Tareas de UVG

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Sexualidad responsable, responsable

La sexualidad afecta a toda la vida y no solo a una parte de ella, a un órgano o a un deseo
particular. La sexualidad, por otra parte, tiene distintas dimensiones: genética (hombre y
mujer tienen distinto ADN), gonádica (diferentes órganos sexuales), fisiológica (distinta
forma del cuerpo), psicológica (tenemos distinto modo de ser, de reaccionar afectivamente)
y, por último, espiritual (la sexualidad toca a nuestro mismo centro como personas, a la
manera en que amamos y somos amados).

No son dimensiones separadas, sino que todas se unen en nuestro cuerpo, que es la fuente de donde brotan
nuestras vivencias. Ser hombre o ser mujer no es un simple dato que ponemos en nuestro DPI, sino una dimensión
de nuestra identidad, un modo de responder a la pregunta fundamental: “¿quién soy yo?” Pensemos, por ejemplo,
en lo importante que es haber recibido la vida de otros, haber sido engendrado del amor de nuestros padres.

Y también en la capacidad que tenemos para dar vida a otras personas. Esto no es accesorio, sino central para
nuestra vida, y está unido a la sexualidad. Por eso la sexualidad no es solo una atracción hacia la otra persona, sino
también un elemento que nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos, a partir del cual nos formamos a
nosotros mismos y nuestras relaciones.”

El dominio de la sexualidad es posible para los seres humanos que no obstante pertenecen al reino animal, poseen
voluntad, el atributo que les diferencia y le pone en la punta de la pirámide en el ese reino. Por la razón para puede
aprender a respetarse a sí mismo y a los demás.

Cuando el desorden se convierte en hábito, su dependencia dificulta cada vez más discernir lo bueno y lo malo.
La puerta del amor se abre hacia afuera, siempre hacia los demás, y se llama felicidad. En cambio, la del placer
desordenado se cierra con el candado del egoísmo. El amor dura. El placer se acaba. Recuérdenlo siempre: cuando
se persigue desordenadamente el placer por el placer, desaparece porque le falta su fundamento: el amor.

La falta de amor trae infelicidad, es también originada por no tener idea de lo correcto y de
lo incorrecto. Al excluir la importancia a la dignidad de la persona, el vivir sin importarnos
los sentimientos y la dignidad del ser humano; Donde el hombre y la mujer se
convierten en objetos de uso desechable (“úsese y deséchese), donde el amor se
interpreta como una simple energía que hay que desahogar y hay que unirla al placer y a la
diversión, a la depravación, a donde lo que solo importa es el intercambio sexual
instintivo y simulado de un sentimiento muy lejos de sentir y de conocer. Donde el
concepto de moral se desconoce y por la misma ignorancia se asegura que es algo fuera de moda y que sólo
impide la verdadera "felicidad"... nos cae a la medida para nuestra irresponsabilidad el "apoyo" que se nos da con
la "educación sexual" y se lleva al joven y a la señorita a inculcarle, a convencerlo, a confundirlo aun más donde lo
único que importa es el desenfreno sexual.

La irresponsabilidad, la degradación disfrazándola de responsabilidad y "convenciendo" subliminalmente que todo


es permitido y que sólo se recomienda usar todo tipo de preservativos y el argumento: se puede todo, sólo hay que
"cuidarse". Hay que tener contacto de epidermis indiscriminadamente, solo hay que hacerlo con “responsabilidad"

La simple instrucción sexual nos ha traído consecuencias desastrosas, pero para no aceptar la realidad, la
responsabilidad, y el compromiso de formar con un buen ejemplo, se argumenta que está pasado de moda y es
aburrido.
Para no aceptar los beneficios y las bondades de los verdaderos valores, todo
se pretende sustituir y solucionar repartiendo preservativos por todos lados. Es
más fácil repartir millones de condones para ambos sexos que formar en el
respeto, la dignidad y el verdadero amor.

Con promover preservativos y anticonceptivos sin hablar de los efectos


secundarios se busca combatir los efectos pero no las causas. Con esto se
agrava el problema. Lo que se necesita es formar desde el interior de las personas, para que sean honestas,
responsables, convencidas, orientadas debidamente, guiadas y conscientes.

¡Nada de improvisaciones!

La educación sexual debe comenzar con la aceptación del problema en el que estamos
inmersos y de comprometernos a salir de él. Necesitamos crear un ambiente
verdaderamente familiar y comenzar por desechar los malos hábitos y dejar de confundir la
verdadera libertad con libertinaje.

Necesitamos que exista un verdadero diálogo, una verdadera comunicación donde se oriente,
donde se impulse a la superación, donde se aprenda a tener objetivos definidos, a
desarrollarse, a mejorar. A formar seres con espíritu de lucha, de esfuerzo, constantes,
decididos, de éxito y generosos.

Es nuestro deber ayudarles a encontrar su vocación (aptitudes y capacidad), que tengan habilidades y que sirvan a
los demás; que no sólo busquen algo para salir del paso. Que adquieran la habilidad, la capacidad para decidir, que
tengan personalidad (cualidades), pero que no sean personalistas, la vocación no se improvisa. Que aprendan a
tener ilusiones; donde se les proporcione todo el apoyo para planear su vida. Donde se aprenda que siempre hay
que “pensar para actuar y no actuar para pensar”.

Debemos prevenir los riesgos, asesorémonos y asesoremos sobre las consecuencias y la responsabilidad de traer
un nuevo ser al mundo. Prevengamos, concienticemos de que el abuso y el libertinaje, tiene sus riesgos, y, uno,
puede ser el embarazo no deseado, sin contar con los riesgos de salud y el aspecto moral, emocional y afectivo,
madres solteras, hijos sin padre, abortos, niñas o adolescentes embarazadas, acoso laboral, etc.

Un joven o una señorita sin una verdadera formación ni moral, que propone relaciones sexuales en forma libertina,
¿qué garantía nos da que en sus anteriores amoríos no se ha contagiado de algo grave? Los adolescentes y jóvenes
desorientados, confundidos, y aturdidos se les empuja a conductas de riesgo, que se convierten en una bomba de
tiempo en manos inexpertas.

La vida no se improvisa si no se quiere sufrir las consecuencias, la vida se planea. ¡Nada de precipitaciones! De
descuidos y de ligerezas - inconstancia, inestabilidad y de aturdimiento. El corazón se hizo para amar y la cabeza
para pensar, porque ahora se ama con la cabeza y se piensa con el corazón. Sólo dando a cada miembro su
respectiva función se evitaran muchos daños irreparables e innecesarios.

El valor de la vida

Antes del profesionista, del intelectual, del político, del científico, del empresario, del banquero, del economista,
debe estar el ser humano. El ser humano, esa persona creada por Dios, con capacidad de raciocinio, de inteligencia
y de voluntad. El ser humano debe ser el centro de toda actividad, de la ciencia y de la economía.
Pero, cuando es más importante el poder y la riqueza, cuando nos olvidamos del ser humano y lo tratamos como
un objeto a nuestro servicio, cuando convertimos al ser humano como un elemento, como una mercancía que se
le manipula sólo por intereses de una minoría, que degradamos su dignidad y
que le arrebatamos el derecho a la vida y al amor, estamos cayendo en una
completa deshumanización. Un título profesional no es garantía de ser una
persona con valores.

Recopilado en: https://es.catholic.net/op/articulos/52541/cat/203/entonces-que-es-la-sexualidad.html

Tarea

1. Analice la lectura y lo que escuchamos en los medios de comunicación masivos, a través del diagrama de
Venn.

Lo que encuentro
en común

Los medios de La lectura de


comunicación hoy

2. Lo que aprendo para mi vida personal

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