Aguas Vivas 04
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AGUAS VIVAS
Qu significa ser cristiano?
Una particular aplicacin de las enseanzas del Sermn del Monte P. 2
Un hombre en Cristo
Hay tres aspectos en los cuales la Escritura presenta al hombre. He aqu uno de ellos P. 5
Gloriosa redencin
La breve historia de Ana, la profetisa, es una figura de Israel y tambin del hombre contemporneo P. 7
El sndrome de Laodicea
Laodicea, como Efran en das del profeta Oseas, presentan rasgos similares P. 11
do a decenas de creyentes, especialmente hispanoamericanos, con nuestra revista, en su versin electrnica e impresa. Para nosotros, es una gran satisfaccin poder servir a los hijos de Dios, sin importar nacionalidad, raza, ni ningn otro criterio de separacin. Un saludo afectuoso a todos ellos! Nos complace presentar en este nmero una serie de estudios relacionados con el Espritu Santo, sin cuya presencia y obra, la vida del cristiano se convierte en una empinada y hostigosa cuesta imposible de ascender. Su glorioso ministerio en esta dispensacin es insustituible tanto en el corazn del creyente, como en la conversin de los incrdulos y en la detencin del misterio de la iniquidad. Quiera el Seor usar estos mensajes para gloria de su Nombre y bendicin de su amado pueblo.
Mi proyecto de vida
Las decisiones ms importantes de la vida se toman en la juventud P. 18
ADEMS: Escudriad las Escrituras 20 Bocadillos de la mesa del Rey24 Para Meditar 22 Citas Escogidas 24 Quebrantado (Poema) 22 Cartas de nuestros lectores 24
PUBLICACION BIMESTRAL
EDICIN DE 24 PGINAS
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Una particular aplicacin de las principales enseanzas del Sermn del Monte.
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cristianos por fuera, pero por dentro estn llenos de enojo contra su hermano, y aun de odio; y hay muchos que mataran a su prjimo, de no ser por el castigo que imponen las leyes. El verdadero cristianismo consiste en que Cristo viva en el corazn del hombre, con todo el amor y el perdn para con los dems. No cometers adulterio Los antiguos dijeron: No cometers adulterio. Pero Cristo ense que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter con ella en su corazn. (Mateo 5:27-28). Para Cristo, la sola mirada impura es tan pecaminosa como el adulterio. Sin embargo, en nuestra sociedad no slo se propicia el adulterio, sino que se provee de todo lo imaginable para alimentar de impureza las miradas. No es la armona del matrimonio -- segn los modelos del cine, la T.V., las revistas y novelas-- , considerada un ideal inalcanzable? No es la fidelidad matrimonial una rutina insoportable? No es la promiscuidad sexual, en cambio, una moderna seal de libertad? No es la sensualidad que destruye matrimonios propagada a travs de los medios de comunicacin, especialmente de la publicidad? No es el adulterio blanqueado con la expresin excitante aventura extramarital? Esto ocurre porque nuestra sociedad cristiana lleva este apellido como un ropaje exterior, pero que no afecta a su corazn. Hay muchos hoy que llamndose cristianos adulteran habitualmente (y su conciencia ya no les reprende), y hay an muchos ms que igualmente adulteran al mirar a una mujer para codiciarla. Ser cristiano de verdad consiste en que Cristo viva en el corazn del hombre y cambie toda su impiedad en pureza. El divorcio Fue dicho a los antiguos: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divor-
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Nuestra meta es servir a Dios y a todos los hombres; nuestro nico mensaje es Jesucristo, el don todosuficiente de Dios. Escrbanos o llmenos; hganos llegar sus sugerencias, colaboraciones y consultas. Le contestaremos con mucho agrado.
cio. Pero Cristo dijo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicacin, hace que ella adultere. (Mateo 5:31-32). Pero en nuestra sociedad no slo se propicia el repudio, sino que el divorcio (o la nulidad) se legitima abiertamente. No es eso lo que el cine y la T.V. nos ensean cada da? No es la estabilidad matrimonial, segn esos modelos, un asunto de nuestros abuelos? A la menor desavenencia, el marido deja a la mujer o la mujer al marido, y se esgrimen razones tan burdas, que no alcanzan a esconder los motivos de fondo: dar rienda suelta a la sensualidad con diversas parejas. Y cuntas parejas (muchas de ellas personajes pblicos) conviven (es decir, fornican) con uno y otro sin el menor escrpulo? Esto ocurre porque lo que llamamos cristianos hoy lo es slo de nombre, pero no lo es en realidad. Para que una sociedad o un hombre sean verdaderamente cristianos deben experimentar un cambio radical que comience en el corazn. El hombre no es capaz, por s mismo, de erradicar de su corazn los malos deseos, como el de repudiar a su mujer. Muchos cristianos de nombre hacen esfuerzos sobrehumanos para evitar una ruptura matrimonial, pero estn siendo derrotados. Slo Cristo viviendo en el corazn del hombre hace que un marido pueda amar a su esposa cada da ms. Slo Cristo en el corazn del hombre es capaz de transformar el repudio en amor. Los juramentos Fue dicho a los antiguos: No perjurars, sino cumplirs al Seor tus juramentos. Pero Cristo dijo: No juris en ninguna manera. Sea vuestro hablar: S, s; no, no; porque lo que es ms de esto, de mal procede. (Mateo 5:33-37). Cristo ense que no slo no se deba jurar, sino que la palabra dada deba ser sin doblez ni engao. Sin embargo, en nuestros das no slo se
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jura a destajo, sino que la palabra empeada no se cumple y, an ms, para que la palabra tenga algn valor, debe ir respaldada por documentos que la hagan vlida. Es verdad, la palabra empeada de un hombre no tiene hoy mucho valor, y esto es as, no slo con respecto a los extraos, sino aun con respecto a los propios amigos. Esto ocurre porque hoy livianamente nos llamamos cristianos, sin saber lo que eso significa, e ignoramos a Cristo y su palabra. Ser cristiano no es simplemente pertenecer a una familia con tradicin cristiana. No es, tampoco, cumplir con ciertas tradiciones consideradas cristianas. Ser cristiano es haber nacido de nuevo. Es haber recibido una transformacin interior, que hace posible que una persona llegue a ser una nueva persona, y cuya palabra sea confiable. Slo Dios puede engendrar a un cristiano de verdad. Sin embargo, hay muchos que llamndose a s mismos cristianos engaan a su prjimo, no cumplen sus compromisos, dan respuestas ambiguas, y usan los artificios del lenguaje para cazar a su prjimo. Ser cristiano es algo muy diferente a lo que creemos que es. Ser cristiano consiste en que Cristo viva su vida en un hombre. Y esto es posible hoy, porque Cristo vive, y l transforma a todo aquel que toca. Actitud hacia el que nos ofende Los das que vivimos son das de mucha confusin. Mucho de lo que parece que es, en verdad no es. Y viceversa. As ocurre tambin con el cristianismo. Fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero Cristo dijo: No resistis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vulvele tambin la otra. (Mateo 5:38-39). Cristo ense que no slo la venganza es mala, sino que no hay que resistir al que es malo, que hay que servirle y darle an ms de lo que pide. Esta enseanza suena hoy, dadas las formas de vida de nuestra sociedad cristiana, fuera de lugar y hasta ridcula. Hoy no slo se da lugar a la venganza, sino que nadie est dispuesto a sufrir el agravio, ni a ser defraudado. Ms an, el ofendido contrata abogados y pleitea en juicio contra su prjimo, aunque se trate de su propio hermano. Las ciencias jurdicas estn llenas de frmulas, no siempre usadas para establecer el derecho, sino para que una cierta postura particular, aunque sea injusta, triunfe. El amor propio y la venganza son viejos huspedes del corazn humano. Que esto ocurra en sociedades donde son permitidas y aun hasta loables, es comprensible. Pero que ocurra en una sociedad que celebra ao a ao con fervor la Navidad, es inconcebible. Por qu ocurre as? Esto sucede porque muchos llevan el nombre de cristianos, pero no tienen la realidad de tales. Un verdadero cristiano puede poner la otra mejilla, entregar la capa y cargar una segunda milla. Esto es imposible para uno que no ha sido tocado por Dios. Slo Dios puede producir un verdadero cristiano. Se llega a serlo, no por adoctrinamiento, sino por nuevo nacimiento. Slo aqul que es nacido de Dios es un cristiano de verdad. Actitud hacia los enemigos Fue dicho a los antiguos: Amars a tu prjimo, y aborrecers a tu enemigo. Pero Cristo dijo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (Mateo 5:43-44). Cristo ense que no slo hay que amar al prjimo, sino que tambin hay que amar al enemigo. No slo no hay que aborrecerlo: hay que amarlo. Sin embargo, vemos hoy entre nosotros que no slo no se ama al enemigo, sino que ni siquiera se ama al prjimo. Siendo as, es impensable llegar a amar al enemigo. Ms bien, vemos que se busca la forma cmo matarlo, y cmo hundir al prjimo cuando se pone en nuestro camino. Aunque sea triste decirlo, esta sociedad cristiana nunca llegar a ser verdaderamente cristiana (aunque cada hombre o mujer en particular puede llegar a serlo). Amar al enemigo no es algo que pueda hacer un hombre comn. Para amar al enemigo se requiere algo sobrenatural: haber nacido de lo alto. Es preciso que Cristo viva su vida dentro del hombre. Slo Cristo pudo amar a sus enemigos. Y todava, dentro del hombre regenerado, Cristo lo sigue haciendo. Ser cristiano no consiste en que un manzano d uvas; sino en que la vid d uvas. Y la Vid es Cristo. Dnde est el tesoro? Vivimos das de relativa prosperidad econmica. Los principios tan amados en otro tiempo, han dejado su lugar a los intereses comerciales. El dinero y la riqueza son dos de las ms importantes metas del hombre actual, en esta sociedad occidental cristiana. Pero Cristo dijo: No os hagis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orn corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo porque donde est vuestro tesoro, all estar vuestro cora-
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zn. (Mateo 6:19-21). Cristo ense que los tesoros de la tierra no son seguros, pero aun as vemos que atrapan el corazn. Todos los hombres procuran acumular riquezas, por si logran disminuir un poco la inseguridad de la vida y el temor del futuro. Piensan que teniendo riquezas podrn tener tranquilidad. Pero el Seor Jess dijo que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. En nuestros das vemos una verdadera locura por mejorar la situacin econmica. Como si eso fuera el todo del hombre. Y eso que muchos presumen de ser cristianos observantes. Pero Cristo dijo: No podis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24). Ambos caminos son incompatibles. Muchos hay que sirven a las riquezas, porque no conocen a Dios. Esto es, hasta cierto punto, comprensible. Pero tambin hay muchos que dicen conocer a Dios, y sirven tambin a las riquezas. Lo cual no es tan comprensible. Sea como fuere, el problema radica en que los que no tienen su tesoro en el cielo, lo intentan hacer aqu abajo. El tesoro de los cristianos es Cristo que est en los cielos, y hacia all dirigen sus miradas y los ms preciados anhelos de su corazn. Arriba hay un lugar inaccesible para la polilla, para el orn y los ladrones. No hay clave capaz de abrir la caja fuerte que Dios tiene arriba, donde guarda el tesoro de sus amados hijos. Quiere Ud. hacer tesoros en el cielo, donde est Cristo sentado a la diestra de Dios? (Colosenses 3:1). Arrepintase de sus pecados, reciba a Cristo en su corazn, y El lo transformar todo en su vida, incluso los afectos de su corazn. Entonces tendr verdadera seguridad. *** Como hemos visto, ser cristiano es algo muy diferente a lo que hoy se piensa que es. Usted debe salir del engao en que est encerrada esta civilizacin. Usted desde hoy es responsable delante de Dios. La humanidad ser juzgada un da ante el divino tribunal, porque est establecido para todos los hombres que mueran una sola vez, y despus de esto el juicio (Hebreos 9:27). Para ser verdaderamente cristiano usted tiene que ponerse en las manos de Dios para que l le transforme en una nueva criatura. Acjase pronto a la gracia, a la salvacin que Dios le ofrece en Cristo Jess! ***
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Un hombre en Cristo
Hay tres aspectos en los cuales el hombre es presentado en las Escrituras: En primer lugar, el hombre natural; en segundo, un hombre en Cristo; y en tercer lugar tenemos "el hombre de Dios". En el nmero anterior revisamos lo que es el hombre natural. Veamos ahora qu es un hombre en Cristo.
s totalmente sabido y siempre recordado, que ningn mejoramiento de nuestra antigua naturaleza es de algn valor para mantenernos ante Dios. Pudiera parecer muy bien, en lo que a esta vida se refiere, que un hombre vaya mejorndose a s mismo por todos los medios a su alcance: cultivando su mente, desarrollando su memoria, elevando su moral, avanzando en su posicin social. Todo esto es, en verdad, tan evidente como para no necesitar ningn argumento ms. Pero aun aceptando en forma completa la verdad de todo esto, queda absolutamente inconmovible la declaracin solemne y arrasadora del apstol inspirado, que "aquellos que estn en la carne no pueden agradar a Dios". (Romanos 8:8, Versin Moderna). Debe haber una posicin totalmente nueva y esta posicin no puede ser alcanzada por ningn cambio en la antigua naturaleza ninguna obra, sentimiento, ordenanza religiosa, oraciones, limosnas o sacramentos. Hagas lo que hagas con tu naturaleza queda la misma naturaleza. Todo lo que es nacido de la carne, carne es, y hagas lo que hagas con la carne no la puedes hacer espritu. Tiene que haber una nueva vida, una vida fluyendo del hombre nuevo, del postrer Adn Cristo, quien ha venido a ser, por resurreccin, la Cabeza de una nueva creacin. Cmo se puede obtener esta preciosa vida? Escucha la memorable respuesta, escchala otra vez: "De cierto, de cierto te digo: El que oye mi palabra y cree al que me envi, tiene vida eterna, y no vendr a condenacin, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24). Aqu tenemos un total cambio de posicin, pasando de muerte a vida. Y todo esto es a travs de la fe en el Hijo de Dios, creyendo en el Hijo de Dios no por una mera fe intelectual, sino creyendo con el corazn. Esto es lo que hace a uno llegar a ser un hombre en Cristo. Aqu tenemos un cambio total de posicin, pasando de muerte a vida; de una posicin no vinculada al cielo a una nueva creacin con el Hombre resucitado en gloria, a una posicin absolutamente desvincu-
lada con el primer hombre, con la antigua creacin y con este presente siglo malo, y todo esto es por creer en el Hijo de Dios, creyendo en El de todo corazn. Todo esto es lo que hace a un hombre en Cristo. Todo verdadero creyente es un hombre en Cristo. Sea ste convertido ayer o sea un santo anciano de 50 60 aos; como cristianos, cada uno de ellos est en la misma posicin, estn en Cristo. Aqu no puede haber ninguna diferencia. La posicin prctica puede diferir inmensamente; el estado positivo es el mismo. En el plano de la naturaleza, nos podemos encontrar con cualquier matiz imaginable, clase, grado y condicin; nos podemos encontrar con las ms grandes diferencias posibles en inteligencia, experiencia y poder espiritual. Pero todos poseen la misma posicin ante Dios: todos estn en Cristo. Posicin y estado El convertido de ayer y el anciano padre en Cristo estn en igualdad de condiciones. Cada uno es un hombre en Cristo y no puede haber ningn avance sobre esto. Nosotros a veces omos de "La vida cristiana superior", pero estrictamente hablando, no hay tal cosa como una alta o baja vida cristiana. De maneara que Cristo es la vida de cada creyente. Puede ser que los que usan esos trminos quieran decir algo correcto. Ellos probablemente se refieren a los niveles superiores de la vida cristiana, un acercamiento ms grande a Dios, una mayor semejanza a Cristo, un mayor poder en el Espritu, ms separacin del mundo, ms total consagracin de corazn a Cristo. Pero todas estas cosas corresponden a la pregunta sobre nuestro estado, y no sobre nuestra posicin. Esta ltima es absoluta, establecida e invariable. Es en Cristo, nada menos, nada ms. Si no estamos en Cristo estamos en nuestros pecados; pero si estamos en Cristo no podemos estar ms altos en cuanto a posicin. Si Ud. busca con nosotros en 1 Corintios 15:45-48, podr notar una poderosa enseanza de este gran fundamento de la verdad. El apstol habla aqu de dos hombres, "El primero y el segundo hombre", y se ob-
serva que el segundo hombre est conectado con el primero, pero en contraste con l: es uno nuevo, independiente, divino, una fuente celestial de vida en s mismo. El primer hombre ha sido dejado definitivamente atrs, como una ruina, culpable. Nosotros hablamos de Adn como la cabeza de una raza. Personalmente, Adn fue salvo por gracia, pero si nosotros le miramos desde el punto de vista de ser l un representante de la raza humana, lo vemos abundando en desesperanza. El primer hombre es irremediablemente una ruina. Esto est probado por el hecho de la existencia del segundo hombre. Porque nosotros decimos de los hombres lo que decimos de los pactos. Si el primero hubiese sido sin defecto, entonces no se hubiese hecho lugar para el segundo; pero el mismo hecho de que un segundo hombre haya sido introducido demuestra que el primer hombre fall. Para qu un segundo, entonces? Si nuestra naturaleza adnica hubiera sido capaz de ser mejorada, entonces no habra habido necesidad de uno nuevo. "Pero aquellos que estn en la carne, no pueden agradar a Dios", "porque en Cristo Jess, ni la circuncisin vale nada, ni la incircuncisin, sino una nueva creacin" (Glatas 6:15). Una nueva creacin La realidad de un cristiano muestra un contraste vivo con cualquier forma de religiosidad bajo el sol. Tomemos el judasmo o cualquier otro "ismo" que exista en el mundo, qu es lo que encontraremos? No es invariablemente algo para mejoramiento o avance del primer hombre?. Pero, qu es el verdadero cristianismo? Es algo enteramente nuevo, del cielo, espiritual, divino; est basado en la cruz de Cristo, en la cual el primer hombre lleg a su fin, donde el pecado fue desechado, donde el viejo hombre fue crucificado y sacado de la lista de Dios para siempre. Es as, entonces, como la cruz cierra la historia del primer hombre. "Yo estoy crucificado con Cristo", dice el apstol (Gl. 2:20), y dice nuevamente, "todos lo que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gl. 5:24). Es esto solamente palabrera o est basado en la poderosa palabra del Espritu
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Santo?. El verdadero cristianismo comienza con la tumba abierta del Segundo Hombre, para continuar su brillante carrera hacia la gloria eterna. Es, enfticamente, una nueva creacin, en la cual no hay absolutamente nada de las cosas viejas, porque todas son hechas nuevas, todas las cosas son de Dios, y si todas las cosas son de Dios, nada puede haber del hombre. Qu descanso! Qu fuerza! Qu elevacin moral! Qu dulce alivio para las pobres almas cargadas que han buscado vanamente por aos, encontrar la paz por medio de ellos mismos; qu liberacin de la legalidad de la ley, encontrar el precioso secreto de que mi culpabilidad y mi ruina, toda mi decadencia, todas estas cosas que yo he estado tratando, por todos los medios, en m mismo de mejorar, han sido completamente y para siempre puestas de lado; que Dios no est buscando ningn enmienda en mi naturaleza; que la ha condenado y la ha llevado a la cruz de su Hijo. Qu respuesta hay aqu para el monje, para el asceta, para el ritualista. Oh, si fuera entendido en todo su poder emancipador! Si este cristianismo divino, espiritual, fuera conocido en su poder de vida y de realidad, permitira al alma salir de sus mil y una formas de corrupcin religiosa con la cual se estn arruinando millones de almas. Podemos decir verdaderamente que el esfuerzo ms exitoso de Satans en contra de la verdad del evangelio, en contra del verdadero cristianismo del Nuevo Testamento, se ve en el hecho que gua a la gente inconversa a apropiarse y aplicar ordenanzas de una religin cristiana y profesar muchas de las doctrinas. De esta forma se ciegan sus ojos a su verdadera condicin arruinada y culpable, y recibe un duro golpe el puro evangelio de Cristo. La mejor pieza que se pudo haber puesto en las viejas vestiduras de la naturaleza arruinada del hombre es la profesin de un cristianismo vaco. Marcos 2:21 dice: "Nadie pone remiendo de pao nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura". Escuchemos las palabras de Pablo, el gran maestro y el mejor exponente del verdadero evangelio: "Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en m; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me am y se entreg a s mismo por m" (Gl. 2:1920). Esto y no otra cosa es el verdadero cristianismo; no el viejo hombre llegando a ser religioso, aunque su religin sea la profesin de las doctrinas y ordenanzas del cristianismo. No; es la muerte y la sepultura del viejo hombre, del viejo yo, y que llega a ser un nuevo hombre en Cristo. Es pasar de la vieja creacin a la nueva creacin, del viejo estado de pecado y de muerte, de culpabilidad y condenacin, a una nueva creacin, a un nuevo estado de vida, de rectitud en un Cristo resucitado y glorificado, la Cabeza de una nueva creacin, al ltimo Adn. Esta es la posicin inalterable del ms dbil creyente en Cristo. El segundo hombre No hay ninguna, absolutamente ninguna otra posicin para ningn cristiano. Yo debo estar en el primer hombre o en el segundo hombre: no hay un tercer hombre, porque el segundo hombre es el ltimo Adn. No hay trminos medios. Yo estoy, ya sea en Cristo o estoy en mis pecados; pero si estoy en Cristo, yo soy como l ante Dios; como l es, as somos nosotros en este mundo. l no dice como l fue, sino como
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l es; es as como el cristiano es visto por Dios, como uno que est en Cristo, como uno con Cristo, el segundo hombre en quien l se est deleitando. Nosotros no hablamos de su deidad, naturalmente, la cual es incomunicable. El Bendito permaneci en nuestro lugar, llev nuestros pecados, muri nuestra muerte, pag nuestra culpabilidad y nos represent en todo aspecto. Tom todo lo que perteneca a un hombre natural, fue nuestro sustituto en todo lo que esta palabra significa. l llev todo lo nuestro, se levant de la muerte y ahora es la Cabeza, el que nos representa, la nica verdadera definicin de los que creen delante de Dios. De esta gloriosa verdad la Escritura tiene un amplio testimonio. El pasaje que recin hemos mencionado en la Epstola a los Glatas es uno de los ms vvidos y poderosos condensados que afirman esta verdad. En Colosenses 2:20 al versculo 3:3 encontramos nuevamente el profundo significado de la vida cristiana, porque aunque estemos viviendo en el mundo, estamos viviendo en el cielo. Estamos viviendo en el cielo? El verdadero cristiano es uno que ha muerto al mundo pecaminoso presente, y no tiene nada que hacer con l, est por la ley muerto para el pecado, es uno con Cristo para Dios, uno con Cristo en la nueva creacin. El cristiano pertenece al cielo, est enrolado como un ciudadano del cielo. Su religin, su poltica, su moral, todo es del cielo. Un cristiano es un hombre celestial caminando sobre la tierra, cumpliendo todos los deberes propios como padre, como esposo, como hijo, como siervo. Es cristiano; no es un monje, un asceta ni un ermitao; l es volvemos a repetir "un ciudadano del reino de los cielos", un hombre espiritual, est en el mundo, pero no es del mundo, es un extranjero, su residencia est lejana. Un cristiano est en el cuerpo por el hecho de su condicin, pero no est en la carne. El cristiano es un hombre en Cristo.
(C.H.Mackintosh / Condensado) En nuestro prximo nmero: El hombre de Dios, tercera y ltima parte de este estudio.
En la Edad Media, el amo de una propiedad en Inglaterra yaca en su lecho de muerte. Llam entonces a un siervo al que saba cristiano piadoso y le dijo: Me muero, Jim. No estoy seguro de ir al cielo. Puedes decirme qu debo hacer? El anciano y prudente siervo conoca el orgullo de su amo y dijo: Seor, si quieres ser salvado, tienes que ir al chiquero, arrodillarte en el fango, y decir: Dios, ten misericordia de m, pecador. El amo dijo: No me es posible hacer eso. Qu diran los vecinos y los siervos? Una semana despus volvi a llamar a su siervo, y dijo: Jim, qu dijiste que tendra que hacer para ser salvo? El viejo siervo respondi: Seor, tienes que ir al chiquero. El amo dijo: He estado pensndolo, Jim, y estoy dispuesto a ir. El siervo entonces dijo: Seor, no tienes que ir, realmente. Basta con que ests dispuesto.
Escarmiento
Un hombre que viva cerca de mi hogar iba a comprar una vaca. Era un cristiano y al encontrarse con unos amigos cristianos les inform que iba en camino a comprar una vaca a una poblacin distante un par de kilmetros de donde estaban. Sus amigos cristianos sugirieron que debera decir: Si es la voluntad de Dios comprar una vaca. A lo que el hombre respondi: No, yo tengo el dinero en el bolsillo y voy a comprar una vaca. Pocas horas despus, aquel hombre volvi por el mismo camino. Estaba ensangrentado, magullado y con la ropa hecha jirones. Lo haban asaltado los ladrones, al saber que llevaba dinero en el bolsillo. Sus amigos le preguntaron: A dnde vas ahora? El hombre contest: Voy a casa si el Seor lo permite. (Citadas por Billy Graham)
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La breve historia de Ana, la profetisa, es una figura de Israel y tambin del hombre contemporneo.
Gloriosa redencin
Estaba tambin all, Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues haba vivido con su marido siete aos desde su virginidad, y era viuda haca ochenta y cuatro aos; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de da con ayunos y oraciones. Esta presentndose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln. (Luc. 2:36-38).
ste es un cuadro maravilloso en la vida de Jess. Por primera vez desde el nacimiento del nio, Mara se presenta en pblico. Han transcurrido apenas cuarenta y un das desde que Jess naci en Beln, y de acuerdo a la ley de Moiss (Lev. 12:1-8), ella deba ofrecer a Dios sacrificios de purificacin en el templo de Jerusaln. Entonces se present aquella ancianita Ana dando gracias a Dios y hablando despus del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln. Sin duda, la palabra que rene el pensamiento central de estos versos es: redencin; trmino que est relacionado con rescate, libertad, librar, pagar, cancelar. En el caso de Ana, especialmente, redencin de su familia dispersa; libertad de la opresin de los enemigos de su nacin; rescate de la vergenza de su viudez, soledad y angustia. Cuando analizamos la vida de Ana, con los pocos aunque suficientes antecedentes que nos son proporcionados, podemos profundizar en el real significado de la palabra redencin, y a la vez encontrar que no haba persona ms apropiada para hablar de ella en ese momento, que esta viejecita. El evangelista Lucas deja ver varias caractersticas que son de mucha utilidad, de las cuales hay tres que sobresalen: 1. Su tribu. 2. Su avanzada edad. 3. Su viudez. 1. DE LA TRIBU DE ASER, SU IDENTIDAD Aser era una de las diez tribus perdidas de Israel. En el ao 721 a.C., el rey de Asiria ocup Samaria, y deport a ms de 27.000 israelitas de los territorios del norte y de Transjordania. De tal manera ejecut la deportacin que ellos casi perdieron su carcter de israelitas. Con el paso del tiempo, quedaron esparcidos por todo el territorio que lindaba el Mar Mediterrneo, y se mez-
claron con otros pueblos. La unin caracterstica de las familias y tribus judas se perdi. (De eso da cuenta Hechos 2:9-11 y 1 Pedro 1:1). Los judos de las diez tribus sufrieron una crisis de identidad que afect su sentido de pertenencia. Desperdigados y disgregados en tierra extraa, aunque tuvieron como vecinos a israelitas, no necesariamente eran de su misma tribu, y Ana haba padecido sus consecuencias. Crisis de identidad Uno de los ms grandes problemas de las ltimas dcadas, y quizs de todo el siglo XX, sea la vida solitaria en que viven millones de personas en esta denominada sociedad modernista. Podemos estar rodeados de mucha gente, e interactuar con ellos, no obstante se siente que hay mucha soledad, y carencia de una verdadera amistad. Esto provoca en el hombre sentimientos de tristeza y amargura, que en casos extremos puede desencadenar una tragedia. Ahora bien, si eso pasa en el hombre en su ambiente familiar, a nivel natural y humano, cunto ms ser en el mbito espiritual? Si el hombre, que posee espritu para estar ligado al Dios que es Espritu, permanece separado de l, cul ser el sentimiento interior de alejamiento y soledad frustrante al estar lejos de su Creador? Cuando una persona no tiene a Dios por Padre, ni a Jesucristo como su hermano mayor y amigo, ni al Espritu Santo como su Consolador, inevitablemente est destinada a vivir una especie de prdida de identidad. Es por eso que se han levantado grandes voces en la historia diciendo: Quin soy yo? De dnde vengo? Para dnde voy?. Es el grito de un hombre perdido, confundido, que no sabe quin es, de uno que ha perdido su verdadera identidad. Por qu luchan todos los hombres? Por qu cada da se levantan para realizar su quehacer cotidiano? Ah, ya sabemos...!,
se nos dir: para mejorar nuestra situacin econmica, para alcanzar las metas propuestas, para ser felices, etc. Miles de explicaciones. Pero cabe preguntar: Una vez alcanzadas las metas y habiendo superado todas las barreras, se habr quitado aquel sentido de soledad y prdida de identidad? Creemos que no, porque es permanente, y no tiene cura hasta que se encuentra con Dios. El nico que puede ofrecer y sustentar para siempre una relacin de verdadera compaa, paternidad, proteccin, amistad y amor, es Dios, el Padre. Pues l nos ama entraablemente, al extremo que dio a su Hijo por todos nosotros llevndolo hasta la muerte y muerte de cruz. En realidad, si hay alguien que ama, ese es Dios. Cuando una persona conoce a Dios y pasa a ser su hijo, el sentido de prdida de identidad se esfuma. Cuando uno conoce a Dios como Padre, entonces se acallan las voces de confusin y comienzan a fluir cnticos de alegra y regocijo verdadero, porque se ha producido el milagro del encuentro del hombre con su Creador. Por qu se regocij tanto Ana la profetisa al ver a Jess? Porque en l, Dios se ha dado a conocer a los hombres. Jess es la imagen del Dios invisible, y al recibirle en el corazn se establece la comunin con Dios. Ana conoci en el templo que Jess era el Cristo, el Hijo de Dios, el redentor del mundo; por eso no dejaba de hablar del Nio y de la redencin. Qu debemos hacer? Abrirle la puerta del corazn a Cristo Jess. 2. SU AVANZADA EDAD, LA HISTORIA DE ISRAEL Ana tena 84 aos de viudez, y haba vivido 7 aos con su marido, lo que suma 91 aos. La edad para casarse en esos tiempos era entre 12 y 17; en suma, tena entre 103 y 108 aos de edad. Con esa cantidad de aos encima saba perfectamente toda la historia
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de Israel. Le haba tocado vivir una parte importante de ella, como el perodo de la toma del poder por el imperio romano, por ejemplo. Los judos como pueblo haca ya unos 700 y ms aos que estaban viviendo desdichas, por cierto a causa de sus propios pecados. Primero vinieron los asirios. Luego en el ao 605, 597 y 586 a.C. los babilonios hicieron estragos en ellos al atacar Jud, destruyendo incluso el templo y la ciudad de Jerusaln. Llevaron gran cantidad de cautivos a tierra extraa, al oriente, donde los israelitas no podan elevar cancin a su Dios. Al cabo de 70 aos se les permiti regresar a Jerusaln. Muchos de ellos volvieron, y con temor levantaron las murallas de la ciudad y restauraron el templo. Pero no vinieron tiempos muy buenos, porque los imperios Medo-Persa y Griego tomaron el poder de la regin convirtiendo a los hijos de Israel en sbditos nuevamente. Y as siguieron hasta los das de Ana, en que ellos estaban sometidos al poder poltico de turno: el imperio romano. En realidad, ellos clamaban a viva voz por un redentor. Es por esta razn que Ana no dejaba de hablar del nio y de la redencin. Dios haba prometido a travs de los profetas, que Israel volvera a ser nacin reunida en su tierra y, que los enemigos nunca ms la someteran. Se constituira en Israel un Rey justo, que reinara sobre todas las naciones del mundo. l defendera la causa del afligido, dara de comer al necesitado y traera completa paz y justicia, manifestando misericordia y amor para con su pueblo. Ana vio a Jess y conoci que ste era aquel varn designado en los profetas para ser el Rey de Israel. Pero qu pas? Ana muri en la esperanza de ver la realidad cumplida de aquello. Jess fue crucificado, y el pueblo de Israel, en el ao 70 d.C., fue saqueado en su capital Jerusaln por el general romano Tito. Aparentemente no se cumpli lo que estaba predicho, porque Israel nunca ms desde el ao 721 a. C. y hasta el siglo XX volvi a ser nacin. Pero debemos decir que Dios es fiel y cumple sus promesas. Porque es precisamente ante nuestros ojos que Dios lo est haciendo hoy. En el ao 1948, el 12 de mayo, Israel se constituy en estado soberano. Desde entonces, da tras da vuelven los judos a su tierra desde diversos pases. Que pasar? Es necesario que Jesucristo reine sobre ellos y desde Jerusaln para todas las dems naciones de la tierra. Eso est por suceder muy prontamente. Cada da vemos con asombro cmo las naciones vecinas de Israel demuestran enemistad con el pueblo judo. Siria, en estas semanas, quiere que se le entregue los altos del Goln. Los Palestinos liderados por Yaser Arafat, presionan en todos los palcos polticos del mundo para que Israel abandone la franja de Gaza y otras zonas. As se levantarn otras naciones para batallar contra Israel con la intencin de echarlos de su territorio. Qu ocurrir entonces? Se cumplir la palabra escrita tambin en los profetas. Israel, acorralado, pedir auxilio a Dios y Dios los ayudar enviando a Jess desde los cielos para librarlos de la mano de sus enemigos. Entonces se cumplir la palabra que est escrita vendr de Sion el libertador que apartar de Jacob la impie-
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las necesidades de la vida. Tocante a la viudez haba una provisin en la ley de Moiss: cuando falleca el esposo, un hermano de l deba casarse con la viuda. Ahora, si no haba tal hermano o ste ya estaba casado, entonces deba ocupar su lugar un primo, o un pariente cercano del difunto marido. Todo eso para guardar descendencia de la familia del esposo (Deut. 25:5-6). Pero, en el caso de Ana, parece que no hubo ni lo uno ni lo otro. Lucas nos dice que cuando Ana vio a Jess, dio gracias a Dios, y hablaba acerca del nio. Por qu? Porque como profetisa, ella supo que estaba en presencia del Mesas redentor. Su fe se encendi rpidamente, pues vea sus anhelos de compaa que por muchos aos dese, en la realidad de ser cumplidos all mismo. Como persona, ella nunca ms se sentira sola. Haba estado desdichada, sin proteccin de marido; pero he aqu el Redentor del mundo, aunque era nio an, causaba gozo y alegra a los desdichados. Si bien es cierto que cuando alguien contrae matrimonio, pasa a formar una sola carne con su cnyuge, es ms cierto an que cuando una persona se une a Jess recibindole en el corazn, un espritu es con l. Es una unidad perfecta. Haca 84 aos que Ana no tena marido, estaba humanamente sola, pero aqu se encontr con Jess, quien ms tarde dijo: He aqu yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). En realidad, la compaa de Cristo Jess en el corazn de los creyentes es algo preciossimo, es un consuelo eterno y un gozo eterno. Un marido para una mujer o viceversa, una mujer para un hombre, puede ser una alegra y un gozo permanente, pero no deja de ser terrenal, o sea, dura esta vida y no ms. Aunque sea un matrimonio de mucho avenimiento y abundante amor, nunca podr ser de la talla de la unin de una persona con Cristo. Quien posee a Cristo Jess, est plenamente consolado y, como dice el salmista, en la presencia del Seor hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre (Salmo 16:11). Ana, en su viudez, representa a todo ser humano que vive sin Dios, sumido en dolor y desesperanza. La figura de un marido que todo lo suple puede parecer muy humillante para la soberbia y autosuficiencia humana. Sin embargo, ante Dios nos conviene caer de rodillas, reconociendo nuestra necesidad extrema. Le ocultaremos a l nuestro fracaso? Con todo, el Seor espera que nos volvamos a l, Fuente de agua viva, el eterno Consolador. Recbale hoy mismo. Jess dice: El que a m viene, no le echo fuera.
Dios no olvida a ninguno de los hombres, y l quiere sacar de encima de nuestros hombros a los enemigos que nos han tenido cautivos.
dad (Romanos 11:26; Isaas 59:20; Zac. 12:8-9). Ana tena toda la razn, Jess es el Redentor no tan slo de una persona, sino de una nacin entera que pedir su ayuda. Ahora ms que nunca estamos cerca de que todo esto se haga realidad. Lo que los judos crean posible con el primer advenimiento del Mesas ser posible en su segunda venida. Qu queremos? Que se rompan los cielos y aparezca la seal del Hijo del Hombre, y regrese para reinar de mar a mar y con justicia y equidad! (Sal. 72:8; Zac. 9:10). Es comprensible el inmenso gozo de Ana: ella estaba viendo con sus propios ojos y palpando con sus propias manos al Rey que gobernar a Israel y a toda la tierra. Al final de la Biblia en Apocalipsis 7:6, Dios corre el teln para que veamos sus propsitos consumados para con la tribu de Aser. All se ve la tribu perfectamente reunida, y Dios sealndola como una que permanece en su memoria para bien. Dios no olvida a ninguno de los hombres, y l quiere sacar de encima de nuestros hombros a los enemigos que nos han tenido cautivos. Llammosle vicios, pecados, fracasos, vergenzas, ataduras, angustias, amarguras; sea lo que sea, tenga el nombre que tenga, Dios quiere hacernos completamente libres. Quiere serlo usted? 3. SU VIUDEZ De acuerdo a los datos entregados, podemos deducir que Ana qued viuda entre los 20 y los 24 aos de edad. Sin embargo, Dios ha hecho provisin para cada una de
AGUAS VIVAS *Qu ocurre con el creyente que ha perdido el sentimiento de la presencia de Dios? *Una palabra para los cados, y una solemne advertencia para los que estn al borde del precipicio.
a vida del cristiano pareciera ser un remanso de aguas quietas. Sin embargo, no es as. Si bien es cierto que el Seor puso un ro dentro del creyente, hay veces en que ste se seca. Cuando un hombre o una mujer se convierte a Jesucristo, por la maravillosa gracia de Dios, todo su ser experimenta un poderoso milagro. Su vida es transformada, sus pecados son perdonados, y su ser interior su espritu se convierte en un torrente de vida y gozo. Su sequa es decir, su insatisfaccin espiritual desaparece. El vaco de su alma ha sido llenado. No obstante, tal como Pedro que, al caminar sobre el mar, se comenz a hundir, el creyente, que tambin camina sobre su propio mar tempestuoso, comienza a tambalear en su senda. Entonces, de pronto, el gozo da lugar a la tristeza, la paz a la afliccin, la fe a la incertidumbre, la satisfaccin del alma a la ms profunda frustracin. El ro de Dios se ha secado. Tan pronto esto ocurre, el hambre reaparece, la sed vuelve a resecar los labios, y la insatisfaccin retoma las riendas del alma. Todo resulta mal, y se vuelve al revs, como antes. En el entorno, las personas se vuelven antipticas y hasta odiosas (tal vez l mismo lo ha sido primero, pero no se da cuenta), los amigos le traicionan (es que l lo hizo antes, pero no se dio cuenta), Dios le ha olvidado (bueno, para ser sinceros, es l que se ha olvidado de Dios), el trabajo se torna intolerable (lo hace todo de mal humor) y el descanso es inspido (cmo no, si est enojado con los nios, con la esposa, con el vecino y con el jefe). La causa de esto es muy simple, pero an as, muchos hijos de Dios no son conscientes de ella. El Seor Jess dijo: Si alguno tiene sed, venga a m y beba ... de su interior corrern ros de agua viva (Jn. 7:3738). La sed es una necesidad bsica. La sed del alma mejor, del espritu lo es an ms. Esta sed no tiene ninguna posibilidad de ser saciada de otra manera que no sea en Cristo y por el Espritu de Cristo. El creyente que ha perdido el sentimiento de la presencia de Dios, y que se ha olvidado de que Dios es suficiente procurar apagar su sed con un agua que no sacia, y escapar del desierto con paliativos intiles. Esta sed se expresa de muchas maneras,
cientemente poderosa como para hacer acallar por algn tiempo sus reclamos). Y se lanzan, al principio, con guante blanco, logrando algn pequeo xito que tranquiliza su conciencia. Pero bien pronto se sacarn los guantes para usar las mismas armas y argucias que todo el mundo. Finalmente, caern como vctimas indefensas en el altar de Mamn el dios Dinero, para sacrificarle todos sus suspiros, sus desvelos, sus horas y das ms preciados, y sus talentos. En otros casos, el corazn del creyente se derrama en el altar de la poltica, que suele vestirse del ropaje de los altos y nobles ideales, del servicio al prjimo, de la generosa abnegacin. O bien puede fascinarse con las luces del xito artstico, en la voz melodiosa, en el llamado de los escenarios, en la televisin o el cine. No diremos nada de las primeras motivaciones, aquellas que dieron el primer impulso soador y, tal vez, voluntariamente ingenuo. Sin duda, eran las mejores. Pero s podemos decir mucho de las segundas y ms de las terceras, cuando ya el corazn est embarcado, y los lazos atan tan fuertemente que no dejan opcin de volver. A esa altura, o bien el alma fue ya seducida para seguir aparentemente dichosa a un dulce cautiverio, o bien comienza a pagar el precio del dolor y la frustracin de la fe que es hostigada y amenazada de extincin. El consumismo Otro de los paliativos de la sed espiritual es el consumismo. El alma del cristiano lo apetece todo, su corazn no descansa. Los lugares de paseo ya no son los jardines y los parques junto a su familia: ahora son los malls y las grandes tiendas. Da tras da se van acumulando cosas, objetos que van quedando arrumbados, que han satisfecho de manera efmera el hambre de una hora o de un da, y que despus se olvidan en un rincn. El consumismo trae consigo ms trabajo. Como las deudas crecen, hay que sumar horas extraordinarias, muchas horas extraordinarias! Hay que trabajar el equivalente a dos o tres personas para poder sostener la carrera consumista! Las deudas son penosamente amortizadas a costa del pan del reposo y de la paz. Si por desgracia el creyente tuvo una infancia pobre, entonces le parecer que el hambre vuelve a llamar a su puerta. El deseo frustrado de ayer servir de poderosa excusa para no tener ninguno hoy, y, mayormente, para que sus hijos tampoco lo tengan. Esa le parecer la mejor prueba de una buena paternidad. Entonces se esfuerza por esconder sus temores con toda suerte de provisin; procurar llenar todos sus sueos frustrados de juventud, y ahogar to-
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dos los traumas infantiles con juguetes que a su tiempo eran excusables, pero que ahora parecen pequeos monstruos desfigurados. Entretanto, va atosigando a sus hijos con cuanto embeleco cae bajo su vista. stos, que tampoco lo hacen mal pidiendo, hallan abierta la puerta para concretar sus ms locas fantasas. El creyente que cae en esa carrera, puede cometer las ms grandes torpezas. A su paso, va dejando cardos que despus herirn su propio pie, al regresar. Contrae compromisos que no podr cumplir, se enreda en negocios que ms tarde le oprimirn el alma. Cunto de ese camino deber desandar despus con el desgarramiento del fracaso y el vaco interior! Cuntas deudas contradas en un momento de insatisfaccin hipotecan cual tenazas la vida de muchos cristianos! Un creyente en estado de insatisfaccin del alma es peligroso. Despus de haber bebido de los torrentes divinos no se contentar con cualquier cosa. Nada podr emular el dulce frescor de las aguas salutferas que fluyen del trono de Dios. Sin embargo, en su necedad, seguir buscando en los lugares donde no la encontrar, y donde, en cambio, hallar slo las amargas aguas de Mara. (Ex.15:22-26). El creyente en estado de insatisfaccin no es capaz de esperar los tiempos que Dios ha dispuesto para cada cosa que legtimamente pueda necesitar: l quiere de inmediato esa casa, no importa su costo (de pronto se torna insoportable el arrendador actual), ese auto (ste es anticuado), aqul vestido (ste est fuera de moda). Para eso estudi, y obtuvo un buen ttulo. Para eso trabaja, gana dinero, para eso se esfuerza. De pronto, en la cima de la locura, piensa que no hay nada mejor, para saldar su deuda de amor con su esposa y con sus hijos, nada mejor que un descomunal regalo, caro, intil, pero espectacular, que deje sorprendido a medio mundo ... a tres o cuatro aos plazo! El placer Hay otro camino tanto o ms tenebroso que el anterior. Es lo que podramos denominar la espiral del sibarita (o del gozador refinado). Est a la vuelta de la esquina, esperando. Puede comenzar con la comida, que se transforma, de una comn necesidad, en una fuente de placer. Primero un pequeo exceso, luego un plato ms fino, ese de sabor distinto, tan de buen gusto. Tal vez haya que visitar algn restaurante elegante. Son tan burdas las comidas caseras, tan tosco el gusto de las legumbres! La puerta de la crcel comienza a abrirse para recibir a un nuevo recluso! Con la comida viene la bebida: algn buen vino, y ms tarde, un licor probado a hurtadillas, esa mezcla dulzona de bebida y alcohol. Total, hay libertad! Nadie me puede juzgar porque Dios me ha hecho libre! Bendita libertad de los hijos de Dios! La bebida va poco a poco abriendo las compuertas al sensualismo, hasta desembocar en una conciencia embotada, en un ejercicio desbocado del alma. Los anhelos del Espritu son apagados, sus advertencias ya no se oyen, las defensas del alma han cado. La puerta se cierra detrs del iluso creyente! Pero an hay ms. Est la entretencin de la vista que se solaza con lo mucho que hay para ver. La televisin, el buen cine. Comenzamos con las pelculas, primero aquellas que llevan la etiqueta de serias (documentales, aqulla basada en la vida real, mejor si se trata de una tragedia, quin no encontrara justificado verla?). Luego, vendrn otras. Al principio, una pelcula con alguna escena fuerte puede incomodar, pero luego, el comprobar que todas las traen, nos convence que es la norma. Todos nos acomodamos a la norma, tarde o temprano. Se dice que una rana que se echa sobre un recipiente de agua hirviente, huir de l (o lo intentar, al menos); pero si se pone una rana en un recipiente cuya agua es lentamente calentada muere sin atinar a escapar. No percibe el cambio mortal de la temperatura. As nos ocurre tambin a nosotros. Nos acomodamos a todo. Adems, este es el cine de nuestros tiempos! No podemos ser extemporneos, pertenecemos a una sociedad altamente desarrollada, que ha roto sus tabes, sus remilgos de provincia. Es la aldea global. En esta gran aldea, lo que sale de Hollywood ya lo tenemos aqu Es maravilloso! Vamos a la par con los tiempos y con las naciones desarrolladas. Con el cine provocativo y sensual se desata el ansia de placer. Entonces, la plcida vida matrimonial parece tan rutinaria, tan disonante con el trfago del placer nuevo de
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cada da. Una bella figura en la pantalla gigante, (o en la pequea pero cercana pantalla del televisor) es tan rutilante, que las ajadas figuras de los seres que le rodean parecen plidas sombras. Pronto, casi sin que l se d cuenta, llegar la sonrisa cmplice de la compaera de trabajo, o vendr la propia bsqueda de la amiga de ocasin, el secreto desliz. Cun dulce es el vino hurtado! La puerta de la crcel acaba de ser cerrada con siete llaves! La triste cosecha La vida del cristiano ya no est en su mano. Ha vendido su libertad; ya es un esclavo. Entonces, el amo que ahora tiene le comienza a pasar la cuenta. Antes, cuando quiso atraerlo, le mostr el dulce fruto prohibido, y l lo comi con los ojos cerrados. Ahora debe pagarlo. Comienzan a cobrar vigencia los sabios principios bblicos, no atendidos antes: Todo lo que el hombre sembrare, eso tambin segar. El que siembra para su carne, de la carne segar corrupcin (Gl. 6:7-8). El ocuparse de la carne es muerte (Rom. 8:6). Entonces los negocios comienzan a tropezar, las inversiones no resultan ser tan rentables, las pequeas argucias que contravienen una que otra norma legal son descubiertas, los crditos se cierran, la empresa amenaza con caer, y aun cae, y de manera tan estrepitosa, que bien puede dar con el flamante proyectista de negocios en la crcel. Entonces, el desbocado sibarita se siente sobrepasado por el desenfrenado recreo, se enferma del estmago (o de algo peor), se llena de deudas, de varios kilos de ms, y de una insatisfaccin tan grande como la ltima locura, aquella que rebas el vaso. Entonces, el cristiano sensual, despus de haber hallado la mujer de su vida y de haberse separado de su esposa, dejado a sus hijos sin padre, y abandonando todo pudor, cae en los linderos mismos del infierno. Entonces el pujante empresario, el cristiano exitoso, y el sensual catador de placeres sienten que han cado muy bajo. Tanto, que sus propios amigos impos, aun aquellos ateos que nunca han tenido el nombre de Jess en sus labios, le llaman la atencin. Entonces comienzan a mirar hacia atrs, ms all de esta tormenta que se ha desatado, y ven, en recuerdos que son como chispazos, los das en que se sentan limpios, frescos con el roco del monte de Dios. Los das en que miraban a los ojos a sus hijos, y se rean con las cosas simples, y tenan en Dios su fortaleza. Ahora ha llegado al da de las algarrobas (Lucas 15:16). El dueo de los puercos le
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Un creyente en estado de insatisfaccin del alma es peligroso. Despus de haber bebido de los torrentes divinos no se contentar con cualquier cosa.
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Laodicea, como Efran en das del profeta Oseas, presentan similares caractersticas.
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La causa de la confusin de Laodicea es su ceguera. En efecto, tal vez ese sea su mayor problema. La ceguera impide que el hombre vea. Y si no ve, presume lo que no es. Este desconocimiento de su real condicin es algo dramtico, y muchas veces trgico. El presumir que somos ricos cuando en realidad somos pobres; el presumir que somos bienaventurados cuando en realidad somos desventurados; el presumirnos como iluminados cuando en realidad somos tenebrosos; el presumirnos como ataviados cuando en realidad estamos desnudos, constituye la mayor de las desgracias de un creyente y de una iglesia. La ceguera de Efran Los rasgos de Laodicea no son nuevos en la Escritura: En tiempos del profeta Oseas, Efran, es decir, el reino del Norte, Israel, los mostraba. Israel en tiempos de Oseas era Laodicea de los tiempos novotestamentarios. Oseas dice de Efran: Devoraron extraos su fuerza, y l no lo supo; y aun canas le han cubierto, y l no lo supo. (7:9). Hay algo que Efran no sabe. Efran presume de muchas cosas, pero no conoce su real condicin. El piensa que tiene fuerza, pero extraos lo han devorado; piensa que es joven, pero ya le han salido canas. Cunto hace que no se detiene a mirar al Seor? Slo en la luz de l vemos la luz. Los que dejan de mirarle en la hermosura de su santidad, y con un espritu contrito, no conocern su real estado. Como Sansn, que no saba que ya Dios se haba apartado de l y presuma ante los filisteos, para su mal (Jue. 16:20), as tambin Efran no sabe que, por haber roto el voto de su nazareato, ahora es un hombre comn, que no tiene fuerzas. Las canas son seal de vejez, de debilitamiento Cmo no darse cuenta de que han comenzado a salir? Es que est como enamorado de s mismo, y vive en la esfera de su estrecho crculo personal. No se ve a s mismo de otra manera que como se quiere ver. Es que Efran hace mucho que no se mira al espejo. Ha olvidado al Seor y su palabra. Como aqul hombre natural que, luego de
mirarse al espejo inadvertidamente olvida cmo era, l tampoco mira atentamente en la perfecta ley (Stgo. 1:23-25). El no percibe su real estado. Cuando G. Campbell Morgan comenta el pasaje de Oseas 7:9b (y aun canas le han cubierto y l no lo supo), en su libro El corazn de Dios, habla acerca de la decadencia inconsciente, que explica as: Con frecuencia no sabemos descubrir por nosotros mismos las seales de decadencia que estn patentes a los ojos de los dems, y seguimos en nuestro camino, inconscientes vctimas de una fuerza que se disipa y que llega a estar moral y espiritualmente debilitada, sin saberlo. Estamos ciegos ante las seales que a los ojos de quienes nos miran son evidentes y bien visibles. No hay condicin ms peligrosa para nuestro bienestar espiritual, que este tipo de decadencia inconsciente. Luego cita la desdichada condicin del pueblo de Israel tal como se advierte en Malaquas, que a cada argumento de Dios, responde: En qu?. A ellos les han salido canas en la cabeza, y no se han dado cuenta. No son conscientes del deterioro moral, de la lasitud en los niveles de santidad, de la prdida de los estndares normales de un hijo de Dios. Las riquezas Efran presenta otro extraordinario parecido con Laodicea. Citamos de nuevo a Oseas: Efran dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para m; nadie hallar iniquidad en m, ni pecado en todos mis trabajos. (Oseas 12:8) Aqu se habla de dos asuntos: de las riquezas, y de la justicia propia. Efran dice he enriquecido, he hallado riquezas para m, en tanto Laodicea dice: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad. Ambos hablan en primera persona, de modo que se ha de entender que las riquezas son producto de su inteligencia o artificio. Efran dice he hallado, lo cual nos sugiere gratuidad en el logro. Laodicea dice: me he enriquecido, y nosotros sabemos por las palabras del Seor a continuacin que esas ri-
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quezas son producto de su esfuerzo. Por eso el Seor le dice: Yo te aconsejo que de m compres oro refinado en fuego para que seas rico. Las riquezas que valen son: a) de Cristo, y b) se compran por su precio. Hay algn cristiano que se considera rico, y que tal riqueza proceda de s mismo? Si es as, qu precio tuvo que pagar por ella? Cunto tuvo que invertir para conseguirla? Dnde la consigui? Cunto le cost? Las verdaderas riquezas consisten en oro, pero no cualquier oro, sino el oro refinado en fuego. De donde se deduce claramente que est de por medio la afliccin y el sufrimiento. Est la paciencia en medio de la tribulacin. La justicia propia Efran dice: Nadie hallar iniquidad en m, ni pecado en todos mis trabajos. A Laodicea se le dice: T eres un desventurado, miserable ciego y desnudo. Efran y tambin Laodicea han asumido una postura de justicia propia, muy contraria a la realidad. Opinan muy bien de s mismos, pero Dios ve algo muy diferente. Qu tremenda desgracia es para un hijo de Dios pensar bien de s mismo cuando el Seor est reprobando su actitud y conducta! La justicia propia no necesariamente es una postura deliberada y consciente. Bien puede haberse introducido furtivamente en el corazn del creyente. En sus comienzos fue pobre, y se saba pobre. Se humill delante de Dios y Dios le tuvo lstima y oy su
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clamor, y le concedi riquezas. Luego, se vio engalanado con ricos dones, recibi las alabanzas de todos, y, en su necedad, lleg a pensar que tales dones le haban sido otorgados porque era una clase especial de persona. Y as va surgiendo la justicia propia. As, una justicia imputada, viene a transformarse en una justicia propia. Este es el tercer rasgo de Laodicea que nos presenta Efran. No es nuevo el sndrome, ni est circunscrito a un sector determinado de la cristiandad. Ronda constantemente alrededor de todo hijo de Dios, para inducirle a pensar bien de s y mal de otros. Que el Seor nos libre de tan venenosa actitud y presuncin. Que, por la gracia de Dios, seamos hallados libres de tal enfermedad.
mira con hostilidad. Su frente est cansada; su dignidad pisoteada. Ante sus propios ojos, ya no es mucho lo que valen. Entonces, ms de una vez, como un flecha, se cruza por su mente una extraa idea, una solucin extrema, que no es ninguna solucin, en verdad. El retorno Entonces, el poltico cristiano, cansado, vaco hasta ms no poder, traicionado y vendido por las sucias reglas del juego; el artista cristiano, fracasado en su afn de celebridad; en fin, el otrora exitoso cristiano vuelve en s, y se ve abandonado (no porque lo hayan abandonado, sino porque l abandon), marginado, seco como yesca, con su alma clamando a gritos desde el infierno en que se encuentra, pidiendo a Dios que le enve a algn Lzaro con un poco de agua para que moje su lengua. Entonces, recin comienza a pensar en lo impensable. El retorno ya se asoma como una posibilidad, y deja de parecer humillante, antes bien, se trueca en esperanza, en el dulce gozo del abrazo del Padre, y la tierna acogida de los hermanos. (No hay otro camino que la prdida del orgullo para ganar el perdn). El perdn ser la primera gota de agua en este vasto desierto. Desde el fondo de su alma surge, entonces, un grito desgarrador, que es grito de arrepentimiento, de contricin profunda, y de auxilio. Es un grito dirigido a Dios y tambin a los hombres de Dios para que acojan su alma cansada, y le provean con el ungento del perdn. Un da nuevo hay ms all, un horizonte
ms amplio. Por entre las nubes se avizora un hermoso paisaje. Pero no vendr sin nubes de tormenta todava. Aun caern los rayos del justo juicio de Dios sobre el pecado largamente acariciado. Vendr aun la cosecha de muerte, el amargo fruto del desvaro: la deuda que tomar aos en pagarse, el hijo no esperado que acusar con su mirada limpia a un padre impuro, una causa con su nombre en algn juzgado, algn creyente desalentado, un hijo rebelde, una hija prematuramente embarazada. Pero ahora comenzar de nuevo a andar por la fe: hallado el gozo, comenzar a gustarlo de nuevo. Encontrar dulce el perdn, hermosa la hermandad, fcil y ligera la cruz de Cristo. Oh bendita gracia de Dios! Dos preguntas Pero hay un par de preguntas que no podemos soslayar: La primera: Cul fue la causa de su gran cada? Cul fue la causa inicial de sus torpezas en cadena? La respuesta a esta pregunta tiene mucho de extrao y espantoso! Y es que sus cadas tuvieron, no una gran causa claramente definible, no una excusa fcil de ver a la luz del da. No fue un gran torpedo que ech a pique su vida. Fue simplemente un pequeo desliz, una pequea falta de dependencia, un pequeo llamado del Espritu que no se quiso or a tiempo, una ocasin en que no se tuvo suficiente diligencia para doblar las rodillas. Tal vez todo comenz con un desgano para congregarse, con una diferencia de opinin con un hermano, con una oracin que no se hizo, con un llamado de auxilio que se apag en la garganta.
Tal vez, la causa pudo ser un secreto deseo impuro, una escondida mirada, un pecadillo que qued sin juzgar. Muy poco, en verdad, para tan gran descalabro y tan tristes consecuencias! La segunda: Era necesario? Suponiendo que todo sirvi, --aun lo peor que voluntaria o involuntariamente hizo suponiendo que todo ayud a producir el fruto apacible de justicia, un carcter ms tierno y misericordioso. Era necesario ese trgico paseo por el mortal infierno? No haba otra forma menos dolorosa de aprender la leccin? La leccin era necesaria, sin duda. Pero la forma, tena que ser as de ruda? Dios no necesita llevarnos al infierno para mostrarnos que quema. l dice que quema y eso debiera bastarnos. Todava habr, sin duda, muchos que debern pasar por su propio infierno, para que puedan conocer la cruda realidad de aqul otro infierno, el verdadero y terrible. Pero usted no tiene por qu ser uno de ellos. Antes que el ro se seque en su interior o mejor cuando su caudal empiece a menguar, vulvase a la Fuente. Vea qu diques ha puesto usted para dejar de recibir sus abundantes aguas, y qutelos. El ro de Dios no cesa de fluir, y Dios mismo ha dispuesto que ese ro pase por su corazn. No ponga compuertas, djelo que siga corriendo: es suficientemente abundante para que se sacie usted y aquellos que estn a su lado. No se conforme con menos. Usted es un hijo de Dios.
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I. POSICIN Y ESTADO. egn la ms ortodoxa doctrina que tambin es una preciosa revelacin nosotros los hijos de Dios tenemos una posicin gloriosa: estamos en Cristo. Estar en Cristo (ver artculo Un hombre en Cristo, pg. 5) es algo infinitamente superior a toda posicin en que pueda hallarse el hombre en esta tierra. Estar en Cristo es gozar de la bienaventuranza del Padre, segn la cual un hombre ha sido librado de la condenacin porque ya es salvo; ha dejado el mundo porque ya es de Dios; sus pecados han sido perdonados, pertenece a una nueva creacin; tiene un nuevo origen, tiene una nueva herencia y un nuevo y glorioso destino. Estar en Cristo es tener la vida eterna, increada, dentro del corazn. Es haber recibido gratuitamente un legado incorruptible. Es tener no slo lo que es de Cristo, sino tener a Cristo mismo. Estar en Cristo es mejor que estar en el pinculo de la gloria humana, o en la cima de la riqueza. Nuestra posicin en Cristo es invaluable. Jams despreciemos esta herencia, porque es la adquisicin de Cristo en el Calvario, por medio de su sangre preciosa, para nuestro bien y salvacin. Sin embargo, un cristiano ha de tener en cuenta si quiere caminar hoy rectamente delante de Dios no slo su posicin, sino tambin su estado. La verdad posicional, siendo un firme y seguro fundamento de nuestra fe, no desmerece ni invalida la verdad en cuanto a nuestro estado, necesario complemento de aqulla. La verdad acerca de nuestra posicin en Cristo es una verdad objetiva, porque es externa al creyente: se establece sobre la base de la obra consumada de Cristo Jess en la cruz del Calvario. Nadie puede aadirle ni quitarle: es absolutamente suficiente. En este sentido, la verdad posicional es nica e inmutable, como lo es tambin la posicin de todos los hijos de Dios, no importando su condicin particular. Otra cosa distinta ocurre con nuestro
estado delante de Dios. El estado del creCreyendo que el amor de Dios ha sido yente es subjetivo, particular y nico. Cada derramado en nuestros corazones, podemos uno tiene un diferente estado delante de llenarnos de juicio y aun de odio hacia los Dios, es decir, un diferente grado de consa- hermanos. gracin, de obediencia, una diferente mediCreyendo objetivamente que no somos da de fructificacin. de abajo, sino de arriba (y que estamos senNuestra posicin en Cristo asegura que tados en lugares celestiales) podemos vivir somos hijos de Dios, pero no asegura que, afanados en la tierra, amontonando tesoros de hecho, seamos hijos fieles. Nuestra posi- vanos. cin garantiza plenamente nuestra salvaCreyendo objetivamente que hemos sicin, pero no garantiza necesariamente que do justificados (es decir, hechos justos), povayamos a recibir la aprobacin de Cristo demos actuar como injustos. en su augusto Tribunal. Segn nuestra posiNo es todo esto una desgracia? No es cin tenemos vida eterna, pero segn nues- todo esto una ceguera y una vana presuntro caminar subjetivo podemos acceder al cin? reino de Dios, o bien quedar excluidos de l. An ms, el conocimiento mental y docLos hijos de Dios tenemos que conocer trinal de las verdades tocantes a la posicin tambin cul es nuestro estado presente, del creyente pueden llevarle a un manejo nuestro caminar subjetivo, si agrada a Dios tan hbil de las Escrituras, que bien pueden o no. tornarle absolutamente insensible e ignoPreocuparnos slo de nuestra posicin y rante respecto de su real estado delante de no de nuestro estado es riesgoso. Asimis- Dios. mo, ocuparnos slo de nuestro estado, sin Esta es la situacin de Laodicea. Ella diconocer nuestra posicin, es una prdida la- ce ser algo, pero el juicio del Seor sobre mentable. ella deja en claro que su situacin es muy Si nos preocupamos slo de nuestra po- diferente. sicin, podemos sumirnos en la tibieza, en Tal vez lo ms delicado de este desaforel relajo y la presuncin; podemos llegar a tunado nfasis, es que se pueda profesar sin pensar que lo tenemos todo, y no slo eso, Cristo y sin el Espritu Santo. Pasa a ser sino que tambin simplemente que lo sabemos un asunto de todo, y que no ne- Preocuparnos slo de nuestra posiconocimiento cin y no de nuestro estado es riesgocesitamos nada. doctrinal, paY as, puede so. Asimismo, ocuparnos slo de nuesra lo cual no ocurrir algo veres necesario tro estado, sin conocer nuestra posidaderamente lael Espritu. mentable: que te- cin, es una prdida lamentable. Atender slo niendo a Dios, llela verdad resguemos a perderpecto de la le, que teniendo a Cristo, lleguemos a ex- posicin y no del estado, nos vuelve insencluirle de nuestro corazn. Porque Dios sibles a la voz del Espritu, con la lamentahabita con el humilde de espritu, y con el ble consecuencia que resbalamos en el Caque tiembla a su palabra. (Isaas 57:15; mino sin darnos cuenta de ello. 66:2). Si no damos lugar al Espritu para que Creyendo que somos redimidos, pode- examine nuestra condicin presente, no samos caer descuidadamente en la apostasa. bemos en qu pie estamos! Pensaremos que Creyendo la verdad tocante a nuestra estamos regados, sin darnos cuenta que santidad perfecta en Cristo, podemos vivir estamos secos. cayendo en pecados morales. Esto es lo que significa deslizarse
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(Hebreos 2:1). Pensaremos que dos o tres verdades de la Escritura son el todo de Dios, y funcionaremos ciegamente en torno a ellas, descuidando lo ms importante de la ley. Si no tenemos el auxilio permanente del Espritu, de sus amonestaciones; si hemos perdido la capacidad de orle, entonces nuestro estado es de desgracia suma. Dios no podr obtener provecho de nosotros y no podremos hacer su obra. Conocer nuestra posicin y no nuestro estado es quedar a medio camino. Es tener la base de nuestro caminar (el mapa) y no hacerlo. Es como saber leer y no leer nunca; es tener la teora sin saber cmo proceder en la prctica. Es tener un doctorado en religin (doctrina, letra muerta), sin ser capaz de sentir el dolor ajeno a nuestro alrededor. Es tener conocimiento sin espritu. Y el conocimiento sin espritu nos vuelve tiesos, indciles para Dios. Dios nos libre de esta desgracia! Que Dios tenga misericordia de nosotros! pre destituido de la gloria de Dios. Muchas verdades puede haber en la mente de un hombre, pero si no estn en su corazn, no tendrn ningn efecto espiritual. Las verdades objetivas tienen que meterse dentro del corazn del hombre. Cmo puede ser hecho esto? Esto slo lo puede hacer el Espritu de Dios. Veamos un ejemplo: 1 Corintios 1:30 es un breve versculo pero que contiene algunas verdades trascendentes: Mas por l estis vosotros en Cristo Jess, el cual nos ha sido hecho por Dios sabidura, justificacin, santificacin y redencin. Aqu se dice que el Padre nos puso en Cristo. Este es un hecho eterno, anterior a la creacin del mundo (ver Efesios 1). Tambin se nos dice que Cristo ha venido a ser cuatro virtudes gloriosas para nosotros. Antes ramos necios, ahora Cristo es nuestra sabidura. Antes ramos injustos, ahora Cristo es nuestra justicia. Antes ramos inmundos, y comunes, ahora Cristo es nuestra santificacin. Antes estbamos perdiII. VERDADES OBJETIVAS Y VER- dos, muertos en delitos y pecados, ahora Cristo es nuestra redencin. DADES SUBJETIVAS. Maravillosas verdades! Creerlas es una La Biblia es un libro maravilloso. All bienaventuranza muy grande. Es tener el encontramos cmo Dios piensa, cmo sien- cielo abierto para nosotros, con todos sus te y como acta. No es un privilegio gran- tesoros insondables. Todo ello, en Cristo y por Cristo. de conocer a Dios as? Ahora bien, pudiera darse el caso que Sus pginas estn llenas de preciosas verdades, eternas, inmutables verdades. tales verdades no hayan llegado a ser una Por ellas no pasa el tiempo. El cielo y la verdad revelada, sino slo una verdad comtierra pasarn, pero mis palabras no pasa- prendida mentalmente, y aun aceptada a ese nivel. Qu ocurre entonces? En tal car, dijo el Seor (Mateo 24:35). Estas son verdades objetivas, indepen- so, tal verdad es una doctrina, pero no es vida. Es una sombra sin sustancia. dientes y externas al sujeto. Un hombre puede llegar a tener muchSin embargo, esas verdades tan grandes pueden no encontrar eco espiritual en el co- simas verdades de este tipo en su mente. razn del hombre, sino slo un asentimien- Puede tener un repertorio de verdades docto mental, un conocimiento doctrinal. trinales perfectamente ordenado, clasificaCuando esto ocurre, no tienen la capacidad das por categoras, por clases y subclases, y darle una estructude vivificar. ra muy racional, de Una persona Hay verdades eternas, gloriosas tal manera que topuede repetir que han pasado a ser verdades fosi- do sea perfectatoda su vida el mente comprensiCredo de los lizadas en muchos hijos de Dios; ble. Sin embargo, a apstoles que verdades maravillosas, capaces de nivel del Espritu contiene herno hay nada. mosas verdades transformar vidas, y revolucionar Si ese repertorio se tocante a Dios el mundo entero, pero que simpletransforma en un Padre, Hijo y mente son letra muerta. Es slo cosistema doctrinal, Espritu Santo entonces puede llesin que esas nocimiento que envanece. nar el corazn de verdades proese hombre de una duzcan necesariamente en su corazn un cambio de natu- vanidad muy grande. Por fin tiene el conraleza. Seguir estando lejos de Dios aun- sejo de Dios asimilado y metido dentro de que tenga el nombre de Dios en sus labios su sistema! Es como si la mente de Dios se todos los das de su vida. Nada eterno se hubiera reducido a su tamao, y Dios penproducir en su espritu, estar para siem- sase a travs de su pequea mente.
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Hay verdades eternas, gloriosas que han pasado a ser verdades fosilizadas en muchos hijos de Dios; verdades maravillosas, capaces de transformar vidas, y revolucionar el mundo entero, pero que simplemente son letra muerta. Es slo conocimiento que envanece. En tal caso, ese conocimiento es intil contra los apetitos de la carne. Slo la verdad vivificada por el Espritu y aplicada al corazn del creyente tiene la fuerza para producir un cambio de naturaleza, de vida, de actitudes, de conducta. Es slo el Espritu de Dios quien puede corregir esa distorsin. El Espritu Santo fue enviado para cumplir una misin fundamental. Estamos en la dispensacin del Espritu, y si no le dejamos actuar, estamos perdidos. Si los fariseos y escribas fueron hallados faltos porque se llenaron de la letra de la ley, olvidando su espritu en plena dispensacin de la Ley cunto ms en este da ser motivo de prdida el sumirnos en la mera doctrina, en la letra de la gracia? Es el Espritu y slo el Espritu quien nos puede socorrer para ser librados de esa cada. El amor es el indicador perfecto Cuando el corazn est vaco del Espritu aunque la mente est atiborrada de grandes verdades est vaco de amor y de piedad. Los dems no son ya prjimos y hermanos a los cuales amar, sino ignorantes, falsos y herejes a los cuales apartar y condenar. El amor debe ocupar un lugar central entre todas las virtudes del cristiano. Aun la verdad ha de sostenerse en amor. Efesios 4:15 dice: Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo .... Cmo saber si nos estamos deslizando hacia el enciclopedismo doctrinal, y descuidando lo ms importante de esta Vida? El amor tiene que hablarnos. Cuando el Espritu est apagado y contristado, el amor desaparece, porque el primero de los frutos del Espritu es el amor. Cuando el Espritu est contristado y el amor desaparece, las verdades escriturales adquieren tanta fuerza, que dejaremos fuera de nuestros dbiles afectos a todo aquel que no entiende esas verdades como nosotros. Qu prdida hay en todo este asunto! Pero tenemos oportunidad de volvernos a Dios! El Espritu est dispuesto a hacer su obra, si nosotros se lo permitimos! Que el Seor nos conceda la abundancia de su Espritu para escapar de las secas y ridas cuestas de la letra muerta, hacia la abundancia de las fuentes de agua viva, siempre fluyentes y refrescantes!
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l Espritu Santo es Dios. El Espritu Santo es, por lo tanto, una Persona con todos los atributos de tal. Es decir, piensa, siente, decide. Sin embargo, Dios se pone ms al alcance de nosotros, para que podamos as conocerle mejor. En este acercamiento a nuestra finitud y limitacin, Dios ha querido representarse a s mismo de manera clara y concreta. Y para ello, ha usado elementos cotidianos, cercanos a nosotros. As como el Seor Jess se nos representa en el pan y la copa, el Espritu tambin se nos revela, en su precioso ministerio hoy en los creyentes, con algunos smiles que veremos a continuacin. Veamos cun lleno de significado es cada uno de ellos. SELLO El Espritu Santo es el sello puesto en nuestro corazn, que asegura que somos posesin de Dios. (Efesios 1:13-14). A la manera de una marca indeleble, el Espritu Santo seala que nuestro corazn le pertenece a Dios, no importando nuestra condicin anterior, ni nuestra condicin presente. El sello de Dios asegura nuestro corazn. Ninguno que ha sido sellado por Dios podr perderse. Este sello indica, por tanto, la idea de propiedad (de Dios), y de seguridad de nuestra posicin delante de Dios. FUEGO Cuando Juan el Bautista anunci el ministerio del Seor Jess dijo, entre otras cosas, que l bautizara en Espritu Santo y fuego (Mateo 3:11). Esto se cumpli parcialmente en Pentecosts, cuando vino el Espritu sobre los apstoles y lenguas de fuego se aparecieron sobre cada uno de ellos (Hechos 2:3), y se ha seguido cumpliendo hasta nuestros das. Qu significa que el Espritu Santo sea fuego? El fuego purifica. Los metales nobles (y el creyente es precisamente eso) son purificados cuando son puestos en el crisol al fuego, y quedan as limpios de la escoria. El Espritu Santo nos hace pasar por pruebas, tribulaciones y situaciones altamente difciles para ser purificados de motivaciones impuras y de mezclas extraas. Qu ms significa? El fuego tambin es el denuedo del creyente lleno del Espritu. El fervor y arrojo de los apstoles luego de
Pentecosts es el ejemplo. Pese a las tribulaciones y amenazas, ellos predican la Palabra, la cual era confirmada con seales y prodigios de parte de Dios. En este sentido es como debe entenderse la exhortacin de Pablo a Timoteo: Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que est en ti por la imposicin de mis manos. (2 Tim. 1:6). Timoteo haba recibido el Espritu por la imposicin de las manos de Pablo, pero l deba avivarlo. El fuego de Dios puede ser avivado como tambin puede ser apagado. En la 1 epstola de Pablo a los Tesalonicenses dice: No apaguis al Espritu. (5:19). Esta expresin nos sugiere claramente la idea de fuego. Tanto la exhortacin en positivo a Timoteo como sta en negativo a los tesalonicenses indica claramente que este asunto de apagar o avivar el fuego del Espritu depende exclusivamente del creyente y no de Dios. Cmo se puede apagar y cmo se aviva? El creyente debe saber que todo lo que est asociado al mundo, como tambin todo pecado, apaga el Espritu. La incredulidad es un gran pecado, responsable de otros muchos, por tanto, es causal de apagar al Espritu. Por otro lado, todo aquello que pone al creyente en contacto ntimo con Dios, sea la oracin, la lectura o el or la Palabra de Dios, la comunin con otros creyentes, enciende el fuego del Espritu. Que nos libre el Seor de proceder en contra del Espritu y tenerlo apagado dentro de nosotros! El profeta Jeremas reconoca tener como un fuego ardiente metido en mis huesos; trat de sufrirlo, y no pude. (Jer. 20:9). Este fuego del profeta le libr de la apostasa. l trat de zafarse de la encomienda que Dios le haba dado, pero teniendo a Dios mismo el Espritu de Dios metido en sus huesos fue librado de ello. Oh, que muchos Jeremas se levanten hoy en medio de la apostasa que vivimos para que nadie renuncie a su llamamiento, ni reniegue de su fe, sino, antes bien, sean valerosos portavoces del testimonio de Dios! VIENTO Poco despus de la resurreccin, el Se-
or, estando con los discpulos, sopl sobre ellos, y les dijo: Recibid el Espritu Santo. El soplo de Dios. El mismo soplo de Dios que fue vida en la nariz de Adn (Gn. 2:7), fue aqu, para los apstoles el Espritu Santo. All en el Edn fue vida para el alma; aqu fue vida para el espritu. Este es el soplo del cual el Seor Jess habl a Nicodemo con estas preciosas palabras: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dnde viene, ni adnde va; as es todo aquel que es nacido del Espritu. (Juan 3:8). Soberano. Misterioso. As es el Espritu en su actuar. Este viento vivificador el Espritu Santo puede ser un viento recio o bien una suave y delicada brisa. En Pentecosts fue un viento recio que llen toda la casa donde estaban sentados. (Hech. 2:2). El viento recio es como el viento puelche que sopla en algunos lugares al sur de Chile. Su soplo es tan potente que se lleva las basuras arrojadas en las calles, barre el polvo y la arena, y todo aquello que no est suficiente firme. Aun las nubes en el cielo desaparecen llevadas lejos por el impetuoso viento, dejando el cielo difano. El Espritu Santo tambin hace una obra de limpieza as. Todo aquello que no est sujeto a Cristo es llevado lejos. Toda basura es quitada, toda impureza es barrida. Qu sanador es para el alma del creyente esta obra del Espritu Santo! Pero tambin el Espritu es como la brisa, y entonces viene a aquietar nuestro espritu con un silbo suave y apacible, tal como ocurri con Elas en aquella cueva del monte Horeb. Su espritu estaba agitado, su alma turbada. El celo de su corazn se haba encendido sobre el monte Carmelo, y ahora descenda al valle del temor. Entonces Dios hace pasar delante de l un poderoso viento que rompa los montes y quebraba las peas; luego un terremoto y un fuego, pero Dios no estaba ni en el viento, ni en el terremoto ni en el fuego. Dios vino, en cambio, como un silbo apacible y delicado. (1 Reyes 19:11-13). El viento apacible y delicado nos refresca en el da de la agitacin y el calor. Acaricia tenuemente nuestro rostro, y oxigena nuestros pulmones. Qu maravilloso es el Espritu de Dios! El Espritu conoce lo que ms conviene a nuestra alma, y as, segn sea el caso, vendr a nosotros para auxiliarnos.
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En Ezequiel 37 encontramos una hermosa alegora acerca del Espritu. All se muestra cmo, a la palabra de Ezequiel, hubo un ruido, y luego un temblor, y los huesos secos diseminados por el valle se juntaron cada hueso con su hueso. Luego, hubo tendones, ms tarde subi sobre ellos carne, y despus piel. Pero aclara no haba en ellos espritu. Entonces, al profetizar Ezequiel entr espritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies. Sin el espritu haba slo huesos, tendones, carne y piel, es decir, haba cadveres, pero no haba hombres. As ocurre tambin en muchos ambientes cristianos. Hay todo lo que usted pida en cuanto a expresiones de la naturaleza adnica, pero no hay mucho de la nueva creacin. Todo lo que no es del espritu, es de la carne. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espritu, espritu es. (Juan 3:6). El espritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espritu y son vida. (Juan 6:63). Mucho se ha pecado contra el Espritu, menospreciando su obra, olvidndole e ignorndole. Que el Seor derribe nuestra suficiencia para que tengamos al Espritu de Dios actuando libremente! AGUA Nadie conoce el verdadero valor del agua hasta que la sed le ha hecho doler el alma. Israel en el desierto sufri la sed as. Entonces Dios le hace brotar agua de la Roca. Ved ah un verdadero espectculo en medio del desierto: De una roca aparentemente igual a todas, fluyen ros de aguas, abundantes ros, capaces de saciar a una multitud de millones de personas. Pablo nos dice que esa Roca era Cristo (1 Corintios 10:4). Cristo es la Roca de la cual manan las aguas vivas. Junto al pozo de Jacob, l dio de beber a la mujer samaritana, y el agua que l le dio se transform en una fuente que salt para vida eterna (Juan 4:14). Dondequiera que l iba, daba de beber de esa agua a la gente. Hoy tambin es as. Cristo nos ha dado el Espritu Santo, y no lo ha dado por medida, para que lo disfrutemos en abundancia. En aquel ltimo y gran da de la fiesta en Jerusaln, el Seor Jess alz la voz y dijo: Si alguno tiene sed, venga a m y beba. El que cree en m ... de su interior corrern ros de agua viva. Y Juan agrega: Esto dijo del Espritu que haban de recibir los que creyesen en l; pues an no haba venido el Espritu Santo, porque Jess no haba sido an glorificado. (Juan 7:37-39). Estos ros fueron derramados en Pentecosts y an siguen fluyendo en los que creen en el Hijo de Dios. Las aguas vivas son diferentes del agua de un pantano, o de un pozo. Una agua estancada no tiene vida, no es limpia. Se amontonan las impurezas y se va formando sobre ella, y en su fondo, una costra de muerte. Las aguas del Espritu son vivas, es decir, fluyentes, frescas y puras como las de un manantial. El agua del Espritu regenera. En este pasaje de Juan 7 est claramente establecido cmo se recibe esta agua viva. Es preciso tener sed, luego, es preciso creer en Jess. Entonces, se recibe esta agua con tal abundancia, que corren ros de agua viva por el interior del creyente. El agua del Espritu limpia. El corazn del creyente necesita permanentemente la accin del Espritu para ser limpiado de contaminacin, y del polvo de la tierra. Es como la necesidad de lavarse los pies. Debe hacerse diariamente, para limpieza y frescor. El agua del Espritu vivifica. Un terreno castigado por la sequa se endurece, y no puede brotar en l el preciado fruto. Pero cuando viene la lluvia, el terreno se reblandece, y se vuelve acogedor para la semilla. Puede recibirla en su seno y hacerla brotar con abundante fruto. El corazn del hombre es un terreno seco y rido cuando no fluyen por l los ros del Espritu. Y aqu nos referimos a los corazones de los creyentes. En sus duros pliegues no hay vida. Su duro cascarn es como una piedra sobre la cual no puede brotar ninguna planta. En Ezequiel 47 est la alegora de las aguas salutferas. Es necesario no slo mojarse hasta los tobillos, o hasta las rodillas o los lomos. En ese ro tan abundante es preciso sumergirse enteramente y nadar, con la dichosa bendicin de que vivir todo lo que entrare en este ro. (v.9). ACEITE El aceite es usado en las Escrituras para ungir, para dar luz y para sanar, fundamentalmente. El aceite de la santa uncin era confeccionado de especias escogidas. Su frmula era secreta, y nadie poda usarlo para fines profanos. Con ese aceite se ungan los utensilios del tabernculo y a los sacerdotes que ministraban all. Si se unga a alguien extrao, ste mora inmediatamente. El aceite aqu descrito alude al Espritu Santo. La uncin de Dios recaa slo sobre los sacerdotes, los que ministraban delante de Dios. As ocurre tambin hoy. Slo los hijos de Dios sacerdotes en el Nuevo Pacto tienen esta uncin, y su presencia sobre ellos los distingue y los honra. Pero tambin el aceite era usado para el candelabro y las lmparas. Su funcin? Iluminar la casa de Dios. Sin el aceite no hay luz. Sin el Espritu tampoco hay luz. La
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iglesia puede transformarse en un lugar oscuro, donde no se descubren las impurezas, si es que el Espritu Santo no est iluminando el corazn. Las vrgenes insensatas tuvieron un problema con el aceite. Ellas tenan aceite apenas para sus lmparas. No tenan ms aceite que el que estaba alimentando su pequea luz. Pero en el momento decisivo, les falt, y quedaron a oscuras, por lo cual, ellas no pudieron salir al encuentro del esposo. Sabemos que esta parbola es para el tiempo del fin. ?Cul es nuestra condicin hoy? Isaas 1:6 dice: Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en l cosa sana, sino herida, hinchazn y podrida llaga; no estn curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Con estas palabras, el profeta hace un diagnstico de la realidad de Israel en sus das. Ellos estn llenos de heridas y llagas, estn totalmente enfermos. No ha habido aceite para curar las enfermedades de su piel. Qu desolador panorama! En la iglesia de Dios, cuando el Espritu no puede obrar como aceite, las heridas abundan. El ungento sanador no ha sido derramado sobre las purulentas heridas. La condicin de la iglesia, y aun su aspecto, parecen muy desmejorados. Qu hacer? Volvernos al Espritu y dejarle en libertad para que pueda curar las heridas, y vendarlas! Se precisa gran cantidad de aceite para curar las heridas del pueblo de Dios! PALOMA Finalmente, el Espritu es representado como una paloma. El Seor escogi esta conocida avecita para simbolizar su glorioso Espritu. Es la paloma que descendi sobre el Seor Jess en su bautismo, y que nos habla de ternura, delicadeza, sencillez e inocencia. Una paloma es espantadiza. Fcilmente se asusta y huye. Cmo es que el Espritu de Dios, siendo tan fuerte omnipotente quiso representarse as? Es un misterio no del todo aclarado. Con todo, hemos de ser celosos para no ofender esta Paloma, ni espantarla. Seamos delicados, tiernos y cuidadosos. No elevemos demasiado la voz, no le hagamos violencia, porque puede contristarse. Una vez que ha sido afectada su santidad, puede permanecer muchos das triste, en un rincn de nuestro corazn, sin levantar el vuelo. *** Que el Seor nos socorra para no pecar contra el Espritu Santo, ni impedir que l pueda hacer su obra en nosotros y a travs de nosotros.
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La mujer de Dios tiene amplias posibilidades de realizacin y de servicio.
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El amor (sin el debido respeto) pudiera ser para la mujer una cmoda excusa para manipular al marido, y una causa de roce permanente que provoque el desagrado de Dios. Amar y cuidar a sus hijos El amor a los hijos se traduce en los cuidados, la crianza, la instruccin, y la disciplina, en el Seor. (Ef. 6:4). El amor de la mujer hacia sus hijos es el afecto ms necesario para ellos, y por lo tanto, es indelegable. Esto significa que una mujer de Dios no puede traspasar esta funcin a otra mujer. Podr recibir ayuda, pero no puede ser reemplazada. Una mujer que trabaja demasiado, y que, por ende, est demasiado tiempo lejos del hogar, corre el peligro de que la nana ocupe en el corazn de sus hijos el lugar que le corresponde a ella. La nana puede ocupar perfectamente su lugar en la casa; pero no el de la madre en cuanto al amor y la instruccin de los hijos. As que, el hogar es el primero e indelegable mbito de accin y de servicio de una mujer de Dios. Si falla en esto, falla en todo. B. MS ALL DE SU HOGAR. Si cumple bien su ministerio domstico, la mujer creyente tiene posibilidades de un amplio servicio ms all de su hogar. 1. En la iglesia. Una metfora de esto la encontramos en el Antiguo Testamento. Cuando se erigi el tabernculo en el desierto hubo mujeres sabias de corazn (que) hilaban con sus manos los adornos del tabernculo (Ex. 35:2526). Las manos de una mujer dan cuenta de la sabidura de su corazn. As es tambin en medio de la iglesia. Hay servicios que difcilmente va a poder cumplir un varn, y es ah donde la mujer tiene que ocupar su lugar. Hay obras de misericordia (Rom. 12:8b, 13) que estn esperando a las mujeres de Dios para su realizacin. Estn las buenas obras de 1 Timoteo 5:10: la prctica de la hospitalidad, el lavar los pies de los santos, socorrer a los afligidos, y, en general, toda buena obra.
De estos pasajes, podemos extraer dos reas de responsabilidad de la mujer en el hogar: 1. Amar y respetar a su marido. 2. Amar y cuidar de sus hijos. Amar y respetar a su marido. El primer mandamiento es amar. Siendo la mujer de un carcter sensitivo y afectuoso, no resulta por lo general muy costosa esta demanda. La mujer creyente que se ha casado enamorada, tendr una disposicin favorable hacia su marido, lo cual le facilitar enfrentar los das difciles, y reforzar los lazos de amor ya existentes. Ahora bien, si no se ha casado enamorada, entonces hallar la oportunidad de encontrar en Dios el amor que le fue esquivo. Sea como fuere, podr llegar a amar a su marido con el amor del Seor, incluso aunque ste no sea creyente. Ahora bien, la demanda de respetar al marido pudiera encontrar mayores dificultades que la de amarlo. El carcter de la mujer es ms vivo, y rpidamente querr adelantarse a su marido en la opinin, en el parecer y aun en la toma de decisiones, lo cual puede transformarse en una tendencia a descalificarlo. Si el amor de la mujer hacia el marido pudiera considerarse un sentimiento ms o menos natural y espontneo, el respeto no lo es. Por tanto, la mayor demanda para la mujer es respetar a su marido, valorndolo como la iglesia valora a su Seor.
2. Entre los no creyentes. Hay una piedad prctica que puede desarrollarse entre los incrdulos, de lo cual nos da buen ejemplo la hermana Dorcas, de Jope. (Hechos 9:36-39). Ella abundaba en buenas obras y en limosnas que haca. Ella favoreca a las viudas pobres de la ciudad confeccionndoles tnicas y vestidos. El amor prctico que ella sembr en esas mujeres dio lugar, despus de su muerte, a una dramtica intercesin ante el apstol Pedro, para su resurreccin. La piedad prctica de Dorcas sembr una semilla en el corazn de esas viudas que dio despus fruto para la gloria de Dios. Cuando una mujer hace misericordia a los no creyentes, hallar sin duda la oportunidad para testificar de su fe. Entretanto, debe servirles con amor, como al Seor. 3. En sus negocios. La mujer virtuosa de Proverbios 31 nos da ejemplo en esto. Qu hace ella? Ella trabaja con sus manos la lana y el lino (v.13), y cuida sus negocios (v.18). Aplica su mano el huso, y sus manos a la rueca. (v.19). Ella hace telas, y vende, y da cintas al mercader. (v.24). No est vedado para la mujer de Dios ocuparse en estas cosas. Al contrario, puede ser de bendicin para su marido y para sus hijos, el contar con algunos recursos para atender a necesidades especiales de la familia. *** De manera que la mujer de Dios puede servir a Dios ms all de su hogar, pero sin descuidar su hogar. Si atiende bien su casa, podr ir tan lejos como quiera (en sujecin); si no, tendr una prdida irreparable. Las posibilidades de incursionar en mbitos extra hogareos se harn ms viables una vez que los hijos hayan crecido. Entonces encontrar formas de accin que, junto con darle ocasin de realizacin personal, le ayudar a mitigar el vaco que los hijos van dejando tras su partida del hogar. Y sobre todo, le permitirn ejercer plenamente su ministerio como mujer que ama a su Seor.
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MI PROYECTO DE VIDA
Algrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazn en los das de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazn y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgar Dios. Quita, pues, de tu corazn el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. (Eclesiasts 11:9-10). eneralmente, y sobre todo los fines de semana, los jvenes se hacen panoramas para emplear su tiempo libre. Luego de todas las cosas que durante la semana ocupan su tiempo, para el fin de semana se busca algo distinto, sea con alguna amistad agradable, o en un paseo, un espectculo, etc. En el texto transcrito se nos ofrece la vida para vivirla. Hay alternativas, hay panoramas, hay alegras, hay juventud. Delante de ti estn todas las oportunidades placenteras. Slo que hay un pero. Dice: Sobre todas estas cosas te juzgar Dios. A veces, los jvenes piensan que es muy temprano para pensar en un juicio, que eso est muy lejos, cuando llegue la vejez o cuando venga Cristo. Pero nosotros tenemos que saber que la vida es muy efmera. Como dice el profeta: Es como la flor de la hierba, que a la maana crece y a la tarde ya est marchita (Salmo 90:5-6). As es la existencia del hombre. Pudiera ser que los aos sean 70 80 en los ms robustos, pero an as eso es todava muy poco. No nos damos cuenta cmo pasan las horas, los das, los aos. Un joven entra a la Universidad y piensa que va a estar all un tiempo largusimo. Pero no se da cuenta cuando termina su carrera y tiene que trabajar. El tiempo que tenemos para tomar decisiones importantes es el que va entre los 14 y los 25 aos. Si el proyecto de vida no se resuelve en esa edad, tal vez no se resuelva nunca. No nos damos cuenta cuando tenemos 45 aos y estamos en la cima de la existencia humana. Cuando ya la curva que iba ascendiendo lleg a la cumbre, para luego descender hasta la vejez. Entonces nos
damos cuenta de que no hemos vivido, que se nos pas el tiempo, que no hicimos cosas importantes. El hombre, a los 45 aos suele sufrir una crisis, y decir: Qu he hecho con mi vida?! Y se da cuenta de que no ha hecho nada importante. Entonces trata de emprender las grandes cosas que antes nunca emprendi. As es la vida. El proyecto de vida Cada generacin tiene que plantearse esa pregunta: Qu voy a hacer con mi vida? Cul es el proyecto de mi vida? Y entonces, es preciso tomar una decisin tempranamente, para luego invertir la vida en algo que resulte en beneficio para la causa del Seor Jesucristo. Haz lo que quieras con tu vida dice el Predicador en Eclesiasts toma la decisin que quieras, pero debes saber que Dios te est mirando y est evaluando tus decisiones. Hay un Dios que est evaluando cuando t decides, cada fin de semana, qu vas a hacer con tu tiempo, y con quin vas a pasar esas horas. Por lo mismo, la Palabra dice: Quita, pues .... Ese quita, pues, es, entonces, la recomendacin que viene inmediatamente al saber que hay un Dios que nos mira: Quita, pues, de tu corazn el enojo, y aparta de tu carne el mal. Cuntas veces en la juventud el corazn se llena de enojos, porque el proyecto de vida que empezamos a soar desde la ms tierna infancia, se ve obstaculizado. Un proyecto de vida contempla educacin, familia, trabajo, etc., y muchas veces ese proyecto se est truncando tempranamente, por alguna razn. Sea porque no tuvieron los padres que ellos hubiesen querido tener; o porque no tuvieron los recursos econmicos, o porque no tienen la capacidad para un buen rendimiento escolar. Y entonces ellos piensan que su vida no es lo que hubieran querido. A veces se afligen pensando: Por qu no fui algo mejor?. Y a veces tienen un enojo aun con Dios mismo: Por qu no me hiciste un poco ms inteligente? A veces piensan: Por qu tengo ya esta edad? Ya se me est acabando el tiempo, y no tengo el atractivo o la dulzura como para ser una persona deseada. Entonces se enojan con su nariz, con la
forma de sus ojos, con su pelo, con su estatura. Por qu no soy ms delgado? dicen. No me va a tocar la suerte de hacer un buen matrimonio, y el proyecto de mi vida fracasar. El plan de Dios para los jvenes creyentes Pero sabes, querido hermano joven? Hay un proyecto que Dios tiene para ti: Y es que t seas configurado a la imagen de Jesucristo. Dios ha preparado para ti un proyecto de vida. Has sido diseado para expresar su gloria, para llevar eternamente la gloria de una Persona, la gloria de Cristo el Seor. Si hoy no eres como l, tienes la opcin de ser como l. El gran proyecto de vida que Dios tiene para ti es ese. Y t tienes que aceptarlo, aunque fracases en todo lo dems. Es posible que los fracasos que tengas en todo lo dems sean el medio que Dios utilizar para que t te rindas al Seor, para que, rendido a la voluntad de Dios, lo aceptes. As, aunque no te cases, aunque no seas un profesional, aunque un da te cases y no precisamente con la persona que deberas haberte casado, aunque no llegues a tener los hijos que soaste tener, de todas maneras el propsito final de tu vida se cumplir. Dios ha permitido y ha deparado para nosotros una vida que, aunque est llena de tribulaciones, finalmente, el resultado de ella ser que Dios formar en nosotros el carcter y la imagen de su bendito Hijo. Y entonces decimos: Gracias, Seor, ha valido la pena vivir! Y entonces nos abandonamos a ese proyecto y empezamos a tener un panorama distinto. Luego, no importar cul sea la onda que haya por delante, y lo que hagan mis amigos. A m lo que me interesar ser agradar a mi Seor. Hay libertad para vivir como quieras. Slo que hay un Dios que te cre con propsito. Y si lo aceptas, has de considerar su salvacin y su voluntad para tu vida. Dios no tiene considerado para ti que caigas en pecado, en errores, en infortunios, en vicios, degradaciones, para que finalmente aprendas a vivir como a l le agrada. El quiere que t, ahora que eres joven, voluntariamente adhieras a ese propsito.
AGUAS VIVAS
Acurdate de tu Creador ahora Eclesiasts 12:1 dice: Acurdate de tu Creador en los das de tu juventud. Los jvenes dicen: Ms adelante. Primero voy a gozar mi vida; soy muy joven para restringirme en un camino cristiano. Yo primero voy a gozar la vida. Y entonces toman por la cultura del despilfarro. Entonces toman la decisin del hijo prdigo, de tomar los bienes y gastarlos; y las luces de nen los llamarn para que vayan a las discotecas y lo pasen bien. Y dirn: Cristo no est contemplado todava dentro de mi panorama. Ms adelante, s. Pero la Escritura te recomienda acordarte de tu Creador ahora que eres joven. Porque luego llegar el da de la vejez, que es cuando el proyecto de tu vida estar consumado. All se comprobar si fuiste un vencedor o un perdedor. Hay un plazo para vivir la vida, y es muy breve. Llega el da de la vejez cuando vienen los sinsabores y las enfermedades, la debilidad y la muerte. Y entonces es tarde para escoger. Sers dijo el poeta Daniels, lo que debes ser o no sers nada. Cuando t eres lo que debes ser, es porque tomaste una sabia decisin tempranamente. Y lo que debes ser t es, en primer lugar, una persona cristiana, una mujer y un hombre cristiano. Uno que tiene a Cristo en su corazn; uno que acepta el plan de Dios para su vida. Y si t no eres lo que debes ser a partir de ahora, no sers nada en la vida, aunque logres ser el mejor profesional, aunque tengas la mejor familia. Puede ser que la mayora de los jvenes ya sabe bastante de amarguras y de sinrazones. La poca que nos ha tocado vivir est marcada por una crisis existencial. Pero los jvenes cristianos tienen un Salvador totalmente suficiente y poderoso para vivir una vida victoriosa, y sobreponerse al tiempo difcil que nos ha tocado vivir. Con todo, esta poca es tambin la ms gloriosa del cristianismo. Tal vez nosotros esperemos en pie a nuestro Salvador. Tal vez a nosotros nos toque recibir a Cristo. No morir, sino ser arrebatados. Un tiempo glorioso! Adems, nunca ha habido ms luz de la Palabra que en todo este tiempo que estamos viviendo nosotros ahora. Nunca la fe fue tan clara como en nuestro tiempo. Un llamado final Antes que llegue ese tiempo de la decrepitud, hay que tomar una decisin. Hay que concretar el proyecto de vida ahora. La verdadera libertad consiste en escoger qu es lo que gobernar mi vida. Ser mi profesin, ser mi familia? En qu voy a basar yo el proyecto de mi vida? T necesitas descubrir las riquezas que hay en Cristo a fin de gozarte en l, y as salir del tedio de una vida carente de propsito.
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Cuando Cristo es una realidad en tu vida desaparece cualquier otro panorama, quedando como nica fuente de vida y gozo, seguro aliciente y poderoso motor que impulsa la vida, el Seor Jesucristo. Caminar a la luz de su rostro con temor es el principio de la sabidura. Quien tenga esta realidad espiritual, no teme al maana. Ahora, te har una invitacin. Si aun no has entregado tu vida al Seor, si no has autorizado al Seor para que haga su voluntad en tu vida, es tiempo de que lo hagas. Tienes que decidir ahora: Quin va gobernar mi vida? Quin es el motor que va a impulsar todo lo que yo voy a hacer en la vida? Cristo es el que tiene que ocupar el centro de tu corazn. Te invito a confiar en l, y a considerarlo en todos tus caminos.
Gracias por la oracin no contestada Conoc a una jovencita que se enamor locamente de un Romeo adolescente, y le rog a Dios que moviera su corazn en la direccin de ella. Su peticin fue negada terminantemente. Treinta y cinco aos despus, se volvieron a encontrar, y ella se qued totalmente sorprendida al ver que el maravilloso hombre varonil, que ella recordaba, se haba convertido en un individuo de mediana edad, inmotivado, barrign e insoportable. Al verlo, se acord de la oracin que haba hecho cuando era una jovencita, y dijo en voz muy baja: Gracias, Seor!
Citado por James Dobson, en Cuando lo que Dios hace no tiene sentido.
Confesin de un incrdulo honesto Quiero presentarles a uno de los individuos ms solitarios e infelices de la tierra. Estoy hablando del hombre que no cree en Dios. Puedo presentarles a tal hombre, pues yo mismo soy incrdulo, y al presentarme a m mismo, usted ser presentado al agnstico o al escptico de su propio vecindario, pues ellos estn en todas partes. Se sorprender usted al saber que el agnstico envidia la fe de usted en Dios, su firme creencia en un cielo despus de la vida, y la bendita seguridad que usted tiene de que se encontrar con sus seres amados en la vida subsiguiente a la muerte, donde no habr ms tristeza ni dolor. El agnstico dara cualquier cosa para poder abrazar esa fe y ser consolado por ella. Para l slo hay el sepulcro y la persistencia de la materia. Despus de la tumba, lo nico que puede ver es la desintegracin del protoplasma y del sicoplasma, de los cuales se componen mi cuerpo y mi personalidad. Pero en este concepto materialista, no hallo xtasis ni felicidad. El agnstico puede enfrentarse a la vida con una sonrisa y una actitud heroica. Puede presentar una frente de valiente, pero no es feliz. Siente terror y reverencia ante la inmensidad y majestad del universo, sin saber de dnde vino, ni por qu. Se consterna ante lo estupendo del espacio y lo infinito del tiempo; se siente humillado por la infinita pequeez de s mismo, pues reconoce su fragilidad, debilidad y benignidad. Ciertamente, algunas veces suspira por tener algn bastn que le sirva de soporte. l tambin lleva una cruz. Para l, esta tierra no es sino una maosa balsa que marcha a la deriva en las aguas insondables de la eternidad, sin ningn horizonte a la vista. Le duele el corazn por cada vida preciosa que va embarcada en dicha balsa, siempre a la deriva, sin que nadie sepa hacia dnde.
W.O. Saunders, citado por James Kennedy en Por qu creo.
Un gato no prueba la resistencia de un puente Estando en prisin, un comisario poltico, en forma bastante ruda, me pregunt: Hasta cundo va a creer usted en su ridcula religin? Le contest: He visto a muchos ateos, que en su lecho de muerte se han lamentado de su incredulidad y, arrepintindose, han acudido a Cristo. Puede usted imaginarse a un cristiano que, al ver acercarse la muerte, podra lamentarse de haber sido cristiano y recurrir a Lenin y a Marx para que lo rescaten de esa fe? Rindose exclam: Formidable respuesta! Continu: Cuando un ingeniero construye un puente, el hecho que lo cruce un gato no prueba su resistencia, sino cuando lo atraviese un tren. El hecho que Ud. pueda ser ateo cuando todo marcha bien, no prueba la verdad del atesmo; ste se desmorona en los momentos de grave crisis.
Tomado de Torturado por Cristo, de Richard Wurmbrand.
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La impotencia de un pintor
Un joven estudiante norteamericano estaba sentado en una galera artstica de cierta ciudad europea, y procuraba copiar una de las grandes obras maestras de la antigedad. Trabaj pacientemente sobre su tela, pero el resultado no le satisfizo. Su trabajo fue una pobre imitacin del original. Un da se qued dormido sobre su lienzo y tuvo un sueo. So que el espritu del viejo maestro se haba apoderado de su cerebro y de su mano. Ech mano a sus pinceles con gran vehemencia, y rpidamente reprodujo la obra maestra que tena delante. Su obra fue muy reconocida. Tena los rasgos artsticos y los toques originales del genio que caracterizaban al original. Desde el primer instante su cuadro entr a ocupar un sitio entre las obras famosas del mundo, y el joven artista fue aclamado como nuevo maestro. Pero, el pobre estudiante se despert para descubrir que todo haba sido slo un sueo, y, muy decepcionado, prosigui con su infructfera tarea. Pero, amados mos, espiritualmente el sueo del joven artista puede llegar a ser gloriosamente cierto. Estudiamos el carcter de Cristo tal como lo vemos retratado en los evangelios. Reconocemos que su inmaculada pureza y su perfecta obediencia constituyen la nica norma de carcter y conducta aceptables a Dios. Entonces procuramos imitar a Cristo. Nos esforzamos por alcanzar su inmaculada pureza y ansiamos llegar a imitar su perfecta obediencia. Pero, a cada paso caemos. Finalmente, en medio de nuestro desaliento y desesperacin, Dios nos da la visin de Cristo haciendo su morada dentro de nuestra alma. El divino Maestro vivir dentro de sus discpulos. Se unir con nosotros de manera inseparable, refundiendo su vida en la nuestra y la nuestra en la suya. Cristo pensar por medio de nuestras mentes, amar por medio de nuestros corazones; Cristo obrar por medio de nuestras voluntades; guardar la ley dentro de nosotros; agradar a su Padre dentro de nosotros. Cristo derrocar el dominio del pecado y el poder de la carne, destronar al yo, y reinar supremo en nuestras vidas. En una palabra, todo lo que no podemos lograr ser y todo lo que no podemos hacer nosotros, Cristo en persona har dentro de nosotros. George P. Pardington, en La crisis de la vida espiritual
Apuntes
a la lectura del
Nuevo Testamento
Escudriad o Escudriis? La versin Reina-Valera traduce Escudriad, como una orden, en Juan 5:39. Otras versiones traducen Escudriis, como la constatacin de un hecho. Pareciera ser que la mejor traduccin sera esta ltima, como lo hacen la Biblia De Jerusaln, y el Testamento Interlineal de Lacueva, entre otros. El Seor Jess recriminaba as a los judos por centrar exclusivamente la atencin en las Escrituras, y no acudir a l para que les diera vida. Las Escrituras, sin el Seor Jesucristo, o dicho de otra manera, sin que sean capaces de mostrarnos a Cristo, no tienen valor. La vida est en Cristo, no en las Escrituras. El diablo como actor En 1 Pedro 5:8 leemos: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como len rugiente .... La palabra traducida aqu como adversario, en griego es literalmente, actor (que acusa ante los tribunales). En 2 Cor. 11:14 dice que Satans se disfraza como ngel de luz. Nosotros sabemos que un actor no muestra su real fisonoma; se disfraza para representar un papel en una comedia. El diablo es astuto y engaador en grado sumo, y para hacerlo, utiliza las ms diversas formas y aspectos, tal como un actor. Apartados a empujones Moiss era idolatrado por los fariseos en tiempos del Seor; pero sus antepasados le resistieron y le apartaron de s a empujones (Hechos 7:39. La versin Reina-Valera traduce: le desecharon), igual que a Pablo despus (Hechos 21:30-31;32). Esto no es nuevo. Como alguien ha dicho, la historia del hombre nos confirma que la tendencia de este mundo es alabar a los santos muertos y perseguir a los vivos. (Ver Mateo 23:29-30). Base de abastecimiento Glatas 5:13 dice: ... no usis la libertad como ocasin para la carne. La palabra ocasin podra traducirse literalmente como base de abastecimiento. La carne puede ser alimentada, abastecida, y la libertad que el creyente tiene en Cristo puede ser utilizada para ese nefasto fin. (Tambin en Romanos 7:8,11; 2 Corintios 5:12; 11:12; y 1 Timoteo 5:14). Es preciso abastecer el espritu (Romanos 8:6).
No
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Estudios sobre la Vida cristiana
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EL PECADO
CMO SER LIBRES DEL PECADO n el mismo momento en que una persona cree en el Seor Jess es librada del pecado. No obstante, puede ser que sta no sea la experiencia comn de todos los creyentes. Son salvos, pertenecen al Seor y poseen vida eterna, pero todava son asediados por el pecado sin poder servir al Seor como desean. Para alguien que recin ha credo en el Seor Jess es una experiencia muy dolorosa ser acosado continuamente por el pecado. Es sensible al pecado y tiene una vida que condena el pecado, pero todava peca. Esto da como resultado frustracin y desnimo. Muchos cristianos tratan de vencerlo usando sus propios esfuerzos. Creen que si renuncian a l y rechazan sus tentaciones, sern librados. Algunos luchan constantemente contra ste con la esperanza de vencerlo. Otros piensan que el pecado los ha hecho cautivos y que tienen que emplear todas las fuerzas para librarse de sus ataduras. Pero stos son pensamientos humanos, no es lo que la Palabra de Dios nos ensea. Ninguno de estos mtodos conducen a la victoria. La Palabra de Dios no dice que luchemos contra el pecado con nuestras propias fuerzas, sino que seremos rescatados del pecado, es decir, puestos en libertad. El pecado es un poder que esclaviza al hombre, y la manera de acabar con ste no es destruyndolo por nosotros mismos, sino permitiendo que el Seor nos libere de l. El Seor nos salva del pecado anulando el poder que ste tiene sobre nosotros. En Romanos 7 y 8 vemos cmo puede lograrse esto. I. EL PECADO ES UNA LEY (Rom. 7: 15-25). En los versculos 15 al 20, Pablo usa repetidas veces las expresiones querer y no quiero y hace mucho nfasis en esto; pero, en los versculos del 21 al 25 hace hincapi en la ley. Estos dos asuntos son la clave de este pasaje. La ley es algo inmutable e invariable, que no da lugar a excepciones. Su poder es natural, no artificial. Por ejemplo, la gravedad es una ley. Si lanzamos un objeto al ai-
re, inmediatamente cae al suelo, aunque nosotros no lo tiremos hacia abajo. Romanos 7 nos muestra que Pablo trataba de librarse del pecado, porque deseaba agradar a Dios. No obstante, al final tuvo que admitir que era vano tomar la determinacin de hacer el bien. Esto nos muestra que el camino a la victoria no reside en la voluntad ni en la firmeza del hombre. El deseo est en uno, pero no el hacerlo. Despus del versculo 21, Pablo nos muestra que an permaneca en derrota. Esto se debe a que el pecado es una ley. En su corazn, l estaba sujeto a la ley de Dios, pero su carne se renda ante la ley del pecado. Pablo fue la primera persona en la Biblia que dijo que el pecado era una ley. Este es un descubrimiento de suma importancia. Es una lstima que muchos cristianos an no se den cuenta de ello. Muchos saben que la gravedad es una ley y que la dilatacin de los gases con el calor es otra ley, pero no saben que el pecado es una ley. As que, detrs de nuestros fracasos hay una ley. II. LA VOLUNTAD DEL HOMBRE NO PUEDE VENCER LA LEY DEL PECADO. Despus del versculo 21, los ojos de Pablo se abrieron, y pudo ver que su enemigo, el pecado, era una ley. Entonces dijo: Miserable de m! Quin me librar de este cuerpo de muerte? l comprendi que era imposible prevalecer sobre el pecado usando su voluntad. Qu es la voluntad? Es lo que el hombre quiere y decide hacer; y est constituida de las opiniones y juicios humanos. Una vez que la voluntad del hombre se propone hacer algo, lo lleva a cabo. La voluntad del hombre tiene cierto poder; existe fuerza en la voluntad. Pero ah yace el problema. Cuando la voluntad entra conflicto con la ley del pecado, cul de los dos prevalece? Por lo general, la voluntad prevalece al principio, pero finalmente gana el pecado. Supongamos que usted sostiene con su mano un libro que pesa un kilo. Aunque hace lo posible por sostenerlo, la gravedad lo atrae hacia abajo. La accin constante de la ley de gravedad finalmente prevalecer, y el libro caer al piso. La gravedad nunca se cansa, pero su mano s. El libro se ha vuelto ms pesado: la ley de gravedad ha triunfado
sobre el poder de su mano. El mismo principio se aplica cuando usted trata de vencer el pecado ejerciendo su voluntad. Esta puede resistir por algn tiempo; pero al final, el poder del pecado vence al poder de su voluntad. Es fcil ver que el mal genio es un pecado. Despus que usted explota, reconoce que actu mal, y se promete que eso no volver a suceder. Ora y recibe el perdn de Dios. Confiesa su pecado a los dems, y su corazn vuelve a tener gozo. Usted cree que no se volver a enojar. Pero al tiempo, vuelve a enojarse, y as una y otra vez. Esto comprueba que el pecado no es un error fortuito, sino que es algo que ocurre repetidas veces y que lo atormenta continuamente. Aquellos que mienten siguen mintiendo, y aquellos que pierden la paciencia, la continan perdiendo. Esta es una ley, y no hay poder humano que pueda vencerla. Una vez que el Seor nos conceda misericordia y nos muestre que el pecado es una ley, no estaremos lejos de la victoria. Despus de que Pablo lo descubri, comprendi que ninguno de sus mtodos funcionara. Este fue un gran descubrimiento, una gran revelacin para l. Debemos encontrar el significado de Romanos 7 antes de poder experimentar el captulo 8. Lo importante no es entender la doctrina de Romanos 8, sino haber salido de Romanos 7. Si uno no ha visto que el pecado es una ley y que la voluntad nunca la puede vencer, se encuentra atrapado en Romanos 7; nunca llegar a Romanos 8. Puesto que el pecado es una ley, y la voluntad no puede vencerla, cul es el camino para alcanzar la victoria? III. LA LEY DEL ESPRITU DE VIDA NOS LIBRA DE LA LEY DEL PECADO. (Rom. 8:1-2). El camino hacia la victoria consiste en ser librado de la ley del pecado y de la muerte. Muchos hijos de Dios piensan que es el Espritu de vida quien los libra del pecado y de la muerte; no ven que es la ley del Espritu de vida la que los libra de la ley del pecado y de la muerte. Cuando el Seor abre nuestros ojos, vemos que el pecado y la muerte son una ley, y que el Espritu Santo es tambin una ley. Descubrir esto es un gran suceso. Cuando nos damos cuenta de
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este hecho, saltamos y exclamamos: Gracias a Dios, aleluya!. No necesitamos querer, ni hacer algo, ni aferrarnos al Espritu Santo para que esta ley nos libre de la otra ley, ya que el Espritu del Seor est en nosotros. Si en momentos de tentacin tememos que el Espritu del Seor no operar en nosotros a menos que nos esforcemos en ayudarle, an no hemos visto el Espritu de vida como una ley que opera en nosotros. El problema de una ley, slo puede ser resuelto por otra ley. La gravedad es una ley que atrae los objetos hacia el suelo. Pero si inflamos un globo de helio, comenzar a elevarse, sin necesidad de que el viento u otra fuerza lo sostenga. Lo que lo lleva a elevarse es una ley, y no necesitamos hacer nada para ayudarle. De la misma manera, la ley del Espritu de vida elimina la ley del pecado y de la muerte sin ningn esfuerzo nuestro. Supongamos que alguien lo regaa a usted o lo golpea injustamente. Es posible que usted venza la situacin sin siquiera comprender lo que ha sucedido. Despus de que todo pasa, posiblemente se pregunte cmo es posible que no se enoj a pesar de haber suficiente motivo para hacerlo. Pero asombrosamente usted venci la situacin sin darse cuenta! De hecho, las verdaderas victorias se obtienen sin que nos demos cuenta, porque es la ley del Espritu de vida, no nuestra voluntad, la que acta y nos sostiene. Mientras desconfe de su voluntad y es-
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fuerzo propio, el Espritu Santo lo conducir al triunfo. Nuestros fracasos del pasado fueron el resultado de una ley, y las victorias de hoy tambin son el resultado de una ley. La ley anterior era poderosa, pero la ley que hoy tenemos es ms poderosa. Toda persona que ha sido salva debe saber claramente cmo ser librada. Primero, debemos ver que el pecado es una ley que acta en nosotros. Si no vemos esto, no podemos proseguir. Segundo, que la voluntad no puede vencer la ley del pecado. Tercero, que el Espritu Santo es una ley, y que esta ley nos libra de la ley del pecado.
Watchman Nee (Adaptado).
QUEBRANTADO
PARA MEDITAR
Habis notado la diferencia en la vida cristiana entre la obra y el fruto? Una mquina puede hacer trabajo; slo una vida puede llevar fruto. Una ley puede obligar a trabajar; slo el amor puede dar fruto espontneamente. El trabajo implica esfuerzo y tarea: la idea esencial del fruto es que es un producto natural reposado de nuestra vida interior.
Andrew Murray, en La vid verdadera
Como frasco de alabastro se quebranta el corazn. Se derrama el nardo puro a los pies de mi Seor. Muero yo para que viva slo Jesucristo en m. Como frasco de alabastro me quebranto el corazn. El tesoro de mi vaso es tesoro de su amor; por su Espritu me anuncia que lo deje en libertad. Como ungento derramado a los pies de mi Seor, muero yo para que viva, slo Jesucristo en m.
Si alguien piensa que los cristianos consideran la falta de pureza como el vicio supremo, estn equivocados. Los pecados de la carne son malos, pero no son los peores. El pecado de manipular a la gente, la bsqueda del poder para aprovecharse de los dems, la calumnia, la mentira, el rencor, la venganza, el odio son peores que los llamados placeres de la carne. Porque hay dentro de m dos tendencias que compiten con el ser humano que debo procurar llegar a ser: el ser animal y el ser diablico; y de los dos, el diablico es el peor. Por esta razn, siguiendo el pensamiento de Jess, un fro y rgido fariseo, satisfecho de s mismo, que va regularmente al templo, puede estar mucho ms cerca del infierno que una prostituta. Pero, por supuesto, lo mejor es no ser ninguna de las dos cosas.
C.S. Lewis en Cristianismo y nada ms
El peor enemigo del cristianismo no es el atesmo sino la religiosidad cristiana, la que se traduce en un cristianismo humanizado y hecho a la medida del hombre, que no depende de Dios y sus mandamientos, sino de su razn, sus deseos y su comodidad.
Cristian Romo, en El reino de Dios y su impacto en el mundo de hoy
La experiencia nos ha enseado que los caminos de Dios son los mejores, y que nuestros pequeos planes son con frecuencia frustrados por su grande misericordia.
Guillermo Carey
La caracterstica distintiva del paganismo era el nfasis puesto en el ceremonial. Esta actitud haba penetrado en la religin de Israel, de tal modo que la haba transformado en un cumplimiento automtico sin relacin con la vida, y en un sustituto de una autntica moralidad.
K.M. Yates (h), en Estudios sobre el libro de Ams
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fin de conocer cul es el eterno propsito de Dios para el hombre, debemos ir ms atrs de la cada en el Edn. Debemos remontarnos a Gnesis captulo 1. En el sexto da de la creacin, Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y seoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (1:26). Dios cre al hombre a su imagen y conforme a su semejanza. La imagen de Dios es Cristo (Colosenses 1:15). Por tanto el hombre fue creado a imagen de Cristo. Dios amaba eternamente a su Hijo, y cre al hombre para que tuviera la misma imagen de su Hijo, y as tener no slo a su Hijo Unignito, sino a muchos hijos, de los cuales su amado Hijo sera el primognito. (Romanos 8:29). Al crear al hombre, Dios quiso que l fuera como su Hijo; por tanto, la honra y dignidad del hombre es muy grande. Ninguna otra criatura tiene este alto privilegio. Por supuesto, Dios quiere que todas las cosas expresen la gloria de su Hijo, pero ninguna de ellas fue creada a imagen de su Hijo. El propsito de Dios para el hombre es que ste posea la vida y la gloria de Cristo. Luego de la cada, Dios redimi al hombre por causa de Cristo, para que el propsito de Dios tuviera cumplimiento. La cada del hombre no poda frustrar el propsito de Dios, antes bien, Dios se sirvi de ella para mostrar su maravilloso amor, y la obediencia perfecta de su amado Hijo. En la redencin, el Seor Jess reconcilia todas las cosas con Dios y tambin imparte su vida al hombre. A travs de su muerte, se liber la vida divina que estaba escondida en su interior, y el Grano de trigo produjo muchos otros granos que participan de su misma vida. Dios cre al hombre para satisfacer el corazn de Cristo, para que pueda llegar a
ser como Cristo, expresando tanto su vida como su gloria. El hombre fue creado tambin para que seoreara. Seorear es ejercer seoro, dominio. En el versculo 28 de Gnesis 1 dice: Llenad la tierra, y sojuzgadla, y seoread .... El versculo 26 detalla cul ser el mbito de su seoro. Estn los peces del mar, las aves de los cielos, las bestias, toda la tierra. Parece que ah termina todo. La expresin toda la tierra resume todo lo anterior. Sin embargo, hay ms: y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. A qu se refiere esta expresin, que se agrega a lo ya dicho? Con ella se menciona a los reptiles, especficamente a la serpiente, en referencia directa al diablo y Satans. Esta es la serpiente antigua que tent a Adn y Eva en el huerto, y son las serpientes y escorpiones y toda la fuerza del enemigo de Lucas 10:19. Es que, antes de la creacin del hombre Dios tena un problema. Una criatura, la ms hermosa de la creacin de Dios Lucifer , se haba rebelado, y quiso Dios, en su sabidura, que esta otra criatura el hombre tuviera poder y autoridad sobre aqulla. Por causa de que el hombre fue creado a imagen de Cristo, teniendo su vida y su gloria, podra vencerle. La gloria de Dios es que el hombre --una criatura inferior a los ngeles venza a Satans en todo lugar, a causa de la gloria de Cristo que tiene en su interior. Pero el propsito de Dios va an ms lejos en lo tocante al hombre. El quiere que no slo tengamos la vida y la gloria de su Hijo, sino que seamos herederos suyos, y coherederos con Cristo. Cuando el Hijo reine sobre todas las cosas en el Milenio sobre esta tierra y en la eternidad futura el hombre reinar con l. En esta era Dios est asemejndonos ms y ms a su amado Hijo. Por medio de las pruebas, aflicciones y diversos tratos, el Padre y el Espritu Santo estn logrando que los creyentes vayamos siendo transformados en la imagen de Cristo. La consuma-
cin de este proceso se verificar cuando el Seor Jess regrese a la tierra y seamos transformados para tener un cuerpo semejante al cuerpo de la gloria suya (Fil. 3:21), y as seamos tal como l es. (1 Juan 3:2). Hoy tenemos la vida de Cristo y maana tendremos en toda su maravillosa expresin la gloria de Cristo. El lugar de la iglesia Desde el principio encontramos que el propsito de Dios no slo inclua a Adn, sino tambin a su mujer. En Gnesis 1:26 debera traducirse, y seoreen, en directa alusin a Adn y Eva. Lo mismo se confirma en el versculo 28 con las expresiones: Fructificad, multiplicaos, seoread. Luego, antes de la cada (captulo 2) Eva es creada de la costilla de Adn. Ellos seorean juntos. Adn no poda estar solo. A la luz de Efesios 5:31-32 Adn representa a Cristo (habiendo sido creado a su imagen) y Eva a la iglesia. De manera que Adn representa al Cristo personal, y Eva representa al Cristo corporativo, es decir, a la iglesia. Es el mismo Cristo (Eva fue tomada enteramente de Adn) pero en otra forma. Habiendo el Seor Jesucristo vencido a Satans en la cruz, le infligi una herida mortal de la cual no se puede recuperar nunca. Ahora corresponde al Cristo corporativo la iglesia continuar derrotando a Satans en todo lugar, hasta su encierro en el abismo (Apoc. 20:2-3). En ello toman parte activa los vencedores dentro de la iglesia. El propsito eterno de Dios para el hombre se cumple gracias a que Cristo le recupera de su cada, le imparte su vida y su gloria, le pone en posicin de victoria sobre los enemigos de Dios, y le hace partcipe de su reino sempiterno. Tener muchos hijos en la gloria es el propsito de Dios plenamente realizado en la consumacin de los siglos. Entonces, la cada ser solo un recuerdo que permitir al hombre ver de dnde le sac el Seor y cun deudor es al amado y
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Bocadillos de la mesa del Rey
AGUAS VIVAS
LA OREJA DE MALCO
CITAS ESCOGIDAS
(Juan 18:10-11) Para que Dios nos d nueva luz, es preciso que nuestra conducta est a la altura de la luz que ya nos ha comunicado.
C.H. Mackintosh
uando el Seor fue arrestado, Pedro, que tena una espada, la sac e hiri a Malco, un siervo del sumo sacerdote, cortndole la oreja derecha. Llevado por su celo muy humano, Pedro quiso defender al Seor con su espada. Tal vez pens que la captura de su Maestro era un asunto de fuerza. Su Maestro estaba a sus ojos, sin duda muy debilitado; l necesitaba un hombre fuerte a su lado. Su accin es muy parecida a la de Uza, en tiempos del rey David, cuando quiso evitar que el arca cayese del carro conducido por los bueyes. Ayudarle a Dios? Para sorpresa de Pedro y de todos, el Seor restaur la oreja que haba sido cortada. Su poder estaba intacto. Si no se defenda de sus capturadores, no era por un problema de fuerza. Cuntas veces tuvo que refrenarse para evitar que el poder saliera de s a raudales? Como comprimido dentro de su frgil vaso de carne, no lo quiso usar, por ejemplo, para mover la piedra que encerraba a su amigo Lzaro, muerto; no lo us para procurarse comida junto al pozo de Jacob, no lo us para trasladarse de un lugar a otro como ocurri con Felipe, el evangelista; no para llamar a las legiones de ngeles que esperaban una sola palabra para entrar en accin. Cmo es que la mano de los que le golpearon no se volvi sarnosa como la del rey Ezequas, siendo que ellas cometieron una profanacin muchsimo mayor? En cambio, cunto alarde solemos hacer nosotros de nuestra pequea autoridad, de nuestras mnimas facultades. Si est en nuestra mano, nos procuraremos de todo el bien y nos defenderemos de todo el mal posible, nos aprovisionaremos de todo lo que nuestra alma desea. Y si tenemos algn poder, lo usaremos a diestra y siniestra, esforzndonos por hacerlo muy notorio. El Seor escondi su gloria. En cambio, nosotros estamos prestos a exhibirla. La oreja de Malco nos dice que el poder slo sirve para la gloria de Dios, no para nuestra defensa, ni para nuestra gloria.
El mundo est pereciendo porque no conoce a Dios, y la iglesia languidece porque no goza de su presencia.
A.W. Tozer
Los hijos de Dios no somos perfectos, pero somos perfectamente sus hijos.
D.L. Moody
que tratar en medio de sus afanes escribir algo como colaboracin para su revista. Dejando la bendicin del Poderoso, se despide, Nelly Cordero Santiago de los Caballeros, Rep. Dominicana. Instituto Betel Que Dios les bendiga poderosamente. Estuve analizando y leyendo el rico material que posee su revista, y me sent impulsionado a realizar esta solicitud. Lo que quiero solicitar es si podran ustedes enviarme les ediciones anteriores de esta maravillosa revista. Somos una institucin de enseanza, y nuestros alumnos tienen muchas ganas de informacin. Si me las envan por Correo, las estaramos poniendo a disposicin de los alumnos en nuestra modesta biblioteca. Desde Paraguay estamos orando por Uds. Pr. Anderson Augusto Pariz. Director Instituto Betel de las Asambleas de Dios Misioneras, Asuncin, Paraguay. Hasta donde el Seor quiera Gracias, en verdad muchas gracias por enviarme la revista. Para m es una bendicin invaluable, no slo para m, sino para todos mis hermanos de la Universidad. Una hermana fotocopi la revista y se la iba a enviar a una pastora de su iglesia que est haciendo obra por Cuzco. Yo s que esta bendicin llegar muy lejos, a donde el Seor quiera que llegue. Hermanos mos, el Seor bendiga el fruto de sus manos y lo haga fructificar sobremanera. Gloria a Dios por tenerlos a ustedes, que aunque estemos lejos, el Espritu es uno. El Seor los llene de paz, que sobrepasa todo entendimiento.
Su hermana en Cristo,
Ediciones anteriores He recibido la revista y la estoy leyendo. Realmente es muy hermosa, y los felicito por tan excelente trabajo. Quisiera saber si hay posibilidad de recibir alguna de las ediciones anteriores, por favor, ya que este ejemplar est siendo de mucha edificacin para mi alma. Cuando la termine de leer la compartir con los hermanos de mi congregacin. Desde aqu orar para que el Seor los siga prosperando en la misin en la cual estn trabajando. Gracias, muchas gracias por toda la molestia ocasionada, y que el Dios de paz les bendiga. Un abrazo fraternal, Oscar Ibez. Ro Negro, Argentina. Compartir con los jvenes Qu gusto saludarlo desde tierras mexicanas. Es un gusto el poder estar en contacto con hermanos de Chile. Gracias, estoy visitando la pgina electrnica de la revista, la cual por cierto se me hace fantstica. Tiene unos temas muy interesantes. Me interesara obtener la revista impresa, para as poder decirles a todos los jvenes lo que pasa en otros pases con la vida cristiana. La iglesia a la que yo pertenezco se llama Centro Cristiano Misiones Transmundiales. Dios le colme de bendiciones y haga resplandecer su rostro sobre el suyo. Georgina Cienfuegos P. Cuernavaca, Mxico.