Otelo
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Otelo
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9
'50
19-3
( 2)
1
OTELO ,
EL MORO DE VENECIA .
OTELO
EL MORO DE VENECIA
VERSION AL CASTELLANO
DE GUILLERMO MACPHERSON
MADRID
IMPRENTA DE FORTANET
CALLE DE LA LIBERTAD , NÚM. 29
-
1881
IO
GIBL
YA
DE
UN
PRÓLOGO .
EL MORO DE VENECIA .
PERSONAJES .
ESCENA I.
ESCENA II.
ΙΟ
ESCENA III .
RODR. No es eso.
YAGO. Sólo es un hervor de la sangre con permiso
de la voluntad. ¡ Vamos , ahogarte ! ¡ Ahó-
guense gatos y cachorrillos ! Me llamo tu
amigo , y á tus merecimientos me hallo li-
gado con cables de perdurable fuerza. Ja-
más podré servirte mejor que ähora. Llena
de oro tu bolsa. Sígueme á la guerra. Des-
figúrate con barba postiza . Digo que llenes
dë oro tu bolsa. No es posible que Desde-
mona ame largo tiempo al moro . Llena dề
oro tu bolsa. Ni él á ella tampoco . El prin-
cipio fué violento , y ya verás como le co-
rresponde el fin. Tú llena de oro tu bolsa. Es-
tos moros son veleidosos . Rellena de oro tu
bolsa. Ese alimento que ähora él estima dulce
como algarroba , pronto le parecerá amargo
como coliquíntida . Ella es jóven. Cambiará .
Cuando se harte de él verá su yerro. Cam-
biará , de seguro. Cambiará., Por lo tanto,
llena de oro tu bolsa . Si te empeñas en con-
denarte , hazlo de manera más decorosa que
ahogándote. Rëune todo el oro que puedas.
Si la santurronerïa y un frágil voto empeñado
á un bárbaro vagamundo por una archiartera
veneciana , no oponen demasiada resistencia
á mi ingenio y á toda la cohorte infernal , la
lograrás. Por lo tanto , rëunë oro . ¡ Al diablo
con ahogarte ! Ese no es el camino. Trata
más bien de que te ähorquen logrando tu gus-
to , que sin lograrlo de ahogarte .
RODR. ¿ Promoverás mis esperanzas si confïo en el
resultado ?
YAGO. Ten esa seguridad. Ve ; rëunë oro. Ya te lo he
dicho , y te lo vuelvo á repetir una y otra vez:
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ESCENA I.
ESCENA II.
ESCENA III .
Unpatio en el castillo.
ESCENA I.
ESCENA II.
1
Habitacion en el castillo.
ESCENA III .
YAGO. Perdonadme ,
Señor ; aunque lealtad sin fin os debo ,
No debo yo lo que ni el siervo debe.
¡ Mis pensamientos publicar ! ¡ Indignos
Decid que son y falsos ! ¿ Cuál el alma
Que jamás la impureza ha mancillado?
¿Dónde pecho tan puro , que no sëa
Á veces tribunal donde debaten
El recto juicio y la procaz astucia?
OTELO. Contra tu amigo tú , Yago , conspiras ,
Si juzgas que lo engañan , y á su öido
Dejaras ignorar tu pensamiento .
YAGO. Öid : como quizás aventurados
Mis juicios sean -sé que mi carácter
Me induce á escudriñar imperfecciones ;
Y que mi mismo celo muchas veces
Faltas fraguar më hace que no existen
De vuestra clara inteligencia espero
Que del que así sus juicios aventura ,
Ni caso hagais , ni consintais que os turbe
Con cálculos dudosos y sin tino.
Ni á vuestro bien ni á vuestra paz conviene ,
Ni á mi carácter varonil se amolda ,
Ni á mi honradez ni inteligencia cuadra
Decir mis pensamientos .
OTELO . ¿Qué insinüas ?
YAGO . La fama en la muje r com o en el hombre ,
Es la joya , señor, de más valïa.
Despojos roba quien mi bolsa roba ;
Es algo ; es nada ; porque , siendo mïa ,
Hoy es suyä, y esclava fué de miles.
Pero aquel que me roba mi buen nombre,
Me roba lo que en nada le enriquece ,
Y pobre á mí me deja.
OTELO. ¡ Vive Dios ! Yo sabré tus pensamientos.
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ESCENA IV .
Ante el castillo.
ESCENA I.
OTELO. Continüa.
YAGO . Nada. Es suyo , señor ; y, siendo suyo ,
Puede esa prenda dar á quien le plazca.
*OTELO. De sü honra tambien ella es custodio;
Y ¿puede darla acaso?
YAGO. La esencia de lä honra es invisible ,
Y la suele tener quien no la tiene ;
Pero en cuanto al pañuelo...
OTELO . ¡ Á fe que con placer lo olvidarïa !
Tú me dijiste -¡ ay Dios ! á mi memoria
Revoleando llega como cuervo
Que augura males á la infecta casa -
Que él tiene mi pañuelo.
YAGO. Mas¡ qué importa!
OTELO. ¿Te parece eso bien?
YAGO. ¿Qué , si os dijera
Que yo le ví faltaros , ó decirlo?
Hay en el mundo infames , que por causa
De asiduo cortejar, ó por la fuerza
Del espontáneo amor de sus queridas ,
Las vencen ó secundan . ¡ Y hablan luégo!
OTELO . ¿ Ha dicho algo?
YAGO. Sí , señor, ha dicho .
Pero se desdirá ; yo os lo aseguro .
OTELO. ¿Qué dijo ?
YAGO. Á fe, que conseguido habia.
No sé qué ha conseguido.
OTELO . ¿Qué , qué?
YAGO. De ella.
OTELO . ¿De ella?
YAGO . De ella ó con ella ; como os plazca .
OTELO . ¿ De ella ? ¿ Con ella ? ¡ De ese modo se anun-
cia cuando nos venden ! ¡ Oh podredumbre!
¡ Que confiese ! ¡ Que lo ähorquen por tal ha-
zaña ! ¡ Que lo ähorquen primero y que luégo
6
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ESCENA II .
Habitacion en el castillo.
EMILIA. No , nunca .
OTELO . ¿ Para träer sus guantes , su abanico
Ó acaso su antifaz ó cualquier cosa ? 1
EMILIA. Nunca , señor.
OTELO . ¡Extraordinario es eso !
EMILIA. Es honrada , señor : apuesto el alma.
Si otra cosa pensais , esas ideas ,
Que vuestra mente ofuscan , arrancäos.
La maldicion de Dios á la serpiente
Alcance al vil que os infundió tal duda .
Si honrada , casta y fiel ella no fuera
No existe hombre feliz : es más infame
Que la calumnia la mejor esposa.
(Vase Emilia. )
OTELO . Dile que venga. Vete. Poco dice ;
Y eso debe decir cualquier tercera.
Prostituta sutil ; arca cerrada ,
Que guarda los secretos más infames.
Y se arrodilla y reza . Yo lo he visto .
Vuelve á entrar EMILIA con DESDEMONA.
DESDEM. Señor, ¿ qué ordenas ?
OTELO . Ven aquí , querida .
DESDEM. ¿ Cuál es tu voluntad ?
OTELO . Verte los ojos :
Mírame cara á cara .
DESDEM . ¿Qué terrible
Capricho?
OTELO . Tú , mujer , á tus quehaceres.
Deja á los novios solos . Vete y cierra ;
(A Emilia. )
Y avisa ó tose si se acerca alguno .
Tu obligacion : tu obligacion ; y pronto.
(Vase Emilia. )
DESDEM. De rodillas lo pido . ¿ Tus acciones
Que implican? El furor de tus palabras
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ESCENA III .
Al lecho y despedirte.
EMILIA.. ¡ Despedirme !
DESDEM. ESO dijo . Por tanto Emilia mïa ,
Adios , y dame mi nocturno traje ;
Hoy nada se ha de hacer que lo disguste.
EMILIA. ¡ Ojalá que jamás lo hubierais visto !
DESDEM. No diré tal. Mi amor lo ve perfecto.
Su misma terquedad , ceño y enojo-
Descíñeme -virtud y amor implican .
EMILIA. Sobre el lecho las sábanas së hallan .
DESDEM. Es igual . ¡ Dios me valga ! Qué caprichos
Tan necios tiene una . Si muriese
Yo , por acaso , ántes que tú , te ruego
Que en una de esas sábanas me envuelvas .
EMILIA. Callad , callad.
DESDEM. Doncella de mi madre
Era una jóven , Bárbara llamada :
Tuvo amores ; perdió su novio el juicio
Y la dejó.. Cantaba « El sauce » , copla
Ya vieja ; pero acorde con su cuita.
Cantándola murió ; pues esta noche
No la puedo olvidar. Me es imposible
No inclinar la cabeza , y no cantarla
Como la pobre Bárbara solïa—
Hazme el favor de despachar .
EMILIA. ¿Os traigo,
Vuestra bata?
Desdem. No tal. Esto desciñe
Ludovico es discreto.
EMILIA. Muy buen mozo.
DESDEM. Habla bien .
EMILIA. Una dama de Venecia ,
Conozco que , descalza , á Palestina
Por solo un beso de sus labios fuera.
DESDEM. Sentada á la sombra del gran sicomoro,
1
ΙΟΙ
Es gran beneficio
Por tan leve vicio .
DESDEM. Á fe que crëo que tal no harïas .
EMILIA. Á fe que creo que lo harïa , y lo desharïa des-
pues dë hecho. Vaya , no lo harïa por una
sortija , ni por una vara de lienzo , ni por
vestidos , enaguas ó tocas ú otras frioleras .
Pero por el mundo entero . ¡ Vaya ! quién no
adorna á su esposo para hacerlo Rey. Cor-
riera el riesgo de ir al purgatorio por eso.
DESDEM. El cielo me maldiga si por el mundo entero
cometiera yo tal falta .
EMILIA. Vaya. La falta es una falta en el mundo ; 'y,
teniendo una al mundo por suyo , es una falta
en el mundo de una , y puede pronto arre-
glarse.
DESDEM. No creo que exista semejante mujer.
EMILIA. Si tal, una docena ; y si me apuran ,
Bastantes hay para llenar el mundo .
Mas pienso yo que es culpa del marido
Si peca la mujer ; ya porque falten
Á sus deberes ellos ; porque arrojen
Nuestros tesoros en ajenas faldas ;
Ó, porque ardiendo en miserables celos
Nos opriman ; ó acaso nos golpëen;
Ó inquieran sin piedad nuestro pasado.
¡Vaya ! tenemos hiel , y aunque piadosas
Un poco de venganza nos agrada.
Que sepan los maridos que , cual ellos ,
Inteligencia tienen sus mujeres :
Que ven, que huelen , que lo dulce y ágrio.
Como cualquier marido saborean .
¿Porqué por otras olvidarnos suelen?
¿Es diversion ? Tal vez. Ó ¿ por ventura
De la pasion estímulo , violento?
103
ESCENA I.
ESCENA II.
Entra OTELO.
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