La Biblia Ilustrada

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 282

LA IBIBILILA

ILUSTRAIDA
pisodios del Antiguo y del Nuevo Testamento

En
a
GRAFALCO
Esta edición de la Biblia Ilustrada se ha realizado bajo la dirección de
Monseñor Gianfranco Ravasi Miembro de la Comisión Bíblica Pontifical.

OR. C.S. Libri £« Grandi Opere S.p.A., Milan.


COPYRIGHT 1996 - GRAFALCO, S.A.
Camino de las Bodegas, 9
28140 Fuente el Saz (Madrid)
Teléfono: 620 02 03
Fax: 620 06 97
Impreso en C.E.
Sumario

INTRODUCCIÓN Dios llama a Moisés 3,


Las señales milagrosas 56
ANTIGUO TESTAMENTO El Faraón y los israelitas 56
Dios promete a Moisés sacar a los
La creación y los patriarcas hebreos de Egipto 56
Primera plaga: el agua se convierte
LA CREACIÓN en sangre 58
El jardín del Edén Segunda plaga: las ranas 58
La serpiente en el jardín Tercera plaga: los mosquitos 58
Caín y Abel, hijos de Adán y Eva Cuarta plaga: las moscas ya
Quinta plaga: la peste de los animales 59
NOÉ Y EL DILUVIO Sexta plaga: las úlceras 07
La alianza de paz entre Dios y la tierra Séptima plaga: el granizo a
La torre de Babel Octava plaga: la langosta de,
Novena plaga: las tinieblas 61
LA PROMESA DE DIOS A ABRAHAM Décima plaga: la muerte de los
Una mujer para Isaac: Rebeca primogénitos 61
Esaú y Jacob El paso del mar Rojo 61
Rebeca y Jacob conspiran contra Esaú Los hebreos cruzan el mar 63
Isaac descubre el complot El maná celestial 64
Jacob y Raquel El agua de la roca 65
La derrota de Amalec 67
El reencuentro entre Jacob y Esaú

LOS DIEZ MANDAMIENTOS 68


JOSÉ Y SUS HERMANOS
El arca de la alianza 68
Los sueños del copero y del panadero
La adoración del becerro de oro 69
Los sueños del Faraón
La cólera de Moisés 72
Los hermanos de José en Egipto
Los israelitas se preparan para entrar
Benjamín va a Egipto
en la tierra de Canaán vs
José se da a conocer a sus hermanos
El perdón y el castigo 10
Muerte de Jacob
La peregrinación en el desierto re
Muerte de José
Balam y el rey de Moab 76
Balam y el ángel 76
EL NACIMIENTO DE MOISÉS 78
Balam es conducido ante Balac
Moisés en las aguas del Nilo
Las últimas palabras de Moisés a su pueblo 78
Moisés huye al país de Madián
7
El nacimiento de Israel David busca a los hijos de Jonatán

LA TIERRA PROMETIDA DAVID Y ABSALÓN


Los espías de Josué en Jericó Las intrigas de Absalón
El pacto entre Rahab y los espías La rebelión de Absalón
El paso del Jordán Muerte de Absalón y fin de la revuelta
La caída de Jericó David es informado de la muerte
Josué y los habitantes de Gabaón de Absalón
El sol y la luna obedecen a Josué La muerte de David
El anciano Josué habla al pueblo
El tiempo de los profetas
SANSÓN Y LOS FILISTEOS
Las hazañas de Sansón LA SABIDURÍA DE SALOMÓN
La gran fuerza de Sansón Salomón da prueba de su sabiduría
Sansón revela su secreto
Venganza y muerte de Sansón LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
Salomón y la reina de Saba
SAMUEL, EL NIÑO CONSAGRADO Salomón muere y su reino es dividido
A DIOS
La oración de Ana ELÍAS, PROFETA DE ISRAEL
Dios llama a Samuel Elías en el monte Horeb

LOS FILISTEOS SE APODERAN ELÍAS SUBE AL CIELO


DEL ARCA Algunos milagros realizados por Eliseo
Eliseo cura a Namán de la lepra
SAMUEL Y SAÚL La muerte de Jezabel
El pueblo reclama un rey Muerte de Eliseo
Saúl encuentra a Samuel
JOÁS, REY DE JUDÁ
SAÚL ES PROCLAMADO REY
Jonatán no respeta una orden de Saúl LAS ADVERTENCIAS DE LOS
Saúl desobedece al Señor PROFETAS
La profecía de Amós
DAVID, EL PREFERIDO DE DIOS El mensaje de esperanza de Oseas
David encuentra al rey Saúl Ajaz y el profeta Isaías
Ajaz pide ayuda al rey de Asiria
DAVID Y GOLIAT
Goliat desafía a los israelitas JOSÍAS, UN REY JUSTO
La envidia de Saúl Josías proscribe el culto a los ídolos
David se casa con Micol, la hija de Saúl
JEREMÍAS Y LA CAÍDA DE
SAÚL Y EL ESPÍRITU DE SAMUEL JERUSALÉN 152
David escapa de Saúl Judá bajo la dominación de Babilonia 152
David perdona a Saúl Jeremías predice su destino al rey Sedecías 172
Saúl y la bruja de Endor Caída y destrucción de Jerusalén 156
La muerte de Saúl
CÁNTICOS DEL EXILIO EN
DAVID, REY DE JUDÁ Y DE ISRAEL BABILONIA 158
David conquista Jerusalén LLanto del exiliado que recuerda su patria 158
8
Llantos y esperanzas de Jerusalén 158 JESÚS EN LA SINAGOGA DE
CAFARNAÚM
EL CAUTIVERIO DE DANIEL 160 Jesús cura a la suegra de Pedro
La estatua de oro de Nabucodonosor 161 Curación de otros enfermos en Cafarnaúm
El fuego perdona a los tres jóvenes 161 Jesús se retira a rezar y deja Cafarnaúm
La escritura en el muro 162 Viaje de Jesús a través de Galilea
Daniel interpreta la inscripción 162 Jesús sana a un leproso
Daniel en la fosa de los leones 167
LAS PREGUNTAS DE LOS FARISEOS
EL REGRESO A JERUSALÉN 169 El sábado está hecho para el hombre
La reconstrucción del templo 169 y no el hombre para el sábado
La reconstrucción de las murallas La elección de los doce Apóstoles
de Jerusalén 169
El buen pastor A EL SERMÓN DE LA MONTAÑA
Canto del regreso 1173 La Ley de los profetas
Amad a vuestros enemigos
LA HISTORIA DE JONÁS 172 Orad en secreto
Jonás en el vientre de la ballena 172 No acumuléis tesoros en la tierra
Dios amonesta a Jonás 173 Dios y el dinero
Abandonarse a la providencia
No juzguéis y no seréis juzgados
NUEVO TESTAMENTO YO Eficacia de la oración
Entrad por la puerta estrecha
Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas, Juan Curación del criado del centurión
Hechos de los Apóstoles Jesús resucita al hijo de la viuda
Epístolas de San Pablo Juan el Bautista es informado
Apocalipsis 155 de las obras de Jesús

ZACARÍAS E ISABEL 176 JESÚS PREDICA EL PERDÓN


El hombre de la mano seca
LA ANUNCIACIÓN 178 Jesús sana a un endemoniado:
Nacimiento de Juan el Bautista 180 calumnias de los escribas
El cántico de Zacarías 180
LAS PARÁBOLAS DE JESÚS
EL NACIMIENTO DE JESÚS 181 El sembrador
La presentación de Jesús en el templo SL La cizaña en el campo
La visita de los magos 184 La red de pesca
La huida a Egipto 184
JESÚS EN NAZARET
- JESÚS ENTRE LOS DOCTORES Jesús calma la tempestad
IDEA LEY 186 Curación de una hemorroisa y
Juan el Bautista predica la penitencia 186 resurrección de la hija de Jairo

JUAN BAUTIZA A JESÚS 189 EL MARTIRIO DE JUAN EL BAUTISTA


Jesús en el desierto 189
LA PROMESA DE LA EUCARISTÍA
JESÚS EN GALILEA 190 La multiplicación de los panes
Jesús camina sobre las aguas
LAS BODAS DE CANÁ 10 Jesús y la antigua Ley
JESÚS Y PEDRO 220 El suicidio de Judas
Jesús anuncia la Pasión 220 El proceso: Jesús ante Pilato

LA TRANSFIGURACIÓN Zi, MUERTE Y RESURRECCIÓN


Jesús es crucificado
JESÚS ENSEÑA A SUS DISCÍPULOS 224 Los soldados se reparten los
El epiléctico endemoniado 224 vestidos de Jesús
Jesús enseña a sus discípulos 2) La multitud se burla de Jesús
La parábola de los servidores endeudados 22 Agonía y muerte de Jesús
Jesús envía a predicar a los setenta y La sepultura
dos discípulos 228 La resurrección de Jesús

OTRAS PARÁBOLAS DE JESÚS ZU LAS APARICIONES DE JESÚS


El joven rico ii) La aparición en el camino de Emaús
Los vendimiadores 229 Jesús se aparece a los Apóstoles
La oveja perdida Z30 Jesús se aparece en la orilla del
El hijo pródigo 20 lago Tiberíades
El rico Epulón y el pobre Lázaro a La Ascensión

EL VIAJE A JERUSALÉN y LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


El fariseo y el publicano Ly Pentecostés
Jesús convierte a Zaqueo, el publicano Da) Curación de un cojo
Jesús en casa de Marta y María 234 Los Apóstoles son detenidos
La resurrección de Lázaro 234 Los Apóstoles son liberados
Los enemigos de Jesús deciden su muerte Z30 Esteban, el primer Mártir
La cena en Betania 20
La entrada en Jerusalén 236 PEDRO Y PABLO
Jesús expulsa a los profanadores del templo 236 Las enseñanzas de Pedro
La higuera maldita DA Pedro y el centurión
Los viñadores infieles 238 La encarcelación de Pedro
Dios y el César 238
El óbolo de la viuda LOS VIAJES DE PABLO
La parábola del invitado indigno Bernabé y Pablo en Chipre
El primer viaje de Pablo
LA ÚLTIMA CENA El segundo viaje de Pablo
La llegada del Hijo del hombre Pablo predica a los atenienses
Las vírgenes prudentes y las vírgenes necias El motín de los orfebres
La parábola de los talentos Pablo es arrestado en Jerusalén
El día del juicio Pablo pronuncia su defensa
La conspiración del sanedrín Pablo es conducido ante el gobernador Félix
y el pacto de Judas Pablo apela al César
La última cena y el lavatorio de pies El viaje de Pablo a Roma
El traidor descubierto El invierno en la isla de Malta
Institución de la Eucaristía Los últimos años de Pablo
El adiós a los discípulos DNSES
DS
UN
IN 4
es
A
Y
Uy

LA VISIÓN DE JUAN
EL HUERTO DE GETSEMANÍ Visión introductoria
La oración de Jesús ES Un nuevo cielo y una nueva tierra
La tráición de Judas
Pedro niega a Jesús N Bs
HSGN
WA
MY ÍNDICE TEMÁTICO

10
Introducción

Bbiblia es una palabra que todo el mundo conoce, que se repite a menudo o que LOS LIBROS DE LA BIBLIA
se ve escrita en el lomo de un grueso volumen encuadernado, colocado generalmente Presentamos aquí la relación de los
en un lugar destacado de la biblioteca doméstica. Sin embargo, son pocos los que libros bíblicos en el orden generalmen-
te adoptado. Cada libro es seguido
conocen su verdadero origen, aunque se sepa, en general, que concierne a las Santas por el siglo o el año en que fue forma-
Escrituras del judaísmo y del cristianismo. do, transmitido oralmente 0 escrito.
Biblia es un término griego que, en plural, significa “los libros”. Más tarde dicho Cuando hay dos cifras, la primera
remite a los documentos más antiguos
término fue considerado como un femenino singular, “la Biblia”, y así ha perma- contenidos en el libro, 0 a la primera
necido la definición del Libro por excelencia. fase de su elaboración; la segunda
Bajo este término están, en realidad, reunidos (tal y como indica la palabra griega cifra se refiere a su composición 0
redacción definitiva. Algunos de estos
original) 46 libros escritos antes de Jesucristo, y tradicionalmente reagrupados en el libros han tenido una historia larga
Antiguo Testamento, y 27 libros cristianos reagrupados en el Nuevo Testa- y complicada, hasta el punto de que
mento. La organización de estos libros ha sido llevada a cabo por la Iglesia, su confección duró varios siglos.

mediante la iluminación del Espíritu Santo, en una lista llamada “Canon” LOS LIBROS DEL
(palabra que proviene de un término griego que significa “unidad de medida”), A ANTIGUO TESTAMENTO

través de esas páginas bien “medidas” y bien definidas transita la palabra de Los libros históricos
Dios, o, dicho de otra forma, el mensaje que Dios ha querido hacer llegar a la
El Pentateuco, es decir los cinco li-
humanidad. bros atribuidos a Moisés: Génesis,
Este mensaje es denominado Revelación y se manifiesta por primera vez cuando Éxodo, Levítico, Números y
Dios creó el universo y al hombre. Luego sigue desarrollándose como un largo río Deuteronomio, del siglo XIII al
VEA
de curso lento, con numerosos meandros y abundantes ramificaciones. Es la que se — Josué: del siglo XII al VII a.C.
ha dado en llamar la historia de la salvación, y que tiene momentos decisivos con — Jueces: del siglo XII al VI a.C.
Abraham, con Moisés y la huida de los israelitas de Egipto, con la conquista de — Rut: del siglo VII al VI a. C.
— Samuel I y II: del siglo XI al
la tierra prometida, con David y los otros reyes, con los profetas y los sabios de VII a.C.
Israel, para alcanzar su culminación con Jesucristo, el Hijo de Dios enviado a la — Reyes 1 y Il: del siglo VII al VI
a.C.
tierra para salvar a la humanidad. — Crónicas 1 y Il: siglo IV a.C.
La Revelación, expresada a través de los acontecimientos de esta historia secular, — Esdrás y Nehemías: del siglo V
ha sido recogida en los libros de la Biblia, que fueron escritos por innumerables al IV a.C.

autores, en tres lenguas diferentes: el hebreo, el arameo y el griego. Sirviéndose de


— Tobías: siglo 111 a.C.
— Judit: siglo II a.C.
su espíritu, de su aptitud para la escritura, de su sensibilidad y de su cultura, — Ester: siglo IV a.C.
aquellos hombres fueron inspirados por Dios, que quiso, a través de ellos, transmi- — Macabeos 1 y Il: siglo 1 a.C.

tir su mensaje. A esta “dirección” divina del espíritu y de la escritura de los auto- Los libros didácticos
res de los 73 libros de la Biblia se le llama inspiración. — Job: siglo V a.C.
el
Por esta razón se puede definir la Biblia, como lo hizo el papa Gregorio — Los Salmos: del siglo XI al II
la carta que
Grande, importante figura cristiana de los primeros siglos, como a.C.

Dios ha enviado al hombre y que éste está invitado a leer.


— Proverbios: del siglo X al IV
Es
de
Naturalmente, la lectura completa de este largo relato, abundante en multitud — Eclesiastés: szglo II a.C.
gran poder de
informaciones, es un trabajo arduo, que requiere concentración y un — El Cantar de los Cantares: 52g/0

profundización. Por esa razón hemos querido hacer una adaptación de la Biblia,
IV a.C.

dd
— Libro de la Sabiduría: s2glo 1 a.C. en forma de síntesis, escogiendo los hechos más esenciales que en ella se narran.
— Eclesiástico: hacia el año
190 a.C.
Mediante este libro somos invitados a realizar un largo viaje. A propósito del
cual resulta interesante mencionar aquí el relato, semejante a una parábola de
Los libros proféticos
Jesús de Nazaret, que un viejo maestro de Israel contó un día a sus alumnos:
Los cuatro profetas mayores: “Un hombre compró un palacio que tenía cien estancias, pero al ir a visitarlo se
— Isaías: siglo VII a.C. (cap. 40-
66: siglo VI a.C.).
dio cuenta de que todas las llaves estaban mezcladas. A pesar de todo, no se deses-
— Jeremías: del siglo VII al VI a.C. peró. Comenzó pacientemente a probar cada una de las llaves, y después de algu-
con Baruc: siglo V a.C. nas tentativas, encontró la llave que abría la primera sala. Enseguida tuvo ante
con las Lamentaciones: después
del 586 a.C. sí un magnífico salón cubierto de hermosas pinturas, con el sol, la luna, las estre-
— Ezequiel: siglo VI a.C. llas, los animales, los planetas y un hombre y una mujer que paseaban en medio
— Daniel: síglo 11 a.C. de la creación. Encontró después la llave de la segunda estancia y allí quedó
Los doce profetas menores: impresionado por las paredes cubiertas de frescos representando una lluvia torren-
— Oseas: siglo VIII a.C. cial, que arrastraba una multitud de cadáveres, mientras que una gran embarca-
— Joel: siglo V a.C. ción flotaba sobre las aguas. En la tercera sala vio a un viajero que, junto a un
— Amós: siglo VIII a.C.
— Abdías: del siglo VI al V a.C. pequeño rebaño y un grupo de personas, caminaba hacia una lejana región. Y
— Jonás: del siglo V al IV a.C. así, durante muchos días, aquel hombre siguió abriendo las salas del palacio y
— Miqueas: siglo VIII a.C.
— Nahum: hacia el año 620 a.C.
hallando nuevas maravillas” .
— Habacuc: hacia el año 620 a.C. Llegado a este punto de su relato, el maestro calló. Sus oyentes le preguntaron:
— Sofonías: hacia los años 640- “¿Qué significa esa historia de las cien estancias y las cien llaves?” Y él respon-
630 a.C.
— Ageo: año 520 a.C.
dió: “Así es la Biblia. Como un palacio con cien habitaciones llenas de tesoros y
— Zacarías: años 520-518 a.C. de secretos maravillosos. Pero para visitarlas es necesario tener la llave adecuada.
(cap. 9-14: siglo IV a.C.). Esas llaves son la lectura, la explicación, la comprensión”.
— Malaquías: siglo V a.C.
Es, pues, nuestro deseo que la Biblia llustrada ofrezca algunas de las llaves
LOS LIBROS DEL imdispensables para entrar en la gran historia de la Biblia.
NUEVO TESTAMENTO Con todo, no se trata más que de la primera visita al palacio. Numerosas salas
Los Evangelios han sido omitidas por ahora: unas porque son más difíciles de abrir, y otras
porque su visita habría necesitado de mucho más tiempo. Nuestra esperanza es
— Mateo: hacia el año 70 d.C.
— Marcos: hacia el año 65.
que, con los años, crecerá en nuestros lectores el deseo de tomar la Biblia en sus
— Lucas: hacia el año 70. manos, con el conjunto de sus 73 libros, e intentar recorrer todas sus páginas.
= Juan: hacia el año 90. Pero este primer viaje, como el viaje futuro, más completo, no deben tener única-
Hechos de los Apóstoles: hacia el mente como objetivo el de leer una muy hermosa historia.
año 70. Es cierto que algunos de los patriarcas como Abraham, Isaac y Jacob son fasci-
Las Epístolas de Pablo: nantes, que los grandes jefes como Moisés, Josué y David resultan impresionantes,
que los profetas como Elías, Eliseo, Isaías y Jeremías son muy interesantes, que los
— a los Romanos: en el año 58.
= alos Corintios 1 y 2: años 56 y 57.
paisajes de Oriente están siempre presentes en nuestro espíritu y nuestra fantasía,
— a los Gálatas: en el año 55 6 56. y que hay multitud de hechos, personajes e imágenes inolvidables. Pero la Biblia
— a los Efesios: entre los años 61 y 63. no pretende ser una novela histórica, aunque haya inspirado en el transcurso de
— a los Filipenses: hacia el año 61.
= a los Colosenses: entre los años
los siglos a innumerables artistas, poetas y escritores, sino que es por excelencia el
61 y 63. libro religioso que quiere llegar al corazón de sus lectores y hacerlos mejores.
— a los Tesalonicenses 1 y 2: en el La Biblia es como una semilla depositada en la tierra. Jesús ya lo había anun-
año 531652.
— a Timoteo 1 y 2: en los años ciado en la parábola del sembrador. Hay terrenos pedregosos donde la semilla ger-
64-65 y 66-67. mina, pero no llega a crecer porque no tiene raíces; hay terrenos donde las zarzas
— a Tito: hacia el año 65. y las espinas abogan la semilla; pero hay también buena tierra donde la semilla
= a Filemón: entre los años 61 y 63.
— a los Hebreos: después del año 70. acaba brotando para dar tallos y espigas repletas de grano.
Nuestro deseo es que atendáis a los acontecimientos de una historia llena de gloria
Las Epístolas Católicas: y os impregnéis con las palabras de confianza, alegría y esperanza que hay es en
— deSantiago: hacia los años 60-70. estas páginas. El mismo Jesús lo dijo un día: “¡Dichosos los que escuchan la
— de Pedro (1): hacia los años 60-70, palabra de Dios y la ponen en práctica!”
— de Pedro (ID); hacia
los años 90-100,
— deJuan (L, Il y ID): hacia elaño 90.
= de Judas: hacia los años 60-70. Monseñor Gianfranco Ravasi
Miembro de la Comisión Bíblica Pontificia
El Apocalipsis: hacia el año 90.

102
ANTIGUO
TESTAMENTO

LA CREACIÓN
Y LOS
PATRIARCAS
La
Creación
+. día. Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra esta- Génesis 1
ba desierta y vacía y la oscuridad reinaba sobre el abismo, pero el espíri-
tu de Dios planeaba sobre la superficie de las aguas. Dios dijo: “Hágase
la luz”; y hubo luz. Y Dios vio que la luz era buena y la separó de las
tinieblas, y a la luz llamó “día” y a las tinieblas “noche”. Y hubo una
tarde y una mañana: ése fue el primer día.
El segundo día. Dijo Dios: “Que haya un firmamento que separe unas
aguas de otras. Y así creó el firmamento y separó las aguas que estaban
debajo del firmamento de las que estaban encima. Y al firmamento Dios
lo llamó “cielo”. Y hubo una tarde y una mañana: ése fue el segundo día.
El tercer día. Dios dijo: “Que las aguas que están bajo el cielo se junten
en un solo lugar y aparezca lo seco. Y Dios llamó a lo seco “tierra” y a la
masa de las aguas “mar”. Y dijo luego: “Que broten de la tierra hierbas
con semilla y árboles frutales de distintas especies”. Y así ocurrió. Y
Dios vio que todo eso era bueno. Y hubo una tarde y una mañana: ése
fue el tercer día.
El cuarto día. Dios dijo: “Que en el cielo haya luminarias para separar el
día de la noche y señalar las estaciones, los días y los años”. Y así creó
dos grandes luminares: el mayor, el sol, para presidir el día, y el menor,
la luna, para presidir la noche. Y también creó las estrellas, y las puso en
la bóveda del cielo para iluminar la tierra, señalar el día y la noche y
separar la luz de las tinieblas. Y hubo una tarde y una mañana: ése fue el
cuarto día.
El quinto día. Dios dijo: “Que las aguas rebosen de seres vivos y las aves
vuelen sobre la tierra, bajo la bóveda del cielo”. Y así creó los peces y los
pájaros según su especie. Y Dios vio que era bueno y los bendijo dicien-
do: “Procread y multiplicaos, llenad las aguas de los mares y que las aves
se multipliquen sobre la tierra”. Y hubo una tarde y una mañana: ése fue
el quinto día. Enfrente
El sexto día. Dijo Dios: “Que broten de la tierra seres vivos según su Al principio Dios creó el |
especie: ganados, reptiles y animales salvajes”. Y así creó a las bestias sal- cielo y la tierra. La tierra

vajes, los reptiles y los ganados, según su especie. Luego Dios se dijo:
estaba desierta y vacía,
y la oscuridad reinaba
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y que él domine sobre el abismo, pero el
a su
sobre todas las criaturas del mary la tierra”. Y Dios creó al hombre espíritu de Dios planeaba
dicién-
imagen y semejanza. Y los creó macho y hembra. Y los bendijo, sobre la superficie
y dominad sobre los de las aguas.
doles: “Procread y multiplicaos, llenad la tierra
ES
Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre
que había creado. En el jardín el Señor creó plantas de distintas
| especies y toda clase de árboles de sabrosos frutos. Y en medio
del jardín plantó el árbol de la vida y de la ciencia
del bien y del mal.
Después el Señor se dijo: “No es bueno que el hombre esté solo.
Le daré una compañera parecida a él”.
El Señor los expulsó
del jardín del Edén.
Y delante del jardín
puso a un ángel con una
espada llameante para
que guardara la entrada.

18
peces del mar, las aves del cielo, los ganados y todos los animales que se
mueven sobre la tierra. Yo os doy todas las hierbas que hay en la tierra
con sus semillas y todos los árboles frutales para que os sirvan de alimen-
to. Y también a los animales, a las aves del cielo y a todas las criaturas
que se mueven sobre la tierra les doy las hierbas verdes como alimento”.
Y así sucedió. Y Dios vio que todo eso era muy bueno. Y hubo una tarde
y una mañana: ése fue el sexto día.
El séptimo día. Así fueron acabados el cielo y la tierra con todos sus orna-
mentos. Al séptimo día Dios descansó. Y bendijo ese día porque en él
descansó de su obra de creación.

EL JARDÍN DEL EDÉN Génesis 2

Cuando Dios creó el cielo y la tierra no había aún hierbas y arbustos en el


campo, pues el Señor no había hecho aún .que lloviera. Tampoco había
hombres para cultivar y labrar la tierra. Entonces Dios modeló al hombre
con arcilla e inspiró en su rostro un soplo de vida y así el hombre fue un
ser VIVO.
Luego plantó Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre
que había creado.
En el jardín el Señor creó plantas de distintas especies y toda clase de
árboles de sabrosos frutos. Y en medio del jardín plantó el árbol de la
vida y de la ciencia del bien y del mal, y le dijo al hombre: “Puedes
comer de todos los árboles de este jardín, excepto del árbol de la ciencia
del bien y del mal, porque si alguna vez comes de él, ese día morirás”.
Después se dijo el Señor: “No es bueno que el hombre esté solo. Le daré
una compañera parecida a él”. Entonces hizo caer al hombre en un pro-
fundo sueño y cuando estuvo dormido tomó una de sus costillas y el
lugar que ocupaba lo cerró con carne. Luego, de aquella costilla el Señor
formó a la mujer y se la presentó al hombre, quien al verla exclamó:
“Esto sí es carne de mi carne. Se llamará mujer, y en lo sucesivo el hom-
bre abandonará a su padre y a su madre para unirse a su mujer y vendrán
a ser los dos una sola carne”.
ninguna
Y aunque el hombre y la mujer estaban desnudos, no sentían
vergiienza por ello.

Génesis 3
LA SERPIENTE EN EL JARDÍN

dijo a la mujer:
La serpiente era el más astuto de los animales y un día le
árboles del pa-
“¿Así que Dios os ha prohibido comer de los
los frutos menos
raíso?”. La mujer le respondió: “Podemos comer todos
nos ha dicho que no
los del árbol que está en medio del jardín, pues Dios
os morir”.
comamos de él, ni lo toquemos siquiera, s1 no querem
ocurre es que Dios sabe
Pero la serpiente replicó: “No moriréis. Lo que
n y seréis como
que el día que comáis de ese fruto, vuestros ojos se abrirá
dioses, pues conoceréis el bien y el mal”.
que sus frutos eran muy
La mujer miró con más atención al árbol y vio
1,
apetitosos, más aún si gracias a ellos se conseguía la sabiduría. Entonces
cogió un fruto del árbol y comió de él. Y luego dio la mitad a su marido
que también comió.
De pronto se abrieron sus ojos y se dieron cuenta de que estaban desnu-
dos. Rápidamente entrelazaron unas hojas de higuera y se cubrieron con
ellas. Y al oír la voz de Dios que paseaba por el jardín se escondieron
corriendo de su vista.
Pero Dios llamó al hombre y le preguntó dónde estaba. “Me he escondi-
do porque estoy desnudo”, dijo el hombre. Y Dios le preguntó: “¿Y
quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del
árbol que te prohibí?”. El hombre contestó: “La mujer que me diste por
compañera me dio de él y comí”. Dios preguntó a la mujer por qué había
hecho eso, y ella dijo: “La serpiente me engañó”.
Dios entonces dijo a la serpiente: “Por esto que has hecho serás maldita.
Te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo todo el tiempo de tu vida.
La mujer será tu enemiga. Su descendencia será enemiga de tu descen-
dencia y ella te aplastará la cabeza”.
Luego Dios dijo a la mujer: “Parirás a tus hijos con dolor y tu felicidad
dependerá de tu marido, pero él te dominará”.
Y al hombre le dijo Dios: “Por haber hecho caso a tu mujer y comido del
fruto prohibido, la tierra será maldita por tu causa. Pasarás penalidades y
te ganarás el pan con el sudor de tu frente todos los días de tu vida hasta
que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y
en polvo te convertirás”.
Y el Señor hizo al hombre y a la mujer unas túnicas de piel y con ellas
los vistió. Después los expulsó del jardín del Edén para que se dedicaran
a labrar la tierra de la que habían sido formados. Y delante del jardín
puso a un ángel con una espada llameante para que guardara la entrada.

Génesis 4-6 CAÍN Y ABEL, HIJOS DE ADÁN Y EVA

Adán llamó a su mujer “Eva”, por ser la madre de todos los “vivientes”.
Eva dio a la luz a Caín, y dijo: “El Señor me ha dado un varón”. Más ade-
lante dio a la luz a Abel, su segundo hijo.
Abel se hizo pastor y se encargó de los rebaños de carneros, mientras que
Caín se hizo labrador y cultivaba la tierra. Al cabo de un tiempo, Caín
hizo ofrenda al Señor de los frutos de la tierra. Abel, por su parte le ofre-
ció los más jóvenes animales de su rebaño.
Al Señor le agradó mucho la ofrenda de Abel, pues había elegido lo
mejor de su ganado. En cambio, no le agradó la ofrenda de Caín, pues
éste había escogido los peores frutos. Al saberlo, Caín se puso furioso y
echó a andar cabizbajo.
Entonces Dios le dijo: “¿Por qué estás furioso, Caín, y andas cabizbajo?
¿No es verdad que si hubieras obrado bien andarías erguido?”
Lleno de celos, Caín invitó a su hermano a pasear por el campo. Y en
mitad del paseo, se abalanzó sobre él y lo mató.
Entonces el Señor preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?”
Caín respondió: “No sé. ¿Soy acaso el guardián de mi hermano?”

20
Y Dios le dijo: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano
clama a mí desde la tierra. Ahora serás maldito en la tierra que abrió su
boca para recibir de mano tuya la sangre de tu hermano. Cuando la culti-
ves no te dará sus frutos, y andarás por ella fugitivo y errante”.
“Si me arrojas de esta tierra, lejos de tu presencia, tendré que andar siem-
pre escondido, pues cualquiera que me encuentre me matará”, dijo Caín.
Pero Dios le respondió: “No ocurrirá así, porque si alguien te matara,
tendrá un castigo siete veces peor que el tuyo”.
Y a continuación, puso una señal a Caín para que todos pudieran recono-
cerle y ninguno le hiciera daño.
Y Caín se alejó de la presencia de Dios hacia la región de Nod, al oriente
de Edén. Lleno de celos, Caín
invitó a su hermano
a pasear por el campo.
Y en mitad del paseo,
se abalanzó sobre él
y lo mató. Entonces
el Señor preguntó a Caín:
“¿Dónde está tu hermano
Abel?” Y Caín respondió:
“No sé. ¿Soy acaso el
guardián de mi
hermano?”
Noé
y el Diluvio
Génesis 6-7 IL. hombres comenzaron a multiplicarse sobre la superficie de la tie-
rra, pero muchos de ellos no permanecieron fieles a Dios, sino que, por el
contrario, se corrompieron y se alejaron de Él.
Al ver Dios cuánto había crecido la maldad de los humanos y que los
designios de su corazón se dirigían constantemente hacia el pecado, se
arrepintió de haber creado al hombre. Y con el corazón dolorido, dijo:
“Voy a suprimir de la faz de la tierra al hombre que he creado, y con él a
los animales, los reptiles y las aves del cielo”.
Sólo había un hombre que halló gracia a los ojos del Señor. Se llamaba
Noé y era bueno y justo. Tenía tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
Un día le dijo Dios a Noé: “El fin de todo ser viviente está próximo. Voy
a destruir todo lo que vive sobre la tierra, porque por culpa de los hom-
bres la tierra está llena de maldad y de violencia. Construye un arca de
madera de ciprés, divídela en compartimentos y embadúrnala con pez
por dentro y por fuera. Que tenga trescientos codos de largo, cincuenta
de ancho y treinta de alto. A un lado harás la puerta y por encima pon-
drás el techo. Construirás tres pisos: inferior, intermedio y superior. Has
de hacer lo que te digo porque voy a arrojar sobre la tierra una gran llu-
via que lo destruirá todo. Pero contigo haré yo mi alianza. Entrarás en el
arca con tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos. Y meterás tam-
bién en el arca dos animales de cada especie, un macho y una hembra,
para conservarles la vida. También cogerás dos ejemplares de cada espe-
cie de pájaros, de ganado y de reptiles que vendrán a ti para que tú les
conserves la vida. Recoge igualmente toda clase de alimentos para ti y tu
familia y para los animales que os acompañarán”.
Después de que Noé hiciera todo lo ordenado, Dios le dijo: “Entrad en el
arca tú y los tuyos porque dentro de siete días voy a hacer llover sobre la
tierra durante cuarenta días y cuarenta noches para exterminar a todos
los seres que he creado”.
Génesis 7-8 Tal y como el Señor había ordenado, Noé entró en el arca con sus hijos
Sem, Cam y Jafet, su mujer y las mujeres, de sus hijos. Pá-
jaros, animales salvajes y criaturas de todas las especies llegaron hasta
Noé y entraron en el arca, de dos en dos, macho y hembra, como Dios
había dicho. Entonces el Señor cerró la puerta del arca y, siete días des-
pués, las aguas del diluvio se derramaron sobre la tierra.
Todas las fuentes del abismo se rompieron y las cataratas del cielo se
La maldad de los hombres afligió
profundamente al Señor y éste le
dijo a Noé: “Construye un arca de
madera de ciprés, porque voy a
arrojar sobre la tierra una gran
lluvia que lo destruirá todo. Pero
contigo haré yo mi alianza. Entrarás
en el arca con tus hijos, tu mujer y
las mujeres de tus hijos.
Y meterás también
en el arca dos
animales de cada
especie, para
conservarles la vida”.
El Señor cerró la puerta
del arca y, siete días
después, las aguas
del diluvio se derramaron
sobre la tierra. y
La lluvia cavó durante *'
cuarenta días y cuarenta |
noches.
Las aguas crecieron
y levantaron el arca.
Y todo lo que tenía un
soplo de vida sobre la
tierra, hombres y criaturas
vivientes, fue destruido.
2d
0 DAR
des,
abrieron de par en par. La lluvia cayó durante cuarenta días y cuarenta
noches. Las aguas crecieron y levantaron el arca, que se alzó sobre la tie-
rra. Y las aguas subieron más y más alto, hasta llegar quince codos más
arriba de la montaña más elevada.
Todo lo que se movía sobre la tierra pereció, tanto los pájaros como los
rebaños, los animales salvajes y los reptiles. Y por supuesto, todos los
hombres. Todo lo que tenía un soplo de vida fue destruido.
Sólo Noé y los que estaban con él en el arca se salvaron.

Génesis 8-9 LA ALIANZA DE PAZ ENTRE DIOS Y LA TIERRA

Las fuentes del abismo y las cataratas del cielo se cerraron y la lluvia dejó
de caer. Las aguas fueron bajando poco a poco a lo largo de ciento cin-
cuenta días, y el día diecisiete del séptimo mes, el arca se asentó sobre la
cima del monte Ararat.
Las aguas continuaron bajando hasta que el primer día del décimo mes
aparecieron las cumbres de las montañas.
Cuarenta días después, Noé abrió la ventana del arca y soltó un cuervo
que voló de aquí para allá, mientras las aguas se secaban sobre la tierra.
Después Noé envió una paloma para ver si las aguas se ha-
bían retirado, pero la paloma no halló ningún lugar para posar sus patas,
pues las aguas aún lo cubrían casi todo, y regresó al arca.
Noé aguardó siete días más y soltó de nuevo a la paloma fuera del arca.
Esa misma tarde la paloma volvió trayendo en el pico una rama verde de
olivo. Así supo Noé que las aguas se habían retirado de la superficie de la
tierra.
No obstante, aún aguardó otros siete días antes de soltar otra vez a la
paloma. En esta ocasión la paloma no regresó. La tierra ya estaba seca.
Entonces Dios le habló a Noé, diciendo: “Haz salir a los pájaros, los ani-
males y todas las criaturas vivientes que están contigo. Que se reproduz-
can y se multipliquen sobre la faz de la tierra”.
Salieron pues del arca Noé, su familia y todos los animales. Y tras cons-
truir un altar, Noé ofreció un sacrificio, después del cual le dijo el
Señor: “Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre y
nunca más exterminaré a todos los seres vivos como he hecho. Mientras
dure la tierra habrá tiempos de siembras y tiempos de cosechas y ya no
Enfrente cesarán el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche”.
Dios bendijo a Noé y a
sus hijos y les dijo:
Después Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciendo: “Procread y multi-
“Pongo mi arco sobre las plicaos y llenad la tierra. Yo establezco mi alianza con vosotros y vues-
nubes: ésa será la señal tros descendientes y con todos los seres vivos que han salido del arca.
de mi alianza con la Nunca más habrá otro diluvio que destruya la tierra. Y para señalar mi
tierra.
Así, cuando la tierra
promesa pongo mi arco sobre las nubes: ésa será la señal de mi pacto con
se cubra de nubes, la tierra. Y así, cuando la tierra se cubra de nubes recordaré mi pacto con
recordaré mi pacto con vosotros y aparecerá el arco, y no volverán las aguas del diluvio a destruir
vosotros y aparecerá a los seres vivos”. :
el arco y no volverán las
Noé vivió mucho tiempo después del diluvio dedicándose a la agricultu-
aguas del diluvio a
destruir a los seres ra. Y de sus hijos nacieron otros hijos que fueron los padres de todos los
vivos”. pueblos de la tierra.

26
ran
le
SETAS pr
AAA

ES
OS

y PJ
-M
AA

.
Aa

OO.
Aa

is

AMIA
Cart,
LA TORRE DE BABEL Génesis 11

Cuando los descendientes de Noé vivían sobre la tierra, todos los pueblos
hablaban la misma lengua. Luego los hombres fueron emigrando a la
búsqueda de nuevos territorios y en el país de Senaar encontraron una
fértil llanura entre los ríos Éufrates y Tigris.
Una vez establecidos en aquella llanura, los hombres se dijeron: “Vamos
a construir una ciudad y también una torre que sea símbolo de nuestro
poder y cuya cúspide llegue hasta el cielo. De esa forma no tendremos
que temer a un nuevo diluvio”.
El Señor bajó a ver la torre que estaban haciendo los hombres y se dijo:
“Ellos forman un solo pueblo y tienen una sola lengua. Se han propuesto
construir esa torre y mada les hará renunciar a ese propósito que les ha
sido inspirado por su orgullo. Bajemos, pues, y confundamos su lengua
de modo que no se entiendan unos a otros”.
Y así sucedió. Los hombres ya no entendían el lenguaje del que tenían al
lado y no tuvieron más remedio que abandonar la construcción de la ciu-
dad y de la torre, tras lo cual se dispersaron por toda la faz de la tierra.
Por eso se llamó Babel, que quiere decir confusión, porque allí confundió
el Señor las lenguas de todos los habitantes de la tierra.

Enfrente
Los descendientes de Noé
dijeron: “Vamos a
construir una ciudad
y una torre que sea
símbolo de nuestro poder
y cuya cúspide llegue
hasta el cielo. De esa
forma no tendremos
que temer a un nuevo
diluvio”.

42)
La promesa
de Dios a Abraham
Génesis 12-18 E, la tierra de Jarán vivía un hombre llamado Abraham, que era hijo
de Teraj, un descendiente de Sem. Un día Dios le dijo a Abraham:
“Abandona ese lugar y dirígete hacia la tierra que yo te indicaré. Yo haré
nacer de ti un gran pueblo, engrandeceré tu nombre y te bendeciré”.
Abraham escuchó la palabra del Señor y partió. Tenía setenta y cinco
años cuando salió de Jarán. Con él llevó a Sara, su mujer, a su sobrino
Lot y a todos sus criados, sus bienes y sus rebaños, y tomaron la direc-
ción del país de Canaán. Cuando llegaron a Siquem, Dios se le apareció a
Abraham y le dijo: “Yo daré esta tierra a tu descendencia. El país de
Canaán será vuestro para siempre”.
Itinerario seguido por
Abraham en su lento despla-
zamiento hacia el Oeste.
Abraham era oriundo de
Mesopotamia y fue, quizá,
contemporáneo del gran rey
Hamurabi, el legislador que
promulgó en un código un
conjunto de leyes que rigie-
ron durante su época.
Abraham, que había vivido
con su padre en Ur, remontó
con su familia el río Eúfrates
hasta llegar a Jarán, un viaje
de casi 1.000 km. Allí se
estableció en una región en
la que abundaba el agua,
elemento muy necesario
para los rebaños de una tribu
nómada. Posteriormente,
Abraham descendió hasta
Siquem y el país de Canaán,
recorriendo otros 600 km.

Entonces Abraham instaló sus tiendas en el encinar de Mambré, cerca de


Hebrón, y allí levantó un altar al Señor.
Un día, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda a la
hora en que el sol más calentaba, vio parados cerca de él a tres hombres.
Nada más verlos corrió a su encuentro y se postró en tierra diciendo:
“Señor, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases de largo.
Permite que traiga agua para lavar vuestros pies, mientras descansáis
bajo ese árbol y un poco de pan con el que confortaros”.
Ellos le contestaron: “Haz como has dicho”.
Al oír esto, Abraham se apresuró a entrar en la tienda y le dijo a Sara:
“Coge aprisa tres medidas de harina y amasa unos panes”.
Luego corrió hacia donde estaba el ganado, eligió al mejor ternero y
ordenó a un criado que lo preparase. Después tomó leche cuajada y leche
fresca y se la ofreció junto con el ternero y el pan a los tres hombres, que-
dándose él de pie mientras ellos comían.
tu
Un poco más tarde los hombres le preguntaron: “¿Dónde está Sara,
dijo:
mujer?”. “En la tienda”, respondió él. Y uno de los tres hombres
“Sara, tu mujer, tendrá un hijo”.
Abraham, oyó Enfrente
Sara, que se encontraba a la entrada de la tienda, detrás de Abraham escuchó la
ancianos, y
estas palabras. Para entonces ella y su marido eran ya muy palabra del Señor
por eso, al oír lo que decían, se echó a reír. y partió. Tenía setenta
cree
Entonces el Señor le dijo a Abraham: “¿Por qué se ríe Sara? ¿Acaso y cinco años cuando
por este tiem-
que hay algo imposible para Dios? El año próximo volveré
salió de Jarán. Con él
llevó a Sara, su mujer,
po y Sara ya tendrá un hijo”. a su sobrino Lot
Dios le dijo: “Sí,
Al oír esto, Sara sintió temor y negó haber reído. Pero y a todos sus criados,
te has reído”. sus bienes y sus rebaños,
Abraham en su
Tal y como el Señor había prometido, Sara dio un hijo a
y tomaron la dirección
del país de Canaán.
vejez. Y Abraham le puso el nombre de Isaac.
il
Génesis 24 UNA MUJER PARA ISAAC: REBECA

Pasaron muchos años. Abraham era ya muy viejo y el Señor le había ben-
decido en todo. Un día llamó a Eliezer, que era el más antiguo y más fiel
de sus servidores, y le dijo:
“Dame tu mano, te lo ruego, y júrame en el nombre del Señor que no escoge-
rás para mi hijo una esposa entre las hijas de Canaán, el país donde vivimos,
sino que irás a mi tierra y allí buscarás una mujer para mi hijo Isaac”.
El fiel sirviente juró hacer lo que Abraham le había pedido. Luego tomó
diez camellos de su señor y un cargamento de objetos preciosos y partió a
cumplir su misión.
Cuando Eliezer llegó a la ciudad de Najor, en Mesopotamia, mandó
detenerse a los camellos junto a un pozo que había en las afueras. Era la
hora en que las mujeres salían de la ciudad para coger agua del pozo. Y
el fiel sirviente rezó así:
“Oh, Señor, te lo ruego, muéstrate generoso con mi señor Abraham y
concédeme un feliz encuentro. Voy a ponerme junto al pozo, mientras las
mujeres de la ciudad vienen a por agua. Haz que la joven a la que yo
diga: «inclina tu cántaro para que yo beba», y ella me responda: «bebe
tú y también daré de beber a tus camellos», sea la que tú has destinado
como mujer para tu siervo Isaac”.
No había acabado aún de hablar cuando llegó una mujer con su cántaro
al hombro. Era Rebeca, hija de Batuel, el hijo de Najor, hermano de
Abraham. Poseía una gran belleza y era virgen.
La joven llegó hasta el pozo y llenó su cántaro. El criado de Abraham
corrió a su encuentro y le dijo:
“Déjame beber un poco de agua de tu cántaro, por favor”.
Ella respondió: “Bebe, señor mío”, y bajando el cántaro con sus manos le
dio de beber. Luego le dijo: “Ahora sacaré agua del pozo para tus came-
llos”.
Dicho esto fue de nuevo al pozo y sacó agua fresca para los animales.
Cuando todos los camellos hubieron bebido, Eliezer le dio a la joven un
aro y dos brazaletes de oro puro, y le dijo:
“¿De quién eres hija? ¿Hay en la casa de tu padre un lugar para pasar la
Enfrente noche?”
Ellos preguntaron: Ella le respondió: “Soy la hija de Batuel, el hijo de Najor. En nuestra
¿“Dónde está Sara, casa hay paja y heno en abundancia y sitio donde alojaros”.
tu mujer?” “En la Rebeca fue a su casa y contó lo que había pasado. Entonces Labán, el her-
tienda”, respondió él.
Y uno de los tres hombres
mano de la joven, se apresuró a ir en busca del sirviente de Abraham y le
dijo: “Sara, tu mujer, dijo: “Ven aprisa, bendito de Dios, ya he preparado en la casa un lugar
tendrá un hijo”. Sara, para t1 y para los camellos”.
que se encontraba a la Eliezer fue a la casa y allí le sirvieron de comer, pero él dijo: “No comeré
entrada de la tienda,
detrás de Abraham,
hasta que no diga lo que tengo que decir”.
oyó estas palabras. Labán le invitó a que hablase, y Eliezer le contó quién era y de dónde
Para entonces ella y su venía, así como el motivo de su viaje. También contó cómo el Señor le
marido eran ya muy había conducido hasta Rebeca.
ancianos y había pasado
Labán y Batuel respondieron: “Todo esto viene de Dios. Llévate pues a
la edad de tener hijos.
Por eso, al oír lo que Rebeca para que sea la esposa del hijo de tu amo, puesto que así lo quiere
decían, se echó a reír. el Señort

SL
Algún tiempo después, Isaac paseaba un atardecer por
el campo cuando al alzar los ojos vio a una
caravana de camellos que iban en su dirección.
También Rebeca alzó sus ojos al mismo tiempo
y vio a Isaac. Entonces se bajó del camello y le preguntó
a Eliezer: “¿Quién es ese hombre que viene a nuestro
encuentro?” “Es mi señor Isaac”, contestó el siervo. Poco
después Eliezer contó a Isaac todo lo que le había
ocurrido, e Isaac tomó por esposa a Rebeca.

a Ji?”
NO PR pl y Pa
N
El siervo de Abraham se postró en tierra y dio gracias a Dios. A la maña-
na siguiente dijo que quería salir cuanto antes hacia la casa de su amo.
Entonces los padres de Rebeca llamaron a la joven y le preguntaron:
“¿Quieres partir con este hombre?”
“Sí, iré con él”, respondió Rebeca.
Y poco después, acompañada de sus doncellas y su nodriza, partía con la
caravana de Eliezer.
Algún tiempo después, Isaac paseaba un atardecer por el campo cuando al
azar los ojos vio una caravana de camellos que iban en su dirección.
También Rebeca alzó sus ojos al mismo tiempo y vio a Isaac. Entonces se
bajó del camello y le preguntó a Eliezer: “¿Quién es ese hombre que
viene a nuestro encuentro?”
“Es mi señor Isaac”, contestó el siervo.
Poco después, Eliezer contó a Isaac todo lo que le había ocurrido, e Isaac
tomó por esposa a Rebeca y la amó sinceramente.

Génesis 25 ESAÚ Y JACOB

Era ya Isaac de avanzada edad cuando Rebeca le dio dos gemelos. El pri-
mero tenía el cabello rojo y el cuerpo cubierto de vello y fue llamado
Esaú. El segundo en nacer fue llamado Jacob.
Los dos niños crecieron. Esaú se convirtió en un cazador muy diestro y le
gustaba el campo y la vida agreste, mientras que Jacob era un hombre
tranquilo, al que le gustaba permanecer en el hogar.
Esaú era el favorito de Isaac; en cambio Rebeca prefería a Jacob.
Esaú, como hermano mayor, era el heredero de los bienes de su padre.
Sin embargo, ocurrió lo siguiente:
Un día Jacob se cocinó un guiso de lentejas. Cuando Esaú llegó del campo,
hambriento y fatigado, le dijo a su hermano: “Por favor, dame de comer de
ese guiso, porque hoy no he podido cazar nada y estoy desfallecido”.
Jacob le respondió: “Te lo daré si me cedes el derecho de primogenitura”.
“Estoy que me muero de hambre, ¿qué me importa ahora heredar o no?”,
contestó Esaú.
Hizo, pues, juramento de ceder a su hermano sus derechos, tras lo cual
Jacob le dio el guiso de lentejas y un pedazo de pan.

Génesis 37 REBECA Y JACOB CONSPIRAN CONTRA ESAÚ

Cuando Isaac envejeció sus ojos se debilitaron y perdió la visión. Un día


llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:
“Mira, hijo mío, yo ya soy viejo y puedo morir cualquier día. Toma tus
armas, sal al campo, consigue algo de caza y hazme un guiso como sabes
que me gusta, porque después de comerlo te daré mi
bendición”.
Rebeca oyó lo que Isaac le había dicho a Esaú. Entonces ella llamó a
Jacob, su preferido, y le dijo:
“Acabo de oír cómo tu padre le ha pedido a tu hermano un guiso de

36
caza, porque después de comerlo tiene la intención de bendecirlo ante
Dios. Así que, hijo mío, escúchame y haz lo que yo te ordene. Ve ahora
mismo al rebaño y tráeme los dos mejores cabritos que encuentres para
que yo haga con ellos un guiso como a tu padre le gusta y tú se lo lleves
y sea a ti a quien él bendiga”.
“Pero mi hermano es un hombre velludo y yo tengo la piel lisa; mi
padre se dará cuenta del engaño”, contestó Jacob a su madre. Pero ésta
le dijo: “Tú obedéceme y trae los cabritos para que yo los prepare”.
Jacob cumplió la orden de su madre, y ésta preparó un guiso como a Un día Jacob se cocinó
Isaac le gustaba. Luego cogió Rebeca unos vestidos de Esaú y le dijo a un guiso de lentejas.
Jacob que se los pusiera. Y para simular el abundante vello del hermano Cuando Esaú llegó
del campo, hambriento
mayor, cubrió los brazos y el cuello de Jacob con la piel de los cabritos. y fatigado, le dijo a su
Seguidamente, Rebeca puso el guiso que había preparado en las manos hermano: “Por favor,
de Jacob, y éste fue a ofrecérselo a su padre, diciendo: dame de comer de ese
“Padre mío”. guiso porque estoy
desfallecido”.
“Aquí estoy”, contestó Isaac, “¿quién eres?”
Jacob le respondió:
“Soy Esaú, tu hijo mayor”, respondió Jacob, “he hecho lo que me dijiste, “Te lo daré si me cedes
levántate y come de lo que he cazado, para que me bendigas”. el derecho de
primogenitura”.

PS de A

51)
Rebeca cogió unos
vestidos de Esaú y le dijo
a Jacob que se los pusiera.
Y para simular el
abundante vello del
hermano mayor cubrió
los brazos y el cuello
de Jacob con la piel
de los cabritos.
Isaac no pudo reconocerle
porque sus brazos eran
velludos como los de
Esaú; y entonces
le bendijo.

38
Acércate para que yo te palpe, a ver si eres verdaderamente mi hijo
Esaú”, dijo Isaac.
Jacob se acercó a su padre, y éste le palpó el cuerpo, mientras decía: “Tu
voz parece la de Jacob, pero estos brazos son los de Esaú. ¿De verdad eres
tú, Esaú?
“Lo soy”, respondió Jacob.
En ese caso acerca la caza para que yo coma de ella y te bendiga”, dijo
Isaac.
Jacob le ofreció la comida a su padre y él comió. Y le sirvió un vaso de
vino y él bebió. Entonces Isaac le dijo:
“Acércate, hijo mío, y bésame”.
Jacob se acercó a su padre y éste le besó y le bendijo.

ISAAC DESCUBRE EL COMPLOT Génesis 27-28

Acababa Isaac de bendecir a Jacob cuando volvió Esaú del campo. Traía
en sus manos un guiso y se lo llevó a su padre, diciendo:
“Levántate, padre, y come de la caza que traigo, para que me bendigas”.
“¿Quien eres tú?”, preguntó Isaac.
“Soy Esaú, tu hijo primogénito”.
Isaac quedó pasmado al oír la voz de su hijo. Luego dijo:
“¿Quién es entonces el que me ha traído un guiso de caza antes de tu lle-
gada y al que he dado mi bendición?”
Al oír las palabras de su padre, Esaú comenzó a dar gritos y a llorar amar-
gamente.
“Bendíceme a mí también”, le dijo a su padre. Pero éste le respondió:
“Tu hermano ha venido con engaños y se ha llevado la bendición que te
correspondía. Con mi bendición le he hecho señor tuyo y heredero de
todos mis bienes. ¿Qué puedo hacer por ti, hijo mío?”
“¿No tienes más que una bendición?”, preguntó Esaú, entre llantos, “¿no
puedes bendecirme a mí también?”
“Puesto que le he bendecido, bendito está”, respondió Isaac, “tendrás que
servir a tu hermano y vivir de tu espada”.
y
Desde aquel momento, Esaú concibió un profundo odio contra Jacob
una idea se apoderó de su mente: matar a su hermano .
hijo Jacob
Cuando Rebeca supo cuál era el propósito de Esaú, llamó a su
y le dijo:
a la casa
“Esaú quiere matarte. Obedéceme y huye ahora mismo a Jarán,
tu hermano se
de mi hermano Labán. Quédate allí hasta que la cólera de
é a buscart e”.
haya calmado. Cuando su ira se aplaque, yo mandar
Así, pues, Jacob se puso en camino hacia Jarán.

Génesis 29
JACOB Y RAQUEL

el que unos pastores


Después de varias jornadas, Jacob llegó a un pozo en
abrevaban su ganado.
“¿De dónde sois, hermanos?”, les preguntó.
09
“Somos de Jarán”, le respondieron.
“¿Conocéis a Labán, el hijo de Najor?”
“Le conocemos”, dijeron ellos, “y aquí está su hija Raquel, que viene con
su rebaño”.
Jacob se acercó a Raquel y la besó, según era costumbre en oriente,
diciéndole que era hijo de Rebeca, la hermana de su padre.
Raquel dejó sus ovejas y corrió a contárselo a su padre. En cuanto Labán
Jacob alzó los ojos supo que el hijo de su hermana estaba allí, fue a su encuentro, le abrazó y
y vio venir hacia él a le llevó a su casa. Allí Jacob le contó todo lo que había sucedido.
Esaú. Entonces se postró Después de que transcurriera un mes, Labán le dijo a Jacob:
en tierra siete veces. “Aunque seas mi sobrino, no vas a trabajar de balde para mí. Así que
Pero Esaú corrió a su
dime cuál va a ser tu salario”.
encuentro, le abrazó
y le besó. Y ambos Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lía, y la menor, Raquel.
lloraron de dicha. Jacob se había enamorado de Raquel. Por eso dijo:
“Trabajaré para ti siete años si me das por esposa a Raquel”.
“Mejor dártela a ti que dársela a un extraño”, respondió Labán, “puedes
quedarte en mi casa”.
De esta forma, Jacob trabajó durante siete años por el amor de Raquel, y
tan grande era ese amor que le parecieron siete días. Pasado el tiempo, le
dijo Jacob a Labán:
“Dame mi mujer, pues se ha cumplido el plazo y deseo unirme a ella”.
Labán reunió a todos los hombres del lugar y dio un convite de bodas.
Pero por la noche, en lugar de casar a Jacob con Raquel, le llevó a su otra
hija, Lía; y a causa de la oscuridad, Jacob no se dio cuenta del cambio.
Al otro día, cuando descubrió que había sido engañado, Jacob le dijo a
Labán: “¿Por qué me has hecho esto? ¿Acaso no te he servido para que
me dieras a Raquel?”
Labán le respondió: “En este país la costumbre es casar a la hija mayor
antes que a la menor. Pero si prometes trabajar para mí otros siete años,
te daré también a Raquel dentro de una semana”.
Y así Jacob, según la costumbre de la época tomó también por esposa a
Raquel y trabajó para Labán otros siete años.
Amaba Jacob a Raquel mucho más de lo que amaba a Lía. En cambio,
Lía le dio muchos hijos, mientras que Raquel se sentía muy desgraciada
por no haber tenido ninguno. Hasta que Dios tuvo piedad de Raquel y la
hizo fecunda. Entonces concibió un hijo al que llamaron José.
Pasaron muchos años, y un día el Señor le dijo a Jacob:
“Regresa a la tierra de tus padres”.
Y Jacob se puso en camino acompañado de Lía, Raquel, sus hijos y sus
bienes, para volver a la tierra de Canaán.

ENTRE JACOB Y ESAÚ Génesis 32-33


EL REENCUENTRO

Volviendo hacia Canaán, Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú con


el siguiente recado: “Tu siervo Jacob ha vivido con Labán todos estos
años. Ahora posee bueyes, asnos, ovejas y siervos y Siervas. Y quiere que
lo sepas para hallar gracia a tus ojos”.
Cuando los mensajeros estuvieron de vuelta, le dijeron a Jacob: “Tu her-
mano Esaú viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres”.
Al oír esto, Jacob sintió un gran temor y una enorme angustia, y Se puso
a rogar al Señor en estos términos:
“¡Líbrame, Señor, te lo suplico, de la ira de mi hermano Esaú!”
Esa misma noche, Jacob tomó a sus dos mujeres y sus once hijos y los
hizo cruzar el río Jaboq. Luego se quedó solo. Y desde la noche hasta que
rayó el alba estuvo luchando con un Ángel. Y cuando la lucha llegó a su
fin, quedando Jacob victorioso, el Ángel le dijo: «En adelante no te lla-
marás Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y has vencido”.
En ese momento alzó Jacob los ojos y vio venir hacia él a Esaú. Entonces
se postró en tierra siete veces antes de llegar a su hermano. Pero Esaú
corrió a su encuentro, le abrazó y le besó. Y ambos lloraron de dicha.

41
José y
sus hermanos
Génesis 37, 39-40 acob se estableció en el país de Canaán. De entre todos sus hijos amaba
a José más que a ninguno. En una ocasión hizo que le confeccionaran una
túnica de muchos colores. Y sus hermanos, viendo que su padre le amaba
más que a ellos, le tomaron un gran odio.
Un día Jacob le dijo a José: “Tus hermanos apacientan el ganado en
Siquem. Ve a ver cómo se encuentran y vuelve a decírmelo”.
Cuando José se aproximó al lugar donde estaban sus hermanos, éstos le
vieron desde lejos, y concibieron el proyecto de matarle: “¡Arrojaremos
su cadáver a un pozo y diremos que le ha devorado una fiera!”
Pero uno de los hermanos, Judá, les dijo a los otros: “¿Qué provecho saca-
ríamos matando a nuestro hermano? Es mejor que lo vendamos a unos
mercaderes y no nos manchemos las manos de sangre”.
Y así, cuando José llegó hasta sus hermanos, éstos le despojaron de su
Un poco de historia
túnica y lo arrojaron a un pozo vacío. Más tarde se lo vendieron por vein-
En el país de Canaán, la te monedas de plata a unos mercaderes ismaelitas que se dirigían a
tribu de Jacob llevaba Egipto.
una vida seminómada,
apacentando sus
Luego cogieron la túnica de José, la empaparon con la sangre de un
ganados y cultivando macho cabrío y se la llevaron a su padre diciendo: “Esto hemos encontra-
algunas parcelas de do por el camino. ¿No será la túnica de tu hijo?”
tierra. El territorio donde
se habían establecido Jacob reconoció la túnica y dijo: “¡Una fiera lo ha devorado!”
era un cruce muy Después lloró a su hijo durante mucho tiempo.
frecuentado por las En Egipto José fue vendido por los mercaderes a Putifar, el ministro del
caravanas de los
ismaelitas y los Faraón, el cual le nombró mayordomo de su casa.
madianitas, dos pueblos Era José un joven fuerte y de hermosa figura, y sucedió que la esposa de
cuya principal actividad Putifar pusó en él los ojos y se enamoró. Pero José no la correspondió, pues
era el comercio.
Transportaban no quería causar daño a su amo ni pecar contra Dios. Por eso, a pesar de la
preferentemente insistencia de la mujer para que la amase, él nunca cedió a la tentación.
mercancías de oriente Al verse rechazada, la mujer contó a su marido mentiras llenas de maldad
hasta Egipto, que se
había convertido en un acerca de José: “El siervo hebreo que has comprado pretendía que yo te
importante reino desde el traicionase con él, y cuando me he puesto a gritar, ha huido”.
año 3400 a.C. Egipto era
Al escuchar las palabras de su mujer, Putifar montó en cólera y ordenó
un país rico y
autosuficiente, que José fuese llevado a prisión.
importante exportador
de lino, papiros,
productos agrícolas y LOS SUEÑOS DEL COPERO Y DEL PANADERO
oro. Por contra,
importaba Sucedió por entonces que el copero y el panadero del rey de Egipto fue-

42
vecho sacaríamos matando a nuestro
rmano? Es mejor que lo vendamos a

e las manos de sangre”.


Y así, cuando José llegó hasta sus her-
manos, éstos le despojaron de su túni-
ca y lo arrojaron a un pozo vacío. Más.
tarde se lo vendieron por veinte morsa e
5 Y
das de plata a unos mercaderes ismae- pS
litas que se dirigían a Egipto. eN, :
esencias aromáticas para ron acusados de haber participado en una conjura de palacio, y el Faraón,
fabricar los perfumes y el
encolerizado, los hizo meter en la cárcel; la misma donde estaba José.
incienso que se utilizaban
en la celebración de los Una noche, cada uno de ellos tuvo un sueño. Por la mañana José notó su
ritos religiosos. Los preocupación y les preguntó: “¿Por qué tenéis tan mala cara?”. Ellos le
mercaderes ismaelitas
vendían a Egipto dichas
respondieron: “Hemos tenido un sueño y nadie sabe interpretarlo”.
esencias, y también aceite, “Contádmelo, si queréis”, dijo José.
vino, piedras y maderas Entonces el copero real le contó:
preciosas, como el cedro
del Líbano, o maderas “En mi sueño había una vid ante mí, con tres sarmientos. Los sarmientos
exóticas como la madera comenzaron a echar brotes y enseguida aparecieron racimos de uvas
de sándalo. Los hijos de maduras. Yo tenía en mis manos la copa del Faraón, y cogiendo los raci-
Jacob, cuando decidieron
desembarazarse de su mos los exprimí en la copa y la puse en sus manos”.
hermano José, se lo José le respondió: “Los tres sarmientos son los días que te quedan de es-
vendieron a uno de tar en prisión. Dentro de tres días el Faraón te devolverá a tu cargo y
aquellos grupos de
mercaderes ismaelitas. volverás a servir su copa como antes. Por eso te pido que te acuerdes de
mí cuando vuelvas a ser dichoso, y le hables al Faraón en favor mío, para
que me saque de esta prisión donde estoy a causa de una injusticia”.
Al oír la interpretación favorable que había hecho José, el panadero se
animó a contar también su sueño:
“En mi sueño llevaba yo tres canastillas de pan blanco sobre mi cabeza, y
en la canastilla de arriba llevaba también los pasteles que más le gustan al
Faraón. De pronto llegaron unos pájaros y se los comieron”.
José le respondió: “Las tres canastillas son los tres días que te quedan de
vida. Dentro de tres días el Faraón mandará que te cuelguen de un árbol
y los pájaros picotearán tu cuerpo”.
Tres días después fue el cumpleaños del Faraón y éste dio un banquete.
Durante la fiesta se acordó del copero y del panadero y ordenó que el pri-
mero fuera restablecido en su cargo, y que el segundo fuera ahorcado.
Sin embargo, al verse libre, el copero se olvidó de José.

Génesis 41 LOS SUEÑOS DEL FARAÓN

Al cabo de dos años, el Faraón tuvo también un extraño sueño: soñó que
se hallaba en la orilla del río Nilo y vio salir de las aguas siete hermosas
vacas que se pusieron a pacer en la pradera. Pero he aquí que a continua-
ción salieron del Nilo otras siete vacas muy flacas que devoraron a las
siete vacas gordas.
En este punto el Faraón se despertó. Pero cuando volvió a quedarse dor-
mido tuvo este otro sueño: siete espigas de trigo, granadas y hermosas,
salián de un mismo tallo; pero tras ellas brotaron otras siete espigas secas
y quemadas por el viento de oriente. Y las siete espigas secas se tragaron
a las siete espigas granadas.
Por la mañana el Faraón mandó llamar a todos los sabios y adivinos de
Egipto para que le explicasen el significado de sus misteriosos sueños,
pero ninguno fue capaz de interpretarlos.
Entonces el copero tomó la palabra y le dijo al Faraón:
“Hace algún tiempo su excelencia se irritó con algunos de sus servidores
y nos hizo encerrar en prisión a mí y al panadero real. Una noche ambos
tuvimos sueños diferentes y se los contamos a un joven hebreo, el cual

44
nos dio a cada uno una explicación. Pues bien, todo ocurrió exactamente
como él nos había dicho”.
El Faraón mandó llamar a José, y rápidamente lo llevaron a su presencia.
“Tengo entendido que sabes interpretar los sueños con sabiduría”, dijo el
Faraón.
“No soy yo, sino Dios quien da la respuesta”, contestó José.
Entonces el Faraón le contó sus sueños a José y éste le dijo:
“Ambos sueños sólo son uno, pues significan lo mismo. Y en ese sueño
Dios anuncia lo que va a suceder en Egipto. Las siete vacas gordas y las
siete espigas granadas anuncian siete años de abundancia. Las siete vacas
flacas y las siete espigas secas anuncian siete años de hambre. Es conve-
niente por tanto que se tomen las medidas adecuadas. Y así, durante los
años de abundancia conviene hacer reservas de trigo para los siete años de
escasez que vendrán después. De esa forma el país no perecerá a causa del
hambre”.
Estas palabras agradaron tanto al Faraón que éste dijo a José: “Puesto que
Dios te ha dado a conocer estas cosas, no hay otra persona que sea tan
sabia e inteligente como tú. Así pues serás tú quien gobierne mi casa, y
todo mi pueblo obedecerá tus órdenes”.
Llegaron los siete años de riqueza y la tierra produjo trigo en abundancia.
En ese tiempo José se encargó de recoger víveres y los almacenó en las
ciudades.
Llegaron después los siete años de escasez, tal y como José había anuncia-
do. En todo Egipto el pueblo comenzó a tener hambre y con grandes gri-
tos pidieron pan al Faraón. Éste les dijo:
“Buscad a José y haced lo que él os diga”.
José abrió los graneros y pudo alimentar al pueblo con el trigo almacena-
do. Y de muchos países fueron a Egipto a comprarle trigo a José, pues el
hambre era grande en todas partes.

Génesis 42
LOS HERMANOS DE JOSÉ EN EGIPTO

El hambre hacía también estragos en el país de Canaán. Así pues, Jacob


mandó a diez de los hermanos de José que fueran a Egipto a comprar
que le
trigo. Sólo dejó junto a él a Benjamín, el más joven, por miedo a
ocurriera alguna desgracia durante el viaje.
on con el
Los diez hermanos de José se presentaron ante él y se postrar
habló
rostro en tierra. José les reconoció en el acto, pero disimuló y les
que habéis venido para obser-
con dureza, diciéndoles: “¡Sois unos espías
var las defensas de este país!”
reconocido a José. Y
“¡No, mi señor!”, respondieron ellos, que no habían
trigo.
añadieron: “Hemos venido con el único propósito de comprar
de Canaán.
Somos doce hermanos, hijos de un hombre que vive en el país
y hay otro que ya no vive”.
El más joven se ha quedado con nuestro padre,
. Uno de
“¡Sois espías!”, repitió José. “Peto voy a poneros una prueba
vuestro país y lle-
vosotros se quedará aquí preso y los demás volveréis a
Luego regresa-
varéis el trigo para remediar el hambre de vuestras casas.
réis acompañados de vuestro hermano menor”.
45
Entonces el Faraón le
contó sus sueños a José, y
éste le dijo: “Ambos
sueños son uno, pues
significan lo mismo. Dios
anuncia lo que va a
suceder en Egipto. Las
“siete vacas gordas y las
siete espigas granadas
anuncian siete años de
abundancia. Las siete
vacas flacas y las siete
espigas secas anuncian ;
; siete años de hambre:
E
É
'
'
E
Los hermanos volvieron a Canaán con los asnos cargados de trigo, dejan-
do en Egipto, como rehén, a Simeón. Al llegar a su tierra le contaron a
su padre, Jacob, lo que les había sucedido.
Después de oír su relato, Jacob exclamó: “¿Es que voy a perder a todos
mis hijos? José desapareció, Simeón ha desaparecido, ¿y ahora queréis
llevaros a Benjamín? Pues os digo que Benjamín no irá con vosotros.
Después de la muerte de José es el único consuelo que me queda. Si algo
le pasara me moriría de dolor”.

Génesis 43-44 BENJAMÍN VA A EGIPTO

Pero el hambre siguió azotando el país de Canaán. Cuando Jacob y su


familia acabaron las provisiones que habían traído de Egipto, Judá le
dijo a su padre:
“Deja que Benjamín venga con nosotros y volvamos a Egipto a por más
trigo, de lo contrario todos vamos a morir”.
“Puesto que no hay más remedio”, dijo Jacob, “tomad a Benjamín e id a
ver a aquel hombre. Que Dios os bendiga para que volváis todos y tam-
bién vuestro hermano Simeón”.
Así pues, fueron a Egipto y se presentaron de nuevo ante José.
Al ver que Benjamín venía con ellos, José les preguntó: “¿Es ése vuestro
hermano menor, del que me habéis hablado?”
Pero fue tanta su emoción al ver a su hermano Benjamín que José tuvo
que retirarse precipitadamente a sus aposentos porque las lágrimas se le
saltaban de los ojos.
Un poco después, cuando se hubo calmado, José le dijo a su mayordomo:
“Llena de trigo y de víveres los sacos de estos hombres, pero en el saco
del más joven esconde entre el trigo el dinero que han pagado y pon
también mi copa de plata”.
A la mañana siguiente los hebreos partieron con sus asnos bien cargados.
Pero apenas habían salido de la ciudad cuando el mayordomo de José,
siguiendo instrucciones de su señor, les salió al paso con un grupo de sol-
dados y les gritó:
“¿Por qué habéis devuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado la copa
de plata de mi señor?”
Ellos protestaron proclamando que eran inocentes y que nada estaba más
lejos de su pensamiento que cometer semejante robo. Entonces el mayor-
domo les mandó abrir sus sacos, comenzando por el del mayor y acaban-
do por el del más joven. ¡Cuál no fue la sorpresa de los hermanos cuando
vieron aparecer la copa robada en el saco de Benjamín!
Los once hermanos fueron arrestados y llevados de nuevo a presencia de
José, quien les dijo: “¿Qué habéis hecho? Aquel a quien se le ha encon-
trado la copa será mi esclavo; los demás podéis volver junto a vuestro
patos
Entonces Judá se postró ante José y le rogó: “Permite a este siervo tuyo
quedarse como esclavo en el lugar de este niño. Deja que él vuelva con
mis hermanos. ¿Cómo podría yo presentarme ante mi padre si el niño no

48
viene con nosotros? ¿Y cómo podría soportar ver el dolor que se apodera-
rá de mi padre?”.

JOSÉ SE DA A CONOCER A SUS HERMANOS Génesis 45-46

Entonces José, que ya no podía contener más su emoción, mandó salir a


todos los que allí había y se quedó a solas con sus hermanos. Y estallando
en sollozos, exclamó:
“¡Yo soy José, vuestro hermano! ¡Dadme noticias de nuestro padre!”
Atónitos por tan inesperada revelación, los hermanos de José se quedaron
mudos y sus ojos se llenaron de terror.
“Sí, soy vuestro hermano, a quien vendisteis a unos mercaderes”, siguió
diciendo José. “Pero no os aflijáis ni tengáis pesar por lo que hicisteis
porque todo ha sido obra de Dios para mi bien”.
Dicho esto José abrazó a Benjamín y a todos sus hermanos, y todos llora-
ron y conversaron largamente.
Partieron después los hermanos de José hacia el país de Canaán, deseosos
de contarle a su padre lo que les había pasado.
Al saber que su hijo José estaba vivo, Jacob exclamó: “¡Si mi hijo José
vive, quiero verle antes de morir!”
Marchó pues Jacob a Egipto, y con él todos sus descendientes, sus hijos y
los hijos de sus hijos.
José le salió al encuentro, y en cuanto vio a su padre se le echó al cuello y
lloró largo tiempo sobre él. Entonces Jacob le dijo a José: “Ya puedo
morir, pues te he visto y vives todavía”.

MUERTE DE JACOB Génesis 47-49

Jacob vivió diecisiete años en Egipto, en unas buenas tierras regaladas


por el Faraón a él y a su familia. Cuando, ya muy anciano, sintió que su
muerte estaba próxima, llamó a su hijo José y le hizo el ruego de no ser
enterrado en Egipto, sino en su país, en el sepulcro donde se hallaban
enterrados Abraham y Sara, Isaac y Rebeca.
Luego Jacob reunió a todos sus hijos en torno a él, y bendiciéndoles, le
dijo a Judá:
“Tuyo será el cetro y de tus descendientes será el bastón de mando, hasta
que venga Aquel al que pertenecen y al que todos los pueblos darán obe-
diencia.
Dicho esto, Jacob expiró y fue a reunirse con sus antepasados.

Génesis 50
MUERTE DE JOSÉ
Israel les
José vivió en Egipto con la familia de su padre. Y a los hijos de
prome-
hizo jurar: “Cuando Dios se acuerde vosotros y OS llame a la tierra
su cuerpo fue
tida, acordaos de llevar también mis huesos”, Al morir,
embalsamado y depositado en un sarcófago egipcio.
49
La hija del Faraón había bajado al río para
bañarse, y cuando vio la cesta entre los juncos
mandó a sus doncellas que la cogieran. Al
abrirla vio al niño
llorando y,
compadeciéndose de él, dijo: “Sin duda es un
niño hebreo”.
Más adelante le puso el nombre de Moisés, que
significa: “sacado de las aguas”.
=== == Y
Ds de la muerte de José y de sus hermanos y de toda aquella
generación, los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser
muchos en número y muy poderosos.
Pasó el tiempo y se alzó en Egipto un rey que no sabía quién fue José ni
lo mucho que había hecho por aquel país. Este nuevo Faraón le dijo a su
pueblo:
“Los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que
nosotros. Si hubiese una guerra podrían aliarse con nuestros enemigos y
vencernos”.
A partir de entonces los egipcios sometieron bajo su mando a los hijos de
Israel, condenándolos a los trabajos más duros, tanto en la construcción
como en los campos, y tratándolos con extrema crueldad.
Como, pese a todo, los hijos de Israel seguían creciendo, el Faraón
mandó llamar a las comadronas de los hebreos y les dijo:
“Cuando una mujer hebrea dé a luz, si veis que es un niño hacedle
morir”.
Pero las comadronas eran temerosas de Dios y mo cumplieron la orden del
Faraón. El pueblo de Israel siguió creciendo. Entonces el Faraón promulgó la
orden de que todos los recién nacidos hebreos de sexo varón fueran arrojados
al río nada más nacer, permitiendo vivir únicamente a las niñas.

Éxodo 2 MOISÉS EN LAS AGUAS DEL NILO

En aquel tiempo vivía un hombre de la casa de Leví cuya esposa dio a luz
un hijo. Como no tenía valor para quitarle la vida, la afligida madre lo
tuvo oculto durante tres meses.
Cuando fue imposible tenerlo escondido por más tiempo, por miedo a
que lo descubrieran los espías del Faraón, la mujer tomó una cesta de
papiro, la calafateó con betún y puso en ella al niño. Luego depositó la
cesta entre los juncos que crecen en la ribera del río. Y encargó a su hija,
la hermana del niño, que se escondiera a corta distancia para ver lo que
pasaba.
Entretanto, la hija del Faraón había bajado al río para bañarse, y cuando
vio la cesta entre los juncos mandó a sus doncellas que la cogieran. Al
abrirla, vio al niño llorando, y compadeciéndose de él, dijo: “Sin duda es

De
El sacerdote Madián tenía
siete hijas. Un día,
hallándose Moisés cer

oisés salió en defensa de


las jóvenes y luego las Na
ayudó a abrevar el ganado.
Estaba Moisés
apacentando el ganado de
su suegro, cuando un día,
en el monte sagrado
Horeb, se le apareció el
ángel de Dios, en forma de
llama de fuego que surgía
en medio de una zarza.
Moisés vio que aunque la
zarza estaba ardiendo no
se consumía. Entonces
surgió la voz de Dios,
llamándole: “Moisés,
Moisés”.

54
un niño hebreo”.
En ese momento, la hermana se acercó y le dijo a la hija del Faraón:
“¿Quieres que busque una nodriza entre las mujeres hebreas, para que
cuide al niño?”
“Ve”, respondió la hija del Faraón. Y la muchacha fue corriendo a llamar
a la madre del niño. :
La mujer se presentó ante la hija del Faraón y ésta le dijo: “Llévate a este
niño y críalo para mí. Yo pagaré todos sus gastos”.
De esa forma, la mujer tomó a su hijo y lo crió. Cuando el niño creció, la
madre se lo llevó a la hija del Faraón, que lo adoptó como si fuera su ver-
dadero hijo y le puso el nombre de Moisés, que significa “sacado de las
aguas”.

MOISÉS HUYE AL PAÍS DE MADIÁN Éxodo 2

Cuando se hizo mayor, Moisés comenzó a darse cuenta del estado de


opresión de sus hermanos israelitas, así como de los penosos trabajos que
estaban forzados a desempeñar.
Un día vio a un egipcio maltratando a un hebreo y, saliendo en defensa
de su hermano, golpeó al egipcio y lo mató.
Cuando el Faraón supo lo que había pasado ordenó que Moisés fuera
detenido y condenado a muerte. Pero, enterado de ello, Moisés huyó y se
refugió en la tierra de Madián.
Resultó que el sacerdote de Madián tenía siete hijas. Y un día, hallándose
Moisés cerca de un pozo, llegaron las siete a sacar agua. Vinieron enton-
ces unos pastores y quisieron echarlas de allí, pero Moisés salió en defensa
de las jóvenes y luego las ayudó a abrevar el ganado.
Poco después Moisés fue invitado a la casa del sacerdote, y éste le dio por
esposa a su hija Séfora.

Éxodo 3
DIOS LLAMA A MOISÉS
día, en el
Estaba Moisés apacentando el ganado de su suegro cuando un
forma de llama
monte sagrado Horeb, se le apareció el ángel de Dios, en
que aunque la
de fuego que surgía en medio de una zarza. Moisés vio
a contemplar
zarza estaba ardiendo, no se consumía, y decidió acercarse
la voz de Dios, lla-
aquel prodigio. Entonces, de la misma zarza surgió
mándole:
“Moisés, Moisés”.
“Heme aquí”, respondió él.
Dios de Abraham, el
Y el Señor le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, el
de mi pueblo en
Dios de Isaac y el Dios de Jacob. He visto el sufrimiento
librar a mi pueblo
Egipto y he oído sus lamentos. Ahora he bajado para
ca fértil y espaciosa
del yugo de los egipcios y guiarle hacia una comar
envío al Faraón, como
donde manan la leche y la miel. Así pues, yo te
de Israel”.
emisario mío, para que saques de Egipto a los hijos
los hijos de Israel cuando
Moisés le dijo al Señor: “¿Qué debo decirles a
55
me pregunten quién me envía?”
Y Dios le dijo: “Les dirás que es Yahvé, el Dios de sus padres el que te
envía. Y ése será por siempre mi nombre”.

Éxodo 4 LAS SEÑALES MILAGROSAS

Moisés respondió: “Pero ellos no van a creerme ni a escucharme; me


dirán que Dios no se me ha aparecido”.
Y Dios le preguntó: “¿Qué tienes en tu mano?”
“Un cayado”, contestó Moisés.
“Tíralo a tierra”, dijo el Señor.
Moisés obedeció y el cayado se convirtió en una serpiente. El Señor le
Un poco de historia
ordenó: “Extiende la mano y cógela por la cola”.
La gran ciudad proyectada Moisés hizo lo que le mandaba y la serpiente volvió a ser un cayado.
por el faraón Ramsés ll de Entonces Moisés le dijo a Dios: “Pero, Señor, yo no soy buen orador; soy
la XIX dinastía (del 1301 al
1235 a.C., aproxima- torpe de palabra y se me traba la lengua”.
damente) estaba siendo Al oír esto Dios se encendió de cólera y le dijo:
construida al este del delta
del Nilo cuando Moisés se
“¿No tienes a tu hermano Aarón? Él es un buen orador. Tú le hablarás y
puso al frente del pueblo pondrás las palabras en su boca. Y yo estaré en tu boca y en la suya y os
hebreo. Obligando a los mostraré lo que habéis de hacer”.
hebreos a trabajar para él,
Ramsés mandó edificar
una ciudad que llevaba su
nombre y de la cual ape-
nas quedan restos hoy
EL FARAÓN Y LOS ISRAELITAS
día. Los escribas de la
época hablaban del deste- Tomó pues Moisés a su mujer y a su hijo y volvió a Egipto llevando en sus
llo que emitían sus pala-
cios adornados de lapislá- manos el cayado de Dios. En el camino se encontró con su hermano Aarón
zuli y turquesas. y le contó la misión que Dios les había encomendado.
En las ruinas de Tanis, Llegados a Egipto, Moisés y Aarón se reunieron con los ancianos de
otra ciudad situada más al
norte y construida por un Israel y les refirieron lo que Dios había dicho. El pueblo les creyó, y supo
faraón posterior que utilizó que Dios había escuchado sus súplicas.
materiales de las ruinas de
Ramsés, se han
Después Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón y le
encontrado ladrillos con el dijeron:
distintivo de Ramsés ll. “El Dios de Israel ha dicho: deja ir a mi pueblo”.
Ladrillos que fueron
fabricados por los
“¿Y quién es ese Dios para que yo le obedezca?”, respondió el Faraón.
esclavos con enorme “No os dejaré marchar. Y ahora volved al trabajo”.
esfuerzo, mezclando paja Y aquel mismo día el Faraón dio a sus capataces la orden de que hicieran
y barro del Nilo.
trabajar el doble a los hebreos y que aumentaran los castigos contra los
que no pudieran con el trabajo impuesto.

Éxodo 5-7 DIOS PROMETE A MOISÉS SACAR A LOS HEBREOS


DE EGIPTO

Al conocer el mandato del Faraón, Moisés se dirigió al Señor diciendo:


“¿Por qué has castigado a tu pueblo? Desde que hablé en tu nombre al
Faraón, él trata con mayor crueldad a los hijos de Israel, y tú no haces
nada por salvarlos de su esclavitud”.

56
Fa
cia del Faraón e hicieron
ado. Aarón arrojó el cayado
lentes, y al punto se convirtió en
| Faraón llamó a sus magos y
ismo prodigio. Pero el caya-

IA
1d ES E
a Y?
ÉS MA

-W
Entonces Dios le dijo a Moisés: “Yo haré salir a mi pueblo de Egipto.
Vuelve a presencia del Faraón, que yo multiplicaré mis señales y los
egipcios sabrán que soy el Señor”.
Volvieron pues Moisés y Aarón a presencia del Faraón e hicieron como el
Señor les había ordenado. Aarón arrojó el cayado ante el Faraón y sus sir-
vientes, y al punto se convirtió en una serpiente. Entonces el Faraón
llamó a sus magos y encantadores y ellos también realizaron el mismo
prodigio: arrojaron sus bastones al suelo y se convirtieron en serpientes.
Pero el cayado de Aarón devoró a los báculos de los magos.
A pesar de eso, el Faraón no quiso escuchar la petición de Moisés.

PRIMERA PLAGA: EL AGUA SE CONVIERTE EN SANGRE

Dios le dijo a Moisés:


“Ve a ver mañana al Faraón, cuando se encuentre en la orilla del Nilo, y
dile que deje libre a mi pueblo porque si no lo hace las aguas del Nilo se
convertirán en sangre”.
Hizo Moisés lo que Dios le había ordenado. Y como el Faraón se negara
a dejar libre a los hijos de Israel, Aarón golpeó con su cayado las aguas
del río y éstas se convirtieron en sangre, haciendo que todos los peces
murieran y que las tierras de Egipto fueran regadas con sangre en vez de
agua.

Éxodo 7-8 SEGUNDA PLAGA: LAS RANAS

Pasaron unos días y Dios le dijo a Moisés:


“Ve a ver al Faraón y dile que deje libre a mi pueblo”.
El Faraón se negó una vez más, y entonces Dios le dijo a Moisés: “Di a
Aarón que extienda su mano con el cayado sobre los ríos y los estanques,
y las ranas invadirán Egipto”.
Aarón extendió su mano sobre las aguas y las ranas cubrieron todo
Egipto. Entonces el Faraón mandó llamar a Moisés y le dijo:
“Pide a tu Dios que aleje a las ranas de mi país y yo dejaré ir a tu pue-
blo”.
Moisés rogó a Dios para que las ranas desaparecieran, y al otro día todas
las ranas habían muerto. Sin embargo, el Faraón no cumplió su palabra y
no dejó marchar a los hebreos.

Éxodo 8 TERCERA PLAGA: LOS MOSQUITOS

Dios le dijo entonces a Moisés:


“Di a Aarón que golpee con su cayado el polvo de la tierra y de él nace-
rán mosquitos en todas las tierras de Egipto”.
Y, en efecto, todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos que se
cebaron sobre los hombres y los animales. Pero el corazón del Faraón se
había endurecido y no quiso escuchar la petición de Moisés.

58
CUARTA PLAGA: LAS MOSCAS Éxodo 8

Y Dios le dijo a Moisés: “Ve a ver al Faraón y dile que deje libre a mi
pueblo”.
Como nuevamente el Faraón se negara, Moisés alzó el cayado y un gigan-
tesco enjambre de moscas invadió el palacio del Faraón y las casas de
todos los egipcios, sin entrar en las casas de los hebreos.
Entonces el Faraón dijo: “Está bien; podéis iros, pero antes, que se acabe
esta plaga”.
Moisés rogó al Señor, y la plaga desapareció. Pero tampoco esta vez cum-
plió el Faraón su palabra.

QUINTA PLAGA: LA PESTE DE LOS ANIMALES Éxodo 9

Una vez más le dijo Dios a Moisés:


“Ve a ver al Faraón y dile que deje libre a mi pueblo, pues si continúa
teniéndolo prisionero una peste muy grave caerá sobre su ganado”.
Volvió a negarse el Faraón y la peste atacó al ganado de los egipcios, pero
no al de los israelitas. No obstante, el Faraón, inconmovible, no dejó
marchar al pueblo hebreo.

SEXTA PLAGA: LAS ÚLCERAS

Dijo Dios a Moisés y Aarón:


“Tomad un puñado de cenizas del horno y arrojadlas al cielo, porque de
ellas saldrá un polvo que causará úlceras y heridas a los hombres y los
animales”.
Hizo Moisés lo que Dios le había ordenado, y los hombres y los animales
de Egipto enfermaron con horribles úlceras purulentas. Pero el Faraón
tampoco quiso escuchar a Moisés.

SÉPTIMA PLAGA: EL GRANIZO

Nuevamente, le dijo Dios a Moisés:


“Preséntate ante el Faraón y dile que deje ir a mi pueblo o haré llover
una granizada tan fuerte como jamás hubo en Egipto”.
Pero tampoco esta vez el Faraón escuchó el mensaje de Dios, y una espan-
tosa tormenta de truenos y granizo se precipitó sobre la tierra, golpeando
e hiriendo a los hombres y los animales y aplastando a las plantas.

Éxodo 10 |
OCTAVA PLAGA: LA LANGOSTA

Dios dijo a Moisés:


de
“Extiende tu cayado y sobre todo el territorio egipcio caerá una plaga
langosta”.
e)
a
dat
e2 ”d
Moisés extendió su cayado y el Señor hizo soplar un viento de oriente
durante todo un día y toda una noche. Por la mañana, el viento había
traído la langosta, en tan gran cantidad como ni la hubo ni la habrá
jamás. Y la langosta devoró todo lo que había dejado el granizo.
Entonces el Faraón llamó a Moisés y le dijo: “He pecado contra vuestro
Dios; ruégale para que me perdone”.
Moisés rogó a Dios y la plaga fue arrastrada por un viento que precipitó a
las langostas en el mar Rojo. Pero el corazón del Faraón seguía duro
como la piedra y no quiso dejar marchar a los hebreos.

NOVENA PLAGA: LAS TINIEBLAS

Dijo Dios a Moisés:


“Alza tu mano al cielo y que caigan sobre Egipto las más espesas timie-
blas”.
Alzó Moisés su mano al cielo, y durante tres días todo Egipto estuvo
sumergido en unas tinieblas tan densas que nadie pudo moverse del lugar
donde se hallaba, pues era imposible ver nada.

DÉCIMA PLAGA: LA MUERTE DE LOS PRIMOGÉNITOS Éxodo 11

Una vez más el Señor envió a Moisés ante el Faraón y le hizo decir lo
siguiente: ]
“He aquí lo que ha dicho Dios: «En medio de la noche cruzaré la tierra
de Egipto y todos los primogénitos morirán, desde el primogénito del
Faraón hasta el primogénito del último esclavo; y lo mismo ocurrirá con
los primogénitos de los animales. Pero nada de esto les sucederá a los
hijos de los hebreos, para que veáis la diferencia que Dios hace' entre
Egipto e Israel»”.
Sin embargo, el Faraón, obstinado, tampoco quiso esta vez dejar libres a
los hebreos.

Éxodo 12-14
EL PASO DEL MAR ROJO

Moisés llamó a todos los ancianos de Israel, y tal y como Dios le había
ordenado, les dijo:
“Sacrificad en cada casa un cordero de vuestros rebaños; mojad en su sangre
un manojo de hisopo y untad con ella el dintel y los dos postes de vuestras
a
casas. Y que nadie salga de su casa hasta la mañana, pues Dios bajará
Egipto para castigarle, pero viendo la sangre en el dintel y en los dos postes
cordero
pasará de largo por vuestras puertas. Esa noche comeréis la carne del
levadura . Al comerlo, tendréis
asada al fuego, acompañada de panes sin
que
ceñidos los lomos, calzados los pies y el cayado en la mano, como aquél
Señor
va a ponerse en camino: será la Pascua (el Tránsito) del Señor. Pues el
le y lo celebraré is
pasará para castigar a los egipcios. Este día será memorab
ón”.
solemnemente en honor de Dios, de generación en generaci
61
Los hijos de Israel hicieron lo que Dios había ordenado. Y sucedió que
en medio de la noche Dios castigó a los egipcios con la muerte de sus
primogénitos, desde el primogénito del Faraón hasta el primogénito del
preso en la cárcel, y a todos los primogénitos de los animales. Aquella
noche resonó en Egipto un gran clamor, pues no había casa donde no
hubiera un muerto.
Y en plena noche llamó el Faraón a Moisés y Aarón y les dijo que podían
irse según lo ordenado por su Dios.
Partieron pues los hebreos desde la ciudad de Ramsés hacia la de Sucot,
en número de seiscientos mil, seguidos de sus rebaños de ovejas y bue-
Moisés extendió su mano yes.
sobre el mar y Dios hizo
Partieron luego de Sucot y acamparon en Etam, en el extremo del desier-
soplar un fortísimo viento
que hizo que las aguas se to. Dios iba con ellos: durante el día en forma de nube, para señalarles el
dividieran. Los hijos de camino; y durante noche en forma de columna de fuego, para alumbrar-
Israel entraron en medio los y que así pudiesen caminar también por la noche.
del mar mientras las
Pero entretanto el Faraón se había arrepentido de haber dejado marchar a
aguas formaban una
muralla a su derecha y a los hebreos, diciendo:
su izquierda. Los egipcios “¿Qué hemos hecho? Ahora que no están los israelitas, ¿quiénes serán
se lanzaron en su Nuestros siervos?”
persecución y entraron
De modo que hizo preparar su carro y seiscientos carros de combate más;
en el mar con sus carros y
sus caballos. Pero las y al mando de todos ellos salió en persecución de los israelitas.
aguas volvieron a unirse y
cubrieron los carros, los
caballos y todo el ejército
del Faraón.
Los egipcios alcanzaron a los hebreos cuando éstos se hallaban acampados
a la orilla del mar. Cuando los hijos de Israel alzaron los ojos y vieron a
los egipcios marchar centra ellos fueron presa del terror, y le dijeron a
Moisés:
“¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que no has traído a morir al
desierto?”
“¡No temáis!”, respondió Moisés. “Sed fuertes y veréis la liberación que
el Señor nos va a otorgar en este día”.

LOS HEBREOS CRUZAN EL MAR (

Dijo el Señor a Moisés:


“Ordena a mi pueblo que se ponga en marcha. Tú alza tu cayado, extien-
de la mano sobre las aguas y divídelas en dos para que los hijos de Israel
puedan caminar a pie en medio del mar”. A,
Moisés tendió su mano sobre el mar, y Dios hizo soplar un fortísimo%y.
viento que hizo que las aguas se dividieran. Los hijos de Israel entraron
en medio del mar mientras las aguas formaban una especie de muralla a
su derecha y a su izquierda.
Los egipcios se lanzaron en su persecución y entraron también en el mar
con sus carros y sus caballos.
Entonces Dios le dijo a Moisés: “Extiende tu mano y las aguas se cerra-
rán sobre vuestros enemigos”.
Y así las aguas volvieron a unirse al paso de los egipcios y cubrieron los
carros, los caballos y el ejército del Faraón, sin que escapara ni uno solo.

Éxodo 15-16 EL MANÁ CELESTIAL


A la mañana siguiente
había en los alrededores Después de cruzar el mar Rojo los israelitas se dirigieron hacia el desier-
del campamento una capa to de Sin. Tras haber caminado tres días sin encontrar agua, llegaron a
de rocío. Cuando el rocío un pozo, pero no pudieron beber porque el agua estaba amarga. El pue-
se evaporó apareció sobre
la superficie del desierto blo comenzó a murmurar contra Moisés, diciendo: “¿Qué vamos a
una cosa menuda, como beber?”
granos, parecida a la Moisés rogó a Dios, y el Señor le indicó un madero. Moisés lo cogió y lo
escarcha. Los hijos de echó al agua y ésta se endulzó.
Israel dieron a este
alimento el nombre de
Después de varias jornadas más los hijos de Israel llegaron al desierto de
“maná”. Tenía el sabor de Sin, el día quince del segundo mes después de su salida de Egipto.
la torta de harina de trigo
amasada con miel.
Entonces toda la comunidad volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, Un poco de historia |
diciendo:
¿En qué época comenzó el
“¿Para esto salimos de Egipto, donde teníamos buenas ollas de carne y largo viaje del pueblo
nos hartábamos de pan? ¿Para venir a morir de hambre en este desierto?” hebreo hacia la tierra
Dios entonces le dijo a Moisés: prometida? Probablemente,
la salida de Egipto tuvo
“Haré que os llueva comida desde lo alto de los cielos y el pueblo la reco- lugar hacia el año 1250
gerá cada día, pero sólo la cantidad necesaria”. a.C. Si no se encuentra
ningún rastro de este
Y sucedió que esa misma tarde una bandada de codornices cayó sobre el suceso en las crónicas
campamento, y a la mañana siguiente había en los alrededores una capa egipcias es debido, quizás,
de rocío. Cuando el rocío se evaporó apareció sobre la superficie del a que la fuga de un grupo
de extranjeros
desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha. serninómadas reducidos al
Moisés le dijo al pueblo: estado de esclavitud no
“Éste es el pan que el Señor os envía como alimento. Recoged sólo la can- merecía ser mencionada.
La única huella que podría
tidad que necesitéis para el día de hoy”. perdurar de dicho suceso
Así lo hicieron los israelitas. Unos recogieron más y otros menos. Pero al se conserva en el museo
de El Cairo. Se trata de un
llegar a sus tiendas se dieron cuenta de que al que había cogido de más monumento que se
no le sobraba nada, y al que había cogido de menos tampoco le faltaba remonta al reinado de
nada. Meneptah, hijo de Ramsés
ll y se puede datar
Los hijos de Israel dieron a este alimento el nombre de “maná”. Era blan- alrededor del año 1200 a.C.
co y tenía el sabor de la torta de harina de trigo amasada con miel. Cada Meneptah hizo grabar en la
mañana cada uno cogía lo que necesitaba para alimentarse, y cuando el piedra sus victorias y, entre
ellas, se menciona una
sol se ponía el maná se derretía. orden de expulsión de un
El sexto día cogieron doble cantidad. Así lo había ordenado Moisés, pues pueblo semita llamado
el sábado era el día de descanso consagrado a Dios. Y, en efecto, el sépti- Israel.
La tradición cuenta que la
mo día no cayó maná del cielo.. larga caravana atravesó,
También ordenó Moisés que se llenase de maná una vasija para conservar- con la ayuda de Dios, el
mar Rojo. La antigua
lo y que las futuras generaciones pudieran ver el pan con el que Dios ali- palabra hebrea “Yam-suf”,
mentó a su pueblo después de sacarlo de la tierra de Egipto. que se tradujo por “mar
Los hijos de Israel comieron el maná durante cuarenta años, hasta que Rojo”, significa literalmente
“mar de Cañas o de
llegaron a las fronteras del país de Canaán. Juncos”. Se trataba
probablemente de una
región pantanosa que los
estudiosos han identificado
EL AGUA DE LA ROCA con el lago Timsa, en los
alrededores de Sucot, o
con las marismas situadas
al este de la ciudad de
Después de cruzar el desierto de Sin los israelitas acamparon en Rafidim, Ramsés. El pueblo hebreo
donde no hallaron ni una gota de agua con la que apagar su sed. pudo efectivamente
atravesar sin gran riesgo
Entonces fueron a lamentarse a Moisés, diciendo: zonas pantanosas de este
“¿Por qué nos hiciste salir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a tipo, terreno en el cual los
nuestros hijos y a nuestros rebaños?” pesados carros de
combate egipcios estaban
“¿Qué voy a hacer con este pueblo?”, clamó Moisés, invocando la ayuda condenados a hundirse sin
del Señor. “Un poco más y acabarán arrojándome piedras”. remedio, tal y como nos
cuenta la Biblia.
Y Dios le dijo a Moisés:
“Ve delante del pueblo y lleva contigo a los ancianos de Israel. Lleva en
tu mano el cayado con el que hiciste sangrar el Nilo. Yo estaré ante t1, en
la roca de Horeb. Tú golpearás la roca y de ella brotará agua para que el
pueblo calme su sed”.
Así lo hizo Moisés, en presencia de los ancianos de Israel, y después de
que el agua brotara les dijo: “¿Está Dios con nosotros O no?”
65
Un poco de historia

Josué descendiente de la
tribu de Efraim, fue el
sucesor de Moisés a la
cabeza del pueblo de
Israel. Elegido por
Moisés cuando los
hebreos caminaban aún
por el desierto del Sinaí,
fue el conquistador de la
Tierra prometida, y su
gloria está ligada al
derrumbamiento de las
murallas de Jericó.

i
E

tb
$
5
k
maronos

Dios le dijo a Moisés:


“Ve delante del pueblo y
lleva contigo a los ancia-
nos de Israel. Lleva en tu
mano el cayado con el que
hiciste sangrar el Nilo. Yo
estaré ante ti en la roca de
Horeb. Tú golpearás la
roca y de ella brotará agua
para que el pueblo calme
su sed”.

66
LA DERROTA DE AMALEC Éxodo 17

Estando el pueblo de Israel acampado en Rafidim fueron atacados por la


tribu de Amalec.
Entonces Moisés le dijo a Josué: “Escoge a varios hombres y mañana ata-
carás con ellos a los soldados de Amalec. Yo estaré en la cima de la colina
con el cayado de Dios en la mano”.
Josué hizo lo que Moisés le había mandado y atacó a Amalec.
Moisés subió a lo alto de la colina acompañado por Aarón y por uno de
los jefes hebreos llamado Jur. Y sucedió que cuando Moisés tenía alzadas
sus manos, los soldados de Israel vencían en la batalla, y cuando las baja-
ba eran los soldados de Amalec los que triunfaban. Como la fatiga hacía Como la fatiga hacía
bajar los brazos a Moisés, Aarón y Jur cogieron una piedra y le hicieron bajar los brazos a Moisés,
Aarón y Jur cogieron una
sentarse en ella. Luego se colocaron a uno y otro lado y sostuvieron sus piedra y le hicieron
manos en alto hasta la puesta del sol. sentarse en ella. Luego se
De ese modo Josué pudo vencer a Amalec y sus guerreros. colocaron a uno y otro
Y el Señor le dijo a Moisés: lado y sostuvieron sus
manos en alto hasta la
“Escribe estos hechos para que sean recordados y dile a Josué que yo puesta del sol. De ese
borraré la memoria de Amalec de debajo del cielo, pues alzó la mano modo Josué pudo vencer
contra Dios”. a Amalec y sus guerreros.
¡Los Diez
Mandamientos
Éxodo 1920 A tercer mes después de su salida de Egipto, los israelitas llegaron al
desierto del Sinaí y establecieron su campamento frente al monte que da
su nombre al territorio. Subió Moisés hacia Dios, que lo había llamado
desde lo alto de la montaña, y allí escuchó estas palabras del Señor:
“Vosotros habéis visto lo que yo he hecho a los egipcios y cómo os he traído
hasta aquí, como sobre las alas de un águila. Ahora, si oís mi voz y respetáis
mi alianza, seréis para mí como una propiedad privada entre todos los pue-
blos de la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”.
Moisés convocó a los ancianos y les transmitió las palabras del Señor. El
pueblo entero respondió: “Haremos todo lo que Dios ha dicho”. Y Moisés
llevó la respuesta del pueblo al Señor, subiendo de nuevo al monte Sinaí.
Entonces, Dios le habló a Moisés, diciendo:
“Yo soy el Señor, tu Dios, que te ha sacado de Egipto, de la tierra de la
esclavitud. No tendrás otro Dios que a mí. No harás esculturas de lo que
hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo, sobre la tierra. No te
postrarás ante ellas y no las servirás, porque sólo yo soy tu Dios.
No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios.
Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja-
rás y harás tus obras, pero el séptimo día es día de descanso consagrado a
tu Dios. Ese día no harás trabajo alguno, ni tú, ni ningún miembro de tu
familia, ni los que vivan en tu casa.
Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra
que Dios te da.
No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No levantarás falso
testimonio. No desearás lo que pertenece a tu prójimo”.
Entretanto, todo el pueblo oía truenos y sonido de trompetas y veía
relámpagos y el humo que envolvía la montaña. Llenos de pavor, se man-
tenían a distancia. Hasta que Moisés bajó de la montaña y les dijo:
“¡No temáis! Dios ha venido para poneros a prueba, para que en vuestros
espíritus esté siempre el temor hacia Él y no pequéis”.

Éxodo 25 EL ARCA DE LA ALIANZA

Dijo Dios a Moisés:


Harás un arca de madera de acacia, la cubrirás de oro puro por dentro y

68
por fuera y en torno a ella pondrás una moldura de oro. Fundirás cuatro
anillos de oro y los fijarás en los cuatro ángulos. Harás también unas
barras de madera de acacia y las cubrirás de oro y las pasarás por los ani-
llos de los lados del arca, de modo que pueda ser llevada. Harás la cubier-
ta O propiciatorio de oro puro. Y harás dos querubines de oro batido y los
pondrás en los dos extremos de la cubierta. Los querubines extenderán
sus alas sobre la cubierta, como protegiéndola, y estarán de cara el uno al
otro, mirando al propiciatorio. Pondrás el propiciatorio sobre el arca y
guardarás en ella el testimonio que yo te daré. Allí me revelaré a ti y te
hablaré en medio de los dos querubines y te comunicaré todo cuanto
mande a los hijos de Israel”.

LA ADORACIÓN DEL BECERRO DE ORO Éxodo 32

Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar de la montaña, se con- Y el Señor
gregó en torno a Aarón y le dijo: le dijo a Moisés:
“Haznos dioses que se queden con nosotros, porque de Moisés, ese hombre “Yo soy el Señor, tu Dios,
que te ha sacado de
que nos ha sacado de Egipto, no sabemos qué ha sido de él”. Egipto, de la tierra
de la esclavitud.
No tendrás otro Dios
que a mí”.
rn
“Arrancad los anillos de oro que tengan en las orejas vuestras mujeres y
vuestras hijas, y traédmelos”, les dijo Aarón.
Así lo hizo el pueblo. Aarón tomó el oro de sus manos, lo fundió en un
molde e hizo un becerro de oro fundido. Ellos dijeron: “¡Israel, aquí está
tu Dios, el que te ha sacado de Egipto!” Bajó Moisés
Entonces Aarón alzó un altar ante la estatua y ordenó: “Mañana habrá de la montaña, llevando
fiesta en honor del Señor”. las dos tablas del
Al día siguiente, todos se levantaron temprano y ofrecieron sacrificios; testimonio. Cuando estu-
vo cerca del campamento
después el pueblo se sentó a comer y beber. Entonces Dios le dijo a vio el becerro de oro
Moisés: “Baja ya, porque tu pueblo se ha corrompido. Bien pronto se han y a los israelitas danzando
desviado del camino que les he señalado, pues ahora adoran a un becerro a su alrededor. Entonces,
encendido en cólera,
de oro”.
tiró las tablas y las
rompió al pie de la
montaña.

4
á
LA CÓLERA DE MOISÉS

Bajó, pues, Moisés de la montaña, llevando en sus manos las dos tablas
del testimonio. Las tablas estaban escritas por ambos lados y eran obra de
Dios, lo mismo que la escritura grabada sobre ellas. Cuando estuvo cerca
del campamento vio el becerro de oro y a los israelitas danzando a su
alrededor. Entonces, encendido en cólera, tiró las tablas y las rompió al
pie de la montaña. Luego tomó el becerro y lo arrojó al fuego, donde
hizo que se fundiera hasta reducirlo a una especie de ceniza que mezcló
con agua y se la hizo beber a los hijos de Israel.
Al otro día, Moisés le dijo a su pueblo: “Habéis cometido un gran peca-
do. Ahora subiré de nuevo a la montaña para tratar de obtener el perdón
de Dios”.
Subió, pues, Moisés a lo alto de la montaña y pidió perdón al Señor. Y
ésta fue la respuesta de Dios:
Los doce hombres “Ve y conduce a tu pueblo a donde yo te he dicho. Mi ángel marchará
exploraron todo el delante de ti para mostrarte el camino. Pero cuando llegue el momento
territorio y llegaron al castigaré al pueblo por su pecado”.
valle de Escol, donde
cortaron un sarmiento
Y, en efecto, el Señor castigó al pueblo con varias plagas por haber adora-
de viña con un racimo do al becerro de oro.
de uvas tan grande Más adelante, Dios le dijo a Moisés: “Haz dos tablas de piedra como las
que hubieron de llevarlo primeras y escribiré en ellas lo que tenían las que rompiste”.
entre dos colgado
de un palo.
LOS ISRAELITAS SE PREPARAN PARA ENTRAR Números 13-14
EN LA TIERRA DE CANAÁN

Cuando los israelitas llegaron al desierto de Farán, Dios se dirigió a


Moisés, diciéndole:
“Envía a algunos hombres a explorar la tierra de Canaán que yo he pro-
metido a los hijos de Israel. Mandarás a uno de los hombres principales
de cada tribu”.
Moisés escogió a doce hombres entre los jefes de los israelitas y los envió
a la tierra de Canaán. Era por entonces la época en que la uva comienza a
madurar.
Los doce hombres exploraron todo el territorio y llegaron al valle de
Escol, donde cortaron un sarmiento de viña con un racimo de uvas tan
grande que hubieron de llevarlo entre dos colgado de un palo; también
llevaron granadas e higos.
Al cabo de cuarenta días regresaron los expedicionarios y se presentaron
ante Moisés y Aarón y toda la asamblea de los hijos de Israel, en el
desierto de Farán. Mostraron los frutos que habían cogido y dieron su
informe, diciendo:
Rogó Moisés por su
pueblo, y el Señor le dijo:
“Haz una serpiente
de bronce y ponla
sobre un asta; que la
miren quienes hayan
sido mordidos,
y sanarán”.

74
“Hemos llegado a la tierra donde Moisés nos ha enviado y en verdad allí
manan la leche y la miel: ved aquí sus frutos. Sin embargo, el pueblo que
habita esa tierra es poderoso; sus ciudades son grandes y están amuralladas;
y los hombres que hemos visto eran de gran talla, casi gigantes”.
Al oír esto, la muchedumbre, llena de pavor, comenzó a proferir grandes
gritos contra Moisés y Aarón, diciendo:
“¡Mejor hubiera sido morir en Egipto o en el desierto! ¿Por qué quiere
llevarnos Dios a esa tierra? ¿Para hacernos morir por la espada mientras
nuestras mujeres e hijos son presa del enemigo? ¿No sería mejor volver a
Egipo? ¡Elijamos un jefe y volvamos a Egipto!”
Entonces Dios le dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo este pueblo permanecerá
incrédulo, a pesar de los prodigios que he obrado? Merece el castigo de la
pestes.
Moisés entonces se dirigió al Señor, rogándole:
“Señor, que tu poder se muestre en tu misericordia. Perdona la iniquidad
de este pueblo, como lo has perdonado desde la salida de Egipto hasta
hoy”.

Número 14
EL PERDÓN Y EL CASTIGO

Dijole entonces el Señor a Moisés:


“Los perdono, como tú me has pedido. Pero ninguno de aquellos que han
visto mi gloria y los prodigios que yo he obrado en Egipto y en el desierto,
y que no obstante me han puesto a prueba una vez tras otra y no han queri-
do escuchar mi voz, ninguno de ellos, proclamo, verá la tierra que os pro-
metí. Sólo vuestros hijos conocerán la tierra que habéis desdeñado. En
cuanto a vosotros, viviréis errantes toda la vida por el desierto. Y vuestros
hijos errarán también durante cuarenta años”.

Números 20-21
LA PEREGRINACIÓN EN EL DESIERTO
desierto de
Tras abandonar el desierto de Farán, los israelitas volvieron al
se
Sin y acamparon en Cades. Allí faltaba el agua y una vez más el pueblo
amotinó contra Moisés, diciendo:
s de sed
“¿Por qué nos ha traído Dios a este desierto? ¿Para que muramo
para traer-
nosotros y nuestro ganado? ¿Para esto nos sacaste de Egipto,
ni siquiera
nos a este lugar horrible donde no se puede sembrar y donde
tenemos agua para beber?”
Entonces Dios le habló a Moisés, diciendo:
ia, háblale a esa
“Toma tu cayado, reúne a la muchedumbre y, en su presenc
”.
roca y ella dará agua: así podrán beber los hombres y el ganado
dumbr e ante la roca, dicién-
Moisés tomó el cayado y convocó a la muche
doles:
roca?”
“:Oíd, rebeldes! ¿Podré hacer brotar agua de esta
ella brotó agua en
Seguidamente, golpeó por dos veces en la roca y de
siguió protestan-
abundancia. Pero el pueblo, fatigado por el largo viaje,
Y, como castigo, el Señor
do y murmurando contra Dios y contra Moisés.
75
mandó contra ellos serpientes venenosas que mordieron y mataron a
muchos israelitas.
Aterrado, el pueblo se dirigió a Moisés, diciendo:
“Hemos pecado porque hemos murmurado contra Dios y contra ti; ruega
al Señor para que aleje de nosotros a las serpientes”.
Rogó Moisés por su pueblo, y el Señor le dijo:
“Haz una serpiente de bronce y ponla sobre un asta; que la miren quie-
nes hayan sido mordidos, y sanarán”.
Poco después, Aarón, el hermano de Moisés, murió en el desierto de
Moab, y todo el pueblo le lloró durante treinta días.

Números 22 BALAM Y EL REY DE MOAB

En aquel tiempo, Balac era el rey de Moab. Como temía a los hijos de
Israel, por ser un pueblo muy numeroso, envió unos emisarios a un mago
llamado Balam, con este mensaje:
“Hay un pueblo salido de Egipto que se está instalando en mi país. Te
ruego que vengas y maldigas a este pueblo para que yo pueda derrotarlo
y expulsarlo de mi tierra”.
Pero esa misma noche, Dios le dijo a Balam: “No vayas con ellos, ni mal-
digas a ese pueblo porque bendito es”.
A la mañana siguiente, Balam les dijo a los mensajeros
de Balac: “Volved a vuestro país. El Señor me ha prohibido ir con
vosotros”.
Al oír esto, los mensajeros regresaron a Moab y le dijeron al rey Balac
que el mago se había negado a ir con ellos. Entonces Balac envió nuevos
mensajeros, en mayor número y con más categoría que los pri-
meros.

BALAM Y EL ÁNGEL

Esta vez Balam decidió partir con los mensajeros. Y así, una mañana
ensilló su burra y partió con ellos hacia Moab. Pero el ángel del señor se
puso en el camino para cerrarle el paso.
Cabalgaba Balam sobre su burra cuando ésta vio al ángel parado en el
camino con la espada desenvainada. El animal se salió del camino y echó
Un poco de historia
a correr por medio del campo, mientras Balam le fustigaba para que
Los moabitas eran un regresara al sendero correcto.
pueblo nómada que Entonces el ángel se puso en un lugar donde había un muro a cada uno
acabaron estableciéndose
en la región oriental
de los lados. Cuando la burra vio de nuevo al ángel, se echó sobre una de
del Jordán, entre el mar las paredes, oprimiendo contra el muro la pierna de Balam, el cual, rojo
Muerto y el desierto de cólera volvió a golpearla.
sirio-arábigo. A menudo
estuvieron en guerra Después el ángel fue a situarse en un lugar estrecho donde no había espa-
con los hebreos. cio para desviarse ni a la derecha, ni a la izquierda. Y al verlo la burra, se
De religión politeísta, echó debajo de Balam. Esta vez la cólera del mago llegó al límite y gol-
su dios principal era
peó al animal con un bastón. En ese momento, el Señor abrió la boca
Khemos. Su lengua de
era parecida al hebreo. la burra y le dijo a Balam:

76
“¿Qué he hecho yo para que me golpees por tres veces?”
Abrió entonces el Señor los ojos de Balam, y al ver éste al ángel que esta-
ba en el camino, se postró en tierra.
“¿Por qué has golpeado a tu burra?”, preguntó el ángel. “He venido para
cerrarte el camino, porque el camino que llevas es malo. La burra me ha
visto y me ha evitado por tres veces. Si ella no me hubiera esquivado, te
habría matado con esta espada y a ella la habría dejado viva”.
“He pecado contra ti, pero si este viaje te parece mal, ahora mismo regre-
saré”, dijo Balam.
Pero el ángel le dijo: “Ve con esos hombres, pero cuando estés ante el rey
Cabalgaba Balam
dirás únicamente lo que yo te mande”.
sobre su burra cuando
Y Balam se reunió con los mensajeros de Moab y continuó con ellos el el animal vio al ángel
viaje. parado en el camino
con la espada
desenvainada.
Números 22-24 BALAM ES CONDUCIDO ANTE BÁLAC

Balac salió al encuentro de Balam en cuanto supo que éste había llegado.
En seguida le hizo subir hasta un lugar llamado Baal, desde donde podía
verse el campamento de los israelitas.
“Has de alzar aquí siete altares y traer siete novillos y siete carneros”,
dijo Balam a Balac.
Balac siguió dichas instrucciones y en cada uno de los altares fue inmola-
do un novillo y un carnero. Subié después Balam a lo alto de una colina,
y allí salió Dios a su encuentro.
“He dispuesto siete altares y he ofrecido sacrificios en cada uno de ellos”,
dijo Balam al Señor.
“Vuelve ahora con Balac”, dijo el Señor, “y háblale lo que yo te diga”.
Volvió pues Balam junto a Balac, que estaba reunido con los príncipes de
Moab, y comenzó a hablar. Y todas las palabras que pronunció fueron de
bendición para el pueblo de Israel, y no de maldición.
Al oír las palabras de Balam, tan contrarias a sus deseos, Balac estalló en
cólera y le dijo:
“Te he llamado para maldecir a mis enemigos y no has hecho otra cosa
que bendecirlos. Pensaba colmarte de honores, pero no puedo hacer otra
cosa que pedirte que regreses a tu tierra”.
Y Balam le dijo: “No puedo decir sino lo que me ordene Dios. Ahora
regresaré a mi tierra, pero antes quiero decirte lo que este pueblo hará en
el futuro”.
Y a continuación, Balam hizo esta profecía:
“Una estrella nacerá de Jacob y un cetro surgirá de Israel que se adueñará
del país de Moab y devastará sus ciudades”.
Dicho esto, Balam regresó a su tierra.

Deuteronomio 31 LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE MOISÉS A SU PUEBLO

Habían pasado cuarenta años desde la salida de Egipto cuando Dios


llamó a Moisés y le dijo:
“Puesto que ya está próximo el día de tu muerte, llama a Josué y esperad
juntos en el Tabernáculo”.
Fueron, pues, Moisés y Josué al Tabernáculo, en cuyo interior se les apa-
reció el Señor como una columna de nube. Seguidamente, dirigiéndose a
Josué, le dijo:
“Sé fuerte y ten ánimo, porque tú harás entrar a los hijos de Israel en la
tierra que he prometido darles, y yo estaré contigo”.
Convocó después Moisés a la asamblea de los hijos de Israel, y en presen-
cia de todos pronunció las palabras de este cántico:

Deuteronomio 32-34 “Escuchad, cielos, y hablaré;


y que la tierra oiga las palabras de mi boca.
Caiga mi doctrina como la lluvia,
destile mi palabra como el rocío,
como un aguacero sobre la hierba,

78
3 l ; Moisés, el siervo del Señor, murió en el
m monte Nebo, conforme a la voluntad:
Na de Dios. Nadie hasta hoy conoce dónde
está su tumba.
como las gotas de lluvia sobre las espigas.
Quiero proclamar el nombre del Señor
y dar gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca; su obra es perfecta,
todos sus caminos son justos.
Es un Dios fiel y sin iniquidad,
es justo y es recto.
Él da la vida y da la muerte,
hiere y puede curar,
nadie se libra de su poder.
Yo alzo al cielo mi mano y digo:
¡Él vive eternamente!”

Aquel mismo día el Señor le dijo a Moisés que subiera al monte Nebo y
contemplase desde allí la tierra de Canaán que Dios iba a dar en posesión
a los hijos de Israel. Y así vio Moisés la tierra prometida, al tiempo que
el Señor le decía:
“Aquí tienes la tierra que juré dar a Abraham, Isaac y Jacob. Te la hago
ver con tus ojos, pero tú no entrarás en ella”.
Moisés, el siervo de Dios, murió en aquel lugar, conforme a la voluntad
de Dios. Nadie hasta hoy conoce dónde está su tumba.
Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió, pero ni sus ojos ni su
vigor se habían debilitado. Los hijos de Israel le lloraron durante treinta
días.
Nunca volvió a surgir en Israel un profeta semejante a Moisés, con quien
Dios hablase cara a cara, como se hace con un amigo.
Josué fue su sucesor. Moisés había puesto sus manos sobre él y le había
impregnado del espíritu de la sabiduría, que es el espíritu de Dios.

Tras su salida de Egipto, el


pueblo hebreo no tomó el
camino mas corto para llegar
a Israel, es decir la ruta que
bordeaba el Mediterráneo,
sino que atravesó la peninsu-
la del Sinaí, con el fin de evi-
tar los controles fronterizos
egipcios. Su itinerario siguió
algunas rutas ya existentes,
culminando sus largas etapas
en los oasis. Los ¡israelitas lle-
garon a una montaña situada
en la parte meridional de la
península, llamada Sinaí.
Allí se encontraron con su.
Dios y recibieron las tablas
de los Diez Mandamientos
(el Decalogo).Posteriormente
siguieron hacia el norte,
hacia el país de Canaán, que
era la tierra que Dios había
prometido a sus padres.

80
EL
NACIMIENTO
DE ISRAEL
La Tierra
Prometida
DE de la muerte de Moisés, el Señor le dijo a Josué:
“Moisés, mi siervo, ha muerto. Álzate, pues, y cruza el río Jordán, tú y
tu pueblo, para entrar en la tierra que yo doy a los hijos de Israel.
Mientras vivas nadie resistirá ante ti; yo estaré contigo como estuve
con Moisés. Sé fuerte y valiente, y ten ánimo para cumplir fielmente la
ley que Moisés te ha prescrito. Así llevarás tu empresa a buen fin y
triunfarás. Nada temas porque tu Dios irá contigo donde tú vayas”.
Tras esta revelación, Josué reunió a los oficiales del pueblo y les ordenó
preparar las provisiones necesarias, porque en el plazo de tres días, ha-
bían de atravesar el Jordán e internarse en la tierra prometida por Dios.

Josué 2 LOS ESPÍAS DE JOSUÉ EN JERICÓ

Antes de hacer avanzar a sus hombres, Josué envió en secreto a dos expe-
dicionarios para explorar Jericó, la primera ciudad que había en la otra
orilla del Jordán. Llegados a la ciudad, los hombres se alojaron en la casa
de una mujer llamada Rahab.
Cuando el rey de Jericó fue avisado de la llegada de los hebreos, ordenó a
Enfrente Rahab que expulsara de su casa a aquellos hombres que no eran sino
El pueblo de Israel espías. Sin embargo, la mujer ocultó a sus huéspedes en el terrado y les
se preparó para cruzar dijo a los emisarios del rey:
el río Jordán, yendo a la “Es cierto que dos extranjeros han estado en mi casa, pero yo no sé de
cabeza los sacerdotes
que portaban el arca
dónde venían. De todas formas, esta tarde, antes de que se cerraran las
de la alianza. En aquellos puertas de la ciudad, se han ido en dirección al Jordán; si os dais prisa en
días las aguas iban seguirlos, los alcanzaréis”.,
muy crecidas, pero Los hombres del rey salieron, pues, en su persecución, por el camino que
cuando los sacerdotes que
llevaban el arca pusieron
conduce a los vados del Jordán, mientras los hebreos permanecían ocul-
el pie en la orilla, las tos en el techo, bajo unos tallos de lino. Antes de que cayese la noche,
aguas que bajaban se Rahab subió al terrado y les dijo:
quedaron de repente “Yo sé que Dios os ha entregado este país. Todos tenemos miedo ante
quietas, como detenidas
vuestra presencia, pues hemos sabido que a vuestra salida de Egipto se
por un dique. Por contra,
las demás aguas secaron las aguas del mar Rojo. Ahora os pido que me juréis en nombre
continuaron su curso de Dios que tendréis conmigo y con mi familia la misma misericordia
hacia el mar Muerto. que yo he tenido con vosotros”.

82
WS ”

LY
E e
Y ELENA
Todo el pueblo comenzó A
a gritar clamorosamente, | y
uniendo sus gritos al sonido E
de las siete trompetas. Y mientras h.
lo hacían, las murallas de la y
ciudad se derrumbaban y caían
estrepitosamente sobre sus bases.
Josué 2 EL PACTO ENTRE RAHAB Y LOS ESPÍAS

Los hombres le respondieron:“Os dejaremos en paz a ti y a tu familia,


puesto que no nos has denunciado. Y cuando el Señor nos haya concedi-
do esta tierra, te trataremos con misericordia”.
Después, como la casa de Rahab estaba adosada a la muralla de la ciudad,
ella ató una cuerda al parapeto y ayudó a los dos hombres a descender.
Cuando estuvieron en tierra, les dijo:
“Id a las montañas y permaneced escondidos durante tres días, que es lo
que tardarán vuestros perseguidores en estar de vuelta. Luego proseguid
vuestro camino”.
Dispuestos ya a partir, los hombres le dijeron: “Cuando los hijos de
Israel entren en la ciudad ata a la ventana este cordón de hilo carmesí y
reúne contigo a toda tu familia, porque en tu casa estarán a salvo. Pero si
alguno sale fuera de tu casa y su sangre es derramada, nosotros no sere-
mos culpables”.
“Sea como decís”, respondió ella; y tras despedirlos ató en su ventana el
hilo carmesí.
Los hombres se dirigieron a las montañas, donde permanecieron durante
tres días. Luego, tal y como la mujer les había dicho, pudieron llegar sin
problema hasta los vados del río y, después de atravesarlo, se presentaron
ante Josué para informarle de lo que habían visto y oído.
“Ciertamente —le dijeron—, Dios ha puesto en nuestras manos esta tierra,
pues los habitantes de Jericó están aterrorizados ante la noticia de nues-
tra llegada”.
Satisfecho con estos informes, Josué decidió pasar a la acción de inmedia-
to.

Josué 3-4 EL PASO DEL JORDÁN

El pueblo de Israel se preparó para cruzar el río Jordán, yendo a la cabe-


za los sacerdotes que portaban el arca de la alianza. En aquellos días las
aguas del Jordán iban muy crecidas, pero cuando los sacerdotes que lle-
vaban el arca pusieron el pie en la orilla, las aguas que bajaban se que-
daron de repente quietas, como si hubiesen sido detenidas por un
dique. Por contra, las demás aguas continuaron su curso hacia el mar
Muerto, dejando así un espacio de tierra firme que iba de una a otra
orilla.
Los sacerdotes que llevaban el arca permanecieron sobre la tierra firme en
medio del Jordán hasta que todo el pueblo hubo pasado. De esta manera,
cruzó el pueblo el río frente a Jericó.
Tras este hecho milagroso, Josué llamó a doce hombres, uno por cada
tribu de Israel y les comunicó las órdenes del Señor:
“Id al medio del Jordán, ante el arca del Señor, y echaos
al hombro una piedra cada uno. Cuando un día vuestros hijos
os pregunten qué significan esas piedras, les responderéis que son un
recuerdo de cuando las aguas del Jordán se dividieron ante el arca del
Señor”.

86
LA CAÍDA DE JERICÓ Un poco de historia

Antes de que los hebreos


La ciudad de Jericó, de por sí bien fortificada, estaba por entonces cerrada regresaran de Egipto,
a cal y canto por miedo a los israelitas, sin que nadie se atreviera a salir los cananeos y los
de ella. amorreos, pueblos
semíticos, habitaban la
Díjole entonces el Señor a Josué: “Ordena marchar a todos los hombres región costera de la
alrededor de los muros de la ciudad, dando una vuelta completa. Siete Tierra prometida y el
sacerdotes llevarán siete trompetas delante del arca. Así lo haréis durante valle del Jordán. Eran
comerciantes que
seis días. Pero al séptimo día, daréis siete vueltas alrededor de la ciudad y exportaban madera y
los sacerdotes harán sonar sus trompetas. Al acabar la séptima vuelta tejidos a Siria, Egipto y
todo el pueblo se pondrá a dar gritos, y las murallas se derrumbarán”. las islas del mar Egeo.
La más importante
Cumpliendo el mandato de Dios, Josué hizo formar a todos sus hombres manifestación de su
y ordenó que dieran una vuelta completa a los muros de la ciudad, siendo cultura es la invención de
precedidos por el arca de la alianza y por los siete sacerdotes que llevaban la escritura alfabética.
Antes del final del tercer
las trompetas. Después de dar la vuelta regresaron al campamento. Y así
milenio, los cananeos
lo hicieron durante seis días. El séptimo día, Josué ordenó dar siete vuel- habían desarrollado una
tas a la ciudad, y al comenzar la última vuelta, dijo a sus gentes: escritura silábica inspira-
“¡Gritad, gritad, porque Dios va a entregarnos la ciudad!” da en los jeroglíficos
egipcios. En el siglo XIV
Todo el pueblo comenzó a gritar clamorosamente, uniendo sus gritos al (a.C.) los escribas
sonido de las trompetas. Y mientras lo hacían, las murallas de la ciudad se cananeos disponían de
derrumbaban y caían estrepitosamente sobre sus bases. De esta forma los un alfabeto lineal que,
perfeccionado por los
israelitas entraron en la ciudad y se apoderaron de Jericó, de sus tesoros y fenicios que habitaban la
sus habitantes. Pero Rahab, la mujer que había escondido a los explorado- misma región, pasó por
res, no sufrió daño alguno, ni tampoco su familia. la Jonia griega, para
convertirse en nuestro
alfabeto actual. Fue al
final del siglo XIII (a.C.)
JOSUÉ Y LOS HABITANTES DE GABAÓN cuando el pueblo hebreo
se estableció en la Tierra
prometida.
Cuando los reyes de los territorios situados más allá del Jordán supieron
lo que había ocurrido en Jericó, se unieron para combatir todos juntos al
pueblo de Israel.
Sin embargo, los habitantes de un país llamado Gabaón recurrieron a la
astucia y enviaron a Josué unos mensajeros vestidos con ropas viejas y
recosidas, zapatos rotos y sacos de provisiones donde no llevaban otra
cosa que pan duro y reseco y odres de vino rotos y remendados. Cuando
llegaron al campamento de los israelitas, situado en Gálgala, cerca de
Jericó, dijeron que querían establecer una alianza con Israel, pues habían
oído cosas maravillosas de ese pueblo.
“¿Quiénes sois y de dónde venís?”, les preguntó Josué.
n:
“Venimos de un país muy lejano”, respondieron ellos. Y luego añadiero
el día
“Aquí tienes nuestro pan; estaba caliente, recién salido del horno,
está seco y mohoso.
que salimos de nuestras casas, y ahora, como ves,
des-
Estos odres de vino eran nuevos cuando los llenamos y ahora están
por lo
trozados. Y nuestras ropas y nuestros calzados se han hecho viejos
largo del viaje”.
s de
Los israelitas miraron con lástima los pies y las ropas de los hombre
Gabaón, y Josué firmó con ellos un pacto de paz.
s
Sin embargo, tres días más tarde descubrieron que aquellos hombre
los isra-
habían venido de un territorio vecino. Pero ya era tarde. Cuando
on conquis tarla en
elitas llegaron a la rica ciudad de Gabaón no pudier
virtud del pacto que habían firmado.
87
EL SOL Y LA LUNA OBEDECEN A JOSUÉ

Cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, supo que Josué se había apoderado


de Hai y que los habitantes de Gabaón habían hecho la paz con los ¡srae-
litas, fue presa de un gran temor e hizo un pacto con otros cuatro reyes
para luchar contra los invasores. Su primera acción fue reunir sus ejérci-
tos y poner sitio a la ciudad de Gabaón, para castigarla por su traición.
Los habitantes de Gabaón enviaron entonces el siguiente mensaje a
Josué: “Ven a salvarnos, porque todos los reyes de los amorreos que viven
en la montaña se han unido contra nosotros”.
Inmediatamente, Josué dejó el campamento de Gálgala al frente de su
ejército y cayó con sorpresa sobre los amorreos, los cuales, presa del páni-
co, se dieron a la fuga. Entonces el Señor hizo caer sobre los fugitivos un
enorme granizo del cielo que ocasionó más víctimas que las espadas de
los israelitas.
Aquel día habló Josué, diciendo:

“¡Sol, detente sobre Gabaón;


y tú, luna, pósate sobre el valle de Ayalón!”

Y el sol y la luna se detuvieron hasta que los israelitas se hubieron ven-


gado de sus enemigos. Nunca había habido un día como aquél, en el que
el Señor obedeció a la voz de un hombre y combatió al lado de Israel.

Y el sol y la luna
se detuvieron hasta
que los israelitas
se hubieron vengado
de sus enemigos.
Nunca había habido
un día como aquél,
en el que el Señor
obedeció a la voz
de un hombre
y combatió al lado
de Israel.

88
Y así se apoderó Josué de toda la región de las colinas y los valles, y con-
quistó después todo el país, según la promesa que el Señor hizo a Moisés.
Luego lo entregó en herencia al pueblo de Israel, dividiéndolo entre las
doce tribus, según el número más o menos abundante de sus individuos.

EL ANCIANO JOSUÉ HABLA AL PUEBLO

Después de largo tiempo de luchas y conquistas, el Señor concedió la paz


a los hijos de Israel, librándolos de cuantos enemigos les rodeaban. Josué
era ya un anciano de muy avanzada edad. Un día convocó a todo el pue-
blo de Israel: jefes, ancianos, jueces y oficiales, y les dijo:
LAS DOCE TRIBUS DE ISRAEL
EN LA TIERRA PROMETIDA.

. Aser
. Neftalí
Dan
. Zabulón
Isacar Lago Tiberíades

Manasés
Gad y
S
Dn
%ND.MAD
Efraím wo
9. Benjamín.
10. Rubén
11. Judá
12. Simeón

Desierto de Sin

4 PES CR
90 X,
“Yo ya soy viejo. Vosotros habéis visto todo cuanto el Señor, vuestro Josué 23-24
Dios,ha hecho con todas las naciones que nos rodeaban; realmente ha
sido El quien ha combatido por vosotros. Ya os he distribuido la tierra
que Dios os había prometido. Ahora os corresponde permanecer siempre
fieles al Señor y observar todo cuanto está escrito en el libro de la ley de
Moisés. No os mezcléis con las gentes que han quedado en medio de vos-
otros y no invoquéis el nombre sus dioses. Estad siempre con el Señor,
porque si os apartáis de Él y os ligáis con las gentes que han quedado
entre vosotros, serán para vosotros una trampa, un aguijón en vuestros
costados y espinas en vuestros ojos, y acabaréis siendo arrojados de esta
tierra que Dios os ha dado”.
Con estas palabras dejó Josué marchar al pueblo, y cada cual se dirigió
hacia la tierra que le pertenecía. Después, Josué, hijo de Nun, siervo del Un poco de historia
Señor, murió a la edad de ciento diez años. Fue sepultado en Tamnat
“Josué entregó en
Saré, en las montañas de Efraím, el territorio que había correspondido a herencia al pueblo de
los miembros de su tribu. israel la tierra conquistada
y la dividió entre las doce
tribus, según el número
más o menos abundante
de sus individuos”.
Así cuenta la Biblia la
división de la tierra
conquistada. En el mapa
puede verse una
reconstrucción de los
territorios donde se
establecieron las tribus
de Israel. Como puede
apreciarse, algunas tribus
permanecieron
provisionalmente más
allá del Jordán. Una de
ellas, la de Manasé, se
dividió en dos grupos.
Cada tribu está
representada en el mapa
por su propio símbolo,
el mismo que figuraba
en el estandarte que cada
una de ellas portó durante
el largo éxodo. La tribu
sacerdotal de Leví no tuvo
territorio propio, sino
ciudades donde residir.
Al sur figuran los pueblos
de Edom y Moab, que
eran hostiles a Israel.

91
Jueces 13-14 P... muchos años después de la muerte de Josué, y el pueblo de
Israel volvió a hacer el mal a los ojos de Dios. Entonces el Señor le con-
denó a caer en manos de los filisteos durante cuarenta años.
Había un hombre en la tribu de los danitas que se llamaba Manué y que
no tenía hijos. El ángel del Señor se apareció a su mujer y le dijo:
“No bebas vino ni licor alguno y no comas nada impuro, pues vas a tener
un hijo. Pero cuida que la navaja no toque nunca su cabeza, porque será
Un poco de historia consagrado a Dios desde su nacimiento y será él quien librará a Israel de
Durante el período la mano de los filisteos”.
de los Jueces se produjo El ángel se apareció igualmente a Manué, y su mujer dio a la luz un hijo
una evolución radical y le puso el nombre de Sansón; el niño creció y Dios le bendijo.
en el modo de vida
de las 12 tribus de Israel: Un día Sansón fue a Timna y allí vio a una muchacha filistea a la que quiso
de nómadas, los israelitas tomar por esposa. Sansón se lo contó a sus padres y éstos le dijeron:
pasaron a ser sedentarios.
“¿Acaso no hay mujeres en nuestro pueblo para que tengas tú que ir a bus-
Aunque estuvieron
rodeados de pueblos car esposa entre los filisteos?”. Ellos no sabían que aquella decisión había
enemigos, y pese a la sido planeada por el Señor para provocar un conflicto con los filisteos.
falta de un gobierno
político unitario, las
De ese modo Sansón volvió a Timna; y al llegar cerca de una viña le salió
12 tribus lograron al encuentro un joven león rugiendo ferozmente. Sin tener ningún arma
sobrevivir. Los Jueces, en la mano, Sansón se abrazó a él y lo destrozó como si fuera un corderi-
hombres investidos
llo.
del espíritu de Dios,
intervenían en los Cuando llegó al pueblo, habló con la joven en la que se había fijado, y
momentos decisivos ella le gustó aún más que la primera vez que la vio.
y llevaban al pueblo
a la victoria en su calidad
Algún tiempo después, cuando Sansón fue de nuevo a Timna para casarse
de jefes guerreros. con la joven, se desvió de su camino para ver el cadáver del león. Y allí,
Su poder militar, que duró en el esqueleto del animal, vio un enjambre de abejas y un panal de miel
desde el 1200 a.C. al
1030 a.C., se fresca. Sansón cogió la miel y fue comiéndola por el camino. Al reunirse
transformaba en tiempos con sus padres les dio una poca a ellos también, sin decirles dónde la
de paz en un poder civil había encontrado.
y actuaban como árbitros
en las disputas. En el Luego fueron todos juntos a casa de la muchacha, donde se celebró el
Libro de los Jueces banquete de bodas, que duró siete días, como era costumbre en aquella
están reunidos los
época.
episodios más
importantes de la Entre los invitados había treinta jóvenes filisteos y Sansón les dijo: “Os
historia de los Jueces, voy a proponer una adivinanza; si sois capaces de resolverla durante los
entre los cuales destaca
siete días que dura el festín, os daré treinta túnicas y treinta camisas.
la de Sansón, que
combatió el poder Pero si no sabéis descifrarla, seréis vosotros los que habréis de darme las
de los filisteos. treinta camisas y las treinta túnicas”.

gL
Hacia el año 1200 a.C.,
los filisteos son
mencionados en los
documentos egipcios -
formando parte de los
“pueblos del mar”,
procedentes de la
isla de Creta. Luego
se establecieron en
Palestina donde
se impusieron a los
pueblos israelitas y los
dominaron durante
un largo período.
Sansón intentó en vano
oponerse a ellos, y su
dominación duró hasta
el comienzo del reinado
de David.

Cerca de una viña


le salió al encuentro
un joven león rugiendo
ferozmente. Sin tener
ningún arma en las
manos, Sansón se
abrazó a él y lo
destrozó como si
fuera un corderillo.
“Dinos esa adivinanza”, le respondieron ellos.
Y Sansón les dijo: “Del que come salió lo que se come, y del fuerte salió
elfdulce
Tres días pasaron sin que fueran capaces de resolver el enigma. Al cuarto
día, ellos le dijeron a la mujer de Sansón:
“¿Es que nos habéis invitado para robarnos? ¡Convence a tu marido de
que nos explique la adivinanza o de lo contrario te quemaremos a ti y a
la casa de tu padre!”
La mujer fue llorando a Sansón y le dijo: “¡Tú no me amas, porque has
propuesto un enigma a los hijos de mi pueblo, y no quieres explicármelo
a mí!”
“Si no se lo he explicado ni a mi madre ni a mi padre, ¿cómo voy a expli-
cártelo a ti?”, respondió Sansón.
Pero la mujer siguió llorándole y suplicándole durante el tiempo que
duró el festín. Tanto le rogó, que finalmente Sansón le explicó el enig-
ma, y ella fue corriendo a darles la solución a los de su pueblo.
De ese modo, el séptimo día, antes de la puesta del sol, los treinta invita-
dos le dieron la respuesta a Sansón: “¿Qué más dulce que la miel? ¿Qué
más fuerte que el león?”
Y Sansón les contestó: “Si no hubiérais arado con mi novilla, no habríais
descubierto mi enigma”. Con esto quiso decirles que sabía que era su
mujer la culpable de que ellos acertaran.
Entonces el espíritu del Señor se apoderó de él. Fue hasta el pueblo de
Ascalón, mató allí a treinta filisteos, los despojó de sus vestidos y luego
se los entregó a los que habían resuelto el enigma, cumpliendo así su
palabra. Después, muy enfurecido, volvió a la casa de sus padres.
Tras la marcha de Sansón, el padre de su esposa, creyendo que la había abando-
nado, se la dio en matrimonio a uno de los que habían sido padrinos de la boda.

Jueces 15 LAS HAZAÑAS DE SANSÓN

Algún tiempo después, en la época de la siega, Sansón fue a Timna a ver


a su mujer, llevando un cabrito como regalo. Sin embargo, el padre de la
mujer no le dejó entrar en la casa.
“Creí que la habías aborrecido y se la entregué a otro hombre”, le dijo.
Al oír esto la cólera se adueñó de Sansón, y decidió tomar venganza. Fue
al campo y atrapó trescientas zorras; las ató de dos en dos, cola con cola,
y puso entre las colas una tea. Luego encendió las teas y soltó a las zorras
en los campos de cultivo de los filisteos, abrasando no sólo las cosechas
de trigo, sino también los viñedos y muchos olivos.
Como represalia, los filisteos fueron a Timna y quemaron la casa de la
mujer de Sansón con ella dentro. Le llegó de nuevo el turno de venganza
a Sansón, que atacó a quienes habían quemado a su mujer, causándoles
muchísimas bajas. Tras lo cual fue a ocultarse a una caverna del peñascal
de Etam, en Judá. Los filisteos entonces exigieron a los hombres de Judá
que les entregaran a Sansón. Tres mil hombres de Judá fueron hasta la
cueva donde estaba Sansón y le dijeron:
“¿Por qué has hecho eso? ¿No sabes que estamos bajo el yugo de los filis-
teos? Hemos venido para atarte y entregarte a ellos”.

94
Dalila durmió a
Sansón sobre
rodi
sus
llas.
Antes había
mandado aviso a
unos hombres,
que llegaron
co
y
rtaron las
siete trenzas
de la cabellera
de Sansón.

ES
Ei
APs

3ESCT
Sy
Se
E
E
ES
“Jurad que no vais a matarme”, les dijo Sansón.
Ellos juraron y Sansón se entregó sin oponer resistencia. Entonces lo ata-
ron con unas cuerdas nuevas y lo llevaron a Leji, donde se encontraba el
campamento de los filisteos, los cuales acogieron la llegada de Sansón
con gritos de triunfo.
En ese momento el espíritu del Señor se apoderó de Sansón y las cuerdas
que lo ataban cayeron destrozadas como si fueran hilos de lino quemados
por el fuego. Y viendo cerca una quijada de asno, la tomó y derrotó con
ella a mil hombres.
Acabada la lucha, como estaba devorado por la sed, Sansón clamó a Dios,
diciendo: “Señor, obra tuya ha sido esta gran victoria. ¿Vas a permitir
ahora que, muerto de sed, caiga en las manos de mis enemigos?”
Entonces el Señor hizo que de la roca saliera abundante agua y Sansón
pudo beber hasta recobrarse por completo.

Jueces 16 LA GRAN FUERZA DE SANSÓN

Sansón se había enamorado de una mujer llamada Dalila.


Entonces los príncipes de los filisteos fueron a buscarla y le dijeron:
“Sedúcele y trata de averiguar de donde viene su enorme fuerza y cómo
podríamos hacerlo prisionero. Si lo haces te daremos cada uno mil siclos
de plata”.
Así pues, cuando Dalila se halló junto a Sansón, le dijo: “Me gustaría
saber de dónde proviene tu fuerza y con qué habría que atarte para
poderte sujetar”.
“Si me atases con siete cuerdas húmedas me quedaría sin fuerzas y sería
como otro hombre cualquiera”, dijo Sansón.
Entonces los jefes filisteos le llevaron a Dalila siete cuerdas húmedas, y
ella ató a Sansón mientras dormía. Luego gritó: “¡Sansón, los filisteos te
atacan!”. Pero él rompió las cuerdas como si fueran simples hilos.
“Veo que te has burlado de mí y me has engañado”, dijo Dalila. “¿Vas a
decirme ahora, de verdad, cómo hay que atarte?”
Y Sansón le dijo:
“Has de atarme con siete cuerdas húmedas y nuevas, que nunca hayan
sido utilizadas; entonces me volveré débil y seré como un hombre cual-
quiera”.
Dalila tomó siete cuerdas nuevas y le ató con ellas mientras dormía. Hecho
lo cual gritó: “¡Sansón, los filisteos te atacan!”. Pero nuevamente Sansón
rompió como si fueran hilos las cuerdas que lo apresaban.
Entonces Dalila le llenó de reproches, diciendo:
“Has vuelto a burlarte de mí y no quieres revelarme el secreto de tu fuer-
za. ¿Cómo puedes decir que me amas, cuando tu corazón no está conmi-
go?”. Y así continuó todos los días, insistiendo con sus mimos y sus
recriminaciones.

SANSÓN REVELA SU SECRETO

Hasta que finalmente consiguió que Sansón le abriera su corazón, diciendo:

96
“La navaja munca ha tocado mi cabeza, pues estoy consagrado a Dios
desde mi nacimiento. Si me rapasen, perdería mi fuerza y sería como los
demás hombres”.
Dalila comprendió que esta vez le había revelado su secreto y mandó lla-
mar a los jefes filisteos con este mensaje: “Venid con el dinero prometido,
pues yo os entregaré a Sansón”.
Poco después Dalila durmió a Sansón sobre sus rodillas. Antes había
mandado aviso a unos hombres, que llegaron y cortaron las siete trenzas
de la cabellera de Sansón.
Ella gritó entonces: “¡Sansón, los filisteos te atacan!”
Mientras despertaba de su sueño Sansón pensaba: “Me libraré de ellos
como las demás veces”. No sabía que el Señor se había apartado de él a
causa de sus pecados y ahora era como cualquier otro hombre.
De ese modo los filisteos pudieron apresarle fácilmente, y tras raparle la
cabeza, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza, donde lo sujetaron con
sendas cadenas de bronce y le pusieron a dar vueltas a la rueda de molino
de la prisión, como si de un animal se tratara.

VENGANZA Y MUERTE DE SANSÓN Jueces 16

Poco a poco los cabellos volvieron a crecer en la cabeza de Sansón, mien-


tras el arrepentimiento maduraba en su corazón.
Y ocurrió que los príncipes de los filisteos se congregaron en su templo
para ofrecer un sacrificio solemne a Dagón, su dios; y para regocijarse,
decían: “Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro ene-
migo, el que asolaba nuestras tierras y mató a tantos de los nuestros”.
En medio de la alegría, muchos filisteos comenzaron a gritar: “¡Que tral-
gan a Sansón para que nos divierta!”
Así que Sansón fue sacado de la cárcel y llevado al templo. El lugar esta-
ba lleno de hombres y mujeres, todos ellos jefes y príncipes de los filiste-
os en número de tres mil. Todos se reían del prisionero ciego, le humilla-
ban y le hacían bailar.
Pero la fuerza del Señor había vuelto a él; y aprovechando una pausa le
dijo al joven que le hacía las veces de lazarillo:
“Llévame hasta las columnas que sostienen el templo para que pueda des-
cansar apoyándome sobre ellas”.
de mí y
Luego invocó Sansón al Señor, diciendo: “¡Oh, Dios, acuérdate
los
devuélveme la fuerza sólo por esta vez, para que pueda vengarme de
filisteos por mis dos ojos!”
Dicho esto, se agarró a las dos columnas centrales que sostenían el edifi-
su
cio, y apoyando sobre una de ellas su mano derecha, y sobre la otra
mano izquierda, gritó:
«¡Muera Sansón con todos los filisteos!”
bó sobre
Y sacudió las columnas con tal fuerza, que el templo se derrum
al
todos cuantos allí estaban. Siendo así que más muertos hizo Sansón
morir que los que había matado en vida.

7
Luego invocó Sansón
al Señor, diciendo:
“¡Oh, Dios, acuérdate
de mí y devuélveme
la fuerza sólo por esta vez,
para que pueda vengarme
de los filisteos por
mis dos ojos!”
Dicho esto se agarró
a las dos columnas
centrales que sostenían
el templo, y apoyando
sobre una de ellas
su mano derecha, y sobre
la otra su mano izquierda,
gritó: “¡Muera Sansón
con todos los filisteos!”
Samuel, el niño
consagrado a Dios
Samuel 1 E, Rama, en las montañas de Efraím había un hombre llamado
Elcana. Este hombre tenía dos mujeres: una se llamaba Ana, que quiere
decir “gracia”, y la otra Penena, que quiere decir “perla”. Penena tenía
hijos, pero Ana no.
Cada año, Elcana iba desde su ciudad hasta Silo para adorar al Señor y
ofrecerle sacrificios. Allí vivían Helí y sus dos hijos, Ofni y Finés, todos
ellos sacerdotes de Dios.
Cada vez que ofrecía un sacrificio, Elcana tenía la costumbre de dar a
Penena su parte y también la parte de los hijos e hijas que había tenido
con ella. En cambio, a Ana le daba una única parte, pues aunque la
amaba, Dios le había hecho estéril. Por esta misma razón, Penena no
cesaba de mortificar a Ana.
Ana lloraba y rechazaba el alimento. Entonces Elcana le decía: “¿Por qué
lloras y no comes? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿No valgo yo para ti
más que diez hijos?”
Pero un año, después que hubieron comido, Ana se levantó, y llorando
amargamente dirigió esta plegaria al Señor:

Samuel 1-2 LA ORACIÓN DE ANA

“¡Mira Señor la aflicción de esta sierva y acuérdate de mí! ¡Dame un hijo


varón y yo lo consagraré a tu servicio por todos los días de su vida, y nin-
guna navaja tocará nunca su cabeza!”
El sacerdote Helí, que estaba sentado a la puerta del templo, comprendió su
Enfrente
dolor y le dijo: “Vete en paz. Dios atenderá tu ruego”. Ana volvió junto a su
Una noche, cuando
Samuel dormía cerca familia, comió con apetito y su semblante ya no fue el mismo.
del arca de Dios oyó Al día siguiente volvieron a Rama. Elcana se unió a su mujer, Ana, y el
la voz del Señor que le Señor se acordó de ella.
llamaba. Pero él, A finales de aquel año, Ana dio a luz a un hijo al que llamó Samuel.
creyendo que la llamada
era de Helí, fue Cuando su marido fue a ofrecer el sacrificio anual, Ana rehusó acompa-
corriendo al lugar ñarle, diciendo: “No viajaré hasta que el niño se haya destetado; entonces
donde el sacerdote lo llevaré ante Dios para que se quede allí para siempre”.
estaba acostado y dijo: Y así lo hizo: permaneció en la casa, amamantando a su hijo hasta que
“¡Aquí estoy!”
“Yo no te he llamado;
llegó el momento de destetarlo. Entonces fue a la casa del Señor, en Silo,
vuelve a acostarte”, llevando un ternero de tres años, una medida de harina y un odre de
le dijo Helí. vino. El niño era aún muy pequeño cuando se lo presentó al sacerdote

100
pr Li
A
Helí, diciendo:
“Soy aquella mujer que estuvo cerca de ti rogándole a Dios. Pedí un hijo
y el Señor me lo concedió. Por eso yo quiero ahora entregárselo a Dios
por todos los días de su vida”. Así le confió el niño a su custodia.
Desde entonces, Ana confeccionaba cada año una pequeña túnica para
Samuel, y se la daba cuando acompañaba a su marido hasta Silo para
ofrecer el sacrificio anual. Y el Señor volvió a bendecir a Ana, que conci-
bió y parió tres hijos y dos hijas.
Mientras, Samuel crecía en estatura y en bondad, adiestrándose en el ser-
vicio de Dios.

Samuel 3-4 DIOS LLAMA A SAMUEL

Pasados algunos años, los ojos de Helí enfermaron y el sacerdote no veía


demasiado bien. A pesar de eso, sabía los muchos pecados que sus hijos,
Ofni y Finés, cometían contra Dios.
Una noche, cuando Samuel dormía cerca del arca de Dios oyó la voz del
Señor que le llamaba. Pero él, creyendo que la llamada era de Helí, fue
corriendo al lugar donde el sacerdote estaba acostado y dijo:
“¡Aquí estoy!”
“Yo no te he llamado; vuelve a acostarte”, le dijo Helí.
Y Samuel fue a acostarse. De nuevo el Señor le llamó:
“¡Samuel!”. Y Samuel volvió a correr hacia Helí, quien otra vez le asegu-
ró que él no le había llamado.
Samuel no conocía aún al Señor, pues su palabra no le había sido revela-
da. Dios le llamó por tercera vez, y el muchacho corrió de nuevo hacia
Helí, diciendo:
“Aquí estoy, pues me has llamado”.
Entonces Helí comprendió que era Dios quien llamaba al joven, y le
dijo: “Ve a acostarte, y si la voz te llama de nuevo, respóndele: “Habla,
Señor, tu siervo escucha”.
Samuel fue a acostarse. Y Dios le llamó como las otras veces: “¡Samuel,
Samuel!”. Y Samuel respondió: “Habla, Señor, tu siervo escucha”. Dios
le dijo entonces:
“Voy a hacer en Israel una cosa que asombrará a todos cuantos la sepan.
Voy a castigar a la casa de Helí por la maldad de sus hijos y su incapaci-
dad para corregirlos: él sabía que deshonraban a Dios y sin embargo no
los ha castigado. Su pecado ya no puede ser expiado con sacrificios ni con
donaciones”.
Samuel se quedó acostado hasta la mañana. Luego abrió como de cos-
tumbre las puertas de la casa de Dios, sin tener valor de contarle a Helí
la visión que había tenido. Pero Helí le llamó y le preguntó:
“¿Qué te ha dicho el Señor? Te ruego que no me ocultes nada. Que Él te
castigue si me ocultas una sola de sus palabras”.
Samuel se lo contó todo, sin ocultar nada. Y Helí dijo: “Que el Señor
haga lo que parezca bien a sus ojos”.
Samuel creció y el Señor estuvo con él. Y todo Israel reconoció que era el
verdadero profeta de Dios. Y su palabra se dirigió a todo Israel como la
palabra del Señor.

102
E n aquel tiempo los filisteos se unieron para hacer la guerra a Israel. Samuel 4-7
El ejército israelita salió al encuentro del enemigo, pero fue derrotado y
perdió a más de cuatro mil hombres en el campo de batalla.
Tras esta tremenda derrota, los ancianos de Israel se preguntaron: “¿Por
qué el Señor ha querido que seamos vencidos por los filisteos? Vamos a
traer de Silo el arca de la alianza para que esté en medio de nosotros y
nos libre de nuestros enemigos”.
Y así lo hicieron. Cuando el arca del Señor llegó al campamento los 1sra-
elitas lanzaron gritos de júbilo que hicieron temblar la tierra.
Al oír los filisteos semejante griterío se preguntaron qué significado ten-
dría aquel tumulto. Y cuando supieron que el arca había sido llevada al Un poco de historia

campamento, se dijeron con miedo: Samuel, el último de los


“¿Quién nos librará de un dios tan poderoso? ¿Acaso no es el mismo que Jueces, vivió en el
siglo Xl a.C., en una
castigó a los egipcios con toda clase de plagas?” época en la que las agre-
Pero sus jefes les dijeron: “¡Animaos y sed hombres, filisteos! ¡No tenga- siones de los filisteos se
mos que servirlos a ellos como ellos nos sirven a nosotros! ¡Vamos a sucedían sin tregua. Este
pueblo ambicionaba
luchar!” ocuparel lugar de los
Lucharon, pues, los filisteos y causaron a los hebreos una gran derrota, en egipcios, que durante
la que cayeron treinta mil hombres de Israel. Así cayó el arca en manos mucho tiempo dominaron
el país de Canaán.
de los filisteos, quienes la llevaron a su templo de Dagón. Los filisteos habían
Sin embargo, sieté meses más tarde, después de haber sido llegado a la tierra
castigados con grandes desgracias y terribles plagas, los sacerdotes
prometida poco
después de que los
filisteos decidieron restituir el arca a los israelitas; la pusieron sobre un hebreos huyeran de
carro tirado por dos becerras sin conductor, y de esa forma, volvió el arca Egipto. Su propósito
era conquistar todo el
a Israel. territorio de las 12 tribus.
Los habitantes de Quiriat-Jearim tomaron el arca y la depositaron en la Y era evidente su supre-
Eliezer,
casa de Abinadab, sobre una colina. Luego consagraron a su hijo, macía militar, pues
poseían el monopolio de la
para que fuese su guardián. fabricación del hierro con
el cual construían
sus armas.
Los soldados de Israel,
en cambio, estaba mal
equipados. La derrota
de Israel tuvo lugar
hacia el año 1050
a.C. Los datos que
se poseen sobre el
período de la vejez de

103
Samuel son excasos:
a pesar de todo, la
necesidad que tenían
los hebreos de consevar
sus implantaciones,
continuamente amena-
zadas por los filisteos,
les condujo a una unión
política, con el fin de
hacer frente a su enemi-
go. De esa manera se
"e llegó a la monarquía:
Saúl, rey de Israel, reinó
del 1020 al 1000 a.C.,
Y aproximadamente.

Sin embargo, siete meses más tarde, después de haber sido |


dE castigados con grandes desgracias y terribles plagas, los |
E sacerdotes filisteos decidieron restituir el arca a los israelitas; la |
pusieron sobre un carro tirado por dos becerras sin conductor,
y de esta forma, volvió el arca a Israel. ES
Samuel 7 So fue juez de Israel durante toda su vida. Su casa estaba en
Rama. Allí construyó un altar a Dios y desde allí ejercía su cargo.
Cuando se hizo viejo nombró jueces a sus dos hijos, Joel y Abia. Pero
ellos no siguieron el camino de su padre, pues eran ambiciosos y no
dudaban en recibir presentes y violar la justicia.

Samuel 8-9 EL PUEBLO RECLAMA UN REY

Reuniéronse entonces los ancianos de Israel y fueron a Rama para ver a


Samuel. Allí le dijeron: “Tú ya eres viejo y tus hijos no siguen el buen
camino; danos un rey para que nos gobierne, como ocurre en todos los
demás pueblos”.
Estas palabras desagradaron a Samuel, pues no veía con buenos ojos la
proposición que le hicieron. Fue entonces a orar al Señor, y éste le dijo:
“Escucha la voz del pueblo; no es a ti a quien rechazan, sino a mí, para
que no reine sobre ellos. Acepta su petición, pero adviérteles de los dere-
chos que el rey que piden tendrá sobre ellos”.
Samuel transmitió al pueblo las palabras del Señor, y le dijo: “Éstos
serán los derechos del rey que reinará sobre vosotros. Tomará a vuestros
hijos y los pondrá sobre sus carros y sus caballos y los hará correr delan-
te de su carro. Los hará labrar sus campos, recolectar sus cosechas y
fabricar armas para sus guerras. Tomará a vuestras hijas para hacer de
ellas sus perfumeras, sus cocimeras y sus panaderas. Tomará vuestros
campos, vuestras viñas y vuestros olivares y se los dará a sus ministros.
Tomará un diezmo de vuestro grano y de vuestras uvas, y se lo dará a
sus cortesanos y sus servidores. Vosotros mismos seréis siervos suyos, y
utilizará vuestros ganados y vuestros asnos para sus propios trabajos. Y
un día os lamentaréis del rey que habéis elegido, pero ese día el Señor
no os escuchará”.
Sin embargo, el pueblo no quiso atender a las palabras de Samuel.
“Queremos un rey, como todos los demás pueblos”, decían, “un rey que
nos juzgue y nos guíe en las batallas”.
Samuel les escuchó y transmitió después al Señor todas sus palabras.
Entonces el Señor le dijo a Samuel: “Escucha su demanda, y que un rey
gobierne sobre ellos”.

106
Samuel tomó un frasquito
de aceite y lo vertió
sobre la cabeza de Saúl.
Tras lo cual, lo abrazó
y le dijo:
“El Señor te ha ungido
para que seas el príncipe
de Israel y reines
sobre su pueblo”.
En este tiempo había en la tribu de Benjamín un hombre llamado Quis,
que era fuerte y valiente. Tenía un hijo llamado Saúl, un joven apuesto y
tan alto, que no había un hijo de Israel al que no sacara, por lo menos, la
cabeza.
Un día Quis extravió algunas de sus asnas, y le pidió a su hijo que fuera
en su busca. Saúl, acompañado de un criado, recorrió los montes de
Efraím, pero no halló el menor rastro de las asnas de su padre. Cuando
llegaron a la región de Suf, dijo Saúl a su criado:
“Volvamos a casa, pues a estas alturas mi padre estará más intranquilo
por nosotros que por las asnas”.
“En esta ciudad hay un hombre de Dios muy famoso”, le dijo el criado,
“quizá él pueda indicarnos el camino que debemos seguir”.
“Es una buena idea”, respondió Saúl. “Vamós allá”.

Samuel 9-10 SAÚL ENCUENTRA A SAMUEL

Cuando subían la pendiente que conduce a la ciudad, encontraron a unas


jóvenes que habían salido a recoger agua y les preguntaron si allí vivía el
vidente.
“Hace poco que pasó por aquí”, respondieron ellas. “Ha venido hoy a la ciu-
dad porque el pueblo celebra un sacrificio y él va a bendecirlo”.
Llegados al centro de la ciudad, se encontraron con Samuel que iba en
dirección opuesta. Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: “Ése es el
hombre que reinará sobre mi pueblo”.
Al mismo tiempo, Saúl se acercó a Samuel y le preguntó:
“¿Harías el favor de indicarme dónde está la casa del vidente?”
“Yo soy el vidente”, respondió Samuel. “Hoy comerás conmigo. Mañana
saldré a despedirte y te diré lo que pienso. En cuanto a las asnas de tu padre,
no te preocupes porque ya han sido halladas”.
Luego Samuel invitó a Saúl y a su criado a entrar en un gran salón y les
asignó un lugar entre los invitados, que eran alrededor de una treintena.
Esa noche Saúl durmió en la terraza de la casa de Samuel. Y a la aurora
del día siguiente, Samuel le despertó y le acompañó hasta las afueras de
la ciudad. En aquel lugar, Samuel ordenó al criado que marchara delante
de ellos. Luego tomó un frasquito de aceite y lo vertió sobre la cabeza de
Saúl. Tras lo cual, lo abrazó y le dijo:
“El Señor te ha ungido para que seas el príncipe de Israel y reines sobre
su pueblo”.
Después Saúl volvió junto a su familia y la mano de Dios estaba sobre él,
pero él no le contó a nadie lo que le había hablado Samuel.

108
Saúl
¡es proclamado rey
Nós tiempo después, Samuel convocó al pueblo de Israel y nombró Samuel 10-14
rey a Saúl, diciendo: “Aquí tenéis al elegido de Dios”. Y los hebreos le
aclamaron gritando: “¡Viva el rey!”
Luego explicó Samuel al pueblo los derechos de la realeza y los escribió
en un libro que depositó ante el Señor.

JONATÁN NO RESPETA UNA ORDEN DE SAÚL


Saúl tenía un hijo llamado Jonatán. Un día, en el transcurso de una bata-
lla contra los filisteos, Saúl había impuesto un juramento a todo el pue-
blo: “Maldito sea aquél que tome alimento antes de la tarde, antes de
que yo me haya vengado de mis enemigos”. A pesar de la fatiga, nadie
había tomado alimento alguno. Los israelitas atravesaron un bosque
donde había panales de miel, pero nadie alargó la mano para llevarla a su
boca. Pero Jonatán, que nada sabía del juramento de su padre, alargó el
extremo del bastón que tenía en la mano, lo hundió en un panal y lo
llevó a su boca. Alguien del grupo le habló del juramento proclamado
por su padre, a lo que Jonatán respondió:
“Mi padre ha cometido una gran equivocación, pues si el pueblo hubiera
comido de los víveres capturados al enemigo, la derrota de los filisteos
hubiera sido mucho mayor”.
Ese día, los hebreos batieron a los filisteos desde Mijmas hasta Ayalón y
el pueblo estaba exhausto. Por eso, cuando volvieron sobre el botín
tomaron ovejas, bueyes y terneros y, hambrientos como estaban, comie-
ron su carne con su sangre, a pesar de que la ley del Señor les ordenaba el
sacrificio ritual de los animales.
Ese día, cuando Saúl consultó al Señor si debía perseguir a los filisteos no
halló respuesta. Entonces llamó a los jefes del pueblo y les dijo:
“Buscad a ver quién ha pecado, porque ese hombre morirá aunque se
trate de mi propio hijo”.
Más tarde, al saber que Jonatán había comido miel, Saúl le condenó a
muerte. Pero entonces el pueblo dijo:
“¿Jonatán que ha conducido a Israel a una gran victoria va a morir?
¡Jamás lo consentiremos!”
De esta forma el pueblo salvó a Jonatán.
109
Samuel 15 SAÚL DESOBEDECE AL SEÑOR

Saúl fue un gran rey y un hombre valeroso, que condujo más de una vez
a los hijos de Israel a la victoria sobre sus enemigos, los fi-
listeos. Sin embargo, desobedeció a las leyes del Señor, y Samuel se lo
reprochó, diciéndole:
“Has desobedecido a Dios, por eso tu reino no durará”.
“Perdona mi pecado y quédate conmigo para adorar a Dios”, dijo Saúl.
Pero Samuel le respondió:
“Has rechazado la palabra del Señor y el Señor te rechaza a t1 para que no
reines en Israel”.
Dicho esto, Samuel hizo ademán de irse; Saúl le agarró por la orla del
Samuel hizo ademán manto, que se rompió. Entonces Samuel le dijo:
de irse; Saúl le agarró “El Señor ha roto de sobre ti el reino de Israel para entregárselo a otro
por la orla del manto, mejor que tú”.
que se rompió. Entonces
No volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte, pero siempre
Samuel le dijo:
“El Señor ha roto lamentó que el Señor se hubiera arrepentido de haberle hecho rey de
de sobre ti el reino Israel.
de Israel para
entregárselo a otro
mejor que tú”.
David, el preferido
paro.

ID el Señor a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, Samuel 16
a quien he rechazado para que no reine más sobre Israel? Llena tu cuerno
de Óleo y disponte a partir. Irás a la casa de Isaí, de Belén, pues he esco-
gido un rey entre sus hijos”.
Samuel hizo lo que Dios le ordenaba y fue a Belén. Allí bendijo a Isaí y a
sus hijos, e Isaí le presentó a siete de ellos. Pero Samuel le dijo:
“Ninguno de ellos es el elegido del Señor. ¿Son éstos todos tus hijos?”
“Falta el más joven, se llama David y está apacentando las ovejas”.
“Envía a buscarle, pues no nos sentaremos a la mesa hasta que no venga
él”, dijo Samuel a Isaí.
Poco después llegó David. Era rubio y de buena presencia.
Entonces el Señor le dijo a Samuel: “Levántate y úngele, pues es él a
quien he consagrado jefe del pueblo de Israel”.
Samuel tomó el cuerno de óleo y ungió a David a la vista de todos sus
hermanos. Y el espíritu del Señor se posó sobre el joven pastor, a partir
de ese día y para siempre.

DAVID ENCUENTRA AL REY SAÚL Samuel 16

El espíritu del Señor se había retirado de Saúl y un mal espíritu no le


daba tregua, provocándole accesos de fiebre casi hasta la locura. Sólo la
música parecía apaciguarlo. Así que sus servidores le dijeron: “Un mal
espíritu enviado por Dios te turba. Permite señor a tus siervos buscar a
un hombre que sea un buen tañedor de arpa; así cuando el mal espíritu
te perturbe, él tocará y cantará para ti y tú hallarás alivio”.
“Buscadme, pues, un buen músico y traédmelo”, ordenó Saúl.
Uno de los servidores respondió: “Yo conozco a uno de los hijos de Isaí,
de Belén, que sabe tañer el arpa. Es un hombre valiente, discreto y de
buen parecer, y Dios está con él”.
Saúl envió un mensaje a Isaí, diciéndole: “Envíame a David, tu hijo, el
que está con las ovejas”.
Isaí tomó un asno, que cargó con pan y con vino, y un cabrito, y los
envió a Saúl junto con su hijo David. Llegó David y se puso al servicio
de Saúl, quien le tomó simpatía y le nombró su escudero. Y cada vez que
el mal espíritu enviado por Dios se apoderaba de Saúl, David tañía su
arpa; entonces Saúl se calmaba, pues el mal espíritu se retiraba de él.
3051)
Samuel 17 És filisteos habían reunido sus tropas para hacer la guerra a Israel.
Saúl reunió, asimismo, a su pueblo y fueron en dirección al valle de
Terebinto. Los filisteos acampaban en un monte y los israelitas acampa-
ron en el monte opuesto, quedando entre ellos el valle que los separaba.
Un guerrero salió del campo de los filisteos. Se llamaba Goliat y tenía
una talla de seis codos y un palmo. Llevaba sobre la cabeza un casco de
bronce e iba revestido de una coraza de escamas, también de bronce, que
pesaba cinco mil siclos. De bronce era igualmente su escudo; y la punta
de su lanza, de hierro, pesaba seiscientos siclos.

Samuel 17 GOLIAT DESAFÍA A LOS ISRAELITAS

El gigante se plantó ante las tropas de Israel y gritó:


“¿Por qué estáis colocados en orden de batalla? ¿No soy yo un filisteo,
y vosotros esclavos de Saúl? Elegid un hombre de entre vosotros y que
baje a pelear conmigo. Si me vence y me mata, nos someteremos a
vosotros. Pero si yo gano y le mato, seréis vosotros quienes os somete-
Tels
Al oír las palabras del filisteo, Saúl y los israelitas se sintieron consternados
y llenos de miedo. Y durante cuarenta días, mañana y tarde, salió el gigante
de su campamento y retó del mismo modo a los hombres de Israel.
Entretanto, David había abandonado la corte de Saúl y había vuelto a
Belén para cuidar de las ovejas de su padre, mientras tres de sus herma-
nos mayores estaban en el ejército de Saúl.
Un día, su padre, Isaí, le dijo: “Toma esta medida de trigo tostado y
estos diez panes y llévaselos a tus hermanos, al campamento. Y lleva
también estos diez quesos para sus jefes”.
David se levantó temprano, y tras dejar las ovejas al cuidado de otro pas-
Un poco de historia tor, fue a cumplir el encargo de su padre. Llegó al campamento en el
momento en que el ejército salía a formar en orden de batalla, lanzando
Hagamos una aclaración
a los lectores modernos: sus gritos de guerra.
Goliat medía tres metros Israelitas y filisteos estaban alineados ejército contra ejército. David
de alto, su coraza pesaba corrió hacia el lugar donde estaban sus hermanos y los abrazó. Pero
sesenta kilos y la
punta de su lanza mientras hablaban, Goliat salió de entre las filas enemigas y pronunció
alrededor de siete kilos. sus palabras de desafío. David las oyó y comprobó cómo los hombres de

1d
Israel se retiraban, temblando de miedo. Entonces fue al encuentro de
Saúl y le dijo:
“Que no desfallezca el corazón de mi señor a causa de ese filisteo. Yo, tu
siervo, iré a luchar contra él”.
“Tú no puedes ir a batirte con ese filisteo, pues no eres más que un niño
y él es un guerrero veterano”, dijo Saúl.
Pero David insistió: “Tu siervo guarda las ovejas de su padre, y cuando
aparece un león o un oso y se lleva alguna del rebaño, yo le persigo y le
golpeo hasta arrancarle la oveja de su boca. Tu siervo ha matado leones y
osos. Y ese filisteo será como uno de ellos, porque ha osado desafiar e
insultar al ejército del Dios vivo. Si el Señor me ha salvado de las garras
de los leones y los osos, me salvará también de las manos de ese filisteo”.
Entonces Saúl le respondió: “¡Ve, y que Dios sea contigo!”
David tomó su cayado, escogió cinco piedras lisas del torrente y las metió
en su zurrón de pastor. Luego, con la honda en la mano, avanzó hacia el
gigante filisteo.
Goliat se iba acercando poco a poco hacia David, precedido por su escude-
ro. Cuando vio que su rival era un joven rubio y de rostro aniñado, le gritó:
“¿Acaso crees que soy un perro, para que vengas a combatirme con un
cayado? Dentro de poco daré a comer tus carnes a las bestias salvajes”.
A lo que David replicó:
“Tú vienes contra mí armado con espada, lanza y venablo, pero yo voy
contra ti en nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de Israel a quien
has insultado. Hoy el Señor te hará caer a mis manos y yo separaré tu
cabeza de tu cuerpo, así toda la tierra sabrá que Israel tiene un Dios”.
Goliat avanzó hacia David, y éste corrió a su encuentro. El joven pastor
metió la mano en un zurrón, cogió una piedra y la lanzó con su honda. La
piedra se clavó en la frente del filisteo, y éste cayó de bruces a tierra.
Así, con una honda y una piedra, venció David al gigante Goliat. Como
no tenía espada, David tomó la de su rival y con ella le cortó la cabeza.
Cuando los filisteos vieron que su campeón había muerto, se dieron a la
fuga. Los hombres de Israel reaccionaron al momento, y lanzando su
grito de guerra, se arrojaron en su persecución a todo lo largo del valle y
saquearon su campamento.
David cogió la cabeza de Goliat y la llevó a Jerusalén.

LA ENVIDIA DE SAÚL Samuel 18

Desde ese día, Saúl retuvo junto a él a David, no dejándole volver a casa
de su padre. Le puso al mando de sus guerreros, y todos estuvieron con-
tentos, incluso los ministros de la corte.
Jonatán, el hijo de Saúl, quiso a David como a un hermano y se hicieron
amigos.
Y en todas las ciudades donde hacían su entrada, salían las mujeres can-
tando y danzando delante del rey, y diciéndose unas a otras:
“Saúl mató a mil,
pero David a diez mil”.
Estos cánticos irritaron mucho a Saúl, pues se decía a sí mismo: “si CONsI-
JS
Goliat avanzó hacia
David, y éste corrió a su
encuentro. El joven
pastor metió la mano en
su zurrón, cogió una
piedra y la lanzó con su
honda. La piedra se clavó
en la frente del filisteo,
y éste cayó de bruces
a tierra.
deran que David es diez veces mejor que yo, pronto pensarán que el reino
debiera ser suyo”. Desde entonces Saúl miró a David con ojos de envidia.
Un día, mientras David tañía el arpa como de costumbre, el mal espíritu
se apoderó de Saúl y le arrojó una lanza. David logró esquivarla, y desde
entonces Saúl empezó a temerle, pues veía que Dios se había retirado de
él y estaba con David. Y también todo el pueblo de Israel amaba a David
y confiaba en él.
Entretanto, Micol, la hija de Saúl, se había enamorado de David. Esa cir-
cunstancia fue del agrado de Saúl, pues pensó que, gracias a ese amor,
podría tender una trampa para matar a David. De modo que llamó al
joven pastor y le dijo:
“Hoy te casarás con mi hija y serás yerno mío”.

Samuel 18-19 DAVID SE CASA CON MICOL, LA HIJA DE SAÚL

Al oír estas palabras, David respondió: “Soy demasiado pobre y demasia-


do insignificante para casarme con la hija de un rey”.
“No te pido ninguna dote”, dijo Saúl. “Sólo te pido la muerte de cien
filisteos, para tomar así venganza de mis enemigos”.
David aceptó esa condición. Salió con sus hombres y mató a cien filisteos.
Y cuando se cumplió el plazo fijado, Saúl le dio por mujer a su hija
Micol. Entonces Saúl vio claramente que Dios estaba con David y le tuvo
aún más envidia y temor, y le consideró su enemigo.
Por tal motivo, Saúl se dirigió a su hijo Jonatán y a sus ministros y les dio
la orden de matar a David. Pero Jonatán, que quería mucho a David, fue a
verle y le advirtió: “Mi padre quiere matarte. Ponte, pues, en guardia; y
mañana al alba busca un lugar secreto y ocúltate. Yo iré a hablar a mi
padre en favor tuyo, y te haré saber cuáles son sus pensamientos”.
Tal y como había prometido, Jonatán hablá a Saúl en favor de David,
rogándole que no se manchase las manos con sangre inocente. Saúl escu-
chó las palabras de su hijo y le prometió que David no moriría.
Así volvió David al servicio de Saúl como estaba antes.
Pero el mal espíritu volvió a adueñarse del rey, y estando David tañendo
su arpa, intentó Saúl matarlo con una lanza. Nuevamente esquivó David
el golpe, pero esta vez huyó de palacio.
Aquella misma noche Saúl mandó a unos soldados que fueran al día
siguiente a la casa de David con orden de prenderlo. Pero Micol, la mujer
de David, le informó de este plan y le ayudó a escapar, descolgándolo por
la ventana. Luego arregló la cama de forma que pareciese que David esta-
ba allí dormido.
Por la mañana, cuando llegaron los hombres de Saúl, Micol les dijo que
David estaba enfermo. Sin embargo, Saúl volvió a enviarlos, diciendo:
“Traédmelo aunque sea en su cama, para que yo lo haga matar”. Sin
embargo, cuando los soldados volvieron a la casa de David comprobaron
que el lecho estaba vacío.
Hecho una furia, Saúl le preguntó a Micol: “¿Por qué me has engañado y
has permitido que huyera mi enemigo?”
“El mé dijo que si no le ayudaba a huir, me mataría”, respondió Micol.
De esa manera pudo David ponerse a salvo de la cólera de Saúl.

0)
¡Saúl y el espíritu
de Samuel
IDE: fue a la ciudad de Nob y se dirigió al sacerdote Aji- Samuel 21-22
melec para pedirle algo de alimento. Ajimelec le dio unos panes consa-
grados. Y como el joven no llevaba armas, Ajimelec le trajo la espada de
Goliat envuelta en un paño. David aceptó la espalda del gigante filisteo
que él mismo había matado, y acto seguido, temiendo la cólera de Saúl,
prosiguió su huida y buscó refugio en la caverna de Odulam.
Al saber el paradero de David, su padre y sus hermanos fueron junto a él.
También se le unieron todos los que pasaban apuros, los que tenían deudas
y los que estaban descontentos; llegándose a formar así un pequeño ejército
de cuatrocientos hombres, los cuales se pusieron a sus órdenes.
Mientras David estaba en Nob, visitando a Ajimelec, se encontraba tam-
bién allí Doeg, el edomita, un criado de Saúl, que rápidamente acudió a
ver al rey y le contó lo que en Nob había ocurrido. Saúl ordenó entonces
a Ajimelec y a todos los sacerdotes de Nob que acudieran a su presencia,
y cuando los tuvo ante sí, dirigiéndose a Ajimelec, dijo:
“¿Por qué habéis conspirado contra mí tú y el hijo de Isaí? ¿Por qué le
has dado pan y una espada?”
A lo que Ajimelec respondió: “No conozco a nadie que te sea más fiel
que David. ¿Acaso no es tu yerno y el jefe de tu guardia? ¿Acaso no ha
sido siempre honrado en tu casa? No me acuse el rey de traición, pues
yo, tu siervo, me declaro inocente”.
Pero el rey le dijo: “Vas a morir, Ajimelec, tú y toda la casa de tu padre”.
Y a los soldados que les rodeaban, les ordenó: “Matad a estos sacerdotes,
pues han ayudado a David, y sabiendo que huía, no me han informado
de ello”.
Pero los guardias no quisieron matar a los sacerdotes de Dios. Entonces
Saúl se dirigió a Doeg, el edomita, y le ordenó: “Mata a estos sacerdotes,
pues ellos son tus enemigos”.
Y Doeg, el edomita, mató aquel día con sus propias manos a los ochenta
y cinco sacerdotes de Dios.
No contento con ello, Saúl atacó la ciudad sacerdotal de Nob y la destru-
yó por completo, asesinando a toda su población. Sólo consiguió escapar
un hijo de Ajimelec, llamado Ajitob, que huyó al lugar donde se encon-
traba David.
Al saber David por boca de Ajitob todas las atrocidades que Saúl había
el
cometido, dijo: “Ya pensé yo que Doeg iría a informar a Saúl; yo soy
le
responsable de la muerte de toda la casa de tu padre. Quédate conmigo y
no temas nada, porque quien a ti te persigue, me persigue también a mí,
y aquí estarás protegido”.

Samuel 23-25 DAVID ESCAPA DE SAÚL


Estando David y sus hombres en el desierto meridional de Judá, salió
Saúl en su busca, al mando de sus guerreros. Pero David lo supo a tiempo
y se replegó hacia un gran montículo rocoso.

Estando David y sus hombres en el desierto meridional de


Judá, salió Saúl en su busca, al mando de sus guerreros.
Pero David lo supo a tiempo y se replegó hacia un gran
montículo rocoso. Informado Saúl de este movimiento, a. E,
* já
se lanzó en su persecución. Saúl avanzaba por uno de los a : ¿”
lados del montículo, mientras David y los suyos caminaban e
por el otro flanco, con gran riesgo de resultar acorralados. £ S qe
E
Inesperadamente, llegó un mensajero y le dijo a Saúl: E LT lo
“¡Acude rápido, porque los filisteos han atacado el país!”
Informado Saúl de este movimiento, se lanzó en su persecución. Saúl
avanzaba por uno de los lados del montículo, mientras David y los suyos
caminaban por el otro flanco, con gran riesgo de resultar acorralados.
Inesperadamente, llegó un mensajero y le dijo a Saúl: “¡Acude rápido,
porque los filisteos han atacado el país!”
Saúl no tuvo más remedio que abandonar la persecución de David y diri-
girse a combatir contra los filisteos.
Entretanto, Samuel había muerto y todo Israel se había reunido para llo-
rarle. Fue enterrado en Rama, muy cerca de su mansión.

DAVID PERDONA A SAÚL Samuel 26

Una noche, David se levantó y fue hasta el lugar donde Saúl acam-
paba. Observó el lugar donde dormían Saúl y Abner, el jefe de su ejérci-
to: estaban en el centro del campamento y sus hombres se habían acosta-
do alrededor de ellos. David se deslizó hasta donde Saúl dormía y se apo-
deró de la lanza y del cántaro de agua que reposaban en la cabecera del
rey. Nadie le vio ni se dio cuenta de nada. Y nadie se despertó, pues el
Señor les había hecho caer en un profundo sopor.
Luego David subió a la cima de una colina, a buena distancia del campa-
mento. Desde allí llamó a gritos a Abner, diciendo:
“¿No eres tú un hombre valiente? ¿Por qué no has cuidado de tu rey?
¡Alguien estuvo a punto de matarlo anoche! ¡Mira, aquí están su lanza y
el jarro que tenía junto a su cabecera!”
Saúl reconoció la voz de David y gritó: “¿Eres tú, hijo mío?”
David respondió: “¡Yo soy, mi señor!” Y añadió: “¿Por qué mi señor per-
sigue a su siervo? ¿De qué soy culpable?”
A lo que Saúl respondió: “¡He pecado! ¡Vuelve, hijo mío, que yo no te
haré ningún mal, puesto que hoy has perdonado mi vida! ¡He actuado
como un insensato y he cometido un gran error!”
A continuación, Saúl bendijo a David, tras lo cual regresó a su casa,
mientras David siguió su camino.

SAÚL Y LA BRUJA DE ENDOR Samuel 28

Pasados algunos años, los filisteos reunieron a todas las tropas para ir
contra Israel. Saúl salió con su ejército y acamparon en el monte Gélboe.
Entonces ocurrió que a la vista del campamento de los filisteos, Saúl fue
presa de un gran temor y su corazón comenzó a temblar de miedo. Quiso
consultar al Señor, pero el Señor no le respondió. Entonces dijo a sus ser-
vidores:
“Buscadme una pitonisa porque quiero ir a consultarla”.
“Hay una pitonisa en la ciudad de Endor”, le dijeron.
Saúl se disfrazó y fue por la noche a la casa de aquella mujer.
“Adivíname el porvenir, invocando al espíritu que yo te diga”, le pidió.
“¿A quién debo invocar?”, preguntó la mujer.
“A Samuel”, respondió Saúl.
1ES)
La mujer invocó a Samuel. Saúl le preguntó:
“¿Qué es lo que ves?”
“Veo a un anciano envuelto en un manto”, dijo ella.
Saúl comprendió que se trataba de Samuel y se arrodilló y clavó su rostro
contra la tierra. Entonces dijo la voz de Samuel:
“¿Por qué me has molestado?”
“Estoy en un gran apuro”, dijo Saúl, “porque los filisteos me hacen la
guerra y Dios se ha retirado de mí y ya no me responde. Te he invocado
para que tú me digas lo que he de hacer”.
“El Señor ha hecho lo que yo te había anunciado”, dijo Samuel. “Ha
arrancado el reino de tus manos para dárselo a tu sucesor, David. No obe-
deciste a Dios y por eso Él os arrojará a ti y a Israel a las manos de los
filisteos. Mañana el campamento israelita será de los filisteos y tú y tus
hijos habréis muerto”.
Al oír estas palabras, Saúl cayó a tierra cuan largo era.

Samuel 31 LA MUERTE DE SAÚL


Samuel Il 1

Los filisteos atacaron al ejército de Israel en el monte Gélboe y fueron


muchos los israelitas que huyeron y muchos también los que resulta-
ron muertos. Saúl y sus hijos fueron cercados, y Jonatán y otros hijos
del rey murieron a manos de los filisteos. Entonces Saúl, que había
resultado herido por una flecha, le dijo a su escudero: “¡Saca tu espada
y traspásame antes de que estos incircuncisos me tengan en su poder!”.
Pero el escudero estaba aterrorizado y no obedeció. Tomó entonces Saúl
su espada y se arrojó sobre ella. Al ver que el rey estaba muerto, el escu-
dero se arrojó también sobre su espada y murió junto a él. Así perecieron
en aquella jornada Saúl y sus tres hijos, y su escudero y muchos de sus
hombres.
Cuando los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, supieron que el
ejército de Israel había sido vencido y que Saúl y sus hijos habían muer-
to, abandonaron sus ciudades y las dejaron en manos de los filisteos.
Tres días después de la batalla, un hombre del ejército de Saúl, con la
ropa desgarrada y la cabeza cubierta de polvo, se presentó ante David;
éste preguntó qué había sucedido, y el otro, postrándose ante él, le dijo:
“Un grán número de hombres ha muerto en la batalla y el pueblo ha
huido. Saúl y Jonatán también han muerto”.
Al oír esto, David agarró sus vestiduras y las rasgó, y todos los hombres
Enfrente que estaban con él hicieron lo mismo. Luego lloraron hasta la noche por
Saúl le dijo a su escudero:
Saúl y por Jonatán y por todos los hijos de Israel que habían caído bajo la
“¡Saca tu espada
y traspásame antes espada de los filisteos. Cantó después David un cántico fúnebre por Saúl
de que estos y Jonatán, y ordenó que se les enseñase a los hijos de Judá.
incircuncisos me tengan Después de esto, el Señor le dijo a David que se dirigiera a Hebrón. Y así
en su poder!”.
lo hizo David, llevando a su gente, cada hombre con su familia, hasta la
Pero el escudero estaba
aterrorizado y no ciudad de Hebrón, donde fue ungido rey de la casa de Judá.
obedeció. Tomó entonces
Saúl su espada y se arrojó
sobre ella.

120
¡| David, rey de Judá
y de Israel
2...
. un.

Samuel Il 4-5, 9 ina que, tras la muerte de Abner y de Isbaal, hijos de Saúl,
todas las tribus de Israel fueron a Hebrón, donde estaba David, y le dije-
ron: “Como parte de tus huesos y de tu carne nos consideramos. En otro
tiempo, cuando Saúl era nuestro rey, ya eras tú quien conducía a Israel,
pues el Señor te había dicho: Apacentarás a mi pueblo y serás el jefe de
Israel”.
Así pues, todos los ancianos fueron a Hebrón, y David hizo con ellos una
alianza ante Dios, y ellos lo ungieron como rey de Israel.
Un poco de historia Treinta años tenía David cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.
David fue proclamado rey Siete años reinó en Hebrón, sobre Judá, y treinta y tres años reinó en
de Judá tras la derrota Jerusalén sobre todo Israel.
de Saúl ante los
filisteos, en tanto que
Isbaal, uno de los hijos
de Saúl, se convertía DAVID CONQUISTA JERUSALÉN
en nuevo rey de Israel.
La oposición de ambos
reinos duró poco tiempo: David y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que
Isbaal fue víctima de un habitaban aquella tierra. Éstos habían dicho: “Nunca podrás entrar aquí;
atentado y David se
convirtió en el monarca
los ciegos y los cojos bastarán para impedírtelo”. Sin embargo, David se
del reino “unido”. apoderó de la fortaleza de Sión, a la que llamó “Ciudad de David”.
El reinado de David Enseguida, el arca del Señor que estaba en Gat, en la casa de Abu-
duró desde el año 1000
hasta el 960 a.C., nadab, fue transportada hasta Jerusalén por orden de David, y colocada
aproximadamente. en la tienda que él había dispuesto. El rey ofreció grandes sacrificios al
La unión de todas las Señor, en medio del pueblo. Y David se hacía cada día más poderoso, y el
tribus, así como una
organización más eficaz Señor, Dios de los ejércitos, estaba con él.
del Estado y del Ejército Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey de Israel,
transformaron la
marcharon contra él, pero con la ayuda del Señor fueron derrotados y
situación política
de la Tierra prometida. sometidos. También fueron derrotados los moabitas que acordaron
El reino de Israel estuvo pagarle tributo. Y venció a Hadadezer, rey de Soba, al que tomó mil
en condiciones de
imponer su fuerza y los
carros, siete mil jinetes y veinte mil infantes. Y cuando los sirios de
filisteos perdieron su Damasco acudieron en ayuda de Hadadezer, David derrotó a un ejército de
supremacía en la región. veintidós mil hombres, tras lo cual los sirios hubieron de pagar tributo.
David alargó los límites
de su reino eliminando
alos cananeos que DAVID BUSCA A LOS HIJOS DE JONATÁN
quedaban en su
territorio y sometiendo
a los amonitas y los Tras estas victorias, preguntó David:
moabitas. Por contra, “¿Queda algún superviviente de la casa de Saúl a quien yo pueda favore-

ME
cer por amor a Jonatán?” estableció relaciones
Había un servidor de la casa de Saúl, llamado Siba, que se presentó ante cordiales con el
reino fenicio.
David y le dijo: “Vive aún un hijo de Jonatán, que está lisiado de ambos Durante los primeros
ples e años de su reinado,
David vivió en Hebrón,
El rey ordenó entonces que buscaran a aquel joven. Y poco después el hijo en el territorio de Judá.
de Jonatán, que se llamaba Mefibaal, llegó hasta David y se postró ante él Pero cuando fue
con el rostro en la tierra, diciendo: “¡Aquí tienes a tu siervo!” proclamado rey de todo
Israel sintió la necesidad
“No temas”, dijo David, “porque quiero favorecerte por amor a Jonatán, de dar una capital
tu padre; por eso te devolveré todas las tierras de Saúl, tu abuelo, y esta- asu reino y escogió
rás siempre conmigo y comerás en mi mesa”. a Jerusalén, una ciudad
fortificada, edificada
Y Mefibaal dijo: “¿Por qué mi señor es tan bondadoso con un perro a 800 metros de altitud
muerto como yo?” en una zona central
del país, fácilmente
El rey llamó entonces a Siba, el servidor de Saúl, y le dijo:
defendible y situada
“He dado al hijo de tu amo todo lo que pertenecía a Saúl. En adelante tú, en un punto
tus hijos y tus siervos cultivaréis las tierras para él y recolectaréis las cose- estratégico sobre
la ruta que enlazaba
chas, para que siempre haya alimento en la casa de tu amo. Pero Mefibaal el norte y el sur del país.
comerá siempre en mi mesa”. Jerusalén fue la sede
Y desde ese día Mefibaal vivió en Jerusalén y comió siempre en la mesa del palacio real
y del Gobierno, y,
de David. después de recibir
entre sus muros el arca
de la alianza, se convirtió
también en el centro
religioso del pueblo
israelita.
¡David
y Absalón
Samuel IT 14 N, había en todo Israel un hombre tan celebrado por su belleza
como Absalón, el hijo de David. No tenía un defecto en su cuerpo, desde
la planta de sus pies, a lo más alto de su cabeza. Y se hacía cortar el cabe-
llo todos los años, pues su espesísima melena le resultaba demasiado
pesada. El rey David, su padre, le quería de todo corazón.
Un poco de historia

Los últimos años del


reinado de David
fueron turbulentos a causa
LAS INTRIGAS DE ABSALÓN
de los conflictos
ocasionados por la Pero Absalón intrigaba contra su padre. Todos los días se levantaba tem-
sucesión al trono: la
rebelión de su hijo
prano y se ponía junto al camino que llevaba a las puertas de la ciudad; y
Absalón fue cada vez que llegaba un hombre que tenía un pleito e iba a ver al rey en
particularmente grave, busca de justicia, Absalón le llamaba y, después de haberle escuchado, le
pues explotaba el
descontento de una decía: “Tu causa es justa, pero nadie va a escucharte. En cambio, si yo
buena parte de la fuera juez, haría justicia a todos los que vinieran a mí”.
población contra el Y cuando alguno quería postrarse ante él, le tendía la mano y lo abraza-
rey, que se vio obligado
a abandonar Jerusalén. ba. De esta manera obraba Absalón con todos los israelitas que iban a ver
De toda esta lucha salió al rey en busca de justicia. Y así fue como se ganó el afecto de todo
victorioso, a la muerte
Israel. Al cabo de cuatro años, Absalón le dijo al rey: “Permíteme ir a
del rey David, su otro
hijo, Salomón. Hebrón para cumplir un voto que he hecho al Señor”. Y el rey le dijo:
Vete en paz”.

Samuel Il 15-18 LA REBELIÓN DE ABSALÓN

Partió Absalón hacia Hebrón y envió emisarios a todas las tribus de


Israel, diciendo: “Cuando oigáis sonar las trompetas, gritad: ¡Absalón es
el rey de Hebrón!”
Absalón había salido de Jerusalén con doscientos hombres, que le habían
seguido con plena ignorancia, sin saber nada de la conjura que estaba
organizando contra su padre. Entrentanto, la conspiración fue creciendo,
y los hebreos que estaban al lado de Absalón eran cada vez más nu-
merosos.
Cuando David fue informado de lo que estaba pasando, les dijo a sus ser-
vidores que estaban en Jerusalén: “Levantaos y huyamos, o no habrá sal-
vación para ninguno de nosotros cuando llegue Absalón. Daos prisa

124
Absalón, en su huida,
se encontró con algunos
soldados de su padre.
El joven iba montado
en una mula; y al pasar
bajo una gigantesca
encina, su cabeza quedó
enganchada por los
cabellos en las ramas
del árbol.
Y allí quedó suspedido
entre el cielo y la tierra,
mientras la mula
continuaba galopando.
antes de que nos dé alcance y haga caer sobre nosotros la desgracia pasan-
do a la ciudad entera por el filo de la espada”.
Y así huyó David de Jerusalén con toda su familia. Sólo Sadoc, el sacer-
dote, se quedó para guardar el arca del Señor.
Después de que David consiguiera reunir a sus tropas leales, tuvo lugar
la batalla en los bosques de Efraím. Y allí los rebeldes fueron derrotados
por el ejército de David, y veinte mil hombres murieron en la lucha.

Samuel II 18 MUERTE DE ABSALÓN Y FIN DE LA REVUELTA

David había ordenado a sus hombres que no mataran a Absalón. Pero


ocurrió que, en su huida, el hijo del rey se encontró casualmente con
algunos soldados de su padre. El joven iba montado en una mula; y al
pasar bajo una gigantesca encina, su cabeza quedó enganchada por los
cabellos en las ramas del árbol. Y allí quedó suspendido entre el cielo y
la tierra, mientras la mula continuaba galopando. Un soldado lo vio y
fue a decírselo a Joab, uno de los generales de David.
“¿Por qué no lo has matado allí mismo?”, dijo Joab, “yo te hubiera dado
diez siclos de plata”.
Pero el soldado respondió: “Ni por mil siclos de plata hubiera puesto la
mano sobre el hijo del rey, pues sé que David ha dado orden de no hacer
daño alguno al joven Absalón. Si yo hubiera hecho tal cosa, cuando el rey
se hubiese enterado tú mismo habrías obrado contra mí”.
“Estás equivocado”, dijo Joab, “y te lo voy a demostrar, matándolo yo
mismo delante de ti”.
Dicho esto, fue al lugar donde estaba Absalón, y tomando tres dardos los
clavó en el corazón del joven, que aún estaba vivo, colgando de la encina.
Seguidamente diez escuderos de Joab rodearon al hijo del rey y lo rema-
taron con sus puñales.
Entonces Joab hizo sonar las trompetas para que la tropa dejara de perse-
guir a los rebeldes. En cuanto al cuerpo de Absalón, lo enterraron en una
fosa y lo cubrieron con un montón de piedras.

Samuel II 18-19 DAVID ES INFORMADO DE LA MUERTE DE ABSALÓN

Entretanto, David aguardaba noticias a las puertas de la ciudad. Los cen-


tinelas, desde lo alto de la muralla, vieron venir a un hombre corriendo y
advirtieron de su llegada al rey.
David pensó: “Si viene solo, es que trae buenas noticias”. Luego un cen-
tinela divisó a otro hombre que también corría, y gritó: “¡Viene otro
hombre corriendo!”. David pensó: “Eso es que también trae buenas
noticias”.
El primer hombre era Ajimas, hijo de Sadoc. Nada más llegar se postró
ante el rey, y dijo: “¡Bendito el Señor, tu Dios, que te ha salvado de los
que alzaban su mano contra ti!”
El rey preguntó: “Y el joven Absalón, ¿está bien?”
Ajimas respondió: “Cuando Joab me envió con este mensaje vi un gran

126
alboroto, pero no sé lo que pasaba”.
Llegó a continuación el otro mensajero, y dijo: “¡Buenas noticias, oh
mi rey! ¡Hoy el Señor te ha vengado de los que se habían levantado
contra t1!”
Pero el rey preguntó: “Y mi hijo Absalón, ¿está bien?”
Y el mensajero respondió: “¡Ojalá todos los enemigos de mi señor y
todos cuantos se alcen contra él corran la misma suerte de Absalón!”
El rey fue entonces presa de un angustioso temblor y comenzó a llorar,
diciendo: «¡Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar!”

LA MUERTE DE DAVID I Reyes 1-2


Samuel II 23-24

Era ya viejo el rey David, y por más que se cubría con ropas no lograba
entrar en calor. Sintiendo próxima su muerte, hizo estas recomendaciones
a su hijo Salomón:
“Pronto me iré por el camino que todo hombre debe recorrer, por eso
debes tú esforzarte y ser un hombre. Observa los mandamientos del
Señor y camina por su sendero. Obedece sus preceptos, sus Órdenes y sus
leyes, como está escrito en la Ley de Moisés, para que puedas triunfar en
todas tus empresas y proyectos, según la promesa que me hizo el Señor,
al decirme: Si tus hijos siguen su camino ante mí, con lealtad y con todo
su corazón y toda su alma, habrá siempre un descendiente tuyo en el
trono de Israel”.
Y éstas que siguen fueron las últimas palabras que David dirigió a su
pueblo, para señalarle las cualidades de un buen rey. Así dijo:

“Aquél que gobierna a los hombres con justicia


y reina temeroso de Dios,
es como la luz del amanecer cuando el sol se levanta
en una mañana sin nubes,
que hace brillar tras la lluvia
los gérmenes de la tierra.
Así es mi casa ante Dios,
porque Él ha hecho conmigo una alianza eterna”.

Mandó David hacer un censo de la población. Y supo que había en Israel


ochocientos mil hombres de guerra que esgrimían la espada, y quinientos
mil hombres en Judá. El corazón del rey se llenó de orgullo, y por eso el
Señor quiso castigarlo enviando una peste a Israel durante tres días, que
mató a setenta mil personas.
Para hacer que cesara la epidemia, David hizo construir un altar y en él
ofreció numerosos sacrificios al Señor, hasta que cesó la peste sobre Israel.
Después, durmióse David con sus padres y fue sepultado en la ciudad de
David, tras haber reinado en Israel por espacio de cuarenta años.
Y Salomón se sentó en el trono de David, su padre, y su poder fue muy
firme.

102
EL TIEMPO
DE LOS
PROFETAS
La sabiduría
de Salomón
TI Reves 3 Sa amaba al Señor y obraba de acuerdo con los principios de
David, su padre. Como aún no había comenzado la construcción del
templo en honor de Dios, se dirigía a los lugares altos a la hora de que-
Un poco de historia mar incienso y ofrecer sacrificios al Señor.
Estando en Gabaón, que era uno de los altos lugares escogidos para los
Salomón heredó de su
padre, David, un gran sacrificios, se le apareció en sueños el Señor, y le dijo: “Pídeme lo que
reino, que se extendía quieras y yo te lo concederé”.
desde el monte Hermón,
Salomón respondió: “Yo soy tu siervo, Señor. Tú me has hecho rey en
al norte, hasta Egipto,
al sur. lugar de David, mi padre, pero no soy más que un joven que no sabe qué
Su reinado duró desde conducta debe adoptar. Estoy en medio del pueblo que tú has escogido,
el 960 al 930 a.C.,
aproximadamente.
un pueblo que no puede ser contado mi numerado a causa de su muche-
No se dedicó a la guerra, dumbre. Concede, pues, a tu siervo un corazón prudente, para que pueda
sino a la construcción hacer justicia a tu pueblo, para discernir el bien del mal, porque ¿quién
de ciudades y al
desarrollo administrativo, podría, sino, gobernar a este pueblo tan grande?”
comercial y cultural Apreció Dios con agrado que Salomón le hubiera pedido sabiduría para
de su reino. gobernar, y le dijo:
Con Salomón, la
estructura administrativa “Pues esto es lo que me pides, y no me has pedido para ti ni una larga
del país se hizo más vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino únicamente el dis-
compleja: el territorio
cernimiento para ejercer la justicia, yo te concedo no sólo lo que me has
fue dividido en doce
distritos, estando a la pedido, sino también lo que no me has pedido, riquezas y honores, de tal
cabeza de cada uno forma que no habrá durante tu vida ningún rey que pueda igualarte. Y si
de ellos un intendente,
sin tener en cuenta las
andas por mis caminos y obedeces mis leyes y mandamientos, como hizo
antiguas fronteras tribales. David, prolongaré también tus días”.
Para construir las grandes Tras despertar Salomón de su sueño, regresó a Jerusalén, y ante el arca de
obras de utilidad pública,
los jóvenes estaban la alianza del Señor ofreció sacrificios y dio un banquete a todos sus ser-
obligados a trabajar vidores.
para el rey uno de cada
tres meses.

TI Reyes 3-5 SALOMÓN DA PRUEBA DE SU SABIDURÍA

Un día, dos mujeres se presentaron ante el rey, y una de ellas dijo:


“Escucha, mi señor: esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Yo di a
luz un niño, y tres días después ella también tuvo otro hijo. Las dos viví-
amos juntas y no había nadie más en la casa que nosotras dos. El hijo de
esta mujer murió durante la noche, por haberse ella acostado sobre él.
Entonces se levantó en mitad de la noche, me quitó a mi hijo de mi lado

130
Tomó entonces el rey Salomón
la palabra y dijo: “No matéis al
niño y dádselo a la primera mujer;
ella es su madre”. |
EA
mientras yo dormía, y puso en su lugar entre mis brazos a su hijo muer-
to. Por la mañana, me levanté para dar de mamar a mi hijo y lo encontré
muerto. Pero después de mirarlo atentamente vi que no era el niño que
yo había parido”.
“¡No es cierto!”, gritó la otra mujer, “¡tu hijo es el que está muerto y el
mío es el que vive!”
De esta manera siguieron disputando ante el rey, hasta que éste tomó la
palabra y dijo:
“La una dice: es mi hijo el que está vivo, y el tuyo ha muerto. Y la otra
afirma: no, es tu hijo el que está muerto y el mío el que vive”.
Luego ordenó: “Traedme una espada”.
Llevaron la espada al rey, y dijo: “Cortad en dos al niño vivo, y dad la
mitad de él a la una y la otra mitad a la otra”.
Al oír esto, la verdadera madre del niño vivo sintió que todo su corazón
se estremecía por su hijo, y le dijo al rey: “¡Señor, dale a ella el niño vivo,
pero no lo mates!”. Mientras que la otra decía: “¡Que lo corten en dos,
así no será ni para mí ni para t1!”
Tomó entonces el rey la palabra y dijo: “No matéis al niño y dádselo a la
primer mujer; ella es su madre”.
Todos los israelitas supieron la sentencia que el rey había pronunciado y
sintieron un enorme respeto hacia él, pues habían comprendido que la
sabiduría de Dios estaba en él para hacer justicia.
El rey nombró doce intendentes para todo Israel. Y bajo su mandato,
Judá e Israel fueron tan numerosos como las arenas del mar, y todos
comían y bebían alegremente.
Dios concedió a Salomón una gran sabiduría y una gran inteligencia, y
un espíritu inmenso como la arena que hay en la orilla del mar. La sabi-
duría de Salomón fue muy superior a la sabiduría de los orientales y los
egipcios, y verdaderamente superior a la de cualquier otro hombre, y su
fama se extendió por todas las naciones vecinas.
Salomón pronunció tres mil proverbios y compuso cinco mil cánticos.
Habló acerca de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo
que nace en los muros. Habló de los animales: cuadrúpedos, pájaros, rep-
tiles y peces. Y tanto se extendió su fama, que gentes de todos los pue-
blos acudían a escucharle.
Hiram, rey de Tiro, envió sus embajadores a Salomón en cuanto supo
que había sido ungido rey, pues siempre había sido amigo de su padre,
David.
Entonces Salomón le dijo a Hiram: “Tú sabes que mi padre no pudo
construir un templo consagrado al Señor, a causa de las continuas guerras
que libró contra sus enemigos. Ahora el Señor me ha dado la paz y no
tengo adversarios ni mayores dificultades. Por eso quiero edificar un
templo al Señor, tal y como el Señor le manifestó a mi padre cuando le
dijo: tu hijo, al que pondré en tu lugar, edificará un templo a mi nom-
bre. Manda, pues, cortar para mí cedros del Líbano; mis siervos se unirán
a los tuyos y yo pagaré el salario de tus hombres según lo que tú estimes.
Pues tú sabes que no hay nadie entre nosotros que sepa labrar la madera
como los sidonios”.

132
¡La construcción

del templo
ER el año cuatrocientos ochenta después de la salida de los hijos de I Reyes 6-8
Israel de Egipto, en el cuarto año de su reinado, comenzó Salomón la
construcción del templo del Señor.
Tenía las siguientes dimensiones: sesenta codos de largo, veinte de ancho y
treinta de alto. Delante del templo había un pórtico de veinte codos de
largo, igual que el ancho del templo, y diez codos de profundidad.
Las ventanas eran cuadrangulares y provistas de rejas. Contra el muro del
templo se construyeron pisos circulares que rodeaban la nave y el santua-
rio. El piso inferior tenía cinco codos de ancho, el de en medio, seis
codos, y el tercero, siete codos.
Para la construcción del templo se utilizaron bloques de piedra tallada; y
durante los trabajos no se oyó allí el golpe del martillo, ni del pico, ni de
ninguna otra herramienta de hierro.
La puerta del piso inferior estaba en el lado derecho, y se subía al piso
intermedio por una escalera de caracol, igual que de este piso al
tercero.
Los muros, el techo y el suelo estaban revestidos de planchas de cedro, y
Salomón hizo cubrir el suelo con planchas de abeto. Luego hizo aislar
una superficie de veinte codos, en el fondo del templo, mediante un
tabique de planchas de cedro que subía desde el suelo hasta el techo, y la
cámara resultante pasó a ser el santuario, el “Sancta Sanctórum”, que fue
revestido de oro puro, alzándose un altar de madera de cedro.
Salomón hizo revestir todo el interior del templo de oro puro y, ante el
santuario, hizo poner un velo que podía descorrerse gracias a unas cade-
nitas de oro. En el interior del Sancta Sanctórum, se colocaron dos que-
rubines de madera de olivo, de diez codos de alto, cuyas alas se tocaban
en el centro del santuario.
El atrio interior fue construido con tres hileras de piedra tallada y una
hilera de vigas de cedro.
También mandó Salomón construir todo el mobiliario y los utensilios de Un poco de historia

la casa del Señor; el altar de oro, las mesas de oro sobre las que se deposi- El templo, construido
taban los panes de la ofrenda, los cinco candelabros a la derecha y los en bloques de piedra
cinco candelabros a la izquierda de oro muy puro, las flores, las lámparas blanca, medía
alrededor de treinta
y las despabiladeras de oro, las copas, los cuchillos, los hisopos, los morte- metros de largo
rosy los braseros de oro puro, así como los goznes, para la puerta interior por diez de ancho
del templo, la del Sancta Sanctórum, y la puerta de entrada a la nave.
y quince de alto.

133
Así acabó la obra que el rey Salomón ordenó para la casa del Señor. Luego
transportó las ofrendas que David, su padre, había dejado preparadas, la
plata, el oro y diversos objetos, y los depositó en los tesoros del templo.
Entonces convocó Salomón en Jerusalén a los ancianos de Israel y a los
jefes de todas las tribus, para trasladar el arca de la alianza del Señor,
desde la ciudad de David, también llamada Sión. Los sacerdotes deposita-
ron el arca de la alianza en el santuario, bajo las alas de los querubines.
No había en el arca otra cosa más que las dos tablas de piedra que Moisés
había depositado en Horeb.
Apenas salieron los sacerdotes del santo lugar, cuando una nube llenó el
templo, pues la gloria del Señor llenaba toda la casa.
Entonces Salomón se dirigió a toda la asamblea de Israel, diciendo:
“Bendito sea el Señor, Dios de Israel. He construido esta casa para el
Señor y he dispuesto un lugar para el arca de la alianza, la alianza que el
Señor estableció con nuestros padres cuando les hizo salir de Egipto”.

I Reyes 10 SALOMÓN Y LA REINA DE SABA

La reina de Saba oyó hablar de la fama de Salomón y fue a ponerle a prue-


ba con numerosos enigmas.
Llegó a Jerusalén con un enorme séquito formado por un gran número de
camellos cargados de aromas, oro y piedras preciosas; y se presentó ante
Salomón y le propuso todas las cuestiones que tenía preparadas.
Pero Salomón respondió a todas sus preguntas, y no hubo nada que el rey
no supiera explicarle.
Cuando la reina de Saba comprobó la sabiduría de Salomón, y vio el templo
que había construido, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servido-
res y los vestidos que llevaban, y los holocaustos que se ofrecían en la casa de
Dios, quedó fuertemente impresionada y le dijo al rey:
“Era cierto cuanto yo había oído acerca de tu sabiduría. No quería creerlo
antes de venir y verlo con mis propios ojos, pero ahora me doy cuenta de
que no me habían dicho ni la mitad. Tienes más sabiduría y prosperidad
que la fama que me había llegado. ¡Dichosas tus gentes y dichosos tus ser-
vidores que están siempre en tu presencia y pueden oír a diario tus pala-
bras y tu sabiduría! ¡Bendito el Señor, tu Dios, que te ha puesto en el
trono de Israel! Sin duda el Señor ama a Israel con amor eterno, pues te
ha hecho rey, para que administres el derecho y la justicia”.
Entregó luego al rey ciento veinte talentos de oro y una gran cantidad de
perfumes y de piedras preciosas. Por su parte, Salomón entregó a la reina
de Saba todo lo que ella deseó y pidió. Después de eso, ella se volvió a su
tierra con sus servidores.

TI Reyes 10-11 SALOMÓN MUERE Y SU REINO ES DIVIDIDO

Salomón sobrepasó a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabidu-


ría. Pero él también se apartó del camino recto, pues en los últimos años
de su vida, quemó inciensos y ofreció sacrificios a otros dioses.

134
Salomón convocó
en Jerusalén a los
ancianos de Israel
y a los jefes de todas
las tribus, para trasladar
el arca de la alianza
del Señor, desde
la ciudad de David,
también llamada Sión.
Los sacerdotes
depositaron el arca
de la alianza en el
santuario, bajo las
alas de los querubines.
Entonces el Señor se indignó y suscitó contra él a un cierto número de
adversarios, entre los cuales estaba Jeroboam, el hijo de uno de sus servi-
dores y hombre de gran valor.
Había salido Jeroboam de Jerusalén, cuando encontró al profeta Ajías,
que le dijo:
“Así habla el Señor: puesto que Salomón no ha seguido mi camino y ha
hecho lo que no es justo a mis ojos, arrancaré el reino de sus manos y te
daré a ti diez tribus. Tú serás rey de Israel, mientras que Roboam, su
hijo, reinará sobre una sola tribu en Jerusalén, la ciudad que yo he elegi-
do para poner allí mi nombre”.
Y Dios mantuvo su promesa. Salomón reinó durante cuarenta años en
Jerusalén sobre todo Israel. Cuando murió fue enterrado en la ciudad de
David, su padre. Entonces Roboam, su hijo, ocupó el lugar de Salomón,
proclamándose rey.
Pero Israel se rebeló contra él y Jeroboam fue proclamado rey.
Reinó Jeroboam sobre todo Israel durante veintidós años, mientras que
Roboam reinó durante diecisiete años en Jerusalén, únicamente sobre la
tribu de Judá.
En ese tiempo, la guerra entre Roboam y Jeroboam fue constante. Y a su
muerte, fueron los hijos de ambos quienes subieron a los dos tronos.

La reina de Saba
oyó hablar de la fama
de Salomón y fue a
ponerle a prueba con
numerosos enigmas.
Llegó a Jerusalén
con un enorme séquito
y se presentó ante
Salomón y le propuso
todas las cuestiones
que tenía preparadas.
Pero Salomón respondió
a todas sus preguntas,
y no hubo nada que
el rey no supiera
explicarle.

137
Elías,
profeta de Israel
TI Reyes 17-18 A había nacido en la ciudad de Tesba y habitaba en Galaad. Un día
le dijo al rey Acab: “Por vida del Señor, Dios de Israel, del cual soy servi-
dor, que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia más que cuando yo lo
diga”.
El Señor se había dirigido a Elías, diciéndole: “Vete de aquí y dirígete a
oriente; escóndete junto al torrente de Querit, que está más allá del
Jordán. Beberás el agua del torrente y serás alimentado por unos cuervos
que yo te enviaré”.
Elías hizo lo que el Señor le había ordenado y se estableció junto al
torrente de Querit. Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne
por la tarde, y bebía el agua del torrente.
Al cabo de un tiempo el torrente se secó, pues no llovía sobre el país.
Entonces el Señor le dijo:
“Levántate, ve a Sarepta, cerca de Sidón, y quédate allí. He dado orden a
una mujer viuda para que se ocupe de ti”.
En el tercer año de la sequía, el Señor se dirigió nuevamente a Elías en
Un poco de historia estos términos:
La división del reino “Ve y preséntate ante Acab, pues voy a hacer que caiga la lluvia sobre la
de Israel en dos tierra”.
estados, el del norte, Nada más ver a Elías, Acab le dijo: “¿No eres tú la ruina de Israel?”
llamado “el reino de
Israel” (que tuvo por rey Elías le respondió: “No soy yo la ruina de Israel, sino tú y la casa de tu
a Jeroboam), y el del padre, incumpliendo los mandamientos de Dios y rindiendo culto a
sur, llamado “reino de
Baal. Ahora escúchame: convoca a todo Israel en el monte Carmel, y a
Judá” (que tuvo por rey
a Roboam), sobrevino los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen en la mesa de tu
inmediatamente esposa, Jezabel”.
después de la muerte
del rey Salomón, hacia
Convocó Acab a todos los hijos de Israel y reunió a los profetas en el
el año 930 a. C. monte Carmel. Elías se acercó al pueblo y le dijo: “¿Hasta cuándo co-
En poco tiempo, el jearéis de ambos pies? ¡Si el Señor es Dios, seguidle a Él! ¡Y si lo es Baal,
poder económico del
que había disfrutado el
¡trasiólo
reino de Salomón Elías volvió a hablar: “Soy el único profeta de Dios, mientras que hay
desapareció, y los dos cuatrocientos cincuenta profetas de Baal. Que traigan dos novillos, uno
estados se hicieron
políticamente muy para mí y otro para los profetas de Baal. Que ellos corten en pedazos el
débiles. En el transcurso suyo y lo coloquen en el altar, pero sin encender el fuego. Yo haré lo
del siglo siguiente, el rey mismo con el mío. Luego invocad a vuestro dios, y yo invocaré al Señor.
Acab llegó al trono de
Israel. Estaba casado El Dios que envíe el fuego será el verdadero”.
con la hija Los profetas de Baal tomaron su novillo, lo prepararon e invocaron a su

lados
dios, saltando alrededor del altar que habían levantado. Pero llegó el del rey de Sidón,
Jezabel, que favoreció
mediodía y no habían obtenido respuesta alguna. Elías comenzó a burlar- públicamente el culto
se de ellos, diciendo: de su dios Baal e intentó
“Gritad más fuerte, quizá vuestro dios está ocupado o pensando en otra imponerlo, sustituyendo
a la religión de Moisés.
cosa; o tal vez esté dormido y con vuestros gritos se despierte”. El rey Acab edificó
Ellos gritaron aún más fuerte, pero pasó el mediodía sin que llegase nin- un altar y un templo
guna respuesta. al dios pagano Baal en
la misma capital, la
Entonces Elías le dijo al pueblo: “¡Acercaos!”. Y comenzó a preparar el ciudad de Samaria. Por
altar, cavando luego a su alrededor una zanja que llenó de agua. esta razón el rey recibió
los enérgicos reproches
Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, rogó al Señor en estos tér- del profeta Elías.
minos: “Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, muéstranos hoy Elías, y más tarde su
que tú eres Dios de Israel. Respóndeme, Señor, respóndeme para que este sucesor y discípulo
Eliseo, representaron la
pueblo sepa que tú eres su Dios”. resistencia a los cultos
Y el fuego del Señor cayó del cielo y consumió el holocausto, y la leña y paganos y extraños que
las piedras del altar, y hasta secó el agua que había en la zanja alrededor se habían extendido por
el país.
del altar.
Cuando los hebreos vieron esto, se postraron con la cara en tierra, y dije-
ron: “¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!”
Y Elías ordenó: “Prended a los profetas de Baal, que no escape ninguno”.
Y ellos los prendieron y Elías los hizo morir.
A la tarde cayó una fuerte lluvia que puso fin a la sequía.

ELÍAS EN EL MONTE HOREB I Reyes 19

Elías tuvo que huir al monte Horeb para escapar de la cólera de la reina
Jezabel, que quería vengar la muerte de los sacerdotes de Baal.
En la montaña, entró en una cueva para pasar la noche, y allí el Señor le
dijo: “Sal fuera y ponte en el monte ante mí, pues el Señor va a pasar”.
Se levantó entonces un viento muy fuerte, tan violento que partía las
montañas, pero el Señor no estaba en el viento. Vino luego un terremoto
y un gran fuego, pero el Señor no estaba ni en el terremoto ni en el
fuego. Siguió un susurro ligero como la brisa, y cuando Elías lo oyó se
cubrió el rostro con su mano, pues había comprendido que era el Señor
quien pasaba. Salió y se puso de pie a la entrada de la cueva. Y oyó una
voz que le decía: “¿Qué haces aquí, Elías?”
El profeta contestó: “Los israelitas han abandonado tu alianza y han pasa-
la
do a cuchillo a tus profetas. Sólo quedo yo y me buscan para quitarme
vida”.
o y
El Señor le dijo: “Vuelve sobre tus pasos hacia el destierro de Damasc
allí ungirás a Jehú como rey de Israel; y a Eliseo, hijo de Safat, le ungirás
para que te suceda como profeta”.
bueyes.
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, que trabajaba con sus
s Eliseo corrió tras
Pasando junto a él le echó encima su manto. Entonce
y te
Elías y le dijo: “Deja que vaya a abrazar a mi padre y a mi madre,
seguiré”.
se asara, que-
Después de sacrificar a dos bueyes, Eliseo hizo que la carne
Después
mando también el arado y el yugo, e invitó a comer a las gentes.
se levantó y siguió a Elías, poniéndose a su servicio.
139
El fuego del Señor cayó
del cielo y consumió
el holocausto, y la leña
y las piedras del altar,
y hasta secó el agua
que había en la zanja
alrededor del altar.
Cuando los hebreos
vieron esto, se postraron
con la cara en tierra,
y dijeron: “¡El Señor
es Dios! ¡El Señor
es Dios!”
Elías sube
al cielo
II Reyes 2 la partió con Eliseo para dirigirse a Jericó. Pero el Señor había
decidido que Elías subiera a los cielos.
Cuando los dos hombres llegaron a la orilla del Jordán, Elías tomó su
manto y golpeó las aguas, que se dividieron a uno y otro lado, de modo
Un poco de historia
que pudieron atravesar el río sin mojarse los pies. Mientras lo cruzaban,
Eliseo continuó la lucha Elías dijo: “Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de que sea lleva-
de Elías contra los do lejos”.
miembros de la familia
de Acab y fue apoyado
“Desearía tener dos terceras partes de tu espíritu”, respondió Eliseo.
por Jehú, que se convirtió “Pides una cosa difícil”, dijo Elías, “pero si puedes verme cuando yo sea
en el décimo rey de Israel, llamado al cielo, así será; mas si no puedes verme, entonces no podrá ser
desde el 842 al 815 a.C.,
aproximadamente,
lo que pides”.
y por los oficiales Seguían los dos caminando, cuando apareció de pronto un carro de fuego
del ejército, fieles a la tirado por caballos de fuego, que se puso entre ellos, llevándose a Elías al
Ley de Moisés.
A su entender, la corte cielo en medio de un torbellino.
pagana de la reina Eliseo miraba y gritaba: “¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su
Jezabel, adoradora auriga!”
de Baal, debía ser
destruida, y con ella Y cuando ya no vio a Elías, se cogió los vestidos y los desgarró en dos.
todos los descendientes Luego recogió el manto que Elías había dejado caer y volvió a cruzar el
varones de Acab.
Jordán, después de haber separado sus aguas, igual que había visto hacer a
Elías.

II Keves 4 ALGUNOS MILAGROS REALIZADOS POR ELISEO

Enfrente
Un día una mujer salió al paso de Eliseo, clamando: “¡Mi marido ha
De pronto apareció un muerto; y uno de sus acreedores ha venido para llevarse a mis dos hijos
carro de fuego tirado por como esclavos!”
caballos de fuego, que se “¿Qué tienes en tu casa?”, le preguntó Eliseo.
puso entre ellos,
“No tengo más que una vasija de aceite”, contestó la mujer.
llevándose a Elías al cielo
en medio de un Y el profeta le dijo: “Pide a tus vecinos muchas vasijas vacías. Luego cie-
torbellino. Eliseo miraba rra la puerta y comienza a verter el aceite de tu vasija en todas las
y gritaba: demás”.
“¡Padre mío! ¡Carro de La mujer hizo lo que le había dicho. Cuando tuvo todas las vasijas llenas
Israel y su auriga!”
Y cuando ya no vio a de aceite, el profeta le dijo:
Elías, se cogió los vestidos “Ahora ve a vender el aceite y paga tu deuda, y con lo que te sobre
y los desgarró en dos. podéis vivir tú y tus hijos”.

142
Otro día, un hombre vino a buscar a Eliseo trayéndole como ofrenda
veinte panes de cebada. El profeta le dijo:
“Da de comer a estas gentes que están por aquí”.
“¿Cómo voy a dar de comer a cien personas?”, preguntó el otro.
“Dales de comer aunque sean cien”, respondió Eliseo. Y añadió: “El
Señor dijo: Todos comerán y aún sobrará”.
El hombre puso entonces los panes ante las gentes, y todos comieron y
quedaron sobras, como Dios había dicho.
En otra ocasión Eliseo fue con sus discípulos a la orilla del Jordán para
cortar algunos troncos de árboles. Y ocurrió que a uno de los discípulos
se le cayó el hacha al río, y se puso a clamar: “¡Señor, qué desgracia, el
hacha era prestada!”
“¿Dónde ha caído?”, le preguntó el profeta.
El otro le señaló el lugar. Entonces Eliseo cortó un trozo de madera y lo
arrojó al río en el sitio indicado; y al instante el hacha salió a flote. El
profeta alargó la mano y lo tomó.

II Reyes 5 ELISEO CURA A NAMÁN DE LA LEPRA

Namán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre de gran valor y
consideración, pero estaba leproso. Habiendo sabido, por medio de una
joven de Israel que estaba a su servicio, que en Samaria vivía un profeta
llamado Eliseo que podía curarle, Namán fue hasta la casa del profeta y se
detuvo en la puerta. Entonces Eliseo, sabiendo cuál era el motivo de su
visita, le mandó decir por un mensajero: “Ve y lávate siete veces en el
Jordán: tu carne sanará y quedarás limpio”.
Pero Namán se enojó, y se fue, diciendo: “Yo pensaba que ese hombre saldría, se
pondría frente a mí e invocaría el nombre de su Dios, hasta curarme la lepra”.
Pero sus siervos le dijeron: “Señor, si el profeta Eliseo te hubiera mandado
hacer algo muy difícil, ¿acaso no lo hubieras hecho? ¡Cuanto más debes
obedecer y hacer lo que te ha dicho!”
Fue, pues, Namán y se lavó siete veces en el Jordán. Y su carne se volvió
como la carne de un niño, y quedó limpio.
Namán volvió con todo su séquito a la casa del hombre de Dios, y se pre-
sentó ante él, diciendo: “Hoy sé que no hay otro Dios, sino el de Israel”.

IT Reyes 9 LA MUERTE DE JEZABEL

Por orden del Señor, Eliseo hizo ungir a Jehú, hijo de Josafat, como rey de
Israel, y éste se levantó en armas contra la casa de Acab. Después de haber
dado muerte a Joram, el hijo de Acab, Jehú llegó con su ejército a Jezrael.
Al conocer la derrota de su estirpe, la reina Jezabel se pintó los ojos, peinó
sus cabellos y se puso a mirar por la ventana. Al pasar Jehú por su puerta,
le dijo: “¿Va todo bien, asesino de tu señor?”
Jehú levantó los ojos hacia arriba y preguntó: “¿Quién está conmigo?”
Dos o tres siervos se asomaron a la ventana como respuesta, y él les orde-
nó: “Echad abajo a la reina”.

144
Y ellos la echaron por la ventana abajo, y su sangre salpicó los muros y su
cuerpo fue pisoteado por Jehú.

MUERTE DE ELiSEO II Reyes 13

Llegado al término de su vida, Eliseo murió y fue enterrado.


Por aquellos años, las tropas de los moabitas hacían frecuentes incursiones
guerreras en Israel. En cierta ocasión, estando unas gentes dando sepultura
a un muerto, vieron de pronto llegar a una de aquellas tropas moabitas, y,
llenos de pavor, arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo y huyeron. Y
sucedió que al entrar el muerto en contacto con los huesos de Eliseo, resu-
citó y se puso en pie.

Joyada dijo a los


jefes de los ejércitos:
“Haced salir a Atalía del
templo, y si alguien la
sigue, matadlo. Ella no
debe morir en la casa del
Señor”.
Sacaron pues a Atalía y la
llevaron a la casa del rey,
donde la mataron.

145
Joás,
rey de Judá
II Reyes 11 (a Atalía supo que su hijo Ocozías, rey de Judá, había muerto,
decidió exterminar a los demás príncipes para reinar ella sola.
Pero Josaba, mujer de Joyada, el sumo sacerdote, y hermana de Ocozías,
tomó a Joás, hijo de su hermano Ocozías, del grupo de los niños destina-
dos a morir, y lo salvó escondiéndolo en su alcoba. El muchacho perma-
neció oculto durante seis años en la casa del Señor, con Josaba y Joyada,
mientras Atalía reinaba en Judá.
Al séptimo año, Joyada convocó a los jefes del ejército y reuniéndolos en
la casa del Señor, los hizo jurar en el templo y estableció con ellos una
alianza, tras lo cual les mostró al hijo del rey, diciéndoles: “Ésta es la
orden que os doy: rodearéis al rey por todas partes con las armas en la
mano, y si alguien intenta penetrar en las filas, lo mataréis. Ácom-
pañaréis al rey donde vaya”.
Los capitanes aceptaron las órdenes de Joyada, y éste les entregó las lan-
zas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo.
Y así, los soldados, cada cual con las armas en la mano, rodearon al rey
Joás y se desplegaron desde el lado sur del templo hasta el lado norte,
Un poco de historia justo ante el altar. Joyada presentó entonces al joven rey y puso sobre su
cabeza la diadema real, tras lo cual le ungió.
Después de haber Todos los presentes aplaudieron, gritando: “¡Viva el rey!”
hecho matar a Jezabel, y z z ,
Me ntracabeidedestuic Cuando Atalía oyó el alboroto fue al templo y vio al rey que estaba junto
la familia de Acab a la columna, según era costumbre en la ceremonia de coronación, mien-
haciendo morir a sus
setenta y dos hijos.
tras los jefes del ejército le rodeaban y el pueblo se alborozaba al son de
E y á ps A
De igual modo hizo las trompetas. Entonces desgarró sus vestidos, gritando: “¡Traición,
desaparecer de Israel traición!”
el culto de Baal.
Joyada dijo a los jefes de los ejércitos:
Jehú mató también E e a
a Ocozías, rey de Judá Hacedla salir del templo, y si alguien la sigue, matadlo. Ella no debe
y nieto del rey Acab. morir en la casa del Señor”.
El reino de Judá fue
entonces gobernado Sacaron pues a Atalía y la llevaron a la casa del rey, donde la mataron.
por Atalía, madre del Joyada concertó un pacto entre el Señor, el rey y el pueblo, por el cual
rey Ocozías e hija todos se comprometían a ser el pueblo de Dios.
de Acab y Jezabel; 1 ze
desde el 840 El pueblo entonces entró en el templo de Baal y lo demolióe totalmente,
al 837 a.C., rompiendo sus estatuas y matando ante el altar a Matán, el sumo sacer-
aproximadamente, dote de Baal.
y logró volver a
introducir en Jerusalén
el culto a Baal.

146
Las advertencias
de los profetas
LA PROFECÍA DE AMÓS
Amós 6-9
€ D
esdichados los inconscientes de Sión,
que hacen aproximarse el reino de la violencia;
descansan en camas de marfil,
blandamente tumbados sobre sus lechos,
comen corderos del rebaño
y terneros engordados en el establo.
Cantan al son del laúd Un poco de historia
y se creen virtuosos como David
Como Eliseo había
con los instrumentos musicales; anunciado, Israel ganó
beben el vino en grandes copas tres batallas contra los
ejércitos del rey de Siria.
y se ungen con ungúentos... Pero tras el próspero
¿Acaso no temblará la tierra por esto reinado de Jeroboam ll
y quedarán en duelo todos cuantos la habitan? (783-740 a.C.),
hijo de Joás, Israel
Ese día, dice el Señor, se fue debilitando
haré que el sol se ponga a mediodía progresivamente y cayó
y tornaré vuestras fiestas en duelo en una serie de intrigas
y asesinatos políticos.
y vuestros cantos en lamentaciones... El comienzo del fin
Vienen días —dice el Señor— del reino de Israel fue
vaticinado con
en que mandaré una gran hambruna; vehemencia por un pastor |
pero no hambre de pan y sed de agua de Judá. Se trataba
sino hambre y sed de oír la palabra de Dios”. de Amón, el primero
de una larga familia
de profetas que
intervinieron en el
EL MENSAJE DE ESPERANZA DE OSEAS nombre del Señor en la
historia de los dos reinos.
Amós predicó en Israel
“Oh, Israel, vuelve al Señor, tu Dios, durante el final
pues has caído por tu maldad. del reinado de Jeroboam,
Pídele que perdone todos tus pecados hacia la mitad del
siglo VIIl a.C. Atacó parti- |
y que te reciba favorablemente. cularmente la vida de
Tus semillas se esparcerán lujuria e indiferencia
espiritual de la clase políti-
y tu belleza será como la del olivo. ca de la época. Para
Volverán a habitar bajo tu sombra; Amós, ésa era la causa
y harán crecer el trigo y cultivarán la vid. principal del debilitamiento!
de Israel.
El que sea sabio entenderá estas cosas,

147
Amón tuvo un el que sea inteligente, las comprenderá;
continuador de su
mensaje en el profeta
pues los caminos del Señor son rectos
Oseas, hacia el 750 y los justos van por ellos,
a.C., que también pero los impíos en ellos resbalan”.
predicó en la parte
septentrional del reino
de Israel, donde el
poderío militar asirio AJAZ Y EL PROFETA ISAÍAS
(mucho más peligroso
que el de Siria)
se extendía cada vez Ozías, rey de Judá, reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años, y
más hacia las fronteras cuando murió, fue su hijo Joram quien gobernó en su lugar. Al morir
de Israel. A pesar
de predecir la catástrofe Joram, fue enterrado en la ciudad de David, y le sucedió su hijo Ajaz. Y
que se aproximaba, fue en tiempos de Ajaz cuando los reyes de Siria y de Israel atacaron
Oseas ofrecía también Jerusalén, sin lograr conquistarla. Entonces Dios le dijo al profeta Isaías:
la esperanza, llamando
al arrepentimiento “Ve al encuentro de Ajaz y dile: No te inquietes ni temas nada de esos dos
y prometiendo la tizones humeantes, Siria e Israel, porque no triunfarán sobre vosotros”.
redención por medio
de la misericordia 4

y el amor de Dios.
AJAZ PIDE AYUDA AL REY DE ASIRIA

No obstante, Ajaz envió mensajeros al rey de Asiria, para decirle: “Ven a


salvarme de los reyes de Siria e Israel, que se han unido contra mí”.
Un poco de historia
Y Ajaz tomó plata y oro de la casa del Señor y los envió como regalo al
Isaías fue otro de los rey de Asiria. Éste respondió a la petición del rey Ajaz y combatió contra
grandes profetas Damasco, dando muerte al rey de Siria.
hebreos. Además
de predicador fue un Isaías vivió durante el reinado de Ajaz y el de su hijo Ezequías, y compu-
prudente hombre so numerosos oráculos proféticos. Esto escribió sobre Israel y Judá:
de Estado, consejero
de los reyes de Judá
durante los años de “Cantaré a mi amado un canto de amor
continuas crisis. por su viña situada en una loma fértil.
Crisis que eran debidas
sobre todo a las
La había escardado y apartado las piedras,
amenazas militares y había plantado vides escogidas;
provenientes del construyó una torre e hizo un lagar,
exterior, tanto por
parte de los adversarios
pero la viña le dio uva agria.
habituales, es decir, Habitantes de Jerusalén
Siria e Israel, como sed jueces entre yo y la viña...
de un nuevo enemigo:
Asiria. La viña del Señor de los ejércitos
es la casa de Israel y de Judá.
El Señor esperaba justicia,
pero sólo hubo sangre vertida;
esperaba rectitud,
y sólo hubo gritos y opresión”.
Un poco de historia

Los reinos de Judá Isaías profetizó también la llegada del Mesías en estos términos:
e Israel entraron en la
esfera de influencia del
poderoso imperio asirio “Un retoño brotará del tronco de Jesé,
a partir de la segunda un vástago nacerá de sus raíces.
mitad del siglo VIII a.C. El Espíritu del Señor se posará sobre él,
Israel, el Estado
del Norte, fue espíritu de sabiduría y de inteligencia,
completamente destruido, espíritu de consejo y de fortaleza,

148
Así habló el profeta Isaías
sobre Israel y Judá:
“La viña del Señor de los
ejércitos es la casa
de Israel y de Judá.
El Señor esperaba justicia,
pero sólo hubo sangre vertida;
esperaba rectitud,
y sólo hubo gritos y opresión”.

_o?, 2 1

0
VEN

y 4
en treinta años, por la espíritu de conocimiento de temor de Dios.
invasión asiria, mientras encia
que Judá, el Estado o juzgara p p
del Sur, sobrevivió aún y no se pronunciará por los rumores,
durante 150 años. sino que juzgará a los pobres con justicia...
Algunas inscripciones E A 1 doo
a contadas ntonces el lobo habitará con el cordero,
por los arqueólogos la pantera se acurrucará junto al cabrito,
atestiguan los néchos el ternero y el pequeño león pastarán juntos
narrados en el libro Ms
de los Reyes, así como y un muchacho los conducirá.
los textos de los La vaca y el oso tendrán un mismo pasto,
Ed e el león y el buey se alimentarán de paja,
de Ajaz (undécimo el niño jugará en la cueva de las serpientes...
rey de Judá, No habrá más daño ni destrucción
Ad y porque la tierra estará llena de la sabiduría de Dios
nacimiento del Mesías como el fondo del mar está cubierto por las aguas”.
en el seno de la tribu
de Judá, descendiente
por tanto de la casa
de David.

Un poco de historia

Los asirios no se
conformaron con
destruir Damasco y el
reino de Siria; algunos
años más tarde
asediaron
y conquistaron Samaria,
la capital del reino
del norte (Israel).
La caída de Samaria,
en el año 722 a.C.,
señala el fin de Israel
como nación.
Los israelitas hechos
prisioneros fueron
deportados y
dispersados por las
distintas regiones
del imperio asirio.
Entretando, Jerusalén
conseguía sobrevivir
milagrosamente.
Los asirios atacaron
Jerusalén en el año
701 a.C., pero sus
tropas fueron azotadas
por la peste y obligadas
a retirarse. El anciano
Isaías vio en estos
sucesos una
intervención del
Señor para liberar
a su pueblo.

150
¡Josías,
un rey justo
... a pe Pm

osías tenía ocho años cuando fue proclamado rey, y reinó en Jerusalén II Reyes 22, 23

durante treinta años. Obró siempre con justicia a los ojos del Señor e Un poco de historia
imitó la conducta de David, su antepasado, sin apartarse del camino Después de la muerte del
recto. rey Ajaz, fueron sucedién-
Durante el decimoctavo años de su reinado, el sumo sacerdote Helcías le dose en el trono de Judá
los reyes Ezequías,
entregó el libro de la Ley, que había encontrado en el templo. Cuando el Manasé, Amón y Josías.
rey leyó las palabras del libro, rasgó sus vestiduras, pues comprendió que Durante el reinado de Josías,
sus padres no habían observado ni obedecido las leyes. Luego ordenó que en el último cuarto del
siglo VII a.C., se produjo
se reunieran todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. un gran acontecimiento en
Josías fue al templo del Señor, con todos los hombres de Judá y todos los la historia de Israel:
el descubrimiento
habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, del libro de la Ley,
desde el más grande al más pequeño. Y delante de todos mandó que se quizá el Deuteronomio
leyeran las palabras del libro de la alianza que había sido encontrado en (quinto libro de la Biblia,
en el que se hace una
la casa del Señor. recapitulación de los
Estableció luego un pacto con Dios, comprometiéndose a marchar por su otros cuatro). Este
sendero y obedecer sus mandamientos, a cumplir sus palabras y sus leyes hallazgo impresionó
profundamente al rey
con todo su corazón y toda su alma, y a vivir poniendo en práctica las Josías, quien, basándose
palabras de la alianza escritas en el libro. Y todo el pueblo confirmó esta en la Escritura, expulsó
de su reino todos los
alianza.
elementos de culto
pagano.

A LOS ÍDOLOS II Reyes 23


JOSÍAS PROSCRIBE EL CULTO

Entonces el rey Josías ordenó al sumo sacerdote Helcías que echara fuera
del templo todos los objetos que habían sido hechos para Baal y los
demás dioses; luego hizo quemar esos objetos fuera de Jerusalén,
Expulsó también a los sacerdotes de los ídolos, que habían sido nombra-
dos por los reyes de Judá: todos aquellos que ofrecían perfumes y quema-
y otros
ban incienso en honor de Baal, del sol, de la luna, de las estrellas,
dioses más.
Igualmente hizo desaparecer a los nigromantes y los adivinos que había
en
en Judá y en Jerusalén, para así poner en práctica las palabras escritas
el libro hallado en la casa del Señor.
con
Ningún otro rey fue parecido a Josías. Se había convertido a Dios
todo su corazón y con toda su alma, de acuerdo con la Ley de Moisés.
Ol
Jeremías y la caída
de Jerusalén
JUDÁ BAJO LA DOMINACIÓN DE BABILONIA
IT Beves 23-25

Mo. el rey Josías en el curso de una batalla librada contra los egip-
Un poco de historia
cios, y su hijo Joaquim le sucedió en el trono. Reinó durante once años
Durante el reinado de en Jerusalén y durante ese tiempo hizo el mal a los ojos de Dios.
Josías apareció otro
Como castigo, el Señor envió contra él a los ejércitos sirios, y a los cal-
gran
profeta hebreo: deos, y a los moabitas y amonitas. Joaquim luchó contra ellos hasta su
Jeremías, muerte, y Joaquín, su hijo, fue su sucesor.
hombre inspirado
por Dios, de carácter
En esta época, Egipto había perdido todo su poder militar, y el rey de
bondadoso, que fue Babilonia se había apoderado de casi todo su territorio: desde el Nilo
consejero de los reyes, hasta el Eúfrates.
aunque no siempre
le escucharon, Joaquín reinó sólo durante tres meses, pues Nabucodonosor, el rey de
e incluso llegaron, Babilonia, puso asedio a Jerusalén y le obligó a rendirse. Tras hacerlo
algunas veces, prisionero, junto con su madre, sus servidores y todo su séquito,
a encerrarlo en prisión.
Su actividad se Nabucodonosor saqueó todos los tesoros del templo del Señor y mandó
desarrolló en una época destruir todos los utensilios sagrados que Salomón había mandado hacer.
en la que su país estaba
Luego se llevó cautivos a Babilonia al rey, a su madre y a todos sus
a merced de las
poderosas naciones ministros y cortesanos, y a todos los jefes y personas importantes de
de su entorno, y sus Jerusalén; y también a los hombres de armas, y a los carpinteros, herreros
palabras le acarrearon
a menudo la enemistad
y artesanos, más de veinte mil hombres en total, dejando únicamente en
de los jefes de Judá. el país a las gentes más pobres. Y en lugar de Joaquín nombró como rey
En los últimos años de Judá a Sedecías.
del reinado de Josías,
la capital de Asiria,
Veinte años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar; y al igual que
Nínive, cayó en poder Joaquim hizo mal a los ojos de Dios.
de los babilonios. Al noveno año de su reinado, Sedecías se rebeló contra el rey de Babi-
Jeremías vio en la
aparición de esta nueva lonia, y a consecuencia de ello, Nabucodonosor llegó a las puertas de
potencia un mal Jerusalén con su ejército y nuevamente puso cerco a la ciudad.
presagio para Jerusalén
y el reino de Judá.

Jeremías 37-38 JEREMÍAS PREDICE SU DESTINO AL REY SEDECÍAS

Unos sacerdotes, mandados por el rey Sedecías, fueron hasta el profeta


Jeremías y le dijeron: “El rey nos envía a decirte que ruegues por nos-
otros al Señor”. Jeremías les contestó:
“Decidle al rey que os ha enviado que el ejército del rey de Egipto que
venía hacia aquí para socorrernos, se volverá a su tierra, y que los

10
caldeos* atacarán esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Decidle Un poco de historia
que no se engañe, porque los que asedian Jerusalén no se van a retirar, y
Nabucodonosor,
el destino de la ciudad no es otro que ser pasto de las llamas”. proclamado rey
Algunos nobles y jefes de Jerusalén creyeron ver signos de traición en las de Babilonia el año
605 a.C., puso sitio
palabras de Jeremías y se presentaron ante el rey, diciéndole: a Jerusalén en el
“Has de condenar a muerte a este hombre, porque con sus discursos hace 598 a.C., año
que merme el valor del pueblo y que flaqueen las manos de los guerreros”. de la primera deportación
de hebreos a la capital
El rey Sedecías les contestó: de su reino.
“En vuestras manos está, pues nada puede el rey contra vuestra vo- La rebelión de Sedecías,
luntad”. rey de Judá, contra
el poder babilonio
Entonces hicieron arrestar a Jeremías, y tras mandar que lo azotaran, lo hacia el 587 a.C.)
encerraron en una profunda cisterna llena de fango que estaba en el vestí- fue la causa de las
deportaciones posteriores.
bulo de la cárcel, para lo cual hubieron de bajarle por medio de unas
Los historiadores han
cuerdas. calculado que el número
Cuando Abdemelec, un etíope siervo de la casa real, supo lo que habían de personas reducidas
a la esclavitud fue
hecho con el profeta, se presentó ante el rey y le dijo: de 15.000 a 20.000.
“Mi señor, esos hombres han cometido una atrocidad con el profeta Los desterrados fueron
Jeremías, pues le han metido en una cisterna para que muera de ham- sobre todo personas
importantes en la vida
Dres religiosa y social
El rey le dijo entonces a Abdemelec: del país: el rey, los
“Toma contigo a tres hombres y sácalo de la cisterna antes de que sacerdotes y los
mercaderes acaudalados,
muera”. [. así como sus familias.
Tomó pues Abdemelec a tres hombres, y tras fabricar una especie de Los arqueólogos, por su
parte, han hallado el
larga cuerda con unas cuantas ropas viejas, la arrojó al fondo de la cister-
testimonio de las
na, después de lo cual llamó a Jeremías y le dijo: deportaciones de
“Ponte estos harapos debajo de las axilas”. hebreos en los
bajorrelieves babilonios.
Así lo hizo el profeta, y de ese modo pudieron sacarle de la cisterna y lo
llevaron a una prisión menos terrible.
Más tarde, el rey Sedecías mandó a buscar a Jeremías e hizo que lo lleva-
ran a la entrada del templo. Allí le dijo:
“Voy a preguntarte una cosa y no quiero que me ocultes nada”.
Jeremías le contestó:
“Si te digo toda la verdad, ¿no mandarás que me maten? Y si te doy un
consejo, ¿acaso lo seguirás?”
Entonces Sedecías le hizo en secreto este juramento:
“Como existe el Señor, nuestro creador, que no mandaré que te maten ni
te entregaré a los que quieren tu muerte”.
Jeremías le dijo entonces:
“Así dice el Señor, Dios de los ejércitos: Si te rindes ante los jefes del rey
de Babilonia, salvarás tu vida y la de tu familia, y esta ciudad no será
pasto de las llamas. Pero si no te rindes a los jefes del rey de Babilonia, la
ciudad caerá en poder de los caldeos que la incendiarán, y tú no escaparás
de sus garras”.
Quedóse dudando ante estas palabras el rey Sedecías, por lo que el profe-
ta añadió: “Atiende a lo que te he dicho de parte del Señor, y estarás a
salvo; pero si rehúsas rendirte, todas tus mujeres y tus hijos caerán en
manos de los caldeos, tú serás hecho prisionero y entregado al rey de *Caldeos es el nombre que
Babilonia, y Jerusalén será presa del fuego”. reciben los babilonios en
el texto bíblico.
Acababa la entrevista, el rey Sedecías le dijo al profeta:
153
Cuatro meses duraba el cerco de Jerusalén,
cuando el hambre era ya un problema
mortal en el interior de la ciudad, que no
tardó en caer. Los caldeos incendiaron
lalola
el palacio real y demolieron las
murallas. Y los que aún quedaban en la
ciudad fueron llevados a Babilonia, k es
quedando en el país de Judá sólo algunos de
los más pobres, que los caldeos dejaron para
que trabajaran en las tierras de labor.
“No hables a nadie de nuestro encuentro y no morirás. Si los nobles y
jefes de la corte se enteran de que hemos hablado y te hacen preguntas,
respóndeles que viniste a mí para pedirme que te sacase de prisión”.
En efecto, los nobles y jefes fueron a preguntarle a Jeremías sobre lo
que había hablado con el rey, y el profeta les dijo lo que el rey le había
aconsejado.
Y Jeremías permaneció encerrado hasta el día en que fue tomada Jerusalén.

Jeremías 39 CAÍDA Y DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN

Cuatro meses duraba el cerco, cuando el hambre era ya un problema mor-


tal en el interior de la ciudad, que no tardó en caer.
Cuando el ataque final se produjo, el rey Sedecías y algunos de sus solda-
dos huyeron durante la noche por una puerta entre dos muros que había en
el jardín real y se dirigieron hacia los llanos de Arabá. Pero el ejército cal-
deo fue en su persecución y los alcanzó en la llanura de Jericó. El pequeño
ejército de Sedecías se dispersó y el propio rey fue capturado.
Los caldeos condujeron a Sedecías a presencia de Nabucodonosor, que dictó
sentencia contra él. Los hijos de Sedecías fueron degollados ante los ojos de
su padre, que seguidamente fue cegado por sus verdugos.
Los caldeos incendiaron el palacio real y demolieron las murallas de Je-
rusalén. Y los que aún quedaban en la ciudad fueron llevados a Babilonia,
quedando en el país de Judá sólo algunos de los más pobres, que los cal-
- deos dejaron para que trabajaran en las tierras de labor.
Así se cumplió la profecía de Jeremías que, en nombre del Señor, había
dicho:
“Enviaré contra ti, ¡oh Israel!, una poderosa nación, cuya lengua no cono-
céis. Los hombres de ese pueblo comerán vuestras cosechas y el pan desti-
nado a vuestros hijos e hijas; y también comerán vuestras ovejas y vuestros
bueyes, vuestras viñas y vuestras higueras. Entonces preguntaréis:
«¿Por qué el Señor, nuestro Dios, nos ha enviado todo esto?»
Y ésta será la respuesta:
«Porque vosotros le habéis abandonado y habéis adorado dioses extranje-
ros. Por eso seréis esclavos de hombres extranjeros en un país que no será el
vuestro»”.

156
El rey Sedecías le dijo
a Abdemelec que
tomara consigo a tres
hombres y fueran a sacar
al profeta Jeremías
de aquella cisterna
llena de fango antes de
que muriera. Tomó pues,
Abdemelec a tres
hombres, y tras fabricar
una especie de larga
cuerda con unas cuantas
ropas viejas, la arrojó
al fondo de la cisterna,
después de lo cual llamó
a Jeremías y le dijo:
“Ponte estos harapos
debajo de las axilas”.
Así lo hizo el profeta,
y de ese modo
pudieron sacarle
de la cisterna y lo
llevaron a una prisión
menos terrible.
Cánticos del exilio
en Babilonia
LLANTO DEL EXILIADO QUE RECUERDA SU PATRIA
Salmo 137

18. las orillas de los ríos, allá en Babilonia,


nos sentábamos y llorábamos acordándonos de Sión.
Un poco de historia En los sauces de alrededor
Éste es el salmo del exilio colgábamos nuestras cítaras.
en Babilonia, un himno Allí, nuestros vencedores nos pedían canciones
al Señor y un cántico y los que nos habían hecho cautivos,
que expresa la tristeza
y el profundo anhelo querían que estuviésemos alegres.
de la patria lejana, “Cantad los cánticos de Sión”, nos decían.
el templo y su liturgia, Pero ¿cómo cantar las canciones de Dios en tierra extranjera?
desaparecidos tras la
destrucción del año Si yo te olvidara, oh Jerusalén, que mi mano derecha se paralice.
586 a.C. Es también Que mi lengua se pegue a mi paladar si no me acordara de ti,
una demanda contra si yo no te pusiera, Jerusalén, por encima de todas mis alegrías.
los vencedores babilonios.
¡Ay, Babilonia, devastadora,
dichoso el que te devuelva el mal que nos has hecho!

Libro de Baruc 4-5 LLANTOS Y ESPERANZAS DE JERUSALÉN


Un poco de historia
¡Ánimo Jerusalén! El que te dio su nombre te consolará.
Baruc, que en hebreo ¡Malditos los que te maltrataron y se alegraron de tu caída!
significa “Bendito”, fue el
fiel discípulo y secretario ¡Y malditas las ciudades en las que tus hijos fueron esclavos!
de Jeremías, y quien reu- Pues así como se alegraron de tu caída
nió y escribió los oráculos
y se regocijaron con tu ruina,
del profeta. Quizá por eso
la tradición le atribuye así habrán de afligirse de su propia desolación.
¡igualmente el libro bíblico Mira hacia oriente, Jerusalén,
al que está vinculado su
nombre (“El libro de *
y contempla la alegría que viene de Dios.
Baruc”), si bien los estu- Levántate, Jerusalén, sube a lo alto y mira hacia oriente;
diosos de la Biblia piensan contempla a tus hijos reunidos,
que fue escrito, al menos
en parte, varios siglos más
jubilosos porque Dios se ha acordado de ellos.
tarde. Se trata de una De ti salieron a pie, arrastrados por sus enemigos;
antología que recoge frag- ahora Dios te los devuelve triunfalmente,
mentos de variados
asuntos. En el que hemos como en un trono real.
elegido, Baruc canta el Porque Dios volverá a traer a Israel la alegría,
regreso del pueblo de con el resplandor de su gloria,
Israel, exiliado en Babilo-
nia, a la Tierra Prometida. y la misericordia y la justicia que de Él vienen.

158
¡Animo Jerusalén!
¡Malditos los que te maltrataron y se alegraron de tu caída!
¡Y malditas las ciudades en las que tus hijos fueron esclavos!
Pues así como se alegraron de tu caída
y se regocijaron con tu ruina, así habrán
de afligirse de su propia desolación.
El cautiverio

Daniel 1 (Esas Nabucodonosor, rey de Babilonia, conquistó Jerusalén,


durante el tercer año del reinado de Joaquim, rey de Judá, tomó una
parte de los objetos depositados en el templo de Dios para llevarlos a la
tierra de Senaar, a la casa de sus dioses.
Después, el rey de Babilonia dio orden a Aspenaz, el jefe de la casa real,
de que trajese a algunos hijos de Israel de linaje real, a condición de que
fuesen jóvenes, sin defectos corporales, inteligentes y de buena figura y
dignos de habitar en el palacio real, con el fin de que se les instruyese en
la sabiduría y la lengua de los caldeos.
El rey les asignó para cada día una porción de los alimentos y del vino que
él bebía, y mandó que los criasen así durante tres años, al cabo de los cua-
les podrían aparecer en su presencia como miembros de su propia famila.
Entre aquellos jóvenes hubo cuatro hijos de Judá: Daniel, Ananías,
Misael y Azarías, a los cuales cambiaron el nombre, llamándoles Baltasar,
Sidraj, Misaj y Abed-Nego.
Un poco de historia Pero el joven Daniel y sus compañeros no querían contaminarse con los
alimentos del rey, pues los hijos de Israel tenían prohibido comerlos, y se
Entre las pruebas que los
hebreos debieron sufrir
propusieron llevar a cabo su decisión.
durante su exilio en Hizo Dios que Daniel hallase gracia en el corazón del jefe de la casa real,
Babilonia, algunas son y éste le dijo: “Tengo miedo de que el rey, que ha ordenado lo que debéis
evocadas en los relatos
de Daniel, que fue comer y beber, encuentre vuestros rostros más demacrados que los de los
deportado cuando no era otros jóvenes de vuestra edad y me castigue por ser el culpable”.
más que un niño. Daniel le contestó: “Haz una prueba. Que tus siervos nos den durante
No hay que olvidar,
sin embargo, que el diez días legumbres para comer y agua para beber, y compara luego
Libro de Daniel, escrito nuestros rostros con los de los jóvenes que comen los alimentos del rey”.
en la época de los
La petición de Daniel fue aceptada y se hizo la prueba durante diez días.
macabeos (167-133
a.C.), es decir, tres Al cabo de ese tiempo, el jefe de la casa real constató que los jóvenes
siglos después de los hebreos estaban más lozanos y presentaban mejor aspecto que aquellos
acontecimientos que
narra, utiliza un género
que habían comido los manjares del rey. Y desde ese día se llevó los
literario particular, manjares y el vino del rey y les dio de comer las legumbres que ellos
en el cual los distintos pedían.
episodios relatados no
son sino adaptaciones Dios concedió a los cuatro jóvenes sabiduría y entendimiento en todas
libres que ponen de las letras y las ciencias, y otorgó a Daniel el poder de interpretar los
relieve el mensaje sueños.
religioso destinado al
Israel de todos los En el tiempo fijado, el jefe de la casa real condujo a todos los jóvenes a
tiempos. presencia de Nabucodonosor. El rey habló con todos ellos, y no encontró

160
a ninguno que fuera tan brillante como Daniel, Ananías, Misael y
Azarías, que fueron inmediatamente puestos a su servicio, ocupando
importantes cargos.

LA ESTATUA DE ORO DE NABUCODONOSOR Daniel 3

El rey Nabucodonosor había hecho levantar una gran estatua de oro y


había dado orden de que, al sonido de las trompetas, todo el mundo debía
postrarse y adorarla, bajo pena de ser arrojados a un horno encendido. Y
así ocurrió que, en oyendo las trompetas y otros instrumentos, todas las
gentes del pueblo y también los prefectos, los magistrados, los jueces, los
tesoreros y los gobernadores, se prosternaban ante la estatua y la adoraban.
Con este motivo, algunos caldeos denunciaron a los judíos, diciéndole a
Nabucodonosor: “¡Oh, rey! Tú has dado orden de adorar la estatua, pero
hay unos judíos, a quienes has confiado importantes cargos, que no se
postran ante ella ni la adoran”.
Indignado y furioso, Nabucodonosor ordenó que llevaran a su presencia a
Un poco de historia
Sidraj, Misaj y Abed-Nego, pues éstos eran los acusados, y les preguntó:
“¿Es cierto que no servís a mis dioses y no adoráis la estatua de oro que Bajo el reinado
yo he alzado? Meditadlo bien y cuando suenen las trompetas postraos y
de Nabucodonosor,
el imperio babilonio
adorad la estatua que he mandado hacer, porque de lo contrario seréis abarcaba toda la
arrojados a un horno encendido. ¿Y quién será el Dios que os libre de Mesopotamia y se
extendía desde el golfo
mis manos?” Pérsico hasta el
Los jóvenes hebreos dijeron: “Nuestro Dios puede librarnos del horno Mediterráneo. Este
encendido y de tu mano. Pero aunque no lo hiciere, has de saber que imperio duró apenas
un siglo, durante el cual
nunca adoraremos a tus dioses ni nos postraremos ante la estatua”. Babilonia alcanzó
la cumbre de su
esplendor. La capital
estaba rodeada de un
EL FUEGO PERDONA A LOS TRES JÓVENES doble recinto y se
entraba en ella a través
Lleno de ira, Nabucodonosor mandó que se encendiese el horno con siete
de monumentales
puertas: la puerta
veces más potencia que de costumbre. Luego ordenó a los soldados más principal, consagrada
robustos de su ejército que atasen a Sidraj, Misaj y Abed-Nego y los a la diosa Astarté,
estaba revestida
echasen al horno ardiente. de ladrillos esmaltados
Así lo hicieron. Y ocurrió que, como el horno estaba extremadamente de azul, con figuras
ardiente, según lo ordenado por el rey, las llamas alcanzaron a los tres sol- en relieve que
él. De representaban toros
dados en el momento en que los jóvenes hebreos eran arrojados en y dragones.
los jóvenes, en
modo que los verdugos murieron abrasados, mientras Fue también en esta
medio de las llamas, alababan a Dios y le bendecían, rezando:
época cuando se
y de edificaron los célebres
“¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, digno de alabanza jardines colgantes,
gloria por los siglos de los siglos!” considerados como
mtien-
Estas y muchas bendiciones más salieron de la boca de los tres jóvenes,
una de las siete
maravillas del mundo.
y les dijo:
tras el rey Nabucodonosor, aterrado, se dirigió a sus ministros Sobre terrazas amuralla-
“¿Acaso no hemos arrojado al fuego a esos tres hombres?” das, construidas a 25
metros de altura, se
“Así es, oh, rey”, le respondieron. hacían brotar árboles y
s que caminan
“Pues bien”, dijo Nabucodonosor, “yo veo a cuatro hombre plantas, que eran rega-
de ellos parece
en medio de las llamas sin sufrir daño alguno, y el cuarto das por un complejo
sistema de fuentes.
un hijo de dioses”.
161
Y es que, en efecto, el ángel del Señor había descendido hasta el horno
para apartar el fuego de los tres jóvenes y transformar el interior del
horno en un lugar donde soplaba una brisa fresca.
Acercóse entonces el rey a la boca del horno y dijo:
“Sidraj, Misaj, Abed-Nego, servidores del verdadero Dios, salid del
horno y venid”.
Salieron ellos del horno, y todos los presentes vieron que el fuego no
había tenido poder alguno sobre sus cuerpos. Entonces dijo Nabu-
codonosor:
“Bendito sea el Dios de Sidraj, Misaj y Abed-Nego, que ha enviado a su
ángel y ha librado a sus siervos que no quisieron adorar a ningún dios
que no fuera su Dios. Esto es lo que yo dispongo: que nadie se atreva a
hablar mal del Dios de estos jóvenes, porque el que se atreva será des-
cuartizado y su casa será reducida a cenizas”.
Y dicho esto, engrandeció a los tres hebreos con cargos aún más impor-
tantes en la provincia de Babilonia.

Daniel 5 LA ESCRITURA EN EL MURO

Después de la muerte de Nabucodonosor fue proclamado rey su hijo


Baltasar. Para celebrarlo, el nuevo rey ofreció un gran banquete a mil de
sus dignatarios, con los cuales se dio a beber vino.
Algo embriagado por lo que había bebido, mandó que le llevaran los
vasos de oro que su padre había tomado del templo de Jerusalén, para
que sus príncipes y sus mujeres bebieran de ellos.
Trajeron, pues, los vasos de oro, y el rey, sus príncipes y sus mujeres be-
bieron en ellos, mientras alababan a sus dioses de oro y de plata, de
bronce y de hierro, de madera y de piedra.
De repente aparecieron los dedos de una mano de hombre y escribieron
sobre la pared de la sala real la frase siguiente: mené, mené, tegel, ufarsin.
Al ver la mano que escribía, el rostro del rey cambió de color: sombríos
pensamientos le asaltaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra
otra. Ordenó a gritos que viniesen los magos y los adivinos y les dijo:
“El que descifre esta escritura y me la explique será vestido de púrpura,
llevará un collar de oro en su cuello y ocupará la tercera plaza en mi
reino”.
Pero ninguno de los sabios supo leer la escritura ni descifrársela al rey.
La: reina sugirió entonces que llamase a Daniel, quien durante el reinado
de Nabucodonosor ya había dado buenas muestras de su facultad para
interpretar los sueños y resolver toda clase de enigmas.
De modo que Daniel fue llevado ante el rey, el cual le pididó que desci-
frara la escritura de la pared.

Daniel 5-6 DANIEL INTERPRETA LA INSCRIPCIÓN

Daniel respondió al rey en estos términos:


“El Dios Supremo, ¡oh, rey!, dio a tu padre Nabucodonosor el imperio,

162
la gloria y el honor. Y a causa de la grandeza que le dio, todos los pue-
blos, naciones y hombres de todas las lenguas temblaban ante él. Pero
cuando su corazón se llenó de orgullo y su espíritu se endureció hasta la
arrogancia, fue depuesto de su trono y despojado de su gloria, hasta que
reconoció que el Dios Supremo domina sobre el reino de los hombres y
concede la realeza a quien le place. Y ahora tú, Baltasar, hijo suyo, aun
sabiendo todas estas cosas, no has humillado tu corazón, sino que te has
alzado contra el Señor de los cielos. Has tomado los vasos de su templo
y os habéis servido de ellos para beber vino, tú, tus príncipes y vuestras
mujeres; y habéis alabado a dioses de oro y plata y madera y bronce,
que ni ven ni entienden y que nada saben ni pueden. Y en cambio no
has honrado al Dios que tiene en su mano la vida y del que dependen
Lleno de ira,
Nabucodonosor mandó
que se encendiese el
horno con siete veces más
potencia que de
costumbre. Luego ordenó
a los soldados más
robustos de su ejército
que atasen a Sidraj, Misaj
y Abed-Nego y los echa-
sen al horno ardiente.
Después de la muerte de Nabucodonosor fue proclamado rey su hijo
Baltasar. Para celebrarlo, el nuevo rey ofreció un gran banquete a
mil de sus dignatarios y mandó que le llevaran los vasos de oro que
su padre había tomado del templo de Jerusalén, para que sus
príncipes y sus mujeres bebieran de ellos... De repente
aparecieron los dedos de una mano de hombre y escribieron sobre la
pared de la sala real la frase siguiente: mené, mené, tegel, ufarsin.
todas las vidas. Por eso El ha enviado la mano que ha trazado esa ins-
cripción

MENÉ, MENÉ, TEQEL, UFARSIN

cuya explicación es ésta:


MENÉ: Dios ha juzgado tu reino y le ha puesto fin;
TEQOEL: has sido pesado en la balanza y has sido encontrado falto de peso;
UFARSIN: tu reino será dividido y entregado a los medos y a los persas”.
Tras oír estas palabras, Baltasar mandó que revistieran a Daniel con un
manto de púrpura, le pusieran un collar de oro y fuera proclamado el ter-
cer gobernante de su reino.
Aquella misma noche, Baltasar, rey de los caldeos, fue muerto, y Darío,
el rey de Media, se apoderó de su reino a la edad de sesenta y dos años.

DANIEL EN LA FOSA DE LOS LEONES Daniel 6

El rey Darío confió su reino a ciento veinte sátrapas o gobernadores, que


serían los encargados de administrarlo. Por encima de ellos puso a tres
jefes, uno de los cuales era Daniel. Darío pensaba ponerlo en breve a la
cabeza de todo el reino, pero los sátrapas, envidiosos de la confianza que
el rey le tenía, buscaron un motivo para acusarlo.
Miraron primero en los asuntos de la administración del reino, pero no
pudieron encontrar nada por lo que denunciarle, pues era fiel y leal, y
ningún error, negligencia o falta podía serle imputada. Entonces dijeron:
“No hallaremos nada de qué acusarle si no es por la veneración que
tiene a su Dios”.
De modo que los sátrapas se presentaron ante el rey y le dijeron: “¡Vive
por siempre, rey Darío! Todos los gobernadores, magistrados y jueces de
tu reino hemos acordado en un consejo que sea promulgado un real edic-
to para que cualquiera que dirija petición alguna a un dios o un hombre
que no seas tú, sea arrojado al foso de los leones. Ahora, ¡oh, rey!, debes
confirmar el edicto y firmarlo para que no pueda ser revocado”.
El rey Darío firmó el decreto.
Al saberlo, Daniel se fue a su casa y abrió las ventanas de su habitación
que estaban orientadas hacia Jerusalén. Y al igual que sólia hacerlo antes,
tres veces al día se arrodillaba y rezaba y daba gracias a su Dios.
y al
No tardaron sus enemigos en hallarle orando de esta manera,
denun-
momento se presentaron ante el rey y le recordaron el decreto,
ciando a Daniel por no cumplirlo.
salvar a
El rey se sintió muy afligido al oír la acusación, pero intentó
o:
Daniel del castigo. Pero los sátrapas no dejaron de presionarle diciend Enfrente
el rey puede ser
“Recuerda, ¡oh, rey!, que ningún decreto firmado por El rey Darío ordenó
Daniel fuese que Daniel fuese arrojado
modificado”. De modo que Darío tuvo que ordenar que al foso de los leones.
a Daniel, le dijo: “¡Quiera
arrojado al foso de los leones. Pero hablándole Pero hablándole a él,
tu Dios, al que con tanta fidelidad sirves, salvarte!” le dijo: “¡Quiera tu Dios,
a su palacio,
Después de que Daniel fuera arrojado al foso, el rey volvió al que con tanta
otro día se levantó fidelidad sirves, salvarte!”
donde pasó toda la noche de ayuno y sin dormir. Al
167
muy temprano y llegándose hasta el foso, llamó a Daniel con triste voz,
diciendo:
“¡Oh, Daniel! ¿Ha podido tu Dios librarte de los leones?”
Y Daniel respondió:
“Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones para
que no me devorasen, pues nada malo he hecho”.
El rey, lleno de alegría, ordenó que Daniel fuera sacado del foso, y cuan-
do lo tuvo al lado comprobó que no tenía la menor herida, porque había
tenido confianza en su Dios. Entonces Darío mandó que los hombres que
le habían acusado fueran arrojados al foso, donde los leones acabaron con
todos ellos.
Más tarde el rey Darío escribió lo siguiente: “Ordeno que, en toda la
extensión de mi reino, todos los hombres tengan temor y respeto hacia el
Dios de Daniel, porque es el Dios vivo y eterno, que jamás será destruido
y que perdurará hasta el fin”.
Y así Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado
de Ciro el persa.

168
El regreso
a Jerusalén
E. el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, para que se cum- Esdras I, 2-4
Nehemías 1-6
pliera la palabra del Señor pronunciada por el profeta Jeremías, inspiró el
Señor el espíritu de Ciro, de forma que éste hizo pregonar por todo su
reino la siguiente proclama:
“Así habla el rey de Persia: el Señor, Dios de los cielos, me ha ordenado
que le construya una casa en Jerusalén. ¿Quién de entre vosotros perte-
nece a su pueblo? Que su Dios sea con él y que vaya a Jerusalén y edifi-
que la casa del Señor, Dios de Israel. En toda región donde habiten restos
de ese pueblo, las gentes del lugar les darán plata y oro, utensilios y Un poco de historia
ganado, con ofrendas voluntarias para la casa del Señor, que está en
Otros pueblos habían
Jerusalén”. afianzado su poder en
Entonces los jefes de Judá, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos los confines del
cuyo espíritu había despertado Dios, se pusieron en camino para ir a poderoso imperio
babilonio. Los lidios,
construir la casa del Señor en Jerusalén. Y todos sus vecinos les ayudaron que se habían
dándoles oro, plata y toda clase de bienes. establecido en el
El rey Ciro, restituyó todos los objetos que Nabucodonosor se había llevado de noroeste, en Asia
Menor, y los medas,
la casa del Señor para ponerlos en la casa de su dios, en Babilonia. originarios de Asia
Central, que se habían
instalado en el noreste
LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO con sus súbditos los
persas. Durante treinta
años aproximadamente,
Al segundo año del retorno de los hijos de Israel a Jerusalén, todos los babilonios, lidios y

que habían vuelto del cautiverio, se pusieron a trabajar en la construc-


medas vivieron en una
paz relativa. Pero en el
ción del templo del Señor. Pero los enemigos de Judá no cesaban de 555 a.C., Ciro Il, al ser
entorpecer a los constructores y de intrigar ante los consejeros de la corte nombrado rey de los

para que pusiesen obstáculos a la construcción del templo. Y así ocurrió


persas no aceptó la
sumisión a los medas y
durante todo el tiempo que vivió Ciro. tras declararles la guerra
A Ciro le sucedió el rey Darío, y éste publicó un decreto que prohibía cual- y derrotarles, anexionó
cons- el territorio meda a su
quier clase de traba en la construcción del templo. De esta manera los reino. También desafió a
tructores pudieron terminarlo en el sexto año del reinado del rey Darío. los lidios y cercó los
territorios al este de
Babilonia, entrando en
LA RECONSTRUCCIÓN DE LAS MURALLAS DE JERUSALÉN ellos sin necesidad de
combatir en el 539 a.C.,
cuando el rey de
vivía un
Después de esto, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Babilonia no estaba en
hombre llamado Nehemías, que era copero mayor del rey. condiciones de controlar
n unos su propio país.
Un día, se encontraba Nehemías en el palacio real, cuando llegaro
LOS
Las conquistas de Ciro hombres de Judá. Nehemías les pidió noticias de los hermanos que ha-
(550 -529 a.C.) fueron
ampliadas por su
bían vuelto del cautiverio y que ya se hallaban en Jerusalén. Ellos le dije-
sucesor Darío | ron que se encontraban en muy malas condiciones, pues si bien el templo
(521-486 a.C.). había sido reconstruido, las murallas de la ciudad estaban aún en ruinas y
El imperio persa se
extendía desde el
sus puertas habían sido devoradas por el fuego.
Mediterráneo al golfo Ante estas palabras, Nehemías se echó a llorar y durante varios días estu-
Pérsico y hasta los vo desconsolado, ayunando y rogando a Dios para que perdonase los
confines de la India.
Diversas nacionalidades pecados del pueblo y acudiese en su ayuda. Al ver la enorme tristeza de
vivían en este inmenso Nehemías, el rey le dijo:
territorio, y gracias a la “¿Por qué tienes tan mala cara? Si no estás enfermo sólo puede ser por
forma como los persas
trataron a los pueblos alguna pena de tu corazón”.
conquistados (dando Nehemías le respondió: “¡Viva el rey eternamente! ¿Cómo no voy a estar
muestras de clemencia
afligido, cuando mi ciudad está en ruinas y sus puertas quemadas por el
hacia ellos y respetando
sus costumbres fuego?”
religiosas), hubo una “¿Qué es lo que quieres?”, le preguntó el rey.
paz duradera.
Judá pasó a formar
Y Nehemías, rogando al Dios de los cielos, le respondió: “Si al rey le
parte del gran imperio pareciera bien y su siervo hallara gracia ante sus ojos, yo te suplico que
persa, y los hebreos me envíes a Judá, a la ciudad donde están los sepulcros de mis padres,
fueron autorizados a
regresar a su país para que yo ayude a reedificarla”.
(año 539 a.C.) y a Después de haber obtenido el consentimiento del rey y haber fijado la
comenzar la fecha de su regreso, Nehemías llegó a Jerusalén acompañado por dos jefes
reconstrucción del
templo, que fue del ejército y varios soldados a caballo, y portando cartas reales ordenan-
finalizada hacia el do que se le prestase toda la ayuda que pudiera necesitar.
515 a.C. Pero no todos Al poco de llegar se reunió con los sacerdotes y los gobernadores y les
los hebreos regresaron a
Jerusalén; muchos de dijo: “Bien veis que Jerusalén está en ruinas y que las puertasihan sido
ellos se quedaron en consumidas por el fuego. Vamos, pués, a levantar las murallas” .É
Mesopotamia y en otros
países. Así fue como
comenzó la “diáspora”,
|
es decir la dispersión de
los grupos judaicos,
particularmente tras la
muerte de Alejandro
Magno (323 a.C.),
fundador de la ciudad
de Alejandría, en Egipto.
Pero cuando los enemigos de Israel comprendieron que la reconstrucción Un poco de historia
de las murallas iba por buen camino y que las brechas estaban siendo El libro de los Salmos
poco a poco cerradas, se irritaron grandemente y se confabularon para ir a está formado por un
Jerusalén y sembrar la confusión y hacer todo el daño posible. conjunto de textos com-
puestos a lo largo de los
Al saber Nehemías cuáles eran sus propósitos, situó centinelas encarga- siglos, en épocas extre-
dos de vigilar día y noche. La mitad de los hombres trabajaba en la madamente diversas,
cuya unidad hay que
reconstrucción de las murallas, mientras que la otra mitad montaba
buscarla en su profundo
guardia, armados con espadas y lanzas y protegidos con corazas. Incluso sentido religioso, que
los que trabajaban tenían siempre las armas al alcance de la mano. los hace constituirse en
un resumen de toda la
Un trompeta estaba siempre al lado de Nehemías, que había dado esta teología bíblica. Todavía
orden a los jefes, los magistrados y al resto del pueblo: “La obra es mucha es en la actualidad un
y estamos dispersos en las murallas, apartados unos de otros. Cuando libro litúrgico fundamen-
tal tanto para el judaís-
oigáis la trompeta reuníos todos, que nuestro Dios combatirá por mo como para el cristia-
NOSOtros”. nismo. El Salmo 126 fue
escrito para celebrar el
Y así, en un plazo de cincuenta y dos días las murallas de la ciudad fue- retorno de los hebreos a
ron acabadas. Jerusalén.

EL BUEN PASTOR Salmo 23

El señor es mi pastor: nada me falta.


Me hace recostar en verdes pastos
y me lleva a frescas y tranquilas aguas.
Recrea mi alma / y me conduce por los senderos de la justicia/
por amor de su nombre.
Cuando camine por un valle tenebroso, / no temeré mal alguno, /
porque tú estás conmigo, / tu cayado me tranquiliza.
Tú dispones ante mí una mesa, / bajo los ojos de mis enemigos; /
unges mi cabeza con aceite, / y mi cáliz rebosa.
La dicha y la gracia me acompañan / todos los días de mi vida; /
y moraré en la casa del Señor / hasta el fin de mis días.

Salmo 126
CANTO DEL REGRESO
Enfrente
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, Entonces los jefes de
estábamos como aquellos que sueñan. Judá, los sacerdotes y los
levitas, y todos aquellos
Entonces nuestra boca se llenó de risas cuyo espíritu había
y nuestra lengua de cantos de júbilo. despertado Dios, se
Decían entonces las gentes: pusieron en camino para
“El Señor ha obrado por ellos grandes cosas». ir a construir la casa del
Señor en Jerusalén. Y
¡El Señor ha hecho por nosotros grandes cosas!
|

todos sus vecinos les ayu-


Oh, Señor, haz volver a nuestros cautivos daron dándoles oro, plata
como a los torrentes del Negueb. y toda clase de bienes.
Aquellos que siembran con lágrimas, El rey Ciro, por su parte,
restituyó todos los objetos
con júbilo cosecharán. que Nabucodonosor se
Aquellos que caminan llorando, había llevado de la casa
cuando esparcen la semilla, del Señor para ponerlos
en la casa de su dios,
vuelven con alborozo,
en Babilonia.
cuando traen sus gavillas.
171
La historia
de Jonás
Jonás 1-3 onás, hijo de Amitay, oyó un día la palabra del Señor, que le dijo:
“Levántate, ve a la ciudad de Nínive y predica contra ella, pues su per-
versidad ha llegado hasta mí”.
Pero Jonás, en lugar de obedecer, se dirigió a Jope y embarcó en un
navío que iba a Tarsis, que estaba justo en la dirección contraria de
Nívive. Pensaba que así huiría lejos del Señor.
Un poco de historia Entonces el Señor hizo que soplara sobre el mar un violento huracán, for-
mando una tempestad tan enorme, que parecía que el barco ¡iba a partirse
El retorno a la ley
contenida en el en dos. Los marinos, muertos de miedo, imploraron cada uno a su dios, y
Deutoronomio condujo, arrojaron todo el cargamento por la borda para aligerar la nave.
sobre todo después de Mientras tanto, Jonás, que había bajado al fondo de la nave, se había
la reforma de Esdras
y Nehemías, a una acostado y dormía profundamente. Al verlo, el patrón del barco le dijo:
separación radical de “¿Cómo puedes dormir? Levántate y reza a tu Dios. Quizá cuide de nos-
todo aquello que no otros y nos salve de la muerte”.
fuera hebreo.
La intolerancia se Al mismo tiempo, los marinos se decían unos a otros: “Alguno de nos-
extendió incluso a los otros es el causante de esta desgracia. Vamos a echar a suertes para ver
samaritanos y a todos
quién es”.
los que habían frenado
la reconstrucción del Echaron a suertes y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le dijeron: “Dinos
templo de Jerusalén. por qué nos está ocurriendo esta desgracia. ¿Por qué estás en este barco?
Para combatir este
modo de pensamiento
¿De qué tierra y de qué pueblo eres?”
y de conducta compuso Jonás respondió: “Soy hebreo y sirvo a Dios, el Señor del cielo y de la tie-
el autor del Libro de rra, pero ahora estoy huyendo de Él”.
Jonás esta breve obra:
una especie de novelita
Al oír esto, los marinos se llenaron de espanto y dijeron: “¿Por qué has
histórica considerada hecho eso? ¿Qué podemos hacer para que el mar se calme?”
una joya de la literatura “Tomadme y arrojadme al mar”, les dijo Jonás. Y añadió: “Yo sé que esta
hebrea por su profundo
sentido de la gran tempestad se ha desatado por mi causa; si hacéis lo que os digo el
misericordia y de la mar se calmará”.
providencia divina, así
como por su
universalismo.
En realidad, este libro JONÁS EN EL VIENTRE DE LA BALLENA
quiere hablar de la
eficacia universal de la
penitencia, de la acción Los marinos intentaron llevar el barco hacia la tierra, pero no pudieron,
de la providencia divina, pues el viento era cada vez más fuerte y las olas más altas. Entonces cla-
que se dirige igualmente maron a Dios, diciendo: “¡Señor, no permitas que perezcamos a causa de
a los gentiles, y de la
gran misericordia este hombre y no nos hagas responsables de su muerte!”. Y dicho esto,
de Dios. tomaron a Jonás y lo arrojaron a las aguas. Al momento, el mar se calmó,

17Z,
y aquellos hombres se llenaron de temor de Dios y le hicieron sacrificios El Libro de Jonás es
citado dos veces por
y le ofrecieron votos. Jesucristo: cuando
Y ocurrió que el Señor hizo que un gran pez se tragase a Jonás, y Jonás habla de la indulgencia
estuvo en el vientre del pez durante tres días y tres noches. Y desde las de Dios hacia los
arrepentidos habitantes
entrañas del pez, Jonás rezó al Señor, y el Señor mandó al pez que vomi- de Nínive, y cuando se
tara a Jonás en tierra firme. refiere a la estancia
Entonces, por segunda vez se dirigió Dios a Jonás, diciendo: “Levántate, de Jonás en el vientre
de la ballena como el
ve a Nínive y allí predicarás lo que yo te diré”. símbolo de su propia
Y esta vez Jonás fue a Nínive y allí, por mandato de Dios, proclamó: sepultura.
“¡Esta gran ciudad será destruida de aquí a cuarenta días!”
Al oírle, las gentes de Nínive creyeron en Dios, y todos, desde el más gran-
de al más pequeño, practicaron el ayuno y se vistieron con sacos. El mismo
rey bajó de su trono, se despojó de sus vestidos reales y vistió un saco y se
sentó sobre el polvo. Luego hizo pregonar lo siguiente por toda ciudad:
“¡Que nadie, hombre o animal, oveja o buey, coma ni beba agua! Que
todos, hombres y animales, sean cubiertos con sacos e imploren a Dios
con todas sus fuerzas. Que cada cual renuncie al mal camino y se absten-
ga de toda violencia. ¡Quién sabe si así el Señof se apiadará de nosotros y
no hará que perezcamos!”
Al ver el Señor cómo los habitantes de Nínive se arrepentían, no les cas-
tigó con el mal que les había amenazado.

DIOS AMONESTA A JONÁS Jonás 4

Jonás se sintió muy indignado al saber que el Señor se proponía perdonar


a Nínive, y se dirigió a Él, diciendo: “Señor, ¿no es esto lo que yo decía
cuando estaba aún en mi tierra? Por esa razón quise huir a Tarsis. Porque
sé que eres un Dios clemente y misericordioso que te compadeces de
aquellos a los que has amenazado. Ahora, pues, quítame la vida, porque
mejor es la muerte que la vida”.
Pero el Señor le respondió: “¿Te parece justa tu indignación?”
Entonces Jonás salió de la ciudad y en el lado oriental de ésta, se constru-
yó una choza y se metió en ella hasta ver lo que pasaba con la ciudad.
Y el Señor hizo crecer una planta de calabaza que se elevó por encima de
la cabeza de Jonás, para protegerle de los rayos del sol.
Jonás se alegró mucho por la planta. Pero al día siguiente, al amanecer,
Dios envió a unos gusanos que royeron la planta hasta que se secó, Y el
a
sol, al elevarse, hirió la cabeza de Jonás, quien, angustiado, volvió
desear la muerte diciendo que era preferible a la vida.
Entonces Dios le dijo: “¿Te parece justo enojarte por esta planta?”
Jonás respondió: “Sí, tengo derecho a indignarme hasta morir”.
o ni cul-
Y Dios le dijo: “Sientes lástima por una planta que no has plantad
noche siguien te. ¿Y no puedo
tivado; que nació en una noche y murió en la
tes son
yo sentir compasión de Nínive, la gran ciudad, donde sus habitan
s?”
más de ciento veinte mil y muchos más numerosos aún sus animale

175
Entonces los marinos tomaron a Jonás
y lo arrojaron a las aguas.
AÍ momento, el mar se calmó.
Y ocurrió que el Señor hizo que un
gran pez se tragase a Jonás, y Jonás
estuvo en el vientre del pez durante
tres días y tres noches.
NUEVO
TESTAMENTO

EVANGELIOS DE
MATEO, MARCOS,
LUCAS, JUAN
HECHOS DE LOS
APÓSTOLES
EPÍSTOLAS DE
SAN PABLO
APOCALIPSIS
¡Zacarías
e Isabel
Lucas 1 E, los tiempos de Herodes, rey de Judea, vivió un sacerdote llamado
Zacarías, cuya mujer se llamaba Isabel. Ambos eran justos a los ojos de
Dios y observaban fielmente todas las leyes y los mandamientos del
Señor.
No tenían hijos, pues Isabel era estéril y los dos eran ya de uma edad
avanzada. Pero sucedió que, ejerciendo Zacarías sus funciones sacerdota-
les, tuvo que entrar en el santuario del Señor para ofrecer el incienso,
mientras toda la muchedumbre del pueblo estaba rezando fuera.
Entonces un ángel del Señor se le apareció, de pie, a la derecha del altar,
y le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu plegaria ha sido escuchada: tu
mujer Isabel dará a luz un hijo, al que pondrás de nombre Juan. Será
Un poco de historia
para ti motivo de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento
Después del regreso porque será grande ante el Señor. Desde el seno de su madre será lleno
del pueblo de Israel a su del Espíritu Santo, y muchos serán los hijos de Israel que él conducirá
país, tras el exilio
en Babilonia, se produjo
hacia el Señor. Caminará delante del Señor con el espíritu y el poder de
una sucesión Elías, para conducir los corazones de los padres hacia los hijos, y los de
de importantes los rebeldes a la sabiduría de los justos, a fin de preparar al Señor un
acontecimientos
políticos. Alejandro pueblo bien dispuesto”.
Magno había “¿Y cómo sabré yo eso? Yo ya soy viejo, y mi mujer muy avanzada en
conquistado el imperio edad”, dijo Zacarías.
persa en el transcurso
de una guerra Y el ángel le respondió:
relámpago, entre el “Yo soy Gabriel, que asisto ante Dios y he sido enviado para comunicarte
334 y el 327 a.C.,
esta buena nueva. He aquí que estarás mudo y no podrás hablar hasta el
pero él había muerto
a la edad de 33 años día en que esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cum-
sin dejar heredero. plirán a su tiempo”.
Después de una serie
de guerras, aquellos
Mientras, el pueblo esperaba a Zacarías, asombrándose de que permane-
inmensos territorios ciera tanto tiempo en el templo.
fueron divididos en tres Cuando el sacerdote salió, no podía hablar: sólo hacía señas, pues se
reinos. La Tierra
prometida y Egipto había quedado mudo. Todos comprendieron que había tenido alguna
pertenecían al reino visión en el templo.
de los Tolomeos. Cuando terminó su servicio en el templo, Zacarías se fue a su casa.
Alejandría, fundada por
Alejandro Magno Algún tiempo después, Isabel, su mujer, estuvo encinta. Y ella pensaba:
(nacido en Macedonia), “El Señor ha vuelto su mirada hacia mí para quitar la causa de mi ver-
se convirtió en el centro gúenza”.
de difusión de la cultura
griega en el mundo
antiguo.

176
Los seleucienses fueron
quienes dominaron al
pueblo israelita desde el
siglo Il a.C. hasta la con-
quista de Jerusalén por
los romanos, en el año 63
a.C. Israel contaba no
obstante con un soberano
que gozaba de una cierta
autonomía de cara al
imperio romano: se trata-
ba de Herodes, que subió
al trono en el año 37 a.C.
Mientras tanto, en Roma,
se preparaba la ascensión
de Augusto, que habría de
convertirse en emperador
en el año 29 a.C. Esta es
la época que sirve como
telón de fondo al Nuevo
Testamento.

Estando Zacarías
ejerciendo sus funciones
sacerdotales, un ángel
del Señor se le apareció,
de pie, a la derecha
del altar, y le dijo:
“No temas, Zacarías,
porque tu plegaria
ha sido escuchada:
tu mujer Isabel dará
a luz un hijo, al que
pondrás de nombre
Juan”.

177
Lucas 1 E, ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret para presentarse ante
María, una virgen casada con un hombre de la casa de David, llamado
José.
Entró el ángel en su casa y dijo:
“Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo”.
Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué podía significar ese
saludo.
El ángel le dijo:
“No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás
en tu seno y darás a luz un hijo al que pondrás de nombre Jesús. Él será
grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre, y su reino no tendrá fin”.
María le dijo al ángel:
“¿Cómo podrá ser esto, si yo no conozco varón?”
El ángel le respondió:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti. Por eso el hijo engendrado será
llamado Hijo de Dios. He aquí que Isabel, tu parienta, también ha con-
cebido un hijo en su vejez, pues nada le es imposible a Dios”.
Entonces María dijo:
“Yo soy la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Y el ángel se fue.
Poco después María se puso en camino y viajó hasta una ciudad de
Judea. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel, quien nada más oír
el saludo de María, sintió al niño estremecerse en su seno, y exclamó:
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Enfrente ¿Cómo es que la madre del Señor viene a mí?”
El ángel Gabriel fue María dijo entonces:
enviado por Dios a
Nazaret para presentarse
ante María, una virgen
casada con un hombre “Mi alma engrandece al Señor,
de la casa de David, y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador,
llamado José. porque ha puesto sus ojos en su humilde sierva.
Entró el ángel en su
Por eso todas las generaciones
casa y dijo:
“Dios te salve, María, me liamarán bienaventurada,
llena de gracia, porque el Todopoderoso
el Señor es contigo”. ha hecho en mí maravillas”.

178
Durante tres meses permaneció María en casa de Isabel, y al cabo de ese
tiempo se volvió a su casa,

Lucas 1 NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA

Llegó el tiempo en que Isabel debía dar a luz, y parió un hijo.


Sus vecinos y parientes supieron que el Señor había manifestado su mise-
ricordia y fueron a alegrarse con ella. Al octavo día fueron a circuncidar
al niño y quisieron ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero la
madre tomó la palabra y dijo:
“No, el niño se llamará Juan”.
“Pero no hay nadie entre tus parientes que lleve ese nombre”, le dijeron,
mientras hacían señas a su padre para saber su opinión.
Entonces Zacarías pidió una tablilla y escribió:
“Juan es su nombre”.
En ese mismo instante, su boca se abrió, su lengua se soltó y se puso a
hablar, bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron maravillados y también atemorizados, y en toda
Judea empezó a hablarse de estos hechos, y aquellos que los escuchaban
se preguntaban:
“¿Qué vendrá a ser este niño? Porque ciertamente la mano del Señor
estaba con él”.

Lucas 1 EL CÁNTICO DE ZACARÍAS


Zacarías, el padre de Juan, se llenó del Espíritu Santo y profetizó:

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Nos ha enviado un poder salvador
como había prometido desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.
Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,
pues irás delante del Señor
para preparar sus caminos.
para dar a conocer la salvación a su pueblo,
con el perdón de los pecados”.
Y el niño creció y se fortaleció su espíritu. Y se fue a morar al desierto
hasta el día en que había de presentarse en Israel.

180
El nacimiento
de Jesús
Lucas 2
E. aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, ordenando
el censo de todos los habitantes del imperio romano. Todos fueron ,pues,
a empadronarse, cada uno en su ciudad.
José tuvo que salir de Galilea, de la ciudad de Nazaret, para ir a Judea, a
Belén, la ciudad de David, pues pertenecía a la casa y la familia de
David, y allí debía empadronarse junto con María, su esposa, que estaba
encinta.
Mientras estaban allí se cumplió el tiempo en que María debía dar a luz,
y tuvo a su hijo primogénito, al que envolvió entre pañales y acostó en
un pesebre, pues no habían podido encontrar alojamiento en los Un poco de historia
albergues.
Se ha considerado el
Había en la región unos pastores que pasaban la noche en el campo cui- año del nacimiento de
dando sus rebaños. Un ángel se apareció en medio del grupo y la gloria Jesús como el año cero
del Señor los envolvió con su luz, quedando ellos sobrecogidos por el de la era cristiana.
En realidad, Jesús nació
temor. Pero el ángel les dijo: probablemente hacia
“No temáis porque vengo a anunciaros una buena nueva, que será para el año7Ó6a.C.,
todo el pueblo motivo de gran alegría, pues hoy, en la ciudad de David,
que fue cuando se
produjo el censo
os ha nacido un Salvador, que es el Mesías. Ésta es la señal que os doy romano y también una
para reconocerle: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en conjunción astral de
Saturno y Júpiter, que
un pesebre”. bien podría ser la
Al instante apareció una multitud de ángeles del ejército celestial que estrella seguida por los
alababan a Dios cantando: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra magos en su viaje hacia
Jerusalén para adorar
a los hombres de buena voluntad”. al Mesías.
Cuando los ángeles se fueron, los pastores se dijeron unos a Otros: “Vamos
a Belén, a ver esto que el Señor, por boca de sus ángeles, nos ha anun-
ciado”.
en
Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado
un pesebre.
Y después contaron a todos lo que habían visto.

LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO


Lucas 2

nombre
Al cabo de ocho días, el Niño fue circuncidado y le pusieron el
el ángel antes de ser concebi do
de Jesús, como había sido anunciado por
purific ación
en el seno de su madre. Y cuando se cumplieron los días de
181
Los magos entraron en el
establo y vieron al Niño
junto a María, su madre.
Entonces se arrodillaron
y le adoraron, y abriendo
sus cofres, le ofrecieron
como dones oro,
incienso y mirra.
que ordena la Ley de Moisés, María y José llevaron al Niño al templo de
Jerusalén para presentarle al Señor.
Había en Jerusalén un viejo israelita llamado Simeón. Era un hombre
justo y piadoso, y el Espíritu Santo le había revelado que no moriría
antes de ver al Cristo del Señor. Movido, pues, por el Espíritu acudió al
templo, y al ver al Niño, lo tomó en sus brazos y bendijo al Señor,
diciendo:
“¡Ahora, Señor, puedes dejar ir a tu siervo en paz, porque hoy mis ojos
han visto al Salvador, el que será la luz de las gentes y la gloria de tu
pueblo, Israel!”
Y el padre y la madre del Niño quedaron maravillados de las cosas que
decían de Él.

Mateo 2 LA VISITA DE LOS MAGOS

En tiempos del rey Herodes llegaron unos magos de oriente a Jerusalén y


preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?
Hemos visto su estrella al alzarse en oriente y venimos a adorarle”.
Al oír esto el rey Herodes sintió una gran alarma y reuniendo a los prin-
cipales sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había
de nacer el Mesías. Ellos le respondieron: “En Belén de Judea, pues así
está escrito por el profeta:

“Y tú, Belén, tierra de Judea,


ciertamente no eres la menor
entre las grandes ciudades de Judea;
pues de ti saldrá un caudillo
que será el guía de mi pueblo, Israel”.

Herodes llamó entonces en secreto a los magos y les preguntó hábilmen-


te acerca del tiempo que la estrella llevaba brillando en el cielo. Luego
les envió a Belén, diciéndoles:
“Id e informaos exactamente sobre ese niño, y cuando lo hayáis encontra-
do, hacédmelo saber, para que también yo vaya a adorarle”.
Después de haber hablado con Herodes, los magos se fueron. La estrella
que habían visto en oriente les precedía, pero al llegar al lugar donde
estaba el niño, se detuvo. Al ver que la estrella se paraba los magos sin-
tieron una gran alegría. Entraron en el establo y vieron al niño junto a
María, su madre. Entonces se arrodillaron y le adoraron, y abriendo sus
cofres, le ofrecieron como dones oro, incienso y mirra.
Después de la adoración, advertidos en un sueño de que no volvieran al
palacio de Herodes, los magos regresaron a su tierra por otro camino.

Mateo 2 LA HUIDA A EGIPTO

Después de irse a los magos, un ángel del Señor se apareció en sueños a


José y le dijo:

184
“Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto. Allí permanece-
rás hasta que yo te avise, porque Herodes busca al niño para matarlo”.
José se levantó, tomó al recién nacido y a su madre y partió hacia Egipto,
donde permaneció hasta la muerte de Herodes.
Mientras tanto, al ver Herodes que los magos le habían burlado, ordenó
matar a todos los niños menores de dos años que vivieran en Belén y en
todos los territorios de alrededor.
Se cumplió así lo que había anunciado el profeta Jeremías:

“Se oye una voz en Ramá,


grandes llantos y lamentaciones;
Raquel llora por sus hijos,
y no quiere ser consolada,
porque ellos ya no existen”.
José se levantó, tomó
al recién nacido y a su
Cuando Herodes murió, el ángel del Señor se apareció en sueños a José, madre y partió hacia
en Egipto, y le dijo: Egipto, donde perma-
“Levántate, toma a tu hijo y a su madre, y vuelve a la tierra de Israel, neció hasta la muerte de
Herodes.
porque aquellos que atentaban contra la vida del niño han muerto”.
Jesús entre los
doctores de la ley
Lucas 2 (e todas las cosas según la ley del Señor, María y José regre-
saron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Jesús crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, pues la gracia de Dios esta-
ba con Él. Cada año, sus padres iban a Jerusalén durante la fiesta de la
Pascua. Y ocurrió que cuando Jesús tenía doce años, fueron a Jerusalén
tres días, según la costumbre. Transcurrido ese plazo y llegado el
momento del regreso, Jesús se quedó, sin embargo, en Jerusalén, sin que
sus padres lo echasen de menos, pensando que se encontraría en la cara-
vana de vecinos y parientes que habían hecho juntos el viaje.
Después de una jornada sin advertir su ausencia, comenzaron a buscarle
entre los familiares y conocidos; mas al no hallarlo, volvieron a Jerusalén
en su busca.
Al cabo de tres días lo hallaron en el templo, sentado en medio de los
doctores de la ley, escuchándolos y preguntándoles.
Cuando sus padres le vieron quedaron sorprendidos, y María le dijo:
“Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo hemos
estado muy preocupados buscándote”.
“¿Por qué me buscabais?”, respondió Él. “¿No sabíais que debo ocupar-
me de los asuntos de mi Padre?”
Pero María y José no comprendieron estas palabras.
Luego volvieron los tres juntos a Nazaret, y María guardaba todas estas
cosas en su corazón. >
Y siguió creciendo Jesús en sabiduría, en edad y en gracia ante Dios y
ante los hombres.

Lucas 3 JUAN EL BAUTISTA PREDICA LA PENITENCIA

En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, siendo Poncio


Pilato gobernador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano
Filipo tetrarca de Iturea, y Lisania tetrarca de Abilene, y estando bajo el
pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, dirigió Dios su pala-
bra a Juan, hijo de Zacarías, que moraba en el desierto.
Y Juan recorrió toda la región del Jordán predicando el bautismo de
penitencia para el perdón de los pecados, según está escrito en el libro
del profeta Isaías:

186
SS
e
a
Y
AMA e
50 9 3 Mo]jo) E Y = Y 19) S YN ES)
+ 3

$e
allaron en el templo,
ntado
e
en medio de los
doctores de la ley,

te
Ñ
escuchándolos
- y preguntándoles.

E
“Es la voz del que grita en el desierto:
preparad el camino del Señor,
allanad sus sendas,
que todo valle sea colmado,
y toda montaña aplanada;
y lo que es tortuoso que sea enderezado,
y todos los hombres verán la bendición de Dios”.

Decía Juan a las multitudes que venían a ser bautizadas por él: “Raza de
víboras, ¿quién os ha convencido de que podréis huir de la ira que llega?
Haced, pues, dignos frutos de penitencia y arrepentíos, porque el hacha
está ya puesta en la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto
será cortado y arrojado al fuego”.
La muchedumbre le interrogaba, diciendo:
“Pues ¿qué hemos de hacer?”
Y él respondía:
“El que tiene dos túnicas, que dé una al que no la tiene, y el que tiene
alimentos, que haga lo mismo”.
Algunos soldados también le preguntaron:
“Y nosotros ¿qué debemos hacer?”
Y Juan les contestaba:
“No cometáis abusos, no hagáis falsas acusaciones contra nadie y conten-
taos con vuestra paga”.
Y como había mucha gente del pueblo que se preguntaban entre ellos si
Juan no sería el Mesías, él les respondió a todos diciendo:
“Yo os bautizo con agua, pero está llegando otro más poderoso que yo, a
quien no soy digno de desatarle la correa de las sandalias; Él os bautizará
en el Espíritu Santo y en fuego”.
Así anunciaba Juan la buena nueva al pueblo, haciendo éstas y otras
exhortaciones.

188
Juan bautiza
e ER
a Jesús
- A 0 A A A RCA AR/00

.u

Mateo 3
E, aquellos días, vino Jesús a Galilea hasta el Jordán y se presentó a
Juan para ser bautizado por él. Sin embargo, Juan se oponía, diciendo:
“¿Cómo vienes tú a mí?; soy yo quien debe ser bautizado por ti”.
Pero Jesús le respondió: “Déjame hacer ahora, pues es conveniente que
cumplamos todo lo que es justo”.
Juan no opuso resistencia. Después de ser bautizado, Jesús salió del agua,
y he aquí que se abrieron los cielos y el Espíritu de Dios descendió bajo
la forma de paloma y vino sobre Cristo. Y se oyó una voz de los cielos
decir estas palabras:
“Éste es mi Hijo, bien amado, en quien he puesto toda mi complacencia”.

JESÚS EN EL DESIERTO Mateo 4

Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu Santo al desierto, para ser allí
tentado por el diablo.
Después de ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Entonces el diablo se acercó a Él, y le dijo:
“Si eres hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes”.
Pero Jesús respondió:
“Está escrito: no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios”.
el
Llevóle entonces el tentador a la ciudad santa, y poniéndole sobre
pináculo del templo, le dijo:
ángeles
“Si eres hijo de Dios, arrójate hacia abajo, pues está escrito: A sus
e con nin-
ordenará que te tomen en sus manos para que tu pie no tropiec
guna piedra”.
Jesús le respondió:
“También está escrito: No tentarás al Señor, tu DIOS
mostrándole
El diablo le llevó por último a una elevada montaña, y
todos los reinos del mundo, le dijo:
”.
“Yo te daré todo esto, si te arrodillas ante mí y me adoras
Entonces Jesús le respondió:
Dios, adorarás y a
“:Apártate, Satanás! Porque está escrito: Al Señor, tu
Él sólo servirás”.
Entonces el diablo le dejó.
Y los ángeles llegaron junto a Jesús y le sirvieron.
189
Jesús
en Galilea
Mateo 4 caso tanto, el rey Herodes había hecho arrestar a Juan, al que
Lucas 5 tenía prisionero debido a los muchos reproches que el Bautista le hacía
por su nuevo casamiento con Herodías, la mujer de su hermano Filipo.
Al saber esta noticia, Jesús se dirigió a Galilea, y dejando Nazaret, fue a
vivir a Cafarnaúm, ciudad situada junto al mar.
A partir de ese momento comenzó a predicar y a decir: “Arrepentíos,
porque el reino de Dios está próximo”.
Tenía alrededor de treinta años cuando comenzó su vida pública.
Un día, mientras caminaba junto al lago Tiberíades y la multitud se
agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios, vio Jesús a dos pesca-
dores, Simón y su hermano Andrés, que lavaban sus redes en la orilla.
Subió entonces a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió a
éste que la apartase un poco de tierra.
Así desde la barca, pudo predicar sin agobio a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, le dijo Jesús a Simón:
“Lleva la barca al centro del lago, y arroja las redes de pesca”.
Simón le respondió:
“Arrojaré las redes porque tú lo mandas, a pesar de que hemos estado
toda la noche trabajando sin capturar un solo pescado”.
Pero apenas arrojaron sus redes los pescadores, éstas rebosaron de tal can-
tidad de peces, que estuvieron cerca de romperse. Entonces hicieron
señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarles.
Llegaron éstos y llenaron tanto las dos barcas que a punto estaban de
hundirse.
Simón, lleno de asombro, se arrodilló a los pies de Jesús, diciendo:
“¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador!”.
Y es que él y todos sus compañeros habían quedado espantados ante la
pesca que habían hecho.
Enfrente Pero Jesús le dijo:
Jesús les dijo: «Seguidme porque en adelante vais a ser pescadores de hombres”.
“Seguidme porque Entonces ellos atracaron las barcas en tierra, lo dejaron todo y le si-
en adelante vais a ser
guieron.
pescadores de hombres”.
Un poco más lejos, vio sobre otra barca a Santiago, hijo de Zebedeo, y a
Entonces ellos atracaron
las barcas en tierra, su hermano Juan, ocupados en reparar las redes.
lo dejaron todo y le Jesús los llamó y ellos también le siguieron.
siguieron.

1ES48)
Juan 2 ¡Blu una boda en Caná de Galilea. María, la madre de Jesús, estaba
allí, y también Jesús y sus discípulos fueron invitados.
Imprevistamente, el vino de la boda se acabó. Entonces María le dijo a su
Había allí seis tinajas hijo:
de piedra, destinadas “No tienen vino”.
a las purificaciones
Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué quieres decirme con eso? ¿No sabes que
habituales de los judíos,
y cada una contenía
mi hora aún no ha llegado?”
unos cien litros.
Jesús les dijo a los
servidores:
“Llenad esas tinajas
de agua”.
Pero María les dijo a los servidores: “Haced todo lo que Él os diga”.
Había allí seis tinajas de piedra, destinadas a las purificaciones
habituales de los judíos, y cada uno contenía unos cien litros.
Jesús les dijo a los servidores:
“Llenad esas tinajas de agua”.
Ellos las llenaron hasta el borde, y Jesús añadió:
“Ahora llevadlas al maestresala”.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino
(él no sabía de dónde venía), se dirigió al novio y le dijo:
“Todos sirven primero el vino bueno, y sacan
el peor cuando los invitados ya están bebidos.
Sin embargo, tú has guardado hasta este
momento el mejor vino”.
Éste fue el primer milagro que hizo
Jesús en Galilea. Manifestó así su
gloria y sus discípulos creyeron en El.
Jesús en la sinagoga
de Cafarnaúm
Marcos 1 ge los acontecimientos narrados, llegó Jesús a Cafarnaúm, en com-
pañía de su madre y de sus discípulos, y el día sábado entró en la sinago-
ga y comenzó a enseñar.
Todos estaban maravillados de su doctrina, pues la enseñaba como al-
guien que tiene autoridad, y no como los escribas.
Pero en la sinagoga se encontraba un hombre poseído por un espíritu
Impuro, que se puso a gritar:
“¿Qué hay entre tú y nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a perder-
nos? Yo sé quién eres: eres el Santo de Dios”.
Entonces Jesús ordenó:
“Sal de este hombre”.
Y el mal espíritu, agitándose entre violentas convulsiones, dio un gran
grito y salió del hombre.
Todos quedaron estupefactos, y se preguntaban unos a otros:
“¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva revestida de autoridad, pues manda
a los espíritus impuros y éstos la obedecen!”
Y así la fama de Jesús se extendió por todas las regiones de Galilea.

Marcos 1 JESÚS CURA A LA SUEGRA DE PEDRO

Después de salir de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a la casa


de Simón y de Andrés.
La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y en seguida se lo dijeron
a Jesús. Él se acercó a la cama, la cogió de la mano y la hizo levantarse.
En ese instante, la mujer se curó; y al momento se puso a servirles.

Marcos 1 CURACIÓN DE OTROS ENFERMOS EN CAFARNAÚM

Al atardecer de ese mismo día, aquellos que tenían parientes enfermos


los llevaron a presencia de Jesús; prácticamente toda la ciudad se reunió
ante la puerta de la casa de Simón.
Jesús los sanaba tocándolos con sus manos. Y no sólo curó a muchos
enfermos, sino que también expulsó de muchos cuerpos a los espíritus
impuros que los poseían.

194
JESÚS SE RETIRA A REZAR Y DEJA CAFARNAÚM Marcos 1

A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó, salió de la


casa y se fue a un lugar del desierto donde se puso a rezar.
Más tarde, Simón y los que estaban con Él se pusieron a buscarle, y cuan-
do le encontraron, le dijeron:
“Todos te buscan”.
A lo que Él respondió:
“Vamos a otras ciudades, a predicar allí, pues para eso he venido”.

VIAJE DE JESÚS A TRAVÉS DE GALILEA Marcos 1

Y así fue Jesús a enseñar a las sinagogas de toda Galilea, predicando el


Evangelio de Dios y curando a las gentes de todos los males y enfermeda-
des que les afligían.
Enfermos afectados de los sufrimientos más diversos, poseídos, alienados,
y paralíticos llegaban a Él, y a todos los curaba.

JESÚS SANA A UN LEPROSO Marcos 1

Se acercó a Él un leproso, y clavándose de rodillas, le dijo con tono supli-


cante:
“¡Si tú quieres, puedes limpiarme!”
Jesús, conmovido y compadecido, extendió su mano, le tocó y dijo:
“Quiero, ya estás limpio”.
Y al instante desapareció la lepra y el hombre quedó limpio.
Seguidamente, Jesús le despidió, advirtiéndole:
“Cuídate de no decir nada a nadie, pero ve a mostrarte al sacerdote y
ofrece por tu purifación lo que manda la ley de Moisés, para que sirva de
testimonio de tu curación”.
Pero aquel hombre corrió a publicar a voces el suceso y a pregonarlo por
todas partes, de modo que Jesús ya no podía entrar públicamente en una
ciudad, sino que debía permanecer fuera, en lugares desiertos, y pese a
todo, allí acudían a Él gentes de todas partes.

Un poco de historia

Catarnaúm fue la ciudad


donde Jesús comenzó
a predicar en público
y desde allí se extendió
su fama a toda la región.
Después de haber
dejado Nazaret, Jesús
eligió a Cafarnaúm
como sede principal de
su ministerio en Galilea.

195
Las preguntas
de los fariseos
Lucas 5 ÚU, día, mientras Jesús enseñaba, estaban presentes algunos fariseos y
Mateo 9 doctores de la Ley, venidos de Jerusalén y de otras ciudades de Galilea y
Judea.
Aparecieron de pronto unos hombres que llevaban a un paralítico tendi-
do en una camilla. Pero, como a causa de la muchedumbre que rodeaba a
Jesús no encontraron forma de llegar hasta Él y presentárselo, subieron al
Un poco de historia
terrado y, desde el techo, sirviéndose de unas cuerdas, lo bajaron con la
Los fariseos eran camilla y le pusieron delante de Jesús.
miembros de un Viendo su fe, le dijo Jesús al paralítico:
movimiento judaico
que exigía la obediencia “Hijo mío, tus pecados te son perdonados”.
estricta de la Ley Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a discutir y a decir:
y de las tradiciones “¿Por qué habla este hombre así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede per-
de sus antepasados.
Gozaban de una gran donar los pecados, sino sólo Dios?”
autoridad entre el Mas Jesús conoció sus pensamientos y les dijo:
pueblo, del que eran en
“¿Por qué murmuráis así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: tus
la práctica los jefes
religiosos. Jesús les pecados te son perdonados, o decirle: levántate y anda? Pues para que
dirigió a menudo veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los
severos reproches, no a
sus enseñanzas (“haced
pecados, yo te ordeno —le dijo al paralítico— levántate, toma tu camilla y
lo que ellos dicen”), vete a casa”.
sino hacia su mentalidad Al momento, el hombre se levantó, tomó su camilla y se fue. Todos
(“hipócrita y orgullosa”)
y su conducta quedaron admirados y como fuera de sí, y todos glorificaban a Dios
(“no hagáis lo que ellos diciendo:
hacen”). Su celo “¡Jamás habíamos visto nada semejante!”
excesivo por la Ley
les condujo a un culto Después de esto, vio Jesús a un publicano* llamado Mateo, que estaba
excesivo del sentado en la oficina donde se cobraban los tributos, pues ése era su tra-
comportamiento
bajo. Le dijo Jesús: “¡Sígueme!” Y Mateo se levantó y, dejándolo todo, le
exterior. Y eso es lo que
se les censura en los siguió:
Evangelios. Mateo ofreció un banquete en su casa, y Jesús y sus discípulos, así como
numerosos publicanos, se sentaron a la mesa. Entonces los fariseos, vién-
* Se llamaba publicanos dole comer con publicanos y pecadores, preguntaban a los discípulos:
a los cobradores de “¿Por qué come y bebe con gentes como ésas?”
impuestos. Estaban muy
mal vistos entre los
Jesús les oyó, y les dijo:
judíos, que les tenían “No son los sanos quienes tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
por traidores, por estar Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
a sueldo de los roma-
nos, y les consideraban
pecadores públicos.

196
EL SÁBADO ESTÁ HECHO PARA EL HOMBRE Y NO EL Lucas 6
Mateo 9
HOMBRE PARA EL SÁBADO

Cierto día sábado, caminaban Jesús y sus discípulos a través de unos


campos de trigo, y, de vez en cuando, los discípulos arrancaban espigas y,
después de frotarlas con las manos, comían el grano.
Al verlo, unos fariseos dijeron: “¿Por qué hacéis algo que está prohibido
en sábado?”
Jesús les respondió: “¿No habéis leído lo que hicieron David y sus acom-
pañantes una vez que tuvieron hambre? David entró en la casa de Dios,
tomó los panes de la ofrenda y comió de ellos y dio de comer a sus acom-
pañantes, a pesar de que sólo a los sacerdotes les estaba permitido comer-
los. Y es que el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el
sábado. Por eso el Hijo del hombre es también dueño del sábado”.

Lucas 6
LA ELECCIÓN DE LOS DOCE APÓSTOLES Mateo 10
Marcos 3
En aquel tiempo Jesús subió a la montaña para rezar y estuvo toda la
noche en oración. Al amanecer, llamó a sus discípulos y escogió a doce de
entre ellos, a los que dio el nombre de apóstoles. Les confirió poder sobre
los espíritus impuros y les ordenó predicar su palabra.
Éstos fueron los doce apóstoles: el primero Simón, a quien puso el nom-
bre de Pedro; Andrés, su hermano; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, su
hermano; Felipe; Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo
de Alfeo; Simón, el cananeo; Judas, hermano de Santiago, y Judas Ís-
cariote, el que luego habría de traicionarle.
Bajó luego con todos ellos y se detuvo en una meseta donde se congrega-
ba una inmensa muchedumbre que había acudido desde toda Judea,
desde Jerusalén y desde la comarca marítima de Tiro y Sidón. Todos ha-
bían ido para escuchar y ser sanados; y aquellos que estaban atormenta-
dos por espíritus impuros fueron curados.

157
Al ver a la muchedumbre, Jesús subió a la
montaña y se sentó rodeado de sus discí-
pulos. Luego tomó la palabra y les ense-
ñó, diciendo:
“¡Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos!”
El sermón
de la montaña
Mateo 5 A, ver a la muchedumbre, Jesús subió a la montaña y se sentó rodeado
de sus discípulos. Luego tomó la palabra y les enseñó, diciendo:

“¡Bienaventurados los pobres de espíritu,


porque de ellos es el reino de los cielos!
¡Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados!
¡Bienaventurados los mansos,
porque ellos herederán la tierra!
¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán hartos!
¡Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos obtendrán misericordia!
¡Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios!
¡Bienaventurados los que buscan la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios!
¡Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos!

Bienaventurados seréis cuando os ultrajen y os persigan y digan falsa-


mente de vosotros todo género de mal por mi causa. Alegraos y regocija-
os porque vuestra recompensa está en los cielos. Vosotros sois la sal de la
tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo se le devolverá? Sólo servirá
para ser arrojada y pisoteada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada en una montaña no
puede ocultarse; y no se enciende una lámpara para ponerla bajo el cele-
mín, sino sobre el candelero, para que ilumine a los que están en la casa.
Que vuestra luz ilumine así entre los hombres, para que, viendo vuestras
buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos”.

Mateo 5 LA LEY DE LOS PROFETAS

“No creáis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a


destruirla, sino a cumplirla...

200
Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás; y el que matare, será
condenado. Pero yo os digo que el que se enfurece contra su hermano,
también merece ser condenado. Si vas, pues, a presentar tu ofrenda ante
el altar y recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu
ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y después vuelve a
presentar tu ofrenda...

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS

Habéis oído que fue dicho: Ojo por ojo, diente por diente. Pero yo os digo,
no hagáis frente a vuestro enemigo; al contrario, si alguno os abofetea en
la mejilla derecha, ofrecedle también la mejilla izquierda.
Dad a quien os pida, y no volváis la espalda a quienes quieren algo de
VOSOtTOS.
Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persi-
guen, porque sois hijos de vuestro Padre que está en los cielos, y Él hace
salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.
Pues si amáis sólo a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? Y si
saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? Sed,
pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial.
Guardaos de hacer vuestras buenas obras para que los demás os vean,
pues de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está
en los cielos. Así pues, cuando deis una limosna no hagáis sonar las trom-
petas delante vuestro, como hacen los hipócritas, para que los hombres
los admiren; pues en verdad yo os digo que ya recibieron su recompensa.
Por el contrario, cuando deis limosna, que vuestra mano izquierda no
sepa lo que hace la derecha, y así vuestro Padre, que ve lo oculto, os re-
compensará”.

Mateo 6
ORAD EN SECRETO

“Cuando oréis, hacedlo en secreto: vuestro padre, que ve lo más íntimo,


os recompensará. He aquí cómo habéis de orar: Padre nuestro, que estás
en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, hágase
tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día,
dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdona-
mos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos
del mal”.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial os
perdonará también; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestros pecados”.

NO ACUMULÉIS TESOROS EN LA TIERRA


los destru-
“No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
201
yen, y donde los ladrones los roban; acumulad tesoros para el cielo,
donde la polilla y el orín no pueden destruirlos y donde los ladrones no
pueden robarlos. Porque allí donde está vuestro corazón, allí estará vues-
tro tesoro”.

DIOS Y EL DINERO

“Nadie puede servir a dos amos, pues bien despreciando a uno, amará al
otro, o bien uniéndose a uno, menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y al dinero”.

ABANDONARSE A LA PROVIDENCIA

“Por eso os digo: no os inquietéis por vuestra vida, por lo que comeréis o
por lo que habéis de vestir. ¿Acaso no vale la vida más que el alimento, y
el cuerpo más que el vestido? Fijaos en los pájaros del cielo: no siembran
ni cosechan y no guardan nada en los graneros, y vuestro Padre celestial
los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros con
sus preocupaciones puede prolongar su vida más allá de lo que ha sido
fijada?
No os preocupéis, pues, diciendo, ¿qué comeremos, qué beberemos o
qué vestiremos? Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de
todas esas cosas. Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo
demás se os dará por añadidura”.

Mateo 7 NO JUZGUÉIS Y NO SERÉIS JUZGADOS

“No juzguéis y no seréis juzgados. Porque con el juicio con que juzga-
reis, seréis juzgados, y con la medida con que midiereis, se os medirá.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo?
¿Y cómo puedes decir a tu hermano: Deja que te quite la paja del ojo,
teniendo tú una viga en el tuyo? Hipócrita, quita primero la viga de tu
Un poco de historia ojo y entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano.
No deis las cosas santas a los perros ni arrojéis perlas a los cerdos, para
Recibían el nombre de que no las pisoteen y las destrocen”.
escribas aquellos que
conocían la Ley y la
explicaban. Les fue
atribuido el título
honorífico de “rabí”, EFICACIA DE LA ORACIÓN
de donde procede
“rabino”, que significa
“mi maestro”. Procedían “Pedid, y se os concederá; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá.
de todas las clases ¿Quién de vosotros dará una piedra a su hijo, si él le pide pan, o si le
sociales y vivían
a menudo de su propio pide un pez, le dará una serpiente? Si vosotros, siendo malos, sabéis dar
trabajo. Estos eruditos cosas buenas a vuestros hijos, con mayor razón vuestro Padre celestial
acabaron por formar dará cosas buenas a quien se las pide. Por eso, todo lo que quisierais que
una clase, al lado de la
de los sacerdotes, muy os hiciesen a vosotros, hacédselo vosotros a los demás, porque esa es la
estimada por el pueblo. Ley de los Profetas”.

0
ENTRAD POR LA PUERTA ESTRECHA

“Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la


senda que lleva a la perdición, y numerosos son los que por allí entran.
Pero es estrecha la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y son
escasos los que las encuentran.
No todos aquellos que dicen “¡Señor, Señor!”, entrarán en el reino de los
cielos, sino aquellos que cumplen la voluntad de mi Padre. Aquel que
escucha mis palabras y las pone en práctica, se parece al hombre prudente
que ha construido su casa sobre roca. La lluvia cayó, hubo inundaciones y
soplaron los vientos sobre la casa, pero ésta resistió porque estaba hecha
sobre roca.
Pero el que escucha estas palabras y no las pone en práctica, se parecerá al
hombre insensato que ha edificado su casa sobre la arena. La lluvia cayó,
hubo inundaciones y los vientos soplaron sobre la casa, y ésta se derrum-
bó y se convirtió en ruinas”. Jesús se acercó
Cuando acabó Jesús estos discursos, la muchedumbre quedó maravillada al ataúd y lo tocó.
por su doctrina, pues Él enseñaba como quien tiene poder, y no como los Los que lo llevaban
se detuvieron, y Él dijo:
escribas. “iJoven, a ti te hablo,
levántate!”
Y el muerto se sentó
y se puso a hablar.
Lucas 7 CURACIÓN DEL CRIADO DEL CENTURIÓN

Después de acabar el sermón, Jesús fue a Cafarnaúm. Allí vivía un centu-


rión, cuyo criado, que le era muy querido, estaba gravemente enfermo.
Habiendo oído hablar de Jesús, el centurión envió a unos ancianos de los
judíos para que le rogasen que fuese a salvar a su criado. Llegaron éstos a
presencia de Jesús y le suplicaron insistentemente, diciendo: “Merece
que le concedas esa gracia, porque ama a nuestro pueblo y él mismo nos
ha construido la sinagoga”.
Jesús echó a andar con ellos. Y casi habían llegado a la casa cuando el
centurión envió a unos amigos, para que hablaran por él, diciendo:
“Señor, no te molestes, pues no soy digno de recibirte bajo mi techo, y
por eso no me he atrevido a presentarme ante ti. Pero di sólo una palabra
y mi criado se curará”.
Al oír Jesús estas palabras, se volvió hacia la muchedumbre que le
seguía, y dijo: “¡Yo os digo que una fe como ésta no la he encontrado en
Israel!”
Cuando volvieron a casa, los enviados del centurión hallaron al criado
completamente curado.

Lucas 7 JESÚS RESUCITA AL HIJO DE LA VIUDA

Días después Jesús fue a una ciudad llamada Naín, y con Él iban sus dis-
cípulos y una gran muchedumbre.
Cuando estuvieron cerca de las puertas de la ciudad, vieron que llevaban
un muerto a enterrar, hijo único de su madre, que era viuda. Y junto a la
madre, iban acompañándola muchos habitantes de la ciudad. Al verla, el
Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”.
Después se acercó al ataúd y lo tocó. Los que lo llevaban se detuvieron, y
Él dijo: “¡Joven, a ti te hablo, levántate!”
Y el muerto se sentó y se puso a hablar, y, así, Jesús se lo entregó a su
madre.
Un gran temor se apoderó de todos los presentes, que glorificaron a
Dios, diciendo: “¡Un gran profeta ha venido entre nosotros! ¡Dios ha
visitado a su pueblo!”
Y la noticia de este prodigio se extendió por toda Judea y por todas las
regiones vecinas.

Lucas 7 JUAN EL BAUTISTA ES INFORMADO DE LAS OBRAS DE


JESÚS
Juan fue informado de todas estas cosas por sus discípulos, y él envió a
dos de ellos al Señor, para preguntarle: “¿Eres tú el que debe venir o
debemos esperar a otro?”
Jesús había curado a muchos enfermos y había dado la vista a muchos
ciegos cuando los enviados de Juan llegaron ante Él. Entonces les res-
pondió: “Id y contad a Juan las cosas que habéis visto: los ciegos ven, los

204
cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos
resucitan, y la buena nueva es anunciada a los pobres”.
Cuando los enviados de Juan se marcharon, Jesús habló de él a la muche-
dumbre, diciendo: “¿Qué pensabais ver en el desierto? ¿Un junco agitado
por el viento? ¿Y qué pensabais encontrar? ¿Un hombre vestido con
lujo? Aquellos que visten trajes suntuosos y viven entre placeres habitan
en los palacios de los reyes. ¿Qué pensabais, pues, ver? ¿Un profeta? Sí,
yo os digo, él es más que un profeta. El es aquel de quien está escrito:
“He aquí que yo envío delante a mi mensajero que preparará el camino
ante ti”. Y otra cosa os digo: no hay entre los nacidos de mujer un profe-
ta más grande que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de
Dios es más grande que él”.

En este mapa están


representadas las
principales regiones y los
lugares más
significativos del país de
Israel, llamado Palestina
por los romanos.
Las tres regiones que
constituían el país a este
lado del Jordán eran —de
norte a sur- Galilea,
Samaria y Judea.
En estas regiones fue
donde se desarrolló
la mayor parte de la
vida de Jesús, que
raramente fue al otro
lado del Jordán.
El río dividía claramente
la Tierra Santa en dos
grandes zonas, que
más tarde fueron
llamadas la Cisjordania
y la Transjordania.

205
Jesús predica
el perdón
Juan 8 IL. escribas y los fariseos condujeron a presencia de Jesús a una mujer
Lucas 7 que había sido sorprendida en delito de adulterio, y poniéndola en
medio de todos, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en
flagrante delito de adulterio. La Ley de Moisés ordena lapidar a estas
mujeres. Pero ¿qué dices tú?”
Estas preguntas se las hacían para ponerle a prueba, a fin de tener moti-
vos para acusarle.
Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en la tierra. Mas como
ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “Aquél de vosotros
que esté libre de pecado, arroje la primera piedra”. E inclinándose de
nuevo volvió a escribir sobre la tierra.
Al oír estas palabras, todo se fueron marchando, uno a uno, y Jesús
quedó solo con la mujer. Entonces se incorporó y le dijo: “Mujer, ¿dónde
están los que te acusaban? ¿Es que nadie te ha condenado?”
Y ella respondió: “Nadie, Señor”.
Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno; vete y no peques más”.
Un fariseo llamado Simón rogó a Jesús que comiera en su casa. Jesús
Enfrente visitó, pues, la casa del fariseo y se sentó a su mesa. Pero he aquí que en
Un fariseo llamado Simón la ciudad había una mujer, una pecadora pública, que, al saber que Jesús
rogó a Jesús que comiera estaba en la casa del fariseo, fue a presentarse ante Él. Nada más ver a
en su casa. Jesús visitó,
pues, la casa del fariseo
Jesús, la mujer se postró a sus pies, llorando de tal forma que pronto los
y se sentó a su mesa. Pero bañó con sus lágrimas, enjugándolos luego con sus cabellos y besándolos
he aquí que en la ciudad y perfumándolos con un ungiiento que llevaba en una vasija de alabastro.
había una mujer, una Viendo esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera
pecadora pública, que,
al saber que Jesús estaba
un profeta, sabría qué clase de mujer es la que le está tocando, sabría que
en la casa del fariseo, es una pecadora”.
fue a presentarse ante Él. Entonces dijo Jesús: “Tengo una cosa que decirte”.
Nada más ver a Jesús, “Habla, maestro”, dijo el fariseo.
la mujer se postró a sus “Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, y el
pies, llorando de tal
forma otro, cincuenta. Como ninguno podía pagarle, él perdonó la deuda a los
que pronto los bañó dos. Así pues, ¿cuál de ellos crees que le amarás más?”
con sus lágrimas, El fariseo respondió: “Yo creo que aquél a quien más perdonó”.
enjugándolos luego con Has respondido bien”, dijo Jesús. Y a continuación, mirando a la mujer,
sus cabellos y besándolos
añadió: “¿Ves a esta mujer? Yo he entrado en tu casa y tú no me has dado
y perfumándolos con un
ungúento que llevaba agua para lavarme los pies, sin embargo ella los ha regado con sus lágri-
en una vasija de alabastro. mas y enjugado con sus cabellos. Tú no ungiste mi cabeza con óleo, y sin

206
embargo ella ha ungido mis pies con ungúento. Por esto, te digo, sus
muchos pecados le son perdonados, porque ella ha amado mucho”.
Luego le dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”.
Los invitados se preguntaron entre ellos: “¿Quién es éste para perdonar
los pecados?”
Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; vete en paz”.

Marcos 3 EL HOMBRE DE LA MANO SECA


Lucas 6
Mateo 12
En otra ocasión entró Jesús en la sinagoga, donde había un hombre que
tenía una mano seca. Los escribas y los fariseos, que buscaban pruebas para
poder acusarle, le preguntaron: “¿Está permitido curar en sábado?”. Y Él
les respondió: “¿Cuál de vosotros, si tiene una oveja que ha caído en un
hoyo, siendo sábado, no la toma y la saca? ¡Pues, cuánto más vale un hom-
bre que una oveja! Luego está permitido hacer bien, incluso en sábado”.
Dicho esto, Jesús se dirigió al hombre, y le dijo: “¡Extiende tu mano!”.
El hombre la extendió y estaba igual de sana que la otra.

JESÚS SANA A UN ENDEMONIADO: CALUMNIAS DE LOS


Mateo 12 ESCRIBAS
Marcos 3

Entonces le trajeron un hombre ciego y mudo, que estaba poseído por un


demonio. Y Jesús le curó, de suerte que el hombre podía ver y hablar.
La muchedumbre, llena de admiración, exclamaba: “¿No será éste el hijo
de David?”. Pero los fariseos, al oír esto, dijeron: “Si este hombre expulsa
a los demonios es gracias al poder de Belcebú, el príncipe de los demo-
nios”.
Pero como Jesús conocía sus pensamientos, les respondió: “Todo reino
dividido está destinado a la ruina y toda ciudad o casa dividida no puede
durar. Si Satanás expulsara a Satanás estaría dividido contra sí mismo,
¿cómo podría entonces perdurar su reino? Mas si yo expulso a los demo-
nios con el Espíritu de Dios, esto es que el reino de Dios ha llegado a vos-
otros. El que no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge,
desparrama. Y yo os digo que el día del juicio, los hombres habrán de
rendir cuenta de toda palabra vana que hayan proferido. Pues cada cual
será declarado justo o será condenado a causa de sus palabras”.
Algunos de los escribas y fariseos se dirigieron entonces a Él, diciéndole:
“Maestro, queremos ver una señal tuya”.
Pero Jesús, indignado, les contestó:
“Sólo la generación mala e infiel pide una señal, pero no le será dado otro
signo que el del profeta Jonás: igual que Jonás estuvo tres días y tres
noches en el vientre de la ballena, el Hijo del hombre estará tres días y
tres noches en el vientre de la tierra”.

208
Las parábolas
Bess
L. Jesús de pueblo en pueblo y de aldea en aldea, predicando y anun- Lucas 8
ciando la buena nueva del reino de Dios. Le acompañaban los doce após- AS
toles, así como algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus
malignos y de enfermedades, entre ellas María Magdalena.
Una vez se reunió una gran multitud en la orilla del mar. Jesús subió a
una barca y se dirigió a las gentes que le escuchaban en la playa. Y les
dijo muchas cosas, en forma de parábolas.

EL SEMBRADOR Lucas 8
Mateo 13

“Un sembrador salió a sembrar, y una parte de la simiente cayó junto al


camino, y los pájaros del cielo llegaron y se la comieron. Otra parte cayó
sobre la roca, y cuando brotó no tardó en secarse, por falta de tierra y de
humedad. Otra parte cayó en medio de las espinas, y, al crecer, las espi-
nas la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio su buen fruto”.
Y dicho esto, exclamó:
“:El que tenga oídos para oír, que oiga!”
Entonces sus discípulos se acercaron y le preguntaron:
“¿Por qué hablas con parábolas?”
Jesús les respondió:
“A vosotros os ha sido dado a conocer los misterios del reino de los cie-
los, pero a los demás no. Por esto les hablo con parábolas, para que vean
sin ver y entiendan sin entender.
Esto es lo que significa esta parábola: cuando un hombre escucha la pala-
bra de Dios y no la retiene, el diablo aparece y se lleva lo que ha sido
sembrado en su corazón; ese hombre es el que ha recibido la semilla
junto al camino.
El que la recibe en la roca, es el hombre que escucha la palabra y la reci-
apa-
be con regocijo, pero como no tiene raíces, es inconstante, y cuando
rece la tentación sucumbe a ella.
la
La semilla que cae en medio de las espinas representa al que escucha
llega a
palabra, pero se deja ahogar por los placeres y las riquezas y nunca
la madurez.
y la
La semilla caída en tierra fértil indica a aquél que escucha la palabra
retiene, y da fruto con perseverancia».
209
La parábola del sembrador
Un sembrador salió
a sembrar, y una parte
de la simiente cayó
junto al camino, y los
pájaros del cielo llegaron
y se la comieron.
Otra parte cayó sobre ;
la roca, y cuando brotó de
no tardó en secarse, por
falta de tierra y de
humedad. Otra parte
cayó en medio de las E
espinas, y, al crecer,
las espinas la ahogaron.
Otra cayó en tierra
buena y dio su buen fruto.

210)
LA CIZAÑA EN EL CAMPO Mateo 13

Luego les propuso otras parábolas:


“El reino de los cielos es semejante a la historia de un hombre que había
sembrado buen grano en su campo. Pero mientras su gente dormía, vino
su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se fue. Cuando el trigo germi-
nó, también creció la cizaña. Y los criados fueron a su amo y le dijeron:
“Señor, ¿no has sembrado buen grano en tu campo? ¿Por qué entonces
hay cizaña?”
Y él les contestó: “Eso es obra de algún enemigo”.
Y ellos le preguntan: “¿Quieres que vayamos y la arranquemos?”. Y el
amo responde: “No, pues temo que al arrancar la cizaña, arranquéis tam-
bién el trigo. Dejadles crecer juntos hasta la siega, y llegado ese momen-
to, yo les diré a los segadores: cortad primero la cizaña y atadla en haces
para quemarla; después cortad el trigo y almacenarlo en mi granero”.
Cuando sus discípulos le pidieron que les explicara la parábola de la ciza-
ña, Jesús les dijo:
“El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el
mundo; la buena semilla son los discípulos del reino; la cizaña son los
discípulos del maligno; el enemigo que la ha sembrado es el diablo; la
siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Y así como se
corta la cizaña y se la quema, ocurrirá en el fin del mundo. El Hijo del
hombre enviará a sus ángeles que arrancarán de su reino todos los escán-
dalos y a todos los que han cometido iniquidades, y les arrojarán en la
hoguera ardiente, donde habrá llanto y crujir de dientes. Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”.

Mateo 13
LA RED DE PESCA

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo;


un hombre lo encuentra y lo esconde de nuevo; luego, lleno de alegría,
vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
El reino de los cielos es semejante a un mercader que busca piedras pre-
ciosas; habiendo encontrado una perla de gran valor, va a vender todos
sus bienes y la compra.
El reino de los cielos es también semejante a una red arrojada al mar, que
recoge peces de todas las especies. Luego los pescadores vuelven a la orilla
y allí juntan en un canasto los peces buenos y tiran los peces malos. Así
será en el fin del mundo. Vendrán los ángeles a separar a los malos de los
de
justos, y los arrojarán a la hoguera ardiente, y allí habrá llanto y crujir
dientes”.

AR |
¡Jesús
¡en Nazaret
Lucas 4 esús volvió a su tierra, a Nazaret, donde se había criado, y, según la
Marcos 6 costumbre, entró en la sinagoga el día sábado y se levantó para hacer la
lectura. Entonces le entregaron un libro del profeta Isaías, y Él leyó el
pasaje donde está escrito:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por eso me ha consagrado su
unción, para enseñar la buena nueva a los pobres; me envió para curar a
los que tienen el corazón afligido, para proclamar la libertad a los opri-
midos, devolver la vista a los ciegos y anunciar el año de gracia del
Señor”.
Tras la lectura, los ojos de todos los que estaban en la sinagoga quedaron
fijos en Él. Entonces comenzó a decirles:
“Hoy se han cumplido estas palabras de la escritura que acabáis de es-
cuchar”.
Todo estaban asombrados de las palabras llenas de gracia que salían de su
boca, y se decían entre sí: “¿No es éste el hijo de José? ¿No es el carpin-
tero, el hijo de María?”, y seguidamente comenzaron a dudar de Él.
Pero Jesús les dijo: “Ningún profeta es bien recibido en su patria, ni en
su casa ni entre sus parientes”.
Y no pudo hacer allí ningún milagro —salvo que curó a unospocos enfer-
mos a los que impuso las manos—, y no dejó de asombrarse de la falta de
fe de los que allí estaban.
Por el contrario, cuantos había en la sinagoga se enfurecieron con sus
palabras y le expulsaron de la ciudad, llevándole hasta la cima de una
montaña con la intención de arrojarlo desde allí. Pero Jesús cruzó por el
medio de la muchedumbre y se fue.

Lucas 4 JESÚS CALMA LA TEMPESTAD


Marcos 8

Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos, para cruzar a la otra
orilla del lago. Mientras navegaban, Jesús se durmió. De pronto una
fuerte borrasca se precipitó sobre el lago, y las olas eran tan violentas que
la barca comenzó a llenarse de agua.
Muy asustados, los apóstoles fueron a despertar a Jesús, que seguía dur-
miendo tranquilamente enda popa.
“¡Maestro, Maestro, vamos a morir!”, gritaron.

Za
Jesús se despertó, y dirigiéndose al viento y al mar los ordenó que se cal-
maran. El viento cesó, el agua se aquietó y se hizo una completa calma.
Entonces, El les dijo: “¿Por qué teníais tanto miedo? ¿Dónde está vuestra fe?”.
Y los apóstoles, sobrecogidos de temor, se dijeron unos a otros: “¿Quién
es éste que manda al viento y al agua y es obedecido?”

CURACIÓN DE UNA HEMORROISA Y RESURRECCIÓN Marcos 5


Lucas 8
DE LA HIJA DE JAIRO

Al llegar la barca a la otra orilla, vieron a una muchedumbre que les


aguardaba. Entre la gente estaba uno de los jefes de la sinagoga, llamado
Jairo, que arrojándose a los pies de Jesús, le dirigió esta súplica: “Mi hiji-
ta está a punto de morir; ven e imponle las manos para que ella se salve”.
Fue Jesús con él, rodeado de una gran multitud que apenas les dejaba
respirar.
Con el gentío, iba una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años y había sufrido enormemente en manos de muchos médicos,
con los que se había gastado toda su fortuna sin que hallaran remedio a
su mal. La mujer había oído lo que se decía de Jesús, y por eso logró
meterse entre la muchedumbre, hasta estar cerca de Él y tocar su vestido,
pues estaba segura de que si tocaba su ropa estaría curada.
Y así fue: nada más tocarlo, el flujo de sangre se detuvo y la mujer sintió
en su cuerpo que estaba curada.
En ese momento, Jesús se volvió a la multitud, y preguntó: “¿Quién ha
tocado mi ropa?”
La mujer, temblando de miedo, y conociendo lo que en ella había sucedi-
do, se postró ante Él y le dijo toda la verdad.
Jesús le respondió: “Hija mía, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas cura-
da de tu mal”.
En esto llegaron algunas personas que venían de la casa de Jairo, y diri-
giéndose a este último, le dijeron: “Tu hija ha muerto, ¿para qué moles-
tar ya al Maestro?”
Pero Jesús oyó sus palabras, y le dijo a Jairo: “No temas, ten SOLO te
de
siguió caminando hacia la casa del jefe de la sinagoga, acompañado
Pedro, Juan y Santiago.
do por
Cuando llegaron a la casa escucharon un gran alboroto, provoca
la
gentes que lloraban y daban grandes gritos de dolor. Entró Jesús en
casa y preguntó:
”.
“¿A qué vienen estos llantos? La niña no ha muerto, sólo está dormida
pues sabían que la niña
Algunos de los que allí estaban se burlaron de Él,
había muerto. Pero Jesús los echó de la casa, y tomando consigo a los
en la
padres de la niña y a los apóstoles que le habían acompañado, entró
mano, le dijo:
habitación donde estaba la niña, y cogiéndola de la
levántate!”
“¡Talitha qumi!”, que quiere decir: «¡Niña, a ti te lo digo,
que estaban pre-
Entonces la niña se levantó y echó a andar. Y todos los
Jesús les reco-
sentes fueron sobrecogidos por un gran asombro. Luego
y mandó que
mendó vivamente que no dijeran nada a nadie de aquello,
le diesen de comer a la niña.
213
El martirio de Juan
el Bautista
Marcos 6 A oídos de Herodes habían llegado todas las cosas que se decían de
Jesús, y él no sabía a qué atenerse. Algunos decían que Jesús era Juan el
Bautista, resucitado de entre los muertos, y por eso tenía el poder de
hacer milagros. Otros decían que era el profeta Elías, y había otros que
opinaban que sólo era un profeta más.
Herodes pensaba para sí: “¿Cómo es posible que sea Juan el Bautista, si
yo mismo ordené que lo decapitaran?”
Porque, efectivamente, Herodes había mandado prender a Juan el Bau-
tista y lo había hecho encarcelar a causa de Herodías, la mujer de su her-
mano Filipo, con la que se había casado. Hacía mucho que Herodías
quería la muerte de Juan, porque éste se había atrevido a decir a Herodes
que no era lícito que se hubiera casado con la mujer de su hermano.
Herodes, por su parte, también le tenía cierto rencor y con gusto le
hubiera mandado asesinar, si no fuera porque temía la reacción del pue-
blo, que consideraba a Juan como un profeta; él mismo temía a Juan,
pues reconocía que era un hombre justo y santo.
Sin embargo, llegó el momento propicio. El día de su cumpleaños,
Herodes ofreció un banquete a los hombres ilustres de su corte y de toda
Galilea. Durante la fiesta, la hija de Herodías, Salomé, bailó en presencia
de los invitados, y Herodes quedó tan impresionado con su danza que
hizo el juramento de concederle lo que ella le pidiera, así que le dijo:
“Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino”.
La joven fue adonde estaba su madre y le preguntó: “¿Qué quieres que le
pida?”
Y Herodías le respondió: “La cabeza de Juan el Bautista”.
Salomé volvió junto al rey, y le dijo: “¡Quiero que me des ahora mismo,
sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista!”
A Herodes le entristeció esta petición, pero como lo había jurado delante
de todos no se atrevió a rechazarla, y al instante envió a un verdugo con
Enfrente
El verdugo decapitó orden de decapitar a Juan el Bautista.
a Juan el Bautista El verdugo decapitó a Juan en la prisión y luego llevó la cabeza en una
en la prisión y luego bandeja y se la entregó a Salomé, quien, a su vez, se la dio a su madre.
llevó la cabeza Los discípulos de Juan, al saber la triste noticia, fueron a por su cuerpo y
en una bandeja y se la
lo llevaron a una sepultura.
entregó a Salomé,
quien a su vez, se la dio
a su madre.

214
a

>

al

PTI RO ARRRT UAN A


a promesa
e la Eucaristía
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES
Marcos 6
Juan 6
Mateo 14
en Jesús en barca al otro lado del mar de Galilea, pero las gentes,
venidas de todas partes, le seguían a pie, porque sabían los milagros que
hacía con los enfermos. Al bajar de la barca, Jesús se encontró, pues, ante
una gran muchedumbre y se sintió conmovido por ellos, pues eran como
ovejas sin pastor. Entonces se puso a enseñarles largamente.
Como se hizo tarde, sus discípulos se acercaron a Él y le dijeron: “Esta-
mos en un lugar desierto y ya es una hora avanzada; diles que se mar-
chen, para que puedan llegar a las aldeas de alrededor y encontrar algo
de comer”.
Pero Jesús respondió: “Dadles vosotros de comer”.
“Con doscientos denarios que tenemos mo hay suficiente para comprar
pan para todos”, dijeron ellos.
“¿Cuántos panes tenéis?”, preguntó Jesús.
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, dijo: “Hay aquí un
joven que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es eso para
tanta gente?”
Jesús dijo: “Haced que todos se sienten”.
Había en aquel sitio abundante hierba, y las gentes, que superaban el
número de cinco mil, se fueron, pues, acomodando. Entonces Jesús tomó
los cinco panes y los dos peces, elevó sus ojos al cielo dando gracias, y
partió los panes, entregándoselos a sus discípulos para que los distribu-
yeran entre la multitud. Luego hizo lo mismo con los peces. Y todos
comieron y se saciaron. Al acabar, Jesús les dijo a los discípulos:
“Recoged lo que haya sobrado, para que nada se pierda”. Así lo hicieron,
y llenaron doce cestos con los restos de los cinco panes y los dos peces.

Marcos 6 JESÚS CAMINA SOBRE LAS AGUAS


Juan 6
Mateo 14 z ; E > e /
Después de este milagro, Jesús mandó a sus discípulos que subieran a la
barca y le precedieran a la otra orilla, mientras Él se despedía de la multitud.
Luego de despedirlos, subió a un monte a rezar, y allí se quedó hasta la
noche. Mientras tanto, la barca, alejada ya de la orilla, era azotada por las
olas, pues un fuerte viento soplaba en contra. Pasada la media noche, al

216
ver que sus discípulos estaban fatigados de tanto remar, Jesús fue hacia
ellos, caminando sobre las aguas.
Cuando ellos le vieron caminar sobre el mar, creyeron que se trataba de
un fantasma y comenzaron a gritar de terror. Pero Jesús habló y les dijo:
“¡Soy yo; no temáis!”. “¿Eres tú, Señor?”, preguntó Pedro. “¡Si eres tú,
mándame ir hacia ti sobre las aguas!”
“¡Ven!”, dijo Jesús.
Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a
Jesús, pero a causa de la fuerza del viento tuvo miedo y comenzó a hun-
dirse, mientras gritaba: “¡Señor, sálvame!”
Jesús le tendió la mano y le agarró, diciendo: “Hombre de poca fe, ¿por
qué has dudado?”
En cuanto hubieron subido a la barca, el viento se calmó. Y los que esta-
ban a bordo se postraron ante El, diciendo: “¡Verdaderamente eres el
Hijo de Dios!”

JESÚS Y LA ANTIGUA LEY Marcos 6-7


Mateo 14-15

Cuando llegaron a la otra orilla y descendieron de la barca, los habitantes


del lugar los reconocieron e hicieron correr la noticia por todos los alre-
dedores. De modo que en seguida llevaron ante Jesús a muchos enfermos,
y le rogaban que les permitiese tocar siquiera un pliegue de su manto, y
todos cuantos le tocaban quedaban sanos.
Algunos escribas y fariseos venidos de Jerusalén se reunieron en torno a
Él, y vieron que varios discípulos comían sin haberse lavado las manos.
Conforme a la tradición antigua, los fariseos y todos los judíos nunca
comen antes de haberse lavado las manos hasta el codo, y cuando vuelven
del mercado, no comen antes de haberse purificado, es decir, lavado. Por
eso, los escribas y fariseos preguntaron a Jesús:
“¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición, sino que comen con las
manos impuras?”
“¡Hipócritas!”, les dijo Jesús, “Bien profetizó Isaías de vosotros, cuando
dijo: «este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí; en vano me honran pues enseñan como doctrinas lo que no son más
que simples preceptos humanos». Eso os pasa a vosotros: desobedecéis la
ley de Dios y respetáis la tradición de los hombres”.
Y dirigiéndose luego a la muchedumbre, dijo: “Oíd y entended: no hay
fuera del hombre nada que, entrando él, le haga impuro; es lo que sale de
su boca lo que le hace impuro”.
Más tarde, cuando estuvieron a solas, sus discípulos se acercaron a El y le
dijeron: “¿Sabes que los fariseos se han escandalizado con tus palabras?”
por mi
Y Jesús les respondió: “Toda planta que no haya sido plantada
más
Padre, que está en los cielos, será arrancada. Dejadles, pues no son
ambos
ciegos que guían a los ciegos. Y si un ciego conduce a otro ciego,
caerán en una zanja”
Pedro tomó la palabra y dijo: “Explícanos eso que le dijiste a la gente”.
ndido
“¿Tampoco vosotros lo entendéis?”, dijo Jesús, “¿no habéis compre
do en las
que todo lo que entra por la boca va al vientre y es luego expulsa
2 L3//
letrinas? Sin embargo, lo que sale de la boca viene del corazón y es lo que Entonces Jesús
tomó los cinco panes
hace impuro al hombre. Porque del corazón es de donde provienen los
v los dos peces, elevó
malos pensamientos, los asesinatos, los adulterios, las obscenidades, los sus ojos al cielo dando
robos, los falsos testimonios y las blasfemias. Ésas sí son cosas que hacen gracias, y partió los
impuro al hombre, pero no lo hace impuro comer sin haberse lavado las panes, entregándoselos
manos”. a sus discípulos para
que los distribuyeran
entre la multitud.
Luego hizo lo mismo
con los peces.
Y todos comieron
y se saciaron.
Mateo 16 la en el territorio de Decápolis y llegando a la región de Cesarea
de Filipo, les preguntó Jesús a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que
es el Hijo del hombre?”
Ellos respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que
Elías; otros que Jeremías o uno de los profetas”.
“Y vosotros, ¿quién decís que soy?”, les preguntó.
Tomó Pedro la palabra y dijo: “¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!”
Y Jesús le contestó:
“Bienaventurado tú, Simón Pedro, porque no es la carne ni la sangre
quien te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo
que eres Pedro y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las fuerzas
del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de
los cielos, y cuanto tú atares en la tierra, atado será en los cielos, y cuanto
tú desatares en la tierra, será desatado en los cielos”.
Luego ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el
Mesías.

Mateo 16 JESÚS ANUNCIA LA PASIÓN

Desde aquel momento comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que era
preciso que fuera a Jerusalén, y que allí sufriría mucho de parte de los
ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y que ten-
dría que morir y resucitaría el tercer día.
Pedro, tomándole aparte, comenzó a protestar, diciendo:
Enfrente
Pero bajó de la barca “¡No quiera Dios, Señor, que esto suceda!”
y comenzó a caminar Pero Jesús se volvió a él y le dijo: “¡Retírate de mí, Satanás! Tus pensa-
sobre el agua en mientos no son los pensamientos de Dios, sino los de los hombres!”
dirección a Jesús, pero a
Y luego dijo a sus discípulos:
causa de la fuerza del
viento tuvo miedo y “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me
comenzó a hundirse, siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero aquél que la
mientras gritaba: pierda por mi causa, la encontrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar
“¡Señor, sálvame!” todo el mundo si pierde su alma? Porque el Hijo del hombre vendrá con
Jesús le tendió la mano
sus ángeles y entonces dará a cada uno según sus obras. En verdad os
y le agarró, diciendo:
“Hombre de poca fe, digo que hay algunos entre los presentes que no morirán antes de haber
¿por qué has dudado?” visto al Hijo del hombre venir en su reino”.

AO,
Transfiguración
Mateo 17 Sos días después, tomó Jesús a Pedro, Santiago y Juan, y los condujo apar-
OR te, a lo alto de un monte. Y allí, ante sus ojos, se transfiguró: su
ucas
rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Y he aquí que se aparecieron Moisés y Elías, y hablaron con Él.
Tomando la palabra, Pedro exclamó:
“Señor, qué bien se está aquí; si quieres haré tres tiendas: una para ti,
una para Moisés y otra para Elías”.
Aún estaba hablando, cuando fueron envueltos en una nube resplande-
ciente, y una voz que salía de ella hizo oír estas palabras:
“Éste es mi hijo bien amado, en quien he puesto toda mi complacencia:
¡escuchadle!”
Al oír estas palabras, los discípulos cayeron con su rostro sobre la tierra,
sobrecogidos de un gran temor.
Pero Jesús se acercó, y tocándoles, les dijo:
“¡Levantaos y no temáis!”
Y ellos alzaron sus ojos y sólo vieron a Jesús.
Bajando luego la montaña, Jesús les dio esta orden:
“No habléis a nadie de esta visión hasta que Hijo del hombre haya resu-
citado de entre los muertos”.
Los discípulos le preguntaron:
“¿Por qué dicen los escribas que Elías ha de venir primero?”
Jesús respondió:
“Es verdad que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas. Pero
yo os digo que Elías ya ha venido, y sin embargo ellos no lo han recono-
Enfrente
cido y han hecho con él lo que han querido. De igual forma el Hijo del
Seis días después,
tomó Jesús a Pedro, hombre sufrirá de parte de ellos”. ;
Santiago y Juan, y los Los discípulos comprendieron que El hablaba de Juan el Bautista.
condujo aparte, a lo
alto de un monte.
Y allí, ante sus ojos,
se transfiguró: su rostro
resplandecía como el sol
y sus vestidos se hicieron
blancos como la luz.
Y he aquí que se
aparecieron Moisés
y Elías, y hablaron
con Él.

A
Jesús enseña
a sus discípulos
EL EPILÉPTICO ENDEMONIADO
Marcos 9
Mateo 17
Lucas9
NN día siguiente, cuando bajaban del monte, vieron venir hacia ellos
una gran muchedumbre. Y en medio de la gente, un hombre se puso a
gritar:
“¡Maestro, te lo ruego, pon tu mirada sobre este hijo mío, porque es mi
único hijo! Un espíritu se apodera de él y le hace gritar y retorcerse con
violencia y echar espuma por la boca; y cuando al fin se retira de él le
deja roto y destrozado. He suplicado a tus discípulos que lo echasen
ellos, pero no han podido”.
“¡Oh, generación incrédula y perversa!”, exclamó Jesús. “¿Hasta cuándo
debo estar con vosotros? Trae aquí a tu hijo”.
Cuando el joven se aproximó, el espíritu maligno lo echó por tierra y lo
hizo agitarse con violencia. Jesús preguntó a su padre: “¿Cuánto tiempo
hace que le pasa esto?”
“Desde la infancia”, dijo el padre. Y añadió: “Muchas veces el espíritu le
arroja al fuego o al agua, para hacerle perecer. ¡Pero si tú puedes hacer
algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos!”
“¡S1 puedes!”, exclamó Jesús, “¡Todo es posible para el que cree!”
Y el padre gritó: “¡Yo creo! ¡Ayuda tú a mi mezquina fe!”
Viendo Jesús que se reunía mucha gente, se dirigió al espíritu impuro,
ordenándole:
“¡Espíritu mudo y sordo, sal de este niño y no vuelvas a entrar munca
más en él!”
Después de hacer que el niño gritase y se retorciese violentamente, el
espíritu salió y el niño quedó como muerto, de suerte que muchos dije-
ron que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le hizo levan-
tar y mantenerse en pie.
Más tarde, sus discípulos le preguntaron:
“¿Por qué no pudimos echar nosotros a ese espíritu?”
Y Jesús les respondió: “Porque tuvisteis poca fe. En verdad os digo que
s1 tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a esta montaña
que se fuera de aquí para allá, y ella se trasladaría, y todo os sería po-
sible. Pero esa clase de demonios no puede ser expulsada si no es por la
oración”.
Se fueron luego de allí y cruzaron por toda Galilea. Pero Jesús no quiso

224
que nadie supiera de su presencia, porque se consagró a enseñar a sus dis-
cípulos. El les dijo:
El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres y le darán
muerte, pero al tercer día resucitará”.

JESÚS ENSEÑA A SUS DISCÍPULOS Marcos 9


Mateo 17
Llegaron por fin a Cafarnaúm, y cuando estuvieron en casa, Jesús les pre-
guntó:
“¿Qué discutíais en el camino?”
Pero ellos guardaron silencio, pues en el camino habían discutido sobre
quién de ellos era el primero.
Jesús se sentó, llamó a los doce, y les dijo: “Si alguno quiere ser el prime-
ro, él será el último y el servidor de todos”.
Llamó luego a un niño, lo puso en medio de ellos y, sentándolo sobre sus
rodillas, dijo:
“Quien recibe a uno de estos niños en mi nombre, me recibe a mí; y quien
me recibe a mí, no es a mí a quien recibe, sino al que me ha enviado”.
Tomó Juan la palabra y dijo: “Maestro, hemos visto a uno expulsar demo-
nios en tu nombre, pero como no era de los nuestros hemos querido
impedírselo”.
Jesús respondió:
“No se lo impidáis, pues ninguno que haga un milagro en mi nombre,
hablará luego mal de mí. Porque el que no está contra nosotros, está con
nosotros. Y aquél que os diere de beber porque sois discípulos de Cristo,
yo os digo en verdad que tendrá su recompensa. Pero si alguno escandali-
zase a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ata-
sen al cuello una rueda de molino y lo arrojasen al mar.
Y otra cosa os digo: si dos de vosotros os juntareis para pedir cualquier
cosa, os será concedida por mi Padre, que está en los cielos. Porque allí
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos”.
Entonces Pedro, se acercó a Él y dijo: “Señor, ¿cuántas veces debo perdo-
nar a mi hermano si peca contra mí? ¿Hasta siete veces?”
veces
Jesús le respondió: “No digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta
Siete.

Mateo 18
LA PARÁBOLA DE LOS SERVIDORES ENDEUDADOS
Lucas 9
cuentas a sus
“El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo rendir
siervos.
diez mil talentos
Cuando se puso a tomarlas, llegó un siervo que le debía
fuese vendido él
Y como no tenía con qué pagar, el rey mandó que
la deuda.
mujer y sus hijos y todo lo que tuviera, para saldar
e a sus pies, le suplic ó: “Señor, ten pas
Entonces, el siervo, arrojándos
cia, que te lo pagaré todo”.
ir.
Compadecido, el rey le perdonó la deuda y le dejó
220
Al salir de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que Jesús llamó a un niño,
y sentándolo sobre sus
le debía cien denarios. Inmediatamente, le agarró por el cuelo y medio
rodillas, dijo:
estrangulándole, le dijo: “¡Dame lo que me debes!” “Quien recibe a uno de
El otro le suplicó paciencia, igual que él había rogado ante el rey, pero el estos niños en mi nom-
siervo no cedió e hizo encerrar en prisión a su compañero hasta que le bre, me recibe a mí”.
pagara la deuda.
Al ver esto, otros siervos fueron a contar al rey lo que había pasado.
Entonces el rey volvió a llamar a aquel siervo y le dijo: “Mal siervo, yo te
perdoné toda tu deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías haber tenido
tú piedad de tu compañero, como yo la tuve de ti?” Y lleno de indigna-
ción, lo entregó a los verdugos hasta que hubiera pagado todo lo que
debía.

Ñ ha
5,8
nl
Así hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis a vuestros her-
manos de todo corazón”.
Acabados estos discursos, Jesús dejó Galilea y viajó hasta los confines de
Judea, al otro lado del río Jordán. Y los enfermos le seguían en todas par-
tes y Él los curaba.
En el camino encontró a un hombre que le dijo: “Señor, te seguiré donde
vayas”.
Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus madrigueras, y los pájaros tienen
sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza”.
Luego le dijo a otro: “¡Sígueme!”
Pero el otro respondió: “Señor, deja que vaya primero a enterrar a mi
padre”.
Y Jesús le dijo: “Deja a los muertos enterrar a sus muertos y tú ve a
anunciar el reino de Dios”.
Otro le dijo: “Señor, yo te seguiré, pero déjame ir primero a despedirme
de los de mi casa”.
Y Jesús le respondió: “Quien ponga la mano en el arado y mire luego
hacia atrás, no es apto para el reino de Dios”.

Lucas 10 JESÚS ENVÍA A PREDICAR A LOS SETENTA Y DOS


DISCÍPULOS

Después de esto, el Señor escogió a setenta y dos discípulos, y los envío


delante de sí, de dos en dos, para que fueran a todas las ciudades donde
luego Él habría de llegar.
Así les dijo:
“La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al amo de la casa
que envíe obreros a su mies.
¡Id! Yo os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni
dinero, ni sandalias, y no saludéis a nadie por el camino.
Y en la casa que entréis, decid primero: ¡la paz sea en esta casa!, y si
hubiere allí un hijo de la paz, vuestra paz descansará en él; si no, se vol-
verá a vosotros.
Permaneced en esa casa, comiendo y bebiendo lo que os den, pues el
obrero merece su salario.
Pero no vayáis de casa en casa. Si entráis en una ciudad y sois bien recibi-
dos, comed lo que os sirvan, curad a los enfermos que halléis, y decidles:
el reino de Dios está cerca de vosotros.
Pero si entráis en una ciudad y no sois bien recibidos, id por las plazas y
las calles y decid: hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos pegó a los
pies nos sacudimos, pero sabed que el reino de Dios está cerca.
En verdad yo os digo que ese gran día, Sodoma será tratada con menos
rigor que esa ciudad.
El que a vosotros escucha, a mí me escucha, y el que os rechaza, me
rechaza a mí.
Pero el que a mí me rechaza, rechaza a aquél que me ha enviado”.

220,
Otras parábolas
de Jesús
EL JOVEN RICO
Mateo 19
Marcos 10
A A Lucas 18
cercósele un joven a Jesús y le dijo: “¡Oh, buen Maestro, ¿qué debo
hacer para merecer la vida eterna?”. Jesús le preguntó: “¿Por qué me lla-
mas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos:
no
no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testímonto,
harás daño a nadie, honrarás a tu padre y a tu madre”.
El joven le dijo: “Maestro, he observado todos esos mandamientos desde
mi juventud”.
le
Jesús puso entonces sus ojos sobre él y lo amó. “Una cosa te falta”,
así
dijo. Y añadió: “Vete, vende todo lo que posees y dalo a los pobres;
tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme”.
bienes.
Al oír estas palabras el joven se entristeció, pues poseía muchos
los que pose-
Entonces Jesús dijo a los discípulos: “¿Qué difícil será para
en riquezas entrar en el reino de los cielos!”
insistió,
Los discípulos se asombraron al oír estas palabras. Pero Jesús
a un camello
diciendo: “En verdad os digo, hijos míos, que es más fácil
reino de Dios”.
pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el
y unos a otros se
Oyendo esto, aún se pasmaron más los discípulos,
decían: “¿Quién, entonces, podrá salvarse?”
imposible a los hom-
Jesús fijó en ellos su mirada y les dijo: “Lo que es
bres, es posible para Dios”.

Mateo 20
LOS VENDIMIADORES
n que salió muy temprano
“El reino de los cielos es semejante a un patró
acordado con ellos un
a contratar obreros para su viña. Después de haber
o.
salario de un denario por día, los envió al trabaj
y encon tró a otros que esta-
Hacia las nueve de la mañana volvió a salir
dijo: “Id a trabajar a mi viña
ban en la plaza sin hacer nada. Entonces les
y os daré lo que sea justo”. Y se fueron.
ién a las tres de la tarde, €
Salió el patrón de nuevo a mediodía, y tamb
cinco, encontró a otros que
hizo lo mismo. Y saliendo otra vez hacia las día?”
s aquí ociosos todo el
no hacían nada y les preguntó: “¿Qué hacéi
n ellos. Y él les dijo: “Id tam-
“Nadie nos ha contratado hoy”, contestaro
bién a mi viña”.
229
Llegada la tarde, el patrón dijo a su administrador: “Llama a los obreros
y págales su salario, desde los últimos hasta los primeros”.
Los que fueron contratados a las cinco de la tarde se presentaron y reci-
Enfrente
bieron un denario cada uno. Cuando llegaron los que fueron contratados
El buen samaritano por la mañana pensaron que recibirían más, pero igualmente recibieron
(Lucas 10) un denario, y, al tomarlo, murmuraron contra el patrón, diciendo: “Estos
Un doctor de la Lev, últimos no han trabajado más que una hora y los ha tratado igual que a
le preguntó a Jesús
qué tenía que hacer
nosotros que hemos trabajado toda la jornada”.
para alcanzar la vida Entonces el patrón le respondió a uno de ellos: “Amigo mío, yo no te
eterna. Jesús le contestó: estoy perjudicando. ¿No habíamos convenido un denario? Pues toma lo
“Amarás al Señor, tu Dios, que es tuyo y vete. Si yo quiero dar a estos últimos lo mismo que a ti,
con todo tu corazón
¿acaso no me está permitido hacerlo tratándose de mi dinero? ¿O es que
y con toda tu alma,
y al prójimo como a ti ves mal que yo sea generoso?”
mismo”. Entonces Así los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”.
preguntó el otro:
“¿Y quién es mi prójimo?”
A lo cual respondió
Jesús con esta parábola: LA OVEJA PERDIDA
“Un hombre que iba
de Jerusalén a Jericó Como los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para escucharle,
cayó en poder de unos
los escribas y los fariseos decían escandalizados: “Este hombre acoge a los
bandidos que le apalearon,
le desnudaron y se fueron pecadores y come con ellos”. Entonces Jesús les contó esta parábola:
dejándole medio muerto. “¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas, y comprueba que ha perdido
Un sacerdote, que una, no deja a las otras noventa y nueve y se pone a buscar a la que ha
casualmente iba por el perdido hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la carga con ale-
mismo camino, le vio y
+ prosiguió su ruta.
gría sobre sus hombros, y, de regreso a casa, llama a sus amigos y vecinos
Un levita, que también y les dice: “Alegraos conmigo, porque he hallado una oveja que había
pasó por ese lugar, le vio, perdido”.
pero igualmente pasó Del mismo modo yo os digo que habrá más alegría en el cielo por un
de largo.
pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no tienen
Pero un samaritano que
pasó por el camino, necesidad de arrepentimiento”.
se compadeció de él,
y se acercó, curó sus
heridas, derramando
EL HIJO PRÓDIGO
aceite y vino,
y se las vendó;
luego lo subió a su propia Y añadió luego esta otra parábola:
cabalgadura y lo condujo “Un hombre tenía dos hijos, y el más joven le dijo a su padre: “Padre,
a una hospedería, donde dame la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre dividió su
cuidó de él. Al día siguien-
te le dio dos denarios al
hacienda y le dio su parte.
hospedero, diciéndole: Poco después el joven partió hacia un país lejano y allí gastó toda su for-
“Cuida de él, y lo que gas- tuna viviendo en el desenfreno. Después de haberlo derramado todo,
tes de más, te lo pagaré a sobrevino una gran hambre sobre aquel país y el joven se encontró en la
mi regreso”. Acabada la
musería. Se puso entonces al servicio de un habitante de aquellas tierras,
parábola, preguntó Jesús:
“¿Cuál de estos tres fue el que le envió a sus campos a guardar los cerdos.
| prójimo de aquel que cavó Para calmar el hambre, hubiera querido comer las algarrobas que les
en poder de los bandidos?” daban a los cerdos, pero no le estaba permitido.
“El que tuvo piedad de él”, Volvió entonces en sí, y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen
respondió el doctor
de la Ley.
pan en abundancia, mientras yo me muero de hambre! Me levantaré, iré
Y Jesús le dijo: “Vete, a mi padre y le diré: Padre mío, he pecado contra el cielo y contra ti; no
v haz tú lo mismo”. soy digno de ser tu hijo, trátame como a uno de tus sirvientes”.

230
Partió, pues, hacia la casa de su padre. Y cuando aún estaba lejos, viole su
padre, y, compadecido, corrió a su encuentro, se arrojó a su cuello y lo
abrazó tiernamente.
Entonces dijo el joven: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, no
soy digno de ser llamado hijo tuyo”.
Pero el padre ordenó a sus servidores: “Traed de prisa la túnica más her-
mosa y ponédsela; poned un anillo en su dedo y unas sandalias en sus pies;
matad el ternero más cebado y preparad un festín, porque mi hijo que
estaba muerto, ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado”.
Y comenzó a celebrarse la fiesta.
El hijo mayor, que estaba en el campo, cuando de regreso se acercaba a la
casa Oyó la música y los cantos, y llamando a uno de los criados le pre-
guntó qué era aquella fiesta. El criado le dijo: “Tu hermano ha vuelto, y
tu padre ha mandado matar el ternero más cebado, porque lo ha recobra-
do sano y salvo”.
El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Pero su padre salió y le
llamó para que entrara. El hijo le respondió: “Yo te he servido durante
todos estos años, sin desobedecer una sola de tus órdenes, y tú jamás me
diste siquiera un cabrito, para que yo lo celebrara con mis amigos. Sin
embargo, nada más volver mi hermano, después de haber dilapidado
todos sus bienes, tú mandas matar un ternero bien cebado”.
El padre le respondió: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo y todo lo que
tengo es tuyo; pero era preciso hacer fiesta y alegrarse, porque tu herma-
no que estaba muerto ha vuelto a la vida; porque se había perdido y ha
sido hallado”.

Lucas 16 EL RICO EPULÓN Y EL POBRE LÁZARO

“Había un hombre rico que iba vestido de púrpura y lino, y que celebra-
ba cada día espléndidos banquetes.
Mientras, un mendigo llamado Lázaro, cubierto de úlceras, estaba echado
en su puerta, con la esperanza de calmar su hambre con las sobras que
caían de la mesa del rico. Era tan desdichado que hasta los perros iban a
lamerle las úlceras.
Y ocurrió que el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham. Y también murió el rico, y fue enterrado. Y en el infierno, en
medio del tormento, alzó los ojos y vio desde lejos a Abraham y a Lázaro
junto a él. Entonces gritó:
“Padre Abraham, ten piedad de mí, y envía a Lázaro, para que moje su
dedo en agua y me refresque la lengua, porque sufro horriblemente en
estas llamas”.
Abraham respondió: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu
vida, y que Lázaro sólo recibió males durante la suya; ahora él es consolado
y tú sufres. Además, entre nosotros y vosotros hay un gran abismo, y los
que quieran cruzar de aquí a vosotros, o viceversa, no pueden hacerlo”.
Entonces dijo el rico: “Te ruego, padre, que le envíes a mi casa para que
prevenga a mis cinco hermanos, a fin de que a ellos no les ocurra lo que
a mí”,
Abraham respondió: “Ellos tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les es-
cuchen!”
Pero el otro insitió: “Eso es cierto, padre Abraham, pero si uno de
los
muertos se presentara a ellos, entonces harían penitencia”.
Y Abraham respondió: “Si no escuchan a Moisés y a los profeta
s, tampo-
co creerán, ni aun cuando un muerto resucitara”.

20d
El viaje
a Jerusalén
JE emprendió el camino hacia Jerusalén atravesando Galilea y Lucas 17

Samaria.
Al entrar en un pueblo, diez leprosos salieron a su encuentro, y detenién-
dose a cierta distancia, se pusieron a gritar: “¡Jesús, Maestro, ten piedad
de nosotros!”
Jesús les vio y les dijo: “Id y mostraos a los sacerdotes”.
Ellos fueron, y por el camino comprobaron que estaban limpios.
Entonces uno de ellos, viéndose curado, volvió sobre sus pasos, glorifi-
cando a Dios en voz alta. Se arrojó a los pies de Jesús, rostro a tierra, y le
dio las gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo: “¿No habéis sido curados los diez? ¿Y los otros nueve,
dónde están? ¿Sólo este hombre ha vuelto para dar gloria a Dios?” Y
volviéndose hacia el samaritano, le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha
salvado”.

Lucas 18
EL FARISEO Y EL PUBLICANO

Jesús contó esta parábola a algunos hombres que tenían la presunción de


ser justos y despreciaban a los demás.
“Dos hombres fueron a rezar al templo: uno era fariseo y el otro publica-
no. El fariseo, con la cabeza alta, rezaba así: “¡Oh Dios, te doy gracias por
no ser como los demás hombres, que son rapaces, injustos y adúlteros; y
por no ser como este publicano! Guardo el ayuno dos veces por semana,
y pago el diezmo de todas mis rentas”.
Por el contrario, el publicano, quedándose a un lado, ni siquiera osaba
pie-
alzar los ojos al cielo. Se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios, ten
dad de mí, pues soy un pecador!”
Porque
Y yo os digo que éste volvió a su Casa perdonado, y no el otro.
do”.
aquél que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalza

JESÚS CONVIERTE A ZAQUEO, EL PUBLICANO Lucas 19

llamado Za-
Llegó Jesús a Jericó y atravesó la ciudad. Un hombre rico,
pero era corto de
queo, que era jefe de los publicanos, le buscó para verle,
233
estatura, y, a causa de la muchedumbre, no lo conseguía. Como sabía por
dónde iba a pasar Jesús, se adelantó a la carrera y se subió a un sicomoro
para poder verle. Al llegar Jesús a ese lugar, alzó los ojos, y viéndole, le
dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy voy a alojarme en tu casa”.
Zaqueo bajó a toda prisa y recibió a Cristo con alegría.
Viendo esto, todos murmuraban de que se hubiera hospedado en la casa
de un pecador. Pero Zaqueo dijo al Señor: “Daré a los pobres la mitad de
mis bienes, y si a alguien he estafado algo, le devolveré el cuádruple”.
Jesús le dijo: “La bendición ha entrado hoy en esta casa, pues éste es
también un hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre ha venido a
buscar y salvar lo que estaba perdido”.

Lucas 10 JESÚS EN CASA DE MARTA Y MARÍA

Yendo de camino, entró Jesús en una aldea llamada Betania, y una


mujer, de nombre Marta, le recibió en su casa.
La mujer tenía una hermana, llamada María, que se sentó a los pies del
Señor para escuchar su palabra. Entonces Marta, que estaba ocupada en
las tareas de la casa, se acercó a Jesús y dijo: “Señor, ¿no te parece mal
que mi hermana me deje a mí sola el trabajo de la casa? Dile, pues, que
me ayude”.
Pero el Señor respondió: “Marta, tú te inquietas y te preocupas por
muchas cosas; pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor
parte, que no le será arrebatada”.

Juan 11 LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

Cuando Lázaro, el hermano de Marta y María, cayó enfermo, las herma-


nas le hicieron llegar la noticia a Jesús.
Pero al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro ya había sido
sepultado hacía cuatro días. Y muchos judíos habían ido a la casa de
Marta y María, para consolarlas por la pérdida de su hermano.
Cuando Marta supo que Jesús había llegado, salió a su encuentro, mien-
tras que María se quedó en la casa. Díjole Marta a Jesús: “Señor, si
hubieras estado aquí, mi hermano no estaría muerto. Pero incluso ahora
sé que Dios te concederá todo lo que le pidas”.
Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”.
“Ya sé que resucitará”, dijo Marta, “en la resurrección del último día”.
Pero Jesús añadió:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivi-
rá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees tú eso?”
Ella respondió: “Sí, Señor, creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que
ha venido a este mundo”.
Después de decir esto, Marta volvió a la casa, llamó a su hermana María
y le dijo en voz baja: “El Maestro está aquí y te llama”.
María se levantó y salió al encuentro de Él. Jesús no había entrado aún
en la aldea, y estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado.

234
Cuando María llegó a su presencia, se echó a sus pies, diciendo: “Señor, si
hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
Al verla llorar, y ver también llorar a los judíos que venían con ella, Jesús se
sintió profundamente conmovido. “¿Dónde lo habéis puesto?”, preguntó.
Ellos le dijeron: “Señor, ven y ve”.
Lloró entonces Jesús, y los judíos exclamaron: “¡Ved cómo le amaba!”
Pero algunos dijeron: “Si éste abrió los ojos a ciegos de nacimiento, ¿no
habría podido hacer que este hombre no muriera?”
Jesús, muy conmovido en su interior, llegó a la tumba, que era una cueva
tapada con una piedra. Entonces dijo: “Quitad la piedra”.
Marta le respondió: “Señor, ya huele, pues hace cuatro días que está ahí”.
Pero Jesús le dijo: “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de
Dios?”
Apartaron pues la piedra, y Jesús, alzando sus ojos al cielo, dijo: “Padre,
te doy gracias por haberme escuchado. Yo sé que siempre me escuchas,
pero lo digo para que la muchedumbre que me rodea sepa que eres tú
quien me-ha enviado”.
Dicho esto, gritó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal fuera!”
Y Lázaro salió, vendados los pies y las manos y con la cara envuelta en el
sudario.
Jesús dijo:
“Desatadle y dejadle 11”.
Al ver este milagro, muchos de los judíos que estaban presentes creyeron
en Él; pero algunos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había
hecho.

Juan 11
LOS ENEMIGOS DE JESÚS DECIDEN SU MUERTE

Entonces los príncipes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reu-
nión, y dijeron: “¿Qué hacemos? Este hombre hace milagros. Si le dejamos
proseguir, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y nos destruirán”.
Uno de ellos, llamado Caifás, que era el sumo sacerdote, les dijo: “¿No
comprendéis que conviene que muera un hombre por todo el pueblo y no
que el pueblo entero perezca a causa de un hombre?”. Y así profetizó que
Jesús habría de morir por el bien del pueblo, y no sólo por el pueblo,
Y
sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos.
desde aquel día tomaron la resolución de llevarlo a la muerte.

Juan 12
LA CENA EN BETANIA

se dirigían a
Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos eran los que
unos a
Jerusalén, para purificarse. Como no veían a Jesús, se preguntaban
otros: “¿Es que no va a venir a la fiesta?”
fue a Betania, a casa de
En ese tiempo, se1s días antes de la Pascua, Jesús
prepararon una
Lázaro, el que había resucitado de entre los muertos. Allí
a la mesa. María,
cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban
ungía los pies
que había comprado una libra de perfume de nardo puro,
23n
de Jesús y los enjugaba con sus cabellos. Toda la casa olía a ungúento, y
uno de los discípulos, Judas Iscariote, el que había de traicionarle, dijo:
“¿Por qué no has vendido ese perfume en trescientos denarios, para dárse-
lo a los pobres?”
Eso lo decía, no por amor a los pobres, sino porque era ladrón, pues, te-
niendo él la bolsa, tomaba de lo que en ella echaban.
Jesús le respondió: “Déjala hacer y que esto cuente para el día de mi
sepultura; pues a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí
no me tendréis siempre”.
Al saber que estaba en Betania, muchos judíos se dirigieron hacia allí, no
sólo por verle a Él, sino también para ver al resucitado Lázaro. Entonces
los príncipes de los sacerdotes quisieron matar a Lázaro, pues por su
causa muchos judíos les abandonaban para creer en Jesús.

Lucas 19 LA ENTRADA EN JERUSALÉN


Mateo 21
Marcos 11
Cerca ya de Beftagé, en el monte de los Olivos, Jesús dijo a dos de los
discípulos: “Id a la aldea que está enfrente, y cuando entréis en ella,
hallaréis un pollino atado; desatadlo y traedlo aquí. Si alguien os pregun-
ta por qué lo hacéis, responded que el Señor lo necesita”.
Los dos discípulos lo hallaron todo como Jesús había dicho. Llevaron el
pollino, pusieron sus mantos sobre él, y encima montó Jesús. Y ocurrió
que mientras avanzaba, la gente extendía sus propios mantos sobre el
camino, mientras que otros cortaban ramos de los árboles y los extendían
por la calzada.
Cuando llegó a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos,
llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en voz alta: “¡Bendito sea el
que viene, el Rey, en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las
alturas!”
Pero algunos fariseos le dijeron a Jesús: “Maestro, reprende a tus discípu-
los”. Y Él respondió: “Os digo que si ellos callasen, gritarían las piedras”.

Lucas 20 JESÚS EXPULSA A LOS PROFANADORES DEL TEMPLO


Mateo 21
Marcos 12
Entró luego Jesús en el templo y expulsó de allí a todos los que vendían
y compraban, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los
vendedores de palomas, mientras decía:
“Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración; pero vosotros la habéis
convertido es una cueva de ladrones”.
Los príncipes de los sacerdotes y los escribas tuvieron gran indignación
contra Jesús. Pero Él ya había dejado la ciudad para ir a Betania, donde
pasó la noche.

Mateos 21 LA HIGUERA MALDITA


Marcos 11

A la mañana siguiente, volviendo a la ciudad, Jesús tuvo hambre. Viendo

236
Los discípulos llevaron
el pollino, pusieron
sus mantos sobre él,
y encima montó Jesús.
Y ocurrió que, mientras
avanzaba, la gente
extendía sus propios
mantos sobre el camino,
mientras que otros
cortaban ramas de los
árboles y los extendían
por la calzada.
una higuera al borde del camino, se acercó a ella, pero no encontrando
más que hojas, dijo: “Que jamás nazca de ti fruto alguno”. Y al instante
la higuera se secó.
Asombráronse los discípulos al ver esto, y exclamaron: “¿Cómo ha podi-
do la higuera secarse en un imstante?”. Jesús les respondió: “En verdad os
digo que si tenéis fe y no dudáis, no solamente haréis vosotros esto que
he hecho, sino que si mandáis a esa montaña que se quite de ahí y se
arroje al mar, eso mismo se hará. Pues todo lo que con fe pidáis en la ora-
ción, lo recibiréis”.

Lucas 20 LOS VIÑADORES INFIELES


Mateo 21
Marcos 12
Volvió Jesús al templo, y mientras enseñaba, los príncipes de los sacer-
dotes y los ancianos del pueblo se le acercaron y le preguntaron: “¿Con
qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado poder?”. Pero Jesús no
quiso responder a: estas preguntas y comenzó a hablar en parábolas,
diciendo:
“Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y
construyó una torre. Luego la arrendó a unos viñadores y se fue. Cuando
llegó la época de la recolecta envió a unos sirvientes para que los viñado-
res les dieran su parte de los frutos. Pero los viñadores, agarrando a los
siervos, golpearon al primero, mataron al segundo y apedrearon al
tercero.
El dueño de la viña envió a otros sirvientes, pero los viñadores los trata-
ron de la misma manera. Finalmente, envió a su propio hijo, pensando:
“A mi hijo le respetarán”.
Pero cuando los viñadores vieron llegar al hijo, pensaron: “¡Aquí viene el
heredero; matémosle y tendremos su herencia!”
Y lo atraparon, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
Ahora bien, ¿qué creéis vosotros que hará el dueño de la viña?
Irá y hará perecer a esos miserables, y arrendará la viña a otros viñadores,
para que en la época de la cosecha le den lo que es debido. Y yo os digo:
el reino de Dios os será arrebatado y será entregado a otros que rindan
sus frutos”.
Después de escuchar estas palabras, los príncipes de los sacerdotes y los
fariseos comprendieron que era de ellos de quien Jesús estaba hablando,
y buscaron la forma de apresarlo; mas no lo hicieron por miedo a la
muchedumbre que le tenía por un profeta.

Mateo 22 DIOS Y EL CÉSAR


Marcos 12

Los fariseos se retiraron y celebraron consejo para ver el medio de tender-


le una trampa, aprovechando sus propios discursos. Luego enviaron a
unos discípulos suyos, que le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero
y que enseñas el camino de Dios. Danos pues tu parecer: ¿es justo o no
pagar tributo al César?”
Conociendo su astucia, Jesús les respondió: “Hipócritas, ¿por qué
me
Pate)
tendéis trampas? Enseñadme la moneda con que se pagan los tributos”.
Ellos le mostraron un denario. Jesús preguntó: “¿De quién son esta ima-
gen y esta inscripción?”
“De César”, respondieron ellos.
Entonces Jesús les dijo: “Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo
que es de Dios”.

EL ÓBOLO DE LA VIUDA Lucas 21


Marcos 12

Mirando a su alrededor, vio Jesús a la multitud que iba a echar sus ofren-
das en el tesoro del templo. Vio a algunos ricos que echaban muchas
monedas. Y viendo también a una pobre viuda que apenas echó dos
monedas de poco valor, dijo a los que estaban con Él: “En verdad os digo
que esta pobre viuda ha echado más que los otros, pues los demás han
echado una parte de lo que les sobra, mientras que ella ha echado todo
cuanto tenía para vivir”.

Mateo 22
LA PARÁBOLA DEL INVITADO INDIGNO

“El reino de los cielos es semejante a un rey que celebraba el matrimonio


de su hijo.
Envió a sus criados a llamar a los que estaban invitados a la boda, mas
éstos nO QUISIeron 1r.
Envió entonces a otros criados, para que dijeran: “El banquete está prepa-
tado, he matado a mis bueyes y terneros mejor cebados; venid a la boda”.
Pero ellos, sin hacer caso de la invitación, se fueron cada cual a sus asuntos.
Algunos incluso, agarrando a los criados, los golpearon o les dieron muerte.
El rey entonces montó en cólera y envió a sus tropas, qué mataron a los
asesinos e incendieron sus casas. Luego dijo a sus criados: “El banquete
-
está listo, pero los invitados no eran dignos. Id pues a todas las encrucija
das e invitad a aquellos que encontréis”.
buenos y
Así lo hicieron los criados, y reuniendo a cuantos encontraron,
malos, la sala del banquete quedó llena de convidados.
que
Cuando el rey entró para ver a los comensales, se fijó en un hombre
no llevas
no llevaba traje para la boda, y le dijo: “Amigo mío, ¿por qué
un vestido de boda?”.
de pies
El hombre enmudeció. Entonces el rey dijo a sus criados: “Atadle
y crujir de
y manos y echadle fuera, a las tinieblas, donde habrá llanto
s”.
dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los elegido

ao)
La última
¡cena
Mateo 24 META Jesús del templo, se le aproximaron sus discípulos y le hicie-
Marcos 13 ron fijarse en la construcción del mismo. Pero Él les dijo: “¿Veis todo
Juan 13
esto? En verdad os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no
sea derribada”.
Más tarde, estando Él sentado en el monte de los Olivos, llegaron los
discípulos y le preguntaron: “¿Cuándo sucerá eso? ¿Cuál será la señal de
tu venida y del fin del mundo?”
Jesús les respondió: “Tened cuidado y no dejaos engañar, porque muchos
vendrán en mi nombre diciendo que son el Mesías, y engañarán a
muchos. Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerra. No os
turbéis, porque es necesario que eso suceda, pero no será aún el fin. Os
prenderán, os perseguirán, os arrastrarán en las sinagogas y en las prisio-
nes, Os acusarán ante reyes -y gobernadores por causa mía. Y muchos se
escandalizarán y se traicionarán unos a otros y se odiarán. Y se levantarán
muchos falsos profetas y engañarán a muchas gentes. Pero el que perse-
vere hasta el fin, ése se salvará. Esta buena nueva del reino deberá ser
predicada en el mundo entero, y entonces vendrá el fin”.

Mateo 24 LA LLEGADA DEL HIJO DEL HOMBRE


Marcos 13

“Entonces se verá al Hijo del hombre llegar sobre las nubes, rodeado de
poder y de gloria. Y enviará a sus ángeles para que reúnan a sus elegidos.
Velad, pues, porque no sabéis cuál será el día en que vendrá vuestro
Señor. Y pensad sobre esto que os voy a decir: Si el dueño de una casa
sabe a qué hora de la noche va a venir el ladrón para robar, estará alerta y
no dejará que su casa sea saqueada. Por eso debéis estar preparaos, por-
que el Hijo del hombre vendrá a la hora que menos penséis”.

Mateo 25 LAS VÍRGENES PRUDENTES Y LAS VÍRGENES NECIAS

“El reino de los cielos es semejante a diez vírgenes que, tomando sus
lámparas, fueron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y
cinco eran sensatas.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin aprovisionarse de aceite. Las
sensatas, al tiempo que sus lámparas, tomaron también aceite en unos
frascos.

240
a. y lo beni

cómed: éste es m
Como el esposo tardaba, se amodorraron y se quedaron dormidas. Pero a
media noche, resonó un grito: “¡Aquí está el esposo, id a su encuentro!”
Todas las vírgenes se levantaron y prepararon sus lámparas. Y las necias
dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lám-
paras se apagan”.
Pero las prudentes respondieron: “Si os damos, no habrá suficiente para
nosotras y vosotras. Mejor es que vayáis donde lo venden y compréis”.
Pero mientras fueron a comprarlo, llegó el esposo; entonces las pruden-
tes, entraron con él a las bodas y se cerró la puerta.
Más tarde, llegaron las otras vírgenes y dijeron: “¡Señor, señor, ábrenos!”
Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”.
Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.

Mateo 25 LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

“El reino de los cielos es como un hombre que, antes de partir para un
lugar lejano, llama a sus criados y les entrega sus bienes. A uno le da
cinco talentos, a otro le da dos, y al tercero le da sólo uno; a cada cual
según su capacidad. Después se va.
Luego, el que había recibido cinco talentos comerció con ellos y ganó
Otros Cinco.
El que había recibido dos, negoció con ellos y ganó otros dos. Por contra,
el que sólo había recibido un talento, hizo un agujero en la tierra y allí
escondió el dinero.
Pasado el tiempo, volvió el amo y llamó a los tres criados para rendir
cuentas. El que había recibido cinco talentos dijo: “Señor, tú me entre-
gaste cinco talentos, he aquí otros cinco que he ganado”.
“Muy bien, siervo bueno y fiel”, dijo su amo, “pues has sido fiel en lo
poco, yo te confiaré mucho, entra en el gozo de tu señor”.
Se presentó después el que había recibido dos talentos, y lo mismo que el
anterior, dijo: “Señor, tú me entregaste dos talentos, he aquí otros dos
que he ganado”.
Y el amo le dijo: “Muy bien, siervo bueno y fiel, pues has sido fiel en lo
poco, yo te confiaré mucho, entra tú también en el gozo de su señor”.
Por último, el que había recibido un talento se presentó al amo y dijo:
“Señor, yo sé que eres un hombre duro, que quieres cosechar donde no
has sembrado. Por eso tuve miedo y escondí tu talento bajo tierra; aquí
lo tienes, toma lo que te pertenece”.
El amo entonces respondió: “Siervo malo y perezoso, si tú sabías que yo
quiero cosechar donde no sembré, debías cuando menos haber puesto
este dinero en manos de los banqueros, para que a mi vuelta, yo lo
hubiera recogido con los intereses. Quitadle pues el talento y dádselo al
que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia;
pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”.

Mateo 25 EL DÍA DEL JUICIO


“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria con todos sus ángeles,
se
sentará en el trono de su gloria. Y todos los pueblos se reunirán ante El

242
pero Él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los
machos cabríos; y pondrá a las ovejas a su derecha, y a los machos cabríos
a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha:
“Venid, vosotros que estáis bendecidos por mi Padre, y tomad posesión
del reino. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed y me dis-
teis de beber; era extranjero y me acogisteis; estaba desnudo y me disteis
vestidos, estuve enfermo y me visitasteis; estuve en prisión y vinisteis a
verme”.
Entonces los justos le dirán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te
alimentamos, y sediento y te apagamos la sed? ¿Cuándo te vimos enfer-
mo o en prisión y fuimos a visitarte?”
Y el Rey les responderá: “En verdad os digo que todas las veces que hicis-
teis eso al más pequeño de mis hermanos, fue a mí a quien me lo hicisteis”.
Y luego les dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, e id al
fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y
no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber; fui extranjero
y no me acogisteis; estuve desnudo y no me disteis qué ponerme; estuve
enfermo y en prisión y no fuisteis a visitarme”.
Y ellos dirán igualmente: “Señor, ¿cuándo te hemos visto hambriento,
sediento o extranjero o desnudo o enfermo o en prisión, y no te socorrimos?”
Y Él responderá: “En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso al
más pequeño de mis hermanos, fue a mí a quien no se lo hicisteis”.
E irán estos al castigo eterno; y los justos irán a la vida eterna”.

LA CONSPIRACIÓN DEL SANEDRÍN Y EL PACTO DE JUDAS Mateo 26

Los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en


el palacio de Caifás, el sumo pontífice, y formaron consejo para ver el
medio de apoderarse de Jesús con engaño y darle muerte.
Uno de los doce apóstoles, Judas Iscariote, fue a ver a los príncipes de los
sacerdotes, y les dijo: “¿Qué me dais si os entrego a Jesús?”
Ellos le prometieron treinta denarios de plata. Y desde aquel momento
Judas buscó una ocasión favorable para entregarles a Cristo.

LA ÚLTIMA CENA Y EL LAVATORIO DE PIES Juan 13 |

Antes de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de


este mundo al Padre, amó a todos los suyos en grado sumo.
Llegado el día de Ácimos, en que había de hacerse el sacrificio de Pascua,
envió a Pedro y Juan, diciéndoles: “Id y preparad la Pascua, para que
podamos comer”.
Y cuando llegó la hora, Jesús se sentó en la mesa con sus discípulos.
y toman-
Durante la comida, se levantó de la mesa, se quitó los vestidos
do un paño blanco, se lo ciñó. A continuación vertió agua en una jofaina
paño de
y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a enjugarlos con el
lino que llevaba ceñido.
Después de que les hubo lavado los pies, se sentó de nuevo y les dijo:
y
“¿Habéis comprendido lo que he hecho? Vosotros me llamáis Maestro
los pies,
Señor, y decís bien, pues lo soy. Así pues, si yo os he lavado
245
debéis también vosotros lavároslos los unos a los otros. Por eso os he
dado el ejemplo, para que hagáis como yo he hecho. En verdad, en ver-
dad os digo: un siervo no es más grande que su amo, ni un mensajero
más grande que quien le envía. Sabiendo estas cosas, dichosos vosotros si
las ponéis en práctica”.

Mateo 26 EL TRAIDOR DESCUBIERTO


Marcos 14
Juan 13
Dicho esto, Jesús se turbó y dijo: “En verdad os digo que uno de vos-
otros me entregará”.
Los discípulos, desconcertados, comenzaron a preguntar uno tras otro:
“¿Acaso soy yo, Señor?”
“El que conmigo ha mojado su mano en el plato, ese me traicionará”,
respondió Jesús.
Entonces uno de los discípulos, que tenía la cabeza reclinada sobre el
pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”
Jesús dijo: “Aquél a quien yo dé un trozo de pan untado”.
Y mojando un trozo de pan, se lo dio a Judas Iscariote, diciéndole: “Lo
que has de hacer, hazlo pronto”.
Ninguno de los que estaban en la mesa supo por qué había dicho eso.
Algunos pensaron que como Judas era el que tenía la bolsa de dinero,
Jesús le había encargado comprar alguna cosa para la fiesta o bien dárselo
a los pobres.
Pero Judas tomó el pan que le dio Jesús y se marchó de prisa.

Mateo 26 INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA


Marcos 14

Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, y, partiéndolo, se lo dio a


sus discípulos y dijo:
“Iomad y comed: éste es mi cuerpo”.
De igual manera, después de haber bebido tomó el cáliz, lo bendijo, y se
lo dio a ellos, diciendo:
“Bebed de él todos, porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza que
será derramada para la remisión de los pecados”.

Juan 13 EL ADIÓS A LOS DISCÍPULOS


Lucas 22

Cuando Judas se fue, Jesús les dijo: “Hijos míos, estaré con vosotros poco
tiempo. Me buscaréis, pero como les dije a los judíos, donde yo voy no
podéis venir. Un nuevo mandamiento os dejo: amaos los unos a los Otros,
como yo Os he amado, para que todos sepan que sois mis discípulos”.
Pedro preguntó: “¿Dónde vas, Señor?”
Jesús le dijo: “Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más
tarde me seguirás”.
Pero Pedro insistió: “¿Por qué razón no puedo seguirte ahora? Yo daré
mi vida por ti”.
Jesús le dijo: “¿Darías tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo que
esta misma noche, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres
veces”.

244
El huerto
¡de Getsemaní
JR la cena, salió Jesús con los apóstoles camino del monte de los Mateo 26
Lucas 22
Olivos. Allí les dijo: “Esta noche todos vosotros os escandalizaréis por mi causa”.
Pedro le contestó: “¡Aunque todos se escandalicen de ti, yo no me escan-
dalizaré jamás!”
Jesús le dijo: “En verdad te digo que esta misma noche, antes de que el
gallo cante, me negarás tres veces”.
Mas Pedro insistió: “Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré”.
Y lo mismo dijeron los otros discípulos.
Entonces se dirigió Jesús hacia un lugar llamado Getsemaní, y les dijo:
“Quedaos aquí mientras yo voy a orar”.
Llevo consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y sintiéndose lleno
de angustia y de tristeza, se confió a ellos y les dijo: “Mi alma está triste
hasta la muerte; permaneced aquí y velad conmigo”.

LA ORACIÓN DE JESÚS Mateo 26


Lucas 22
Marcos 14
Luego, adelantándose, se arrodilló y rezó, diciendo: “Padre mío, si es
posible, pase de mí este cáliz. Pero hágase tu voluntad y no la mía”.
Luego volvió junto a sus discípulos, y, encontrándolos dormidos, le dijo a
Pedro: “¿Ni siquiera habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para
no caer en la tentación, pues aunque el espíritu esté dispuesto, la carne es débil”.
Y alejándose de ellos una segunda vez, rezó así: “Padre mío, si no es
posible que pase este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.
Volvió Jesús junto a los discípulos y los halló nuevamente dormidos.
Entonces se alejó de ellos y rezó por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras. Luego se reunió con los discípulos y les dijo: “Dormid y des-
cansad, pues se acerca la hora en que el Hijo del hombre será entregado
en manos de los pecadores”. Mas en seguida añadió: “Ya basta, levantaos,
vamos, se acerca el que ha de entregarme”.

LA TRAICIÓN DE JUDAS Mateo 26


Lucas 22
Marcos 14
numeroso
Aún estaba Jesús hablando cuando llegó Judas, y con él un
tropel de gente armada con espadas y garrotes, enviada por los príncipes
de los sacerdotes y los ancianos del pueblo.
“Aquél a
El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
245
quien yo bese, ése es; prendedle”.
Y en seguida se acercó a Jesús, y diciéndole: “¡Salve, Maestro!”, le besó.
Entonces Jesús le dijo: “Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”
E inmediatamente los que venían con Judas, se adelantaron y echaron las
manos sobre Jesús, apoderándose de Él.
En ese momento, Pedro se hizo con una espada e hirió a uno de los sier-
vos del sumo sacerdote, cortándole una oreja. Pero Jesús tocó la oreja del
herido, que se llamaba Malco, y le curó. Y a Pedro le dijo: “Guarda esa
espada, pues quienes toman la espada, por la espada morirán. ¿Crees que
no puedo invocar a mi Padre, que al instante me enviaría doce legiones
de ángeles? Pero entonces, ¿cómo habrían de cumplirse las Escrituras?”
Y dirigiéndose a la turba, les dijo: “Todos los días estaba enseñando en
medio de vosotros y no me prendisteis. ¿Y ahora habéis salido con espa-
das y garrotes? Mas todo es para que se cumplan las Escrituras”.
Entonces todos los discípulos le abandonaros y huyeron.

Juan 18 PEDRO NIEGA A JESÚS


Marcos 14
Mateo 26
Llevaron a Jesús a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y
los ancianos se hallaban reunidos.
Pedro los había seguido de lejos, y llegando hasta el atrio de la casa del
sumo sacerdote, allí se sentó junto a los criados.
Los príncipes de los sacerdotes y todo el sanedrín buscaban falsos testi-
monios contra Jesús para condenarle a muerte, pero no los hallaban, pues
muchos testificaban falsamente contra Él, pero no se ponía de acuerdo en
sus testimonios.
Por fin, unos llegaron y dijeron: “Le hemos oído decir: Yo puedo destruir
el templo y levantarlo en tres días”.
Al oír esto, el sumo sacerdote se levantó y le dijo a Jesús: “¿No respondes
nada a eso que declaran contra ti?”
Pero Jesús guardó silencio.
El sumo sacerdote insistió: “Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si
eres verdaderamente el Cristo, el Hijo de Dios”.
Jesús respondió: “Tú lo has dicho. Y os digo que en adelante veréis al
Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre
las nubes del cielo”.
Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo: “¡Ha blasfe-
mado! ¿Qué necesidad tenemos de más testimonios? Acabáis de oír su
blasfemia, ¿qué os parece?”
Y todos respondieron: “¡Reo es de muerte!”
Entonces le escupieron a la cara y comenzaron a darle puñetazos y bofeta-
das, mientras le decían: “Adivina, Cristo, ¿quién te ha golpeado?”
Mientras tanto, Pedro estaba sentado fuera, junto a la puerta, con los
criados de la casa. Una sierva le miró fijamente y le dijo: “¿No erás tú
uno de los discípulos de ese hombre?”
El respondió: “No, no lo soy”.
Más tarde los criados y los guardias encendieron un fuego para calentarse del frío.
Pedro se acercó también a calentarse, y uno de los que allí estaban le preguntó:
“¿No eres tú uno de los discípulos de Jesús, el Galileo?”

246
gre de este justo; asunto.
vuestro es”. Y todo el pueblo 7
contestó diciendo:
su sangre sobre n
Pero Pedro lo negó, diciendo: “No conozco a ese hombre”.
Una hora después llegó uno de los servidores del sumo pontífice, parien-
te de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, y viéndole, le dijo:
“¿No estabas tú con ese hombre en el huerto de Getsemaní?”
Pedro comenzó entonces a maldecir y jurar, diciendo: “¡Yo no conozco a
ese hombre!”
En ese instante cantó el gallo y Pedro se acordó de las palabras de Jesús:
“Antes de que el gallo cante me habrás negado tres veces”. Y saliendo
fuera, lloró amargamente.

Mateo 27 EL SUICIDIO DE JUDAS

Entretanto, viendo Judas que Jesús había sido condenado, se arrepintió y


devolvió a los príncipes de los sacerdotes los treinta denarios que había
recibido como precio de su traición, diciéndoles: “He pecado, pues os he
entregado sangre inocente”.
Pero ellos le respondieron: “¿Qué nos importa? ¡Eso es cosa tuya!”.
Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, se fue de allí y se ahorcó.
Los príncipes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: “No es lícito
echarlas al tesoro sagrado, pues son precio de sangre”. Y decidieron comprar
con ellas el campo del Alfarero, para utilizarlo como sepultura de los forasteros”.

Mateo 27 EL PROCESO: JESÚS ANTE PILATO


Marcos 15
Lucas 23
Juan 18 Poco después de que amaneciera, los príncipes de los sacerdotes y los ancia-
nos del pueblo condujeron a Jesús ante el sanedrín para condenarle a muerte.
Y tras haberlo atado, lo llevaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.
Salió Pilato a recibirlos y les preguntó: “¿Qué acusación traéis contra
este hombre?”
Ellos dijeron: “Si no fuera un malhechor, no lo habríamos traído ante ti”.
“En tal caso, juzgadle vosotros según vuestra ley”, dijo Pilato.
Pero los judíos respondieron: “A nosotros no nos está permitido conde-
nar a muerte”.
Entonces Pilato le preguntó a Jesús : “¿Eres tú el rey de los judíos?”
Jesús respondió: “Mi reino no es de este mundo; si lo fuera, mis tropas
habrían combatido por mí, para que no fuese entregado a los judíos; pero
mi reino no es de aquí”.
“¿Luego, eres rey?”, preguntó Pilato.
Jesús le respondió: “Tú lo has dicho, soy rey. He nacido y he venido a
este mundo para dar testimonio de la verdad. Todo el que está al lado de
la verdad escucha mi voz”.
“¿Qué es la verdad?”, preguntó Pilato. Y dicho esto se dirigió de nuevo a
los judíos y les dijo: “No encuentro ningún delito en este hombre. Y
puesto que entre vosotros existe la costumbre de perdonar a un condena-
do con motivo de la Pascua, ¿queréis que ponga en libertad a Jesús?”
Pero los príncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la
muchedumbre para que pidiera la libertad de Barrabás, un bandido asesi-
no, y la condena a muerte de Jesús. Y la plebe gritó: “¡Suelta a Barrabás!”
Pilato, sabiendo que le habían entregado a Jesús únicamente por envidia,

248
preguntó de nuevo a los que estaban allí congregados: “¿A quién queréis
que libere, a Barrabás o a Jesús, el llamado Mesías?”
Todos respondieron: “¡A Barrabás!”
“¿Entonces qué debo hacer con Jesús?”, preguntó Pilato.
Y todos gritaron: “¡Crucifícale!”
“Pero, ¿qué mal ha hecho?”, les preguntó el gobernador.
Y ellos siguieron gritando: “¡Crucifícale!”
Entonces Pilato, viendo que nada conseguía, sino que por el contrario, el
tumulto crecía cada vez más, hizo que le trajeran agua y se lavó las
manos ante la muchedumbre, diciendo:
“Soy inocente de la sangre de este justo; asunto vuestro es”.
Y todo el pueblo contestó diciendo: “¡Caiga su sangre sobre nosotros y
sobre nuestros hijos!”
Después de esto, Pilato soltó a Barrabás, y tras haber hecho azotar a
Jesús, lo entregó a los soldados para que fuera crucificado.
Los soldados del gobernador lo llevaron al pretorio y allí le despojaron de
sus vestiduras y le cubrieron con un manto de púrpura; y tejiendo una
corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y colocaron en su mano
derecha una caña. Entonces, arrodillándose ante Él, se burlaban diciendo:
“¡Salve, rey de los judíos”! Y mientras, le escupían y le arrebataban la
caña y le herían con ella en la cabeza.
Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto y le pusieron sus
vestidos. Luego-le sacaron de allí para crucificarle. EG Una gran muchedumbre
seguía a Jesús
y las mujeres se
golpeaban
el pecho y se
lamentaban
por Él.
Muerte
¡CRISTIANA

JESÚS ES CRUCIFICADO
Lucas 23
Marcos 15
Mateo 27
IE. soldados se llevaron a Jesús para crucificarle; y a uno que encon-
traron por el camino y que venía del campo le obligaron a cargar la cruz.
Aquel hombre se llamaba Simón y era de Cirene.
Una gran muchedumbre seguía a Jesús y las mujeres se golpeaban el
pecho y se lamentaban por Él.
Al mismo tiempo que Jesús, llevaban a dos malhechores para ser ejecu-
tados. Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota que quiere decir
“lugar de la calavera”, le dieron a beber vino mezclado con hiel, pero no
lo tomó. Luego le crucificaron, y también a los dos bandidos, uno a su
derecha, el otro a su izquierda. En ese momento dijo Jesús:
“Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Juan 19 LOS SOLDADOS SE REPARTEN LOS VESTIDOS DE JESÚS


Lucas 23
Marcos 15
Mateo 27 Después de haber crucificado a Jesús, los soldados tomaron sus vestidos e
hicieron cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también su
túnica, pero como era pieza única, se dijeron: “Es mejor no desgarrarla y
echar a suertes para ver a quién le toca”. Así se cumplió lo dicho en la
Escritura: “Divzdieron mis vestidos y echaron a suertes mi túnica”.
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre,
María la de Cleofás, y María Magdalena. Y viendo a su madre y junto a
ella a Juan, el discípulo a quien más amaba, dijo Jesús: “¡Mujer, he ahí a
tu hijo!”
Y luego le dijo al discípulo: “¡He ahí a tu madre!”
Y desde ese momento, el discípulo acogió a María en su casa.

Lucas 23 LA MULTITUD SE BURLA DE JESÚS


Marcos 15
Mateo 27
El pueblo estaba allí mirando, y algunos se burlaban y le injuriaban mo-
viendo la cabeza y diciendo: “¡Tú que destruías el templo y lo edificabas
en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz!”
También los príncipes de los sacerdotes y los escribas se burlaban,

290
diciendo: “¡El que salvó a otros no puede salvarse a sí mismo! ¡Baja ahora
de la cruz, Mesías, rey de Israel, para que lo veamos y creamos! ¡Ha pues-
to su confianza en Dios, pues que le libre ahora, si es que le quiere, pues-
to que ha dicho que es el Hijo de Dios!”
Desde la hora sexta a la novena, las tinieblas descendieron sobre la tierra; y
hacia la hora novena, Jesús gritó con voz fuerte: “Eli, Eli, ¿lama sabachta-
122”, que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Más tarde, sabiendo Jesús que todo estaba consumado, para que se cum-
pliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”.
Había allí una vasija llena de vinagre. Los soldados empaparon una
esponja y, fijándola a una rama de hisopo, se la acercaron a la boca, mien-
tras le decían: “¡Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo!”
Sobre su cabeza había también una inscripción en tres lenguas, latín,
griego y hebreo, que decía: Este es el Rey de los judíos.
Uno de los dos ladrones que habían sido crucificados junto a Él, ¡gual-
mente le imjuriaba, diciendo: “¿No eres el Mesías? ¡Pues sálvate a ti
mismoy sálvanos a nosotros!”
Pero el otro ladrón reprendió al primero, diciendo: “Tú que estás sufrien-
do el mismo suplicio, ¿no temes a Dios? Es justo que nosotros recibamos
el castigo por nuestros crímenes, pero éste es inocente”. Y añadió:
“¡Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino!”
Y Jesús le respondió:
“En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

AGONÍA Y MUERTE DE JESÚS Lucas 23


Marcos 15
Mateo 27
Hacia el mediodía el sol se eclipsó y la oscuridad cayó sobre toda la tie-
rra. Entonces Jesús, con voz fuerte, gritó:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Y diciendo esto, expiró.
En ese momento el velo del templo se desgarró en dos, de arriba abajo, la
tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron, y muchos
cuerpos de santos que reposaban resucitaron, y saliendo de los sepulcros,
después de la resurrección de Jesús, vinieron a la ciudad santa y se apare-
cieron a muchos.
Viendo el centurión de qué manera expiraba y las cosas que ocurrían,
dijo: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.
Y todos cuantos asistieron a aquel espectáculo, viendo lo sucedido, se
marchaban dándose golpes de pecho.

Juan 19
LA SEPULTURA Marcos 15
Lucas 23
Para que los cuerpos no quedasen en la cruz durante el día de sábado (el Mateo 27

sábado de Pascua era un día grande), los judíos pidieron a Pilato que
mandara romper las piernas de los crucificados y quitarlos de la cruz. Así
pues fueron los soldados y rompieron las piernas de los ladrones que ha-
bían sido crucificados junto a Jesús. Pero al llegar a Jesús, viéndole ya
251
José de Arimatea vino hasta la cruz y, ayudado por
Nicodemo, bajaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con
bandas y aromas, según es costumbre sepultar entre
los judíos.
Cerca del Gólgota había un huerto, y en el huerto
un sepulcro nuevo, propiedad de José, que estaba cavado
en la roca y en el cual nadie había sido aún depositado.
Allí llevaron a Jesús, y tras dejar su cuerpo dentro
del sepulcro, taparon la entrada con una enorme
piedra y se fueron.
muerto, no le rompieron la piernas, sino que un soldado le atravesó el
costado con su lanza, y al instante salió sangre y agua. Esto sucedió para
que se cumpliera la Escritura: Ninguno de sus huesos será quebrantado.
Por la tarde, un hombre bueno y justo llamado José, natural de Arimatea
y discípulo de Jesús, aunque en secreto por temor a los judíos, se presen-
tó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que le fuera
entregado. Así pues, José vino hasta la cruz y ayudado por Nicodemo,
bajaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con bandas y aromas, según
es costumbre sepultar entre los judíos.
Cerca del Gólgota había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo,
propiedad de José, que estaba cavado en la roca, y en el cual nadie había
sido aún depositado. Allí llevaron a Jesús, y tras dejar su cuerpo dentro
del sepulcro, taparon la entrada con una enorme piedra y se fueron.
Las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea siguieron a José y
vieron cómo había sido depositado el cuerpo del Señor.
Entretando, los príncipes de los sacerdotes y los fariseos fueron a ver a
Pilato y le dijeron: “Hemos recordado que ese impostor dijo cuando vivía
que después de tres días iba a resucitar. Te pedimos, pues, que su tumba
sea guardada durante tres días, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y
digan después al pueblo que ha resucitado de entre los muertos”.
Pilato les dijo: “También vosotros tenéis vuestra guardia; id y guardad la
tumba como mejor consideréis”.
Y ellos fueron y se aseguraron de la protección del sepulcro sellando la
piedra y ordenando a la guardia que lo vigilasen permanentemente.

Mateo 28 LA RESURRECCIÓN DE JESÚS


Lucas 24
Marcos 16
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Mag-
dalena y la otra María fueron al sepulcro.
En ese momento, hubo un gran temblor de tierra, pues un ángel del
Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra que cerraba la tumba y se sentó
encima. Brillaba como el relámpago y su vestido era blanco como la
nieve.
Ante esta visión, los guardias quedaron como paralizados y luego se des-
mayaron. El ángel tomó la palabra y les dijo a las mujeres: “No temáis,
pues sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado,
como había dicho. Ved el lugar donde lo habían puesto. Y ahora id y
decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos, y que les
precede a Galilea, donde le verán. Esto es lo que tenía que deciros”.
Ellas se alejaron velozmente de la tumba, pues estaban llenas de temor y
g0zo, y corrieron a dar la noticia a los discípulos.
Entonces Jesús salió a su encuentro, diciéndoles: “¡Salve!”
Y ellas se acercaron a Él, y abrazándose a sus pies, le adoraron.
Jesús les dijo: “No temáis, id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea; allí me verán”.

254
Jesús salió a su encuentro,
diciéndoles: “¡Salve!”
Y ellas se acercaron a Él,
y abrazándose a sus pies,
le adoraron.
Jesús les dijo:
“No temáis, id a decir
'
a mis hermanos que vayan
a Galilea; allí me verán”.

255
as apariciones

LA APARICIÓN EN EL CAMINO DE EMAÚS


Lucas 24

NE mismo día, dos discípulos abandonaban Jerusalén para dirigir-


se a un pueblo llamado Emaús. Mientras hablaban de todo lo ocurrido,
Jesús se aproximó y se puso a caminar a su lado, sin que ellos le recono-
cieran.
Al fin, les preguntó: “¿De qué estáis hablando?”
Ellos se detuvieron entristecidos, y uno de los dos, llamado Cleofás,
tomó la palabra y contestó:
“Seguro que eres el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha
pasado estos días en la ciudad”.

Jesús se acercó a Tomás


y le dijo:
“Mira mis manos, y ahora
tiende la tuya y métela
en mi costado; y no seas
incrédulo”.
Tomás entonces exclamó:
“¡Señor mío y Dios mío!”.
Y Jesús le dijo:
“¡Ay, Tomás, porque me
has visto, has creído!
¡Dichosos los que sin ver
creyeron!”

256
“¿Y qué ha pasado?”, les preguntó Jesús.
Y le respondieron:
“Todo está relacionado con Jesús de Nazaret, un profeta
poderoso en palabras y en obras ante Dios y los hombres,
al que los príncipes de los sacerdotes y los magistrados
han hecho que fuese condenado a muerte y crucificado.
Nosotros confiábamos en que Él liberaría a Israel, pero ya
han pasado tres días desde que todo eso sucedió. Cierto es
que unas mujeres nos han dicho algo asombroso; resulta
que fueron de madrugada a su tumba y no encontraron su
cuerpo, y vinieron diciendo que un ángel se les apareció y
les anunció que Él estaba vivo. Entonces, algunos de los
nuestros fueron al sepulcro y comprobaron que las muje-
res habían dicho la verdad, pero a Él no le vieron”.
Entonces les dijo Jesús: “¡Oh, hombres sin inteligencia y lentos de corazón
para creer lo que vaticinaron los profetas! ¿No estaba escrito que era necesario
que el Mesías sufriese todos esos padecimientos y entrase así en su gloria?” j
Y comenzando por Moisés y los profetas, les explicó cuanto decían de El
las Escrituras.
Llegando al pueblo al que se dirigían, Jesús dio a entender que iba más
lejos, pero los otros le apremiaron para que se quedara con ellos en su
casa, pues ya estaba anocheciendo.
Jesús aceptó. Y cuando se sentaron a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo
partió y se lo dio.
En ese momento se les abrieron los ojos y le reconocieron; pero Él había
desaparecido de su presencia.
Entonces se dijeron uno al otro:
“¿No sentíamos arder nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos
hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”
Y al momento salieron de la casa y regresaron a Jerusalén, donde encon-
traron reunidos a los apóstoles y sus compañeros, que les dijeron:
“El Señor ha resucitado en verdad y se ha aparecido a Pedro”.
Y ellos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo habían
reconocido a Jesús cuando partió el pan.

Lucas 24 JESÚS SE APARECE A LOS APÓSTOLES


Juan 20

Mientras hablaban, Jesús se apareció en medio de los apóstoles y les dijo:


“¡La paz sea con vosotros!”
Aterrados y estupefactos, los apóstoles creyeron ver a un espíritu. Pero Él
les dijo:
“¿Por qué estáis turbados y por qué hay duda en vuestros corazones? Ved
mis manos y mis pies: soy yo realmente”.
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Luego añadió: “Las
Escrituras afirmaban que el Mesías padecería y que resucitaría de entre
los muertos al tercer día, y que el arrepentimiento y el perdón de los
pecados serían predicados en su nombre a todos los pueblos, comenzando
por Jerusalén. Vosotros sois testigos de todo esto. Y yo os enviaré lo que
mi Padre ha prometido; pero debéis permanecer en la ciudad, hasta que
seáis revestidos del poder de lo alto”.
Tomás, uno de los apóstoles, no estaba presente en el momento en que
Jesús se apareció. Y a su vuelta, los otros le dijeron que habían visto al
Señor. Pero él les respondió:
“Sí no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi mano en su cos-
tado, no lo creeré”.
Ocho días después, estando los apóstoles en la casa, y Tomás con ellos,
vino Jesús, aunque las puertas estaban cerradas, y puesto en mitad de
ellos, les saludó:
“¡La paz sea con vosotros!”
Luego se acercó a Tomás y le dijo:
“Mira mis manos, y ahora tiende la tuya y métela en mi costado; y no
seas incrédulo”.

200
Tomás entonces exclamó: “¡Señor mío y Dios mío!”
Y Jesús le dijo:
¡Ay, Tomás, porque me has visto, has creído! ¡Dichosos los que si ver
creyeron!”

JESÚS SE APARECE EN LA ORILLA DEL LAGO TIBERÍADES Juan 21

Después de esto, Jesús se apareció a los discípulos en el lago Tiberíades.


Pedro había ido a pescar y los otros le habían acompañado, sin embargo
no habían pescado nada en toda la noche.
Al amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no le reco-
nocieron.
Él les preguntó:
“Hijos míos, ¿no tenéis nada de comer?”
Le contestaron que no; entonces Él les dijo:
“Echad la red al lado derecho de la barca y encontraréis”.
Así lo hicieron, y la red se llenó con tal cantidad de peces que apenas
podían sacarla.
Entonces Juan dijo: “¡Es el Señor!”
Y mada más oír esto, Pedro se ciñó la túnica a la cintura y se arrojó al
agua. Los otros discípulos llegaron hasta la orilla en la barca, tirando de
la red rebosante de peces.
Al llegar a tierra vieron unas brasas encendidas y un pez puesto sobre
ellas y pan. Jesús les dijo:
“¡Venid y comed!”
Y tomando el pan y el pez, se los dio a ellos.

Hechos de los
LA ASCENSIÓN Apóstoles 1
Lucas 24
Durante cuarenta días Jesús se apareció a sus discípulos y habló con ellos
de temas concernientes al reino de Dios.
Les mandó que no se alejaran de Jerusalén, y que esperaran el cumpli-
miento de la promesa del Padre que Él les había anunciado: “Juan ha
bautizado con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo”.
También les dijo:
“Con la llegada del Espíritu Santo recibiréis un poder tal que seréis mis
testigos en Jerusalén, en Judea y hasta los extremos de la tierra”.
Tras decir esto, una vez que estaban cerca de Betania, se elevó al cielo y,
mientras ellos miraban, una nube le ocultó a sus ojos.
Estando con la mirada fija en el cielo, mientras Él se iba, he aquí que se
les aparecieron dos hombres vestidos de blanco y les dijeron:
“Hombres de Galilea, ¿por qué seguís mirando el cielo? Este Jesús que
ha subido al cielo en medio de vosotros volverá de la misma forma como
le habéis visto ir al cielo”.
Entonces ellos regresaron a Jerusalén plenamente dichosos.

209
PENTECOSTÉS
Hechos 2

E, día de Pentecostés (fiesta de los judíos en memoria de la Ley que


Dios les dio en el monte Sinaí), todos los apóstoles estaban reunidos en
el mismo lugar.
De repente, un ruido parecido al del viento cuando sopla impetuosamen-
te llenó toda la casa en la que se encontraban. Luego aparecieron unas
lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron así
llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas extrañas.
Había en aquella época en Jerusalén hombres religiosos de todos los pue-
blos de la tierra. Mientras se cumplía este prodigio, a causa del ruido que
se produjo, una multitud de personas se juntó ante la casa de los apósto-
les; y todos quedaron confundidos porque cada uno les oía hablar en su
propia lengua. Y se decían maravillados:
“¿No son galileos estos hombres? ¿cómo nosotros los oímos hablar cada
uno en nuestra propia lengua materna?”
Y todos los que llegaban se mostraban igual de perplejos, y se decían
unos a otros:
“¿Qué quiere decir todo esto?”
Entonces Pedro se presentó ante ellos y dijo con fuerte voz: “Hombres de
Israel, escuchad estas palabras: Jesús de Nazaret os fue entregado y vos-
otros lo clavasteis en la cruz y le hicisteis morir. Pero Dios lo ha resucita-
do de entre los muertos y todos nosotros hemos sido testigos. Elevado a
la diestra de Dios, tras haber recibido del Padre el Espíritu Santo, Él lo
ha derramado como podéis ver y oír. ¡Que toda la casa de Israel tenga por
cierto que Dios le ha hecho Señor y Mesías a este Jesús que vosotros
habéis crucificado!”
Al oír estas palabras, los presentes se sintieron conmovidos de corazón, y
le dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:
Enfrente
“¿Qué hemos de hacer, hermanos?”
Luego aparecieron unas
lenguas de fuego que se Y Pedro les dijo: “Arrepentíos y que cada uno de vosotros se haga bauti-
posaron sobre cada zar en el nombre de Jesucristo, para que le sean perdonados sus pecados;
uno de ellos. Quedaron así recibiréis el don del Espíritu Santo”.
así llenos del
Y fueron muchos los que perseveraron en la enseñanza de los apóstoles y
Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en la comunión fraterna, en la partición del pan y en las oraciones.
en lenguas extrañas. Los que se habían hecho creyentes vivían juntos y lo compartían todo en

260
común, vendiendo sus posesiones y distribuyendo el producto entre
todos, según las necesidades de cada cual. Diariamente acudían todos
juntos al templo, partían el pan de casa en casa y tomaban su alimento
con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando gracia a los
ojos del pueblo.

Hechos 3 CURACIÓN DE UN COJO

Un día, a la hora novena, Pedro y Juan iban juntos al templo para rezar.
Se encontraba allí un hombre cojo de nacimiento, al que todos los días
llevaban a la puerta del templo llamada “la Hermosa”, para que pidiera
limosna a los que entraban; y ocurrió que viendo a Pedro y a Juan, les
pidió limosna.
Pero Pedro le dijo: “No tengo oro ni plata, pero lo que tengo te lo doy:
¡En el nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda!”
Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó; y al momento sus piernas
y sus pies estuvieron sanos y firmes y comenzó a caminar, tras lo cual
entró con ellos en el templo, saltando de alegría y alabando a Dios.
Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios, reconocieron que era el
mismo que se sentaba en la puerta Hermosa a pedir limosna, y quedaron
llenos de admiración por lo que acababa de suceder.

Hechos 4-5 LOS APÓSTOLES SON DETENIDOS

Mientras los apóstoles hablaban al pueblo, aparecieron los sacerdotes, el


prefecto del templo y los saduceos, muy molestos de que ellos convirtie-
sen al pueblo y anunciasen la resurrección de Jesús. De modo que los
arrestaron y los metieron en prisión.
A pesar de todo, muchos de los que escucharon sus palabras, se hicieron
creyentes, y el número de los adeptos a Cristo se elevó a cinco mil.
Al día siguiente los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas se reunie-
ron en Jerusalén con Anás, el sumo sacerdote, y Caifás y todos los miem-
bros de las familias pontificales. Entonces se dijeron:
“¿Qué vamos a hacer con estos hombres? El milagro hecho por ellos no
podemos negarlo, pues todos los habitantes de Jerusalén tienen evidencia
de él. Pero a fin de que el suceso no se extienda aún más entre el pueblo,
debemos conminarles a que no vuelvan a hablar a nadie en el nombre de
Jesús”.
Luego llamaron a Pedro y a Juan y les prohibieron enseñar y hablar en el
nombre de Cristo.
Pero Pedro y Juan respondieron: “¡Juzgad vosotros mismos ante Dios, si
es justo que os obedezcamos a vosotros más que a Él! ¡Nosotros no pode-
mos dejar de decir lo que hemos visto y oído!”
Entonces ellos, no hallando motivo para castigarlos y temiendo la reacción
del pueblo, los dejaron marchar, no sin antes renovar sus amenazas.
Y los apóstoles continuaron haciendo milagros y prodigios entre el pueblo,
y el número de los que se convertían iba aumentando cada día. Muchos
enfermos eran sacados a la calle, acostados en sus camas o literas, para que
cuando Pedro pasara, siquiera su sombra los cubriese. Y también de las

262
ciudades vecinas de Jerusalén llegaban enfermos y poseídos por espíritus
impuros, y todos eran curados.
Ante estos hechos, el sumo sacerdote y todos los que estaban a su lado,
como la secta de los saduceos, hicieron que los apóstoles fueran nuevamen-
te encerrados en prisión.

LOS APÓSTOLES SON LIBERADOS Hechos 5

Pero entonces, un ángel del Señor abrió de noche todas las puertas de la
prisión, y haciéndoles salir, les dijo: “Id al templo y predicad al pueblo
todas estas palabras de vida”.
Obedeciendo al ángel, entraron en el templo y comenzaron a predicar.
Entretanto, el sumo sacerdote y los suyos habían convocado al sanedrín y
a los ancianos de Israel, tras lo cual mandaron ir a buscar a los apóstoles.
Los guardias fueron a la prisión, pero al no hallar a nadie, regresaron Pedro le dijo: “No tengo
diciendo: “Hemos encontrado la prisión bien cerrada y con los vigilantes oro ni plata, pero
lo que tengo te lo doy:
en sus puestos, pero tras haber abierto las puertas no hemos hallado a
En el nombre de
nadie en un interior”. Jesucristo Nazareno,
No sabían a qué atenerse el prefecto del templo, los príncipes de los levántate y anda!”
sacerdotes y los presentes, cuando llegó un sirviente y les dijo: “Los hom-
bres que encerrasteis en prisión están en el templo enseñando al pueblo”.
El prefecto se dirigió al templo acompañado por sus guardias y tras dete-
ner a los apóstoles volvió a llevarlos ante el sanedrín. Allí, el sumo sacer-
dote les interpeló en estos términos: “¿No os habíamos prohibido enseñar
en nombre de Jesús? ¡Y sin embargo habéis llenado Jerusalén con vuestra
doctrina y queréis hacer caer sobre nosotros la sangre de ese hombre!”
Los apóstoles respondieron:
“Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros
padres resucitó a Jesús, a quien vosotros crucificasteis. Dios lo ha elevado
a su diestra, haciendo de Él un Príncipe y un Salvador, para dar a Israel la
penitencia y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo
eso, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios otorgó a los que le obe-
decen”.
Al oír estas palabras quisieron darles muerte; entonces un fariseo, llama-
do Gamaliel, doctor de la Ley, muy estimado por el pueblo, se levantó en
medio del sanedrín y dijo:
“No os preocupéis por estos hombres y dejadlos marchar. Si su doctrina
es de origen humano, será destruida; pero si proviene de Dios, no podréis
destruirla; no corráis, pues, el riesgo de combatir contra Dios”.
Todos fueron de esta opinión, y después de mandar que azotasen a los após-
toles, volvieron a prohibirles hablar en nombre de Jesús, y los soltaron.

Hechos 6 ESTEBAN, EL PRIMER MÁRTIR

Los apóstoles escogieron a siete hombres para que les ayudasen en su


labor. Entre ellos figuraban Esteban, lleno de fe e iluminado por el Espí-
ritu Santo, que obraba prodigios y milagros entre el pueblo.
Algunos miembros de la sinagoga se pusieron a discutir con él, pero no
pudieron superar la inspirada sabiduría con la que hablaba. Entonces
sobornaron a unos hombres para que dijesen que habían escuchado a
Esteban proferir blasfemias contra Moisés y contra Dios. De esta manera,
manipularon al pueblo contra él, que finalmente fue llevado ante el sane-
drín. Allí se presentaron falsos testigos, que dijeron:
“Este hombre no cesa de proferir palabras contra el lugar santo y contra
la Ley. Le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá este lugar y
cambiará las costumbres que nos dio Moisés”.
Todos cuantos estaban en el sanedrín, al fijar sus ojos en él vieron que su
rostro era parecido al de un ángel. Esteban, lleno del Espíritu Santo, con
la mirada fija en lo alto, vio a Jesús en pie a la diestra de Dios, y dijo:
“Estoy viendo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre en pie a la diestra
de Dios”.
Entonces todos comenzaron a dar gritos, y a taparse los oídos, y arroján-
dose sobre él, lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon.
Algunos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado
Saulo, que aprobaba lo que estaba ocurriendo.
Mientras le apedreaban, Esteban rezaba, diciendo: “¡Señor, Jesús, recibe
mi espíritu!”. Luego, puesto de rodillas, gritó con fuerte voz: “¡Señor, no
les imputes este pecado!”. Y diciendo esto, expiró.

264
¡Pedro y Pablo

E, joven Saulo no sólo formaba parte de los que habían aprobado la Hechos 8-9
muerte de Esteban, sino que él mismo llevaba a cabo duras persecuciones
contra la Iglesia de Jerusalén; entraba en las casas y arrastraba a hombres
y mujeres para hacerlos encerrar en prisión y amenazaba de muerte a los
discípulos del Señor.
Un día Saulo se dirigió al sumo sacerdote y le solicitó cartas de recomen-
dación para la sinagoga de Damasco, a fin de ser autorizado a encadenar
a los partidarios de la doctrina de Cristo que allí hubiera, y traerlos des-
pués a Jerusalén.
Cuando estaba en camino, cerca ya de Damasco, sucedió que una luz
venida del cielo lo envolvió en su claridad y lo hizo caer del caballo, al
tiempo que una voz le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
“¿Quién eres, Señor?”, preguntó él. Y la voz le contestó:
“Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y entra en la ciudad,
y se te dirá lo que has de hacer”.
Los hombres que lo acompañaban quedaron sobrecogidos, pues oyeron la
vOZz, pero no vieron a nadie.
Saulo se levantó, pero aunque tenía los ojos abiertos no podía ver nada.
Sus compañeros tuvieron que tomarle de la mano y conducirlo a Damas-
co, donde permaneció tres días sin ver, y sin comer ni beber,
Vivía por entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor
se le apareció en una visión y le dijo: “Levántate, ve a la calle llamada
Recta y busca, en la casa de Judas, a un hombre de Tarso que se llama
Saulo. Este Saulo está rezando, pues a través de un sueño ha visto a un
hombre llamado Ananías, que le imponía las manos para que pudiera
recobrar la vista”. |
Ananías contestó: “Señor, he oído a muchas personas hablar de ese hom- ,
bre, y de todo lo que padecen los discípulos de Jerusalén por su culpa; y
sé que ha recibido plenos poderes de los sacerdotes para perseguir en
Damasco a lo que invocan tu nombre”.
Pero el Señor le dijo: “Ve, porque este hombre es el instrumento que yo he
elegido para llevar mi nombre ante los pueblos, ante los reyes y ante los
hijos de Israel; y yo le mostraré cuánto habrá de padecer en mi nombre”.
Así, Ananías fue donde estaba Saulo y le impuso las manos, diciendo:
“Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha
enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo”.

265
Cuando Saulo estaba
en camino, cerca
ya de Damasco, sucedió
que una luz venida
del cielo lo envolvió
en su claridad y lo hizo
caer del caballo,
al tiempo que una voz
le decía: “Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues?”

266
Al punto cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista.
Luego se levantó y fue bautizado, y tras tomar alimento recobró las fuerzas.
Saulo se quedó durante algunos días con los discípulos de Damasco,
comenzando a predicar en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios.
Al cabo de un tiempo, los judíos decidieron matarlo, pero el complot llegó a
oídos de Saulo y los otros discípulos, y como la ciudad estaba vigilada, le
ayudaron a huir de noche, descolgándole por la muralla metido en una cesta.
De vuelta a Jerusalén, Saulo intentó reunirse con los discípulos de allí,
pero todos le temían, pues no creían que fuese un verdadero creyente.
Entonces, un discípulo llamado Bernabé lo condujo hasta los apóstoles, a
quienes contó cómo se había convertido y cómo en Damasco ya había
predicado el nombre de Jesús. De esta manera pudo Saulo juntarse a ellos
y predicar abiertamente en el nombre del Señor Jesús.
Una vez, los judíos quisieron matarle, pero sabiendo esto los hermanos,
le llevaron a Cesarea y le hicieron partir hacia Tarso.
Por entonces la Iglesia estaba en paz en toda Judea, Galilea y Samaria, y cre-
cía y caminaba en el temor del Señor, llena del consuelo del Espíritu Santo.

LAS ENSEÑANZAS DE PEDRO Hechos 9-10

Viajaba Pedro de acá para allá, visitando a los creyentes; y en cierta oca-
sión se dirigió a Joppe, donde permaneció algún tiempo en la casa de un
hombre llamado Simón, que era curtidor.
Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de los ejércitos
de Roma.
Era un hombre piadoso y temeroso de Dios, igual que toda su familia;
daba muchas limosnas al pueblo y rezaba a Dios continuamente.
Una tarde tuvo una visión: vio a un ángel de Dios que entraba en su casa
y que le llamaba por su nombre: “¡Cornelio!”. Lleno de espanto, él res-
pondió: “¿Qué quieres de mí, Señor?”
El ángel le dijo: “Tus rezos y tus limosnas han llegado hasta Dios. Envía
ahora a algunos de tus hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, tam-
bién conocido por Pedro, que se aloja en la casa de Simón, el curtidor,
una que está junto al mar”.
Nada más desaparecer el ángel, Cornelio llamó a dos de sus servidores y a
los
un soldado también piadoso, y les contó lo que había pasado, enviándo
luego a Joppe.
a reci-
Cuando los tres hombres llegaron a la casa de Simón, salió Pedro
birles, diciendo: “Yo soy el que buscáis. ¿Qué motivo os trae?”
Cornelio, hombre justo y temeroso de
Ellos le dijeron: “El centurión
para
Dios, ha recibido de un ángel el mandato de hacerte llevar a su casa,
que escuche lo que tú tengas que decirle”.
des. Y al
Pedro les invitó a entrar en la casa y los acogió como a huéspe
día siguiente partió junto a ellos.

Hechos 10
PEDRO Y EL CENTURIÓN
io, que había
Al otro día llegaron a Cesarea, donde los aguardaba Cornel
267
invitado a sus parientes y amigos íntimos. Al ver llegar a Pedro, se arrojó
a sus pies, pero Pedro le alzó, diciendo: “¡Levántate, yo también soy un
hombre!”
Luego, viendo a todos los que allí estaban reunidos, les dijo: “Vosotros
sabéis que para un judío está prohibido juntarse con un extanjero o
entrar en su casa; pero Dios me ha enseñado a no mirar a ningún hombre
como manchado o impuro. Por eso me he apresurado a venir. Ahora debo
preguntaros el motivo por el que me habéis llamado”.
Cornelio respondió: “Hace cuatro días, mientras oraba, se me apareció un
varón vestido con una ropa resplandeciente, y me ordenó hacerte venir
aquí. Por eso envié inmediatamente en tu busca. Y ahora todos estamos
preparados para escuchar lo que el Señor te haya ordenado decirnos”.
Pedro tomó entonces la palabra y dijo: “En verdad ahora sé que Dios no
hace distinciones entre las personas, y que es grato a sus ojos todo aquél
que le teme y practica la justicia, sea del pueblo que sea”.
Y mientras Pedro hablaba, el Espíritu Santo descendió sobre todos los
presentes.
Luego Pedro mandó que fuesen bautizados en el nombre de Jesucristo.

Hechos 12 LA ENCARCELACIÓN DE PEDRO

Por aquel tiempo, el rey Herodes comenzó a perseguir a los discípulos de


Cristo e hizo matar por la espada a Santiago, el hermano de Juan.
Viendo que esta actitud era grata a los judíos, mandó también que pren-
dieran a Pedro, y cargándolo de cadenas, lo encarceló.
La noche antes de que Herodes lo fuera a juzgar, Pedro dormía encadena-
do entre dos soldados. Pero un ángel del Señor se le apareció, y tras des-
pertarle, le dijo: “¡De prisa, levántate!”
Las cadenas cayeron de las manos de Pedro, que siguió al ángel sin saber
s1 se trataba de un sueño o de la realidad.
Cuando llegaron a las puertas de hierro de la ciudad, éstas se abrieron por
sí mismas. Una vez que las hubieron cruzado, el ángel desapareció.
Pedro comprendió que el Señor le había querido librar de las manos de
Herodes, y se dirigió a la casa de María, madre de Juan, también llamado
Marcos, donde numerosos hermanos se reunían para rezar. Llamó a la
puerta y una joven llamada Rode fue a abrir, pero al reconocer la voz de
Pedro, le entró tal alegría, que en lugar de abrir, corrió a anunciar su pre-
sencia a los demás, quienes al oírla, le dijeron que estaba loca.
Mientras, Pedro seguía llamando a la puerta, y cuando al fin le abrieron y
vieron que era él en persona, todos quedaron estupefactos.
Entonces Pedro, haciendo con la mano señal de que se callasen, les
contó
cómo el Señor le había sacado de la cárcel, tras lo cual los dejó para irse a
otro lugar.
Al amanecer, una gran confusión se produjo entre los soldados, pues
no
podían explicarse cómo Pedro había conseguido huir. Herodes ordenó
que le buscasen por todas partes, y al no hallarlo, mandó arrestar
a los
guardianes e hizo que les diesen tortura.

268
OS viajes

51

BERNABÉ Y PABLO EN CHIPRE


Hechos 13

¡AL en la iglesia de Antioquía doctores y profetas. Entre ellos,


Bernabé, Simeón, Lucio de Cirene, Manahem, hermano de leche del
tetrarca Herodes, y Saulo, también llamado Pablo.
Mientras rezaban y ayunaban, dijo el Espíritu Santo: “Dadme a Bernabé
y a Pablo para la obra a la cual les he destinado”.
Entonces, después de orar y ayunar, les dieron la bendición y les dejaron
partir. Así fue cómo Bernabé y Pablo, enviados por el Espíritu Santo,
partieron hacia Seleucia y desde allí se embarcaron rumbo a Chipre.

EL PRIMER VIAJE DE PABLO Un poco de historia

Desde Antioquía,
Después de haber predicado la palabra de Dios en la isla de Chipre, Pablo y Bernabé
Pablo y Bernabé embarcaron para dirigirse a las villas de Perge y de regresaron durante
Antioquía. algún tiempo a Jerusalén,
donde se había
Habiendo llegado el día sábado, fueron a la sinagoga y se sentaron. Tras convocado un encuentro
la lectura de la Ley y los Profetas, Pablo se puso a hablar de Jesús al pue- entre los apóstoles
y numerosos miembros
blo, de su muerte y de su resurrección. de la Iglesia, con el fin
Al sábado siguiente, casi toda la ciudad fue a escuchar a Pablo y a Ber- de intentar resolver
nabé. Pero sus enemigos promovieron una persecución contra ellos y les un problema que los
atormentaba: ¿debían
obligaron a abandonar Antioquía. los paganos convertirse
Predicaban en las sinagogas y en las calles, llevando la palabra de Jesús en judíos antes de ser
tanto a los judíos como a los gentiles, pues, como ellos mismos decían: cristianos?
Pablo y otros
“El Señor nos ha dicho: Yo os he elegido para que seáis la luz de las gen- persuadieron a los jefes
tes y para llevarles la salvación hasta los confines de la tierra”. de la Iglesia de Jerusalén
Cuando llegaron a Iconio, Pablo y Bernabé predicaron en la sinagoga, y de que los paganos
podían ser aceptados
una gran multitud de judíos y de gentiles se hicieron creyentes. Pero directamente como
otros judíos que permanecían incrédulos exacerbaron los ánimos de los cristianos, siempre que
gentiles contra los dos apóstoles. Y sucedió que la población se dividió:
observaran determinadas
reglas de conducta
unos estaban con los judíos, los otros apoyaban a los apóstoles. Final- y de culto. Después, tras
mente se produjo un gran tumulto de judíos y gentiles que intentaron haber retornado
a Antioquía, Pablo
apedrear a Pablo y Bernabé, quienes no tuvieron más remedio que huir a y Bernabé comenzaron
las ciudades de Listra y Derbe, donde siguieron predicando y haciendo a predicar la palabra
nuevos discípulos. del Señor.

209
Y predicando la palabra de Jesús atravesaron después la Pisidia y llega-
ron a Panfilia, tras lo cual bajaron a Atalia, y allí se embarcaron hacia
Antioquía, de donde habían salido. Y donde permanecieron una buena
temporada con los discípulos.

Hechos 15 EL SEGUNDO VIAJE DE PABLO

Pasados algunos días, Pablo le dijo a Bernabé: “Volvamos a visitar a los


hermanos en las ciudades donde hemos predicado la palabra del Señor y
veamos como están”. Sin embargo, no llegaron a ponerse de acuerdo
sobre la forma de hacer el viaje, de modo que se separaron; Bernabé se
embarcó rumbo a Chipre, y Pablo, acompañado por su discípulo Silas,
recorrió Siria y Cilicia, confirmando las iglesias que allí se habían funda-
do. Después de atravesar Misia, llegaron finalmente a Tróade.
Una noche Pablo tuvo una visión; en ella un hombre macedonio le roga-
ba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”. Inmediatamente, Pablo y Silas par-
tieron hacia Macedonia.
Llegaron a Filipos, la primera ciudad de Macedonia que había en su tra-
Las epístolas de San yecto y que era colonia romana. Allí encontraron a una joven sierva que
Pablo estaba poseída por un mal espíritu que la hacía tener cualidades adivina-
torias. Pablo la libró de ese espíritu. Pero entonces los amos de la joven,
Algún tiempo después
de dejar la provincia que sacaban buen provecho de las facultades de su sierva obligándola a
romana de Galacia, practicar la adivinación, hicieron prender a Pablo y a Silas y los llevaron
Pablo escribió una
epístola a la iglesia
ante los magistrados de la ciudad. Y, acusándoles, dijeron:
cristiana a cuya “Estos hombres siembran el desorden en nuestra ciudad, pues son judíos
fundación había y predican costumbres que los romanos no podemos tolerar”.
contribuido. Es una
de las numerosas La muchedumbre se levantó entonces contra Pablo y Silas, y los magis-
epístolas que envió trados ordenaron que fueran azotados. Tras ser despojados de sus vestidu-
a las distintas ras, fueron apaleados con unas varas; tras lo cual los metieron en un cala-
comunidades. Su
número total ocupa bozo, recomendando al carcelero que los tuviera bien vigilados.
algo más de la cuarta Hacia medianoche, Pablo y Silas se pusieron a rezar y a alabar a Dios. De
parte del Nuevo repente hubo un terremoto tan fuerte que sacudió los cimientos de la
Testamento, y contienen
advertencias y estímulos prisión, y al instante todas las puertas se abrieron y las cadenas de los
en relación con la fe, presos se soltaron. El carcelero se despertó, y al ver las puertas del calabo-
la vida y el culto zo abiertas, creyó que los presos habían huido y sacó su espada con inten-
de los cristianos.
ción de darse muerte. Pero Pablo le gritó: “¡No te hieras; estamos todos
aquí!”
Entonces, el hombre se precipitó en la celda y se arrojó tembloroso a los
pies de Pablo y Silas. Luego los sacó fuera y les dijo: “Señores, ¿qué debo
hacer para salvarme?”
Ellos le dijeron: “Cree en el Señor Jesús y te salvarástú y tu familia”.
Entonces, él los llevó a su casa y tras lavarles las heridas, se hizo bautizar
junto a todos los suyos. Después les dio de comer y se regocijó con toda
su familia por creer en Dios.
Cuando se hizo de día, los magistrados enviaron a unos soldados para
que dijeran al carcelero: “Suelta a esos hombres, porque son ciudadanos
romanos”.
Tras salir de la prisión Pablo y Silas partieron hacia Tesalónica.

20
PABLO PREDICA A LOS ATENIENSES Hechos 17

En Tesalónica volvieron a sufrir persecución por parte de los judíos, pero


también hubo muchos que se dejaron convencer y se incorporaron a las
filas de los hermanos. Desde allí, Pablo viajó en solitario hasta Atenas,
donde nada más llegar quedó amargamente impresionado al ver la ciudad
llena de ídolos.
A pesar de todo, no dejaba de platicar y discutir con todos, judíos y
paganos, bien en la sinagoga, bien en la plaza pública.
Así les decía: “Atenienses, veo que sois extremadamente religiosos, por-
que, paseando por vuestra ciudad, he encontrado un altar con esta ims-
cripción: Al dios desconocido. Pues bien, ése que adoráis sin conocerle, es el
mismo que yo he venido a anunciaros. El Dios que ha creado el mundo
no habita en los templos construidos por el hombre. Y este Dios dice a
los hombres que se arrepientan de sus pecados, pues tiene fijado el día en
el que juzgará a todos con justicia, por medio de un Hombre que ha
designado, el mismo que ha resucitado de entre los muertos”.
Al oír hablar de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron, pero
otros dijeron: “Queremos que nos sigas hablando de esto”. Y después de
oírle, creyeron.
Desde Atenas viajó Pablo hasta Corinto, donde permaneció largo tiempo.
Estuvo luego en Cesarea y Antioquía, tras lo cual regresó a Éfeso. Allí
hizo el Señor extraordinarios milagros por mediación de Pablo, pues bas-
taba que los enfermos consiguieran aplicarse los pañuelos o túnicas que
habían tocado el cuerpo del apóstol, para que sus enfermedades desapa-
recieran.

Hechos 19
EL MOTÍN DE LOS ORFEBRES

En esta época, la palabra predicada por Pablo hizo que estallara una gran
revuelta.
Un orfebre llamado Demetrio construía pequeños templos de plata dedi-
cados a la diosa Artemisa y daba un buen salario a sus obreros. Un día
reunió a los de su mismo oficio y les dijo:
“Como bien sabéis nuestro bienestar depende de nuestro negocio; y como
habéis podido escuchar, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ese
tal Pablo ha convencido a mucha gente de que los dioses hechos por la
mano del hombre no son verdaderos dioses. Esto constituye un gran peli-
gro para nuestra industria y una ofensa para la diosa Artemisa”.
o
Ante estas palabras, todos se pusieron a gritar llenos de cólera, lanzand
fue
vivas a Artemisa, la diosa de los efesios. Poco a poco la ciudad se
Pablo
revolucionando y una gran muchedumbre llegó hasta el teatro.
impidie ron. Lo
quiso presentarse ante ellos, pero los discípulos se lo
y era
cierto es que, en la multitud, unos gritaban una cosa y otros otra,
sabía por qué estaban allí
tal la confusión que la mayor parte ni siquiera
reunidos.
logró hacerse
Entonces, un secretario que fue enviado a calmar a la masa
oír, diciendo:
Zll
“Escuchadme efesios, ¿hay alguien que ignore que la ciudad de Éfeso es
la guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del
cielo? ¿Por qué clamáis contra unos hombres que no han cometido sacri-
legio ni blasfemia alguna contra nuestra diosa? Si Demetrio y los de su
oficio tienen alguna queja que presenten sus acusaciones ante la asam-
blea en los días de audiencia y se les hará justicia”.
Con estas palabras consiguió que cesara el alboroto. Y unos días más
tarde Pablo pudo abandonar la ciudad; sin peligro, para dirigirse hacia
Macedonia.

Hechos 21 PABLO ES ARRESTADO EN JERUSALÉN

Después de un largo viaje, Pablo llegó a Jerusalén durante la fiesta de


Pentecostés. Cuando los judíos le vieron en el templo, sublevaron al pue-
blo contra él, gritando:
“¡Ayudadnos, israelitas! ¡Este hombre predica contra el pueblo, conta la
Ley y contra este santo lugar!”
Toda la ciudad fue presa de la agitación y la gente se agolpaba llegando
de todas partes. Después de apresar a Pablo, le sacaron fuera del templo e
intentaron darle muerte. Sin embargo, la noticia del motín había llegado
a oídos del tribuno de la cohorte, que, acompañado por un destaca-
mento de soldados y centuriones, se presentó con rapidez en el lugar del
tumulto.
Al ver llegar a los soldados, la turba dejó de golpear a Pablo. Entonces el
tribuno se aproximó hasta allí, ordenó que lo encadenasen y preguntó
luego quién era y qué había hecho.
Pero en la muchedumbre unos gritaban una cosa y otros otra; y viendo
que no podía sacar nada en claro, el tribuno ordenó que fuera llevado a la
fortaleza.

Hechos 22 PABLO PRONUNCIA SU DEFENSA

Llegados a las puertas de la fortaleza, Pablo le dijo al tribuno: “Soy


judío, y te ruego me permitas hablarle al pueblo”.
Le dio permiso el tribuno; y entonces Pablo, de pie en lo alto de las esca-
leras, hizo al pueblo una señal con la mano, para que callara, y hablando
en lengua hebrea, les dijo:
“¡Hermanos, escuchad lo que tengo que decir en mi defensa!”
Al oír que hablaba en hebreo todos guardaron silencio, y Pablo pro-
siguió:
“Soy judío, nacido en Tarso y educado en esta ciudad, instruido en el
conocimiento de la Ley de nuestros padres, como todos vosotros lo
habéis sido. Yo comencé persiguiendo a muerte la doctrina que ahora
predico, apresando y encarcelando a muchos hombres y mujeres. El
sumo sacerdote y el consejo de ancianos son testigos; yo recibí de ellos la
autorización para perseguir a los hermanos de Damasco, adonde fui para
castigarlos. Pero ocurrió que en el camino me envolvió una gran luz del

sas
cielo, caí en un estado de trance y vi al Señor que me decía: Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues!”
Continuó hablándoles Pablo de su conversión y ellos prestaban atención.
Pero de pronto cambiaron de actitud y comenzaron a gritar: “¡Acabemos
con él; un hombre así no merece vivir!”
Y como el tumulto iba en aumento, el tribuno hizo que Pablo entrara
inmediatamente en la fortaleza y ordenó que fuera azotado, hasta conocer
la causa por la que de ese modo clamaban contra él.
Pero cuando los soldados se aprestaban a darle tormento, Pablo preguntó
al centurión: “¿Es acaso lícito azotar a un ciudadano romano que aún no
ha sido juzgado?”
A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo y le dijo: “Ten ánimo, Durante su estancia
porque igual que has dado testimonio de mí en Jerusalén, así también en Atenas, Pablo no
habrás de darlo en Roma”. dejaba de platicar
y discutir con todos,
judíos y paganos, bien
en la sinagoga, bien
en la plaza pública.
Hechos 24 PABLO ES CONDUCIDO ANTE EL GOBERNADOR FÉLIX

Enterado de que un numeroso grupo de judíos se había conjurado para


matar a Pablo, jurando no comer ni beber hasta haberlo hecho, el tribuno
ordenó que un fuerte destacamento de soldados abandonase la fortaleza
durante la noche y condujera a Pablo hasta Cesarea, a presencia del goberna-
dor Félix.
Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías y algunos ancianos del
Consejo presentaron ante el gobernador una acusación contra Pablo. Pero
una vez que Félix conoció todas las circunstancias del caso, aplazó el
pleito, diciendo que ya examinaría la causa cuando llegase el tribuno
Lisias. Luego ordenó al centurión que cuidase de Pablo, dejándole en una
cierta libertad y permitiendo que fuera asistido por los suyos.
Así transcurrieron dos años, durante los cuales Félix hizo llamar a menu-
do a Pablo para oírle hablar de la doctrina de Cristo. Sin embargo, cuan-
do un nuevo gobernador, llamado Festo, llegó para sustituir a Félix, éste
quiso congraciarse con los judíos y dejó a Pablo en prisión.

Hechos 25 PABLO APELA AL CÉSAR

Nada más llegar Festo a la provincia, los judíos volvieron a presentar sus
acusaciones contra Pablo. Entonces el nuevo gobernador preguntó al
apóstol: “¿Quieres ir a Jerusalén para ser juzgado en mi presencia?”
Pablo respondió: “Es ante el tribunal de César en el que debo ser juzga-
do. Sabes bien que no he hecho daño alguno a los judíos. Si he cometido
algún crimen no rehúso morir, pero si no hay nada cierto en las cosas de
que me acusan, no puedes entregarme a ellos. Apelo pues al César”.
“Puesto que has apelado al César”, dijo Festo, “al César irás”.

Hechos 27 EL VIAJE DE PABLO A ROMA

Algún tiempo después se decidió que Pablo debía embarcar rumbo a


Italia, junto a otros prisioneros, bajo el mando de un centurión llamado
Julio.
Durante muchos días navegaron lentamente. La época favorable para la
navegación ya había pasado y la proximidad del invierno hacía la travesía
bastante peligrosa. Pablo advirtió de este gran riesgo, pero el centurión
hizo más caso de las palabras del patrón del barco que de las del apóstol.
Costeaban la isla de Creta cuando se desencadenó un viento impetuoso
que arrastró la nave poniéndola a la deriva. Fuertemente sacudidos por la
tormenta, los pasajeros del navío tuvieron que arrojar toda la carga del
mismo por la borda e incluso los propios aparejos del barco. Durante
varios días no vieron el sol ni las estrellas, ni habían comido bocado, y la
tempestad era tan fuerte que perdieron toda esperanza de salvación.
Entonces Pablo les dijo:
“Tened ánimo, porque ninguno de nosotros perecerá y no habrá más pér-
dida que la de este navío. Esta noche se me ha aparecido un ángel de

274
Dios y me ha dicho que compareceré ante el César y que Dios hará gra-
cias a todos los que navegan conmigo”.
En la decimocuarta noche de estar a la deriva, los marineros creyeron que
la tierra firme estaba cerca. Con riesgo de chocar contra los escollos, arro-
jaron cuatro anclas en la popa y guardaron ansiosamente la llegada del
día.
Mientras esperaban, Pablo exhortó a todos a tomar alimento, asegurán-
doles de nuevo que no iban a sufrir daño alguno. Tras lo cual, tomó el
pan y, dando gracias a Dios, lo partió y comenzó a comer. Al verlo, todos
se sintieron reconfortados y comieron también. Había doscientas setenta
y seis personas en el navío.
Cuando llegó el día, vieron una ensenada y decidieron encallar allí la
nave. Soltaron, pues, las anclas y desataron las amarras de los timones;
alzaron la vela de mesana y se dirigieron hacia la playa. Allí, en una len-
gua de tierra, rodeada de agua por ambos lados, hicieron encallar la nave,
quedando la proa bloqueada, mientras que la popa era sacudida por la
marea. El centurión ordenó a los que sabían nadar que se arrojaran al mar
y a los otros que buscaran su salvación bien sobre tablas, bien sobre los
despojos de la nave. Y así llegaron todos a tierra sanos y salvos.

En este mapa figuran


los tres viajes misioneros
de Pablo, con sus princi-
pales etapas, así como el
viaje a Roma. El apóstol fue
el primero en difundir el
cristianismo en países leja-
nos, llegando hasta Europa
(la primera ciudad europea
donde fundó una iglesia
fue Filipos, en Grecia).
Cada uno de estos viajes,
efectuados por tierra,
siguiendo las vías trazadas
por los romanos, y por mar,
representa una media de
más de 1.500 kilómetros.
Gracias a estos viajes,
Pablo comprendió que era
posible introducir el cristía-
nismo en culturas y menta-
lidades muy diversas.
El libro de los Hechos de
los Apóstoles nos ofrece
un preciso informe de todos
esos viajes.

l viaje: morado
Il viaje: verde
Ill'viaje: azul
IV viaje: naranja

ÑO
Hechos 28 EL INVIERNO EN LA ISLA DE MALTA

Después de haber escapado de la muerte, supieron que aquella isla se lla-


maba Malta. Los habitantes de la isla se mostraron muy hospitalarios y
los acogieron a todos, invitándolos a sentarse en torno a una gran hogue-
ra que habían encendido, pues llovía y hacía bastante frío.
Entonces ocurrió que, al arrojar al fuego una brazada de sarmientos,
Pablo fue mordido en la mano por una víbora que huía del calor. Cuando
los lugareños vieron al reptil colgando de su mano y, pasado el tiempo,
comprobaron que no le ocurría ningún mal, comenzaron a pensar que se
trataba de un dios.
Vivía en aquellas tierras un representante de Roma, llamado Publio, que
durante tres días acogió a los náufragos. El padre de este hombre estaba
Un poco de historia
postrado en el lecho, afligido por la fiebre. Cuando Pablo lo supo, fue a
No se sabe con certeza verle, y tras imponerle las manos, le curó. A la vista de este suceso, otros
qué le ocurrió a Pablo muchos enfermos de la isla acudieron en busca de Pablo y también fue-
después de los dos
primeros años de su ron sanados.
cautividad en Roma. Pasados los tres meses de invierno, los náufragos embarcaron en una nave
La Biblia acaba en el de Alejandría que también había invernado en la isla. En ella, costeando
momento en que se
aguardaba su por Regio y Pozzuoli, llegaron a Roma.
procesamiento.
Se piensa que fue hecho
prisionero durante las
persecuciones de Nerón LOS ÚLTIMOS AÑOS DE PABLO
y que fue decapitado
por orden del propio
emperador.
En Roma, permitieron que Pablo morara en casa propia, bajo la vigilancia de
En su segunda epístola un soldado. Durante dos años permaneció en una casa alquilada, recibiendo a
a Timoteo, Pablo habla cuantos iban a visitarle, predicando el reino de Dios y enseñando con toda
a su discípulo preferido
de su muerte, como libertad y sin obstáculo la doctrina de Jesucristo.
de una cercana certeza: Enseñó que Dios llama a todos los hombres a la salvación, judíos y paganos.
“Mi sangre será pronto Y habló de la caridad para con todos y de la comprensión para con los
vertida en libación,
y es ya inminente enemigos.
el tiempo de mi partida.
He combatido el buen
combate, he terminado
mi carrera, he guardado
la fe”.

Enfrente
Allí hicieron encallar
la nave, quedando
la proa bloqueada,
mientras que la popa
era sacudida
por la marea.

276
La visión
2
TATR
EPR
LAARA

de Juan
VISIÓN INTRODUCTORIA
Apocalipsis 1, 18,
21-22
Y. Juan, vuestro hermano y compañero en las tribulaciones, en el
reino y en la fidelidad a Jesús, hallándome en la isla llamada Patmos, por
la palabra de Dios y para dar testimonio de Jesús, fui en éxtasis en el día
del Señor y oí tras de mí una fuerte voz, como el sonido de una trompe-
tarquemne decía:
“Todo lo que vieres, escríbelo en un libro y envíalo a las iglesias”.
Luego vi descender del cielo un ángel revestido de gran poder y la tierra
se iluminó con su gloria. Gritó con poderosa voz, diciendo:
“Cayó la gran Babilonia y quedó convertida en una guarida de demonios,
una prisión para los espíritus impuros y abominables”.
Y oí otra voz del cielo que decía:
“Sal de Babilonia, pueblo mío, para que no os contaminéis con sus péca-
Un poco de historia dos ni os alcancen sus plagas. Porque sus pecados se han amontado hasta
El último libro de la el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Y los reyes de la tierra,
Biblia, La Revelación cuando vean el humo del incendio, dirán: ¡Qué desgracia! ¡Oh, gran ciu-
(que es el significado dad, en una hora ha venido tu juicio!”
del término griego
apocalipsis), comienza
en el presente y dirige
su mirada hacia la UN NUEVO CIELO Y UNA NUEVA TIERRA
plenitud futura.
El tema es desarrollado
como una visión, “Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra, pues el primer cielo y la primera
dividida en muchos
tierra habían desaparecido y el mar ya no existía. Vi también cómo des-
actos y escenas,
distribuida sobre dos cendía del cielo la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una
planos: el plano celeste esposa que se engalana para su esposo. Y oí una voz poderosa que decía:
y el plano terrestre.
Muchas de las profecías
“He aquí la morada de Dios entre los hombres. Habitará entre ellos y
que contiene son serán su pueblo. Y enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá más muer-
ataques velados contra te, ni duelo, ni lamentación, ni pena, porque todo esto es ya pasado”.
Roma, la gran potencia
del siglo | d.C. Tal es Luego me llevó en espíritu a una montaña alta y grande, y me mostró la
indudablemente ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo. Su brillo era semejante
el sentido que tienen al de la piedra más preciosa. Tenía alrededor una alta muralla y doce
las referencias
a Babilonia. La antigua puertas, y sobre las doce puertas estaban escritos los nombres de los doce
capital del paganismo apóstoles del Cordero.
era, alos ojos de los No vi en ella ningún templo, pues el Señor, Dios Todopoderoso, es su
primeros cristianos,
comparable a Roma. templo. Y no tenía la ciudad necesidad del sol ni de la luna para que la

218
iluminasen, pues la gloria de Dios la iluminaba y el Cordero era su lám-
para. A su luz caminarán las naciones que se hayan salvado. Y sus puertas
no se cerrarán jamás de día, porque allí no habra noche.
Yo, Juan, he visto y oído estas cosas. Escuché después una voz que me
decía:
“Soy el primero y el último, el comienzo y el fin. Yo, Jesús, he enviado
mi ángel para testificaros estas cosas sobre las iglesias. Soy la raíz del
linaje de David, la estrella brillante de la aurora. El Espíritu y la Esposa
(la Iglesia) dicen: “¡Ven!”. Y el que escuche, repita: “¡Ven!”. Y el que “Y vi un nuevo cielo
:
tenga sed venga, y el que quiera tome gratis: el agua de la vida”.
L1.» y una nueva tierra, pues
E : 2 p el primer cielo, y la
Yo que testifico todas estas cosas, digo: “¡Sí, vengo pronto! Amén. ¡Ven, primera tierra habían
Señor Jesús!» desaparecido y el mar
La gracia del Señor Jesús sea con todos vosotros. Amén”. ya no existía. Vi también
cómo descendía del cielo
la ciudad santa,
la nueva Jerusalén,
ataviada como una
esposa que se engalana
para su esposo”.

20D
Indice
decer el mandato de Dios fue expulsado del Género lleno de símbolos y de visiones, que
Edén. Tuvo tres hijos: Caín, Abel y Set. servía para dar valor durante las persecucio-
ALEJANDRÍA nes, prediciendo la infalible victoria final.
Ciudad fundada por Alejandro Magno en el Hay también Apocalipsis canónicos, como el
331 a.C., en la parte occidental del delta del Libro de Daniel y, en el Nuevo Testamento,

temático Nilo. Centro de encuentro cultural entre


Oriente y Occidente. Residencia de Tolo-
meo, fundador de una riquísima biblioteca
el Apocalipsis de Juan, dirigido a las siete
iglesias de Asia: Éfeso, Esmirna, Tiatira,
Pérgamo, Sardes, Filadelfia y Laodicea.
A con alrededor de 700.000 volúmenes, que ARARAT
fue destruida por los sarracenos en el año Montaña de Armenia sobre la cual encalló el
AARÓN 642 d.C. Fue también célebre por su faro de arca de Noé después del diluvio universal,
Hermano mayor de Moisés, perteneciente 150 metros de altura. ARCA DE LA ALIANZA
como él a la tribu de Leví. Recibió de Dios, AMALECITAS Cofre destinado a contener los objetos sagra-
por mano de Moisés, la consagración del Tribu que habitaba al norte de la península dos y muy especialmente el “testimonio», es
ministerio sacerdotal. Como sumo sacerdote del Sinaí. A menudo se ofrecían como mer- decir, las tablas de la Ley entregadas por
sirvió de guía, siempre al lado de Moisés, en cenarios al servicio de ejércitos extranjeros. Dios a Moisés. Sin duda el objeto más im-
la conquista de la tierra prometida. Combatieron contra los hebreos, cuando portante del culto mosaico.
ABEL éstos se dirigían a la tierra prometida, pero ARCA DE NOÉ
Segundo hijo de Adán y Eva. Fue pastor, muy fueron vencidos. Embarcación que construyó Noé por manda-
piadoso y querido por Dios. Fue asesinado por ANA to de Dios; sirvió de refugio durante el dilu-
su hermano Caín, que tuvo celos de él. (“Gracia, misericordia”). Esposa de Elcana. vio universal a Noé y su familia, así como a
ABRAHAM Pese a ser estéril, Dios le concedió un hijo, una pareja de cada especie animal.
El primero y más grande de los patriarcas Samuel, que ella consagró al servicio del ARTEMISA
hebreos. Recibió de Dios la promesa de una Señor. (En latín “Diana”). Diosa griega particular-
descendencia gloriosa, así como la posesión Con el nombre de Ana aparece en el Nuevo mente venerada en la ciudad de Éfeso, a
del país de Canán. Como resultado de este Testamento una profetisa de la tribu de menudo representada bajo la forma de una
pacto divino, su nombre, que significaba Aser, que aguardaba en el templo la llegada cazadora. Sus adoradores creían que la ima-
“padre muy alto” fue cambiado por Dios al del Mesías, entregada durante muchos años a gen había caído del cielo y, debido a sus nu-
de Abraham “padre de una gran multitud”. la oración y al sacrificio. A los 84 años tuvo merosas mamas, simbolizaba la fertilidad. Su
Estuvo casado con Sara, quien a una edad la alegría de asistir a la presentación de Jesús templo era una de las siete maravillas del
muy avanzada concibió a Isaac merced a la niño en el templo. mundo. Durante la estancia de Pablo en
intervención divina. Antes de Isaac, Abra- ANANÍAS Éfeso se produjo el motín de los orfebres que
ham ya había tenido un hijo con su esclava En el Libro de Tobías, el arcángel Rafael se fabricaban pequeños templos de la diosa
Agar, llamado Ismael. designa ficticiamente como “Azarías, hijo para vendérselos a los peregrinos, y que vie-
ABSALOM del gran Ananías”, esto es, hijo del “miseri- ron en las predicaciones del apóstol un pe-
Tercer hijo de David, muy dotado pero muy cordioso Yahvé”. Se trata, pues, de un nom- ligro para su negocio.
ambicioso. Hizo matar a su hermanastro bre simbólico. Ananías es igualmente el ASIA MENOR
Amnón y, tras alcanzar el perdón de su nombre de un cristiano de Damasco que fue . En el Nuevo Testamento se entiende por la
padre, consiguió proclamarse rey de Hebrón. enviado por el Señor para bautizar a Pablo, provincia romana que comprende las regio-
Más adelante, en la batalla decisiva contra cuando éste era aún Saulo de Tarso. nes de Misia, Lidia, Caria y Frigia. Su capital
David fue derrotado, y en su fuga, quedó ANDRÉS era Éfeso.
atrapado por los cabellos en las ramas bajas (En griego: “el viril”). Uno de los doce após- ASIRIA
de una encina, y fue muerto por Joab. toles, hermano de Pedro, nacido en Betsaida La historia del antiguo imperio asirio es poco
ACAB y habitante de Cafarnaúm. De oficio pesca- conocida. Aparece como potencia indepen-
Séptimo rey de Israel (864-853 a.C.). Se casó dor, fue discípulo de Juan el Bautista, y diente a finales del tercer milenio, bajo el rei-
con Jezabel, hija del rey de Sión, que consi- siguió después a Jesús. Según los antiguos nado de un tal Sargón I. En la segunda mitad
guió arrastrarle a la apostasía, provocando así autores eclesiásticos, habría llegado a predi- del siglo XVIII a.C., poco después de que
la cólera del profeta Elías, que le anunció su car en Rusia meridional y en los Balcanes, Abraham partiera de Canán, Asiria tuvo que
trágico fin. para morir mártir en Patras, cuando predica- ceder su supremacía a Babilonia. Mucho des-
ÁCIMOS ba a los griegos del Peloponeso, crucificado pués Salmanasar III (858-824 a.C.), durante
Con este término se designa a una especie de sobre una cruz en forma de X, que tomó de un período en el que el imperio asirio volvió
pan fino y sin levadura. Su consumo era él su nombre: “Cruz de San Andrés”. a tener cierta importancia, fue el primer rey
obligatorio entre los hebreos durante la lla- ÁNGELES asirio que se enfrentó a los israelitas. Más
mada “semana de los ácimos”, que se cele- (“Anunciadores” o “Emisarios”). Espíritus adelante, el rey Senaquerib (716-687 a.C.)
braba para conmemorar la primera Pascua. puros, creados por Dios. Tradicionalmente puso sitio a Jerusalén, pero no pudo conquis-
El pan ácimo se convirtió en la materia utili- son presentados como pertenecientes a nueve tar la ciudad, pues su ejército fue extermina-
zada en Occidente para el sacrificio de la órdenes, divididas a su vez en tres coros: do por una epidemia, tal y como había anun-
Eucaristía, tomando como modelo el que serafines, querubines y tronos. Las santas ciado el profeta Isaías. Su capital era Nínive.
probablemente utilizó Jesús en la última escrituras los presentan a través de distintas ATENAS, ATENIENSES
cena. La prohibición de utilizar materias fer- apariciones, como mensajeros, representantes Capital de Grecia y centro artístico y cultu-
mentadas para el culto se remonta al antiguo o ejecutores de la voluntad de Dios. El ral del mundo antiguo. En su época de ma-
concepto que veía en la fermentación una Antiguo Testamento cita algunos de sus yor esplendor contó con 125.000 habitantes.
forma de putrefacción. nombres: Rafael, Miguel, Gabriel. Ciudad libre, amante de las novedades y
ADÁN APOCALIPSIS muy religiosa, con sus casi tres mil templos
(“Hecho de tierra”). Fue el primer hombre Término que significa “revelación” e indica y estatuas dedicadas a las más diversas divi-
de la creación. Dios le instaló en el paraíso un género literario muy común entre los nidades; entre ellas la estatua “a un dios des-
terrenal y puso a Eva a su lado. Por desobe- judíos desde el siglo Il a.C. al siglo II d.C. conocido”, al cual se refirió Pablo en el co-

280
mienzo de su famoso discurso cuando visitó BALTASAR CAIFÁS
Atenas. Esta actividad pastoral de Pablo du- Hijo del rey Nabucodonosor, aparece en el Sumo sacerdote judío, entre los años 18 y 36
rante su segundo viaje no rindió, por cierto, Libro de Daniel. Durante la conquista de d.C., en el que fue destituido por el procura-
grandes frutos. Entre los conversos a la nueva Babilonia por los persas, en el año 538 a.C., dor romano Vitelio. Presidió el sanedrín que
religión destacó por su importancia social un fue asesinado por Gobrias, lugarteniente juzgó y condenó a Jesús.
miembro del Areópago (el tribunal superior babilonio que se pasó al bando persa. En la
de la ciudad, encargado, entre otras cosas, de Biblia se considera su final como un castigo Primer hijo de Adán y Eva. Su trabajo fue el
administrarla) llamado Dionisio. por la profanación de los vasos sagrados del de cultivar la tierra. Mató a su hermano
templo. Abel porque estaba celoso de él, y después
BARRABÁS huyó. Fundó la primera ciudad, a la que
B Bandido judío que fue arrestado por cometer puso el nombre de su hijo Enoc.
homicidio en el curso de una insurrección CAM
BAAL frustrada. Pilato lo puso en libertad durante Hijo de Noé, fundador de la ráza camita.
Bajo este nombre, que significa “Señor”, los la fiesta de Pascua, después de que la muche- CANÁ
cananeos y los fenicios designaron a una di- dumbre eligiera la liberación de este malhe- (“Caña”). En el Nuevo Testamento, indica el
vinidad (conocida también bajo otras advo- chor a la de Jesús. nombre de una ciudad de Galilea, patria del
caciones) adorada por casi todos los pueblos BARTOLOMÉ apóstol Bartolomé, y lugar donde Jesús rea-
del antiguo oriente, así como por algunos Uno de los doce apóstoles de Cristo. Jesús se lizó su primer milagro, al transformar el
pueblos de África. Baal era el detentador de le apareció tras su resurrección y se cree que agua en vino.
la fertilidad, siendo el toro su animal sagra- fue el evangelizador de la India. CANAÁN (País de)
do. Mandaba sobre los fenómenos naturales BELCEBÚ (“País de la púrpura”). Nombre utilizado por
y se comunicaba por medio del trueno, lan- Nombre del príncipe de los demonios. Sig- los hebreos para designar toda la región si-
zaba rayos, cabalgaba las nubes y ordenaba la nifica literalmente “señor de las moscas” y tuada al oeste del Jordán, es decir, Palestina,
lluvia. Sé le solía representar portando armas también “señor del estiércol”. la tierra prometida por Dios al pueblo he-
y lanzas en las manos y coronado por una BELÉN breo. Debe su nombre a las abundantes pie-
aureola de los rayos. Baal llegó igualmente a (“La casa del pan”). Localidad de Judea, en- dras de color púrpura que había en su te-
seducir a los israelitas, que lo adoraron en tre Hebrón y Jerusalén. Antes de ser célebre rritorio.
algunas ocasiones. como lugar de nacimiento de Jesús, fue cita- CÉSAR
BABEL da en la Biblia, por ser allí enterrada Raquel. Nombre propio que acabó convirtiéndose en
Importante ciudad asiática situada en la ri- Belén fue asimismo la patria de Isaías y de título de dignidad adoptado por los empera-
vera del río Eúfrates. Es el nombre hebreo David. dores romanos a partir de Octavio. Las mone-
de Babilonia. La tradición sitúa en dicha BENJAMÍN das llevaban grabada la efigie del césar rei-
ciudad el relato bíbilico de la “torre de (“Hijo de la derecha”). Fue el último hijo de nante. En el Nuevo Testamento son citados
Babel”, debido probablemente a la multitud Jacob y Raquel, y, junto a José, el preferido los siguientes “césar”: Augusto (que reinó
de razas que en ella habitaban. Allí se han de su padre. De él toma su nombre una de desde el año 29 a.C. al 14 d.C.), bajo cuyo
encontrado (como en otros muchos lugares las doce tribus de Israel. mandato nació Jesús; Tiberio (14-37 d.C.),
de Babilonia) vestigios de una de esas pirá- BERNABÉ bajo cuyo reinado se desarrolló el ministerio
mides de pisos llamadas “zigurats”, que es (Nombre que significa “hijo de consolación” público de Jesús, y al que se refiere la céle-
la forma que tradicionalmente se asocia a la o “hijo de predicación”). Sobrenombre dado bre frase “Dad al César lo que es del César”;
famosa torre. por los apóstoles a un levita de Chipre lla- Claudio (41-54 d.C.), que persiguió a los
BABILONIA mado José, muy conocido por su bondad y judíos de Roma; y Nerón (54-68 d.C.), a
Nombre que significa “puerta de Dios” y su beneficencia. Era primo del evangelista cuyo tribunal apeló Pablo.
que sirve para denominar tanto la ciudad Marcos y acompañó a Pablo en alguno de sus CIRO
como la región. La ciudad fue fundada por viajes. Fundador del imperio persa (550-529 a.C.).
los sumerios y la primera mención que se BETANIA En el año 538 a.C. publicó un decreto por el
encuentra de ella data del año 2700 a.C. (“La casa del pobre”). Aldea situada en la que se permitía a los hebreos cautivos en
Desapareció de la historia en el año 127 AE ladera oriental del monte de los Olivos, a Babilonia regresar a su patria y reconstruir el
tras la conquista de los partos (naturales de unos 3 kilómetros de Jerusalén. Es la tierra templo.
Partia, una antigua región de Asia). La re- de Lázaro y de sus hermanas Marta y María, CLEOFÁS
gión está situada en la parte inferior del un lugar donde a Jesús le gustaba permane- Nombre de uno de los dos discípulos de
curso de los ríos Eúfrates y Tigris. Su histo- cer. Se la identifica con la actual ciudad El Emaús a los que se apareció Jesús después de
ria conoció tres grandes períodos: el antiguo Azarieh (“ciudad de Lázaro”). resucitar,
imperio (uno de cuyos reyes fue el célebre COLOSENSES
Hammurabi); el imperio kasita; y el nuevo Habitantes de Colosas, ciudad de Frigia, en
imperio (625-539 aC.). Uno de sus reyes, e la que Epafras fundó una comunidad cristia-
Nabucodonosor II, conquistó Jerusalén, des- na. Aunque nunca llegó a visitarla, Pablo
truyó el templo y desterró a la población de CAFARNAÚM escribió una “Epístola a los Colosenses”, en
Judá en el año 586 a.C. En el año 539 el rey Pequeña localidad situada en la orilla oeste la cual alaba la caridad y la fe de estos cris-
Ciro conquistó Babilonia, que pasó a ser una del lago Tiberíades. Era una ciudad fronteri- tianos, al tiempo que les pone en guardia
provincia del imperio persa. za y tenía una aduana o puesto de peaje; acerca de los errores de algunos judaizan-
BALAM también un destacamento de soldados roma- tes que pretendían desvirtuar la figura de
Adivino que vivía en la ribera del Eúfrates, nos al mando de un centurión. Fue el escena- Cristo.
en Mesopotamia. Recibió de Balac, rey de rio de una buena parte de la vida de Jesús, CORINTO, CORINTIOS
que acabó llamándola “su ciudad”, y de Una de las más famosas ciudades de Grecia,
Moab, la orden de maldecir a los israelitas,
muchos de sus milagros. Sin embargo, la capitalde la provincia romana de Acaya.
pero acabó bendiciendo a los invasores, en
ciudad no creyó en Jesús. Resultó destruida Tenía dos puertos, el de Cencres y el de
un episodio ampliamente descrito en la
por un terremoto en el año 666 d.C. Licaón, y circulaba por ella una ingente rique-
Biblia.

ZO
za, aunque también había mucha po- quistó Jerusalén y la nombró capital del ESTEBAN
breza, pues dos tercios de su población la for- reino de Israel. Su sucesor fue su hijo Sa- (“Coronado”). Uno de los siete diáconos de la
maban esclavos. Sus habitantes veneraban lomón. comunidad cristiana de Jerusalén. Tuvo una
particularmente a la diosa Afrodita y fue céle- DECÁPOLIS enorme influencia sobre su comunidad debi-
bre el estado de corrupción en el que la ciu- Federación de diez ciudades situadas al norte do a los milagros que realizó y a la inspirada
dad estuvo sumida durante mucho tiempo. y al este del lago Tiberíades. De ellas proce- índole de sus predicaciones. Fue acusado de
Pablo la visitó en dos ocasiones y consiguió dían buena parte de las multitudes que blasfemo y llevado ante el sanedrín, donde
convertir a un buen número de paganos, que seguían a Jesús. pronunció un arrebatado discurso que con-
formaron una gran comunidad cristiana, a la tiene toda una visión retrospectiva de la his-
que el apóstol escribió cuatro Epís- toria de Israel. Condenado a morir lapidado,
tolas, de las cuales sólo dos se han conservado. E se convirtió así en el primer mártir del cris-
CRISTIANOS tIanismo.
Este nombre designa a los discípulos de EDÉN EVA
Cristo. Aparece tres veces en el Nuevo El paraíso terrestre donde Dios situó a Adán (“Madre de todos los vivientes”). La primera
Testamento y fue utilizado por primera vez y Eva, y de donde les expulsó tras cometer el mujer, creada por Dios tomando una costilla
en Antioquía, en el año 43 d.C. Entre ellos, pecado original. Se piensa que su localiza- de Adán.
los primeros cristianos se llamaban “santos” ción podía hallarse en Mesopotamia. EZEQUÍAS
(consagrados), “elegidos” y “hermanos”. El ÉFESO, EFESIOS (“Dios es mi fuerza”). Decimotercer rey de
cristianismo es la religión fundada por Je- Capital de la provincia romana de Asia. Su Judá y autor de una importante reforma reli-
SUCristo. templo de Artemisa fue considerado una de giosa. Rey muy piadoso, llevó a cabo una
las siete maravillas del mundo. Pablo la restauración del templo, así como una reco-
visitó en dos de sus viajes y vivió en ella pilación de los escritos que hablaban de las
D durante tres años, hasta que tuvo que aban- antiguas tradiciones.
donarla con motivo de la revuelta de los EZEQUIEL
DALILA orfebres encabezados por Demetrio. El após- (“El que Dios ha hecho fuerte”). Sacerdote y
(Esbelta” “Refinada”). Mujer filistea que tol Juan fue el jefe de la comunidad cristia- profeta, autor del libro bíblico que lleva su
fue compañera de Sansón y causa de su des- na. Según la tradición, en esta ciudad murió nombre, fue exiliado en el año 597 a.C. a
gracia cuando, traicionándole, descubrió el la Virgen. Babilonia, donde murió, según se cree, asesi-
secreto de su fuerza y lo entregó a sus ene- ELÍAS nado por un compañero de exilio.
mi1gos. (X-IX siglo a.C.). Uno de los más ilustres
DANIEL profetas de Israel. Ejerció su actividad espe-
(“Dios es mi juez”). El último de los profetas cialmente bajo el mandato del rey Acab, F
mayores y principal protagonista de uno de luchando en favor de la pureza del culto a
los libros de la Biblia, el “Libro de Daniel”. Dios. Su nombre significa: “Dios es Yahvé”.
2”
FARAÓN
Fue deportado a Babilonia en el año 605 a.C., ELISEO Título dado a los reyes del antiguo Egipto.
y puesto al servicio del rey Nabucodonosor. (IX siglo a.C.). Discípulo de Elías, que in- FELIPE
Dotado por Dios de una excepcional sabidu- tervino decisivamente en la vida política. Es Uno de los doce apóstoles. Era natural de
ría, se reveló también como un prodigioso considerado el profeta de la bondad y la Betsaida y siguió a Jesús desde el principio.
intérprete de sueños proféticos y visiones. misericordia. No se sabe lo que le sucedió en su ministerio
DARÍO EMMANUEL apostólico.
Nombre propio de tres reyes persas. En la (“Dios está con nosotros»). Nombre simbóli- FILISTEOS
Biblia se menciona al rey Darío I, también co del Mesías. Según la profecía de Isaías al Habitantes de Filistea, nombre hebreo que
llamado Histaspes (521-485 a.C.), bajo cuyo rey Ajaz, Emmanuel es el signo de la salva- designa a Palestina.
reinado vivió el profeta Ageo. Este rey per- ción. Los intérpretes católicos ven en esta
mitió a los judíos proseguir las obras de profecía el anuncio del nacimiento deJesús.
reconstrucción del templo de Jerusalén. Fue ESAÚ G
derrotado por los griegos en la famosa bata- Hijo primogénito de Isaac y Rebeca, tam-
lla de Maratón (490 a.C.), y murió antes de bién llamado Edom (“rojo”) a causa del color GABRIEL
poder lanzar la contraofensiva que había cui- de sus cabellos. De carácter opuesto a su her- (“Hombre de Dios”). Nombre de un ángel.
dadosamente preparado. El “Libro de los mano Jacob, le vendió a éste su derecho de En el Nuevo Testamento es el ángel de las
Macabeos” cita por su parte a un Darío, últi- primogenitura a cambio de un plato de len- anunciaciones: a Zacarías le anuncia el naci-
mo rey persa que fue vencido por Alejandro tejas. miento de Juan el Bautista, y a María, el de
Magno. El “Libro de Daniel”, por último, ESDRÁS Jesús.
habla de Darío el Meda, hijo de Jerjes, difí- Sacerdote y consejero de los asuntos judíos GALACIA, GÁLATAS
cil de identificar, a menos que se trate de un en el gobierno persa. Fue enviado a Nombre de una región que comprendió dis-
seudónimo de Gabrias, comandante en jefe Palestina en el año 398 a.C. con la misión tintos territorios a lo largo de la historia. En
de las tropas persas, que fue el primero en de organizar las instituciones de la comuni- tiempos de Cristo era una provincia romana
entrar en Babilonia, dad judaica a la vuelta del exilio en que englobaba el antiguo reino de Amyntas
DAVID Babilonia. Impuso la Ley mosaica como Ley (hoy Ankara) y otras regiones como Licaonia,
Pastor hebreo que por mandato de Dios fue del Estado y prohibió el matrimonio entre Pisidia y Pamfilia, cuyos habitantes poco
ungido en secreto como rey de Israel por el judíos y extranjeros. Escribió una memoria tenían que ver con los antiguos gálatas; és-
profeta Samuel. Introducido en la corte de de sus actividades (recogida en la Biblia tos descendían de los celtas y poblaron la
Saúl como tañedor de arpa, no tardó en dis- como el “Libro de Esdrás”) y se convirtió en región desde fines del siglo HI a.C. Pablo
tinguirse por su valor, acabando con el gi- una figura legendaria a la que se atribuye la visitó diversas ciudades de la Galacia meri-
gante Goliat y llevando a buen término la fundación de la Gran Sinagoga y la redac- dional en el curso de sus dos primeros viajes,
guerra de los hebreos contra los filisteos. ción del canon de libros del Antiguo Tes- pero su “Epístola a los Gálatas” parece que
Después de suceder a Saúl en el trono, con- tamento. fue dirigida a las iglesias de la antigua Gala-

LOL
cia (la del norte), probablemente fundadas HERODES cuatro profetas mayores. El “Libro de Isaías”
con ocasión de su segundo viaje. Varios personajes aparecen con este nombre. está considerado como uno de los más bellos
GALGALA El primero citado en el Nuevo Testamento de toda la Biblia.
Primer campamento de los israelitas después es Herodes el Grande, que obtuvo de los ro-
de cruzar el río Jordán. Por los recuerdos a manos el título de rey de toda Palestina. Su
los que está ligado (sede del arca, erección reinado estuvo caracterizado por su política J
del monumento de las doce piedras, circun- de engrandecimiento, que le llevó a ordenar
cisión y celebración de la Pascua), se trata de grandes construcciones, y también por su JACOB
un lugar importante en la historia de Israel. escandalosa vida privada y su crueldad. Es Patriarca hebreo, hijo de Isaac. Compró el
GENTILES protagonista del episodio de los magos y de derecho de primogenitura a su hermano
Palabra utilizada por los hebreos para desig- la matanza de los inocentes, que él ordenó. Esaú. Después de sostener un combate con
nar a todos los pueblos no judíos. En el len- HERODES AGRIPA I un ángel fue llamado “Israel”, que significa
guaje de los cristianos la palabra designó a Aparece en los “Hechos de los Apóstoles”, “que lucha contra Dios”. Se casó con Lía y
los paganos. donde es llamado Herodes. Era hijo de Aris- con Raquel, hijas de Labán. Tuvo doce hijos
GETSEMANÍ tóbulo y de Berenice, y nieto de Herodes el y de ellos proceden las doce tribus de Israel.
(¿Molino de aceite”). Lugar situado en la Grande. Fue proclamado rey de Palestina JAFET
ladera del monte de los Olivos, donde Jesús, por el emperador Calígula primero, y por Hijo de Noé. Fundador de la raza jafética o
después de la Cena, pasó la noche en oración Claudio después. Persiguió a los cristianos y indoeuropea.
y donde fue apresado. mandó matar al apóstol Santiago el Mayor, JEREMÍAS
GÓLGOTA el hermano de Juan, e hizo encarcelar a (VI siglo a.C.). Segundo de los profetas ma-
(“Cráneo”). Lugar de la crucifixión de Jesús, Pedro. Murió de improviso en Cesarea. yores, considerado como el profeta del sufri-
situado en las afueras de Jerusalén, cerca de HERODES ANTIPAS miento y del consuelo. Predijo la destruc-
un jardín. Su nombre latino es Calvario. Se Hijo de Herodes el Grande y de su cuarta ción de Jerusalén, los setenta años de esclavi-
trata de un montículo cuyo nombre proviene mujer. Fue tetrarca de Galilea durante el tud en Babilonia y las deportaciones.
de la forma redondeada de la roca que lo ministerio de Jesús. Éste es el Herodes del JERICÓ
coronaba. En este lugar se levanta actual- que hablan constantemente los Evangelios. Ciudad palestina, la primera que encontra-
mente la iglesia del Santo Sepulcro. Se casó con Herodias, su sobrina y cuñada, ron los israelitas en el país de Canaán des-
GOLIAT pues era hija de su hermano Aristóbulo y pués de cruzar el Jordán, y cuya conquista
Gigante filisteo al que el joven David retó esposa de su otro hermano Filipo. Presiona- lograron gracias a la intenvención divina.
en duelo y venció valiéndose de una honda. do por esta última, hizo encarcelar y más JERUSALÉN
GRECIA tarde matar a Juan el Bautista, que le echaba Ciudad de origen cananeo conquistada por el
En tiempos de Cristo era una provincia ro- en cara su adulterio. Fue depuesto de su rey David en el siglo IX a.C. y convertida en
mana. El cristianismo adoptó la lengua grie- cargo en el año 39 d.C. y desterrado a Lyon. la capital del reino de Judá y en la sede del
ga, entonces una lengua internacional. Pablo HERODÍAS templo.
predicó mucho en Grecia. Hija de Aristóbulo y de Berenice, fue prime- JESÚS
ro la mujer de Herodes Filipo (hijo de Hero- Su figura es el centro de todo el Nuevo Tes-
des el Grande) con quien tuvo una hija: Sa- tamento, donde aparece en su realidad profunda
H lomé. Después vivió en concubinato con de Hijo de Dios y Salvador (ver ME-
Herodes Antipas, su tío. Fue ella quien sugi- SÍAS). Nació en Belén, quizá hacia el año 6 a.C.,
HEBREOS (o ISRAELITAS) rió a su hija que pidiera la cabeza de Juan el vivió en Nazaret y predicó el Evangelio en
Pueblo de raza semítica, nómada en su ori- Bautista. Salomé se casó después con el Galilea y Judea. Fue condenado a morir crucifi-
gen, procedente de las regiones esteparias de tetrarca Filipo (al que no hay que confundir cado por Poncio Pilato hacia el año 30 d.C.
Mesopotamia. La primera organización en con el primer marido de Herodías Herodes JEZABEL
tribus estuvo a cargo de Moisés, y bajo su Filipo). Cuando Herodes Antipas fue deste- Hija de Etbal rey de Sidón, y esposa de Acab,
conducción, llegó a instalarse finalmente en rrado a Lyon rechazó la gracia imperial que rey de Israel. Favoreció el culto pagano a
el país de Canaán. Su reino conoció épocas le permitía seguirle en su exilio. Baal y persiguió al profeta Elías. En el Apo-
gloriosas, con los reyes David y Salomón. calipsis su nombre simboliza la impureza y
Más tarde se dividió en dos: el reino de la idolatría.
Israel, al norte, y el de Judá, al sur. Á inter- I JONÁS
valos, fueron sometidos por otros pueblos. Uno de los profetas menores, generalmente
HEBRÓN IGLESIA identificado con el Jonás, hijo de Amitay,
Ciudad de Palestina meridional donde se La palabra deriva del griego “ekklesía”, que que ejerció bajo el reinado de Jeroboam II
encuentran los sepulcros de Abraham, Sara, designaba a la asamblea del pueblo. En el (783-743 a.C.). El libro que lleva su nombre
Isaac, Rebeca y Jacob. Fue también el lugar Nuevo Testamento toma un sentido mucho le atribuye extraordinarias aventuras, ricas
de residencia de David. más amplio para designar a la sociedad fun- en enseñanzas, pero su redacción se llevó a
HECHOS DE LOS APÓSTOLES dada por Jesucristo para llevar a todos los cabo tres siglos más tarde.
Segundo volumen escrito por Lucas, tras su hombres a la salvación. JONATÁN
Evangelio. Los protagonistas del mismo son ISAAC Hijo de Saúl y gran amigo de David. Murió
los apóstoles Pedro y Pablo, y a través de Patriarca hebreo hijo de Abraham y de Sara, junto a su padre en la batalla de Gélboe.
sus hechos más significativos se narra el Se casó con Rebeca y tuvo dos hijos: Esaú y JORDÁN
Jacob. Río de Palestina que desemboca en el mar
crecimiento del primitivo cristianismo
ISABEL Muerto.
hasta “los límites del mundo”, es decir de
Roma, bajo la poderosa mediación del Esposa del sacerdote Zacarías, madre de Juan | JOSÉ
el Bautista y pariente de la Virgen. Undécimo hijo de Jacob, y el primero que
Espíritu Santo. El libro representa una
fuente de primera mano, de indiscutible ISAÍAS tuvo con Raquel. Era el favorito de su padre
(VII-VI siglo a.C.). Perteneciente a la tribu “y, por envidia, sus hermanos lo vendieron a
valor histórico, acerca de los primeros años
de David, fue el primero y más grande de los unos mercaderes ismaelitas que se dirigían a
de la Iglesia de Jesús.

283
Egipto. Fue muy apreciado por el faraón por JUDAS ISCARIOTE es un nombre de discutida etimología. “Vi-
su gran sabiduría y su facultad para interpre- Uno de los doce apóstoles, así llamado para dente”, “sublime” y “dama” son algunos de
tar los sueños y predecir acontecimientos. distinguirlo del apóstol Judas Tadeo. Trai- los significados que se le atribuyen. Era un
Llegó a ocupar un alto cargo en el gobierno cionó a Jesús. Después, desesperado, devol- nombre muy común en la época de Jesús. En
egipcio y se casó con la hija de su antiguo vió el dinero recibido y se suicidó. el Antiguo Testamento sólo aparece para
amo, Putifar. Tuvo dos hijos. Pasado el JUECES nombrar a la hermana de Moisés.
tiempo llegó a reconciliarse con sus herma- Así eran llamados los jefes del pueblo de MARÍA, MADRE DE JESÚS
nos, a los que acogió, junto con su anciano Israel después de la conquista de la tierra Era prima de Isabel, la madre de Juan el
padre, en las tierras de Egipto. prometida, hasta la época de Samuel. Bautista. Ningún evangelio dice nada de su
JOSÉ DE ARIMATEA juventud hasta sus desposorios con José, y
Hombre importante de Jerusalén, miembro casi todas las referencias a su vida se encuen-
del sanedrín y discípulo en secreto de Jesús. L tran en los capítulos de Lucas sobre la infan-
Se hizo cargo del cuerpo de Jesús después de cia de Jesús. En el momento de la anuncia-
la crucifixión y lo sepultó, con ayuda de LÁZARO ción, el ángel Gabriel la saludó como “llena
Nicodemo, en un sepulcro nuevo de su pro- Hermano de Marta y María y amigo de Je- de gracia” y le reveló que sería la Madre del
piedad. sús, que le resucitó de entre los muertos. Mesías sin intervención del hombre, por
JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA Sólo se habla de él en el cuarto evangelio. obra del Espíritu Santo, conservando intacta
Esposo de la Virgen y padre legal de Jesús. LEVÍ su virginidad. En el comienzo de la activi-
Perteneciente a la tribu de David. Se cree que Patriarca hebreo, hijo de Jacob y Lía. Sus dad pública de Jesús, María obtuvo de su
murió antes de que Jesús comenzara su vida descendientes constituyeron la casta sacerdo- hijo el milagro de las bodas de Caná. Estuvo
pública, pues los evangelios no vuelven a refe- tal de los levitas, dedicados al servicio del presente al pie de la cruz y Jesús la confió a
rirse a él. Por ese motivo la Virgen fue confia- templo. Juan. Tras la Ascensión de Cristo, estuvo
da por Jesús al apóstol Juan, y no a su esposo. LÍA con los apóstoles en el Cenáculo. La tradi-
JOSÍAS Hija de Labán y hermana de Raquel. Se casó ción cristiana la presenta, tras su muerte
(¿Dios sana”). Decimosexto rey de Judá mediante un engaño con Jacob, que había (ocurrida en Jerusalén o Éfeso), elevándose al
(640-609 a.C.) y uno de los más piadosos. pedido como esposa a Raquel. Tuvo nume- cielo en cuerpo y alma.
Llevó a cabo una gran reforma religiosa. rosos hijos. MARÍA, MADRE DE SANTIAGO
JOSUÉ LUCAS EL MENOR
Fue el sucesor de Moisés a la cabeza del pue- Médico de Antioquía, discípulo y amigo de Una de las piadosas mujeres que permane-
blo elegido. Inició la conquista de la tierra Pablo. Escritor muy hábil en lengua griega, cieron al pie de la cruz y visitaron el sepul-
prometida y distribuyó el territorio entre las es el autor del tercer Evangelio y de los cro de Jesús.
doce tribus. Hechos de los Apóstoles. MARÍA DE BETANIA
JUAN La hermana de Lázaro y Marta. Algunos la
Uno de los doce apóstoles. Hijo de Zebedeo identifican con María Magdalena.
y Salomé. La tradición ha visto en él al discí- M MARÍA MAGDALENA
pulo más amado por Jesús, y a él fue a quien MAGOS Llamada así por ser natural de la ciudad de
Jesús, agonizante (Juan fue el único apóstol Hombres sabios de Oriente que acudieron a Magdala, en la orilla occidental del lago
que estuvo al pie de la cruz), confió su ma- Belén para adorar a Jesús. Sus lugares de ori- Tiberíades. Fue curada por Jesús de los espí-
dre. Más tarde fijó su residencia en Éfeso, gen pudieron ser Arabia, Mesopotamia y ritus malignos que la poseían. Muchos auto-
desde donde gobernó las iglesias de Asia Persia. La Biblia no dice que fueran reyes ni res la identifican con la pecadora que ungió
Menor. Escribió el cuarto Evangelio, tres tampoco especifica su número, pero como los pies del Señor. Formó parte del grupo de
Epístolas y el Apocalipsis. En la iconografía tres reyes o astrólogos los ha presentado la mujeres que estuvo al pie de la cruz y que al
está representado por el águila, símbolo de tradición, quizá basándose en el número de cabo de tres días visitaron el sepulcro de
lo elevado de su doctrina. los presentes que ofrecieron: oro, incienso y Jesús. Fue, por tanto, la primera a quien se
JUAN EL BAUTISTA mirra. A partir del siglo VII d.C. comenzó apareció el Resucitado.
Hijo de Zacarías e Isabel. Su nacimiento fue a llamárseles con los nombres con que actual- MARTA
anunciado a sus padres, de edad ya muy mente los conocemos: Melchor, Gaspar y La hermana de Lázaro y de María de Betania,
avanzada, por el ángel Gabriel. Nació unos Baltasar. y la mayor de los tres. De carácter muy
seis meses antes que Jesús, en la población MANDAMIENTOS activo y afanoso, Jesús le reprochó afectuosa-
de Ain-Karim, a pocos kilómetros de Jeru- Con este nombre se designa al Decálogo mente esa actitud.
salén. Preparó el apostolado de Jesús (diez mandamientos) que Dios entregó a MATEO
mediante sus predicaciones, a las que acom- Moisés en el monte Sinaí, y que constituye Uno de los doce apóstoles y autor del primer
pañaba de un bautismo penitencial (de ahí el la síntesis de la Ley moral, no sólo de los Evangelio. Ántes de seguir a Jesús era recau-
sobrenombre de “Bautista”). El propio Jesús hebreos, sino de todos los hombres. dador de impuestos en Cafarnaúm. Tras la
quiso ser bautizado por él. Encarcelado por MARCOS Ascensión del Señor, parece que permaneció
Herodes Antipas, al cual reprochaba su adul- Hebreo de Jerusalén, muerto en el año 68 d.C. en Palestina predicando la nueva religión.
terio con Herodías, fue decapitado para sa- y autor del segundo Evangelio, Tras conver- Una leyenda le sitúa en Etiopía donde en-
tisfacer la petición de ésta. Jesús habló muy tirse al cristianismo fue compañero y colabo- contraría el martirio. Escribió su Evangelio
elogiosamente de él y le proclamó el más rador de Pablo, al que acompañó a Roma, en lengua aramea, entre los años 42 y 50 d.C.
grande de los profetas. lugar donde pudo haber escrito su Evangelio MESÍAS
JUDÁ entre los años 50 y 60. Hizo más tarde un Término de origen hebreo del mismo signi-
Hijo de Lía y Jacob. Fundador de la más viaje de predicación por Egipto y murió ficado que el nombre griego “Cristo” y que
poderosa de las doce tribus de Israel, que mártir en Alejandría. Según la tradición su quiere decir “ungido”, “consagrado”. En el
llegó a ocupar la parte meridional del terri- cuerpo fue llevado a Venecia en el año 828. Antiguo Testamento, los reyes de Israel eran
torio hebreo, absorbiendo a las tribus de Es el santo patrón de dicha ciudad italiana. consagrados por el sumo sacerdote para diri-
Simeón y Leví. El reino de Judá fue invadido MARÍA gir en nombre de Dios el destino del pueblo.
por Nabucodonosor en el año 586 a.C. En hebreo “Myriam”, en arameo “Mariam”, Los profetas aplicaron el sentido de este tér-

284
mino a Jesucristo, el Salvador, que debía los cristianos. Entre sus víctimas se cuentan principio una fiesta agrícola que celebraba
librar a la humanidad de la esclavitud del Pedro y Pablo. la recolección, pero pasó luego a conmemo-
pecado. Es este caso particular, Jesús es el NOÉ rar la promulgación de la Ley en el Sinaí. En
Mesías (“el ungido de Dios”), o dicho de otra Patriarca hebreo, descendiente de Set. Gra- el transcurso de la primera fiesta de
forma, el encargado de realizar el poder divi- cias a su rectitud escapó del diluvio univer- Pentecostés después de la resurrección de
no entre los hombres. sal, tras construir por mandato divino una Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los
MESOPOTAMIA gran arca. Con él se salvó su familia y un apóstoles bajo la forma de lenguas de fuego,
Región que se extiende entre los ríos Eúfra- pareja de animales de cada especie. Tuvo tres tras lo cual comenzaron a hablar lenguas
tes y Tigris. hijos: Sem, Cam y Jafet, que constituyen el extranjeras y a predicar valerosamente el
MICOL origen de una nueva humanidad. mensaje de Jesús. La fiesta cristiana de
Hija de Saúl y esposa de David. Ayudó al Pentecostés celebra en la actualidad este
que sería su esposo a librarse de las trampas milagro.
mortales tendidas por su padre. Más adelan- O PONCIO PILATO
te fingió escandalizarse al ver a David danzar Procurador de Judea entre los años 26 y 36
en honor de Yahvé, por lo que fue castigada OSEAS d.C. Los historiadores no presentan un juicio
con la esterilidad. El primero de los doce profetas menores de favorable sobre su actividad, calificándole de
MOISÉS Israel. Ejerció su ministerio durante los últi- cruel y autoritario. Tuvo una importante in-
(Salvado de las aguas”). Descendiente de mos años de Jeroboam IM (753-743 a.C.) y tervención en el proceso de Jesús, condenán-
Leví, nació en Egipto. Para escapar a la ley en el confuso período posterior, cuando en dolo, por miedo, a morir, a pesar de haber
del Faraón, que había ordenado la matanza diez años Israel tuvo cinco reyes. llegado a la conclusión de que era inocente.
de todos los niños hebreos, fue depositado Se cree que murió en el destierro, al que fue
por su madre en una pequeña cesta y confia- condenado por uno de sus muchos delitos.
do a las aguas del Nilo, de donde fue rescata- P PROFETAS
do por la hija del Faraón, que lo adoptó. Por Título atribuido a aquellos que, por voca-
revelación divina, fue encargado de liberar a PABLO ción, eran llamados por Dios para hablar en
los hebreos de su esclavitud en Egipto, y les Nacido a comienzos del siglo 1 d.C., partici- su nombre o para cumplir una misión parti-
guió en su éxodo hacia Canaán, la tierra pro- pó en las primeras persecuciones contra los cular.
metida, tras atravesar el mar Rojo. En el cristianos. Tras su conversión, se volcó en el PUTIFAR
monte Sinaí recibió de Dios las tablas de la apostolado llevando a cabo numerosos viajes Capitán de la guardia del faraón al que fue
Ley. No le fue permitido por Dios entrar en misioneros y convirtiéndose en uno de los vendido José.
la tierra prometida y murió tras nombrar a grandes nombres de la cristiandad. En el año
Josué como su sucesor. 67 d.C. alcanzó el martirio, muriendo deca-
pitado. Catorce de sus cartas (las Epístolas)
figuran entre los escritos del Nuevo Tes-
O
N tamento. QUIRIAT-JEARIM
PASCUA Ciudad donde fue depositada el arca de la
NABUCODONOSOR Fiesta que los hebreos celebraban en memo- alianza después de que fuera restituida a los
Rey de Babilonia (605-562 a.C.) que por ria de la liberación del cautiverio de Egipto. judíos por los filisteos, que se habían apode-
tres veces conquistó Jerusalén, destruyéndola Su institución se relaciona con la orden dada rado de ella en el curso de una batalla. Allí
en la última ocasión y desterrando a sus por Moisés a los hebreos de señalar el dintel permaneció hasta que David hizo que fuera
habitantes. de sus puertas con la sangre de un cordero, llevada a Jerusalén.
NAZARENO para que Dios pasase de largo y perdonase al
Así es llamado Jesús en los Evangelios, por pueblo elegido (de ahí el término: pascua =
haber vivido de niño en el pueblo de Na- paso, tránsito). Los hebreos celebraban la R
zaret. Pascua cada año sacrificando a Dios un cor-
NAZARET dero, que luego comían con pan ácimo. RAMSÉS
Pequeño pueblo de Galilea donde pasó Jesús La Pascua cristiana celebra la Resurrección Ciudad egipcia desde la que partió el éxodo
su niñez. Allí recibió María la embajada del de Cristo. También recibe ese nombre cual- de los hebreos hacia la tierra prometida.
ángel que le anunció en nacimiento de Jesús, quiera de las fiestas de Navidad, Adoración RAQUEL
y allí es donde probablemente murió José. de los Reyes y Pentecostés. Hija de Labán, esposa de Jacob y hermana de
NEHEMÍAS PEDRO Lía. Fue la madre de José y Benjamín.
Judío nacido durante la deportación, desem- Nombre que significa “roca” y que dio Jesús REBECA
peñó la función de copero mayor del rey al apóstol Simón, para indicar la nueva mi- Hermana de Labán y esposa de Isaac. Madre
Artajerjes I, quien más tarde le nombró sión a la que estaba destinado. El apóstol de Esaú y Jacob.
gobernador de Jerusalén y le autorizó a res- debía ser en efecto la roca o piedra sobre la ROBOAM
taurar las murallas de la ciudad. Fue uno de que Jesús fundaría su Iglesia. Había nacido Hijo de Salomón y primer rey de Judá tras la
los principales promotores de'la reorganiza- en Betsaida y era hermano del también após- división del reino (931-913 a.C.), hecho del
ción de la nación judaica, y desplegó tam- tol Andrés y pescador de profesión. Siempre que fue el principal responsable.
bién una gran actividad en el terreno espiri- estuvo presente en todos los hechos de Jesús
tual restaurando el cumplimiento de la Ley y a menudo es protagonista de ellos junto al
mosaica. Dejó un libro con sus memorias lla- Señor. Tras la Ascensión de Jesús, Pedro Ss
mado el “Libro de Nehemías”. tomó la dirección de la primera comunidad
cristiana. Sufrió el martirio de la cruz, en SACERDOTES
NERÓN El sacerdocio propiamente dicho comenzó
Quinto emperador romano, sucesor de Clau- Roma, bajo el reinado de Nerón.
dio, célebre por su crueldad, si bien sus crí- PENTECOSTÉS con Aarón. Sus descendientes heredaron el
Fiesta así llamada porque se celebraba cin- derecho al ejercicio del culto. Los sacerdotes
menes han sido algo exagerados. En el año
cuenta días después de la Pascua. Era al eran los encargados de instruir, ofrecer sacri-
64 d.C. desencadenó una persecución contra

PASlo)
ficios y administrar los bienes del templo. Se SARA TESALÓNICA, TESALONICENSES
dividían en 24 clases y a su cabeza estaba el Esposa de Abraham. Capital de Macedonia. Pablo fundó en ella
sumo sacerdote. SAÚL una comunidad formada por artesanos y
SADUCEOS Primer rey del pueblo elegido. Murió junto pequeños comerciantes. También escribió
Uno de los grupos sociales y religiosos a algunos de sus hijos en el curso de una dos “Epístolas a los Tesalonicenses”, que
del judaísmo, formado por familias ricas batalla contra los filisteos. Su sucesor en el constituyen los primeros escritos del Nuevo
y sacerdotales. Su nombre proviene de trono fue David. Testamento.
Sadoc, sumo sacerdote de la época de SÉFORA TESTAMENTO
“Salomón. Reconocían únicamente la Esposa de Moisés. El significado habitual de la palabra es la
autoridad de la Ley, negaban la resurrec- SEM declaración que se hace de las últimas volun-
ción de los muertos y la existencia de los Hijo de Noé. tades, entre ellas, la disposición de bienes. Es
ángeles y rechazaban las tradiciones ora- SIMEÓN una palabra latina que traduce un término
les. Se llevaban bien con los romanos y En el Antiguo Testamento, uno de los hijos hebreo que significa “pacto”. De ahí la
por ello no sentían aprecio alguno por de Jacob y Lía. En el Nuevo Testamento expresión “Antiguo Testamento” para indi-
Jesús, en quien veían a un revolucionario aparece con ese nombre el anciano testigo de car la alianza establecida por Dios con Israel,
que podía traerles problemas con Roma. la presentación de Jesús en el templo. y “Nuevo Testamento” para la de Jesús.
Caifás, que le condenó a muerte, era SIMÓN DE CIRENE Posteriormente, el término se empleó tam-
saduceo. El hombre que fue obligado por los soldados bién para designar los libros que tratan de
SALOMÓN para que ayudara a Jesús a cargar con la cruz. esos acontecimientos.
Hijo y sucesor de David en el trono de Israel SIMÓN EL CANANEO TIBERÍADES
(960-930 a.C.). Construyó el templo de Je- Uno de los doce apóstoles. Lago de 12 kms. de largo por 12 de ancho,
rusalén y fue famoso por su sabiduría. SINAÍ que Jesús recorrió en numerosas Ocasiones.
SAMARIA, SAMARITANOS Macizo montañoso en uno de cuyos picos Puede decirse que fue el centro de su activi-
En tiempos de Jesús, era una región que recibió Moisés de Dios las tablas de la Ley. dad en Galilea.
englobaba la zona central de Palestina, entre SIÓN TIMOTEO
Galilea y Judea. Por enfrentamientos aconte- En su origen era el nombre de la acrópolis de Discípulo predilecto de Pablo y compañero
cidos con anterioridad (y que comenzaron al Jerusalén, fortaleza de los jebuseos conquis- en algunos de sus viajes. Fue jefe de la co-
regreso del exilio de Babilonia), había una tada por David. Tras la construcción del munidad de Éfeso. Murió mártir bajo el
gran tensión entre los samaritanos y el resto templo, el nombre designó la colina donde mandato del emperador Nerva.
de los judíos. se alzaba. También pasó a designar a la ciu- TOMÁS
SAMUEL dad entera, y al propio pueblo de Israel. Uno de los doce apóstoles. De él se recuerda
Último de los jueces de Israel, vivió en el Poéticamente, Sión significa “Iglesia”. En un especialmente la anécdota de su increduli-
siglo XI a.C. Su nacimiento le fue profetiza- sentido derivado, el nombre indica la dad: estaba ausente durante la primera visita
do a su madre, Ana. Tras él comenzó el pe- Jerusalén celestial, es decir, el Cielo. de Jesús resucitado, y se negó a creer hasta
ríodo monárquico que él mismo se encargó que lo vio con sus propios ojos, ocho días
de instituir. Sin ambargo, acabó oponiéndo- más tarde.
se a la conducta del primero de los reyes, T
Saúl, por lo que, mediante la inspiración
divina, eligió y ungió a David como sucesor TABERNÁCULO U
en el trono, tras lo cual se retiró de toda acti- Santuario portátil construido por Moisés,
vidad. por mandato divino, para el culto del pueblo UR
SANEDRÍN de Israel, que sirvió hasta la construcción del Ciudad caldea de donde provenía la familia
(“Asamblea”). Gran consejo de los judíos, templo. de Abraham.
formado por el sumo sacerdote y setenta TABLAS DE LA LEY
consejeros. Su lugar de reunión era la espla- Tablas de piedra sobre las que estaban gra-
nada del templo de Jerusalén. bados los mandamientos dados por Dios al Y
SANSÓN pueblo de Israel.
Juez de Israel. Dotado por Dios de una fuer- TARSO YAHVÉ
za extraordinaria, consagró su vida a luchar Ciudad de Cilicia donde nació Pablo y (Yo soy”). Es así como Dios quiso ser lla-
contra los filisteos, a los que derrotó en donde vivió hasta los 15 años, y a la que mado por Moisés y el pueblo hebreo.
numerosas ocasiones, hasta que fue traiciona- visitó en numerosas ocasiones durante sus
do por Dalila, quien reveló a sus enemigos el viajes.
secreto de su fuerza. TEMPLO DE JERUSALÉN Z
SANTIAGO EL MAYOR Fue construido por Salomón para cumplir la
Uno de los doce apóstoles. Hijo de Zebedeo promesa hecha al Señor por su padre, David. ZACARÍAS
y hermano del evangelista Juan. Sufrió mar- Los trabajados comenzaron hacia el 968 a.C. Con este nombre aparecen más de 30 perso-
tirio en el año 44 d.C., bajo el mandato de y fueron acabados al cabo de siete años. El najes. En el Nuevo Testamento designa al
Herodes Agripa l. arca de la alianza fue emplazada en su lugar esposo de Isabel, padre de Juan el Bautista,
SANTIAGO EL MENOR más protegido, el Santuario, que estaba ente- que tras recibir la aparición del ángel
Uno de los doce apóstoles. Se le identifica ramente revestido de oro. El templo sufrió a Gabriel, quedó mudo por no haber creído en
también con el obispo que estuvo al frente lo largo de la historia diversos asaltos y pro- el anuncio del nacimiento de su futuro hijo.
de la comunidad cristiana de Jerusalén tras fanaciones, el más grave de los cuales fue Después de nacer Juan, recuperó el habla y
la partida de Pedro. Murió lapidado en el obra de Nabucodonosor, que lo devastó por cantó el “Benedictus”, para dar gracias a
año 62 d.C. completo. En el año 515 a.C. se procedió a Dios.
su reconstrucción. Su destrucción definitiva
fue obra del emperador Tito, en el año
JOE;

286

También podría gustarte