Macroeconomía Avanzada. Modelos de La NMC
Macroeconomía Avanzada. Modelos de La NMC
Macroeconomía Avanzada. Modelos de La NMC
Apuntes Tema 2
Curso Académico
2023/24
TEMA 2
REPRESENTACIONES ESTILIZADAS DE
LAS FLUCTUACIONES ECONÓMICAS:
CICLOS DE EQUILIBRIO COMPETITIVO
1. Modelos de ciclos de equilibrio competitivo: La Nueva Macroeconomía Clásica
Desde mediados de los años 1970 hasta la actualidad, se han venido desarrollando
modelos macroeconómicos alternativos a los de la síntesis neoclásico-keynesiana, que
habían sido los habituales desde la obra de Keynes (1936) hasta el final del monetarismo y
la irrupción –a principios de los 70- de la revolución de las expectativas racionales. En
esencia, los modelos tradicionales de la síntesis neoclásica son los que hemos visto en
Macro I, II y III, y siguen siendo los modelos más operativos para la mayoría de los
economistas no especializados en macroeconomía. El modelo de Dornbusch para una
economía abierta que hemos visto en el tema anterior, es un modelo-puente entre estos
modelos macroeconómicos tradicionales, y los que podríamos llamar modelos de la nueva
macroeconomía (Nueva Macroeconomía Clásica, modelos de ciclos reales, modelos neo-
keynesianos DSGE, modelos de crecimiento endógeno, etc).
1
En este Tema 2 y en el siguiente tema (Tema 3), prestaremos especial atención a
algunos de estos nuevos modelos macroeconómicos que representan de forma estilizada
las fluctuaciones económicas (modelos de ciclos económicos).
Centrándonos pues en los modelos NMC, vamos a estructurar el tema como sigue:
dedicamos la sección 1 a desarrollar un modelo muy simplificado de la Nueva
Macroeconomía Clásica. A pesar de su simplicidad, el modelo es de equilibrio general
dinámico con componentes estocásticos e incluye el supuesto de tasa natural de desempleo
subyacente a la renta a largo. El modelo también considera expectativas racionales y es
compatible con el supuesto de optimización intertemporal de los agentes (esto no lo
demostramos; ver Turnovsky, 2000). Como veremos, el modelo nos permite profundizar
en la hipótesis de expectativas racionales y explorar sus implicaciones en relación con las
políticas económicas. Así, un resultado interesante en este marco es que, en ausencia de
perturbaciones impredecibles y en entornos esencialmente estables, las economías de
mercado tienden a auto-regularse en torno a su tendencia a largo plazo. Además, en
este contexto, las políticas económicas de demanda (fiscal y monetaria) pueden resultar
ineficaces (si son anticipadas perfectamente por los agentes). En caso de ser no anticipadas
(o imperfectamente anticipadas), pueden tener efectos reales sobre la producción y el
empleo, pero estas “sorpresas” a los agentes contribuyen a desestabilizar la dinámica a
medio plazo y siembran dudas acerca de la credibilidad y fiabilidad de las autoridades
económicas. Desde un punto de vista más técnico, dado que el modelo de la sección 1 es
un modelo dinámico en tiempo discreto, estocástico, y con formas funcionales específicas
(log-lineales), resulta muy asequible al tratamiento econométrico mediante métodos de
series temporales. Esto explica –en parte- el éxito que estos modelos han tenido durante las
últimas décadas (al menos, en ámbitos técnicamente especializados).
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Seguidamente, en la sección 2, abordamos una de las críticas más habituales a la
hipótesis de expectativas racionales (ER) y a los modelos NMC que las incorporan. Así, es
habitual escuchar que las expectativas racionales exigen por parte de los agentes unas
capacidades cognitivas poco realistas, así como un acceso certero y rápido a la información
disponible en todo momento. En este sentido, en la sección 2 mostramos cómo se puede
solventar –al menos matizar- esta crítica. Concretamente, relajamos el supuesto ER en el
modelo NMC suponiendo que los agentes disponen, inicialmente, de un conocimiento
imperfecto acerca del proceso generador de los datos económicos. En esta sección
incorporamos en el modelo un proceso de aprendizaje en virtud del cual los agentes pueden
ir aprendiendo de su experiencia, hasta el punto de llegar a extraer correctamente la señal
subyacente a los datos y converger “tras aprender” a formular expectativas racionales a
largo plazo. De esta manera, es la interacción entre el ánimo de mejorar las predicciones
por parte de los agentes, y su capacidad de aprendizaje (en un entorno estable) las que
acaban generando a largo plazo los resultados vistos en la sección 1 (veáse la exposición
ampliada en Benassy, 2011).
Ya hemos señalado que, según los modelos centrales de la NMC, cuando la política
económica es perfectamente previsible y es ejecutada conforme a lo anunciado, no son
esperables efectos reales sobre la renta, la creación de empleo, etc. Por el contario, si las
políticas se aplican de forma sorpresiva, surten efectos reales (aunque intensifiquen los
ciclos y erosionen la credibilidad del gobierno). Como veremos en la sección 3, bajo
ciertas condiciones, las autoridades monetarias (o también podríamos considerar el caso
del gobierno) pueden tener incentivos para incumplir lo que se había acordado o
comunicado previamente a los agentes (por ejemplo, en términos de objetivo de inflación).
Esto puede suceder porque lo que en su momento resultaba óptimo para el gobierno, puede
dejar de serlo con el tiempo, apareciendo el fenómeno denominado inconsistencia
dinámica en macroeconomía. Para estudiar las causas y las consecuencias de este
importante fenómeno, proponemos en la sección 3 un modelo NMC con comportamiento
estratégico de los agentes en el que profundizamos en las motivaciones, interacciones y
posibles equilibrios (cooperativos o no) en un Juego de política monetaria, inflación y
curva de Phillips entre autoridades monetarias y agentes privados (trabajadores, empresas,
etc). Veremos que, precisamente por la inefectividad de las políticas anticipadas, las
autoridades pueden tener la tentación de sorprender a los agentes, los cuales pueden
reaccionar perdiendo la confianza en el gobierno, deteriorándose así la coyuntura
económica (justo el resultado contrario al deseado). Este resultado puede darse de forma
totalmente compatible con la racionalidad de los agentes, y es una de las aportaciones más
relevantes de la NMC al diseño y ejecución de la política económica.
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1. MODELOS DE CICLOS DE EQUILIBRIO COMPETITIVO: LA NUEVA
MACROECONOMÍA CLÁSICA (NMC)
En la primera mitad de los años 1970 apareció una visión novedosa para la época de
las fluctuaciones económicas. A diferencia de los modelos tradicionales keynesianos que
se habían desarrollado hasta entonces, se parte de la base de que las fluctuaciones
económicas son coherentes con situaciones de equilibrio permanente en los mercados. Esta
nueva visión suponía la existencia de un equilibrio general de tipo walrasiano en la
economía y se diferenciaba de la mayoría de los modelos anteriores en que utilizaba
modelos dinámicos y estocásticos compatibles con la optimización intertemporal de los
agentes económicos. Con aleatoriedad, aun siendo plenamente racionales, los agentes
pueden cometer errores de predicción y éstos son los que quedan reflejados en las
fluctuaciones de la economía.
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valores pasados con ponderación decreciente. Pero es susceptible de crítica por muchos
motivos. En concreto, genera errores de predicción sistemáticos y puede ser contradictorio
con el resto del modelo en el que se integran las expectativas.
Muth (1961) sugirió que los individuos forman sus expectativas sobre sucesos
futuros como si usaran el modelo correcto que explica el fenómeno que los origina. Las
predicciones de los propios modelos proporcionan la expectativa racional. En el momento
en que se formulan las expectativas, los agentes utilizan toda la información relevante que
está disponible en ese momento. Como la expectativa se genera usando un modelo
estocástico pero acertado a la hora de explicar los datos observados, el valor real de las
variables (renta, precios) será igual a la expectativa más una perturbación aleatoria. La
expectativa es, por definición, consistente con el modelo. Casi sería más adecuado
denominarla 'expectativa consistente', en vez de racional, pero esta última es la expresión
que se ha popularizado.
Para una variable P (aleatoria o no) la expectativa racional que en t-s se hace del
valor que tomará en t+h se denota de la siguiente forma
t s Pt e h
Las propiedades que la expectativa racional cumple son las siguientes: Insesgadez,
que significa que en promedio las expectativas son correctas; Eficiencia, que implica que
se usa toda la información relevante para formular la expectativa o predicción;
Consistencia, que supone que sólo cuando se recibe nueva información se modifican la
expectativas. Lógicamente, la información que se va adquiriendo condiciona a su vez la
evolución de las expectativas sobre el futuro. Dicho esto, expondremos a continuación un
modelo básico estilizado típico de la NMC.
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Modelo típico de la nueva macroeconomía clásica (NMC)
Los dos supuestos fundamentales de la NMC son 1) todos los mercados son
competitivos y están en equilibrio y 2) los agentes usan expectativas racionales para
predecir el futuro de las variables. Ambos supuestos son claramente distintos. La hipótesis
de expectativas racionales puede aplicarse a situaciones de desequilibrio. Esto es
importante tenerlo en cuenta porque de la NMC salen prescripciones de política económica
que no pueden achacarse a ninguna hipótesis aislada (aún habría que incluir un tercer
supuesto que es el de la tasa natural de paro, que está implícito).
Hasta principios de los años 1970, y desde las dos décadas anteriores, existía un
consenso acerca de que la política económica, fiscal y monetaria, podía mitigar los ciclos y
acercar la economía hacia el nivel deseado de output y empleo sin una inflación excesiva.
Hemos visto en Macroeconomía I, II y III muchos de los argumentos que sustentaban este
consenso, así como algunos indicios que podrían hacernos dudar acerca de la efectividad
de estas políticas a largo plazo. En todo caso, fue definitiva la experiencia de la
estanflación de la década de los setenta a la hora de rebajar las pretensiones de los
economistas respecto de sus posibilidades de mantener un nivel deseado de output
permanentemente sin causar excesiva inflación.
La NMC tomó nota de este episodio y contribuyó a erosionar aún más la confianza
en que se podía estabilizar fácilmente la economía con políticas de demanda. Los modelos
de la NMC demuestran que, en determinadas condiciones, la política económica puede no
tener efectos reales sobre la producción y el empleo; esto es así si la política es conocida y
anticipada. Sólo tendrá efecto la parte de la política económica que no sea anticipada. Esta
es la conocida conclusión de la inefectividad de la política económica. Así, puestos a
elegir entre políticas, se deberá optar por la que sea mejor entendida y compartida por el
sector privado, porque los errores serán mínimos y se minimizará la varianza del output. La
economía se autorregula y el sector público debe perseguir minimizar la incertidumbre
acerca de su propia política.
Otra de las consecuencias de la NMC fue que puso en un serio aprieto a la forma
tradicional de hacer simulaciones de política económica con modelos econométricos
estructurales. Se demuestra, según Lucas (1976), que la capacidad de formular expectativas
racionales “forward-looking” por parte de los agentes altera las condiciones estructurales
en que se ejecuta la política, y puede llevar a resultados equívocos e incorrectos si no se
incluyen las reacciones de los agentes ante las políticas que se van a aplicar.
Así, suponerque las expectativas de ciertas variables son exógenas o meramente
adaptativas, o considerar que ciertos parámetros (como la propensión a consumir, la
sensibilidad de la inversión o ciertos parámetros de la demanda de dinero) no se van a
alterar según la política que se vaya a aplicar (supuesto habitual en los modelo keynesianos
tradicionales), puede inducir errores en el planteamiento y efectos de las políticas
económicas. Esta consideración (la llamada “crítica de Robert Lucas”) acerca de los
peligros asociados a formular políticas sin considerar el carácter endógeno y racional de las
expectativas de los agentes ha tenido una enorme trascendencia técnica (econométrica,
teórica) y aplicada (gestión de la política y la praxis económica corriente) durante las
últimas tres décadas.
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Las ecuaciones del modelo
El modelo típico (con todas las variables en logaritmos y partiendo de una forma
funcional específica log-lineal) puede representarse de la siguiente manera:
y td at b(mt pt ) u t
y ts y N c( pt t 1 pte ) vt
y td y ts
t 1 pte E[ pt / I t 1 ]
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Equilibrio del modelo
t 1 yte = yN
Según esta ecuación lo que los agentes esperan del nivel de producción depende de
lo que esperan de las políticas económicas y de los precios. De la expresión anterior
podemos deducir el precio esperado:
t 1 pte t 1 mte ( y N t 1 a te ) / b
Estas dos ecuaciones representan el ciclo (la diferencia entre la producción de cada
momento y la tendencia) desde el punto de vista de la demanda y de la oferta,
respectivamente.
pt t 1 pte
1
bc
(a t t 1 a te ) b(mt t 1 mte ) ut v t
yt y N
c
bc
(a t t 1 a te ) b(mt t 1 mte ) ut
b
bc
vt
Estas dos últimas ecuaciones contienen las principales conclusiones de la Nueva
Macroeconomía Clásica.
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Conclusiones
Las conclusiones que se derivan del equilibrio de la economía en este modelo típico
de la NMC son las siguientes:
Valoración
A pesar de ello, este tipo de modelos ha tenido una honda repercusión en todo el
ámbito de la macroeconomía. La razón es que no sólo ofrece nuevas respuestas a viejas
preguntas, sino que ofrece, en algunos aspectos, una nueva visión sobre cuáles son las
preguntas que es útil formular.
Ante todo proporciona una conclusión fundamental: que los agentes no ignoran
sistemáticamente ninguna información accesible que pueda serles útil para mejorar sus
predicciones. Esto significa que se produce una interdependencia estratégica: el
comportamiento de cada tipo de agente depende del comportamiento esperado de los que
forman su entorno. En particular, las expectativas de los agentes privados dependen de lo
que esperan que haga el gobierno y de cómo esperan que lo haga. A su vez, el gobierno
debe de tener en cuenta que es observado por los agentes privados en orden a conseguir sus
objetivos. En definitiva, se forma una situación de juego estratégico entre agentes privados
y gobierno. Como consecuencia de ello, los efectos de las medidas de política económica
pueden verse seriamente limitados.
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A partir de esta constatación, es inevitable concebir las políticas económicas como
reglas de actuación en lugar de como medidas aisladas. Las expectativas se hacen respecto
a las reglas y cambian drásticamente si se espera que esas reglas se vayan a modificar. De
todo ello se deriva que la credibilidad y la reputación de los gobiernos jugarán un papel
importante, así como la posibilidad de cooperar o no entre gobierno y agentes privados. A
partir de este nuevo contexto, los meros anuncios de los gobiernos pueden bastar para
cambiar las expectativas y con ellas el comportamiento de la economía. Dedicamos el
apartado 2 a explicar cómo puede hacerse un supuesto realista de funcionamiento de
expectativas racionales en un contexto de ausencia de shocks externos y políticas
económicas previsibles. Por su parte, el asunto de la interdependencia estratégica se
tratará en el apartado 3.
Las expectativas racionales llevan consigo que los agentes económicos forman
dichas expectativas sobre sucesos futuros como si conocieran el modelo subyacente que
explica dichos sucesos (el verdadero proceso generador de los datos reales). Este
supuesto puede parecer poco creíble. Sin embargo, es posible demostrar que, bajo ciertas
condiciones, los agentes económicos son capaces de formular expectativas racionales sin
conocer el modelo subyacente, mediante un proceso de aprendizaje que se ilustra a
continuación con un ejemplo.
Sea el modelo NMC (con todas las variables en logaritmos), estudiado en el apartado
anterior:
y td a t b( mt pt ) ut
y ts y N c( pt t 1 pte ) v t
y td y ts
at 1 y N ,
mt 2 y N ,
1 2 1; 1 , 2 0
Suponemos que los agentes privados desconocen esos parámetros, bien porque no
están informados o porque el coste de la información es alto. Tampoco conocen el
funcionamiento de la economía, aunque saben que el nivel de precios y la producción
natural están positivamente correlacionados.
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Los agentes económicos formulan inicialmente una expectativa que NO es la
expectativa racional. Por ejemplo, establecen en t-1 que la expectativa inicial sobre la
inflación esperada es:
t 1 pte y N
ytd yts
at b(mt pt ) ut y N c( pt t 1 pte ) vt
1 yN ( 2 yN pt ) ut yN ( pt yN ) vt
1 2 1 ut vt
pt yN
2 2
1 2 1
t pte1 yN
2
Transcurre otro periodo, de tal forma que en el momento t+1, la realidad les muestra
a los agentes económicos que la inflación en t+1 ha sido:
ytd1 yts1
at 1 b(mt 1 pt 1 ) ut 1 y N c( pt 1 t pte1 ) vt
1 2 1
1 yN ( 2 yN pt 1 ) ut 1 yN pt 1 yN vt
2
2 1 1 2 1 ut 1 vt 1
pt 1 1 yN
2 4 2
2 1 1 2 1 ut 1 vt 1
pt 1 1 yN
2 4 2
11
1 2 1
y no t pte1 y N , como esperaban (habían predicho) en el periodo
2
t. Los agentes económicos “vuelven a aprender” y en t+1 formulan la siguiente
expectativa sobre la inflación en t+2:
1 2 1 1 2 1
p e
t 1 t 2 yN
2 4
Transcurre otro periodo… podríamos continuar así sucesivamente. Lógicamente, el
proceso de aprendizaje finaliza en el momento en que la expectativa formulada en el
periodo anterior sobre la inflación coincida con el valor real de esa inflación (sin las
perturbaciones aleatorias); esto es, cuando los agentes acierten (si esto llega a ocurrir).
pe
t1 t1i f t ptei
1 2 1
con 0. En el ejemplo que estamos desarrollando, el proceso de aprendizaje
2
finaliza cuando:
1 2 1
yN yN 1 2 1
2
12
¿Han conseguido los agentes económicos mediante el proceso de aprendizaje llegar a
la expectativa racional? Para contestar sí o no, debemos calcular la expectativa racional, es
decir, aquella que se formularía si los agentes económicos conocieran el verdadero
modelo:
ytd t 1 yts
e e
t 1
1 y N ( 2 y N t 1 pte ) y N
t 1 pte 1 2 1 y N
En resumen, este sencillo modelo nos ayuda a responder (al menos parcialmente) a la
crítica sobre el exceso de conocimiento requerido por la hipótesis de expectativas
racionales y los modelos que la incorporan. Como hemos visto, aunque los agentes
económicos no formulen inicialmente sus expectativas de forma racional, mediante un
proceso de aprendizaje llegan a la expectativa racional –nótese que el aprendizaje opera en
base a la información que la realidad y la acción de los agentes con expectativas no
racionales van generando. Obviamente, no siempre sucede así, pero es importante la idea
de que en la medida en que el entorno permanezca estable y los agentes tengan incentivos
para aprender, las expectativas racionales y sus implicaciones son relevantes al menos a
largo plazo.
En principio parece que todo este planteamiento debería resultar difícil de representar
analíticamente. Y así es en general, pero en casos particulares es posible conseguir una
representación con suficiente poder descriptivo. Hemos dicho que la reputación es un tema
determinante para que pueda darse un contexto cooperativo. Pero la reputación de un
gobierno va a menudo estrechamente unida a su capacidad para resistir las presiones o
tentaciones de ser dinámicamente inconsistente.
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una fecha inicial, deja de ser óptima desde el punto de vista de una fecha posterior, incluso
aunque no haya aparecido nueva información relevante. Los gobiernos ven peligrar su
credibilidad y su reputación si son dinámicamente inconsistentes.
L: Pérdida
p: Tasa de inflación
Y: Nivel de producción
w: es el peso o ponderación (del inglés “weight”) que las autoridades dan al objetivo
inflación respecto al objetivo renta/empleo. No confundir con el salario, (wage en inglés),
que en posteriores modelos también se denotará con esta letra.
El hecho de que el valor de k sea mayor que la unidad significa que puede haber
distorsiones en el mercado de trabajo que hagan que la tasa natural de paro sea demasiado
alta y el nivel de producción demasiado bajo. Por ello el objetivo del gobierno será
conseguir un nivel de producción mayor y una tasa de paro menor que en equilibrio
estacionario. La mejor situación para el gobierno será una pérdida nula con nula inflación
y nivel de producción kYN.
Y = YN + (p - ) >0
Con todo lo anterior tenemos lo necesario para describir un juego estratégico. Dos
agentes (agentes privados y gobierno), sus posibles acciones (predecir la inflación y fijar la
inflación con la política monetaria) y la interacción entre ellos (curva de Phillips).
Suponemos que el gobierno siempre conoce la expectativa de inflación de los agentes
privados de la economía con antelación a su decisión de la política monetaria. Veamos las
posibilidades para el desarrollo del juego.
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Equilibrio no cooperativo
Supongamos primero que cada uno de los agentes persigue por separado sus propios
objetivos y consideremos inicialmente el juego de un periodo. El gobierno elegirá el valor
de p que minimice su pérdida. La expresión final de la función de pérdida es:
L p =2wp+2((1-k)YN+(p - ))=0
( k 1) YN 2
p=
w 2 w 2
Esta es la función de reacción del gobierno que proporciona la tasa de inflación óptima que
elegirá el gobierno para cada tasa de inflación esperada por los agentes privados. Tiene la
ordenada en el origen positiva y una pendiente menor que la unidad (gráfico 2), con lo que
existirá una solución de equilibrio no cooperativa entre los agentes privados y el gobierno,
que estará en el nivel de inflación en el que se corte la función de reacción con la bisectriz.
Este punto es el punto E del gráfico 2, que corresponde al siguiente valor de la inflación y
la inflación esperada: ps = s = w-1 (k-1)YN
F. Reacción
E
ps
s
En esta expresión vemos que cuanto mayor sean los valores de y k mayor será la
inflación del equilibrio no cooperativo. La pérdida asociada a este equilibrio será:
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Solución cooperativa
La solución anterior es estable pero es peor que otro tipo de situaciones que pueden
alcanzarse si hay cooperación. Los agentes privados no pueden mejorar su situación
porque ya predicen con exactitud la inflación en este punto. Pero el gobierno la puede
mejorar sin empeorar a los agentes privados. Por ejemplo, supongamos que hay un acuerdo
con los agentes privados de que la inflación sea nula. Al gobierno le interesa, por lo que, si
tiene la oportunidad de acordarlo, lo hará. Si los agentes privados creen al gobierno y
confían en que seguirá la política monetaria necesaria para alcanzar dicho valor, tendrán
una expectativa cero. La pérdida asociada a este punto (p,)=(0,0) será:
Lp = (k-1)2 YN2
Esta pérdida es claramente menor que Ls, por lo que es una situación preferida por el
gobierno. Ahora bien, una vez que se ha firmado el acuerdo, el gobierno tiene la tentación
de incumplir. Sustituyendo en la función de reacción cuando es cero, la inflación que el
gobierno querría elegir es:
pf = (k-1)YN/(2+w)>0
Lf = (1+ )-1Lp
Ls = (1+ )Lp
Lf < Lp < Ls
Inconsistencia dinámica
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La tentación es lo que gana en el periodo en el que incumple, que es la disminución
en la pérdida:
1
1 Lp
Penalización=(Ls - Lp) (1+ )-i = Lp
1
i1
1
1
L p L p 1 1
Ganancia= Tentación-Penalización= L P
1 1
F. Reacción
E
No cooperativa
Inconsistencia
Dinámica
Cooperativa
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