TEORÍA ATÓMICA DE DALTON
Desde el siglo V a. de C. la humanidad ha escuchado hablar de átomos, como las partículas fundamentales de la materia. Sin
embargo, debido a que los átomos son tan pequeños, no es posible verlos a simple vista, por esta razón, se han propuesto varios
modelos y teorías acerca de cómo son estas partículas fundamentales.
Durante el periodo cosmológico, los filósofos de la antigua Grecia buscaban una explicación respecto del origen del universo,
centrando su atención en la búsqueda del primer elemento. Algunos indicaron el agua, otros el aire y otros el fuego como el
elemento que respondía a sus inquietudes. Siguieron así hasta el periodo atomista. Cerca del año 450 a. de C. (siglo IV), Leucipo
y su discípulo, Demócrito, pensaron que al dividir la materia muchas veces se llegaría a un punto en el que obtendría una
partícula que no se podría dividir más, pero que conservaría las propiedades de la materia original. A esa diminuta partícula de
características especiales la denominaron átomo, palabra que significa indivisible o sin división. Los postulados del atomismo
griego establecían que:
Los átomos son sólidos.
Entre los átomos sólo existe el vacío.
Los átomos son indivisibles y eternos.
Los átomos de diferentes cuerpos difieren entre sí por su forma, tamaño y distribución espacial.
Las propiedades de la materia varían según el tipo de átomos y como estén agrupados.
Sin embargo, su teoría no fue valorada en aquella época, y el estudio científico del átomo comenzó solo
a fines del siglo XIX, prevaleciendo hasta ese momento las ideas de Aristóteles sobre la continuidad de la
materia, que significaba que podía subdividirse en infinitamente en trozos cada vez más pequeños.
En 1805 el inglés John Dalton (1766-1844) fue naturalista, químico, matemático y meteorólogo, publicó
la obra Nuevo sistema de la filosofía química, en la cual rescataba las ideas propuestas por Demócrito y Leucipo dos mil años
atrás. La razón que impulsó a Dalton a proponer una nueva teoría atómica fue la búsqueda de una explicación a las leyes
químicas que se habían deducido empíricamente hasta el momento, como la ley de la conservación y la ley de las proporciones
definidas. La teoría atómica de Dalton comprendía los siguientes postulados:
La materia está constituida por átomos, partículas indivisibles e indestructibles.
Los átomos que componen una sustancia elemental son semejantes entre sí, en cuanto a masa, tamaño y cualquier otra
característica, y difieren de aquellos que componen otros elementos.
Los átomos se combinan para formar entidades compuestas. En esta combinación los átomos de cada uno de los
elementos involucrados están presentes siguiendo proporciones definidas y enteras. Así mismo, dos o más elementos
pueden unirse en diferentes proporciones para formar diferentes compuestos.
MODELO ATÓMICO DE THOMSON:
A comienzos del siglo XIX se presentaba la siguiente situación:
Dalton había demostrado que la materia estaba formada por átomos.
Existían experiencias de fenómenos eléctricos que demostraban que la materia podía ganar o perder cargas eléctricas.
Por tanto, esas cargas eléctricas debían de estar de alguna forma en el interior de los átomos. Si esto era cierto, la
teoría de Dalton era errónea, ya que decía que los átomos eran indivisibles e inalterables.
Debido a que no podían verse los átomos, se realizaron experimentos con tubos de descarga o tubos de rayos catódicos y así, de
esta manera, se observaron algunos hechos que permitieron descubrir las partículas subatómicas del interior del átomo. El
descubrimiento del electrón fue posible gracias a una serie de experimentos alrededor de ese dispositivo llamado tubo de rayos
catódicos, que consiste en un tubo de vidrio provisto de dos electrodos, herméticamente soldados en los extremos de este y a
través de los cuales se hace pasar una corriente eléctrica. En 1879, el físico inglés William Crookes, observó que si se creaba
vacío dentro del tubo, retirando el aire presente en su interior, aparecía un resplandor, originado en el electrodo negativo o
cátodo y que se dirigía hacia el electrodo positivo o ánodo, por lo que Crookes concluyó que debía tratarse de haces cargados
negativamente, que luego fueron bautizados como rayos catódicos.
Posteriormente, J. Thomson estableció, en 1898, que dichos rayos eran en realidad partículas,
mucho más pequeñas que el átomo de hidrógeno y con carga negativa, que recibieron el nombre
de electrones (nombre ya sugerido por G. Stoney). En la actualidad se ha establecido que la carga
de un electrón es 1,602 x 10-19 culombios y que posee una masa de 9,11x 10-28 g.
Thomson concluyó que el átomo era una esfera de carga positiva en la cual se incrustaban los
electrones (cargas negativas), como un budín con pasas. Teniendo en cuenta que el átomo era
eléctricamente neutro contenía la misma cantidad de partículas positivas y negativas. A las negativas las denomino electrones.
MODELO ATÓMICO DE RUTHERFORD
El científico inglés Ernest Rutherford (1871-1937) se propuso demostró el
modelo de Perrín y Nagaoka (1902) que consistía en un modelo de átomo
basado en una masa central con carga positiva y electrones orbitando a su
alrededor, como un sistema planetario. Este modelo difería del propuesto
por J. Thomson donde el átomo era una esfera de cargas positivas en la que
se hallaban distribuidos por todo su volumen los electrones.
Su experimento se basaba en bombardear, con partículas α (estas partículas
son átomos de helio con dos cargas positivas), una fina lámina de oro de
aproximadamente 0,5 micrómetros de espesor y observar su dispersión
mediante una pantalla de ZnS, donde produciría destellos ante los impactos
de las partículas. Rutherford eligió el oro para fabricar la lámina porque este metal es muy maleable, lo que le permitió obtener
una ´lamina con un grosor correspondiente a unos 2000 átomos de oro.
Según Rutherford, el comportamiento de las partículas al atravesar la lámina debería
ser diferente en función de si la estructura de los átomos respondía a un modelo
atómico o a otro:
Si la masa positiva estaba dispersa por todo el átomo, las partículas α deberían
atravesarla fácilmente.
Si, por el contrario, toda la masa y la carga positiva estuvieran concentradas
en la zona central del átomo, ésta debería ser capaz de dispersar las partículas
α, al tener el núcleo y las partículas α carga del mismo signo.
El resultado del experimento fue que, aunque el 99,993% de las partículas α apenas se desviaban de su trayectoria, algunas
(0,007%) se dispersaban lo suficiente, llegando incluso a rebotar. De esta forma quedaba demostrado el modelo de Perrin y
Nagaoka, y rechazado el de Thomson.
Modelo atómico de Rutherford:
Casi toda la masa del átomo y toda su carga positiva está concentrada en un determinado espacio, el núcleo,
responsable del desvió de las partículas α.
Los electrones se hallan girando en órbitas alrededor del núcleo.
Limitaciones del modelo atómico de Rutherford:
En un modelo atómico planetario, los electrones están en constante movimiento alrededor del núcleo. Según la teoría
del electromagnetismo, toda carga eléctrica en movimiento emite energía electromagnética; por lo tanto, los
electrones deberían ir emitiendo (perdiendo) energía e irían cayendo poco a poco sobre el núcleo.
La continua emisión de energía por parte de los electrones debería poder ser observada en forma de espectro de
radiación continua. Pero esto no se cumple, ya que el espectro de los elementos químicos están formados por diversas
rayas, cada una de ellas con una longitud de onda determinada.
MODELO ATÓMICO DE BOHR
Según la física clásica en el modelo de Rutherford para el átomo, el electrón sería una partícula
acelerada, que emite energía radiante en forma permanente. Al perder energía el electrón caeria
hacia el núcleo estrellandose con él.
Además, el descubrimiento de las partículas subatómicas, protones, electrones y neutrones, llevó a
establecer relaciones entre la estructura de los átomos que constituyen las sustancias y su
comportamiento químico. El científico G. Lewis (1875-1946) propuso que los electrones externos o de
la última capa de un átomo son los únicos involucrados cuando este se combina con otros para formar iones o moléculas. Estos
electrones, llamados electrones de valencia, son los únicos que determinan cuantos átomos de una clase se combinan con
átomos de otra clase para formar un compuesto.
Esto llevo a preguntarse ¿Qué es la última capa de electrones? ¿Dónde está ubicada? ¿Cuáles son y donde se encuentran las
otras capas? ¿Qué lugares ocupan los electrones alrededor del núcleo?
Estas preguntas fueron la base de muchos experimentos que se realizaron a comienzos del siglo XX hasta la actualidad. Los
aportes de Max Plant (1858-1947) en el año 1900 contribuyeron a que Niels Bohr (1885-1962), postulara un nuevo modelo.
Plank había observado que las partículas oscilaban entre varios niveles de energía y emitían o tomaban energía en forma de
radiaciones electromagnéticas. La energía emitida no era de cualquier magnitud, sino que se trataba de múltiplos de una
determinada cantidad de energía, a la que llamo cuanto.
Bohr propuso un modelo para el átomo de hidrógeno, intentando explicar con él
las líneas que aparecen en el espectro de emisión del hidrógeno atómico.
Recordemos que el átomo de hidrógeno (Z=1) posee un protón en su núcleo
y por lo tanto posee un solo electrón.
Bohr propuso que el único electrón del átomo de hidrógeno no puede ocupar cualquier lugar del espacio alrededor del núcleo,
sino que puede ocupar solamente ciertos lugares permitidos. Los puntos más importantes de su modelo:
El electrón del átomo de hidrógeno gira alrededor del núcleo únicamente en ciertas
orbitas circulares, que se disponen concéntricamente alrededor del núcleo. Dichas
orbitas determinan los niveles de energía o capas. Cada uno de estos niveles es
designado con un número entero n (1, 2, 3, 4… )
El electrón posee una energía característica de la órbita en la que se mueve. El
primer nivel n=1, es el más cercano al núcleo, y tiene un radio pequeño. Un
electrón en esta capa tiene la energía más baja posible. Con el aumento de la
distancia desde el núcleo hacia afuera, el radio de la órbita y la energía del electrón en el nivel aumentan.
Cuando el electrón del átomo de hidrógeno se encuentra en el nivel
n=1, el átomo está en su estado menos energético posible y dicho
estado se denomina estado fundamental o estado de reposo. Cuando
el electrón recibe alguna forma de energía externa (calor, luz,
electricidad, etc.) la absorbe, pasando a niveles energéticos superiores
o de mayor energía. Se dice en este caso que el átomo está en estado
excitado.
Cuando el electrón vuelve a su nivel inferior emite energía, esa energía
que había absorbido. Y la puede emitir en forma de un cuanto de luz
que posee una frecuencia y produce una línea espectral como la que
vimos del átomo de hidrógeno.
De acuerdo con esta modelo las líneas de luz del espectro de emisión del átomo de hidrógeno provienen del movimiento del
electrón desde un nivel de energía de mayor n a otro de menor n. Esta luz emitida puede ser detectada por el ojo humano
(espectro visible), o no (luz ultravioleta o infrarroja). Muchas otras sustancias (neón, helio, sodio, mercurio, etc.) además del
hidrógeno proporcionan luz visible cuando se excitan en tubo de descargas eléctricas (como en las lámparas de tipo
fluorescentes). El fenómeno de emisión atómica ocurre frecuentemente en la vida diaria, como es el caso de los relámpagos en
las tormentas eléctricas o la luz emitida por el neón en los carteles luminosos.
El modelo de Bohr plantea:
Si el átomo no recibía energía, los electrones giraban alrededor del núcleo atómico en
orbitas estables, sin emitir energía.
En determinadas condiciones, los electrones absorbían energía y podían moverse desde
su órbita (estado fundamental) hacia una órbita de mayor nivel de energía (estado
exitado).
Cuando volvían a su estado fundamental, se liberaba energía en forma de radiaciones
electromagnéticas. Así se explica, por ejemplo, el fenómeno de luminiscencia (la
radiación emitía luz visible).
MODELO ATÓMICO ACTUAL
Bohr hizo una contribución significativa para la comprensión de los átomos. Su deducción respecto de que la energía de un
electrón en un átomo está cuantizada es siempre válida, pero su teoría no describe correctamente el comportamiento de los
electrones con respecto al núcleo. Esto se puso de manifiesto con el descubrimiento del comportamiento ondulatorio de los
electrones. Una de las consecuencias más importantes de la naturaleza dual de la materia (onda-partícula) es el principio de
incertidumbre de Heisenberg (1926), que establece que es imposible determinar simultáneamente y con exactitud la velocidad y
la posición de un cuerpo tan pequeño como el electrón. En consecuencia no es posible una descripción exacta de la trayectoria
de un electrón, como es el caso de las orbitas circulares de Bohr.
Surge así una nueva teoría cuántica para describir el comportamiento y la energía de las partículas subatómicas, conocida como
mecánica cuántica o mecánica ondulatoria.
Los siguientes textos, que son de libros diferentes, explican lo planteado en el modelo atómico actual: