1, Bárraga, Aprendizaje Sensorial.
1, Bárraga, Aprendizaje Sensorial.
1, Bárraga, Aprendizaje Sensorial.
En este capítulo hablamos acerca de la idea de que el desarrollo afectivo y los sentimientos
que el niño tiene sobre sí mismo y los otros se relacionan directamente con la calidad y
extensión de las interacciones humanas. En el Capítulo 4 desarrollamos el tema de que el
aprendizaje psicomotor se ve facilitado por la exploración, el movimiento y el conocimiento
sobre cómo controlar el cuerpo a fin de encontrar una respuesta que se relacione con el
medio y los objetos que en este se encuentran.
PROGRESIÓN EN EL APRENDIZAJE
Un nivel mínimo de estimulación (umbral) requiere cada sistema sensorial antes que los
impulsos puedan cruzar las vías nerviosas y dirigirse a la estación receptora del cerebro. Por
ejemplo, el estímulo de las células retinianas por los rayos de luz transmite los impulsos a
través del nervio óptico directamente al lóbulo occipital del cerebro. Las ondas sonoras no
provocan estímulo en las células de la retina pero se dirigen, por el nervio auditivo, a las
terminaciones nerviosas en el oído interno y de allí al centro perceptivo auditivo. Se debe
comprender que la intensidad del estímulo en cualquier sentido no se relaciona,
necesariamente, con la intensidad de la sensación recibida en el cerebro.
El sentido del oído funciona a través de terminaciones nerviosas que están profundamente
ubicadas dentro del oído interno y rodeadas de líquidos. El estímulo a través del sentido del
oído es más difícil durante los primeros meses de vida porque el área receptiva auditiva está
ubicada profundamente dentro del centro del cerebro. Probablemente poca información
útil se dispone a través del oído antes de los 3 ó 5 meses de vida (Fraiberg, 1969). Aunque
el bebé puede mostrar respuestas involuntarias al sonido, la verdadera discriminación y
reconocimiento de los mismos no son posibles hasta después de varios meses de nacer.
Cuando la voz humana, a corta distancia, provee sonidos agradables es entonces cuando el
infante puede comenzar a notar otros sonidos. Pronto puede comenzar a imitar sonidos,
especialmente la voz humana. Esta imitación es un proceso importante ya que la
información que llega al cerebro, a través del sentido del oído, forma la base para el
desarrollo del futuro lenguaje y su emisión.
SENTIDO DE LA VISTA
Ya que el sentido de la vista provee una mayor cantidad y una más refinada información en
un período más corto de lo que da cualquier otro sentido, se considera que la visión es el
mediador entre todas las otras informaciones sensoriales, estabilizando la interacción del
niño con su medio (Barraga, 1973).
Mucho de lo que la mayoría de los niños aprenden accidentalmente se logra a través del
sentido de la vista. Por esta razón el uso más eficiente de cualquier tipo de capacidad visual
es importantísimo para un disminuido visual. Cuando hay suficiente luz que contrasta entre
objetos o que permite ver el movimiento, hay un potencial en el niño para que la
información visual que recibe tenga significado.
Las medidas de agudeza visual se ven influidas por una variedad de factores tales como tipo
de estímulo, la iluminación, la distancia y el tiempo que se necesita para enfocar y
responder visualmente. Las medidas de agudeza pueden no ser confiables si estas
condiciones no son óptimas o si el estímulo no se adecua al nivel de desarrollo del niño.
Sonkson (1983) sintetizó así el rol de la visión: «Guardiana de la personalidad, tutora de los
sentidos, monitora del movimiento y constructora del concepto».
Los sentidos del olfato y el gusto reaccionan más rápidamente a las cualidades químicas del
ambiente. La información recibida a través del sentido del olfato es muy diferente de la
información recibida del gusto, aún siendo respuesta al mismo estímulo. Estos dos sentidos,
por lo tanto, pueden dar información confusa y conflictuada especialmente cuando se los
trata simultáneamente.
El sentido del gusto (sin el uso del olfato) da poca información específica acerca del sabor
en un comienzo, pero da una amplia variedad de conocimiento sobre textura, contorno y
tamaño a través de la punta de la lengua y los costados de la boca.
La punta de la lengua se considera la más sensitiva de todas las terminaciones nerviosas del
cuerpo. Hay personas que han sido capaces de leer braille con mucha eficiencia con la
lengua.
Los sentidos, probablemente, no proporcionan información aislada, pero no ha sido aún
determinada la manera en la cual la información es recibida a través de un sentido y puede
ser transferida a otros. Sin embargo, los niños pueden ser capaces de traducir información
de un canal sensorial dentro de otra modalidad con el fin de conservar y procesar la
información. Sin tener en cuenta las controversias aún no solucionadas con respecto al
aprendizaje múltiple sensorial y a la transposición intermodal de la información, no
podemos cuestionarnos que todos los sentidos deben ser utilizados por el niño impedido
visual.
APRENDIZAJE TÁCTIL
La progresión del aprendizaje secuenciado es similar en todos los sentidos. Sin embargo, en
los niños con impedimentos visuales se debe poner más atención en el análisis de tareas en
la presentación de las actividades y seguir un orden progresivo. Los primeros estudios
indicaban que el desarrollo de la discriminación táctil seguía un esquema que va de los
movimientos gruesos de la mano a movimientos finos (toda la mano y los dedos); del uso
primero del tacto activo y luego el pasivo y de lo simple a lo más complejo. Estudios
posteriores proporcionan una información más definitiva acerca del tacto (sentido táctil),
la kinestesia (sentido del movimiento) y lo háptico (el acto de tocar) y de la efectividad para
hacer discriminaciones y reconocimiento de objetos y materiales.
Cuando se estudió a veinte niños ciegos de tres niveles educativos, desde jardín de infantes
hasta segundo grado, Kershmanl (1976) identificó el orden jerárquico en el cual el grupo
adquiriría las habilidades táctiles.
Heller (1989) encontró que quienes nunca vieron eran tan eficientes en la percepción táctil
como quienes habían quedado ciegos, lo que le llevó a concluir que la experiencia visual
puede ser necesaria para la percepción táctil. El conocimiento del braille parecía no ser
garantía para una buena identificación de dibujos táctiles. En 1985 concluyó que el uso
simultáneo de la vista y el tacto por parte de quienes tienen baja visión mejoraba el
reconocimiento de los dibujos en relieve y sugirió que las personas con muy baja visión
debían usar ésta como guía para la exploración táctil.
El sistema háptico fue descrito por Klatzky y Lederman (1988) como «un sistema perceptual
que incorpora las entradas de sistemas multisensoriales» y dijeron que los sistemas táctil y
kinestésico estaban involucrados, incluyendo la piel, los músculos y las articulaciones. En
estudios anteriores los mismos autores encontraron que el sentido háptico podía identificar
características especiales de los objetos en el siguiente orden: forma, consistencia, textura
y tamaño. Klatzky, Lederman y Metzger (1986) llamaron al tacto el «sistema experto»
comparándolo con un sistema sensorial sustituto para el sordo, mencionando el método
Tadoma como evidencia de que el sistema táctil puede procesar esquemas espacio-
temporales complejos a una velocidad cercana a la de la percepción del lenguaje auditivo.
CONOCIMIENTOS Y ATENCIÓN
ESTRUCTURA Y FORMA
A medida que el niño aprende a discriminar entre los objetos, corresponde introducir el
lenguaje que enseña el reconocimiento de los objetos específicos.
Al colocar las manos alrededor de un objeto, se logra una parte de información gruesa
acerca del mismo, pero moviendo sus manos y trazando la forma del objeto, se obtiene una
información específica y sucesiva acerca del mismo, que facilita su reconocimiento por el
nombre.
Una vez que el niño puede reconocer objetos simples de la vida diaria por el nombre, es
posible la próxima etapa del desarrollo táctil-kinestésico. Objetos completos que pueden
ser separados en partes y armados nuevamente van a ayudarle a aprender la relación de
las partes con el todo. En esta etapa es importante que los objetos sean de tres
dimensiones, tales como autos de juguete que pueden desarmarse y armarse, bloques que
se encajan y objetos de la vida diaria que tienen partes para armar: poner las tapas en las
cacerolas, las llaves en la cerraduras, los destornilladores en las cabezas de los tornillos, son
ejemplos de la cantidad de objetos que relacionan las partes con el todo.
Agrupar objetos por la textura es otro aprendizaje apropiado en esta etapa. Por ejemplo, la
madre puede presentarle toda la ropa que tiene la misma textura, todos los cubiertos que
son parecidos, bloques de la misma consistencia, botones que son semejantes.
Un aprendizaje adicional debiera enfocarse en el uso de las manos y en la inspección
manual. En la misma forma es consciente que puede ejercitar control sobre los objetos y
puede hacer que estos actúen en una forma específica; a través de esta manipulación él
comienza a formar conceptos de las relaciones de las partes con el todo (Juurmaa, 1977).
La práctica en hacer discriminaciones cada vez más finas y mantener la habilidad para
reconocer los objetos y las partes de los mismos preparan al niño ciego para un más
completo aprendizaje táctil-kinestésico relacionado con su trabajo académico.
REPRESENTACIONES GRÁFICAS
Presentar objetos de dos dimensiones en forma gráfica es la próxima etapa del desarrollo
táctil-kinestésico. Tales representaciones pueden ser hechas de hilo, alambre, con una
ruedecita marcadora o con un punzón, en papel de aluminio, plástico o papel común. La
representación gráfica de un objeto real puede tener poca semejanza táctil con el objeto
conocido y el objeto adquirido puede que no se relacione con la información previamente
recibida. La perspectiva espacial en una representación gráfica a menudo no representa la
perspectiva espacial real concebida con las manos.
Comprender que puede hacer dibujos que él puede «ver» con sus propias manos, es
emocionante y motivo para examinar cualquier cosa que se presenta en forma táctil en los
papeles y en los libros.
SIGNOS BRAILLE
El niño ciego total no sólo debe reconocer los signos táctilmente, sino también debe
interpretar su significado en relación a otros signos braille y al contexto del material que
está leyendo. Esto provoca una gran carga en la memoria táctil kinestésica y requiere, por
parte del niño, tomar una inmediata decisión en relación al reconocimiento, memoria,
asociación e interpretación.
Los signos braille que representan la misma letra o palabra pueden ser diferentes según el
lugar que se encuentren dentro de una oración; de aquí, entonces hay que tomar decisiones
al leer braille y esto requiere un alto nivel de habilidad en las funciones cognitivas.
El niño que ha logrado una flexibilidad mental y que puede procesar la tarea puede ser
eficiente en la lectura táctil como primer medio de aprendizaje. El niño que funciona a un
bajo nivel mental, posiblemente no va a aprender el uso del braille, a menos que se
preparen materiales muy especiales para ello.
Los signos braille deben ser introducidos gradualmente; al principio sólo aquellos
representados por una sola letra, más tarde signos representados por palabras completas.
En tercer lugar a través de la confección y reconocimiento de cada grupo de signos se podrá
llegar a introducir grupos más complejos.
Se necesita pensar mucho la decisión a tomar con respecto al medio de lectura en niños con
baja visión. Algunos niños que, como Lucy, no muestran por su conducta que son aprendices
visuales, pueden necesitar la oportunidad de aprender a leer en tinta y en braille. Después
de aprender los dos sistemas, algunos mostrarán preferencia por un medio mientras que
otros pueden continuar empleando ambos, según sea la iluminación, la disponibilidad de
material y la fatiga.
En el caso de Ching Lan, que estaba perdiendo rápidamente la visión, su aprendizaje visual
previo y las imágenes que observaba hacía menos traumática la transición hacia la ceguera.
Tenía que aprender cuándo podía contar con la visión y cuándo suplirla con los otros
sentidos.
Existe una tendencia frecuente a pensar que los oídos de las personas ciegas son
comparables a los ojos de las personas normovisuals para proveerles de información. Hay
alguna verdad acerca de esto, pero se deben tener precauciones al aceptar esta idea sin
condiciones. Debido a la naturaleza del sentido del oído y a la continua presencia de sonidos
que invaden el medio, el ser humano tiene poco control físico sobre las sensaciones
auditivas, pero, sin embargo, debe aprender a ejercitar un control mental, percepción
selectiva.
Este «hacer» del sonido ocurre a través de un proceso selectivo al principio inconsciente y
más tarde según el significado que el individuo da al sonido que percibe. La simple presencia
de sonidos no significa necesariamente que el individuo los oye o los escucha.
Mientras algunos estímulos sonoros y auditivos son una fuente primaria de contacto con el
medio, para el niño limitado visual una estimulación auditiva de sonidos sin significado
puede provocar una actitud repetitiva y respuestas ecolálicas e inhibir el uso de la entrada
auditiva como un medio de aprendizaje. La mera estimulación auditiva no debe ser
confundida con informaciones auditivas que pueden ser traducidas en experiencias de
aprendizaje. Por lo tanto, los padres y los maestros deberían dirigir su atención
específicamente a las secuencias del desarrollo auditivo en el niño disminuido visual, la
relación entre el lenguaje con el desarrollo auditivo, el uso del oído como un medio primario
de aprendizaje, el desarrollo de eficientes habilidades para escuchar y la relación del
desarrollo auditivo con el lenguaje como un instrumento para el pensamiento.
El primer nivel de aprendizaje a través del sentido del oído es atención y conciencia del
sonido. El infante puede sentirse sobresaltado por los sonidos cuando muchos ruidos
aparecen sin tener significado para él. Parte de la razón de este hecho es que solamente los
sonidos de gran intensidad, ya sean en volumen o tono, penetran a través del sistema
receptivo del infante, el cual, en realidad, está construido como un elemento protectivo, ya
que el niño aún no ha aprendido a seleccionar sonidos confusos o perturbadores.
Para que el niño ciego tenga conciencia de los sonidos, debe tener la posibilidad de oír
muchos sonidos agradables, tales como música y la voz humana. Estos sonidos crean en él
un conocimiento inconsciente y lo unen al medio, además de traer consigo sentimientos de
calidez y confort. Aun en el infante más pequeño antes que pueda escuchar sonidos
específicos, el sonido de la voz humana le provoca sentimientos de comunicación y lo une
a las personas, probablemente sustituyendo las expresiones faciales y los gestos que no
existen en el niño ciego total. Si en los primeros meses de vida no se expone al bebé ciego
a la voz humana, puede sentirse viviendo en un mundo totalmente aislado (Fraiberg y otros,
1969).
Una estimulación verbal continua y apropiada en los primeros meses pueden ayudar al niño
ciego a aprender a usar este contacto auditivo en forma semejante a lo que el niño con vista
hace usando el movimiento de sus ojos para seguir las acciones de aquellas personas que
lo rodean. El colocar campanitas u otros objetos que producen sonidos agradables cerca del
niño para que los pueda tocar, ayuda a estabilizar la idea de que hay muchos sonidos dentro
del medio.
En los primeros meses es apropiado urgir al niño a escuchar sonidos específicos que son
agradables, al mismo tiempo que se mueve o se desplaza en su ambiente.
SONIDOS ESPECÍFICOS
Aunque el niño que es ciego puede mostrar una conciencia de los sonidos y atender a unos
pocos específicos, el segundo nivel de desarrollo «respuesta a sonidos específicos»,
probablemente no ocurre antes de los 4 ó 5 meses de edad (Fraiberg y otros, 1969). La
respuesta a sonidos específicos puede ser en forma de sonrisa, dando vuelta la cabeza,
escuchando intencionalmente y en silencio, y más tarde tratando de imitar y vocalizar. Esta
conducta sugiere que el niño está comenzando a mantener contactos con sonidos
específicos y a localizar la fuente de éstos. Dar vuelta la cabeza en respuesta a un sonido
sugiere que «intenta escuchar» (Piaget, 1973).
En esta etapa la coordinación mano-oído (comparable a la coordinación mano-ojo de un
niño con vista), es posible. La manipulación de objetos únicamente para escuchar el sonido
se puede observar indicando esto al comienzo de la autonomía en el conocimiento de que
ciertos movimientos de la mano producen un sonido particular. El conocimiento de que un
sonido se puede asociar con un objeto implica que al bebé ciego se le puede enseñar a
«alcanzar» el sonido, como por ejemplo sería moverse hacia la fuente sonora, o alcanzar un
juguete.
DISCRIMINACIÓN DE SONIDOS
La discriminación entre sonidos familiares, voces y tonos musicales, es el próximo nivel del
desarrollo auditivo para el niño disminuido visual. En este momento el bebé se puede mover
en relación a los sonidos que hay en la casa para encontrar la fuente de los mismos. Los
padres deben permitir esta actividad y dejar que el niño explore táctilmente los sonidos que
han llamado su atención y pueda así localizarlos. Este también es el momento apropiado
para dar el nombre de la fuente de los sonidos, para desarrollar así el conocimiento que los
sonidos vienen de diferentes cosas que están en el hogar, lo que permite al niño asociar los
sonidos con las cosas que toca. Al notar la diferencia de los sonidos que lo rodean y las
voces, el niño está aprendiendo a conectar sus propias acciones y la de los otros con ruidos
específicos o sonidos. A medida que esta asociación se hace más frecuente y más refinada
puede el niño descubrir por él mismo que puede seguir los sonidos y acercarse a ellos.
Nombrar la fuente del origen del sonido y estimular la imitación vocal es muy importante.
Esta gula en el desarrollo auditivo permite al niño organizar sus propias conductas, en lo
que éstas se relacionan a objetivos específicos. El niño disminuido visual severo puede
comenzar a reconocer a la gente por los diferentes tonos de sus voces, o sus pasos, y puede
asociar los pasos o las voces con anticipación. Por ejemplo, un niño ciego al escuchar los
pasos de sus padres los puede asociar con sus primeras palabras significativas que son
«auto», «salir». Esto puede significar que cuando el padre llega, el niño es llevado a dar una
vuelta en auto. De esta manera el infante aprende muy pronto a asociar el sonido con los
pasos del padre y con la acción que ello significa.
A medida que las palabras comienzan a tener significado para el niño el próximo nivel de
desarrollo auditivo es el reconocimiento de sonidos relacionados a palabras específicas y
conectadas con el lenguaje. Como el niño está aprendiendo que los objetos tienen nombre
también puede aprender que los sonidos tienen palabras específicas asociadas a ellos y que
sus propias acciones tienen palabras para describirlas. Para ayudarlo en este proceso de
reconocimiento y asociación los padres deben hablar acerca de los movimientos del niño y
sus acciones, interpretar sus palabras, lo que está pasando cuando él responde a ciertos
«objetos que hacen ruido» y diferenciar claramente entre los sonidos de las palabras.
Hay algunas indicaciones de que el lenguaje imitativo en relación a los estímulos auditivos
se forma más rápidamente en el niño disminuido visual que en el niño con vista. Esto se
relaciona, probablemente, con el hecho de que, sin usar el sentido visual, atender a los
estímulos auditivos desarrolla agudeza y mayor sensibilidad.
Nada indica que el niño disminuido visual tenga mayor capacidad auditiva que el niño con
vista, sino que su constante uso y el gran descanso que hace en este sentido le permite
desarrollarlo más rápidamente. Recordemos que es importante, cuando un niño responde
al sonido, darle la oportunidad de interpretarlo correctamente tocando la fuente que lo
originó cuando sea posible o definiendo el sonido con sus propias palabras.
Una vez que el niño disminuido visual entra en la escuela uno de sus primeros canales para
el aprendizaje será el oído. Consecuentemente, lograr el más alto nivel en el proceso
auditivo y la eficiencia para escuchar, es esencial para el futuro desarrollo cognitivo. Prestar
atención a la secuencia en el desarrollo auditivo y la percepción que ya se ha señalado
evitará errores. El procesamiento a través del sentido auditivo sin la habilidad perceptiva es
prácticamente una tarea imposible. Adquirir información táctil mediante la lectura braille
es un proceso lento. A medida que el niño progresa a través de sus años escolares puede
comprender que ha desarrollado sus habilidades para escuchar en la medida que sus
entradas auditivas se presentan a una velocidad mucho más lenta que lo que puede su
cerebro procesar; es decir, en una palabra, que el cerebro va más rápido que la percepción
auditiva.
Uno de los niveles más altos del proceso audio-perceptivo es la traducción de las palabras
en acciones significativas. Es ésta una habilidad crítica si los niños discapacitados visuales
van a participar con pares normovisuals en el jardín de infantes y posteriormente en
programas en escuelas comunes.
Los niños con una imagen corporal pobre e incapaces de controlar los movimientos del
cuerpo pueden tener más dificultades para comprender y representar las acciones. En los
infantes con impedimento visual, la traslación cognitiva del lenguaje auditivo les
proporciona un estímulo mental que puede ser equivalente a la motivación que provoca en
el niño normovisual la percepción visual. Los niños se forman imágenes que se relacionan
con el lenguaje oral. Estas imágenes crean una base para recordar y para el pensamiento
abstracto del más alto nivel una vez que ya no se escuchan las palabras. Por ejemplo,
cuando se dan instrucciones para mover el cuerpo para caminar o para adoptar una cierta
posición, el niño tiene que traducir en movimientos lo que ha oído. Más tarde, cuando se
escuchan las mismas o parecidas instrucciones, se asocian y recuerdan con el movimiento.
Michael demostraba algunos problemas en esta área; por suerte tenía suficiente visión, lo
que le ayudaba a confirmar lo que había oído o imitar lo que veía.
Hall (1981) dijo que los niños con disminución visual a menudo se forman menos imágenes
ambientales, a menos que hayan experimentado acciones con el cuerpo.
Palabras que representan cosas que pueden oírse, tocarse o experimentarse, son palabras
concretas que pueden emplearse como referentes. La práctica de dar sentido a lo que se
oye estimula la búsqueda del significado en todo el lenguaje hablado.
Más de tres cuartas partes de los estudiantes con discapacidad visual, aun los que tienen
otras deficiencias, poseen algún grado de visión útil.
La tendencia de igualar la extensión del impedimento visual con la limitación no tiene
validez. Tampoco la tiene la presunción de que la agudeza visual se relaciona con la
capacidad para el desarrollo visual o para el funcionamiento visual (Faye, 1970).
Otro concepto errado ha sido el de que se debía proteger el uso de la baja visión, pues ésta
se dañaba al ser empleada. Faye dice: «La visión residual debe ser usada al máximo de la
capacidad», lo que desde el punto de vista perceptivo y del aprendizaje significa que, cuanto
más se mira y se usa la visión, más eficiencia visual se logra.
La visión no se relaciona sólo con la estructura y el funcionamiento de los ojos, sino que
comprende muchas partes del sistema visual y del cerebro, como así también otros sistemas
corporales. La figura 1 identifica los componentes de todo el sistema visual y la función de
cada uno en relación al proceso de la interpretación visual. Las estructuras fisiológicas del
ojo, como la pupila y el cristalino, facilitan o impiden la llegada de los rayos de luz a las
células sensitivas de la retina.
Figura 1
En años recientes se han estudiado los procesos del desarrollo visual en los niños y se ha
encontrado que la agudeza visual, las habilidades visuales y la percepción visual progresan
mucho más rápidamente de lo que antes se creía. Desde una revisión completa de la
bibliografía sobre visión (Barraga, Collins y Hollis), e investigaciones recientes, se puede
proponer un modelo de desarrollo visual que comienza con el control óptico, lo que lleva a
la estimulación visual y prepara para el aprendizaje visual (Fig. 2). Además, este modelo
señala los períodos del desarrollo óptico y viso perceptivo, desarrollo conceptual y
organización máxima de la imagen visual. Este modelo se deriva de una investigación
reciente que ha estudiado el funcionamiento de la visión antes del nacimiento y a lo largo
de la vida.
• Movimientos cerca y
• Convergencia • Discrimina caras y colores
lejos
• Imita caras
• Da cosas a otros
• Apila cubos
• Garabatea
• Imita acciones
2-4 años • Formas geométricas,
• Empareja formas y colores
colores
• Puzzles de formas
• Parea palabras
HABILIDADES VISUALES
Tales habilidades como: fijación, enfoque, acomodación y convergencia, son logradas por
la mayoría de los niños con visión normal en su funcionamiento diario. Sin embargo, el niño
con un impedimento visual puede tener dificultades en desarrollar estas habilidades,
dependiendo del tipo y de la severidad de su impedimento. Cuando muy poca luz puede
llegar al ojo o al centro nervioso en la retina, el control muscular puede ser difícil de
desarrollar y se necesita ayuda, orientación y también entrenamiento para permitir el uso
de los ojos con el más alto grado posible de eficiencia. Perfeccionando o retinando tales
habilidades se perfeccionará el funcionamiento visual del niño a quien le será mucho más
fácil recibir las impresiones visuales. A medida que hay una mayor y mejor estimulación
visual, naturalmente usará sus ojos con mayor eficiencia.
Aunque la habilidad en el uso de los ojos puede no llevar al aprendizaje visual, por cierto
que esto aumenta las posibilidades de un desarrollo perceptivo a través del sentido visual.
Por supuesto «ver» no ocurre hasta que los mensajes transmitidos a través de los ojos son
recibidos en el cerebro e interpretados. Aun cuando la información visual es confusa,
distorsionada o incompleta, en la medida en que el cerebro pueda combinar las imágenes
con la información auditiva y con otro tipo de sensaciones, la persona puede usar la visión
como un sentido contribuyente a su desarrollo cognitivo.
Barraga y otros (1977), Rogers y Puchalski (1988) manifestaron que de las pruebas
disponibles, el aprendizaje a través de un sistema visual alterado ocurre lentamente, pero
sigue la misma secuencia en el desarrollo visual que sigue un sistema normal. Sin embargo,
las habilidades visuales y la organización perceptiva rara vez son espontáneas o
automáticas. La secuencia del desarrollo perceptivo puede ocurrir en forma despareja y se
ve influida por factores como tipo y extensión del problema, capacidad mental, estímulo
para mirar y numerosos factores ambientales, algunos de los cuales pueden ser adaptados
mientras que otros escapan al control del individuo. La clave para el refinamiento visual
está en la estimulación y en la variedad de las actividades visuales para llegar a integrar el
desarrollo visual con el aprendizaje perceptivo y cognitivo.
Los maestros deben siempre tener presente que el aprendizaje a través de la visión nunca
puede exceder el nivel de desarrollo perceptivo-cognitivo, preocupación constante entre
quienes trabajan con niños multi-impedidos de cualquier edad. Aunque al trabajar con esta
población es difícil pensar en edad mental o visual antes que en edad cronológica, si no lo
hacemos, tendemos a esperar altos niveles de funcionamiento visual y a presentar
materiales y actividades muy complejas para el nivel de comprensión. Otro factor a
considerar al trabajar con estudiantes con baja visión es que pueden tener visión útil pero
carecer de las necesarias habilidades para utilizar con eficiencia la visión. Si es este el caso,
cualquiera sea la edad, nos debemos concentrar en la edad visual y comenzar con
actividades del más bajo nivel, de manera que se puedan aprender en secuencia las
imágenes de formas, objetos, dibujos y finalmente símbolos, como se indica anteriormente.
Cuando los niños con muy baja visión ingresan a la escuela deben realizar durante largos
períodos, tareas perceptivo-visuales, como parte del aprestamiento para la lectura, antes
de iniciarse con materiales de lectura visual. Algunos niños con baja visión suelen funcionar
con menos eficiencia, en tareas que requieren coordinación viso-motora y coordinación ojo-
mano. En realidad, un análisis de los resultados de la aplicación del Procedimiento de
Evaluación Diagnóstica (Barraga, 1980) a ciento doce estudiantes de entre cinco a veinte
años reveló que los ítems en los que con más frecuencia fallaban eran los que requerían
habilidades motrices.
Lucy, a cuyos padres se les dijo que era imposible predecir en qué medida podría mejorar
su visión, es un ejemplo de una niña con baja visión que probablemente necesitará más
tiempo de aprestamiento en actividades visuales para que se familiarice con signos
impresos y pueda relacionarlos con conceptos visuales. Este puede ser también el caso de
Michael, porque sus dificultades de aprendizaje, además de su moderado impedimento
visual, indican que necesitará más tiempo para comprender y procesar los símbolos.
Como Ching Lan está perdiendo la visión gradualmente, requerirá ayuda y orientación para
que pueda retener las imágenes visuales y reconocer cosas que ya no ve con claridad. Los
niños que están perdiendo la vista retienen durante más tiempo las imágenes si se los
estimula para que usen la visión y se los ayuda a interpretar y tomar decisiones sobre la
información visual que reciben. Si la pérdida es gradual puede ser útil el uso de monoculares
para distancia y otros aparatos ópticos para cerca.
Los niños emplean los sentidos, aun si estos están intactos, en forma diferente. Cualquiera
sea la intensidad de la deficiencia visual el uso de todos los sentidos es necesario para
desarrollar un estilo de aprendizaje que proporcione la mayor cantidad y la mejor calidad
de información necesaria para el crecimiento cognitivo. Por ejemplo, el uso de equipos
ópticos puede permitir a la persona con baja visión ejercer mayor control del ambiente
visual modificando la perspectiva visual y recibir información de mejor calidad para
procesar cognitivamente.
DESARROLLO COGNITIVO
Piaget (1973) sugirió que hay muchos objetos que el niño que es ciego no puede conocer y
sólo puede hacerlo a través del lenguaje simbólico. Este puede ser un factor en el problema
que se llamó verbalismo, es decir, el uso de palabras sin conocer su significado. Los estudios
sobre el desarrollo cognitivo en niños que son ciegos indican la existencia de algunas
lagunas en varios aspectos del pensamiento abstracto como conservación, rotación mental
y razonamiento. También se han identificado problemas en el área de conceptos espaciales
y realismo nominal, posiblemente debido a la manera relativamente limitada en que los
niños que no ven puedan conocer el mundo, lo que influye en la comprensión de los objetos,
en las características espaciales y en el lenguaje para expresar sus imágenes mentales. Boldt
(1969) encontró que el desarrollo cognitivo de los niños que son ciegos sigue líneas similares
al de los niños con vista; sin embargo, la capacidad de los primeros para procesar material
auditivo complejo mostraba una tremenda laguna hasta los 16-18 años, lo que indicaba un
retraso de varios años con respecto a los normovisuals. Esto ejemplifica el hecho de que
escuchar y verbalizar palabras adecuadas no significa, necesariamente, que las palabras se
comprendan cognitivamente. Numerosos estudios han demostrado que los niños sin visión
son menos capaces que los que ven de definir el significado de palabras.
Una amplia generalización sugiere que los ciegos pueden conocer y usar una palabra pero
no expresar la relación causa-efecto, posiblemente por carecer de una imagen mental clara
para usar como referente (Stephens y otros, 1976).
Algunos autores han sugerido que los niños que son ciegos o que tienen un impedimento
visual severo, operan con datos diferentes, pues dependen de las experiencias y las
explicaciones verbales de las otras personas. Una entrevista con una persona ciega,
descripta por Whitmore (1985) incluía la siguiente afirmación: «Los maestros se concentran
más en enseñar cómo usar el equipo que en pensar sobre el proceso, especialmente en
matemáticas; el manejo de la computadora es más importante que los conceptos». Sugiere
que los alumnos sin vista necesitan aprender primero los principios subyacentes y luego las
habilidades y las estrategias para aplicarlas en forma útil.
Al hablar de aprendizaje debe distinguirse entre conocimiento académico (cómo resolver
una raíz cuadrada o el nombre de los presidentes) y conocimiento práctico (cómo leer un
aviso ofreciendo trabajo o cómo reservar una habitación en un hotel). Los autores enfatizan
que el conocimiento práctico es lo que permite al adulto tener éxito en la sociedad.
Pareciera que los niños sin visión o con ésta muy limitada no pueden desarrollar totalmente
muchos conceptos a menos que se contrabalancee la privación perceptiva con estrategias
educativas bien planificadas. Debido a la limitada entrada visual, los estudiantes con
alteraciones visuales construyen la realidad en forma diferente a los normovisuals, pero no
necesariamente esa realidad es deficitaria. Obviamente, la diferencia afectará las
estrategias para resolver problemas y para razonar.