Documento Ciclo Básico - Dirección Provincial de Educación Técnico Profesional 2021
Documento Ciclo Básico - Dirección Provincial de Educación Técnico Profesional 2021
Documento Ciclo Básico - Dirección Provincial de Educación Técnico Profesional 2021
PRESENTACIÓN y CONTEXTO
Habiéndose definido los ciclos escolares 2020 - 2021 como Unidad Pedagógica Curricular (UPC) y consecuentemente con
ello la implementación de la promoción ciclada 2020 – 2021 para las y los estudiantes que no egresan en el ciclo lectivo
2020; como Dirección Provincial de la ETP, conjuntamente con las Dirección de Educación Secundaria Técnica, se
elabora el presente documento con el propósito de acercar criterios que posibiliten, establecer en cada una de las
Instituciones:
Una organización curricular con características cicladas entre los años 2020 y 2021 que permita:
- Propiciar el desarrollo de las capacidades, habilidades y saberes correspondientes a cada grupo clase.
- Garantizar que al finalizar el Ciclo Básico de la Educación Técnica las y los estudiantes alcancen las capacidades
propuestas en los Diseños Curriculares correspondientes.
Las características de las prácticas que las y los estudiantes deberían desarrollar durante el año 2021 en función
del régimen ciclado y teniendo en cuenta los diferentes puntos de partida donde se encuentren al iniciar el
2021.
Variadas estrategias de enseñanza a implementar, en función de las realidades del grupo clase en general, y de
cada estudiante en particular.
Las capacidades y contenidos a desarrollar y a alcanzar, al finalizar el proceso ciclado, en cada uno de los
espacios curriculares.
Las características y condiciones a tener en cuenta para elaborar las planificaciones.
Posibles modos y formas de implementación.
El Ciclo Básico de la Educación Técnica se compone de tres años y en la propuesta de reorganización curricular se define
como una sola unidad, desarrollada en varios módulos o talleres anuales, según corresponda, que se articulan de modo
horizontal (considerando en el mismo nivel) y de modo vertical (se va articulando y complejizando a lo largo de los tres
niveles).
Desde esta perspectiva organizativa, resulta estratégico que la planificación de los módulos o talleres que contienen la
formación técnico específica del Ciclo Básico se planifique como una unidad curricular. Esto implica que todos los
docentes que dictan los diferentes módulos o talleres realicen una única planificación en conjunto.
La dirección de cada Institución Educativa, antes de iniciar las actividades con las y los estudiantes en el año 2021,
deberá generar y garantizar diferentes espacios de encuentro entre las/los integrantes de la gestión directiva y los
distintos equipos docentes, con el objetivo que el desarrollo de la planificación se realice a partir de criterios comunes
entre las distintas áreas de formación del Ciclo Básico; propiciando de esta manera la necesaria apropiación de criterios
y pautas de trabajo comunes y específicas que serán presentadas a los distintos equipos docentes.
En una segunda instancia, los Equipos de Conducción Institucional a través de las/los Jefas/es de Área, las/los Jefas/es
de Departamento Curricular y los Encargados de Medios de Apoyo Técnico Pedagógico, deberán generar y garantizar
encuentros de trabajo con las/los docentes organizados por áreas de formación, con el propósito de trabajar los
lineamientos comunes definidos y precisar la planificación de las mismas. Es importante que en estos encuentros de
trabajo participen todos los docentes que dictan espacios formativos en el Ciclo Básico.
Para desarrollar la planificación de los tres años, deben participar todos las/los docentes que dicten los diferentes
módulos o talleres del Ciclo Básico y armar en conjunto las planificaciones para cada año. Las planificaciones deberán
realizarse considerando los aprendizajes logrados y documentados durante el año 2020 -a través de los Registros de
Trayectoria- y los desagregados de las diferentes capacidades que las y los estudiantes han de desarrollar al finalizar el
Ciclo Básico, expresadas en los anexos I y II de este documento.
La planificación, de esta manera, se convierte en una herramienta de construcción conjunta que orienta los procesos de
enseñanza y evaluación, pauta los aprendizajes que las y los estudiantes deben lograr y nos hace corresponsables de lo
que sucede en cada espacio formativo.
Para optimizar tiempos y recursos en el desarrollo de las clases, y para facilitar la adquisición de capacidades por parte
de las /los estudiantes, la planificación deberá desarrollarse con las siguientes características:
La primera parte de la planificación deberá organizarse para cada módulo o taller en particular estableciéndose
actividades, tiempos, recursos etc.
El equipo docente deberá definir las capacidades que serán específicas para cada módulo o taller y cuales para
la actividad integradora que podrá responder a una situación problemática o al desarrollo de un proyecto
productivo acorde al nivel.
Teniendo en cuenta que, las y los estudiantes serán futuros técnicos, las actividades finales deberán contemplar
acciones en las que deban actuar como diseñadores, organizadores y gestores de grupos de trabajo y ejecutores
de técnicas operativas específicas.
Así quedarán definidas las diferentes actividades con las capacidades y nivel a desarrollar, los contenidos
involucrados, los recursos necesarios y los criterios de evaluación a considerar.
Será conveniente priorizar aquellas prácticas y experiencias que requieran del acompañamiento del docente para el
desarrollo de la capacidad propuesta, planificando los encuentros en función de la asistencia de alumnas/os, por grupos
o en su totalidad, de acuerdo a la indicación de las autoridades sanitarias y al momento del año que se transcurra.
También se deberán tener en cuenta las actividades de intensificación de la enseñanza, recuperación, y complemento
para las y los estudiantes no promovidos al finalizar el tercer trimestre 2021.
Finalizadas las planificaciones deberán organizarse encuentros con las/los referentes de las distintas formaciones
(general y técnico específica) para acordar las posibles articulaciones, ya sea en actividades y/o en tiempos de
intervenciones. Estas articulaciones deberán estar en concordancia con los NAP.
ESTRATEGIAS A IMPLEMENTAR
Para garantizar que las y los estudiantes puedan desarrollar capacidades son de fundamental importancia las estrategias
a implementar durante los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
El Aprendizaje Basado en Proyectos y Problemas es, entre otras, una estrategia que posibilita adquirir o aprender
nuevos conocimientos y/o problematizar los ya adquiridos, permitiendo integrar saberes, estableciendo relaciones y
correlaciones, donde el/la estudiante resulta protagonista activo de su propio proceso de aprendizaje.
Es de suma importancia que las actividades planteadas pongan a las y los estudiantes en un rol activo, en donde a partir
de preguntas que llevan a situaciones problemáticas propicien y posibiliten progresar hacia un aprendizaje significativo.
Evitar las recetas y la actuación del/la docente como único orador en la explicación de temas específicos. La/el docente
o equipo docente deberán ser los articuladores u ordenadores de los saberes que traen y aprenden las y los estudiantes.
En este sentido, el aula se convertirá en un espacio de acción, de intercambio, de hacer, y hacer juntos, poniendo de
manifiesto actitudes y competencias de colaboración, cooperación, coproducción, trabajos conjuntos, habilidades para
negociar, y la satisfacción devenida del trabajo final realizado colectivamente.
Las actividades planteadas pueden tomar diferentes formatos entre tantos otros que se pueden mencionar: talleres,
proyectos, articulación entre materias, debates, organización de actividades en las cuales participen estudiantes de
otros años, etc.
EVALUACIÓN
Evaluar una capacidad requiere comprender en qué medida las y los estudiantes han alcanzado los diversos tipos de
conocimiento, acciones y operaciones que la componen, y esa comprensión es mucho más compleja que lo que una
calificación numérica puede expresar.
En este sentido, las estrategias de evaluación deben diseñarse para valorar los aprendizajes esperados y el desarrollo de
las capacidades de las y los estudiantes, así como la técnica y los instrumentos de evaluación que permitirán llevarlas a
cabo.
Al evaluar se debe garantizar que una/un estudiante es capaz de comprender y actuar en situaciones o problemas
específicos de la profesionalidad para la que se forma, poniendo en juego distintos tipos de conocimientos, habilidades,
actitudes, valores y procedimientos. Es preciso observar al estudiante en acción cuando:
resuelve problemas;
realiza tareas complejas;
decide;
fundamenta.
Los procesos de evaluación involucran las tres dimensiones de “saberes” que se tienen en cuenta cuando se deben
acreditar capacidades: el saber, el saber hacer y el saber estar; los saberes conceptuales, los saberes procedimentales y
los actitudinales.
La/el docente debe seleccionar cuidadosamente el tipo de actividades y estrategias para la obtención de evidencias que
emplearán en el proceso de evaluación, considerando en todos los casos los criterios básicos planteados.
En este marco, para verificar los resultados que obtienen las y los estudiantes, ya no es suficiente constatar si los
mismos han adquirido conocimientos teóricos o procedimentales, sino que se debe verificar que están en condiciones
de resolver con autonomía situaciones problemáticas propias de cada espacio formativo o de más de uno de ellos.
Al iniciar el desarrollo del proceso de enseñanza, será necesario reconocer los aprendizajes que cada estudiante haya
asimilado y comprendido en forma significativa durante el ASPO 2020; lo que permitirá identificar en forma precisa el
grado de adecuación de las capacidades logradas en relación a los contenidos del Diseño Curricular.
Tal reconocimiento no sólo debe ceñirse a los conocimientos “declarativos”, sino que pueden extenderse también a
otros tipos de saberes previos que poseen las y los estudiantes, como, por ejemplo, expectativas y metas previas,
habilidades y estrategias previas, actitudes previas, capacidades, etcétera.
Para lograrlo podrán tenerse en cuenta, dentro de las actividades de enseñanza que se propongan desde el inicio,
instancias de observación (u otras técnicas como entrevistas, debates, exposición de ideas; o bien realización de
cuestionarios, de mapas conceptuales, como así también resolución de problemas o pruebas de desempeño)
El diagnóstico que se realice al iniciar el ciclo lectivo 2021 permitirá detectar aquellas capacidades que las y los
estudiantes no han podido alcanzar, que seguramente a diferencia de otros años, serán más disímiles y heterogéneas
Las características que pueden presentar estas capacidades no adquiridas o no desarrolladas totalmente podrán ser:
a) Capacidades no adquiridas que están incluidas en una capacidad más compleja y que forman parte de la planificación
del curso que inician las y los estudiantes en 2021. El modo de recuperarlas podrá ser en conjunto cuando se plantean
actividades para el desarrollo de la capacidad que la contienen.
Ejemplo:
La capacidad no desarrollada en 2020 es “Aplicar método de trabajo en el uso de la agujereadora de banco” y la
capacidad compleja a desarrollar en 2021 es “Realizar operaciones de roscado con el uso de machos”
Por supuesto, si no hay agujero no se puede roscar con macho. Entonces al plantear las actividades para realizar roscas
con machos, plantearlas desde la necesidad de realizar agujeros previamente y en esta situación podrá tratarse el tema
del uso de la agujereadora de banco.
b) Capacidades no adquiridas que pueden ser reemplazadas por saberes o capacidades equivalentes. Se trata de
aquellas capacidades que no dependen del medio en el que se desarrollan.
Ejemplo: Las operaciones de trazado.
Si en el primer año 2020 no se pudo desarrollar esta capacidad sobre madera, es equivalente a la desarrollada en el
segundo año 2021 sobre metales.
c) Saberes o capacidades no adquiridas en 2020 que no tienen capacidades equivalentes, ni se integran con otras en
2021. En estas situaciones deberán generarse actividades exclusivas para su tratamiento y desarrollo.
Ejemplo:
La capacidad a desarrollar en 2020 ha sido “Analizar productos/sistemas tecnológicos de la vida cotidiana definiendo
componentes y funciones para evaluar las características de sus prestaciones y el impacto social”. En el año 2021, esta
capacidad formará parte en la planificación para su desarrollo.
Debido a la situación que estamos atravesando, la probabilidad de iniciar el año lectivo 2021 alternando clases virtuales
y presenciales es un hecho. Si bien no es posible establecer de antemano en qué porcentajes sucederán, resulta
indispensable pensar en una planificación que contemple y articule ambas, a partir de las propuestas de enseñanza. En
este sentido, jugará un papel determinante, la definición organizacional que tome cada Equipo Directivo en su
Institución.
La propuesta de enseñanza en el contexto de bimodalidad (presencialidad-virtualidad) implica planificar teniendo
algunos criterios: