Resumen Unidad 13

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Lopez Luis Santiago

Civil I
Unidad 13: La Causa De La Relacion Jurídica:
Los Hechos Jurídicos
Hechos jurídicos
Hechos son los acontecimientos o sucesos que provienen de la naturaleza o del hombre.
Algunos de estos son irrelevantes para el mundo jurídico; otros, por el contrario, son
tomados en cuenta por el derecho porque el ordenamiento prevé la producción de ciertos
efectos jurídicos para cuando acontecen. Estos son los hechos jurídicos.

ARTICULO 257.- Hecho jurídico. El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme


al ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones
o situaciones jurídicas.

Sin embargo, la doctrina más extendida consideró, con acierto, que el término
"acontecimiento", que proviene de los verbos acontecer, suceder; comprende toda
circunstancia a la cual la norma liga una consecuencia jurídica, sin detenerse en el hecho
material

Hechos simples y complejos

Algunos hechos están constituidos por un acontecimiento singular (la muerte de una
persona), mientras que otros requieren más de un acontecimiento (la posesión requiere el
ejercicio del corpus posesorio más la voluntad de someter la cosa al derecho real: art.
1909, y, a su vez, para que autorice la adquisición del derecho de dominio por
prescripción, debe haber sido ejercida durante diez años de buena fe y con justo título; o
durante veinte años sin los otros recaudos; pero, además, ha de haber sido ostensible y
continua).

Hechos positivos y negativos

Hechos Positivos: Los hechos jurídicos positivos son aquellos que implican una acción o
actividad. Por ejemplo, la firma de un contrato, la compra de una propiedad, el nacimiento
de una persona, el matrimonio entre dos personas, o la creación de una empresa. Estos
son hechos que involucran una acción activa que tiene un efecto en el mundo jurídico.

Hechos Negativos: Los hechos jurídicos negativos, por otro lado, se relacionan con la
inactividad, la omisión o la abstención. Por ejemplo, la omisión de pagar una deuda, el
abandono de una propiedad, la falta de aceptación de una oferta, el incumplimiento de un
deber legal, o la no comparecencia a una cita en el tribunal.

Ciertos estados espirituales, como el temor, el error, la toma de conocimiento, los móviles
morales o inmorales, pueden formar parte de un acontecimiento del que derivan efectos
jurídicos.

Resumen realizado en base al CCYC y el libro “Instituciones del Derecho Civil Parte General” de
Julio Cesar Rivera.
Lopez Luis Santiago

Ello se ve con claridad en los factum complejos: comprar una obra de arte creyendo por
error que es auténtica da lugar a un efecto jurídico, que es la anulación del acto. Y así
pueden encontrarse infinidad de ejemplos en los que los estados espirituales, sin
relevancia en el tiempo y en el espacio, forman parte de un factum con relevancia jurídica
según la norma.

Constitutivos, extintivos e impeditivos

Esta clasificación se corresponde con las consecuencias jurídicas previstas por la norma
para el hecho de que se trate. De este modo, será un hecho constitutivo aquel que produce
el nacimiento o adquisición de un derecho subjetivo (el contrato); hecho extintivo que
ocasiona la conclusión o el fin de una relación jurídica y de los derechos subjetivos que
constituyen su contenido (el pago); impeditivos son los hechos que obstan a la eficacia
de los hechos constitutivos (haber hipotecado una cosa ajena) (Cariota Ferrara, Orgaz,
Brebbia).

Esta clasificación tiene cierta importancia en materia de la carga de la prueba. La


acreditación del hecho constitutivo corresponde a quien pretende el nacimiento de los
derechos subjetivos; la del hecho extintivo a quien pretende el fin de la relación jurídica;
la del hecho impeditivo a quien lo invoca.

Clasificación de los actos voluntarios lícitos


El art. 258 dice que "el simple acto lícito es la acción voluntaria no prohibida por la ley,
de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas".
Son actos en los que la parte que los ejecuta no persigue una finalidad jurídica, aunque la
ley puede asignársela y por ello constituyen hechos jurídicos: el descubrimiento de un
tesoro (Orgaz), la apropiación de la cosa mueble abandonada, etcétera.
El problema de la aplicabilidad de las reglas de los actos jurídicos en materia de
capacidad, discernimiento, vicio de la voluntad, etc.:
Cuando se trata de actos jurídicos, hay ciertas reglas que deben tenerse en cuenta. Estas
reglas incluyen, entre otras, la capacidad de la persona para realizar el acto, la presencia
de discernimiento (la aptitud de entender las consecuencias del acto), y la ausencia de
vicios de la voluntad (como error, dolo, o violencia).
El problema surge cuando estos actos que en principio no son actos jurídicos, producen
efectos jurídicos. La pregunta es si las reglas mencionadas se aplican a estos actos. Por
ejemplo, si una persona con discapacidad mental se encuentra y se apropia de un objeto
abandonado, ¿adquiere la propiedad del objeto? ¿Se requiere discernimiento en este caso?
¿Y si la persona fue engañada o coaccionada para encontrar y apropiarse del objeto, se
considera que hay un vicio de la voluntad?

Resumen realizado en base al CCYC y el libro “Instituciones del Derecho Civil Parte General” de
Julio Cesar Rivera.
Lopez Luis Santiago

ARTICULO 259.- Acto jurídico. El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por
fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.

Recaudos de la declaración de la voluntad


Para que la voluntad sea declarada, y por lo tanto produzca efectos jurídicos, es necesario
que ella reúna las siguientes características:
— ha de haber sido emitida; no lo será la carta no enviada o tirada al cesto de los papeles
(De Castro y Bravo);
— debe estar dirigida a comunicar o publicar la voluntad del sujeto; v.gr., quien hace un
gesto en un remate no está haciendo una oferta, si con aquella conducta quería saludar a
un amigo;
— ha de haber sido percibida o resultar, al menos, perceptible; el murmullo ininteligible
no es declaración de la voluntad.
Teoría de la voluntad
La doctrina francesa, expuesta originariamente por el alemán Savigny, considera que el
efecto jurídico se produce por consecuencia de la voluntad interna, y no por la declaración
que de esta se hace.
Ripert y Boulanger, siguiendo a Salleilles, exponen que la doctrina que considera que lo
determinante es la declaración de voluntad confunde el fondo con la prueba. En concreto
dicen que la voluntad interna es la única que tiene valor de obligación (bastardilla en el
original), pero el público solo conoce esta voluntad por su declaración.

Teoría de la declaración
Esta teoría, que según algunos autores ha sido la adoptada por el Código Civil alemán,
hace prevalecer la declaración de voluntad por encima de lo querido efectivamente por el
autor de ella.
¿Por qué razones? En primer lugar, porque la declaración de voluntad es entendida en una
doble función: comunicación y autodeterminación.
Al ser determinante, la declaración de voluntad tiene por finalidad inmediata un
determinado efecto jurídico (lo que vale para los actos jurídicos es que el efecto de
derecho es querido inmediatamente por las partes: art. 259).
Y, al ser manifestación de comunicación social, es interpersonal, y debe tenerse en cuenta
cómo ese tercero pudo haber entendido la declaración.
La respuesta de por qué prevalece la declaración por encima de lo querido internamente
emana de dos razones fundamentales:
— la primera es que la relación jurídica no nace de la voluntad, sino de la declaración; no
nace del querer, sino del comprometerse, como lo vimos en el número anterior;

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— la segunda, que tiene radical importancia en el ámbito de la interpretación del acto


voluntario, tiene como fuente la idea de responsabilidad del declarante (bastardilla en el
original) por el significado de su declaración, el cual le es imputable (Larenz).
Dado que, en el ámbito de lo social, sigue diciendo Larenz, no existen actos sin
responsabilidad. Quien hace una manifestación de voluntad frente a otros es responsable
de los medios de expresión por él elegidos.
Sistema del Cód. Civ. y Com.
a) Principio general
Nuestro Cód. Civ. y Com. suscribe la doctrina de la voluntad, según se evidencia en su
reglamentación del acto voluntario, para el cual deben hallarse presentes los denominados
"elementos internos", en particular la intención.
Por lo demás, el Cód. Civ. y Com. regula los denominados vicios de la voluntad, entre
estos, el error, cuya presencia autoriza a nulificar el acto.
b) Morigeraciones del principio
Sin embargo, nuestro Cód. Civ. y Com. ha sabido hallar las soluciones prácticas de que
habla Castán Tobeñas.
Así, para que el error anule el acto, debe ser de hecho, esencial y reconocible. De modo
que el error de derecho y el error de hecho no esencial o no reconocible, si bien
conservarían por hipótesis la virtualidad de afectar la voluntad interna, no autorizan a
anular el acto.

Actos voluntarios
Conforme al art. 260, "el acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y
libertad, que se manifiesta por un hecho exterior".

De modo que es preciso que la voluntad interna, actuada por un sujeto que tiene
discernimiento, intención y libertad, sea además declarada —expresa o tácitamente— por
un hecho exterior que permita conocerla e interpretarla.

Discernimiento

Entre nosotros se ha sostenido que es la cualidad o facultad del sujeto por la cual conoce
y distingue lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente

Nuestro Cód. Civ. y Com. Determina que, a partir de cierta edad, las personas tienen
discernimiento para los actos ilícitos (10); y a partir de otra, para los lícitos (13); y que la
privación de la razón suprime el discernimiento.

Causas que obstan al discernimiento.

a) Criterio general

Las causas que obstan al discernimiento son:

Resumen realizado en base al CCYC y el libro “Instituciones del Derecho Civil Parte General” de
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— aquellas que revelan un desenvolvimiento insuficiente de la madurez, reflejada en la


minoridad;

— y las que exteriorizan un oscurecimiento permanente, temporal o accidental de la


facultad de comprender.

No es necesario que el sujeto esté declarado como de capacidad restringida o incapaz, ni


que la causa sea una enfermedad mental. Por lo tanto, quedan comprendidos los actos
humanos ejecutados sin conciencia, por obra de la embriaguez, la utilización de drogas,
narcóticos, u otras enfermedades, así como por el simple efecto de la senectud si de ella
hubiese devenido que el sujeto estuviere concretamente privado de la capacidad de
comprensión del acto que está otorgando o realizando.

Ya hemos dicho que, en el caso de los meros actos reflejos (como el vómito, o los
movimientos convulsivos de una persona desmayada o de la persona afectada por una
fiebre muy alta), no hay acto humano, sino hecho natural.

La prueba de la falta de razón recae sobre quien la invoca para excluirse de la


responsabilidad de sus actos.

Intención

Se trata del discernimiento aplicado a un acto en concreto.

Habrá pues, intención en el acto cuando exista adecuada correspondencia entre lo


entendido y lo actuado, cuando se ha realizado el acto tal como se pensó llevarlo a cabo
(Brebbia; en sentido análogo, Cifuentes).

Vicios que afectan a la intención

La intención es afectada por los vicios de error y dolo, en tanto y en cuanto implican que
la facultad de entender ha sido incorrectamente aplicada en el acto en concreto, ya sea por
una causa propia (falta de conocimiento o conocimiento insuficiente: error) o por causa
ajena (error provocado: dolo).

La intención se presume cuando el acto ha sido obrado por una persona con
discernimiento. Por ello, como se examinará en su momento, la prueba del error o del
dolo que la vician corresponde a quien los invoque.

Por lo general, la intención presupone el discernimiento, ya que una persona necesita


entender un acto para poder tener la intención de realizarlo. Sin embargo, es posible tener
discernimiento sin intención, como en el caso de un acto realizado bajo engaño o
coacción, donde la persona entiende el acto, pero no tiene la verdadera intención de
realizarlo.

Libertad.

Los autores coinciden en que la libertad es la posibilidad de elegir entre varias opciones,
con ausencia de coacción externa. Aplicada esa noción al acto voluntario, la libertad es
la posibilidad de elegir entre ejecutar o no el acto, sin coacción exterior.

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La libertad es afectada por el vicio de violencia (fuerza irresistible o amenazas: art. 276)

La idea primordial en la materia es que las restricciones a la libertad fundadas en


derecho (restricciones jurídicas) no afectan a la libertad entendida como elemento del
acto voluntario; es decir, no constituyen vicio ni privan de voluntariedad al acto.

V.gr.: el art. 1128 dispone que nadie puede ser obligado a vender, sino cuando se
encuentre sometido a una necesidad jurídica de hacerlo. El Cód. Civil derogado
completaba la regla con algunos ejemplos: ejecución forzosa en subasta judicial,
división del condominio sobre cosa indivisible, etcétera.

López de Zavalía explica con todo acierto que estos son actos voluntarios, pues
la necesidad jurídica, o mejor, coacción jurídica, no priva ni afecta la libertad como
elemento de ese tipo de actos. Por lo tanto, quien obra constreñido por la ley no obra
involuntariamente. De esto, a la inversa, se extrae como conclusión, que se obra sin
libertad cuando la coacción externa no es legítima.

Elemento externo de los actos voluntarios (la declaración de voluntad)

Concepto

La declaración de voluntad es una conducta mediante la cual se exterioriza la voluntad


del agente. Esta conducta puede consistir en dichos o en hechos. Los primeros pueden
ser dichos hablados (exteriorización por la palabra oral) o escritos (exteriorización por
la palabra escrita o documentada). Los segundos son acciones del sujeto, traducidas
generalmente en gestos (levantar la mano en una votación, hacer una señal durante una
subasta).

ARTICULO 262.- Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse


oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

ARTICULO 263.- Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio opuesto a


actos o a una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad
conforme al acto o la interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de
expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y
prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

ARTICULO 264.- Manifestación tácita de voluntad. La manifestación tácita de la


voluntad resulta de los actos por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece
de eficacia cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.

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El Acto Voluntario Ilícito


Sin pretender otra cosa que dar una noción puramente descriptiva, podemos concebir los
hechos ilícitos como las conductas antijurídicas dañosas imputables a su autor, que
obligan a reparar los daños que guarden adecuada relación de causalidad con ellas.
Es conveniente señalar, desde ya, que la noción de acto ilícito comprende al
incumplimiento contractual.
Esta idea queda confirmada claramente en el Cód. Civ. y Com., que trata de manera
unificada la responsabilidad civil de causa contractual y extracontractual; así se
manifiesta con toda claridad en el art. 1716, cuyo texto reza: "La violación del deber de
no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño
causado, conforme con las disposiciones de este Código"
En nuestro derecho, los elementos de la responsabilidad civil son:
• la acción humana calificada de autoría; según nuestro criterio, existe acto humano (y,
por ende, autoría) siempre que la acción se trasunte como una emanación de la
persona.

• la antijuridicidad; La conducta es antijurídica, ilícita o ilegal, en sentido lato, cuando


está en contradicción con el ordenamiento jurídico, tomado este en su conjunto.

• el daño; ¿la antijuridicidad es realmente un presupuesto autónomo o por el contrario


se identifica con el daño? Como expresa Bueres con su precisión habitual, la
antijuridicidad se predica de la conducta, y no del daño. Lo que sucede es que, en el
ámbito de la responsabilidad civil, antijurídica es la conducta que viola una norma
que, de manera específica o genérica, prohíbe dañar a otro. Y esa conducta antijurídica
es presupuesto autónomo de la responsabilidad.

• el factor de atribución o imputación; Como decíamos más arriba, para que la conducta
antijurídica y efectivamente dañosa genere el deber de reparar, es preciso que sea
imputable o atribuible al sujeto. Existen dos criterios de imputación o atribución: un
criterio subjetivo que parte de la idea de reproche moral que se dirige al autor de una
conducta ilícita y que da fundamento a la obligación de resarcir el daño causado. El
otro es un criterio objetivo, que prescinde del juicio de reproche contra el autor de la
conducta dañosa, imponiendo el resarcimiento del daño en virtud de un factor de
atribución objetivo que opera en virtud de la ley. El art. 1721 alude a los criterios
subjetivo y objetivo, y concluye que, en ausencia de normativa, el factor de atribución
es la culpa.

• la relación de causalidad. El cuarto y último presupuesto de la responsabilidad civil


está dado por la relación de causalidad, que inicialmente podemos individualizar
como la adecuada relación de causa-efecto que ha de existir entre la conducta
antijurídica y el resultado dañoso.
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Su inclusión, como presupuesto de la responsabilidad civil, responde a la idea según


la cual, para que exista la obligación de reparar un daño, es preciso que este haya
sido causado por el responsable, sus dependientes, o por sus cosas animadas o
inanimadas

Delitos y cuasidelitos

Vinculado al elemento factor de atribución (v. infra nro. 45), los actos ilícitos se
distinguían en delitos y cuasidelitos, según hubieran sido obrados por su autor con
dolo o culpa respectivamente. Esta terminología ha desaparecido en el Cód. Civ. y
Com., aunque, naturalmente, la responsabilidad civil se puede fundar en el dolo, la
culpa o factores objetivos de atribución. Cuando el acto ilícito es doloso el juez no
tiene la atribución de morigerar la indemnización en razón de los factores a que alude
el art. 1742, esto es, la situación personal de la víctima, el patrimonio del deudor y las
circunstancias del hecho.

Responsabilidad Civil.?

Alcance de las consecuencias de los hechos jurídicos.?

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