Poéticas Del Cuidado en Gitanas Teatro

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Poéticas del cuidado en Gitanas Teatro

Por Carla Mireya Álvarez

Cuido cuidas cuida cuidamos cuidan cuidais cuidad…

Hay violencia en mí, la siento de cuando en cuando almacenada en mi


vientre bajo, como si viniera de la sangre guardada en mi útero, la siento cuando
empiezo a respirar para controlarme, cuando aprieto la mandíbula o el puño como
un intento por detener a esa que soy cuando me “sacan de quicio” o ¿“me salgo del
quicio”? , sí tal vez esto segundo.
Siento la energía que crece y se calienta y a veces, depende de la situación,
explota.
Hubo un abuso en mi familia… mi primo mayor de edad manipuló a mi prima
menor de edad para abusar de ella. Ella levantó la voz a los 14 años de un abuso
que ocurrió en repetidas ocasiones desde que tenía 6 años. Mi abuela no deja que
mi prima hable y le grita, entre otras leperadas, que por qué lo provocaba. Yo me
enojo y la callo dando un golpe francamente agresivo en la mesa. La matriarca
responde a mi amenza con una cachetada, yo le devuelvo el golpe y ella toma una
botella de cristal de la mesa, se la quito y me levanto en la silla con la botella en la
mano como antorcha. En un acto que solo puedo calificar de posesión, grito: “Yo soy
la madre negra y vengo a cortar la cabeza de todo aquel que atente contra la vida,
incluso la tuya”. Hay un jaleo familiar y mi abuela se calla. Misión cumplida. Me bajo
de la silla con la actitud de la damita que soy y me voy a consolar a mi hijo que
presenció la escena y como es natural, se asustó. Él llora y yo también lloro… y mi
vientre sonríe muy a lo Midsummer.

“Yo soy la madre negra…” Escribo en la obra que estoy trabajando,


MANADA, una obra que habla sobre el cuidado, los cuidados “Cuidar al mundo y
cuidar de una misma, no hay más. Cambiar al mundo a través del amor y del
cuidado”. Pero dónde el cuidado se cruza con mis agresiones y forma violenta de
accionar. ¿Fui cuidadosa al golpear a la abuela, al callarla, al golpear la mesa? ¿No
son estas las actitudes machistas de las que me quejo y que repruebo?
Cuidar y amar, sería todo lo contrario a la violencia, ¿cierto? pareciera que
estas palabras son antónimas… cuidar≠violentar, amar≠violentar.
Cuido cuidas cuida cuidamos cuidan cuidais cuidad… tan vacío como aquel
amo, amas, amat, amamus, amatis, amant que Masha le echa en cara a su esposo
en las Tres hermanas de Chéjov.
Verbos Light.
Soy ecologista hasta que se trata de usar baños secos y energías
alternativas. Soy feminista hasta que acusan a alguien cercano a mí (feminismo de
redes sociales como dice una de las gitanas). Soy de izquierda hasta que se trata
de pagar bien a mis actores y actrices. Soy, soy, soy mientras ser no implique
accionar, ser desde el decir y no desde el hacer. Soy cuidadosa y amorosa mientras
cuidar y amar no me implique enfrentarme a un sistema.
Hablar de cuidado se puede volver una defensa al individualismo cuando
pensamos que cuidarnos se limita a atendernos “Cuidarnos para producir más y
mejor”, para ser esclavos felices, ir a terapia, tomar agua y comer bien como una
forma de favorecer a un sistema interesado en su propio crecimiento y lejano al bien
común. Pues es innegable que sólo algunos y algunas tienen el privilegio de
“cuidarse” en este sistema que Mbembe llama necropolítico.
Por ello la violencia se hace necesaria cuando viene del amor y del cuidado
de la vida. ¿Qué? ¿Acabo de escribir esto?, reprobada por Gandhi, al final la
violencia es violencia… pero al final también, Gandhi es un señor. Lo sostengo. Es
necesaria ante un sistema en extremo violento. Para decir basta. No voy a permitir
que acuses a una niña de seis años de ser provocadora de un abuso. Y si necesito
violencia para callarte, la voy a usar, aunque me cueste, aunque me de miedo,
aunque Gandhi me reprueba y aunque me gane tu desprecio, abuela. Porque al final
mi vientre grita que fue correcto.

Se está acabando el agua porque se están acabando el bosque. Las mujeres


en Cherán lo tenían muy claro. Cuentan en las fogatas de Cherán, municipio de
Michoacán, que una tarde las mujeres “salieron a llorar”, para exigir que se pusiera
alto a los talamontes que se estaban acabando los bosques y con ellos el agua.
¿Qué será de nuestras crías? . Así que se organizaron y tomaron los fuegos
artificiales de la iglesia para disparar a los talamontes y no dejarles pasar más, ni a
ellos, ni a los partidos políticos, ni al Gobierno que permitía esta tala ilegal.
Fue necesaria la violencia que venía de la vulnerabilidad, de la protección,
para poner alto al saqueo que se estaba llevando a cabo en los bosques de Cherán.

La mujer como figura mitológica ha pasado de ser una diosa a ser una bruja,
uno de los más claros ejemplos está en la figura de Lilith antes venerada y ahora
repudiada y temida, representada por la serpiente que, según Casilda Rodrigañez
en su libro Pariremos con placer, por mucho tiempo fue el símbolo de la sexualidad
de la mujer, el placer desatado. La recuperación del placer como base fundamental
de la rebeldía, este tema no será desarrollado, pero quiero anotar que está
presente. Ixchel, la madre negra, madre maya, es otra figura que representa la
fertilidad y también la destrucción, en ella también se manifiesta el símbolo de la
serpiente. La Mujer como energía de creación y destrucción, aunque nos hayan
querido privar de esta última taladrándonos la idea de que somos sólo la ternura que
también somos. Energía contenida en el vientre en forma de sangre y vida. La doble
naturaleza de Ixchel nos habita, la fiereza de Lilith está en nosotras. Y las siento, las
siento de cuando en cuando que se retuercen en mi interior queriendo salir mientras
hago esfuerzos enormes por mantenerlas dentro, controladas mediante “las buenas
maneras, los buenos modales, las formas correctas” esas que no escandalizan a
este sistema masculinizado.
Pero de cuando en cuando Ixchel/Lilith/las diosas madres/las ancestras
guerreras/las cimarronas protectoras se asoman y cuando lo hacen me queda claro
por qué se ofrendaba sangre a las diosas madres, por qué fueron tan temidas como
para ser omitidas de la historia, por qué las transformaron en brujas y me queda
claro lo necesarias que són para sacudir este mundo que se empeña en ahogar la
vida debajo del capital y los principios patriarcales. Disfrazada de unión familiar está
la protección a agresores, disfrazado de progreso está el despojo, disfrazada de
trabajo está la esclavitud.
Como quisiera ser más radical y dejar ser a esta energía de diosa en mi vida
cotidiana, pero estoy llena de miedos. De momento mi "habitación propia" (Virginia
Wolf) es Gitanas Teatro donde, bajo la protección y el permiso de la performatividad,
se manifiesta esta energía de destrucción creadora.
“echo al fuego a todos los señoros del TEATRO ese TEATRO con
mayúsculas, los de todo por el teatro, los del espacio solemne, los que te hacen
odiarte por llegar 5 minutos tarde, los de los actores no se enferman, los que ni
nombran a las actrices, los de la disciplina absoluta, los de no se come en el teatro,
no celulares en el teatro, los del teatro es esto y el otro, los de eso no es teatro, los
de ¿a eso llamas creativo?… aaaaaahg y a todos los que hacen shhhh cuando un
niño o una niña tiene la osadía de expresarse durante una obra, hoy los quemo.
Mientras no haya respeto a los menores, que no haya respeto a los mayores.”
fragmento de MANADA, de Carla Mireya Álvarez

Las poéticas del cuidado como las entiendo y practico también podrían
llamarse estéticas del bienestar y están relacionadas con buscar hacer del proceso
teatral un espacio/tiempo de cuidado, de escucha, de todo aquello que nos dijeron
que el teatro NO es. Quisiera dejar esa visión del teatro como un amante celoso que
nos precariza, nos exige y nos maltrata. Para adoptar una más generosa,
indisciplinada, placentera, conectada con el deseo.
Sin embargo, es claro que sin disciplina, sin reglas es difícil cumplir objetivos
y fechas. Pero hasta dónde llega la disciplina y la exigencia, qué debemos
conservar y qué desechar para crear de manera amable y cuidadosa bajo las
circunstancias y condiciones en que vivimos, qué podemos adaptar y qué no de
nuestra individualidad para trabajar en grupo.
Me pareciera que no hay recetas ni reglas inamovibles, lo cual puede sonar
peligroso pues si todo es adaptable y dialogable se puede naufragar en el caos de la
chabacanería (qué bella palabra).
No hay respuestas claras, en Gitanas Teatro hemos itinerado entre el
consenso, el consentimiento o los liderazgos temporales intentando ser
transparentes, estar a la escucha y siempre buscando el bien común, rotando en la
medida de lo posible a la persona que lleva al equipo: la productora. Seguimos
buscando la utopía de la producción teatral.
Hoy, que soy madre, y que veo nacer en mí la violencia que viene desde mis
heridas y mi egoísmo cuando grito a mi hijo porque estoy estresada y hago una
mala gestión emocional, pero también veo nacer a la violencia que viene del amor y
el instinto de protección accionar para proteger a mi manada; hoy que soy esta,
comienzo a entender el hecho teatral más como un evento paranormal, con actos de
posesión donde se manifiestan las ancestras, las diosas madres con su infinito amor
y su potente agresión, donde la palabra es conjuro de un ritual comunal del cual
salir más sanas, más conectadas, más vivas. Pues al final eso que llaman brujería y
paranormal es una forma de llamar al misterio que nos rodea día a día, ese misterio
vital.
Podría traducir las poéticas del cuidado como una acción en escena tan
cotidiana que parece nada, pero con tremenda potencia, pues es la síntesis de la
historia de las mujeres que como dice Domenika Francke-Archel “la historia de las
mujeres es la historia.”
“Dar a luz y amamantar, ayudar a parir o a cuidar, tejer, bordar, sembrar,
seleccionar semillas, cuidar animales, lavar el rostro de las niñas y niños, enseñar
las palabras, desenredar el pelo de ancianos/as, cocinar, elaborar cerámicas, pintar
las paredes de cuevas para entretener a los pequeños, escribir diarios, escribir
memorias, cartas, experimentar con ingredientes, sabores y tipos de cocciones,
crear y preservar recetas de comidas, limpiar la casa, etc., son actividades que
pueden o no dejar huellas, pero que no podemos negar que se han llevado a cabo
durante toda la historia. [¿Listado de acciones para escena?] Sobre todo, las tareas
compartidas, las cosas femeninas como juntarse a cuidar crías o a lavar ropa,
actividades por tanto tiempo despreciadas, incluso por el feminismo, que tantas
veces se ha jugado su propia existencia en el juego de entrar a las grandes ligas
masculinas, seguramente dieron lugar a largas conversaciones, confesiones, risas y
conflictos, amistades, complicidades y amores. Y fue en esos murmullos, en esa
labor paciente y cotidiana, que surgieron los vínculos que mantuvieron a la
humanidad a salvo de la destrucción, o la reconstruyeron tras ella.”
Fragmento del texto "La historia de las mujeres es la historia" De Domenika
Francke-Archel

También podría gustarte