Martínez M. 01 Küng 1992
Martínez M. 01 Küng 1992
Martínez M. 01 Küng 1992
Licenciatura en Nutrición
Ética Profesional
Küng, K. (1992). Ética, ¿para qué? (pp. 43-53). Editorial Trotta Barcelona.
Sin una moral, o sin normas éticas universalmente obligatorias, las naciones se van a ver
abocadas, por una acumulación de problemas = crisis colapsante, es decir, a la ruina
económica, desmoronamiento social y catástrofe política.
Necesitamos de la ética sobre los valores y las normas que han de regir nuestros proyectos y
acciones. La crisis debe ser una oportunidad, y el “reto” puede dar paso a la “respuesta”. Pero
una respuesta negativa no bastaría, sino queremos que la ética degenere una técnica de
parcheo de deficiencias y debilidades. Por ende, debemos empeñarnos en hallar una respuesta
positiva a la cuestión de una actitud ética mundial.
Costumbres, leyes y tradiciones, parecían ser naturales, en el cual contaban con el respaldo de
una autoridad religiosa, en nuestros días ya no se dan por supuestas en ninguna parte del
mundo.
¿Por qué no mentir, engañar, robar o matar, cuando ello resulta ventajoso y, en un caso
dado, no hay que temer ser descubiertos o castigados?
¿Por qué debería un político resistir a la corrupción, si tienen garantizada la discreción
de sus corruptores?
¿Por qué tendría un comerciante poner límite a sus ganancias, cuando se proclama
públicamente, sin la mínima vergüenza moral, la avaricia o el slogan?
Entre otras.
b) ¿Por qué hacer el bien?
Surge la cuestión fundamental de toda la ética: ¿Por qué debe el hombre (como individuo,
grupo, nación o religión), comportarse de un modo humano, verdaderamente humano?
¿Y por qué el comportamiento ha de ser incondicional? ¿Por qué nos afecta esto a todos,
sin excluir a ningún estrato social, clase o grupo?
a) Dilema de la democracia
Para que en una sociedad plural puedan convivir diversas cosmovisiones, es preciso un
consenso fundamental entre ellas, y no de un consenso estricto o total. El consenso debe irse
produciendo constantemente en un proceso dinámico.
En nuestros días, este consenso básico minimal sobre determinados valores, normas y
actitudes, resulta imposible una convivencia digna, tanto en pequeñas como en grandes
sociedades. Esta carencia de tal consenso, solo posible mediante un renovado diálogo, impide
el funcionamiento de toda democracia moderna.
c) Vínculos libres
Propugnar una responsabilidad global es contrario de una simple ética del éxito, al igual una
actuación que santifica los medios en función de los fines, y que considera bueno todo lo que
funciona o proporciona beneficios, poder o placer.
La ética de intenciones, su orientación hacia una, más o menos neutral, idea de los valores la
inclina a interesarse por una motivación puramente interna de la acción, eliminando cualquier
preocupación por las consecuencias de una decisión o actuación, por la situación concreta,
con sus exigencias y repercusiones.
Sin una ética ideológica, la ética de responsabilidad degeneraría en una neutra ética del
éxito. Y sin una ética de responsabilidad, la ética ideológica se quedaría en mera
autojustificación de la propia subjetividad. Por ende, se exige una nueva ética preocupada por
el futuro y respetuosa de la naturaleza.
Coincidimos en que el hombre nunca mejorará con el creciente recurso a leyes y preceptos, ni
por procedimientos psicológicos o sociológicos. Nos encontramos ante la misma situación:
los conocimientos no implican siempre saber sobre el sentido, los reglamentos no son todavía
orientaciones, y las leyes no son todavía actitudes morales. El mismo derecho necesita un
fundamento moral.
Si queremos una ética que funcione en beneficio de todos, ha de ser única. Un mundo único
necesita cada vez más una actitud ética única. La humanidad posmoderna necesita objetivos,
valores, ideales y concepciones comunes. Pero surge una cuestión controversial: ¿no
presupone todo ello una fe religiosa?
Comentario:
Desde una perspectiva crítica, se destaca la relevancia de establecer normas éticas universales
para evitar crisis económicas, desmoronamiento social y catástrofes políticas. Se cuestiona la
falta de un consenso básico en valores, normas y actitudes comunes, lo cual dificulta la
convivencia en sociedades pluralistas y obstaculiza el funcionamiento de la democracia
moderna. Además, se critica la tendencia hacia una ética del éxito o de intenciones, que
prioriza el beneficio individual sobre la responsabilidad global y el bien común.
Por otro lado, se resalta la necesidad de una ética que trascienda las fronteras culturales y
nacionales, promoviendo la responsabilidad planetaria y el respeto por el medio ambiente y el
futuro de la humanidad. Se argumenta a favor de una ética basada en la responsabilidad y el
compromiso con el bienestar colectivo, en contraposición a enfoques individualistas o
utilitaristas.