APPADURAI
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El ahora global
Todas las grandes fuerzas sociales tienen sus precursores, precedentes, análogos y raíces en el
pasado. Son estas genealogías múltiples y profundas las que frustraron las aspiraciones de los
modernizadores de diferentes sociedades, en la medida en que pretendían sincronizar sus
relojes históricos.
Implícita teoría de la ruptura, que adopta los medios de comunicación y los movimientos
migratorios (así como sus interrelaciones) como los dos principales ángulos desde donde ver y
problematizar el cambio, y explora los efectos de ambos fenómenos en el trabajo de la
imaginación, concebido como un elemento constitutivo principal de la subjetividad
moderna. Los medios de comunicación digitales transforman el campo de los medios de
comunicación masiva, no es una fetichización de lo electrónico, ofrecen nuevos recursos y
nuevas disciplinas para la construcción de la imagen de uno mismo y de una imagen del mundo.
Los medios electrónicos dan un nuevo giro al ambiente social y cultural dentro del cual lo
moderno y lo global suelen presentarse como dos caras de una misma moneda. Aunque
siempre cargados de un sentido de la distancia que separa al espectador del evento, estos
medios de comunicación, de rodos modos, ocasionan la rransformaci6n del discurse cotidiano.
Los medios electrónicos pasan a ser recursos, disponibles en todo tipo de sociedades y
accesibles a todo tipo de personas, para experimentar con la construcción de la identidad y la
imagen personal.
Debido a la pura multiplicidad de las formas que adoptan y a la velocidad con que avanzan y se
instalan en las rutinas de la vida cotidiana, los medios de comunicación electrónicos proveen
recursos y materia prima para hacer de la construcción de la imagen del yo, un proyecto social
cotidiano . Las migraciones en masa no son fenómeno nuevo en la historia de la humanidad,
cuando se le yuxtapone con la velocidad del flujo de imágenes, un nuevo orden de inestabilidad
en la producción de las subjetividades modernas. La creación de esferas públicas en diáspora,
fenómeno que hace entrar en cortocircuito las teorías que dependen de la continuidad de la
importancia del Estado-nación como el árbitro fundamental de los grandes cambios sociales.
Los medios electrónicos y las migraciones masivas caracterizan el mundo de hoy, no en tanto
nuevas fuerzas tecnológicas sino como fuerzas que parecen instigar al trabajo de la
imaginación, producen un conjunto de irregularidades específicas, puesto que tanto los
espectadores como las imágenes están circulando simultáneamente.
Esta relación cambiante e imposible de pronosticar que se establece entre los eventos puestos
en circulación por los medios electrónicos, por un lado, y las audiencias migratorias, por otro,
desde el núcleo del nexo entre lo global y lo moderno.
El trabajo de la imaginación
Giro que se apoya en los cambios tecnológicos ocurridos a lo largo del último siglo, a
partir del cual la imaginación también paso a ser un hecho social y colectivo. Estos
cambios, a su vez, son la base de la pluralidad de los mundos imaginados.
Aun los individuos de las sociedades más simples encontraron en los sueños un lugar para
reorganizar su vida social, darse el gusto de experimentar sensaciones y estados emocionales
prohibidos y descubrir cosas que se fueron filtrando en su sentido de La vida cotidiana. Más aún,
en muchas sociedades humanas, estas expresiones fueron La base de un complejo diálogo
entre La imaginación y el ritual a través del cual, mediante La ironía, La inversión, La intensidad
de La ejecución y Ia labor colectiva a que obligan muchos rituales, La fuerza de las normas
sociales cotidianas se fue profundizando.
Primero, esta visión se basa en un Réquiem demasiado prematuro por La muerte de la religión y
la consecuente victoria de La ciencia. Por el contrario, existe amplia evidencia, en el surgimiento
de nuevas religiosidades, de que la religión no solo no está muerta, sino que bien puede que
sea más consecuente qt.ie nunca debido al carácter cambiante e interconectado de La política
global actual. En un segundo nivel, también es incorrecto asumir que los medios electrónicos
sean el opio de las masas
Y esto no es simplemente una cuestión de los pueblos del Mundo en vías de desarrollo que
reaccionan frente a los medios masivos de comunicación estadounidenses; lo mismo ocurre
cuando La gente responde ante La oferta de los medios de comunicación de masas de sus
propios países y localidades. AI menos en este sentido, Ia teoría de los medios de comunicación
de masas como opio de los pueblos necesitaría tomarse con gran escepticismo.
Esta teoría del quiebre o Ia ruptura , con su fuerte énfasis en Ia mediación electrónica y las
migraciones masivas, es necesariamente una teoría del pasado reciente (o de nuestro presente
extendido), ya que ha sido solo en estas dos últimas décadas que tanto los medios electrónicos
de comunicación como los movimientos migratorios se globalizaron masivamente, es decir, se
volvieron archivos en grandes e irregulares espacios transnacionales.
Primer lugar, porque Ia mfa no es una teoría teológica, ni se trata de una receta de cómo hacer
que la modernización vaya difundiendo, en forma universal, la racionalidad, Ia puntualidad, Ia
democracia, del libre mercado o un producto bruto nacional mayor. Segundo, porque el eje de mi
teoría no es un proyecto de ingeniería social a gran escala sino las prácticas culturales
cotidianas a través de las que el trabajo de la imaginación se va transformando. Tercero, porque
mi enfoque del problema deja enteramente abierta la cuestión de adónde van a ir a parar los
experimentos con Ia modernidad que hace posible la mediación electrónica, por ejemplo, en lo
relativo al nacionalismo, Ia violencia y Ia justicia social . Esta teoría busca alejarse de la manera
más clara posible, de Ia arquitectura de Ia teoría de la modernización clásica y que uno podría
denominar realista en la medida que, tanto en lo ético como en lo metodológico, se apoya sobre
la prominencia del Estado-nación.
En muchas sociedades, Ia modernidad es algún otro lugar del mismo modo en que lo global es
una onda de tiempo con Ia que uno debe encontrarse solo en su presente . La globalización
redujo Ia distancia entre las elites, altero profundamente algunas de las principales relaciones
entre productores y consumidores, rompió muchos de los lazos que existían entre el trabajo y Ia
vida familiar y desdibujo las fronteras que separan, o conectan, a los lugares pasajeros de los
vínculos nacionales imaginarios . La modernidad, actualmente, parece más practica que
pedagogica, más vivencial y menos disciplinaria que en las décadas de 1950 y de 1960, cuando
Ia modernidad era vivida. La diferencia es que, en Ia actualidad, por lo general se encuentra
reelaborada, cuestionada y domesticada por las micro narrativas del cine, Y televisión, Ia música
y otras formas de expresión, todo lo cual permite que Ia modernidad sea reescrita más como
una forma de globalización vernácula que como una concesión a las políticas nacionales e
internacionales de gran escala, para Ia mayor parte de las clases trabajadoras, los pobres y los
marginados, Ia modernidad como vivencia es un fenómeno relativamente reciente.
La mirada antropológica
"Cultura" como Sustantivo, y en cambio, muy apegado a Ia forma adjetiva de Ia palabra, o sea,
"cultural". Cuando pienso porque me pasa eso, me doy cuenta de que el mayor problema de Ia
forma sustantiva es que implica que Ia cultura es algún tipo de cosa, objeto o sustancia, ya sea
física o metafísica. Esta sustancializacion, me temo, parece devolver la cultura al espacio
discursivo de lo racial, es decir, a aquello que precisamente debía combatir, desde sus orígenes.
Al implicar una sustancia mental, el sustantivo "cultura" parece privilegiar las ideas del estar de
acuerdo, estar unidos y de lo compartido por todos que sobrevuelan frente al hecho del
conocimiento desigual y del diferente prestigio del que gozan los diversos estilos y formas de
vida, y parece desalentar que prestemos atención a las visiones del mundo y la agencia de
aquellas personas y grupos que son marginados o dominados . Vista como una sustancia física,
la cultura pasa a alimentar y dar rienda suelta a rodo tipo de biologismos, incluido el racismo,
que, por cierro, ya fueron superados y descarriados como categorías científicas.
Si el uso de "cultura" como sustantivo parece cargar con un con junto de asociaciones con
diversos tipos de sustancias, de modo que termina por esconder más de lo que revela, el
adjetivo "cultural" nos lleva al terreno de las diferencias, los contrastes y las comparaciones, y,
por lo tanto, es más fructífero.
El aspecto más valioso del concepto de cultura es el concepto de diferencia, una propiedad
contrastiva -más que una propiedad sustantiva- que poseen ciertas cosas. Aunque en Ia
actualidad el término "diferencia" haya adquirido un vasto consumo de asociaciones su principal
virtud consiste en ser un recurso heurístico de gran utilidad, que puede iluminar puntos de
similaridad y contraste entre todo tipo de categorías: clases sociales, géneros sexuales, roles,
grupos, naciones. La cultura no es útil cuando Ia pensamos como una sustancia, es mucho
mejor pensarla como una dimensión de los fenómenos, una dimensión que pone atención a Ia
diferencia que resulta de haberse corporizado en un Lugar y una situación determinados.
Idea de etnicidad -es decir, a la idea de una identidad de grupo naturalizada-, resulta necesario
ser extremadamente clara acerca de la relación entre cultura e identidad grupal que estoy
buscando articular. Reservemos el uso de la palabra "cultura" en sentido acotado al subconjunto
de diferencias que fueron seleccionadas y movilizadas con el objetivo de articular las fronteras
de la diferencia.
La idea de cultura que supone una organización naturalizada de ciertas diferencias en el interés
de la identidad de grupo como resultado de un proceso histórico y de diversas tensiones entre
agentes y estructuras viene a estar muy cerca de lo que se dio en llamar Ia Concepción
instrumental de Ia etnicidad . La primera es que los fines para los cuales se forman las
concepciones instrumentales de Ia identidad étnica pueden ser en sí mismos respuestas
contraestructurales a las valoraciones existentes de Ia diferencia. Mi segunda reserva acerca de
prácticamente codas las explicaciones de corte instrumental, es que no llegan a explicar el
proceso por el cual ciertos criterios de diferencia movilizados en el interés de Ia identidad de
grupo. Pero puede que sea provechoso comenzar a utilizar Ia palabra "culturalismo" para
designar una característica de los movimientos sociales que exhiben procesos conscientes de
construcción de su identidad. por lo general se dirigen a los Estados-nación modernos, que son
los que distribuyen y administran una serie de derechos y sanciones, incluidas Ia vida y Ia
muerte, en correspondencia con una serie de clasificaciones y políticas relativas a las
identidades de grupo. El culturalismo es, dicho de una manera muy simple, una política de
identidades movilizada en el nivel del Estado-nación. El culturalismo, como acabo de explicar, es
la movilización consciente de las diferencias culturales al servicio de una política a mayor
escala, nacional o transnacional. Frecuentemente se lo asocia a historias y memorias
extraterritoriales, otras veces con el exilio o el estatus de refugiado, y casi siempre con las
luchas por el reconocimiento por parte de los Estados-nación existentes o de los diversos
organismos transnacionales .
Los movimientos culturalistas (porque casi siempre son esfuerzos de movilización social) son la
forma más general del trabajo de la imaginación, y con frecuencia se alimentan del hecho o de
la posibilidad de Ia migración o la sucesión. Pero más importante aun, dichos movimientos son
plenamente conscientes respecto a su identidad, su cultura y su herencia cultural, todo lo cual,
de manera deliberada, pasa a ser parte de su vocabulario en su lucha frente a los Estados y a
otros focos y grupos culturalista
Los estudios de las regiones del mundo, de todos modos, fueron uno de los pocos contrapesos
serios a la incansable tendencia de la academia estadounidense, lo mismo que de la sociedad
estadounidense en general, a marginar e ignorar enormes áreas del planeta
Los estudios de las regiones del mundo son una sana llamada de atención al hecho de que la
globalización es un proceso profundamente histórico, desparejo y, hasta podemos agregar,
generador de localidades. En efecto, Ia globalización no implica necesariamente, ni con
frecuencia, homogeneización o americanización. En Ia medida en que las diferentes sociedades
se apropian de manera distinta de los materiales de la modernidad, todavía queda un amplio
margen para el estudio en profundidad de las geografías, las historias y los idiomas específicos.
Si Ia genealogía de las formas culturales tiene que ver con su circulación a través de las
regiones, Ia historia de dichas formas tiene que ver con su domesticación y transformación en
prácticas locales. La propia interacción entre formas históricas y genealógicas es despareja,
variada y contingente.
Las esferas publicas diasp6ricas, que, por cierto, son muy diversas y distintas entre sí, son el
crisol donde se cocina un orden político posnacional. Los motores de su discurso son los medios
masivos de comunicaci6n (tanto los expresivos como los interactivos) y los movimientos de
refugiados, activistas, estudiantes y trabajadores. Puede que, al final, el orden posnacional
emergeme no sea un sistema de unidades homogéneas sino un sistema basado en relaciones
entre unidades heterogéneas. El gran desafío para este orden emergeme será ver si tal
heterogeneidad es consistente con ciertas convenciones mínimas de valores y normas que no
requieran una adhesión estricta al contrato social liberal del Occidente moderno . Esta cuestión
decisiva no será resuelta mediante un acto académico sino mediante negociaciones (tanto
civilizadas como violentas) entre los mundos imaginados por estos diversos intereses y
movimientos. En el corto plazo, como ya se puede ver, es muy probable que sea un mundo de
creciente violencia y falta de civilidad.
Los intercambios culturales entre grupos humanos separados social y espacialmente, hasta
hace unos siglos, fueron posibles solo pagando un alto costa y se sostuvieron a lo largo del
tiempo solo mediante un enorme esfuerzo.
En el curso de los últimos siglos, sin embargo, Ia naturaleza de este campo gravitacional parece
haber cambiado, en parte a causa del espíritu de expansión de los intereses marítimas de
Occidente, a partir de fines del siglo XV, en parte debido al desarrollo relativamente autónomo
de formaciones sociales agresivas y de gran tamaño en América y otros continentes.
Homogeneización y heterogeneización
El problema central de las interacciones globales en Ia actualidad es Ia tensión entre Ia
homogenización y Ia heterogeneización cultural. lo que estas argumentaciones suelen no
considerar es que tan rápido como las fuerzas de las distintas metrópolis logran penetrar otras
sociedades, muy pronto son aclimatadas y nacionalizadas de diversas maneras: esto vale tanto
para los estilos musicales o constructivos como para Ia ciencia, el terrorismo, los espectáculos o
las constituciones.
Esta dinámica de escala, que se extiende y manifiesta en todo el globo, también está conectada
con Ia relación entre los Estados y las naciones, y sobre esto volveré más adelante. La nueva
economía cultural global tiene que pensarse como un orden complejo, dislocado y repleto de
yuxtaposiciones que ya no puede captarse en los términos de. Los modelos basados en el
binomio centro-periferia.
Un marco elemental de partida para explorar tales dislocaciones consiste en poner atención a Ia
resoluci6n entre cinco planos o dimensiones de flujos culturales globales, que podemos
denominar: a) el paisaje étnico, b) el paisaje mediático, c) el paisaje tecnológico, d) el paisaje
financiero y e) el paisaje ideológico. La palabra "paisaje" hace alusión a Ia forma irregular y
fluida de estas cinco dimensiones, formas que caracterizan tanto al capital internacional como a
los estilos internacionales de vestimenta.
El locus final de este conjunto de paisajes perspectivas es el propio actor individual, puesto que
esos paisajes son eventualmente recorridos por agentes que viven y conforman formaciones
mayores, en parte como resultado de su propia interpretación y sentido de lo que estos paisajes
tienen para ofrecer. Esos paisajes vienen a ser algo así como los bloques elementales con los
que se construyen lo que a mí me gustaría denominar los mundos imaginados, es decir, los
múltiples mundos que son producto de Ia imaginación hist6ricamente situada de personas y
grupos dispersos por todo el globo .
Por paisaje étnico me refiero al paisaje de personas que constituyen el cambiante mundo en
que vivimos: los turistas, los inmigrantes, los refugiados, los exiliados, los trabajadores invitados,
así como otros grupos e individuos en movimiento que hoy constituyen una cualidad esencial del
mundo y parecen tener un efecto, como nunca se había vista hasta este momento, sabre Ia
política de las naciones y entre las naciones. en todo el mundo tales estabilidades expresan una
distorsión o falla que resulta de Ia colisión con el nuevo entramado del movimiento humano, en
Ia medida en que 'cada vez más personas y grupos tienen que enfrentarse a Ia realidad de tener
que mudarse de país o a Ia propia fantasía de querer mudarse.
Por paisaje tecnológico me refiero a Ia configuración global, también cada vez más fluida, de
Ia tecnología y al propio hecho de que Ia tecnología, tanto Ia alta como Ia baja tecnología, tanto
Ia mecánica como Ia Informática, actualmente se desplaza a altas velocidades a través de rodo
tipo de limites previamente infranqueables. Las peculiaridades de este paisaje tecnológico son
crecientemente dinamizadas, no por ninguna obvia economía de escala ni de control político ni
de racionalidad de mercado, sino por un conjunto de relaciones cada vez más complejas entre
flujos de dinero, posibilidades políticas y Ia disponibilidad tanto de personal calificado como sin
calificación.
Resulta por tanto provechoso hablar tan bien del paisaje financiero, en Ia medida en que Ia
disposición del capital global conforma actualmente un paisaje mucho más misterioso, despido y
al que es difícil seguirle Ia pista, dado que los mercados de monedas, las bolsas nacionales de
valores y las especulaciones mercantiles mueven gigantescas sumas de dinero a través de los
torniquetes nacionales a velocidades enceguecedoras, con vastas y absolutas implicaciones, y
codo por pequeñísimas diferencias de fracciones de tiempo y de puntos porcentuales. Pero el
punto crítico consiste en que Ia relaci6n global entre el paisaje étnico, el paisaje tecnol6gico y el
paisaje financiero se nos presenta como profundamente dislocada e impredecible porque cada
uno de estos paisajes este sujeto a sus propios condicionamientos e incentivos.
Refractando aún más estas dislocaciones (que ya de por si no conforman, de ninguna manera,
una infraestructura global simple y mecánica) se encuentran los que yo llamo paisajes
mediáticos y paisajes ideológicos, que son paisajes de imágenes muy relacionados. Por paisaje
mediático me refiero tanto a Ia distribuci6n del equipamiento electrónico necesario para Ia
producción y diseminación de información disponible actualmente para un número creciente de
intereses públicos y privados en todo el mundo, como a las imágenes del mundo producidas y
puestas en circulaci6n por estos medios.
Los paisajes mediáticos, ya sean producidos por intereses privados o estatales, tienden a
centrarse en imágenes, a estar construidos sobre la base de narraciones de franjas de realidad,
y ofrecen a aquellos que los viven y los transforman una serie de elementos a partir de los que
se pueden componer guiones de vidas imaginadas, tanto las suyas propias como las de otras
personas que viven en otros lugares.
Aunque se podría decir bastame más acerca de la política cultural de Ia desterrirorializaci6n, así
como del campo mayor de Ia sociología del desplazamiento a Ia que pertenece y que viene a
expresar, quizás este sea el momento propicio para reintroducir Ia cuesti6n del papel actual del
Estado-naci6n en Ia dislocada economía global de Ia cultura. En todas partes, Ia relaci6n entre
Estados y naciones es una relaci6n confrontacional. Es posible decir que, en muchas
sociedades, Ia naci6n y el Estado pasaron a convertirse uno en el proyecto del otro. Es decir,
mientras que las naciones (o más precisamente, los grupos con ideas acerca de lo nacional)
persiguen conquistar o cooptar los Estados y el poder del Estado, simultáneamente, a Ia
inversa, los Estados también persiguen comandar y monopolizar las ideas acerca de lo nacional.
Aquí, los paisajes mediáticos nacionales e internacionales son manipulados por los
Estados-nación para pacificar a los separatistas y neutralizar la tendencia a la ruptura que
contienen en potencia todas las ideas acerca de la diferencia . Una importante característica de
la política cultural global, que se conecta con las relaciones dislocadas entre los distintos
paisajes discutidos anteriormente, es que los Estados y las naciones se encuentran en una
situación de persecución y amenaza mutua, de tal modo que el guion que conecta ambos
términos es cada vez menos un icono de conjunción y cada vez mas uno de dislocación y
separación. Esta relación dislocada entre nación y Estado tiene dos planos: en el nivel de
cualquier Estado-nación dado, significa que existe una batalla de la imaginación, donde Estado y
nación persiguen comerse uno al otro. Esta es la base de los brutales separatismos y
movimientos de mayoristas que parecen haber aparecido espontánea y mágicamente sin
ninguna explicación, y de las micro identidades que se volvieron proyectos políticos dentro del
Estado-nación.
Por el Fetichismo de Ia producción me refiero a Ia Ilusión creada por los sitios donde tiene
Lugar Ia producción transnacional contemporánea, que enmascaran el capital translocal, los
flujos transnacionales de ganancias, los centros de dirección y administración global, y, muchas
veces, a los trabajadores localizados en lugares remotos (involucrados en distintos tipos de
operaciones productivas altamente calificadas) con el disfraz del idioma y el aspecto social se
compone de una complicada dinámica espacial que es crecientemente global . En cuanto al
fetichismo del consumidor, con esta expresión quiero señalar que el consumidor fue
transformado, por obra de los flujos de mercancías, en un signo, tanto en el sentido del
simulacro propuesto por Baudrillard, que solo asintomáticamente se acerca a Ia forma de un
agente social real, como en el sentido de una máscara que reviste Ia verdadera posición de
agencia, que no es Ia del consumidor sino Ia del productor y las diversas fuerzas que conforman
Ia producción.
La tarea de la reproducci6n cultural, incluso en los ámbitos m:is íntimos se politiza y queda
expuesta a los traumas de Ia desterritorializaci6n. En niveles más amplios, como Ia comunidad,
el barrio o el cerrito rio, esta politización, por lo general, pasa a ser el combustible emocional que
suele alimentar políticas de identidad explícitamente violentas, del mismo modo que estas
dimensiones políticas de gran escala se filtran y causan rodo tipo de cortocircuitos en el nivel de
la política doméstica.
para que esta teoría de las interacciones globales predicada sobre la base de un conjunto de
flujos disociados sea algo más que una mera metáfora mecánica, debe transformarse en algo
así como una versión humana de Ia teoría que algunos científicos denominan teoría del caos. Es
decir, vamos a necesitar preguntarnos no como es que estas formaciones culturales complejas,
fracturadas y yuxtapuestas constituyen un sistema simple y estable (aun a una escala mayor),
sino que vamos a necesitar preguntarnos que las mueve y cuáles son sus dinámicas
La etnografía cosmopolita, que también podríamos denominar macro etnografía, adquiere una
particular urgencia debido los achaques que aquejan a todas estas narrativas maestras
postiluministas que acabamos de nombrar
La imaginación y fa etnografía
Organizada de una manera cultural, la imaginación -expresada en sueños, canciones, fantasías,
mitos e historias siempre fue parte del repertorio de toda sociedad. Pero la imaginación
presenta, incluso, una fuerza peculiarmente nueva en Ia vida social de Ia actualidad: como
nunca, muchas mss personas en muchas mas partes del planeta consideran un conjunto mucho
m:is amplio de vidas posibles para sí y para otro s
Uno de los cambios principales en el orden cultural global, provocado por el cine, Ia televisión y
Ia tecnología del video (así como por los modos que enmarcan y energizan otros medios, m:is
tradicionales, de comunicación), tiene que ver con el papel de la imaginación en la vida social
Porque lo real de las vidas comunes y corrientes ahora es real de muchas maneras, que van
desde la pura contingencia de las vidas individuales y la caprichosidad de las competencias y
talentos que distinguen a las personas en todas las sociedades, hasta los realismos a que estilo
expuestos los individuos y a los que tienen que recurrir en su vida cotidiana. Estas vidas
complejas, parcialmente imaginadas, deben pasar a ser el basamento de una nueva etnografía
o, al menos, de una etnografía que desee mantener alguna presencia, -con una voz y acento
propios, en un mundo transnacional y desterritorializado. El nuevo poder de la imaginaci6n en la
fabricaci6n de las vidas sociales ya está inevitablemente ligado a las imágenes, las ideas y las
oportunidades que llegan de otras partes, con frecuencia producidas y puestas en circulaci6n
por los medios de comunicaci6n de masas. La reproducci6n de la cultura estándar (lo mismo
que la del idioma ingles estándar) actualmente es una actividad en peligro de extinci6n, que
apenas sobrevive como resultado de un proyecto consciente y de una voluntad política -eso,
cuando sobrevive-.
La cuestión, por lo tanto, no es como Ia escritura etnográfica puede servirse de un espectro
mayor de géneros literarios, modelos que demasiado a menudo cancelan Ia distinción entre Ia
vida de Ia ficción y Ia Ficcionalización de las vidas, sino como puede describirse el papel de Ia
imaginación en Ia vida social en una etnografía de nuevo tipo que no sea tan resueltamente
localista. Pero en aquellos lugares en donde las vidas están siendo imaginadas, en parte,
mediante o en relación con determinados realismos, que seguramente sean en su inspiración,
de una manera u otra, oficiales o de gran escala, entonces; el etnógrafo necesitaría encontrar
nuevos modos de representar los nexos entre Ia imaginación y Ia vida social.
El nexo entre Ia imaginación y Ia vida social, yo sugeriría, es cada vez m:is global y
desterritorializado. Por eso, aquellos que deseen representar vidas comunes y corrientes o
reales deben contenerse de reivindicar un cierto privilegio epistémico asociado con las
particularidades vividas de Ia vida social . En vez de eso, Ia etnografía debe redefinirse como Ia
practica de representación que echa luz sobre Ia fuerza que ejercen las posibilidades de vida
imaginadas a gran escala sabre trayectorias de vida específicas. Ia improvisación siempre
tiende a salirse de aquello que Ia quiere contener o encauzar y está siempre pronta a despegar
respecto a aquello que Ia quiere amarrar y anclar, a impulso de los panoramas imaginados
asociadas con las narraciones maestras vehiculizadas por los medios de comunicación masiva.
Es que tuvo Lugar una transformación general de las condiciones globales de los mundos de Ia
vida: dicho de una manera muy simple, mientras que ames Ia improvisación ocupaba una
posición y jugaba un papel, relativamente menor respecto a! empuje glacial de los hábitos, en el
presente ocurre a Ia inversa, es decir, los hábitos tienen que ser constame y trabajosamente
reforzados ante Ia realidad de unos mundos de Ia vida que suelen estar en constame flujo.
Ahora bien, no roda desterritorialización es de alcance global ni rodas las vidas imaginadas
cubren extensos panoramas internacionales. Este mundo en movimiento afecta, incluso, a los
espacios geográficos y culturales más pequeños. De muchas maneras diferentes, el cine
contemporáneo ha conseguido representar estos pequeños mundos del desplazamiento