10 - Relevancia Del Trabajo en Equipo en El AT (Gonzales)

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RELEVANCIA DEL TRABAJO EN EQUIPO EN EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

Lic. González Karina Laura – 2020

Introducción:

El presente trabajo pretende dar cuenta de los puntos nodales del Trabajo en Equipo y la
relevancia que este tiene en el campo del Acompañamiento Terapéutico.

En el mismo se realizará un recorrido por aportes de diferentes autores y antecedentes


bibliográficos respecto a esta temática que la asignatura Introducción al
Acompañamiento Terapéutico incorpora en la currícula de lxs alumnxs de dicha carrera.

Incluir la importancia del Trabajo en Equipo en esta instancia de la carrera persigue como
finalidad que el alumnado dimensione la necesariedad de estos elementos en la clínica
del A.T. y que sea concebida como una herramienta de la que no se puede prescindir para
que la arista terapéutica del rol del a.t. se sostenga presente.

Desarrollo:

Para comenzar el presente recorrido considero necesario lograr cernir, en tanto sea
posible, los bordes por los que circula la praxis del Acompañamiento Terapéutico. Es por
ello que iniciaré referenciando la siguiente cita: “Los acompañantes están al lado de
quienes caen por fuera del margen de lo que nuestra sociedad define como éxito: Los
marginados sociales. Aislados en sus casas por una enfermedad o por circunstancias de
la vida que les impuso un súbito viraje en su existencia. Un brote psicótico, el
desmoronamiento subjetivo ante la muerte de un ser querido, una violación, lo
traumático en todas sus formas. Después de la catástrofe, sobreviene el estupor, la
negación, la desesperación, el abandono, la depresión, la angustia sin fin. Luego, la lenta,
lentísima, tarea de reconstrucción de algo nuevo, que nunca será lo perdido, ni una copia
de ello. Algo nuevo como proyecto vital que sólo podrá comenzar a edificarse cuando las
ruinas hayan sido recorridas una y mil veces (...). Cuando el llanto haya agotado su caudal.
Los Acompañantes Terapéuticos ingresan en esa etapa, posterior al trauma, cuando aún
hay humo entre las ruinas de lo que fue, y ya no es lo que era.” (Dragotto, 2012)

González Karina Laura, 2020. Página N° 2


La cita mencionada intenta delimitar algunas características del escenario en el cual se
despliega el trabajo del acompañar terapéuticamente. Tarea compleja, donde la simpleza
solo puede ser un semblante, donde el dolor y el abatimiento suele hacer pleno
despliegue, mientras que el a.t. está allí, a la par. Lo complejo no solo es lo palpable, lo
tangible, también lo es el dar el espacio suficiente para que ello pueda visibilizarse, pueda
abarcarse como escenario y campo de trabajo, incluyendo a cada uno de los actores.

En el A.T. trabajar en lo cotidiano, y con todo lo que lo cotidiano implica, imprime


complejidades que hace que no solo sea necesario sino elemental el trabajo con otros.
Cuando decimos junto a otros nos referimos al trabajo en equipo, así como también a la
labor en articulación con el coordinador, el supervisor e incluso dar margen suficiente
para elaborar algunos puntos en lo tocante al a.t. en su terapia personal. Por lo antes
mencionado es que trabajamos desde la noción de dispositivo, el cual implica la
articulación de cada uno de los elementos que abarca el A.T., ya que son ellos los que
apuntalan la práctica y el quehacer el A.T., cada herramienta sostiene la tarea,
auspiciando de rivera, de borde que protege y posibilita.

Es aquí donde el encuadre cobra todo su valor. Frank (2012) citando a Berenstein I. y
Puget J. señala: “El encuadre se constituye como un conjunto de prescripciones y de
prohibiciones que enmarca un límite de espacio-tiempo donde es posible que se
desarrolle una tarea (...) Cualquier actividad humana en el campo de la cultura requiere,
desde su misma definición, una zona delimitada entre lo prescrito y lo prohibido”.
Podemos ver como el encuadre da marco, delimita y permite establecer un adentro y
afuera, un comienzo y un final, actores, funciones, roles, tareas y objetivos a los cuales
ceñirse, no sin leer clínicamente aquellos que rebasa el marco de la escena.

Es el Equipo Terapéutico uno de los andamios del quehacer del a.t. Cabe en este punto
preguntarnos: ¿Qué es un Equipo? Se puede concebir al mismo como el equipo que se
conforma cuando aparece en escena una situación que interpela a diferentes actores y
de algún modo los convoca a un trabajo en común. Kuras y Resnizky (2003) dirán que: “El
equipo estará conformado por diversos profesionales, los cuales desempeñan diferentes
funciones, y conforman una red destinada a planificar estrategias ...”.

González Karina Laura, 2020. Página N° 3


Es el Equipo Terapéutico quien dirige el tratamiento del acompañado/a, quien determina
una estrategia terapéutica a llevar adelante incluyendo el a.t.. allí, con quien se piensa el
encuadre necesario para el caso y con quien trabajamos en pos de los objetivos
establecidos.

Cada uno de éstos profesionales aporta una mirada respecto de los acontecimientos, y el
entrecruzamiento de éstas miradas puede arrojar nuevos y enriquecedores aportes.
Podemos visibilizar allí una construcción, algo propiamente emergente del trabajo en
Equipo, del encuentro que se habilita.

Pero, ¿Cuando hablamos de un Equipo Terapéutico nos referimos necesariamente a un


equipo numeroso? En el caso de un equipo psicoterapéutico Korin S. (1978) dirá que:
“Para que exista equipo psicoterapéutico es necesario que por lo menos dos personas se
ocupen de un paciente -más exactamente- del paciente y de su entorno, comunicándose
con regularidad constante y confiable”. El equipo implica, más que la cantidad de
profesionales intervinientes, el hecho de poder pensar con un otro. Es allí donde las
estrategias se revisan, evalúan y reconfiguran.

Será menester contemplar siempre un posicionamiento ético, independientemente de la


estrategia de trabajo que se diagrame. Esto remite, entre otras cosas, a tener en cuenta
el deseo del sujeto, o de los sujetos, con los cuales se interviene. Al decir de Peverelli M.
(2018) “El punto es cómo el equipo construye un discurso que permita que ese sujeto se
subjetive en el discurso que estamos planteando”. ¿No será acaso ese el objetivo principal
de todos y cada uno de los Acompañamientos Terapéuticos?

Lograr este espacio en donde el sujeto pueda verse subjetivizado en el discurso no es


tarea sencilla. El equipo debe sostenerse en un quehacer que tenga pregnancia, que
posibilite la escucha, que habilite la palabra del sujeto. Este objetivo no sería posible sin
un Equipo dispuesto a ello, que priorice este objetivo por sobre cualquier mandato, así
como también no sería posible sin un trabajo con otros, en articulación con cada uno de
los elementos del dispositivo, tampoco sería posible sin un equipo. Al contar con el
equipo ya contamos con la materia prima necesaria para la construcción, un terreno
sobre el que se puede producir el potencial trabajo en equipo, aún cuando desde el incio
no se presentifica.

González Karina Laura, 2020. Página N° 4


Es por lo antes mencionado que “hacer equipo es una tarea primordial del a.t.” (Dragotto,
2012), es parte de los objetivo de todo Acompañante Terapéutico tender a generar dicha
labor. Por esta razón tanto el espacio de coordinación como el de supervisión, apuntan
dentro de algunos de sus objetivos a favorecer el trabajo en Equipo.

Se vuelve necesario aclarar: ¿Cuál es la diferencia entre el espacio de Supervisión, el de


coordinación y el del Trabajo en Equipo? Afirmaré que el espacio de Trabajo en Equipo, es
diferente cualitativamente al espacio de Supervisión y al de Coordinación. A continuación
se aporta una breve referencia con el fin de ayudar a desanudar los puntos de confusión:

- Se puede mencionar que el Equipo Terapéutico persigue como principal objetivo el


alcance de objetivos terapéuticos por parte del paciente, el espacio de Supervisión en
cambio apunta a sostener la especificidad del rol del a.t. y la Coordinación a modular y
generar movimientos donde se obstruyen las vías de comunicación en pos de los
objetivos establecidos.
- Podemos definir a la supervisión como un espacio diferente al del Equipo
Terapéutico, ya que se supervisa con un profesional externo al Equipo y quien ejerce o
ha ejercido el rol y posee un saber de dicho campo. Es desde allí que se encarna la función
de supervisor de A.T.
La supervisión en A.T. es un espacio en donde se revisa el quehacer profesional del
Acompañante Terapéutico, despejando en dicho escenario lo que pertenece al trabajo
del Acompañamiento Terapéutico y aquello que es propio del sujeto que ejerce dicho rol.
Esto refiere a que “la principal función de la supervisión en A.T. es contribuir a sostener
el rol del AT en su riqueza y su especificidad junto al paciente.” (Dragotto, 2012)
- La coordinación es otro de los andamiajes que se vuelven necesarios, y que el
funcionamiento de los equipos y las situaciones que abordan así lo exigen. (Se vuelve
necesario discriminar: coordinador de equipo de coordinador de Acompañantes
Terapéuticos). El coordinador es parte del equipo terapéutico, lo cual marca una
diferencia taxativa respecto de la supervisión, apuntando al trabajo en Equipo. No
obstante, es parte del equipo, pero con una función específica y de mayor distancia, lo
cual le permite funcionar como un facilitador, descomprimiendo y haciendo circular las
demandas en momentos en que éstas se ven aglomeradas.

González Karina Laura, 2020. Página N° 5


Cabe preguntarnos: ¿Por qué diferentes espacios se dirigen propiciar el Trabajo en Equipo?
¿Por qué ello es tan relevante en el A.T.? Podríamos responder destacando las funciones
que el Equipo tiene ante la tarea del a.t.: sostén y terceridad. Parafraseando a Poeta
(2012): Sostén en tanto es el equipo el que ampara la intervención del a.t en el campo de
trabajo, un campo laboral donde la complejidad, que mencionaba al incio del presente
trabajo, es lo que suele prevalecer. Y terceridad en tanto se instrumenta ante situaciones
donde las demandas se vuelven excesivas, dificiles de sostener, y se vuelve necesario
reestablecer los márgenes.

Allí donde las fronteras se vuelven borrosas, son difusas, y las escenas cobran intensidad,
e incluso riesgos, nos preguntamos: ¿Quién es responsable ante cualquier situación de
riesgo que pueda acontecer? Korin, S. (1978) dirá que “en el Equipo Terapéutico todos se
vuelven responsables directos o indirectos de la situaciónes y complejidades de las
mismas, así como también el secreto profesional pasa a ser compartido por todos los
miembros del equipo”.

Conclusión:

Es posible concluir este trabajo resaltando la relevancia que posee para los alumnxs
incorporar introductoriamente en esta materia la noción de Trabajo en Equipo, ya que es
el mismo el que sostiene, posibilita y ordena las estragias que incluyen Acompañantes
Terapéuticos.

El Trabajo en Equipo no solo es necesario por la complejidad de la trama del campo clínico
propio del A.T., sino que es este un espacio fundamental para cernir en el quehacer
cotidiano las escenas en las que se pueden generar intervenciones subjetivantes.

Hacer equipo no es solo tarea de los espacios desarrollados durante el presente trabajo:
Equipo Terapeútico, Supervisión y Coordinación, sino también del Acompañante mismo.
Es menester incluir en esta temática la ingerencia que tiene el a.t. ante esta tarea,
preparando a los/las futuros/as profesionales a desplegar herramientas tendientes a
generar el trabajo con otros. Esto tiene su fundamentación en la definición misma del
Acompañamiento Terapéutico como dispositivo, en donde todos y cada uno de los
engranajes son necesarios para que la resultante sea el poder acompañar procesos de
subjetivación en lxs acompañadxs desde un posicionamiento ético.

González Karina Laura, 2020. Página N° 6


Bibliografía:

- Dragotto P. (2012). “Acompañando Acompañantes. Notas acerca de la indicación,


la coordinación y la supervisión en A.T.”. Capítulo 5 en Dragotto y Frank:
“Acompañantes”. Editorial Brujas. Córdoba, Argentina.
- Fernández (2016). “Transferencia y supervisión”. En Costa M., Frank M.L. y
Hernández D. (comp.): “ Acompañamiento Terapéutico. Clínica en las fronteras”.
Brujas. Córdoba, Argentina.
- Frank (2012). “reflexiones sobre el encuadre en el A.T.”. Capítulo 3 en Dragotto y
Frank: “Acompañantes”. Editorial Brujas. Córdoba, Argentina.
- Korin, S. (1978). “Equipos psicoterapéuticos para pacientes críticos”. Revista de
Psicoanálisis. 35(03), pp. 625-64.
- López Ocariz C., Balsamo V. y Peverelli M. (2018). “¡Hagamos la trama!.
Acompañamiento terapéutico, trabajo en equipo y el encuentro interdisciplinario”.
En: Bálsamo V.: Acontecimiento y emancipación”. Lago Editora. Córdoba.

González Karina Laura, 2020. Página N° 7

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