Wuolah Free TEMA 1
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Ireneesl
Delito 3º Grado en
Criminología
Facultad de Derecho
Universidad Pablo de
Olavide
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 1: INTRODUCCIO N AL SISTEMA DE CONSECUENCIAS JURI DICAS
1) CONSIDERACIONES GENERALES
- Las privaciones de derechos y las sanicones reparadoras que establezcan las leyes
civiles o administrativas.
En los países donde existe, no se suele hacer uso de la prisión permanente. España la tiene
incorporada recientemente (2015).
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Dividimos dos tipos de sistemas: el legalista (Europa excepto el tipo ingles) y el judicialista. Se diferencia en
que en el primero, impera el principio de legalidad (la mayoría), el juez aplica las penas conforme a la ley.
Conclusiones: algunos Estados han realizado esfuerzos para la superación del encarcelamiento y también en
el ámbito de ejecución de pena no privativa de libertad. Superar el encarcelamiento en favor del desarrollo de
las penas que repercuten en la comunidad (trabajos en beneficios de la comunidad). Esto es propio de los
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países que están más desarrollados económicamente. Entonces estas estrategias son cuestiones de política
crimina de signo valorativo como funcional, es decir, desde un punto de vista operativo (prevención de la
pena).
Hay un movimiento surgido en la Unión Europea a favor de la pena justa. Un sistema que confié mayores
poderes de individualización de la pena al juez. Si se le permite al juez imponer una pena más acorde con las
circunstancias del reo y de la víctima. España no fundamenta por qué se impone la pena.
Últimamente está produciéndose un movimiento social que reclama el aumento de la punibilidad de las
penas. El legislador asume que determinados hechos se dan y ha implantado, por ello, modificaciones en la
legislación penal.
También existe un populismo punitivo que redunda en el endurecimiento de las penas. El principio de
intervención mínima ha dejado de existir y el legislador interviene cada vez más en el ámbito privado.
En España, el Código Penal de 1995 ha sido modificador en 17 ocasiones, sin contar con la recientemente
En España, el ámbito de las consecuencias jurídicas del delito lo constituyen, entre otras, la efectiva
implantación de la libertad vigilada, una medida de seguridad presumible la implantación de la custodia de
seguridad, que ya está en vigor en el Derecho Penal Alemán. Sin embargo, ni la libertad vigilada ni la custodia
de seguridad son consecuencias jurídicas del delito, más bien se trataría de unas medidas implantadas a
hechos determinados dependiendo de la peligrosidad hipotética del autor del delito.
Estamos en un contexto de Estado social y democrático de derecho y defiende los derechos y libertades de
los ciudadanos. También hay que poner límites para defensa de los ciudadanos y también para los que
cometen delitos, ya que le afecta a un
Principios europeos:
- Pena de privación de libertad como última ratio (para delitos más graves)
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- Disponer de un sistema de sanciones alternativo más humano
Los instrumentos de elaboración más importante en la unión europea en política criminal:
- Los informes del comité para la prevención de la tortura de carácter general y específico que se creó en
1987
La clasificación de las penas atienden a dos criterios: el de su naturaleza y el de su gravedad. Junto a ellos, se
establece la categoría de las penas accesorias (art. 32,33 y 54 y ss.)
La naturaleza de las penas se diferencia atendiendo al derecho del que privan. Así, el art. 32 Cp establece que
las penas que pueden imponerse son privativas de libertad, privativas de otros derechos y multa. El decomiso,
que recae sobre objetos que pueden ser propiedad del condenado, no tiene la consideración de pena sino de
consecuencia accesoria.
Las penas que pueden imponerse con arreglo a este Código, bien con carácter principal bien como accesorias, son
privativas de libertad, privativas de otros derechos y multa.”
- La prisión
- La localización permanente
- La inhabilitación absolita
- Las de inhabilitación espcial para empleo o cargo público, profesión, oficio, industria o comercio, o
de los derechos de patria potestad, tutela, guarda o curatela, tenencia de animales, derecho de
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sufragia pasivo o cualquier otro derecho.
- La prohibición de comunicarse con la víctima o aquellos de sus familiares u otras personas que
Las penas patrimoniales (art. 50 CP), son las penas entendidas como multa vía cuota y multa proporcional.
En relación con tal criterio, las penas se dividen en graves, menos graves y leves. Con ello adopta una división
tripartita que se corresponde con la establecida para las infracciones penales en el artículo 13 (delitos graves,
menos graves y delitos leves).
- La inhabilitación absoluta
- La privación del derecho a conducir vehículos a mortor y ciclomotores por tiempo superior a 8 años.
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- La privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo superior a 8 años.
- La privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos, por tiempo
superior a 5 años.
- La privación de la patria
todos los derechos.
- La multa proporcional, cualquiera que fuese su cuantía, salvo personas jurídicas, que
siempre es grave.
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- La privación del derecho a tenencia y porte de armas de 3 meses a 1 año.
- Inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los
animales y para la tenencia de animales de 3 meses a 1 año.
- La privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos, por tiempo inferior a 6
meses.
- La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos de sus familiares u otras personas que
determine el juez o el tribunal, por tiempo de 1 mes a menos de 6 meses.
En cuanto a la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa, se impondrá el impago de multa
que tendrá naturaleza grave o leve, según la pena que sustituya. Si esto se establece por multa proporcional
(art. 33.7 CP) se establecerán (¿?).
En el código penal, la distinción de la gravedad de las penas atiende sobre todo a su duración su mayor
virtualidad se sitúa, básicamente, en la separación de las penas leves respecto al resto.
Efectivamente, las penas leves son aquéllas que se aplican a los delitos leves, con todas las consecuencias que
de ello se derivan, especialmente procesales. Como regla general, el conocimiento y fallo de los delitos graves
compete a la Audiencia Provincial, el de los menos graves a los Juzgados de lo Penal y el de los leves al
Juzgado de Instrucción.
Algunas de las penas privativas de derechos que se recogen en el catálogo general del art. 33 pueden
imponerse como principales y como accesorias. Lo primero ocurre
La justificación de la existencia de penas accesorias por las que, junto a la pena principal, se priva de
determinados derechos al condenado puede buscarse en la pérdida de legitimidad para el ejercicio de los
mismos por parte de quien resulta condenado en un proceso penal. Sin embargo un postulado tan general es
objeto de las críticas que tradicionalmente han recaído sobre las penas accesorias, en la medida en que la
privación de derechos al condenado, de manera automática y cuando el derecho en cuestión no se relaciona
con el delito cometido, perjudica su reinserción social y carece de justificación.
La prisión igual o superior a 10 años lleva obligatoriamente consigo la inhabilitación absoluta como
pena accesoria y puede llevar también la inhabilitación especial para el ejercicio de la patria
potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento, o la privación de la patria potestad (art. 55 Cp)
En las penas inferiores a 10 años se prevén como accesorias las de suspensión de empleo o cargo
público y/o inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo. En estas mismas penas puede
imponerse la inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión, oficio u otros
derechos, así como la inhabilitación para el ejercicio e incluso la privación de la patria potestad,
pero sólo si tales derechos hubieran tenido relación con el delito cometido.
La posibilidad de aplicar penas de privación de empleos y cargos públicos como accesorias plantea algunas
cuestiones relativas al principio de nom bis in ídem cuando se trata de funcionarios y empleados públicos,
teniendo en cuenta que es propio del régimen disciplinario de los funcionarios la sanción de separación del
cargo como consecuencia de la condena penal por delito.
Por último, el art. 57 faculta a los jueces o tribunal para imponer como accesoria, en los delitos de homicidio,
aborto, lesiones, contra la libertad, de tortura y contra la integridad moral, trata de seres humanos, contra la
libertad e indemnidad sexual, la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio, el
honor, el patrimonio y orden socioeconómico, las prohibiciones del artículo 48, que se resumen en el
alejamiento respecto de la víctima, lo que incluye las prohibiciones de residir en determinados lugares, de
aproximación y de comunicación. Si tales delitos se cometen contra quien es o ha sido cónyuge o conviviente,
o en el ámbito familiar, el alejamiento de la víctima debe imponerse obligatoriamente (art. 57). Al afectar no
sólo a la pareja, sino también a ascendentes, descendientes, etc., provoca numerosos problemas porque
no puede ponderarse la convivencia o la proporcionalidad en cada caso concreto, e incluso cuenta en ocasiones con la oposición
de la víctima, lo que llevó a cuestionar su constitucionalidad por entenderse que afectaba al principio de personalidad de la pena y
la intimidad familiar.
Cuando la pena principal se suspende en aplicación de los arts 80 y ss. Cp, la pena accesoria se aplica tal como
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ha sido impuesta. Y ello no solo porque los arts. 80 y ss. se refieren a penas privativas de libertad, sino
también porque la pena accesoria conserva una cierta autonomía al fundamentarse en la relación entre el
delito cometido y el derecho del que se priva.
(Apuntes de clase)
Tienen las mismas garantías que las penas. En caso de semimputabilidad no hay acumulación automática de
las penas y se aplicará el sistema vicarial (pena y medida de seguridad).
privativas de libertad:
- Inhabilitación
- Libertad vigilada
5) LA PENA DE MUERTE
La constitución española abolió la pena de muerte “salvo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de
guerra” (art. 15)
El debate entorno a la pena de muerte ha sido constante y nunca puede darse definitivamente por zanjado porque en situaciones de grave
alarma social reaparece en sectores de la opinión pública la pretensión de acudir a ella como respuesta a hechos especialmente repudiables
frente a los que, en ocasiones, se manifiestan visceralmente los deseos de venganza.
Los argumentos en contra de la abolición giran en torno a la retribución pura y simple, o bien al efecto intimidatorio que produce la pena
capital y que nunca ha podido ser demostrado plenamente; pero los principales argumentos del abolicionismo ponen de manifiesto que,
además de ser una pena irreversible en casos de error judicial es, por definición, contraria al principio de humanidad de las penas. El Estado
no puede, fría y calculadamente, poner sus instituciones al servicio de la privación de la vía de un ciudadano con la pretensión de compensar
la muerte que éste haya ocasionado, reproduciendo en el condenado el mismo mal que él ha causado.
Por todo lo anterior, las voces abolicionistas se han seguido alzando en contra de la permisión constitucional de la pena de muerte en tiempo
de guerra, con arreglo a lo que dispongan las leyes militares, no sólo por la oposición absoluta a la pena capital, sino también porque ello
supone añadir una irracionalidad más a la situación bélica.
Resultado de lo anterior es la LO 11/1995, de 27 de noviembre, por la que se abolió la pena de muerte también en tiempos de guerra.