Martínez M. 01 Küng 1992

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Licenciatura en Nutrición

Ética Profesional

Martínez Gutiérrez Mauricio Alexis

Viernes 23 de febrero de 2024

Küng, K. (1992). Ética, ¿para qué? (pp. 43-53). Editorial Trotta Barcelona.

Ética, ¿Para qué?

Sin una moral, o sin normas éticas universalmente obligatorias, las naciones se van a ver
abocadas, por una acumulación de problemas = crisis colapsante, es decir, a la ruina
económica, desmoronamiento social y catástrofe política.

Necesitamos de la ética sobre los valores y las normas que han de regir nuestros proyectos y
acciones. La crisis debe ser una oportunidad, y el “reto” puede dar paso a la “respuesta”. Pero
una respuesta negativa no bastaría, sino queremos que la ética degenere una técnica de
parcheo de deficiencias y debilidades. Por ende, debemos empeñarnos en hallar una respuesta
positiva a la cuestión de una actitud ética mundial.

Mas allá del bien y del mal

a) ¿Por qué no hacer el mal?

Costumbres, leyes y tradiciones, parecían ser naturales, en el cual contaban con el respaldo de
una autoridad religiosa, en nuestros días ya no se dan por supuestas en ninguna parte del
mundo.

El individuo concreto se plantea las siguientes preguntas:

 ¿Por qué no mentir, engañar, robar o matar, cuando ello resulta ventajoso y, en un caso
dado, no hay que temer ser descubiertos o castigados?
 ¿Por qué debería un político resistir a la corrupción, si tienen garantizada la discreción
de sus corruptores?
 ¿Por qué tendría un comerciante poner límite a sus ganancias, cuando se proclama
públicamente, sin la mínima vergüenza moral, la avaricia o el slogan?
 Entre otras.
b) ¿Por qué hacer el bien?

Surge la cuestión fundamental de toda la ética: ¿Por qué debe el hombre (como individuo,
grupo, nación o religión), comportarse de un modo humano, verdaderamente humano?
¿Y por qué el comportamiento ha de ser incondicional? ¿Por qué nos afecta esto a todos,
sin excluir a ningún estrato social, clase o grupo?

No hay democracia sin consenso básico

a) Dilema de la democracia

El Estado libre-democrático debería ser, por su propia naturaleza, neutral en cuanto a la


concepción del mundo. Debe tolerar la diversidad de religiones y confesiones, de filosofías e
ideologías. El Estado democrático, de acuerdo con su constitución, ha de respetar, proteger y
fomentar la libertad de conciencia y religión y todo lo concerniente a los modernos derechos
humanos. No debe imponer un sentido o estilo de vida, si quiere conservar intacta su
neutralidad de cosmovisión.

Dilema: estar orientado a algo que él no puede prescribir legalmente.

Para que en una sociedad plural puedan convivir diversas cosmovisiones, es preciso un
consenso fundamental entre ellas, y no de un consenso estricto o total. El consenso debe irse
produciendo constantemente en un proceso dinámico.

b) Mínimo en valores, normas y actitudes comunes

En nuestros días, este consenso básico minimal sobre determinados valores, normas y
actitudes, resulta imposible una convivencia digna, tanto en pequeñas como en grandes
sociedades. Esta carencia de tal consenso, solo posible mediante un renovado diálogo, impide
el funcionamiento de toda democracia moderna.

La realidad es que, en las confrontaciones ideológicas en este mundo abstracto e


impenetrable, todavía es demasiado frecuente la reacción del terror en política, los métodos
depredadores en bolsa y el libertinismo en la vida privada. En estos casos, lo importante no es
moralizar, sino reflexionar.

c) Vínculos libres

En la vida humana es más decisiva la vinculación a orientaciones, valores, normas, actitudes y


contenidos vitales a un nivel transnacional y transcultural.
El hombre normalmente siente un inextinguible deseo de aferrarse a algo, de confiar en algo,
y también en los avatares de la vida privada, tener un criterio, seguir alguna línea, disponer de
reglas y finalidades, el hombre siente, el deseo de poseer algo semejante a una orientación
fundamental ética. La moderna sociedad industrial se halla minada por la superinformación
y por la desinformación, por lo que la psicología social insiste en la importancia de una
comunicación abierta y multilateral.

Clave del futuro: responsabilidad planetaria

a) En vez de ética del éxito o de intenciones, ética de responsabilidad

Propugnar una responsabilidad global es contrario de una simple ética del éxito, al igual una
actuación que santifica los medios en función de los fines, y que considera bueno todo lo que
funciona o proporciona beneficios, poder o placer.

La ética de intenciones, su orientación hacia una, más o menos neutral, idea de los valores la
inclina a interesarse por una motivación puramente interna de la acción, eliminando cualquier
preocupación por las consecuencias de una decisión o actuación, por la situación concreta,
con sus exigencias y repercusiones.

Sin una ética ideológica, la ética de responsabilidad degeneraría en una neutra ética del
éxito. Y sin una ética de responsabilidad, la ética ideológica se quedaría en mera
autojustificación de la propia subjetividad. Por ende, se exige una nueva ética preocupada por
el futuro y respetuosa de la naturaleza.

b) Responsabilidad para el ámbito común, el medio ambiente y el mundo futuro

El mensaje para el tercer milenio podría conectarse así: responsabilidad de la comunidad


mundial con respecto a su propio futuro. Responsabilidad para con el ámbito común y el
medio ambiente, pero también para con el mundo futuro. Los responsables de las diferentes
regiones, religiones e ideológicas han de aprender a pensar y actuar desde contextos globales.

c) Sin un talante ético mundial, no hay orden mundial

Coincidimos en que el hombre nunca mejorará con el creciente recurso a leyes y preceptos, ni
por procedimientos psicológicos o sociológicos. Nos encontramos ante la misma situación:
los conocimientos no implican siempre saber sobre el sentido, los reglamentos no son todavía
orientaciones, y las leyes no son todavía actitudes morales. El mismo derecho necesita un
fundamento moral.
Si queremos una ética que funcione en beneficio de todos, ha de ser única. Un mundo único
necesita cada vez más una actitud ética única. La humanidad posmoderna necesita objetivos,
valores, ideales y concepciones comunes. Pero surge una cuestión controversial: ¿no
presupone todo ello una fe religiosa?

Comentario:

El texto proporciona una reflexión profunda sobre la importancia de la ética en la sociedad


contemporánea y plantea preguntas fundamentales sobre el comportamiento humano y la
necesidad de un consenso ético global.

Desde una perspectiva crítica, se destaca la relevancia de establecer normas éticas universales
para evitar crisis económicas, desmoronamiento social y catástrofes políticas. Se cuestiona la
falta de un consenso básico en valores, normas y actitudes comunes, lo cual dificulta la
convivencia en sociedades pluralistas y obstaculiza el funcionamiento de la democracia
moderna. Además, se critica la tendencia hacia una ética del éxito o de intenciones, que
prioriza el beneficio individual sobre la responsabilidad global y el bien común.

Por otro lado, se resalta la necesidad de una ética que trascienda las fronteras culturales y
nacionales, promoviendo la responsabilidad planetaria y el respeto por el medio ambiente y el
futuro de la humanidad. Se argumenta a favor de una ética basada en la responsabilidad y el
compromiso con el bienestar colectivo, en contraposición a enfoques individualistas o
utilitaristas.

También podría gustarte