Bloque 5. El Arte Islámico y El Arte Mudéjar.

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BLOQUE 5.

EL ARTE ISLÁMICO
Y EL ARTE MUDÉJAR.

*CONTEXTO HISTÓRICO.
Los primeros árabes eran politeístas y adoraban piedras sagradas como la Piedra Negra,
un meteorito conservado en el santuario de la Kaaba, en la Meca, y que perteneció a la
tribu de Mahoma. Mientras hacía la ruta de La Meca a Jerusalén como caravanero,
Mahoma, convencido de ser un profeta de Alá, decidió fundar una nueva religión,
monoteísta como el cristianismo y revelada por el arcángel Gabriel, que se le aparecía
durante sus meditaciones en el monte Hira. Sus discípulos recogieron sus enseñanzas en
el Corán, donde se establecen los cinco preceptos religiosos sobre los que se basa el
Islam: profesión de fe, ayuno, limosna, peregrinación a la Meca una vez en la vida y
oración cinco veces al día. Estos preceptos tuvieron una gran importancia en el arte,
destacando además otro libro sagrado: la Sunna.

Perseguido por los que le consideraban un impostor, huyó de La Meca a Medina en el año
622, y este episodio es conocido como la Hégira o huída. Después de la muerte de
Mahoma, sus sucesores se expandieron por toda Arabia y el norte de África y
establecieron la capital en Damasco, Siria, con la nueva dinastía, la Omeya; tras hacerla
caer, los Abasíes iniciaron la última gran dinastía del imperio islámico.

A principios del siglo VIII, el reino visigodo con capital en Toledo, quedó dividido en dos
mitades: la ocupada por los partidarios de Akhila y la de los partidarios de Rodrigo. Los
primeros pidieron ayuda a los musulmanes, que desembarcaron en Gibraltar en el año
711 bajo las órdenes del rey bereber Tarik, quien venció a Rodrigo en la batalla de
Guadalete. Se inició así la invasión musulmana, que en tan solo siete años dominó toda la
Península Ibérica, a excepción de las zonas montañosas cántabras y pirenaicas. La
ocupación musulmana duró ocho siglos, hasta que en el año 1492 los Reyes Católicos
ocuparon Granada.

Al-Andalus, nombre con el que se conoce el territorio islámico de la Península Ibérica


durante la ocupación musulmana, se islamizó y adoptó las costumbres musulmanas. En lo
cultural, el pueblo árabe aportó avances en todos los campos de la ciencias: astronomía,
medicina, matemáticas, geografía, ingeniería… y fundó escuelas muy importantes en las
mezquitas.

Desde el primer momento de la invasión musulmana, comenzó la resistencia de los


visigodos, que acabó formando un núcleo importante en las montañas asturianas a partir
del cual empezó la reconquista cristiana. En la lucha contra los musulmanes se
configuraron cinco reinos cristianos: Castilla, León, Navarra, Aragón y Portugal. En los
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cerca de ocho siglos que duró la Reconquista, en todos los reinos cristianos se
desarrollaron el arte románico y el arte gótico. En los territorios reconquistados continuó
presente la huella musulmana a través de un estilo artístico que se desarrolló en paralelo
con el románico y el gótico: el arte mudéjar.

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ARTE ISLÁMICO.


La mayoría de árabes eran nómadas y no tenían una tradición arquitectónica propia. Por
ello, el arte musulmán recogió el sustrato artístico y constructivo de las civilizaciones
precedentes. La arquitectura islámica empezó asumiendo como propias algunas
características constructivas del arte romano, como el uso de columnas, el arco de medio
punto y las dovelas bicolores. El arte bizantino también influyó en la utilización de
bóvedas y cúpulas para cubrir los edificios, y del Próximo Oriente adoptó el arco
apuntado y el arco lobulado. Además, también adoptó el arco de herradura del arte
visigótico.
Además, el arte musulmán está muy ligado a la religión y se caracteriza por la prioridad
absoluta de la arquitectura sobre las artes plásticas. Así, tanto la escultura, casi
inexistente, como la pintura o el mosaico fueron siempre artes aplicadas al terreno
ornamental, para recubrir las superficies con ricas decoraciones abstractas. En esta
decoración artística cabe diferenciar cuatro tipos básicos de ornamentación:

-La geométrica, también llamada lacería.


-La vegetal o de ataurique, formada por hojas pequeñas que pueden ser simples
o dobles.
-La arabesca, motivos decorativos que enlazan figuras vegetales y lineas
geométricas.
-La caligráfica, formada por textos religiosos realizados en escritura cúfica o
arábiga.

Este arte se caracteriza por su eclecticismo, por su capacidad de asimilar y reinterpretar


los elementos artísticos tomados de distintas culturas y fundirlos con sus propias raíces
para crear nuevas formas. La enorme expansión territorial favoreció el surgimiento de
distintas escuelas, sin dejar de usar el mismo lenguaje artístico, ya que la religión es el
vínculo de la unidad de todo el mundo musulmán; además, no hay diferencia entre lo laico
y lo religioso, por lo que la expresión artísticas se configura a partir de su fe y del influjo
del Corán como credo y norma de vida.

Una de las principales consecuencias de este hecho es el aniconismo, ya que el arte


musulmán es iconoclasta: a su dios solo se le puede conocer a través de la palabra
revelada, no se pueden reproducir imágenes suyas figuradas: esto hace que predomine la
arquitectura sobre el resto de artes figurativas. Además, se aprecia un gran horror vacui,
un miedo al vacío que hace que se decoren todos los rincones.

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2. LA ARQUITECTURA.
Es la primera manifestación artística, junto a su ornamentación a través de la escultura y
la pintura. Era una arquitectura que se construía rápido, los materiales no eran buenos, no
les importaba que no fueran duraderos -además, por su entorno no tenían mucho acceso
a piedras y éstas eran mucho más caras-: ladrillo, yeso, madera… como los materiales no
eran muy buenos, se decoraban con falsos arcos, cúpulas de mocárabes y mosaicos. Era
común reutilizar materiales, y los edificios solían ser poco elevados y de dimensiones
regulares, con elementos sustentantes en forma de pilares de ladrillo o columnas muchas
veces reutilizadas rematadas por capiteles corintios, habitualmente finas porque no tenían
que sujetar techos muy pesados.

En cuanto a los arcos, existen una gran variedad de formas: herradura de herencia
visigoda, lobulado, polilobulado, de medio punto… Para cubrir el edificio, emplearon
mucho la cúpula y diversos tipos de bóvedas como la semiesférica, de cañón o de
mocárabes de yeso. La arquitectura musulmana está muy decorada en su interior, como
hemos señalado, pero sin motivos ni animales ni humanos. Sin embargo, este hecho
contrasta con los generalmente austeros exteriores.

En cuanto a tipología, destacan las mezquitas, las madrasas, los palacios, las tumbas, los
baños y los caravansares.

.TIPOLOGÍA:

.MEZQUITAS: un edificio religioso creado por la necesidades de realizar la


plegaria colectiva. Parece que está inspirada en la casa de Mahoma, pero a su vez se ven
influencias por las basílicas romanas y paleocristianas, siendo lo más frecuente la planta
rectangular aunque se den también de planta central, aunque muy pocas veces. Sus
partes principales son: la zona de oración o sala hipóstila, haram, que solía ser alargada
o centralizada separada o no en naves por las columnas, precedida de un partido
porticado llamado sahn con la fuente para las abluciones. Las mezquitas están orientadas
hacia la Meca, siendo el muro que lo indica la quibla, donde se encuentra un nicho vacío
llamado mihrab; suele haber un púlpito o mimbar donde se lee el Corán; a veces como
se ve en la mezquita de Córdoba aparece un espacio cercado por un enrejado llamado
maqsura, que separa al soberano del resto de asistentes. En el norte de África las
mezquitas suelen ser horizontales, mientras en Persia, India y Turquía se impone más un
estilo abobedado y vertical, de planta central, cúpula y patio con cuatro iwanes. Las
mezquitas están rematadas por el alminar o minarete para la llamada a la oración.
Entre las mezquitas con más valor artístico destacan la de Damasco (aprovechando un
templo cristiano), la de la Roca (de plano central derivado de los martyria cristianos), la de
Kairuán y la mezquita de Córdoba. Destaca también de la época abbasida la mezquita de
Samarra, con su minarete inspirado en los zigurats mesopotámicos.

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Con la llegada de los turcos selyúcidas, destacaron las mezquitas con iwanes, grandes
salas abovedas conectadas al patio central, con gran exuberancia decorativa. El arte
islámico llego a la India, con la dinastía mogol, con el Taj Mahal.
.ARQUITECTURA CIVIL:
.PALACIOS: suelen ser sencillos en el exterior, mostrando toda su riqueza
en el interior, al igual que las viviendas. Eran las residencias de los soberanos y de los
príncipes musulmanes, y algunos de ellos llegaron a ser verdaderas ciudades por lo
grandes y complejos que eran, como el palacio de Medina Al-Zahara, con tres partes
diferenciadas: mexuar o zona de visitas; zona de residencia llamada harén; y una tercera
parte destinada a fiestas. Las numerosas dependencias del palacio se distribuyen
alrededor de un patio interior, como se ve en el palacio de la Aljafería de Zaragoza o el
palacio del Generalife en Granada, caracterizados ambos por una gran belleza interior en
la que se conjugan con gran armonía el arte y la naturaleza. Estos conjuntos palaciegos
solían estar cerrados por una muralla rematadas por altas torres, y grandes puertas de
acceso.

.VIVIENDAS: auténticas fortalezas de la intimidad familiar, la casa islámica


niega su relación con la calle y evita toda monumentalidad en las fachadas. Todo se
vuelca hacia el interior, dominado por un patio que distribuye a su alrededor todos los
espacios, generalmente en dos pisos. Muestran pocos huecos al exterior, destacando los
balcones volados, de madera, cerrados con celosías -mucharabí- para observar la calle
sin ser visto, un elemento que pasará a la arquitectura monacal cristiana. Al igual que toda
la arquitectura islámica, la casa islámica tiende a la centralidad al igual que se ve en las
mezquitas de Bagdad -de forma circular con cuatro puertas-; en la mezquita de la Roca; o
las mezquitas de disposición cruciforme.

.BAÑOS PÚBLICOS: situados principalmente en los centros urbanos cerca


de los mercados y de las mezquitas, su origen se sitúa en las termas romanas, y
contaban de una sala de entrada o vestíbulo y tres salas destinadas a los baños. Su
función es higiénica pero también ritual, relacionada con las necesidades del culto.

.URBANISMO: El mundo islámico era fundamentalmente urbano, en


contraposición a la ruralidad que siguió a la caída del imperio romano. Estas ciudades
unían la realidad nómada y las caravanas comerciales con una densa red de núcleos
comerciales, ciudades donde se redistribuía la riqueza y se realizaban los intercambios.
Destacaron ciudades como Damasco, Córdoba o Kairuán, así como Bagdad con su
perfecta forma circular. A diferencia de las ciudades de tradición clásica, las ciudades
islámicas eliminan la riqueza y variedad de la vida pública, destacando tan solo las
viviendas particulares y las mezquitas, interponiéndose entra ambas solo los baños
públicos y los zocos. Los edificios islámicos, así como la ciudad, se forman por
aglutinación o yuxtaposición por lo general. Salvo excepciones, los planos son irregulares

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con un trazado espontáneo de sus calles, que son irregulares y estrechas, muchas de
ellas adarves, sin orientación, y a veces se unen por la parte superior para comunicar las
viviendas y favorecer la defensa. La medina es el centro de la ciudad, con la mezquita, la
alhóndiga, el zoco... los habitantes se distribuyen en barrios o arrabales con sus
mezquitas, zocos y baños, donde la gente se agrupa según sus profesiones. La guardia y
el gobernador de la ciudad viven en el alcázar, y la muralla sirve de puerta y de defensa
de la ciudad.

3. LA ESCULTURA Y LA PINTURA ISLÁMICAS.


Son dos artes que tuvieron muy escaso desarrollo en el mundo islámico, casi siempre
como acompañantes de la arquitectura, y muy poco desarrolladas de forma exenta.

ESCULTURA: en el Islam, esta prohibido representar a Alá. La prohibición no se


extiende al resto de seres vivos, pero pese a esto, la representación humana es
minoritaria, y en escultura destacan los perfiles hispanomusulmanes, los vasos,
jarrones… Siempre la escultura muestra una fuerte influencia del entorno donde se
realizan las obras, como los rasgos clásicos que se pueden observar en el arte
hispanomusulmán. Junto a esta realidad, también fueron comunes las obras dadas a la
abstracción y a la imaginación.

PINTURA: al igual que otros pueblos orientales, los musulmanes tuvieron pasión
por el color, como lo demuestra la policromía de su ornamentación, pero las restricciones
y prohibiciones restringieron mucho el campo de la pintura figurativa sobre todo tras el
periodo Omeya. No existe la pintura religiosa, y la pintura profana se encuentra muy
limitada a retratos. Los restos de pintura mural son escasos, y los que hay muestran un
dibujo muy marcado con línea gruesa. Sí es más abundante la miniatura, con ilustraciones
de libros de medicina, astronomía, ciencias naturales… Hubo influencia de la India y de
China.

Una de las artes menores más destacadas del arte islámico fue la cerámica vidriada, y
también usaron el procedimiento mesopotámico de decorar paredes con zócalos de
azulejos. Destacó también la producción de alfombras y tejidos, las lámparas para las
mezquitas o las cerámicas persas.

4. EL ARTE ISLÁMICO EN AL-ANDALUS


El Islam estuvo presente en la Península Ibérica durante casi ocho siglos, de 711 a 1492,
añadiendo también el periodo posterior con los moriscos. Durante este tiempo, las
manifestaciones artísticas fueron sufriendo grandes cambios coincidiendo en líneas
generales con los grandes periodos histórico-políticos: emirato y califato de Córdoba,
reinos de taifas, periodos almorávide y almohade, y reino nazarí de Granada.

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.CÓRDOBA, del emirato al califato: las primeras décadas fueron de conquista
y colonización, por lo que no había tiempo de construir, llegándose a compartir
iglesias visigodas con los cristianos para el rezo musulmán. Todo cambió cuando
Abderramán I llegó a Al-Andalus huyendo de la matanza abasí, quien comenzó la
construcción de la mezquita de Córdoba sobre el solar de la antigua iglesia
visigoda de San Vicente, con mucha reutilización de materiales anteriores y
superposición de arcos, inspirados en los acueductos.

Cuando Abderramán III rompió lazos religiosos con Bagdad y se proclamó el


Califato del Córdoba, la ciudad vivió su máximo esplendor, ampliándose la
mezquita con él y sus sucesores, evitándose ya la reutilización de elementos y
materiales y surgiendo elementos característicos como el capitel de nido de avispa,
muy perforado por la técnica del trépano. Otra obra características de la época es
la mezquita de Bab-al-Mardum en Toledo, y destacan las llamadas “artes
menores”, con producción de arquetas y botes de marfil.

.Los reinos de taifas: el califato despareció en 1035, entrando Córdoba en una


gran decadencia, dividiéndose el imperio en reinos de taifas que brillaron casi
desde el principio con una gran vida cultural, literaria y artística que unió la
nostalgia del arte califal con innovaciones. Los materiales se empobrecieron aún
más, pero se enriqueció el aspecto ornamental como se ve en las arquerías del
palacio de la Aljafería de Zaragoza. Se desarrolló mucho la arquitectura de tipo
militar defensivo, como las alcazabas de Málaga o Almería

.Almorávides y almohades: llegaron cuando los reinos de taifas entraban en


dificultades, siendo pueblos procedentes del norte de África que les reagruparon bajo su
mando, haciendo retroceder momentáneamente a los cristianos. Los almorávides habían
destacado en Marrakech y Fez, con una arquitectura donde primaba el yeso, los grandes
arco-cortina, las grandes bóvedas… de los que apenas quedan restos. Sí hay más
muestras de los almohades, el pueblo que cruzó el estrecho por segunda vez para unir a
los taifas, destacando el uso ornamental del ladrillo creando los grandes paños de sebka,
un revestimiento de paneles de rombos y arcos ciegos que tienen su máxima expresión
en la Giralda de Sevilla, el gran alminar de la mezquita, ahora desaparecida y sobre cuyo
solar se levantó la catedral cristiana. Destaca también la torre del Oro, una torre-fortaleza
que sigue en pie en Sevilla.

.Reino nazarí de Granada: con los grandes avances de la conquista cristiana en el


siglo XIII con Fernando III el Santo de Castilla, y Jaime I de Aragón, solo quedo este foco
islámico en la península, con capital en Granada, gobernado por Muhammad I. Es un
reino que tuvo algún momento de esplendor, pero en líneas generales siempre estuvo a la
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defensiva, en debilidad política y económica, hasta su desaparición en 1492. Durante los
dos siglos que duró, tuvo una gran producción artística, muy original, cuya máxima
expresión es la Alhambra de Granada.

5. EL ARTE MUDÉJAR.
Aunque lo islámico y lo cristiano siguieron por regla general vías muy separadas y
diferenciadas, hubo momentos y áreas geográficas concretas en los que el arte islámico
ejerció una gran influencia sobre el arte cristiano. Esto es lo que ocurrió con los llamados
mudéjares (palabra derivada del árabe mudayyan, que significa “aquel al que ha sido
permitido quedarse”): los musulmanes que al avanzar la Reconquista fueron quedando
englobados bajo territorios cristianos, muchos de ellos excelentes profesionales de la
construcción, que pusieron sus conocimientos al servicio de la arquitectura cristiana.
Surgió así un tipo de arquitectura que es cristiana en cuanto a sus contenidos y formas
básicas, con arcos de medio punto y también apuntados, pero con una fuerte influencia
islámica en los materiales (especialmente el ladrillo, la mampostería, el yeso y la madera)
y en la decoración, como se ve en los arcos lobulados: la arquitectura mudéjar.

Este arte se extiende por toda la Península Ibérica gracias a la Reconquista, a lo largo de
la cual se van estableciendo centros o focos geográficos que dan lugar a diferentes
estilos.
El mudéjar castellanoleonés se desarrolla entre los siglos XI y XII sobre edificios de
trazado románico con mucho uso del ladrillo, muy escasa ornamentación exterior,
destacando sobre todo los arcos ciegos como se ve en San Tirso de Sahagún.
El mudéjar toledano tiene una clara influencia islámica con mucho arco de
herradura propio de la época califal. Destaca la iglesia de Santiago del Arrabal así como
las sinagogas judías como la de Santa María la Blanca. En arquitectura civil, sobre sale la
Puerta del Sol.
El mudéjar aragonés fue uno de los estilos más importantes de la Península Ibérica
por su calidad y por su gran número de edificaciones. Su características más importante
son la rica ornamentación decorativa exterior, realizada en ladrillo, con mucha riqueza y
variedad, usando complejas arquerías murales ciegas con arcos mixtilíneos, de herradura
o polilobulados. Destacan también las decoraciones de tipo geométrico y floral, a veces
junto a cerámicas vidriadas polícromas. Como construcciones, sobresalen las iglesias de
San Salvador y San Martín en Teruel, o la torre de San Pablo en Zaragoza.
Y por último, el mudéjar andaluz, localizado principalmente en las ciudades de
Córdoba y Sevilla, con una clara influencia de los sistemas constructivos góticos que
habían empezado a aparecer, como se ve en los arcos apuntados que aparecen en la
iglesia de San Marcos en Sevilla. Destaca sobre todo la enorme influencia nazarí que se
puede observar en los Reales Alcázares de Sevilla, con su salón de embajadores
decorado con mocárabes.

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