Belmonte PP
Belmonte PP
Belmonte PP
BELMONTE
GARCÍA
Bella Belmonte Gómez
Sevilla 2023
Colección Cultura Viva
Núm.: 45
Comité editorial de
la Editorial Universidad de Sevilla:
Araceli López Serena
(Directora)
Elena Leal Abad
(Subdirectora)
Concepción Barrero Rodríguez
Rafael Fernández Chacón
María Gracia García Martín
María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Manuel Padilla Cruz
Marta Palenque
María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda
Marina Ramos Serrano
José-Leonardo Ruiz Sánchez
Antonio Tejedor Cabrera
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reprodu-
cirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo
fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sis-
tema de recuperación, sin permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla.
Rainier Hidalgo
A Rafael Belmonte García
A mi padre
(Antonio Machado)
A mi hija
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Capítulo 1. Rafael. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
1.1. Contexto histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1.1.1. 1914-1936 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1.1.2. 1937-1949 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.1.3. 1950-1970 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
1.1.4. 1971-1995 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.2. El hermano de ²Belmonte³ (1914-1940) . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
1.2.1. Infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
1.2.2. Etapa colegial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
1.2.3. La Residencia de Estudiantes de Madrid . . . . . . . . . . . . 44
1.3. Esposo y padre (1941-1970) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
1.4. Madurez profesional y personal (1971-1995) . . . . . . . . . . . . . . 70
1.5. Recuerdos de... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Capítulo 2. La medicina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
2.1. Contexto histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
2.2. Un estudiante de medicina (1933-1948) . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
2.2.1. Cuento de María Infecciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
2.2.2. Hispalis Médica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
2.3. Primeras consultas, cátedra de Farmacología y
Cruz Roja (1949-1969) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
2.3.1. Jornadas y cursos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
2.4. Calle Julio César (1970-1984) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
2.5. Recuerdos de... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437
14 Índice
Anexos
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 497
Fuentes académicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 497
Fuentes mediáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 500
Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 505
Prólogo
https://n9.cl/rafaelbelmonte
Capítulo 1
Rafael
Antes de adentrarnos en cada uno de los ámbitos en los que Rafael Belmonte
García destacó como profesional y como ser humano, es necesario desgranar
su propia historia personal. Como siempre ocurre, las vivencias de la infancia,
con la familia, con los amigos, en el amor… condicionan todos los aspectos del
devenir de las personas.
Rafael siempre destacó por ser un buen amigo para todos. Su condi-
ción fraternal y generosa le vino dada, casi por cuestión genética, desde la
cuna. Y el hecho de crecer en el seno de una familia como la suya, princi-
palmente bajo el amparo (y el ejemplo) de su hermano Juan, le dotó desde
bien niño de una perspectiva de la vida y de las relaciones sociales muy par-
ticular. También su barrio y su ciudad marcan una impronta especial en
su carácter, convirtiéndose él mismo en un representante de la ²forma de
ser³ trianera y sevillana. Y, por supuesto, el amor de su mujer, de sus hijos y
de su entorno más cercano constituye el pilar a partir del cual él construye
su propia vida. El apoyo incondicional de los suyos y la seguridad que esto
otorga son también claves para que desarrolle una carrera profesional y ar-
tística tan prolífica.
A lo largo de cada uno de los capítulos conoceremos las distintas face-
tas de Rafael, casi siempre solapadas en el tiempo. Pero el nexo común entre
todas ellas son sus vivencias personales. Su bondad, su ingenio, su dedicación
a todo aquello que le apasionaba y, sobre todo, su amor inmenso a nuestra
cultura, tienen una misma raíz: quién y cómo fue el niño y el hombre.
23
24 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
1.1.1. 1914-1936
Rafael nace apenas dos meses antes de que se inicie la I Guerra Mundial. A
pesar de que España se mantuvo neutral en este conflicto, la situación nacio-
nal era ya de por sí precaria, motivo que justificó esa neutralidad. Con una eco-
nomía muy mermada y con el golpe moral, aún latente, de la pérdida de las úl-
timas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), el país carecía de fuerza política
y militar. Reinaba Alfonso XIII y el presidente del gobierno español era por
aquel entonces Eduardo Dato, liberal-conservador, manteniéndose una alter-
nancia bipartidista con los liberal-demócratas. Pero la inestabilidad institucio-
nal derivó en los años siguientes en una sucesión de gobiernos que apenas lle-
gaban al año. Además, el país tenía un frente abierto en Marruecos (la guerra
del Rif) tras el reparto, junto con Francia, de los territorios marroquíes en 1912.
En cuanto a la vida cotidiana, todo gira en torno a las fiestas locales, liga-
das en su mayoría a una profunda tradición religiosa: la Semana Santa, las cru-
ces de mayo, las ²velás³ de los barrios... Y, por supuesto, la ciudad vive con
intensidad su Feria de abril, celebrada por entonces en el prado de San Sebas-
tián. En 1919, Gustavo Bacarisas ideó el diseño de los farolillos para las calles
y el de las pañoletas de las casetas, estableciendo los cánones que han llegado
hasta nuestros días.
Los toros, con las figuras de Joselito y Belmonte, y el fútbol constituían
la principal fuente de divertimento de la población sevillana y española de la
época. Es en este momento cuando nace la rivalidad Sevilla-Betis, al contar ya
la ciudad con dos equipos de balompié.
El modo de vida sevillano en las primeras décadas del siglo XX está pro-
fundamente marcado por el regionalismo y tradicionalismo, siendo referentes
de estos movimientos, en sus respectivos ámbitos, Aníbal González y Blas In-
fante. Es el Ateneo de Sevilla la entidad que lidera este ²Ideal Andaluz³, tras-
ladando este espíritu regionalista al urbanismo, la cultura y las artes. Rafael
Belmonte García bebe de estas tendencias en sus años de juventud y comulga
con sus ideas en pro de la exaltación del patrimonio y la idiosincrasia regional.
También esta pasión por la tradición sevillana se nutre del cambio sociológico
experimentado a partir de la Exposición Iberoamericana de 1929.
El proyecto para la gran exposición dará lugar a la ²nueva Sevilla³. El joven
Rafael tiene 15 años cuando se celebra uno de los mayores acontecimientos
de la historia de la ciudad; y no es difícil imaginar el impacto que pudo generar
en un adolescente inquieto y ávido de cultura vivir este hito. Años más tarde,
Fernando González Álvarez-Ossorio, hijo de Aníbal González, arquitecto ar-
tífice de este grandioso proyecto, se formaría como médico al igual que Ra-
fael, en su caso en la especialidad de odontología. La relación entre ambas fa-
milias será estrecha al ser igualmente amigos y compañeros desde la infancia
sus propios hijos.
Con la Exposición del 29 soplan aires de cambio. Se pondrán en marcha
grandes proyectos urbanos, al amparo del progreso y los nuevos avances que
llegan desde otros países. La ciudad se abre al mundo, llegan turistas y viajeros
y los propios sevillanos comienzan a definirse con los tópicos que remarcan
estos forasteros. Se mantendrá una profunda inclinación popular hacia las tra-
diciones culturales sevillanas y andaluzas, afianzándose aún más el amor por
²lo nuestro³, algo que se manifestará principalmente en los cafés y las tertu-
lias más conocidas de la capital hispalense.
Pero tras la Exposición Iberoamericana la ciudad experimenta un gran de-
clive. Ya no hay nuevas obras en proyecto, se acaba el trabajo para los obreros y
28 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
1.1.2. 1937-1949
se volvieron a consolidar las tertulias del Ateneo donde, con destreza orato-
ria, sus miembros hablaban de todo, incluso de política, siempre al amparo
de oídos indiscretos, proporcionando un refugio para los pensadores liberales.
Es en estos años de posguerra cuando se produce en Sevilla un fenómeno
llamado ²vuelta a los años 20³. La paralización del progreso de la ciudad a
consecuencia del fin de la Gran Exposición y posteriormente de la Guerra
Civil hace que la sociedad experimente un extraño ²déjà vu³. Los sevillanos
volvieron al tipo de vida que conocieron 20 años antes puesto que apenas se
había evolucionado desde entonces.
Pero sí llegan nuevos aires en lo que a artistas se refiere. Lola Flores, Jua-
nita Reina, Paquita Rico, Lolita Sevilla, Marujita Díaz, Marifé de Triana o Car-
men Sevilla hacen las delicias del público de finales de los años 40 en Sevilla y
en toda España. Quintero, León y Quiroga o Ochaíta Valerio crearon cancio-
nes que ya son historia de la música del país.
Esta es la realidad que Rafael vive a mediados del siglo XX donde, a pesar
de algunos guiños en el ámbito del ocio, la sociedad sevillana se muestra prin-
cipalmente desesperanzada. Una Sevilla donde cada vez más la decadencia
hace estragos y la asfixiante moral y censura impuesta por el Régimen impiden
que cualquier atisbo de renacimiento vea la luz.
1.1.3. 1950-1970
emigrar a Europa. Miles de niños están sin escolarizar por la falta de colegios
públicos y es muy difícil para los jóvenes acceder a la formación profesional.
Una gran parte de Sevilla vivía en condiciones deplorables. Las casas par-
ticulares eran un lujo. Rafael y su mujer pudieron instalarse en un piso de la
céntrica Plaza de la Encarnación gracias a la ayuda de su hermano Juan. Pero la
vida en casas compartidas y en corrales de vecinos era la opción más frecuente
de la clase obrera. Miles de familias sevillanas se enfrentaban al día a día sin
luz eléctrica ni agua corriente, sin cocina y sin cuarto de baño propio. Padres,
hijos, abuelos, tíos..., hasta diez personas podían llegar a vivir hacinadas en una
misma habitación que por el día eran humildes salas de estar y por las noches
se convertían en un mar de colchones ajados. A pesar de todo, en estos corra-
les no faltaba nunca la solidaridad entre sus habitantes, que no dudaban en
prestar su ayuda cuando las vicisitudes de la vida sacudían a alguno de ellos.
En lo referente a la vida social, el Régimen persigue todo lo que se consi-
dera inmoral. Las freidurías vuelven a ser lugar de encuentro y tertulia en cada
barrio por las tardes y noches, estableciéndose la costumbre diaria de cenar
pescado. Los jóvenes instauran el ²paseo³ oficial, lugar de encuentro y sociali-
zación, en la calle Tetuán y la Plaza Nueva. Los cafés de la calle Rioja y los bares
Gran Britz y Puerto Rico eran los más populares esos años. El Teatro San Fer-
nando, El Casino Militar y el Círculo Mercantil suponían puntos de referen-
cia y encuentro. También eran muy populares las confiterías, destacando entre
estas La Española, Ochoa y La Campana. El café Madrid, el bar Perla o Los Co-
rales eran los más frecuentados por los sevillanos.
Muchas familias pasaban el domingo almorzando en la Vega de Triana,
junto al Charco de la Pava, o en las ventas o cortijos cercanos. Las más ²pu-
dientes³ ya empiezan a veranear en Chipiona o Punta Umbría y comienza la
tendencia, para los bolsillos más boyantes, de adquirir segundas residencias,
principalmente en las costas de Huelva y Cádiz.
El 1 de octubre de 1961 llega la televisión a Sevilla gracias a la antena de
Guadalcanal. Por fin los sevillanos se incorporan a la revolución analógica es-
pañola, que comienza en Madrid cinco años antes. El hecho de que muy pocas
familias pudieran permitirse un televisor en sus hogares hizo que se populari-
zaran los encuentros en los bares y establecimientos que sí disponían de uno,
así como en casas de familiares y amigos, sobre todo para ver partidos de fút-
bol, toros, concursos y espectáculos.
Pero, sin lugar a dudas, el suceso que más marcó a la ciudad en esos años
fue la rotura del muro del arroyo Tamarguillo en noviembre de 1961. Las
aguas anegaron Sevilla casi por completo. Más de 30 000 personas queda-
ron sin hogar y las consecuencias de las inundaciones, que afectaron a casi la
Rafael 31
1.1.4. 1971-1995
expresar sus ideas a una sociedad cada vez más ansiosa de libertad. Con el fa-
llecimiento de Franco y la proclamación de Juan Carlos I como rey de España a
finales de 1975 comienza la transición y llega una nueva realidad a todo el país
donde la política y la lucha obrera son los protagonistas. Se legaliza el partido
comunista, tienen lugar las primeras elecciones generales, se celebra el refe-
réndum de la Constitución y se proyecta el Estatuto de Autonomía de Anda-
lucía. El regionalismo vuelve a cobrar fuerza en el panorama político y social.
En Sevilla comienza a vislumbrarse el principio del fin del problema de la
vivienda y se inicia una etapa de bienestar para una gran mayoría de la pobla-
ción sevillana. Llega el ²destape³ a los medios de comunicación como res-
puesta de una sociedad que cada vez más se mira en el espejo del mundo,
sobre todo de Europa y Norteamérica.
Grupos de rock sevillanos, chicas con minifalda por las calles del centro de la
capital y un creciente auge de la psicodelia importada de EE.ÅUU. anuncian nue-
vos vientos en la vida social y cultural de Sevilla. Los patios de vecinos de Triana,
donde Rafael Belmonte García vive su niñez, ahora albergan modernos pisos en
los que los colores chillones de los salones y la televisión son los protagonistas.
El siglo XX comienza su recta final y la Sevilla de entonces se empieza a pa-
recer cada vez más a la Sevilla de ahora. La celebración de una nueva exposi-
ción en la ciudad, la Expo’92, esta vez de carácter universal, marcará una vez
más el principio de una nueva etapa económica y social para la capital hispa-
lense, que tendrá una gran repercusión en la vida de todos los sevillanos.
D. José Belmonte
Peña
Rafael Belmonte García vio la luz por primera vez el 6 de mayo de 1914 en
la casa número 143 de la calle Castilla y, un mes más tarde, fue bautizado en la
vecina parroquia de N.ª S.ª de la O. Era el décimo de los hermanos Belmonte
García y el más pequeño hasta que, poco después, nacieron los dos últimos:
Joaquín y Soledad. Fue un niño regordete, moreno y bajito, al que los suyos
Placa de la casa
natal de José
Belmonte en Prado
del Rey. 1968
34 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
Foto de la familia Belmonte en la casa de la calle Castilla 143. El primero por la izquier-
da es Calderón, apoderado de Juan Belmonte. Rafael se encuentra en brazos de su ma-
dre (segundo por la derecha). En el centro, su padre, José Belmonte
llamaban con cariño y guasa el ²negro pelota³, un apodo que le pone su her-
mano mayor, Juan. Su carácter, vivaracho y hablador, le hizo encajar como pez
en el agua en su entorno.
En aquella época, Triana era un hervidero de folklore en estado puro: el mer-
cado y los ²colmaos³ diseminados por la calle; los cafés ruidosos amenizados
por tertulias en las que se arreglaba el mundo; los niños con sus pillerías corre-
teando por los adoquines; los jovencitos jugando a ser toreros en el Altozano…
El barrio quedaba vertebrado por la Cava, avenida hoy conocida como
calle Pagés del Corro, que marcaba la división entre dos partes: la Cava alta o
nueva, también llamada de los gitanos (por ser sus vecinos, en su mayoría, de
etnia gitana), que discurría desde la Plaza de Cuba hasta la Iglesia de San Ja-
cinto, y la Cava de los civiles (en alusión a un antiguo cuartel de la Guardia
Civil), que continuaba desde dicha iglesia hasta la calle San Vicente de Paul.
Nacer y crecer en este rincón de Sevilla a principios del siglo XX suponía
sumergirse desde la cuna en las entrañas de la idiosincrasia sevillana y conlle-
vaba irremediablemente tener tatuado en el alma el arte y las tradiciones más
populares de esta ciudad: los toros, el flamenco y la Semana Santa.
Pero, si ya de por sí haber nacido en Triana significaba tener una visión de
la vida y de las costumbres muy particulares, el seno familiar condicionó de-
finitivamente el talante de Rafael. Su padre, José Belmonte Peña, tenía un
Rafael 35
Lugar donde se encontraba la quincallería de José Belmonte Peña, cerca del Altozano,
en la actualidad
36 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
1.2.1. Infancia
Rafael al volante de un coche de juguete con sus hermanos más pequeños, Joaquín y So-
ledad. Sevilla, finales de la década de 1910
hacia casa llorando desconsolado, seguido por el castañero que, hecho una
furia, se presentó ante Juan increpándolo: ²¡Tu hermanillo me ha buscado
la ruina! ¡A ver qué hago yo ahora!³. El torero, a modo de disculpa, le dio 20
duros de los de entonces y al buen señor no solo se le pasó el disgusto, sino
que, además, tuvo que dar las gracias ante tanta generosidad. Desde ese día,
cada vez que el chiquillo pasaba cerca del puesto con su automóvil a pedales,
el castañero le gritaba: ²¡Niño! ¡Rómpeme otra vez la olla!³.
Tanto Rafael como los dos hermanos más pequeños, Joaquín y Soledad,
fueron prácticamente criados por Isabel Martín, la mujer de Manolo, uno de
los hermanos mayores. Recién casada y sin hijos propios, se dedicó al cuidado
de sus pequeños cuñados. No solo los atendía cada vez que su suegra lo ne-
cesitaba, sino que los niños pasaban largas temporadas con ella. Hubo una
época en la que estos vivieron, junto con su madre, en una finca propiedad de
Juan situada cerca de Guillena. Pero las vacaciones las pasaban en la playa con
Isabel, con quien compartieron los primeros juegos y vivencias. Esto creó un
fuerte vínculo entre ellos, ejerciendo también Manolo de segundo padre de
Rafael. Con él mantuvo una estrecha relación durante toda su vida, siendo en
su casa donde estableció su primera consulta médica y donde se desarrollaron
los primeros años de su carrera profesional.
También el cariño hacia su hermana más pequeña, Soledad, con la que
convivió tan estrechamente, le hizo sentir muy especialmente su muerte
40 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
digas a los demás, pero tú eres mi sobrina favorita, Tere³, le solía decir. Incluso
le dedicó un poema: Tengo una sobrinita…por casualidad, con esa facilidad
que él tenía para hacer del sentimiento sincero una rima con arte. Lamenta-
blemente, dicho escrito no se ha encontrado en los archivos consultados.
Esta etapa colegial marcó profundamente no solo a Rafael, sino a toda una
generación de alumnos que conformaron los cimientos de la España del siglo XX,
tal y como él mismo expuso en el discurso que pronunció en octubre de 1969 con
motivo de las bodas de oro del padre D. Fco. Javier Montero, sacerdote salesiano:
Es aquí donde completa sus primeros años de estudios y deja atrás su in-
fancia para posteriormente comenzar su formación profesional.
hermano para que este se labrara un futuro junto a los jóvenes más promete-
dores del momento. En España, a principios del siglo XX, no existía un lugar si-
milar a las prestigiosas Oxford o Cambridge, donde los estudiantes, además de
formarse profesionalmente, tenían la oportunidad de ampliar sus conocimien-
tos e intercambiar ideas y pensamientos con personas de intereses similares.
Fundada en 1910, gracias a la Institución Libre de Enseñanza de Giner de
los Ríos y bajo la dirección de Jiménez Fraud, la Residencia propició el entorno
ideal para poder acercar las diferentes ramas del conocimiento, combinando
ciencia y humanidades, fomentando el desarrollo cultural a todos los nive-
les. Su biblioteca llegó a ser referente para la publicación de las obras de en-
tonces y eran habituales las conferencias de personalidades invitadas: cientí-
ficos, médicos, arquitectos, economistas o escritores como Albert Einstein, Le
Corbusier, Paul Claudel, Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors, Ramiro de Maeztu,
François Mauriac, Henri Bergson, Valle Inclán o Manuel Machado. La música
y los conciertos también eran parte importante de la vida residencial. Manuel
de Falla, Andrés Segovia, Ricardo Viñes, Igor Stravinsky, Maurice Ravel o Joa-
quín Turina fueron algunas de las figuras ilustres que los estudiantes tuvieron
la suerte de tener como invitados. Con la fundación en el seno de la institu-
ción de la Sociedad de Cursos y Conferencias y el Comité Hispano-Inglés, la
Residencia se convierte en germen de los principales artistas, investigadores y
pensadores de nuestro país.
Rafael se encuentra ya por aquel entonces con la Residencia ²nueva³, un
conjunto de pabellones situados en pleno campo en el llamado ²Cerro del
Valiente³ (con vistas a la sierra de Guadarrama) y con los característicos jar-
dines ideados por Juan Ramón Jiménez, conocidos como ²La Colina de los
Chopos³. En la institución se primaba no solo la formación estudiantil, sino
también la ciudadana, fomentando la vocación de servicio respecto a la so-
ciedad española. Se promovía también el deporte: tenis, fútbol, pistas de ca-
rrera..., así como la organización de concursos de atletismo anuales. En este
rico ambiente, lleno de estímulos para desarrollarse, se dieron cita los escrito-
res y artistas conocidos como la Generación del 27: Federico García Lorca, Sal-
vador Dalí, Luis Buñuel…
No se conserva documentación alguna del paso de Rafael Belmonte Gar-
cía por la Residencia. El archivo de la institución desapareció tras la Guerra
Civil, época en la que el edificio tuvo varios usos militares, entre ellos el de
Hospital de Carabineros. Por ello, todo lo que se ha podido recuperar de su
historia es a partir de la información de algunos residentes y sus familiares,
así como del epistolario del que fuera director, Alberto Jiménez Fraud. Sin
embargo, queda el testimonio personal del propio Rafael, que contó a sus
46 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
allegados la gran experiencia que supuso para él su paso por esta institución.
Es posible que coincidiera con la última etapa en la Residencia de Joaquín
Romero Murube, Pepín Bello, Jorge Guillén, José Antonio Rubio Sacristán...,
todos ellos, además, personajes influyentes en la historia reciente de Sevilla.
A Rafael allí le llamaban ²Belmontito³. Él recordaba cómo todos mani-
festaban admiración por su hermano. Como anécdota curiosa, contaba con
orgullo, y con nostalgia, que en una visita de su hermano Juan a la Residen-
cia, tras pasear por los jardines y visitar las instalaciones principales, le habló
de las nuevas amistades que frecuentaba y de sus inquietudes intelectuales.
En algún momento de la jornada coincidieron con un grupo de jóvenes, entre
los cuales se encontraba Federico García Lorca, momento que él aprovechó
para presentárselo. Si bien es cierto que en las fechas en las que Rafael es-
tuvo matriculado en la Residencia Lorca ya no era alumno, sí es muy proba-
ble que coincidieran. De hecho, está documentada su asistencia al estreno de
El Amor Brujo de Falla en Cádiz en junio de 1933, obra que volvería a repre-
sentarse en la Residencia de Madrid. También son conocidas las conferencias
que pronunciaba en la institución coincidiendo con sus estancias en la capi-
tal y su participación en las tertulias de la época. Además, la admiración por
lo taurino del artista (escribe Llanto por Ignacio Sánchez Mejías a la muerte
del maestro) y su gran amistad con Gerardo Diego, quien, además, escribe su
Oda a Belmonte, hacen que sea más que probable el encuentro en algún mo-
mento entre el joven Rafael y el gran Federico García Lorca.
En cualquier caso, no cabe la menor duda de que la influencia de la Re-
sidencia de Estudiantes fue determinante en su faceta como escritor, poeta,
conferenciante, tertuliano y pregonero. El fuego solo prende con el combus-
tible adecuado. Y la etapa de Rafael en Madrid avivó su capacidad creativa.
También durante este periodo, es testigo de las primeras entrevistas que man-
tiene su hermano Juan con el periodista y escritor Chaves Nogales. Aprove-
chando su estancia en la capital, en varias ocasiones fueron juntos a la cafete-
ría donde se daba cita el matador de toros con el escritor. Las notas tomadas
durante estos encuentros se convirtieron en una serie de artículos publica-
dos en la revista Estampa en el año 1934, ilustrados con dibujos de Martínez
de León y Bartolosi. Más adelante, estos artículos se publicaron como una no-
vela con formato autobiográfico que acabaría convirtiéndose en la obra más
conocida sobre la vida de Belmonte y en el libro que encumbraría a su autor.
Pero a Rafael la Ingeniería no le terminaba de convencer. No destacó aca-
démicamente y tampoco le puso un gran empeño; así que Juan instó a su her-
mano a elegir otra carrera y convertirse en un buen profesional, pero no a dejar
de estudiar. Al estar casi todos sus hermanos vinculados de algún modo a lo
Rafael 47
El soldado
Rafael en sus
tiempos como
soldado. Finales
de los años 30
Todo lo que le faltaba a aquel soldado de planta, lo suplió con creces con
la labia. La mayor de las hermanas Jiménez, Carmen, hizo la vista gorda y dejó
que Trini le ²hablara³ a Rafael cuando salían a pasear o jugaban con Fer-
nanda, la hermana pequeña. Los dos miembros de la pareja, cada día más ena-
morada, se llamaban entre ellos con cariño ²nena³ y ²nene³. Rafael le pidió a
Federico Jiménez permiso formal para ser novio de su hija Trinidad.
La guerra continuó, pero el joven Rafael Belmonte se refugiaba en la tarea
de escribir cartas a la mujer que le había robado el corazón para siempre. Car-
tas llenas de amor y poesía, donde el sentimiento se imponía a la realidad:
El recuerdo de la amada
En la noche clara
bajo las estrellas, bajo los luceros
a mi mente llegan
miles de recuerdos.
Recuerdos de días
que alegres se fueron
como palomitas de cuerpo hechicero.
Recuerdos de otros
que de sufrimientos se fueron cargados
como negros cuervos.
Y entre uno y otro
color blanco y negro
de mi corta vida de triste andariego
siempre tu figura
que tan hondo llevo
se presenta dulce, cariñosa y tierna
hablando muy quieto.
¨No temas© me dices
¨¡A las balas fieras no les tengas miedo!
¡Déjalas que chillen y pasen rozando
muy cerca de tu cuerpo!
¿No ves que a la Virgen
riendo y llorando por ti yo le rezo?
¿Qué importa que el frío
cruel, traicionero
se meta calando
muy hondo en tus huesos?
Rafael 51
Rafael y Trini en sus primeros años de noviazgo, durante la guerra, en Baena. Finales de
los años 30
Trini a principios
de los años 40.
Fotografía
dedicada enviada
por carta a Rafael
Excmo. Sr.
(…) A V. S. con el debido respeto y subordinación expongo que: estando
matriculado en la Facultad de Medicina de Sevilla del Tercer curso du-
rante el año escolar 1935-36 y que teniendo pendiente de examen las asig-
naturas FISIOLOGÍA ESPECIAL Y MICROBIOLOGÍA MÉDICA de las cuales no pude
examinarme en exámenes extraordinarios por ser estos suspendidos al
sobrevenir el Glorioso Movimiento, es por ello que solicito se digne con-
cederme el ser admitido a los exámenes que se convocarán según orden
de ese Ministerio aparecida en el B.O.E. n.º 101 con fecha 9 de octubre
del año actual. Es gracia que espero alcanzar del recto proceder de V.S.
cuya vida guarde Dios muchos años para bien de nuestra querida España.
Desde el Frente de Extremadura.
A 14 de octubre de 1938 (R. Belmonte)
Rafael a principios
de los años 40.
Foto dedicada
a sus hermanos
Manolo e Isabel
Rafael y Trini,
recién casados, el
14 de abril de 1949
(Jueves Santo)
Rafael y su primer
hijo. Principios
de la década
de los 50
60 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
Rafael, con su
primer coche,
un 600, en el
muelle de Huelva.
Década de los 50
Rafael 61
Rafael y Trini disfrutando de las vacaciones familiares en Punta Umbría con Fernanda y
los niños a mediados de la década de los 50
gorra blanca, por lo que los niños enseguida lo divisaban y lo llamaban desde
lejos divertidos y felices.
Era habitual que en esos días también los visitaran numerosos amigos y
familiares. La casa en cuestión era pequeña, por lo que a veces tenían que in-
geniárselas para poder dar cabida a todos. En cierta ocasión, Rafael invitó a
su gran amigo, el fotógrafo y actor fundador de la agrupación teatral Álvarez
Quintero, Eulogio Serrano, junto a su mujer Josefina y su hija Carmen, en-
tonces un bebé, con motivo de la celebración del cumpleaños de su hijo Juan.
A la hora de dormir no había camas suficientes, así que a Trini se le ocurrió
poner un pequeño colchón en la bañera del cuarto de baño. Y allí acomoda-
ron al bueno de Eulogio, que pasó la noche en la improvisada cama de azule-
jos. Son anécdotas de una época donde la convivencia con los seres queridos
era el mayor patrimonio de todos.
La relación de Rafael con todos sus hermanos siempre fue muy estrecha,
estando muy unido a ellos y siendo partícipe de todo aquello que tenía lugar
en sus vidas, tanto de los acontecimientos alegres como de los momentos
más duros.
A finales de los años 50, tras fallecer su hermano Manolo, Rafael esta-
blece su domicilio y su consulta profesional en la calle Zaragoza nºÅ58, junto a
la Plaza Nueva. Al tener su casa y su despacho en la misma vivienda, su vida
62 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
Octavo
cumpleaños de
Juan Belmonte
Jiménez en Punta
Umbría. Verano
de 1960. En la
foto superior, con
familiares y amigos;
en la inferior, con
Eulogio Serrano
y su hija Carmen
en brazos
Boda de Pepe
Belmonte (sobrino
de Rafael, hijo
de su hermano
Pepe) con Amparo
Rodríguez-Pascual.
Basílica de N.ª S.ª
del Carmen, Jerez,
29 de octubre
de 1955. Juan
Belmonte firma
como testigo de
la boda. Detrás,
Bernardo, marido
de Angelita
Belmonte y
Bernardino,
cuñado de Pepe
Rafael 63
Rafael Belmonte,
junto a sus
familiares y
amigos, en el
funeral de su
hermano Manolo
Belmonte. Sevilla,
5 de octubre
de 1956
Rafael en la puerta
de su casa de la
calle Zaragoza.
Día de San
Rafael de 1957
Rafael, Trini y sus hijos en la azotea de su casa de la calle Zaragoza. Día de San Rafael
de 1957
Rafael 65
Pedrito
En las vivencias familiares con su mujer, sus hijos y su entorno más cer-
cano, siempre estaba presente el carácter simpático y ocurrente del doctor
Belmonte. Su hijo Rafael (2021) recuerda con cariño numerosas anécdotas,
entre ellas una que tiene como protagonista a Bobby, un cachorrito de coc-
ker spaniel color canela que el padre compró para los niños en la Plaza del Ca-
bildo, donde por aquel entonces un señor se dedicaba a vender perritos.
La mascota desde el principio fue mimada por toda la familia, lo cria-
ron con biberón y se adaptó tanto a las costumbres de la casa que enseguida
aprendió que, cuando se paraba un coche en la entrada de la vivienda, era por-
que la familia se iba a pasar el día a algún sitio y, en cuanto veía que se abría la
puerta del vehículo, ya fuera por el motivo que fuera, el perro saltaba dentro y
no había forma humana de sacarlo. A Rafael padre se le ocurrió un día probar
a bajarlo llevando consigo al perro del vecino, algo que dio el resultado espe-
rado. Pero claro, desde entonces, cada vez que Bobby se subía al coche, tenía
que llamar a la casa del vecino y pedirle prestado el perro, lo que en más de una
ocasión propició divertidas situaciones.
68 RAFAEL BELMONTE GARCÍA. Vida y obra. Un recorrido por la Sevilla del siglo XX
La tata Carmen (Carmen Villarreal Trujillo) con los niños. Parque de María Luisa y Pla-
za Nueva de Sevilla. Finales de los 50
Rafael y Trini con sus hijos en la casa familiar de Baena, con las hermanas de Trini, Car-
men y Fernanda, sus padres, Federico y Carmen, y Dolores (chacha Loles), hermana de
Carmen. Finales de los 50
Rafael 69
A finales de los años 60, la consulta del Dr. Belmonte de la calle Zaragoza acre-
cienta su función como punto de encuentro social y cultural. Amigos y compa-
ñeros de Rafael se dan allí cita para organizar y planificar actividades culturales
y las tertulias son frecuentes en un ambiente distendido y cordial. También sus
hijos guardan aquí los primeros recuerdos de su etapa adolescente, ya que cele-
braron en la sala de espera de la consulta sus primeros guateques juveniles, ade-
rezados con las cervezas y las patatas fritas que compraban en el vecino Club Ba-
nesto. Un picú y un grupo de amigos hacían el resto para disfrutar de una velada
que comenzaba a primera hora de la tarde y terminaba cuando se hacía de noche.
En 1969 la familia cambia de nuevo su residencia y la consulta del Dr. Bel-
monte a la calle Julio César nº4, donde permanecerá ya hasta su jubilación.
Rafael y su hijo
acompañados
de un amigo y
del primo de
Rafael, Paco. A
sus espaldas
el R8 celeste,
protagonista de
innumerables
viajes. Años 70
Rafael y Trini en su
caseta de la Feria
de Sevilla. Años
70. Detrás, un
abanico decorado
con la letra de
unas sevillanas
compuestas por
él con motivo
del certamen
de sevillanas
de la ciudad,
patrocinado por
Coca Cola, en el
que era jurado