Enfermedades Infectocontagiosas PARTE1

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ENFERMEDADES INFECTOCONTAGIOSAS

(PARTE 1)

CONCEPTOS BÁSICOS:

ENFERMEDAD: De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una enfermedad se


define como una "alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo,
por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya
evolución es más o menos previsible".

INFECCIÓN: Según la OMS, la infección se define como la “Entrada, desarrollo y multiplicación de


un agente infeccioso en el cuerpo de una persona o animal”. Una infección se presenta cuando
entran microbios en el organismo de una persona y se multiplican, y, en consecuencia, causan
malestar, daño a órganos y tejidos o enfermedad.

CONTAGIO: Transmisión de una enfermedad, por lo general infecciosa, de un individuo a otro.


Transmisión de una enfermedad por contacto con el agente patógeno que la causa

VARICELA

DEFINICIÓN: La OPS “organización panamericana de la salud” la define como una infección viral
causada por el virus de la varicela zóster que afecta por lo general a los niños menores de 5 años o
en la edad escolar, esta no suele dejar secuelas y se resuelven por sí misma, es de fácil transmisión
a personas que no se han vacunado o tenido la enfermedad, esta puede reactivarse con el tempo
presentándose como un herpes zoster en edad adulta

HISTORIA: este es un patógeno latente que siempre estuvo presente, este virus fue evolucionando
junto a la propia humanidad y se propago durante las primeras migraciones que salieron de África
hacia Asia y posteriormente a Europa. Esta producía enfermedades en apariencia benignas que
fueron observadas como formas menores de otras más graves o mejor conocidas. Hace menos de
cien años se empezaron a conocer sus formas de presentación o sus efectos y apenas treinta que
se desarrolló la primera vacuna para combatirlos.
HISTORIA NATURAL:
CLASIFICACIÓN: CLASIFICACIÓN DE LA FAMILIA HERPES VIRUS

Alfa virus: Tienen la capacidad de permanecer de forma latente en las neuronas y pueden
reactivarse en las raíces de ganglios dorsales.

• HHV-1: Herpes simple tipo 1 (herpes simple oral y genital, herpes neonatal, gingivoestomatitis
herpética, queratoconjuntivitis, encefalitis)

• HHV-2: Herpes simple tipo 2 (herpes simple oral y genital, meningitis)

• HHV-3: Varicela zoster (varicela, herpes zoster, S. de Ramsay-Hunt)

Beta virus: Ciclo reproductivo lento, las células infectadas aumentan de tamaño. Los virus pueden
permanecer de forma latente en glándulas secretoras, células linfoides, riñón y otros tejidos.

• HHV-5: Citomegalovirus (neumonitis intersticial, coriorretinitis)

• HHV-6: Exantema súbito (roseola), pitiriasis rosada de Gibert

• HHV-7: Pitiriasis rosada de Gibert, exantema súbito, fiebre recurrente en niños, síndrome de
fatiga crónica

Gamma virus: Se replican principalmente en células linfoblásticas.

• HHV-4: Epstein-Barr (mononucleosis, carcinoma nasofaríngeo, linfoma de Burkitt, leucoplasia


oral vellosa, linfomas policlonales difusos en sida)

• HHV-8: Sarcoma de Kaposi, linfomas primarios, enfermedad multicéntrica de Castleman.

ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA: La varicela es una enfermedad muy contagiosa causada por el


virus de la varicela-zóster (VVZ). Produce un sarpullido con ampollas, picazón, cansancio y fiebre.
El sarpullido aparece primero en el estómago, la espalda y la cara, y puede después extenderse
por todo el cuerpo.

Una vez que el VZV entra en el cuerpo, se replica en las células de la piel y luego se disemina a
través del torrente sanguíneo a otros órganos y tejidos. Esto provoca la aparición de lesiones
cutáneas características, que son pequeñas ampollas llenas de líquido que causan picazón y
malestar.

El sistema inmunológico responde a la infección produciendo una respuesta inflamatoria


localizada en la piel, lo que lleva a la formación de las típicas ampollas y costras. Además, el VZV
puede permanecer latente en el cuerpo después de la infección inicial y reactivarse más tarde en
la vida, causando herpes zóster.

En casos graves, la varicela puede afectar otros órganos como el cerebro, los pulmones o el
hígado, lo que puede provocar complicaciones graves, especialmente en personas con sistemas
inmunológicos debilitados.

CLÍNICA: Las ampollas pasan por diferentes etapas, comenzando como pequeñas manchas rojas
que luego se convierten en ampollas llenas de líquido. Con el tiempo, las ampollas se rompen,
formando costras que eventualmente se caen. Este proceso puede durar de 7 a 10 días.

Durante este período, las ampollas pueden causar picazón intensa y malestar, y es importante
evitar rascarse para prevenir infecciones secundarias. En algunos casos, especialmente en adultos
o personas con sistemas inmunológicos debilitados, la varicela puede causar complicaciones
graves como neumonía, encefalitis o infecciones bacterianas en la piel.

En general, la varicela es una enfermedad auto limitada que suele resolverse por sí sola, pero es
importante buscar atención médica si se presentan complicaciones o si la persona infectada es un
lactante, una mujer embarazada o una persona con sistemas inmunológicos debilitados. Además,
existen vacunas disponibles para prevenir la varicela y reducir el riesgo de complicaciones.

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN: Es importante mantener la piel limpia y seca, cortar las uñas para
evitar rascarse y usar ropa suave y cómoda. También se deben evitar lugares concurridos para
prevenir la propagación de la enfermedad.

En cuanto a la prevención, la vacuna contra la varicela es altamente efectiva para prevenir la


enfermedad y reducir el riesgo de complicaciones. Se recomienda que los niños reciban dos dosis
de la vacuna, la primera entre los 12 y 15 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años. Los
adultos que no han tenido varicela o no han sido vacunados también pueden recibir la vacuna.

Además, es importante mantener una buena higiene personal, lavarse las manos con frecuencia,
evitar el contacto cercano con personas infectadas y cubrirse la boca y la nariz al toser o
estornudar para prevenir la propagación del virus.

En resumen, el tratamiento de la varicela se centra en aliviar los síntomas y prevenir


complicaciones, mientras que la prevención se basa en la vacunación y medidas de higiene
personal para reducir el riesgo de contagio. Siempre es importante consultar a un médico para
obtener orientación específica sobre el tratamiento y la prevención de la varicela.
SARAMPIÓN:

DEFINICIÓN Y ETIOLOGÍA: El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por
un virus. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se
registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de 2,6 millones de
muertes al año.

A nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar
de que existe una vacuna segura y eficaz. Se calcula que en 2016 murieron 89.780 personas por
esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años.

El sarampión es causado por un virus de la familia de los paramixovirus y normalmente se suele


transmitir a través del contacto directo y del aire. El virus infecta el tracto respiratorio y se
extiende al resto del organismo. Se trata de una enfermedad humana que no afecta a los
animales.

HISTORIA: Las primeras descripciones acerca del sarampión datan del siglo VI a.C. pero no fue
hasta el siglo IX cuando se hizo una verdadera descripción de la enfermedad, diferenciándola de la
viruela. A lo largo de la historia se han ido sucediendo textos que ponen de manifiesto las
diferentes epidemias. Cabe destacar de la literatura Europea del siglo XIII el nombre dado a la
enfermedad “morbilli” derivado del italiano “il morbo” que significa “pequeña enfermedad”,
nombre que actualmente se utiliza para denominar al género al que pertenece, utilizado en esa
época para distinguirlo de las grandes plagas.

En 1846, Peter Panum dictó los primeros principios básicos de la epidemiología del sarampión
describiendo su naturaleza altamente contagiosa, los 14 días de periodo de incubación, la
memoria inmunitaria que ofrece el virus en personas que han estado en contacto con él y nombra
la vía respiratoria como posible vía de transmisión del virus. Más tarde en 1908, Von Piquet realizó
contribuciones en el conocimiento de la inmunidad e hipersensibilidad estableciendo por primera
vez las bases teóricas y patogénicas del exantema del sarampión. En 1954, Enders y Peebles
obtuvieron el primer aislado en cultivo celular a partir de sangre de David Edmonston, un niño que
padecía la enfermedad. Tras varios pases en cultivo celular obtuvieron una cepa atenuada
(Edmonston B) que posteriormente sería utilizada como vacuna hasta 1975. A partir de esta se han
desarrollado otras vacunas atenuadas: Edmonston-Zagreb, Schwarz o Moraten.

Actualmente contamos con la vacuna triple vírica (MVCV) que ofrece protección contra los virus
del sarampión, rubéola y parotiditis. Se aplica en dos dosis y gracias a su uso se han conseguido
grandes avances hacia el objetivo de eliminación de la enfermedad. Sin embargo sigue siendo una
enfermedad mortal especialmente en niños de países en vías de desarrollo y provoca brotes en
países desarrollados, en ocasiones grandes, debido a la existencia de bolsas de población
susceptible.

FISIOPATOLOGÍA: El virus del sarampión se transmite por aerosoles y entra en el organismo a


través de las vías respiratorias. La infección inicial se establece en el tracto respiratorio con una
primera replicación en células epiteliales y desde ahí se extiende a los tejidos linfáticos locales con
la ayuda de los macrófagos. Tras la amplificación del virus en los nódulos linfáticos regionales se
produce la diseminación por el organismo con la aparición de viremia produciendo la infección de
distintos órganos como el bazo, timo, piel, conjuntiva, riñón, pulmón, tracto gastrointestinal,
mucosa respiratoria, mucosa genital e hígado.

La infección en la piel da lugar a la aparición del exantema característico de esta enfermedad,


produciéndose inicialmente la replicación del virus en las células endoteliales dérmicas. A
continuación la infección pasa a la epidermis provocando queratosis focal y edema.

Cabe destacar la aparición de las manchas de Koplik en la mucosa oral, como signo
patognomónico del sarampión, siendo estas similares patológicamente al exantema e implicando
las glándulas submucosas. La infección del aparato respiratorio tras la diseminación generalizada
del virus posibilita la transmisión del mismo a otros individuos a través de la vía respiratoria. El
virus también es eliminado abundantemente con la orina. Especialmente útil en individuos
inmunocomprometidos en donde la respuesta a anticuerpos puede no producirse. Esta técnica se
encuentra actualmente en desuso debido a su laboriosidad y lentitud en la emisión de resultados,
habiendo sido desplazada por la detección de ARN viral por amplificación mediante la técnica de
RT-PCR que ofrece mayor sensibilidad y rapidez. Esta técnica es complementaria al diagnóstico
serológico, aumentando su eficacia diagnóstica puesto que puede ser utilizada en los primeros
días de la enfermedad en los que aún no se ha desarrollado respuesta a anticuerpos.

CLÍNICA: La enfermedad se caracteriza por presentar un periodo prodrómico que comienza unos
10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días, con fiebre mayor de 38ºC
acompañada, frecuentemente, de coriza, tos, conjuntivitis, y/o pequeñas manchas blancas en la
cara interna de las mejillas. Al cabo de varios días aparece un exantema, generalmente en el rostro
y la parte superior del cuello, que se extiende en unos 3 días, acabando por afectar a las manos y
pies. El exantema dura de 5 a 6 días, y luego se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus
y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días (media de 14 días).

En algunos casos (40%) se pueden producir complicaciones como neumonía (la más frecuente),
otitis media, diarrea, encefalitis post-infecciosa y, muy poco frecuente, encefalitis de cuerpos de
inclusión o panencefalitis esclerosante subaguda, causada por la persistencia del virus en el tejido
del sistema nervioso central durante varios años, seguido de una infección lenta progresiva y
desmielinizante que afecta a múltiples áreas del cerebro. Estas complicaciones son especialmente
graves en niños malnutridos, sobre todo los que no reciben aportes suficientes de vitamina A, en
pacientes inmunodeprimidos, así como en mujeres embarazadas llegando a ser causa de aborto o
parto prematuro. La transmisión del virus tiene lugar a partir de secreciones nasales o faríngeas
desde 4 días antes de la fecha de inicio del exantema hasta los 4 días posteriores.

TRATAMIENTO: No existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión.
Las complicaciones graves del pueden evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una
buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las
soluciones de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los líquidos y otros
elementos esenciales que se pierdan con la diarrea o los vómitos). Se deben prescribir antibióticos
para tratar la neumonía y las infecciones de oídos y ojos. Todos los niños de los países en
desarrollo diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A con
un intervalo de 24 horas entre ambas. Este tratamiento es eficaz para restaurar los niveles de
vitamina A, que durante la enfermedad suelen ser bajos incluso en niños bien nutridos, y puede
ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera. Además, se ha demostrado que los
suplementos de vitamina A reducen la mortalidad por sarampión en un 50%.

PREVENCIÓN: La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con


campañas de inmunización masiva en países con elevada incidencia y mortalidad son estrategias
de salud pública fundamentales para reducir la mortalidad mundial por sarampión. Actualmente
contamos con la vacuna triple vírica (MVCV) que ofrece protección contra los virus del sarampión,
rubéola y parotiditis, y es segura, barata y eficaz. Se aplica en dos dosis y gracias a su uso se han
conseguido grandes avances hacia el objetivo de eliminación de la enfermedad.

HEPATITIS:

DEFINICIÓN: La hepatitis es la inflamación del hígado causada por diversos factores,


principalmente por virus (como la hepatitis A, B o C). Pueden existir hepatitis bacterianas y
hepatitis tóxicas por consumo de alcohol, venenos, fármacos. Cuando está inflamación ha
aparecido recientemente hablamos de hepatitis aguda y a los procesos que duran más de seis
meses les llamamos hepatitis crónicas.

Las hepatitis virales son enfermedades transmisibles, y, por tanto, potencialmente se pueden
prevenir.
HISTORIA: Es probable que la hepatitis por virus sea tan antigua como la humanidad misma y
existen, entre otras, referencias en el Talmud y el "Corpus Hipocraticum" que hacen pensar en la
enfermedad.

Aun cuando hacia el año de 1855 se informó, por primera vez, que la transmisión de la infección se
hacía por las heces fecales, y de que otro tipo de hepatitis era ocasionada por la inyección
subcutánea,

no fue sino hasta 1942 que el término "hepatitis por suero" ganó su lugar en la terminología
clínica.

En el año de 1951, McCallum descubrió que había cuando menos dos agentes virales que
producían enfermedades similares sin que mediara inmunidad cruzada entre ellos, y sugirió que el
agente trasmitido por vía oral y con periodo de incubación corto fuera llamado "virus A de la
hepatitis" y el otro transmitido por vía parenteral y con tiempo de incubación largo fuera llamado
"virus B de la hepatitis"; en sus experimentos utilizó voluntarios humanos.

En la década de los 60s, la más notoria aportación la constituyó, sin duda, el descubrimiento de
Blumberg, del factor sérico que posteriormente fue identificado como uno de los componentes
antigénicos de la hepatitis viral tipo B, lo cual trajo como resultado la identificación específica de la
enfermedad y el acuñamiento del término "antígeno Australia", denominado así por haber sido
encontrado en un aborigen australiano.

En la década de los 70s, mediante el micro-copia inmunoelectrónica ha sido posible la


identificación de partículas y anticuerpos re- lacionados con los agentes causales de la
enfermedad. Así mismo, se llegó al conocimiento de que algunos pacientes se encontraban
infectados por virus que no eran ni A ni B. El nuevo grupo que surgió, se conoce ahora como
"hepatitis C" o "no A, no B".

CLASIFICACIÓN:

Hepatitis A: Es una enfermedad del hígado causada por el virus de la hepatitis A (VHA). Se
transmite por el contacto con deposiciones de otro enfermo, por falta de higiene en el hogar o
bien el consumo de alimentos contaminados y deficientemente lavados (como verduras regadas
con aguas no tratadas o en contacto con vectores, como moscas o cucarachas).

Hepatitis B: Es una enfermedad grave causada por un virus que se transmite por la sangre o por
vía sexual desde un enfermo con hepatitis activa o de un portador sano del virus de la hepatitis B
(VHB). Puede causar una infección aguda o crónica y así persistir en la sangre, causando cirrosis
(cicatrización) del hígado, cáncer del hígado, insuficiencia hepática y la muerte. También existe una
vacuna para su prevención.
Hepatitis C: Es una enfermedad del hígado causada por el virus hepatitis C (VHC) que se encuentra
en la sangre de las personas que tienen la enfermedad. La infección del VHC también es
transmitida mediante el contacto con la sangre de una persona infectada (en etapa de actividad o
portación del virus) y también es causa de hepatitis crónica, cirrosis, cáncer de hígado,
insuficiencia hepática y muerte.

Hepatitis D: Es un virus defectuoso que necesita el virus de hepatitis B para existir. El virus de la
hepatitis D (VHD) se encuentra en la sangre de las personas infectadas con el virus.

Hepatitis E: Es un virus (VHE) que se transmite en forma muy similar al virus de hepatitis A. Se
disemina a través de agua contaminada.

Hepatitis F: De aparición reciente, puede ser el mismo conocido como G.

Hepatitis G: es el virus más nuevo, se conoce poco. Se cree que se transmite a través de la sangre
sobre todo en personas que usan drogas endovenosas, y se supone que con otras enfermedades y
tratamientos relacionados con la coagulación

CLÍNICA:

Primera semana (periodo preictérico de síntomas prodrómicos).

Este cuadro se presenta durante los primeros 5-6 días de la infección y en los que el paciente no
suele estar diagnosticado:

-Síndrome General: astenia, anorexia y falta de concentración. Artralgias, mialgias, cefaleas,


fotofobia,

-Febrícula o no. A veces puede desencadenar fiebre de 39 °C con escalofríos.

-Síntomas Digestivos o no por distensión de la cápsula de Glisson que origina dispepsia. Náuseas,
vómitos.

-Síntomas Respiratorios: faringitis, tos y coriza.

A los 5-7 días:

-Ictericia.

-Síntomas de colestasis como coluria (orina oscura), acolia e hipocolia, heces teñidas o
decoloradas, ictericia o subictericia en la conjuntiva, prurito.

-El depósito de anticuerpos puede causar vasculitis como púrpura.


-Crioglobulinemia en hepatitis por el virus C.

TRATAMIENTO: El tratamiento principal es sintomático mientras que el específico dependerá de


la causa subyacente. Es así como en las hepatitis virales agudas se utilizará medidas de soporte e
hidratación, reservándose el uso de antivirales, hasta el momento se disponía casi exclusivamente
de interferón y ribavirina, actualmente (desde el año 2011) existen ya aprobados inhibidores de
polimerasa y proteasa para casos por Virus hepatitis C (principalmente por el gran porcentaje de
pacientes que evolucionan a hepatitis crónica) mientras que en otros casos como por ejemplo, en
la intoxicación por paracetamol se utiliza N-acetilcisteína.

En el caso de la hepatitis crónica que lleva a insuficiencia hepática, solamente se tratarán las
complicaciones secundarias a ésta (hemorragia digestiva alta, ascitis, infecciones, etc.).

PREVENCIÓN:

-Vacunarse contra las hepatitis A y B.

-Lavarse las manos y consumir agua potable.

-No tener contacto con sangre o fluidos de otras personas.

-Asistir a los controles prenatales.

-Evita el consumo de alimentos y bebidas si no conoces su preparación.

-No compartas objetos personales como rastrillos y cepillos de dientes.

DENGUE:

DEFINICIÓN: El dengue (fiebre quebrantahuesos) es una infección vírica que se transmite de los
mosquitos a las personas. Es más frecuente en las regiones de climas tropicales y subtropicales.

La mayoría de las personas que contraen dengue no tienen síntomas. Cuando estos aparecen,
suelen ser fiebre alta, dolor de cabeza y en otras partes del cuerpo, náuseas y erupciones en la
piel. En la mayor parte de los casos, la persona se cura en una o dos semanas, pero a veces la
enfermedad se agrava y requiere hospitalización. En los casos más graves, el dengue puede ser
mortal.

HISTORIA:
Antigüedad: La primera referencia de un caso de dengue aparece en una enciclopedia medicinal
china publicada en la dinastía Jin (265-420), formalmente editada durante la dinastía Tang en el
año 610, y publicada nuevamente durante la dinastía Song del Norte, en el año 992, que describe
una especie de “agua envenenada” asociada a insectos voladores, que tras su picadura
provocaban unas fiebres muy elevadas.

El dengue se extendió fuera de África entre los siglos XV y XIX, debido al desarrollo de la marina
mercante y la creciente migración de personas, especialmente en los siglos XVIII y XIX, lo que
ocasionó que las ciudades portuarias crecieran y se urbanizaran, creando condiciones ideales para
el hábitat del mosquito vector, Aedes aegypti. Durante los viajes marítimos, el mosquito se
mantenía vivo en los depósitos de agua de las bodegas. De esta forma, tanto el mosquito como el
virus se expandieron a nuevas áreas geográficas, causando epidemias separadas por los intervalos
dados por los viajes marítimos (10 a 40 años). Existen varias descripciones de epidemias durante el
siglo xvii, pero el reporte más antiguo de una posible epidemia de dengue data entre los años
1779 y 1780, cuando una epidemia asoló Asia, África y América del norte. El primer reporte de
caso definitivo data de 1779 y es atribuido a Benjamin Rush, quien acuña el término «fiebre
rompehuesos» por los síntomas de mialgias y artralgias.

Siglo XX hasta la actualidad: En 1906, la transmisión por el mosquito Aedes fue confirmada, y en
1907 el dengue era la segunda enfermedad que se conocía (después de la fiebre amarilla), que era
producida por un virus. Más investigaciones científicas de la época, realizadas por John Burton
Cleland y Joseph Franklin Silercompletaron el conocimiento básico sobre la transmisión de la
enfermedad infecciosa. La marcada expansión del dengue durante y posteriormente a la Segunda
Guerra Mundial ha sido atribuida a la disrupción ecológica. Esto mismo, ha permitido que
diferentes serotipos del virus se hayan extendido a nuevas áreas geográficas, y se haya convertido
en una enfermedad emergente y preocupante en nuestro tiempo, por las nuevas formas mortales
de fiebre hemorrágica. Estas formas severas de la enfermedad fueron por primera vez reportadas
en Filipinas en 1953; en los 70, se había convertido en la mayor causa de mortalidad infantil en el
Pacífico y parte de América.

La fiebre hemorrágica y el choque por dengue fueron por primera vez referidas en América Central
y Sudamérica en 1981, en personas que habían contraído el serotipo DENV-2, y que ya habían
tenido contacto previo con el serotipo DENV-1. A principios de los años 2000, el dengue se ha
vuelto la segunda enfermedad más común de las transmitidas por mosquitos, y que afectan a los
seres humanos ―después de la malaria―. Actualmente existen alrededor de 40 millones de casos
de dengue y varios cientos de miles de casos de dengue hemorrágico cada año. Hubo un brote
grave en Río de Janeiro en febrero de 2002 que afectó a alrededor de un millón de personas.

HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD: El dengue primitivamente fue una enfermedad


enzoótica, transmitida a primates por mosquitos del género Aedes en los bosques lluviosos de
África y Asia. Cuando los seres humanos invadieron la selva y se pusieron en contacto con los
mosquitos Aedes infectados se produjeron los primeros brotes en pequeñas poblaciones, y
posteriormente la enfermedad se diseminó a las grandes ciudades 2.

Cuando una hembra de Aedes aegypti (de hábitos intra-o peri-domiciliarios y diurnos) o de A.
albopictus (de hábitos más bien selváticos) pica a un enfermo de Dengue durante su periodo febril
(durante la viremia) ingiere sangre con virus, los cuales se van a replicar en el aparato digestivo de
la mosquita. Al cabo de una semana los virus han migrado a sus glándulas salivales y se vuelve
infecciosa para toda su vida (de unos dos meses). Cuando ella pica a una persona sana, inyecta su
saliva infectada y los virus van a circular por la sangre y se van a alojar principalmente en los
macrófagos.

Los machos del género Aedes se alimentan de savia de vegetales, al igual que las hembras. Cuando
éstas son fertilizadas, buscan una fuente de proteínas más rica, como es la sangre de animales,
principalmente del hombre. Usualmente se alimenta al principio de las mañana y del atardecer.
Deposita sus huevos en los bordes de recipientes que contengan agua limpia, que contenga
sustancias orgánicas. Estos huevos pueden permanecer viables durante un año. Cuando se ponen
en contacto con el agua inician su ciclo de crecimiento.

CLASIFICACIÓN:

-Dengue sin signos de alarma

En adultos, el cuadro clínico puede ser muy florido y “típico”, que pueden presentar mu- chos de
estos síntomas o todos ellos durante varios días (no más de una semana, gene- ralmente), para
pasar a una convalecencia que puede durar varias semanas.

En los niños, puede haber pocos síntomas y la enfermedad puede manifestarse como un
“síndrome febril inespecífico”. La presencia de otros casos confirmados en el medio al cual
pertenece el niño febril, es determinante para sospechar el diagnóstico clínico de dengue.

-Dengue con signos de alarma

Cuando baja la fiebre, el paciente con dengue puede evolucionar a la mejoría y recu- perarse de la
enfermedad, o presentar deterioro clínico y manifestar signos de alarma. Los signos de alarma son
el resultado de un incremento de la permeabilidad capilar y marcan el inicio de la fase crítica:

Dolor abdominal intenso y continúo: debido a la gran cantidad de líquido extravasa- do hacia las
zonas pararrenales y perirrenales, que irrita los plexos nerviosos presentes en la región
retroperitoneal.

La extravasación ocurre también en la pared de las asas intestinales, que aumentan bruscamente
de volumen por el líquido acumulado debajo de la capa serosa, lo cual provoca dolor abdominal de
cualquier localización. Este dolor puede ser tan intenso como para simular cuadros de abdomen
agudo (colecistitis, colelitiasis, apendicitis, pan- creatitis, embarazo ectópico o infarto intestinal).
Vómitos persistentes: tres o más episodios en una hora, o cinco o más en seis horas. Impiden una
adecuada hidratación oral y contribuyen a la hipovolemia. El vómito frecuente constituye un signo
clínico de gravedad.

Acumulación de líquidos: puede manifestarse por derrame pleural, ascitis o derrame pericárdico y
se detecta clínicamente, por radiología o por ultrasonido, sin que se asocie a dificultad respiratoria
ni a compromiso hemodinámico, en cuyo caso se clasifica como dengue grave.

Sangrado de mucosas: puede presentarse en encías, nariz, vagina, aparato digestivo


(hematemesis, melena) o riñón (hematuria).

Alteración del estado de conciencia: puede presentarse irritabilidad (inquietud) o somnolencia o


letargia), con un puntaje en la escala de coma de Glasgow menor de 15.

Hepatomegalia: el borde hepático se palpa más de 2 cm por debajo del margen costal.

Aumento progresivo del hematocrito: es concomitante con la disminución progresiva de las


plaquetas, al menos, en dos mediciones, durante el seguimiento del paciente.

-Dengue grave

Las formas graves de dengue se definen por uno o más de los siguientes criterios:

Choque por extravasación del plasma, acumulación de líquido con dificultad respiratoria, o ambas;
sangrado profuso que sea considerado clínicamente importante por los médicos tratantes,
compromiso grave de órganos.

Por lo general, cuando disminuye la fiebre, si se incrementa la permeabilidad vascular y la


hipovolemia empeora, puede producirse choque. Esto ocurre con mayor frecuencia al cuarto o
quinto día (rango de tres a siete días) de la enfermedad y casi siempre es precedido por los signos
de alarma. Durante la etapa inicial del choque, el mecanismo de compensación que mantiene
normal la presión arterial sistólica también produce taquicardia y vasoconstricción periférica con
reducción de la perfusión cutánea, lo que da lugar a extremidades frías y retraso del tiempo de
llenado capilar.

El médico puede obtener en la medición una presión sistólica normal y subestimar la situación
crítica del enfermo. Los pacientes en estado de choque por dengue a menudo permanecen
conscientes y lúcidos. Si se mantiene la hipovolemia, la presión sistólica desciende y la presión
diastólica se mantiene, lo que resulta en disminución de la presión del pulso y de la presión
arterial media.

En estadios más avanzados, ambas descienden hasta desaparecer de modo abrupto. El choque y
la hipoxia prolongada pueden conducir a insuficiencia orgánica múltiple y a un curso clínico muy
difícil.
ETIOLOGÍA: El dengue es producido por un virus del grupo de los arbovirus (llamados así porque
son transmitidos a través de artrópodos hematófagos), familia de los Flaviviridae, género
Flavivirus. La partícula viral tiene forma esférica y mide entre 30 y 50 nanómetros. Posee una
envoltura proteica (principalmente E y M) que la cubre por completo. El material genético se
encuentra contenido en un nucleocápside circular, y entre este y la cubierta se encuentra una
bicapa lipídica que es formada a partir de lípidos extraídos de la membrana celular de la célula
huésped. El genoma se compone de una sola cadena de ARN de tipo lineal, sentido positivo y gran
variabilidad. El virus es altamente inestable en el medio ambiente, inactivándose con el calor,
desecación y desinfectantes que contengan detergentes o solventes lipídicos.

Existen 5 serotipos de virus Dengue: DEN_1, DEN_2, DEN_3, DEN_4 y DEN_5 serotipo fue
descubierto en octubre del 2013, este serotipo sigue el ciclo selvático a diferencia de los otros
cuatro serotipos que siguen el ciclo humano. Cada uno de ellos crea inmunidad específica para
toda la vida para reinfección por el mismo serotipo, así como inmunidad cruzada de corto plazo
(algunos meses) para los otros 3 serotipos. Los cuatro serotipos pueden causar cuadros
asintomáticos, febriles o mortales. Se han detectado algunas variables genéticas dentro de cada
serotipo que parecen ser más virulentas o tener mayor potencial epidémico que otras.

FISIOPATOLOGÍA: La gravedad de la enfermedad depende de la carga de la viremia y de la


magnitud de las sustancias reactivas de la fase aguda, dando una gama de cuadros clínicos que van
desde infecciones inaparentes, cuadro febril inespecífico, Fiebre por Dengue o Dengue Clásico,
Dengue Hemorrágico (DH), hasta el más grave, el Síndrome de choque por Dengue (SSD).

El día de la defervescencia, cuando desaparece la fiebre, o día cero (0), es el día crucial para el
paciente: evoluciona hacia la curación o evoluciona hacia cualquiera de las cuatro formas de
Dengue hemorrágico.

CLÍNICA: El cuadro clínico de la fiebre dengue y la presentación de las diversas manifestaciones y


complicaciones, varía de un paciente a otro. Típicamente, los individuos infectados por el virus del
dengue son asintomáticos (80 %). Después de un período de incubación de entre cuatro y diez
días, aparece un cuadro viral caracterizado por fiebre de más de 38 °C, dolores de cabeza, dolor
retro ocular y dolor intenso en las articulaciones(artralgia) y músculos (mialgia) ―por eso se le ha
llamado «fiebre rompehuesos»―, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel
puntiformes de color rojo brillante, llamada petequia, que suelen aparecer en las extremidades
inferiores y el tórax de los pacientes, desde donde se extiende para abarcar la mayor parte del
cuerpo.
TRATAMIENTO: En la mayor parte de los casos, el dengue se puede tratar en el domicilio con
medicamentos que alivian el dolor. La mejor forma de no contraerlo es protegerse de las
picaduras en los mosquitos. Como no hay un tratamiento específico para el dengue, lo habitual es
aliviar el dolor.

Contra el dolor se prescribe a menudo paracetamol, pero deberían evitarse los AINE
(antiinflamatorios no esteroideos), como el ibuprofeno y la aspirina, porque aumentan el riesgo de
hemorragia. Moje la piel de la persona con una esponja con agua fría para reducir la fiebre.

Prevenga la deshidratación. La deshidratación ocurre cuando una persona pierde demasiado


líquido corporal a causa de la fiebre, los vómitos o por no tomar suficiente líquido.

PREVENCIÓN:

-Se dispone de la vacuna Dengvaxia para las personas que han tenido dengue al menos una vez y
viven en lugares donde la enfermedad es frecuente.

-Prevenga el dengue evitando las picaduras de mosquitos

-Usar repelente de insectos.

-Fumigar.

-Usar ropa holgada, camisa de manga larga y pantalones largos.

-Tome medidas para controlar los mosquitos dentro y fuera de casa (usando mallas para ventanas
y puertas).

INFLUENZA

DEFINICIÓN: La influenza también conocida como gripe, es una común infección viral que ataca las
vías respiratorias superiores e inferiores. La Gripe es causada por el virus de la influenza. Es
extremadamente contagiosa, se manifiesta repentinamente, puede propagarse rápidamente
mediante el contacto o interacción con una persona afectada, causando una amplia gama de
síntomas.

La influenza afecta a personas de todas las edades, y puede causar complicaciones graves. Con
mayor frecuencia se muestra en niños pequeños, ancianos o personas que tengan enfermedades
crónicas.
HISTORIA: La altamente contagiosa enfermedad respiratoria aguda conocida ahora como
influenza, ha afectado a los humanos desde los tiempos antiguos. La súbita aparición de
enfermedades respiratorias que persisten por pocas semanas e igualmente desaparecen, son
características suficientes para identificar un número de epidemias mayores en el pasado.

El término influenza fue introducido en Italia al inicio del siglo XV para describir una epidemia, que
más fue adoptado por los ingleses en el siglo XVlll; durante el mismo período los franceses
denominaron la como “la grippe”.

A lo largo de la historia, se han producido varias pandemias de gripe que han tenido un impacto
significativo en la población mundial. Una de las pandemias más devastadoras fue la gripe
española de 1918, que causó la muerte de millones de personas en todo el mundo. Desde
entonces, se han producido varias pandemias de gripe, incluida la gripe asiática de 1957 (Virus
H2N2), la gripe de Hong Kong de 1968 (Cepa H3N2) y la gripe porcina de 2009 (Virus H1N1). Cada
una de estas pandemias ha tenido un impacto significativo en la salud pública y ha llevado a un
mayor enfoque en la vigilancia, prevención y control de la gripe a nivel mundial.

En la actualidad, la influenza sigue siendo una preocupación importante para la salud pública, con
brotes estacionales que afectan a millones de personas en todo el mundo cada año. La
investigación continúa sobre la gripe y el desarrollo de vacunas más efectivas que son
fundamentales para controlar la propagación y el impacto de esta enfermedad viral.

HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD: Comienza con la exposición al virus de la gripe, que


generalmente ocurre a través del contacto con gotas respiratorias de una persona infectada, ya
sea a través de la tos, estornudos o contacto directo.

Una vez que el virus ingresa al cuerpo, empieza el proceso de incubación que generalmente dura
de 1 a 4 días, pudiendo variar. Durante ese tiempo el virus se replica en las células del tracto
respiratorio. Una vez que la incubación ha terminado comienzan la aparición de una amplia gama
de síntomas incluyendo fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, tos, congestión nasal, entre otros.
Síntomas que pueden durar de 1 a 2 semanas, habiendo algunos síntomas que pueden persistir
varias semanas como la debilidad y la fatiga. Sin embargo, en algunos casos, la enfermedad puede
complicarse y dar lugar a neumonía, exacerbación de enfermedades crónicas como el asma e
incluso puede ser fatal, especialmente en personas mayores, niños pequeños y personas con
sistemas inmunológicos debilitados.

CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGÍA: Existen tres tipos de virus de la influenza: A, B y C. Causadas por


virus de la familia Orthomyxoviridae.

El virus de la influenza tipo A: Pertenece al género Influenzavirus.


Es el más común y puede infectar a una amplia variedad de especies, incluyendo a los mamíferos.
Este tipo de virus es responsable de las epidemias estacionales de gripe que ocurren cada año en
todo el mundo (Epidemias globales de influenza).

El virus de la influenza tipo A tiene la capacidad de mutar y cambiar con facilidad, lo que puede dar
lugar a nuevas cepas que pueden causar pandemias.

Los subtipos de virus de la influenza A se clasifican según las proteínas de la superficie viral,
hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Existen 18 subtipos de hemaglutinina y 11 subtipos de
neuraminidasa diferentes (de H1 a H18 y de N1 a N11, respectivamente).

La vacuna contra la influenza tipo A generalmente incluye protección contra los subtipos más
prevalentes que se espera que circulen en una temporada particular. Sin embargo, debido a la
capacidad de mutación del virus de la influenza tipo A, la efectividad de la vacuna puede variar.

El virus de la influenza tipo B: Pertenece al género Influenzavirus.

Es menos común que la influenza tipo A, y generalmente causa enfermedades menos graves en
comparación. Este tipo de virus también puede infectar a humanos, así como a algunas especies
animales, pero no tiene la capacidad de causar pandemias.

El virus de la influenza tipo B se dividen en dos linajes principales, conocidos como linaje B/Victoria
y linaje B/Yamagata. Estos linajes pueden co-circular durante una temporada de gripe, lo que
complica la formulación de la vacuna contra este tipo de influenza.

La vacuna contra la influenza generalmente incluye protección contra los subtipos más prevalentes
de esta influenza, pero al igual que con la influenza tipo A, la efectividad de la vacuna puede variar
cada temporada. Aunque la influenza tipo B generalmente causa enfermedades menos graves,
todavía puede provocar complicaciones graves, especialmente en grupos de alto riesgo como los
niños pequeños, ancianos y personas con sistemas inmunológicos debilitados.

El virus de la influenza tipo C: Pertenece al género Gammainfluenzavirus.

Es la menos común de los tres tipos de virus y generalmente causa enfermedades más leves en
comparación con la influenza tipo A y B. Este tipo de virus también puede infectar a humanos, pero
rara vez causa brotes o epidemias.

A diferencia de la influenza tipo A y B, la influenza tipo C no se incluye en la vacuna contra la gripe


estacional, ya que generalmente no causa enfermedades graves o epidemias significativas. Sin
embargo, puede causar síntomas similares a los de un resfriado común, como congestión nasal, tos
leve y fiebre baja. Aunque no representa una amenaza significativa para la salud pública, aún
puede causar molestias y malestar.

Tanto el Virus de la influenza tipo A, B y C, son virus con ARN monocatenario, segmentado y de
polaridad negativa. Cada partícula tiene unos 80 a 120 nanómetros de diámetro y su forma puede
ser esférica o filamentosa.
FISIOPATOLOGÍA: La influenza es una enfermedad viral que afecta principalmente el sistema
respiratorio. Cuando una persona inhala partículas virales, el virus de la influenza ingresa a las
células del tracto respiratorio superior e inferior. Una vez dentro de las células, los virus utilizan la
maquinaria celular para replicarse y producir más virus.

El sistema inmunitario responde a la infección viral desencadenando una respuesta inflamatoria


en el tracto respiratorio. Esta respuesta inflamatoria puede causar una serie de síntomas como
fiebre, tos, congestión nasal, malestar general, entre otros.

En casos graves, la inflamación puede dañar los tejidos pulmonares y aumentar el riesgo de
desarrollar neumonía u otras complicaciones respiratorias. Además, la influenza puede
desencadenar respuestas inmunitarias excesivas que pueden causar daño a otros órganos y
sistemas del cuerpo como, a nivel cardiovascular, renal, sistema digestivo.

La virulencia de la influenza está determinada por la capacidad del virus para replicarse en las
células, evadir la respuesta inmunitaria del huésped y propagarse a otras personas. Los subtipos
de hemaglutinina y neuraminidasa son importantes para la virulencia y la capacidad de
propagación del virus.

CLÍNICA: Al principio, la gripe quizás parezca un resfriado común con goteo de la nariz, estornudos
y dolor de garganta. Por lo general, se desarrolla lentamente y aparece de manera repentina.

Entre los síntomas comunes de la gripe se incluyen, fiebre alta (38-40 grados centígrados), dolor
muscular, escalofríos, dolor de cabeza, malestar general, tos persistente (Pudiendo ser seca o con
flema), cansancio, debilidad, congestión y secreción nasal, dolor de garganta, algunas veces
vómito y diarrea, pero esto es más común en los niños que en los adultos

TRATAMIENTO: El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Los


medicamentos antivirales son recetados para reducir la gravedad de la enfermedad y acortar su
duración. También se recomienda la toma de abundantes líquidos, para mantenerse hidratado y el
descanso prolongado. Evitar el contacto cercano con otras personas para prevenir la propagación
del virus.

En casos graves o en personas con un mayor riesgo de complicaciones, como adultos mayores,
niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con afecciones médicas subyacentes, puede ser
necesario hospitalización y tratamiento adicional.
PREVENCIÓN: La vacunación anual contra la influenza es la forma más efectiva de prevenir la
enfermedad y sus complicaciones, para todas las personas a partir de los 6 meses de edad, en
especialmente aquellas con un mayor riesgo de complicaciones.

Existen algunas medidas que debemos implementar para prevenir la propagación de la influenza:
Al toser o estornudar cubrirse la nariz y la boca, si tiene influenza no salude de forma directa (de
beso o mano) para no contagiar a otras personas, lavarse las manos frecuentemente con agua y
jabón, lavar los utensilios de las personas enfermas, con agua y jabón para matar los virus, limpiar
las superficies que puedan estar contaminados por virus de los enfermos de influenza.

COVID-19

DEFINICIÓN: Es una enfermedad infecciosa que afecta habitualmente el tracto respiratorio


causada por el coronavirus SARS-CoV-2. Transmitida por el contacto directo con una persona
infectada, a través de las secreciones respiratorias que se producen al respirar, toser o estornudar.
También pueden darse mediante contacto con manos u objetos contaminados por estas
secreciones, y tras tocarse la boca, la nariz o los ojos.

HISTORIA: El COVID-19 fue identificado por primera vez en la ciudad de Wuhan, China, en
diciembre de 2019. Se cree que el virus se originó en murciélagos y se transmitió a los humanos a
través de un animal intermediario en un mercado de mariscos en Wuhan.

El virus se propagó rápidamente a nivel mundial, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud
(OMS) a declarar la enfermedad como una pandemia en marzo de 2020. Desde entonces, ha
tenido un impacto significativo en la salud pública, la economía global y la vida cotidiana de las
personas en todo el mundo. A medida que los científicos y los profesionales de la salud han
aprendido más sobre el virus, se han implementado medidas para controlar su propagación,
incluyendo el desarrollo y distribución de vacunas efectivas.

A pesar de los avances en la prevención y tratamiento de COVID-19, la pandemia continúa siendo


un desafío para la salud pública a nivel global. Se espera que la cooperación internacional, la
vacunación generalizada y el cumplimiento de las medidas de prevención sean fundamentales
para superar esta crisis.

HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD: Comienza con la exposición al virus, que generalmente


ocurre a través del contacto cercano con una persona infectada. Después de la exposición, el virus
puede entrar en el cuerpo a través de las vías respiratorias y comenzar a replicarse en las células
del tracto respiratorio.
El periodo de tiempo entre la exposición del virus y la aparición de los síntomas, es de alrededor
de 5 a 6 días, pudiendo variar. Es posible que durante este periodo no se presenten síntomas o
que estos sean leves. Algunas personas pueden desarrollar síntomas como, fiebre, dificultad para
respirar, fatiga, pérdida del gusto y el olfato, así como otras no experimentan síntomas relevantes.
En casos graves, la infección puede provocar neumonía, insuficiencia respiratoria, coagulación
sanguínea anormal y daño a otros órganos.

La enfermedad puede progresar rápidamente en algunas personas, especialmente en aquellas con


factores de riesgo como edad avanzada, obesidad, enfermedades crónicas o un sistema
inmunológico comprometido. En otros casos, la infección puede ser asintomática o leve.

La recuperación de COVID-19 varía según la gravedad de la enfermedad y las condiciones de salud


subyacentes de la persona infectada. Algunas personas se recuperan por completo en unas pocas
semanas, mientras que otras pueden experimentar síntomas persistentes durante meses, en lo
que se conoce como “COVID prolongado”.

En la historia natural del COVID-19 también incluye la transmisión del virus a otras personas a
través del contacto cercano, gotas respiratorias y aerosoles. Esta transmisión puede ocurrir incluso
en personas asintomáticas o pre sintomáticas, lo que hace que el control de la propagación del
virus sea un desafío.

FISIOPATOLOGÍA Y ETIOLOGÍA: El virus SARS-CoV-2 entra a las células humanas a través de la


unión de su proteína de espiga con el receptor ACE2, que se encuentra en las células del tracto
respiratorio. Una vez dentro de las células, el virus comienza a replicarse y a causar daño en el
tejido pulmonar, lo que desencadena una respuesta inflamatoria exagerada en el cuerpo.

Esta respuesta inflamatoria puede causar daño en otros órganos y sistemas, como el corazón, los
riñones, el hígado y el sistema nervioso. Además, la formación de coágulos sanguíneos y la
disfunción del sistema inmunológico también son características de la fisiopatología del COVID-19.

En algunos casos, la respuesta inflamatoria exagerada puede llevar a una condición conocida como
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) o a una tormenta de citoquinas, que pueden
causar daño multiorgánico y llevar a un empeoramiento rápido de la condición del paciente.

La comprensión del COVID-19 es crucial para desarrollar estrategias de prevención y de


tratamientos efectivos para ayudar a mitigar los efectos del virus.
CLÍNICA: Los síntomas más comunes del COVID-19 incluyen fiebre alta, escalofríos, tos, dificultad
para respirar, fatiga, dolores musculares y corporales, dolor de cabeza, pérdida del gusto y del
olfato, dolor de garganta, congestión o moqueo y en algunos casos, síntomas gastrointestinales
como náuseas, vómitos y diarrea. Algunos pacientes pueden desarrollar neumonía grave y requerir
hospitalización, ventilación mecánica o cuidados intensivos.

Además, se ha observado que ciertos grupos de personas, como los adultos mayores y aquellos
con enfermedades crónicas subyacentes, tienen un mayor riesgo de desarrollar formas más graves
de la enfermedad, podría causar neumonía, insuficiencia respiratoria, fallo orgánico e incluso la
muerte. La variabilidad en la presentación clínica del COVID-19 ha hecho que su diagnóstico y
manejo sean desafiantes, ya que algunos pacientes pueden ser asintomáticos o presentar síntomas
leves, mientras que otros pueden desarrollar complicaciones graves.

TRATAMIENTO: Varía dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Para pacientes con síntomas


leves, el tratamiento generalmente incluye reposo, hidratación, medicamentos para aliviar los
síntomas como la fiebre y la tos, y aislamiento en casa para prevenir la propagación del virus. Para
pacientes con síntomas más graves, como dificultad para respirar o neumonía, pueden requerir
hospitalización. En el hospital, el tratamiento puede incluir oxígeno suplementario, medicamentos
antivirales, esteroides para reducir la inflamación pulmonar, y en algunos casos, ventilación
mecánica en la unidad de cuidados intensivos.

Es importante destacar que la vacunación contra el COVID-19 es una medida fundamental para
prevenir la enfermedad y reducir su impacto en la población. Las vacunas autorizadas han
demostrado ser seguras y efectivas para prevenir casos graves de COVID-19 y reducir la
propagación del virus.

PREVENCIÓN: Además del tratamiento médico, la prevención es fundamental para controlar la


propagación del virus. Algunas medidas de prevención incluyen:

- Vacunarse contra el COVID-19.

- Usar mascarillas en espacios públicos, especialmente en interiores o en situaciones donde no se


puede mantener el distanciamiento físico.

- Mantener el distanciamiento físico de al menos 6 pies de otras personas (Aproximadamente 1


metro de distancia).

- Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o usar desinfectante de manos a base de
alcohol.

- Evitar las multitudes y las reuniones sociales.


- Permanecer en casa si se siente enfermo y buscar atención médica si presenta síntomas de
COVID-19.

Estas medidas pueden ayudar a prevenir la transmisión del virus y proteger a uno mismo y a los
demás.

EPIDEMIOLOGIA ACTUALIZADA

LA VARICELA: Su presentación es endémica, con ciclos epidémicos de 3-4 años y está ampliamente
distribuida en el mundo. Se estima que más del 90% de la población ha tenido la enfermedad
antes de los 15 años, con una máxima incidencia entre los 2 y 8 años de edad.

El período de incubación es de 12 a 20 días y el ser humano es el único reservorio y fuente de


infección.

En Venezuela los resultados son de 1.175 muertes y 857.254 casos de varicela y 49 muertes por
HZV, un comportamiento endemo epidémico con picos cada 3 o 4 años. La mortalidad descendió
en un 80% en el último periodo período. Se determinó que un 28% de las muertes ocurren antes
de los 25 años y 72% de las muertes ocurren después de los 25 años. Más frecuente en varones.
La complicación más común es la neumonía (72%).

EL SARAMPIÓN: Actualmente se estima que gracias a la La vacunación contra el sarampión se


evitó 56 millones de muertes entre 2000 y 2021.

A pesar de que existe una vacuna segura y costo eficaz, se estima que en 2021 hubo 128 000
fallecimientos por sarampión en todo el mundo, en su mayoría, niños menores de cinco años no
vacunados o que no habían recibido la pauta completa.

En 2022, alrededor del 83% de los niños de todo el mundo recibieron una dosis de la vacuna
contra el sarampión antes de cumplir un año a través de los servicios de salud ordinarios; se trata
del porcentaje más bajo desde 2008.

En Venezuela se registró un brote en julio de 2017 hasta 2019, el país notificó 7.054 casos
confirmados y 84 fallecimientos. En 2018, hubo 5.779 casos confirmados y 75 muertes, mientras
que en 2019 se reportaron 548 casos confirmados -91% menos que el año anterior- y 3
fallecimientos siendo la última cifra de rebrote de la enfermedad

HEPATITIS: La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor del 3% de la


población mundial ha sido infectada con el VHC y que sobre 170 millones de personas son
portadores crónicos con riesgo de desarrollar cirrosis y hepatocarcinoma.

En Venezuela en el último censo se entrevistaron 1.109 personas, de todos los estratos sociales,
581 de sexo femenino y 528 masculinos, con edades comprendidas entre 18 y 70 años en 8
regiones del país. El 51% de la población encuestada reconoce que tiene poca información sobre la
enfermedad. El 57.36% de los encuestados no conocía las diferencias entre los distintos tipos de
hepatitis. Más del 80% de las personas desconocían como se adquiere la Hepatitis B y la hepatitis C
y casi el 60% de la población no sabe cómo prevenirlas. Al preguntar si tomaban algunas medidas
para evitar la hepatitis el 80% de la población NO lo hace. Del 20 % que toma alguna previsión sólo
el 36% se vacuna. Cuando se interrogó sobre conocimiento del tratamiento, el 67.09% no sabía
que se utiliza para ello. El 24.71% de la población encuestada refirió haberse realizado la prueba
diagnóstica. En vista de los resultados recogidos es necesario incrementar la educación de las
comunidades en relación a todo lo relacionado con la hepatitis viral.

DENGUE: En la actualidad, cerca de la mitad de la población mundial corre riesgo de contraerlo y


cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones.

Se presenta en los climas tropicales y subtropicales de todo el planeta, sobre todo en las zonas
urbanas y semiurbanas.

Aunque muchas personas infectadas por estos virus no presentan síntomas, se dan casos graves
que pueden ser mortales.

La prevención y control del dengue se basan en el control de sus vectores. No hay un tratamiento
específico para el dengue y el dengue grave, pero la detección precoz y el acceso a una atención
médica adecuada reducen en gran medida las tasas de mortalidad por dengue grave

En Venezuela, durante los primeros 5 meses de 2023 se reportaron 4.809 casos probables de
dengue (16,75 casos por 100.000 habitantes), 1.445 casos confirmados por laboratorio de los
cuatro serotipos del virus y 17 casos de dengue grave.

INFLUENZA: Los valores de incidencia promedio a nivel mundial (o índice de ataque) por grupo
etario fueron del 9,3 % para niños de 0-17 años, 8,8 % para adultos de 18-64 años y 3,9 % para
adultos de 65 años de edad en adelante. 1.8 por cada 10 000 persona/periodos) (44). Las muertes
asociadas a la influenza son más frecuentes entre los adultos mayores.

A finales de agosto, en el grupo de países Andinos (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia), la
actividad de la influenza y del Virus Sincitial Respiratorio (VSR) se mantuvo en niveles bajos. Sin
embargo, la OPS/OMS emitió recientemente una alerta acerca del inicio anticipado del incremento
de la actividad de virus respiratorios, especialmente por lo observado en la reciente temporada de
mayor circulación en el hemisferio sur. En Venezuela el rebrote más alto contabilizado ha sido de
125 personas adultas mayores de 65 años en el estado merida

COVID-19: A nivel mundial, se notificaron casi 2,8 millones de casos nuevos y 17.000 muertes en
los últimos 28 días (del 3 al 30 de abril del 2023), una disminución del 17% y el 30%,
respectivamente, en comparación con los 28 días anteriores (6 de marzo al 2 de abril del 2023).

Hay importantes diferencias regionales, ya que el número de casos y de muertes ha aumentado en


el Sureste de Asia, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental y ha disminuido en el resto de
las regiones.
Al 30 de abril del 2023, se habían notificado más de 765 millones de casos confirmados y más de
6,9 millones de muertes en todo el mundo.

Venezuela registra, según los últimos datos, 552.695 personas confirmadas de coronavirus, los
mismos que el valor anterior.

En estos momentos, la tasa de pacientes confirmados de coronavirus en los últimos 14 días es de 0


por cada cien mil habitantes. Se encuentra entre los países con menor tasa de enfermos
confirmados del mundo.

En este momento hay 5.856 personas fallecidas por coronavirus, desde los datos anteriores no ha
habido ningún muerto por coronavirus.

Es importante tener en cuenta a la hora de analizar estos datos que Venezuela, con 28.199.867 de
habitantes, puede considerarse un país intermedio en cuanto a población, como puede
comprobarse en la tabla de población mundial que publicamos en datosmacro.com.

En Venezuela en 2021 fallecieron 628 personas de media al día, cifra que este año podría verse
incrementada por la cifra de muertes por coronavirus. Si estás interesado, puedes consultar las
cifras de la mortalidad de Venezuela. La tasa de letalidad (fallecidos respecto a confirmados) es del
1,06%.

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