, en el que la URSS tiene un monopolio, mientras Estados Unid0:
“debe tomar en Cuenta a dos aliados europeos con importantes ars f=nale:
nucleares, uno de los Cuales (Francia) no participa en la eStructur:
militar aliada
La función militar del Pacto de VarSovia es enfrentar una fuerz'z
unificada a la OTAN, pero en la práctica tiene tambien funciones poli
tiCas internas. Por medio de la Organización del Tratado de Verso ai:
(nombre oficial del Pacto), la URSS asegura el c0ntrol de las fuerza:
armadas de sus aliados. Aunque la URSS ha celebrado diversos tratadº:
bilaterales dentro de su esfera de influencia, el Pacto provee una justi
fiCación legal adicional para el acantonamiento de grandes fuerzas so
viéticas en Eurºpa central. En ca505 de emergencia política, estas fuer
zas y las de los aliados protagonizan acciones de intervención, como la:
de Hungría (1956) y Checoslomquia (1968). En ocasión de la acción che
coslovaCa, la URSS proclamó la fºdoctrina Brezlmev”, que justificó la
intervención en nombre de la sºlidaridad de los paises Sóc_ialistas y de
la re5ponsabilidad del prin0ipal pais socialiSta por el desarrºllo p01íticc
de todo el sistema. Ello implica una tesis de soberanía limitada en lo:
“——=—paises aliados con la URSS como potencia rectora.
Sin embargo, el poder sºviético en el Pacto de Varsovia tiene limita
_ ciones. La intervención en Checoslovaquia resquebrajo la sºlidaridad en
“el acuerdo. A consecuencia de esta acción, Albama Se retiró del Patito
En segundo lugar, dentro del Pacto es necesario díSt—inguir los miem
bros de la zona norte (Polonia, la RDA, Ch€CÓSIOVB.QUÍ8), más estro
chamente integrados al sistema militar sºviético 'Y prºveedores de bases
permanentes para las fuerzas de la URSS, y los países de la ”zona sur
(Hungría, Rurhania y Bulgaria) En esta zona no éxiSte un nivel equi
, valente (Cuantitativo y cualitativo) de deSpliegue de fuerzas militares
Aunque aquí se encuentra el más leal aliado de la URSS ——Buigaria—
también esta Rumania, que es semíindependiente. Por último, cabe
mencionar que, en el caso de la RDA, la integración miltar en el Pacto
—que es total—_ no sólo ha servido para los intereses soviétic08, smc
también para el interés alemán oriental en adquirir un mejor status fren—
te a los demás miembros del sistema.—. Berlín Este ha aprovechado su gra—
” dual cons01idación como entidad política para explorar cautelosamenté
algunas vías de aproximación a países oCcídentalés, entre ellos Ale
mania Federal. Moscú ha visto con preocupa0ión esta tendencia, y ha
llegado a Vetar una visita del jefe del partidº g0bernante SED, Erich
Honecker, & dicho país (la visita Se produjo finalmente en 1987 ).
El CAME iniciahne_nte fue una organización reg10nal que ha evo-
._1ucionado hacia una composición interregional de econormas socialistas
_, El conflicto Este—Oeste El 283
Las fuerzas estratégicas de cada parte deben cumplir con las caracte-
%—risticas que se señalan a continuación: — — - —
_ ' a) Dispersión: Esta característica tiene importancia en cuanto mí—
— " n1miz'a o, idealmente, elimina la posibilidad de un bombardeo estraté—
gico de saturación, que sería constitutivo de “primer golpe”,o . Sea, in—
f… compatible con la disuasión. En la práctica, ambas superpotencias han
tomado medidas para dispersar sus fuerzas ofensivas, como el empla—
- . ' zamientó - de cohetes estratégicos. en submarinos (SLBM) y la disemi—
nación de sus cohetes 'intercontinentales (ICBM) en amplias zonas
geográficas. También contribuyen a la di5persión los cohetes estraté—
gicos moviles (basados en tierra sin emplazamiento fijo), pero estas
_ armas crean serios problemas de. verificación para el adversario.
_ b) Protección: 'Como una ºmanera de evitar un ataque preventivo,
¿" se trata de que las armas ofensivas sean virtualmente invulnerables. A
' diferencia de la;prímera generación de ' cohetes estratégicos, los actuales
ICBM se encuentran emplazados en- silos Subterráneos reforzados que
sólo podrían ser destruidºs mediante el impacto directo de una ojiva
; nuclear. Habrá capacidad de “segundo golpe” mientras se estime que
". un número suficiente de vehícúlos de represalia nuclear sobrevivirá un
ataque estratégico nuclear de un agresor.— Por esta cOnsideracióñ, los
dispositivos de defensa estratégica (cohetes anticohet_es nucleares, ABM)
sOn compatibles con la mantención de la disuasión en la medida en que
se limiten a proteger las fuerzas de represalia. En este sentido, la limí—
tación de los ABM en un tratado soviético—norteamericano de 1972 tuvo
por obj etivo evitar una nueva fase de la carrera armamentísta, más que
proteger la disuasión. Es distinta la situación, como se verá, cuando
los ABM se destinan a proteger las ciudades — . »
Entre las amenazas que surgen en este aSpecto de la disuasión
debe destacarse la multiplicación cuantitativa de los ICBM y SLBM
— cuando no existe un aCuerdo de control de armas, ya que m1entras
más armas de estas categºrías tenga una superpotencm, más se acerca
ala posibilidad de saturar las fuerzas de represalia del adversario.
El peligro crece cuando los ICBM y SLBM se equipan con Cabezales
múltiples que se dirigen a blancos independientes (MIRV), y se incre—
menta la precisión en los blancos (mayor probabilidad de lograr im—
pactos directos). La disminución de este tipo de riesgos es un objetivo
central de las negociaciones sobre control de armas y desarme. '_
”'““ c) ReaCción rápida: Esta característica obedece a la necesidad de
no ofrecer un blanco fácil al adversario (caso en el cual las armas sólo
sirven para disparar primero, lo que es desestabilizador). A diferencia
de los primeros cohetes estratégicos, lOs aotualmente emplazadºs por
las superpotencias cumplen con esta característica, esto es, se encuen—
tran operativos minutos después de impartirse las órdenes del caso.
'El- conflicto Este—Oeste El 289
OBSERVACIONES FINALES —
La dimensión bipolar de las relaciones pºliticas del períºdº de, pºs—
guerra es altamente antagónica. Sin perjuicio de lºs rasgos º tenden- -
cias multipºlares a que se refiere el capítulº siguiente, las divisiones
pºlíticas, ideºlógicas y estratégicas, entre Estados Unidºs y la URSS ”
y sus r95pectivºs sistemas de alianzas, sºn prºfundas y duraderas. A
mediadºs de lºs añºs 80 aún nº se advierte un cambiº sigrñficá.tivº en
el cursº de las relaciones entre las superpºtencias en dirección a Una '
superación de sus diferencias básicas. '
La competencia estratégica es un elemento central del conflicto '-
Este—Oeste Aunque tºda cºmparación de fuerzas militares es prºble—
mática, hay consenso en estimar que en las últimas tres décadas la
URSS ha lºgradº consolidar una sustan0ial paridad estratégica nuclear
_ cºn Estados Unidºs. '
La disuasión sigue siendo el principal factºr estratégicº y psicº—
lógicº que impide el estallidº de una cºnflagración general a partir de
un enfrentamientº entre las superpºtencias. No ºbstante, la disuasión
nº ºtºrga una real seguridad de mantención de la paz, en cuantº encie-
rra factºres de incertidumbre y está expuesta al efectº desestabilizadºr'
de desequilibriºs estratégicºs,— susceptibles de debilitarla y aun des-
truirla. Lºs esfuerzºs de las superpºtencias pºr mej ºrar sus pºsiciºnes
estratégicas recíprºcas sºn particularmente críticºs, en cuantº pºdrían
prºducir una situación en la que una de las partes adquiera la capacidad
de desarmar a la ºtra mediante un gºlpe preventivº (f'primér gºlpe”).
La disuasión también es insuficiente para preservar la paz a niveles-
inferiºres al enfrentanúentº estratégicº entre las superpºtencias. Cºn—
fiandº en que el temºr a una guerra nuclear unpedirá el escalºnamientº
de cualquier cºnflictº cºnvenciºnal, algunºs gºbiernºs pueden ver en la '
disuasión una cºndición permisiva para iniciar º alargar guerras limí—
tadas de tipº cºnvenºiºnal. ' .
Bajº el iniperiº de la diSuasión bilateral, la URSS ha desarrºlladº
una pºlitica de statu quo en el ámbitº eurºpeº, la que Se apºya en una
cºncepción estratégica regiºnal de carácter ºfensivº, en el marcº de
cierta prepºnderancia estratégica cºnvenciºnal del Pactº de Varsºvia
Sºbre la OTAN. —
La primera mitad de la década de 1980 se caraCterízó pºr un recru—— .
_dechnientº de lºs n1veles __de tensión en Eurºpa A partir—' de 1985 se
.|'_ -
292 El El… sistema internacional contemporáneo
hºstilización selectiva de
5
¡
!
de la URSS. Es una curiºsa inversión de lºs rºles de las superpºtenci:
l
!
..
CAPÍTULO 9— "
LAS TENDENCIAS MULTIPOLARES _
I_NTR0D ÚCCIÓN
El siStema internacional contemporaneo combina elementos de bipo- ;
1aridad politico—estratégica con elementos de multipolaridad política y
económica. El capítulo precedente se conCentró en el examen de 1055
elementos bipolares que configuran el conflicto Este-Oeste. El presente
capítulo enfoca algunos elementos de tendencia multipolar que han mo—
dificado la estructura y el funcionamiento del sistema político interna—
cional en las últimas décadas, haciéndolo más complejo y fluido y, al _
mismo tiempo, menos susceptible de manipulación unilateral por parte
de cada una de las superpotencias.
hecho
º de que algunos de los centrºs más dinámicos de desarrollo econó
¿ mico —como Alemania y Japón— son firmes aliados políticos de Esta
"¡dos Unidos, tomando en cuenta todos los factores es posible sostener
con G11pm que ha surgido, por una parte, un desequilibrio entre
el orden de las potencias en el sistema internacional, y por otra, la
distribución subyacente de los recursos de poder, La capacidad de
Estados Unidos para hacer prevalecer sus políticas estratégicas y eco
nómicas a escala global ha disminuido sensiblemente, como consecuen
º cia del proceso de redistribución y difusión del poder en el sistema
' internacional. Estados Unidos ha debido afrontar importantes aumen
tos en los costos políticos y económicos de mantener una presencia
global, pero al mismo tiempo ésta le reporta menos beneficios que en
el pasado.
A esta situación han contribuido factores que han ºperado en
Estados Unidos, junto con otros que se han manifestado entre los
aliados y los adversarios de ese país, además del Tercer Mundo. El
clima de nacionalismo económico que ha predoníinado en muchos
: —._ países ha sido generalmente perjudicial para los intereses coonómicos
multinacionales que operan desde Estados Unidos. Segundo , la posición
competitiva norteamericana se ha visto afectada por el surgimiento
de nuevas potencias industriales que se abren paso dinámicamente en
los mercados internacionales sobre la base de menores cost05, mayor
productividad y la introducción de innovaciones tecnológicas, En tercer
lugar, es necesario mencionar el clima de crisis e inestabilidad política
prevaleciente en Estados Unidos en los años 70. Entre las manifestaf
ciones más importantes en esta dimensión estuvieron el deterioro de
la confianza de la Opinión pública en el rol internacional del pais, la
percepción en amplios sectores de que existía una Situación de estan—
camiento institucional y una crisis de credibilidad de los dirigentes
políticos ( consecuencias del desastre político—militar "de Vietnam y del
escándalo y crisis de Watergate), y el término del amplio consenso
político en torno a la política exterior de carácter hegemónico de la
º—__posguerra. 3 —
. Las reacciones de Estados Unidos a esta tendencia de erosión de
su primacía internacional han consistido, en primer término, en una
reevaluación de las relaciones estratégicas centrales. Ya no se disen/te,
y mas bien se trata de mantener, la paridad estratégica nuclear con la
URSS. Las p01íticas recientes se orientan a impedir un deterioro adicio-
nal de la situación estratégica, que pudiera dar a la parte soviética lo
que en el capítulo anterior se denominó “capacidad del primer golp,e”
esto, es, una capacidad de asestar un golpe que no puede responderse
en términos efectivos. La comentada Iniciativa ” de Defen5a Estratégica
podría cambiar a largo plazo esta situación pero su implementación Se
ve problemática; no sería extraño que la IDE se convierta más que
nada en una carta de negociación de limitación de armas ofensivas con
_¿
.
estratégica en el Lej ano Oriente (lo que ha sido posible fundamental— '
-
”__-..
mente en el contexto de la normalización de relaciones con China) .
'
S_'
En Afnérica Latina, la crisis centroamericana ha puesto de manifiesto
'
'X
¡¡…H—qvu—I
las graves dificultades que enfrenta Washington en su… empeño por maz…
tener o recuperar posiciones hegemónicas amenazadas por situaciones
de conflicto revolucionario de origen interno, que movilizan conside-l
1L___ + —vv
rables apoyos políticos (y militares) adversos a Estados Unidos. ' ¡T
,'4
' En todo caso, lºs costºs ecºnómicos "y diplºmáticºs …que involucr
esta” política son elevados. Pºr ej emplº, la adºpción de posiciones d
confrontación con mayorías tercermundistas en las organizaciones de
sistema de N aciºnes Unidas tiende a aislar pºlitióamente a Washingtoz
_ “_ y a dar lugar a fuertes ataques en forºs como el Mºvimiento No Alin'ez
dº, como sucedió en la reuniºn cumbre de esta agrupación en Harare
Zimbabwe, en septiembre de 1986. Además, está claro Que los esfue1
zºs de “rehegemonización'f en ningún caso pºdrán restaurar una sitm
ción- bipolar cºmo la que prevalecía veinte º treinta años atrásáo
' cuanto las tendencias multipºlares sºn de carácter º estrucmral ante
que meramente coyuntural. Por último, es necesario observar quee …
1987 la politica exterior de Reagan sufrió un duro revés al fracasar s
táctica de asiatencia secreta al gobierno de Irán. El incidente dañó l
" = credibilidad interna del gºbierno y pusº eri tela de juiciº el crimen
. .i
i. pºlítico y el cºntrºl presidencial en lºs asuntos memos.
33; Sir Geoffrey Howe”, “The Eurºpean pillar", Fºreign Affairs 63 N? 2,1984—1985,
D
8 Howe, ºp. cit., p. 334.
9 Stanley Hoffmann, “La France face a son image”, Polztique Etrangeré 1/86
(número dedicado a 50 años de política exterior de Francia), p. 30.
302 D'El sistema íntema6íonal cbnt3mp0rán30
pa “del Atlántico a los Urales”, cuyos destinos. serían regidos por los
pr0pios eur0peos, ala imagen atlántica favorecida por Estados Unidos,
así como a la idea de una Eurºpa unida e. integrada en las instituCiones
de las Comunidades, proyecto favorecido especialmente pºr Alemania
Federal. La idea, bastante tradicional, de una “Europa de ”estados”, prº-
piciada por la política degaullista, procuró restaurar el rango y la digni—
dad nacionales, valores que, a juicio de de Gaulle, debían reafirmarse
frente a las potencias hegemónicas. Para lograr este ob Jet1vo la política
exterior debía deSplegar un alto grado de activismo, tanto en la dimen—
sión eur0pea como en el resto del mundº. Así, frente a Estados Unidos
debía obj atarse la tendencia al unilaterali5mo económico (por ejemplo,
en las relaciones monetarias) y las pretensiones de dominación y contr01
estratégico, tanto en lo convencional como en lo nuclear Esta per—
cep cion movió a Francia a debilitar el crédito internacional de Estados
Unidos, convirtiendo sus reservas de dólares en oro, y a retirarse de la eS—
tructura militar de la OTAN (1966).
No obstante, como ha observado un especialista francés, en las oca—
siones en “que Estados Unidos ha debido'enfrentar amenazas o provoca—
ciones soviéticas de gran envergadura, la p01ítiCa francesa de equilibrio
ha dictado un firme e incondicional apoyo a Washington. lº En relación
con la URSS, Francia ha intentado desarrollar una politica autónºma de
equilibrio de corte tradicional, que se ha apoyado en el antecedente de
su independencia frente a Estados Unidos y en la posesión de un arsenal
nuclear que le otorga un margen de autonomía estratégica. París se pro-
pone conservar ese arsenal no obstante el acuerdo INF para Eur0pa (ver
Capítulo 8). En diversas situaciones de crisis polítiCa en el Tercer Mun—
do, en fin, la política francesa se ha caracteriZado por la ad0pción de
pcsiciones prºpias, independientes de Estados Unidos y ocasionalmente
contrarias a las políticas norteamericanas. Esta política no“ ha excluido
los instrumentos de intervención militar, que se utilizaron, por ejemplo,
para terminar con el régimen del “emperador” Bokassa en el Imperio
(hoy Repúblim) Centroafricano en 1979 y, más recientemente en Chad,
con el fin de neutralizar la intervención libia en ese país; '
Hoffmann considera que la política francesa c0ntemporánea no se
ha desligado de lo que denomina el “voluntarismo degaullista" 11, y en
último término los objetivos franceses Serían demasiado ambiciosos en
relación con los limitados medios a disposición del país… Es p05ibl_e que
así sea y, sin duda, el costo politico de la diplomada de indep endencia
francesa ha sido elevado. Entre los países occidentales, Francia se ha
visto frecuentemente aislada. Los críticos de la política francesa una y
otra vez han podido ' caracterízarla como un ejemplo de obstruccionis—
mo estéril o 'como una búsqueda de un status internacional irnposible
de recuperar a la luz delas realidades actuales del poder en el mundo.
No obstante, la política eXterior francesa desde la década de 1960, al
evitar la sumisión— polítioa frente a Estados Unidos,—' manteniendo al
10 Pierre Melandri, “La France et les Etats —Uni5”, Pólitique Etrúngére, 1/86,
¡) 227 .
Il Hoffmann, “La France… ” ,p. _.26
Las tendencias multipolares' El 393-
EL “RESURGIMIEN TO DE JAPON
13 Ezra Vogel, “Pax Nipp0nica?”, .Foreign Affairs 64 N?“ 4, 1986, p.- 756.
Las tendencias multipolares_ El 309
el contexto histórico de las relaciones bilaterales, esta actitud tiene gran '
“¿ importancia. En 1978, los dos estados suscribieron un tratado de amis—
' ¡' tad, expresando su común oposición a toda forma de hegemonía. No
obstante el tratado aclara que no está destinado a afectar las relaciones
con terceros países;- mediante esta cláusula, incluida a instancias de
Japón, se procura desvirtuar eventuales acusaciones soviéticas de que
P' e trata de un instrumento “revanchista”. 16 Pero sin duda el aspecto
% más dinámico de la vinculación bilateral se encuentra en el campo
economico; China, como país en desarrollo en proceso de apertura
Í y acelerada modernización, necesita urgentemente los bienes de capital y
¡'la tecnologia industrial del Japón. Por su parte, los japoneses ven en
China un mercado de gran importancia futura, d0nde e5p eran situarse
.en posiciones ventajosas frente a sus competidores occidentales.
'“" Fuera del marco de las relaciones con las superpotencias y con
China, Asia constituye el ambito natural prioritario de la presencia
internacional japonesa, en que podría contribuir de manera relevante
a reforzar las tendencias multipola'res. Hasta el presente, la dimensión
de '000peración internacional de la política exterior japonesa es poco '
destacada. Una línea de evolución probable sería el incremento de la
proyección tercermundista jap0nesa a través de diversoS instrumentos
de cooperación en Asia y en otras regiones. Una política de este tipo
sería compatible con la preferencia japonesa por un perfil internaCi0nal_
no controvertido, y sería además congruente con la estabilización a
—_ largo plazo de su Virtual condición de superpotencia económica.—
OBSERVACIONES FINALES
En este capítulo hemos explorado algunas dimensiones de tendencia
multipolar, que modifican significativamente el cuadro de distribución
bipolar del poder que emergió en el sistema internacional en el período
de la posguerra. El capitulo siguiente, referido a los aspectos econó-
micos, aporta elementos adicionales. En conjunto, es posible afirmar
Que, si bien el sistema internacional conserva características de bipo—
laridad en los aspectos político-estratégicos, las tendencias multipola—
res políticas y económicas han alcanzado tal gravitación que resulta
13a OLP: Organización para la Liberación Palestina; SWAPO: South West African
P60ple' s Organization (de Namibia). _ .
314 D ¡El sistema internacional contemporáneo
1
Aunque algunos estados podrían sumarse a las potencias nucleares
establecidas ——e Israel aparentemente ya tiene armas nucleares—, el
sistema internacional no es multipolar
&
desde el punto de vista militar.
Una multip olaridad nuclear daría lugar a un nuevo tipo de sistema º
internacional, llamado por Morton Kaplan “sistema de veto unitario", 5
que se caracterizaria por la capacidad de cada estado (unidad) de des- '
truir a otros y por la incapacidad de defenderse ante amenazas o ata—'
ques nucleares. Un sistema de este tipo sería, por cierto, altamente ines—
table al multiplicar muchas veces las relaciones características del “ba—é
lance del terror”. En la medida en que exista actualmente un peligro de
guerra nuclear, éste debe atribuirse todavia a los elementos de orden—
bipolar que siguen Operando en el sistema, e5pecialmente los cambios
de las relaciones de poder percibidos por las superpotencias. Así, Was-
hingtºn teme que Moscú pueda tratar de explotar sus ventajas mili—
tares convencionales, obligando a contestar con amenazas de tipo nu—
clear, mientras Moscú parece temer que Estados Unidos pueda reac—
cionar despr0porcionadamente ante una situación determinada, tal vez
con el recelo de que después podria ser tarde. La creciente “mul—
tipolarización” no nuclear del mundo Crea condiciones políticas, socia—
les y económicas que disminuyen un tanto este riesgo en relación con
su incidencia en un Sistema más marcadamente bipolar, siempre que
las inclinaciones _ conflictivas de actores revolucionarios locales y las
acciones hegemónicas de las superpotencias no alcancen una intensidad
tal que pudiera desequilibrar el sistema global.
¡
-—_-
CAPÍTULO 10
EL SISTEMA INTERNACIONAL DESDE LA SEGUNDA GUERRA '
MUNDIAL ASPECTOS ECONÓMICOS
- CUADRO 10- 1
_ ' . Crecimiento
_ _ - Poblaciºn P.N.B. per medio P.I_V.B. ¡
- Número de total 1984 cápita 1984 per cápita
Grupo — estados (millones) ( US$) 65—84 ( %) _'
Países altamente ' _ ' _ '. ' _
industrializadºs , 19 733,4 11.430 ' 2,4
Países en desarrºllo - '_
1) Bajºs ingresºs 36 2.389,5 ' 2607 , 2,8
2) Ingresos mediºs — 60 1.187,6 1.250 3,1
3) Exportadores de
petróleº de altºs .
'_ ingresºs ' . ' ¡. ' _ 5 _ ' , 18,6 11.250 3,2
Países socialistas _ x .
eurºpeºs - .. 8 389,3 2.100 6,2,
. , . "' ( Hungría (Hungría)
" y ' 1,5“
Polºnia) ( Polonia)
Fuente: Bancº Mundial, World Develºpment Report 1936, Tabla 1. '
CUADRO 10—2
Aumento
expectativa
1950—1984
1950 1960 1984 (años)
Paises desarrollados 67 70 76 9
Países socialistas 60 68 70 10
Países ingresos medianos 48 53 61 13
Países ingresos bajos 37 42 60 23
Fuentes: Gérard Chañand y J can—Pierre Rageau, A Strategic Atlas—Comparative Geopol—
ztzcs of the World's Powers, Nueva York, Harper & Rºw, 1985, p. 195, para
1956 y 1960; y Banco Mundial, World Development Report 1986, para 1984.
3 Barbara Insel, “A world awash in grain”, Foreign Affairs 63, Nº 4, 1985, . 305.
4 Banco Mundial, World Development Report 1986, Tabla 28. p
El sistema internacional desde la Segunda Guerra Mundial El 321
lución iram' de 1979 y la guerra entre 'Irán e Irak, que estalló en 1980,
fueron factores significatiVos. En este período, la OPEP acordó nuevas
alzas que, hacia 1983, llevaron el barril de crudo a pasar la barrera de“
los US$ 30.8
En los últimos años se ha producido, sin embargo, un deterioro
progresivo de la pºsición de la. OPEP. Como consecuencia de las succ—
sivas recesiones, de políticas nacionales e internacionales de ahorro de
energía y del desarrollo de fuentes energéticas alternativas (energía—'
nuclear, alcohol combustible, reconversión a carbón, etc. ), la demanda
en 105 países importadores comenzó a caer Otro factor desfavorable
fue el ingreso al mercado petrolero de irnportantes productores “no
OPE ”, como Gran Bretaña, Noruega y México. Si bien algunos de
éstos son productores de alto costo, los elevadisimos niveles de precios
justificaron masivas inversiones en el desarrollo comercial de nuevas
reservas, generando una creciente oferta competitiva con la OPEP. Por
últimc, esta organización ha sufrido graves crisis internas como conse-
cuencia de la poca disposición de varios de sus miembros a llegar a.
acuerdos estables y a respetarlos. La guerra entre Irán e Irak también
ha contribuido al debilitamiento de la OPEP, que por otra parte ya no
cuenta a su favor con el elemento de sorpresa, que fuera esencial para
su éxito en 1973. Desde entonces, los países importadores altamente
industrializados se han organizado a nivel nacional e internacional para
precaver una reedición de los hechos de 1973. Entre otros pasos, orga—
nizaron una entidad llamada Agencia Internacional de Energía, cuyo
objetivo es coordinar las pohticas de abastecimiento y preparar accio—
nes comunes para enfrentar la escasez. En 1987, la OPEP realiza ingen—
tes esfuerzos por restaurar los precios anteriores a la crisis de 1979-80.
Es necesario anotar brevemente otras consecuencias de los cambios
inducidos por las sucesivas crisis petroleras. Una de las mayores reper-
cusiones tanto en el Norte como en el Sur fue la creación de una fuerte
liquidez en la banca internacional. Los agentes económicos de los gran-
des países exportadores, ante la imposibilidad de absorber rápidamente
grandes volúmenes de recursos “frescos", en sus pr0pios países, inicia—
ron el “reciclaj e” internacional de la riqueza, es decir, canalizaron la
mayor parte de los nuevos recursos disponibles hacia los prºpios países
altamente industrializados, afectados por las alzas (sólo una prºporción
pequeña se destinó a ayudar a los países en desarrollo; ver el "análisis
de la ayuda oficial para el desarrollº, más adelante en este capítulº).
La pleamar de “petrodólares” en Eurºpa occidental y Estados Unidos
indujo a la banca transnacional a una política permisiva de colocación.
Dado que por otra parte los países del Tercer Mundo —especialmente
los latinoamericanos— deseaban evitar o mitigar la recesión económica,
accedieron masivamente a los recursos que se les ofrecieron en calidad
de créditos, a primera vista baratos (por lo general contratadºs a tasas
variables o “flotantes”; pocos anticipaban entonces el alza de tasas de
interés desde 1980). De este modo se contribuyó a generar una parte
11 Cifras atadas por Carlos Ominami, op. oit..,, Cuadro 3, p 180, (con 'aprómma—
ción al entero, en 1978 hay un 2 % de flujós no asignados). En el caso de la inversión
extranjera proveniente de Estados Unidos, el fenómeno es más marcado. En 1984,
un 74,5 % se destinó a los países desarrollados; dato del Dep…ento de Comercio
de EE .UU., citado por Sergio Bitar, “La inversión extranjera directa en el nuevo
contexto internacional—”, Co¡zo Sur, octubre—diciembre 1986, Cuadro. 1, p. 16. _ …
El sistema internacional desde la Segunda Guerra Mundial El -331
pºnderado del gastº públicº cºmº porcentaje del PNB en 19 países desa—
rrºlladºs fue del 23 %; en 1983 llegó al 30 % En el mismº períºdº, el
prºmedio pºnderadº del déficit fiscal cºmo porcentaje del PNB en lºs
mismºs países subió del 1,6 % al 5.8 % 13 lo que tuvº cºmº cºnse-
cuencia que lºs gobiernos debierºn recurrir a vºlúmenes cada vez ma—
yores de endeudamiento para solventar sus crecientes gastºs. Inevita—
blemente, este enºrme pesº ecºnómicº del estado se vuelca hacia el
exterior, haciendº de éste un agente ecºnómicº internacional de primera
magnitud. En el ámbitº cºmercial, pºr ej emplo, las cºmpras estatales-
sºn un tema de negºciación de mucha unpºrtanºia. Pºr ºtra parte, el
manejo macrºecºnómicº en lºs principales países desarrºlladºs tiene
grandes cºnsecuencias internacionales, tantº negativas cºmo pºsitivas.
Pºr ejemplo, el tamañº del déficit fiscal en Estados Unidºs repercute
en la carga de la deúda externa que sºbrellevan, entre ºtrºs, lºs estadºs—*
latinºamericanºs. Un déficit de grandes prop orciones aumenta la de—
manda de'crédíto pºr parte del sector públicº de Estados Unidºs, pre '
siºnandº sºbre las tasas de interés en las principales plazas financieras;
El alza de estastasas encarece el servicio de la deuda, que en su mayor *
parte está cºntratada cºn tasas variables. Entre las repercusiones posi-'
tivas, es interesante destacar el estímulº de las exportaciones de lºs
países en desarrºllº cuandº se reaCtivan las economías más irnp ºrtan—
tes del Nºrte. ' — ' -
Asociaciones y grupºs de países. Como se ha visto en el casº de la .
OPEP, algunºs países que negocian determinadºs bienes en el exterior
se asocian para mejorar las cºndiciºnes de la Expºrtación, a través de '- '
instrumentos cºmo la límjtación de la prºducción, la fijación de precios —
y el repartº de Zºnas de mercado. El fenómenº nº es nuevº para el,
períºdº en examen; la ecºnºmia anterior a 1944 también estuvo fuerte—_
mente ºrganizada según modelos análºgºs. Dºs asºciaciºnes recientes
son el Cºnsejº” Intergubernamental' de Países Ehcpºrtadºres de Cºbre—
( CIPEC, fundadº en 1967) y la Unión Internaciºnal de Países Expºrta——
dores de' Bananas (UPEB, fundada en 1976) Sin embargº, ninguna de
las asºciaciºnes —que sºn verdaderas alianzas económicas— ha alcan-
zadº la impºrtanca que ha tenidº la OPEP. — '
Mientras en los casºs anteriºres se trata de carteles de ciertºs
países expºrtadºres, lºs acuerdºs de materias primas sºn asºciaciºnes, _
de expºrtadºres e impºrtadºres para regular lºs mercadºs mtemac10— _
nales de determinadºs prºduCtºs mediante diversas fºrmas de interven—
ciºn, cºmº la fijación de bandas de preciºs, el establecimientº de reser-
vas y la fijación de cuºtas. Los principales sºn lºs acuerdos sºbre el.”
estañº (1953; 69 acuerdo, 1982, ¿en grave crisis) el azúcar (1953,1977,
afectado pºr ausencia de la CEE), el café (1962,1976, afectadº pºr
diversas disputas), el cacaº (1972, 1982, limitadº pºr la ause'nciadeEsta—-
dºs Unidos y la Cºsta de Marfil, principal prºductºr) y el cauchº —” -
( 1982, únicº acuerdº establecidº en el marcº del prºgrama de materias .
primas de UNCTAD) - "
»" Michael Blackwell, “Fºrm G—5 tº G—77”, Finance & Develºpment, diciembre
1986. pp. 40—41.
El sistema ínternacionai desde la Segunda Guerra, Miiñditzl [] 335
- 20 ver Mariº Rapºpºrt, “Las relaciºnes cºn .la URSS: Balance y perspectivas”
América Latina/Internacional, juliº septiembre de 1985, pp. 93—98.
21:_Ver Gerard Cbaliandiy Jean—Pierre Rageau, Strategic Atlas, Nueva Yºrk,
Harper & Rºw, 1985, p. 201, yAndrew Pierre, The Glºbal Pºlitics ºf Arms Sales,
Princetºn, Princetºn Universityy Press, 1982, p. 74.
El sistema internacional desde la Segunda Guerra Mundial El 339
lºs países en desarrºllº que cºmercian cºn Eurºpa occidental. Esta per—
cepción suele encontrarse en lºs países latinºamericanºs, que sostienen
que el mecanismo produce un perjudicial efecto de desviación del
cºmerciº. -
Mientras la integración eurºpea aparece cºmo un casº en general
exitºsº de fºrmación de un gran bloque cºmercial, la integración lati—
nºamericana se perfila cºmº una experiencia que combina lºgrºs par—-
ciales y fracasºs. Si bien bajº la ALALC y lºs demás esquemas de inte—-
gración (ver Capítulº 5) se ha incrementado el comercio intralatinºa-
merieanº, éste nº ha alcanzadº una irnpºrtancia comparable cºn las
corrientes comerciales extrarregiºnales. Entre lºs factores 'que han
cºntribuidº a esta situación se cuenta la debilidad institucional de lºs
mecanismos creadºs, producto a su vez de la ausencia de una pºderºsa
voluntad íntegraciºnista real en los gºbiernºs; la escasa respuesta de
lºs actores sociales y ecºnómicºs a las perspectivas de integración; la
pºca complementación entre lºs sistemas ecºnómicºs, y la casi tºtal
ausencia de esfuerzos cºncretºs para desarrollar pºlíticas cºnjuntas de
desarrºllº. Ante la cºmprºbaciºn del fracaso de la ALALC, lºs estadºs
latinºamericanºs participantes decidierºn en 1980 reemplazarla entidad
pºr la Asºciación Latinºamericana de Integración (ALADI), que ya nº
pretende fºrmar una zona de libre comercio, sino sólº un sistema regiº-
nal preferencial, en cuyº senº determinados miembrºs pueden celebrar
acuerdºs de liberalización del intercambiº de alcance parcial (renaci—
mientº del bilateralísmº), sin perjuiciº de la cºnservación de las reba—
jas vigentes acºrdadas en la ALALC (el “patrimºniº históricº” de cºn—
cesiºnes).
Otra excepción al régimen general del GATT está cºnstituida pºr
el sistema de preferencias aduaneras generalizadas y nº recíprºcas
( SGP) que desde 1971 ºfrecen lºs países altamente industrializadºs
(básicamente lºs miembrºs de la OCDE, ver Capítulº 5) a lºs países
en desarrºllº. En tal virtud 'ciertºs bienes del Tercer Mundº ——entre
ellºs prºductºs industriales—_ pueden entrar en lºs países industriali—
zadºs cºn rebajas arancelarias 0 libras de aranceles, sin reciprºcidad
en lºs sistemas aduanerºs de lºs países beneficiadºs. Lºs sistemas de
SGP, sin embargº, cºntemplan exclusiºnes y limitaciºnes de ciertºs
prºductºs (especialmente agrícºlas), así cºmº cupºs máximºs men—
suales y cuºtas naciºnales que lºs prºveedºres nº pueden exceder. Se
ha ºbservado también que las- rebajas arancelarias negºciadas en el
GATT pueden “erºsionar” las preferencias cuandº la diferencia-de tra—
tamientº aduanerº entre expºrtadºres nº preferidºs y preferidºs llega
a ser muy baja. Cºn tºdº, las diferentes versiºnes naciºnales y_. el siste—
ma eurºpeº de SGP se utilizan activamente pºr muchºs países en desa-
rrºllº. Así, en Estadºs Unidºs y Japón entre el 50 y 60 % de las impºrta—-
ciºnes de mercancías incluídas en el sistema se acºgen al SGP.
Una tercera desviación del régimen liberal buscadº pºr el GATT
se encuentra en lºs acuerdos de comerciº compensadº y de comerciº
estatal, practicadºs especialmente pºr lºs países sºcialistas y ºtrºs que
enfrentan prºblemas de falta de mºneda dura. Estºs esquemas —-—que
El sistema internacional. desde la Segunda Gúcrra Mundial [j,341
COMERCIQ; Y ¿oaslaaaorro
En esta secc1on se complementa la eXposición que antecede, conside—
rando la vmculacmn de los temas del comercio y el desarrollo en la
d1mensmn N orte—Sur ' '
La tesis general de los países en desarrollo, sustentada en múltiples
Oportunidades en foros regiºnales y mundiales, es que la estructura del
comercio internacional no conduce al desarrollo económico en el Sur,
sino que, por el contrario, mantiene las sitúaciones de sub desarrollo.
Por esta razón, algunos países —los de mayor influencia en el Grupo
de los 77——- han pr0pugnado desde la década pasada que se requiere
una revisión global del orden economico internacional, impulsando un
conjunto de reformas que en términos generales favoreann los inte-
reses del Sur y modifiquen en forma profunda la actual división inter—
nacional del trabajo. Este tipo de planteamiento ha estado presente en
las demandas de instauración de un Naevo Orden Economico Interna—
cional _,(NOEI) que tuvieron su epoca de auge entre 1974 y Comienzos
“de la presente década. ' —
_ El debate en torno del NOEI condujo a la preparamon de infor—.
me Brandt, antes mencionado. La persp activa delos autores del Mormc
para encarar esta problemática es la de los intereses mutuos. Esta perS— *
pectiva suscribe los planteamientos programátims del NOEL sin per—
juicio de lo cual el cambio de las condiciones a favor del Sur no nece-_
sariamente ha de ir en desmedro de los intereses del N0rte. En este
enfoque, el conflicto N orte—Sur no es del tipo “suma 0”, donde las
ganancias de una parte necesariamente son las pérdidas de Ia—% otra _
Si las reformas conducen a un NOEI y este es más justo, duradero .'y
equilibrado que el aCtual, no Solamente el Sur sino también el— Norte
se verán beneficiados. Por ejemplo, si el Norte abandona sus posi—'
Ciones proteccmmstas frente a las importaciones de produCtos in—
dustriales baratos provenientes del Sur, los paises del Sur podran
mejorar su Capacidad de compra en los países industnalizados, Con
beneficio directo para éstos. En consecuencia, la tarea central de las:-
negociaciones deberia ser la identificación de areas de intere5es mutuos
y su definición práctica, sin que ninguna parte pueda esperar obtener—
Ventajas unilaterales. Se trata, por cierto, de una posicion de compro-
miso y de carácter moderado compatible cOn estrategias de cambio
parcial que se diferencia de otras pósturas, como las de defensa “Ciega”
de los intereses de los paises ricos, las actitudes “asi1nilacionistasf' de
Las persistentes dificultades financieras de los países del Sur limitan "
severamente su capacidad para impulsar programas de deSarrollo social
y económico Entre las causas de estas difi0ultades se cuentan los pro—
blemas comerciales ya descritos, la capacidad generalmente insuficiente _
de los gobiernos para obtener recursos por la via tributaria, y las bajas
_ tasas de ahorro e inversión. Más allá. de los problemas financieros, la
escasa disponibilidad de personal técnicamente califiCado, la falta de
proyectos específicos, diseñados de acuerdº a las posibilidades del: me— -
dio local, y la persistencia rasgos culturales opuestos a las iniciativas de _'
desarrollo, constituyen formidables obstáculos al progreso de muchos
paises del Tercer Mundo. Esta sección se limita a analizar dos a5pectos
de la problemática financiera internaciºnal de los paises en desarrollo: .
la ayuda oficial para el desarrollo (AOD) Íy la crisis de la deuda externa
Por razones de e5pacio, renunciamos al tratamiento de otros aspectos
financier05, como los relacionados con la inversion extranjera. _ “
¡l a Se gu nd a Guer ra Mimdíaz D 347
El sistema internacional desde
_ — , .,
La ayuda oficial para el desarrºllº" (ADD)
La deuda externa
— — "' Desde 1983 ha habido aumentos adicionales de la deuda, que no afectan '
sustancialmente el análisis aquí presentado. -
27 Datos tomados de BID, La Deuda Externa y el Desarrollo Económico de
América Latina - Antecedentes ;; Perspectwas, Washington, D.C., BID, 1984. Ver
además Andrés Bianchi, compilador, La Deuda Externa Latinoamericana, Buenos
Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1985, y Ricardo French—Davis y Richard Fein—
berg, editores, M es Allá de za Crisis de la Deuda, Buenos Aires, Grupo Editor Lati»
noamericano,1986.
El sistema internacional desde la Segunda Guerra Mundial El 351
permite cºnc1uir que en esta relación debe prestarse atención tantº alºs
niveles dé desarrºllº eCºnómicO cºmº a las diferentes mºtiVaciºn'es, ca—
pacidades y mºdalidades de cºnversión de lºs mismºs en fuerza militar.
Aunque en si miSmas las relaciºnes económicas internaciºnales tie—
nen un caráCter fundamentalmente pragmáticº, esta recapitulación de
las cºnexiºnes entre ecºnºmía y pºlítica internaciºnal nº puede ignºrar _
' la diversidad de las ideºlogzas jandantes de lºs Sistemas ecºnómims,
que se tradujo en un fuerte antagºm5mº de lºs mºdelºs báSicºs de
ºrganización ecºnómica. Enel ambito ºCdderita1, es necesariº subrayar
que en 1945 surgió una gran ºpºrt1undad hi5tóricá. para la reconStitu— '
' ción de un sistema ecºnºmicº internaciºnal de cºrte liberal El iibeta;__
El sistema internacional desde la Segunda Guerra Mundial El 359
CONCLUSIÓN
El estudio de los aspectos económicos del sistema internacional con—
temporaneo ”presentado en este capítulo se ha limitado a de$tacar
algunas características básicas. La discusión podría extenderse a aspec—
tos adicionales, tanto de naturaleza empírica como teórica, pero ello
excedería el e3pacio disponible en este texto. _ El objetivo central ha
sido mostrar la creciente relevancia de los factores económicºs . en el
sistema internacional de las últimas décadas, la que se hace más _evi—
dente en la medida en que no ha habido una nueva conílagración__ bélica
global, en que el intercambio económico ha aumentado y en que el desa—
rrollo económico concentra la atención de los actores polítims del Nor—-
te, que trata de conservar sus posiciones, y del Sur, que procura acceder
a mejores condiciones de vida. El estudio de la desigualdad económica,
de la evolución reciente del sistema y de las relaciones comerciales y
financieras permite apreciar grandes cambios en la estructura del sis-
tema económico internacional, que apuntan tanto a una mayor difu—
sión de los procesos de desarrollo como a una diferenciación de las
posiciones e intereses de los actores. A través de' sucesivas adaptaciones
a nuevas circunstancias, éstos han revisado sustancialmente el modelo
político-económico que emergió de la última guerra mundial. Tal pro—
ceso ha implicado irnportantes reajustes de las posiciones relativas de
los act0res en el Norte, así como una creciente presencia de la proble—
mática Norte—Sur en la-agenda política y económica global. Estos cam—
bios han aumentado las perspectivas de cooperación internacional, pero
.en los últimos años han emergido de manera más ”nítida —'—y amena—
'zadora— las perspectivas conflictivas de las relaciones económicas in—
ternacionales. — -- — -
INDICE
BRIN£ERA PARTE:
ENFOQUES BÁSICOS
Capitulo 1 EL , ÁMBITO DE LA POLITICA INTERNACIONAL 11
. Introducción .............. . ...................... 11
. Las relaciones políticas . . . . . . . . . . . . . .; ........... . 11
. Política nacional y política internacional ...... '. —. . . 15
. Las nºrmas en el sistema internacional .......... 23
. Plan del'libro .................................... 26
. Una sintesis preliminar ................... — ....... 32
SEGUNDA PARTE:
LOS ACTORES INTERNACIONALES
_ . Introducción ..........
»Lim1taci0nes de la concepción estatista de lo i; ¿er—
nacional ....................
' . Los actores no estatales '
. Los nuevos paradigmas
. Conclusiones ....................... . ......... . . .
TERCERA PARTE
EL SISTEMA INTERNACIONAL CONTEMPORANEO
. Introduccion ....................................
. El desarrollo de la Guerra Fría ..................
El ámbito de la política
internacional.
Enfoques teóricos para el estud
dela política internacional.
Evolución del sistema intemaci
El Estado como actor
internacional.
Las organizaciones intemacion
Los actores no estatales en la
política internacional.
Los procesos políticos en el sis¡
internacional.
El sistema internacional desde
Segunda Guerra Mundial: el
conflicto Este-Oeste.
El sistema económico internaci
desde la Segunda Guerra Munc
aspectos económicos.
Terminóse de imprimir er
calle Delgado 834, Buenos
Distribuidor” exclusivo;
“EMECE EDITORE. S—- _
AlSina 2051 '
Buenºs Aires; fini f:;í*3ñii?fí;º
TI? ¿".r_'m=: fm .