Sistema Linfático Cinesiopatologia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

SISTEMA LINFÁTICO

PRESENTADO POR:
DAYANA PÉREZ OROZCO

A:
JULIA CHIMENTO

UNIVERSIDAD LIBRE
BARRANQUILLA / ATLÁNTICO
FACULTAD DE LA SALUD
FISIOTERAPIA III
2024
INTRODUCCIÓN

El sistema linfático es una red compleja de vasos, ganglios y órganos que


desempeñan un papel crucial en la defensa del cuerpo y el mantenimiento del
equilibrio de líquidos. Este sistema transporta la linfa, un líquido claro que contiene
células inmunológicas, nutrientes y desechos, ayudando así a filtrar y eliminar
toxinas. Los ganglios linfáticos son nodos clave en este sistema, actuando como
centinelas que atrapan y destruyen patógenos. Además, el sistema linfático
contribuye a la absorción de grasas y al retorno de fluidos desde los tejidos al
torrente sanguíneo. Su función es esencial para la inmunidad y la salud general del
organismo.
Sistema linfático

El sistema linfático es un complejo de capilares, conductos, ganglios y órganos que


filtra y mantiene el líquido intersticial, es decir, el líquido de los tejidos corporales. El
líquido se recoge de los tejidos del cuerpo y se devuelve al torrente sanguíneo.
Además, el sistema funciona como lugar de respuesta inmune, principalmente en el
bazo y los ganglios linfáticos, y transporta grasas y proteínas al torrente sanguíneo.
A partir de este sistema linfático primordial se forman brotes endoteliales que crecen
con el sistema venoso para formar el plexo linfático periférico. Cuando uno de los
sacos linfáticos yugulares iniciales no desarrolla conexiones y drenaje adecuados
con el sistema linfático y, posteriormente, con el sistema venoso, se pueden
producir quistes linfáticos focales (linfangiomas cavernosos), también conocidos
como higromas quísticos. De manera similar, cuando los restos embriológicos de
los tejidos linfáticos no se conectan con los canales eferentes se produce la
aparición de formaciones linfáticas quísticas (linfangiomas capilares simples) que,
dependiendo de su localización, se clasifican en linfangiomas troncales,
mesentéricos, intestinales y retroperitoneales. La hipoplasia o la ausencia de
desarrollo de los canales de drenaje que conectan los sistemas linfáticos de las
extremidades con el sistema linfático principal del torso pueden producir linfedema
primario de las extremidades.

Función y estructura
El sistema linfático está formado por tres elementos: 1) capilares linfáticos iniciales o
terminales, que absorben la linfa; 2) vasos colectores, que actúan
fundamentalmente como conductos para el transporte de la linfa, y 3) ganglios
linfáticos, que están interpuestos en el trayecto de los vasos de conducción, que
filtran la linfa y que tienen una función inmunitaria fundamental.

Los linfáticos terminales tienen características estructurales especiales que permiten


la entrada no solo de macromoléculas de gran tamaño sino incluso de células y de
bacterias. Su característica estructural más importante es una elevada porosidad
que se debe a un número muy reducido de uniones estrechas entre las células
endoteliales, una membrana basal escasa e incompleta y filamentos de anclaje (4-
10 nm) que fijan la matriz intersticial a las células endoteliales. Una vez que
aumenta la turgencia del tejido, estos filamentos pueden «tirar» de las células
endoteliales y esencialmente introducen grandes orificios entre ellas, que
posteriormente permiten el flujo de entrada de muy baja resistencia de líquido
intersticial y de macromoléculas hacia los canales linfáticos. Los vasos colectores
viajan junto a los vasos sanguíneos principales del órgano o de la extremidad,
atraviesan los ganglios linfáticos regionales y drenan en los conductos linfáticos
principales del torso. Estos conductos finalmente drenan en el sistema venoso a
través del conducto torácico. Hay comunicaciones adicionales entre el sistema
linfático y el sistema venoso. Estos cortocircuitos linfo venosos de menor tamaño
aparecen fundamentalmente en los ganglios linfáticos y alrededor de las estructuras
venosas principales, como las venas yugulares, subclavias e ilíacas. Algunas
estructuras del cuerpo no contienen linfáticos. De manera específica, no se han
encontrado linfáticos en la epidermis, en la córnea, en el sistema nervioso central,
en el cartílago, en el tendón ni en el músculo.

El sistema linfático tiene tres funciones principales. En primer lugar, el líquido tisular
y las macromoléculas que se ultrafiltra en los capilares arteriales se reabsorben y
regresan a la circulación a través del sistema linfático. Todos los días entre el 50 y el
100% de las proteínas intravasculares se filtra de esta manera en el espacio
intersticial.
Normalmente entran posteriormente en los linfáticos terminales y son transportadas
a través de los linfáticos colectores de regreso hacia la circulación venosa. En
segundo lugar, los antígenos, células inmunitarias, bacterias y células mutantes que
llegan al espacio intersticial entran en el sistema linfático y son presentadas a los
ganglios linfáticos, que representan la primera línea del sistema inmunitario. Por
último, en el tubo digestivo los vasos linfáticos son responsables de la captación y
del transporte de la mayor parte de la grasa que se absorbe en el intestino.
Recientes datos indican una posible relación entre grasa y sistema linfático, más allá
de la asociada solo al intestino. Parece que el transporte de lípidos tisulares
periféricos y la homeostasis pueden ser determinados por la función linfática, lo que
explicaría el mayor depósito de grasa observado en el linfedema.

Fisiopatología y estadificación

El linfedema es la consecuencia de la incapacidad del sistema linfático de


acomodarse a las proteínas y al líquido que entran en el compartimento intersticial
en los tejidos. 7 La vasculatura linfática alterada puede ser aplásica, hipoplásica o
hiperplásica. Todos estos patrones pueden provocar linfedema clínico. En la aplasia
y la hipoplasia se produce una ausencia total de linfáticos o una reducción de los
mismos. En la hiperplasia, los vasos son insuficientes y tortuosos. La hiperplasia
solo es la causa en un 8% de los pacientes con linfedema.

Un grupo de trabajo internacional desarrolló un sistema de estadificación clínica


para el linfedema. En la fase latente se acumula un exceso de líquido y los linfáticos
se fibran. En esta fase no existe evidencia clínica de edema. En la primera etapa del
linfedema, la alteración del drenaje linfático da lugar a la acumulación de un líquido
rico en proteínas en el compartimento intersticial. Clínicamente se manifiesta como
edema blando con fóvea. En la segunda etapa del linfedema, esta situación clínica
se exacerba más por la acumulación de fibroblastos, adipocitos y, tal vez de manera
más importante, macrófagos en los tejidos afectados, lo que culmina en una
respuesta inflamatoria local. Esto produce cambios estructurales importantes por el
depósito de tejido conectivo y de elementos adiposos en la piel y en el tejido
subcutáneo. En la segunda etapa del linfedema el edema tisular es más
pronunciado, no deja fóvea y tiene una consistencia esponjosa. La elevación no
reduce el edema y la fibrosis cutánea es más aparente. En la tercera etapa del
linfedema, que es la más avanzada, los tejidos afectados padecen una lesión
adicional como consecuencia de la respuesta inflamatoria local y de episodios
infecciosos recurrentes que típicamente se deben a roturas cutáneas subclínicas
mínimas. Esos episodios repetidos lesionan los conductos linfáticos incompetentes
que quedan, lo que empeora de manera progresiva la insuficiencia subyacente del
sistema linfático.
La comprensión de la anatomía linfática normal es de vital importancia para los
profesionales porque proporciona los datos de imagen de referencia necesarios
para distinguir las estructuras anatómicas alteradas que se observan en el
linfedema. Sin embargo, la anatomía normal en sí misma no es suficiente para
interpretar los datos de imagen en el linfedema, ya que otros factores como la
linfangiogénesis, el reflujo dérmico y otros cambios estructurales se asocian siempre
al linfedema. La anatomía linfática cambia después de la disección de los ganglios
linfáticos, y el cuerpo intenta mantener el drenaje linfático de varias maneras
diferentes. Los cambios anatómicos no se producen solo en el lugar de la cirugía,
sino que también pueden ocurrir en cualquier zona en situación distal a los vasos
linfáticos que conectan con los ganglios extirpados. En este capítulo describimos la
anatomía linfática normal de las extremidades y presentamos los cambios
anatómicos que se producen en el linfedema.

Fundamentos fisiológicos del sistema linfático

Desde el punto de vista funcional, el sistema linfático forma parte del aparato
cardiovascular y del sistema inmunitario. El sistema linfático está compuesto por el
líquido intersticial y la linfa, el espacio intercelular junto con una red de vasos y
ganglios linfáticos, y las células del sistema mononuclear fagocítico en el bazo, el
hígado, los intestinos, las médula ósea y los pulmones. El organismo de una
persona de 65 kg contiene ~12 l de líquido intersticial.

Las funciones del sistema linfático son:

1) conservar un entorno externo adecuado para las células del organismo mediante
el transporte de los productos del metabolismo y la descomposición celular y
participar en el metabolismo de la matriz extracelular, lo cual incluye el transporte de
sodio y la regulación secundaria de la presión sanguínea

2) eliminar bacterias, otros organismos invasores y moléculas (p. ej. polvo) que
penetran en el organismo a través de la piel, el sistema respiratorio y el tubo
digestivo

3) transportar las células del sistema inmunitario (células presentadoras de


antígeno) a los ganglios linfáticos, lo cual cumple un papel importante en la
inmunidad adquirida y el mantenimiento de la tolerancia a los propios antígenos

4) transportar agua y quilomicrones de las paredes intestinales

5) garantizar la homeostasis del volumen de líquido intersticial y proteger a los


tejidos frente a los edemas

6) transporte retrógrado de colesterol


7) posiblemente, participar en el control de la presión arterial por medio de una
regulación del metabolismo de sodio.

Los vasos linfáticos forman un sistema abierto que comienza por los capilares
linfáticos y acaba en la desembocadura de los vasos linfáticos principales en el
sistema venoso. El transporte de líquido del espacio intercelular tiene lugar gracias a
la función de la bomba linfática, que provoca la aspiración de líquido hacia los
capilares linfáticos y el flujo pasivo de líquido intersticial en caso de que incremente
la presión (edema) y, en el proceso de endocitosis, a través del citoplasma de las
células del endotelio linfático. En la microcirculación en condiciones fisiológicas, no
se reabsorbe el agua en los capilares venosos. El sistema linfático transporta de
vuelta toda el agua que abandona el lecho capilar. El organismo produce 4–8 l de
linfa al día. El transporte posterior de linfa depende de la actividad contráctil de los
vasos linfáticos y la función de las válvulas. La linfa de los capilares linfáticos se
transporta hacia los ganglios linfáticos a través de vasos colectores equipados con
válvulas. En los ganglios, pasa por un filtrado en el que se retienen los
microorganismos y las moléculas de materia inorgánica (polvo) y se reabsorbe parte
del agua y los electrolitos. La linfa abandona los ganglios linfáticos a través de vasos
de salida que, al unirse, forman el conducto torácico y el conducto linfático derecho.

El líquido intersticial que se acumula en los espacios extracelulares, procedente de


la extravasación del plasma sanguíneo y que contiene moléculas orgánicas, en
parte vuelve a pasar al interior de los capilares venosos, y el resto es recogido por
los vasos linfáticos, donde recibe el nombre de linfa. La linfa que procede del
intestino delgado es muy rica en grasa, por lo que se denomina quilo, y los vasos
linfáticos por los que circula son los vasos quilíferos.
La linfa recorre un largo camino a través de los conductos linfáticos hasta llegar a
dos grandes troncos que la conducen a la circulación venosa: el conducto torácico y
la gran vena linfática.
El conducto torácico recoge todos los vasos linfáticos del organismo, excepto los del
lado derecho de la cabeza, el cuello, el miembro superior derecho y la mitad
derecha del tórax con sus estructuras. Se inicia, a veces, cuando su origen es más
caudal (en el abdomen), mediante una estructura dilatada, la cisterna de Pecquet
(del quilo), a la que llega la linfa procedente del abdomen, la pelvis y los miembros
inferiores. Cuando el conducto torácico nace más superiormente (en la cavidad
torácica), no lo hace con esta dilatación de la cisterna del quilo. La cisterna de
Pecquet se localiza por delante de la segunda vértebra lumbar, posterior y a la
derecha de la aorta, junto al pilar del diafragma. Se forma por la unión de los troncos
lumbares derecho e izquierdo y el tronco intestinal (motivo por el que recibe un quilo
rico en grasas desde los intestinos). La linfa de la cabeza y del cuello alcanza el
conducto torácico mediante el tronco yugular izquierdo. La linfa procedente del
miembro superior accede al conducto torácico mediante el tronco subclavio
izquierdo, y finalmente, el tronco bronquial mediastínico izquierdo conduce la linfa
procedente de los pulmones y los órganos mediastínicos.
La gran vena linfática es un tronco de corto trayecto. Se forma por la confluencia de
los troncos colectores procedentes de la mitad derecha de la cabeza y el cuello
(tronco yugular derecho), del miembro superior derecho (tronco subclavio derecho) y
de la mitad derecha del tórax (tronco bronquial mediastínico derecho).

Enfermedades principales Malformaciones del sistema linfático: pueden ocurrir


alteraciones de los vasos o ganglios linfáticos causadas, generalmente, por
enfermedades genéticas. Filariasis: también conocida como elefantiasis, es una
enfermedad infecciosa causada por un parásito transmitido por mosquitos, los
cuales ocupan y obstruyen los vasos y ganglios linfáticos, causando hinchazón del
miembro afectado. Conozca más sobre los síntomas y tratamiento para la
elefantiasis. Lesiones en la circulación linfática: pueden ser causadas por golpes,
procedimientos quirúrgicos o tratamiento, como radioterapia contra el cáncer,
causando alteraciones en la capacidad de drenar la linfa. Esta situación es
particularmente frecuente en el caso de mujeres que pasaron por tratamiento contra
el cáncer de mama, ya que puede ser necesario retirar los ganglios linfáticos de la
región de la axila. Cáncer: puede causar compromiso de la circulación linfática por
alcanzar sus vasos y órganos, como el linfoma o por la metástasis o crecimiento de
tumores, como de mama, abdominales o cabeza y cuello, por ejemplo. Conozca qué
puede causar cáncer linfático. Al perjudicar la correcta circulación de linfa para el
torrente sanguíneo, estas enfermedades dan origen al linfedema, que es la
hinchazón en el cuerpo producida por la acumulación de linfa y líquido en los tejidos
del cuerpo.
Bibliografía

Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.°, 08029, Barcelona, España

1. Campisi C.C., Ryan M., Boccardo F., et. al.: A single-site technique of multiple
lymphatic-venous anastomoses for the treatment of peripheral lymphedema:
long-term clinical outcome. J Reconstr Microsurg 2016; 32: pp. 42-49.

2. Granzow J.W., Soderberg J.M., Kaji A.H., et. al.: Review of current surgical
treatments for lymphedema. Ann Surg Oncol 2014; 21: pp. 1195-1201. Esta
revisión exhaustiva resume los elementos importantes del tratamiento
quirúrgico de los pacientes que tienen linfedema.

3. Rockson S.G.: Diagnosis and management of lymphatic vascular disease. J


Am Coll Cardiol 2008; 52: pp. 799-806.

4. Starling E.H.: On the absorption of fluids from connective tissue spaces. J


Physiol 1896; 19: pp. 321-326.

También podría gustarte