Macroeconomía Avanzada. Modelos de La NMC

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PUBLICACIONES DE 4º CURSO

Grado en Economía Asignatura:

Macroeconomía IV Grupos: 241, 242

Apuntes Tema 2

Departamento de ANÁLISIS ECONÓMICO

Curso Académico
2023/24
TEMA 2
REPRESENTACIONES ESTILIZADAS DE
LAS FLUCTUACIONES ECONÓMICAS:
CICLOS DE EQUILIBRIO COMPETITIVO
1. Modelos de ciclos de equilibrio competitivo: La Nueva Macroeconomía Clásica

2. Racionalidad de las expectativas y aprendizaje

3. Aspectos de política económica: inconsistencia dinámica y reputación

Desde mediados de los años 1970 hasta la actualidad, se han venido desarrollando
modelos macroeconómicos alternativos a los de la síntesis neoclásico-keynesiana, que
habían sido los habituales desde la obra de Keynes (1936) hasta el final del monetarismo y
la irrupción –a principios de los 70- de la revolución de las expectativas racionales. En
esencia, los modelos tradicionales de la síntesis neoclásica son los que hemos visto en
Macro I, II y III, y siguen siendo los modelos más operativos para la mayoría de los
economistas no especializados en macroeconomía. El modelo de Dornbusch para una
economía abierta que hemos visto en el tema anterior, es un modelo-puente entre estos
modelos macroeconómicos tradicionales, y los que podríamos llamar modelos de la nueva
macroeconomía (Nueva Macroeconomía Clásica, modelos de ciclos reales, modelos neo-
keynesianos DSGE, modelos de crecimiento endógeno, etc).

Las diferentes familias de nuevos modelos macroeconómicos que se han


desarrollado durante los últimos 40 años, tienen en común que son modelos dinámicos con
micro-fundamentos, en los que se formulan expectativas racionales, y muestran una
estructura -más o menos explícita- de equilibrio general dinámico (a menudo con
componentes estocásticos) a la que añaden -en mayor o menor medida- rigideces
(keynesianas, monetaristas-tasa natural, o de otro tipo). Estos nuevos modelos (a los que
vamos a dedicar lo que queda de Macro IV) representan de forma estilizada fenómenos
macroeconómicos diversos: los ciclos económicos, la problemática en el mercado de
trabajo, las fuentes del crecimiento económico, aportan nuevas visiones acerca de la
gestión y el papel de las políticas fiscal y monetaria, etc. Son modelos que fusionan buena
parte del conocimiento tradicional que hemos visto en la Macro III, desarrollándolo teórica
y metodológicamente con aportaciones de la Econometría (análisis de series temporales,
técnicas de predicción), la Microeconomía contemporánea (competencia imperfecta,
economía industrial, modelos de Juegos, procesos de búsqueda-emparejamiento y
aprendizaje), y las Matemáticas (optimización dinámica, procesos dinámicos no
autónomos “forward-looking” –que añaden nuevos resultados a la típica resolución “desde
atrás” de las ecuaciones en diferencias (también diferenciales) de los modelos de la
síntesis, etc).

1
En este Tema 2 y en el siguiente tema (Tema 3), prestaremos especial atención a
algunos de estos nuevos modelos macroeconómicos que representan de forma estilizada
las fluctuaciones económicas (modelos de ciclos económicos).

Dichos modelos de ciclos se pueden agrupar en dos grandes categorías. Primero,


aquéllos que suponen que todos los mercados están en equilibrio en todo momento gracias
al ajuste perfecto de precios y salarios. Son los modelos de ciclos de equilibrio
competitivo, que sitúan el origen de las fluctuaciones (o desviaciones recurrentes
alrededor de la tendencia) en errores de predicción que los agentes económicos cometen
involuntariamente (por la aparición de shocks, alteraciones en el entorno, o información
nueva impredecible en términos econométricos). Dedicamos este Tema 2 al estudio de
estos modelos. En segundo lugar, existen otros modelos (a los que dedicaremos el Tema 3)
en los que se asume que los precios y/o los salarios no se ajustan de forma perfectamente
flexible en respuesta a los excesos de demanda y oferta en los mercados de bienes y/o
trabajo. En consecuencia, estos modelos no caracterizan la economía como un sistema
permanentemente en equilibrio. De hecho, son las rigideces en los precios o salarios y el
vaciado incompleto de los mercados los que explican por qué la economía puede
permanecer alejada de su tendencia y fluctuar alrededor de ella generando los ciclos
económicos. A este segundo tipo de modelos se le denomina modelos de ciclo con
rigideces en los mercados o modelos neo-keynesianos. Como hemos dicho, en este tema
nos vamos a centrar en los modelos de ciclos de equilibrio competitivo, concretamente, en
aquellos que sitúan el origen de los shocks que perturban el equilibrio a largo en el lado de
la demanda (modelos de la Nueva Macroeconomía Clásica, NMC). También existen -
dentro de los modelos de ciclos de equilibrio competitivo- los llamados Modelos de ciclos
reales, que representan las fluctuaciones económicas como originadas exclusivamente por
shocks de oferta (estos modelos no los vamos a considerar por limitaciones de tiempo en el
cuatrimestre).

Centrándonos pues en los modelos NMC, vamos a estructurar el tema como sigue:
dedicamos la sección 1 a desarrollar un modelo muy simplificado de la Nueva
Macroeconomía Clásica. A pesar de su simplicidad, el modelo es de equilibrio general
dinámico con componentes estocásticos e incluye el supuesto de tasa natural de desempleo
subyacente a la renta a largo. El modelo también considera expectativas racionales y es
compatible con el supuesto de optimización intertemporal de los agentes (esto no lo
demostramos; ver Turnovsky, 2000). Como veremos, el modelo nos permite profundizar
en la hipótesis de expectativas racionales y explorar sus implicaciones en relación con las
políticas económicas. Así, un resultado interesante en este marco es que, en ausencia de
perturbaciones impredecibles y en entornos esencialmente estables, las economías de
mercado tienden a auto-regularse en torno a su tendencia a largo plazo. Además, en
este contexto, las políticas económicas de demanda (fiscal y monetaria) pueden resultar
ineficaces (si son anticipadas perfectamente por los agentes). En caso de ser no anticipadas
(o imperfectamente anticipadas), pueden tener efectos reales sobre la producción y el
empleo, pero estas “sorpresas” a los agentes contribuyen a desestabilizar la dinámica a
medio plazo y siembran dudas acerca de la credibilidad y fiabilidad de las autoridades
económicas. Desde un punto de vista más técnico, dado que el modelo de la sección 1 es
un modelo dinámico en tiempo discreto, estocástico, y con formas funcionales específicas
(log-lineales), resulta muy asequible al tratamiento econométrico mediante métodos de
series temporales. Esto explica –en parte- el éxito que estos modelos han tenido durante las
últimas décadas (al menos, en ámbitos técnicamente especializados).

2
Seguidamente, en la sección 2, abordamos una de las críticas más habituales a la
hipótesis de expectativas racionales (ER) y a los modelos NMC que las incorporan. Así, es
habitual escuchar que las expectativas racionales exigen por parte de los agentes unas
capacidades cognitivas poco realistas, así como un acceso certero y rápido a la información
disponible en todo momento. En este sentido, en la sección 2 mostramos cómo se puede
solventar –al menos matizar- esta crítica. Concretamente, relajamos el supuesto ER en el
modelo NMC suponiendo que los agentes disponen, inicialmente, de un conocimiento
imperfecto acerca del proceso generador de los datos económicos. En esta sección
incorporamos en el modelo un proceso de aprendizaje en virtud del cual los agentes pueden
ir aprendiendo de su experiencia, hasta el punto de llegar a extraer correctamente la señal
subyacente a los datos y converger “tras aprender” a formular expectativas racionales a
largo plazo. De esta manera, es la interacción entre el ánimo de mejorar las predicciones
por parte de los agentes, y su capacidad de aprendizaje (en un entorno estable) las que
acaban generando a largo plazo los resultados vistos en la sección 1 (veáse la exposición
ampliada en Benassy, 2011).

Ya hemos señalado que, según los modelos centrales de la NMC, cuando la política
económica es perfectamente previsible y es ejecutada conforme a lo anunciado, no son
esperables efectos reales sobre la renta, la creación de empleo, etc. Por el contario, si las
políticas se aplican de forma sorpresiva, surten efectos reales (aunque intensifiquen los
ciclos y erosionen la credibilidad del gobierno). Como veremos en la sección 3, bajo
ciertas condiciones, las autoridades monetarias (o también podríamos considerar el caso
del gobierno) pueden tener incentivos para incumplir lo que se había acordado o
comunicado previamente a los agentes (por ejemplo, en términos de objetivo de inflación).
Esto puede suceder porque lo que en su momento resultaba óptimo para el gobierno, puede
dejar de serlo con el tiempo, apareciendo el fenómeno denominado inconsistencia
dinámica en macroeconomía. Para estudiar las causas y las consecuencias de este
importante fenómeno, proponemos en la sección 3 un modelo NMC con comportamiento
estratégico de los agentes en el que profundizamos en las motivaciones, interacciones y
posibles equilibrios (cooperativos o no) en un Juego de política monetaria, inflación y
curva de Phillips entre autoridades monetarias y agentes privados (trabajadores, empresas,
etc). Veremos que, precisamente por la inefectividad de las políticas anticipadas, las
autoridades pueden tener la tentación de sorprender a los agentes, los cuales pueden
reaccionar perdiendo la confianza en el gobierno, deteriorándose así la coyuntura
económica (justo el resultado contrario al deseado). Este resultado puede darse de forma
totalmente compatible con la racionalidad de los agentes, y es una de las aportaciones más
relevantes de la NMC al diseño y ejecución de la política económica.

En resumen, de los modelos de ciclos de equilibrio competitivo-NMC se derivan, al


menos, dos conclusiones de gran trascendencia para la dinámica macroeconómica: i) la
importancia de la racionalidad de las expectativas y sus efectos sobre la (posible)
inefectividad de las políticas económicas; ii) la posibilidad de que se produzca
inconsistencia dinámica en la política económica. Ambos aspectos son muy tenidos en
cuenta en el comportamiento actual de las economías desarrolladas, hasta el punto de que
la forma en la que se lleva a cabo la política monetaria (fijación del tipo de interés con un
objetivo explícito de inflación) es consecuencia de ambos resultados. Los modelos NMC
han contribuido de forma fundamental a la metodología del análisis económico,
interaccionando continuamente con la econometría, las matemáticas y la microeconomía.

3
1. MODELOS DE CICLOS DE EQUILIBRIO COMPETITIVO: LA NUEVA
MACROECONOMÍA CLÁSICA (NMC)

En la primera mitad de los años 1970 apareció una visión novedosa para la época de
las fluctuaciones económicas. A diferencia de los modelos tradicionales keynesianos que
se habían desarrollado hasta entonces, se parte de la base de que las fluctuaciones
económicas son coherentes con situaciones de equilibrio permanente en los mercados. Esta
nueva visión suponía la existencia de un equilibrio general de tipo walrasiano en la
economía y se diferenciaba de la mayoría de los modelos anteriores en que utilizaba
modelos dinámicos y estocásticos compatibles con la optimización intertemporal de los
agentes económicos. Con aleatoriedad, aun siendo plenamente racionales, los agentes
pueden cometer errores de predicción y éstos son los que quedan reflejados en las
fluctuaciones de la economía.

Los rasgos que caracterizan a este nuevo enfoque son:

-Precios flexibles y mercados en equilibrio.

-Los agentes forman sus expectativas de manera racional.

-Como los procesos están sujetos a perturbaciones estocásticas, las expectativas


pueden no ser acertadas, y de ahí surgen los desajustes con la oferta y demanda planeadas.

Como hemos adelantado en la introducción, hay dos versiones de este enfoque. La


primera se llamó Nueva Macroeconomía Clásica (NMC) y pone el énfasis en los
componentes de demanda a la hora de explicar las fluctuaciones económicas. La segunda
versión corresponde a los modelos de ciclos reales, que ponen el énfasis en los elementos
de oferta, principalmente en la productividad del trabajo. En este apartado se recogen los
rasgos más sobresalientes de la primera de estas dos versiones.

Antes de presentar el modelo típico, profundizaremos en el concepto básico que


articula el núcleo de este nuevo enfoque macroeconómico en cualquiera de sus versiones:
las expectativas racionales. A continuación se presenta dicho concepto.

La hipótesis de expectativas racionales

Las expectativas juegan un importante papel en muchos aspectos de la


macroeconomía. Por ejemplo, en la demanda de dinero por motivo especulación de Keynes
y en el modelo de demanda de dinero de Tobin el tipo de interés esperado de los activos
alternativos es la variable determinante. En un esquema intertemporal el consumo depende
del flujo esperado de rentas, mientras que el stock de capital deseado por las empresas
depende de los beneficios esperados en el futuro. En la curva de Phillips la tasa de
variación de los salarios depende de la inflación esperada. Y serían muchos los ejemplos
que se podrían seguir poniendo.

Hasta principios de la década de los años 1970 la mayor parte de la investigación


aplicada utilizó como método de generación de expectativas la hipótesis de expectativas
adaptables. La implicación más inmediata de este procedimiento de generación de
expectativas es que el valor esperado de una variable es una media ponderada de todos sus

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valores pasados con ponderación decreciente. Pero es susceptible de crítica por muchos
motivos. En concreto, genera errores de predicción sistemáticos y puede ser contradictorio
con el resto del modelo en el que se integran las expectativas.

La hipótesis de las expectativas racionales pretende resolver esos dos


problemas. Supone que los agentes hacen lo mejor que pueden a la hora de generar
sus expectativas, dadas las restricciones a las que se enfrentan. Es en la
interpretación de “hacen lo mejor que pueden” y en delinear las restricciones (de
información, etc) a las que se enfrentan donde las expectativas racionales, o de Muth,
se encuentran con las principales críticas.

Muth (1961) sugirió que los individuos forman sus expectativas sobre sucesos
futuros como si usaran el modelo correcto que explica el fenómeno que los origina. Las
predicciones de los propios modelos proporcionan la expectativa racional. En el momento
en que se formulan las expectativas, los agentes utilizan toda la información relevante que
está disponible en ese momento. Como la expectativa se genera usando un modelo
estocástico pero acertado a la hora de explicar los datos observados, el valor real de las
variables (renta, precios) será igual a la expectativa más una perturbación aleatoria. La
expectativa es, por definición, consistente con el modelo. Casi sería más adecuado
denominarla 'expectativa consistente', en vez de racional, pero esta última es la expresión
que se ha popularizado.

La hipótesis de expectativas racionales requiere tres elementos:

1) Horizonte de predicción: Periodo para el que se hace la expectativa (t+h).

2) Periodo base: Periodo en el que se hace la expectativa (t-s).

3) Conjunto de información: Datos de los que se dispone en el momento de


hacer la expectativa (en t-s), esto es, valores que se conocen de las variables
(contemporáneos y pasados) y las relaciones de comportamiento que se dan entre ellas.

Para una variable P (aleatoria o no) la expectativa racional que en t-s se hace del
valor que tomará en t+h se denota de la siguiente forma

t s Pt e h

Propiedades de la hipótesis de expectativas racionales

Las propiedades que la expectativa racional cumple son las siguientes: Insesgadez,
que significa que en promedio las expectativas son correctas; Eficiencia, que implica que
se usa toda la información relevante para formular la expectativa o predicción;
Consistencia, que supone que sólo cuando se recibe nueva información se modifican la
expectativas. Lógicamente, la información que se va adquiriendo condiciona a su vez la
evolución de las expectativas sobre el futuro. Dicho esto, expondremos a continuación un
modelo básico estilizado típico de la NMC.

5
Modelo típico de la nueva macroeconomía clásica (NMC)

Las ideas correspondientes al enfoque de la NMC fueron desarrolladas por


economistas norteamericanos como R.E. Lucas, Robert Barro, Thomas Sargent y Neil
Wallace, a pesar de que fue Muth en 1961 quien había expuesto la esencia de la hipótesis
de expectativas racionales.

Los dos supuestos fundamentales de la NMC son 1) todos los mercados son
competitivos y están en equilibrio y 2) los agentes usan expectativas racionales para
predecir el futuro de las variables. Ambos supuestos son claramente distintos. La hipótesis
de expectativas racionales puede aplicarse a situaciones de desequilibrio. Esto es
importante tenerlo en cuenta porque de la NMC salen prescripciones de política económica
que no pueden achacarse a ninguna hipótesis aislada (aún habría que incluir un tercer
supuesto que es el de la tasa natural de paro, que está implícito).

Hasta principios de los años 1970, y desde las dos décadas anteriores, existía un
consenso acerca de que la política económica, fiscal y monetaria, podía mitigar los ciclos y
acercar la economía hacia el nivel deseado de output y empleo sin una inflación excesiva.
Hemos visto en Macroeconomía I, II y III muchos de los argumentos que sustentaban este
consenso, así como algunos indicios que podrían hacernos dudar acerca de la efectividad
de estas políticas a largo plazo. En todo caso, fue definitiva la experiencia de la
estanflación de la década de los setenta a la hora de rebajar las pretensiones de los
economistas respecto de sus posibilidades de mantener un nivel deseado de output
permanentemente sin causar excesiva inflación.

La NMC tomó nota de este episodio y contribuyó a erosionar aún más la confianza
en que se podía estabilizar fácilmente la economía con políticas de demanda. Los modelos
de la NMC demuestran que, en determinadas condiciones, la política económica puede no
tener efectos reales sobre la producción y el empleo; esto es así si la política es conocida y
anticipada. Sólo tendrá efecto la parte de la política económica que no sea anticipada. Esta
es la conocida conclusión de la inefectividad de la política económica. Así, puestos a
elegir entre políticas, se deberá optar por la que sea mejor entendida y compartida por el
sector privado, porque los errores serán mínimos y se minimizará la varianza del output. La
economía se autorregula y el sector público debe perseguir minimizar la incertidumbre
acerca de su propia política.

Otra de las consecuencias de la NMC fue que puso en un serio aprieto a la forma
tradicional de hacer simulaciones de política económica con modelos econométricos
estructurales. Se demuestra, según Lucas (1976), que la capacidad de formular expectativas
racionales “forward-looking” por parte de los agentes altera las condiciones estructurales
en que se ejecuta la política, y puede llevar a resultados equívocos e incorrectos si no se
incluyen las reacciones de los agentes ante las políticas que se van a aplicar.
Así, suponerque las expectativas de ciertas variables son exógenas o meramente
adaptativas, o considerar que ciertos parámetros (como la propensión a consumir, la
sensibilidad de la inversión o ciertos parámetros de la demanda de dinero) no se van a
alterar según la política que se vaya a aplicar (supuesto habitual en los modelo keynesianos
tradicionales), puede inducir errores en el planteamiento y efectos de las políticas
económicas. Esta consideración (la llamada “crítica de Robert Lucas”) acerca de los
peligros asociados a formular políticas sin considerar el carácter endógeno y racional de las
expectativas de los agentes ha tenido una enorme trascendencia técnica (econométrica,
teórica) y aplicada (gestión de la política y la praxis económica corriente) durante las
últimas tres décadas.
6
Las ecuaciones del modelo

Los modelos de la nueva macroeconomía clásica no pretenden una validez general,


sino suscitar ciertas cuestiones que se consideran importantes y que no habían sido tenidas
en cuenta hasta el momento en que se propusieron. Ya hemos dicho que las cuestiones
más importantes hacen referencia a las expectativas, a la flexibilidad de precios en
equilibrio general dinámico, y a la política económica.

El modelo típico (con todas las variables en logaritmos y partiendo de una forma
funcional específica log-lineal) puede representarse de la siguiente manera:

y td  at  b(mt  pt )  u t
y ts  y N  c( pt  t 1 pte )  vt

y td  y ts

t 1 pte  E[ pt / I t 1 ]

La primera ecuación explica el comportamiento de la demanda de la economía, la segunda


el de la oferta, la tercera la condición de equilibrio, que se cumple en todo momento, y la
cuarta la condición de que la expectativa que aparece en el modelo es racional. Los
términos b y c son coeficientes positivos y las variables u y v son variables aleatorias (con
esperanza nula, varianza constante y ausencia de autocorrelación, e incorrelación con el
resto de variables del modelo). El valor de estas variables en cada momento refleja
“shocks” o acontecimientos no previstos que afectan, respectivamente, a la demanda y/o a
la oferta agregada de la economía. Por su parte, yd=lnYd, ys=lnYs, yN=lnYN, donde Yd e Ys
son la demanda y la oferta de corto plazo e YN es el nivel de producción de equilibrio
estacionario o producción natural (asociado a una tasa natural de paro no necesariamente
nula). Además, denotamos pt=lnPt y mt  ln M t , donde Pt es el precio y Mt la cantidad de
dinero.

La primera ecuación es una especificación posible de la demanda, no es una


especificación general. Nos dice que la demanda depende de la cantidad real de dinero y de
un elemento exógeno at, que bien podría representar la política fiscal. La segunda proviene
de una propiedad que puede derivarse, bien del modelo de medio plazo de Macro III, o
bien de modelos micro-fundamentados intertemporalmente para el comportamiento de la
empresa. En ambos casos, la producción corriente puede superar a la de equilibrio
estacionario (renta natural/tendencia) si el precio supera el esperado por los agentes (la
inflación supera la esperada; lo cual en un modelo micro-fundamentado permitiría
reducciones en el salario real que inducirían a las empresas a contratar y producir más);
asimismo, la producción a corto puede caer por debajo de la tendencia si el precio es
menor que el esperado por los agentes (inflación menor que la esperada, lo cual eleva los
salarios reales por encima de lo esperado y lleva a contraer la producción). La cuarta
ecuación indica que la expectativa del precio es racional (el subíndice t-1 delante de la
variable indica que se hace la expectativa con la información hasta t-1).

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Equilibrio del modelo

Por la condición de equilibrio podemos escribir:

y td  y ts  y t = at+b(mt - pt)+ut = yN+c(pt - t 1 pte )+vt

Es decir, en todo momento la oferta y la demanda son iguales a yt y de esa igualdad


se resuelve el precio que es lo que los agentes pueden aproximar haciendo la expectativa.
Equivalente a esa resolución es lo siguiente. Tomando expectativas en t-1 en la función de
oferta:

t 1 yte = yN

Haciendo lo mismo en la de demanda e igualando a la de oferta:

t 1 yte  t 1 ate  b( t 1 mte  t 1 pte )  y N

Según esta ecuación lo que los agentes esperan del nivel de producción depende de
lo que esperan de las políticas económicas y de los precios. De la expresión anterior
podemos deducir el precio esperado:

t 1 pte  t 1 mte  ( y N  t 1 a te ) / b

Comprobamos que las expectativas de los precios dependen de las políticas


esperadas. Si restamos de oferta y demanda el valor esperado de cada una de ellas:

y t  y N  (a t  t 1 a te )  b(mt  t 1 mte )  b( pt  t 1 pte )  ut


y t  y N  c( pt  t 1 pte )  v t

Estas dos ecuaciones representan el ciclo (la diferencia entre la producción de cada
momento y la tendencia) desde el punto de vista de la demanda y de la oferta,
respectivamente.

Si igualamos y despejamos pt obtenemos el precio de equilibrio:

pt  t 1 pte 
1
bc

(a t  t 1 a te )  b(mt  t 1 mte )  ut  v t 

Sustituyendo en la ecuación de oferta tendremos la producción de equilibrio:

yt  y N 
c
bc

(a t  t 1 a te )  b(mt  t 1 mte )  ut 
b
bc
vt 
Estas dos últimas ecuaciones contienen las principales conclusiones de la Nueva
Macroeconomía Clásica.

8
Conclusiones

Las conclusiones que se derivan del equilibrio de la economía en este modelo típico
de la NMC son las siguientes:

1) Se consigue el nivel de producción de equilibrio estacionario si no se producen


shocks ni acciones inesperadas del gobierno.

2) Proposición de la inefectividad de las políticas económicas: En ausencia de


shocks aleatorios sólo se producen efectos sobre la producción y los precios (desviaciones
respecto de los esperados) si hay variaciones inesperadas en la oferta monetaria o en el
gasto público.

3) Los shocks de demanda provocan movimientos procíclicos en los precios


mientras los de oferta los provocan anticíclicos. Esto último permite la estanflación.

4) La variabilidad de la producción y los precios (fluctuaciones) será tanto mayor


cuanto más difícil de predecir sea la política económica. Conviene por tanto que las
políticas (el régimen de las políticas, las reglas de política) sean lo más previsibles posible:
conviene que las perturbaciones de estas reglas tengan muy poca varianza, de esa forma la
amplitud de los ciclos será reducida.

Valoración

Este sencillo modelo tuvo profundas repercusiones en la macroeconomía durante los


años en los que se formuló, por lo que se llegó a hablar de revolución de las expectativas
racionales. Por ello no es de extrañar que pronto recibiera fuertes críticas. Estas críticas se
basaban, fundamentalmente, en dos argumentos. Primero que los modelos lineales que
utiliza para la oferta y la demanda son un caso muy particular. En segundo lugar, que la
hipótesis de expectativas racionales es muy difícil que se cumpla en la realidad, dada la
gran la cantidad de información que requiere por parte de los agentes. Estas críticas son
muy acertadas, por lo que las conclusiones anteriores sólo pueden y deben entenderse en
condicional y como una posibilidad; o en todo caso como una tendencia.

A pesar de ello, este tipo de modelos ha tenido una honda repercusión en todo el
ámbito de la macroeconomía. La razón es que no sólo ofrece nuevas respuestas a viejas
preguntas, sino que ofrece, en algunos aspectos, una nueva visión sobre cuáles son las
preguntas que es útil formular.

Ante todo proporciona una conclusión fundamental: que los agentes no ignoran
sistemáticamente ninguna información accesible que pueda serles útil para mejorar sus
predicciones. Esto significa que se produce una interdependencia estratégica: el
comportamiento de cada tipo de agente depende del comportamiento esperado de los que
forman su entorno. En particular, las expectativas de los agentes privados dependen de lo
que esperan que haga el gobierno y de cómo esperan que lo haga. A su vez, el gobierno
debe de tener en cuenta que es observado por los agentes privados en orden a conseguir sus
objetivos. En definitiva, se forma una situación de juego estratégico entre agentes privados
y gobierno. Como consecuencia de ello, los efectos de las medidas de política económica
pueden verse seriamente limitados.

9
A partir de esta constatación, es inevitable concebir las políticas económicas como
reglas de actuación en lugar de como medidas aisladas. Las expectativas se hacen respecto
a las reglas y cambian drásticamente si se espera que esas reglas se vayan a modificar. De
todo ello se deriva que la credibilidad y la reputación de los gobiernos jugarán un papel
importante, así como la posibilidad de cooperar o no entre gobierno y agentes privados. A
partir de este nuevo contexto, los meros anuncios de los gobiernos pueden bastar para
cambiar las expectativas y con ellas el comportamiento de la economía. Dedicamos el
apartado 2 a explicar cómo puede hacerse un supuesto realista de funcionamiento de
expectativas racionales en un contexto de ausencia de shocks externos y políticas
económicas previsibles. Por su parte, el asunto de la interdependencia estratégica se
tratará en el apartado 3.

2. RACIONALIDAD DE LAS EXPECTATIVAS Y APRENDIZAJE

Las expectativas racionales llevan consigo que los agentes económicos forman
dichas expectativas sobre sucesos futuros como si conocieran el modelo subyacente que
explica dichos sucesos (el verdadero proceso generador de los datos reales). Este
supuesto puede parecer poco creíble. Sin embargo, es posible demostrar que, bajo ciertas
condiciones, los agentes económicos son capaces de formular expectativas racionales sin
conocer el modelo subyacente, mediante un proceso de aprendizaje que se ilustra a
continuación con un ejemplo.

Sea el modelo NMC (con todas las variables en logaritmos), estudiado en el apartado
anterior:

y td  a t  b( mt  pt )  ut
y ts  y N  c( pt  t 1 pte )  v t

y td  y ts

Se simplifica el modelo asumiendo que b=c=1 y adicionalmente se supone que las


políticas fiscal y monetaria vienen dadas por las siguientes expresiones:

at  1 y N ,

mt   2 y N ,

1   2  1; 1 , 2  0

Suponemos que los agentes privados desconocen esos parámetros, bien porque no
están informados o porque el coste de la información es alto. Tampoco conocen el
funcionamiento de la economía, aunque saben que el nivel de precios y la producción
natural están positivamente correlacionados.

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Los agentes económicos formulan inicialmente una expectativa que NO es la
expectativa racional. Por ejemplo, establecen en t-1 que la expectativa inicial sobre la
inflación esperada es:

t 1 pte   y N

Se trata de una regla de comportamiento y predicción del precio razonable pero NO


es la expectativa racional que se formularía si se conociera ya al principio el verdadero
proceso generador (el verdadero modelo). Transcurre un periodo, de tal forma que en el
momento t, la realidad les muestra a los agentes económicos que la inflación en t ha sido:

ytd  yts 
at  b(mt  pt )  ut  y N  c( pt t 1 pte )  vt 
1 yN  ( 2 yN  pt )  ut  yN  ( pt   yN )  vt 
1   2    1 ut  vt
pt  yN 
2 2

Dicho de otro modo, la inflación en t ha sido pt 


1   2    1
y N  ut  vt , y no
2
t 1 pt   y N , como habían formulado en el periodo t-1. Los agentes económicos
e

“aprenden”, y en t formulan la siguiente expectativa sobre la inflación que esperan tendrá


lugar en t+1:

1   2    1
t pte1  yN
2
Transcurre otro periodo, de tal forma que en el momento t+1, la realidad les muestra
a los agentes económicos que la inflación en t+1 ha sido:

ytd1  yts1 
at 1  b(mt 1  pt 1 )  ut 1  y N  c( pt 1 t pte1 )  vt 
 1   2    1 
1 yN  ( 2 yN  pt 1 )  ut 1  yN   pt 1  yN   vt 
 2 
    2  1 1   2    1  ut 1  vt 1
pt 1   1   yN 
 2 4  2

Dicho de otro modo, la inflación en t+1 ha sido:

    2  1 1   2    1  ut 1  vt 1
pt 1   1   yN 
 2 4  2

11
1   2    1
y no t pte1  y N , como esperaban (habían predicho) en el periodo
2
t. Los agentes económicos “vuelven a aprender” y en t+1 formulan la siguiente
expectativa sobre la inflación en t+2:

  1   2  1 1   2    1 
p e
t 1 t  2     yN
 2 4 
Transcurre otro periodo… podríamos continuar así sucesivamente. Lógicamente, el
proceso de aprendizaje finaliza en el momento en que la expectativa formulada en el
periodo anterior sobre la inflación coincida con el valor real de esa inflación (sin las
perturbaciones aleatorias); esto es, cuando los agentes acierten (si esto llega a ocurrir).

Gráficamente, este proceso puede representarse de la siguiente forma:

Gráfico 1.- Aprendizaje y expectativas racionales

pe
t1 t1i  f  t ptei 

1 2 1 1 2  1


   yN
 2 4 
1 2  1
yN
2

 yN 1 2 1 yN pe


t ti
Expectativa
inicial Fin del proceso de
aprendizaje

1 2 1
con 0. En el ejemplo que estamos desarrollando, el proceso de aprendizaje
2
finaliza cuando:

1 2  1
yN yN  1 2 1
2

12
¿Han conseguido los agentes económicos mediante el proceso de aprendizaje llegar a
la expectativa racional? Para contestar sí o no, debemos calcular la expectativa racional, es
decir, aquella que se formularía si los agentes económicos conocieran el verdadero
modelo:

ytd t 1 yts 
e e

t 1

1 y N  ( 2 y N t 1 pte )  y N 
t 1 pte  1   2  1 y N

La expectativa racional es pte  1   2  1 y N y la expectativa obtenida mediante


t 1
el proceso de aprendizaje, una vez que finaliza éste al alcanzar el punto fijo de la dinámica
en tiempo discreto (Gráfico 1) es t 1 pt   y N  1   2  1 y N
e

En resumen, este sencillo modelo nos ayuda a responder (al menos parcialmente) a la
crítica sobre el exceso de conocimiento requerido por la hipótesis de expectativas
racionales y los modelos que la incorporan. Como hemos visto, aunque los agentes
económicos no formulen inicialmente sus expectativas de forma racional, mediante un
proceso de aprendizaje llegan a la expectativa racional –nótese que el aprendizaje opera en
base a la información que la realidad y la acción de los agentes con expectativas no
racionales van generando. Obviamente, no siempre sucede así, pero es importante la idea
de que en la medida en que el entorno permanezca estable y los agentes tengan incentivos
para aprender, las expectativas racionales y sus implicaciones son relevantes al menos a
largo plazo.

3.- ASPECTOS DE POLITICA ECONOMICA. INCONSISTENCIA DINAMICA Y


REPUTACION

De nuevo en este apartado vamos a estudiar ciertas consecuencias de la interacción


dinámica entre anticipaciones, efectos reales y revisión de dichas anticipaciones a la luz de
la nueva información (éste es un tema típico de los modelos NMC). Según hemos
establecido en la introducción y en el primer apartado, la NMC establece que el contexto
en el que conviene analizar los efectos de las políticas económicas es el de la interacción
estratégica. Esto es, situaciones en las que los agentes actúan anticipando lo que hacen
otros agentes, observando consecuencias y actuaciones reales y revisando la propia
posición. En estos contextos estratégicos, se pueden dar situaciones cooperativas o no
cooperativas entre agentes privados y gobierno en las que la credibilidad y la reputación de
este último son relevantes.

En principio parece que todo este planteamiento debería resultar difícil de representar
analíticamente. Y así es en general, pero en casos particulares es posible conseguir una
representación con suficiente poder descriptivo. Hemos dicho que la reputación es un tema
determinante para que pueda darse un contexto cooperativo. Pero la reputación de un
gobierno va a menudo estrechamente unida a su capacidad para resistir las presiones o
tentaciones de ser dinámicamente inconsistente.

Pero, ¿qué es la inconsistencia dinámica? La inconsistencia dinámica se presenta


cuando una decisión de política de futuro, que forma parte de un plan óptimo formulado en

13
una fecha inicial, deja de ser óptima desde el punto de vista de una fecha posterior, incluso
aunque no haya aparecido nueva información relevante. Los gobiernos ven peligrar su
credibilidad y su reputación si son dinámicamente inconsistentes.

La esencia de la inconsistencia dinámica puede ilustrarse muy claramente en el caso


más desarrollado de juego de política monetaria que es el que incorpora la curva de
Phillips. Las preferencias de los agentes privados quedan reflejadas en su objetivo de
hacer las mejores predicciones posibles de la tasa de inflación. Por su parte, suponemos
que el gobierno tiene la función de pérdida siguiente:

L = w p2 + (Y- k YN)2 w >0 k >1

L: Pérdida

p: Tasa de inflación

Y: Nivel de producción

YN: Nivel de producción de equilibrio estacionario

w: es el peso o ponderación (del inglés “weight”) que las autoridades dan al objetivo
inflación respecto al objetivo renta/empleo. No confundir con el salario, (wage en inglés),
que en posteriores modelos también se denotará con esta letra.

El hecho de que el valor de k sea mayor que la unidad significa que puede haber
distorsiones en el mercado de trabajo que hagan que la tasa natural de paro sea demasiado
alta y el nivel de producción demasiado bajo. Por ello el objetivo del gobierno será
conseguir un nivel de producción mayor y una tasa de paro menor que en equilibrio
estacionario. La mejor situación para el gobierno será una pérdida nula con nula inflación
y nivel de producción kYN.

Los salarios monetarios se comportan, además, de acuerdo con la curva de Phillips


ampliada, de manera que la producción de corto plazo será mayor que la de equilibrio
estacionario si la inflación supera la esperada y menor si no la supera:

Y = YN + (p - ) >0

: Tasa de inflación esperada por los agentes privados de la economía.

Con todo lo anterior tenemos lo necesario para describir un juego estratégico. Dos
agentes (agentes privados y gobierno), sus posibles acciones (predecir la inflación y fijar la
inflación con la política monetaria) y la interacción entre ellos (curva de Phillips).
Suponemos que el gobierno siempre conoce la expectativa de inflación de los agentes
privados de la economía con antelación a su decisión de la política monetaria. Veamos las
posibilidades para el desarrollo del juego.

14
Equilibrio no cooperativo

Supongamos primero que cada uno de los agentes persigue por separado sus propios
objetivos y consideremos inicialmente el juego de un periodo. El gobierno elegirá el valor
de p que minimice su pérdida. La expresión final de la función de pérdida es:

L = wp2+ (YN+(p - )-kYN)2=wp2+((1-k)YN + (p - ))2

De donde la condición de primer orden de mínimo será:

L p =2wp+2((1-k)YN+(p - ))=0

Resolviendo para p en la última ecuación:

( k  1) YN 2
p=  
w  2 w  2

Esta es la función de reacción del gobierno que proporciona la tasa de inflación óptima que
elegirá el gobierno para cada tasa de inflación esperada por los agentes privados. Tiene la
ordenada en el origen positiva y una pendiente menor que la unidad (gráfico 2), con lo que
existirá una solución de equilibrio no cooperativa entre los agentes privados y el gobierno,
que estará en el nivel de inflación en el que se corte la función de reacción con la bisectriz.
Este punto es el punto E del gráfico 2, que corresponde al siguiente valor de la inflación y
la inflación esperada: ps = s = w-1 (k-1)YN

Gráfico 2.- Solución no cooperativa

F. Reacción
E
ps


s
En esta expresión vemos que cuanto mayor sean los valores de  y k mayor será la
inflación del equilibrio no cooperativo. La pérdida asociada a este equilibrio será:

Ls = (1+w-12) (k-1)2 YN2

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Solución cooperativa

La solución anterior es estable pero es peor que otro tipo de situaciones que pueden
alcanzarse si hay cooperación. Los agentes privados no pueden mejorar su situación
porque ya predicen con exactitud la inflación en este punto. Pero el gobierno la puede
mejorar sin empeorar a los agentes privados. Por ejemplo, supongamos que hay un acuerdo
con los agentes privados de que la inflación sea nula. Al gobierno le interesa, por lo que, si
tiene la oportunidad de acordarlo, lo hará. Si los agentes privados creen al gobierno y
confían en que seguirá la política monetaria necesaria para alcanzar dicho valor, tendrán
una expectativa cero. La pérdida asociada a este punto (p,)=(0,0) será:

Lp = (k-1)2 YN2

Esta pérdida es claramente menor que Ls, por lo que es una situación preferida por el
gobierno. Ahora bien, una vez que se ha firmado el acuerdo, el gobierno tiene la tentación
de incumplir. Sustituyendo en la función de reacción cuando  es cero, la inflación que el
gobierno querría elegir es:

pf = (k-1)YN/(2+w)>0

Y el correspondiente valor de la función de pérdida es:

Lf = (1+w-1ß2)-1 (k-1)2 YN2

Denotando:  = w-12 >0 se puede escribir:

Lf = (1+  )-1Lp

Ls = (1+  )Lp

Por lo que se cumple:

Lf < Lp < Ls

Inconsistencia dinámica

Luego el gobierno tiene tentación de incumplir. Esta situación es lo que se denomina


como inconsistencia dinámica. ¿De qué depende que el gobierno sea o no inconsistente?
En el primer periodo le interesará claramente serlo. Pero los agentes reaccionarán
perdiendo la credibilidad que tienen en él y romperán el acuerdo volviendo a la situación
no cooperativa, que era lo que se quería evitar con la negociación, esto es, la peor situación
de las tres que comparamos. Podemos tratar de determinar a continuación los factores que
influyen en la decisión. En el problema de la inconsistencia dinámica existe una tentación,
una penalización y una ganancia para el gobierno.

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La tentación es lo que gana en el periodo en el que incumple, que es la disminución
en la pérdida:

Tentación= Lp -Lf =  Lp/(1+  )

La penalización en todos los periodos posteriores es (siendo la tasa de descuento


temporal del gobierno) la suma actualizada del incremento de pérdida que se produce en
todos los periodos futuros al pasar a la solución no cooperativa:

1

1  Lp
Penalización=(Ls - Lp)  (1+ )-i =  Lp
1



i1
1
1 

En consecuencia, la ganancia de ser inconsistente será la tentación menos la


penalización:

L p L p  1 1
Ganancia= Tentación-Penalización=      L P
1   1  

Se ve claramente que  no tiene en principio un efecto determinado, pero en la


última expresión es claro que cuanto mayor es su valor, más probable es que la ganancia
sea negativa y que el gobierno sea dinámicamente consistente. Por lo que respecta a , la
tasa de descuento temporal del gobierno, si es muy alta habrá inconsistencia. Si es baja, no
la habrá. Concretamente, si  fuese infinito la ganancia sería positiva y el gobierno
dinámicamente inconsistente. Si fuese cero, la ganancia sería   y el gobierno no será
dinámicamente inconsistente. Un valor de infinito significa que el gobierno no tiene en
cuenta para nada el futuro, no valora las consecuencias futuras. Si es cero, lo valora igual
que el presente. Luego los gobiernos dinámicamente inconsistentes son gobiernos que
tienen en cuenta poco el futuro.

En el Gráfico 3 vemos los tres posibles equilibrios.

Gráfico 3.- Diferentes soluciones

F. Reacción
E

No cooperativa
Inconsistencia
Dinámica

Cooperativa 

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