Tema 12

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TEMA 12

EL DERECHO INDIANO

Descubrimiento e incorporación de las Indias al Reino de


Castilla.

El marco histórico en el que nos encontramos es a finales del siglo XIV con el
reinado de los Reyes Católicos; se produce gran proyección hacia el exterior.

En este marco histórico se produce el descubrimiento de América, el cual no fue


un hecho casual, pero trasformo la visión y las ideas que se tenían en la
sociedad.

También estamos en una época de descubrimientos, en una rivalidad con


Portugal por encontrar una nueva ruta hacia las Indias.

El primer documento en el que se recoge un derecho relacionado con las


Américas, son las Capitulaciones firmadas por los Reyes Católicos y Cristóbal
Colon en Santa Fe ( Granada) (1492):

 representan una concesión administrativa a favor del peticionario,


otorgando derechos y deberes
 otorgan el título de almirante, virrey y gobernador de las tierras
descubiertas
 otorgan el diezmo de las riquezas de los territorios

En dichas Capitulaciones se decía expresamente que las tierras que estuvieran


por descubrir, pasarían a la organización del Reino de Castilla.

Para introducirnos en el tema de cómo se repartían en la época, las tierras


descubiertas, hay que señalar que las mismas se otorgaban mediante las
Bulas pontificias.

El poder que tenía el Papa de ceder a un príncipe Cristiano, los nuevos


territorios conquistados a los indígenas. Estas cesiones eran realizadas
mediante bulas papales o pontificias

Tras el descubrimiento de las Indias, Portugal trató de reivindicar dichos


territorios alegando unas Bulas pontificias que le otorgaban el dominio de las
tierras occidentales de África e islas atlánticas.

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Rápidamente los Reyes Católicos consiguieron del Papa Alejandro VI varias
Bulas en las que se donaba a Castilla todas las tierras e islas descubiertas más
allá de las Azores.

Los Reyes Católicos le piden las bulas al Papa, se las da, conocidas como bulas
alejandrinas, y le dan a las Indias un régimen paralelo a las que le dan a
Portugal. Principalmente son tres:

 Bula Inter Coetera, de 3 de Mayo de 1493. Se donan las islas y tierras


descubiertas y por descubrir hacia occidente, a los Reyes Católicos.

 Bula Eximae Devotionis, también de 3 de Mayo de 1493. Se le dan los


mismos privilegios que a los portugueses anteriormente.

 Bula Inter Coetera, de 4 de Mayo de 1493. Se establece una línea


imaginaria de polo a polo, dividiendo el mundo en dos, repartiéndoselo entre
España y Portugal. La línea trascurre a 100 leguas de Cabo Verde. Mas tarde en
el Tratado de Tordesillas de 1494, se establece la línea a 270 leguas de
Cabo Verde quedando occidente para Castilla y oriente para Portugal.
A cambio de estas bulas se adquiere el compromiso evangelizador de esas
tierras descubiertas.
La cuarta bula, Dundum Si Quiem, ratifico lo dicho y despejo las dudas que se
planteaban.
Así los Reyes Católicos ya tienen legitimada su conquista.

Incorporación a Castilla: los motivos por los que las Indias se incorporaron al
reino de Castilla y no al de Aragón fueron los siguientes:

 Fernando el Católico no lo permitió porque en Castilla la monarquía


no estaba tan controlada por la nobleza y podía administrar tierras y
recursos con más libertad.

 Al existir una disputa territorial previa entre Portugal y Castilla,


basada en un tratado de reparto de zonas de influencia (Tratado de
Alcacovas de 1479, por el cual Canarias quedaba vinculada a
Castilla y Portugal le quedaba la navegación bordeando África.),
la entrada de Aragón en un conflicto favorable a Castilla no era
conveniente porque reforzaba las pretensiones de Portugal.

El problema fundamental del descubrimiento fue la justificación de la conquista,


es decir, la búsqueda de unos “justos títulos” que amparara los derechos de
Castilla a colonizar las Indias, y a exigir obediencia a sus habitantes.

Justos títulos: Fundamentos jurídicos que se consideran admisibles para


justificar el dominio de los españoles en las Indias.
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Hubo muchos problemas jurídicos, tres concretamente:

 Problema de la legitimidad, de la legitimidad de la conquista. Necesidad


de tener títulos jurídicos que legitimen, que den derecho a la conquista. Todo
poder necesita el respaldo legitimo de sus acciones.
 Incorporación. De todos los reinos bajo el dominio de los Reyes Católicos
¿a cuál se va a incorporar?, ya que al que se incorpore será el responsable de
todo, principalmente de llevar allí un ordenamiento jurídico que regule la vida y
organice todo el entramado institucional.
 Estatuto jurídico del indio. No son territorios yermos, están habitados.
Problema de que condición jurídica es la del indio, ¿Cuál le vamos a dar?
Con relación al primer aspecto, los principales títulos aducidos para legitimar la
presencia española en América y los argumentos jurídicos posibles sobre los
mismos, son los siguientes:

La polémica entre Juan Ginés de Sepúlveda – Fray Bartolomé de las Las


Casas.

Los excesos y las matanzas producidas contra los indios, provocó que el Papa
Pablo III promulgara la bula "Sublimis Deus", en el año 1537, tras recibir una
representación de los religiosos Las Casas, Garcés, Betanzos ( Frailes
Dominicos) y otros, denunciando los hechos.
En ella se acogen las tesis de los dominicos, y se censura a quienes tratan a los
indios como brutos y esclavos.
La Bula fue ampliamente utilizada por Las Casas en defensa de su tesis de la
pacífica conversión de los indios.
Por todo ello Carlos I convocó una junta en Valladolid para tratar los siguientes
temas:
 supuesta inferioridad natural del indio
 la supresión de las encomiendas (como forma encubierta de esclavitud)
 el estatuto jurídico de los indios
 el modo de ocupación de las tierras conquistadas

El resultado de las deliberaciones fueron las "Leyes Nuevas de 1542":

 se prohibía la esclavitud de los indios

 se ordenaba quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo


la protección directa de la Corona

 se prohibía la creación de nuevas encomiendas, revirtiendo a la Corona


las existentes a la muerte de los titulares

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 Se disponía que en la penetración en tierras hasta entonces no
exploradas, debían participar siempre dos religiosos que vigilarían que
los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando
lugar al diálogo que propiciara su conversión.

 Recogían parcialmente las tesis las casianas sobre la injusticia de la


guerra prohibiendo toda guerra contra los indios excepto la defensiva.

Las encomiendas fueron restituidas unos años después por diversas


sublevaciones y asesinatos provocados por los encomenderos.

La controversia llegó a su punto álgido en 1550. Carlos I convocó en Valladolid


una junta de teólogos y juristas para que emitieran un dictamen, convocando a
los dos máximos representantes de cada postura:

 Fray Bartolomé de Las Casas, que defendía la libertad de los indios.

 Juan Ginés de Sepúlveda (cronista de los RR.CC.), que defendía la


licitud de la conquista.

La Corona optó lentamente por las tesis de Las Casas, lo que tuvo eco
definitivo en las Ordenanzas de 1573.

Tesis de Las Casas:

 Reconocía la Bula Pontificia pero limitaba sus efectos y otorgaba a los


Reyes españoles el derecho a ser reconocidos como soberanos por los
indios con exclusión de las demás monarquías cristianas, pero
únicamente cuando los indios lo decidieran por voluntad propia.

 En 1561 publicaba Las Casas “De Thesauris in Perú” afirmando que los
reyes indios tenían derecho a conservar sus estados y demás derechos
sobre sus súbditos mientras estos voluntariamente no otorgue las
posesiones a los reyes españoles.

 Declaraba nulos y sin valor los nombramientos y actuaciones de los
virreyes, gobernadores, audiencias y denunciaba la usurpación de
funciones cometida o por los reyes de España.

 Niega el dº a la guerra si los indios no reconocen la soberanía de España.

 Concluía que los violentos medios empleados por los españoles


convertían en ilegítimos sus títulos, y por tanto, nulos los nombramientos
y actuaciones de todas las autoridades españolas.

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Tesis de Sepúlveda:

 Defendía la eficacia de la donación pontificia del Papa Alejandro VI


 sostenía que los indios, como seres inferiores, debían quedar sometidos
a los españoles.
 Daba facultad a los reyes católicos y sus sucesores para hacer la
conquista de las Indias "sujetando aquellos bárbaros y reduciéndolos a la
religión cristiana".

Al mismo tiempo, también intervino en la problemática planteada el


dominico español Fray Francisco de Vitoria, gran teólogo, filósofo y
jurista del siglo XVI, que fue profesor en las universidades de París,
Valladolid y Salamanca. Dentro de los conflictos originados por el
Descubrimiento de América, la incorporación de aquellos territorios a la
Corona Española y la paz y el respeto en las relaciones con los indios.
Introduciendo una nueva tesis en defensa de los indios

Tesis del Padre Vitoria:

 Rechazaba la validez de la donación pontificia, el Papa no podía otorgar


más que un dº exclusivo a predicar en el Nuevo Mundo.

 No reconoce el dº a la guerra para cristianizar al indio pero la admite


contra quienes impidan a los españoles la pacífica evangelización.

 Negaba la validez de los Viejos Títulos, pero proponía otros nuevos.

Los "justos títulos" según el Padre Vitoria.

El dominico Francisco de Vitoria en su obra "Relectio de Indis" (Relegado de


Indias)
 los indios eran libres y legítimos soberanos de sus tierras

 afirmaba que ni el Rey, ni el Para eran soberanos de todo el orbe ni


tenían poder temporal o espiritual sobre los indios o infieles

 no se podía alegar la negativa de los indios a reconocer la supuesta


soberanía del Papa o del Emperador para hacerles la guerra.

Según el padre Vitoria, no cabía admitir ningún "viejo título" como la idolatría y
demás pecados de los indios o su inferioridad natural.

Proponía en cambio otros "nuevos títulos" justos:


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o Cabía hacer la guerra a aquellos pueblos queimpidieran a los
españoles usar del derecho a recorrer libre y pacíficamente esas
tierras.
o impidieran a los españoles residir en ellas y desarrollar el comercio.
o si se impidiera predicar y declarar el Evangelio en países bárbaros.

El manuscrito del Padre Vitoria tuvo tal eco, que Carlos I prohibió a finales de
1539 que se discutiera el tema. Las tesis de Vitoria se unieron a las de Las
Casas, enfrentándose a los que defendían las tesis oficiales de la donación
papal, cuya cabeza más visible fue Sepúlveda.

La solución de las Ordenanzas de 1573.

Tras la Junta de juristas de 1550 la corona no asumió ni siquiera parcialmente


las tesis de Las Casas demostrando lo comprometido que estaba el sistema
colonial en una red de intereses creados.

Pero a pesar del resultado en apariencia incierto de la Junta, la Corona fue


optando lentamente por las tesis de Las Casas, tal vez por la consolidación de la
administración española en América.

 En las “Instrucciones” de 1556, se limita la guerra contra los indios a los


casos en que estos impidan la evangelización.

 En 1573 se aprueban unas nuevas ordenanzas, a partir de los


manuscritos de Las Casas, que plasman el nuevo criterio de la Corona:

o Excluyen toda actividad bélica para ayudar a unos indios contra


otros.

o los consejeros tratan de conciliar la libertad y la soberanía del indio


con los derechos expresados en la donación papal.

o La conquista no puede ser considerada justo título, y sí lo es la


incorporación pacífica y voluntaria de los indios.

o Sin embargo, se ordena al descubridor que tome formal y


solemnemente posesión del territorio y combata a los indios que
impidan el ejercicio pacífico de ese derecho, interpretando que la
bula otorgaba a los españoles el territorio descubierto junto con
una jurisdicción espiritual sobre sus habitantes, pero no la
jurisdicción temporal sobre ellos.

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o Consecuentemente sólo cabe completar el pleno dominio sobre los
indios convenciéndoles a reconocer libre y pacíficamente la
soberanía del rey español.

El Derecho que se crea para establecer un régimen jurídico especial para las
Indias, es el Derecho indiano igual a Leyes de Indias. No solo el derecho para
las Indias sino también el que estuvo vigente en las Indias. Aquí entran, el
Derecho castellano, la costumbre indígena, cualquier otra fuente. Por Derecho
castellano debemos entender que es: el Derecho de Castilla y también el
Derecho que es creado por las autoridades castellanos en Indias, este es el
Derecho criollo.

CARACTERISTICAS DEL DERECHO INDIANO

 Compuesto de extractos diferentes, Derecho castellano, Derecho de


Indias, costumbre.

 Derecho dinámico, conocemos su historia, su identidad, su inicio, su


desarrollo, su extinción. Etapas:
 Inicio y primera revisión desde la conquista en 1492 hasta Montesinos en
1511.
 Capitulaciones de Santa Fe.
 Regulación de la casa de contratación de Sevilla.
 Del 1511 hasta el 1566, entre el sermón y la muerte del fraile Montesinos.
 En 1680 consolidación del Derecho indiano, año este de la recopilación de
las leyes de Indias.
 En el siglo XVIII, reformismo Borbónico.
 Crisis del Derecho indiano en el siglo XIX.

 Derecho que responde a la improvisación, la realidad indiana no es


igual a la castellana, el Derecho castellano no sirve para esa problemática, hay
que dar nuevas soluciones.

 Es un Derecho casuístico, resuelve la problemática al tiempo que se va


planteando. Solventar el problema concreto por al amplitud del territorio, por
la multitud de problemas y la diversidad de situaciones.

 El particularismo, el Derecho provincial es el más importante, no hay


Derecho general para todos los indios. Cuando se da un Derecho se repite a los
demás lugares. Esto ocurre por la gran extensión del terreno y su diversidad
entre el.

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 Es un Derecho muy abundante, crea un grave problema de
conocimiento, se plantea así la necesidad de recoger ese Derecho, surgiendo
así los celularios, la copulata, ambos donde se recogen normas dadas.
El Monarca esta preocupado por la realidad indiana, ya que este es el mayor
problema desconocer la realidad indiana. Envía entonces al Consejo a Juan de
Ovaldo.
Se inicia entonces el proceso recopilador, culminando en 1680, se promulga la
recopilación de Indias que es un trabajo de Pinedo.

 Es un Derecho legalista, porque la ley es la fuente más importante del


Derecho indiano. Casi nulas las leyes del Rey y las Cortes, escasísimas las
pragmáticas, se hará a través de las disposiciones de Gobierno, esta será la vía
más generalizada para crear Derecho, con ellas crece el Derecho.

 La problemática sobre la prelación de fuentes, es el orden castellano.


Primeramente cualquier norma dada en Castilla automáticamente también
entraba en vigor en Indias. En una segunda etapa, como primer orden será el
Derecho de Indias y como supletorio el Derecho castellano.

Cambia en 1614 con el reinado de Felipe III, establece que para que una ley
dada en Castilla entre en vigor también en Indias, necesita que sea aprobada
primeramente y necesariamente por el Consejo de Indias.

Se utiliza en Indias muchísimo el “obedézcase pero no se cumpla”, fue tan


eficaz que en 1528 Carlos V dijo que solo se podía aplicar esta fórmula cuando
se viera que la aplicación de una norma dada a Indias provocara escándalo o
daño irreparable.

En el ordenamiento no aparece la costumbre pero esta si se aplico, fue una


fuente muy importante del Derecho indiano, aquí el conocimiento teórico dista
mucho del practico.

Sobre la vigencia de la costumbre indígena, en 1555 Carlos V remitió que las


leyes y costumbres de la Población indígena pudieran ser aplicadas en Indias,
siempre que no fueran en contra del cristianismo y de las leyes de Indias.

Se llega a decir que la costumbre esta por delante incluso, del Derecho
castellano en el orden de prelación de fuentes, aplicándose la costumbre por
delante del Derecho castellano. El legislador para resolver los problemas acude
al Derecho castellano y si no encuentra solución acude a la costumbre
indígena.

El Derecho común tuvo gran importancia, entro por tres vías:

 Oficial, se aplicaba el derecho conforme a lo establecido en las Partidas.


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 Académica, por las universidades que se crean allí.

 Por la vía de la práctica, la praxis judicial.

Se puede decir que el Derecho Común informo al Derecho indiano de las


categorías y forma de interpretar el Derecho.

LA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES DE INDIAS

La mayor parte de los preceptos de las Ordenanzas de 1573 fueron recogidos en


la “Recopilación de Leyes de Indias” de 1680.

El reinado de Felipe IV (1621-1665) fue decisivo para la historia del Derecho


indiano, ya que en él se pusieron las bases de lo que sería finalmente la
Recopilación de Leyes de Indias de 1680.

Cuando Felipe IV asciende al trono de la Monarquía Hispánica, en la primavera


de 1621, hacía casi un siglo que venían realizándose esfuerzos para aclarar y
ordenar el prolijo material legislativo destinado a la organización del Nuevo
Mundo desde el mismo o Descubrimiento, sin haberse logrado presentar
verdaderos progresos sustanciales hasta esa fecha.

Qué pasos se dieron durante esos años en la dirección de consolidar ese proceso
recopilador del Derecho municipal de las Indias occidentales y qué
consecuencias tuvieron para el futuro de la organización jurídica de la América
española esos esfuerzos recopiladores; en concreto tres son los hitos
fundamentales en el proceso recopilatorio Indiano:

El Libro primero de Cédulas de Solórzano Pereira (1622),

Los Sumarios de Aguiar y Acuña (1628) y

El proyecto de Recopilación de León Pinelo (1635)

ANTECEDENTES:

En principio señalar que, con anterioridad al reinado de Felipe IV, ya existieron


distintos ensayos de recopilación del Derecho Indiano.

Como es bien sabido, el descubrimiento, conquista y colonización de los


territorios americanos por los españoles trajo consigo, la incorporación de
dichos territorios a la Corona de Castilla y, en consecuencia, la transposición en
bloque del Derecho castellano a esos nuevos territorios.
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Sin embargo, la enorme extensión y extraordinaria variedad de los territorios
conquistados, así como la propia complejidad del proceso de conquista y
asimilación, obligaron pronto a realizar un ejercicio de realismo jurídico y
político y forzaron a la Monarquía a impulsar un desarrollo normativo autónomo
para los nuevos reinos, que sirviera para adecuar un ordenamiento de recia
tradición europea a unas realidades sociales y materiales muy diferentes de las
de la vieja Europa.

Este Derecho, formado por las normas específicamente dictadas para la


realidad indiana, se constituye como un ordenamiento de base legislativa,
configurado por documentos normativos de diversa índole (cédulas, provisiones,
mandamientos, ordenanzas, instrucciones, pragmáticas, decretos, cartas, etc.)
dictados, bien por el monarca en uso de su potestad legislativa (auxiliado
normalmente por los altos organismos consultivos, principalmente el Real y
Supremo Consejo de Indias y la Casa de la Contratación, muchas veces a
iniciativa de estos mismos órganos), bien por las autoridades destacadas en los
territorios indianos (virreyes, gobernadores, presidentes y audiencias, alcaldes
mayores, corregidores, incluso cabildos municipales) por delegación de aquél.

El abundante ejercicio de esta actividad ordenadora, unido a los particularismos


y peculiaridades de los inmensos territorios americanos y el casuismo de las
normas promulgadas, dio como resultado una extraordinaria proliferación de
disposiciones normativas (se ha llegado a decir que las disposiciones de este
tipo dictadas tan sólo por las autoridades centrales fueron más de un millón
durante todo el período de dominio español en América.

Las medidas adoptadas por los reyes de España para tratar de afrontar este
problema general y reconducir la situación en las Indias fueron de dos tipos.

En primer lugar, una limitación drástica del número de leyes aplicables en esos
territorios.

Y en segundo lugar –y más importante–, la idea de establecer algún tipo de


fijación del Derecho indiano vigente, capaz de aclarar el panorama legislativo
existente y dotar de cierto grado de seguridad jurídica al sistema.

En efecto, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, la urgencia de contar con
un texto compilado autorizado a nivel de todo el territorio de las Indias hispanas
fue haciéndose del todo apremiante, de modo que el mismo Consejo de Indias
acabó asumiendo como propia la tarea de elaborar tal obra –determinación a la
que un monarca como Felipe II no pudo ser en modo alguno ajeno– y encargó a
diversos personajes la realización del trabajo, con unos objetivos más
ambiciosos que los anteriores y resultados inicialmente más bien discretos.

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El primero de estos personajes encargados de realizar la obra recopiladora fue
Juan López de Velasco –que fue Cronista de Indias en los años setenta del s.
XVI– quien, por mandato del Consejo, compiló, a partir de los archivos del
mismo, resúmenes de 9.170 disposiciones reales dictadas entre 1492 y 1569
siguiendo el orden de las Partidas (esto es, en siete libros, divididos en títulos y
subdivididos éstos, a su vez, en párrafos numerados). La obra (conocida como
Copulata de Leyes y Provisiones de Indias) fue concluida en 1569, pero no
fue editada y quedó para uso privado del Consejo.

Inmediatamente después, el visitador Juan de Ovando († 1575), al asumir la


presidencia del Consejo de Indias, encontró la obra de López de Velasco ya
concluida, pero, no satisfecho plenamente con el resultado, emprendió su propia
redacción de un texto compilatorio más perfecto (el llamado Código
Ovandino), tarea que le ocupó entre 1570 y 1575, hasta que le fue imposible
continuar. Basado en el sistema de las Partidas, a su muerte quedó sólo un libro
completo de los siete previstos.

El trabajo quedó largamente interrumpido tras la muerte de Ovando, ya que


ningún miembro del Consejo estuvo dispuesto a hacerse cargo de la
continuación de la tarea.

Sólo a finales del siglo XVI (1594) el licenciado Diego de Encinas, antiguo
funcionario del Supremo Consejo y oficial mayor de la secretaría de cámara del
mismo, asumió el encargo de su presidente, don Diego Gasca de Salazar (ca.
1530-1603), y se aprestó a la labor de realizar nuevamente la compilación.

Como resultado, se publica ron entre 1596 y 1599 cuatro volúmenes de la


compilación (Cedulario de Encinas) , que reunían 2.472 disposiciones reales
vigentes, previa revisión de las 25.000 obrantes en los archivos del Consejo. Las
disposiciones aparecen completas, no resumidas, y ordenadas por títulos
conforme a un sistema que se muestra en ocasiones arbitrario. La tirada de la
edición fue de sólo 48 ejemplares, ya que debía servir únicamente para uso
interno del Consejo y para las más altas autoridades de las Indias.

La obra de Encinas es, desde el punto de vista actual, modesta, pero para su
tiempo fue de vital importancia, y sirvió como punto de partida para el proyecto
más ambicioso (aunque fallido) de los que tuvieron lugar antes del acceso de
Felipe IV, el de Diego de Zorrilla.

El jurista elegido para llevar a cabo esta misión fue el abogado quiteño,
licenciado por Salamanca y Sigüenza, Diego de Zorrilla, a quien en 1602 el
consejero de Indias Benito Rodríguez Valtodano (†1613) encargó que trabajase
en una “recopilación formada” en el sentido antedicho, manejando el Cedulario
de Encinas y otras disposiciones más modernas. El proyecto se estableció
siguiendo el modelo de la Nueva Recopilación de Castilla, es decir, distribuyendo
el material en nueve libros –tomando en ambos casos como paradigma el Codex

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Iustinianus en la forma adoptada en la tradición de las escuelas medievales, es
decir, integrado sólo por los nueve primeros libros de la obra original romana.

Zorrilla trabajó durante unos seis años en esta tarea, que ya debía de estar
casi terminada en 1607: tras la revisión de los 375 libros archivados en el
Consejo, junto con el Cedulario de Encinas, había preparado un borrador de
recopilación, que, no obstante, debió de quedar en un estado bastante
imperfecto por lo que no recibió el visto bueno del Consejo.

EL PROYECTO DE JUAN DE SOLÓRZANO PEREIRA (1622)

En enero de 1610, el joven catedrático de Salamanca Juan de Solórzano


Pereira (1575-1655), por decisión del Conde de Lemos –a la sazón presidente
del Consejo de Indias– es enviado como oidor a la Audiencia de Lima, con la
función, entre otras, de contribuir a realizar finalmente la deseada recopilación
de cédulas y ordenanzas del Nuevo Mundo –lo que viene a significar que el
Consejo no se encontraba especialmente satisfecho con los trabajos de Diego de
Zorrilla (que en esos mismos momentos se embarcaba para Quito) y se
consideraba conveniente hacer un nuevo encargo a una de las personalidades
más esclarecidas de la jurisprudencia española del momento, y que tal obra se
llevara a cabo in situ, en los propios territorios de ultramar.

A pesar de su juventud, la fama de gran conocedor de las fuentes del ius


commune, pero también del Derecho castellano y del de Indias, así como de
excelente escritor, razones todas ellas por las cuales resultaba una persona
extremadamente idónea para emprender esa tarea recopilatoria que tan
urgente era y tan difícil se venía revelando.

En 1618 tiene ya avanzados ambos trabajos, según informa en carta de 8 de


abril dirigida al rey Felipe III. En ella el oidor acompañaba un título completo de
ambas obras, como muestra del procedimiento de elaboración, y un esquema o
plan general de las mismas, y solicitaba una exención de dos años de sus
deberes como oidor (sin pérdida de sueldo) a fin de poder completarlas en un
plazo de tiempo breve, si se estimaba conveniente su finalización.

En su misiva, Solórzano afirma haber elaborado su proyecto recopilatorio con


muchas cédulas, provisiones, cartas, instrucciones y ordenanzas, reduciéndolas
a “títulos”, y haberlas puesto “en forma de leyes, con la brevedad y claridad
posible, imitando la Recopilación de Castilla”. La respuesta sólo llegó con casi un
año de retraso, por carta de 20 de marzo de 161930, en la que se le ordena
continuar la elaboración del tratado latino (sin concedérsele, no obstante, la
licencia solicitada), pero se le releva de la obligación de completar la
recopilación.

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Sea como fuere, lo cierto es que en 1622 estaba ya en la península el texto del
Libro I de la Recopilación de las Cédulas, Cartas, Provisiones y
Ordenanzas Reales, obra de Juan de Solórzano, remitido por el autor el 8 de
mayo de ese año, junto con una tabla o índice de los restantes libros
proyectados. Según esto, la obra completa constaría de seis libros, subdivididos
en un total de 102 títulos, en los cuales se insertan los textos recopilados en
forma de “leyes”. Si bien su obra se consideró fuente importante para otras
posteriores, lo cierto es que NO se promulgó.

EL PROYECTO DE AGUIAR Y ACUÑA (1628)

El consejero de Indias don Rodrigo de Aguiar y Acuña (1571-1629)43 había


asumido en torno a 1607 la tarea de continuar la recopilación de Indias que
venía realizando por cuenta del Consejo Supremo el licenciado Zorrilla
nombrado, a su vez, para relevar a Aguiar en Quito.

El nuevo consejero había mostrado cierto interés por el proyecto recopilador, y


de ahí que el presidente del Consejo, el Conde de Lemos, lo asociara a la
empresa en calidad de comisario o superintendente para revisar el trabajo de
Zorrilla, pero bajo la vigilancia de una comisión del Consejo presidida por el
propio Lemos.

Cuando en 1610 Zorrilla partió para América, Aguiar quedó en solitario


realizando los trabajos recopilatorios para el Consejo. Sin embargo, según relata
él mismo, sus muchas obligaciones como consejero le impedían dedicar al
trabajo todo tiempo que este requeriría, por lo que la obra se fue demorando, y
se hizo preciso nombrar como colaborador suyo al licenciado Hernando de
Villagómez († 1612); asimismo, el Consejo le encomendó hacer, no tanto una
verdadera recopilación, como simplemente unos Sumarios, es decir, un
epítome de la recopilación, señalando tan sólo las leyes compiladas y una breve
descripción de su contenido, ordenadas por títulos y libros.

Con todo, a pesar de la mayor modestia de la labor encomendada, esta apenas


pudo avanzar en los años posteriores, y ello por diversas razones. En el mismo
año 1610, Hernando de Villagómez fue nombrado consejero de Castilla, y
Aguiar volvió a quedarse solo, únicamente con la ayuda de dos secretarios.

La situación se complicó aún más cuando, en 1617, asumió la presidencia del


Consejo de Indias el licenciado Fernando Carrillo, hasta entonces presidente del
Consejo de Hacienda. Este detuvo los trabajos que se venían haciendo hasta ese
momento y trató de dar un giro a la obra recopilatoria y perfeccionarla,
incorporando a los mismos textos de las leyes compiladas también glosas y
comentarios y concordancias con las leyes reales de Castilla y el Derecho
común.(probablemente por influencia del proyecto de Solórzano que ya estaba
en marcha), y sometiendo los trabajos a su supervisión personal. El resultado
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de este exceso de celo fue que la obra entró en un impasse –que posiblemente
justificó que Solórzano aprovechase para lanzar su propuesta de recopilación
referida con anterioridad.

El presidente dio licencia a Aguiar para que se ausentase de las reuniones del
Consejo, siempre que su presencia no fuera imprescindible, y se encerrase a
terminar la obra recopilatoria, asistido de un secretario.

Pero no fue este el principal motivo por el que pudo progresar el trabajo –
puesto que Aguiar, a pesar de todo, seguía estando sumamente ocupado–, sino
por otra circunstancia completamente distinta que coincidió en el tiempo, cual
fue la llegada a España, procedente del Perú, del licenciado Antonio de León
Pinelo.

Este autor, polígrafo y abogado ante la Audiencia de Lima, había venido


trabajando en un proyecto particular de recopilación indiana durante varios años
(probablemente desde 1618), para el cual había reunido unas tres mil leyes, y
pasó a la península en 1622 con el fin de completarlo y presentarlo ante el
Consejo de Indias, a la vista de la parálisis que le aquejaba a este, en cuanto a
la empresa recopilatoria y, presumiblemente, para adelantarse a la propuesta
elaborada por Solórzano Pereira, de la que debía de tener conocimiento sin duda
por sus contactos mutuos en Lima.

EL PROYECTO DE LEÓN PINELO (1635)

El día 5 de octubre de 1629 falleció don Rodrigo de Aguiar y, disuelta de facto la


junta consultora del Consejo de Indias para la recopilación, Antonio de León
Pinelo quedó como única persona encargada de los trabajos recopilatorios a
cuenta del Consejo. Para sustituir a Aguiar como consejero fue propuesto Juan
de Solórzano y Pereira, aunque no es claro que fuera igualmente designado en
ese momento como sucesor de Aguiar también en la dirección de la tarea
recopiladora. Probablemente Pinelo siguió elaborando la obra en solitario,
puesto que, según pensaba él mismo, sólo restaban unos “seis meses” de
trabajo para tener definitivamente culminada la tarea. Sin embargo, el cálculo
resultó sumamente equivocado, puesto que el autor, en vez de terminar la
segunda parte de la recopilación completa y redactar los sumarios de esa
segunda parte, según estaba previsto en el plan de trabajo seguido con Aguiar,
emprendió una tarea de revisión total de la obra. Y, una vez preparado el
material, redactó los sumarios de toda la obra y, a continuación, las leyes
correspondientes. Parece que a principios de 1633 podría haber presentado al
Consejo los dos tomos de los Sumarios del nuevo texto recopilatorio, La
cuestión es que, a la vista de que la finalización del trabajo se demoraba, se
designó, probablemente en 1634, a Juan de Solórzano Pereira y a Pedro de
Vivanco y Villagómez († 1642) como nuevos “comisarios de la recopilación” y

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a Pinelo como ayudante suyo, comprometiéndose éste a concluir el proyecto de
recopilación en un año.

El recopilador presentó su propuesta a los dos comisarios, que examinaron


conjuntamente el texto durante algunos días, hasta que el nombramiento de
Vivanco como presidente de la Casa de la Contratación dejó a Solórzano como
único supervisor del trabajo de Pinelo, labor que desempeñó entre diciembre
de 1635 y mayo de 1636, discutiendo con el autor muchos puntos dudosos.

El día 30 de ese último mes, Solórzano emitió un dictamen en el que declaraba


que Pinelo había cumplido “entera y aun aventajadamente con su obligación” y
que el proyecto estaba elaborado “con gran distinción y congruencia”.

Por tanto, en ese momento puede darse la obra, que debía de constar de varios
volúmenes manuscritos bajo el título de Recopilación de leyes, provisiones,
cédulas, ordenanzas de las Indias Occidentales, Islas y Tierra-Firme del
mar Océano, por definitivamente acabada y lista para ser impresa. Esto, sin
embargo, no tuvo lugar.

El texto manuscrito del proyecto de Pinelo presentado al Consejo de Indias en


1635 no fue nunca impreso en su época y se perdió entre los papeles del
organismo, salvo una copia que uno de los consejeros designados para revisar
la obra, el obispo Juan de Palafox y Mendoza (1600-1659), se llevó consigo
cuando fue nombrado visitador y obispo de Puebla (México) en 1640 y que
utilizó abundantemente para redactar sus propias Ordenanzas para los
tribunales de México dictadas durante su visita.

Esa copia es la que, siglos después, fue localizada en 1987 por el profesor
Sánchez Bella en los archivos del Duque del Infantado de Madrid y que ha
servido para realizar una edición moderna de la obra. Este descubrimiento ha
permitido constatar la marcada huella que el proyecto pineliano imprimió en
la Recopilación de las Indias de 1680 y sin la cual ésta no hubiera sido posible –
al menos, tal como nosotros la conocemos hoy.

LA LITERATURA JURIDICA INDIANA

La literatura jurídica o jurisprudencia doctrinaria constituye otra de las


importantes fuentes del Derecho indiano, en tanto que juristas, tanto de España
como de las Indias e, incluso, extranjeros, contribuyeron con sus obras al
estudio del mismo.

En su aparición, la literatura jurídica indiana se ve influida por el Derecho


común, en tanto que, como se ha visto, éste tiene una influencia decisiva en el
universo jurídico indiano, y gran parte de los autores se enmarcan en el mos
italicus.

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Entrado el siglo XVIII, la literatura jurídica participará de los enfoques del
absolutismo ilustrado, siendo también época abundante en la producción
intelectual de obras doctrinales.

Decir que, algunos de los autores de literatura jurídica indiana fueron,


precisamente, partícipes en el proceso recopilatorio, como Solórzano Pereira o
León Pinelo, o elaboradores de comentarios a la Recopilación. Aunque una
relación de autores y obras sería inacabable.

Así, nos encontraríamos con obras generales, como:

.- la Política indiana de Solórzano,

.- el Tratado de las confirmaciones reales de encomiendas, oficios y


casos en que se requieren para las Indias Occidentales de Antonio de
León Pinelo.

.- el Gobierno del Perú de Juan de Matienzo, entre otras; a lo que se


sumarían obras sobre las más diversas materias, como Derecho romano, de los
indios, financiero, penal, procesal, canónico, etc.

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